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TÍTULO

Estructuras y suplencias: antecedentes, desarrollos e implicancias clínicas.

AUTORES:

Miari, Antonella Silvana; Fazio, Vanesa Patricia

Introducción

Este trabajo tiene como objetivo ubicar los antecedentes, desarrollos e implicancias

clínicas de diversos modos de concebir el diagnóstico en psicoanálisis. En particular, el foco de

interés reside en la consideración del diagnóstico por estructuras y del concepto de suplencia

desarrollado por Lacan. Este objetivo responde al propósito de realizar una aproximación a las

especificaciones y especificidades diagnósticas provenientes del campo del psicoanálisis y se

orienta por la hipótesis que supone que el diagnóstico en psicoanálisis supone la solidaridad

entre los conceptos de estructura y de suplencia.

A continuación se desarrollan, en primer lugar y de manera breve, los antecedentes del

diagnóstico estructural psicoanalítico y de la clínica de las suplencias, para luego referirnos

sucintamente a los desarrollos teóricos fundamentales sobre los mismos para, finalmente, situar

algunas conclusiones sobre sus implicancias clínicas.

Estructuras clínicas: antecedentes y desarrollos

El concepto de estructura tiene antecedentes en la teoría freudiana. Ya en el año 1917,

en la conferencia sobre “El sentido de los síntomas”, Freud se encuentra con el problema de los

síntomas típicos de las neurosis, síntomas que no logra reconducir al vivenciar singular del

paciente. Los sitúa en relación con un “vivenciar típico, común a todos los hombres” (Freud,

1917, p. 248). Es así que, si bien Freud no habla de estructura, puede leerse cierta intuición

freudiana en distintos modos de nombrarla, así como una innegable inquietud a la hora de

intervenir en relación con estos síntomas típicos. En ese mismo año, en la Conferencia N° 26:

“Teoría de la libido y el narcisismo” (Freud, 1917), Freud ubica su nosografía y distingue entre

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los cuadros clínicos que se comprenden en las neurosis y en las psicosis. Más adelante,

establecerá la diferenciación entre unas y otras, determinada fundamentalmente por los

fenómenos de pérdida de la realidad característicos de las psicosis (Freud, 1924). Lacan mismo

reconoce ese origen en Freud. En el Seminario 3 en relación con las psicosis y respecto del

concepto de estructura, Lacan las califica de freudianas. Es también en ese “Seminario” que

introduce formalmente el concepto de estructura destacando la solidaridad entre el concepto de

estructura y el de significante. La estructura deviene así un concepto central que delimita una

nosología –Neurosis, Psicosis y Perversión-, recorta cierta posición del sujeto en relación con

la Castración del Otro, lo que circunscribe la posición del analista en la transferencia y

especifica la dirección de la cura. El eje de esta distinción estructural es la función paterna, que

Lacan conceptualiza a la altura del “Seminario 3” como Nombre del Padre. La forclusión ó

behajung de este significante, así como sus accidentes (Lacan, 1956-1957, p. 401), establecen

la estructura en términos de Neurosis, Psicosis y Perversión.

A la altura del “Seminario 5”, Lacan define la función paterna al articularla al Complejo

de Edipo y su mecanismo, el Complejo de Castración. Es el padre el que introduce la castración

al metaforizar el deseo materno. Se separa así de la perspectiva ambientalista de la presencia o

ausencia del padre en la realidad, para centrarse en la presencia o ausencia del padre en el

Complejo. Se ordenan Neurosis, Psicosis y Perversión en relación con la función del padre.

Según Miller, este recorte que Lacan realiza al centrar su clínica en torno a la noción de

estructura, se explica como un intento por conciliar el psicoanálisis con el discurso de la ciencia.

Sostiene que este intento “condujo a Lacan a tomar sus primeros conceptos de la lingüística

estructural” (Miller, 1998-1999, p. 13).

