ANTIGUO T E S T A M E N T O
Biblioteca Manual Desclée
T E O L O G Í A DEL
ANTIGUO TESTAMENTO
Volumen I
Yahvé elige y obliga
DESCLÉE DE B R O U W E R
BILBAO
Título de la edición original:
Theologie des alten testaments. Vol.L JHWHs erwahlendes und
verplichtendes Handeln
Printed in Spain
ISBN de la obra general: 84-330-1434-X
ISBN del Volumen I: 84-330-1435-8
Depósito legal: BI-2206/99
Impresión: RGM, S.A. - Bilbao
PRÓLOGO
Neuendettelsau,
Horst Dietrich Preuss
1
LA S I T U A C I Ó N DE LA " T E O L O G Í A
DEL A N T I G U O TESTAMENTO":
HISTORIA, METODOLOGÍA Y ESTRUCTURA
1. Definición de su tarea
Una lección o un libro sobre la "teología del Antiguo Testa-
mento"2 es, por una parte, la tarea más hermosa e importante de
la ciencia veterotestamentaria, y por otra, también la más difícil.
En ella hay que procurar ofrecer una sinopsis del universo de la
fe y del testimonio del Antiguo Testamento. Ahora bien, "el Anti-
gen (1960) 19654 (y otras) (abr. Theol. I ó Theol. II). - H.H. Rowley, The Faith of
Israel, (1956) Londres 1965 (abr. Faith). - E. Jacob, Grundfragen atl. Theologie,
1976 (abr. Grundfragen). - G Fohrer, Theologische Grundstrukturen des A.T.,
1972 (abr. Grundstrukturen). - A. Deissler, Die Grundbotschaft des A.T. Ein theo-
logischer Durchblick, 1972 (y otras) (abr. Grundbotschaft). - C. Westermann,
Theologie des A.T. in Grundzügen (1978) 19852 (ATD Erg.Bd. 6) (abr. Theol.). -
R.E. Clements, O.T. Theology. A fresh Approach, Londres 1978 (abr. Theol.). - H.
Graf Reventlow, Hauptprobleme der atl. Theologie im 20. Jahrhundert, 1982 (EdF
173) (abr. Hauptprobleme). - B.S. Childs, O.T. Theology in a Canonical Context,
Londres 1985 (abr. Theol.). - W.H. Schmidt, Atl. Glaube in seiner Geschichte,
(1968) 19876 (abr. Atl. Glaube). - W. Zimmerli, Grundriss der atl. Theologie,
(1972) 19896 (abr. Theol.).
3. Sobre la problemática de la propia posición y sus limitaciones, cf., para
ampliación, E. Gerstenberger, Der Realitátsbezug atl. Exegese, en VT Suppl 36,
1985, 132-144, y J.W. Rogerson, What does mean to be Human?, en The Bibel in
three Dimensions (JSOT Suppl 87) 1990, 285-198.
4. Cf. G. Ebeling, Was heisst "Biblische Theologie"?, en Id., Wort und Glaube
I, 19673, 88 (la cita se ha abreviado).
5. Cf. Th.C. Vriezen, Theol, 94.
LA SITUACIÓN DE LA "TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO" 11
16. Cf. W. Zimmerli, TRE 6, 433 (aquí se hace mención de autores y obras).
Cf. B. Stade, Bibl. Theol. des A.T., Bd. 1, 1905, 22: "La teología bíblica del AT es
una ciencia de obras postumas". Ver también más recientemente/.//. Hayesy F.C.
PrussnerQv. n. 1) 103ss.
17. Lehrbuch der atl. Religionsgeschichte, 1893 ;21899.
18. Véase la primera frase: "Por teología del AT se entiende la historia de la
religión bajo la Antigua Alianza" (I/l). Sería una teología "bíblica" por su relación
con el NT (1/2.5.13 y otros). - Sobre Stade cf. R. Smend, Deutsche Alttestamen-
tler... (v. n. 1), 129ss.
19- En este sentido véase, por ejemplo: E. Kónig, Geschichte der Atl. Religión
(1912) 3*"1924. - R. Kittel, Die Religión des Volkes Israel, 1920. - G. Hólscher, Ges-
chichte der isr. Und jüd. Religión, 1922. - G. Fohrer, Geschichte der isr. Religión,
1969. - W. Eichrodt, Religionsgeschichte Israels, 1969. - G. W. Anderson, The
History and Religión of Israel, (1966) Oxford 1971. - H. Ringgren, Israelitische
Religión (1963) 21982. - W. Kornfeld, Religión und Offenbarung in der Geschi-
chte Israels, 1970. - W.H, Schmidt, Atl. Glaube in seiner Geschichte, (1968) 61987.
LA SITUACIÓN DE LA "TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO" 15
Por otra parte cabe citar, como obras con un interés historio-
gráfico mayor del que actualmente cabría suponer al plantea-
miento de una "teología del AT", las de G.F. Oehler (1845; y lue-
go, 1873, etc.), con una visión claramente orientada a la historia
de la salvación y de carácter histórico-genético20, E. Riehm (1889),
A. Dillmann (1895) y la del mismo H. Ewald (1871-1876)21.
Juicio aparte merece la "Alttestamentliche Theologié* de H.
Schultz, con su subtítulo "Die Offenbarungsreligion auf ihrer
vorchristUchen Entwicklungsstufe" ("La Religión revelada en su
evolución anterior al Cristianismo")- Conoció varias reediciones
siempre revisadas por su autor (la 5a edición, en 1896), fue el ma-
nual preferido de los estudiantes de entonces y para nosotros
tiene tanta más importancia cuanto que el autor reconoció la
necesidad -y se sintió además con la capacidad- de seguir ha-
ciendo suyos todavía, en las diferentes ediciones revisadas, los
planteamientos y conclusiones que, respecto de la Ley y los
Profetas, se debieron a los estudios de J. Wellhausen y B. Duhm22.
Merece la pena constatar que, a partir de la edición 4a y especial-
mente de la 5a, como primera parte (ed. 5a, pp. 59-309) ofrece
una historia de la religión de Israel bajo el título de "evolución de
la religión y de las costumbres de Israel hasta la fundación del
Estado asmoneo", antes de pasar a exponer en la segunda, bajo
el título "la conciencia de salvación de la comunidad del segun-
do (!) Templo", los temas Dios y el mundo, el hombre y el peca-
do y la esperanza de Israel desde una perspectiva "puramente
histórica" (ed. 5a 4). Tanto esa división bimembre como los sub-
23. Baste esta cita típica de su forma de ver las cosas: "Una persona religiosa
en el sentido veterotestamentario no necesitaba ningún cambio para ser cristiano.
Sólo se requería que obrara según su fe, como exige toda la predicación proféti-
ca, y que su actitud fuera de arrepentimiento, tal como piden también todos los
profetas que anuncian la llegada del Reino de Dios" (Atl. Theologie 5, 37s.).
24. Cf. al respecto el "pequeño recuerdo" de A. Jespen (Theologie des AT.
Wandlungen der Formen und Ziele, en Bericht von der Theologie, Berlín/DDR
1971, 15-32; en concreto, 15). En la reunión de orientalistas de 1928 en Bonn, al
alabar W. Eichrodt la "Theologie des AT" de E. Konig por su estructura sistemá-
tica, "intervino éste y dijo que su teología no era un trabajo sistemático sino
estrictamente histórico, por lo que Paul Volz, que estaba presidiendo, interpre-
tó como situación curiosa que el compañero Konig recibiera un gran elogio por
su trabajo sistemático y que él no quisiera aceptarlo". Y Jepsen comenta: "De
hecho, ambos tenían razón". (El artículo de Jepsen, en su conjunto, merece una
lectura).
LA SITUACIÓN DE LA "TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO" 17
25. Die Zukunft der atl. Wissenschaft, ZAW 39, 1921, 84-99.- Sobre la época
que aquí comienza cf. también R.E. Clements, A Century of O.T Study, Guilford
y Londres 1976, 118ss.
26. Israelitisch-jüdische Religionsgeschichte und atl. Theologie, ZAW 44,
Í926, I-12 (id., KS I, 1962, 105ss). - Revisado y recogido más tarde en Id., Ges-
chichtliches und Übergeschichtliches im AT, 1947.
27. Sobre estas influencias cf. J.H. Hayesy F.C. Prussner(y. N. 1), 154ss. - H.
Graf Reventlow, Hauptprobleme..., 14ss.21ss. - Sobre las notas distintivas de su
errática cf. los volúmenes bibliográficos Anfánge der dialektischen Theologie
(Ed. /. Moltmanri), TB 17 (2 Partes) 1962 (y otros).
18 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
32. A. Kóhler (Lehrbuch der biblischen Geschichte des AT, 1875- 93) había
visto la discrepancia existente entre una visión de la historia histórico-crítica y
otra veterotestamentaria, y había intentado dar solución al problema por la vía de
a relación entre historia de la" salvación y revelación: la historia de la salvación
veterotestamentaria no sería más que la historia de las revelaciones de Dios refle-
jada en la conciencia de la comunidad del Antiguo Testamento (!). Por consi-
guiente, la revelación divina no cuenta con una historia pareja a la historia de
srael pero al margen de ella, sino que la tiene dentro de la misma. Porque la his-
ona no la constituyen sólo los hechos, sino también la interpretación y la asimi-
acion de los mismos.- Algo parecido podía ya leerse e n / . Kóberle (1905 y 1906)
(cf. H.J. Kraus, Gesch. Der hist.-krit. Erforschung..., 3380ss). El debate introduci-
posteriormente por G. von Rad en relación con estas tesis pudo aportar algu-
na luz al respecto.
20 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
34. Más tarde, la obra apareció en dos volúmenes, de los que el II contenía
as partes 2a y 3 a . - Una más detallada valoración de esta obra (igual que de la de
G.
von Rad, cf. infra) puede encontrarse en D.G. Spriggs, Two O.T. Theologies,
Londres 1974 (SBT Sec.Ser. 30).
35. Así se expresa en el Prólogo de la 1a edición (mantenido en las ediciones
siguientes).
36. Hasta 1953 W. Eichrodt no escribió una "historia de la religión de Israel"
en el marco de la obra colectiva Historia mundi, Vol. II, p. 377-448, que luego
revisó y reeditó como separata en la colección Dalp-Taschenbuch nr. 394D.
37. En mi opinión, esta obra aventaja a la de G. von Rad en ambos aspectos.
22 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
54. Grundprobleme einer biblischen Theologie des AT, ThLZ 68,1943, p. 225-
34. - Kritische Vorarbeiten zu einer Theologie des AT, en Theologie und Liturgie
(Ed. por L. Hennig) 1952, 9-34. - Estas reflexiones de crítica metodológica fueron
ampliadas luego por el mismo autor en "Offene Fragen im Umkreis einer Theolo-
gie des AT1, ThLZ 88, 1963, p. 401-416 (= Id., TB 48, 19973, 289ss). - Antwort auf
Konzelmanns Fragen, EvTh 24, 1964, 388-394.
55. Cf. al respecto recientemente D.G. SpriggsQj. n. 34). Además, H. GrafRe-
ventiow, Hauptprobleme..., 65ss. - J.H. Huyes y F.C. Prussner, (v. p. 1, n. 1),
233ss- - R. Smend, Deutsche Alttestamentler... (v. n. 1), 226ss.
28 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
62. W. Zimmerli hizo una recensión tan favorable como sugestiva, que es
recomendable leer tanto antes como después de haber leído la obra (VT 13, 1963,
100-111). Un varapalo menos amistoso salió de la pluma de F. Baumgartel (ThLZ
86, 1961, 801-816+895-908).
63. Cf. por ejemplo F, Hesse, Kerygma oder geschichtliche Wirklichkeit?, ZthK
57, 1960, 17-26. V. Maag, Historiche oder ausserhistorische Begründung atl.
Theologie?, SthU 29, 1959, 6-18, y las discusiones de H.Graf Reventlow, Haupt-
probleme..., 71ss. (aquí se ofrece más bibliografía).
64. Sobre esto, además, M. Honecker, Zum Verstandnis der Gechichte in
Gerhard von Rad Theologie des AT, EvTh 23, 1963, 143-168. (1948-53).
65. Tanto en lo que respecta a la relación entre fe (kerigma) e historia como
en lo que se refiere a la coexistencia de los diferentes kerigmas, en la teología de
v. Rad es imposible pasar por alto cierta afinidad con la "Theologie des NT" de R.
Búltmann.
LA SITUACIÓN DE LA "TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO" 31
66. Cf. C.A. KellerCThZ 14, 1958, 308): en W.H. Schmidt, VuF 17, 1972, 13, n.
27.
67. Cfr. sobre esto , por ejemplo, /. Bright, The Authority of the OT, Nashville
& Nueva York, 1967. - G.H. Wríght, The OT and Theology, Nueva York 1969.
68. G. von Rad, ThLZ 88, 1963, 405, n. 3a: "¿Qué se pretende con este tema,
Planteado casi al unísono, de buscar la "unidad", el "centro" del AT...?"
69. Theol. II, 4a ed., 386: "... el Antiguo Testamento no tiene un centro como
el nuevo Testamento". Pero, ahí mismo, en la p. 446s.: "¡Pero hay que plantear-
. de todos modos, la cuestión de qué es lo "típico" de la fe en Yahvé!".
70. En esto algunas cosas recuerdan a Herder o también a Gunkel.
71. Cf. p. 8s.
32 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
74. Aun sin querer ofrecer una "teología del AT", valiéndose del análisis de
conceptos veterotestamentarios proporcionan sucintas exposiciones de la fe
veterotestamentaria E, Jones, The Greatest Oíd Testament Words, Londres 1964, y
N.H. Snaith, The distinctive Ideas of the OT, Nueva York 1964.
75. Cf. en el mismo sentido A. Deissler, Die Grundbotschaft des AT, 1972, y
también W.H. Schmidt (cf. infra p. 46).
76. Cf. además el sucinto apunte de W. Zimmerli en TRE 6, 445-454. - Sobre
el autor: R. Smend, Deutsche Alttestamentler... (v. n. 1), 276ss.
LA SITUACIÓN DE LA "TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO" 35
sible pero que se revela a Irsael. Y por eso los "fundamentos" tra-
tan, en primer lugar, de ese nombre revelado, y luego de "Yahvé,
el Dios de Israel desde Egipto", de Yahvé como el Dios de los Pa-
triarcas, de Yahvé como Creador, Rey y Dios del Sinaí, de la elec-
ción de Israel. Los dones de Dios (por ejemplo, la guerra, la tierra,
los carismas), los mandamientos de Dios, la vida en presencia de
Dios (obediencia, sacrificio, sabiduría), la crisis y la esperanza (jui-
cio y salvación, profecía, apocalíptica) forman el resto de las par-
tes principales de este libro escrito en forma muy concentrada. Las
preguntas más importantes al leerlo se refieren a la correcta defi-
nición del centro del AT en torno al cual gira todo. Más adelante
tendremos que analizar con más detalle el problema77.
Dentro de la ciencia veterotestamentaria puede advertirse una
importancia creciente de la cuestión del canon. Se plantea una
"teología del AT" precisamente porque existe un canon del AT,
pero aquí no podemos tratar del cómo y cuándo de la formación
de dicho canon. El canon de las Escrituras, que en el judaismo y
en el cristianismo ha tenido efectos y explicaciones diferentes,
había sido y fue una colección de escritos de carácter normativo
para la fe, la ética y el culto, y en consecuencia algo único den-
tro de la historia de las religiones del antiguo Medio Oriente78,
cosa que hay que tener en cuenta debidamente. Cuando se con-
sidera el AT como canon79, se alude al AT en su configuración
definitiva y por tanto también al AT dentro del canon bíblico cris-
tiano80; se plantea así, consiguientemente, la relación entre la teo-
En este sentido hay que hacer algunas observaciones críticas a las consideracio-
nes de E. Brocke (FS R. Rendtorff, 1990, 589; v. también infra, p. 44).
81. Introduction to the OT as Scripture, Londres 1979-
82. Cf. JA. Emerton, VT 36, 1986, 376-378 y G.F Hasel, AUSS 26, 1988, 154.-
Cf. sobre el tema/.//. Hayesy F.C. Prussner(y. n. 1), 268-273. J.G. H0genhaven
(v. p. 32, n. 73), 68ss. 83ss. - Una postura muy crítica respecto de Childs, pero sin
entrar todavía a analizar su "teología del AT", puede encontrarse en M. Oeming,
Gesamtbiblische Theologien der Gegenwart, 2a ed., 1987, 186-209. Hay que rete-
ner sobre todo sus objeciones críticas, como la de que no puede ser, de ninguna
manera, normativa para siempre sólo la redacción final, o sea tampoco, se podría
añadir, la interpretación neotestamentaria, porque podría desfigurar u oscurecer
muchas cosas, y que hay que decidir de texto en texto (por ejemplo, 201), así
como la poco clara mezcolanza del canon como proceso, como producto final y
como norma (202ss.)
LA SITUACIÓN DE LA "TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO" 37
85. En Inglaterra la obra apareció con el título "Plot and Purpose in the OT",
Leicester 1981.
86. Gracias también a estas razones de mayor diferenciación la obra de
Martens está por encima de la (más fundamentalista) de W.C. Kaiser, Jr, Toward
an OT Theology, Grand Rapid, 5a ed., 1981, que intenta tratarlo todo bajo el con-
cepto omnicomprensivo de la promesa.
LA SITUACIÓN DE LA "TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO" 39
3. La metodología
Se han mencionado siete problemas principales con los que
se enfrenta un tratado de teología del AT92, Al seguirlos vamos a
dejar mejor delimitada y definida la posición de este ensayo que
emprendemos.
En primer lugar (1), lo que vamos a intentar no es una histo-
ria de la religión del Israel veterotestamentario, sino una teología
del AT de orientación y estructura sistemáticas. Y esto no sucede
por mera lógica, porque lo sistemático per se sea más teológico
que lo cronológico93, sino que hay otras razones. Antes que nada,
una exposición de carácter sistemático se presta mejor a la visión
de conjunto, y sólo de esta manera es posible también captar la
relación del AT con el NT, en la que tiene que basarse la teología
cristiana. ¿Existen similitudes, diferencias, distanciamientos, apro-
ximaciones? Si en el testimonio y en la fe pudieran descubrirse es-
tructuras básicas análogas (o diferentes), la exposición y la visión
98. En este sentido hay que referirse, en primer lugar, a las colecciones de
textos más importantes: AOT, 2aed.; ANET, 2a+3a ed.; RGT, 2a ed; TUAT. - Para
una orientación general está bien H. W. Haussig (ed.), Wórterbuch der Mytholo-
gie, Bd. I: Gotter und Mythen im Vorderen Orient, (1965), 2a ed.; 1983 (citado
como WdM). - Cf. también H. Ringgren, Die Religionen des Alten Orients, 1979
(ATD Erg.). - H. Klengel (ed.), Kulturgeschichte des alten Vorderasien, 1989. -
Sobre el problema en su globalidad: C. Westermann, Sinn und Grennze reli-
gionsgeschichtlicher Parallelen, ThLZ 90, 1965, 489-196 (Id., TB 55, 1974, 84ss.)
Y luego, como obras introductorias y que permiten un visión de conjunto de
cada ámbito, las siguientes:
Sobre el antiguo Egipto: A. Erman, Die Religión der Ágypter, 1934 (reedita-
da). - S. Morenz, Ágyptische Religión, 1960. - / Assmann, Ágypten. Theologie
und Frommigkeit einer frühen Hochkultur, 1984. - H. Brunner, Grundzüge der
altagyptischen Religión, (1983), 3a ed., 1989. - Y también los artículos Ágypten I
y Ágypten II: Ágypten und Israel de R.J. Williams en TRE 1, 465-192.492-505
(bibl). - M. Górg, Ágypten en NBL I, 36-49.
Sobre Mesopotamia: H. W. Saggs, Mesopotamien, 1966. - Th. Jacobsen, The
Treasures of Darkness, New Haven & Londres 1976. - K. Bergerhoff, Mesopota-
mien und das Volk Gottes, 1983. - / . Bottéro, Mésopotamie. L'écriture, la raison et
les dieux, París 1987. - /. Bottéro/S.N. Kramer, Lorsque les dieux faisaient l'hom-
me. Mythologie mésopotamienne, París 1989. - Y además los artículos "Assyrien
und Israel" y 'Abylonien und Israel" de W.G Lamberten TRE 4, 265-277 y TRE 5,
67-79 (bibl.); cf. también TRE 5, 79-89 sobre la religión asirio-babilónica (W. von
Soden). - W.Róllig/M. Górg, art. Babylonien, NBL I, 227-233-
Sobre los Hititas: O.R. Gurney, Die Hethiter, 1969. E. Und H. Klengel, Die
Hethiter, 1970. - Y el art. Hethitische Religión en TRE 15, 290-297 (J. Ebach).
Sobre Siria/Canaán/Ugarit: H. Gese/M. Hofner/K Rudolph, Die Religionen
Altsyriens, Altarabiens un der Mandaer 1970 (en concreto, el trabajo de H. Gese).
- D. Kinet, Ugarit. Geschichte und Kultur einer Stadt in der Umwelt des AT, 1981
(SBS 104). - O. Loretz, Ugarit und die Bibel, 1990. - Cf. también el art. "Kanaan"
en TRE 17, 539-556 (F. Stolz) [bibl.].
Para los Persas: G. Widengren, Die Religionen Irans, 1965.
99. H. Wildberger, EvTh 19, 1959, 77.
LA SITUACIÓN DE LA "TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO" 43
105. Al respecto, R. Smend, Die Mitte des AT (Ges. Stud. 1), 1986, 57ss.
106. Este intento ha intentado actualizarlo D.H. O d e n d a l l ( I d . , c o v e n a n t ; the
Centre of the OT?, NGTT 30, 1989, 143-151).
107. Es lo que defiende S. Terrien, The Elusive Presence. Toward a New
Biblical Theology, San Francisco, etc., 1978.
108. Cf. al respecto W.S. Prinsloo, The Theology of the Book of Joel, 1985
(BZAW 163), ls.
109 Cf. por ejemplo: Id., KD 1/1, 334ss.
110 Cf. por ejemplo, Id., Theol., 6a ed., 123.
111. Parecida es la formulación de K. Schwarzwüler, Das AT in Christus, 1966
(ThSt 84), 55: la historia de la salvación como "historia de la autopresentación de
Dios".
LA SITUACIÓN DE LA "TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO" 45
112. Hay que alegrarse de que ahora hayan entrado también en el debate en
torno al "centro del AT" participantes judíos. Cf. el volumen colectivo Mitte der
Schrift? Ein Jüdisch-christlichches Gesprach (ed. M. Klopfenstein) 1987, y E.
Brocke, Von den "Schriften" zum "Alten Testament" -und zurück? Jüdische Fragen
zur christlichen Suche einer "Mitte der Schrift", en FS R. Rendtorff, 1990, 581-594.
La idea de Brocke de que la búsqueda de un centro del AT no es ufi problema
exegético o metodológico sino un problema "cristiano existencial" (584) es cues-
tionada por los mismos participantes judíos en el volumen colectivo citado, los
cuales, por ejemplo, dejan claro que la formación judía de la Tora como el cor-
pus principal dentro de la tanaka exige una valoración y jerarquización en el con-
junto de la tanaka, la definición de un centro.
113. Theol., 5.
114. R. Smend, Die Bundesformel, 23 (= Ges. Stud. 1, 55).
115. Así, sobre todo, H. Herrmann, Die konstruktive Restauration. Das Deu-
teronomium a l s biblischer Theologie, en FS G. Von Rad, 1971, 155-170.- Cf.
también A. Deissler, Grundbotschaft, 91s.
116. Véase p. 32, n. 73.
117. Cf. sobre ella además infra Cap. 3.5 (p. 133s.)
46 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
130. Cf. el mismo G. von Rad, Theol. II, 4a e<±, 442: "El antiguo Israel veía en
su elección un hecho de extraordinaria importancia".
131. Así A. Soete, Ethos der Rettung - Ethos der Gerechtigkeit, 1987, 41.
132. Cf. HJ. Hermisson, Zur Erwahlung Israels, en FS G. Krause, 1982, 37-66;
en p. 37: "El tema de la 'elección de Israel' es una de las tesis centrales de la teo-
logía veterotestamentaria. Incluso cabría ver en él el (o, más exactamente, un)
centro del Antiguo Testamento..." Pero más adelante, en p. 39 leemos: "... es un
precepto del buen gusto no meter todo el Antiguo Testamento bajo ese concep-
to".- "De gustos -es el dicho- no hay nada escrito".
133. R. Smend, Die Mitte des AT, 55 (= Ges. Stud. 1, 81).
LA SITUACIÓN DE LA "TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO" 49
134. Sobre esta cuestión, aunque con otros acentos: R. Smend, Theologie im
AT, en FS G. Ebeling, 1982, 11-26; (=Id., Die Mitte des AT [Ges. Stud. Vol. I], 1986,
104ss.)
135. Cf. al respecto también /. Blenkinsopp, OT Theology and the Jewish-
Christian Connection, JSOT 28, 1984, 3-15; cf. también W. Dietrich, EvTh 49,
1989, 249.
136. Cf. B.S. Childs, Theol., 8s.
137. De forma distinta, sobre todo, actualmente, A.H.J. Gunneweg, (v. p. 32,
n.73); pero véase también M.E. Tate (ibid.).
138. Cf. también H/Strauss, Theologie des AT ais Bestandteil einer biblischen
Theologie, BN 24, 1984, 125-137.
139. Cf. también G. von Rad, TB 8, 3a ed., 1965, 136: "La fe en Yahvé del AT
es fe en la elección, es decir que sobre todo es fe en la salvación".
140. Cf. en sentido parecido también H. Wildberger, Auf dem Wege zu einer
biblischen Theologie, EvTh 19, 1959, 70-90.
50 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
141. "El que no estén cerrados los planteamientos iniciales deja las puertas
abiertas a un cambio radical de la Teología del AT"; dice B. Seidel, WZ Halle
38/1989, (1), 81.
142. Por ejemplo, el influjo de Dt en el conjunto de Is 6 ó Is 1- 32.
143. K. Koch, Die Propheten I, 2a ed., 1987, 12.
LA SITUACIÓN DE LA "TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO" 51
LOS FUNDAMENTOS
2
LO QUE EL A N T I G U O TESTAMENTO
DICE SOBRE LA ELECCIÓN.
UNA VISIÓN DE CONJUNTO1
1. La elección de Yahvé
Hemos señalado la acción (histórica) por la que Yahvé elige y
obliga a Israel como posible centro del AT, como lo típico, como
la estructura básica más importante del testimonio y la fe vete-
rotestamentarios2. Pues bien ¿cómo se habla de esa acción? ¿Hasta
qué punto es determinante en el AT este testimonio de fe?
Lo primero que hay que advertir es que lo que interesa no
puede ser solamente registrar las veces que aparece o no apare-
ce el término "elegir" para sacar o, sobre todo, no sacar conclu-
siones a partir de eso. No se trata ni de conocer el término espe-
cífico que el AT usa para designar la elección, ni tampoco sólo el
desarrollo que ha conocido la raíz bjr. Lo que importa es, por una
parte, identificar el campo terminológico con el que se da testi-
monio de la acción electora de Yahvé y tener así una visión de
2. El verbo "elegir"
Pero para estudiar los datos con que contamos, vamos a fijar-
nos de entrada en el uso del verbo bjr con Yahvé/Dios como
sujeto. De la acción electora de Yahvé se habla de esa forma 99
veces4, con lo que se pone ya de manifiesto que no estamos ante
un término de poca importancia dentro del AT (en total aparece
146 veces). Hay que añadir 13 pasajes en pasiva en los que algo
o alguien se presenta como "elegido" por Yahvé: por ejemplo,
Moisés (Sal 106,23), David (Sal 89,4) o el Siervo de Yahvé (Is
42,1). Si se analiza la dispersión de este término estrictamente
teológico, tenemos como puntos fuertes Dt (29 veces), Deuteroi-
saías (7 veces) y Sal (9 veces). Pero de este elegir se habla de for-
ma que el concepto no merece nunca ni una introducción ni una
aclaración; y además -muy en el estilo del AT- siempre aparece
en forma verbal, y nunca en formas nominales abstractas ("elec-
ción") como las que nosotros nos vemos obligados a usar en
nuestras lenguas y que también existían entonces: por ejemplo,
el acádico itütu5. En el AT se trata siempre de la acción concreta
3. La elección de individuos
¿A quién o qué elige Yahvé? Que elija a personas individuales8
(aparte del caso del rey. Véase infra) es algo que se dice en el AT
en época relativamente tardía y raras veces. Ne 9,7 menciona a
Abraham (cf. su "llamada" según Is 51,2), y Sal 106,23 a Moisés
(cf. también Sal 105,26). Los profetas no utilizan este término para
definir con más detalle su vocación, debido quizá, entre otras ra-
zones, a su actitud crítica frente a quienes se creían elegidos9.
Pero, a pesar de no aparecer la raíz bjr, se creía que Yahvé era un
Dios que también elige a personas individuales, como puede
confirmarse, por ejemplo, por Jr 1,5, donde se habla de "conocer"
y "constituir", lo que en el fondo no significa otra cosa que elegir.
También Noé, en definitiva, al "hallar gracia", fue elegido para ser
salvado (Gn 6,8)10. Lo mismo hay que decir de "conocer" (Gn
18,19) o de "tomar" (Gn 24,7) por parte de Yahvé. Y también
cuando, por ejemplo ; Yahvé l l a m a los denominados "Jueces
mayores" para salvar a Israel ((Jc 3-l6), entonce Él los elige
16. Según Is 19,25 [se.], incluso Egipto es para Yahvé "mi pueblo".- Am 9,14
es sec.
17. Cf. sobre ellas Vol. II, Cap. 6.
18. "Lo que fue algo diferente de un acto de elección...": G. von Rad, Theol.
I, 5a ed., 21 (cf. 178).
LO QUE EL ANTIGUO TESTAMENTO DICE SOBRE LA ELECCIÓN 61
5. La terminología
Ahora bien, lo que Yahvé ha hecho en este pueblo puede
describirse con una serie de términos muy variada tanto en los
temas como en el modo de referirse a la misma y única expe-
riencia histórica de la elección20.
Yahvé llama y designa (qr'. Ex 31,2; 35,40; Os 11,1; Is 41,9;
43,1; 48,12; 49,1; 51,2; según Is 45,3, también a Ciro como ins-
trumento suyo de salvación histórica). Él separa para algo espe-
cial (bdlhif: Dt 10,8; 1 R 8,53; Lv 20,24.26; en contraste: Is 59,2);
asió (jzq : Is 41,9.13; 42,6; 45,1; Jr 31,32); codició (wh: Sal 132,
13s.); conoció iyd': Gn 18,19; Am 3,2)21; liberó (g'l: Ex 6,6; 15,13;
Sal 74,2; 77,16; 106,10; Is 44,22s.; 48,20; 51,10; 52,3; 63,9); redi-
mió (pdh: Dt 7,8; 9,26; 13,6; 15,15; 21,8; 24,18; cf. 2S 7,23; Os
7,13; 13,14; Mi 6,4; Jr 31,11); adquirió comprando (qnh: Dt 32,6
Sal 74,2; 78,54; Is 11,11; cf. Ex 15,l6); tomó o agarró (lqj: Gn 24,7;
Ex 6,7; Dt 4,20; 30,4; Os 24,3; cf. 1 S 12,22; Is 41,922); "encontró'
a Israel (ms'. Os 9,10; Dt 32,10; cf. Jr 2,2s.; 31,2; Ez l6,lss.), Con-
siguientemente, Israel ha sido y es un pueblo especial (Nm 23,9;
cf. Am 6,1 ó Mi 3,11 ["Yahvé en medio de nosotros"] como senti-
miento espontáneo), al que el propio Yahvé llama o hace que le
llamen "mi pueblo" (Is 1,3.7; cf. 5,7; Jr 9,6; Am 7,8.15; Mi 6,3; Ex
3,7 J; 3,10 E; 7,4 S; la expresión contraria "no-mi-pueblo", en Os
29. Sobre esto, H.D. Preuss, Deuteronomium, (EdF 164), 1982, 182ss. - R.
Rendtorff, Die Erwahlung Israels ais Thema der deuteronomischen Theologie, en
FS H.W. Wolff, 1981, 75-86.
30. "... naturalmente, no con la conciencia de estar así proclamando una
nueva visión teológica, sino poniendo de manifiesto lo que desde siempre fue
la relación entre Yahvé e Israel". Así se expresa H.-J. Hermisson (v. p. 55, n. 1),
43.
31. Th.C, Vriezen, Die Erwahlung Israels..., 51.- H Wildberger, THAT I, 285.
32. Así también H.-J. Hermisson, op. cit. 47 ("... y esto sólo podía significar
volver a la relación exclusiva con Yahvé, aparte de las naciones").
33. También R. Rendtorff ( op. cit., 77s) y H.-J. Hermisson (op. cit., 43) se
refieren a esta posible historia anterior en Dt 32,8s (LXX), y Rendtorff además
también en Sal 82.
34. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 8.- Sobre esta fórmula cf. H. Seebass, ThWAT
I, 599s. y Id., TRE 10, 183ss.- H. Spieckermann (Heilsgegenwart [FRLANT 148]
1989, l48s.) parece querer ver el origen de la idea de elección, en general, en la
"esfera teológica del Templo".- Cf. p. 295.
35. Th.C. Vriezen, Die Erwahlung Israels..., 47.
LO QUE EL ANTIGUO TESTAMENTO DICE SOBRE LA ELECCIÓN 65
7. Elección e historia
Si nos preguntamos, en un intento de resumen temático, a
qué se hace referencia cuando se habla de la elección histórica en
los diferentes momentos, tenemos que las expresiones indicati-
vas de una elección se aplicaron de forma individualizada a
David y Saúl o al rey en general (Dt 17,5), y luego también a los
Levitas y a los sacerdotes, así como a la ciudad de Jerusalén con
Sión (cf. incluso Sal 132,13; 78,68; según 2 R 21,7, Yahvé llegará
a hacer que su nombre more en ella "para siempre"). De esta
manera, por la vía de la elección, se incluyeron en la fe en Yahvé
la monarquía y Sión, cosa que no pudo suceder hasta no habitar
ya en el país civilizado, y no antes de Saúl o de David y Salomón.
La elección de los sacerdotes sólo llega a consolidarse con la casa
de Eli. Queda, pues, claro que la fe en Yahvé estuvo interesada y
fue capaz, por la vía precisamente de la "elección", de. integrar
"tradiciones" desarrolladas posteriormente.
En relación con la elección del pueblo, central dentro del AT,
fueron la salida de Egipto y los Patriarcas las realidades que fue-
ron concebidas como "elección" y se plasmaron en "tradiciones
de la elección ".
La importancia de la salida de Egipto queda expuesta, por
ejemplo, en Am 9,7; Os 11,1; 12,10; 13,4; Mi 6,3s.; Jr 2,2ss.; 16,14;
31,31s.; Ez 20,5s.; y también ya en Nm 24,8, y más tarde en 1 S
12,6 [D]; Ex 20,2; Jos 24,4ss. o en Ez 15,lss. como explicación del
8. La teología de la elección
Así, pues, veterotestamentariamente "elección" no quiere de-
cir una decisión divina transtemporal, ni tampoco de los prime-
ros tiempos, sino una acción de Yahvé histórica51. Puede decirse,
por ejemplo, que gracias al éxodo de Egipto Israel/Judá se con-
virtió en santuario y dominio de Yahvé (Sal ll4,ls.). La elección
llevada a cabo por Yahvé supuso un inicio cronológico y un fun-
damento intrínseco de su relación con Israel y de la vinculación
de éste con Él. El AT reconoce esa elección de Yahvé en varios
ámbitos (en el éxodo, los patriarcas, el rey, Sión, los sacerdotes)
y establece un orden entre esas elecciones, siendo, sin duda el
éxodo, la prevalente52. De esta manera, en su fe Israel estaba refe-
rido primordialmente a la historia. En ella experimentó él a su
Dios, y en ella es donde debía y tenía que hacer eficiente su fe en
Él. Es así como los narradores o también los profetas buscaron y
exigieron constantemente interpretar el sentido de la historia, y
53. Al respecto, actualmente, K.-F. Pholmann, Die femé Gottes - Studien zur
Jeremiabuch, 1989 (BZAW 179), H3ss.
54. K. Gallin, Erwáhlungstraditionen (p. 55, n. 1), 93 (en referencia a J.
Hempel).
55. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 14.
LO QUE EL ANTIGUO TESTAMENTO DICE SOBRE LA ELECCIÓN 71
56. Cf. las razones en Sal 89,34s; Is 14,24; 45,5-7, aun cuando las mismas no
se ponen en relación'directa con la "elección".
57. G. von Rad (Theol. II, 4a ed., 442) también se plantea con claridad esta
cuestión de la relación entre la historia creída y la historia "real" (cf. supra p. 28s.)
