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Iidealismo

En filosofía, Idealismo designa las teorías que —en oposición al Materialismo— sostienen que la
realidad extra mental no es cognoscible tal como es en sí misma, y que el objeto del conocimiento
está preformado o construido por la actividad cognoscitiva.

Principios y variantes

Las distintas variantes de idealismo postulan distintos principios que modelan y conforman
nuestra imagen del mundo de una manera determinada:

la entidad en sí de lo real permanece en principio incognoscible, aunque la reflexión permita


aproximarse asintóticamente a un conocimiento más refinado, en las teorías del idealismo
subjetivo o trascendental.

En el caso de las teorías del idealismo objetivo, esta doctrina epistemológica se complementa con
la teoría metafísica de que el objeto conocido no tiene más realidad que su ser pensado por el
sujeto; mediante la autoconciencia de éste, la verdadera esencia del objeto se devela como la
actividad subjetiva de pensamiento como algo real y no abstracto.

La definición que antecede corresponde, dentro de las escuelas filosóficas, al idealismo alemán y
en concreto a Kant. No obstante Kant es al mismo tiempo materialista, pues contempla la
existencia del mundo exterior, independientemente del hombre, cognoscible para éste, aunque no
en su totalidad; la cosa en sí es para Kant un residuo del idealismo. El objeto del conocimiento es,
y es una perogrullada, conocer, y ello no es una actividad exclusiva del hombre. Esta oposición
formal o académica, que de suyo se comprende, oculta sin embargo la esencia de la filosofía, es
decir, la relación entre el ser y el pensar; dualismo entre ambos o identidad. ¿Es el mundo "real"
como lo muestran nuestros sentidos? o ¿es parte sí, parte no? ¿Puede el hombre conocer la cosa
en sí de Kant; la esencia de la materia?

El idealismo distingue, por lo tanto, entre

el fenómeno (del griego φαινομαι, fainomai, "mostrarse" o "aparecer"), que es el objeto en tanto
que es conocido (como "aparece" frente a los sentidos y la inteligencia),
y el noúmeno (del griego νοεω, noeo, "comprender" o "inteligir"), que es el objeto tal como sería
en sí mismo.

La realidad para el idealismo no consistirá en aquello que está frente al sujeto como algo dado que
existe por si mismo, sino en aquello que está en el sujeto como "un contenido de su conciencia"

Características

Las características principales de este movimiento, resumiendo, son:

No conocemos las cosas tal y como son en sí (noúmeno), sino lo que aparece (percibimos) aquí y
ahora (fenómeno).

El sujeto construye, al menos en parte, el objeto: para Kant el sujeto es activo en el sentido de que
influye en lo conocido a partir de sus estructuras aprióricas y de los procesos que en ellas
descansan.

El conocimiento es independiente de la experiencia, porque los objetos del conocimiento son los
juicios a priori.

Pero al conocimiento sólo se puede llegar a través de la experiencia porque el objeto del
conocimiento son los juicios sintéticos.

Representantes e influencia posterior

Filósofos idealistas fueron:

Immanuel Kant, desarrollador del idealismo alemán;

los neokantianos;
y los precursores de tres variantes del idealismo:

idealismo subjetivo de Johann Gottlieb Fichte,

idealismo objetivo de Friedrich Wilhelm Schelling

idealismo absoluto de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, así como las distintas escuelas hegelianas.

Varias formas de teoría científica (sobre todo el esencialismo de Pierre Duhem, el falsacionismo de
Karl Popper y el constructivismo) son idealistas en distinta manera y grado.

En un sentido radicalmente distinto, se denomina a veces idealismo a la teoría platónica de que las
Ideas (la forma inteligible de las cosas, comparable a la esencia en el sentido aristotélico del
término) existen separadamente de los objetos en un mundo inteligible.

Conclusión

En la historia del transcurso del pensamiento filosófico el idealismo es una variante fundamental
de esa historia. Es la actitud del filósofo que no se conforma con lo que en apariencia, "hay".
Postula mejor una realidad superior inextricablemente ligada a la estructura intrínseca de la
conciencia humana.

No es en modo alguno la actitud espontánea de la existencia individual. Es una actitud a la que


trabajosamente se ha llegado en la historia, y a la que no muchos hombres pueden acceder,
chocando con la dificultad de encontrar en la conciencia, un mediador, entre objeto y sujeto.
DEALISMO. IDEALISTAS.

Expuestas ya las distintas acepciones en que se emplea la palabra «idealismo» (v. i, 1), aquí nos
referiremos a los pensadores que a lo largo de la Historia de la Filosofía han sido calificados como
idealistas; encontraremos que el uso de este término muestra una equivocidad aún más amplia
que la del término idealismo. Analizaremos sucesivamente diversos empleos de la calificación de
idealista.

Idealistas platónicos. Se suelen llamar idealistas a los filósofos que se inspiran en las
concepciones de Platón (v.); éste es considerado así como el primer idealista. Lo central de su
concepción es considerar que lo más irreductible, lo «realmente real», es la idea (eidos),
entendiendo por tal no la entidad psicológica de nuestro esquema mental o concepto subjetivo, ni
tampoco la entidad lógica (es decir, no real) de la estructura ideal de los pensamientos (conceptos,
juicios y raciocinios, en su aspecto objetivo o lógico) sino la esencia (ousía) o forma (morphé) de
cada cosa, es decir, una especie de estructura nuclear de la cosa. Al conjunto de notas comunes a
todos los individuos de un tipo se le confiere una unidad estructural que se interpreta no sólo
como real sino precisamente como lo más real; esto es lo verdaderamente platónico. La esencia
(v.) o idea (v.) es real en un sentido más fuerte y primario que el individuo (v.) mismo.

