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1.

ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ POR NO RECIBIR ROPA Y


CALZADO ADECUADO EN EL INGRESO EN PRISION

1. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ POR NO RECIBIR ROPA Y CALZADO


ADECUADO EN EL INGRESO EN PRISION

Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.

AL JUZGADO
D/Dña............ interno/a en el Centro Penitenciario de ..... y cuyas demás circunstancias
personales ya constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado comparezco y
como mejor proceda en Derecho

DIGO:

Que por medio del presente escrito vengo a interponer recurso de Queja porque en el
momento de mi ingreso los responsables de la cárcel no me han proporcionado ropa ni
calzado que sean adecuados. Con ello se ha vulnerado el derecho que toda persona tiene
a ser tratada dignamente. Todo ello con base en las siguientes

ALEGACIONES
PRIMERA. Que me encuentro interno en el Centro Penitenciario de... en el que
ingresé el día... (relatar las circunstancias personales en las que se produjo el ingreso
que dan lugar a carecer de ropa y calzado).

SEGUNDA. Que el art. 18.2 RP establece que en el momento del ingreso se entregarán
al recluso “las prendas de vestir adecuadas que precise” además de adoptarse las
medidas de higiene personal necesarias. Por tanto, dado que en el momento del ingreso
me encontraba sin ropa ni calzado, en una situación de absoluta indigencia, era
necesario y sigue siéndolo que me proporcionen de manera gratuita ropa para vestirme,
así como unos zapatos con los que poder calzarme (que sean de mi talla). Sin embargo,
y pese a la obligación que la cárcel tiene de facilitar tales prendas no lo hicieron
dejándome en una situación realmente degradante.

En su virtud,

SUPLICO AL JUZGADO, tenga por presentado este escrito, lo admita y se sirva


ordenar a la dirección de la cárcel que me entregue ropa apropiada (calzado, pantalones,
camisas...) en la mayor brevedad posible, y realice las diligencias necesarias para que
situaciones como esta no vuelvan a ocurrir con otras personas.

En .......... a....... de ...... de ......

2. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA PENITENCIARIA


POR DENEGACION DE INFORMACION SOLICITADA SOBRE
LA SITUACION PROCESAL

2. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA PENITENCIARIA POR


DENEGACION DE INFORMACION SOLICITADA SOBRE LA SITUACION
PROCESAL

Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.

AL JUZGADO
D/Dña.......... interno/a en el Centro Penitenciario de ..... y cuyas demás circunstancias
personales ya constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado comparezco y
como mejor proceda en Derecho

DIGO

Que por medio del presente escrito vengo a interponer escrito de Queja contra la
denegación de la información solicitada. Todo ello con base en las siguientes:

ALEGACIONES
PRIMERA. Que llevo desde (fecha) interno en el Centro Penitenciario de .....

SEGUNDA. Que el día ..... (relatar circunstancias de lo sucedido, indicando la


información que se solicitaba y para qué fines: “conocer datos sobre mi expediente
penitenciario, situación penal o procesal, el grado de clasificación en el que me
encuentro, la propuesta de tratamiento individualizado, informes médicos, sociales,
psicológicos, etc.(especificar según el supuesto)”. Es muy importante que se adjunte
copia de la instancia dirigida al director de la cárcel en la que se solicitaba la
información deseada. En caso de que haya sido solicitada por el representante
-abogado, procurador-, familiar, educador, es necesario aportar el poder o, en su
caso, autorización escrita de la persona presa para obtener la información).
TERCERA. Que según el art.4.2.k) del RP los internos tienen “derecho a recibir
información personal y actualizada de su situación procesal y penitenciaria”; el
mismo artículo en su letra j) recoge el “derecho a utilizar los medios de defensa de sus
derechos e intereses legítimos a que se refiere el Capitulo V del Titulo II de este
Reglamento” y resulta obvio que para defender los derechos e intereses es necesario
disponer de la información existente.

Asimismo, en el art.18.1 del RP, cuando se hace referencia al expediente personal, o al


protocolo de personalidad del interno, se recoge con claridad que éste tendrá derecho a
ser informado de los mismos. Esta misma cuestión aparece a su vez recogida en el
art.15.2 LOGP, que dispone que “a cada interno se le abrirá un expediente personal
relativo a su situación procesal y penitenciaria del que tendrá derecho a ser
informado”.

El art.275 b) y d) RP establece, entre las funciones del Equipo Técnico, el conocimiento


directo de los problemas y demandas que formulen los internos, así como de las
peticiones y quejas formuladas por los internos respecto de su clasificación, tratamiento
y programa de evaluación. Será un profesional del propio Equipo Técnico quien
informará al preso de los objetivos a alcanzar durante su internamiento, así como de los
plazos y medios para conseguirlos.

Sin embargo, el derecho a ser informado no se queda limitado a estas cuestiones, ya


que en el art. 215.2 RP se establece que se informará de forma clara y comprensible
a los internos sobre su estado de salud, remitiendo todos los informes médicos que
sean requeridos.

De todo esto se deduce, junto con una interpretación analógica del mandato
constitucional del art.17.3 CE, que todos las personas privadas de libertad tienen
derecho a conocer su situación procesal y penitenciaria que se encuentra recogida en el
expediente personal, no pudiendo ser negado ese conocimiento de una forma arbitraria e
injustificada como ha sucedido en este mi caso. Asimismo, tengo derecho a conocer mis
circunstancias para poder utilizar todos los medios para la defensa de mis intereses (art.
24 CE).
El   argumento   constitucional   es   claro.   En   la   sentencia   del   Tribunal   Constitucional
76/1999 de 26 de abril de 1999 se establece que: "El art. 24 de la Constitución incluye
entre sus garantías la protección del derecho de todo litigante o encausado a ser oído y a
disponer de todas las posibilidades de oposición y defensa en juicio. De no ser así, se le
estaría ocasionando una situación de indefensión, susceptible de amparo constitucional,
al no gozar la parte impedida y obstaculizada de los mismos derechos que la contraria.
En este sentido, este Tribunal ha dicho reiteradamente que el derecho reconocido en el
art. 24.1 de la Constitución significa que ha de respetarse el principio de contradicción
que garantiza el acceso al proceso en defensa de los derechos e intereses legítimos y,
dentro de éste, el ejercicio de las facultades de alegar, probar e intervenir en la prueba
ajena para controlar su correcta práctica   y contradecirla (STC 176/1988 y 122/1995).
Lógico corolario de todo ello es el principio de igualdad de armas, del que se deriva la
necesidad  de que las  partes  cuenten  con los  mismos  medios  de  ataque  y defensa e
idénticas posibilidades y cargas de alegación, prueba e impugnación (SSTC 47/1987,
66/1989   y   186/1990)".   Por   su   parte,   la.STC   297/1993,   al   tratar   de   una   sanción
penitenciaria impuesta a raíz de un expediente disciplinario, señaló que la ausencia de
información acerca del material probatorio obrante en el expediente supuso una merma
de las posibilidades de defensa. Se dijo en ella que no sólo ha de permitirse al interno
acceder al material probatorio que se usa en su contra, sino que, practicadas nuevas
pruebas por el Juez (que incorporaba  nuevos datos  al debate)  ha de posibilitarse  al
interno   que   se   pronuncie   expresamente   sobre   su   eventual   virtualidad   probatoria   y
dársele traslado del resultado de la actividad probatoria llevada a cabo para que pueda
alegar sobre la misma.
En este mismo sentido el art. 234 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
señala que "los secretarios y personal competente de los Juzgados y Tribunales,
facilitarán a los interesados cuanta información soliciten sobre el estado de las
actuaciones judiciales, que podrán examinar y conocer, salvo que hubieren sido
declaradas secretas conforme a la ley. En los mismos casos se expedirán los testimonios
que se soliciten, con expresión de su destinatario, salvo en los casos en que la Ley
disponga otra cosa".
Sirva la invocación de estos derechos fundamentales (art. 17 y 24 CE) como reserva a
efectos un eventual recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional y ante el TEDH
de Estrasburgo.

En su virtud,

SUPLICO al Juzgado, tenga por presentado este escrito con sus copias y documentos
que lo acompañan (si se aporta la instancia o la autorización del preso), lo admita y se
sirva practicar las diligencias que considere convenientes a fin de acreditar los hechos y
motivos que se exponen, ordenando al director de la cárcel me facilite (o entregue a
D.......... indicar si quien ha pedido la información es el abogado, procurador, educador,
familiar) la información solicitada.

En ......... a ..... de ...... de .....

Manual de ejecución penitenciaria


ENLACE PARA DESCARGAR

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ITENCIARIA.rar

viernes, 1 de abril de 2011


3.a. SOLICITUD DE TRASLADO POR CAUSAS FAMILIARES

3.a. SOLICITUD DE TRASLADO POR CAUSAS FAMILIARES


Esta solicitud hay que presentarla a la Junta de tratamiento y también a
Esta solicitud hay que presentarla en la Dirección General de Instituciones Penitenciarias,
C/ Alcalá 38-40 de Madrid. También se puede tramitar desde la propia prisión.
A LA DIRECCION GENERAL DE
INSTITUCIONES
PENITENCIARIAS
D/Dña...................., mayor de edad, interno/a en el Centro Penitenciario de....................,
clasificado en....... grado, ante la (Junta de tratamiento) Dirección General de Instituciones
Penitenciarias comparezco y como mejor proceda en Derecho,

DIGO

Que por medio del presente escrito vengo a solicitar TRASLADO al Centro Penitenciario
de.........., o en su defecto, al más próximo a mi domicilio habitual sito en esa ciudad, en la
que reside mi familia, en base a los siguientes

HECHOS

PRIMERO. Que me encuentro cumpliendo condena en el centro penitenciario de ...... y


que mi residencia familiar se encuentra en la provincia/ciudad de .......... C/........ Tfno.....
a (poner distancia) km. de mi ciudad.

SEGUNDO. Poner los motivos por los que se solicita el traslado (Ejemplo: tengo a mi
madre enferma, antes apenas podía venir a comunicar, pero ya no puede desplazarse.
Usted podrá pensar que es una excusa, pero no es así. Tengo necesidad de poder
comunicarme con ella, y seguramente ella también conmigo. Supongo que ustedes
podrán intuir lo que una persona siente cuando está lejos de la familia, cuando le ve
cada dos o tres semanas y solamente cuarenta minutos a través de un cristal. Creo que
no es difícil intuir la angustia que se me genera cuando veo que me alejan cada vez
más kilómetros de ellos, ¿usted no se ha sentido angustiado cuando se ha alejado de su
familia y no les puede ver? No les recrimino nada, solamente les digo que aún tengo
sentimientos, que la desazón y la impotencia que siento son tan grandes, a veces tanto,
que hasta dejo de sentir.

Estoy a cientos de kilómetros de mi familia y me siento muy desarraigado. Lo mismo


ocurre con mis amigos, los siento lejos, cada día que pasa veo como se van alejando en
su realidad del día a día, mientras yo sigo con el tiempo de mi vida detenido. ¿Los
llegaré a perder?, ¿se me irán de mi lado las personas a las que quiero?, ¿me seguiré
sintiendo sólo? Necesito comunicar con ellos, pero si estoy tan lejos ellos no pueden
dedicar ni tantas horas ni tanto dinero para viajar. Solamente pido que ustedes
comprendan esta situación, que no la prejuzgen, sino que, por favor, póngase desde el
lado humano que todas las personas tenemos, el mismo que aún permanece intacto en
mí.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

a) Consideraciones en el ámbito constitucional. El cumplimiento de las penas


privativas de libertad debe estar orientado a la reeducación y a la reinserción social de
los penados (art. 25 C.E. y 1 LOGP). Este mandato exige considerar que las personas
condenadas a penas privativas de libertad no son seres eliminados de la sociedad –como
desde algunas orientaciones ideológicas se mantiene–, sino que son personas que deben
continuar formando parte activa de la comunidad social.

Para la observancia de esta consideración, el precepto constitucional resocializador


mantiene una doble exigencia. Por un lado, el favorecimiento del contacto activo
recluso-sociedad, que exige a la administración penitenciaria el inicio de un proceso de
integración social del recluso a través del mantenimiento/potenciación de los vínculos
sociales –familiares, amigos, comunidad social– que tenga el ciudadano antes del
ingreso en la cárcel. Por otro, la necesidad de evitar el desarraigo social que entorpezca
el proceso de integración social y de recuperación personal. A este fin, los criterios de
actuación de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias en materia de
ubicación de penados/lugar de cumplimiento, deben ir encaminados a evitar que el
cumplimiento de la condena origine un desarraigo familiar motivado por el alejamiento
geográfico entre la cárcel y el domicilio. El desarraigo se intensifica cuando el
ciudadano preso no puede comunicar con sus familiares por cuestiones económicas, es
decir, cuando éstos no disponen de medios materiales o económicos suficientes para
desplazarse hasta la cárcel.

De lo que concluimos que el incumplimiento de esta orientación constitucional


genera situaciones de desarraigo que entorpecen la integración social y la recuperación
personal en el ámbito relacional. No podemos olvidar que el art. 25.2 CE al estar
incluido en la Sección primera del capítulo II del título I de la Constitución es de directo
cumplimiento, conforme a la reiterada jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
Asimismo, y en este mismo sentido, el art. 9.1 de la Constitución reconoce que los
ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y respeto del
ordenamiento jurídico. En base a estos artículos difícilmente puede decirse que los
traslados son una facultad discrecional de la DGIP.

b) Consideraciones en el ámbito de la legislación penitenciaria. El legislador


realiza un esfuerzo directivo dirigido a la propia administración en la redacción de la
Ley penitenciaria para que las personas sean destinadas a cumplir su condena a cárceles
situadas dentro de sus provincias de residencia familiar y, por tanto, no alejadas de las
mismas. Dos ejemplos claros de ello son, por un lado, los artículos 12.1 LOGP y 9 RP
que establecen: «la política de redistribución geográfica de los penados debe estar
encaminada a evitar el desarraigo social de los mismos, procurando que las áreas
territoriales coincidan, en la medida de lo posible, con el mapa del Estado de las
Autonomías, dedicándose a los penados de cada área, la totalidad de la capacidad de
los centros de cumplimiento que en la misma se ubiquen y procurando que cada área
cuente con el número suficiente de establecimientos para satisfacer las necesidades
penitenciarias». Por otro, la muestra de la intensa preocupación del legislador por la
evitación del desarraigo de los penados es la indicación que se hace al Centro Directivo
(DGIP) para que «disponga de departamentos específicos para programas relativos a
drogodependencias ubicados en diferentes áreas geográficas para evitar, en lo posible,
el desarraigo social de los internos que sigan programa en ellos» (art. 116.3 RP).

c)Consideraciones de obligado tratamiento individualizado. La Ley Penitenciaria


establece que la pretensión del tratamiento es «hacer del interno una persona con la
intención y capacidad de vivir respetando la ley penal... se intentará desarrollar una
actividad de respeto a sí mismos, y de responsabilidad individual y social con respecto a
su familia...» Como señala el magistrado Ramón Vilar Badía (VI Reunión de Jueces de
vigilancia Penitenciaria, Consejo General del Poder Judicial) hay que referirse a la
reinserción social como la adopción de medidas tendentes a evitar o paliar los efectos
que produce sustraer o arrancar a una persona del entorno social del que formaba parte
integrante antes de su ingreso en prisión. Entre estas medidas hay que señalar, como
pauta general la de respetar los derechos de los internos eliminando el sometimiento a
condiciones infrahumanas de vida y, como medida de reinserción específica, la
fundamental de conseguir que el penado no pierda contacto con el medio
comunitario en que estaba inserto en la vida en libertad, siendo esencial para ello
destinarlo al centro de cumplimiento más próximo al lugar de su residencia
habitual, para mantener la comunicación con su entorno social, sus amigos,
familia, con las instituciones que se dedican a la rehabilitación de exreclusos,
promoviendo además, el acceso a las relaciones laborales en régimen de semilibertad.
De este modo la localización del centro de destino de cumplimiento de la condena se
convierte en una cuestión de primer orden tratamental, en cuanto se halla
estrechamente vinculada a la finalidad reinsertadora constitucionalmente
preconizada de la pena privativa de libertad. Con ello, cuando el art. 63 LOGP
prescribe que una vez clasificado el interno se le destinará al establecimiento que
corresponda al tratamiento que se le haya señalado, la exigencia legal no se satisface
conduciéndole a cualquiera de los establecimiento de la geografía nacional que se
correspondan con el grado de clasificación asignado, sino que es exigible que se sitúe al
penado en un centro que permita la fluidez de la comunicación con su entornos social,
familiar y territorial, toda vez que el tratamiento debe ir encaminado a obtener la
reinserción social".

Se puede alegar que el derecho a la reinserción social no es considerado como derecho


subjetivo porque es compatible con otros fines de la pena tales como la retribución
(STC 23-3-888 y 4-7-91), pero también es cierto que el objetivo de la reinserción social
no puede quedar como un índice programático de derechos de desarrollo discrecional
por el poder legislativo y el ejecutivo. Parece una incongruencia que el único fin
expresamente establecido en la norma constitucional quedara reducido a un segundo
plano operativo, a merced a su simple carácter orientativo, en detrimento de finalidades
defensistas o retribucionistas.

A mayor abundamiento, si para individualizar el tratamiento y proceder a la


clasificación se debe tener en cuenta «el historial personal... el medio al que
probablemente retornará...» (art. 63 LOGP), se hace necesario que el contacto del
recluso con éste sea continuo.

Una última consideración en materia de permisos –que también son parte del
tratamiento–, nos lleva a explicar la importancia de la existencia y mantenimiento de la
vinculación familiar. La inexistencia de vínculos familiares se valora negativamente
para la concesión de permisos de salida; en la práctica este es uno de los motivos de
denegación. Por ello, es coherente y razonable que el mantenimiento de vínculo
preso/familia sea continuo desde el inicio de la condena.

4) Consideraciones en el ámbito de la comunidad social. Junto con los derechos


de las personas presas antes reseñados debemos tomar en consideración, en el horizonte
axiológico de un Derecho penitenciario articulado en un Estado Social y Democrático,
el derecho de la familia y del tejido social a intervenir en el ámbito penitenciario
acompañado de los procesos de recuperación y de inserción social. No se puede obviar
que la institución carcelaria constituye un sistema social alternativo a la sociedad y que,
además de formar parte integrante de la misma, se retroalimenta de ella de manera
continua. De ahí la conveniencia de que la persona presa cumpla condena en una cárcel
próxima a su entorno familiar y social.

5) Consideraciones del Defensor del Pueblo. Esta situación es continuamente


motivo de preocupación en los informes del Defensor del Pueblo. En el último informe
(1997), señala que ha comprobado que buen número de las quejas que espontáneamente
plantean los internos vienen referidas al alejamiento que sufren respecto de sus familias,
sin que aparentemente existan motivos para ello distintos de la mera falta de plazas.

En su virtud,
SUPLICO a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, que tenga por
presentado este escrito y una vez admitido, sírvase ordenar mi traslado al Centro
Penitenciario de ........
(A la Junta de tratamiento que solicite al Cetro Directivo mi traslado a la prisión de …. Por
faraones expuestas)
En .........a.... de... .de.....

3.b. RECURSO CONTRA LA DENEGACION DE TRASLADO (La


administración penitenciaria señala que contra la resolución de
denegación de traslado cabe interponer recurso contencioso-
administrativo. Como este recurso es de larga tramitación es
conveniente interponer una Queja por si el Juez de Vigilancia la
estimase.

3.b. RECURSO CONTRA LA DENEGACION DE TRASLADO (La administración


penitenciaria señala que contra la resolución de denegación de traslado cabe
interponer recurso contencioso-administrativo. Como este recurso es de larga
tramitación es conveniente interponer una Queja por si el Juez de Vigilancia la
estimase.

AL JUZGADO DE VIGILANCIA
PENITENCIARIA
D/Dña...................., mayor de edad, interno/a en el Centro Penitenciario de....................,
clasificado en....... grado, ante el Juzgado comparezco y como mejor proceda en derecho

DIGO

Que por medio del presente escrito vengo a interponer queja contra la resolución de la
administración penitenciaria por la que se me deniega el traslado al centro penitenciario
de ............ que se encuentra más cerca de mi domicilio familiar, ello en base a las
siguientes

HECHOS

PRIMERO. Que me encuentro cumpliendo condena en el centro penitenciario de ...... y


que mi residencia familiar se encuentra en la provincia/ciudad de .......... C/........ Tfno.....

SEGUNDO. Que el día............... solicité a la Dirección General de Instituciones


penitenciarias traslado al centro penitenciario de .............. por los siguientes motivos
(enfermedad de un familiar, necesidad de mantener los vínculos familiares, dificultad
económica de la familia y amigos para desplazarse hasta la cárcel de cumplimiento,
búsqueda de empleo, necesidad de ponerse en contacto con amigos o asociaciones de
ayuda a presos, etc. Ejemplo. (Sr. Juez llevo varios años preso; actualmente me
encuentro en la cárcel de Topas, y mi familia es de Córdoba. Antes comunicaba con
ellos, pero ahora no pueden venir porque no tienen medios económicos para ello; sé
que es difícil imaginar lo que una persona presa siente cuando no ve a su familia,
cuando siente que la distancia y la falta de contacto va rompiendo y destruyendo las
relaciones: siento que los pierdo, que se van y me surge una terrible impotencia al
saber que marchan y no puedo hacer nada. No se imagina el dolor y la angustia que
esto supone. Para evitar esta situación pido continuamente a la Dirección General de
Instituciones Penitenciarias que me trasladen, pero no me hacen caso. Solamente
puedo recurrir a usted porque puede obligar a la administración penitenciaria a que
me trasladen a una cárcel cercana a Córdoba. ¿Qué hago en una cárcel a cientos de
kilómetros de allí? Sr. Juez, no entiendo nada, de verdad).

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO. Que el traslado que solicito es procedente conforme a la legislación


penitenciaria en base a las consideraciones:

a) Consideraciones en el ámbito constitucional. El cumplimiento de las penas


privativas de libertad debe estar orientado a la reeducación y a la reinserción social de
los penados (art. 25 C.E. y 1 LOGP). Este mandato exige considerar que las personas
condenadas a penas privativas de libertad no son seres eliminados de la sociedad –como
desde algunas orientaciones ideológicas se mantiene–, sino que son personas que deben
continuar formando parte activa de la comunidad social.

Para la observancia de esta consideración, el precepto constitucional resocializador


mantiene una doble exigencia. Por un lado, el favorecimiento del contacto activo
recluso-sociedad, que exige a la administración penitenciaria el inicio de un proceso de
integración social del recluso a través del mantenimiento/potenciación de los vínculos
sociales –familiares, amigos, comunidad social– que tenga el ciudadano antes del
ingreso en la cárcel. Por otro, la necesidad de evitar el desarraigo social que entorpezca
el proceso de integración social y de recuperación personal. A este fin, los criterios de
actuación de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias en materia de
ubicación de penados/lugar de cumplimiento, deben ir encaminados a evitar que el
cumplimiento de la condena origine un desarraigo familiar motivado por el alejamiento
geográfico entre la cárcel y el domicilio. El desarraigo se intensifica cuando el
ciudadano preso no puede comunicar con sus familiares por cuestiones económicas, es
decir, cuando éstos no disponen de medios materiales o económicos suficientes para
desplazarse hasta la cárcel.

De lo que concluimos que el incumplimiento de esta orientación constitucional genera


situaciones de desarraigo que entorpecen la integración social y la recuperación
personal en el ámbito relacional. No podemos olvidar que el art. 25.2 CE al estar
incluido en la Sección primera del capítulo II del título I de la Constitución es de directo
cumplimiento, conforme a la reiterada jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
Asimismo, y en este mismo sentido, el art. 9.1 de la Constitución reconoce que los
ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y respeto del
ordenamiento jurídico. En base a estos artículos difícilmente puede decirse que los
traslados son una facultad discrecional de la DGIP.

b) Consideraciones en el ámbito de la legislación penitenciaria. El legislador


realiza un esfuerzo directivo dirigido a la propia administración en la redacción de la
Ley penitenciaria para que las personas sean destinadas a cumplir su condena a cárceles
situadas dentro de sus provincias de residencia familiar y, por tanto, no alejadas de las
mismas. Dos ejemplos claros de ello son, por un lado, los artículos 12.1 LOGP que
establecen: «la ubicación de los establecimientos será fijada por la administración
penitenciaria dentro de las áreas territoriales que se designen. En todo caso, se
procurará que cada una cuente con el número suficiente de aquéllos para satisfacer las
necesidades penitenciarias y evitar el desarraigo social de los penados".

