AUTORES:
Introducción
Este trabajo tiene como objetivo ubicar los antecedentes, desarrollos e implicancias
interés reside en la consideración del diagnóstico por estructuras y del concepto de suplencia
desarrollado por Lacan. Este objetivo responde al propósito de realizar una aproximación a las
orienta por la hipótesis que supone que el diagnóstico en psicoanálisis supone la solidaridad
sucintamente a los desarrollos teóricos fundamentales sobre los mismos para, finalmente, situar
en la conferencia sobre “El sentido de los síntomas”, Freud se encuentra con el problema de los
síntomas típicos de las neurosis, síntomas que no logra reconducir al vivenciar singular del
paciente. Los sitúa en relación con un “vivenciar típico, común a todos los hombres” (Freud,
1917, p. 248). Es así que, si bien Freud no habla de estructura, puede leerse cierta intuición
freudiana en distintos modos de nombrarla, así como una innegable inquietud a la hora de
intervenir en relación con estos síntomas típicos. En ese mismo año, en la Conferencia N° 26:
“Teoría de la libido y el narcisismo” (Freud, 1917), Freud ubica su nosografía y distingue entre
1
los cuadros clínicos que se comprenden en las neurosis y en las psicosis. Más adelante,
fenómenos de pérdida de la realidad característicos de las psicosis (Freud, 1924). Lacan mismo
reconoce ese origen en Freud. En el Seminario 3 en relación con las psicosis y respecto del
concepto de estructura, Lacan las califica de freudianas. Es también en ese “Seminario” que
estructura y el de significante. La estructura deviene así un concepto central que delimita una
nosología –Neurosis, Psicosis y Perversión-, recorta cierta posición del sujeto en relación con
especifica la dirección de la cura. El eje de esta distinción estructural es la función paterna, que
Lacan conceptualiza a la altura del “Seminario 3” como Nombre del Padre. La forclusión ó
behajung de este significante, así como sus accidentes (Lacan, 1956-1957, p. 401), establecen
A la altura del “Seminario 5”, Lacan define la función paterna al articularla al Complejo
ausencia del padre en la realidad, para centrarse en la presencia o ausencia del padre en el
Complejo. Se ordenan Neurosis, Psicosis y Perversión en relación con la función del padre.
Según Miller, este recorte que Lacan realiza al centrar su clínica en torno a la noción de
estructura, se explica como un intento por conciliar el psicoanálisis con el discurso de la ciencia.
Sostiene que este intento “condujo a Lacan a tomar sus primeros conceptos de la lingüística
Podemos situar un antecedente del concepto de suplencia en Freud, en una carta que
dirige a Weiss en el año 1924. Esta carta es una respuesta al pedido de supervisión de un caso
2
en el que un paciente, el Señor G, desarrolló una paranoia a partir de las intervenciones de
carta: “Estimado Señor Doctor: El 4 de febrero recibí una larga carta certificada del señor G,
que no deja dudas sobre el diagnóstico de “paranoia querulante” (…). Puede preguntarse
desprenderse del médico (…) o bien usted tuvo la mala suerte de tropezar con un paranoico
1979). La homosexualidad parece constituirse en este caso en la afección menos grave, que
detenía el desarrollo de una paranoia “latente”. El concepto de suplencia tal como Lacan lo
formaliza en el “Seminario 23”, podría tener, entonces, sus antecedentes más tempranos en la
obra de Freud.
En relación con los antecedentes del concepto en la obra de Lacan, localizamos aquellos
articulado con los 3 registros y adquiere el estatuto de lo que viene al lugar de aquello que no
hay.