Hay que observar que si a Platón se le llama idealista en cuanto que lo que toma como máxima
realidad son las ideas, también se le llama realista en cuanto que confiere realidad separada a los
conceptos universales (v.), cosa que no hacen ni los conceptualistas (los universales serían meros
conceptos) ni los nominalistas (los universales serían meros nombres). Esta terminología comenzó
a usarse en la Edad Media, a partir de Boecio (v.), quien plantea el problema de la naturaleza del
universal, problema que luego se convierte en cuestión tópica en las disputas filosóficas
medievales (v. CONCEPTUALISMO; NOMINALISMO).

Suele denominarse idealistas a los filósofos que siguen de algún modo la tradición metafísica
platónica. Ello ocurre, en primer lugar, en el propio pensamiento griego, donde algunos autores
del s. Ii (Cayo, Albino, Numenio de Apamea, etc.) representan una postura crítica de las tendencias
estoicas consideradas como demasiado naturalistas (V. ECLECTICISMO I, 2).

Posteriormente, desde el s. ni ocupa el centro de la filosofía griega, ya en la fase llamada


helenística (v.), la corriente de los neoplatónicos (v.) que, entroncando con el renacimiento
pitagórico del principio de nuestra Era, y con la especulación del judío Filón de Alejandría (v.),
significa una vuelta al platonismo, aunque con una mentalidad calificada como «mística» (que
interpreta como positivas realidades las fuerzas supra-humanas de lo divino) que estaba mucho
menos acentuada en Platón. Plotino (v.), Porfirio, fámblico, Proclo son los neoplatónicos más
relevantes. Pero la tendencia se conecta con el pensamiento cristiano a través de varios escritores
de los s. iv y v: Mario Victorino, Macrobio, Calcidio y por fin Boecio (m. 525).

La denominación de idealista aplicada a Platón y los platónicos encierra una alusión al carácter
excluyente o apriórico que se concede a la realidad inteligible frente a la sensible. En este sentido,
el pensamiento filosófico de los primeros cristianos (v. PATRÍSTICA) y de los primeros siglos
medievales -impregnados de honda preocupación religiosa- es de algún modo platonizante. Pero
el platonismo solía también implicar un monismo (v.) del ser a favor de la realidad inteligible o
espíritu, que resulta postulada como única hasta el punto de que las demás realidades no se
consideran sino como un desarrollo del espíritu. En este respecto, la filosofía medieval,
esencialmente pluralista, partidaria de la ontonomía de los distintos niveles de ser, se va volviendo
anti-idealista a partir sobre todo del s. xii. Así, desde Roscelino (v.) empiezan a aumentar los
enemigos del realismo platónico de los universales; y con la irrupción del aristotelismo árabe se
confirma la voluntad medieval de poner el centro de la realidad en el individuo (y no en el
universal).

La filosofía moderna es, en la acepción platónica, fundamentalmente anti-idealista. Desde el s.


XVII hay una subjetivización progresiva - a partir de Descartes- que en el momento de Kant llega a
sustituir el correlato óptico de lo universal por un apriori trascendental; en definitiva, se trata de
una interpretación que deja de atribuir realidad óptica a los universales, es decir, una
interpretación antiplatónica.

Finalmente, desde los últimos años del s. xix, Platón reaparece, con distintos motivos, en la
filosofía actual, pero en muchos casos, más que una vuelta a la metafísica platónica, lo que hay es
una vuelta al realismo (v.) gnoseológico, superando la actitud idealista del s. xix que luego
examinaremos y que sólo en algunos aspectos se parece a la platónica. Es lo que ocurre con el
método de la fenomenología (v.) que quiere alcanzar, poniendo «entre paréntesis» lo fáctico, el
nivel de las esencias; y aunque Husserl rechaza como absurda la hipostización platónica de las
ideas, al considerar a éstas como dotadas de objetividad, el sistema husserliano es una cierta
aproximación a Platón. Lo mismo acontece en la concepción filosófica de Whitehead (v.), en cuya
noción de «objeto eterno» hay sin duda una cierta semejanza con la noción platónica de idea.
También en Hartmann (v.), a pesar de su radical aristotelismo, podemos encontrar una atención
decidida por el platonismo en su interés por el ser ideal, sobre el cual desarrolló una amplia teoría.

Idealistas empíricos. En un sentido antagónico del platónico se llama también idealista (y ello
es una excepción al rasgo dominante, que hemos señalado, de la filosofía moderna) a Berkeley
(v.). Este continúa la tesis lockiana que rechaza las ideas innatas y establece que todo viene de la
experiencia (v.), pero llega más lejos que Locke (v.) y sobre todo alcanza una conclusión metafísica
muy distinta. Para Berkeley no son -como para Locke- las cualidades (v.) secundarias (sonidos,
colores, gustos, etc.) las únicas que no tienen realidad, sino que para el pensador irlandés
tampoco las cualidades primarias (solidez, extensión, figura, etc.) tienen realidad en el sentido de
una exterioridad autónoma; es decir, lo que existe propiamente es el espíritu humano y en último
término Dios. Si en Locke el resultado metafísico es un mecanicismo de las ideas que son en el
fondo nada más que percepciones (v.), en Berkeley el resultado es un espiritualismo; por ello, a
este autor se le califica de idealista sensualista, de acuerdo con su enunciado central: «ser es
percibir y ser percibido».