58. Sobre la cuestión de una "alianza" v. p. 123, n. 219- Sobre los "cananeos"
cf. el índice y especialmente infra, p. 397, n. 668.
72 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
ningún faraón murió de esa manera, y que por tanto lo que ahí se
dice no es "histórico". Las fuentes egipcias no dicen nada de todo
lo que se narra en Ex 13-14. Tampoco está zanjada la cuestión de
la localización de estos sucesos. Los diferentes lugares que se
citan son difícilmente armonizables (Ex 13,17s.20; 14,2.9; cf.
12,40), sobre todo porque, además, no está en absoluto claro
dónde hay que ubicar por ejemplo Pi-ha-jirot, y el "mar de las
cañas" lo mismo puede referirse al Golfo de Suez, al Mar Agrio, al
Mar Rojo o al Golfo de Akabá. También es dudoso que la dife-
rencia de datos pueda saldarse diciendo que se refieren a sucesos
distintos pero parecidos de varios grupos pequeños. Aunque para
el Sacerdotal tardío el éxodo de Egipto era una especie de refe-
rencia cronológica primigenia en la historia de Israel (cf. Ex 12,41;
16,1; 19,1; Nm 1,1, et al.), hemos de operar con el convencimien-
to de que, si bien es verdad que sobre la salida de Egipto y el paso
del mar nos dejaron sus relatos varios narradores y entre ellos los
más importantes de entre los que conocemos del Penta-
teuco/Exateuco, no lo es menos que cada uno lo hizo a su mane-
ra y respondiendo a sus propios acentos e intereses y que tales in-
tereses no eran -es evidente- los de la historia exacta. Esto es
especialmente importante porque la salida de Egipto y el paso del
mar no eran unos acontecimientos cualesquiera dentro de la his-
toria de Israel, sino precisamente la "fecha primigenia" de la ex-
periencia de Dios por parte de este pueblo. Y esto es así, aun
cuando haya que contar con que no todo el pueblo de Israel ulte-
rior vivió en Egipto ni fue protagonista de la salida de este país9.
También porque, por ejemplo, por la misma época se menciona
un "Israel" en Canaán, en la estela del faraón Menéftah10, se pien-
sa la mayoría de las veces en un grupo relativamente pequeño:
las "tribus de Raquel", la "casa de José" o, como aquí lo llamare-
mos por razones que discutiremos más adelante", el "grupo de
Moisés"12. Este grupo, el verse salvado de una unidad militar egip-
cia (¿policía de fronteras?) lo vivió como una acción de Yahvé.
9. Sobre el trasfondo y los problemas de las cifras (600.000 hombres sin contar
mujeres y niños, etc.), cf. G. Beer, HAT 1/3, 68 (Gematrie-Deutung).
10. TUAT 1/6, 544ss.
11. Cf. infra p. l69s.
12. Con más detalle, en los tratados de "Historia de Israel" (H. Donner; A.H.J.
Gunneweg; S. Herrmanri).
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 77
24. Ex 3,20; Jc 6,13; Ne 9,17; Sal 78,lls.; 106,7.21s. - Y luego, Dt 4,34; 6,22;
7,19; 26,8; 29,2 (aquí con mófet y 'ot; cf. al respecto los arts. correspondientes de
THAT y ThWAT).
25. Ex 34,10; Jr 21,2; Mi- 7,15; Sal 9,2; 26,7; 40,6; 71,17; 72,18; 86,10; 96,3;
105,2.5; 107; ll,4ss.; 136,4; 145,5. - Significativanente distinta es la cosa en el libro
de Job (Jb 9,10; cf. 5,8s.; 37,5.14.16).
26. D. Conrad, ThWAT VI, 578.- En concreto, 569-583 art. "pl"', con bibl.
sobre el tema "prodigios en el AT".
27. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 15.3-- Sobre el éxodo en los textos jurídicos
veterotestamentarios v. además p. 86, n. 56 (bibl.).
28. Cf. al respecto H.D. Preuss, Deuteronomium, 1982 (EdF 164), 187s.
29. Der Exodus ais Heiligung, en FSR. Rendtorff, 1990, 117-129.- Lo que sigue
se atiene a sus tesis.
82 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
40. Este uso no aparece nunca, por ejemplo, en el primer Isaías, en Oseas,
Amós, Miqueas, Nahúm, Habacuc y Sofonías. Para más detalles, véanse los artícu-
los en THAT y ThWAT mencionados en p. 74, n. 2.
4 1 . H.F. Fuhs, ThWAT VI, 97
42. Para lo que sigue cf. la bibl. señalada en p. 74, n. 2, sobre todo los trabajos
de H. Lubsczyk y A.F. Lenssen.- Además, S. Herrmann, art. "Exodusmotiv. I: AT"
TRE 10, 732-737 (bibl.).
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 85
43. Ex 13,9; 16,1; 18,1; 20,2; 29,46 (P); 32,4.8.11; Lv 11,45; 19,36; 22,33; 25,38;
26,13.45; Nm 15,41; 23,22; 24,8; Dt 4,20; 5,6; 6,16.12.21; 7,8; 8,14; 29,14 (et al. en
Dt); Jos 24,6.17; Je 2,12; 6,8; 1 S 8,8; 10,18; 12,6.8; 1 R 8,16.21.51.53; 9,9; 12,28; 2 R
17,7.36; Jr 2,6; 16,14; 32,20s.; Dn 9,15; Am 2,10; Ne 9,18 y más; cf. Sal 81,11: es
decir, sobre todo en textos de influjo D o posteriores.
44. Jc 19,30; 1 S 8,8; 2 S 7,6 ("desde el día en que yo..."); cf. Dt 9,7; 1 R 6,1; 2 R
21,15; Jr 7,25.- Cf. p. 46 sobre P.
45. Cf. De nuevo, los artículos correspondientes de THAT y ThWAT.
46. K. Elliger, BK XV1, 151.
47. Dt 7,8; 9,26; 13,6; 15,15; 21,8; 24,18 (¡ de esta manera, sólo aparece aquí en
todo el hexateuco!); 2 S 7,23; también Jr 15,21; 31,11.
48. Dt 7,8; 9,26; sobre los demás textos (no combinados con pdh) cf. H.D.
Preuss, Deuteronomium, 1982 (EdF 164), 187.
49. Dt 6,12; 7,6ss.; 8,14 ( et al. En Dt); Os 2,10.22; 11,3; 12,10; 12,4; Mi 6,6-8;
7,8-20; Am 3,ls. ; Sal 105,37-41; 114,1-8; 136,10-16.
50. Os ll,lss. ; 13,4; Ex 20,2s. y par.; Dt 6,14; 7,4; 13,6.11 et al. (También en
D).
86 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
51. Cf. los preámbulos del Decálogo; y luego Am 3,ls.; Os 12,7.9.15; Mi 6,4s.-
Cf. 1 R 8,9; 2 R 21,8; Ez 20,10s.; Sal 81,6; 105,43-45.
52. Os 12,10; Am 2,10; Dt 6,10-12.15; 8,6-10. Cf. Ya Ex 3,8; 34,10 0); Ex 13,17
(E?).
53. Am 3,ls.; Mi 6,3s.- Cf. las "historias de murmuraciones" en Ex y Nm, y ade-
más 1 S 8,7ss.; 10,17s.; 12,6.12s.; y también 1 S 15,ls.; 1 R 12,28.
54. Am 2,6-10; 3,ls.; Os 2,4ss.; 7,15s.; ll.lss.; 12,10; 13,lss.; Mi 6,5; Jr 2,4ss.;
ll.lss.
55. Os 2,16; 11,5; 12,10.13s.: Am 9,7.9s.; Mi 6,13ss.
56. Lv 19,33s.35s.; 25,35ss.; Dt 6,12.21.23; 7,8.19; 8,6-15,17b; 10,19; 13,6.11;
15,15; 16,1.3.6; 23,5.8; 24,18.22; 25,17; 26,8; Os 2,10.13; 11,5; 12,10s.l2; 13,4a.ll;
Am 2,8; 3,1.12.14; 9,1.7.8; Mi 6,6s.l3ss.; Jr 7,21ss., etc.- Cf. también Ex 22,20;
23,9.15.- Sobre este tema, /. Pons, La référence au séjour en Égypte et a la sortie
d'Égypte dans les Codes de Loi de l'AT, ETR 63, 1988, 169-182.
57. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 13.4.
58. De nuevo llama la atención que en el "Protoisaías" no se encuentre ningu-
na de estas referencias.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 87
tir que en la literatura sapiencial (Pr, Jb, Qo) del AT no hay re-
ferencia alguna al éxodo, la alianza y la travesía del desierto. En
ella el pueblo de Dios y su historia no tienen ningún papel. Sólo
los libros de la Sabiduría de Salomón (Sb) y del Sirácida (Si)
incluyen estos temas en su pensamiento, y lo hacen, además, por
un déficit de conocimiento.
Finalmente, los llamados credos (Dt 26,5-9; y también 6,20-24;
Jos 24,2b-13) incluyen en sus textos, de forma destacada, el tema
del éxodo y lo reelaboran desde una postura decididamente teo-
lógica y del todo orientada a los problemas de la salvación. De
todos modos, hoy en día ya no se consideran estos textos (como
hizo, sobre todo, G. von Rad) piezas antiguas aunque probable-
mente reelaboradas, ni se ve en ellos la célula que luego se con-
vertiría, en plan narrativo, en el Hexateuco65. Probablemente en
el caso de Nm 20,l4b-l6 se trate de un credo más antiguo, pero
que se refiere al éxodo de modo central. En estos credos, clara-
mente deudores de la escuela D en su formulación actual y que
han de ser considerados como resúmenes de su teología, es de-
terminante el repaso de los hechos salvíficos de Yahvé. Al expo-
nerlos, se confiesa, como objeto de acción de gracias (y de ora-
ción también), el camino por el que Yahvé condujo, que va desde
la confusión total hasta el don de la tierra prometida, desde un
patriarca hasta el pueblo, desde la prisión, la opresión y el de-
sierto hasta la entrega de la tierra prometida a los liberados pa-
sando por el éxodo salvador. Yahvé ha demostrado que atiende
al grito y a la necesidad66, y en la historia, que es considerada co-
mo un camino con una meta, se lleva a cabo una obra de salva-
ción que está planificada y que culmina con el cumplimiento de
las promesas. De esta manera la valoración teológica del éxodo
alcanza (además de, por ejemplo, en el Deuteroisaías) uno de sus
puntos culminantes en el AT.
En cambio en los libros de las Crónicas del tardo postexilio67
por tres veces, es verdad, aparece en sus oraciones importantes
of the OT, Grand Rapids, 1987, 59ss) (por ejemplo, desde el clan nómada, pasan-
do por el pueblo teocrático, el Estado, el resto, hasta la comunidad de la espe-
ranza).
74. Cf. al respecto Vol. II, Caps. 10 y 14.
75. De todos modos, es llamativo que la aposición "Yahvé, el Dios de Israel"
aparezca por primera vez en Ex 5,1 (y la vez siguiente, en Ex 24,10), y no la encon-
tremos ya en Gn o en Ex 1-4.
76. Se discute si existió un patriarca propiamente "Israel". Esta tesis es defen-
dida especialmente por H. Seebass, Der Ezvater Israel und die Eínführung der
Jahweverehrung in Kanaan, 1966 (BZAW 98).
77. Esta posibilidad, la de que se tratara sólo de un grupo pequeño, aclararía
también el que en Canaán no se encuentre rastro arqueológico alguno suyo de
cuando luego inmigró allí, de que arqueológicamente no pueda demostrarse que
dicho grupo "tomó posesión de la tierra prometida".- Sobre estos temas cf. por
ejemplo, /. Finkelstein, The Archeology of the Israelíte Settlement, Jerusalem und
Leiden 1988.- V. Fritz, BA 50, 1987 (2), 84-100.- M. Weinfeld, VT 38, 1988, 324-332.
78. L. Rost, op. cit. (n. 73 al comienzo), 89.
92 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
84. "Más de dos terceras partes de todos los ejemplos de ám yhwh se encuen-
tran en palabras pronunciadas por Yahvéh. La expresión aparece, sobre todo, en
situaciones de diálogo entre Yahvéh e Israel, y menos cuando se habla objetiva-
mente sobre Israel": N. Lohfink, FS G. von Rad, 1971, 280.
85. Sobre estas oraciones cf. H.D. Preuss, Deuteronomium, 1982 (EdF 164),
25.82.103.141.146s.l84s.
86. Ejemplos en Ñ. Lohfink, FS G. von Rad, 1971, 283s., n. 36.
87. E. Lipinski, ThWAT VI, 187.
88. Cf. al respecto infra, p. 133s; y (además de N. Lohfink, op. cit., 296ss.). R.
Smend, Die Bundesformel, 1963 [ThSt 68] Qd., Die Mitte des AT, Ges. Stud. Vol. 1,
1986, llss.)
89. N. Lohfink, op. cit., 302.
90. Son los LXX los primeros que emplean Aoco¡¡ por 'am y e0uo£ por góy.
94 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
(Dt 4,20; 9,26.29; 1 R 8,51; cf. Sal 33,12 y 1 R 8,53). "Aun cuando
en ella se reflejaba la conciencia de una relación de sangre, para
Israel seguía siendo decisivo el hecho de que la unidad del pue-
blo encontraba su razón, al final, en una acción de Dios que lo
había reunido y unido"95. Los israelitas han sido y son "santos"96
porque Yahvé los consagró y apartó al liberarlos en el éxodo (Lv
11,45; 20,14-26; 22,32s.): esto es lo que subraya la Ley de santi-
dad cuando se refiere a este pueblo97.
b) "Israel"
Este "pueblo de Yahvé" se llamó Israel98. En este nombre, que
aparece en el AT 2514 veces -y que de todos modos, prescin-
diendo de su combinación con el de Jacob, no lo encontramos
en el AT como un verdadero nombre propio de personas- sor-
prende su elemento teóforo "El" ('el). Esperaríamos más bien un
nombre compuesto de Yahvé o de la forma abreviada YH(W).
Este hecho probablemente haya que explicarlo porque origina-
riamente el nombre de Israel perteneciera a un grupo que ado-
raba al Dios El y habitaba ya en Palestina99 cuando los adorado-
res de Yahvé, procedentes de Egipto, se establecieron (de la
forma que fuera) en el mismo sitio, y poco a poco se confundie-
ron con "Israel". En esa reunión de tribus los recién llegados
aportaron su Dios, claramente más convincente, y los que ya
estaban, el nombre de "Israel". El núcleo antiguo de Jos 24100 re-
fleja un proceso de esa clase, de unificación de diferentes grupos
en la aceptación común del culto al Díos Yahvé (que había de
plasmarse en la alianza de Siquem); y Gn 33,20 habla, significati-
vamente, de un "El" que también fue venerado como "Dios de
101. Por ejemplo, en Ugarit y Ebla; v. al respecto THAT I, 782; ThWAT III, 988;
TRE 16, 369.
102. Cf. al respecto H.-J. Zobel, ThWAT III, 988ss.; R. Albertz, TRE 16, 369s.
103. Sobre el problema del "lazo de unión" de esta confederación de tribus
(¿"anfictionía"?) Cf. infra, p. 102s.
104. R. Albertz, TRE 16, 370
105. H.-J. Zobel, ThWAT III, 998.
106. Sobre el lenguaje de los profetas cf. L. Rost, Israel bei den Propheten,
1937 (BWANT 71) y H.-J. Zobel, ThWAT III, 992s.l006ss.; y v. también la nota
siguiente.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 97
107. Sobre "Israel" en Isaías, cf. además J. Hegenhaven, (v. p. 90, n. 73), 5ss.
(aquí, 20ss., también se trata de "Israel" en Os, Am y Mi).
108. Sobre la "eclesiología" de Dt y del Deuterogénesis cf. EL. Hossfeld, Volk
Gottes ais "Versammlung", en Unterwegs zur Kirche (v. n. 73), 123-142 (en con-
creto, 128ss).
109. Sobre la muy diferenciada utilización de isra 'el, yehüdáh, góláh y 'am
en los libros de Esdras, Nehemías (y Crónicas) cf. sobre todo H.C.M. Vogt, Studie
zur nachexilischen Gemeinde in Esra und Nehemia, 1966.
110. Cf. una visión de conjunto de carácter informativo en H.-J. Zobel, ThWAT
III, 1003-1011.
111. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 12.3.
112 R. Albertz, TRE 16, 371.
113 Cf. al respecto p. I46s.+155, y Vol. II, Cap. 12.
98 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
119. F.L. Hossfeld, ThWAT VI, 1214.- Sobre qahály édáh en P cf. además K.
Elliger, HAT 1/4, 1966, 70 (con las nn. 20s.)
120. F.L. Hossfeld, ThWAT VI, 1215.
121. Cf. al respecto p. 291s.
122. Sobre 'edáh di. también Nm 32,2.12.13; Jos 18,1; 20,6.9; 22,12.l6ss.20.30.
100 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
123. "El período preprofético conoce un pueblo, pero no una 'iglesia'; duran-
te la época profética, del pueblo comienza a desgajarse una 'iglesia'; en la época
posterior a los profetas, la 'iglesia' aparece junto al pueblo y va tomando impor-
tancia creciente en relación con éste": O. Eissfeldt, Volk und "Kirche" im AT, en Id.,
Geschichtliches und Übergeschichtliches im AT, 1947, 9-23 (en concreto: 10).
124. Cf. al respecto p. 123+130.
125. Cf./. Hausmann, Israels Rest, 1987 (BWANT 124), 123-125.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 101
129. "El no cumplir con la circuncisión (Gn 17,14), la violación del sábado (Nm
15,32-36), la blasfemia contra Dios (Lv 24,10-16), el sacrificio en lugar no santo (Lv
17,9), la no celebración de la Pascua (Nm 9,13), el ayuno de la Expiación (Lv
23,29), el comer sangre (Lv 7,27), etc. son cosas que según la Ley hay que castigar
con la muerte". La comunidad se hace con "la fidelidad a la Ley": F. Maass, ThViat
2, 1950, 28.
130. Cf. L. Kóhler, Theol., 4a ed., 48: "El pueblo no es la suma de sus miem-
bros, no es el resultado de una adición, sino que está representado por cualquier
cantidad de miembros suyos..." Cf. H.W. Woff, EvTh 9, 1949/50, 73s. ,
131. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 15.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 103
132. Id., Das System der zwólf Stamme Israels, 1930 (BWANT IV/1) y reedi-
ción, 1966.- Para una historia (más amplia) de los estudios sobre el tema-, O. Bachli,
Amphiktyonie im AT, 1977 (bibl.).- Cf. las sugerencias críticas, pero que rabien
104 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
144. Así, con S. Herrmann, Geschichte Israels in atl. Zeit, 2a ed, 1980, 137.
145. Sobre el tema de la tribu natural de Leví cf. Vol. II, Cap. 9-3-
146. Cf. H.-J. Zobel, Zusammenschlüsse von Stámme in der vorstaatlichen Zeit
Israels, en Theol. Versuche XIV, 1985, 29-37, que intenta demostrar la existencia de
una serie de federaciones de tribus israelitas en la época preestatal, ve en "Israel"
un conjunto superior de tribus, de esa misma época, en el que existe la conciencia
generalizada de una pertenencia común; sin embargo, subraya, refiriéndose a
dicha federación de tribus, que, como muestra Je 5, todavía no era una figura
madura.
147. Cf. p. 95s.
148. Cf. p. 92+206s. y, además, los tratados de historia del Israel veterotesta-
mentario (H. Donner; A.H.J. Gunneweg; S. Herrmann).
149. Cf. al respecto A.H.J. Gunneweg, Geschichte Israel, 6a ed., 1989, 34-44.
106 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
(Nm 23,9b); pero el contexto que precede señala por qué suce-
den ambas cosas: Israel no es execrado por su Dios, y por tanto
tampoco puede ser maldecido por Balaam. O sea que se puede
y se debe añadir que él está protegido, predestinado, bendecido
incluso por su Dios. Y el segundo oráculo de Balaam, también de
tradición E, llega aún más lejos (Nm 23,21-24). Yahvé está "con
su pueblo"153 y "en él se oye proclamar a un rey". Esta celebración
del rey se refiere probablemente a Yahvé como rey de su pue-
blo154, al que éste confiesa y canta en himnos. Él es el que sacó a
su pueblo de Egipto (Nm 23,22155), en el que ha hecho cosa gran-
de. En Israel no se conoce ni el presagio ni el sortilegio, y eso
como consecuencia de la vivencia que tiene de Yahvé y de la fe
en Yahvé (Nm 23, 23; cf. la "separación" de Canaán en Gn
9,26ss.). El Dios que bendice es también el Dios que salva156, y el
pueblo de este Dios tiene fuerza guerrera (Nm 23,24; cf. Nm 24,5-
9 J). Lo peculiar de "Sem", que en Gn 9,26s. (J) representa clara-
mente también a Israel, es precisamente su Dios, es su bendición,
que opera históricamente y también la donación del país que se
describe de forma exagerada (Gn 12,3; Nm 24,9 J). "La marcha de
Israel a lo largo del tiempo se encuentra definida por la compa-
ñía de Yahvé, de su Señor real, y también por la respuesta de la
fe y de la confesión de Israel mismo"157. Gracias al Dios iniguala-
ble que es Yahvé, del que recibe la salud y la salvación, no hay
para Israel nadie que iguale a este pueblo (Dt 33,29). "Así cada
generación tuvo la oportunidad... de entenderse a sí misma (de
esta manera y siempre de nuevo) como Israel ante Yahvé"158.
153. Cf. sobre esto: ZAW 80, 1968, 139-173; ThWAT I, 485-500.- Y también R.
Winling, RscRel 51, 1977, 89-139.- M. Górg, ThGl 70. 1980, 214-240.- Cf. también
Vol. II, Cap. 6.5.
154. Sobre esto, infra p. -266+271.
155. Sobre 'e/en este contexto cf. ThWAT III, 817s. con bibl.: Aquí habla un no
israelita.- Sobre los oráculos de Balaam cf. H.-J. Zobel, FS R. Rendtorff, 1990, 141-
154.
156. Cf. Sobre esta diferenciación que luego no se mantendrá en el AT
Cap.4.4g (p. 311).
157. H.-J. Zobel, ZAW 85, 1973, 286.- Sobre el tema, también: H.W. Wolff,
Gottesglaube und Selbstverstándnis Altisraels, en Id., Wegweisung, 1965, 54-77.
158. G. von Rad, ThLZ 88, 1963, 405 [lo que va entre paréntesis es añadido del
autor]; cf. Id., Theol. I, 5a ed., 132.
108 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
4. Comunidad e individuo
Salida de Egipto, elección, alianza y donación de la tierra tení-
an por destinatario, de forma principal, a Israel como pueblo. In-
cluso en los casos en que Yahvé elige a un individuo159, esa ac-
ción está al servicio del pueblo como conjunto. El individuo isra-
elita se consideraba miembro de ese conjunto. ¿Qué relación
había entre comunidad e individuo? 160
En primer lugar hay que referirse, en este tema, a la estrecha
relación del individuo con la comunidad. "Jacob" puede significar
el patriarca o el pueblo de Israel. El siervo de Dios161 es Israel co-
mo pueblo o también el profeta o un hombre piadoso destacado.
En Dt Israel pueblo es interpelado con el singular "tú" o con el
plural "vosotros", y la distribución de ambos tratamientos se pre-
senta frecuentemente en los diferentes estratos descubiertos por
la crítica literaria, no es así siempre a lo largo del Dt. El llamado
"credo menor histórico-cultual" de Dt 26,5-9 es un ejemplo de có-
mo se mezclan el "yo" y el "nosotros/nos"; y en el "hoy" del Dt las
generaciones coinciden en una simultaneidad única dentro de la,
historia de la salvación, con la posibilidad de tener experiencias
idénticas con su Dios Yahvé (Dt 5,2s.; 29,9-14). En las bendiciones
de las tribus los patriarcas representan a la tribu entera (Gn 49; Dt
33), igual que Esaú representa a Edom (Gn 27), Caín a los queni-
tas (Gn 4) e Ismael a los ismaelitas (Gn 16+21)162 y los patriarcas
como individuos, a los clanes o grandes familias que encabezan.
Las hermanas Oholá y Oholibá representan a Israel/Samaría y a
Judá/Jerusalén (Ez 23), y una mujer sustituye a Israel (Os 1+3; Ez
16). Jerusalén lamenta su suerte, igual que lo hace el individuo
163. Sobre esto H. Seidel, Das Erlebnis der Einsamkeit im AT, 1969.
164. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 12.3.
110 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
165. Unas 130 veces en el AT; cf., por ejemplo, Sal 3,8; 5,3; 18,3; 22,2.11; 25,2;
63,2; 68,25; 84,4; 89,27; 91,2; 102,25; 118,28; 140,7; y también Ex 15,2; Is 40,27;'Jr
3,18, et al.- Sobre este tema: O. Eissfeldt, "Mein Gott" im At, ZAW 6l, 1945-48, 3-
16 (=Id., KS III, 1966, 35ss.). Cf. también: R. Albertz, Persónliche Frómmigkeit und
ofizielle Religión, 1978.- H. Volander, Mein Gott, 1975 (AOAT 23). De todos
modos, los dos autores mencionados en último lugar (aun reconociendo por
necesidad el "pluralismo intrínseco a la religión": así Albertz) resaltan demasiado
la diferencia entre piedad personal y religión oficial, la cual no se destaca en tanta
medida en el AT, sino que más bien existe "antes" que él (cf. la polémica de Dt o
de Oseas contra la piedad nacional).
166. Cf. al respecto /. Scharbert, Unsere Sünden und die Sünden unserer
Vater, BZ NF 2, 1958, 14-26, y Id., v. p. 67 n. 160.
167. Distinta era todavía la opinión, por ejemplo, de F. Baumgártel, Die Eige-
nart der atl. Frómmigkeit, 1932.- Pero v. H. van Oyen, Éthik des AT, 1967, 159: "El
individualismo es un producto de la Ilustración y del Liberalismo y, en ese senti-
do abstracto, en el mundo antiguo ni siquiera se plantea".
168. Dejamos aquí abierta la cuestión de si este sentimiento de solidaridad es
posible u obligado atribuirlo a una herencia del nomadismo.
169. Así, R. Knierim, Die Haupbegriffe für Sünde im AT, 1965 (passim) y
otros.
170./. Hempel, Das Ethos des AT, 2a ed., 1964 (BZAW 67), 34. En concreto p.
32-67 (93) también se dedican al "colectivismo e individualismo".
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 111
171. K. Elliger (ZAW 67, 1955, 1-25 = TB 32, 1966, 232ss.) ha hecho notar que
Lv 18 se refiere a una gran familia israelita, en la que normalmente viven juntas
cuatro generaciones (cf. Id., HAT 1/4,239).
172. Sobre la función de las genealogías en el AT cf. supra p. 98, n. 115.
173. Cf. al respecto Vol. II, Cap. ll.l.d.
174. Sólo gracias a la intercesión de David "se arrepintió" Yahvé del daño que
quería infligir (2 S 24,l6s.)
175. Cf. Sobre esto además Vol. II, Cap. 6.5.
176. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 11.7.d.
112 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
177. Cf. sobre este tema:/. Scharbert, Solidaritát... (v. p. 67, n. 160) 113ss.-J.
Hempel, (v. n. 170), 46ss.
178. "En realidad en el AT esta contradicción no se resuelve": H. Ringgren,
ThWAT I, 14 (v. en su conjunto el art. 'ab, 1-19).
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 113
179. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 7.7. y 15.7.- Y también sobre el tema: M.
Saebo, Vom Individuellen zum Kollektiven, en: FS C. Westermann, 1989, 116-
125.
180. W. Eichrodt, Theol. II/III, 7a ed., 181.
181. Sobre la misma y los problemas relacionados con su estudio: W.H.
Schmidt, Exodus, Sinai und Mose, 1983 (EdF 191), 71-90; Id., Atl. Glaube, 6a ed.,
46ss.; y luego, P. Maiberger, art. "sinaf, ThWAT V, 819-838; /. van Seters, "Com-
paring Scripture with Scripture": Some Observations on the Sinai Pericope of
Exodus, 19-24, en: FS B.S. Schilds, Filadelfia 1988, 11-130.- Cf. también, G. von
Rad, Theol. I, 5a ed., 200ss.- B.S. Schilds, Theol., 53ss.- W. Zimmerli, Theol., 6a
ed., 39ss.- S. Terrien, The Elusive Presence, Nueva York 1978, lOóss.- Con valo-
raciones distintas de la literatura referida en cuanto a temas de crítica literaria y
de redacción: T.B. Dozeman, God on the Mountain, Atlanta/Gg. 1989 (SBL MS
37).
114 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
182. Sobre este tema, H. Utzschneider, Das Heiligtum und das Gesetz, 1988
(OBO 77).
183. Sobre él cf. infra p. 174-180.
184. "El haber sido elegido supone una especial responsabilidad. No es una
mera entrega de amor" ÍTh.C. Vriezen, Theol., 140); cf. H.H. Rowley, The Biblical
Doctrine of Election, 2a ed., 1964, 43+45.
185. Al respecto, sobre todo, E. Zenger, Die Sinaitheophanie, 1971 (fzb 3); Id.,
Israel am Sinai, 1982 (aquí se trata también de R1' como autor del conjunto com-
pleto de Ex 19,29-20,21); L. Perlitt, Bundestheologie im AT, 1969 (WMANT 36).
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 115
186. Sobre éste /. Halbe, Das Privilegrecht Jahwes Ex 34,10-26, 1975 (FRLAN1
114).
187. Sobre estos pasajes cf. además Chr. Hinz, "Feuer und Wolke im Exodus"
EvTh 27, 1967, 76-109 (en concreto, 91ss.; algo complicado, de todos modos, po
enzarzarse en un diálogo crítico con /. Moltmanri).
188. Lo que sigue, ateniéndonos ampliamente a E. Zenger, Die Sinaitheopha
nie, o también Id.., Israel am Sinai (v. n. 185).
189. Cf. sobre la "alianza rota": Lv 26,5; Nm 15,31; Dt 12,7; 31,16.20; Je
7,11.15; 23,16; Jc 2,10; 2 R 18,12; Is 24,5; Jr 11,10; 34,18; Os 6,7; 8,1; cf. también d
otra manera en Dt 29,24; 1 R 11,10; 2 R 17,15; Jr 22,9; Sal 78,10.37.
116 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
195. Para este tema, además, cf. Vol II, Cap. 13.
196. Cf. sobre ella además H.-J. Zobel, Der frühe Yahwe-Glaube in der
Spannung von Wüste und Kulturland, ZAW 101, 1989, 342-265; aquí (346s.) se
llama la atención sobre el hecho de que los antiguos relatos de la teofanía de
Yahvéh son autónomos y no se acomodan al modelo cananeo. "La razón de eso
está, sin duda, en que en el AT la aparición de Dios va siempre acompañando a
la revelación de Dios. Por eso, ya ab ovo, la fe en Yahvé israelita es definida en
su peculiaridad de religión revelada; y un elemento esencial suyo es que la teo-
fanía del Sinaí, que aparece en su inicio, se describa a la vez como el nacimiento
de una relación: de la relación de Yahvé con Israel y de Israel con Yahvé".
197. Sobre ella, sobre todo L. Perlitt, Bundestheologie..., 167- 181.
198. Así, con L. Perlitt, op. cit., 178.
118 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
202. Para P. Welten (Gott Israels - Gott vom Sinai, BthZ 1, 1984, 225-239; en
concreto, 233s.) Ex 19,19b da la clave para la interpretación de la teofanía del
Sinaí (¡por la importancia que ahí tiene la personalidad y el carácter exclusivo de
Yahvé!)
203. Según E. Zenger (Sinaitheophanie, 101) aquí debían ir añadidos Ex
33,19.21a.22; 34,6-8.29-31*, cosa que es poco probable.
204. Op. cit., 158.
205. Una visión general de la investigación en este terreno, en E. Zenger,
Sinaitheophanie, 13ss.; W.H. Schmidt, EdF 191, 71-90.
206. Al respecto, H. D. Preuss, Deuteronomium, 1982 (EdF 164), 145-
147.236s. (bibl.).- G. von Rad (Theol. I, 5a ed., 135ss.) seguía considerándolos
como textos antiguos y semilla del Hexateuco.
120 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
211. Sobre ella, W.H. Schmidt, Exodus, Sinai und Mose, 106-109 (bibl.).- Ella
era importante para O. Procksch, Theol., 94ss.
212. Sobre ello, otra vez W.H. Schmidt, op. cit., 79-82 (bibl.); P. Maiberger, art.
"sinaf, ThWAT V, 819-838 (según él, de todas formas, el Sinaí estaba en el área de
Cades).
213. Cf. S. Herrmann, art. "Sinai", BHHWB III, 180ss. y también el mapa, p.
1803s.
214. Aquí, la -¿intencionada?- relación entre syny y senéh, "zarza". Cf. al res-
pecto, P. Maiberger, art. "Dornbusch", NBL I, 440s.
122 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
215. V. W.H. Schmidt, op. cit., 44; Id., BK II/l, 145.- L.E. Axelsson, The Lord
rose up from Seír, Stockholm (Lund?) 1987 (CB OT 25).- Otros matices e n / . C de
Moor, The Rise of Yahwism, 1990, 1990 (BETL XCI), lis.- Cf. infra p. 252.
216. Sobre ellas, W.H. Schmidt, Exodus, Sinai und Mose, 110-130 (bibl.) e
infra p. 250s.
217. Ex 2,18; 3,1; 4,18; 18,ls.; Nm 10,29; Je 4,11.
218. Sobre ello, L. Perlitt, Exodus, Sinai und Horeb, en FS W. Zimmerli, 1977,
302-322; cf. también P. Maiberger, ThWAT V, 830ss.- Otro es el pensamiento de
Chr. Levin, VT 35. 1985, 190s.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 123
219. Sobre este tema, sobre todo: D.J. McCarthy, Der Gottesbund im AT, 1966
(SBS 13).- L. Perlitt, Bundestheologie im At, 1969 (WMANT 36), 156ss. [sobre éste,
N. Lohfink, SBAB 8, 19990, 325ss.]- E. Kutsch, Verheissung und Gesetz, 1973
(BZAW 131), 75ss.- Id., art. "feníVerpflichtung", THAT I, 339-352 (cf. TRE 7, 397-
403).- M. Weinfeld, art. "beríf ThWAT I, 781-808.- Pero también: W. Zimmerli,
Erwagungen zum "Bund". Die Aussagen über die Yahwe- brít in Ex 19-34, en Fs
W. Eichrodt, 1970 (AthANT 58), 171-190.- W. Eichrodt, Darf man heute von einem
Gottesbund mit Israel reden?, ThZ 30, 1974, 193-206.- L. Wáchter, Die Übertra-
gung der Beritvorstellung auf Jahwe, ThLZ 99, 1974, 801-816.-J. Scharbert, "Berit"
im Pentateuch, en FS H. Cazelles, París, 1981, 163-170.- E.W. Nicholson, God and
his people, Oxford 1986; en concreto, en 121ss. sobre los diferentes "key texts"
(la mayoría de las veces, igual que L. Perlití).- Id., Covenant in a Century of Study
since Wellhausén, OST 24, 1986, 54-69.- R A. Oden, Jr., The Place of Covenant in
the Religión of Israel, en FS F.M. Cross, Filadelfia 1987, 429-447.- N. Lohfink, art.
"Bund", NBL I, 344- 348.- R. Davidson, Covenant Ideology in ancient Israel, en
The World of Ancient Israel (Ed. R.E. Clements), Cambridge et al. 1989, 323- 347.-
Una visión distinta en Chr. Levin, Die Verheissung des neuen Bundes, 1985
(FRLANT 137).- Cf. además W. Eichrodt, Theol. I, 8a ed., 43ss.- G. Von Rad, Theol.
I, 5a ed., I43ss.- W.H. Schmidt, Atl. Glaube, 6a ed., 129ss.
220. Sobre Ex 34 y la interpretación yahvista de la alianza sinaítica cf. además
/. Scharbert, Yahwe im frühisrelitischen Recht, en Gott, der einzige (Ed. E. Haag),
1985, 160-183, en concreto l63ss.
221. Cf. en relación con éste, Me 14,24; Mt 26,28
222. Sobre Ex 24,1-11 v. además F.-L- Hossfeld, Der dekalog, 1982 (OBO 45).
190-204; W.H. schmidt, Wort und Ritus, Pth 74, 1985, 68-83 (en concreto, 72ss.)-
Cf. también A. Deissler, Grundbotschaft, 87s.
124 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
223. La explicación que da E. Kutsch (Verheissung und Gesetz, 82ss.; cf. Id.,
VT 23, 1973, 25-30; TRE 7, 400) (sacrificio, por una parte, y por otra, alianza)
encuentra su mayor dificultad en que cada una de las "mitades" de la sangre las
interpreta de manera distinta.