En el Seminario sobre Las Psicosis, Lacan toma de Helene Deutsch el mecanismo del
como si, que reformula en términos de la lógica de los 3 registros: la compensación imaginaria
del Edipo ausente. Lo sitúa como un modo particular de la psicosis que permite estabilizar la
estructura en ausencia del significante del nombre del padre: un elemento imaginario que viene
En el “Seminario 4”, cuando Lacan analiza la fobia de Juanito, introduce la idea del
síntoma fóbico como algo que viene a suplir la falla a nivel del padre real, que se empecina en
no sostener la función simbólica del padre, “su función de padre castrador” (Lacan 1956-1957,
p. 367). Se trata de lo que Lacan establece como la resistencia del padre real a jugar
3
verdaderamente el juego. Distingue así diversas funciones del padre en relación con las tres
formas de la falta.
Lacan vuelve sobre las Psicosis e introduce otro modo de suplir la ausencia del Nombre del
elemento simbólico viene al lugar del padre simbólico que está forcluído. Se puede afirmar
entonces que, ya muy tempranamente, en los primeros años de su enseñanza, los tres registros
permiten dar cuenta de distintos modos en que se estabilizan las estructuras y que las relaciones
un lado, cuestiona la primacía de alguno de los registros por sobre los otros situando su
equivalencia: “…esos tres redondeles, esos redondeles de hilo son estrictamente equivalentes.
Quiero decir que lo importante es que tanto lo Real como lo Imaginario como lo Simbólico
puedan jugar exactamente la misma función con relación a los otros dos” (Lacan 1973-1974, p.
43); por otro, ubica la estructura misma como nudo borromeano de tres, lo que subvierte el
nodal de 4 que Lacan formaliza en el “Seminario 23”. Si bien ya desde el “Seminario 20” Lacan
empieza a trabajar con los nudos, situamos que la clínica borromeana se formaliza con el trabajo
Ambas, clínica de las Estructuras y clínica borromeana (o clínica de las suplencias), son
solidarias del modo en que Lacan piensa las relaciones entre la estructura, la función paterna y
los tres registros. De la mano de Joyce, el padre deviene un modo más de suplencia -el modo
neurótico por excelencia- que permite mantener los tres registros anudados. Este movimiento
desustancializa al 4to: distintos elementos, de distinta clase, pueden tener esa propiedad de
4
nominación que Lacan atribuye al 4to redondel. En este sentido, se plantea que “…en esta
segunda clínica el Nombre del Padre mismo, en su efecto de anudamiento, ya es él también una
suplencia, al igual que el síntoma entendido como una suplencia de la relación sexual que no
existe” (Mazzuca y otros 2000, p. 14). Así, se relativiza el nombre del padre en su pluralización.
no. Y distintos elementos pueden venir al lugar de aquello que mantiene unidos a Real,
Simbólico e Imaginario. Se particulariza bajo el nombre de sinthome al 4to que en las Psicosis
viene a reparar el lapsus o error del anudamiento y que permite mantener los tres registros
Conclusiones
delimitan una clínica que trasciende al sujeto singular, y en ese punto, el riesgo de abordar los
la marca del intento de Lacan por volver sobre los modos singulares en que los sujetos, más allá
de la estructura, se las arreglan con el trauma de lalengua. Este punto de viraje puede leerse en
Estructuras Clínicas de las Neurosis, afirma que las generalidades del tipo clínico no
caracterizan a todos los sujetos de ese tipo. Se hace énfasis, entonces, en la particularidad de
cada caso. Leemos allí una modificación en su posición teórica respecto del concepto de tipo
clínico, que ahora se complejiza al incluir el concepto de suplencia como un entramado único
y singular.
Bibliografía consultada:
5
Freud, S (1916-1917): Conferencias de Introducción al Psicoanálisis. Obras
Weiss. Imago: revista de psicoanálisis y psicología. Letra viva. Bs. As. Pp. 16 a 22. 1979
Barcelona. 1983.
Lacan, J.: El Seminario. Libro XXIV: L´insu que sait de l´une-bévue s´aile a
mourre. Inédito.
1988.
6
Mazzuca, R; Schejtman, F; Zlotnik, M. (2000): Las dos clínicas de Lacan.