En esta misma línea hay que situar algunas corrientes del s. xix -como el empiriocriticismo de R.
Avenarius, el sensacionismo de E. Mach y las llamadas filosofías de la inmanencia gnoseológica
(Schubert-Soldern)- que empiezan por seguir el mismo camino que Berkeley de centrar todo en la
percepción y en la propia conciencia, aunque sin llegar a la afirmación ontológica del espíritu.

Idealistas modernos. Descartes y Kant. En un tercer sentido, que sólo coincide parcialmente
con el anterior y que es antagónico del sentido platónico, se habla de idealistas modernos. En esta
acepción, se consideran idealistas a Descartes (v.) y los filósofos del racionalismo (v.) continental,
en cuanto que todos ellos entienden el ser como «dado a partir de la conciencia»; Descartes es, en
esta línea de prioridad de lo subjetivo, el primero de los idealistas modernos (recuérdese, en
cambio, que, platónicamente, es anti-idealista).

Al final del s. XVIII, Kant da un paso decisivo en esta línea idealista, entendiendo de un modo
nuevo la concepción que puede llamarse subjetivista. En Kant (v.) no encontramos ya ni el i.
psicológico de Descartes, ni el i. espiritualista de Berkeley, sino un i. trascendental que funda el
conocimiento no en lo dado a nosotros sino en lo puesto por nosotros. Eso «puesto por nosotros»
es lo apriori, que es el esquema constituido por las condiciones de posibilidad del conocimiento.
Dicho esquema . apriori es el que configura al objeto al hacerlo objeto de conocimiento, y no ha de
entenderse como correspondiente a cada sujeto individual o psicológico sino correlativo al sujeto
en general, que es lo que se denomina sujeto trascendental. Sin embargo, el i. kantiano conserva
un residuo de realismo metafísico, en cuanto habla, aunque sólo sea en un nivel meramente
hipotético, de la «cosa en sí» que no podemos propiamente conocer teóricamente.

Idealistas absolutos alemanes. Precisamente es después de Kant cuando se desencadena la


corriente filosófica que con más propiedad se denomina idealista, constituida por los pensadores
del llamado i. alemán. Es en primer lugar Fichte (v.) que, no queriendo detenerse en la
incognoscibilidad kantiana de la «cosa en sí», cree encontrar el fundamento de toda experiencia
en la propia conciencia o Yo (v.), pero entendida como un continuo dinamismo, como el
permanente hacerse de un espíritu o voluntad que no se agota. Schelling (v.), cuyo pensamiento
pasa por una serie de momentos muy distintos, en último término funda su concepción de la
filosofía como visión de un Absoluto indiferente a la Naturaleza y al Espíritu, en una intuición
intelectual cuya forma más perfecta resulta ser la creación artística. Pero el más profundo de los
idealistas es Hegel (v.), a quien puede denominarse idealista absoluto o idealista metafísico,
porque identifica racionalidad y realidad de un modo inédito hasta entonces; para él lo Absoluto
no se alcanza ni por la voluntad ni por el sentimiento sino por el «esfuerzo del concepto», en cuya
tensión se alcanza la realidad, que no es lo abstracto separado, sino lo concreto que deviene. La
prioridad del devenir que abarca los momentos del proceso, constituyendo una totalidad en la que
la verdad no está al principio sino al final, como resultado, es lo que se llama dialéctica (v.). Hay
que advertir que aunque a los filósofos de esta línea se les llama con absoluta unanimidad
idealistas, en verdad son ideal-realistas o real-idealistas, en cuanto que huyen de todo
exclusivismo sea del Yo o del No-Yo.

En el pensamiento contemporáneo, y desde el último cuarto del s. xix, se advierten una serie
de tendencias filosóficas distintas, que deben calificarse de idealistas, porque revelan, de modo
más o menos próximo, resonancias del i. kantiano y hegeliano. Suele decirse que el tono
dominante de la filosofía contemporánea es realista, como si el acento idealista hubiera
desaparecido de nuestro horizonte de pensamiento; esto no es, sin embargo, exacto, porque el
ideal-realismo hegeliano continúa siendo un importante condicionante de toda la filosofía actual;
lo que sí puede advertirse en el panorama de hoy es una bastante generalizada superación de las
actitudes subjetivistas, superación que unas veces conduce a afirmaciones ontológicas (tendencias
realistas y fenomenológicas) y otras a meras fundamentaciones lógicas del conocimiento y la
experiencia (filosofías analíticas y estructuralistas). Queriendo ser a la vez realistas y lógico-
científicas, las corrientes dialécticas de tradición marxista explican el hombre desde la ciencia de la
sociedad y de la historia.