224. Chr. Levin, Der Dekalog am Sinai, VT 35, 1985, 165-191 (en concreto,
177, aunque con una idea distinta de la tradición sinaítica y también de la inclu-
sión del Decálogo).
225. Sobre la alianza de los Patriarcas cf. Vol. II, Cap. 6.6.; sobre la de David,
cf. Vol. II, Cap. 7.2.
226. Sobre esto, E. Kutsch, THAT I, 340.- Una actitud crítica respecto de estas
etimologías, acompañada de importantes consideraciones sobre las manifestacio-
nes del AT relacionadas con la alianza en / Barr, Some Semantic Notes on the
Covenant, en FS W. Zimmerli, 1977, 23-38.-
227. Cf. Aw I, 129s.
228. Cf. también (con E. Kutsch) el acádico barü: Aw I, 109.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 125
siderarse que existió sin obligaciones por parte del socio. Incluso
en las alianzas de Dios con Noé y Abraham, que tendrían más
carácter de graciosas, se habla de obligaciones (Gn 9,3-6; 17,1c.
9ss.) y en la del Sinaí, desde luego, tales obligaciones no pueden
excluirse. De todos modos lo que aquí encontramos serían pro-
mesa y mandamiento juntos (A. Jepsen), la palabra dada, la pro-
mesa y la obligación todo a la vez, naturales en una berit entre
Yahvé y el pueblo, y no como obligaciones contraídas entre so-
cios con iguales derechos. Cuando Yahvé pronuncia su "yo seré
vuestro Dios", junto a la promesa graciosa va incluido también el
"lo seré yo solo". Aparecen juntas la indicación de la meta y la del
camino. Esta historia común del pueblo con su Dios crea el espa-
cio de obediencia. No es casualidad que dentro del Decálogo se
resalte que Yahvé es el "Dios celoso" (Ex 20,5; Dt 5,9), es decir
que se haga en el actual punto de intersección contextual de la
alianza y la ley.
Sobre la base de esta naturaleza vinculante de la berit es posi-
ble, luego, articular la relación mutua entre alianza y juramento
(Dt 29,11; Ez 17,18s.)244; entonces el rito de Gn 15,9-18 (cf. Jr
34,15ss.), documentado en forma similar también en el entorno
de Israel245, viene a subrayar el carácter de obligación que tiene
para las partes contrayentes el acontecimiento. Si además acom-
pañando a berit aparece el verbo ntn (es la fórmula preferida en
Dt, pero también se halla en P en Gn 17,2), entonces es claro que
se hace referencia a la entrega de un documento o tabla; si el
verbo que aparece es heqím (es la opción principal de P: Gn
9,9.11; 17,7), se alude a la erección de una estela; y con krt se alu-
de a una especie de automaldición que amenaza con suerte se-
mejante ("krt") al que rompa esa alianza. Pero, por encima de to-
do, E. Kutsch ha demostrado concluyentcmente que berit no de-
be traducirse de modo unívoco, que al hacerlo existe el peligro
de pensar demasiado rápidamente en una relación recíproca
entre dos, cosa que, ciertamente, en el caso de la alianza de Yah-
vé no es correcta. Por eso, siguiendo una (¿excesiva?) lógica, él la
traduce por "obligación", debiéndose luego distinguir entre la
251. Cf., por ejemplo, Dt 4,13.23; 5,2s.; 9,9.11.15; 10,8; 17,2; 28,69; 29,8.11.13.
20.24s.; 31,9.l6.20.25s.; 1 R 11,11; 19,10.14; 2 R 17,15; 23,2a, et al.
252. Cf. los textos más tardíos de Sal 25,10.14; 44,18; 50,16; 78,10.37; 103,18;
y también Za 9,11; Dn 9,27.
253. Cf. supra, p. 116.
254. Cf. además Vol. II, Cap. 6.
255. Otra es la idea de A.Jepsen, op. cit., 200.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 131
273. R. Smend, op. cit., 16 ó 24.- Sobre 'amyhwh. cf. Cap. 3.4a (p. 91ss.).
274. Cf. al respecto infra p. 221ss.
275. Cf. al respecto supra p. 78.
276. Según B. Stade CBM. Theologie des AT, Vol. 1, 1905, 46) el "Yahvé, Dios
de Israel" era la "idea fundamental" de la religión de Israel.
277. Cf. la referencia bibliográfica en p. 11, n. 182.
278. Sobre el tema, Chr. Dohmen, Was stand auf den Tafeln vom Sinai und
was auf denen vom Horeb?, en F.-L. Hossfeld (ed.), Vom Sinai zum Horeb, 1989,
9-50 (cf. Id., ThWAT V, 830).
279. Cf. al respecto supra, p. 123.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 135
ciones (relato básico con añadidos: el núcleo estaría sólo en w. 1-20); sobre el
texto cf. también P. Weimar, BN 38/39, 1987, 117-160 (bibl.).
286. Cf. al respecto además W. Zimmerli, Theol., 6a ed, 58ss.
287. Cf. sobre esto EAurelius, Der Fürbitter Israels, Sotckholm 1988 (CB OT 27).
288. Cf. los tratados de "Historia del Israel veterotestamentario".
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 137
296. Ex 16,35; Nm 14,33s.; 32,13; Dt 2,7; 8,2.4; 29,4; Jos 5,6; Am 2,10; 5,25; Sal
95,10; Ne 9,21.
297. Cf. al respecto los artículos de Th. B. Dozeman y M.A. Sweeney sobre la
tradición del tema del desierto en SBL Sem. Pap., Bd. 28, 1989, 282-290+191-199.
140 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
298. Sobre este tema: A Alt, Die Ursprünge des israelitischen Rechts, 1934 (=
Id., KS I, 1953, 278ss.).- M. Noth, Die Gesetze im Pentateuch, 1940 (Id., TB 6, 3a
ed., 1966, 9ss.).- E. Würthwein, Der Sinn des Gesetzes im AT, ZthK 55, 1958, 255-
270 (Id., Wort und Existenz, 1970, 39ss.).- F. Horst, Gottes Recht, 1961 (TB 12).-
R. Killian, Apodiktisches und kasuisitiches Recht..., BZ NF 7, 1963, 185-202.- E.
Gerstenberger, Wesen und Herkunft des "apodiktischen Rechts", 1965 (WMANT
20).- G. Fohrer, Das sog. apodiktisch formulierte Recht und der Dekalog, KuD 11,
1965, 49-74, (-Id., BZAW 115, 1969, 120ss.).- W. Richter, Recht und Ethos, 1966
(StANT XV).- A.Jepsen, Israel und Gesetz, ThLZ 93, 1968, 85-94 ("Id., Der Herr ist
Gott, 1978, 155ss.).- W. Zimmerli, Das Gesetz im AT, en Id., Gottes Offenbarung,
(TB 19), 2a ed., 1969, 249-276.- H. Schulz, Das Todesrecht im AT, 1969 (BZAW
114).- R. Brunner (ed.), Gesetz und Gnade im AT und im jüdischen Denken,
1969.- G. Liedke, Gestalt und Bezeichnung atl. Rechtssátze, 1971 (WMANT 39).-
V. Wagner, Rechtssátze in gebundener Sprache und Rechtssatzreihen im israeli-
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 141
a) Derecho y preceptos
Según su contexto actual, en Israel todo derecho está relacio-
nado con Yahvé, con Moisés y con el Sinaí, Y con eso queda
dicho lo esencial sobre su lugar teológico. Este derecho no es
sólo un conjunto de disposiciones humanas299, sino que implica
el reconocimiento y la puesta en práctica de la voluntad divina, y
el Dios cuya voluntad se halla tras el derecho y la ley es recono-
cido como aquél que salvó a su pueblo y a la vez lo obligó a unos
deberes. Lo que "es justo" en Israel tiene que referirse a Yahvé,
tiene que servir a su pueblo como pueblo de Yahvé y contribuir
a su formación en cuanto tal, y configurarlo, según Dt, como
"pueblo consagrado" (Dt 7,6 et al.) y, según la Ley de santidad
(Lv 17-26), como "santo, porque yo [Yahvé] soy santo" (Lv 19,2,
et al.). Y esto vale lo mismo para la tóráh que para los mispatim,
juqqqim, mis(w)ót, debarim o 'edót etc. y cualquier otra deno-
minación con que Israel se refiera a los preceptos de Yahvé (cf.
la combinación de denominaciones en Dt o Sal 119). •
Si se analiza con más detalle, dentro de la gran perícopa sina-
ítica se distinguen diferentes colecciones jurídicas que se definen
por su contenido y por su estilo, como por ejemplo, el Decálogo
(Ex 20,1-17; Dt 5,6-21)300 y el Código de la alianza (Ex 20,22-
tischen Recht, 1972 (BZAW 127).- H. Rücker, Die Begründungen der Weisungen
Jahwes ím Pentateuch, 1973--/. Halbe, Das Privilegrecht Jahwes Ex 34,10-26, 1975
(FRLANT 114).- H. Gese, Das Gesetz, en Id., Zur biblischen Theologie, 3a ed.,
1989, 55-84.- W. Schottroff, Zum atl. Recht, VuF 22, 1977 (H.l), 3-29 (bibl.)- R.
Smend/U. Luz, Gesetz, 1981.- H.D. Preuss, Deuteronomium, 1982 (EdF 164)
[bibl.]- G. Braulik, Gesetz ais Evangelium. Rechtfertigung und Begnadigung nach
der deuteronomischen Tora, ZthK 79, 1982, 127-160 (=Id., SBAB 2, 1988, 123ss.).-
HJ. Boecker, Recht und Gesetz im AT und im Alten Orient, 2a ed., 1984.- D.
Patrick, Oíd Testament Law, Atlanta 1985.- K. Kocfo, art. "Gesetz I: AT", TRE 13m
40.52 (bibl.).- R. Martin-Achard, La Ioi, don de Dieu. Aubonne 1987.- E. Otto,
Wandel der Rechtsbegründrjngen in der Gesellschaftsgechichte des antiken Israel.
Eine Rechtsgeschichte des "Bundesbuches" Ex XX 22- XXIII 13, 1988.- "Gesetz"
ais Thema Biblischer Theologie, 1989 (JBTh 4).- Thinking Biblical Law (Semeia
45), 1989.- Cf. además: W. Eichrodt, Theol I, 8a ed., 33ss.- L. Kohler, Theol., 4a ed.,
92.96.190- 199.- G. von Rad, Theol. I, 5a ed., 203ss.- W. Zimmerli, Theol., 6a ed,
94ss.- C. Westermann, Theol., 154ss.- R.E. Clements, Theol, 104ss.- B.S. Schilds,
Theol., 51ss.- W.H. Schmidt, Atl. Glaube, 6a ed., 343- 346.
299. Sobre el derecho veterotestamentario en cuanto derecho civil con su
normativa indemnizatoria, como un derecho "suave", cf. H. Seebass, Der Gott der
ganzen Bibel, 1982, 102-113-
142 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
300. Sobre el Decálogo, sobre todo en relación con sus mandamientos pri-
mero y segundo, volveremos en el apartado 8 de este mismo capítulo (p. 173ss.)
301. Cf. al respecto, además, P. Weimar, art. "Bundesbuch", NBL I, 348-356
(bibl.).
302. Cf. al respecto ANET, 3a ed, 159ss.523ss.- TUAT 1/1, 1982; I 1/3, 1983.-
Orientalisches Recht, (HdO Erg. Bd. III), 1964.- W. Filkentscher, et al. (Hg.),
Entstehung und Wandel rechtlicher Traditionen, 1980 (en esta obra, /. Krecher
sobre el derecho sumerio, y W. Helck sobre el del antiguo Egipto).- Sobre el dere-
cho en el antiguo Oriente, cf. una visión panorámica en W. Schottroffiv. n. 298),
lOss. y K. Koch, TRE 13, 40-42.
303. Cf. el estudio de derecho comparado de E. Otto, Rechtsgeschichte der
Redaktionen im Kodex Esnunna und im "Bundesbuch", 1989 (OBO 85).
304. Véase la n. 298.
305. Untersuchungen zum Bundesbuch, 1927 (BWANT 41).
306. Sobre éste A. Alt, KS I, 258ss.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 143
313. Sobre las penas en el derecho veterotestamentario cf. H.J. Boecker, Recht
und Gesetz... (v. p. 90, n. 298), 31s.; y también W. Eichrodt, Theol. I, 8a ed., 38s.-
Sobre la pena de muerte en el derecho del entorno de Israel cf. R. Haase,
Einführung in das Studium keilschriftlichen Rechtsquellen, 1965 (passim).- V.
Korosec, Die Todestrafe in der Entwicklung des hethitischen Rechts, en Death in
Mesopotamia (Ed. B. Alster), Copenage 1980, 199-212 (con bibl. también sobre
otros ambientes del entorno de Israel).
314. Como en realidad, por los textos disponibles, sabemos relativamente
poco de estos "jueces menores", es de suponer que sirvieran para otros puestos
y funciones. Según M. Noth, eran portavoces no del derecho casuístico sino del
apodíctico; y según H.-J. Kraus, eran intermediarios de la alianza en el culto so-
lemne; M. Metzger defendió una combinación de ambas cosas, y W. Richter vio
en ellos a representantes de un cuerpo de jueces civiles en la transición de la
tribu a la ciudad. Como orientación pueden servir: H.N. Rósel, Die "Richter Is-
raels", BZ NF 25, 1981, 180-203.- Chr. Scháfer-Lichtenberger, Stadt und Eidge-
nossenschaft im AT, 1983 (BZAW 156), 344ss. (que los analiza en el marco de la
"sociedad segmentaria").
315- H.J. Boecker, Recht und Gesetz (v. p. 90, n. 298), 131.
316. Sobre esto, H.W. Gilmer, The If-You form in Israelite Law, Missou-
la/Mont. 1975.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 145
317. Cf. H.J. Boecker, Recht und Gesetz (v. p. 90, n. 298), 133-
318. KS I, 291.
319. Cf. en la nota 298, y también Vol. II, Cap. 12.3.
320. KS I, 302ss.
146 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
324. G. von Rad (op. cit., 18 ó 28) hace notar, en este sentido, que ya S.
Mowinckel (Le decalogue, París 1927) no había visto en los relatos de los suce-
sos del Sinaí otra cosa que una reproducción de la fiesta de año nuevo de Israel
traducida a lenguaje de mito literario.
148 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
332. Cf. Id., Das Gottesvolk im Deuteronomium, 1929 (BWANT 47); Deute-
ronomium-Studien, 1947 (2a e d , 19948). Y más tarde siguió su comentario al
Deuteronomio (ATD 8, 1964, etc.); cf. también Id., Theol. I, 5a ed., 232ss.
333. I, 5a ed., 205.
334. I, 5a ed., 207 y 207s.
335. I, 5a ed., 208; cf. II, 4 a ed., 419.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 151
no cabe hablar de "ley" en el AT. Sin duda que Israel está obliga-
do a guardar tales normas, como se ve claramente, por ejemplo,
en las maldiciones de sus transgresores recogidas en Dt 27337.
Pero, en el fondo, según von Rad, la ley en el AT es una "para-
clesis"; no cuestiona el mensaje salvador, sino que "es, más bien,
una forma de palabra de consuelo y advertencia para quienes
han recibido ya la palabra salvífica"338. La ley en cuanto exigencia
divina que mata al hombre aparece, como novedad absoluta, con
la predicación de los Profetas339, los cuales trabajan con una idea
de la ley totalmente nueva, según la cual, por ejemplo, la opre-
sión de los pobres lleva a una sentencia de muerte sobre todo
Israel. Israel no peca contra la ley; su fracaso no es contra ella,
sino contra la voluntad de Yahvé. El pecado de Israel, según los
profetas del s. VIII, "es evidente que va contra el gobierno salví-
fico de Dios y no contra una ley justiciera independiente de dicho
gobierno"340. G. von Rad se refiere expresamente al Deuterono-
mio cuando dice: "La ley no es una amenaza para la salvación de
Israel"341; pero ¿vale eso para el Deuteronomio mismo?
Pues bien, aquí ya la ley es absorbida por la "alianza", la obli-
gación por la elección. La ley se convierte de hecho en la forma
del evangelio342. Bastaría con eso para percibir el influjo de K.
Barth, lo que vendrían a subrayar los años en que aparecieron los
trabajos mencionados. Que ley y gracia no son opuestas, es algo,
además, que con frecuencia ponen de relieve algunos judíos.
Otros estudiosos han tratado este tema de forma parecida343. El
336. I, 5a e d , 209.
337. I, 5a ed., 210.
338. II, 4a ed., 419 (cf. 413-436 el conjunto del capítulo dedicado a "Das
Gesetz").
339. II, 4a ed., 421.- Cf. II, 4a ed., 227: en el caso de Ezequiel "los
mandamientos de Yahvé se han convertido en ley que juzga y aniquila".
340. II, 4 a ed., 423.
341. II, 4a ed., 419.
342. Ya en 1951 H.-J. Kraus, al referirse a la idea de ley de M. Noth, señaló
los aspectos relacionados con la historia de la teología: "Habría que reconocer
de una vez por todas la importancia teológica del trabajo de Noth, su significa-
do, en concreto, para la sistemática. Es hora de que la discusión de los proble-
mas relacionados con el tema 'evangelio y ley' se oriente por los resultados de
la ciencia exegética. Si se hace así, a la vista del trabajo de Noth, será difícil
seguir manteniendo con buena conciencia, como principio de la dogmática, la
prioridad de la 'ley' sobre el 'evangelio'". (EvTh 10, 1950/51, 340, n. 14).
152 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
343. Cf., por ejemplo, la obra colectiva "Gesetz und Gnade" (v. p. I40s., n.
298).
344. Cf. al respecto además /. Belzer, art. "Apodiktik/apodiktisch", NBL I,
122-124.
345. Sobre ellos, G. Heinemann, Untersuchungen zum apodiktischen
Recht, Tesis doctoral mecan., Hamburgo 1958.
346. Así, R. Hentschke, ThViat 10, 1965/66, ll4ss.
347. Los datos sobre los mismos en S. Herremann, Geschichte Israels, 2a
ed., 1980, 51, n. 30; cf. también LA I, 67-69-- Paralelismos egipcios, también, en
R. Killian (v. p. 89, n. 298).- En todo caso, véanse las referencias bibliográficas
de p. 142, n. 302.
348. En esto último insiste, enfrentándose certera, global y críticamente con
los trabajos de H.H. Schmid, J. Halbe, "Altorientalisches Weltordnungsdenken"
und atl. Theologie, ZthK 76, 1979, 381-418.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 153
349. Sobre éste cf. H. Schultz, (y. p. 89, n. 298), y también R. Knierim,
Semeia 45, 1989, 9-14.
350. Sobre ella, sobre todo, W. Schottroff, Der altisraelitische Fluchspruch,
1969 (WMANT 30).
351. Sobre cf., sobretodo, H.W. Jüngling, ThPh 59, 1984, 1-38.- F. Crüse-
mann, EvTh 47, 1987, 411-426.- C. Locher, Die Ehre einer Frau in Israel, 19§6
(OBO 70), 315ss.
352. KS I, 303-305.
353. El trabajo de V. Wagneriy. p. 89, n. 298) mereció más reconocimiento
por su crítica a las tesis de Alt sobre el derecho apodíctico y las referencias del
mismo a la configuración "pedagógica" de las normas que por su propia tesis
sobre la existencia de un único género jurídico, con una estructura de fondo
común, en el derecho del antiguo Oriente y en el del AT.
354. V. p. 140, n. 298.
154 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
355. Cf. p. 111, n. 171 y también Id., HAT 1/4, 1966, 229ss.
356. Por eso S. Herrmann también prefiere habar de derecho "normativo"
mejor que apodíctico, aunque, de todos modos, considera que las formulaciones
apodícticas son un fenómeno típico de Israel (Das "apodiktísche Recht". Erwágun-
gen zur Klarung dieses Begriffs, MIÓ 15, 1969, 249-261 [Id., TB 75, 1986, 89ss.]).
357. Para un estudio más detenido de la diferentes formas desde el punto
de vista de la crítica formal, G. Liedke (p. 140, n. 298).
358. Sobre el consejo sapiencial cf. W. Richter (y. p. 140, n. 298).
359. La tesis de Alt se mantuvieron en mayor medida en el ámbito del dere-
cho casuístico: más genéricamente oriental, con marco vital en las tareas judi-
ciales de carácter profano.
360. Cf. la diferenciación análoga entre derecho "momentáneo" (aspektivis-
tisch) y derecho "perspectivo" (perspektivistisch) en E. Brunner-Traut, Frühfor-
men der Erkennens, 1990, 96: "El derecho 'momentáneo' formula de forma plás-
tica y concreta el caso singular, mientras que el 'perspectivo' resume en una sola
regla, de forma genérica y abstracta, todos los casos análogos".
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 155
361. E. Otto, ZAW 98, 1986, 162. En toda su amplitud (p. 161ss) dice: "La dife-
renciación, desde la perspectiva de la historia de las formas, entre derecho ca-
suístico y derecho apodíctico no se refiere á la diferencia de origen de un dere-
cho divino genuinamente israelita y otro profano no israelita, sino a diferencias
funcionales de un mismo derecho dentro de la sociedad israelita: el derecho apo-
díctico, que hunde sus raíces en la vida familiar, en cuanto derecho límite, inclu-
so mortal, garantiza las normas básicas de la convivencia y consiguientemente,
mediante la amenaza de la pena de muerte, la pervivencia de la familia misma...
Aparte de él, distinto no por su origen sino por su función, existe el derecho ca-
suístico que, teniendo su origen primero también en una sociedad estructurada
en familias, a diferencia del derecho apodíctico, no cumplía en principio una fun-
ción sancionadora, sino que estaba simplemente para dar solución a los conflic-
tos entre familias en la sociedad suprafamiliar del clan y, más tarde, en la comu-
nidad local. A lo largo de la historia israelita el derecho apodíctico tendió a ir pa-
sando del ámbito familiar al de la actividad judicial que se celebraba a las puer-
tas de la ciudad, mientras que el casuístico fue asumiendo cada vez más funcio-
nes también sancionadoras. En su origen, como derechos interno e interfamiliar,
ni el apodíctico ni el casuístico necesitaron de una legimimación religiosa ni tam-
poco cultual. Su legitimación les venía dada por la función que cumplían: asegu-
rar la supervivencia de la .familia, garantizando unas normas esenciales para vivir
y solucionar los conflictos surgidos en la convivencia suprafamiliar, limitando de
esta forma un ejercicio del poder peligroso para la vida de las familias dentro del
clan o de la comunidad local. En su origen son estrictamente diferentes de este
derecho las normas sagradas del derecho divino, cuya colección más antigua nos
ha conservado Ex 34,12-26* (par. Ex 23,15-19*). Esta colección contiene normas
para la ordenación del culto como expresión de la voluntad de Dios. De ellas no
parte impulso ético alguno para la vida diaria de la sociedad israelita".
362. Sobre el tema: /. Halbe, Das Privilegrecht Jahwes Ex 34,10-26, 1975
(FRLANT 114) y también/. Scharbert, Jahwe im frühisraelitischen Recht, en E.
156 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Haag (Hg.), Gott, der Einzige, 1985, 160-183; aquí, 171, de forma parecida a
como se expresa Otto (v. nota anterior): "Esta confederación yahvista o este
'Israel' no necesita aún un derecho privado ni un derecho penal, ya que el orden
está todavía en manos de los cabezas de familia, en los 'mayores', que repre-
sentan a los grupos primarios, a las federaciones de clanes. Pero los grupos que
quieren pertenecer a Israel necesitan un derecho sagrado que los obligue, cuyo
reconocimiento los vincule a Yahvé". Y así aparecen los "privilegios" de Yahvé,
igual que los de Israel.
363. Prescindiendo de Ex 21,6 con su aeloirrü Cf. al respecto/. Scharbert (v.
n. anterior), p. 179.
364. Cf. al respecto H. Rückeriy. p. 89s., n. 198).
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 157
365. Id., Das Gesetz uncí die Propheten, 1963 (et al.), 68-81.
366. Op. cit., 77.
367. Cf. al respecto M. Klopfenstein, Das Gesetz bei den Propheten, en Mitte
der Schrift? {Hg. Klopfenstein et al.), 1987, 283-297.- G.M. Tucker, The Law in the
Eighth-Century Prophets, en FS B.S. Schilds, Filadelfia 1988, 201-216.
368. Op. cit. (n. 365), 78.
369. Ibid., 81-93.
370. Theol. I, 5a ed., 210.
371. Cf. al respecto supra p. 153.
372. "Bendición" y "maldición" no fueron elementos originarios del Código
de la alianza. Ex 23,20-33, por una parte, no son unitarios, sino añadidos poste-
riores, y por otra, presentan contenidos con otros acentos. Cf. al respecto /.
Halbe, Das Privilegrecht Jahwes... (v. n. 362), 483ss.- Sobre el castigo de Dios
así como sobre el castigo de los hombres de acuerdo con el derecho en Ex
21/22, cf. A. Schenket; Versóhnung und Widerstand, 1990 (SBS 139).
158 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
373. Sobre esto H.-J. Frabry, Noch ein Dekalog! Die Thora des lebendigen
Gottes in ihrer Wirkungsgechichte, en FS W. Breuning, 1985, 75-96.
374. Sobre la maldición cf., además del trabajo de W. Schottroff menciona-
do en la n. 350, V. Wagner, (v. p. 89, n. 298), 32ss.- Sobre la eficacia de la mal-
dición cf. también /. Hempel, Die israelitischen Anschauungen von Segen und
Fluch im Lichte altorientalischer Parallelen, en Id., Apoxysmata, 1961 (BZAW
81), 1-29.
375. V. Wagner, op. cit., 38.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 159
380. Cf. en este sentido, sobre todo, H. Gese, Das Gesetz, (v. p. 90, n. 298),
55-84; en concreto, 75ss.- P. Stuhlmacher, Das Gesetz ais Thema biblischer
Theologie, en Id., Versóhnung, Gesetz und Gerechtigkeit, 1981, 136-165.
381. Así, H. Gese, Zur biblischen Theologie, 3a e d , 1989, 59.
382. Al respecto cf. M. Kóckert, Lebén in Gottes Gegenwart. Zum
Verstándnis des Gesetzes in der'priesterschriftlichen Literatur, en JBTh 4, 1989,
29-61.
383. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 13.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 161
392. Cf. al respecto B.S. Schilds, Theol., 84ss.- Y luego, en Vol. II, Cap. 13,
sobre el culto del AT.
393. Cf. los comentarios sobre Esdras y Nehemías.
394. Sobre esto, H.-J. Kraus, Freude an Gottes Gesetz, EvTh 10, 1951/52,
337-351.
395.Cf. al respecto Vol. II, Cap. 9-3 y Cap. 13.3.
396. No es una idea que sea fruto de trabajos recientes, porque era posible
encontrarla ya en A. Bertholet (Bibl. Theol. des A.T., Bd. 2, 1911, 1).
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 165
397. Sobre este proceso y sus posibles circunstancias (incluidas las políticas
y sociales) cf. F, Crilsemann, Der Pentateuch als Tora, EvTh 49, 1989, 250-167
(bibl.).- Sobre la valoración de la tora en el Israel postexílico y en el primer ju-
daismo cf. también /. Maier, Zwischen den Testamenten, 1990 (NEB AT, Erg.-
Bd.3), 212ss.
398. Con más detalle: U. Kellermann, Anmerkungen zum Verstandnis der
Tora in den chronistischen Schriften, BN 42, 1988, 49-92.
399. U. Kellermann, BN 42, 1988, 51 (en 51ss y sobre todo en las tablas de
las páginas 67-70, las citas de Cro, Esd y Ne): "En aquel tiempo el culto se en-
cuentra amenazado y hay que tomar medidas que aseguren su desarrollo técni-
co y su preservación material" (66).
400. U. Kellermann, Ibid., 91.
401. Cf. al respecto H.D. Preuss, Deuteronomium, 1982 (EdF 164), 84-90
(bibl.) y H. von Lips, Weisheitliche traditionen im NT, 1990 (WMANT 64), 51-62
(bibl.).
166 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
402. Bibl.: R. Smend, Das Mosebild von H. Ewald bis M. Noth, 1959.- E. Os-
wald, Das Bild des Mose in der kritischen atl. Wissenschaft seit J. Wellhausen,
1962.- K. Koch, Der Tod des Religionsstifters, KuD 8, 1962, 100-123 {Id., Studien
zur atl. und altoriental. Religionsgeschichte, 1988, 32ss., con algunas cosas nue-
vas).- F. Baumgartel, Der Tod des Religionsstifters, KuD 9, 1963, 223-233-- S.
Herrmann, Mose, EvTh 28, 1968, 301-328 (=Id., TB 75, 1986, 47ss.)- H. Schmid,
Die Gestalt des Mose, 1986 (EdF 237), con más bibliografía.- G.W. Coats, Moses.
Heroic Man, Man of God, 1988 OSOT Suppl 57).- E. Aurelius, Der Fürbitter
Israels, 1988 (CBOT 27).- V. también B.S. Schilds, Theol., 108ss.
403. M. Noth, Überlieferungsgeschichte des Pentateuch, 1948 (et al.), 172ss.;
G. von Rad, Theol. I, 5a ed., 302ss.- Un recorrido detallado por la historia de la
investigación sobre este tema en H. Schmid (v. n. anterior).
404. Prefiero no entrar en la discusión de si es posible identificar a Moisés
con el egipcio Bay/Beya de la 19 Dinastía. Cf. al respecto: E. Knauf, Midian,
1988, 135ss.; J.C. de Moor, The Rise of Yahwism, 1990 (BETL XCI), 136ss. No
debería discutirse que Yahvé (y, por consiguiente, un "yahvismo") es más anti-
guo que Moisés. Lo que importa es saber si ese Yahvé tiene un papel significa-
tivo, teológicamente determinante, para, o también, dentro del AT.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 167
405. Id., Altisrael in der neueren Geschichtsschreibung, 1961 (AthANT 40), 56.
168 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
406. Sobre la imagen de Moisés en las fuentes del Pentateuco, cf. G. von
Rad, Theol. I, 5a ed., 302ss.; con otros matices: Coats; cf. también W. Zimmerli,
Theol., 6a ed., 69s.; W. Eichrodt, Theol. I, 5a ed., 190ss.- Sobre Ex 3+4 cf. tam-
bién G. Fischer, Yahwe unser Gott, 1989 (OBO 91).
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 169
411. Sobre este lugar (Sinaí, Horeb, monte de Dios) y sobre sus relaciones
con la llamada hipótesis madianita cf. supra p. 121s+250s.
412. ¿Puede ser casual que el nombre de Yahvé no aparezca en Ex 1+2?
413. Estas declaraciones de muerte son siempre algo osadas, porque la ma-
yoría de las veces ¡aparece alguien que resucita al que se ha dado por muerto!
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 171
421. "Él estableció una relación indisoluble entre Yahvé e Israel" (O.
Procksch, Theol., 69).
422. Cf. al respecto infra p. 434-439.
174 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
a) El Decálogo
El D e c á l o g o 4 2 3 toma su nombre de Dt 4,13; 10,4 (las "diez pala-
bras"; cf. también Ex 34,28)424. Lo encontramos dos veces en el
AT: una dentro de la perícopa del Sinaí (Ex 20,2-17), y otra vez en
el Deuteronomio, en forma de texto básico (Dt 5,6-21) que luego
se explica en Dt 12-25. Está claro, pues, que constituía una "pieza
aparte", susceptible de ser colocada y citada en diversos puntos.
El texto de ambos decálogos es, por una parte, ampliamente aná-
logo; pero, por otra, es distinto, no sólo, como se ha preferido
subrayar siempre, por una diferente fundamentación del precep-
to del sábado, sino también porque presenta al menos veinte
diferencias que se advierten sobre todo en la unión o separación
de la prohibición de otros dioses y de imágenes y en la combi-
nación de los mandamientos mediante la anulación de la síntesis
(la cópula mediante waü) de Dt 5 en Ex 20425. Una tercera redac-
ción del texto, mediadora y "refundida"426 de estas dos, se
encuentra en el papiro Nash del siglo I a.C. El AT mismo no in-
tentó una conciliación de ese tipo. La historia del Decálogo, tanto
la intraveterotestamentaria como la de su interpretación poste-
423- Sobre este tema: J.J. Stamm, Der dekalog im Lichte der neuere Fors-
chung, 2a ed., 1962 (cf. Id., ThR 27, 1961, 189ss.281ss.)-/. Schreiner, Die Zéhn
Gebote im Leben,des Gottesvolkes, 1966.- H. Schüngel-Straumann, Der deka-
log - Gottes Gebote?, 2a ed., 1980 (SBS 67).- L. Perlitt, art. "Dekalog I: AT", TRE
8, 408-413 (bibl.).- F.-L-Hossfeld, Der Dekalog, 1982 (OBO 45).- F. Crüsemann,
Bewahrung der Freiheit. Das Thema des Dekalogs in Sozialgeschichtlicher Pers-
pektive, 1983.-/. Vincent, Neuere Aspekte der Dekalogforschung, BN 32, 1986,
83-104.- F.-L. Hossfeld, Zum Synoptischen Vergleich der Dekalogfassungen. Eine
Fortführung des begonnenen Gesprachs, en Id. (hgj, Vom Sinai zum Horeb,
1989, 73-117 (bibl.).- N. Lohfink, Kennt das AT einen Unterschied con "Gebot"
und "Gesetz"? Zur bibeltheologischen Einstufung des Dekalogs, JBTh 4, 1989,
63-89.- E. Otto, Alte und neue Perspektiven in der Dekalogforschung, EvErz 42,
1990, 125-133.- Y luego también: B.S. Schild, Theol., 63s.
424. Sobre la diferente numeración del decálogo y las divergencias en cuan-
to al texto en las Iglesias cristianas, así como sobre la interpretación del
Decálogo en el NT y en los catecismos cf. B. Reicke, Die zehn Worte in
Geschichte und Gegenwart, 1973.
425. Esto se trata con más detalle en los trabajos de F.-L. Hossfeld (y. n. 423)
y A. Jepsen, Beitráge zur Auslegung und Geschichte des Dekalogs, ZAW 79,
1967, 277-304 (Id., Der Herr ist Gott, 1978, 76ss.).
426. Así F. Horst, RGG, 3a ed., II, 70.- Sobre este papiro, E. Würthwein, Der
Text des AT, 4a ed., 1973, 37 y 130s., así como A. Jepsen, (v. la n. anterior), 76-78.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 175
443. Para más detalle sobre el mismo, R. Albertz, Hintergrund und Bedeu-
tung des Elterngebots im Dekalog, ZAW 90, 1978, 348-374.
444. Sobre el lugar dé la mujer, sobre el matrimonio y las reglas para con-
traerlo, cf. sobre todo: F. Crüsemañn, "... er aber solí dein Herr sein" (Gen 3,16).
Die Frau in der patriarchalischen Welt des AT; en ld./H. Thyen, Ais Man und
Frau geschaffen, 1978, 13-106; en concreto, 25ss., 42ss.- E. Otto, Zur Stellung der
Frau in den altesten Rechtstexten des AT, ZEE 26, 1982, 279-305.- K. Engelken,
Frauen im Alten Israel, 1990 (BWANT 130).- E. Gerstenberger, art. "Ehebruch",
NBL I, 479-481.- Cf. Vol. II, Cap. l l . l . e .
445. Así según A. Alt, Das Verbot des Diebstahls im Dekalog, KS I, 1953,
333-340.
446. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 12.4.
180 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
447. Cf. F.-L. Hossfeld, en: Vom Sinai zum Horeb (v. p. 174, n. 423), 113ss.
448. Cf. al respecto F. Crüsemann, (v. p. 174, n. 423), 8ss.
449.- Cf. al respecto sobre todo (para completar la bibliografía citada en p.
174, n. 423): R. Knierim, Das erste Gebot, ZAW 77, 1965, 20-39.- W.H. Schmidt,
Das erste Gebot, 1969 (ThEx 165); cf. Id., Atl. Glaube, 6a e d , 82-91.- M. Saeb0,
"Kein anderer Ñame", KuD 22, 1976, 181-190.- N. Lohfink, Gott. Polytheistisches
und monotheistisches Sprechen von Gott im AT, en Id., Unsere grossen Wórter,
1977, 127-144.- O. Keel (Hg.), Monotheismus im Alten Israel und seiner Umwelt,
1980.- B. Lang (Hg.), Der einzige Gott, 1981.- E. Haag (Hg.), Gott, der einzige,
1985.- M. Hutter, Das Werden des Monotheismus im alten Israel, en FS J. Bauer,
1987, 25-39.- /. Tigay, You shall have no other Gods, Atlanta/Gg. 1986 [cf. p.
199, n. 542].- Der eine Gott der beiden Testamente (JBTh 2), 1987.- M. Górg,
Monotheismus in Israel - Rückschau zur Genese, RHS 32, 1989, 277-285.- Cf.
también G. von Rad, Theol. I, 5a ed., 2l6ss.- W. Zimmerli, Theol. 6a ed., lOOss.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 181
450. Cf. al respecto p. 376s.- "Celo y santidad no son más que términos de
matiz diferente para denominar la misma propiedad de Yahvé" (G. von Rad,
Theol. I, 5a ed., 217).