Por otro, la muestra de la intensa preocupación del legislador por la evitación del
desarraigo de los penados es la indicación que se hace al Centro Directivo (DGIP) para
que «disponga de departamentos específicos para programas relativos a
drogodependencias ubicados en diferentes áreas geográficas para evitar, en lo posible,
el desarraigo social de los internos que sigan programa en ellos» (art. 116.3 RP).

c)Consideraciones de obligado tratamiento individualizado. La Ley Penitenciaria


establece que la pretensión del tratamiento es «hacer del interno una persona con la
intención y capacidad de vivir respetando la ley penal... se intentará desarrollar una
actividad de respeto a sí mismos, y de responsabilidad individual y social con respecto a
su familia...» Como señala el magistrado Ramón Vilar Badía (VI Reunión de Jueces de
vigilancia Penitenciaria, Consejo General del Poder Judicial) hay que referirse a la
reinserción social como la adopción de medidas tendentes a evitar o paliar los efectos
que produce sustraer o arrancar a una persona del entorno social del que formaba parte
integrante antes de su ingreso en prisión. Entre estas medidas hay que señalar, como
pauta general la de respetar los derechos de los internos eliminando el sometimiento a
condiciones infrahumanas de vida y, como medida de reinserción específica, la
fundamental de conseguir que el penado no pierda contacto con el medio
comunitario en que estaba inserto en la vida en libertad, siendo esencial para ello
destinarlo al centro de cumplimiento más próximo al lugar de su residencia
habitual, para mantener la comunicación con su entorno social, sus amigos,
familia, con las instituciones que se dedican a la rehabilitación de exreclusos,
promoviendo además, el acceso a las relaciones laborales en régimen de semilibertad.
De este modo la localización del centro de destino de cumplimiento de la condena se
convierte en una cuestión de primer orden tratamental, en cuanto se halla
estrechamente vinculada a la finalidad reinsertadora constitucionalmente
preconizada de la pena privativa de libertad. Con ello, cuando el art. 63 LOGP
prescribe que una vez clasificado el interno se le destinará al establecimiento que
corresponda al tratamiento que se le haya señalado, la exigencia legal no se satisface
conduciéndole a cualquiera de los establecimiento de la geografía nacional que se
correspondan con el grado de clasificación asignado, sino que es exigible que se sitúe al
penado en un centro que permita la fluidez de la comunicación con su entornos social,
familiar y territorial, toda vez que el tratamiento debe ir encaminado a obtener la
reinserción social".

A mayor abundamiento, si para individualizar el tratamiento y proceder a la


clasificación se debe tener en cuenta «el historial personal... el medio al que
probablemente retornará...» (art. 63 LOGP), se hace necesario que el contacto del
recluso con éste sea continuo.

Una última consideración en materia de permisos –que también son parte del
tratamiento tal y como reconoce la STC 112/96 al expresar que "se integran en el
sistema progresivo formando parte del tratamiento"–, nos lleva a explicar la
importancia de la existencia y mantenimiento de la vinculación familiar. La inexistencia
de vínculos familiares se valora negativamente para la concesión de permisos de salida;
en la práctica este es uno de los motivos de denegación. Por ello, es coherente y
razonable que el mantenimiento de vínculo preso/familia sea continuo desde el inicio de
la condena.

4) Consideraciones en el ámbito de la comunidad social. Junto con los derechos


de las personas presas antes reseñados debemos tomar en consideración, en el horizonte
axiológico de un Derecho penitenciario articulado en un Estado Social y Democrático,
el derecho de la familia y del tejido social a intervenir en el ámbito penitenciario
acompañado de los procesos de recuperación y de inserción social. No se puede obviar
que la institución carcelaria constituye un sistema social alternativo a la sociedad y que,
además de formar parte integrante de la misma, se retroalimenta de ella de manera
continua. De ahí la conveniencia de que la persona presa cumpla condena en una cárcel
próxima a su entorno familiar y social.

5) Consideraciones del Defensor del Pueblo. Esta situación es continuamente


motivo de preocupación en los informes del Defensor del Pueblo. En el último informe
(1997), señala que ha comprobado que buen número de las quejas que espontáneamente
plantean los internos vienen referidas al alejamiento que sufren respecto de sus familias,
sin que aparentemente existan motivos para ello distintos de la mera falta de plazas.

SEGUNDO. Los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria tiene competencia para ordenar


el traslado en base a los arts. 76.1 y 2 g) LOGP, puesto que conforme a los cuales  al
Juzgado de Vigilancia le corresponde salvaguardar los derechos fundamentales de los
internos que cumplen condena. A la misma conclusión conduce el art. 106.1 CE por el
que   la   administración,   también   la   penitenciaria,   está   sujeta   al   control   judicial   de   la
legalidad  de su actuación.  La legalidad  penitenciaria  toma como eje fundamental  la
reinserción   social   del   penado   (art   1   LOGP   y   25.2   CE)   cuyo   contenido   ya   ha   sido
definido más arriba. La vulneración de la legalidad conlleva que no pueda comunicar
con   mi   familia   debido   a   la   distancia   a   la   que   me   encuentro,   siendo   ésta,   una
consecuencia  negativa   más   de  una  actuación  ilegal   (la  no  concesión   del   traslado  al
centro penitenciario de ........

Se puede alegar por parte de la administración penitenciaria que el derecho a la


reinserción social no es considerado como derecho subjetivo porque es compatible con
otros fines de la pena tales como la retribución (STC 23-3-888 y 4-7-91), pero también
es cierto que el objetivo de la reinserción social no puede quedar como un índice
programático de derechos de desarrollo discrecional por el poder legislativo y el
ejecutivo, sino como señala la STC. 15/84, "el art. 25 CE supone un mandato del
constituyen para orientar la política penal y penitenciaria", además, como establece la
STC 112/96 que "la reeducación y la reinserción social solamente sea un principio
constitucional no significa que pueda desconocerse en la aplicación de las leyes; y
menos aún cuando el legislador, cumpliendo el mandato constitucional ha establecido
mecanismos dirigidos a garantizar la orientación resocializadora". Parece una
incongruencia que el único fin expresamente establecido en la norma constitucional
quedara reducido a un segundo plano operativo, a merced a su simple carácter
orientativo, en detrimento de finalidades defensistas o retribucionistas.

Cabe concluir que el Juez de Vigilancia penitenciaria no puede tener una actitud expectante
de simple transmisión o recepción de peticiones o comunicaciones de traslado. ¿Quién
cumple y hace cumplir el principio de legalidad a la administración?, porque, no es que el
Juez tiene que velar por el cumplimiento de mis derechos garantizados en la LOGP, sino
que tiene que obligar a la administración penitenciaria a que observe el cumplimiento de la
legalidad, sobre todo en materia de derechos fundamentales y en cuestiones de tratamiento
que es el eje fundamental del sistema penitenciario; y si el Juez no puede conseguir que me
trasladen a un centro de mi provincia, ¿qué puedo esperar del cumplimiento de los demás
derechos?
La respuesta puede ser que debo acudir a la jurisdicción contenciosa-administrativa; a este
respecto diría dos cuestiones. La primera es que intuyo que esta jurisdicción es tan lenta y
compleja que cuando quieran resolver el derecho vulnerado ya no podrá ser restaurado o
reparado; es decir, la sustitución del mecanismo fiscalizador del juez de vigilancia será
virtualmente nula. La segunda es que desconozco los trámites a seguir, a quien debo
dirigirme y como debo hacerlo.

Por ello cabe concluir que la reserva a la Jurisdicción Contenciosa-administrativa del


control de los traslados decididos por la administración conlleva que el derecho a la
tutela judicial efectiva de los jueces y Tribunales del art. 24.1 de la Constitución
quede vulnerado; hecho respecto del que interpondremos recurso de amparo en su día y
una vez agotada la vía jurisdiccional ordinaria. La efectividad de dicho control requiere
otorgar el control jurisdiccional a los jueces de vigilancia penitenciaria.

Una interpretación abierta a la normativa penitenciaria (art. 76.LOGP) y a la normativa


constitucional (art. 117 CE: "el poder jurisdiccional juzga y hace ejecutar los juzgado") y al
principio de legalidad, hace posible su intervención ordenando el traslado. Su marginación
en esta materia supone una quiebra de la función garantista de los derechos de los internos,
cuya salvaguarda le ha sido específicamente asignada.
Esta interpretación abierta resulta obligada, porque los derechos de la Sección 2ª ,
Capítulo 1º, Título I de la Constitución, y entre ellos el derecho al trabajo (art. 35 CE)
vinculan a los poderes públicos, y el poder judicial debe realizar una interpretación que
maximice su eficacia (art. 53.1 CE). De la misma forma debe destacarse el alcance
interpretativo de los principios rectores de la política social y económica, (Capítulo 3º,
Título I CE), y entre ellos, el principio de protección a la familia (art. 39 CE), que según
imperativo constitucional informarán la práctica judicial (art. 53.3CE). En el mismo
sentido apuntan el principio superior de dignidad de la persona (10.1 CE), y los
principios de reeducación y reinserción social de los internos, como fines a los que debe
servir todo el ordenamiento penitenciario (art. 25.2 CE).

Es conveniente añadir que además de este alcance interpretativo, el derecho al trabajo y el


principio de protección a la familia presentan en este caso una eficacia vinculante superior,
cuando son desarrollados en leyes, pues esto posibilita su invocación como auténticos
derechos ante la jurisdicción. Y esto es lo que sucede en el caso presente. Efectivamente, el
art. 12.1 LOGP especifica que “la ubicación de los establecimientos será fijada por la
Administración penitenciaria dentro de las áreas territoriales que se designen. En todo caso
se procurará que cada una cuente con el número suficiente de aquéllos para satisfacer las
necesidades penitenciarias y evitar el desarraigo social de los penados”.

De modo que la ley concede este derecho a los internos, cuya única limitación válida es la
falta de disponibilidades físicas o bien en cuestiones relativas a la seguridad, y debe ser
cuidadosamente justificada para el caso concreto, sin que quepan justificaciones
genéricas. En este caso, la administración penitenciaria no ha justificado la limitación de
este derecho, incurriendo en arbitrariedad proscrita por el art. 9.3 CE.

Que el Juez de Vigilancia Penitenciaria se inhiba del conocimiento de esta materia supone
la ignorancia de su función de salvaguardar los derechos de los internos y corregir los
abusos y desviaciones que en el cumplimiento de los preceptos del régimen penitenciario
puedan producirse (art. 76.1 LOGP), además de su específica misión de “acordar lo que
proceda sobre las peticiones o quejas que los internos formulen en relación con el régimen
y tratamiento penitenciario en cuanto afecte a los derechos fundamentales o a los derechos
y beneficios penitenciarios de aquéllos” (art. 76.2 g) LOGP). Como tal, supone una
quiebra del derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24 CE).

TERCERO. Se solicita que el Juzgado de Vigilancia ordene a la Dirección General de


Instituciones Penitenciarias que informe de la existencia de plazas libres en el Centro
penitenciario de ..... o en consecuencia el más próximo.

CUARTO. Por último hacer referencia a la certeza de que el Tribunal Constitucional


en sentencia 138/1986 de 7 de noviembre no atribuye la competencia al Juez de
Vigilancia Penitenciaria para conocer de los recursos contra las resoluciones de la DGIP
que afectan al traslado de los penados de un establecimiento a otro; ahora bien, dicha
sentencia no entró en el fondo de la cuestión, desestimando el recurso de amparo, por no
haberse agotado previamente toda la vía judicial ordinaria. Esta es una cuestión a
reconsiderar en futuras resoluciones del TC. Por otra parte la Sentencia dictada por el
Tribunal de conflictos de jurisdicción, 16/1996 de 5 de diciembre de 1986 entre el
Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña y el Juzgado de Vigilancia
Penitenciaria num. 2 resolvió que es a la administración penitenciaria a quien le
incumbe gestionar la total actividad penitenciaria y fijar la ubicación de los centros y
por ello debe serle reconocida como función propia la distribución de los penados,
máxime cuando han de ser especialmente tenidos en cuenta tanto la naturaleza de los
centros como el número de plazas, circunstancia que no podrá ponderar el Juez de
Vigilancia. Ha esta resolución se pueden hacer dos objeciones razonables. Primera, el
Juez de Vigilancia puede ponderar las circunstancias relativas a la naturaleza de los
centros y al numero de penados si la administración le da la información. Segundo, en la
actualidad existen macrocentros o centros tipo con módulos destinados a diferentes
grados de clasificación (ordinario, abierto restringido y departamentos especiales o
primer grado), por lo tanto el número de plazas existentes puede ser suficiente para la
demanda de traslados a centros cercanos al domicilio familiar, y en todo caso puede
comprobarse solicitando información.

En su virtud,
SUPLICO al Juzgado de vigilancia penitenciaria para que una vez comprobado la
existencia de plazas en el Centro penitenciario de ........ ordene mi traslado a esa prisión.

OTROSI DIGO, que a efectos de un eventual recurso ante el Tribunal Constitucional y


Tribunal Europeo de Derechos Humanos hago explícita reserva de la vulneración del
derecho fundamental a la tutela judicial efectiva (art. 24. CE) y el derecho a la reeducación
y a la reinserción social del penado (art. 25.2 CE), así como el art. 39 CE. Asimismo hago
reserva del art. 6 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos

En .........a.... de... .de.....

4. ESCRITO DE QUEJA/DENUNCIA AL JUEZ DE VIGILANCIA


PENITENCIARIA POR TRASLADO ARBITRARIO

4. ESCRITO DE QUEJA/DENUNCIA AL JUEZ DE VIGILANCIA


PENITENCIARIA POR TRASLADO ARBITRARIO

Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.

AL JUZGADO

D/Dña. .........., interno/a en el Centro Penitenciario de ........., y cuyas demás circunstancias


personales ya constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado comparezco y como
mejor proceda en Derecho,

DIGO
Que por medio del presente escrito vengo a interponer escrito de Queja por el traslado del
que he sido objeto al Centro Penitenciario de......... que a mi juicio y por las razones que
posteriormente expondré ha sido una decisión ilegal de la administración penitenciaria y
que vulnera las disposiciones de la Ley Orgánica General Penitenciaria, lesiona el derecho
a la tutela judicial efectiva del art. 24 CE, supone un atentado contra mi dignidad, y un
trato inhumano y degradante proscrito en la Constitución en el art. 15. Todo ello, en base a
los siguientes

HECHOS
PRIMERO. Que llevo cumpliendo condena desde .........(poner fecha) en el Centro
Penitenciario de ......... y que estoy clasificado en (poner grado de clasificación). Relatar lo
sucedido; ejemplo: Sr. Juez llevo tres años clasificado en primer grado; durante este
tiempo me han trasladado a cuatro prisiones diferentes sin ningún motivo aparente, pues
mi familia es de León y he pasado por el centro penitenciario de Puerto I, Picassent,
Valdemoro, Texeiro, y ahora me trasladan a Jaén. Es este último traslado el que recurro,
pero le quiero decir que no tengo ni familia ni juicio pendiente en esta ciudad, como
tampoco lo tuve en las otras. Cada vez me siento más indefenso, no sólo por el régimen de
vida de este grado de tratamiento, sino porque no tengo ninguna posibilidad de decidir
nada sobre mi vida, ni siquiera los aspectos más básicos de mi intimidad. Este traslado,
como los otros me lo hacen sin avisar y sin que pueda prepararme psicológicamente; de
mañana golpean la puerta, y me dicen que me voy de conducción; ¿usted se imagina lo
que es ser trasladado de un lado para otro sin conseguir adaptarme mínimamente a un
espacio concreto? con cada conducción, un suplicio, no sólo por las formas de la
conducción, sino porque cuando llego tardo varios días/semanas en adaptarme
mentalmente al nuevo módulo: nuevas personas presas, nuevo personal funcionario,
nuevo espacio físico, nuevo régimen -los cacheos los hacen de otra forma, los registro
también, los recuentos nocturnos no son todos los días, pero sigo inquieto por la noche
hasta que golpean la ventana... y así todo.

Señor Juez, no entiendo nada de lo que me está pasando, siento que mi vida está siendo
absolutamente descontrolada por las decisiones de esta institución, ¿usted puede hacer
algo para que me dejen en una cárcel y no me tengan como "una marioneta"? Cada
traslado es un suplicio por las características de los vehículos donde nos llevan. Es la
sensación de sentirme como un animal, encerrado en una jaula, esposado, sin luz y sin
aire. Yo sé que usted es un ser humano y por esa condición le hablo. Si la pena de prisión
priva de libertad y los demás derechos se mantienen intactos, ¿por qué me tratan de esta
forma?... no entiendo nada, sólo me genera indefensión, odio, malestar, desorientación,
angustia, y que sé yo...

SEGUNDO. (Hay que poner los motivos por los que estás conforme con la cárcel en la
que te encuentras y no deseas ni necesitas ser trasladado a otra: Que estoy en la cárcel
cercana a mi residencia familiar, o en la que me encuentro tengo amigos o voluntarios de
una asociación de apoyo a reclusos que me pueden visitar, o que tengo atención jurídica
porque en esta prisión acuden los abogados del Servicio de Orientación Jurídica
Penitenciaria de Colegio de Abogados de .......o que tengo el destino de -limpieza,
economato (evidentemente no en el primer grado-) y, que en consecuencia, el traslado me
origina un perjuicio respecto de mi situación penitenciaria, respecto de los beneficios
penitenciarios toda vez que con estos destinos pueda redimir y en este Centro
Penitenciario los destinos ya están ocupados".

TERCERO. Que el traslado, al parecer, y digo al parecer porque no me han notificado el


acuerdo o la propuesta de traslado y por ello desconozco las razones viene motivado
porque (SOLAMENTE poner el motivo que corresponda al caso concreto):

a) Con el traslado intentan sustraerme de la competencia del Juez de Vigilancia de


este Centro Penitenciario y que tiene que resolver una queja que interpuse por los
siguientes motivos: (poner datos que se tengan para poder afirmarlo si esto es así:
ejemplo: resoluciones favorables de algún juez de vigilancia o algunas denuncias
presentadas en el juzgado de Guardia, etc...: Ejemplo, . señor Juez, creo que me
trasladan porque he recurrido a este juzgado algunas decisiones de la junta de
tratamiento que vulneran derechos, y ahora me trasladan para que usted no pueda
resolver más recursos míos).

c) El traslado es una sanción encubierta debido a que el día .... ocurrieron los
siguientes hechos (.......). Como consecuencia de ello (se pueden aportar las resoluciones
sanciones) y como represalia o sanción he sido trasladado. Ejemplo: En ocasiones, la
petición del traslado se basa en fundamentos como este: "habían venido participando y
protagonizando plantes y desórdenes colectivos dentro del centro, algunos de ellos graves,
por lo que en aplicación de la previsión legal al respecto, se decidió su traslado a otro
lugar de internamiento".

d) Que en el Centro Penitenciario de............, estaba en el tratamiento de...... y, en


este Centro Penitenciario de......., no existe tratamiento alguno.

e) Que la prisión a la que he sido trasladado está lejos de mi domicilio familiar, lo


que supone un desarraigo familiar importante ya que mi.....(exponer las circunstancias:
lugar y dirección familiar).

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO. La competencia para realizar los traslados recae en la administración


penitenciaria, pero las propuestas y decisiones de traslados debe, inexcusablemente,
someterse a la legalidad, y no como ha ocurrido en mi caso. A saber, las únicas
posibilidades legales que autorizan a la administración penitenciaria a efectuar un traslado
son las siguientes:

a) Tanto los preventivos como penados, por motivos regimentales, pueden ser
trasladados excepcionalmente a establecimientos de cumplimiento de régimen cerrado
con absoluta separación de los penados, cuando sean calificados, por causas objetivas, de
peligrosidad extrema, o de inadaptados al régimen de los establecimientos de preventivos.
Para ello ha de recaer acuerdo motivado de la Junta de tratamiento y con la aprobación del
Centro Directivo, y su efectividad se supedita a la ratificación del Juez de Vigilancia
penitenciaria, salvo supuestos especiales de manifiesta urgencia del traslado por motín,
agresión con arma u otro objeto peligroso, toma de rehenes o intento de fuga, en cuyo caso
se participará de inmediato al Juez de Vigilancia y a la autoridad judicial de quien
dependa -si fuese preventivo- (arts. 10 y 76.2 J, LOGP, y 89, 95.3 y 96 RP).

b) Al igual que los penados, los preventivos pueden ser ingresados por causas médicas
en centros hospitalarios de carácter penitenciario o extrapenitenciario; en estos casos
es el médico quien puede personalmente tomar la iniciativa. El director de la cárcel
solicitará el traslado al centro Directivo quien resolverá lo pertinente (art. 35 RP). Si es
preventivo se pondrá en conocimiento de la autoridad judicial de quien dependa.

c) El traslado de preventivos o penados, puede venir aconsejado por estrictas razones de


seguridad personal del interno, en cumplimiento del deber de velar por la vida y la
integridad de los internos (art. 3 LOGP); se necesita, como es obvio la solicitud o al
menos, consentimiento de la persona presa. En caso de preventivos este traslado estará
condicionado a la autorización de la autoridad judicial.

d) El traslado inicial o durante la condena al centro de cumplimiento está en función del


tratamiento programado por el equipo técnico quien tras un periodo de observación diseña
su tratamiento individualizado y propone un grado de clasificación y un centro de
destino (Arts. 59 a 63 LOGP).

e) Por razones lógicas de carácter procesal tales como la asistencia a un juicio o para la
práctica de diligencias.

f) Por razones de tratamiento basadas en el derecho a la reinserción social concretadas


en el acercamiento al domicilio familiar. Las razones y los preceptos legales en los que
se establece y justifica la proximidad de la cárcel al domicilio habitual del condenado, y
que, por tanto, van a servir de base para fundamentar la legalidad de un traslado a una
cárcel próxima a la residencia familiar; y, por el contrario, servirán para justificar la
ilegalidad de un traslado que suponga el alejamiento del domicilio familiar, las
siguientes consideraciones:

a) Consideraciones en el ámbito constitucional. El cumplimiento de las penas


privativas de libertad debe estar orientado a la reeducación y a la reinserción social de
los penados (art. 25 C.E. y 1 LOGP). Este mandato exige considerar que las personas
condenadas a penas privativas de libertad no son seres eliminados de la sociedad –como
desde algunas orientaciones ideológicas se mantiene–, sino que son personas que deben
continuar formando parte activa de la comunidad social.

Para la observancia de esta consideración, el precepto constitucional resocializador


mantiene una doble exigencia. Por un lado, el favorecimiento del contacto activo
recluso-sociedad, que exige a la administración penitenciaria el inicio de un proceso de
integración social del recluso a través del mantenimiento/potenciación de los vínculos
sociales –familiares, amigos, comunidad social– que tenga el ciudadano antes del
ingreso en la cárcel. Por otro, la necesidad de evitar el desarraigo social que entorpezca
el proceso de integración social y de recuperación personal. A este fin, los criterios de
actuación de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias en materia de
ubicación de penados/lugar de cumplimiento, deben ir encaminados a evitar que el
cumplimiento de la condena origine un desarraigo familiar motivado por el alejamiento
geográfico entre la cárcel y el domicilio. El desarraigo se intensifica cuando el
ciudadano preso no puede comunicar con sus familiares por cuestiones económicas, es
decir, cuando éstos no disponen de medios materiales o económicos suficientes para
desplazarse hasta la cárcel.

De lo que concluimos que el incumplimiento de esta orientación constitucional genera


situaciones de desarraigo que entorpecen la integración social y la recuperación
personal en el ámbito relacional. No podemos olvidar que el art. 25.2 CE al estar
incluido en la Sección primera del capítulo II del título I de la Constitución es de directo
cumplimiento, conforme a la reiterada jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
Asimismo, y en este mismo sentido, el art. 9.1 de la Constitución reconoce que los
ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y respeto del
ordenamiento jurídico. En base a estos artículos difícilmente puede decirse que los
traslados son una facultad discrecional de la DGIP.

b) Consideraciones en el ámbito de la legislación penitenciaria. El legislador


realiza un esfuerzo directivo dirigido a la propia administración en la redacción de la
Ley penitenciaria para que las personas sean destinadas a cumplir su condena a cárceles
situadas dentro de sus provincias de residencia familiar y, por tanto, no alejadas de las
mismas. Dos ejemplos claros de ello son, por un lado, los artículos 12.1 LOGP que
establecen: «la ubicación de los establecimientos será fijada por la administración
penitenciaria dentro de las áreas territoriales que se designen. En todo caso, se
procurará que cada una cuente con el número suficiente de aquéllos para satisfacer las
necesidades penitenciarias y evitar el desarraigo social de los penados".