Suplencias: antecedentes y consideraciones teóricas

Podemos situar un antecedente del concepto de suplencia en Freud, en una carta que

dirige a Weiss en el año 1924. Esta carta es una respuesta al pedido de supervisión de un caso

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en el que un paciente, el Señor G, desarrolló una paranoia a partir de las intervenciones de

Weiss que se orientaban a “curarlo” de su homosexualidad. Estos son algunos fragmentos de la

carta: “Estimado Señor Doctor: El 4 de febrero recibí una larga carta certificada del señor G,

que no deja dudas sobre el diagnóstico de “paranoia querulante” (…). Puede preguntarse

todavía si esta posición del paciente es transitoria, es decir corresponde a su manera de

desprenderse del médico (…) o bien usted tuvo la mala suerte de tropezar con un paranoico

latente y de liberar el camino, al curar su neurosis, de la afección más grave” (Freud-Weiss,

1979). La homosexualidad parece constituirse en este caso en la afección menos grave, que

detenía el desarrollo de una paranoia “latente”. El concepto de suplencia tal como Lacan lo

formaliza en el “Seminario 23”, podría tener, entonces, sus antecedentes más tempranos en la

obra de Freud.

En relación con los antecedentes del concepto en la obra de Lacan, localizamos aquellos

que se explicitan a la altura de los Seminarios 3 a 5, en los que el concepto de suplencia es

articulado con los 3 registros y adquiere el estatuto de lo que viene al lugar de aquello que no

hay.

En el Seminario sobre Las Psicosis, Lacan toma de Helene Deutsch el mecanismo del

como si, que reformula en términos de la lógica de los 3 registros: la compensación imaginaria

del Edipo ausente. Lo sitúa como un modo particular de la psicosis que permite estabilizar la

estructura en ausencia del significante del nombre del padre: un elemento imaginario que viene

al lugar de un elemento simbólico que falta, suple aquello que no hay.

En el “Seminario 4”, cuando Lacan analiza la fobia de Juanito, introduce la idea del

síntoma fóbico como algo que viene a suplir la falla a nivel del padre real, que se empecina en

no sostener la función simbólica del padre, “su función de padre castrador” (Lacan 1956-1957,

p. 367). Se trata de lo que Lacan establece como la resistencia del padre real a jugar

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verdaderamente el juego. Distingue así diversas funciones del padre en relación con las tres

formas de la falta.

En el “Escrito: De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis”,

Lacan vuelve sobre las Psicosis e introduce otro modo de suplir la ausencia del Nombre del

Padre: la metáfora delirante y la función del Ideal representada en el Esquema I. Allí, un

elemento simbólico viene al lugar del padre simbólico que está forcluído. Se puede afirmar

entonces que, ya muy tempranamente, en los primeros años de su enseñanza, los tres registros

permiten dar cuenta de distintos modos en que se estabilizan las estructuras y que las relaciones

entre registros ordenan distintos modos de suplencia.

Solidaridad de los conceptos: La estructura como nudo y la clínica de las suplencias

En el “Seminario: Los no incautos yerran”, Lacan produce un doble movimiento: por

un lado, cuestiona la primacía de alguno de los registros por sobre los otros situando su

equivalencia: “…esos tres redondeles, esos redondeles de hilo son estrictamente equivalentes.

Quiero decir que lo importante es que tanto lo Real como lo Imaginario como lo Simbólico

puedan jugar exactamente la misma función con relación a los otros dos” (Lacan 1973-1974, p.

43); por otro, ubica la estructura misma como nudo borromeano de tres, lo que subvierte el

estatuto de lo simbólico, ya no como su eje. Ambos movimientos precipitarán en la escritura

nodal de 4 que Lacan formaliza en el “Seminario 23”. Si bien ya desde el “Seminario 20” Lacan

empieza a trabajar con los nudos, situamos que la clínica borromeana se formaliza con el trabajo

que Lacan hace sobre Joyce a la altura del “Seminario 23”.

Ambas, clínica de las Estructuras y clínica borromeana (o clínica de las suplencias), son

solidarias del modo en que Lacan piensa las relaciones entre la estructura, la función paterna y

los tres registros. De la mano de Joyce, el padre deviene un modo más de suplencia -el modo

neurótico por excelencia- que permite mantener los tres registros anudados. Este movimiento

desustancializa al 4to: distintos elementos, de distinta clase, pueden tener esa propiedad de

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nominación que Lacan atribuye al 4to redondel. En este sentido, se plantea que “…en esta

segunda clínica el Nombre del Padre mismo, en su efecto de anudamiento, ya es él también una

suplencia, al igual que el síntoma entendido como una suplencia de la relación sexual que no

existe” (Mazzuca y otros 2000, p. 14). Así, se relativiza el nombre del padre en su pluralización.