451. Cf. ThWAT I, 568.
452. Cf, también sobre este tema Vol. II, Cap. 15 (Israel y las naciones).
453. Cf. infra, apartado c), p. 184-192.
182 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
458. Y esto es así a pesar o precisamente por las razones que da F. W. Go-
laka, Shwiriegkeiten bei der Datierung des Fremdgotterverbotes, VT 28, 1978,
352-354.- Cf. sobre este" tema: W.H. Schmidt, Das erste Gebot (v. n. 449), 121ss.
459. Cf. al respecto H. Gross, Gotteserfahrung im AT, en Suche nach Sinn -
Suche nach Gott (Hg. A. Paus), 1978, 139-175.
460. F. Crilsemann, (y. p. 174, n. 423), 45.
461. Cf. al respecto Vol. II, Caps. 6-8.
462. Cf. al respecto los capítulos correspondientes de E, Lorentz, Ugarit und
die Bibel, 1990.- Sobre Baal: WdM I, 253-274; sobre El: Ibid., 279-283.
463. F. Crilsemann, (v. p. 174, n. 423), 46.
464. Cf. sobre esto infra, p. 444s.; sobre el papel de Satán en este contexto
cf. infra p. 445s.
184 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
465. Cf. al respecto L. Lindstróm, God and the Origin of Evil, Lund 1983 (CB
OT 21).
466. Posteriormente no se ha sido capaz de mantener la dureza de está ex-
presión y se ha puesto en su lugar a Satán (1 Cro 21,1). Cf. al respecto infra p.
446s.
467. Sobre el problema del endurecimiento cf. F. Hesse, Das Verstockungs-
problem im AT, 1955 (BZAW 74).- Sobre el endurecimiento del faraón cf. recien-
temente F.Kohata, Jahwist und Priesterschrift in Exodus 3-14, 1986 (BZAW 166),
2l6ss (et al.).- Sobre Is 6,9 cf. la bibliografía (abundante) citada en los comen-
tarios y R. Killian, Jesaja 1-39, 1983 (EdF 200), 112s. (bibl.).- Cf. también G. von
Rad, Theol. II, 4a ed., 159ss.
468. Sobre este tema, sobre todo: K.-H. Bernhhardt, Gott und Bild, 1956.-
W. Zimmerli, Das zweite Gebot, en TB 19, 2a ed., 1969, 234-248.- Id., Das Bikl-
dervérbot in der Geschichte des alten Israel, en FS A. Jepsen, 1971, 86-96 (Id.,
TB 51, 247ss.).- G. von Rad, Aspekte atl. Weltverstandnisses, EvTh 24, 1964, 57-
73 (Id., TB 8, 3a ed., 311s.).- W.H. Schmidt, Auspragungen des Bildervebotes?
Zur Sichtbarkeit und Vorstellbarkeit Gottes im AT, en FS G. Friedrich, 1973, 25-
34 (cf. Id., Atl Glaube, 6a ed., 91ss.).- Chr. Link, Das Bilderverbot .als Kriterium
theol. Redens von Gott, ZthK 74,1977, 58-85.- Chr. Dohmen, Das Bilderverbot,
2a ed., 1987, (BBB 62); cf. Id., NBL I, 296-298.- R.S. Hendel, The Social Origins
of the Aniconic Tradition in Early Israel, CBQ 50, 1988, 365-382.- F.L. Hossfeld,
Du sollst dir kein Bild machen!, TthZ 98, 1989, 81-94.- Cf. también G. von Rad,
Theol. I, 5a ed., 225ss.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 185
del culto a Yahvé, y hay que verla por así decirlo como el rever-
so de esa misma moneda (Ex 20,4; Dt 5,8). Pero también se en-
cuentra ya en el Privilegio de Yahvé (Ex 34,17; cf. Ex 20,23; 23,
23s.), y luego en textos más recientes (Lv 19,4; 26,1; Dt 4,l6ss.
23.25; 27,15). Yahvé quiere ser adorado sin imágenes, y quien
venere la imagen de un dios (tallada, y luego la mayoría de las
veces hecha de metal noble o fundida)469 automáticamente está
venerando a un dios distinto de Yahvé. Las imágenes de dioses
extraños y las imágenes de Yahvé merecen el mismo juicio. Por
eso el segundo mandamiento es una concreción del primero, y
la ausencia de imágenes en el culto a Yahvé se impuso junto con
el carácter exclusivo del mismo. Israel no sólo tomó elementos
religiosos de su entorno, sino que también rechazó algunos,
polemizó contra ellos e incluso se mofó de algunos, y se refirió
tanto a los dioses como a sus imágenes con términos de sorna,
como 'elilim ("diosecillos"), guil.lülim ("mamarrachos"), siq-
qusim ("espantajos") y hébel ("nada") o directamente, "no-dios"
(Jr 2,11; 5,7)470.
Si este culto aicónico de Yahvé es tan singular en el contexto
del antiguo Medio Oriente como el mandamiento del culto exclu-
sivo a Yahvé, entonces es imposible ver ahí una simple evolución
generalizada del espíritu (¿que hunde sus raíces o se alimenta
dónde?) hacia la ausencia de imágenes. Con la ausencia de imá-
genes no se trata de lograr un culto más espiritual ni tampoco de
justificar ya en el AT un "Dios es espíritu" (Jn 4,24) y rechazar
cualquier imagen que se haga de Dios. Que eso no es así lo de-
muestra el mismo AT con sus antropomorfismos ininterrumpidos,
mantenidos siempre y por necesidad intrínseca, y con sus imá-
genes lingüísticas muchas veces osadas (¡Oseas!) al hablar de
Dios471. Lo que Yahvé quería era no ser una imagen a disposición
del hombre. Por eso el AT se revuelve contra cualquier imagen
de Yahvé no por razones de criterio filosófico, de escepticismo
469. Sobre las diferentes formas de designar las imágenes (sobre todo pésel
como trabajo plástico, y massekáh cuando tiene notables adornos) cf. Chr.
Dohmen (v. n. Anterior), 4lss.
470. Cf. sobre esto y sobre las citas los correspondientes artículos en ThWAT
y el trabajo de H.D. Preuss mencionado en la n. 476.
471. Cf. sobre este tema infra p. 4l8ss.
186 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Como una posible raíz de esta religión aicónica sólo cabe hacer
alusión aquí482 al "pasado (semi)nómada de algunas partes de lo
que luego fue Israel" (W.H. Schmidt) y por consiguiente a una
base sociocultural de la prohibición de imágenes483, "ya que, por
razones prácticas, el culto nómada es siempre aicónico en una
cierta medida"484. Pero esto no lo explica todo, porque, si no, tam-
bién en otras áreas de culto aicónico tendría que haberse dado
una prohibición expresa del uso de imágenes. Hay que buscar la
razón, sobre todo, en la naturaleza de Yahvé; no de cualquier
manera, sino que "la aiconía de Yahvé tiene su origen en el desier-
to"485. A partir de esta tradición, y especialmente a partir de la natu-
raleza de Yahvé que en ella se ponía de manifiesto, se desarrolló
la prohibición de imágenes para el conjunto del Israel posterior.
Es posible, aunque no puede demostrarse con seguridad, que
también tuviera su papel en esto el arca486, en cuanto símbolo-guía
aicónico de una divinidad también aicónica relacionada con él487.
Según el relato más antiguo (JE?) del "becerro de oro" conte-
nido en Ex 32488, que puede considerarse como el modelo del
problema de un culto a Yahvé aicónico o al menos de un culto a
Yahvé que no puede valerse de imágenes de becerros, después
de la teofanía sinaítica y de la conclusión de la alianza hubo ya
discusiones en torno al culto aicónico de Yahvé. Y ya entonces,
como luego con ocasión del problema análogo de los "becerros"
que Jeroboán I hizo instalar en los santuarios oficiales de Dan y
482. R.S. Hendel (y. p. 184, n. 468) considera que el origen de la religión
aicónica en Israel está más bien en el prejuicio contra la monarquía, y por tanto
también acude a argumentos "socioculturales" pero de otro tipo.
483. Sobre este tema: O. Keel, Jahwe-Visionen und Siegelkunst, 1977 (SBS
84/85, 37-45); lo que Keel escribe (p. 37, n. 50) en son de crítica sot>re la "gran
cruzada teológica" no hace más que reflejarse en la polémica del AT en torno a
las imágenes divinas, que precisamente está en contra, en la teoría y en la prác-
tica, de identificar la imagen divina y la divinidad.
484. Chr. Dohmen, NBL I, 296.-/.C de Moor (The Rise of Jahwism, leuven
1990 [BETL XCI], 170), junto con otros autores, querría atribuir una vez más la
prohibición de imágenes a Moisés.
485. V. Fritz, Tempel und Zelt, 1977 (WMANT 47), 167. Cf. también F.-L.
Hossfeld, TthZ 98, 1989, 86.
486. Sobre ella, infra p. 434ss.
487. Así, sobre todo, K.-H. Bernhardt, (y. p. 184, n. 468).
488. Cf. F.-L. Hossfeld, TthZ 98, 1989, 89 (bibl.).- Sobre Ex 32 cf. también p.
85s; sobre el "pecado de Jeroboán" cf. p. 135+372.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 189
519. Sobre esto, J. Scharbert, Jahwe im frühisraelitischen Recht, en: Gott, der
einzige (v. p. 180, n. 449), 160-183.
520. Cf. al respecto también p. 63-66.- Sobre los "cananeos" cf. además p.
397, n. 668.
521. Sobre el Yahvista, en este sentido: E. Zenger, Das jahwistische Werk -
ein Wegbereiter des jahwistischen Monotheismus? en: Gott, der einzige (v. p.
180, n. 449), 26-53.- F.-L. Hossfeld, FS W. Breuning (v. n. 503), 60-68.- Sobre la
datación del Yahvista cf. supra p. 56, n. 3.
522. E. Zenger, (v. n. anterior), 50+51.
196 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
523- Cf. al respecto: G Hentschel, Elija und der Kult des Baal, en: Gott, der
einzige (v. p. 180, n. 449), 54-90; .- P. Weimar, art. "Elija", NBL I, 516-520.
524. Así con G. Hentschel, op. cit., 60s.
525. Según G. Hentschel, op. cit., 84 (cf. 88s), ya en la primera redacción del
relato (w. 21.30.40), Elias exigió "la observancia del primer mandamiento".
526. Sobre Baal como dios de la tormenta y dispensador de la lluvia, cf. O.
Loretz, Ugarit und die Bibe], 1990, 73-78; aquí se encontrará más bibliografía y
citas de textos ugaríticos.- Sobre Baal cf. también: WdM I, 253-274.
527. Sobre el juicio de Dios en el Carmelo, en cuanto a la redacción final del
relato: cf. también: H.D. Preuss, Verspottung fremder Religionen im AT, 1971
(BWANT 92), 80-100.
528. G Hentschel, op. cit., 86.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 197
529. Sobre este tema, H.-W. Jüngling, Der Heilige Israels. Der erste Jesaja
zum Thema "Gott", en: Gott, der einzige (v. p. 180, n. 449), 91-114.
530. Cf. al respecto p. 4llss.
531." Is 1,4; 5,19.24; 10,20; 12,6; 17,7; 29,19; 30,11.12.15; 31,1; cf. "el santo
de Jacob" en 29,3 y "su (= de Israel) santo" en 10,17. De ahí, 1,4; 5,19.24; 30,11.
(12.15). H.-W. Jüngling (op. cit., 99ss) ha considerado isaiano 31,1 (junto a 6,3).
532. Cf. p. 265ss; 289ss; 411ss.
533. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 15.2.
534. Sobre ella, especialmente: H. Vorlander, mein Gott, 1975 (AOAT 23).-
R. Albertz, Personnliche Frómigkeit und ofizielle Religión, 1978.- M. Rose, Der
Ausschliesslichkeitanspruch Jahwes. Deuteronmische Schuldtheologie und die
Volksfrómmigkeit in der spaten Kóniggszeit, 1975 (BWANT 106).
198 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
do "Dios celoso" (Dt 5,9; 6,15; cf. 4,24) y que, por lo demás, tam-
bién será ensalzado de una sola manera (Dt 3,24; 7,9s.; 10,17).
Pero a este "movimiento en pro de un solo Yahvé", en relación
con la formación del monoteísmo israelita, no debería atribuirse
en plan crítico una responsabilidad excesiva ni, sobre todo, la
única (llegando a calificarlo de "partido" bastante egoísta)540.
Como ya hemos indicado, dicho movimiento contó con impor-
tantes precedentes, aunque sus ideas y exigencias fueron espe-
cialmente determinantes e influyeron en la evolución ulterior.
Que, más allá de eso, Israel tuviera una orientación politeísta
hasta finales de la monarquía, aunque Yahvé fuera reconocido y
venerado como el dios nacional541, es bastante improbable si nos
atenemos al trabajo reciente, importante e interesante, de J.H.
Tigay542 sobre los nombres de personas que aparecen en las ins-
cripciones que conocemos. Según él, de entre las 592 personas
que en Israel tuvieron un nombre con un elemento teóforo entre
los siglos VIII y VI a.C, en el 94,1% de los casos dicho elemento
era yahvista, y en un 5,9%, pagano. Y el dato se ve corroborado
por el análisis de inscripciones votivas, fórmulas de saludo epis-
tolar, etc. Lo cual quiere decir que también en el terreno de la
piedad personal (cf, por ejemplo, Sal 31; 91) Yahvé era más
determinante de lo que muchas veces se había supuesto543. Y el
más reciente estudio de los datos referidos a nombres propios de
personas y lugares llevado a cabo por J.C. de Moor544 no ha alte-
rado sustancialmente el cuadro. Por lo que se refiere a la época
predavídica coexisten los nombres con el elemento teóforo El
con los que llevan el elemento teóforo Yahvé, y aunque es mayor
540. Así, en la obra de B. Lang (v. p. 180 n. 449), 74ss., en cuanto a los inte-
reses del movimiento en pro de un solo Yahvé.
541. Así también B. Lang (v. p. 180, n. 449), 53-57.
542. Véase p. 180, n. 449.- Cf. además: Id., Israelite Religión: The Onomastic
and Epigraphic Evidence, en: FS F.M. Cross, Filadelfia 1987, 157-194, y (con cier-
tas reservas) J.D. Fowler, Theophoric personal Names in Ancient Hebrew,
Sheffield 1988 (JSOT Suppl 49).
543. Llama la atención que ahora se replique argumentando que eso no de-
mostraría nada en cuanto a la religión oficial (así H. Niebr en su recensión del
libro de Tigay: BZ NF 33, 1989, 298s.), cuando hasta ahora con frecuencia se
había afirmado lo contrario, es decir, que la religión oficial había sido "yahvis-
ta" y la personal "politeísta" (así, por ejemplo, M. Rose y B. Lang).
544. Cf. p. 192, n. 503; en concreto, p. 10-41.
200 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
545. Cf. al respecto H.-D. Hoffmann, Reform und Reformen, 1980 (AthANT
66).- Cf. también: H. Donner, Geschichte des volkes Israel und seiner Nachbarn
in Grundzügen, Bd. 2, 1986, 331s., con sus observaciones críticas sobre la refor-
ma de Ezequías.
546. Cf. al respecto supra p. 190s.
547. Sobre estos problemas y otros: E.S. Gerstenberger, Jahwe - ein patriar-
chaler Gott?, 1988; en concreto, 38-50: "Jahwe und seine Aschera".
548. Cf. al respecto: H. Vorlander, Der Monotheismus Israels als Antwort auf
die Krise des Exils, en B. Lang, (v. p. 180, n. 449), 84-113. (134-139.145-18: n. y
bibl.).
549. Sobre éste H. Wildberger, Der Monotheismus Deuterojesajas, en: FS W.
Zimmerli, 1977, 506-530.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 201
554. Sobre el hallazgo de textos del s.V a.C, que claramente dicen otra cosa,
procedentes de la isla Elefantina del Nilo (v. AOT, 2a ed., 450-454; ANET, 2a y 3a
ed., 491s), en los que junto a Yahvé se veneran otros dioses y diosas, cf., por
ejemplo, H. Donner, Gesch. Isr..., Bd. 2, 1986, 382s, y F. Stolz(en el volumen
colectivo de O. Keel; v. p. 180, n. 449), 166.172.
555. Sobre "los rastros de la historia de la fe yahvista en los Salmos" cf. G.
Schmuttermayr, Vom Gott unter Gottern zum einzigen Gott, en: FS H. Gross,
1986, 349-374.
556. Es la tesis de H. Volánder (v. n. 548), 106: "En la formación de su fe
monoteísta los israelitas se vieron estimulados y apoyados por los persas". Cf.
también B. Lang, ThQ 166, 1986, 139.
557. Cf. al respecto infra p. 221ss.
558. Cf. al respecto N. Lohfink, BiKi 38, 1983, 58: "Sobre todo... no cuenta
con analogía alguna la vinculación de esta sociedad fragmentaria con la mono-
latría del Dios Yahvé".- Sobre los "cananeos" cf. p. 397, n. 668.
559. Un esquema instructivo de esta evolución lo ofrece J. Schreiner, Ein
Volk durch den einen Gott, en: FS P.-W. Scheele, 1988, 15-33.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 203
9. La tierra de Israel
La salida de Egipto tenía como meta la entrada en la tierra pro-
metida (Ex 3,7s), y la promesa y la posesión de la tierra constitu-
yen de forma especial lo que, dentro de los diferentes grupos que
forman, es común a la tradición de los patriarcas y a la del grupo
de Moisés, según la visión (deuteronomista) que de ellas tiene y
la interpretación que de ellas hace, posteriormente, el "todo
Israel" 0os 1,2; 3,1.7, et al.). El don de la tierra es también el artí-
culo último del "credo" (deuteronomista) de Dt 26,5-9' Las fuen-
tes del Pentateuco-Hexateuco tienen por meta la entrada de
Israel en la tierra prometida, cuyo relato hacen Nm 32+34 y el
libro de Josué. La tierra56 se convirtió en el don histórico del Dios
autor de la elección al pueblo elegido563, en la meta del futuro
próximo y remoto de ambos grupos de elegidos y de relatos.
Yahvé entregó esta tierra a Israel después de haber combatido y
haber hecho retroceder o vencido a sus anteriores habitantes,
igual que el dios Kemós se la dio a los amorreos (Jc 11,24). El
572. Así (en relación con los distintos versículos) con N. Lohfink, Die Pries-
terschrift und die Geschichte, VT Suppl 29, 1978, 189-225 (= Id., Studien zum
Pentateuch, 1988 [SBAB 4], 213- 253; en concreto, 222s., n. 29), y para Jos 13-21
con E. Córtese, Josua 13-21, 1990 [OBO 94).
573- Sobre las historias de los padres v. Vol. II, Cap. 6; y allí mismo, también,
sobre los "padres" en la literatura deuteronomista.
574. Cf. al respecto/. Ha, Génesis 15, 1989 (BZAW 181); con una valoración
distinta: H. Mólle, Génesis 15, 1988 (62).
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 207
575. Sobre su "teología 'de la tierra" cf. P. Diepold, (v. n. 562).- M. Weinfeld,
Deuteronomy and Deuteronomic School, Oxford 1972, 313ss.- H.D. Preuss,
Deuteronomium, 1982 (EdF 164), 191- 194 (bibl.).- L. Perlitt, en: G. Strecker, Das
Land Israel (v. n. 562), 46-58.
576. En torno a las afirmaciones sobre la fecundidad de la tierra cf. Chr.
Gottfriedsen, Die Fruchtbarkeit von Israels Land, 1985.
577. Sobre esto, W.H. Schmidt, BK II/l, l64s (bibl.).- D.E. Skweres, Die
Rückverweise im Buch Deuteronomium, 79 (AnBibl 79), 157-165.
578. Siempre con 'eres; sólo Dt 31,20 con 'adamáh.- En Ex 3,8.17 se sos-
pecha un añadido deuteronomista, según W.H. Schmidt, BK II/l, 138s.
208 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
593. Cf. ThWAT V, 304s y supra p. 135; G.von Rad defendía que para los tex-
tos deuteronómicos, "aún no hay descanso para el pueblo de Dios", en Id., TB
8a ed„ 1965, 101-108.
594. Cf. al respecto Rt 4,9 y además R. de Vaux, Das AT und seine Leben-
sordnungen, I, 2a ed., 1964, 268.- No es una promesa de salvación, sino el reco-
nocimiento de una condena lo que hay en Jr 32 según G. Wanke, Jeremías
Ackerkauf - Heil im Gericht?, en: FS O. Kaiser, 1989, 265-276. Wanke describe
así la relación entre la acción que hace de símbolo y lo que se simboliza: "Al
igual que el profeta no puede hacer uso durante mucho tiempo del campo que
ha comprado por tener el documento de compra guardado en un cántaro de
arcilla, la tierra no podrán disfrutarla sus destinatarios en el futuro" (271).
Aunque se esté de acuerdo con la interpretación de Wanke, de hecho en el texto
no hay referencia alguna a una dependencia entre tener guardado el documen-
to de compra y no poder aprovechar el campo comprado.
595. Gn 17,8; 28,3s.; 36,7; 37,1; 47,9(2), Ex 6,4: todos ellos P; fuera de P, sólo
Ez 20,38.
596. Am 9,13-15; Os 2,20.24s.; Jl 2,18-27; 4,18; Is 30, 18-26; 60,15ss.; Jr 31,12-
14; Ez 36,9ss.29ss. 2a 8,lls.
597. W. Zimmerli, Gottes Offenbarung (TB 19), 2a ed., 1969, 197.
212 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
598. Sobre este tema, H.D. Preuss, Deuterojesaja. Eine Einführung in seine
Botschaft, 1976, 45s.- De la tierra sólo se habla en el Deuteroisaías para referir-
se a su destrucción; 49,8 es un añadido.
599. Para más detalle sobre este tema, H. Simian, Die theologische Nach-
geschichte der Prophetie Ezechiels, 1974 (fzb 14).
600. Sobre la terminología cf. Nm 33,50-34,15 (añadido de P).- Sobre Jos 13-
21 (que igualmente es un "programa" postexílico del Sacerdotal), cf. supra, p.
204, n. 572.
601. Cf. supra, p. 136 con n. 587.
602. Sobre este tema R. Hanhart, Das Land in der spatnachexilischen Pro-
phetie, en: G. Strecker, Das Land Israel... 126-140 (también se trata en estos tex-
tos de la relación entre la tierra de Israel y la tierra en general; tema en el que
nosotros no vamos a entrar).
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 213
Para Esd 9,l1s la tierra a la que vuelven los del exilio ha que-
dado contaminada por la idolatría de los que la han habitado en-
tretanto, de forma que ahí se ve una razón para prohibir el mes-
tizaje. Ne 9,8.36s. (en el v 25 incluso se habla de la "tierra pin-
güe"), en cambio, se refiere de nuevo en sentido positivo a la
promesa de la tierra hecha a los padres, y esta promesa abre un
futuro nuevo, mientras que 2 Cro 36,21-23, para fundamentar el
exilio, acude al descanso sabático que conocerá la tierra.
La literatura sapiencial no dice nada de la promesa, la con-
quista, la pérdida ni la vuelta a la tierra, ni tampoco de ésta en re-
lación con la historia, sino que se refiere a la tierra como espacio
en el que se desarrolla la vida del hombre (Pr 2,21s.; 10,30; 15,25;
22,28; 23,10s.; y también Sal 37,9; Mt 5,5). Los Salmos, sin embar-
go, hablan con frecuencia de la tierra como najaláh de Israel (Sal
37,18; 47,5; 105,11; 135,12; 136,21s.; sólo en 79,l603[cf 68,10] como
najaláh de Yahvé), mientras que también Israel aparece como
najaláh dé Yahvé (Sal 28,9; 33,12; 74,2; 78,62; 106,5.40; .ll4,ls.)
Que también para el individuo justo es importante la tierra como
elemento de bendición, puede advertirse en Sal 25,13 y 37,9.11 (cf
Sal 16,5: "parte" refiriéndose a Yahvé)604. Y en ellos aparecen lue-
go muchos términos de la teología de la tierra con un nuevo uso
y, en parte, en un sentido espiritualizante (yrs: Sal 25,13; 37,9.11.
22.29. 34; 44,4; 69,36.- njl: 69,37; nflldel sorteo]: 16,6.- "Parte": 16,
5; 73,26; 142,6; cf Lm 3,24). No es extraño entonces que se vuel-
va a pensar en la entrada en la tierra o con agradecimiento o bus-
cando en ello motivos y advertencias para una nueva esperanza
(Sal 44,3.s; 78,54s.; 80,9s.; 105,43ss.; 111,6b; 135,12; 136,21s.).
c) La terminología
Los textos mencionados permiten ver por sí solos que al ha-
blar el AT de la importancia de la tierra utiliza preferentemente
determinados términos, Un análisis más detallado de los mismos
603. ¿O tal vez en este caso no hay más que una referencia a Jerusalén o al
Templo?
604. Sobre esto, H.-J. Hermisson, Sprache und Ritus im altisraelitischen Kult,
1965 (WMANT 19), 107ss.; con una actitud justificadamente crítica frente a la
"piedad levítica" y sus "cánticos", de los que suele hablarse en este contexto, y
aduciendo ejemplos de nombres propios del antiguo Oriente, M. Tsevat, ThWAT
II, 1018.
214 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
nos puede dar una visión más profunda de lo que hasta ahora
hemos expuesto605.
En primer lugar, la tierra se designa con frecuencia como la o
una najaláh606. Con este término se significa una porción de terre-
no considerado propiedad inalienable, permanente, que se ha
conseguido por herencia, sorteo o reparto. Ya en J/E está docu-
mentado como el término con que se señala la parte de terreno de
una familia o de una tribu (Gn 31,14; Nm 32,18s.; cf. Dt 14,27. 29;
Nm 27,1-11; 36,1-12). Sal 105,8-11; Ez 47,14 y l Cro 16,15-18 se
refieren así a la promesa hecha a los padres que encuentra su
cumplimiento en esa tierra. En el Dt y a partir de él el término se
utiliza de buena gana para significar el territorio de Israel en su
conjunto (Dt 4,21.38; 12,9s.; 15,4; 19,3.10.14; 20,16; 21,23; 24,4; 25,
19; 26,1; 29,7; Jc 20,6; 1 R 8,36; Jr 3,18; 12,4; 17,4; cf. Sal 135,12),
para caracterizarlo como un don de Yahvé que Israel ha recibido
como su "heredad" sin mérito ni trabajo alguno por su parte. En
este sentido se encuentra también el término en el Sacerdotal (Nm
16,14; 18,21ss.; 26,52ss.; 27,7; 34,14 et al.; y luego también en Jos
13ss.) Más raramente se emplea para significar la suerte del indi-
viduo (Nm 27,7; Dt 21,16; Jos 19,49b.50; 24,30; Je 2,9; 21,23s.; Rt
4,5s.l0; 1 R 21,3s.) La idea de que la tierra es una najaláh de Yah-
vé no aparece en el Hexateuco607, pero sí, algunas veces, en otros
textos (1 S 26,19; 2 S 14,16; Jr 2,7; 16,18; 50,ll;Sal 68,10; 79,1; cf.
Lv 25,23 y la-expresión 'adamat yhwh en Is 14,2). Posteriormen-
te, en una clara analogía con este uso, en algunos textos deutero-
nomistas podrá hablarse también del pueblo como la najaláh de
Yahvé (Dt 4,20; 9,26.29; 1 R 8,51.53; 2 R 21,14), con lo que, por
una parte, se resalta la relación mutua entre tierra y pueblo y, por
otra, además se personaliza lo puramente locativo608.
Como al Deuteronomio lo que le interesa es el territorio de
Israel en su conjunto y nos las partes de los diferentes clanes (Dt
33 es un texto especial), no habla de las suertes (góral)609 de di-
617. Al respecto: N. Lohfink, Die Landverheissung ais Eid, 1967 (SBS 28),
65ss.; P. Diepold, Israels Land, 1972, 29ss.56ss.; A. Ohler, Israel, Volk und Land,
1979, 24ss.
618. Dt 1,7.35.37; 2,29; 3,25; 4,21s.; 9,1; 11,31; 12,10; 30,18; 34,3; Jos 22,19;
Ez 47,13ss.; Nm 20,12; en otro sentido, Dt 4,45-49.
619. Al respecto: W. Bolle, Das israelitische Bodenrecht, Tesis doctoral, Ber-
lín 1939.- F. Horst, Das Eigentum nach dem AT, en: Id., Gottes Recht, (TB 12),
1961, 203-221.- R. De Vaux, Das AT und seine Lebensordnungen I, 2a ed., 1964,
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 217
620. Expresión que "podría considerarse como la carta magna del derecho
de propiedad del suelo veterotestamentario" (HJ. Boecker, op. cit., 77).
621. Sobre los preceptos a que están obligados los israelitas pobres como
esclavos (w. 39ss.) cf. F. Crüsemann, Der Exodus ais Heiligung, en: FS R. Rend-
torff, 1990, 117-129; en concreto, 124s.
622. ¿Es casualidad que 587 menos 538 dé como resultado 49 años?
623. Sobre éste, R. Meinhold, art. "Jubeljahr. I: AT", TRE 17, 280s. (bibl.).
624. Así, A. Meinhold, TRE 17, 281.
625. Es lo que piensa K. Baltzer, Naboths Weinberg (1 R 21). Der Konflikt
zwischen israelitischem und kanaanáischem Bodenrecht, WuD NF 8, 1965, 73-
88.- Algo más escéptico se muestra R. Bohlen, Der Fall Naboth, 1978 (TThST 35).
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 219
626. Cf. W. Thiel, Die anfange vom Landwirtschaft und Bodenrecht in der
Frühzeit Altisraels, AOF 7, 1980, 127-141.
627. Los textos correspondientes en TUAT 1/3, 210ss.; aquí se aducen más
pruebas procedentes de Alálach, y sobre ellas W. Thiel (v. p. 134, n. 570), 52ss.
(en concreto, 93ss. sobre el derecho israelita de propiedad sobre el suelo).
628. Cf. al respecto Vol. II. Cap. 15.3.
629. Cf. supra p. 139.
630. Sobre ellos cf. Vol. II, Cap. 9.3.
220 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
631. Así en la inscripción de Mesa: KAI nr. 181. Cf. supra p. 204 y n. 564.
632. Cf. L. Perlitt, en G. Strecker, Das Land Israel, 47, quien a la vista de las
cosas que dice el Deuteronomista sobre la tierra afirma: "Según la memoria o,
entodo caso, la exposición que Israel hace de su propia historia, ésta comenzó
fuera de su tierra y sin ella: en la revelación y la liberación, siendo guiado y con-
ducido. Y, a la inversa, luego durante milenio Israel siguió siendo un pueblo sin
tierra; Israel, en cuanto objeto del amor de Dios. Pero hay que dar todavía un
paso más: para el propio Yahvé del Sinaí Canaán era una tierra extra_a; prime-
ro Él tuvo que conquistarla para sí y para los suyos".
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 221
633. Cf. al respecto M. Weippert, VT 23, 1973, 415-442.- Cf. p. 210, n. 589.
634. Sobre la continuidad de esta idea v. M. Buber, Israel und Palástina,
1950.
635. Cf. también P. .Weimar, Die Jahwekriegserzáhlungen in Exodus 14,
Josua 10, Richter 4 und Samuel 7, Bibl 57, 1976, 38-73. Según este autor, estos
relatos forman parte de un contexto de enfrentamiento con la institución de la
monarquía. Además, cree que en Ex 14 el Yahvista contaba ya con un relato
anterior del milagro del mar.
636. Cf. al respecto supra p. 78.
222 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
637. Cf. Al respecto: M.J. Benedict, The God of the OT in Relation to War,
Nueva York 1927 (Nueva impresión 1972).- H. Fredriksson, Jahwe ais Krieger,
Lund 1945.- G. von Rad, Der heilige Krieg im alten Israel, (1951), 5a ed., 1969.-
R. Smend, Jahwekrieg und Stammebund, 2a ed., 1966 [FRLANT 84] (=Id., Zur
áltesten Geschichte Israels, Ges.Stud. Bd.2, 1987, llóss.)- F. Stolz, Jahwes und
Israels Kriege, 1972 (AthANT 60).- M. Weippert, "Heiliger Krieg" in Israel und
Assyrien, ZAW 84, 1972, 460-493.- PD. Miller, Jr., The Divine Warrior in Early
Israel, Cambrigde/Mass. (1973), 2a ed., 1975.- A. Malamat, Early Israelite
Warfare and the Conquest of Canaan, Oxford 1978.- P.C. Craigie, The problem
of War in the OT, Grand Rapids/Mich. 1978.- /. Ebach, Das Erbe der Gewalt,
1980.- M.C. Lind, Yahweh is a Warrior, Scottdale/Ont. 1980.- N. Lohfink (HgJ,
Gewalt und Gewaltlosigkeit im AT, 1983; en concreto (p. 51-110) sobre todO: N.
Lohfink, Die Schichten des Pentaeuch und der Krieg.- H.D. Preuss, art. "milha-
mah", ThWAT IV, 914-926 (bibl.).- F. Stolz (HgJ, Religión zu Krieg und Frieden,
1986; en concreto (p. 49-65): H.H. Schmid, Heiliger Krieg und Gottesfrieden im
AT.- N. Lohfink, Der Gewalttatige Gott des AT und die Suche nach einer gewalt-
freien Gesellschaft, en: JBTh 2, 1987, 106-136.- S.-A. Kang, Divine War in the OT
and in the Ancient Near East, 1989 (BZAW 177).- N. Lohfink, Der "heilige Krieg"
und der "Bann" in der Bibel, IKZ 18, 1989, 104-112.- G.H. Jones, The concept of
holy war, en: The World of Ancient Israel (Ed. R.E. Clements), Cambridge et al.
1989, 299-321.- A. van der Lingen, Les guerres de Yahvé, París 1990 (LeDiv
139).-/.A Soggin, art. "Krieg. II: AT.", TRE 20, 19-25 (Bibl.).
Cf. también/. Hempel, Gott und Mensch im AT, 2a ed., 1936 (BWANT 38), 33-
44.- L. Kóbler, Theol., 4a ed., 7s.- G.E. Wright, The OT and Theology, Nueva
York/ Evanston/Londres 1969, 121ss.- W. Zimmerli, Theol., 6a ed., 49-53.- E.A.
Martens, God's Design, Grand Rapids 1981, 4lss.- W.H. Schmidt, Atl. Glaube,
6a ed., 118ss.
638. H. Fredriksson, op. cit., 107.
639. Por eso, H. Fredriksson, op. cit., 112, sólo ve cosas positivas en el pa-
pel que la idea de Yahvé guerrero tiene para la imagen global de Dios en el AT:
"a) Yahvé como guerrero no hizo sino dotar a Yahvé del marchamo de una divi-
nidad viva y activa; b) facilitar el camino hacia el monoteísmo; c) resaltar más
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 223
658. Así F. Stolz, Jahwes und Israels Kriege (v. n. 637), 99.- Sobre nés cf. tam-
bién H.-J. Fabry, ThWat V, 468-473; sobre el pasaje bíblico, en concreto, p. 471s.
y C. Houtman, Ost 25, 1989, 110-120.
659. Sobre este fenómeno, desde una perspectiva amplia de historia de las
religiones y de fenomenología religiosa a la vez: C. Colpe, Zur Bezeichnung und
Bezeugung des "Heiligen Krieges", BthZ 1, 1984, 45-57.189-214; sobre el AT en
concreto, 199-202.
660. Sobre estos textos y aquella época (la conquista de la tierra y el afian-
zamiento en ella) cf. además E.S. Gerstenberger, Jahwe - ein patriarchaler Gott?,
1988, 50-66 ("Jahwe der Stammeskrieger"). En concreto, en p. 65, por ejemplo,
se lee: "Las religiones tribales suelen estar dirigidas por hombres. Las ideas que
se tienen de la divinidad obedecen a las funciones protectoras y guerreras pro-
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 227
(v. n. anterior), 188s.- Cf. N. Lohfink, ThWAT III, 209ss., e Id.: en Gewalt und
Gewaltlosigkeit im AT (v. p. 222, n. 637), 65ss.
701. N. Lohfink (NBL I, 238) ve en él más bien un método de defensa lite-
raria contra la "propaganda imperial (de Asiría) que insistía a conciencia en el
terror militar de Asur". Frente a eso, Yahvé era capaz de llevar a cabo, a favor de
Israel, acciones destructoras aún mayores.- Pero cf. Id., ThWAT III, 212 sobre la
redacción deuteronomista del exilio.