Por otro, la muestra de la intensa preocupación del legislador por la evitación del
desarraigo de los penados es la indicación que se hace al Centro Directivo (DGIP) para
que «disponga de departamentos específicos para programas relativos a
drogodependencias ubicados en diferentes áreas geográficas para evitar, en lo posible,
el desarraigo social de los internos que sigan programa en ellos» (art. 116.3 RP).

c)Consideraciones de obligado tratamiento individualizado. La Ley Penitenciaria


establece que la pretensión del tratamiento es «hacer del interno una persona con la
intención y capacidad de vivir respetando la ley penal... se intentará desarrollar una
actividad de respeto a sí mismos, y de responsabilidad individual y social con respecto a
su familia...» Como señala el magistrado Ramón Vilar Badía (VI Reunión de Jueces de
vigilancia Penitenciaria, Consejo General del Poder Judicial) hay que referirse a la
reinserción social como la adopción de medidas tendentes a evitar o paliar los efectos
que produce sustraer o arrancar a una persona del entorno social del que formaba parte
integrante antes de su ingreso en prisión. Entre estas medidas hay que señalar, como
pauta general la de respetar los derechos de los internos eliminando el sometimiento a
condiciones infrahumanas de vida y, como medida de reinserción específica, la
fundamental de conseguir que el penado no pierda contacto con el medio
comunitario en que estaba inserto en la vida en libertad, siendo esencial para ello
destinarlo al centro de cumplimiento más próximo al lugar de su residencia
habitual, para mantener la comunicación con su entorno social, sus amigos,
familia, con las instituciones que se dedican a la rehabilitación de exreclusos,
promoviendo además, el acceso a las relaciones laborales en régimen de semilibertad.
De este modo la localización del centro de destino de cumplimiento de la condena se
convierte en una cuestión de primer orden tratamental, en cuanto se halla
estrechamente vinculada a la finalidad reinsertadora constitucionalmente
preconizada de la pena privativa de libertad. Con ello, cuando el art. 63 LOGP
prescribe que una vez clasificado el interno se le destinará al establecimiento que
corresponda al tratamiento que se le haya señalado, la exigencia legal no se satisface
conduciéndole a cualquiera de los establecimiento de la geografía nacional que se
correspondan con el grado de clasificación asignado, sino que es exigible que se sitúe al
penado en un centro que permita la fluidez de la comunicación con su entornos social,
familiar y territorial, toda vez que el tratamiento debe ir encaminado a obtener la
reinserción social".

Se puede alegar que el derecho a la reinserción social no es considerado como derecho


subjetivo porque es compatible con otros fines de la pena tales como la retribución
(STC 23-3-888 y 4-7-91), pero también es cierto que el objetivo de la reinserción social
no puede quedar como un índice programático de derechos de desarrollo discrecional
por el poder legislativo y el ejecutivo. Parece una incongruencia que el único fin
expresamente establecido en la norma constitucional quedara reducido a un segundo
plano operativo, a merced a su simple carácter orientativo, en detrimento de finalidades
defensistas o retribucionistas.

A mayor abundamiento, si para individualizar el tratamiento y proceder a la


clasificación se debe tener en cuenta «el historial personal... el medio al que
probablemente retornará...» (art. 63 LOGP), se hace necesario que el contacto del
recluso con éste sea continuo.

Una última consideración en materia de permisos –que también son parte del
tratamiento–, nos lleva a explicar la importancia de la existencia y mantenimiento de la
vinculación familiar. La inexistencia de vínculos familiares se valora negativamente
para la concesión de permisos de salida; en la práctica este es uno de los motivos de
denegación. Por ello, es coherente y razonable que el mantenimiento de vínculo
preso/familia sea continuo desde el inicio de la condena.

4) Consideraciones en el ámbito de la comunidad social. Junto con los derechos


de las personas presas antes reseñados debemos tomar en consideración, en el horizonte
axiológico de un Derecho penitenciario articulado en un Estado Social y Democrático,
el derecho de la familia y del tejido social a intervenir en el ámbito penitenciario
acompañado de los procesos de recuperación y de inserción social. No se puede obviar
que la institución carcelaria constituye un sistema social alternativo a la sociedad y que,
además de formar parte integrante de la misma, se retroalimenta de ella de manera
continua. De ahí la conveniencia de que la persona presa cumpla condena en una cárcel
próxima a su entorno familiar y social.

5) Consideraciones del Defensor del Pueblo. Esta situación es continuamente


motivo de preocupación en los informes del Defensor del Pueblo. En el último informe
(1997), señala que ha comprobado que buen número de las quejas que espontáneamente
plantean los internos vienen referidas al alejamiento que sufren respecto de sus familias,
sin que aparentemente existan motivos para ello distintos de la mera falta de plazas.

SEXTA. Si el traslado no obedece a algunas de las razones legales anteriormente


reseñadas (asistencia a juicio, acercamiento familiar, tratamiento resocializador, razones
médicas, seguridad del propio interno) debe ser considerado ilegal. Considero que mi
traslado es motivado por la intención de sancionarme, dado que no existen otros motivos
legalmente establecidos que amparen el traslado.
(Solo citar si esta es la situación, baste como ejemplo):"Se me traslada sin motivo legal
aparente y se hace exclusivamente porque según consta en mi expediente, y por ello mi
grado de clasificación, que soy un interno problemático o conflictivo, o peligroso. Me han
trasladado pero no se propone regresión de fase (si estás en primer grado); al parecer la
propuesta de traslado se hace por inadaptación al régimen de centro penitenciario en el
que me encuentro. Esta situación no tiene cobertura legal que justifique el traslado (en
este sentido se manifiesta Pilar Gonzalvez Vicente (magistrada) Consejo General del poder
Judicial, Número Especial III, dedicado a la IV reunión de Jueces de Vigilancia
Penitenciaria).

Ser problemático o conflictivo, o haber realizado determinadas conductas sancionables no


tienen cobertura legal para adoptar una medida de traslado, solamente pueden ser
utilizadas como supuestos de hecho para que me apliquen el régimen disciplinario
establecido al efecto en la LOGP y RP.

La falta de cobertura legal, puesta en relación con las previsiones de la LOGP y del RP
acerca del cumplimiento de la pena en el centro penitenciario más próximo al lugar de
origen nos conducen a pensar que la propuesta y la adopción de la decisión del traslado son
resoluciones ilegales, y su adopción con conocimiento de su ilegalidad, conocimiento que
se presupone en el director, por razones obvias de cualificación profesional, puede
constituir una delito de prevaricación. Ahora bien, no es posible afirmar que este delito no
es posible porque cabría la posibilidad de recurso ante la jurisdicción contencioso-
administrativa. No es posible que el recurso contencioso-administrativo pueda evitar el
posible delito de prevaricación, sino que éste existe desde el momento en que se dicta
resolución injusta con los requisitos que la jurisprudencia exige, con independencia de que
existan ulteriores posibilidades de recurso en vía administrativa o judicial, en este sentido
se manifiesta la STS de 22-11-1990: "pero en todo caso, nada tiene que ver con las
responsabilidades penales por estos tres delitos (incluye el de prevaricación, junto a otros
dos) el hecho de que se utilizaran o no los recursos administrativos o contenciosos
administrativos que pudieran haberse formulado". Parece como si el letrado recurrente
entendiera que la ley exige una vía previa administrativa para poder iniciar el
procedimiento penal, y es claro que no es así, sino todo lo contrario, porque si una
resolución administrativa hay materia criminal, es plenamente legítimo iniciar el
correspondiente proceso de este orden sin agotamiento en los recursos de orden
administrativo, pues la vía preferente en estos casos es la del proceso penal debiendo
esperar las demás jurisdicciones a que el trámite penal termine cuando hubiera alguna
incompatibilidad para su actuación paralela".

SEGUNDO. En base a lo expuesto en el apartado anterior solicitamos de este Juzgado


vigilancia se deduzca testimonio al Juzgado de Guardia a fin de que investigue los hechos,
toda vez que se hace inexcusable una elemental investigación de los hechos constitutivos
de la "notitia criminis" tal como la declaración del sr. Director del Centro Penitenciario, la
aportación del documento que sirve de base documental a la propuesta de traslado y en el
que conste el acuerdo motivado de la DGIP". Es necesario determinar la base fáctica y
jurídica que determinó la adopción del acuerdo de traslado reputado como delictivo.
Entendemos que lo primero es analizar los hechos denunciados, en sí mismos
considerados, de tal modo que si existe la posibilidad de que revistan caracteres de delito
habrá que proceder a su investigación y ello al margen de que las personas especificadas en
la denuncia puedan o no ser sus autores (AP Pamplona 22 de julio de 1996). No obstante,
el director del centro penitenciario de ....... puede ser autor de un delito de prevaricación al
proponer un traslado al centro Directivo con conocimiento de su ilegalidad. Si bien se
puede alegar que la administración penitenciaria no precisa de ningún procedimiento
fraudulento para proceder al traslado de los internos puesto que facultad discrecional de
este órgano administrativo; esto es que a la vez la ley no otorga a los presos ningún
derecho al respecto, de manera que no lo tienen ni a elegir centro de cumplimiento, ni a
permanecer en él durante todo el tiempo de condena, por más que en la práctica la
administración siga determinados criterios, como el de proximidad al lugar de residencia, a
la hora de designar esos centros. Hay que enfatizar que la Administración no goza de
privilegio en sus resoluciones de traslado hasta al punto de tener absoluta
independencia, sino que se trata de un acto reglado que sólo procederá cuando se den
los requisitos legalmente establecidos. Los traslados de los internos pueden configurar un
delito de prevaricación, pues en la actuación administrativa con independencia de su
revisión por los juzgados de vigilancia penitenciaria pueden concurrir los elementos que
integran ese delito en la definición del art. 404 CP 1995, (AP Madrid auto de 26 de abril de
1999).

Como demostración de que esos actos se encuentran reglados es criterio unánime de los
Jueces de Vigilancia que la competencia reside en la Dirección General, si bien a ellos
les compete el control en la forma de realizarse, pudiendo dejar sin efecto el
traslado cuando haya existido abuso o desviación de poder por parte de la
administración penitenciaria. Así, por ejemplo: a) Si con el traslado se intenta sustraer
a la persona presa de la competencia de un determinado Juez de Vigilancia que haya de
resolver una queja o recurso formulado por aquél. b) Si el traslado constituye una
sanción encubierta. c) Si a causa del traslado se produce un empeoramiento de la
situación del preso respecto de beneficios penitenciarios, de la aplicación de un
tratamiento o de la posibilidad de desempeñar un trabajo en régimen abierto.

TERCERO. Un cuestión esencial a determinar si el Juez de Vigilancia Penitenciaria


debió autorizar el traslado, o, al menos, si es competente para dejar sin efecto el
traslado del que he sido objeto. El RP señala que la competencia es del Centro Directivo
que ordenará los traslados correspondientes en base a las propuestas formuladas al efecto
por los equipos de Observación o Tratamiento o, en su caso, por el Director de la junta de
régimen y Administración". Los traslados son competencia de la Dirección General de
Instituciones Penitenciarias. Este órgano administrativo ordena los traslados
correspondientes sobre la base de las propuestas que formulan la Junta de Tratamiento
o, en su caso, el Director o el Consejo de Dirección (art. 31.2 RP). Todos los traslados
deben comunicarse al Juez de Vigilancia si se trata de personas ya condenadas. Si
se trata de preventivos o detenidos, la notificación deberá hacerse a las
Autoridades judiciales a cuya disposición se encuentren (art. 31.3 RP).

Hay que determinar el contenido de la dación de cuentas, o "la puesta en conocimiento del
traslado" al Juez de Vigilancia para determinar la legalidad de la resolución administrativa
del acuerdo y valorar la constitucionalidad del art. xxxx RP . Para encontrar soluciones
razonables podemos acudir a las siguientes fuentes:

a)Los Jueces de Vigilancia Penitenciaria han determinado que el acto de comunicación


no se realiza como acto de mera cortesía, o simplemente, a los solos efectos de
conocimiento de la constancia de los internos existentes en cada momento en el centro o
centros penitenciarios dependientes de su jurisdicción, si no que le otorga la competencia
del control de los mismos, pudiendo dejar sin efecto el traslado cuando haya existido abuso
o desviación de poder por parte de la administración penitenciaria (criterio número 14 de la
reunión de Jueces de Vigilancia, 1994). Y es claro que "esa desviación de poder" es posible
cuando se practique un traslado fuera de la legalidad, lo que viene a afirmar el presupuesto
que mencionábamos de que los traslados son actos reglados desde la ley penitenciaria en
su interpretación constitucional.

b) La necesaria relación sistemática de aquél precepto con los arts. 76.1 y 2 g)


LOGP conforme a los cuales al Juzgado de Vigilancia le corresponde salvaguardar los
derechos fundamentales de los internos que cumplen condena, lo que difícilmente se
conseguiría si el conocimiento por el órgano judicial de la limitación del derecho se
subordinara a la interposición por el interno de los recursos procedentes. A la misma
conclusión conduce el art. 106.1 CE por el que la administración, también la
penitenciaria, está sujeta al control judicial de la legalidad de su actuación.

El Juez de Vigilancia penitenciaria no puede tener una actitud expectante de simple


transmisión o recepción de peticiones o comunicaciones de traslado desde una
interpretación abierta a la normativa penitenciaria (art. 76.LOGP) y a la normativa
constitucional (art. 117 CE: "el poder jurisdiccional juzga y hace ejecutar los juzgado"). Su
marginación en esta materia supone una quiebra de la función garantista de los derechos de
los internos, cuya salvaguarda le ha sido específicamente asignada.A través de este control
jurisdiccional se evita, en algunos casos, traslados fuera de la ley y se intenta conseguir
el control de la legalidad penitenciaria para restaurar, tutelar y garantizar los derechos
de la persona presa cuando estos hayan sido vulnerados por una decisión de la
administración penitenciaria (STC 2/1987).

Esta interpretación abierta resulta obligada, porque los derechos de la Sección 2ª ,


Capítulo 1º, Título I de la Constitución, y entre ellos el derecho al trabajo (art. 35 CE)
vinculan a los poderes públicos, y el poder judicial debe realizar una interpretación que
maximice su eficacia (art. 53.1 CE). De la misma forma debe destacarse el alcance
interpretativo de los principios rectores de la política social y económica, (Capítulo 3º,
Título I CE), y entre ellos, el principio de protección a la familia (art. 39 CE), que según
imperativo constitucional informarán la práctica judicial (art. 53.3CE). En el mismo
sentido apuntan el principio superior de dignidad de la persona (10.1 CE), y los
principios de reeducación y reinserción social de los internos, como fines a los que debe
servir todo el ordenamiento penitenciario (art. 25.2 CE).

Es conveniente añadir que además de este alcance intrepretativo, el derecho al trabajo y el


principio de protección a la familia presentan en este caso una eficacia vinculante superior,
cuando son desarrollados en leyes, pues esto posibilita su invocación como auténticos
derechos ante la jurisdicción. Y esto es lo que sucede en el caso presente. Efectivamente, el
art. 12.1 LOGP especifica que “la ubicación de los establecimientos será fijada por la
Administración penitenciaria dentro de las áreas territoriales que se designen. En todo caso
se procurará que cada una cuente con el número suficiente de aquéllos para satisfacer las
necesidades penitenciarias y evitar el desarraigo social de los penados”.

De modo que la ley concede este derecho a los internos, cuya única limitación válida es la
falta de disponibilidades físicas o bien en cuestiones relativas a la seguridad, y debe ser
cuidadosamente justificada para el caso concreto, sin que quepan justificaciones
genéricas. En este caso, la administración penitenciaria no ha justificado la limitación de
este derecho, incurriendo en arbitrariedad proscrita por el art. 9.3 CE.

Que el Juez de Vigilancia Penitenciaria se inhiba del conocimiento de esta materia supone
la ignorancia de su función de salvaguardar los derechos de los internos y corregir los
abusos y desviaciones que en el cumplimiento de los preceptos del régimen penitenciario
puedan producirse (art. 76.1 LOGP), además de su específica misión de “acordar lo que
proceda sobre las peticiones o quejas que los internos formulen en relación con el régimen
y tratamiento penitenciario en cuanto afecte a los derechos fundamentales o a los derechos
y beneficios penitenciarios de aquéllos” (art. 76.2 g) LOGP). Como tal, supone una
quiebra del derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24 CE).

c) La resolución de un traslado afecta a derechos fundamentales. Esto es más patente


cuando está en juego la posible vulneración de un derecho fundamental, caso que
obligaría, evidentemente, al control judicial tal y como ha establecido la Audiencia
provincial de Madrid en auto num. 568/98 de 14 de mayo de 1998 en el que señala que
“si bien los recursos contra las resoluciones administrativas que anulan o deniegan
los traslados de los internos son los propios de la jurisdicción contencioso-
administrativa, si la resolución afecta a derechos fundamentales (petición de
traslado por enfermedad –vida, e integridad física–) la tutela de los mismos
corresponde al Juez de Vigilancia Penitenciaria conforme al art. 76 G LOGP y por
vía de apelación a la Audiencia Provincial.

Los derechos fundamentales que quedan lesionados por una resolución administrativa
de traslado no amparado por la legislación penitenciaria desde una interpretación
constitucional son:

1-Derecho a la vida y a la integridad física: El someter a un traslado por carretera


supone la puesta en peligro de la vida o de la integridad física al ponerlas en riesgo por
la eventual posibilidad de un accidente en carretera. Nada habría que objetar cuando
este riesgo se realiza desde la legalidad, pero no cuando se hace gratuitamente para
cumplir fines no establecidos legalmente.

2-Derecho a no sufrir malos tratos o tratos degradantes (art. 15 CE). Las


condiciones en que se realizan las conducciones generan no sólo incomodidad, sino que
causan una sensación intensa de envilecimiento y humillación; el traslado que acabo de
hacer por carretera ha sido en unos vehículos que carecen de las adecuadas medidas de
seguridad al no tener ventanas, carecer de luz; he ido esposado a otro ocupante dentro
de unos estrechos compartimentos de hierro. Con ello la Administración Penitenciaria
puede incumplir con el mandato legal de velar por la vida, la integridad y la salud de los
internos (art. 15 CE) al entregarnos a las fuerzas de seguridad del Estado para que
seamos trasladados en vehículos cuyas características no garantizan el modo en que es
debido aquellos derechos (Auto AP Bilbao de 31.12.1987); de esta forma se vulnera la
prohibición constitucional a someter a las personas a penas y tratos inhumanos y
degradantes (art. 15 CE) (auto JVP de Sevilla de 03.06.88), así como la regla 45 de
las Reglas Mínimas para el tratamiento de los reclusos (ONU 1973) en la que se
prohibe terminantemente “el traslado de detenidos, presos y penados en malas
condiciones de ventilación o de luz, o por cualquier medio que suponga un suponga un
sufrimiento físico”. Esta situación se trata de un duro sufrimiento, no sólo físico sino
también psicológico: desorientación espacial, angustia y ansiedad, claustrofobia, falta
de ventilación, falta de luz.

En el trabajo de investigación "mil voces presas" que dos profesores (Pedro


Cabrera -profesor de sociología- y Julián Ríos -profesor del derecho penal-, ambos
de la Universidad Comillas en Madrid hicieron con la información aportada por
mil personas presas, se describieron las conducciones de la siguiente forma:

Las condiciones de los traslados

Según la ley, las conducciones han de respetar la dignidad, los derechos de la


persona presa y la seguridad de la conducción (art. 18 L.O.G.P. y 36.1 R.P.). Los
traslados de prisión a prisión se hacen por carretera, en autobuses denominados
vulgarmente «Kanguros», o en furgonetas, custodiados por miembros de las Fuerzas de
Seguridad del Estado (Guardia Civil). Según los encuestados estos vehículos carecen de
las adecuadas medidas de seguridad a pesar de la modificación legal (Orden de 6 de
abril de 1990) que así lo establece.

Normalmente existen dos características en las conducciones:

1.- Ausencia de mínimos de seguridad. La casi totalidad de los mismos, salvo


algún modelo nuevo, tienen una escasísima o nula visibilidad al exterior, lo que genera,
junto a la insuficiente iluminación, ventilación y climatización un claro riesgo para la
salud. El hecho de que las personas presas vayan esposadas aumenta estos riesgos. En
su interior, están divididos en celdas separadas por un estrecho pasillo. En estos
vehículos se padece desorientación espacial, sensación de angustia y ansiedad, un
mayor riesgo de confusiones en caso de maniobras forzadas o de accidente,
grandes dificultades para abandonar el vehículo incluso con ayuda exterior. Todas
estas situaciones son capaces por sí solas de afectar a la salud e integridad física de las
personas conducidas. Si hubiese un accidente o un incendio, las consecuencias serían
luctuosas. La administración penitenciaria incumple con su deber de velar por la vida,
la integridad y salud de los internos cuando hace entrega de las personas penadas para
que sean trasladados en vehículos cuyas características no garantizan del modo en que
es debido aquellos derechos[1]. Los viajes en estos vehículos suponen una clara
violación del derecho a no ser sometido a penas o tratos degradantes (art. 15 C.E.)[2].
Así mismo supone la vulneración de la regla 45 de las reglas Mínimas para el
tratamiento de los reclusos[3] que expresamente prohiben el traslado de los detenidos,
presos y penados en malas condiciones de ventilación o de luz, o por cualquier medio
que les suponga un sufrimiento físico.

2.- Los trayectos son largos y ello implica graves consecuencias en el orden
físico y psicológico de los penados. A este respecto, el Defensor del Pueblo ha
manifestado en últimos informes que el servicio de traslados viene caracterizado por la
falta de racionalidad y una deficiente organización. La falta de coordinación entre la
administración penitenciaria y las Fuerzas de Seguridad del Estado encargadas de la
realización material de los traslados determina, en ocasiones, que se empleen varios días
en recorrer distancias cortas, lo que supone la estancia del preso en sucesivos
departamentos de tránsito de diversos establecimientos penitenciarios. El Defensor del
Pueblo (1997:43-46) termina el apartado de su informe anual de 1997 señalando que los
problemas de los traslados subsisten en la actualidad.

En general, tal y como veremos a continuación, se observa una clara disfunción entre lo
que expresan los presos y la legalidad. Es un ejemplo más de cómo la legalidad
configura y construye una falsa realidad. Así, con el simple hecho de que los vehículos
cumplan la Orden del Ministerio del Interior que regula las condiciones de los mismos
no se asegura ni mucho menos que las conducciones respeten la dignidad de las
personas presas y la seguridad de la conducción.

En el tema de los traslados disponemos en nuestro cuestionario de una pregunta abierta


en la que pedíamos a los encuestados lo siguiente: “Relata brevemente las condiciones
de los viajes (trayectos, furgones, ‘kanguros’) en que se realizan las conducciones”.
Sorprendentemente, ha sido la pregunta que más cantidad de testimonios ha
generado, y en la cual el grado de acuerdo es mayor; si en otras se puede detectar una
cierta diversidad de posicionamientos dentro de una tendencia más o menos mayoritaria,
aquí prácticamente reina la unanimidad. Los adjetivos que se emplean para describir las
condiciones de los traslados van desde deplorables (28) hasta horrorosas (306) pasando
por otros más o menos similares en cuanto a su alcance como por ejemplo:
tercermundistas (37), degradantes (53), deprimentes (19), etc.

Los adjetivos que más se repiten y que aparecen una y otra vez con machacona
insistencia a lo largo de los mil y pico cuestionarios, son los que hablan de
condiciones: “inhumanas” o “infrahumanas”: “El traslado en "kanguros" es algo
realmente inhumano, ya que te meten en un espacio totalmente cerrado sin ventilación,
de 60 x 90 y sin ningún tipo de limpieza, o sea que es algo horroroso e inhumano, y
perdón por la réplica.” (355); “ los traslados se dan en condiciones inhumanas, en
furgones pequeños, sucios, y sin apenas espacio para moverse” (424); “me parece
infrahumano y de la epoca medieval. Estamos en pleno siglo XX” (623), etc.

Este carácter de realidad no apropiada para seres humanos, no humana (in-humana), o


inferior a lo que correspondería al nivel de lo humanamente digno y exigible (infra-
humana), queda reflejada de modo palmario y evidente, en la multiplicación de
textos que se refieren a la condición animal, como realidad contrapuesta a la
condición humana. La experiencia más habitualmente compartida por los presos en los
traslados hace alusión directa a la degradación que como ser humano se experimenta
durante los mismos debido a las condiciones y al trato que en ellos se recibe. Para una
enorme mayoría de los encuestados, son condiciones más apropiadas para los
animales, que para las personas: “Sinceramente las cundas [los traslados en argot]
en los canguros son malísimas no tienes espacio para moverte y son camiones que se
debieron utilizar anteriormente para transportar animales, no personas” (624); “las
conducciones de presos se pueden comparar con los camiones que llevan animales”(9);
“paraquete hagas una pequeña hidea, algunas veces habrás visto camiones de animales
enjaulados por la carretera, pues igual, sólo que los presos en la malloría de las veces
van esposados y de dos en dos. Eso es para vivirlo” (176).