Además de los propiamente kantianos (v.) y hegelianos (v.), en concreto hay que considerar
idealistas en primer lugar a los filósofos que podemos llamar criticistas, denominados por algunos
historiadores neocriticistas y que son en el fondo neokantianos (esta denominación suele
reservarse-para un determinado grupo de criticistas, los de las Escuelas de Baden y Marburgo).
También hay que incluir entre los idealistas a una serie de corrientes derivadas de Hegel que se
dan en Inglaterra, Italia y otros países.

El criticismo arranca de la publicación en Alemania en 1865 del libro de Otto Liebmann (m.
1912) Kant y sus epígonos, que propugnaba la vuelta a Kant. Se continúa en la Escuela de
Marburgo, con Hermann Cohen (m. 1918) y Paul Natorp (v.; m. 1924); estos pensadores extreman
la dimensión lógico-objetiva del conocimiento, pero se trata de una objetividad no empírica ni
natural, sino eidética, con lo que nos encontramos con un peculiar acercamiento a Platón.
Paralelamente, la Escuela de Baden, con Wilhelm Windelband (m. 1915) y Henrich Rickert (m.
1936), desarrolla también la investigación sobre la validez de nuestros conocimientos
independientemente de lo empírico y psicológico, pero ahora dirigiéndose no al campo de las
ciencias físicas, sino al de la historia y la cultura; la fundamentación de los conocimientos es
realizada desde la admisión de una autonomía de los valores (teóricos, éticos y estéticos). A esta
filosofía, continuada luego por Bruno Bauch (m. 1942), se le llama generalmente «filosofía de los
valores», aunque el valor (v.) y la teorización sobre él, la axiología (v.), interesan a otras muchas
tendencias de la filosofía contemporánea y ha interesado especialmente a Scheler (v.), que
pertenece más a la línea de la fenomenología. Hay que añadir que los autores de la «filosofía de
los valores», dada su atención preferente por el conocimiento histórico y su fundamentación,
están en relación con los denominados historicistas como Dilthey y Simmel (v. HISTORICISMO).
Prolongando los intereses de las escuelas neokantianas, Ernst Cassirer (m. 1945) considera que en
el conocimiento científico se dan conceptos-límite que tienen una función indispensable para
configurar la realidad; en el campo de lo cultural, Cassirer estudia la esencia de las formas del arte,
el lenguaje, la religión, etc., afirmando que su fundamento está en ser no representación de algo
exterior, sino expresión -en el modo del símbolode un espíritu que permanentemente se
determina a sí mismo.

Paralelamente, se da en Francia un movimiento criticista al que pertenecen Charles Renouvier


(m. 1903), que continuando el pensamiento de Kant elimina la cosa en sí, reduce toda realidad a
representación y funda todo el mundo objetivo en la categoría de relación, y en parte Léon
Brunschvicg (m. 1944), que también puede ser clasificado como historicista. En Inglaterra pueden
mencionarse como criticistas derivados de Kant a Robert Adamson (m. 1902) y a Shadworth H.
Hodgson (m. 1912). En España, son kantianos José Ma Rey Heredia (m. 1861), Matías Nieto
Serrano (m. 1902) y sobre todo el cubano José del Perojo y Figueras (m. 1908).

Idealistas hegelianos. En estas corrientes filosóficas del s. xix y xx que acabamos de mencionar,
la palabra «idealista» que las califica indica que se trata de teorías gnoseológicas que de uno u
otro modo hacen depender el objeto del sujeto. A continuación nos referimos a las concepciones
idealistas en sentido hegeliano, es decir, que explican lo finito como un desarrollo de lo infinito, y
que se dan en la época contemporánea en Italia, Inglaterra y Norteamérica.
El idealismo anglonorteamericao, que comienza con el bostoniano Ralph Waldo Emerson (v.;
m. 1882) y el inglés Thomas Hill Green (m. 1882), tiene su principal representante en Francis
Herbert Bradley (m. 1924), para quien el mundo externo es pura apariencia y está cruzado de
contradicciones, de tal manera que la intrínseca irracionalidad de lo finito nos exige el salto a lo
Infinito; se trata, pues, de una conclusión antagónica de la identidad hegeliana de realidad-
racionalidad. Una línea de filósofos ingleses ha continuado la reflexión de Bradley: Alfred E. Taylor
(m. 1945), el estudioso de Platón, Bernardo Bosanquet (m. 1923), autor de una conocida Historia
de la Estética, y John Me Taggart (m. 1925), que modifica notablemente las nociones hegelianas
de dialéctica y de Absoluto. En América, el idealista más importante es Josias Royce (m. 1916), en
cuyo libro central, El mundo y el individuo, la totalidad del mundo aparece como un individuo, y
coincide con Dios mismo.

El idealismo italiano se inicia con Augusto Vera (m. 1885) y Bertrán Spaventa (m. 1883), que
propugna una vuelta al hegelianismo, y alcanza verdadera originalidad en dos autores casi
contemporáneos y especulativamente paralelos, a pesar de sus divergentes posturas políticas:
Giovanni Gentile (v.; m. 1944), importante colaborador del régimen fascista en materia de
educación y cultura, que aplica el método dialéctico no a lo pensado sino al sujeto pensante,
siendo el acto del pensamiento lo verdaderamente creador e infinito, del cual todo lo demás es un
desarrollo; y Benedetto Croce (v.; m. 1952), decidido enemigo del régimen mussoliniano, y que
asume la concepción hegeliana acentuando la prioridad del devenir y de lo histórico hasta el punto
de que la única realidad es la historia entendida como actuación libre de la razón; fue él el que
aplicó fundamentalmente el i. al campo de la Estética y de la Lingüística (v. II).