702. Is 34,2.5; Jr 50,21.26; 51,3; 2 Cr 20,23; Dn 11,44.
703. N. Lohfink, NBL I, 237.
704. Cf., por ejemplo, N. Lohfink, ThWAT III, 205s.
705. KAI, nr. 181, Z l6s.; RGT, 2a ed., 256; TUAT I/6,. 64?.,
706. Cf. los comentarios y los estudios que se citan en. el Vol. II, Cap. 7.2
sobre la "reprobación de Saúl".
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 237
707. Cf. al respecto JA. Soggin, Der prophetische Gedanke über den heili-
gen Krieg ais Gericht gegen Israel, VT 10, 1960, 79-83 (=Id., OT and Oriental
Studies, Rom 1975, 67ss., en ingl.).- D.L. Christensen, Transformations of the
War Oracle in OT Prophecy., Missoula/Mont 1975.
708. Sobre este tema, R. Bach, Die Aufforderungen zur Flucht und zum
Kampf im atl. Prophetenspruch, 1962 (WMANT 9).
709. Is 3,25; 13,4; 21,15; 22,2; 30,32; 42,25; Jr 4,19; 6,4.23; 18,21; 21,4s.; 28,8;
46,3; 49,2.14; Ez 27,27; 39,20; Os 10,9,14; Jl 2,5; Am 1,14; Ab 1; Za 14,2.
710. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 14.12.
238 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
711. Así se expresa en más de una ocasión N. Lohfink, por ejemplo, IKZ 18,
1989, 105.
712. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 14.12 y 15.4.
713. Cf. 1 R 20,18; Mi 3,5; Za 9,10; Sal 120,7; Qo 3,8; y luego también Dt
20,10-12; Jos 11,19; 2 S 8,10; 11,7; 1 R 2,5; Is 27,4s.; 1 Cr 18,10.
714. Al respecto, H.H. Schmid, art. "Frieden II: AT", TRE 11, 605-610 (bibl.).
715. Sobre esto, R. Bach, "... der Bogen zerbricht, Spiesse zerschlágt und
Wagen mit Feuer verbrennt", en: FS G. von Rad, 1971, 13-26.- Cf. al respecto
además Os 1,5; 2,20; Jr 49,35; Mi 5,9s.; Za 9,10.
716. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 15-4.
UN PUEBLO ELEGIDO Y SOMETIDO A OBLIGACIONES 239
717. Así piensa N. Lohfink, JBTh 2, 1987, 119s. (v. p. 145, n. 637).
718. Is 26,3-12; 32,l4ss.; (cf. aaquí también v 12); 65,17ss.; Ez 34,25ss.;
37,26ss.
719. Así N. Lohfink, IKZ 18, 1989, 106s.
720. Así piensa N. Lohfink, JBTh 2, 1987, 133 (v. p. 145, n. 637).
721. IKZ 18, 1989, 108.- Lo que luego el mismo autor (108s.ll2) dice sobre
la violencia y la no violencia excede (tan clara como acertadamente) del AT.
722. JBTh 2, 1987, 106-136 (v. p. 222, n. 637), en concreto, por ejemplo, 107.
121.136s et al. (De todos modos, siempre en referencia a la idea de violencia y
no violencia en R. Girará).
Segunda Parte
Y A H V E ES EL Q U E E L I G E .
EL D I S C U R S O DEL A N T I G U O
T E S T A M E N T O S O B R E YAHVÉ
Y SU M U N D O
4
EL D I O S QUE ELIGE.
SUS N O M B R E S Y D E N O M I N A C I O N E S .
SUS OBRAS Y SUS P O T E N C I A S .
LO QUE DICE SOBRE SU "ESENCIA"
a) Yhwh
Ahora bien, este Dios de Israel tiene un nombre. El anuncio
de este nombre, aunque el Yahvista lo utiliza ya a partir de Gn
2,4b e incluso da las razones de esa datación tan temprana en
Gn 4,262, se debe, según los testimonios del Elohista y del Sa-
7. Al respecto: O. Grether, Ñame und Wort Gottes im AT, 1934 (BZAW 64).-
J. Mehlmann, Der Ñame Gottes im AT, Rom 1956.- R. Mayer, Der Gottesname
Jahwe im Lichte der neuesten Forschung, BZ NF 2, 1958, 26-53.- S. Hermann,
Der atl. Gottesname, EvTh 26, 1966, 281-293 (=Id., TB 75, 1986, 76ss.)- /.
Kinyongo, Origine et signification du nom divin Yahvé á la lumiére de récents
travaux et de traditions sémitico-bibliques, 1970 (BBB 35).- E. Jenni, art. "Jhwh
Jahwe", THAT I, 701-707.- G.H. Parke-Taylor, yhwh - Yahweh: The Divine Name
in the Bible, Waterloo/Ont. 1975.- H. von Stietencron (Hg.), Der Ñame Gottes,
1975 (en concreto: H. Gese, Der Ñame Gottes im AT, 75-89).- M. Rose, Jahwe,
1978 (ThSt 122); cf. Id., TRE 16, 438-441.- D.N. Freedman/P.O'Connor, art.
"JHWH", ThWAT III, 533-554.- H.D. Preuss, art. "Jahwe", EKL, 3a ed., Bd.2, 789-
791 (bibl.).-J.C. deMoor, The Rise of Yahwism, Leuven 1990 (BETL XCI), 234ss.,
defiende una interpretación diferente del nombre de Yahvé (en el contexto de
sus tesis, más amplias, sobre la religión yahvista preisraelita).
Cf. además: W. Eichrodt, Theol. I, 8a ed., llóss.- G. von Rad, Theol. I, 5a ed.,
193ss.- P. van Imschoot, Theology of the OT, Vol. I, 1965, 7s.- A. Deissler, Grund-
botschaft, 48ss.- W. Zimmerli, Theol. 6a ed., 12ss.- W.H. Schmidt, BK II/l, 169-
180 (bibl.).- Id., Atl. Glaube, 6a ed., 63ss.
8. El material correspondiente, en R. Kittel, RE, 3a ed., VIII, 529ss.; cf. O.
Eissfeldt, RGG, 3a ed., III, 515s. y ThWAT II, 542.
246 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
H/1, 107ss.; distinta es la opinión de M. Saebo, FS H.W. Wolff (v. n. 22), 45-48.-
Sobre el Elohista cf. P. Weimar, NBL I, 527-532.
16. No puede considerarse como un substantivo normal con prefijo - (como
piensa L. Kóhler); cf. E.Jenni, THAT I, 702s.
17. M. Rose (y. n. 7) considera que la forma abreviada es la originaria, y que
la larga no se introdujo hasta la época de Josías. Esta tesis se desmorona ante la
documentación inequívoca, antigua y extraveterotestamentaria, de la forma
larga, por ejemplo en la inscripción de Mesa (TUAT 1/6, 649) y en los textos pro-
cedentes de Kuntillet Ajrud y Kirbet el-Qom (TUAT II/4, 557.563s.). Véase tam-
bién n. 25 y supra p. 191+198.
18. Por esta vía quedan excluidas otras interpretaciones o derivaciones eti-
mológicas ("el que tala", "el que envía el rayo", "el que sopla", etc.). Cf. al respec-
to: ThWAT III, 549.- Cf. O. Procksch, Theol., 439: "Mientras más complicadas son
las derivaciones que se buscan, más inverosímiles resultan".- J.C. deMoorQThe
Rise of Yahwism, Leuven 1990 [BETL XCI], 223s.) ve en Yahvé la divinidad de los
padres de una tribu que no tenía aún relación alguna con el éxodo, como demos-
trarían Sal 68, Ha 3, Dt 32+33 y JC 5 en sus elementos originarios. El nombre de
esta divinidad debió ser 'el, que unido a o identificado con yhwh, como 'el-yhwh,
vendría a significar "que ÉL esté presente o actúe (por ejemplo, con su auxilio)".
19. Cf. al respecto la interpretación de Filón (Vita Mosis I 74s.) que recoge
H. Gese (v. n. 7; en concreto, p. 76).
248 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
20. A pesar de la protesta (en este caso sin razón) de R. Bartelmus (HYH. Be-
deutung und Funktion eines hebráischen "Allerweltswortes", 1982 [ATSAT 17D-
21. Cf. al respecto W. von Soden, Yahwe "Er ist, Er erweist sien", WO 3/3,
1966, 177-187 (=Id., Bibel und Alter Orient, 1985 [BZAW 162], 78ss.)
22. Cf. al respecto M. Saeb0, Offenbarung oder Verhüllung?, en-. FS H.W.
Wolff, 1981, 43-55. Su tesis (p. 52s.) de que el nombre de Yahvé se debe a una
reduplicación de la abreviatura yh, en la que luego admite además alteraciones,
carece de verosimilitud.
23. Esto vale también, por ejemplo, en el caso de Gn 1,26 cuando dice que
el hombre es "imagen" de Dios (véase Vol. II, Cap. 11.3).
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 249
29. Así, sobre todo, a partir de B. Stade, Geschichte des Volkes Israel, Bd. I,
1887, 130ss.- Cf. también: E. Kautzsch, Bibl. Theol. des AT, 1911, 47ss.- L. Kóhler,
Theol., 4a ed., 27s.- G. von Rad, Theol. I, 5a ed., 22ss.- W.H. Schmidt, Atl.
Glaube, 6a ed., 71ss.- Son críticos al respecto, por ejemplo, O. Procksch, Theol.,
74ss.81 y también (aunque por otras razones) J.C. de Moor(v. n. 27), 223.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 251
37. La fórmula yhwh seba '6t semó se encuentra como "rúbrica del himno
participial" (AS. van der Woude, THAT II, 960) en Is 47,4; 48,2; 51,15; 54,5; Jr
10,16; 31,35; 32,18; 46,18; 48,15; 50,34; 51,19.57, y con el añadido de elohé en
Am 4,13; 5,27. No se trata de textos muy antiguos, y lo que se pretende con ese
remate salido de la boca de la comunidad cultual del postexilio es subrayar el
poder del Dios al que se ensalza. No se advierte ya una referencia a "ejércitos"
(terrenales).
38. Al respecto, C. T. Begg, The absence of YHWH sebaot in Isaiah 56-66, BN
44, 1988, 7-14.
39. 1 R 18,15; 19,10.15; 2 R 3,14.- Cf. La fórmula de mensaje profético (ko
amar yhwh seba'ot) en 1 S 15,2; 2 S 7,8 (= 1 Cro 17,7), y luego muchas veces
en Is, Jr, Za, Ag, etc.
40. Cf. una visión global de sus significados en H.-J,. Zobel, ThWAT VI, 880s.
254 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
43. AS. van der Woude, THAT II, 505.- Cf. H.-J. Zobel, ThWAT VI, 885: la
relación entre seba 'ót y el arca podría concretarse diciendo que "de la majestad
real de Yahvé forma parte, entre otras cosas, el aspecto de la guerra de Yahvé,
pero que ésta no define el aspecto del rey entronizado".
44. Cf. al respecto el apartado 3. de este mismo capítulo (p. 264-278).
45. Cf. su uso en los salmos de lamentación: Sal 59,6; 69,7; 80,5.8.15.20.-
Véase también 2 S 7,26 = 1 Cro 17,24 en la oración de David.- Sobre las nume-
rosas veces que aparece en Is 1-39 cf. H.-J. Zobel, ThWAT VI, 889-891.
46. Veáse p. 252, n. 35.
47. Véase p. 252, n. 35.
256 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
a) 'elohim
De ellas, la más frecuente, en 2600 ocasiones, es la de ''elo-
htm48. Probablemente se trata del plural (con una h añadida) del
singular ' e / o también de ' eloáj. Además, ambas formas pueden
utilizarse también con el mismo sentido que 'elohim50. Pero
como el singular 'elóáj sólo aparece en textos del postexilio, con
frecuencia se lo considera una singularización del originario plu-
ral 'elohim. Este se utiliza en el AT tanto con significado plural
("dioses") como también (preponderantemente) con sentido sin-
gular, en cuyo caso, probablemente, se trata de un plural de
intensidad o mayestático ("Dios sin más" = plural semántico)51.
Está claro que ambos usos coexistieron y pueden darse juntos,
igual que en el primer mandamiento se habla, junto a Yahvé, de
(otros) "dioses" (Ex 20,3; Dt 5,6s.). En el AT no aparece docu-
mentada una palabra especial para decir "diosa". En 1 R 11,5.33
se habla de "Astarté, el dios de los sidonios".
El Elohista utiliza 'elohim desde su aparición (en Gn 15) hasta
la llamada de Yahvé a Moisés en Ex 3, y de ese modo caracteri-
za como Dios sin más y absolutamente al Dios del que él está ha-
blando, que naturalmente es el Dios de Israel y que se revela por
primera vez a Moisés con el nombre de Yahvé. Consiguiente-
mente 'elohim se construye siempre con el verbo en singular. Lo
mismo hay que decir del uso de 'elohim en P en Gn 1- 17, desde
la creación, que no es obra de un dios cualquiera (Gn 1,1), hasta
la alianza de Ábraham. Por eso en ocasiones se ha distinguido
una revelatio specialis, referida a yhwh, y una revelatio genera-
lis, referida a 'elohim52. El hecho puede quedar corroborado
teniendo en cuenta que, fuera del libro de Jonás, de época pos-
texílica, los profetas no utilizan como sujeto de una frase elohim
sin un atributo, porque "para ellos esta forma de designar a Dios
48. Sobre este tema: W.H. Schmidt, art. "celohím Gott", THAT I, 153-167.- H.
Ringgren, art. "elohim", ThWAT I, 285-305.- H. Vorlánder, art. "Elohim", NBL I,
256s.- Cf. además O. Loretziet al), UF 7, 1975, 552s.
49. Sobre ambos v. infra apartados b) y c) (p. 259-262).
50. Cf. ejemplos en ThWAT I, 291.
51. Cf. W. Eichrodt, Theol. I, 8a ed., 115: Se trata de un plural "que sirve para
ampliar el término y darle vigor, convirtiendo a la persona así designada en la
representación general de su especie".
52. Vf. Th.C. Vriezen, Theol., 167.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 257
65. 229 veces 'elohim, y 44 veces yhwh; mientras que en resto del salterio,
aparece 29 veces 'elohim, y 642 veces yhwh.
66. Cf. p. 192-203.
67. cf. al respecto: W.H. Schmidt, art. "el 'el Gott", THAT I, 142-149.- F.M.
Cross, art. "el", ThWAT I, 259-279.- D.O. Edzard, art. "11", RLA V, 46,48.- E. Otto,
NBL I, 507s.- Véase también: WdM I, 279-283.- W, Eichrodt, Theol. I, 8a ed., 110-
115.
68. Cf. al respecto: M.H. Pope, El in the Ugaritic Texts, Leiden 1955 (VT
Suppl 2).- O. Loretz, Ugarit und die Bibel, 1990, 66-73-153-156.
69. Cf. al respecto: W. Schmidt, Jerusalemer El- Traditionen bei Jesaja, ZRGG
16, 1964, 302-313.- E. Otto, El und Jhwh in Jerusalem, VT 30, 1980, 316-329.
70. Cf. sobre esto último p. 4l4s.
260 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
71. Sobre la ausencia en Cro: J.P. Weinberg, Gott im Weltbild des Chronisten: Die
vom Chronisten verschwiegenen Gottesnamen, ZAW 100, 1988 (Suppl), 170-189.
72. Ex 15,11; Sal 29,1; 89,7; Dn 11,36. ¿Es posible que se trate, al menos en
ocasiones, de un 'el con -m enclítica? Cf. ThWAT I, 272s.
73. Cf. supra p. 1258.
74. Cf. al respecto: Vol. II, Cap. 6.3.
75. Sobre el problema del ('el) "elyón, que también está documentado como
epíteto divino en Ugarit y Sifra (KAI 22A, 11), cf. G. Wehmeier, THAT II, 282-287
y sobre todo H.-J. Zobel, art. "Eljon", ThWAT VI, 131-151 (bibl.). Sobre Gn
l4,18ss cf. Id., ZAW 101, 1989, 3.60-363.
76. Cf. THAT I, 143.145; ThWAT I, 274.
77. Sobre el problema de su traducción (por ejemplo, "Dios olam" o "Dios
de la eternidad" o "el Dios eterno [antiguo]", etc.), cf. ThWAT I, 273s.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 261
84. Cf. al respecto H.-J. Zobel, Bileam-Lieder und Bileam- Erzáhlung, en: FS
R. Rendtorff, 1990, 141-154.
85. Sobre el uso de las denominaciones de Dios en el libro de Job cf. infra
p. 320s y n. 88.
86. W.H. Schmidt, THAT I, 148.
87. Cf. al respecto O. Eissfeldt, "Mein Gott" im AT, ZAW 6l, 1945-48, 3-16
("Id., KS III, 1966, 35ss.).
88. En las denominaciones de Dios y en el uso del nombre de Yahvé el libro
de Job tiene algunas particularidades. De Yahvé sólo se habla en las partes mar-
ginales del libro (Jb 1+2 y 42,7ss.) y cuando es Dios mismo el que toma la pala-
bra (Jb 38,1-42,6), subrayando entonces que se trata de la respuesta de Yahvé;
aparte, 12,9 es una errata. Frente a eso se utiliza 55 veces 'el, 4 veces 'elohtm y
31 veces sadday.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 263
3. Yahvé rey
De Yahvé se hablaba también como de "Yahvé sebaót"; y tam-
bién era Yahvé el que "tiene su trono sobre querubines"97. Ambas
denominaciones nos llevan a expresiones que hablan de Yahvé
rey y de su reinado98.
95. G. von Rad, Theol. I, 5a ed., 198.
96. Al respecto W. Zimmerli, Erkenntnis Gottes nach dem Buche Ezechiel,
1954 [AthANT 27] (= Id., TB 19, 2a ed., 1969, 4lss.)
97. Cf. al respecto p. 255 y 440.
98. Sobre este tema, especialmente: S. Mowinckel, Psalmenstudien II. Das
Thronbesteigungsfest Yahwás und der Ursprung des Eschatologie, Christiania
(Oslo) 1922 (Edición corr. y aum.: Amsterdam 1961).- A. von Gall, Basileia tou
Zeou, 1926.- O. Eissfeldt, Jahwe ais Kónig, ZAW 46, 1928, 81- 105 (=Id., KS I,
1962, 172ss.)- H.-J. Kraus, Die Kónénigsherrschaft Gottes im AT, 1951 (BHTh
13).- A. Alt, Gedanken über das Kónigtum Jahwes, en: KS I, 1953, 345-357.- H.
Schmid, Jahwe und die Kulttraditionen von Jerusalem, ZAW 67, 1955, 168-197.-
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 265
99. Ex 15,18; 1 S 8,7; Is 24,23; 52,7; Ez 20,33; Mi 4,7; Sal 47,9; 93,1; 96,10 [ 1
Cro 16,31]; 97,1; 99,1; 146,10.
100. Nm 23,21; Dt 33,5; 1 S 12,12; Is 6,5; 33,22; 41,21; 43,15; 44,6; Jr 8,19;
10,7.10; 46,18; 48,15; 51,57; Mi 2,134; So 3,15 (cf. LXX); Za 14,9.16.17; Mi 1,14;
266 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Sal 5,3; 10,16; 24,7.8.9.10; 44,5; 47,3.7.8; 48,3; 68,25; 74,12; 84,4; 95,3; 98,6; 99,4;
145,1; 149,2; Dn 4,34.
101. De todos modos, N. Lohfink (v. n. 98), 38, n. 10, llama la atención sobre
los relatos de principio y de final del libro de Job con su escena en la corte celes-
tial. Pero precisamente en ellos puede advertirse que para el resto del libro de
Job tal escena no tiene significado alguno importante: en Job 3-42 no se recurre
para nada ni a ella ni a la figura de Satán.
102. Con especial.claridad en Ex 15,18; Is 6,5; 24,23; 25,7; Jr 8,19; Mi 4,7; Sal
24,7-10; 48,3; 146,10 y en los salmos de Yahvé-Rey.
103. Cf. al respecto: Vol. II, Cap. 7.
104. O. Loretz (UBL 7), 435ss., niega que exista un "género" propio de sal-
mos de entronización.
105. Maljut: Sal 103,19; 145,lis.; melüjáh: Ab 21; Sal 22,29; mamlajáh: 1
Cro 29,11.- memsaláh: Sal 103,22; 114,2; 145,13-- En Dn 3,33; 4,31; 6,27 apare-
ce el arameo maljutá' junto con sltn.
106. Gn 48,15; 49,24; Ez 34; Sal 23,1; 80,2.- Cf. Sal 28,9; Is 40,11 et al.- Véase
al respecto: JA. Soggin, art. "r'h weiden", THAT II, 791-794 (bibl.).
107. 1 R 22,19; Is 6,1; 66,1; Jr 3,17; 17,12; Ez 1,26; Sal 9,5.8; 11,4; 29,10; 33,14;
47,9; 89,15; 93,2; 103,19; 2 Cro 18,18.
108. Sobre esto M. Górg, art. "jasab", ThWAT III, 1012-1032.
109. J-C. de Moor (The Rise of Yahwism, Leuven 1990 [BETL XCI], U8ss et
al.), en los elementos más antiguos del Salmo 68 (= 2-25; 26-36 serían añadidos
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 267
115. Asi, según N. Lohfink (y. n. 98), 35ss.; la cita en p. 40. Cf. E. Zenger,
TRE 15, 176.
116. A partir de este texto, procedente de la fiesta preexílica de la entroni-
zación, O. Loretz sospecha de la existencia originaria de una estatua de Yahvé
sobre un trono o una carroza procesional o de un trono sin estatua, como sím-
bolo de la presencia de Yahvé (UBL 7, 249-274). Cf. supra p. 191.
117. Sobre el Sal 29, cf., de todos modos, el pormenorizado tratado de O.
Loretz, UBL, 76-248, que lo divide en dos partes y le atribuye una datación, más
tardía.
118. Cf. infra p. 434-436.
119. Sobre este problema cf. M. Górg, THAT III, 1028s.- O. Keel, Jahwe-
Visionen und Siegelkunst, 1977 (SBS 84/85), 26, ha intentado reconstruir en
dibujo dicho trono.- Sobre los querubines cf. infra p. 440.
120. Cf. al respecto B. Janowski (y. p. 264, n. 98), 429.- Sobre este título cf.
R. Scoralick, (v. n. 98), 29ss.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 269
121. Cf. al respecto: Vol. II, Cap. 8.2, y sobre el tema F. Crüsemann, Der
Widerstand gegen das Kónigtum, 1978 (WMANT 49), 42ss.
122. Cf. al respecto K. Seybold, ThWAT IV, 949.
123. ¿Nacida con la construcción del Templo? Es la idea de E. Zenger, (v. n.
98), 177.
124. Cf. al respecto: W.H. Schmidt, (v. p. 173, n. 98) y, para más detalles y
también con mayor profusión de textos, O. Loretz(y. n. 98) e Id., Ugarit und der
Bibel, 1990, 96-09.- En Egipto sobre todo Amón-Ra tuvo el título de "rey de
reyes" (cf. WdM I, 331-333), y en Mesopotamia, por ejemplo, Anu (RGT, 2a ed.,
142). Más ejemlos en RGT, 2a ed., 176s.220.226.235.
125. Según K. Baltzer (Die Biographien der Propheten, 1975), los profetas
se habrían considerado "visires" de Yahvé, y por consiguiente tenía que ser cosa
270 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
(Is 6,1-5). Que está operando aquí una herencia cananea se po-
ne de manifiesto con más claridad en Sal 29 y 97 donde veneran
a Yahvé unos hijos de dioses o dioses (cf. Sal 96,7ss.)126. Y en Je-
rusalén probablemente el dios Sdq127 que allí se veneraba se
llamó "rey", como indica el nombre de su rey, Melquisedec (Gn
l4,18ss.). Al igual que sucede con El, se relacionan reinado y
corte (Is 6,lss.), y Sión se convierte en la montaña de Dios en el
"Norte", en la ciudad del gran Rey (Sal 48,3), igual que Baal tenía
su trono en "Safón"128.
Pero luego del trono de Yahvé se habla de forma muy distin-
ta que del de El o, sobre todo, del de Baal129. Yahvé es rey tam-
bién de los dioses (Sal 95,3; 96,4; 97,7-9), de la tierra entera (Sal
47,3s.8) e incluso del universo (Sal 103,19). Y también es rey de
los pueblos (Sal 47,3s.9; Jr 10,7; Za I4,13ss.)130, aunque en pri-
mer lugar y de forma destacada lo es de su pueblo y de cada uno
de sus miembros (cosa que "según parece no está documentada
en otros casos")131. Su reinado llega en beneficio de Israel (cf. Is
33,22: "Yahvé nuestro rey, él nos ayudará"), y los dioses ya no
son nada (Sal 96,5; 103,19ss.). Yahvé no ha conseguido su reino
en los primeros tiempos después de una lucha contra el caos,
sino que el domeño del caos (cf. Sal 77,17-20) tiene lugar ahora,
como plasmación de su reinado (Sal 89,10s.; 93,3s.). Si es verdad
que Yahvé mantiene su reino "para siempre" (Ex 15,18; Sal
29,10; 146,10; cf. Sal 145,13; Dn 3,33; 4,31), como Baal, en cam-
bio no tiene que pasar entretanto, como éste, por el reino de los
muertos y volver a conquistar su reino luchando. Igual que
ya admitida que tal Dios era rey.- Con excesiva amplitud se trata el tema del
"reina-do de Dios" en /. Greay, Reign of God (v. n. 98), en el que se afrontan
también los temas del resto, del siervo de Dios, del Mesías, etc.; y lo mismo hay
que decir de J.F. Walvoord.
126. Sobre Sal 96 cf. además O. Loretz, UBL 7 (v. p. 98), 317-331.
127. Cf. al respecto infra p. 299.
128. Cf., por ejemplo, KTU 1.3 III, 29-31 o KTU 1.6 I, 56- 62.
129. Sobre el reino (permanente) de El y el reino (que constantemente hay
que reinstaurar) de Baal según los textos ugaríticos, cf. O. Loretz, (v.n.124).
130. O. Eissfeldt (Jahwes Kónigspradizierung ais Verklarung national-poli-
tischer Ansprüche Israels, en: FS J. Ziegler, Vol. I, 1972, 51-55 [- KS V, 1973, 216-
221]) no deja del todo claro que aquí lo que operan son unos modelos lingüís-
ticos del Antiguo oriente, y no un real propósito de Israel de procurar dominar
en el mundo (!).
131. W.H. Schmidt, Atl Glaube, 6a ed., 173.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 271
146. Qatál + sujeto: Sal 47,9; cf. Is 24,23; 52,7 y la nota siguiente.
147. Aunque en este caso el orden es: qatál-sujeto\
148. Sobre la tesis ya superada (¡respecto de Marduk, pero no de Baal!) de
un entretiempo en que se pierde el reinado y que esto no se aplica a Yahvé cf.
P. Welten (y. n. 98) y B. Janowski, (v. n. 98), 425ss.- Sobre el ritual de la fiesta
del Año Nuevo Babilonia cf. actualmente TUAT 11/2, 1987, 212ss.
149. B. Janowski, ZthK 86, 1989, 433.
150. Sobre este salmo cf. H. Spieckermann, Heilsgegenwart, 1989 (FRLANT
148), 180-186.
151. /• Jeremías (v. n. 98) intenta una distribución cronológica más diferen-
ciada: Sal 47, del preexilio; Sal 93, de la primera o media monarquía; Sal 95 y 99,
del círculo de la teología deuteronomista; Sal 96 y 98, del círculo de la teología
del Deuteroisaías; Sal 97, de época helenística. Sobre una datación tardía de Sal
99 cf., además, R. Scolalick (v. p. 264, n. 98).- La redacción definitiva de Sal 47
de ningún modo es preexílica.
152. Así, siguiendo a E. Otto, BN 42, 1988, 98s.; B. Janowski, ZthK 86, 1989,
406.
153. O. Eissfeldt, KS I, 190.
154. B. Janowski, ZthK 86, 1989, 445.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 275
160. Así E. Otto (BN 42, 1988, 100) y B.Janowski (ZthK 86, 1989, 4l7s.)
161. "¿Conocen los Salmos una theologia gloriae? Sin duda que sí, en la
forma de la soli Deo gloria": H. Spieckermann, Heilsgegenwart, 225.
162. Cf. Mi 2,13; 4,7; So 3,15; Jr 3,17; 10,7.10; 17,12; 51,57; MI 1,14.
163. La afirmación "la teología del templo no tiene en absoluto una orienta-
ción escatológica" (H. Spieckermann, Heilsgegenwart, 222) no responde a la
realidad del AT, si nos fijamos ya, por ejemplo, en los salmos de Yahvé-Rey.
164. Cf. H. Merklein, Jesu Botschaft von der Gottesherrschaft, 1983 (SBS
111), 37.39.
165. Así W. Dietrich (y. p. 173, n. 98), 252 (cf. 268).
166. Cf. al respecto: Vol. II, Cap. 14.11+12.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 277
177. Cf. Vol. II, Cap. 10.3+4.- Mi 3,8 suele considerarse como un añadido.-
Cf. al respecto: /. Scharbert (y. n. 173).
178. Sobre ruaj Ez v. W. Zimmerli, BK XIII/2, 1262-1265.
179. Ez 3,12.14; 8,3; 11,1.24; 37,1; 43,5; Is 40,13; 6l,l; 63,14; Za 7,12; 2 Cro
15,1; 20,14; 24,20; Ne 9,30.
180. ¿Se trata aquí de la subordinación de la profecía a la tora? Esto es lo que
piensa A.H.J. Gunneweg, Das Gesetz und die Propheten, ZAW 102, 1990, 169-180.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 281
181. Cf. además Is 29,10; Os 4,12; 5,4; Za 13,2 sobre las formas y acciones
negativas del espíritu.
182. Sobre el "espíritu" como - elemento de la antropología veterotesta-
mentaria v. Vol. II, Cap.11.2.- Para el mismo tema referido a Egipto: RGT, 2a ed.,
59.- En Gn 1,2 el rüáj 'elohim hay que traducirlo más bien, por el uso superla-
tivo de 'elohim, como "tormenta divina" y encajarlo así en la descripción del
caos que precede (!) a la creación (cf. los comentarios y monografías sobre Gn
1 y supra p. 258).
282 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
183. Cf. al respecto H. Gross, Der Mensch als neues Geschópf, en: FS A.
Deissler, 1989, 98-109.
184. Cf. supra sobre David.- Por eso K.D. Schunck considera que el el espí-
ritu de Dios era siempre un don permanente {Id., Wesen und Wirklichkeit des
Geistes nach der Überlieferung des AT, en: Id., AT und Heiliges Land, 1989, 137-
151 [en concreto, 146],
185. L. Kóhler, Theol., 4a ed., 99.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 283
190. Sobre el entorno de Israel cf. ThWAT VI, 648s y THAT II, 454.- Sobre la
diosa Tinnit/Tanit, que aparece como pnj baal en una tableta votiva fenicia pro-
cedente de Cartago, cf. H. Gese, Die Religionen Altsyriens..., 1970, 206s. y WdM
I, 311s.
191. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 13-3.
192. Cf. los numerosos textos de Salmos.
193. Sobre el problemático jaláh (et)paním véase ThWAT VI, 641s.; THAT
II, 456s.
194. Cf. al respecto infra p. 289-294.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 285
195. Sobre el giro Ipmmyhwh cf. ThWAT VI, 652-655; THAT II, 457-459.
196. Sobre este tema, S. Wagner, art. "Sataru. Deriv.", ThWAT V, 967-977.- L.
Perlitt, Die Verborgenheit Gottes, en: FS G. von Rad, 1971, 367-382.- S.E. Balen-
tine, The hidden God. The Hiding of the face of God in the OT, Oxford, 1983.-
R. Texier, Le Dieu caché de Pascal et du Second Isaíe, NRTh 111, 1989, 3-23.
197. L. Perlitt (v. n. anterior, 373) apunta con razón a una probable relación
del salmo 104 con el gran himno al sol de Eknatón, que dice en este sentido:
"Apareces tú, y viven; te ocultas, y mueren" (AOT, 2a ed., 18; cf. también: /.
Assmann, Ágyptische Hymnen und Gebete, 1975, 221; una traducción bastante
libre en RGT, 2a ed., 46).- Sobre el ocultamiento de alguna divinidad en la fe del
entorno de Israel, v. S.E. Balentine (v. n. anterior), 24ss. y, por ejemplo, RGT, 2a
ed., 62: "rostro bello" = benevolente (divinidad egipcia).
198. Dt 31,17s.; 32,20; Is 8,17; 54,8; 57,17; 59,2; 64,6; Jr 33,5; Ez 39,23s.29;
Sal 10,11; 13,2; 22,25; 27,9; 30,8; 44,25; 69,18; 88,15; 102,3; 104,29; 143,7.- Cf.
también Ez 7,22; 2 Cro 30,9 con verbos distintos. Sobre el campo semántico cf.
S.E. Balentine (v. n. 196), lss.H5ss.
286 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
199. "La experiencia del silencio de Dios la comparte el orante israelita con
el de Mesopotamia... Pero sólo en Israel se tradujo por el término preciso del
'ocultamiento' de Dios. El fenómeno de una experiencia del silencio de Dios,
sentida por el individuo o por la comunidad cultual, que es común en Oriente,
queda superado cuando el término se aplica a la forma de actuar históricamen-
te Yahvé con Israel. La experiencia de este ocultamiento es algo genuino y una
característica dolorosa de Israel". "El que Dios se oculte es una facultad de su
libertad" (L. Perlitt, v. n. 196, 367+373).- Cf.también RGT, 2a ed., 182 (el dios hi-
tita Telepinu, "desaparecido").
200. L. Perlitt (y. n. 196), 382.
201. Sobre el complicado texto de Ex 33,18-23, cf. J. Reinal, op. cit., 55ss.;
y luego también supra p. 134s e infra p. 289s. sobre la "gloria"; cf. también
ThWAT VI, 636s.- Sobre este tema, además, L. Kóhler, Theol., 4a ed., llOs.
202. Cf. infra punto c) (p. 287-289).
203. H. Simian-Yofre, ThWAT VI, 649.
204. Ibid., 650; cf. A.S. van der Woude, THAT II, 442.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 287
c) El ángel de Yahvé
Entre las potencias por las que el Dios veterotestamentario
actúa en la tierra y entre los hombres se encuentra también el
"ángel de Yahvé" (mal'ák yhwh) 205 que hay que distinguir de los
hijos de los dioses y los ángeles (en plural) que forman parte de
la corte de Yahvé206. "El" ángel de Yahvé aparece en solitario, co-
mo un sujeto especial y notable, una especie de visir de Yahvé.
Mientras que dentro del AT "los" ángeles no ocupan un lugar im-
portante, con "el" ángel de Yahvé no sucede lo mismo. Mensa-
jeros de Dios pueden serlo ángeles, hombres, sacerdotes o pro-
fetas. Pero "el" ángel de Yahvé (aparece así 56 veces en el AT; y
10 veces, "ángel/mensajero de Dios") es distinto de ellos (y por
ahora dejaremos de lado la cuestión de si en algunos textos su
mención se introdujo en un segundo momento).
En primer lugar llama la atención que este ángel de Yahvé no
aparezca mencionado en los libros proféticos. El "hombre" in-
térprete de Ez 8 y Ez 40-48, así como el "ángel" de Za 1,9-6,5
-frecuentemente conocido como angelus interpres- no tienen
nada que ver directamente con el "ángel de Yahvé"207, porque
éste aparece cumpliendo una función distinta de la que se asig-
na a aquéllos. También el ángel intérprete que aparece en
Daniel (en parte como "el hombre Gabriel": Dn 8,15s.; 9,21) hay
que considerarlo derivado de las personas que ejercen una fun-
ción semejante en Ez y Za antes que ponerlo en relación con el
ángel de Yahvé. Lo que el apocalíptico Daniel ve ahora, senci-
llamente debe y tiene que "aclararse" mejor por obra de este
ángel intérprete, en primer lugar en beneficio de los lectores y,
en segundo lugar, subrayando las peculiaridades de este apoca-
líptico (Dn 4,l6ss.; 6,23; 7,l6ss.; 8,15ss.; 9,20ss.; 10,5s.9ss.;
12,5ss.; cf. también los ángeles de las naciones de que se habla
en el libro de Daniel: Dn 10+l1; 12,1)208.
205. Formado a partir de la raíz l'k (documentada también, por ejemplo, en
Ugarit).- Sobre el tema: D.N. Freedman/B.E. Willoughby/(H.-J, Fbary), art.
"MaVaW, ThWAT IV, 887-904 (en concreto, 896-903) [bibl.].- F. Ricker, art.
"MaVak Bote", THAT I, 900-908 (en ckncreto, 904-908).- H. Seebass, art. "Engel:
II. AT", TRE 9, 583-586 (bibl.).-/.O. Akao, Yahwe and Mal'ak in the Early Tradi-
tions of Israel, IrBibStud 12, 190, 72-85 (especialmente en relación con Ex 3).- H.
Róttger, NBL I, 539-541.- Cf. también: P. Heinisch, Theol. des AT, 1940, 75ss.