A veces incluso se señala que ni siquiera para transportar animales serían unas
circunstancias apropiadas: “Siempre he dicho que si en vez de personas fuesemos
animales, protección de animales denunciaría y nos protejería mejor que actualmente
Dirección General” (149); “los furgones son para que los vean la protectora de
animales y dejen de reivindicar los viajes de los animales y pidan el traslado de
nosotros como seres humanos y personas, pues nos llevan peor que a las fieras, metidos
en jaulas de acero sin podernos mover” (455); “los animales viajan mejor” (40), etc.

La experiencia más habitual entre los encuestados es la de haberse sentido degradado en


tanto que ser humano. No es raro por tanto que haya alguna que otra alusión a
situaciones pretéritas en las cuales los seres humanos eran transportados de tal
manera que se les negaba explícitamente su condición de personas; ese fue, por
ejemplo, el caso de los esclavos: “creo que en el siglo XVIII los esclavos viajaban en
mejores condiciones”(3); “el trato es de esclavos como en la antigua Roma esposados y
adosados como si fueramos ladrillos” (619). Algo parecido ocurrió con los judíos
durante el período nazi, por eso no es extraño que haya también alusiones a ellos:
“Como los nazis a los judios pero en moderno. Infrahumano,eso si, si te llamas Roldan,
Amedo, Vera, etc. te llevan en coche, en el dia y directamente a la cafeteria de la
audiencia”(847);”situacion penosa e inhumana, asfixiante. Cerradas completamente,
sin ventilacion alguna, sin luz, ni ventanillas, de espacios muy reducidos que recuerda a
los viajes en vagones de los judios cuando eran trasladados a los campos de
exterminio” (1021). Las imagenes mil veces contempladas en el cine y la televisión, son
las que aquí son rememoradas; de manera que incluso con todo lo que puedan contener
de exageración, conviene retener el hecho de que para la persona que así se expresa se
trata siempre de hacer referencias explícitas a condiciones de transporte
deshumanizadoras y degradantes.

La descripción de un traslado es realizada de la siguiente forma por uno de los presos


encuestados:“te levantan a las 7 de la mañana, te dan un cafe con leche frio y 4
galletas, antes de salir al kanguro te dan una bolsa con un bocadillo de mortadela, una
botella de agua y fruta del dia, luego te engrilletan y en marcha, pasando por transitos
inumanos con bastante suciedad en todos los sentidos hasta la llegada de tu destino”.
Si la conducción es larga y se hace sin paradas, puede suponer unas horas
interminables: “Te hallas totalmente aislado en un cubiculo donde no puedes ni estirar
los pies, amen de hallarte esposado durante las inacabables horas 5,6 o 7, que dura
una conduccion” (16); “desde la prisión de El Dueso (Cantabria) hasta la de Orense,
he tardado 10 horas en hacer dicho recorrido en un autobús de condiciones
infrahumanas” (48); “encerrado mas de 12 horas en una caja de muertos pensando en
que si se la pega me matan. 12 horas sin poder mover las piernas por falta de espacio,
con el culo cuadrado por la banqueta ”(65); “a finales del 9? se me trasladó de Málaga
a Tarragona y fui trancado el primer día fueron 10 horas del tirón, metido en la jaula
pasé la noche en Murcia y no me dieron sábanas, la teleférica super sucia, etc...” (198).
Lo habitual es encontrar referencias a jornadas de entre 8 y 10 horas seguidas de viaje
sin parar.

Claro que en el caso de que el viaje incluya paradas las condiciones del traslado no
mejoran por ello, más bien al revés, puesto que las paradas se realizan en lo que
llaman prisiones de tránsito, en las cuales las condiciones de la celda y el trato que
se recibe en una noche de paso deben dejar mucho que desear. Especialmente malas
deben ser las condiciones y el trato que se dispensa a los presos en Valdemoro, centro
sobre el cual, de modo espontáneo nos hemos encontrado con una decena de referencias
que hablan de malos tratos verbales y físicos por parte de los funcionarios “Los 3 días
de tránsito en Valdemoro son en condiciones de primer grado. Los funcionarios unos
auténticos chulos y provocadores. Vi cómo le pegaban una paliza a un pobre
muchacho que les pidió insistentemente una aspirina porque le dolía una muela”
(173); “en C.P. Valdemoro en transito esperando traslado no almuerzas” (870); “lo
peor es Valdemoro, no se que se han pensado, alguno no sabe que estamos en 1997 (me
refiero a los funcionarios) (839); “al llegar de Carabanchel a Valdemoro fui víctima de
insultos y amenazas por los Funcionarios de ingresos” (691); “los días que tienes que
hacer transito en otras prisiones antes de llegar a destino, te tratan de la peor forma y
con muchas provocaciones por parte de los CARCELEROS, la peor de todas es
VALDEMORO, donde están los funcionarios expediéntados por abusos” ¿? (587);
“suelen durar días y pasa la mayor parte encerrado en ingresos sin ducharte según que
prisiones a veces sin economato y sobre todo muy estrictos pues que en Valdemoro
suelen cometer muchos abusos los funcionarios (Valdemoro es un ejemplo)” (454);
“...las conducciones de Zaragoza a Valdemoro, muy mal en esta última, muy faltones e
incluso amenazas” (367), etc. Demasiadas coincidencias entre cuestionarios
provenientes de cárceles muy diversas y alejadas entre sí, para que todo sea invención
de presos resentidos.

El hecho de ir esposado o con grilletes como se hacía antiguamente (y parece que aún se
sigue haciendo en ocasiones:“como íbamos enjaulados nos querían llevar con los
grilletes atras” 108) hace que el sentimiento de indefensión ante la posibilidad de un
accidente se haga extremadamente angustioso entre los presos: “si hay algún vuelco
del coche al ir esposados o al menos en las cundas que he hecho anteriormente (en otra
condena en el 89 ibamos así con grilletes), no tienes salvación posible” (267). El
fantasma del accidente aparece durante horas por la mente de los que son
conducidos sin poder ver la carretera ni las curvas que se suceden, mientras uno se
siente atrapado entre hierro y chapa. La chapa, a la que muchos encuestados se
refieren, hace que se disparen las fantasías: “se va esposado en un metro entre
chapa, es como una ratonera en caso de accidente no tienes ninguna posivilidad de
salir con vida.” (2); “en caso de accidente no se puede salir de dichas jaulas ademas
las chapas al romperse causarian graves daños a los que van metidos en esas jaulas”
(8); “en caso de accidente, se correria un serio problema, al ser de chapa sus paredes,
quedariamos triturados” (570); “ante cualquier accidente hace muy alto el riesgo de
muerte por asfisia o heridas producidas por las hojas de chapa.” (990).

En esas condiciones, los sentimientos que generan las conducciones son los propios de
una pesadilla. “sólo de pensar en hacer una "conducción" se me ponen los pelos de
punta, ya que se pasa mal, mal, pero que ‘muy mal’” (47); “las conducciones en todas
las que me an hecho he sentido, miedo es la palabra” (596); “en casi todas las
conducciones vas loco por llegar al sitio de destino para poder descansar un poco del
stress que se hace en el coco” (257).

El ”calvario” es una denominación que aparece una y otra vez :“Un auténtico
calvario de sufrimiento y horror” (123);“ constituyen un autentico calvario porque van
vagando de centro a centro hasta lograr llegar a su destino”(272); “francamente
considero a las conducciones como un calvario” (773), y la sensación de calvario puede
hacerse extrema, en el momento en que el mareo hace aparecer los vómitos, con los que
en ocasiones hay que permanecer en estrecho contacto: “por lo visto un compañero en
otra perrera echo, bueno, vomito y durante todo el camino fueron los vomitos para
arriba y para abajo de furgón paseandose por todas las perreras”(956); “para colmo
con otra persona a tu lado y como alguno se ponga mareado y vomite en vajadas y
subidas, ves pasar los vomitos por debajo tuya y si no estas atento, pues te llenas” (11).
E incluso puede empeorar aún más si se produce una avería:“de Bonxe al Dueso
tardamos 14 horas por averia del coche escolta” (343); “si se estropea el furgon te
tienen encerrado en la jaula a la hora que sca hasta que venga uno nuevo. A mí
personalmente en una conducción de Valencia a Alicante en el mes de Agosto a mita de
la autopista se estropeo el fugon, imaginate a las 13,30 horas esperando que vinieran
arrecojernos y encerrados en las jaulas que hay dentro de los furgones, sin Ayre
acondicionado. Bueno creia estar metido en una sauna empapado hasta las cejas, de
verdad que mal lo pasamos y no tubieron la dignidad de bajarnos esposados aunos
arboles que habian cerca de alli, pero ellos si que estaban resguardados del
calor”(705)...

En estas circunstancias, la evocación de la animalidad, surge de modo inmediato en


base a las penosas condiciones en que se producen los traslados: encerrado en un
espacio minúsculo, con temperaturas extremas, casi sin luz o con muy poca luz, con
abundancia de ruidos, y muy escasa ventilación, respirando un aire viciado e
infecto por la proximidad de las letrinas, poblado de olores nauseabundos, en
forzoso y estrechísimo hacinamiento, sin poder acudir al servicio cuando es
preciso, lo que con frecuencia obliga a un contacto directo e inevitable con vómitos,
orines, etc, sin poder beber, dormir ni descansar durante horas, con demasiada
frecuencia, esposado, cuando no encadenado, rodeado de chapa y barrotes,
enjaulado en suma. En estas circunstancias ¿cómo no rememorar las duras
condiciones en que se transportan y acarrean los animales?

Espacio: “Cualquier animal viaja mejor, el "kanguro" es un espacio minimo,


dos
sillas pegadas en las cuales te sientas esposado a otro y no puedes moverte, chapa
delante y detras. No existe ventilacion alguna ni ventana, es decir, iluminacion. Te
ahogas y no puedes decir nada” (43); “espacios muy reducidos 80x80x170 de altura
para 2 personas “ (56); “El viaje de traslado de La Coruña al Dueso y viceversa, suele
durar 9 horas y no te apeas del
furgon para nada en un espacio de 1,65 de altura, de fondo 1 metro por 1,50 de ancho,
enlatado, peor que ganado, y ahi nos tiramos 9 horas en carretera, sin descanso,
muertos llegamos” (66).

Temperatura: “Da igual que haga frio que calor, es inhumano, en invierno te
hielas y en verano te asas”(168); “en invierno te congelas del frio debido a que
tampoco llevan calefacción y en verano nos asamos del calor debido a que tampoco
tienen aire acondicionado” (234)”Son cuadraditos de chapa con dos asientos de hierro
o madera. Es algo inhumano, o te ahogas de calor o te mueres de frio” (397).

Luz: “Autobuses viejos con celdas metalicas de dos asientos sin luz, ni
ventilación natural, sin ningún tipo de garantías en caso de accidente“ (237) “me
trasladaron de XXX a Albacete en un furgon esposado a otro compañero dentro de un
habitaculo minusculo y cerrado en el cual casi no entraba ni luz ni aire, aquello
aparte de largo e interminable fue penoso” (279); “son aprosimadamente de 90 cm
por 1m de longitud, y todo el trayecto lo aces esposado y sin poder moverte del
pequeño asiento, cerrado completamente por los cuatro costados, sin que entre una
pizca de aire, y ves a través de una mirilla por 10 por 20 cm la luz del sol”(594).
Olor: “El de "kanguro" fue horrible, era verano y entre el calor y el olor
nauseabundo nos mareamos todos, luego horas dentro esperando el cambio a los
furgones, en habitaculos reducidos, cerrados, sin apenas luz o ventilación y
esposados”(928); “una jaula completamente cerrada de dimensiones muy pequeñas,
asientos de madera, paredes de hierro, una ventanilla que no se abre, todo el canguro
huele que apesta, para el viage te dan un bocadillo, una manzana, y una botella de
agua y duran de 6 a 8 horas, por lo menos los trallectos largos” (337).

Ruido: “ En los trayectos se pasa fatal, mareos, mal estar, debido al calor que
se acumula, ruido del furgon continuo, etc.” (22); “Te causan grandes dolores de
cabeza el ruido de las chapas.”(89); “se te mete el ruido en el cerebro que tardas un
par de dias en quitarlo” (669).

Hacinamiento:”Para una persona "normal" es humillante. Vine desde


Málaga en una de esas jaulas para animales esposado a un pobre viejo (gitano) de 68
años. Yo no fumo, y él vino todo el camino fumando, y me iba a asfixiar“ (173); “Son
viajes inumanos ya que en un espacio muy reducido en el cual no te puedes poner depie
ni estirar las piernas meten ha dos personas con las esponsas puestas” (32).

W.C.:”son viajes largos algunos, los guardias civiles si desean dejar salir al
preso al servicio lo ase, y si no lo quiere no lo deja. El servicio sanitario de sanitario
no tiene nada“ (539);”el avisador para ir al servicio no tiene nada que indique que te
han oido y puedes esperar lo que sea para poder ir“ (500); “es difícil de describir lo
mal que se encuentra uno encerrado en la jaula esa, uno no se puede ni estirar y no se
puede ir al servicio cuando quieras sino cuando quieran ellos” (418); “con la guardia
civil que te custodia en esos viajes, sufres la mayoria de las veces tratos denigrantes
como no dejarte salir al servicio y palabras malsonantes” (68); “realice un traslado y
dos internos tuvieron que orinarse encima ya que los GEO se negaron a que utilizara el
servicio” (731); “para salir al servicio, aprietas un boton y sales, pero la mayoría de
veces no te hacen caso” (751); “para poder ir al lavabo tienes que aporrear las puertas
entre todos para convencerles de que es más rentable soltar las esposas” (157).

Como dijimos, es lógico que estas condiciones extremas hagan recordar a muchos las
circunstancias que acompañan al transporte de ganado. “En el "Kanguro" me hacen
sentir como si fuese en un camion que carga animales al matadero” (998); “te da la
impresion de que vas en un camion de ganado”(1019); “recuerdo una vez que estando
en la calle ví pasar un camión cargado con cerdos con destino al matadero, ahora,
cada vez que esta gente me traslada a algún lugar, siempre me viene a la imagen el
camión con aquellas pobres bestias hacinadas dentro” (296).

El sentimiento de haber sido tratado como un animal, aparece reflejado en los textos de
forma explícita e implícita, consciente y preconsciente. Haberse visto convertido en un
animal, encuentra su reflejo literario en los textos que describen las conducciones. Por
uno y otro lado se descubren escritos, literalmente, los más diversos nombres de
animales: perros, leones, gatos, gallinas, cerdos, caballos de carreras, gorilas,
sardinas, toros de lidia, grillos, canarios, borregos, conejos, forman parte de la
extensa y variada fauna textual que sirve para describir e ilustrar las penosísimas
circunstancias que acompañan a los traslados de una cárcel a otra. Esta especie de
zoológico con el que sorprendentemente nos hemos encontrado, creemos que asevera
más allá de cualquier información explícita -cuyo grado de veracidad pudiera ser objeto
de discusión y debate-, el hecho de que existe una amplísima y bien contrastada
conciencia entre las personas presas de haber sufrido unos traslados que se realizan en
condiciones infrahumanas, animalescas, de ahí la literalidad expresiva del arca de Noé
que hemos descubierto (ver cuadro).

Perros “Vamos peor que los perros, de hecho se les llama las" perreras" 59;
“Los furgones, son como gavias para perros, sin ventanas” 80 ; “son
cajones metalicos, oscuros y un estilo a un porta perro para ir de
caza” 227; “te sientes como un perro en una jaula” 262; “parecemos
perros enjaulados” 317; “sensacion de perro en perrera” 851; “nos
tratan como a perros o bestias” 976

leones “con palabras no puedo expresar tanta angustia e recorrido toda


españa en los furgones de los leones” 6; “como perritos o leones en
jaula” 84; “parece que transporten a fieras de un circo, ‘son
leoneras’ dignas de un pais tercermundista, ‘deplorable’” 837

gatos “enjaulado como un gato” 451

gallinas “Verdaderos ‘gallineros’ donde prima la seguridad, excesiva, del


‘porte’ a la seguridad personal de la que habla el reglamento
penitenciario tan explícitamente” 356; “cuando llegas al destino lo
haces en unas condiciones de gallina en pleno verano” 506;
“celdillas de red, tipo gallinero” 635; “en furgones divididos en
jaulas como vulgares gallinas” 868

cerdos “como en jaulas de cerdos o trayectos con animales” 147; “los


cerdos y nosotros somos hermanos y que menos que nos respeten”
220; “dentro no te puedes ni mover es algo parecido al transporte de
cerdos” 250; “los Kanguros son pocilgas, hasta los cerdos viajan más
cómodos” 406; “como cerdos que se llevan al matadero” 490;
“infrahumanos: ya que los cerdos van más acomodados y ya es
decir” 563; “los cerdos ban mejor acondicionados que nosotros” 844;
“o sinceramente me parece que los cerdos viajan mejor que nosotros”
977

caballos “Creo que los caballos de carreras viajan en mejores condiciones”


793;

gorilas “Creo que son comparables a los viajes de gorilas en una jaula” 340

sardinas “Verdaderas latas de sardinas lobregas, obscuras,mal ventiladas e


incomodas” 4; “en caso de acidente que daríamos como sardinas en
latadas” 49; “hasta las sardinas en su lata en aceite, van más suaves
y sin romperse,que las "personas" que llegan ocupar una de esas mal
llamadas celdas del furgón, donde nos meten de dos en dos a presión
y sin aceite” 201; “es algo así, como ir en el interior de una lata de
sardinas” 209; “horrible parecemos sardinas esposadas y no nos
tienen ningun respeto” 498; “lo mas lamentable es el vehiculo en sí,
ya que continuan siendo esas lamentables latas de sardina sin
ninguna oportunidad para los reclusos en caso de accidente” 913

toros de lidia “Bueno las condiciones de dichas conducciones no son las mas
optimas para personas humanas. Mas bien y con sus respetos hacia
ellas son para animales de lidia” 25; “son inhumanos, asquerosos,
parecemos toros de Lidia, nos tratan mal” 287

grillos “Hace tantos años que no salgo de este centro que me es difícil
opinar. Pero tengo entendido que son auténticas grilleras donde no
hay lugar de defenderse en caso de accidente” 364

canarios “llegué hasta Nanclares con la cintura que tenía un dolor muy fuerte
de tantas horas en el canguro, encerrado como si fuera un canario”
313

borregos “Nos lleban de un sitio a otro como si fueramos borregos” 10;


“parece como si nos metieran en plan borreguillos” 496; “esposado,
y en las peores condiciones humanas. Como borregos” 957

conejos “Enjaulados como conejos, esposados a falta de ventilación, de luz”


686

En lógica consecuencia con lo anterior, si la sensación que se experimenta es


la de ser como un animal, el habitáculo que se ocupa en las conducciones es el tipo
de ambiente apropiado para un animal, esto es, se trata de: una jaula, una
ratonera, una pocilga, una perrera, una leonera, un gallinero, una grillera, etc.

Y cuando no es así, se describe como si se tratara de un agujero, oscuro y lóbrego,


hasta el punto de hacer rememorar -siempre rondando la idea de la muerte- a un
ataúd (“vamos en ataudes metalicos frios deprimentes y oscuros sin visibilidad
exterior” 211; “en caso de un accidente la jaula seria lo más parecido a un ataúd” 706;
“vamos encerrados en ataudes de metal” 457; “son ataudes con ruedas” 479; “si hay
un accidente a palmar seguro, porque no hay donde sacarnos, es como un ataud de
hierro” 496; “con una pequeña ventanilla que no se puede abrir. En caso de accidente,
es un ataud” 574; “ataud sin movilidad sin luz; se pierde el sentido de la orientación. Y
si uno padece de caustrofovia como es mi caso, uno se quiere morir” 753; “falta
higiene,respiracion, son ataudes moviles” 834), a una lápida (“te meten en una jaula
muy parecida a una lapida” 378), a una caja de muertos (“es superagobiante da la
sensación que vas metido en una caja de muertos” 295), o lo que es casi lo mismo de
un “zulo” (En los viajes tienes que ir asentado, no puedes ni moverte, ni ponerte de pie
porque tocas con la cabeza en el techo, como un "zulo" 10; “es un zulo de menos de un
metro cuadrado para dos personas” 152; “las furgonetas constan de celdas
individuales donde una persona no puede respirar y meten dos. Es un auténtico zulo,
peor que los descubiertos hasta ahora” 881; “una especie de zulos con ruedas, sin luz
ni aire” 882).

Ya es muy cuestionable en sí mismo las condiciones de los traslados, pero cuando


tenemos que soportar estas condiciones por decisiones no ajustadas a la legalidad
penitenciaria, el traslado, y su forma se pueden convertir en un trato degradante.
3-Derecho a la reeducación y reinserción social; Dos motivos avalan la vulneración
de este derecho: una vez trasladado a la nueva cárcel debo adaptar a ella, los miembros
del equipo técnico tienen que volver observarme y, por tanto, realizar un nuevo diseño
de tratamiento individualizado, y para ello debo esperar meses. Si esto tuviera que
hacerlo por una razón legal, nada tendría que objetar, pero que se realice por un acto
administrativo fuera de la legalidad, supone un atentado contra el derecho a la
reeducación.

Por otro, porque me alejan de mi domicilio familiar. Por no alargarnos en este apartado
cabe argumentar todo lo reseñado en el apartado primero: "Consideraciones de
tratamiento resocializador", a destacar el siguiente párrafo" y, como medida de
reinserción específica, la fundamental de conseguir que el penado no pierda
contacto con el medio comunitario en que estaba inserto en la vida en libertad,
siendo esencial para ello destinarlo al centro de cumplimiento más próximo al
lugar de su residencia habitual, para mantener la comunicación con su entorno
social, sus amigos, familia, con las instituciones que se dedican a la rehabilitación de
exreclusos, promoviendo además, el acceso a las relaciones laborales en régimen de
semilibertad. De este modo la localización del centro de destino de cumplimiento de
la condena se convierte en una cuestión de primer orden tratamental, en cuanto se
halla estrechamente vinculada a la finalidad reinsertadora constitucionalmente
preconizada de la pena privativa de libertad. Con ello, cuando el art. 63 LOGP
prescribe que una vez clasificado el interno se le destinará al establecimiento que
corresponda al tratamiento que se le haya señalado, la exigencia legal no se satisface
conduciéndole a cualquiera de los establecimientos de la geografía nacional que se
correspondan con el grado de clasificación asignado, sino que es exigible que se sitúe al
penado en un centro que permita la fluidez de la comunicación con su entornos social,
familiar y territorial, toda vez que el tratamiento debe ir encaminado a obtener la
reinserción social". Se puede alegar que el derecho a la reinserción social no es
considerado como derecho subjetivo porque es compatible con otros fines de la pena
tales como la retribución (STC 23-3-888 y 4-7-91), pero también es cierto que el
objetivo de la reinserción social no puede quedar como un índice programático de
derechos de desarrollo discrecional por el poder legislativo y el ejecutivo. Parece una
incongruencia que el único fin expresamente establecido en la norma constitucional
quedara reducido a un segundo plano operativo, a merced a su simple carácter
orientativo, en detrimento de finalidades defensistas o retribucionistas

4-Derecho a la libertad del art. 17.1 CE. Parece claro que con la entrada en prisión
para cumplir una condena se pierde el derecho a la libertad ("Status libertatis" protegido
por el art. 17 CE), de manera que a partir del momento del ingreso quedo sometido a la
administración penitenciaria en cuanto a la determinación del espacio en el que me
ubican. También es cierto que siempre quedará un espacio, por mínimo que sea, del que
podré disponer con movimientos corporales y dependientes de mi libre voluntad (ej: en
la celda) este será mi nuevo espacio de libertad que debería quedar amparado por el art.
17.1 CE. En este sentido el Tribunal Constitucional en sentencia 119/1996 (voto
particular del Magistrado Carlos PI SUNYER, al que se adhiere Tomás VIVES ANTÓN)
establece que si bien es cierto que el interno en un establecimiento penitenciario se ve
privado en lo primordial de su derecho a la libertad (porque lo ha sido por sentencia
penal) y por ello el aislamiento no puede denominarse una nueva «privación» de
libertad, ello no comporta que su nueva situación de libertad en prisión –(al que se
otorga otro status de libertatis «modificado» (STC 2/1987, 57/1994, 35/1996) distinto
del ciudadano que está fuera de prisión)– no se integre dentro del ámbito del artículo 17
CE, y en consecuencia que las restricciones relevantes del mismo deben tener la
adecuada cobertura legal para poder limitar los derechos fundamentales del Capítulo
Segundo del Título Primero de la Constitución.