Lo que especifica la estructura no es el desanudamiento sino si hay anudamiento borromeano o

no. Y distintos elementos pueden venir al lugar de aquello que mantiene unidos a Real,

Simbólico e Imaginario. Se particulariza bajo el nombre de sinthome al 4to que en las Psicosis

viene a reparar el lapsus o error del anudamiento y que permite mantener los tres registros

anudados, pero no borromeanamente. Además, el sinthome repara la falla señalando al mismo

tiempo el lugar en que dicha falla se produce.

Conclusiones

La clínica de las estructuras se orienta por el esfuerzo de Lacan de formalizar la clínica

psicoanalítica y volverla transmisible. Pero ello lo conduce a un problema: las estructuras

delimitan una clínica que trasciende al sujeto singular, y en ese punto, el riesgo de abordar los

problemas clínicos reduciéndolos al diagnóstico. La clínica de las suplencias, en cambio, lleva

la marca del intento de Lacan por volver sobre los modos singulares en que los sujetos, más allá

de la estructura, se las arreglan con el trauma de lalengua. Este punto de viraje puede leerse en

el “Autocomentario” de 1973, anterior al “Seminario 23”, donde Lacan refiriéndose a las

Estructuras Clínicas de las Neurosis, afirma que las generalidades del tipo clínico no

caracterizan a todos los sujetos de ese tipo. Se hace énfasis, entonces, en la particularidad de

cada caso. Leemos allí una modificación en su posición teórica respecto del concepto de tipo

clínico, que ahora se complejiza al incluir el concepto de suplencia como un entramado único

y singular.

Bibliografía consultada:

5
 Freud, S (1916-1917): Conferencias de Introducción al Psicoanálisis. Obras

Completas. Tomo XVI. Amorrortu Editores. 2011.

 Freud, S. (1924): La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis. Obras

Completas. Tomo XIX. Amorrortu Editores. 2011.

 Freud- Weiss (1923-1924) Supervisar con Freud: del epistolario de Freud-

Weiss. Imago: revista de psicoanálisis y psicología. Letra viva. Bs. As. Pp. 16 a 22. 1979

 Lacan, J. (1973): Autocomentario, en Uno por Uno, Revista Mundial de

Psicoanálisis, Edición latinoamericana, Nº 43.

 Lacan, J. (1958): De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las

psicosis. Escritos II, Siglo XXI editores. 1987.

 Lacan, J. (1955-1956): El Seminario. Libro III: Las Psicosis. Editorial Paidós,

Barcelona. 1983.

 Lacan, J. (1956-1957): El Seminario. Libro IV: Las Relaciones de Objeto.

Editorial Paidós, Bs. As, 1998.

 Lacan, J. (1957-1958): El Seminario. Libro V: Las formaciones del inconsciente.

Editorial Paidós, Barcelona, 1999.

 Lacan, J. (1973-1974): El Seminario. Libro XXI: Los No Incautos Yerran o Los

Nombres del Padre. Inédito

 Lacan, J.: El Seminario. Libro XXII: R.S.I. Inédito.

 Lacan, J. (1975-1976): El Seminario. Libro XXIII: El sinthome. Editorial

Paidós. Bs. As. 2006.

 Lacan, J.: El Seminario. Libro XXIV: L´insu que sait de l´une-bévue s´aile a

mourre. Inédito.

 Lacan, J. (1974): La Tercera. Intervenciones y textos 2. Editorial Manantial.

1988.

6
 Mazzuca, R; Schejtman, F; Zlotnik, M. (2000): Las dos clínicas de Lacan.

Introducción a la clínica de los nudos. Editorial Tres Haches. Bs. As.

 Miller, J. A. (1998-1999): La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica.

Editorial Paidós, Bs. As. 2008.

 Miller, J. A (2001): Del Edipo a la Sexuación. Editorial Paidós, Bs. As.

 Miller, J. A. (2005): La invención psicótica, versión electrónica, EOL.

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