206. Cf. al respecto infra p. 442s.
207. En Za 12,8 la mención del ángel de Yahvé es, sin duda, una glosa.
288 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
208. Sobre los diferentes ángeles del libro de Daniel cf. K. Koch (et al.), Das
Buch Daniel, 1980 (EdF 144), 205ss (bibl.).
209. Es la idea, especialmente, de G. von Rad, Theol. I, 5a ed., 298ss ("la
personificación del auxilio de Yahvé a Israel": 299); cf. también W. Eichrodt,
Theol. II, 7a ed., 7ss.
210. O. Procksch, Theol. 51: "Deus revelatus in Deus absconditus".
211. Cf. al respecto supra p. 283-286.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 289
212. "La plasmación - del Dios invisible": L. Kóhler, Theol., 4a ed., 109;
"Agente de su asistencia": ThWAT IV, 897.
213. Sobre Satán cf. infra p. 445ss.
214. Cf. THAT I, 907 y ThWAT IV, 901; y además A.S. van der Woude,
NedThT 18, 1963/64, 4ss.: Sólo mensajero de Dios por oposición al mensajero
normal; no un ángel especial, sino, sencillamente, el "ángel de Yahvé"; hipóte-
sis de la revelación; teoría de la representación; teoría de la identidad; teoría de
la hipóstasis; teoría del lógos.
215. Sobre este tema: C. Westermann, art. "kbd schwer sein", THAT I, 794-
812 (en concreto 802ss.)- M. Weinfeld, art. "kabód", ThWAT IV, 23-40 (bibl.).-
T.D.N. Mettinger, The Dethronement of Sabaoth, Lund, 1982 (CB OT 18), 80-115.
290 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
231. Sobre esto, B.Janówski, "Ich will in eurer Mitte wohnen", JBTh 2, 1987,
165-193 (en concreto, l68ss.)
232. Dentro del AT, sólo en el Deuteroisaías y en los discursos de Dios del
libro de Job, encontramos un "autohimno" (alabanza de uno hecha por uno mis-
mo) de Yahvé del estilo de los documentados también en el entorno de Israel
(por ejemplo, TUAT II/5, 646-649), aunque con otras funciones. Cf. al respecto
H.D. Preuss, Deuterojesaja. Eine Einführung in seine Botschaft, 1976, 21+89
(bibl.).- Id., FS W. Zimmerli, 1977, 339-342 e infra p. 394.
233. Cf. al respecto supra p. 134s.
234. Cf. M. Noth, ATD 5, 212; C. Westermann, THAT I, 808.
235. Cf. al respecto supra p. 283-286.
294 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
240. M. Weinfeld, ThWAT IV, 38: "... más abstracta..."; y semejante es también
la opinión de T.N.D. Mettinger, op. cit., 177, n. 52.- Cf. al respecto infra p. 287s.
241. B.JanowskiJBTh 2, 1987, 174.
242. Esto es luego más frecuente en los textos del postexilio; v. B.Janowski,
OP- cit., 177, n. 52.- Cf. al respecto infra p. 431s.
296 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
243. Es lo que opina B. Janowski, op. cit., 178 (junto con H. Wetppert).
244. Por eso, como título del Cap. 35 (referido a Yahvé en cuanto Dios na-
cional) de su obra Bibl. Theol. des AT (Vol. I, 1905, 88), B. Stade escoge el de
"Yahvé protector del derecho y las costumbres, pero no justo".
245. Sobre este tema: F. Crüsemann, Jahwes Gerechtigkeit (sedaqá/sadáq)
im AT, EvTh 36, 1976, 427-450 (hay que completar la lista de citas que ofrece en
p. 432, n. 27+28).-/ Krasovec, La justice (SDQ) de Dieu dans la Bible hébra'ique
et l'interprétation juive et chrétienne, 1988 (OBO 76).- Cf. también: P. Stuhlma-
cher, Gerechtigkeit Gottes bei Paulus, 1965 (FRLANT 87), 113-145.- K. Koch, art.
"Sdq Gemeinschaftstreu/heilvoll sein", THAT II, 507-530.- B. Johnson, art.
"Sadáq u. Deriv.", ThWAT VI, 898-924.- J. Scharbert, art. "Gerechtigkeit: I. AT",
TRE 12, 404-411 (en concreto 408-410; de todos modos, en este trabajo se subra-
ya el aspecto judicial).- Cf. también: L. Kóhler, Theol. 4a ed., l6s.- G. von Rad,
Theol. I, 5a ed., 382ss.- En torno a la historia de la investigación sobre el tema,
especialmente:/ Krasovec, op. cit.,,llss.
246. Cf. al respecto infra apartado h) (p. 316-332).- Pero cf. también P.
Heiniscb, Theol. des AT, 1940, 57ss.; en concreto, en p. 58: Yahvé es justo por-
que premia el bien y castiga el mal.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 297
248. Esto dice K. Koch, Sdq im AT, tesis doct. Heidelberg 1953 (mecan.), 63--
cf. A. Dünner, Die Gerechtigkeit nach dem AT, 1963, 94.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 299
Israel? ¿Por qué resultaba tan rico este legado e Israel lo asumió de
la forma en que hemos visto y cómo lo administró por su parte?
También según Os 2,21 y 10,12, donde en ambas ocasiones
sedaqáh o sédeq aparecen junto con y determinadas por jésed249,
la "justicia de Yahvé" se refiere a su acción salvadora250. En Os
10,12, además, es importante la relación con la imagen de la
siembra y la cosecha, así como la de la "lluvia" de la justicia.
En los testimonios del libro del Protoisaías, cuya "autentitici-
dad" no hay que probar aquí, puede advertirse de entrada una
relación de la "justicia de Yahvé" con Sión, con la ciudad de Je-
rusalén (Is 6,26s.; cf. w. 8+7). En Is 5,16 y 10,22 se ha querido ver
con frecuencia una justicia de Yahvé punitiva, cosa que, prescin-
diendo de los testimonios de los Salmos que analizaremos más
adelante, es rara y con frecuencia de carácter secundario en el
discurso sobre la justicia de Yahvé. Probablemente en Is 5,16
sigue operando todavía la relación con Sión, ya que se habla de
'el (cf. también la justicia entre hombres en 5,7), y luego, más cla-
ramente en 28,17s., aunque ya también en 9,6 y en 11,4s. En los
dos pasajes mencionados en último lugar se habla de la justicia
de Yahvé como don escatológico, siendo posible en 9,6 un refle-
jo de la idea egipcia de la maat como pedestal del trono251 (cf. Sal
89,15; 97,2.6; y también 72,2ss.; Pr 16,12; 25,5). Y en este hecho,
es decir, en la clara vinculación entre sedaqáh y Sión/Jerusalén,
se sugiere la hipótesis (ya enunciada con frecuencia) de que en
esta ciudad, antes no israelita y en concreto jebusea, que debe su
nombre al dios Salem252 (cf. Sal 76,3, Salem), pudo adorarse tam-
bién la divinidad Sédeq, a la que es posible que se refieran aún
Sal 85,10ss.; 89,15 Jl 2,23 (cf. además Sal 48,lls. ; 97,2; Jr 31,23).
De esta manera se explicaría mejor la posible incidencia en Israel
del "legado cananeo" al que nos hemos referido antes. Esta divi-
253. Sobre ella: A. Rosenberg, The God Sedeq, HUCA 36, 1965, 161-177.-
H.H. Schtnid, Gerechtigkeit ais Weltordnung, 1968 BHTh 40), 75-77, con fuen-
tes y bibliografía; en 78ss., se trata también de la adopción de ideas cananeas.-
F. Crüsemann, op. cit., 439. F- Stolz, Strukturen und Figuren im Kult von
Jerusalem, 1970 BZAW 118), 2l6.218s.; en 281 se trata también de la divinidad
salem.- K. Kocb, THAT II, 509.
254. Cf. los testimonios en Rosenberg, l63s.- Y luego, F. Gróndhal, Die Per-
sonennamen der Texte aus Ugarit, Rom 1967 (v. el índice en p. 412).- B. John-
son/H. Ringgren, ThWAT VI, 902s.
255- Al respecto, R. Grieshammer, Maat und Sédeq, en: Gottinger Miszallen
55, 1982, 35-42.- Cf. B. Johnson, ThWAT VI, 900-902 sobre el material de histo-
ria de las religiones.
256. Sobre la relación entre el santuario de Sión y la divinidad solar cf. tam-
bién J. Morgenstern, The Gates of Righteousness, HUCA 6, 1929, 1-37.- B. Ja-
nowski, Rettungsgewissheit und Epiphanie des Heils, 1989 (WMANT 59).
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 301
266. Sal 7,18; 22,32; 35,28; 40,10s.; 50,6; 51,16; 71,24; 88,12s.; 89,17; 97,6;
145, 7(-9).
267. Sal 9,9; 35,24; 50,6; 96,13; 98,2s.9.
268. Sal 11,7; 33,5; 37,28; 99,4; 103,6.- En 99,4 el contexto es especialmente
importante.
269. Sal 96,13s.; 97,6.8; 98,1-3.9; 99,4.
270. H. van Oyen, Ethik des AT, 1967, 52, habla de una justicia "que corri-
ge saludablemente".
271. C. al respecto: £7.3". Whitley, Deutero-Isaiahs interpretaron of sedeq, VT
22,1972, 469-475.- J.J. Scullion, Sedeq-Sedaqah in Isaiah ce. 40-66, UF 3, 1971,
335-348.- F.V. Reüerer, Gerechtigkeit ais Heil, 1976.- H.D. Preuss, Deuterojesaja.
Eine Einführung in seine Botschaft, 1976, 83- 87.- F. Crilsemann, op. cit., 443ss.
304 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
275. Cf. al respecto C. Westermann, ATD 19, 132s.- H.D. Preuss, op. cit., 21.-
Es contraria a ello la opinión de F. Crüsemann, Studien zur Formgeschichte von
Hymnus und Danklied in Israel, 1969 (WMANT 32), 45s, n. 2.
276. Is 41,2.26; 45,19-21.23.24s.; en 41,26, saddiq significa, sencillamente,
"es cabal".
306 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
280. Sobre el "resto" (Esd 9,15) cf. Vol. II, Cap. 14.8.
281. M.-L. Henty, Glaubenskrise und Glaubensbewahrung in den Dichtun-
gen der Jesajaapokalypse, 1967 (BWANT 86), 93.
282. Este dato se trata con excesiva brevedad en H. Graf von Reventlow,
Rechtfertigung im Horizont des AT, 1971, 112-115.
308 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
g) La bendición de Yahvé284
Aunque entre los casi 400 testimonios285 que dentro del AT ha-
blan de la berajáh (bendición) o, sobre todo, de brk (pi. = ben-
decir, acción y efecto de bendecir286), sólo en 87 casos aparece
Dios directamente como sujeto, es posible y obligado decir que,
cuando en los textos del AT los hombres (¡y es la mayoría de las
veces!) bendicen, quien propiamente lo hace, siempre, es Dios
mismo (cf. Nm 6,22ss.; Dt 10,8; Je 17,2; 1 S 15,13; 2 S 6,18; 1 R
8,14.55; 1 Cro 23,13; Sal 129 et al.)287. También en el entorno de
Israel la bendición era "en primer lugar la comunicación de ener-
gía vital por parte de la divinidad"288; y por tanto el AT es cons-
ciente de que "en principio la bendición no es algo específico de
la fe en Yahvé"289. Hunde sus raíces en una mentalidad animista
y dinamista290, y aunque en ocasiones todavía se advierte algo de
ello en el AT, básicamente la bendición sufrió en él toda una ree-
laboración. Porque, por ejemplo, lo que da fuerza a la bendición
283. Id., Zum Thema: Biblische Theologie des NT, en: K. Haacker et al.,
Biblische Theologie heute, 1977, 25-60 (con una cierta iteración; por ejemplo,'
44, y especialmente 57).
284. Sobre este tema: J. Hempel, Die israelit. Anschauungen von Segen und
Fluch im Lichte altoriental. Parallelen, en: Id., Apoxysmata (BZAW 81), 1961, 30-
113.- S. Mowinckel, Psalmenstudien V (Segen und Fluch in Israels Kult und
Psalmdichtung), 1924 (y reimpresión).- F. Horst, Segen und Segenshandlungen
in der Bibel, EvTh 7, 1947/48, 23-37 (=/<¿, TB 12, 1961, 188ss.)-/. Scharbert, So-
lidaritat in Sege'n und Fluch im AT und seiner Umwelt, 1958 (BBB 14).- C. Wes-
termann, Der Segen in der Bibel und im Handeln der Kirche, 1968.- G.
Wehmeier, Der Segen im AT, 1970.- /. Scharbert, art. "Brk/berajáh"', ThWAT I,
808-841 (bibl.).- C.A. Keller/G. Wehmeier, art. "brkpi. Segen", THAT I, 353-376.-
C.W. Mitchell, The Meaning of BRK "To Bless" in the OT, Atlanta/Gg. 1987.- Chr.
Gottfriedsen, Beobachtungen zum atl. Segensverstándnis, BZ NF 34, 1990, 1-15.-
En Wehmeier, en el THAT y el ThWAT pueden verse además las diferencias en
cuanto sustantivo y verbo, sujeto y complemento directo, tipos de frases y gru-
pos de textos.- Más detalladamente: H.-P. Müller, Segen im AT. Theologische
Implikationen eines halb vergessenen Themas, ZthK 87, 1990, 1-32; en concre-
to, 3-19, sobre la forma literario-lingüistica de la bendición.
285. Según G. Wehmeier, der Segen..., 67s.: exactamente 398, de los cuales
71 veces, el sustantivo.
286. Según F. Horst, TB 12, 188.
287. Según Chr. Gottfriedsen (v. n. 284, p. 6), Yahvé empieza a aparecer
como sujeto de bendecir en el Yahvista.
288. G. Wehmeier, Der Segen..., 66.
289. Id., Ibid., 227.
290. Sobre esto, especialmente,J. Hempel, op. cit.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 309
Segen..., 228 et al.- Es crítico con tal tesis F.J. Helfmeyer, Segen und Erwáhlung,
BZ NF 18,1974, 208-223.
300. Así D. Vetter, Jahwes mitsein ain Ausdruck des Segens, 1971.- Sobre
esta fórmula cf., por lo demás, H.D. Preuss, ZAW 80, 139-173 (cf. THAT I, 485-
500).- R, Winling, RscRel 51, 1977, 89-139.- M. Górg, ThGl 70, 1980, 214-240.
301. F. Horst, TB 12, 199.
302. Sobre esto, H.-P. Müller, Ursprünge und Strukturen atl. Eschatologie,
1969 (BZAW 109), I44s.
303. Sobre esto:/. Scharbert, Solidaritat... (v. p. 204, n. 284), I4lss.
304. Cf. al respecto H.D. Preuss, Deuteronomium, 1982 (EdF 164). 171 (con
bibl.).
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 313
305. Al respecto, K. Seybold, der aaronitische Segen, 1977.- Sobre este texto
y sobre la plaquita de plata encontrada en 1986 con un texto no del todo igual
pero parecido al de Nm 6,24-26, cf. M.C.A. Koppel, JSOT 45, 1989, 3-13.
306. Sobre la ambigüedad yusivo-indicativo en las bendiciones cf. H.-P.
Müller, ZthK 87, 1990, 4-11.
307. Cf al respecto K. Berge, Die Zeit des Jahwisten, 1990 (BZAW 186), 273-
310.
314 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
308. Así en Gn 12,3; y luego también en 18,18; 28,14; cf. también Ex 12,32:
se ruega que se bendiga al faraón.- Cf. además Vol. II, Cap.6.5.
309. Sobre ella: W. Schottroff, Der altisraelitische Fluchspruch, 1969
(WMANT 30) [en concreto, l63ss., también sobre la fórmula de la bendición].-
H.C. Brichto, The problem of "Curse" in the Hebrew Bible, Filadelfia 1963.-J.
Scharbert, art. '"rr", ThWAT I, 437-481 (bibl.).
310. H.-P. Müller, (v. n. 302), 165.
311. Cf., al respecto, por ejemplo, la "maldición de Agadá" que el dios Enlil
lleva a cabo por un sacrilegio del rey Naramsin y que consistió en la invasión de
los guteos. Véase el texto en/.S. Cooper, The Curse of Agade, Baltimore/Londres
1983, y sobre el mismo, por ejemplo,/. Krecher-H.-P. Müller, Vergangenheitsin-
teresse in Mesopotamien und Israel, Saec. 26, 1975, 13-44; en concreto, 23s. A
diferencia de este texto, que tal vez no es verificable "históricamente", Dt 28
refleja una experiencia de exilio auténtica.- Sobre la eficacia de la maldición en
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 315
za". Esta fórmula327, que se halla también tras Gn 9,6, "sirve para
señalar la culpa del condenado a muerte y a la vez la inocencia
de quien ejecuta la sentencia"328. Lo que se discute aquí es si esta
expresión ha de interpretarse y consiguientemente traducirse
por "su sangre caiga sobre su cabeza" (así, H. Graf Reventlow)
o "su sangre se quede sobre su cabeza" (así, K. Koch)329. En la
primera interpretación, el acento se pone claramente en el he-
cho de que no existe ningún castigo que no esté respaldado por
la autoridad de Dios soberano como juez. Queda descartada
cualquier idea mágica. La oración de 1 R 2,32 (cf. también 1 R
2,44) pondría eso de manifiesto de manera especialmente clara.
La segunda interpretación subrayaría que, por lo que se refiere a
la relación entre las obras del hombre y su suerte, el AT tiene una
concepción mucho más estricta que la que se expresa con el tér-
mino "venganza" (cf., por ejemplo, 'aón, que significa tanto la
culpa como el castigo)330. No se discute que Yahvé actúe en esta
"esfera"; pero, tras la sentencia de muerte de alguien (mót
yümat) con ese "que su sangre quede sobre su cabeza" no sólo
se dicta una sentencia judicial, sino que, mediante la llamada
"fórmula de seguridad", la sangre que va a derramarse se man-
tiene lejos del que ejecuta el castigo mortal. Estamos lejos de una
mentalidad meramente jurídica. Incluso es otra la forma fre-
cuente de pensar el AT, y la terminología moderna no siempre
vale para reflejarla bien. El efecto inmediato de un delito y el
daño provocado en su autor por una intervención activa de
Yahvé son cosas que con frecuencia, sencillamente, van juntas,
como demuestra, por ejemplo, 2 S l6,7s.331. Pero -cabe pregun-
tarse- ¿la ejecución de la sentencia de muerte no es una acción
nueva que la voluntad de Yahvé sólo impulsa y el hombre se
encarga de llevar a cabo? ¿No se trata de. una esfera que sigue
operando?
Todo esto es así porque, según piensan los "sabios" que hay
tras estos proverbios, es Yahvé mismo el que ha determinado esa
relación entre lo que se hace y lo que sucede, entre la obra y sus
consecuencias, y además vigila que así sea. Él "se toma la revan-
cha" (sil.lem) de esa manera de las cosas que el hombre hace (Pr
11,31; 13;21; 19,17; 25,21s.), lleva hasta su perfeccionamiento las
acciones extendiéndolas hasta los resultados que le correspon-
den335, y cuando "cae" sobre los impíos su propio pecado (10,6),
es Yahvé quien se encuentra tras los acontecimientos, porque Él
devuelve (hesíb; 24,12) a cada hombre según sus obras336. Yahvé
es quien ha fijado este orden, lo ha determinado y lo mantiene
en vigor, actúa en y a través de él, y es garante del mismo (12,2;
16,5; 18,10; 20,22; 24,12). Que también esta visión del mundo
podía plantear problemas, aun cuando o precisamente porque
se limitaba a la vida del individuo, no aparece aún como un tema
explícito337. Yahvé hace las veces de autor de este orden y tam-
bién de ejecutor del mismo338. Por lo demás, aquí solamente se-
ñalaremos que esta visión del mundo y de la vida también se
encuentra en los textos sapienciales del entorno de Israel, que se
asemejan a la literatura sapiencial veterotestamentaria339. Según
ellos, Dios interviene en la armonía del mundo y de la vida, y al
que se porta bien le da una vida agradable y plena.
De todos modos, ya en el libro de Proverbios se encuentran
algunos textos que muestran dudas sobre si esa relación entre
obras y suerte funciona siempre de forma tan clara, y sobre todo
si el hombre puede siempre reconocerla y deducirla de modo
tan inequívoco340. Ciertamente, el hombre echa las suertes en el
348. Sobre este tema, extensamente, H.D. Preuss, Einf. in die atl. Weisheits-
literatur, passim (pero, sobre todo, 172ss.)
349. Sobre ellos, M. Saebo, art. "Chronistische Theologie/Chronistisches
Geschichtswerk", TRE 8, 74-87 (bibl.).
350. Véase al respecto, especialmente, G. von Rad, Das Geschichtsbild des
chronistischen Werkes, 1930 (BWANT IV/3), sobre todo lOss.
EL DIOS QUE ELIGE. SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 323
351. 1 Cro 10,13s.; 28,2s.; 2 Cro 15,2s.; 16,12; 24,l4ss.; 25,14.20; 26,l6-21a;
33,1-20; 35,20-25.
352. Cf. al respecto p. 258.
353. Cf. sobre ella W. Roth, art. "Deuteronomistisches Geschichtswerk/Deu-
teronomistiche Schule", TRE 8, 543-552 (bibl.).- Y luego las recopilaciones sobre
HD de H. Weippert (ThR 50, 1985, 213-249) y H.D. Preuss (aparecida también
en ThR).- Y además, G. von Rad, Theol. I, 5a ed., 349ss.346ss.- H.D. Preuss,
Deuteronomium, 1982 (EdF 164), 20-26.- Cf. también infra p. 372.
324 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
373. Para más detalles sobre los mismos, Vol. II, cap. 10.
374. H.H. Schmid (Amos. Zur Frage nach der "geistigen Heimat" der Pro-
pheten, WuD 10, 1969, 85-103 -Id., Altoriental. Welt in der atl. Theologie, 1974,
121 ss.) es de la opinión de que Amós argumenta a partir de una idea humana
de carácter universal. La tesis se tambalea ya en Am 3,2.
375. Cf. al respecto Vol. II, cap. 14.
376. WdF 125, 156ss.
377. Por ejemplo, Pr 10,24; 11,2.27; 18,3.6; Jc 9,23s.; Sal 37,15 et al; al res-
pecto, H.D. Preuss, ThWAT I, 542-544.
378. Véase Vol. II, cap. 11.8e.9b.
379. Cf. al respecto K. Koch, WdF 125, l6ls (en 160ss., con más ejemplos
lexicográficos "de doble sentido").
380. Id., Gerechtigkeit ais Weltordnung, 1968 (BHTh 40).- Id., Altorientalis-
che Welt in der atl. Theologie, 1974.- Id., Unterwegs zu einer neuen biblischen
Theologie? en: K. Haackeret al., Biblische Theologie heute, 1977 (bthst 1), 75-95.
328 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
que quiere decirse con ello. Si Yahvé ha realizado todas sus obras
en y con sabiduría, si la tierra está llena de sus criaturas, eso sig-
nifica, antes que nada, que todo se halla en un orden agradable
a Dios, que una cosa está debidamente subordinada a la otra, co-
mo bien describe Sal 104 en su conjunto. Al surgir el mundo, la
sabiduría divina estaba ya presente como orden. Esta especie de
sabiduría "teológica" retrotrae la sabiduría a la inmediata cercanía
de Yahvé, e incluso hace de ella una persona, presente ya en el
momento de la creación del mundo como la obra primera, eter-
na, de Yahvé (Pr 8,22-31), jugando como su pupilo ante su pre-
sencia (v. 31)417 Esta personificación es sobre todo poética, pero
a través de textos egipcios y mediante su contraposición con una
mujer positiva, la sabiduría se exagera en sus rasgos hasta apare-
cer como una mujer negativa, extraña y seductora, que en Pr 1-9
juega un papel que excede con mucho del que se le atribuye en
Pr lOss. Tampoco en este caso debería hablarse de una hipósta-
sis418; porque lo que pretende el maestro de sabiduría es dar ma-
yor fuerza a la autoridad de la sabiduría en el postexilio mediante
su personificación. No es casual que tales consideraciones se den
por primera vez en el marco de la denominada sabiduría más
reciente, que encontramos en el AT sobre todo en Pr 1-9.
Debemos analizar otro error bastante extendido y de impor-
tantes consecuencias. A veces se ha creído que, puesto que esta
sabiduría divina se consideraba ya presente o incluso coautora
en la creación, los hombres podían acceder a ella, es decir, que
podía y tenía que ser reconocible a través de la creación. Ahora
bien, tal cosa no se encuentra ni en Pr 8,22ss. ni en los versícu-
los, de contenido paralelo, 3,19s. (cf. también 1,20-33). De la
misma manera, en Jb 28, un suplemento del libro de Job419, den-
tro de un poema a la sabiduría divina de marcado carácter teo-
lógico, se niega expresamente que ella esté al alcance del hom-
bre. Aunque éste cave bien hondo, tan hondo incluso que lo
excavado sirviera para albergar una mina (la única mención que
se hace de mina en el AT, en 28,1-11), no llegaría a encontrarla.
417. Como ampliación de estos temas: O. Keel, Die Weisheit spielt vor Gott,
1974.- H.-J. Hermisson, Observations on the Creation Theology in Wisdom, en:
FS S. Terrien, Nueva York 1978, 43-57.
418. Cf. supra p. 282s.
419. Cf. H.D. Preuss, Einführung (v. n. 415), 85-87 (bibl.).
334 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Está claro que sólo hay dos caminos: o Yahvé incrusta el(su)
orden el el mundo o el hombre puede llegar a conocer este "or-
den de la creación" o, a través de él, a Dios mismo. Sólo Dios co-
noce el camino y sabe dónde mora. Consiguientemente, no po-
demos hacer decir a los textos lo que expresamente niegan. La
distancia entre criatura y Creador, que también los monólogos
divinos del libro de Job dejan bien definida (Jb 38,1-42,6), queda
afirmada y garantizada. La posibilidad de llegar a conocer a Dios
a partir de la creación se defiende por primera vez en Sb 13,1-5,
bajo la influencia de la filosofía popular helenística.
En épocas más tardías del AT esto dejó de entenderse o de so-
portarse, y por eso al poema de Jb 28 se le añade el v. 28, el cual,
curiosamente, habla y tiene que hablar ya de la sabiduría huma-
na; y al mismo objetivo obedeció, sin duda, la adición de Pr 8,32-
36 a Pr 8,22-31.
Luego esta mentalidad conoció un ulterior desarrollo420 en Sir
25, donde la sabiduría divina, por una parte, se relaciona con la
ley de Yahvé, implantada en Israel, y, por otra, adopta ideas to-
madas del concepto de skn ("tomar morada"; cf. la sekináh en el
judaismo primitivo)421. Lo mismo dejan entrever Sb 7,22-8,1 y 9,1-
8. Pero aquí es la primera vez que se dice que esta sabiduría divi-
na puede también entrar en el hombre (7,27; 9,7) y no sólo regir-
lo todo (8,1). Si según Pr 1-9, Jb 28 y Sal 104,24 la sabiduría divi-
na sólo operaba en la creación, ahora también la historia de Israel,
sobre la que hasta el momento había guardado silencio la lite-
ratura sapiencial, está sometida a la acción de la sabiduría divina,
y de esta manera la sabiduría cobra valor y queda ampliado cons-
cientemente su campo de acción (Sb 10-12 y 16-19; cf. Sir 44-49).
j) La palabra de Yahvé
Por su significado, por su uso y por su frecuencia, el medio
más importante de revelarse y actuar Yahvé en el AT es su pala-
bra, su dabár422. Ya al estudiar la idea veterotestamentaria de la
420. Sobre éste cf. H.D. Preuss, op. cit., 137-151 (con bibl.).- M. Küchler,
Frühjüdische Weisheitstraditionen, 1979 (OBO 26).
421. Sobre ella, B.Janowski, "Ich will in eurer Mitte wohnen", JBTh 2, 1987,
165-193 (en concreto, 191 con bibl.).
422. Sobre este tema: O. Grether, Ñame und Wort Gottes im AT, 1934 (BZAW
64).- L. Dürr, Die Wertung des gottlichen Wortes im AT und in antiken Orient,
1938.- G. Gerfeman, art. "dabárWoñ", THAT I, 433-443.- W.H. Schmidt (et al.),
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 335
427. Nm 15,31; Dt 5,5 tpl.]; 2 S 12.9P1; 1 Cro 15,15; 2 Cro 30,12; 34,21; 35,6.
428. Cf. Vol. II, Cap. 9.4.
429. Ex 4,28; 24,3.4; Nm 11,24; Jos 3,9; 1 S 8,10; 15,1; Jr 36,4.6.8.11; 37,2;
43,1; Ez 11,25; Am 8,11; 2 Cro 11,4; 29,11.
430. Se refiere a la palabra profética en Jr 36,4.6.8.11; 37,2; 43,1; Ez 11,25; 2
Cro 11,4.
431. La cosa no fue así, por ejemplo, en Egipto, donde las palabras de la sa-
biduría humana, que eran palabras bellas y que también hablaban "de dios", se
llamaban "palabra de dios". Cf. al respecto P. Kaplony, Der Schreiber, Das Got-
teswort und die Papyruspflanze, ZAS 110, 1983, 143-173.- Pr 30,5 es (también en
la terminología) la gran excepción.
432. Véase al respecto supra p. 289-294.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 337
437. Sobre esta fórmula, así como sobre el uso de dibber en los profetas cf.
Vol. II, cap.10.4 y L. Rost, Studien zum AT, 1974 (BWANT 101), 9ss.39ss.
438. Sobre la relación entre Dt 8,3b e Is 55,3, cf. L. Perlitt, Wovon der
Mensch lebt, en: FS H.W. Wolff, 1981, 424s.- Sobre Is 55,3: E. Zenger, "Hort, auf
dass ihr lebt" (Is 55,3). Atl. Hinweise zu einer Theologie des Gotteswortes, en:
Freude am Gottesdienst (FS J.G. Plóger), 1983, 133-144.
439. En la epístolas de Mari (siglo XVIII-XVII a.C.) tenemos el testimonio de
palabras divinas a través de profetas humanos y además fuera de Israel. Pero las
palabras proféticas de tales documentos hacen referencia más bien a pequeños
sucesos aislados, y no contienen la interpretación de grandes acontecimientos o
entramados de acontecimientos históricos. Sobre este tema cf., entre otros, P.
Ellermeier, Prophetie in Mari und Israel, 1968 (sobre esta obra: J.G. Heinz, Bibl
52, 1971, 543-555).- E. Noort, Untersuchungen zum Gottesbescheid in Mari,
1977 (AOAT 202).- A. Schmitt, Prophetischer Gottesbescheid in Mari und Israel,
1982 (BWANT 114).- Cf. además: Vol. II, Cap.10.2.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 339
440. cf. Vol. II, cap. 10.7 sobre el problema de los "falsos profetas".
441. Sobre esto, un poco más adelante p. 357ss.
442. Cf. al respecto infra p. 352s.
443. Cf. al respecto Vol. II, Cap. 10.6 y 14.7.10.
444 En 118 ocasiones aparece con hyh '/ como predicado; cf. THAT I, 439.-
Sobre este tema: W. Zimmerli, BK XIII/1, 89; W.H. Schmidt, ThWAT II, 120s.
445. Sobre esto E. Zenger, (y. n. 438), en concreto 137.
446. Sobre esto W.H. Schmidt, ThWAT II, 126.
340 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
447. ¿En forma de "inspiración"? Cf. R. Rendtorff, EvTh 22, 1962, 626 (=TB
57, 65).
448. Es lo que piensa Rendtorff, op. cit., 65s (= 626s.)
449. Dt 12,28; 15,15; 24,18.22; 28,14; 30,14.- 17,19; 27,3.8.26; 28,58; 29,28;
31,12.24; 32,46.- En la historiografía deuteronomista, por ejemplo en Jos 8,34; 2 R
23,24. Cf. al respecto G. Braulik, Ausdrücke für "Gesetz" im Buch Deuteronomium,
Bibl 51,1970, 39-66 (=Id., SBAB 2,1988, llss.; en concreto [21; cf. Bibl 51, 49; véase
también W.H. Schmidt, ThWAT II, 124s.], como resumen: "Debarím en 4,10.13.36;
5,5.22; 9,10; 10,2.4 se refieren al Decálogo; dabáren 15,15; 24,18.22 y debarím en
12,18 se refieren a los preceptos concretos precedentes. Dabár de 4,2; 13,1; 30,14
y debarím de 1,18; 6,6 y 11,18 se refieren al conjunto de la 'ley1 mosaica, es decir
tanto a la parte parenética como a los diferentes preceptos que vienen a continua-
ción. Y en 28,14 probablemente debarím designa dicha 'ley' junto con el Decálogo".
450. 1 R 15,29; 16,12; 22,38; 2 R 10,17; 24,2; cf. 2 S 24,19; 1 R 12,15; 14,18;
16,34; 17,16; 2 R 1,17; 2,22; 4,44; 9,36 etc. Con frecuencia se ha visto aquí una
redacción deuteronomista singular (DP); cf. al respecto: W. Dietrich, Prophetie
und Geschichte, 1972 (FRLANT 108), sobre todo, 88.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 341
451. Con el hebreo mil.lé'o heqim: 1 R 1,14; 2,27.- 1 R 2,4; 6,12; 8,20; 12,15;
cf. Dt 9,5; 1 S 2,23; 2 S 7,25.- Y luego Jos 21,45; 23,15; 1 S 3,19 (cf. Is 55,11).-
Sobre testimonios fuera del Deuteronomista cf. W.H. Schmidt, ThWAT II, 122s.
452. Según la epopeya de la creación babilónica, Marduk crea con su pala-
bra un vestido y lo hace desaparecer de nuevo (Enuma elis IV, 19-26: AOT, 2a
ed., 117, ANET, 3a ed., 66). Sobre Egipto cf. la nota siguiente.
453. En esta especie de presencia continuada -junto con la lógica reducción
monoteísta del AT- está la diferencia más importante entre "la palabra eficaz del
único Dios creador" de Gn 1, y consiguientemente de Israel, y la palabra de cre-
ador del dios egipcio Ptá en el denominado "monumento de la teología menfí-
tica" (TUAT 1/1, 585ss.; RGT, 2a ed., 31s.; ANET, 3a ed., 4-6). Sobre Ptá: WdM I,
387-389- Sobre esta problemática de la historia de las religiones cf. K. Koch,
Wort und Einheit des Schópfergottes in Memphis und Jerusalem, ZthK 62, 1965,
251-193 (= Id., Studien zur atl. u. altoriental. Religionsgechichte, 1988, 6lss., con
ampliaciones y correcciones).- Sobre la valoración de la palabra en Egipto cf.
además: /. Landee, Das Schópfungswort im alten Ágypten, en: FS H.E. Obbink,
Utrecht 1964, 33-66 y/ Bergmann, ThWAT II, 92-98.- Sobre la creación por obra
de la palabra divina véase además RGT, 2a ed., 32.52; cf. 129s.
454. Cf. al respecto F. Kohata, Jahwist und Priesterschrift in Exodus 3-14,
1986 (BZAW 166), 226s.310-315.- Sobre las relaciones entre el relato sacerdotal
de la creación y la posterior exposición sacerdotal de los sucesos del Sinaí (Ex
24,15b-18a), así como sobre la construcción de la Tienda de la reunión (Ex
39,43; Ex 40,17) cf. también: P. Weimar, Sinai und Schopfung, RB 95, 1988, 337-
385. en concreto 358ss.
342 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
5. Revelación e historia
La elección que Yahvé realiza en la historia tiene por fin la
comunión con su pueblo. Para eso libera y obliga a Israel. Hasta
ahora hemos tratado de los instrumentos y las potencias de los
que, según los testimonios del AT, se sirve Yahvé para instaurar
y mantener esa comunión, para anunciar o comunicar su pre-
sencia y eficacia; y todos ellos pertenecen al ámbito de lo que
teológicamente se llama revelación458. Ahora queremos exponer
466. Por eso R. Rendtorfj'sólo lo trata en una nota (p. 23; n. 11).
467. También puede ser un hombre el que se lo hace a otro: 1 S 20,2.12s.;
22,8.17; Rt 4,4.
468. H.-J. Zobel, ThWAT I, 1026: "La revelación abarca a todo el hombre y
está íntimamente mezclada con la historia".
469. W. Zimmerli, EvTh 22, 1962, 16.
346 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
470. R. Knierim, FS G. von Rad, 1971, 211 (v. n. 458). Lo que va entre [ ] es
añadido del autor.
471. Die Offenbarungsvorstellungen... (v. p. 228, n. 458), 23. Sobre este ver-
bo cf. también F. Schuttenhaus, (v. n. 458), lOs. y H. Fuhs, art. "ra'áh", ThWAT
VII, 225-266 ("término complementario de glh": "Dios sale del arcano de su
naturaleza divina y se manifiesta en y a través de todas las posibles formas de
experiencia humana; ra'áh designa también el proceso de revelación mismo...")