En España deben calificarse de idealistas el grupo de los krausistas (v. KRAUSISMO) y también
una serie de autores de acusada influencia hegeliana, de los cuales los más destacables son José
Contero Ramírez (m. 1857), Benítez de Lugo y Fabié Escudero; también pueden citarse Emilio
Castelar (v.; m. 1899) y Francisco Pi y Margall (m. 1901). En Hispanoamérica, el i. tiene muy escasa
difusión, excepto en el caso del krausismo.

La fenomenología. Antes de terminar las consideraciones sobre esta tercera acepción de la


calificación de idealistas, hay que observar que también se habla de «idealismo fenomenológico»
para designar el método de la fenomenología (v.); ciertamente ésta continúa la pretensión
kantiana de fundar todo el pensar a partir del «yo puro», pero adviértase que aquí no se cae en
ningún subjetivismo gnoseológico, y mucho menos psicológico.

Otras acepciones. Una cuarta acepción sería la que usa K. Marx (v.) cuando llama filosofía
«idealista» a la que centrándose todavía en la realidad de la conciencia y del espíritu -como hace
Hegel- desconoce la, según Marx, verdadera génesis de la realidad, que procedería únicamente de
las determinaciones materiales constituyentes del devenir histórico-social. Ya en La ideología
alemana, que Marx escribió en colaboración con Engels, hay múltiples ocasiones en que la palabra
idealista es utilizada para aludir a una actitud o a un modo de pensar que él considera abstractos y
por ello incapaces de operar la menor transformación del mundo. En realidad, toda filosofía, en el
sentido clásico de una disciplina científica fundamentalmente teórica, es rechazada por Marx
como idealista; es lo que explica con claridad F. Engels (v.) en L. Feuerbach y el fin de la filosofía
clásica alemana. Los autores de tradición marxista siguen todavía empleando el término
«idealista» en el mismo sentido peyorativo.

Finalmente, anotemos una última acepción, popular, de «idealista» en relación con lo que
habitualmente se denominan ideales. Así suele llamarse idealista a la postura vertebrada por una
fuerte tensión hacia un futuro mejor, hacia el que deben dirigirse todas las acciones del hombre. El
i. en este sentido es de carácter ético, y tiene relación con lo que la sociología del conocimiento
estudia hoy como «utopía» (v.). Antagónico de idealista es aquí realista, actitud que se centra en la
dimensión positiva de «atenerse a los hechos»; pero la expresión «demasiado realista» tiene un
matiz peyorativo, porque alude a una cierta falta de ideales.

Idealismo

Definición

Fue Leibniz quien empleó el término idealista al referirse a Platón y a otros autores para quienes la
realidad es la forma o la idea.

Estos autores idealistas o formalistas sostienen doctrinas diferentes de las ya propuestas por otros
autores, como, por ejemplo, Epicuro , calificado de materialista.

La filosofía idealista de la época moderna se funda igualmente en las ideas, aunque el significado
moderno de la idea no siempre es igual al del platonismo, pero no podemos separarlo de su
sentido antiguo.

Leibnitz001

Leibniz.

Algunos autores consideran que es un error atribuir a Platón la paternidad del idealismo, ya que
aunque en Platón hay una teoría de las ideas, es un idealismo exageradamente realista. El
idealismo como doctrina se contrapone al realismo y reduce lo que podemos percibir por medio
de los sentidos y que es accesible al mero pensamiento, ya que para esta corriente lo que aún no
puede verse, puede ser comprendido. "El idealismo pretende reducir el mundo a una actividad del
espíritu... pretende identificar lo real con lo racional, el objeto con el sujeto o conciencia".
Representantes

Platón

Nació en Atenas en 429 a.C., de familia noble, perteneciente a la más alta aristocracia. Su nombre
propio era aristocles. Recibió una excelente educación, como correspondía a su alta categoría
social. También estudió matemáticas y música, cultivó igualmente la poesía. Recibió sus primeras
lecciones de Cratilo y luego de Sócrates. Su método filosófico es la dialéctica. Murió al cumplir 82
años, en el 347 a.C., siendo enterrado en el jardín de la Academia.

Obras

"Los Diálogos" "Critón" "Fedón" "Fedro" "Gorgias" "El Banquete" "La República" entre muchas
otras.

Pensamiento

Platón toma el método de Sócrates, complementándolo muy pronto en doble sentido. Para Platón
"sobre las cosas nacientes y perecederas tenemos conocimiento sensible, opinión; de lo que es, de
la realidad consistente, podemos alcanzar conocimiento inteligible, ciencia. En el área de la ciencia
hay dos grados de conocimiento: El razonamiento o razón, que tiene por objeto los seres
matemáticos, los números que, aunque universales, se concretan y realizan en los seres
particulares, y el conocimiento filosófico o inteligencia, que mediante la dialéctica, asciende a la
contemplación intuitiva de las ideas, es decir, de las esencias absolutas o realidades
incondicionadas".