Siguiendo con la argumentación, cuando me obligan a meterme en un furgón, y me


trasladan cientos de kilómetros me están privando del espacio de libertad del que
dispongo al trasladarme coactivamente por resolución administrativa. Es evidente que
mi libertad está limitada por la normativa penitenciaria (donde debo estar en cada
momento y en que sitios no puedo situarme), pero cuando existe un exceso de límite, no
amparado por la ley, se me está obligando a hacer algo, con violencia, que no quiero,
hecho que integraría el tipo del delito de coacciones. Nada tendría que objetar si esta
resolución fuera ajustada a la normativa penitenciaria pues estoy dentro de la relación
de sujeción especial con la Administración penitenciaria, pero cuando esta se excede de
la legalidad y sin cobertura normativa me obligan a trasladarme cientos de kilómetros,
me están privando de mi espacio de libertad, por mínimo que sea, el de mi propia celda
del que disponía antes del traslado y de la libertad de decisión de no trasladarme.

5-Derecho a la libertad deambulatoria del art. 19 CE. Todo ciudadano tiene el


derecho fundamental de elegir libremente residencia y moverse libremente por el
territorio nacional. De la misma forma que el derecho a la libertad, es evidente que esta
libertad deambulatoria se encuentra limitada, en el caso del ciudadano preso, como
consecuencia del fallo condenatorio y de la pena impuesta. Sin embargo, un traslado
arbitrario, fuera de las condiciones y casos establecidos en la ley penitenciaria,
constituye una limitación adicional de este derecho que no encuentra justificación
alguna.

6-Derecho a la tutela judicial efectiva del art. 24.1 CE. En materia de intervención de
comunicaciones nos encontramos con una problemática similar. El Director puede
ordenar la intervención dando cuenta a posteriori al Juez de Vigilancia penitenciaria. La
diferencia radica en que si bien para los casos de intervención el secreto a las
comunicaciones es un derecho fundamental cuya limitación puede ser objeto por parte
de la autoridad administrativa con "dación de cuentas" posterior a la autoridad judicial,
en materia de traslados no parece claramente que exista un derecho fundamental
afectado; aunque como hemos reseñado anteriormente en nuestra opinión pueden
quedar afectados varios de ellos.

De ser esto así, en materia de derechos fundamentales si el Juzgado de Vigilancia se


limitase a la simple recepción de la comunicación y adoptase una actitud meramente
pasiva ante la restricción de este derecho fundamental del recluso, no estaría
dispensando la protección del derecho en la forma exigida por las mencionadas normas
(STC 175/1997 de 27 de octubre de 1997). Además, se exige, haciendo un paralelismo
con las exigencia de la intervención de comunicaciones, que el acuerdo del traslado se
comunique de forma inmediata y previa a la realización del traslado al Juez de
Vigilancia Penitenciaria, porque en caso contrario sería inexistente el control judicial.
En coherencia con la importancia que el TC otorga a la limitación de derechos
fundamentales, entendemos que la omisión de esta respuesta judicial consistiría en la
lesión del derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE).
No podemos olvidar que la voluntad del legislador en materia de intervención de
comunicaciones es similar en relación con el control judicial posterior en el sentido de
que el art. 51.1 y 5 LOGP permite que la intervención se realice por la administración
penitenciaria dando cuenta posteriormente al Juez de Vigilancia. El Tribunal
Constitucional entiende que la exigencia de que la cárcel ponga en conocimiento del
Juzgado de Vigilancia la intervención de la comunicación no solamente puede consistir
en la mera comunicación del órgano administrativo al judicial para conocimiento de
éste, sino que un verdadero control jurisdiccional de la medida efectuado a posteriori
necesita una resolución motivada.

Por todo ello entendemos que el traslado debería haber sido autorizado por el juez
de Vigilancia Penitenciaria, o en todo caso, es competente para declarar nulo de
pleno derecho el acuerdo administrativo por el que se ordena el traslado al centro
penitenciario de ..............

CUARTO. Desconozco si me encuentro incluido en el fichero de internos de especial


seguimiento. Si el apoyo normativo a esta medida de traslado de prisión es la
instrucción 21/96 que regula el FIES, debe dictarse una resolución judicial que impida
la aplicación de esta normativa en base al art. 6 LOPJ por vulnerar abiertamente el
principio de legalidad y de jerarquía normativa.

El fichero carece de la mínima apoyatura legal o reglamentaria (Autos del JVP de Madrid
núm. 3 de 22 de marzo de 1995; 14 de julio de 1995; 2 de noviembre de 1995). El FIES
crea un nuevo régimen de vida no previsto legal ni reglamentariamente. Tampoco está
previsto en alguna norma de revisión o abierta que pueda justificar su existencia. La
relación de sujeción especial se concreta en la Ley y en el Reglamento, a través de tres
grados de tratamiento (cerrado, ordinario y abierto). No puede admitirse una subespecie
de aquella relación, a modo de reduplicación de la sujeción, y por tanto, no puede haber
ninguna clasificación distinta de las previstas. Es más, la relación jurídica de sujeción
especial no puede prolongar la longa manus administrativa hasta este extremo.

Esta situación vulnera abiertamente el principio de legalidad, que en materia penal es el


principio rector y la garantía de los ciudadanos (STC 78/1984). Esta vulneración en la
fase de ejecución penal se concreta en la violación de varios preceptos constitucionales y
legales (CP y LOGP). Entre ellos cabe reseñar:
a) Art. 25.2. CE establece que el condenado a pena de prisión que estuviese cumpliendo
la misma gozará de los derechos fundamentales de este capítulo, a excepción de los que se
vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la
pena, y la Ley penitenciaria.
b) Art. 9.1 y 3 CE. Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la constitución
y al resto del ordenamiento jurídico. La Constitución garantiza el principio de legalidad,
la jerarquía normativa, la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los
poderes públicos.
c) Art. 3.2 CP. No podrá ejecutarse pena ni medida de seguridad en otra forma que la
prescrita por la Ley y Reglamentos que la desarrollan, ni con otras circunstancias o
accidentes que los expresados en su texto.
d) Según la Ley General Penitenciaria la actividad penitenciaria se desarrollará con las
garantías y dentro de los límites establecidos por ley, los Reglamentos y las Sentencias
judiciales. A este respecto el art. 3 LOGP señala que la actividad penitenciaria se ejercerá
respetando, en todo caso, la personalidad humana de los reclusos, y los derechos e
intereses jurídicos de los mismos no afectados por la condena, sin establecer diferencia
alguna por razón de raza, opiniones políticas, creencias religiosas, condición, o
cualesquiera otra circunstancia de análoga naturaleza.

Si el Reglamento no puede innovar la Ley, ni contradecirla, ni limitarla, ni modificarla, no


es jurídicamente posible que una Instrucción pueda hacerlo. Con arreglo al artículo 18 de
la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado de 26 de julio de 1957 y art.
21 LRJAP y PAC, las Circulares e Instrucciones sólo pueden referirse a la organización
interna de los servicios dependientes de los Subsecretarios y Directores Generales. Este
fichero, como señala el Juzgado de Vigilancia núm. 3 de Madrid en su Auto 8 de agosto
de 1994, “solamente puede tener eficacia ad intra de la propia administración
penitenciaria, sin repercusión, ni formal ni material en el régimen, y mucho menos en el
tratamiento penitenciario”. Este carácter interno es lo que justifica que la eficacia de las
Circulares e Instrucciones no esté condicionada a su publicación (art. 37.10 LRJAP y
PAC) como sucede con las leyes (art. 2.1 CC) y con las disposiciones administrativas (art.
52 LRJAP y PAC). Por ello, en la medida en que las repetidas Circulares pretendieran
alterar, matizar, o simplemente interpretar las disposiciones legales o reglamentarias de
alcance general, podrían incurrir en nulidad (art. 51 LRJAP y PAC), con mayor razón
cuando incidieran sobre materias que, como las penas, gozan en nuestro ordenamiento de
reserva de ley (vid. art. 26 LRJAE).

La Instrucción 21/1996, al regular los FIES, cumple todas las características que se exigen
para otorgarle una naturaleza jurídica de reglamento encubierto, ya que crea un régimen
nuevo, no previsto, ni en la Ley, ni en el Reglamento penitenciario. La Instrucción
constituye una auténtica regla imperativa nueva, una decisión de carácter general,
acompañada de ciertas medidas de aplicación. Puede decirse, con todo rigor, que impone
un determinado modus vivendi fuera de los estrictos confines de la relación de sujeción
especial, ya que crea una subespecie de dicha relación por cuyo efecto se somete a los
internos a sujeciones nuevas.
La relación de sujeción especial del interno en establecimiento penitenciario se concreta
en la LOGP y en el RP, y no puede admitirse un tratamiento distinto de la ejecución de la
privación de libertad sin una Ley Orgánica. Se trata de una exigencia del principio de
legalidad penal. La reserva de ley en materia penal se extiende a la forma en que se ha de
verificar la detención, la prisión y la ejecución de la privación de libertad.

Al tratarse de un auténtico reglamento encubierto, y no de una norma meramente interna


dirigida a los subordinados en la jerarquía administrativa, precisa una AUTORIZACION
LEGAL expresa para crearse, cosa que la Instrucción 21/1996 no posee, puesto que ha
sido dictada en virtud de la DT 4 del RP, y es una exigencia que las primitivas Circulares
que implantaron el FIES tampoco cumplían.

Las Circulares e Instrucciones en sentido propio, carecen de valor reglamentario. Son


meras normas internas que se dirigen a los subordinados en la jerarquía administrativa y
no pueden producir efectos externos, sino que agotan su eficacia en el interior del
"ordenamiento derivado" en que se producen. Esto significa:
a) Que no deben contradecir los principios que nutren el ordenamiento general del cual
se deriva el ordenamiento administrativo derivado o subordinado en que se producen.
Esto supone que no pueden innovar respecto de las leyes o reglamentos que interpretan,
desarrollan o suplen. En este caso crean respecto de la Ley Orgánica General
Penitenciaria y el Reglamento Penitenciario.
b) No poseen eficacia habilitante, esto es, no pueden crear "ex novo" potestades que
incidan sobre la esfera jurídica de terceros. Por ello no pueden vincular a particulares, y
tampoco a jueces y magistrados.
c) Lo que tampoco pueden hacer es contradecir los principios en que se basa el
ordenamiento constitucional, muy en concreto los que rigen la regulación del ejercicio de
derechos fundamentales y su limitación.

Por todo ello, son normas que no precisan su publicación en el BOE y no necesitan para
producirse una autorización legal distinta de la simple habilitación para emanar Circulares
e Instrucciones que se confiere al órgano administrativo.

Sin embargo, en no pocas ocasiones, las Circulares e Instrucciones encubren verdaderos


reglamentos, por lo que debe ser el contenido y el fin de la Circular o Instrucción el que
determine su auténtica naturaleza jurídica.

¿Cómo identificar cuándo una Instrucción o Circular encubre un reglamentos? Se han


dado tres notas en presencia de las cuales la Instrucción debe ser considerada de
naturaleza administrativa.
a) Se somete a sujeciones nuevas a los administrados.
b) Comportan una decisión de carácter general seguida de simples medidas de
aplicación.
c) Crean una nueva regla imperativa.
Aunque reúnan estas notas, si falta el requisito de publicación en el BOE la
jurisprudencia les niega el valor reglamentario pero no las anula. Sólo cuando es
imposible su acomodo, porque ha procedido a modificar el contenido de normas
superiores, violando el principio de jerarquía normativa, se declara la nulidad de la
misma.

En el seno de las relaciones de sujeción especial, se reconoce que la Instrucción o Circular


encubre un reglamento cuando pretende establecer determinados modos de vida fuera de
los estrictos confines de la relación de sujeción especial. Estas Circulares necesitan para
producirse una AUTORIZACIÓN LEGAL distinta de la simple habilitación para emanar
este tipo de normas, que se haya conferido a la autoridad administrativa competente.
Por tanto, estamos ante una norma nula de pleno derecho, al vulnerar el principio de
jerarquía normativa por carecer de habilitación legal (art. 62.2 LRJPAC) (auto AP Madrid,
sección 5ª 854/99).

QUINTO. Como medios de prueba se solicita que se aporten al Juzgado de Vigilancia


Penitenciaria las resoluciones administrativas, tanto la del Director o junta de tratamiento
del centro penitenciario, como la resolución del Centro Directivo, por la que se autoriza el
traslado.

En su virtud,
SUPLICO al Juzgado, que tenga por presentado este escrito y una vez admitido y
practicadas las diligencias que considere conveniente a fin de acreditar los motivos que
expongo, declare nulo el acuerdo de traslado, ordene a la Dirección General de
Instituciones Penitenciarias que me vuelvan a trasladar al Centro Penitenciario de.............,
desconociendo por inconstitucional y por contrario al principio de jerarquía normativa las
disposiciones reglamentarias (art. 31.2 y 31.3 RP) que regulan los traslados en el sentido
de que debe ser la autoridad judicial quien apruebe en última instancia los traslados, previa
propuesta del Centro Directivo para salvaguardar la limitación de derechos fundamentales..
Por último solicito que se deduzca testimonio al Juzgado de Guardia contra el Director del
centro penitenciario de .... y el responsable de la Dirección General de Instituciones
Penitenciarias que autorizó el traslado por un presunto delito de prevaricación y por uno de
coacciones, según los términos establecidos en las argumentaciones anteriormente
reseñadas.

OTROSÍ DIGO, que manifiesto la vulneración de los artículos 15,17, 25.2 y 39 de la


Constitución española y los artículos: 5 de la Declaración Universal de Derechos Humanos
de 10 de diciembre de 1948; artículos 7 y 3, respectivamente del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos de 19 de diciembre de 1966 y del Convenio Europeo para la
Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales de 4 de
noviembre de 1950; el artículo 31 de las Reglas Mínimas de Tratamiento de los Reclusos
adoptadas en 1955 por las Naciones Unidas; y, el artículo 37 de las Reglas Penitenciarias
Europeas adoptadas en la Recomedación (87) 3, de 12 de febrero de 1987 del Comité de
Ministros del Consejo de Europa. Todo ello, a fin de interponer Recurso de Amparo ante
el Tribunal Constitucional y ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.

En .........a .....de......de.......

5. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA PENITENCIARIA


POR LAS CONDICIONES DEL VEHICULO DE TRASLADO

5. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA PENITENCIARIA POR LAS


CONDICIONES DEL VEHICULO DE TRASLADO

Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.

AL JUZGADO
D/ña.......... interno/a en el Centro Penitenciario de ..... y cuyas demás circunstancias
personales ya constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado comparezco y
como mejor proceda en Derecho

DIGO

Que por medio del presente escrito vengo a interponer escrito de Queja por las
condiciones en las que se encuentra el vehículo en el que he sido trasladado. Por las
razones que a continuación se exponen considero que son absolutamente inhumanas y
degradantes para cualquier persona sin que deban estar permitidas por la administración
penitenciaria. Todo ello con base en las siguientes:

ALEGACIONES
PRIMERA. Que me hallaba interno en el Centro Penitenciario de..... y el día ..... fui
trasladado desde esa cárcel hasta el Centro Penitenciario de.... (relatar circunstancias
de lo sucedido y las condiciones en las que se hallaba el vehículo utilizado para
realizar el desplazamiento: luz, ventilación, espacios entre asientos, y ente estos y las
rejas de la celdilla, sensaciones, salidas al exterior, hacer un plano del mismo, etc.)

SEGUNDA. Que el art.36.1. RP establece que los traslados han de realizarse en unas
condiciones que respeten la dignidad y la seguridad de los presos. Cuando el traslado se
hace por carretera utilizando unos vehículos que carecen de las adecuadas medidas de
seguridad al no tener ventanas, carecer de luz, e ir los ocupantes esposados dentro de
unos estrechos compartimentos de hierro, se trata de una situación no sólo insalubre
sino extremadamente peligrosa en el supuesto de un accidente. Con ello la
Administración Penitenciaria incumple con el mandato legal de velar por la vida, la
integridad y la salud de los internos (art. 15 CE) al entregar a éstos a los cuerpos y
fuerzas de seguridad del Estado para que sean trasladados en vehículos cuyas
características no garantizan el modo en que es debido aquellos derechos (Auto AP
Bilbao de 31.12.1987); de esta forma se vulnera la prohibición constitucional a
someter a las personas a penas y tratos inhumanos y degradantes (art. 15 CE) (auto
JVP de Sevilla de 03.06.88), así como la regla 45 de las Reglas Mínimas para el
tratamiento de los reclusos (ONU 1973) en la que se prohibe terminantemente “el
traslado de detenidos, presos y penados en malas condiciones de ventilación o de luz, o
por cualquier medio que suponga un suponga un sufrimiento físico”. Esta situación se
trata de un duro sufrimiento, no sólo físico sino también psicológico: desorientación
espacial, angustia y ansiedad, claustrofobia, falta de ventilación, falta de luz...Sirva la
mención a las normas constitucionales vulneradas para un eventual recurso de amparo
ante el Tribunal Constitucional y el correspondiente ante TEDH.

También los arts. 4.2 a) del RP y 3.4 LOGP, sin repetir los antes mencionados, recogen
estos principios básicos de respeto a la salud, a la integridad física y moral, y a la
dignidad que merece cualquier ser humano. El hecho de que un preso se vea privado de
su libertad no implica que pueda ser tratado de cualquier manera faltándose a su
condición de persona como así está sucediendo en las conducciones en las que se hacen
los traslados.

En su virtud,

SUPLICO al Juzgado, tenga por presentado este escrito, lo admita y se sirva practicar
las diligencias de investigación que considere convenientes a fin de acreditar los
motivos que se exponen, ordenando a la Dirección General de Instituciones
Penitenciarias que paralice los traslados de presos que se llevan a cabo en los vehículos
de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado con las características anteriormente
reseñadas.
En ......... a..... de ..... de .....

6. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA POR


DENEGACION DE TRASLADO POR MEDIOS PROPIOS.

6. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA POR DENEGACION DE


TRASLADO POR MEDIOS PROPIOS. (Este escrito, dirigido al director, sirve como
petición para el traslado. También se puede utilizar dirigido al Juzgado de Vigilancia
para el caso en que el director no conteste en un breve plazo de tiempo)

Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.

AL JUZGADO

D/Dña........ interno/a en el Centro Penitenciario de ..... y cuyas demás circunstancias


personales ya constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado comparezco y
como mejor proceda en Derecho

DIGO

Que por medio del presente escrito vengo a interponer recurso de Queja por la
denegación de traslado por medios propios (o por cualquiera de los otros motivos que
hemos descrito en el encabezamiento: retraso en la contestación del director). Todo ello
con base en las siguientes

ALEGACIONES
PRIMERA. Que me encuentro interno en el Centro Penitenciario de....y estoy
clasificado en tercer grado (o segundo grado disfrutando de permisos ordinarios)
desde.....(hay que poner todos los permisos que se han disfrutado).
SEGUNDA. Que el día ..... debo desplazarme desde el Centro Penitenciario de.... hasta
la ciudad de .... (relatar los motivos del traslado y las razones que la cárcel expone
para denegarlo).

TERCERA. Que el art. 37.1 RP establece la posibilidad de que los internos realicen los
desplazamientos por sus medios propios y sin vigilancia, siempre que se hallen en tercer
grado, o en segundo disfrutando de permisos ordinarios. Yo me encuentro en esta misma
situación y, por consiguiente, no hay razón alguna para que se me deniegue tal
solicitud. Es más, el mismo artículo recoge el supuesto en que la persona deba
comparecer ante un Juzgado o Tribunal y en ese caso será la Administración quien
facultativamente podrá facilitar a los internos los billetes para el desplazamiento en el
medio de transporte adecuado.

Esta norma es objetiva, y por tanto no es interpretable. Por ello, una vez que se reúnan
los requisitos establecidos (tercer grado o segundo con permisos) no se puede denegar
este traslado. El fundamento último de una posible denegación sería la posibilidad de
fuga o quebrantamiento de condena. Ni una cosa ni otra es posible ya que si estoy en
régimen abierto (tercer grado) podría en cualquier momento no reintegrarme a la cárcel
hecho que nunca realizaré (Lo dicho también podría argumentarse si se está en segundo
grado pues la posibilidad de fuga existe durante una salida de permiso y de hecho nunca
ha ocurrido durante los XX permisos que he venido disfrutando).

En su virtud,

SUPLICO al Juzgado, tenga por presentado este escrito, lo admita y se sirva conceder
la autorización solicitada para realizar el día..... mi traslado por medios propios
ordenando al director de la cárcel o, en su caso, si fuese necesario, a la Dirección
General de Instituciones Penitenciarias lo necesario para llevarlo a cabo.

En ........ a..... de ..... de....

7. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA PENITENCIARIA POR


HABER ABONADO LOS GASTOS DEL TRASLADO DEL EQUIPAJE

Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.

AL JUZGADO
D/Dña........., interno/a en el Centro Penitenciario de .....y cuyas demás circunstancias
personales ya constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado comparezco y
como mejor proceda en Derecho

DIGO
Que por medio del presente escrito vengo a interponer escrito de Queja por haber tenido
que abonar los gastos del traslado del equipaje de prisión a prisión. Todo ello con base
en las siguientes:

ALEGACIONES
PRIMERA. Que me encontraba interno en el Centro Penitenciario de..... y el día .... fui
trasladado desde esa cárcel hasta el Centro Penitenciario de.... (relatar circunstancias
de lo sucedido).

SEGUNDA. Que la regla 50 de las Penitenciarias Europeas (anexo de la


Recomendación 87 del Comité de Ministros del consejo de Europa) establece que el
transporte de presos se hará a cargo de la administración, sin lugar a dudas esta regla se
extiende al equipaje y por tanto el la administración quien debe abonar tales gastos. De
ahí que el Auto del JVP de Castilla-León núm. 1 de 09.02.1995 señale que cuando a una
persona se le traslade forzosamente es la propia administración la que tiene que abonar
los gastos generados por el traslado del equipaje debido a la injusticia de la situación ya
que el traslado ha sido forzoso y sin atender a causas familiares.

En su virtud,

SUPLICO al Juzgado, tenga por presentado este escrito, lo admita y se sirva practicar
las diligencias que considere convenientes a fin de acreditar los motivos que se
exponen, procediéndose a la devolución de la cantidad desembolsada en concepto de
traslado de mi equipaje

En ....... a....... de ..... de....

8. SOLICITUD DE TESTIMONIO Y LIQUIDACION DE CONDENA

8. SOLICITUD DE TESTIMONIO Y LIQUIDACION DE CONDENA

Audiencia Provincial de......../o Juzgado de lo penal


Sección.......
Juzgado de Instrucción.........
Ejecutoria....

A LA SALA/ o Al JUZGADO
D/Dña......... interno/a en el Centro Penitenciario de ......... y cuyas demás circunstancias
personales ya constan en la causa arriba indicada, ante la Sala/Juzgado comparezco y
como mejor proceda en Derecho,

D I G O:

Que por medio del presente escrito vengo a solicitar el TESTIMONIO DE SENTENCIA Y
LA LIQUIDACION DE CONDENA toda vez que es necesario para mi clasificación
penitenciaria. De haber llegado podría disfrutar de los beneficios penitenciarios.

En su virtud,

SUPLICO a la Sala/o Juzgado, que teniendo por recibido este escrito mande al Centro
Penitenciario de ..........., testimonio y liquidación de la condena.

En.......a.....de......de.......

9.a RECURSO CONTRA LA CLASIFICACION INICIAL EN


SEGUNDO GRADO O REGRESION; SOLICITUD DEL
TERCERO.

9.a RECURSO CONTRA LA CLASIFICACION INICIAL EN SEGUNDO GRADO


O REGRESION; SOLICITUD DEL TERCERO.

Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.

AL JUZGADO
D/Dña.......,. interno/a en el Centro Penitenciario de......... y cuyas demás circunstancias
personales ya constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado respetuosamente
comparezco y como mejor proceda en Derecho,

DIGO:

Que por medio del presente escrito vengo a interponer RECURSO frente a la clasificación
en segundo grado penitenciario, solicitando el tercero con la aplicación de los artículos
(hay que poner cualquiera de las modalidades de tercer grado adaptados a cada caso en
particular (art. 162 -Centro de Inserción Social o sección abierta, art. 165 -Unidades
Dependientes-, art. 173 -Unidades de Madres-, art. 182 -Centros de rehabilitación
extrapenitenciarios). Todo ello, en base a las siguientes

ALEGACIONES
PRIMERA. Que llevo preso en el Centro Penitenciario de...... .............., desde hace ....
años.

SEGUNDA. Que llevo .... meses/años de cumplimiento. Para las tres cuartas partes me
quedan .... años (meses).

TERCERA. Que según estipula el artículo 65.2 LOGP "la progresión del tratamiento
dependerá de la modificación de aquellos sectores o razgos de la personalidad
directamente relacionados con la actividad delictiva; se manifestará en la conducta global
del interno, y entrañará un acrecentamiento de la confianza depositada en el mismo y la
atribución de responsabilidades cada vez más importantes que implicarán una mayor
libertad”.

CUARTA. Que respecto de las exigencias del artículo reseñado anteriormente, entiendo
que las he cumplido. Así:

a) No consumo de drogas (si es verdad y se puede acreditar mediante analíticas).