(Ibid., 250).
472. Sobre la diferencia entre r'h y yd' cf. las ideas, dignas de tenerse en
cuenta, de R. Knierim, FS G. von Rad, 1971, 219s.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 347
495. Sobre otras formas de conocer a Dios (sobre todo mediante la expe-
riencia y también mediante la percepción sensorial concreta: Ez 20,42; Jos 3,10),
cf. I.L. Seeligmann, FS W. Zimmerli (v. p. 357s., n. 520).
496. Sobre esto: W. Zimmerli, Erkenntnis Gottes nach dem Buche Ezechiel,
1954 [AthANT 27] (= Id., TB 19, 2a ed., 1969, 4lss.)- Y además: R. Rendtorff, Die
Offenbarungsvorstellungen... (v. p. 342s., n. 458), 35ss.
497. Hoy día, en todo caso, ha dejado de aceptarse que el testimonio de 1
R 20,13-28 constituya la célula primera de una tradición profética de esta fór-
mula, como supuso Zimmerli (TB 19, 2a ed., 54ss.), porque estos textos no se
consideran ya tan tempranos. Y otro autor, I.L. Seeligmann (FS W. Zimmerli, v.
p. 357s., n. 520, 4l7ss.), se plantea con razón si es acertado hacer derivar dicha
fórmula de una originaria prueba judicial o profética o si no habría que pensar,
mejor, en experiencias concretas que dieron paso al conocimiento como conse-
cuencia, por ejemplo, de lo visto u oído, y para eso alude a Gn 8,11; Ex 3,7; Jos
3,10; 24,7;. Jc 2,7; 17,13; 1 S 20,33; Is 5,19; Ez 20,42; Jb 13,ls.
498. Su relación puede verse en Zimmerli, TB 19, 2a ed., 43, n. 5-11; 44, n.12.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 353
509. En este sentido -en contra de lo que defiende R. Rendtorff (EvTh 22,
1962, 638 = TB 57,77)- en el AT la historia es multívoca; los profetas del juicio,
de época preexílica (sobre todo Jeremías), la vivieron incluso como una trage-
dia, porque la interpretación que ellos hacían de la misma se ponía en cuestión
y no era creída.
510. El problemático concepto de fe que W. Pannenberg muestra en este
Punto (la revelación por la historia es algo que está abierto a todo el que tenga
J°s para ver) ya ha sido sometido a una crítica esclarecedora por P. Althaus
(Offenbarung als Geschichte und Glaube, ThLZ 87, 1962, 321-330).
511. Así dice W. Eichrodt, ThZ 4, 1948, 324 (v. p. 342s., n. 458).
356 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
(p. 342s., n. 458).- Sobre la teofanía del Sínaí como "revelación" cf. también H.-
J. Zobel, ZAW 101, 1989, 346s.
515. "Para ser sinceros, no podemos decir lisa y llanamente: Dios se ha reve-
lado en la salida de Israel de Egipto; sino que sólo nos es posible afirmar: Israel
vivió ese acontecimiento como el hecho salvífico fundamental por el que Dios
se reveló como el que Él es": R. Rendtorff, en: Offenbarung im jüdischen und
christlichen Glaubensverstandnis (p. 342s., n. 458), 47s.
516. Véase infra p. 388-410.
517. En contra de N. Lohfink (BiKi 45, 1990 [nr. 1], 31s.; cf. ibid. 35s. sobre
"la revelación natural en Qo"), no logro ver por los textos que en Qo 3,llss. se
trate de exagerar el temor de Dios con las palabras de éste sobre la "revelación"
y de que tal revelación se da en la felicidad terrenal
518. Cf., por ejemplo, M. Saebo(p. 228, n. 458), 67. Según este autor, en las
afirmaciones sobre la experiencia propias de la sabiduría se encuentra concen-
trada, condensada, la historia y también la "revelación natural". ¿Qué significa-
rían, en este sentido, el libro de Job o Qohélet?
519. Esto es así a pesar de la crítica de /. Barr, Revelation through History
in the OT and in Modern Theology, Interpr. 17, 1963, 193-205.
520. Sobre este tema (además de algunas de las referencias de n. 458): G.
von Rad, Theologische Geschichtsschreibung im AT, ThZ 4, 1948, 161-174 (=Id.,
358 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
522. Sobre esta discusión y sobre las distintas ideas de historia (del AT y del
pensamiento actual) cf. G. von Rad, Theol. II, 4a ed., 5-8. Para ahondar en la
problemática, llegando hasta las cuestiones en torno a la objetividad y la ficción:
M. Oeming, Bedeutung und Funktionen von "Fiktionen" in der atl. Geschichtss-
chreibung, EvTh 44, 1984, 254-266; sobre la "ficción" ecribe este autor (262): "...
una forma de exponer la historia que, ciertamente, no coincide con lo que suce-
dió históricamente, pero qu'e tiene que ver con la historia en cuanto que pre-
tende desvelar en lo que sucedió una verdad que en la mera narración no apa-
recería".
523. Sobre este tema, R. Rendtorff, Geschichte und Überlieferung, en: FS G.
von Rad, 1961, 81-94 (= Id., TB 57, 1975, 25ss.)
524. K. Koch, TRE 12, 572.- E.Jacob (Théol., 149) cita a W. Robinson: la his-
toria como sacramento de la religión de Israel.
525. Cf. sobre esto V. Fritz, Weltarter und Lebenszeit. Mythische Elmente in
der Geschichtsschreibung Israels und bei Hesiod, ZthK 87, 1990, 145-162.
5 2 6 . / Krecher/H.-P. Müller, (v. n. 520), 32s.
360 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
537. Tal vez sea acertado traducir debarím por "serie de sucesos".
538. Cf. al respecto Vol. II, Caps. 7 y 8.
539. H.D. Wendland, Geschichtsanschauung und Geschichsbewusstsein im
NT.1938, 15.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 365
540. Sobre este tema, W. Werner, Studien zur atl. Vorstellung vom Plan Jah-
wes, 1988 (BZAW 173); aunque aquí todos los textos de Is y la mayoría de los
del Deuteroisaías se consideran tardíos.
541. Véase p. 357s. n. 520.
542. Sobre tales etiologías cf., por ejemplo, Gn 19,26 (la mujer de Lot con-
vertida en estatua de sal); 19,36ss. (origen de los moabitas y ammonitas); Gn 27
(relación entre Israel y Edorh); Jos 4,20ss. (las 12 piedras de Guilgal); 6,25 (tribu
cananea en Jericó); 8, 28 (Ay como escombrera).- Sobre estos temas: B.O. Long,
The problem of etiological narrative in the OT, 1968 (BZAW 108).- B. Diebner/H.
Schult, Átiologische Texte im AT, DBAT, nr 5, 1974; 6, 1974, 6-30; 7, 1974, 2-17;
10, 1975, 2-9.- F.W. Golka, The aetiologies in the OT, VT 26, 1976, 410-428; 27,
1977, 36-47.
543. Cf. la "historificación" de las fiestas agrarias; v. al respecto Vol. II, cap.
13.4.
544. Así, c o n / . Hempel(v. p. 357s., n. 520), 60ss.
545. Cf. Vol. II, cap. 14.2+3.
366 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
560. Sobre él: H. Seebass, art. "Jahwist", TRE 16, 441-451 (bibl.).- Además: S.
Tengstróm, Die Auffassung von der Geschichte im jahwistischen Werk und im
AT, en: Gott und Geschichte (Wiss. Beitrage der Ernst-Moritz-Arndt-Universitat
Greifswald), 1988, 21-46.- K. Berge, Die Zeit des Jahwisten, 1990 (BZAW 186).
561. Id., The Yahwist, Notre Dame/Ind. 1968.
562. La historiografía israelita es una "etnogonía en lugar de una teogonia":
K- Koch, TRE 12, 572. Sobre los primeros tiempos básicos, fundacionales, en el
mito y en la historia cf. Id., Qádám (v. infra p. 377s., n. 595).
563. Tanto la consideración de la tierra como bien salutífero central como
la conciencia de Israel de no haber habitado en ella desde un tiempo primige-
370 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
574. Sobre ella cf. ya supra p, 323, n. 353- Cf. también (con acentos dife-
rentes de los nuestros): L. Eslinger, Into the Hands of the Living God, 1989 (JSOT
Sppl 84).- M.A. O'Brien, The Deuteronomistic Hypothesis: A Reassessment,
1989 (OBO 92).
575. Cf. al respecto supra p. 296s.
576. Sobre la historiografía deuteronomista en los libros de Samuel (escrita
por el Deuterosacerdotal) cf., además, R. Bickert, Die Geschichte und das Han-
del Jahwes. Zur Eigenart einer deuteronomistischen Offenbarungsauffassung in
den Samuelbüchern, en FS E. Würthwein, 1979, 9-27. Sobre la valoración de la
monarquía cf. además Vol. II, cap.7.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 373
577. Sobre el mismo, sobre todo: K. Elliger, Sinn und Ursprung der pries-
terlichen Geschichtserzáhlung, ZthK 49, 1952, 121-143 (= Id., TB 32, 1966,
174ss.)- N. Lohfink, Die Priesterschrift und die Geschichte, en: VT Supp XXIX,
1978, 189-225 (= Id., SBAT 4; 1988, 213ss.)- P. Weimar, Siani und Schópfung, RB
95, 1988, 337-385.- Cf. también supra p. 341 y el índice de materias.
578. Sobre el estilo de su narrativa cf. S.E. MacEvenue, The Narrative Style
of the Priestly Writer, Roma 1971 (AnBibl 50).
579. Véase al respecto infra p. 399s.
580. AOT, 2a ed., 120s.; ANET, 2a y 3a ed., 67s.; RGT, 2a ed., 109.- Sobre el
diluvio en los textos mesopotámicos cf. RGT, 2a ed., 115-122 y J. Bottéro/S.N.
Kramer, Lorsque les dieux faisaient l'homme, París 1989, 564-601.
581. Cf. al respecto infra p. 404.- Sobre las teogonias mesopotámicas, v. /.
Bottéro/S.N. Kramer (v. n. anterior), 471-478.
374 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
582. "...las palabras puestas en boca de Dios son el recurso literario para
relacionar la experiencia histórica con la cuestión de su sentido": 5. Herrmann,
Zeit und Geschichte, 1977, 44.
583. Que estos capítulos hay que atribuírselos a P, ha vuelto a demostrarlo
E. Cortese (Josua 13-21. Ein Priesterschriftlicher Abschnitt im deuteronomistis-
chen Geschictswerk, 1990 [OBO 94]).- Sobre la tierra, cf. además supra p.
207.208S.
584. Desde la creación hasta Abram: 'elohtm; desde Abraham hasta Moisés:
'el sadday; a partir de Moisés: yhwh.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 375
Schtnitt, Abschied vori der Heilsgechichte?, 1982 (en concreto 101ss.)- Die Zeit
(Schriften der Carl-Friedrich-von-Siemens-Stiftung, Bd. 6), 1983.- A. Lacocque,
La conception hebra'fque du temps, Bull. Centre Prot. d'Étud. 36, 1984 (FS R.
Martin-Achard), 47-58.- K. Kocb, Qádam, Heilsgeschichte ais mythische Urzeit
im Alten (und Neuen) Testament, en: FS W. Pannenberg, 1988, 253-288.- Cf.
también: G. von Rad, Theol. II, 4a ed., 108-133.
596. Véase al respecto infra p. 385 y la bibl. de n. 625.
597. Sobre los términos hebreos cf. los correspondientes artículos en THAT
y ThWAT, y además el trabajo de /. Barr (v. n. 595); sobre 'et el de /. Wilch,
sobre yóm el de 5./. de Vries y sobre qédem el de K. Koch (todos en n. 595).
598. Cf. al respecto: Vol. II, cap. 14.9.
599. Ex 10,13; 12,17; Nm 9,15; 11,32; Dt 4,10; 9,24; Jos 10,12; Jc 19,30; 1 S
8,8; 2 S 7,6; Is 11,16; Jr 7,22; 11,4.7; 31,32; 34,13; Ez l6,4s.; Os 2,17; Sal 78,42.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 379
6. Yahvé creador
Según el testimonio del AT, Yahvé no solamente es el señor
de la historia de Israel y de las naciones, sino también el creador
del mundo. ¿Cuál es el contenido teológico de las manifestacio-
nes del AT sobre este creador y sobre su creación?635
635. Sobre este tema: G. von Rad, Das Theol. problem des atl. Schópfungs-
glaubens, en: BZAW 66,. 1936, 138-147 (= Id., Ges. Studien I [TB 8], 3a ed., 1965,
136ss.)- R. Rendtorff, Die theol. Stellung des Schópfungsglaubens bei Deutero-
jesaja, ZthK 51, 1954, 3-13 (= Id., TB 57, 1975, 209ss.)- G. von Rad, Aspekte atl.
Weltverstandnisses, EvTh 24, 1964, 57-73 (- Id., TB 8, 3a ed., 1965, 3Hss.)- C.
Westermann, Das Reden von Schopfer und Schópfung im AT, en: FS L. Rost,
1967 (BZAW 105), 238-244.- Id., Neure Arbeiten zur Schópfung, VuF 14, 1969
(H. 1), 11-28.- I.I.J. Stadelmann, The hebrew Conception of the World, Roma
1970 (AnBibl 39).- W. Zimmerli, Die Weltlichkeit des AT, 1971.- H.H. Schmidt,
Schópfung, Gerechtigkeit und Heil, ZthK 70, 1973, 1-19 (= Id., Altorientalische
Welt in der atl. Theologie, 1974, 9ss.)- C. Westermann, Genesis 1-11, 1974 (et
al.) (BK 1/1).- R. Albertz, Weltschopfung und Menschenschópfung, 1974.- L.
Vorsberg, Studien zum Reden vom Schopfer in den Psalmen, 1975 (BevTh 69).-
F. de Liagre-Bohl/H.A. Brongers, Weltschópfungsgedanken in Alt-Israel, Pérsica
7, 1975-1978, 69-136.- R. Lux, Schópfungstheologie im AT, ZdZ 31, 1977, 4l6-
431.- O.H. Steck, Zwanzig Thesen ais atl. Beitrag zum Thema: "Die jüdisch-chris-
tliche Lehre von der Schópfung in Beziehung zu Wissenschaft und Technik",
KuD 23, 1977, 277-299.- Id., Welt und Unwelt, 1978.- A. Angerstorfer, Der
Schópfergott des AT, 1979.- R. Martin-Achard, Et Dieu cree le ciel et la terre...,
Genf 1979.- S. Wagner, "Scopfung" im Buche Hiob, ZdZ 34, 1980, nr. 3, 93-96.-
H.D. Preuss, Bibl.-theol. Erwagungen eines Alttestamentlers zum Problemkreis
Ókologie, ThZ 39, 1983, 68-101.- E. Zenger, Gottes Bogen in dem Wolken, 1983
(SBS 112).- E. Otto, Schópfung ais Kategorie der Vermittlung von Gott und Welt
in Biblischer Theologie, en: FS H.-J. Kraus, 1983, 53-68.- P. Dolí,
Menschenschópfung und Weltschopfung in der atl. Weisheit, 1985 (SBS 117).- K.
Eberlein, Gott der Schopfer - Israels Gott, 1986.- H.D. Preuss, Einführung in der
atl. Weisheitsliteratur, 1987 (en concreto, 177ss.)- La Création dans L'Orient
Anden, París 1987 (LeDiv 127).- R. Rendtorff, "Wo warst du, ais ich die Erde
gründete?" Schópfung und Heilsgechichte, en: Frieden in der Schópfung (Hg. G.
Rau et al.), 1987, 35-57.- H. Spieckermann, Heilsgegenwart, 1989 (FRLANT
148).- M. Schubert, Schópfungstheologie bei Kohelet, 1989.- Cuaderno especial
"Frieden, Gerechtigkeit, Schópfung", BiKi 44, 1989, nr. 4.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 389
Cf. también: W. Eichrodt, Theol. II, 7a ed., 59-74.- Th.c. Vriezen, Theol.,
295ss.- E.Jacob, Théol., 110-121.- G. Fobrer, Grundstrukturen, l49ss.- G. von
Rad, Theol. I, 5a ed., l49ss.- H. Graf Reventlow, Hauptprobleme, l48ss.- C. Wes-
termann, Theol., 72ss.- W. Zimmerli, Theol., 6a ed., 24ss.- W.H. Schmidt, Atl.
Glaube, 6a ed., 197ss.- J. Goldingay, Theological Diversity ant the Authority of
the OT, Grand Rapids 1987, 200ss.
636. Sobre ella: H. Gese, Die Frage des Welbildes, en: Id., Zur biblischen
Theologie, 3a ed., 1989, 202-222.- Cf. también: W. Eichrodt, Theol. II, 7a ed.,
57ss.- L. Kóhler, Theol., 4a ed., I40ss. y, por ejemplo, RGT, 2a ed., 100s.l08s.
637. Sobre las manifestaciones del libro de Job en torno a Dios, (la imagen
d)el mundo y el hombre cf. además A. Bertholet, Bibl. Theol. des AT, Bd. 2, 191,
121-135.
638. Sobre el problemático mabbül de Sal 29,10 cf. D.T. Tsumura, UF 20,
!988, 351-355 y B.Janowski, ZthK 86, 1989, 421.- Cf. p. 267, n. 112.
639. Cf. las citas en los diccionarios.
390 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
640. Los datos comparativos del antiguo Oriente pueden encontrarse en "La
Création..." (v. n. 635), en M. Eliade (Hg.), Quellen des alten Orients I: Die
Schópfungsmythen, 1964 (et al.) y, por lo que se refiere a Mesopotamia, en J.
Bottéro/S.N. Kramer, Lorsque les dieux faisaient l'homme, París 1989, sobre
todo 479-679; en esta obra se encuentra también (p. 526-564) la epopeya de
Atrajasis. Sobre ella véase además W.G. Lambert/A.R. Millard, Atrahasis, Oxford
1969 y W. von Soden, ZA 68, 1978, 50-94.- Cf. también una selección de textos
en RGT, 2a ed., y también, WdM I, 121-124.183.309s.405.
641. Sobre las posturas de la éxégesis y la hermenéutica en torno a la acción
creadora de Yahvé en el AT y su acción especial en Israel cf. K. Eberlein (v. n.
635), 24ss.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 391
642. Cf. O, Loretz, Ugarit und die Bibel, 1990, 167-172, donde se hace una
detallada comparación con KTU 1.3 III 20-31 y se intenta reconstruir la forma
original de Sal 19A.
643. Dado que también en el texto ugarítico mencionado en la nota anterior
el mensaje que parte de las cosas cósmicas sólo es comprensible para los dio-
ses, no habría que apresurarse en desdeñar Sal 19,4 como una adición tardía.
644. H. Spieckermann (Heilsgegenwart, 1989 [FRLANT 148], 60-72) tampo-
co ha logrado convencerme de la unidad originaria del conjunto del Salmo 19.
645. Sobre él, entre otros, pueden consultarse: O.H. Steck, Der Wein unter
den Schópfungsgaben, TthZ 87, 1978, 173-191.- E. von Nordrheim, Der grosse
Hymnus des Echnaton un Psalm 104, en: FS E. Link, 1978, 51-74.- H. Spiecker-
mann, Heilsgegenwart, 1989 (FRLANT 148), 21ss.)
646. AOT, 2a ed., 15-18; ANET, 3a ed., 369-371; RT, 2a ed., 43-46.
392 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
664. Qo 2,24-26; 3,12.22; 5,17-19; 7,13s.; 8,15; 9,7-9; 11,7-10; 12,1; cf. 9,10.
665. Para el discurso sapiencial sobre la creación cf. además H.D. Preuss,
ThZ 39, 1983, 82ss (bibl.).
666. Véase O. Loretz, Ugarit und die Bibel, 1990, 66s.l56s.- Sobre el térmi-
no qnh en Gn 14,19.22 cf. E. Lepinski, ThWAT VII, 67s, que, de todos modos, lo
traduce por "dueño".
667. Cf. al respecto supra p. 251s. et al.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 397
668. Cf. al respecto: Vol. II, cap. 13.4:- K. Engelken (BN 52, 1990, 47-63) in-
tenta demostrar que el término "Canaán/cananeo", aunque se refiere a una rea-
lidad geográfica, no designa a un grupo étnico sino social ("habitantes de la ciu-
dad", "comerciantes").
669. Luego, Jr 27,5ss. incluso hacen que esta línea trascienda de Israel hasta
Nabucodonosor, a través del cual Yahvé opera históricamente.
670. Cf. al respecto, más detenidamente, W. Eichrodt, Theol. II, 7a ed., 100-
124.- P. van Imschoot, Theology of the OT, Bd.I, 1965, 98ss.- Cf. también lo di-
cho ya antes sobre el tema "tiempo" en p. 377ss.- Y sobre la epopeya de
Atrajasis v. supra p. 390, n. 640.
398 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
que sostiene e impulsa al mundo (Gn 8,21s.; cf. Sal 74,l6s.; 136,
8s.), lo marca y lo mantiene Yahvé, y no Baal. También es Yahvé,
y no Baal, el que administra la lluvia y la humedad (Gn 2,5s.; cf.
1 S 12,17s.; 1 R 18,4lss.; Jr 10,13; 14,22; Am 4,7; Sal 104,10.13s.).
El mundo y el hombre tampoco han sido creados de una mate-
ria divina; el hecho de que sean creados ex novo da pie a una
clara creatio continua (Gn 2,8ss.l8ss.), y gracias a ella se ins-
taura el orden fundamental que rige la ulterior relación entre
Dios y el hombre que no le obedezca (Gn 3) y de los hombres
entre sí (Gn 3,l4ss.). La conservación del mundo por parte del
Creador implica también tener puestas compuertas a las aguas
(Jr 5,22; Sal 104,5-9; Jb 26,10; 38,8-11; Pr 8,29), proporcionar ali-
mentos (Dt 7,13; Sal 104,l4s.; 145,15s.), deberle el haber nacido
y la bendición de los hijos (Gn 21,ls.; 29,31; Sal 22,10s.), el que
cada hombre pueda considerarse criatura de Dios (Sal 22,10;
139,13-15; Jb 10,8-12; Pr 16,9; Ml 2,10)671. Y como encargado de
esa conservación, Yahvé, justamente, lo hace todo "en su mo-
mento" (Lv 26,4; Dt 11,14; Jr 5,24; Sal 145,15).
Pero el Yahvista no está en condiciones de hablar del mundo
sólo positivamente, como hacen por ejemplo Sal 104 o Sal 8,
sino que tiene que referirse también a las deficiencias que taran
la vida presente (Gn 3,15ss.). Así, en el Yahvista la creación está
orientada a la historia, y sus consideraciones sobre Yahvé. crea-
dor vienen a ampliar la fe en Yahvé al polemizar y marcar las
diferencias con manifestaciones parecidas de su entorno sobre la
creación y el papel de los dioses en ella.
Sin duda, el conocimiento de lo que se decía en su entorno
fue lo que sugirió al Elohista renunciar a una protohistoria. Su
obra narrativa, que a nosotros ha llegado sólo en trozos, la em-
pieza por Abraham, es decir por lo que ya es propio de Israel.
Esta misma tradición fue la que luego siguió el movimiento deu-
teronomista, cuyos credos no hacen referencia al Yahvé creador
y empiezan por las acciones de éste con los Patriarcas (Dt 26,5-
9; cf. 6,20ss.; Jos 24,2bss.). La primera "confesión de fe" israelita
y veterotestamentaria que habla de Yahvé como creador se en-
cuentra en Jon 1,9 ("Soy hebreo y temo a Yahvé, Dios del cielo,
que hizo el mar y la tierra"), donde desde luego no es casual la
mención que se hace del mar ni que la confesión se haga ante
unos gentiles que nada podían saber ni entender de la especial
historia de Israel672.
Un punto fuerte más, y especialmente importante, en el dis-
curso del AT sobre el tema del Creador y de la creación fue el
tiempo del exilio. Dentro de él hay que mencionar en primer lu-
gar el Documento Sacerdotal (básico), que con Gn 1,1-2,4a
redactó un texto que posteriormente fue colocado, no sin razón,
al comienzo de todo el AT. Con un lenguaje condensado, muy
reflexionado, didáctico y al mismo tiempo hímnico, se presenta a
Dios como el creador que actúa a través de su palabra poderosa.
Y se hace utilizando, críticamente y después de reelaborarlos,
ideas y términos mesopotámicos, como el tehóm/tohü, el venda-
val de Dios (v. 2) o la creación de las estrellas (que a la vez que-
dan devaluadas, porque Dios no las necesita para la luz, cuya
creación es anterior); y lo mismo sucede con sus nombres, para
los que se acude a una sabiduría en listas, aparte de encajarlos en
la historia y, concretamente, en la historia de la salvación de Is-
rael mediante la instauración del sábado como don de Dios y fin
de la creación. Para indicar la actividad creadora de Dios, que
también se interpreta como "separar" (bdlen hifil), el que más se
utiliza es el verbo br'673, que siempre aparece con Dios como su-
jeto y sin señalar nunca una materia de la que "se creen" las co-
sas. Por eso hay que decir que P no conoce todavía la "creación
de la nada", e incluso hay que preguntarse si le era posible pen-
sar en una "nada", pero br' toca de refilón el argumento, el cual,
luego, aparece "de alguna manera"674 en Sb 11,17 y sobre todo en
2 M 7,28. El Dios de Israel es el que ha creado el mundo y lo man-
tiene con su orden (cf. Gn 9,1-17 P). Lo que aquí se hace no es
exponer una teoría de cómo surgió el universo, sino robustecer
una vez más la confianza en el poder de este Dios: "que marca
rumbo, vía y metas a nubes, aires y vientos, y siempre vas a
I
400 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
694. KTU 1.1-6.- Sobre este tema: D.Kinet, Ugarit, 1981 (SBS 104), 65ss.- O.
Loretz, Ugarit und die Bibel, 1990, 73ss. 108s.l56ss.- Sobre livyatán en los tex-
tos ugaríticos (en los que aparece como Un) cf. O. Loretz, op.cit., 92s.- Sobre
Yam: VdM I, 289-291; sobre Mot: ib., 300-302; cf. también: RGT, 2a ed., 216.222-
224.231-238 y RG, 2a ed., 182 sobre el dios hitita del tiempo Telepinu.
695. Por el momento no ha estado documentada la existencia de un mito
propiamente dicho sobre la creación en los textos ugaríticos. Aunque éstos sí
dejan entrever que El era venerado como dios creador y Baal como el conser-
vador de la creación. Cf. al respecto: J.-L. Cunchülosen: La création... (v. p. 259,
n. 635), 79ss.- O. Loretz, Ugarit und die Bibel, 1990, 153ss.l56ss.
696. "Dios libra una batalla constante en defensa de su obra" (Z. Kóhler,
Theol., 4a ed., 74). Cf. Is 17,12-14; Jr 5,22; Ha 3,10; Na 1,4; Sal 74,13; 89,10s.;
104,7; Jb 26,12; 38,8-11.
697. L. Kóhler, Theol., 4a ed., 72.
406 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
698. Sobre estos textos cf. las explicaciones de H. Weippert (v. p. 399, n. 672).
699. Véanse al respecto: Am 9,11-15; Os 2,20-25; Is ll,l-9.10ss.; Jr 31,31-40;
32,36-41; 33,10-13; y luego, sobre todo, Is 65,17-25; 66,22; Ez 47,1-2; Jl 4,18.
700. Cf. sobre la conservación de la creación supra p. 378.390.397.
701. Es la idea de O.H. Steck, ThZ 34, 1978, 206s.
702. Sobre esta acotación (por ejemplo, en contra de C. Westermann, R. Al-
bertz o G. Liedké) ThZ 39, 19893, 89s.; cf. K. Eberlein, (v. p. 388, n. 635),
17ss.42ss.
703. Esta expresión de G. von Rad (TB 8, 3a ed., 136), formulada en 1936,
en lo fundamental mantiene toda su vigencia.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 407
704. Así con H.W. Robinson, citado por Th.C. Vriezen, Theol., 158.
705. Cf. los diferentes verbos en p. 395, n. 662; y luego a través de la pala-
bra, de un combate.
706. Cf. supra p. 296-308.
707. Cf. p. 388, n. 635.- Sobre su plantamiento teológico cf. K. Eberlein (v.
n. 635), 54ss.
408 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
708. Por eso H. Gross (Die Schópfung ais Bund, en: FS J. Kard. Ratzinger,
1987, Bd. I, 127-136), a partir de Gn 9, querría relacionar creación y alianza e
incluso ver ahí un posible centro del AT.
709. La separación entre la creación del mundo y la del hombre, presente
en la historia de las tradiciones (cf. al respecto: R. Albertz, v. p. 388, n. 635), deja
de tener un papel importante en las referencias a la creación de los escritos más
fundamentales (cf. el Yahvista, el Sacerdotal, el Deuteroisaías).
710. Cf. al respecto supra p. 264ss.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 409
711. Distinta es la idea de R. Knierim, FS G. von Rad, 1971, 229. Este autor
enumera aquí los pasajes de Gn 8,22; 27,28; 49,24-26; Dt 7,13; Sal 18,8-16;
104,10ss.24.28-30; 107,25-29; Is 45,12; Am 4,13, y comenta: "... todo ello y
muchas otras cosas dan a conocer y revelan al creyente a Yahvé como el Dios
del universo. Es decir, que la fe yahvista se capacita para la revelación de Dios
en la naturaleza no sólo mediante la historificación, sino también mediante el
reconocimiento de la revelación de Dios como Yahvé en la naturaleza misma".
Se emplea aquí -un concepto de revelación algo cambiante. ¿Son "revelación"
unas "manifestaciones" (que es lo que dice Knierim)! Que el creyente descubra
la obra de Yahvé en muchas cosas, es un tema; y otro bien distinto, el que Yahvé
se revele en ellas. ¿Cómo reconoce a su Dios el creyente en Yahvé?
712. Cf. A. Eitz, Studien zum Verlhatnis von Priesterschrift und Deuterojesaja,
(Tesis doctoral en Teología, Heidelberg), 1969, 6l.- Sobre la "tierra" cf. p. 203ss.
410 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
713. Cf. E. Otto (v. p. 388, n. 635), p. 66: "Israel habla de la creación al ree-
laborar los datos de una experiencia histórica que le es dolorosa... Cuando se
habla de Yahvé como Dios creador, se acude a Él como a quien por principio,
frente a experiencias dolorosas, trasciende a este mundo incluso con sus ame-
nazas de caos".
714. Cf. al respecto: E. Sellin, Theol., 15-38.- W. Eichrodt, Theol. I, 8a ed.,
131ss (cap. 6).
715. Cf. supra p. 243ss.
716. Sobre la "justicia" de Yahvé cf. supra p. 296ss.
717. AOT, 2a ed., 109; ANET, 2a+3a ed., 60s.; RGT, 2a ed., 32.108.- Para
Egipto: E. Hornung, Der Eine und die Vielen, 1971 (et al.), 134ss.; y también S.
Morenz, Ágyptische Religión, 1960, 170ss.l83.- Para Mesopotamia cf. supra p.
374, n. 581.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 411
calla el AT. De Yahvé se dice que "antes de que los montes fue-
ran engendrados, antes que naciesen tierra y orbe, desde siempre
hasta siempre tú eres Dios" (Sal 90,2; cf. Dt 32,40; Is 43,10; 45,5s.;
Sal 102,27). Yahvé es el primero y el último (Is 40,28; 41,4; 44,6),
es un Dios eterno. El mundo creado por Yahvé tiene un principio,
pero Él no. Él no envejece (Jb 10,5), ni "muere" (Ha 1,12 cj?), ni
tampoco come carne de toro ni bebe la sangre del macho cabrío
(Sal 50,13)718. Él es grande y alto, y sobresale por encima del
mundo y del hombre719. De Él no existen imágenes de culto, y -al
menos según los datos del AT mismo720- ni tiene mujer ni tampo-
co familia, ni se cuentan de Él -como, por ejemplo, de Baal721-
aventuras amorosas. Probablemente esto tenga que ver con el
hecho de que el AT que ha llegado hasta nosotros es una obra de
redacción postexílica que puede haber tachado o corregido
muchas cosas. De todos modos, según el testimonio del AT su
Dios es notablemente "más trascendente" que los dioses del
entorno del Israel de entonces, sin que por ello se viera reducida
o amenazada la comunión con el hombre por Él buscada y posi-
bilitada. Yahvé, Dios eterno (Gn 21,33722; Sal 9,8; 10,16; 29,10;
33,11; 92,9; 93,2; 102,13; 145,13; 146,10), mediante su iniciativa
de elección, se ha revelado a los hombres para formar comuni-
dad con ellos. El Dios que está por encima del mundo y del hom-
bre se ha rebajado hasta ellos (Is 57,15; Sal 113,5s.; 138,6).
b) El santo y el santo de Israel
Así, Yahvé es el Dios santo123 (1 S 6,20; cf. Jos 24,19), el lleno
de majestad y segregado (Ex 15,11), que jura por su santidad
718. Cf., en cambio, la descripción de los dioses durante y después del dilu-
vio en la epopeya de Guilgamés, T. XI, 113ss.: tienen miedo, se acurrucan como
perros, gritan y gimen, acuden como moscas al que viene con su ofrenda, dis-
cuten entre ellos, etc. (AOT, 2a ed., 178s.; ANET, 2a+3a ed., 94s); véase también
el inicio de la epopeya de Atrajasis (sobre ella p. 390 y ZA 68, 1978, 55):
"Cuando los dioses eran (tddavía) hombres..." Sobre el envejecimiento, por
ejemplo, de Ra v. RGT, 2a ed., 36.
719. Ex 15,11; 34,10; Dt 10,14; Is 2,11; 37,16; 55,8s.; 57,15; Jr 10,6; Mi 4,13;
Sal 92,6; 93,l;-95,4s.; 99,2; 113,4; 145,3; 147,5 et al.
720. Cf. al respecto supra p. 184ss.
721. Cf. solamente KTU 1.11: 1-3.
722. Cf. al respecto supra p. 260 y Vol. II, cap. 6.4.
723. Sobre lo que sigue cf.: H.-P. Müller, art. "qds heilig", THAT II, 589-609.-
W. Kornfeld/H. Ringgren, art. "qdsxmá Deriv.", ThWAT VI, 1179-1204.- D. Ke-
412 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
llermann, art. "Heiligkeit. II: AT", TRE 14, 697-703.- J.G. Gammie, Holiness in
Israel, Minneapolis 1989.- Cf. además: L. Ruppert, Jahwe - der lebendige und
heilige Gott, en: K. Hemmerle (Hg.), Die Botschaft von Gott, 1974, 128-141.- W.
Eichrodt, Theol. I, 8a ed., 176-185.- L. Kóhler, Theol., 4a ed., 34ss.- Th.C.
Vriezen, Theol., 124-127.- W.H. Schmidt, Atl. Glaube, 6a ed., 178ss.
724. Ex 3,5; 15,13; cf. 19,23; 28,43; Jos 5,15; Is 11,9; 27,13; 48,2; 52,1; Sal 2,6;
Ne 11,1.
725. Is 6,3, por su relación con la tradición de Sión, da a entender que el
predicado "santo" se aplicó también a los dioses en el entorno de Israel. Véanse
los documentos oportunos en THAT II, 598 y, por ejemplo, RGT, 2a ed., 59.
Sobre el tema, además: W.H. Schmidt, Wo hat die Aussage: Jahwe "der Heilige"
ihren Ursprung?, ZAW 74, 1962, 62-66. Por lo demás, la conciencia de "lo santo"
es una constante básica de fenomenología religiosa y, por consiguiente, tam-
bién antropológica.
726. No aparece así todavía en el Génesis ni, por tanto, ¡en las historias de
los Patriarcas!- Luego lo encontramos con especial frecuencia en y a partir de
Isaías (Is 1,4; 5,19.24; 10,17; 29,23; 30,lls.l5; 31,1), en el Deuteroisaías y en el
Tritoisaías (Is 41,14.16; 43,3,l4s.; 47,4; cf. 40,25; 41,20; 45,11; 60,14).
727. Cf. supra p. 94s.
728. Cf. al respecto: W. Zimmerli, "Heiligkeit" nach dem sogennanten
Heiligkeitsgesetz, VT 30, 1980, 493-512.- F. Crüsemann, Der Exodus als
Heiligung, en: FS R. Rendtorff, 1990, 117-129 y supra p. 64.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 413
8,3.5; 16,38-42; 23,25; 35,11; 36,5s.; 38,19; 39,25; Jl 2,18; Na 1,2; So 1,18; 3,8; Za
l,l4s.; 8,2; Sal 78,58; 79,5, y también Ct 8,6?.- Sobre el tema: B. Renaud, Je suis
un Dieu jaloux, París 1963.- G. Sauer, art. "qin'a Eifer", THAT II, 647-650.- W.