En realidad, resulta bastante difícil explicar el pensamiento de Platón de acuerdo al concepto


común de filosofía. Platón busca dar respuesta a un gran conjunto de problemas que ya venían
siendo planteados desde los presocráticos, pero que al ser iluminados con su genio adquieren un
sentido nuevo y más profundo.
Platon_image010

Para él la filosofía es una empresa en la cual entra en juego el destino último del hombre, ligada
con la virtud. Platón "propende más bien a afirmar que el hombre puede conocer
verdaderamente, y trata ante todo de averiguar cuál sea el objeto genuino del conocimiento".

Platón heredó de Sócrates, su maestro, la convicción de que es posible el conocimiento,


entendiendo éste como un conocimiento objetivo y universalmente válido. En su obra "El Teeteto"
el método de Platón consiste en procurar dialécticamente una clara exposición de la teoría del
conocimiento.

Sin duda alguna todo el pensamiento de Platón, al igual que toda su vida, gira en torno a un fuerte
esfuerzo, hacia lo absoluto y trascendente. "Para Platón el objeto del verdadero conocimiento ha
de ser estable y permanente, fijo, susceptible de definición clara y científica".

René Descartes

Pensamiento

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René Descartes.

Es obvio que el objetivo fundamental de Descartes fue el logro de la verdad filosófica mediante el
uso de la razón . Se interesó por la elaboración de un método, ya que para él no basta con tener
talento, sino que hay que aprender a emplearlo bien.

Descartes, en su filosofía, siempre trató de excluir las impresiones y el conocimiento por sentidos,
ya que, según él, para llegar a una verdad es indispensable alejarse totalmente de los sentidos y
recluirse únicamente en su interioridad intelectual para así, por medio de la razón, llegar a una
verdad y preservarse de error.

Al buscar la verdad se queda únicamente con la razón, ya que esta funciona desligada de todo el
mundo de la experiencia, partiendo de manera rigurosa de ideas claras y distintas. Parte de la idea
para llegar a la realidad.
Para Descartes existen tres clases de ideas y elige de entre ellas una que le dé más seguridad al
filosofar, para que sea fundamento sólido y tomarla como punto de partida de su deducción:

Las ideas adquiridas provienen de la experiencia sensible de la enseñanza o el trato con los demás.
"Descartes niega que los sentidos conozcan ni la validez de los conocimientos, pero prescinde de
ellos, porque no les considera absolutamente seguros ni ciertos".

Ideas artificiales o elaboradas por nosotros mismos, por medio de la imaginación.

Ideas naturales o innatas, que no provienen de los sentidos ni han sido elaborados por nosotros,
sino que provienen de Dios. Éste las infunde directamente en nuestro entendimiento. "Son
evidentes, intuitivas... y verdaderas, porque proceden de Dios y están garantizadas por su verdad".

La intuición es una percepción directa de las ideas que excluye toda duda y error. La intuición hace
presentes las ideas a la inteligencia, y ésta intuye directamente a sí misma y a sus propias ideas.

Nicolás Malebranche

Pensamiento

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Malebranche.

Es cartesiano en el orden expositivo del sistema. Para él tampoco las ideas proceden de los
objetos, ni son producidas por el sujeto. Un espíritu finito jamás puede ser sujeto de ideas
infinitas: "todas nuestras ideas claras están en Dios, en cuanto su realidad inteligible". El único que
goza de una perfección no inferior a la inmutabilidad, necesidad, eternidad e infinitud de las ideas
es Dios. Para él, Dios es quien hace que la persona conozca las cosas inaccesibles.

Godofredo Guillermo Leibniz

Pensamiento
Define la sustancia como todo centro de fuerza, de energía y de actividad. Para él las sustancias
son infinitas y conforman la estructura metafísica de los seres, las cuales él llama " Mónadas ": "La
mónada no tiene partes, no posee extensión, figura ni divisibilidad. Una cosa no posee figura a
menos que sea extensa, ni puede ser divisible a menos que posea extensión. Pero una cosa simple
no puede ser extensa, puesto que simplicidad y extensión son incompatibles".

Las mónadas son los principios constitutivos de las cosas. "La monadología permite resolver para
Leibniz los problemas de las ideas innatas, que fueron determinantes para la especulación
filosófica de siglo". De hecho, acepta el empirismo el cual sostiene que nada hay en el
entendimiento que no haya pasado por los sentidos, y esto rige para todo, menos para el mismo
intelecto.

kant2

Kant.

Emmanuel Kant

Pensamiento

Dice que "nuestro conocimiento deriva en el espíritu de dos fuentes fundamentales: la primera es
la receptividad de las impresiones; la segunda, la facultad de reconocer un objeto por medio de
estas representaciones".

El pensamiento, entonces, resulta de la conjunción de ambas facultades. Intuición y concepto


conforman todos los elementos de nuestro conocimiento. La idea kantiana es la posibilidad de la
existencia que determina el uso del entendimiento en el conjunto de la experiencia completa.

Juan Teófilo Fichte

Nació en Rammennau en 1762, y murió en Berlín en 1814. De padres proletarios. Estudió en la


Universidad de Jena, de la que llegó a ser profesor, teniendo por colegas a Schelling y Hegel.
Acusado de ateísmo, fue destituido de su cátedra; marchó a Berlín donde se dedicó a la enseñanza
privada y cultivó relaciones con los románticos, allí mismo muere de tifus, contagiado por su
esposa.

