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1.2.

SEGUNDA OLA DEL MOVIMIENTO FEMINISTA:


INTERTEXTUALIDAD
La segunda ola suele situarse cronológicamente a partir del final de la II Guerra Mundial y
constituye una amplificación de algunas ramas que surgieron en la primera ola.
Las estrategias serán más especializadas y diferenciadas y esto tendrá como consecuencia la
vinculación entre feminismo y lenguaje.

Destaca en esta época Le deuxième sexe (1949) cuya traducción, calificada como “la biblia del
feminismo”, tuvo una gran influencia en el feminismo americano. En la obra consagró la famosa
frase “no se nace mujer, se llega a serlo” queriendo defender la idea de que no existen razones de
tipo biológico u ontológico para asumir que la mujer ha de vivir subordinada al varón.

Betty Friedan publicó en 1963 su Feminine Mystique en los Estados Unidos donde comenzaba
exponiendo la presencia entre las mujeres de un “malestar que no tiene nombre” que atribuyó a la
reclusión en el hogar. La traducción de este libro sirvió de ayuda a muchas mujeres de otros países
que vieron en el texto el reflejo de una vida que no les era ajena.

En los Estudios de Traducción también se buscó recuperar del olvido a aquellas mujeres que habían
trabajado como traductoras habitualmente en la sombra: Madame de Stäel, que contribuyó a la
importación de ideas italianas y alemanas en Francia

1.3. LA TERCERA OLA DEL MOVIMIENTO FEMINISTA


A partir de los noventa, el movimiento trata de respetar y potenciar la proliferación de
feminismos. Existe una amalgama viva, contradictoria y energizada que trata de colarse en todos
los espacios, consciente de la estructura diversificada de centros de poder y nunca ajena a las
diferencias culturales, religiosas, políticas e ideológicas, sino en constante contacto con ellas. Las
voces ya no se concentran en un continente, sino que son, cada vez más: ubicuas, diferentes,
consensuadas.

Esta tercera ola ha roto sin lugar a dudas en lo escondido, en los discursos, que lo impregnan todo
y se entremezcla en las múltiples fronteras e intersecciones. Triunfa en las redes locales, en el
ciberespacio internáutico y bloggero y también en los despachos de las grandes instituciones.

Algunos de los acontecimientos que marcaron su comienzo fueron el caso de Anita Hill, una mujer
que denunció por acoso sexual a Clarence Thomas, nominado para el Tribunal Supremo
estadounidense. Thomas negó las acusaciones hasta que finalmente el Senado de Estados Unidos
votó en favor de su inocencia. Como respuesta a este caso, Rebecca Walker escribió un artículo
titulado “I Am the Third Wave” en el que declaró: “I am not a post-feminism feminist. I am the third
wave”. En él comentaba muchos de los asuntos que preocupaban a las mujeres jóvenes y éstas, tras
leerlo, se animaron a tomar el relevo de la generación anterior de feministas.

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