Es por ello importante acreditar procesos de rehabilitación realizados en la calle mediante
informes psicosociales, analíticas negativas, libro de familia, contratos y nóminas de
trabajo. Así como cualquier otro documento que acredite la normalización de vida.

Es importante también señalar si se estaba en algún programa terapéutico de rehabilitación


de toxicómanos o, en algún programa dentro de la prisión -si existe- a fin de pedir el art.
182 y salir a un centro de rehabilitación.

b) Destinos, tareas y cursos desempeñados.

c) Conducta, ausencia de partes, etc. (Respecto de los partes es importante indicar


que a los seis meses deben quedar cancelados las sanciones muy graves, a los tres las
graves y al mes las leves. Y, una vez canceladas las sanciones situarán al interno desde
el punto de vista penitenciario, en igual situación que si no las hubiese cometido).

d) Ocasiones que se ha salido de permiso y no se ha quebrantado.

QUINTA. Que indudablemente me sometería voluntariamente a los controles psicológicos


y de analíticas que el Juzgado estimase necesario para un exacto y eficaz cumplimiento del
tratamiento propuesto.

SEXTA. Cuento con los siguientes apoyos sociales en el exterior: (relatar la situación
familiar o de alguna asociación que se comprometa en el exterior). Este punto es de
vital importancia.
SEPTIMA. He de hacer especial mención del artículo 72.4 LOGP en el que se establece
que "en ningún caso se mantendrá a un interno en un grado inferior cuando por la
evolución de su tratamiento se haga merecedor a su progresión".

OCTAVA. Que los términos y conceptos utilizados por la Dirección General son
abstractos e imprecisos, (hay que poner los conceptos que utiliza la resolución: ej. falta
por consolidar factores positivos, no consolidación de variables en el proceso de
clasificación, etc.) que imposibilitan conocer en que se fundamenta la resolución. Las
fórmulas genéricas que se utilizan no sirven como suficiente motivación de la
resolución, pues se convierten en auténticos "cajones de sastre", en elásticos criterios de
decisión que justifican cualquier arbitrariedad. Además, al no conocer los factores que
hay que consolidar, ni como hacerlo, las resoluciones no se pueden atacar, ni impugnar
con fundamentos sólidos. Esta cuestión origina, por un lado, indefensión y, por otro,
situaciones que favorecen la arbitrariedad de la administración penitenciaria en su
intervención. Esto supone, en la casi totalidad de los casos, la vulneración del principio
de seguridad jurídica que exige que toda resolución quede fundamentada (principio de
taxatividad-principio de legalidad).

Cuando el Centro Directivo dicte una resolución de clasificación utilizando términos


amplísimos, carentes de contenido concreto y contradiciendo la propuesta de progresión
de grado (aunque esto puede extenderse a las de mantenimiento en grado) de la Junta de
Tratamiento de la cárcel, debe quedar concretado expresamente los fundamentos
legales, psicológicos, sociales, en que se basa para dictar su decisión. Estos tipos de
resoluciones vulneran el principio constitucional de la interdicción de la arbitrariedad de
los poderes públicos (art. 9.3 CE) -prohibición de que la administración actúe
arbitrariamente-, toda vez que el principio de interdicción de los poderes públicos aspira
a evitar que se traspasen los límites racionales de la discrecionalidad y se convierta ésta
en causa de decisiones no justificadas (STS, antigua Sala 40, de 19.5.1987). El objetivo
de este principio es que la actuación administrativa sirva con racionalidad a los intereses
generales (art. 103.1 CE) y, más específicamente, a que esa actuación venga inspirada
por las exigencias de los principios de buena administración (STS sala 30 de 11.6.1991).
No se trata tanto de prohibir actuaciones administrativas ilícitas, cuanto de la necesidad
por parte del poder público de justificar en cada momento su propia actuación (STS,
sala 30 de 17.04.1990).

En su virtud,

SUPLICO al Juzgado, que tenga por presentado este escrito y por formulado RECURSO
contra la clasificación en segundo grado, interesando la aprobación del tercero.

En ........a ..... de ...... de......

10. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA


PENITENCIARIA POR NO CONCEDER ENTREVISTAS, EN
UN PLAZO RAZONABLE, CON LOS PROFESIONALES DEL
EQUIPO TECNICO
10. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA PENITENCIARIA POR
NO CONCEDER ENTREVISTAS, EN UN PLAZO RAZONABLE, CON LOS
PROFESIONALES DEL EQUIPO TECNICO

Al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.

AL JUZGADO
D/Dña.........., interno/a en el Centro Penitenciario de ..... y cuyas demás circunstancias
personales ya constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado comparezco y
como mejor proceda

DIGO

Que por medio del presente escrito vengo a interponer escrito de Queja por no haberse
concedido la posibilidad de entrevistarme con los profesionales del Equipo técnico
(educador, psicólogo, trabajador social, jurista) del Centro Penitenciario de...,
entendiendo que se trata de una situación absolutamente injusta no debiendo estar
permitida por la administración penitenciaria. Todo ello con base en las siguientes

ALEGACIONES
PRIMERA. Que llevo desde (fecha) en el Centro Penitenciario de.... y desde que estoy
aquí, y tras haberlo solicitado insistentemente en varias ocasiones, no he podido
entrevistarme con ninguno de los profesionales que componen el Equipo Técnico de
esta cárcel. Entiendo que tales solicitudes se realizaron hace ya más de
.....dias/semanas/meses y ni el trabajador social, ni el psicólogo, jurista, educador... han
hablado conmigo en todo este tiempo (relatar las circunstancias de cada situación).

SEGUNDA. Que la fundamentación legal de este recurso se encuentra en el art.274 RP


que establece, entre otras de las funciones del Equipo Técnico: “b) el conocimiento
directo de los problemas y demandas que formulen los internos, d) Atender a peticiones
y quejas que le formulen los internos respecto a su clasificación, tratamiento o programa
de intervención g)... realizar las tareas de orientación y selección profesional, el
asesoramiento pedagógico o psicológico de la formación profesional, así como procurar,
mediante las técnicas adecuadas la integración personal y colectiva de los internos en le
trabajo y en la orientación laboral”. Igualmente el Equipo de Tratamiento también tiene
sus funciones recogidas en el art. 273 del RP y el Auto del JVP de Málaga de 04.11.93
hace alusión al funcionamiento del Equipo de Tratamiento que “debe ser efectivo,
debiendo visitar todos los miembros a los internos, no sólo el educador, para facilitar la
progresión penitenciaria y lograr la reinserción social”.
Fines reinserción... necesaria La individualización del tratamiento, es imposible
individualización si hay desconocimiento de la personalidad, carácter, necesidades,
carencias, inquietudes... de la persona presa. La única forma con la que se consigue ese
conocimiento por parte del Equipo Técnico y del de Tratamiento es mediante las
entrevistas personales con la persona. Estas entrevistas, además de aparecer como
obligaciones legales son fundamentales para conseguir los fines recogidos en la LOGP.

En su virtud,
SUPLICO al Juzgado, tenga por presentado este escrito, lo admita y se sirva practicar
las diligencias que considere convenientes a fin de acreditar los hechos que se exponen,
ordenando a los miembros del Equipo Técnico del Centro Penitenciario de..... que de
forma inmediata mantengan las entrevistas necesarias con D/Dña...... a fin de que sean
atendidas sus quejas y peticiones.

En .......... a...... de ..... de .....

9.b. RECURSO DE QUEJA CONTRA RESOLUCION


ADMINISTRATIVA DE REGRESION DE TERCER GRADO A
SEGUNDO

9.b. RECURSO DE QUEJA CONTRA RESOLUCION ADMINISTRATIVA DE


REGRESION DE TERCER GRADO A SEGUNDO. (Si se deniega hay que hacer otro
recurso idéntico que este pero diciendo que es de reforma. Si se desestima hay que pedir
abogado y procurador de turno de oficio para recurrir en apelación; además que se
suspenda el plazo para interponer el recurso hasta que designen el abogado).

Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.

AL JUZGADO
D/Dña. .......... interno/a en el Centro Penitenciario de..... y cuyas demás circunstancias
personales ya constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado respetuosamente
comparezco y como mejor proceda en Derecho,

DIGO

Que por medio del presente escrito vengo a interponer RECURSO contra la resolución de
la administración penitenciaria por la que se me regresa de tercer a segundo grado.. Todo
ello, en base a las siguientes
ALEGACIONES
PRIMERA.. Que me encontraba clasificado en tercer grado en el CIS ............. o sección
abierta del Centro Penitenciario de........ desde .... (poner fecha de aplicación del tercer
grado).

SEGUNDA. Que llevo .... años de cumplimiento de la condena.

TERCERA. Que cuento con los siguientes apoyos personales y sociales en el exterior:
(relatar la situación familiar o de alguna asociación que se comprometa en el
seguimiento).

CUARTA. Que estoy trabajando en la empresa ................ (adjuntar contrato y nóminas).

QUINTA. Hacer referencia al hecho que motivó la regresión (si fue una detención hay
que hacer referencia a lo que ocurrió y a la presunción de inocencia. Si fue algún
consumo de drogas hay que buscar algún centro/programa de rehabilitación (sea libre
de drogas en centro cerrado/ o tratamiento ambulatorio, incluso de reducción de riesgos
con metadona).

SEXTA. Que tengo plaza en el Centro de Rehabilitación ......... (adjuntar escrito de


admisión)

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO. La regresión en grado procederá cuando exista una evolución desfavorable en
el pronóstico de integración social, en la personalidad o en la conducta de la persona presa
(art. 65.3 LOGP y art. 106.3 RP). 

SEGUNDO. Para decidir algo tan serio como una regresión de grado habría que partir de
ciertas premisas (Auto 1192/98 AP Madrid sección 5ª de 19 de octubre de 1998): En primer
lugar ha de considerarse que en un sistema progresivo de cumplimiento de las penas la
progresión ha de ser la norma y la regresión la excepción, pues la primera está en la línea
principal del sistema penitenciario, mientras que la segunda está en una línea secundaria y
complementaria   que   tiende   a   corregir   los   errores   o   los   optimismos   excesivos   o   las
evaluaciones apriorísticas no respaldadas por la realidad. En segundo lugar la ejecución de la
pena se rige por la idea de sancionar todo lo necesario, pero solamente lo mínimo posible,
con el fin de conseguir los fines de la pena a un mínimo coste (principio de intervención
mínima del derecho penal que es extensible a la fase de ejecución).

TERCERO. (Hay que hacer referencia a los motivos por los que la cárcel te regresa de
grado):

1)  Si  es   por la  evolución   negativa   de  la  personalidad,  habría  que  pedir  al  juzgado  de
vigilancia que indicara las variables que la prisión adoptó para definir la personalidad. Para
ello hay que solicitar al juzgado de vigilancia:
- Que se oficie al Centro Penitenciario a fin de que aporten a este Tribunal los
siguientes DOCUMENTOS:

- Testimonio de los folios del protocolo de personalidad en el que conste:


- Diseño personalizado de tratamiento individualizado que se me ha propuesto
(art1 20.2 RP).
- El estudio científico del aspecto evolutivo de personalidad, del temperamento, del
carácter y, de las aptitudes y actitudes que han sido sometidas a tratamiento y, que por
ende, justificarían el eventual pronóstico negativo que el acuerdo del Centro Penitenciario
señala en su resolución.
- El diagnóstico de la personalidad criminal.
- El historial individual, familiar, social y delictivo.
- Las actividades de tratamiento a las que ha sido sometido.

b) Examen del médico forense, por el psicólogo y por el trabajador social,


adscritos al Juzgado/Tribunal (si los hubiera). En caso contrario, cualesquiera otros
que sean designados por el Tribunal. Este examen y posterior informe pericial deberá
contener los siguientes extremos:

- Existencia o no de psicopatologías y, en su caso, su trascendencia en la conducta


delictiva.
- Informe social y familiar (Trabajador social).
- (Reseñar todos aquellos elementos que cada caso concreto precisen).

2) Si es por un hecho concreto (consumo de drogas) habría que argumentar lo siguiente:
la evolución desfavorable de la conducta o en el pronóstico de integración social deben
analizarse desde un punto de vista global de toda la situación social, personal y penitenciaria
de la persona presa. A este respecto hay que dejar claro que la letra de la ley señala que se
trata de enjuiciar una conducta y no de hacer un pronóstico a partir de un dato o hecho sino
de todos los datos de que se dispone teniendo en cuenta que la integración social no puede
entenderse   en   el   sentido   ético   positivo   de   que   el   interno   asuma   los   valores   sociales
dominantes (no consumir ciertas drogas) sino en el jurídico negativo de que el penado no
vuelva a delinquir (Auto 1192/98 AP Madrid sección 5ª de 19 de octubre de 1998). 
De este examen de la conducta global habría que tener en consideración los trabajos que
he realizado, mi integración social y la propuesta que les hago del sometimiento con un
programa de deshabituación de drogas.

CUARTO. El hecho por el que me regresa de tercer a segundo grado merece un reproche
disciplinario, pero no la regresión de grado. 

En su virtud,

SUPLICO al Juzgado, que tenga por presentado este escrito y por interpuesto RECURSO
DE QUEJA contra la resolución de la administración penitenciaria de fecha ......... por el
que se me regresa a segundo grado.
OTROSI DIGO, que anuncio la vulneración del artículo 24 de la Constitución a los efectos
legales y procesales necesarios para la posible interposición del Recurso de Amparo ante el
Tribunal Constitucional.

En su virtud,

SUPLICO al Juzgado, que tenga por realizada la anterior manifestación en los términos
referidos.

En.......... a...... de..... de .....

10. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA


PENITENCIARIA POR NO CONCEDER ENTREVISTAS, EN
UN PLAZO RAZONABLE, CON LOS PROFESIONALES DEL
EQUIPO TECNICO

10. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA PENITENCIARIA POR


NO CONCEDER ENTREVISTAS, EN UN PLAZO RAZONABLE, CON LOS
PROFESIONALES DEL EQUIPO TECNICO

Al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.

AL JUZGADO
D/Dña.........., interno/a en el Centro Penitenciario de ..... y cuyas demás circunstancias
personales ya constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado comparezco y
como mejor proceda

DIGO

Que por medio del presente escrito vengo a interponer escrito de Queja por no haberse
concedido la posibilidad de entrevistarme con los profesionales del Equipo técnico
(educador, psicólogo, trabajador social, jurista) del Centro Penitenciario de...,
entendiendo que se trata de una situación absolutamente injusta no debiendo estar
permitida por la administración penitenciaria. Todo ello con base en las siguientes

ALEGACIONES
PRIMERA. Que llevo desde (fecha) en el Centro Penitenciario de.... y desde que estoy
aquí, y tras haberlo solicitado insistentemente en varias ocasiones, no he podido
entrevistarme con ninguno de los profesionales que componen el Equipo Técnico de
esta cárcel. Entiendo que tales solicitudes se realizaron hace ya más de
.....dias/semanas/meses y ni el trabajador social, ni el psicólogo, jurista, educador... han
hablado conmigo en todo este tiempo (relatar las circunstancias de cada situación).

SEGUNDA. Que la fundamentación legal de este recurso se encuentra en el art.274 RP


que establece, entre otras de las funciones del Equipo Técnico: “b) el conocimiento
directo de los problemas y demandas que formulen los internos, d) Atender a peticiones
y quejas que le formulen los internos respecto a su clasificación, tratamiento o programa
de intervención g)... realizar las tareas de orientación y selección profesional, el
asesoramiento pedagógico o psicológico de la formación profesional, así como procurar,
mediante las técnicas adecuadas la integración personal y colectiva de los internos en le
trabajo y en la orientación laboral”. Igualmente el Equipo de Tratamiento también tiene
sus funciones recogidas en el art. 273 del RP y el Auto del JVP de Málaga de 04.11.93
hace alusión al funcionamiento del Equipo de Tratamiento que “debe ser efectivo,
debiendo visitar todos los miembros a los internos, no sólo el educador, para facilitar la
progresión penitenciaria y lograr la reinserción social”.

Fines reinserción... necesaria La individualización del tratamiento, es imposible


individualización si hay desconocimiento de la personalidad, carácter, necesidades,
carencias, inquietudes... de la persona presa. La única forma con la que se consigue ese
conocimiento por parte del Equipo Técnico y del de Tratamiento es mediante las
entrevistas personales con la persona. Estas entrevistas, además de aparecer como
obligaciones legales son fundamentales para conseguir los fines recogidos en la LOGP.

En su virtud,
SUPLICO al Juzgado, tenga por presentado este escrito, lo admita y se sirva practicar
las diligencias que considere convenientes a fin de acreditar los hechos que se exponen,
ordenando a los miembros del Equipo Técnico del Centro Penitenciario de..... que de
forma inmediata mantengan las entrevistas necesarias con D/Dña...... a fin de que sean
atendidas sus quejas y peticiones.

En .......... a...... de ..... de .....

11. SOLICITUD DE CLASIFICACION DIRECTA EN TERCER


GRADO

11. SOLICITUD DE CLASIFICACION DIRECTA EN TERCER GRADO

AL SUBDIRECTOR DE
TRATAMIENTO
D/Dña. ......... interno/a en este Centro Penitenciario y, cuyas demás circunstancias
personales ya constan en mi expediente penitenciario, ante la Junta de Régimen
comparezco y como mejor proceda en Derecho,

DIGO

Que en base al artículo 104.3 del Reglamento Penitenciario que permite la clasificación
sin esperar DOS meses de observación y, tomando en consideración las circunstancias
excepcionales de rehabilitación y reinserción que concurran, vengo a SOLICITAR LA
CLASIFICACION EN TERCER GRADO en base a las siguientes

ALEGACIONES

PRIMERA. (Describir la situación personal –historia individual, social, laboral,


escolar); es importante en los casos de drogodependientes.

SEGUNDA. El proceso de recuperación personal, laboral y de estabilización y


normalización de vida a todos los efectos tal y como se acredita en los documentos que se
adjuntan.

TERCERA. El tiempo transcurrido entre la comisión del hecho y la ejecución de la


medida penal, habida cuenta de que las identidades entre el autor del hecho y el que ahora
acaba de ingresar en prisión son absolutamente diferentes. De modo que así se podría
hablar de "error en la persona". Hace ....años que ocurrieron los hechos.

CUARTA. Las exigencias contenidas en el mandato constitucional del artículo 25.2 sobre
la finalidad de reinserción de la pena.

QUINTA. Asimismo, adjuntamos los documentos acreditativos de los datos psicosociales


y laborales señalados a fin de que sirvan de apoyo al estudio científico que ustedes debe
realizar y, de esta manera, tengan los datos suficientes para una posible clasificación
solicitada en base a la normalización de su vida:

a)Informe psicosocial del psicólogo D. ...........

b) Copia del indulto presentado (en su caso).

c) Escrito de D. .., en el que se adjunta una copia del certificado de matrimonio de


D..

d) Documentos acreditativos de actividad laboral.

e) Documento donde se adjunta documentos acreditativos de su actividad laboral


posterior.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. La legislación penitenciaria establece tres grados penitenciarios, sin que sea
preciso pasar por cada uno de ellos, lo que significa que un penado puede ser clasificado
inicialmente en el segundo sin tener que pasar por el primero ni en el tercero sin tener que
pasar por el segundo (Art. 72.3 LOGP)
Segundo. El sistema penitenciario es un sistema progresivo, de forma que no cabe
mantener a un interno en un grado inferior cuando por la evolución de su tratamiento se
haga merecedor de su progresión.
Tercero. Uno de los rasgos más sobresalientes de la Ley Orgánica General Penitenciaria
es, en palabras de su exposición de motivos, la potenciación del régimen abierto.
Cuarto. El artículo 104.3 del Reglamento Penitenciario permite la clasificación sin esperar
DOS meses de observación y, tomando en consideración las circunstancias excepcionales
de rehabilitación y reinserción que concurran.

En su virtud,
SUPLICO al Subdirector de tratamiento, que tenga por presentado este escrito y por
SOLICITADA LA CLASIFICACION DEL TERCER GRADO penitenciario.

En....... a.... de....... de....

12. RECURSO CONTRA LA RESOLUCIÓN DE MANTENIMIENTO


EN SEGUNDO GRADO Y SOLICITUD DEL TERCERO SIN TENER
LA MITAD DE LA CONDENA CUMPLIDA.

Al Juzgado de vigilancia penitenciaria


Expediente num. (si se sabe)

AL JUZGADO

D/Dña......, interno/a en el Centro Penitenciario de..........., y cuyas demás


circunstancias personales ya constan en el expediente penitenciario que
obra en ese Juzgado, ante el Juzgado comparezco y como mejor proceda en
Derecho
DIGO

Que por medio del presente escrito vengo a INTERPONER RECURSO


contra la resolución del Centro Directivo por la que se mantiene en
segundo grado, solicitando el tercero. Todo ello, en base a las siguientes

ALEGACIONES

PRIMERA. Que ingresé en el centro penitenciario para cumplir la condena


el día … de ….de ….. (poner si te presentaste voluntariamente a cumplir
la pena; si no te acuerdas de algún dato solicítalo a través de una
instancia al subdirector de régimen).
SEGUNDA. Que estoy cumpliendo las siguientes penas …(poner la pena
o penas que se están cumpliendo)
TERCERA. Que llevo cumplido ... meses de la pena.
CUARTA. Que el motivo de denegación del tercer grado es que no llevo la
mitad de la pena cumplida. Pero el art. 36. 2 CP que “el juez de vigilancia
penitenciaria previo pronóstico individualizado y favorable de reinserción
social y valorando en su caso, las circunstancias personales del reo y la
evolución en el tratamiento reeducador, cuando no se trate de delitos de
terrorismo o cometidos en el seno de organizaciones criminales, podrá
acordar razonadamente, oídos el fiscal, instituciones penitenciarias y las
demás partes, la aplicación de régimen general de cumplimiento”.
QUINTA. Reúno las condiciones de evolución tratamental y pronóstico
favorables por lo siguiente (LEER TODAS ANTES DE ESCRIBIR Y
SOLAMENTE PONER AQUELLAS QUE TE BENEFICIEN Y
PUEDAS PROBAR):

1.- Llevo ….. meses de prisión (poner el tiempo de pena que se ha


cumplido).
2- Me presenté voluntariamente a cumplir la condena (ponerlo si fue
realmente así; tiene que constar en el expediente penitenciaria y se puede
pedir copia de que así fue a través de una instancia dirigida al
subdirector de régimen).
3- Desde que se inició este procedimiento no volví a ser detenido ni a
delinquir (ponerlo en caso de que fuese así, pues una persona puede estar
varios años, desde la detención hasta el inicio de cumplimiento de la
pena en libertad provisional y no haber delinquido; esto es muy
importante).
4- Asumo la responsabilidad por los hechos cometidos y soy
consciente del daño causado (para acreditarlo, no es suficiente con
escribirlo, sino que hay reflexionar sobre ello, hablar con el psicólogo de
la prisión, expresárselo, y si puedes escribir una carta a la víctima y a
sus familiares expresando el reconocimiento del daño y una petición de
perdón mejor. Se trata de escribir una carta desde lo que sientes y
mandarla al juzgado que te condenó para que se la haga llegar a la
víctima. Además se puede decir que te has presentado voluntariamente es
porque asumes el daño y quieres cumplir la condena. Es importante caer
en la cuenta de que reconocer el daño es de justicia, aunque ahora estés
sufriendo una condena más penosa que el daño que pudiste causar se
debe a que el estado ha aplicado sus normas, pero la víctima si que es un
ser inocente y daño existió).
5-He participado en las siguientes actividades (describir las
actividades y destino que se han tenido dentro de prisión).
6- No he tenido sanciones, o las que tengo están sin cancelar (poner
las sanciones y si se tiene los motivos, porque a veces los hechos de las
sanciones son sin importancia, no es lo mismo tener una sanción por
una pelea y apuñalar a otro, que por desobedecer a un funcionario; el
juez de vigilancia puede valorarlo de distinta manera).
7-Tengo una oferta de trabajo (adjuntar copia de una oferta o
promesa de trabajo).
8-Tengo plaza para un centro de rehabilitación de drogodependencias
(si estás interesado en que se te aplique el tercer grado art. 182; y poner
si antes de entrar en la cárcel ya hiciste algún programa –hay que
aportar algún informe que lo acredite), y una vez dentro si has
continuado con él, en ese caso hay que pedir al juez de vigilancia que
solicite los informes al programa terapéutico en el que estés dentro de
prisión).
9.-He disfrutado de permisos (poner cuantos y con quién).
10.- En libertad cuento con los siguientes apoyos … (describir la
familia y amigos y asociaciones de apoyo)
11.- He satisfecho la responsabilidad civil (hay que poner si has
pagado toda o parte y para ello es bueno quedarse con la copia de la
sentencia en la que eso se diga o los recibos de haber ingresado en el
banco el dinero, o se solicita al juez de vigilancia que lo pida al juez de lo
penal o audiencia provincial que te condenó; o si te han declarado
insolvente hay que hacer la misma solicitud través del juez de vigilancia
o a través de una instancia. Es muy positivo hacer una carta en la que te
comprometes a pagar, cuando tengas trabajo y estés en tercer grado,
poco a poco, la responsabilidad civil a la víctima. Y si reflexionas sobre
ello una carta de reconocimiento del daño o perdón por el delito)