Berg, Die Eifersucht Gottes..., BZ NF 23, 1979, 197-211 (bibl.).- E. Reuter, art.
"qn", ThWAT VII, 51-62.- Cf. además: Th.C. Vriezen, Theol., 128s.- W.H.
Schmidt, Atl. Glaube, 6a e d , 87s.
735. Cf. al respecto supra p. 192-203.
736. Sobre ella: /. Scharbert, Formgeschichte und Exegese con Ex 34,6s und
seiner Parallelen, Bibl 38, 1957, 130-150.- R.C, Dentan, The literary affinities of
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 415
Exodus XXXIV 6s, VT 13, 1963, 34-51.- H. Spieckermann, "Barmherzig und gna-
dig is der Herr...", ZAW 102, 1990, 1-18.- Cf. además TRE 5,223.
737. Dentro del AT se encuentra además como autohimno en el Deuteroi-
saías y en ]b 38s, y es frecuente en el entorno de Israel (Mesopotamia); cf. al res-
pecto H.D. Preuss, Deuterojesaja, 1976, 89 con bibl.- Cf. p. 293.351.394.
738. Más textos que reflejan dicha fórmula o repiten parte de la misma, en
H- Spieckermann, ZAW 102, 1990, ls., n. 4.
739. Sobre esto: /. Stoebe, art. "rjm pi. sich erbarmen", THAT II, 761-768.-
H.D. Preuss, art. "Barmherzigkeit I: AT", TRE 5, 215-224 (bibl.)
416 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
740. Ex 33,19; Dt 13,18, 30,3; 1 R 8,50; 2 R 13,23; Is 14,1; 55,7; Jr 12,15; 33,26;
42,12; Za 10,6 et al.; y luego 2 Cro 5,13; 7,3.6; 20,21; Esd 3,11; Ne 9,17.19.27.31;
13,2 y Sal 23,6; 25,6s.; 40,12; 51,3; 69,17; 77,10; 103,4; 106,46; 119,77.156; 145,9;
cf. Dn 9,9.18; Ha 3,2.
741. Sobre este tema: H.J. Stoebe, art. "hnn gnadig sein", THAT I, 587-597.-
D.N. Freedman/J. Lundbom, art. "bañan u. Deriv.", ThWAT II, 23-40.
742. Única y eventual excepcióm: Sal 112.4.
743. Cf. al respecto/. Schreiner, Unter Gottes Treue, en: FS A. Deissler, 1989,
62-81.
744. Cf. K. Koch, "Denn seine Güte wahret ewiglich", EvTh 21, 1961, 531-544.
745. Sobre jésed y 'emet cf. los correspondientes artículos en THAT y
ThWAT, y además E. Kellenberger, basad waaemat ais Ausdruck einer Glauben-
serfahrung, 1982 (AthANT 69) y S. Romerovski, VT 40, 1009, 89-103.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 417
750. KTU 1.6.III, 2-4.20S.- Cf. al respecto: W. Schmidt, Baals Tod und
Auferstehung, ZRGG 15, 1963, 1-13.
751. KTU 1.4.IV, 4-6.- Cf. RGT, 2a ed., 65 sobre el rey egipcio como "dios
vivo".
752. Cf. los detalles en H.-J. Zobel (v. n. 748), 189s.
753. Cf. al respecto: /. Hempel, Jahwegleichnisse der israelit. Propheten,
ZAW 42, 1924, 74-104 (= Id., Apoxysmata, 1061 [BZAW 81], lss.)- Id., Die
Grenzen des Anthropomorfismus Jahwes im AT, ZAW 57, 1939, 75-85.- E.L.
Cherbonnier, The logic of biblical anthropomorphism, HthR 55, 1962, 187-206.-
H. Gollwitzer, Die Existenz Gottes im Bekenntnis des Glaubens, 1963 (et al.),
113ss (bibl.).- J. Lindblom, Die Vorstellung vom Sprechen Jahwes zu den
Menschen im AT, ZAW 75, 1963, 263-288.- H. Kuitert, Gott in Menschengestalt,
1967.- U. Mauser, Gottesbild und Menschwerdung, 1971.- /. Jeremías, Die Reue
Gottes, 1975 (Bst 65).- Ch. Abramowitz, In the Language of Man, Dor le Dor 9,
1981, 139-143.- E. Jüngel, Anthropomorphismus ais Grundproblem neuzeitli-
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 419
758. Por eso P. Heinisch (Theol. des AT, 1940, 29s) tiene problemas para do-
cumentar con el AT en la mano su tesis sobre "Dios como espíritu perfecto,
puro".
759. Es el caso, especialmente, de Oseas: Dios como esposo (Os 2,4ss.; cf.
Ez l6,8s), padre (Os ll,lss.; cf. Ez 4,22; Is 63,16; 64,7), cazador de pájaros (Os
7,12), león (Os 5,14; 13,7; cf. Am 3,8), leopardo (Os 13,7), osa (Os 13,8; cf. Lm
3,10), pus y caries (Os 5,12). Yahvé romperá los dientes de la boca de otros (Sal
58,7).
760. Sobre los antropomorfismos en las religiones del entorno de Israel cf.
RLA I, 113s.(£. Ebeling) y LA I, 311-318 (E. Ottó). Cf. también: O. Keel, Die Welt
der altorientalischen Bildsymbolik und das AT, 2a ed., 1977, 157ss.
761. "Los antropomorfismos son prueba de la inadecuación de lo que el hom-
bre dice sobre Dios, y al mismo tiempo de una relación viva con Él por la cual el
creyente se ve obligado a dar testimonio de Él" (Th.C. Vriezen, Theol, 145).
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 421
762. De la gran cantidad de literatura sobre este tema (en el AT) sólo mencio-
naremos las obras siguientes: U. Winter, Frau und Gottin, 1983 (OBO 53).- R- Laut,
Weibliche Züge im Gottesbil israelitisch-jüdischer Religiositat, 1983- FJ. Stende-
bach, Vater und Mutter. Aspekte der Gottesvostellung im alten Israel und ihre
anthropologische wie soziologische Relevanz, en: FS KBW 1983, 147-162.- ES.
Gerstenberger, Jahwe - ein patriarchaler Gott?, 1988.- O. Keel, Jahwe in der Rolle
der Muttergottheit, Orien. 53, 1989, 89-92.- Cf. adema B.S. Schilds, Theol., 39s.
763. Cf. "Astarté, el dios de los sidonios" (1 R 11,5). Cf. supra p. 256.- Sobre
el problema de Aserá junto a Yahvé en textos más recientes v. supra p. 190.
764. Cf. al respecto supra p. 184-192.
765. Cf. al respecto supra p. 224.
422 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
766. Según O. Keel (v. n. 762), para que acabe y después de finalizado el
diluvio (Gn 8,20-22), Yahvé asume el papel de Istar (Gilg. T.XI, 116s.l64ss.), es
decir el de la madre que no quiere ver aniquilado lo que ha dado a luz con tra-
bajos y dolores, cf. AOT, 2a ed., 178s.; ANET, 2a+3a ed., 94s.; RGT, 2a ed., 121s
(aquí las líneas l64ss. no aparecen traducidas).- FJ. Stendenbach (v. n. 762),
153ss., hace referencia a deidades bisexuales o a dios como padre y madre en
el entorno de Israel. En esta obra (además de bibliografía) se encontrarán con-
sideraciones sobre el tema desde los puntos de vista de la fenomenología, la
sociología y la psicología religiosas.
767. Cf. al respecto /. Jeremías, (v. p. 418, n. 753).
768. Cf. K.H. Miskotte, Wenn die Gótter schweigen, 1963, 139.
EL DIOS QUE ELIGE SUS NOMBRES Y DENOMINACIONES 423
2. El arca21
20. Cf. B. Janowski, op. cit., 187. En concreto, 181, n. 75, sobre el "andar
Yahvé en medio de Israel" como fórmula de la teología de la elección.
21. R. Schmitt, Zelt und Lade ais Thema atl. Wissenschaft, 1972.- H.-J. Zobel,
art. "arón", ThWAT I, 391-404.- Cf. también: G. von Rad, Theol. I, 5a ed., 247ss.
sobre el arca y la tienda.
22. Sobre ella, además de lo señalado en la n. anterior, H. Spieckermann,
Heilsgegenwart, 1989 (FRLANT 148), 88-96.- B.Janowski, Das Konigtum Gottes
in den Psalmen, ZthK 86, 1989, 389-454 (en concreto, 428-446).
23. Jc 20,27s. es considerado frecuentemente una glosa; aunque cf. H.-J.
Zobel, op. cit., 399: "El que literariamente esta noticia sea secundaria... no pre-
juzga su valor histórico".
24. R. Schmitt, Zelt und Lade..., 173.
25. H.-J. Zobel, op. cit., 402: santuario ambulante de la casa de José.
EL MUNDO DE DIOS Y EL MUNDO AJENO A DIOS 435
33. Sobre la posible relación entre tienda y arca v. H.-J, Zobel, op. cit., 395s.;
en esta obra se hace también referencia a la diferencia, importante al respecto,
entre las distintas "teologías" de la tienda y del arca, señalada por G. von Rad(e\
arca = idea de morada y trono; la tienda= idea de movilidad).
34. Sobre la kapporet o propiciatorio, que cubre el arca según P, véase Vol.
II, cap. 11.10 y cap. 13.4.
35. Sobre éstos véase p. 440.- Sobre la relación entre arca y querubines cf.
E. Würthwein, ATD 11/1, 1977, 89ss.
36. Cf. al respecto T.N.D. Mettinger, The Dethronement of Sabaoth, Lund
1982 (CB OT 18), 19-37.
37. Sobre él, H. Spieckermann, ZthK 86, 1989, 94s.
38. Al respecto, B.Janowski, op. cit., 428-446.
39. Sobre este tema: R. Schmitt, Zelt und Lade als Thema at. Wissenschaft,
1972.- K- Koch, art. "'ohel', ThWAT I, 128-141.- C.R. Koester, The Dwelling of
God, Washington 1989 (CBQ MS 22).
40. Cf. sobre ella, además, V. Fritz, Tempel und Zelt, 1977 (WMANT 47),
100ss.ll2ss.
EL MUNDO DE DIOS Y EL MUNDO AJENO A DIOS 437
28-39.- D.N. Freedman/P. O'Connor, art. "Kerütf, ThWAT IV, 322-3.34.- E.T.
Mullen, The Assembly of the Gods: The divine council in canaanite and early
hebrew literature, Chico/CA, 1980 (HSM 24).- S. Schroer, In Israel gab es Bilder,
1987 (OBO 74).- P.D. Millerjr., Cosmology and world order in the OT: The divi-
ne Council as cosmic-political symbol, en: HorBiblTheol 9/2, 1987, 53-78.- V.
Hirth, Die Keruben - Vorstellung und Wirklichkeit zur Zeit des AT, en: Theol.
Versuche XVII, 1989, 15-22.- Id., Gottes Boten im AT, 1975.- C. Westermann,
Gottes Engel brauchen keine Flügel, 1957 (et al.).- M. Welker, Über Gottes Engel,
JBTh 2, 1987, 194-209.- Cf. además: W. Eichrodt, Theol. II, 7a ed., 131ss.l36ss.
62. Así, Th.C. Vriezen, Theol..., 151.
63. H.-P. Müller, Or 58, 1989, 63s., hace referencia a una frase semejante
("hagamos una figura de barro" salida de la diosa Belet-ili en un nuevo relato de
la creación del hombre, babilonio, publicado en en 1987.- ¿Había también en
esta corte de Yahvé seres femeninos, de forma que los seres humanos creados
a "imagen nuestra" según Gn 1,27 habían de ser ya varón y hembra?
64. Cf. sobre todo KTU 1.2: I: 13ss.; también RGT, 2a ed., 34.240; sobre ele te-
ma, H. Gese, en: H. Gese/M. Hófner/K. Rudolph, Die Religionen Altsyriens, Alta-
rabiens und der Mandáer, 1970, 100ss.- O. Loretz, Ugarit und die Bibel, 1990, 56ss.
65. Una exposición más datallada sobre ellos en W. Eichrodt, Theol. II, 7a
ed., 136ss.- O. Keel, Jahwe-Visionen und Siegelkunst, 1977 (SBS 84/85), 15ss.
152ss. et al.- S. Schroer, In Israel gab es Bilder, 1987 (OBO 74), 121ss.
EL MUNDO DE DIOS Y EL MUNDO AJENO A DIOS 441
73. M. Górg (BN 5, 29s.) hace derivar el término de una raíz del Egipto
medio: sfr/srf, "grifo"
74. Cf. también el ugarítico "Baal, el que cabalga sobre nubes" (KTU 1.2:11:7)
y Sal 18,11; 68,5.- Sobre esto: RGT, 2a ed., 215-218.228.232.
75. No simpre es fácil hacer la distinción con el "ángel de Yahvé" como figu-
ra individual. Sobre él cf. p. 189-191. Sobre esta problemática, especialmente, V.
Hirth, Gottes Boten im AT, 1975.- Cf. además: P. van Imschoot, Theol. of the OT,
Bd.I, 1965, 107ss. y H. Róttger, NBL I, 537s.
76. También los dioses de Ugarit, Mesopotamia o Egipto se comunicaban,
entre ellos y con los hombres, mediante mensajeros. Cf. al respecto: H. Gese/M.
Hófner/K. Rudolph, Die Religionen Altsyriens, Altarabiens un der Mandaer,
1970; en concreto, H. Gese, 170s.l98.- O. Loretz, Ugarit und die Bibel, 1990, 89.-
E. Otto, LA I, 846s.- En Mesopotamia eran sobre todo los llamados lamassu los
que ejercían la función de mensajeros y protectores y además hacían de "bue-
nos"; cf. RLA VI, 446-455 y WdM I, 46 bajo la voz "Botengótter".
77. Gn 6,1-4; Ex 15,11; Za 14,5; Sal 29,1; 78,25; 82,6; 89,6-8; Jb 1,6; 2,1; 5,1;
15,15; Dn 4,14; 8,13 et al..- Cf. supra p. 225.
EL MUNDO DE DIOS Y EL MUNDO AJENO A DIOS 443
además algo que ver con las estrellas (Jc 5,20: lucharon las estre-
llas; cf. Jb 38,7). Dado que también las estrellas eran considera-
das mensajeros de Dios, habría aquí una relación entre ellas y los
ángeles. La función de mensajeros viene sugerida también por el
término con que los designa el hebreo, mal'ajim, que se deriva
del verbo (documentado en ugarítico) l´k ("marchar, enviar"). Es-
tos seres celestiales no tienen alas (Gn 28,12) y son sobre todo
-aunque esto también puede decirse de hombres e incluso de
fuerzas naturales (Sal 104,4)- "mensajeros" de Yahvé y por tanto
representantes de su presencia y funcionarios de su voluntad.
Las raíces y motivos que haya detrás de ellos en la historia de las
religiones no son ya importantes para el AT. Aquí los ángeles no
tienen una significación autónoma, sino que sólo son, como
intermediarios de la protección y también de la revelación o
incluso del castigo y la resistencia de Dios, manifestación de la
lejanía y la cercanía divinas78. Es un dato decisivo que Dios sea
el que los envía. Su realidad no da pie a especular sobre el
mundo celestial79.
Mientras que en Ezequiel es todavía un "hombre" el que hace
de guía e intérprete a la hora de describir el nuevo santuario (Ez
40,3, et al.; cf. también Dn 8,15; 9,21), en Zacarías es ya un ángel
el que da la interpretación (Za l,9ss.; 2,2 et al.) y pronuncia una
oración de intercesión (Za 1,12). A partir de Daniel los ángeles
se distiguen unos de otros y reciben cada uno su nombre, apa-
reciendo también como ángeles protectores de las naciones y
como correspondencia celestial de las mismas (Gabriel: Dn 8,16;
9,21.- Miguel: Dn 10,13.- Cf. también Rafael en el libro de To-
bías.) La ulterior evolución de la angelología en el postexilio y el
primer judaismo (Qumram80) está condicionada por una más cla-
ra trascendentalización de Dios en esta época así como por influ-
jos religiosos provenientes del parsismo81
5. Los demonios 82
Si hemos de creer el testimonio del AT, Israel sintió la amena-
za o la opresión de los demonios mucho menos que su entorno.
El miedo a los demonios era grande sobre todo en Babilonia,
donde además tenía importancia la praxis de los conjuros contra
los mismos83. La razón de que en el Israel del AT el testimonio
sobre demonios sea "algo heredado y contenido"84 y represente
más bien "restos del naufragio de la fe de su entorno (en los
demonios)"85, se halla, clarísimamente, en la vivencia y la imagen
de Dios que el mismo tiene, y por consiguiente en la singulari-
dad de Yahvé. De todos modos, aunque no pueda demostrarse,
es de suponer que en la fe popular el miedo a los demonios estu-
viera más extendido de lo que se pone de manifiesto en el AT.
Según el AT, la hechicería y la mántica están prohibidas de
por sí, para preservar la majestad de Yahvé (Ex 22,17; Lv 19,31;
20,27; Dt 18,9ss.; 1 S 28; cf. 2 R 23,8; Is 2,6). Pero en algunos
pasajes se deja constancia de su práctica o se relatan ritos que se
les asemejan (Gn 30,l4ss.37ss.; Nm 5,llss.; 2 R 2,19ss.; 4,33ss.).
Por esta relativa escasez de testimonios, en el AT sólo se encuen-
tran afirmaciones sobre los demonios aisladas y de carácter
secundario. Y en este sentido aparecen, sobre todo, referencias
a las "bestias del desierto" (? Is 13,21) y a los "llenos de pelo" o
a los "espíritus machos cabríos" (Is 34,14), a Lilit como demonia
nocturna (Is 34,14)86 o al demonio del desierto Azazel en Lv
l6,1087; y también existe la noticia de 2 Cro 11,15, en la que
incluso se habla de sacerdotes para los demonios, aunque como
señal de un pecado abominable de Jeroboán. Dt 32,17 y Sal
82. Cf. al respecto: W. Eichrodt, Theol. II, 7a ed., 152-156.- G. Wanke, art.
"Damonen.II: AT", TRE 8, 275-277.- M. Gorg, art. "Damonen", NBL I, 375-377
(AT).- Y además: E.S. Gerstenberger/W. Schrage, Leide, 1977, 54-59, aunque en
este caso, en mi opinión, con una valoración exagerada.
83. Cf. B. Meissner, Babylonien und Assyrien, Bd. II, 1975 (véase el Índice
de materias).- H.W.F. Saggs, Mesopotamient, 1966, 449ss.- H. Gese, (v. n. 76),
171.- O. Loretz, (v. n. 76), 90.- WdM I, 46-49.274-276.
84. L. Kóhler, Theol.t/ 4a ed., 148.
85. H. Haag, Teufelsglaube, 1974, 166.
86. También existe en Mesopotamia.- Cf. sobre ella: H. Wildberger, BK X/3,
1347-1349.- Para los nombres cf. también H. Donner, ZthK 87, 1990, 291s.
87. Sobre él: Vol. II, cap. 13.4.
EL MUNDO DE DIOS Y EL MUNDO AJENO A DIOS 445
6. Satán92
Dentro del AT también tiene un papel pequeño, y además tar-
dío, Satán. En el intento de hallar su posible origen y proceden-
88. Cf. Ex 28,33-35; Lv 19,27s.; Dt 14,1; Ez 27,31; Am 8,10s., et al.- Sobre usos
semejantes en Ugarit: O. Loretz, (y. p. 295, n. 76), 109-115.- Y sobre el mismo
tema, además: Vol. II, cap. ll.ld.6.
89. Para más detalles: N. 'Lohfink, "Ich bin Jahwe dein Arzt", en: "Ich will
euer Gott werden", 1981 (SBS 100), llss.
90. Sobre él, enseguida, p. 445ss.
91. L. Kóhler, Theol., 4a ed., 148.
92. Cf. sobre el tema: R. Schárf, Die Gestalt des Satans im AT, en: C.G.Jung,
Symbolik des Geistes, 1953, 151ss.- H. Haag, Teufelsglaube, 1974.- P.L. Day, An
adversary in heaven, Atlanta/Gg. 1988 (HSM 43).- Y sobre Satán (con un análi-
sis más profundo), además, H.D. Preuss, Einführung in die atl. Weisheitslitertur,
1987, 104-107+210.
446 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
97. Sobre esto, H. Haag, Teufelsglaube, 192ss.- /. Maier, Zwischen den Tes-
tamenten, (NEB AT Erg. Bd.3), 1990, 34.21 ls.
98. Dt 32,39; 1 S 2,6s.; 2 R 6,33; ls 45,7; Am 3,6; Qo 7,13s.; Jbl,21; 2,10.- ¿Está
ls 45,7 pensado en contra del dualismo persa?.- Cf. al respecto p. 183s.
99. Sobre la idea veterotestamentaria del sufrimiento véase Vol. II, cap. 11.6.
100. Cf. al respecto: H. Haag, Tod und jenseits nach dem AT, SthU 34, 1964,
17-37 (= Id., Kultur, Kulturkontakt und Religión, 1980, 181ss.)- Th. Podella, Gru-
448 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
108. Jr 2,6; 13,16; Sal 44,20; 107,10.14; Jb 3,5; 10,21s.; 16,16; 38,17 et al.
109. Cf. al respecto el apartado 1 de este capítulo (p. 430s.)- Sobre la ima-
gen del mundo cf. p. 389s.
110. Gn 37,35; 44,29,31; Nm 16,31-33; Dt 32,22; Is 5,14; 14,9; 38,10; Ez
31,15ss.; Am 9,2; Jon 2,7s.; Sal 9,14; 16,10; 30,4; 63,10; 88,4-7; 89,49; 95,4;
107,10-16; Pr 1,12; 7,27; 9,18; Jb 7,9s.; 10,26; 16,22; 17,13s.l6; 21,13; 26,6;
38,l6s. ; Qo 9,5.10.
111. V. Maag, SthU 34, 1964, 23: "museo de figuras de cera" (cf. Jb 3,13ss.)-
En hebreo, refa'im: Is 14,9;'26,14.19; Sal 88,11; Jb 26,5 (de rf, "estar adormila-
do").- Sobre esta clase de figuras mencionadas también en los textos ugaríticos:
D. Kinet, Ugarit, 1981 (SNS 104), 90ss.- O. Loretz, Ugarit und die Bibel, 1990,
128-134.208 (bibl.).- Cf. también Th. Podella, BN 43, 1988, 85ss. y WdM I, 304s.
112. Is 8,19; 29,4.
113. 2 S 12,23; Sal 78,39; 94,17; 115,17; Jb 3,llss.; 7,9s.; 10,21; 14,12-14.
114. Lo que no puede confundirse -ni menos traducirse- con "almas".
115. L. Kóhler, Theol., 4a ed., 143.
116. Así, V. Maag, SthU 34, 1964, 20.
450 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
121. Sobre este tema, por ejemplo, H. Gese, (v. p. 442, n. 76), 119ss.l35ss.,
et al.- D. Kinet, (p. 449, n. 111), 65ss.90ss.- O. Loretz, (n. 111), 73-75.89.- cf.
RGT, 2a e d , 231-238.
122. Sobre los usos funerarios y sobre el problema de un culto a los muer-
tos cf. /. Nelis, art. "Totenverehrung", BL, 2a ed., 1774-1777.- O. Loretz, (y. n.
111), 109-115.- Th.J. Lewis, Cults of the dead in Ancient Israel and Ugarit,
Atlanta/Gg. 1989 (HSM 39) y Vol. II, cap. ll.ld.7b.
123. Sobre ella cf. Vol. II, cap. 11.1-4.
124. Cf. al respecto V. Maag, SthU 34, 1964, 18-20.
125. Más prudente es, en este tema, la postura de O. Loretz (v. n. 111;
88s.l25 -143.183.216), que ve en los "patriarcas" (Abraham, etc.) a unos antepa-
sados originariamente divinizados y por tanto objetos de culto, que sólo en la
época del postexilio se transformaron en simples ancestros.
452 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
110.111
109.204
204-207.214.397
246
180.257
379
216
260
434-436
198
95s.107.247.256.259-262.290.299
260
260
260
417
262
260
244.261.344.375
185
256.262
244.256-259.260.262.281.323.376.421
416
416
204.207
211
421
341
454 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
99.436-439
81
61
61.399
404
109
22.123-133.435
110
404
55-70
84.208.327.348
284
395
124
308-316
345.346
61.85.211
97
214
90-95.117
212.219
223.225
185
316
141.334-342.358.367
413
185
246
382
124
417
257.310
215
ÍNDICE DE TÉRMINOS HEBREOS 455
215.219
127.299.415
284
344
416
235
141.153
61
381s.
395
395
61.346
216
90.198.243-252.258.344.421
224.227.232.252-255
404
378
83.118.195.348.430.438
208.213
304.310
74.83.227.348
255.266.291.431
395
96.208.395
389.395
267.440
189.289-294.347.404.437
436
400
218
226
267.434
126ss.
395
456 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
198
404
354
61
137.208
395
389.430
229
430
287-289.442
266
185
110
266-278
341
222.223
223
411
411
110
141
141
266-278
266
266
266
378
81
317
268
61
6l.94.213ss.218
404
226
213
355
213
ÍNDICE DE TÉRMINOS HEBREOS 457
219
395
128.208.395
94
121
285
90-95.117.134.227
291
317.327.417
98ss.
141.436
126.377-410
74.83.85
66.212
130.379.383.395
298.303.395
283ss.293
61.85
382
185
395
81
328.417
305s
270
296-308.310.327.407
227.232.252s.
209.212
94.117.4Hss.
92.98ss.
267.379
385
4l3s.
61.395
458 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
61.244
126s.132.34l
80.404
400
449
106.284.346
298.301
416
395
258.278-283
126.238.301.310
448s.
110
246.294s.310.313.3'
217
263.285.295.431
185
130
163.291.295.334.43
83
319.329
123
96
442
96
445s.
319.325.327
431
404
389
80.399.404
189
130s.l4l.336
ÍNDICE ANALÍTICO
Aarón 58.122.137.313.341
Abraham 57.91.116.336
Absalón 58
Acciones simbólicas 370
Adulterio véase "Matrimonio"
Ageo 101
Alianza (el formulario de) 120.126s.131.l60s.3l4
Alianza abrahamítica 126-130. l60s.372s.
Alianza davídica (promesa de
David) 89.272
Alianza de Moab 129
Alianza de Noé 57.128-130.l60.374.400.406s.
Alianza sinaítica 115.123-133.268.375
Alianza, la 22.44.115.122-133.148.157
Amalecitas 225
Amón-Ra 194.269
Amós 60.70.363.402s.
Anales 70.335.360
Anat 224.233
Anatema (la institución del) 230.235-236
Anfictionía 102-106.131.147.202.230
Ángel(es) 26l.287-289.442s.
Antepasados (culto a los) 451
Antropomorfismos 418-422
Anu 269
Año sabático 218
Apocalíptica 29.238.276.288.307.371.380
460 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Arad 190.249
Arca (relatos del) 58.104.173.188.224.253s.268.
291.295.432.434-436.436-439.
441
Arrepentimiento de Yahvé 419.422.427
Ascalón 135.193
Aserá 190s.200.421
Asiría/Asur/Asirio(s) 120.131.16l.200.224.233s.236.
371.412
Astarté 191.421.431
Astrología/Astronomía 43.424
Astros véase "Estrellas"
Atón 182.194
Atrajasis (epopeya de) 390.397.411
Attart 431
Autohimno (de Yahvé) 293.351s.393s.4l5
Autopresentación (fórmula de) 349-354
Azazel 444
Baal
96.132.181.183.190.194.196.
209.233-270s.284.396.405.407.
411.417.421.424.431.450
Babilonia (incluidos: Textos de;
Religión de) 237.272.355.371.374.400.424.
440.444.446
Véase también "Mesopotamia"
Balaam (oráculos de) 79.107.261.311.345
Becerros (incluidos "los de oro". 82.135.188.189.193
Bendición (incluida la "de
Yahvé") 187.244.284.308-316.335.
374.418
Betel 103.135
Cadés (tradición de) 121.167
Calendario 384
"Camino" 358
Canaán/Cananeo(s) 72.91.106.126.132.146.195.200.
218s.269.290.300.396.424
Canon (del A T ) 35-38.40
Cánticos 376
ÍNDICE ANALÍTICO 461
Culpa 112.158.416
Culto 23.48.ll6.153s.187.273s.284.
322.376.383ss.4ll.424
Dagón 435
Daniel (libro de) 238.277.280.287.337.385.443
David 58.59.64.227.234.279.322.376
David (la subida al trono de) 58
David (relatos sobre la sucesión
en su trono) 58.70.324s.36l .367.368
Davidita(s) 277.406
Débora (canto de) 71.133.194.224.231.297.376
Decálogo(s) 73.80.114.130.140.146.150.
174-180.336.340
Deir 'allá (textos de) 261
Demonios 184.424.444s
Derecho apodíctico 142s.l48.152ss.176
Derecho casuístico 142s.l54
Derecho de muerte 153.157
Derecho de propiedad del suelo 216-219
Descanso 205.209
Descripciones de la tierra pro-
metida 215s.
Desierto (travesía del) 83s.137-l40.208.407.439
Despedidas 298.372
Deuteroisaías 49.56.65s.85.200s.211s.258.272.
293.304s.342.352.354.401s.4l2
Deuteronomio (Dt) 29.45.49.57s.60.64.81.91.93.98.
108.129.139.147.151.156.161.
202.207.231.235.291.295.309.
340.354.373.384.396s.4l6.
431.435
Deuteronomista (movimiento) 88.159.162.175-199.201.295.
308s.4l4.430
Deuteronomista(D);Historio-
grafía deuteronomista (HD) 97.112.129-182.235.298.301.
3l4.323s.338.340s.354.362.
367.372s.
Día de Yahvé 237.378.425
Diluvio (el relato del) 374.408.419
ÍNDICE ANALÍTICO 463
257.259-262.266.269.272.275.
277.284.285.290.291.294.300.
308.312-315.319.333.334.335.
337.34ls.349s.355.360-363.374.
378.380.384.385s.389.391.396.
398s.400.403s.4l 1.412.413.414.
4l7s.421.424s.431.440.444.450
Enuma Elis 187.223.272.335.341.404.410
Erra (epopeya de) 363
Esau 108.310
Escatología 19.29.282.294.305.315.366.
406.408
Esclavo 143
Esdras (libro de) 98.100.292
Esnunna (códice de) 142
Esperanza 86.409.452
Espíritu de Yahvé 278-283.309
Esposa (incluida: "de Yahvé") 143.178.191.202.411.421
Esquema obras-suerte 316-332
Ester (libro de) 246
Estrellas 201.226.349.373.386.389.398
Estructuras básicas del AT 19.33.37.4ls.48s.55.67.71s.
264.296.386s.423-427
Etiología 365
Exclusivismo de Yahvé 180-184.423
Exilio (textos del; textos exilíeos) 65.78.83.97.101.112.132.138.
175.177.183.200s.208s.218.220.
272.282.285.291.313s.34l.352.
365s.374s.381.399s.4l5s.424.
432s.
Éxodo (la comunidad del) 84-89
Éxodo (la tradición del) 65ss.73-89.107.119-226.231.234.
272.331s.345
Expectativas de futuro 70.87s.276
Éxtasis 337
Extranjero 143.219
Ezequías 200
Ezequiel 65s.212.272.280.292s.302.352.
371s.433.443
ÍNDICE ANALÍTICO 465
Monarquía 58s.64.67.2l8s.268.303.331.
348.360.364.372.375s.396.400.
407.418
Monolatría véase "Monoteísmo"
Monoteísmo 66.180s.192~203.257s.34ls.4l4s.
420.442s.
Moradas de Yahvé 430-434
Mot 405.450
Muertos (culto a los) 424.429.445
Muertos (el reino de los) 389.405.429.448-452
Murmuraciones del pueblo 84.86s.137-140.l68.208.292.
362.438
Nabucodonosor 237.402
Naciones (oráculos sobre/contra
las) 65.72.102.197s.203.225.269s.
275s.305.3Hs.363.405.4l4.426s.
Narrar 355.366.367s.384
Negativo, lo (predicado de
Yahvé) 183S.446
Nehemías (libro de) 63.98.101
Nomadismo/nómada(s) 110s.153.187.309.429s.451
Nombre (teología del) 254s.263.266s.294-296.337.
344s.372.4l9.431
Nombres de personas 199
Nueva alianza 131s. 163.406
Nueva creación 405.408s.
Nuevo éxodo 80.85.212.363s.371.375
Obligaciones 81.1l4s.l40ss.
Oración 277.284.373.376s.4l7.425
Oraciones de la peste (de
Mursilis) 363
Oráculo de las suertes 344
Orden universal 152.307.328s.331s.407
Oseas 68.79.135.19ls.196s.325.328.
396.421.424
Padre (Dios como) 62.421
Padres véase "Patriarcas"
Palabra (de Yahvé) 334-342.362s.375.402.4l9
Palabra acontecimiento 337
ÍNDICE ANALÍTICO 469
Parsismo/persa(s) l64s.202.271.277.402.443.
444s.447
Pascua 384
Pastor (Yahvé como) 61.109.266.271
Patriarcas (historias de los) 60.68.109.193s.205.208.234.
260.365.411
Paz 238s.
Pecado 317.325s.4l6.448
Pecado de Jeroboán 112.182.188s.36l.372.444
Pena de muerte I43s.179-181s.236.3l6s.
Pérdida de la tierra (prometida) 211s.220.362.370
Perdón 163
Piedad personal 110.193.198s.
Piedad popular 19.191.193s.197.425
Plagas (relatos de las) 353
Plan (de Yahvé) 355.365
Pobres 101
Poliyahvismo 197s.424s.
Postexilio (textos/época del) 59s.66.82.88.133.l49.l64.202.
219.229.238.258.273.278-283.
294.333s.34ls.402.4l3.4l4.425.
443.445.446
Primer mandamiento 180-184
Privilegio de Yahvé 114.l42.156.185.194.4l4s.
Prodigios 81
Profetas 15.33.57.63.91.101.150.156.
210.220.227.237.279.309.325s.
335.363.371.425
Prohibición de imágenes 135.181.184-192.411.421
Promesa de bendición 315
Promesa de la tierra 205-211.370
Promesa(s) 70.370.381
Propiedades de Dios/Yahvé 410-427
Protohistoria 315.406.408
Proverbios (libro de los) 318ss.393
Ptá 341
Pueblo 60ss.89-107.109
"Pueblo de mi propiedad"
(de Yahvé) 62.63.94
470 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Salem 300
Salida de Egipto Véase "Éxodo (la tradición del)"
Salmos 56.58.63.67.82.213.225.259s.
285s.302.308s.376.391s.402.425
Salmos de Yahvé-Rey 264-278
Salmos reales 113.267
Salomón 59.311.323.376.418
Salvación en el mar 73-84.36.2
Sangre 123.316.325.400
Santidad de Dios 19.44.197.259.4llss.4l4.426
Santuario central 102-106
Satán 184.266.429.445-447
Saúl 59.227.232.280
Sebaot 252-255.264.295.435
Sédeq 299s.
Seír 121.251.348.430
Sepultura 451
Serafines 412.442
Shamas 301
Shasu 122.251
Siervo de Yahvé (los cantos del) 56.59.65.113.328.272.280.304
Sifra (textos de) 128.260
Silo 103.254.268.434.441
Siloé (inscripción de) 360
Sinaí 118-122.348.430.432
Sinaí (la tradición del) 113-122.356
Sinuhé (relato de) 208
Sión 63.67.212.255.267.299-308.424.
431 véase también "Jerusalén"
Sión (tradición de) 255.266.270.412
Siquem 96.103.132.133.147
Sirácida (Jesús ben Sirá) 322.334.380.391
Sociedad segmentaria 106.144.202
Solidaridad 107-113.317
Sueños 337.345.349.354.369.417
Sumo sacerdote 276
Superlativo 246.258.260.282
Tablas (del Decálogo) 134.175.435
Tablas del Decálogo 130.134.435
472 TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO
PRÓLOGO 7
1. La situación de la "teología del Antiguo Testamento":
historia, metodología y estructura 9
1. Definición de su tarea 9
2. Historia del tema y de los estudios sobre el mismo . . . . 11
a) Desde Gabler hasta de Wette 11
b) Desde Vatke a Kónig 13
c) El cambio a partir de 1920 17
d) De Sellin a Vriezen 18
e) G. von Rad . . . . 27
0 Después de G. von Rad 33
3. La metodología 40
4. El problema del "centro del Antiguo Testamento" 43
5. La propuesta de esta obra 46
PARTE PRIMERA: LOS FUNDAMENTOS
2. Lo que dice el Antiguo Testamento sobre la elección.
Vista de conjunto 55
1. La elección de Yahvé 55
2. El verbo "elegir" 56
3. La elección de individuos 57
4. La elección del pueblo 59
5. La terminología 61
6. Los centros de gravedad históricos 63
7. Elección e historia 67
8. La teología de la elección 69
9. Las cuestiones se amplían 71