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Fichte.

Obras

"Ensayos de una crítica de toda revelación", "Fundamentos de la doctrina de la ciencia",


"Fundamentos del derecho natural según los principios de la doctrina de la ciencia", "Sistema de
filosofía moral según los principios de la doctrina de la ciencia", "Sobre el fundamento de nuestra
fe en un gobierno divino del mundo", "El destino del hombre", "El estado comercial cerrado",
"Discurso a la nación alemana", entre otras.

Pensamiento

Para Fichte el idealismo es toda filosofía que parte de una reflexión sobre la realidad, aunque
estrictamente hablando, idealismo es el sistema que niega la existencia de las cosas fuera del
pensamiento. Es con él con quien irrumpe el idealismo en la filosofía alemana, al exaltar el yo
humano rompe las barreras del racionalismo crítico.

"Sostiene que el principio de la realidad es el yo, el cual construye la parte formal y material de
conocimiento. Todo lo que se le ponga al yo es creado por el yo. La realidad es deducible del yo".

Para Fichte lo real es el producto de la actividad subjetiva y el ser está fundado en la inteligencia:
"el primer principio de la filosofía es precisamente este yo puro o trascendental".

Federico Guillermo José Schelling

Nació en Leonberg en 1775 y murió en Bad-Ragaz en 1854. Es una de las figuras de primer fila del
idealismo alemán. Estudió con Hegel y Hölderling en el Seminario Protestante de Tubinga.

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Schelling.
Obras

"Ideas para una filosofía de la naturaleza", "Tratados sobre el alma del mundo", "El primer
bosquejo de un sistema de filosofía de la naturaleza", "Filosofía y religión", "Sistema del idealismo
trascendental".

Pensamiento

Schelling es quien da el paso del idealismo subjetivo al objetivo, acentúa ya la idea del absoluto.
Para él "el sistema completo de la ciencia parte del yo absoluto". Propiamente, la inteligencia sólo
capta lo inteligible.

Para él, no caben más que dos filosofías: dogmatismo, que admite las cosas en sí; y el idealismo,
que sólo admite contenidos de conciencia.

Jorge Guillermo Federico Hegel

Nació en Stuttgart en 1770, de familia protestante y acomodada. Sus primeros estudios los hizo en
el Gimnasio de su ciudad natal. Después estudió filosofía y telogía en Tubinga. De 1783 a 1800 fue
profesor privado (privatdozent), primero en Berna, con una familia aristocrática, y más tarde en
Francfort del Main. También fue redactor de un periódico de Bamberg, y más tarde rector del
Gimnasio de Nuremberg. En 1816 fue nombrado profesor de Heidelberg, y en 1818 llamado por la
Universidad de Berlín, donde muere en 1831.

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Hegel.

Obras

Sus principales obras son: "Fenomenología del Espíritu" (1807), "Ciencia de la Lógica" (1812-1816),
"Enciclopedia de las ciencias filosóficas" (1817), "Rasgos fundamentales de la filosofía del derecho"
(1820). Deben ser también recordados, entre los cursos publicados por sus discípulos: "Filosofía de
la historia universal", "Filosofía de la religión", "Historia de la Filosofía" .

Pensamiento

En Hegel la filosofía es ciencia del hombre sobre el absoluto mismo. "Pensar es distinto de
conocer. Conocer es conocer lo que las cosas son; tiene un momento esencial que se refiere a las
cosas... ". Hegel distingue la mera información (historia) y el conocimiento conceptual, en el cual
yo tengo los conceptos de las cosas (esto serían las ciencias en las que hay un efectivo saber). Pero
hace falta un saber absoluto.

la dialéctica del espíritu según Hegel, atraviesa una serie de estadios antes de llegar al saber
absoluto. Para él el sujeto es un espíritu que se sabe a sí mismo.

La filosofía del espíritu sigue al " Ser en sí " (Idea), que ha retornado de su Ser otro a través de las
etapas del Espíritu Subjetivo, Objetivo y Absoluto. El sistema representa el autodesenvolvimiento
de el Espíritu Absoluto hasta su realización en la totalidad de la realidad, mediante un proceso
dialéctico de tesis, antítesis y síntesis.

Clases de idealismo

1. Idealismo Absoluto

Lo que la teoría de la ciencia pretende hacer es desarrollar el sistema de las formas necesarias de
representar y conocer, queriendo ser así, una filosofía primera u ontología fundamental. A eso era
lo que en definitiva quería llegar Kant, con su deducción trascendental de los conceptos puros del
entendimiento.

En cierta forma Fichte se ubica en ese punto del pensamiento de Kant, que de hecho quiere
completar, "ya que a su juicio Kant se ha quedado a medio camino". Según Kant, Fichte, ha
tomado las categorías de la experiencia, y que de ninguna manera podrá demostrar que dichas
categorías forman "el sistema de las formas necesarias del obrar" y que son únicamente manera
de inteligencia pura. Lo que expresa Fichte es algo exacto.
En Fichte el espíritu lo es todo. Nos encontramos así con la premisa fundamental del idealismo
absoluto, una definida filosofía del espíritu: "Lo absoluto es la idea universal y única que, juzgando
y discerniendo, se especifica en el sistema de las ideas particulares". Idealismo Absoluto es pensar,
ser y verdad, todo es parecido con el espíritu. En Hegel este idealismo es expuesto diciendo que
todo proviene de la Idea y de su devenir.