QUINTA. (Solo ponerla si todas las penas de tu condena no son mayores


de cinco años, aunque sumadas todas los superen). El art. 36.2 CP
establece el término "pena", la cual deberá entenderse como entidad
individual, proporcional al injusto penal cometido y como reacción estatal
al mismo. No puede extenderse este mecanismo legal restrictivo del valor
superior de la libertad a supuestos no contemplados en la norma penal, o, si
se quiere, que supongan una interpretación extensiva del término “pena”,
otorgándola un contenido genérico de acumulación de penas inferiores a
cinco años. Si el legislador hubiera buscado la primera opción lo hubiera
expresado textualmente de idéntica forma a como lo hace la I 9/2003. La
interpretación contraria vulnera el principio de legalidad penal y una
Instrucción de un órgano administrativo no puede crear ni desarrollar
contenidos punitivos.
SEXTA. (Solo ponerla para el caso que el delito lo cometieses antes del 2
de julio de 2003, porque hay que conseguir que no se te aplique el
período de seguridad porque la LO 7/2003 no tiene que se irretroactivo
aunque algunos digan que si).
Señor Juez, además de todo lo dicho anteriormente, creo que la nueva
reforma no se me puede aplicar porque los hechos por los que estoy
condenado los cometí antes del 2 de julio de 2003 que es la fecha en que
entró en vigor la LO 7/2003. Ello por los siguientes motivos:
1. El art. 2.3 Cc establece el principio general de la irretroactividad de
las normas jurídicas, pero deja abierta la posibilidad de que la propia ley
disponga su eficacia retroactiva. En este sentido, la Disposición Transitoria
Única (LO 7/2003) establece la retroactividad los artículos 90 y 93.2 CP y
72.5 y 72.6 LOGP. No obstante, desde un punto de vista político criminal,
como las leyes penales contienen normas de conducta destinadas a regular
la convivencia social de futuro, el principio general debe ser que la ley
penal despliegue sus efectos a partir de su entrada en vigor. Ello unido a la
particular sensibilidad del Derecho penal hacia la certeza y seguridad
jurídicas (art. 9.3 CE) determina que en este ámbito del ordenamiento
jurídico el principio de irretroactividad debe regir con especial
escrupulosidad, sobre todo teniendo en cuenta que el mismo art. 9.3 C.E.
señala la irretroactividad de todo tipo de normas, aun cuando no sean
materialmente sancionadoras ni penales, en cuanto constituyan”restricción
de derechos individuales” (Cf. Más genéricamente art. 49 carta de los
Derechos Fundamentales de la Unión Europea). La excepción que deja
abierta el Código civil debe quedar vedada cuando se trate de fundamentar
o agravar la responsabilidad penal, bien con delitos o penas nuevas, bien
con la creación de situaciones jurídicas que impongan formas de
cumplimiento mas “penosas” que supongan una restricción de un bien
jurídico protegido constitucionalmente: la libertad. El período de seguridad
se llame, como se llame, supone la creación de una nueva pena no prevista
legalmente que prolonga en el tiempo la extensión de permanencia en
régimen ordinario.
Desde el punto de vista de la prevención general del derecho penal,
el período de seguridad debe ser irretroactivo. Su aplicación a quienes se
encuentran cumpliendo condena en el momento de su entrada en vigor es
ineficaz para prevenir delitos pues despliega sus efectos sobre hechos de
pasado.
Por otro lado, de considerarse retroactivo el período de seguridad la
seguridad jurídica en su vertiente del conocimiento de certeza de las
situaciones jurídicas y del despliegue de consecuencias punitivas para los
ciudadanos, quedaría, groseramente vulnerada. Los ciudadanos que en la
actualidad se encuentren cumpliendo una pena de prisión por conductas
concretas se sometieron, desde su inicio, a unas “reglas de juego”: conducta
tipificada en el Código penal, consecuencia jurídica en forma de pena de
prisión y la expectativa de salida en aplicación de un programa de
tratamiento individualizado, sin límite temporal alguno para el acceso al
régimen de semilibertad. La variación de cualquiera de estas posibilidades
atenta directamente a la seguridad jurídica y no genera ninguna expectativa
positiva de mejor regulación de la convivencia social. No se olvide que el
legislador se dirige al juez para que aplique el derecho con certidumbre
(función primaria de la norma), como a la población en general (función
secundaria de la norma) para que conozcan no sólo el desvalor jurídico de
la acción sino las eventuales consecuencias de su comportamiento, tanto en
lo que se refiere al quantum de condena, como a las condiciones de
ejecución de la misma.
Por tanto, las penas que se están cumpliendo cuando entró en vigor la
LO 7/2003 y que son consecuencia de la comisión de delitos cometidos
bajo unas premisas legales de descripción de conductas delictivas, una
consecuencias jurídicas, así como condiciones y formas de ejecución
concretas y determinadas en cuanto éstas afectan directamente a la libertad
como derecho fundamental (art. 17 CE) o, cuanto menos, como valor
superior del ordenamiento jurídico (art. 1 CE) hacen inaplicable
retroactivamente el período de seguridad.

2. La Disposición Transitoria única establece la retroactividad de los


art. 90 y 93.2 CP para acceder a la libertad condicional y 72.5 y 72.6
respecto de la clasificación o acceso al tercer grado. Esta norma concreta su
contenido: expresa esto y nada más; no es posible que los aplicadores de la
ley y los operadores jurídicos que intervienen en la fase de ejecución penal
hagan una interpretación extensiva de la norma, singularmente en cuando
supondría una quiebra del clásico principio juridico “Favorabilia
amplianda, sed odiosa restringenda”. La DT Única no hace ninguna
mención expresa al art. 36.2 que regula el período de seguridad; por ello
debe ser excluida la posibilidad de la retroactividad.
En esta misma línea argumental y desde una interpretación
sistemática de esta Disposición Transitoria, hay que tener en cuenta que
tampoco incluye el art. 93.3 CP (pérdida del tiempo pasado en libertad
condicional para el caso de quebrantamiento del art 90.2, precepto éste que
sí tiene carácter retroactivo según esta Disposición); y no lo incluye por
algo obvio: es absolutamente irretroactivo por el perjuicio que supone para
el reo por afección directa al bien jurídico “libertad”(como derecho
fundamental el art. 17 CE o como valor superior del ordenamiento jurídico
del art. 1CE), a la seguridad jurídica y al carácter preventivo que se otorga
a la norma penal como fundamentos de la irretroactividad. Dicho de otro
modo, los ciudadanos tienen que saber ante una determinada conducta, si es
delictiva o no, y si lo fuere, qué consecuencia jurídica conlleva (pena o
medida de seguridad), y cómo se va a ejecutar ésta (garantía de ejecución
en el principio de legalidad). Naturalmente, el ciudadano puede desconocer
ciertas normas de tipo interno y cuasi administrativo: tramitación de las
quejas, de los recursos, de las formas de registro en celda, de las normas de
la observación, de la fase de período, incluso de las formas de la práctica de
los cacheos etc...), pues éstas normas pueden no afectar directamente ni a la
libertad, ni a la seguridad jurídica (aunque se ven comprometidas), ni a la
futura prevención de delitos y por tanto pueden variarse y desplegar efectos
retroactivos. Pero es claro que el ciudadano tiene que conocer, en el caso
del art 93.3 CP, que si comete un delito y es condenado por ello, y se
encuentra en fase de libertad condicional, que si la quebranta se le revoca y
además pierde el tiempo de condena cumplida en este régimen. Lo que se
traduce en una pérdida de libertad mayor. Y saberlo es importante para la
prevención de quebrantamiento de la pena en fase de libertad condicional,
y por seguridad jurídica. Por ello, creo que es pacífica la argumentación
respecto de la irretroactividad del art. 93.3 CP
Los mismos argumentos para fundamentar la irretroactividad cabría
inferir del 36.2 CP; primero, porque no viene expresamente establecido en
al DT única al igual que el art. 93.3 CP. En segundo lugar, porque los
bienes jurídicos, valores, funciones y derechos que se pueden ver afectados
por la retroactividad son exactamente los mismos que los del art. 93.3 CP:
la libertad, la función preventiva de la norma y la seguridad jurídica, que
exigen que el ciudadano conozca, no sólo las conductas consideradas como
delictivas, sino también la consecuencia jurídica y su forma de
cumplimiento, no en cuanto a las normas adjetivas, sino en cuanto a su
contenido sustantivo: la libertad. Con ello, no es difícil probar, y ahí se
residencia explícitamente la intención de la reforma aprobada y su
hipotética eficacia en este orden que no es lo mismo que un ciudadano,
cuando cometa un delito, tenga la certeza de que no va a salir de prisión
hasta que lleve la mitad de la condena cumplida, que lo pueda hacer en
cualquier momento, incluso una semana después de ingresar. Imaginemos
que la reforma penal hubiera establecido en sus disposiciones que las penas
superiores a cinco años se deberían cumplir íntegramente en prisión, sin
posibilidad de acceso al régimen abierto y que además y cumplimiento
debería hacerse en régimen de aislamiento, ¿no seria considerado
abiertamente un fraude de etiquetas si se le otorgase el carácter de
retroactivo?, ¿Quién se atrevería a decir que esa norma es retroactiva y a
partir de la entrada en vigor todos los que actualmente cumplen penas
superiores a cinco años tendrían que ser ingresadas en el aislamiento?; creo
que nadie. A este respecto, el período de seguridad que introduce la LO
7/2003 y el supuesto ficticio que acabamos de referir, parten de idéntica
afección a los mismos bienes jurídicos: la libertad, la seguridad jurídica y el
mandato preventivo de la norma penal.
Por tanto, si la aplicación del art. 93.3 CP es irretroactiva, y también
lo es el supuesto hipotético que anteriormente hemos relatado,
necesariamente tiene que serlo también el art. 36.2 CP. De manera que nada
más que se puede aplicar a quienes cometan hechos delictivos a partir de la
entrada en vigor de la LO 7/2003, pues el 36.2 no viene expresamente
establecido en la DT Unica..

3. El art. 9.3 de la Constitución establece la irretroactividad de las


disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas derechos. No se
puede escapar a cualquier razonamiento lógico y coherente con una visión
sistemática de todo el ordenamiento jurídico penal que encontrarse
cumpliendo una pena de prisión respecto de la que puede salir en libertad
en un tiempo prudencial y que esta posibilidad/expectativa basada en la
seguridad jurídica que genera la legalidad concreta, sea de imposible
cumplimiento por la aplicación retroactiva del período de seguridad, genera
un perjuicio, restringe un derecho –libertad o valor superior del
ordenamiento jurídico- y supone una sanción no favorable desde el punto
de vista de la consecuencia que despliega.

El informe del CGPJ entiende que se trata de una retroactividad


impropia, porque despliega efectos hacia futuro respecto de situaciones
jurídicas aún no consolidadas. A este respecto cabe argumentar que sin
duda despliega efectos hacia futuro pues las personas están cumpliendo
condena, pero la imposibilidad de acceder al régimen abierto en un tiempo
delimitado que al comenzar el cumplimiento y el tratamiento
individualizado no existía, supone un claro y grave perjuicio, en cuya base
está el valor superior de la libertad –art. 1 CE-. La presencia de la
protección constitucional de este valor o derecho hace su aplicación
irretroactiva. Por otro lado, con el respeto obvio que merece toda
interpretación constitucional, introducir una clase nueva de irretroactividad,
más allá de la auténtica, supone la creación de un nuevo género de
irretroactividad, de dudosa justificación, si lo que está en juego es la
libertad y su perjuicio, derechos y valores protegidos constitucionalmente.
De idéntica forma y para hacer una interpretación global del ordenamiento
penal, el Tribunal Constitucional establece que no caben situaciones
intermedias entre la detención y la libertad, anulando cualquier efecto a una
tercera figura creada por la policía: “retención” policial; o se está detenido
y por tanto se aplican todos los derechos del art. 520 L.E.Cr. o se está libre.
Similar argumentación cabría señalar par el tema que nos ocupa: si está en
juego la libertad, la seguridad jurídica y la función preventiva del derecho
penal, una norma o es retroactiva o no lo es en función del perjuicio que
causa al reo; de ninguna manera se pueden crear nuevas figuras para
justificar lo injustificable desde el punto de vista constitucional.

4. En una interpretación gramatical de la Disposición Transitoria


Única no se puede inferir la aplicación retroactiva del período de seguridad.
La única duda es si se puede aducir la retroactividad partiendo del art. 72.5
CP cuando establece: “La clasificación o progresión al tercer grado de
tratamiento, requerirá, además de los requisitos previstos en el Código
penal, que el penado haya satisfecho la responsabilidad civil derivada del
delito...”. ¿puede suponer esta referencia a “ requisitos previstos en el
Código penal” la introducción del art 36.2 CP en la D.T única?. En mi
opinión, de ninguna manera. La retroactividad de las normas que restringen
derechos tiene rango constitucional (art. 9.3 y 25 CE), afecta a valores
superiores del ordenamiento jurídico: la libertad, la seguridad jurídica y
hasta la función preventiva de la norma penal. Estos valores afectados
gozan de tanta importancia/protección en el ordenamiento jurídico penal
que no pueden ser hurtados ni por un legislador que por dudosas cuestiones
de política criminal intenta crear confusión jurídica, ni por una norma de
referencia o remisión a un artículo del código penal. Con base a una
interpretación unitaria del ordenamiento jurídico en el que estén afectados
la libertad y la seguridad jurídica, hemos de hacer referencia explicita a la
importancia y garantía que se despliega en la protección de esos valores por
las resoluciones del Tribunal Constitucional en otros ámbitos penales: la
motivación de las resoluciones y la prisión preventiva:
a.- Existen supuestos en los que se exige un específico y reforzado
deber de motivación de las resoluciones judiciales, entre las que cabe citar
aquellos en que se ven afectados otros derechos fundamentales o libertades
públicas o en que se incide de alguna manera sobre la libertad como valor
superior del ordenamiento jurídico (STC 116/1998, 2.6 FJ 4).
b.- En cuanto a la excepcionalidad de la prisión preventiva: “por ello
la interpretación y aplicación de las normas reguladoras de la prisión
provisional “deben hacerse con carácter restrictivo y a favor del derecho
fundamental a la libertad que tales normas restringen. Por ello, en caso de
duda, hay que optar por la Ley más favorable o sea, la menos restrictiva
(STC 88/1988, de 9 de mayo). Y las resoluciones deben venir apoyadas en
razones que permitan conocer cuales han sido los criterios jurídicos
esenciales fundamentadores de la decisión, cuál ha sido su ratio decidiendo
(214/2000 FJ.4).
Estas dos reseñas nos sirven para explicitar la especialísima
protección que el ordenamiento penal otorga a la libertad y a la seguridad
jurídica, y que nos lleva a concluir que no pueden verse afectadas por
aplicación retroactiva de leyes penales (art. 72.5 LOGP) por una remisión
genérica a un artículo del Código penal (36.2 CP). La especial protección
hubiese requerido una remisión expresa, clara y motivada en la exposición
de motivos al art. 36.2 CP, tal y como se ha hecho con el 90 y 93.2 CP. En
el ordenamiento penal no caben interpretaciones extensivas de las normas
en cuanto a perjudiquen al reo, y estén afectados los valores superiores de
la libertad y de la seguridad jurídica.

5. En otro orden de argumentos, la expresión “además de los


requisitos previstos en el Código penal”, es más una aclaración necesaria
de la propia redacción del art.. 72.5 CP. Si se omite las expresiones objeto
de debate, la redacción de la DT Única quedaría de la siguiente forma: “la
clasificación o progresión al tercer grado de tratamiento requerirá (…) que
el penado haya satisfecho la responsabilidad civil derivada del delito ...”.
Nótese por el lector, que si se suprime la expresión objeto de análisis, la
formulación legal es errónea, porque la clasificación en tercer grado
requiere el pago de la responsabilidad civil, pero no sólo. Por tanto, para
completar la definición legal tiene que introducir algo tan obvio como
necesario: “además del requisito exigido en el código penal”. Por ello, esta
expresión no quiere introducir el período de seguridad a efectos de
retroactividad, lo que quiere es completar la definición legal de los
requisitos de acceso al tercer grado, pues no hay otra posibilidad de
formulación normativa completa. Pero el único elemento que introduce
realmente el art. 72.5 LOGP es sólo y únicamente la satisfacción de la
responsabilidad civil el pago de la responsabilidad civil.

6.- En la Exposición de Motivos de la LO 7/2003, que es expresión de


la voluntad y razones de la reforma, delimita claramente los delitos a los
que va dirigida: “la sociedad demanda una protección más eficaz frente a
las formas de delincuencia más graves, en concreto, los delitos de
terrorismo, los procedentes del crimen organizado y los que revisten una
especial peligrosidad. Contextualizada la reforma en estos delitos, no cabe,
en principio, extender la aplicación retroactiva a otros delitos castigados
con penas superiores a cinco años, que no sean los expresamente definidos
en esa exposición de motivos.

7. El informe del Consejo General del Poder Judicial informa en


sentido favorable a aplicar la retroactividad del período de seguridad
argumentando que el principio de legalidad en la fase de ejecución no exige
la promulgación de leyes anteriores como se establece para el principio de
garantía criminal y penal de los art. 1 y 2 CP. Pero el legislador penal,
cuando establece en el art. 3... “no podrá ejecutarse pena ni medida de
seguridad sino en virtud de sentencia firme dictada por el juez o tribunal
competente, de acuerdo con leyes procesales”, no hace referencia a las
leyes promulgadas con anterioridad por cuestión meramente legal/práctica,
pensando en las modificaciones de procedimiento de ejecución que
lógicamente deben aplicarse por igual a todos los que están cumpliendo
condena. Recordemos que en materia procesal rige el principio “tempus
regit actum”, es decir, las leyes procesales han de aplicarse a los actos
procesales que se desarrollen o efectúan a partir de la entrada en vigor de la
nueva ley, con independencia de la ley procesal vigente en el momento de
la comisión del delito. Es por todo ello, por lo que el legislador penal en su
art. 3, no puede hablar de leyes procesales anteriores a la perpetración de
delito, pero no porque exista una auténtica fase de ejecución penal, distinta
a las fases de instrucción y enjuiciamiento, en la que la retroactividad es
posible.
A este respecto, la doctrina discute si la regla “tempus regit actum”
tiene que regir con carácter absoluto para todas las leyes procesales; su
aplicación no ofrece dudas con relación a las leyes procesales propiamente
dichas, es decir aquellas que se refieren al mero desarrollo formal del
proceso y competencia de los tribunales. Pero existen otras leyes procesales
que, al exigir determinados presupuestos para la persecución y castigo de
los hechos, determinan también efectos materiales decisivos, por los que
cabe plantear la cuestión de si a las mismas les será aplicable la prohibición
de retroactividad con referencia a la regla “tempus delicti comissi” (tiempo
de comisión del delito) y no a la regla “tempus regit actum”. Entre estas
leyes procesales penales se incluyen por la doctrina las relativas al indulto,
a la querella o denuncia, la prescripción; y no cabe duda que se puede
incorporar a este elenco las leyes de ejecución que tienen que ver con la
imposición de límites temporales que afectan a la libertad, tal y como
establece el período de seguridad del art. 36.2 CP
El legislador penal, cuando redacta el art. 3 CP, está pensando en las
normas de proceso, pero de ninguna manera en normas de ejecución que,
por su ubicación en el Código penal (art. 36.2 CP), dejan de ser procesales
para tener el contenido sustantivo de “quamtum” de pena; de ahí que su
ubicación sistemática se encuentra en el art. 36.2 del código penal en el que
se establece la extensión de la pena de prisión. Por ello, la norma del 36.2
no es de ejecución strictu sensu, sino sustantiva en cuanto fija cantidad de
pena a cumplir en régimen ordinario, dicho de otra forma, cantidad de pena
que no permite salir en semilibertad, estando por tanto afectado este valor
superior del ordenamiento jurídico y por tanto siendo aplicable los art. 25 y
9.3 de la Constitución.

En su virtud,
SUPLICO al Juzgado, que tenga por presentado este escrito y por
formalizado Recurso contra la resolución del Centro Directivo y solicito que se
aplique el tercer grado por aplicación del régimen general de cumplimiento
suprimiéndome el requisito del período de seguridad (mitad de la condena).
.......a......de.....de......

12.a. RECURSO CONTRA LA REGRESION DE GRADO PORQUE


APAREZCA UNA PENA SUPERIOR A CINCO AÑOS Y
SOLICITUD DEL RÉGIMEN GENERAL DE CUMPLIMIENTO
DEL ART. 36.2 CP SI YA SE ESTABA EN TERCER GRADO

Al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria


Expediente num. (si se sabe)

AL JUZGADO

D/Dña......, interno/a en el Centro Penitenciario de..........., y cuyas demás


circunstancias personales ya constan en el expediente penitenciario que
obra en ese Juzgado, ante el Juzgado comparezco y como mejor proceda en
Derecho
DIGO

Que por medio del presente escrito vengo a INTERPONER RECURSO


contra la resolución del Centro Directivo por la que se me regresa a
segundo grado porque ha aparecido una pena superior a cinco años. Todo
ello, en base a las siguientes

ALEGACIONES

PRIMERA. Que ingresé en el centro penitenciario para cumplir la condena


el día … de ….de ….. (poner si te presentaste voluntariamente a cumplir
la pena;).
SEGUNDA. Que estoy cumpliendo las siguientes penas …(poner la pena
o penas que se están cumpliendo)
TERCERA. Que llevo cumplido ... meses de la pena y que me clasificaron
en tercer grado el día ….
CUARTA. Que el motivo de la regresión es que se hizo ejecutoria una pena
superior a cinco años (o con esta nueva la condena ya supera los cinco
años). Pero el Juez de vigilancia puede aplicar el art. 36. 2 CP que “el juez
de vigilancia penitenciaria previo pronóstico individualizado y favorable de
reinserción social y valorando en su caso, las circunstancias personales del
reo y la evolución en el tratamiento reeducador, cuando no se trate de
delitos de terrorismo o cometidos en el seno de organizaciones criminales,
podrá acordar razonadamente, oídos el fiscal, instituciones penitenciarias y
las demás partes, la aplicación de régimen general de cumplimiento”.
QUINTA. Reúno las condiciones de evolución tratamental y pronóstico
favorables por lo siguiente (LEER TODAS ANTES DE ESCRIBIR Y
SOLAMENTE PONER AQUELLAS QUE TE BENEFICIEN Y
PUEDAS PROBAR):

1.- Llevo ….. meses en tercer grado (poner el tiempo de pena que se
ha cumplido).
2- Me presenté voluntariamente a cumplir la condena (ponerlo si fue
realmente así; tiene que constar en el expediente penitenciaria y se puede
pedir copia de que así fue a través de una instancia dirigida al
subdirector de régimen).
3- Desde que se inició este procedimiento y desde que estoy en tercer
no volví a ser detenido ni a delinquir (ponerlo en caso de que fuese así,
pues una persona puede estar varios años, desde la detención hasta el
inicio de cumplimiento de la pena en libertad provisional y no haber
delinquido; esto es muy importante).
4- Asumo la responsabilidad por los hechos cometidos y soy
consciente del daño causado (para acreditarlo, no es suficiente con
escribirlo, sino que hay reflexionar sobre ello, hablar con el psicólogo de
la prisión, expresárselo, y si se puede escribir una carta a la víctima y a
sus familiares expresando el reconocimiento del daño y una petición de
perdón; Además se puede decir que te has presentado voluntariamente es
porque asumes el daño y quieres cumplir la condena. Es importante caer
en la cuenta de que reconocer el daño es de justicia, aunque ahora estés
sufriendo una condena más penosa que el daño que pudiste causar se
debe a que el estado ha aplicado sus normas, pero la víctima si que es un
ser inocente y daño existió).
5-He participado en las siguientes actividades (describir las
actividades y destino que se han tenido dentro de prisión).
6- No he tenido sanciones, o las que tengo están sin cancelar (poner
las sanciones y si se tiene los motivos, porque a veces los hechos de las
sanciones son sin importancia, no es lo mismo tener una sanción por
una pelea y apuñalar a otro, que por desobedecer a un funcionario; el
juez de vigilancia puede valorarlo de distinta manera).
7- Llevo trabajando en la empresa …. (poner el tiempo y aportar
nómicas y un informe de conducta del jefe de la empresa).
8-Si estuvieses en un centro de rehabilitación de drogodependientes
hay que aportar informes que lo acrediten y la buena evolución en el
tratamiento.
9.-He disfrutado de permisos (poner cuantos en segundo grado y en
tercro).
10.- Estoy viviendo con mi familiar … (describir la familia y amigos
y asociaciones de apoyo)
11.- He satisfecho la responsabilidad civil (hay que poner si has
pagado toda o parte y para ello es bueno quedarse con la copia de la
sentencia en la que eso se diga o los recibos de haber ingresado en el
banco el dinero, o se solicita al juez de vigilancia que lo pida; o si te han
declarado insolvente lo mismo: copia de la sentencia en que eso se diga;
y es bueno hacer una carta en la que te comprometes a pagar, cuando
tengas trabajo y estés en tercer grado, poco a poco, la responsabilidad
civil a la víctima)
SEXTA. (Solo ponerla para el caso que el delito lo cometieses antes del 2
de julio de 2003, porque hay que conseguir que no se te aplique el
período de seguridad porque la LO 7/2003 no tiene que se irretroactivo
aunque algunos digan que si).Señor Juez, además de todo lo dicho
anteriormente, creo que la nueva reforma no se me puede aplicar porque los
hechos por los que estoy condenado los cometí antes del 2 de julio de 2003
que es la fecha en que entró en vigor la LO 7/2003. Ello por los siguientes
motivos (poner los mismos motivos que los del modelo num ….. que haga
referencia a este apartado).:

En su virtud,
SUPLICO al Juzgado, que tenga por presentado este escrito y por
formalizado Recurso contra la resolución del Centro Directivo y solicito que se
aplique el tercer grado por aplicación del régimen general de cumplimiento
suprimiendo el requisito del período de seguridad (mitad de la condena).
.......a......de.....de......