2. Idealismo Subjetivo

El punto de partida lo constituye el Idealismo de Kant; pero es el Kant de la Razón Práctica el que
se revela a Fichte como el verdadero Kant. No le interesa a Fichte el ser y el cosmos, ya que Kant
vio en el hombre el valor absoluto. El hombre lo es todo. El YO de Fichte es la fuente originaria de
todo ser cósmico. El Idealismo de Kant era un idealismo crítico, para Fichte era trazar unas
fronteras para el YO cognoscitivo y volitivo donde no hay límites; por esto llamamos subjetivo a
este idealismo que reduce al sujeto todas y cada una de las cosas, que lo es todo.

Kant vio en el hombre un valor absoluto, pero para él habría algo más que el hombre, ahora el
hombre lo es todo. "El Yo de Fichte es la fuente originaria de todo el ser cósmico".

3. Idealismo Objetivo

Schelling descubre tras el ser, el espíritu, como auténtico ser y fuente del devenir. Pero siendo
este espíritu independiente de nuestro "Yo". Es de esta forma que llegamos al idealismo objetivo,
expuesto principalmente por Schelling.

Schelling partió del yo infinito de Fichte y de la sustancia Spinociana para armonizarlos con su yo
Absoluto, dando origen al principio de infinitud objetiva. La proposición de la cual parte toda
ciencia es: "Yo soy yo". No hay sujeto sin objeto ni objeto sin sujeto y su enlace es la
representación, pues el yo absoluto debe ser pensado. El papel principal de la filosofía es resolver
el problema de la existencia del mundo, y este sólo se resuelve teniendo en cuenta la identidad
entre sujeto y objeto cuya distinción debe trascender el absoluto.

4. Idealismo Trascendental
En el apriorismo de la forma vio Kant el carácter revolucionario de su filosofía. Hasta ahora se
admitió que todo nuestro conocimiento tenía que regirse por los objetos; Kant invierte los
términos estableciendo que los objetos se han de regir por nuestro conocimiento. Esto es lo que
en Kant se conoce como su giro copernicano.

Además de fundar la matemática como ciencia, la Estética trascendental tiene otra consecuencia
importantísima para Kant: «hemos probado suficientemente que todo lo que es intuido en el
espacio o en el tiempo, esto es, todos los objetos de una experiencia posible para nosotros, no es
otra cosa que fenómenos, es decir, simples representaciones que (...) no tienen fuera de nuestro
pensamiento existencia fundada en sí» (Cfr. Crítica del Juicio).

Lo que quiere decir Kant es lo siguiente: sólo podemos conocer las cosas en la medida en que
están sometidas a las formas de nuestra sensibilidad, y puesto que el espacio y el tiempo no son
propiedades reales de las cosas sino algo puesto por el sujeto, es evidente que no podemos
conocer jamás las cosas tal como son en sí mismas, sino sólo las cosas tal como nos aparecen. A lo
que aparece al sujeto, Kant la llama "fenómeno", y a la cosa en sí, "noúmeno". Usando esta
terminología, podemos resumir lo que venimos diciendo: no podemos conocer el noúmeno, sino
sólo los fenómenos. Las cosas en sí, precisamente porque son en sí y no en nosotros, son
incognoscibles.

A esta doctrina, según la cual conocemos todos los fenómenos como simples representaciones y
no como cosas en sí mismas, Kant le da el nombre de "idealismo trascendental".

Actualidad del pensamiento

Hoy el idealismo está muy desvirtuado, porque con el avance de las ciencias y de la técnica en
general, gana mucho más terreno lo que pueda demostrarse, lo tangible y matemático, incluso se
utiliza el término idealista de manera peyorativa, dándole una connotación de lo que es ilógico, e
imposible de realizarse.

El idealismo como un método científico es muy cuestionado en la actualidad, porque éste admite
que lo que no puede verse puede ser comprendido; pero para el hombre de hoy lo que rige es "ver
para creer", "ver para entender".

La idea sigue siendo una parte muy importante dentro de todas las ciencias, que es aceptada y
colocada como importante, incluso fundamental, el problema radica en cómo pasar esas ideas a
sustancias tangibles, cómo objetivarlas sin pasar al materialismo.
El idealismo contempla que el materialismo reduce el conocimiento, negando la parte espiritual,
intangible; para el materialismo el idealismo es un conocimiento etéreo, abstracto, difícil o
imposible de objetivar.

Siguen existiendo disciplinas filosóficas, científicas, sociales y religiosas que fundan su


conocimiento en el idealismo, el mundo teórico de estadísticas, consultas y especulaciones, éstas
disciplinas son cada vez menos válidas y más cuestionadas e ignoradas.

Podría decirse que el idealismo es sólo un referente, una meta proyectativa, pero no un medio
concreto de conocimiento y verdad. Hacia el idealismo apunta el hombre de hoy, pero sabiendo la
imposibilidad de llegar hasta éste, cifra su verdad en el realismo u otros métodos empiristas o
materialistas.

Ciertamente nuestro mundo no es idealista, si bien no se desconoce en absoluto, hay que admitir
que no es la vía de conocimiento que satisface las expectativas y búsquedas del hombre actual.

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