12.b SOLICITUD AL JUZGADO O TRIBUNAL SENTENCIADOR


PARA QUE AUTORICE LA EJECUCION DEL TERCER
GRADO APROBADO POR EL JUEZ DE VIGILANCIA
PENITENCIARIA HASTA QUE RESUELVA EL RECURSO DE
APELACION INTERPUESTO POR EL FISCAL

12.b SOLICITUD AL JUZGADO O TRIBUNAL SENTENCIADOR


PARA QUE AUTORICE LA EJECUCION DEL TERCER GRADO
APROBADO POR EL JUEZ DE VIGILANCIA PENITENCIARIA
HASTA QUE RESUELVA EL RECURSO DE APELACION
INTERPUESTO POR EL FISCAL

(hay que averiguar que órgano judicial es el que te condenó; si tienes


dudas echa una instancia al subdirector de régimen para que te
informen).
Audiencia provincial de….(Juzgado de lo penal de … num ….)
Sección….

A LA SALA / JUZGADO DE LO PENAL (poner lo que corresponda)

D/Dña......, interno/a en el Centro Penitenciario de..........., y cuyas


demás circunstancias personales ya constan en la causa arriba referenciada
ante el Juzgado (o la Sala) comparezco y como mejor proceda en Derecho

DIGO

Que por medio del presente escrito vengo a solicitar que se pronuncie sobre
la suspensión de la ejecución del tercer grado concedido por el juez de
vigilancia penitenciaria pero recurrido en apelación por el fiscal, en el
sentido de que pueda comenzar a disfrutarlo. Ello en base a las siguientes

ALEGACIONES

PRIMERA. El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria num. de …… aprobó


la progresión a tercer grado modalidad …… en case a los siguientes
argumentos: (Poner los argumentos del auto del Juez de Vigilancia que
hagan más fuerza en la concesión del tercer grado):
SEGUNDA. Reúno las condiciones de evolución tratamental y pronóstico
favorables por lo siguiente (LEER TODAS ANTES DE ESCRIBIR Y
SOLAMENTE PONER AQUELLAS QUE TE BENEFICIEN Y
PUEDAS PROBAR):

1.- Llevo ….. meses en tercer grado (poner el tiempo de pena que se
ha cumplido).
2- Me presenté voluntariamente a cumplir la condena (ponerlo si fue
realmente así; tiene que constar en el expediente penitenciaria y se puede
pedir copia de que así fue a través de una instancia dirigida al
subdirector de régimen).
3- Desde que se inició este procedimiento y desde que estoy en tercer
no volví a ser detenido ni a delinquir (ponerlo en caso de que fuese así,
pues una persona puede estar varios años, desde la detención hasta el
inicio de cumplimiento de la pena en libertad provisional y no haber
delinquido; esto es muy importante).
4- Asumo la responsabilidad por los hechos cometidos y soy
consciente del daño causado (para acreditarlo, no es suficiente con
escribirlo, sino que hay reflexionar sobre ello, hablar con el psicólogo de
la prisión, expresárselo, y si se puede escribir una carta a la víctima y a
sus familiares expresando el reconocimiento del daño y una petición de
perdón; Además se puede decir que te has presentado voluntariamente es
porque asumes el daño y quieres cumplir la condena. Es importante caer
en la cuenta de que reconocer el daño es de justicia, aunque ahora estés
sufriendo una condena más penosa que el daño que pudiste causar se
debe a que el estado ha aplicado sus normas, pero la víctima si que es un
ser inocente y daño existió).
5-He participado en las siguientes actividades (describir las
actividades y destino que se han tenido dentro de prisión).
6- No he tenido sanciones, o las que tengo están sin cancelar (poner
las sanciones y si se tiene los motivos, porque a veces los hechos de las
sanciones son sin importancia, no es lo mismo tener una sanción por
una pelea y apuñalar a otro, que por desobedecer a un funcionario; el
juez de vigilancia puede valorarlo de distinta manera).
7- Llevo trabajando en la empresa …. (poner el tiempo y aportar
nómicas y un informe de conducta del jefe de la empresa).
8-Si estuvieses en un centro de rehabilitación de drogodependientes
hay que aportar informes que lo acrediten y la buena evolución en el
tratamiento.
9.-He disfrutado de permisos (poner cuantos en segundo grado y en
tercro).
10.- Estoy viviendo con mi familiar … (describir la familia y amigos
y asociaciones de apoyo)
11.- He satisfecho la responsabilidad civil (hay que poner si has
pagado toda o parte y para ello es bueno quedarse con la copia de la
sentencia en la que eso se diga o los recibos de haber ingresado en el
banco el dinero, o se solicita al juez de vigilancia que lo pida; o si te han
declarado insolvente lo mismo: copia de la sentencia en que eso se diga;
y es bueno hacer una carta en la que te comprometes a pagar, cuando
tengas trabajo y estés en tercer grado, poco a poco, la responsabilidad
civil a la víctima)
TERCERA. Que por no salir en tercer grado, puedo perder la promesa de
trabajo. Además, de salir, puedo demostrar hasta que esta sala resuelva que
viviré sin delinquir y trabajando honradamente. De lo contrario no se lo
podré demostrar.
QUINTA. (Solo ponerla en caso de que el tercer grado sea el de carácter
restringido). Que la Disposición adicional 5ª de la LO 6/1985, de 1 de
julio, con la finalidad de establecer el efecto suspensivo de la interposición
del recurso de apelación interpuesto por el fiscal contra la resolución del
juez de vigilancia penitenciaria que se refiera a clasificación de penados o
concesión de libertad condicional y que pueda dar lugar a la excarcelación
del interno, siempre que se trate de delitos graves, hasta que al Audiencia
Provincial o la Audiencia Nacional resuelva sobre el contenido del recurso
o se pronuncie sobre la suspensión. Los recursos de apelación se
tramitarán con carácter preferente y urgente.”
El texto legal establece dos requisitos para que el recurso de
apelación tenga efectos suspensivos:
1.-Que el tercer grado o la libertad condicional supongan la
excarcelación del penado. Ello supone que el recurso contra el auto la
concesión del tercer grado régimen restringido del art. 82 RP, no debiera
tener efectos suspensivos. El término excarcelación se tiene que interpretar
desde el punto de vista gramatical para salvaguardar el principio de
legalidad. Ello supone que solamente tendrán efectos suspensivos las
resoluciones de tercer grado cuyo régimen de vida esté basado, con carácter
prioritario, en la libertad. Por ello, las resoluciones que concediesen el
régimen restringido, cuyo régimen de vida se basa principalmente en la
permanencia dentro de la prisión, no pueden ser objeto de suspensión, sino
se tiene que ejecutar inmediatamente.
2.-Que se trate de delitos graves, lo que exige que tenga una pena
superior a tres años de prisión, aunque el proyecto de ley de reforma del
código penal otorga la consideración de delito grave a los que tengan penas
superiores a cinco años de prisión (cuando entre en vigor la reforma del
código penal si se eleva a cinco años de pena para considerar el delito
grave, solamente podrán tener efectos suspensivos los delitos cuyas penas
excedan de cinco años y no las demás: Si tiene efectos retroactivos esta
norma de suspensión del tercer grado, obviamente lo tiene que tener en
toda su extensión, es decir, solamente para los delitos cuyas penas
excedan de cinco años).

En su virtud,
SUPLICO al Juzgado (o la Sala), que tenga por presentado este escrito y por
solicitado que este tribunal se manifieste sobre la ejecución del tercer grado y
lo apruebe con carácter de urgencia hasta que resuelva definitivamente el
recurso de apelación interpuesto por el ministerio fiscal.

.......a......de....

13. ESCRITO SOLICITANDO EL DESISTIMIENTO DEL RECURSO


DE CASACION

13. ESCRITO SOLICITANDO EL DESISTIMIENTO DEL RECURSO DE


CASACION

TRIBUNAL SUPREMO
Sala Segunda
Secretaría .....
Audiencia Provincial de .........
Sección ........
Juzgado de Instrucción núm.
Causa .../...

A
LA SALA

D/Dña..... interno/a en el Centro Penitenciario de........., cuyas demás circunstancias


personales ya constan en la causa arriba indicada, ante la Sala Segunda comparezco y
como mejor proceda en Derecho,

DIGO

Que con arreglo a lo dispuesto en el artículo 861 bis c), vengo a desistir del Recurso de
Casación interpuesto en su día contra la sentencia arriba referenciada. Todo ello, en base a
las siguientes

ALEGACIONES

(Hay que exponer las razones). Entre ellas, que pueden ser muy variadas, pueden
estar:

PRIMERA. La necesidad de que la sentencia sea firma para poder ser clasificado y
disfrutar de los permisos y beneficios penitenciarios.

SEGUNDA. Necesidad de tener la libertad condicional del artículo 92CP y legalmente no


se puede hacer porque aún no se está clasificado al no ser esta causa firme.

En su virtud,

SUPLICO a la Sala, que tenga por presentado el presente escrito y por interesado el
desestimiento del Recurso de Casación interpuesto en su día. Asimismo, solicito que se
proceda con la mayor urgencia una vez declarada la firmeza de la sentencia a remitir al
Centro Penitenciario de........, el testimonio de la sentencia condenatoria y la liquidación de
la misma.

En.......... a..... de..... de.....


14. RECURSO DE REFORMA CONTRA EL AUTO DEL JUEZ DE
VIGILANCIA PENITENCIARIA POR EL QUE NO SE ACCEDE
A LA PROGRESION DE GRADO

14. RECURSO DE REFORMA CONTRA EL AUTO DEL JUEZ DE VIGILANCIA


PENITENCIARIA POR EL QUE NO SE ACCEDE A LA PROGRESION DE GRADO

Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.

AL JUZGADO
D/Dña. .......... interno/a en el Centro Penitenciario de..... y cuyas demás circunstancias
personales ya constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado respetuosamente
comparezco y como mejor proceda en Derecho,

D I G O:

Que por medio del presente escrito vengo a interponer RECURSO DE REFORMA ante el
Auto de este Juzgado por el que se desestima la QUEJA interpuesta ante la resolución del
Centro Penitenciario en la que se me DENIEGA LA PROGRESION EN GRADO solicita-
da. Todo ello, en base a las siguientes

ALEGACIONES
(Habría que volver a exponer todas las alegaciones descritas en el escrito de Queja e
intentar contradecir con ellas o con otras las argumentaciones que haya formulado el
Juez para fundamentar su resolución. Hay que hacer hincapié en los fundamentos
en que se basa la resolución: ver si son objetivos, claros, si quedan demostrados por
datos concretos o, en cambio son argumentos genéricos).

En su virtud,

SUPLICO al Juzgado, que tenga por presentado este escrito y por interpuesto RECURSO
DE REFORMA contra el Auto de fecha ......... por el que se desestima la Queja planteada
ante este Juzgado por la DENEGACION DE LA PROGRESION EN GRADO.

En.......... a...... de..... de ..


Capítulo 15 Información, quejas, peticiones y recursos

CAPÍTULO 15
Información, queJAS, PETICIONES Y RECURSOS
1. ¿Qué tipo de información debe recibir la persona presa?
Las personas presas recibirán a su ingreso información escrita sobre sus derechos y
deberes, el régimen del Centro, las normas disciplinarias y los medios para formular
peticiones   quejas   y   recursos.  Para   ello   se   les   da   un   folleto   genérico   en   el   que   se
encuentran aspectos reglamentarios en materia de ingresos, comunicaciones, derechos,
deberes, régimen disciplinario, tratamiento, trabajo, ingresos y permisos.
A las personas extranjeras se les informará, además, de la posibilidad de solicitar la
aplicación de tratados o convenios internacionales suscritos por España para el traslado
a otros países de personas condenadas, así como de la sustitución de las penas impuestas
o,   a   imponer   por   la   medida   de   expulsión   del   territorio   nacional.   Asimismo   se   les
facilitará la dirección y el teléfono de su representación diplomática (art. 52.2 RP).
2. ¿En qué consiste la petición y la Queja?
La petición consiste en solicitar la aplicación de algún derecho o beneficio
penitenciario. La queja se puede interponer cuando la persona presa considere que han
podido ser vulnerados por la administración penitenciaria alguno de los derechos que la
ley le garantiza. En este caso hay que interponer un escrito, llamado de queja, ante el
Juez de Vigilancia Penitenciaria (modelo número 86). Se presentará por escrito ante el
funcionario encargado del módulo o departamento en cualquier momento del día, salvo
en situaciones concretas –durante el recuento, la comida, desarrollo de actividades...
(deberá presentarse después)-; también puede hacerse ante el jefe de servicios o el
director. El funcionario que la reciba entregará a la persona presa o a su representante
recibo de haber interpuesto la queja o copia simple de la misma, fechada y sellada; se
remitirá sin dilaciones en el plazo de tres días al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria.
Los artículos del Reglamento penitenciario que obliga a la administración penitenciaria
a recibir y resolver las peticiones y quejas son los siguientes:
-art: 309.2.b RP 1981): Los funcionarios encargados de las galerías han de:... atender o
cursar sus peticiones...”
-art. 308.2.c RP 1981: Los funcionarios encargados del patio han de “atender o cursar
sus peticiones.
-art 281.5º RP 1981: El jurista deberá informar acerca de la situación penal, procesal y
penitenciaria cuando lo solicite el interno (art. 281.5º RP 1981.
-art: 293.2.4º RP 1981; El capellán deberá dedicar, al menos una hora al día para atender
a los internos.
-art. 296,1º RP 1981: El educador deberá ayudar a los internos en sus problemas y
dificultades, presentando e informando ante la Dirección del Centro sus solicitudes o
pretensiones.
-art. 275.d: El Equipo técnico deberá atender “las peticiones y quejas que les formulen
los internos respecto a su clasificación, tratamiento o programa de intervención.
-art: 273.f. La Junta de tratamiento deberá “adoptar los acuerdos que estime pertinentes”
sobre las peticiones y quejas mencionadas en el apartado anterior.
Las quejas pueden presentarse ante la Administración Penitenciaria, el Defensor del
Pueblo o el Juez de Vigilancia. 
3. ¿Qué recursos se pueden interponer frente a decisiones de la administración
penitenciaria?

El Juez de Vigilancia Penitenciaria tiene competencia para resolver los recursos


interpuestos contra los acuerdos adoptados por la administración penitenciaria en tres
ámbitos: sanciones disciplinarias (art. 76.2.e), resoluciones sobre clasificación
penitenciaria inicial, progresiones y regresiones de grado (art. 76.2.f) y peticiones o
quejas que los internos formulen en relación con el régimen y el tratamiento
penitenciario en cuanto afecte a los derechos fundamentales o a los derechos y
beneficios penitenciarios de aquéllos. Únicamente se ha modificado por LO 5/2003 la
normativa de los recursos relativos a la clasificación del penado. Para interponer un
recurso contra cualquier acto o resolución de la Administración penitenciaria existe el
plazo de un mes desde la última notificación, salvo que una Ley o Reglamento
establezca cualquier otro plazo diferente (materia disciplinaria) (Criterio 92 JVP, 2003)

El Juez de Vigilancia, en la función que la Ley Orgánica General Penitenciaria le
atribuye de salvaguarda de los derechos de los internos y de corrección de los abusos y
desviaciones que en el cumplimiento de la normativa penitenciaria puedan producirse
(artículo   76.1   y   2   g)   LOGP),   acordará   «lo   que   proceda»,   teniendo   como   límites   el
principio de legalidad y que lo ordenado sea razonablemente posible y no produzca un
grave problema de seguridad y orden público. 
Por otro lado,  Cuando se interpongan recursos ante el Juez de Vigilancia, se debe
entregar al preso o a su representante recibo o copia simple fechada y sellada de los
recursos que formule. Cuando el escrito de recurso se presente ante cualquier oficina de
registro   de   la   administración   penitenciaria,   una   vez   entregado   al   interno   o   a   su
representante   el   correspondiente   recibo   o   copia   fechada   y   sellada,   se   remitirá   sin
dilación y en todo caso en el plazo máximo de tres días al Juzgado de Vigilancia que
corresponda.
No existen normas de procedimiento para la tramitación de las peticiones, quejas y
recursos ante los Juzgados de Vigilancia penitenciaria. Pero se someten a unos
principios: brevedad, flexibilidad, garantismo, especificidad y autonomía.  Una vez
recibida la Queja (recurso) en el Juzgado, se éste practicará la prueba correspondiente
solicitando a la cárcel o DGIP los documentos que considere conveniente, así como
cualquier tipo de diligencia medio de prueba que considere necesaria para la resolución
final (informes psicológicos, médicos etc.). Cuando el Juez de vigilancia quiera oír a la
víctima y al perjudicado, puede hacerlo (Criterio 90, reunión JVP 2003). Con la nueva
reforma (LO 7/2003, de 30 de medidas de reforma para el cumplimiento íntegro y
efectivo de las penas) se establece que se debe oír al Ministerio Fiscal, Instituciones
Penitenciarias y demás partes en algunos procedimientos: concesión de la libertad
condicional anticipada del art. 91 CP, aplicación de los beneficios penitenciarios sobre
los límites del art. 76 CP en vez del total de la condena en los casos del art. 78.3 CP y
para autorizar la clasificación en tercer grado en penas superiores a cinco años antes del
cumplimiento de la mitad de la pena impuesta. Una vez terminado el expediente se pasa
para que informe el Ministerio Fiscal remite al Ministerio Fiscal para que informe y,
posteriormente, el Juez dictará la resolución (auto) auto que se notificará al preso, al
Fiscal y a la administración penitenciaria. Esta resolución podrá ser recurrida en
reforma y posteriormente en apelación, salvo que sea en materia disciplinaria en cuyo
caso solamente podrá ser recurrida en reforma.
Puede  ocurrir que un Juzgado  de Vigilancia  no conteste  a los  escritos  que  se le
manden. En la ley no se fija ningún plazo para que contesten a las quejas o recursos.
Pero   si   pasa   un   tiempo   prudencial   (cuatro   o   cinco   meses)   hay   que   presentar   una
denuncia ante el Consejo General del Poder Judicial (modelo número 88). En cualquier
caso las resoluciones judiciales (Autos) tienen que estar fundamentadas. De lo contrario
se puede interponer un recurso por escasa fundamentación (modelo número 91)
Las personas presas puede solicitar abogado de turno de oficio para la tramitación de las
peticiones, quejas y recursos ante los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria (modelo
número 90). En las quejas, peticiones y recursos, el Juez de vigilancia tiene que apreciar
que no existir abogado se podría causar indefensión por razón de la materia o de
complejidad del asunto. En este caso el Juez debe acordar el nombramiento de abogado
de oficio de conformidad con el art. 21 de la Ley de asistencia gratuita (criterio 91
reunión JVP, 2003).
4. ¿Se puede recurrir la resolución (Auto) el auto del Juez de Vigilancia
Penitenciaria?
Sí. Puede presentar recurso el interno y el Ministerio Fiscal; en ningún caso pueden
hacerlo ni la víctima del delito ni la administración penitenciaria (STC 129/95). El preso
puede presentar los recursos en su nombre, excepto los de apelación, casación y amparo
que necesitan de abogado y procurador. Se puede solicitar abogado y procurador de
oficio (modelo número 90), así como la asistencia gratuita (Ley 1/1996,de 10 de enero y
RD 2103/1996 de 20 de septiembre). 
Pueden presentarse dos varios tipos de recurso: 
– Recurso de Reforma que se tiene que interponer cuando el Juzgado de Vigilancia
dicte un Auto resolviendo una petición o queja formulada directamente ante él por el
preso;   o   si   aprueba   o   desaprueba   alguna   propuesta   o   acto   de   la   administración
penitenciaria. Lo resolverá nuevamente el mismo Juzgado de Vigilancia
­Recurso de Apelación que se tiene  que interponer contra la resolución del Juez de
Vigilancia   (auto)   en   la   que   se   resuelve   el   recurso   de   reforma.   Se   presenta   ante   el
Juzgado de Vigilancia penitenciaria y éste lo remite al Juez o Tribunal competente. 

a) Recurso de reforma.- Se puede interponer, en principio, contra todos los autos


dictados por el Juez de Vigilancia (Disposición Adicional 5ª.1 de la LOPJ). Se excluyen
de la posibilidad de recurso las resoluciones dictadas por el Juez de Vigilancia que sean
irrecurribles por aplicación de una normativa específica (v.gr., auto de abstención -art.
55 LECrim-; o auto planteando o denegando el planteamiento de una cuestión de
constitucionalidad -art. 35.2 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional-,así como
los autos del Juez de Vigilancia no admitiendo a trámite un recurso de reforma o de
apelación. Estas resoluciones son recurribles solo en queja tal y como se desprende del
nº 4 de la Disposición Adicional reiteradamente citada.
b) Recurso de apelación.- En este tema la redacción de la Disposición Adicional 5ª
es muy confusa. Se establece la posibilidad de recurso de apelación contra todas las
resoluciones del Juez de Vigilancia que no se dicten resolviendo un previo recurso
contra un acuerdo de la Administración Penitenciaria. Dicho de otro modo más sencillo,
es posible interponer recurso de apelación contra todas las resoluciones que dicte el Juez
de Vigilancia con excepción de aquellas que se dicten resolviendo un recurso
interpuesto por el interno contra una sanción disciplinaria. Y hubiese sido mucho más
simple y fácil decirlo así en lugar de la redacción con excepciones, contraexcepciones y
reiteraciones, de las que están repletas los números 4 y 5 de la Disposición Adicional 5ª
de la LOPJ
En conclusión, es posible interponer recurso de apelación contra todos los acuerdos
del Juez de Vigilancia que no se refieran a la materia sancionadora. En concreto, es
predicable esta aseveración de las decisiones sobre permisos (lo que ha sido discutido
por alguna Audiencia Provincial), así como de las adoptadas al amparo del art. 76.2,j de
la Ley General Penitenciaria -"conocer del paso a los establecimientos de régimen
cerrado de los reclusos a propuesta del Director del establecimiento[1]. Del mismo
modo también cabrá apelación contra los autos del Juez de Vigilancia que aprueben las
sanciones de aislamiento en celda de duración superior a catorce días (art. 76.2.d), pues
también aquí es el Juez de Vigilancia el órgano que decide en primera instancia[2].
c) Recurso de queja.- Este recurso solo puede interponerse frente a las resoluciones
del Juez de Vigilancia que rechacen la admisión de un recurso de apelación DA 5ª.4.[3].
d) Recurso de casación.- Esta reforma (LO 5/2003) ha establecido la posibilidad de
interposición de recurso de casación “para unificación de doctrina” en materia
penitenciaria. Frente a los autos dictados por las Audiencias Provinciales o la Audiencia
Nacional resolviendo un recurso de apelación podrá interponerse casación para
unificación de doctrina, cuando no quepa casación ordinaria (DA 5ª.7) (que no cabe
nunca). Se atribuye la legitimación, en armonía con lo dispuesto para la apelación, al
Ministerio Fiscal y al penado. Se establece que los pronunciamientos del Tribunal
Supremo al resolver este recurso, en ningún caso afectarán a “situaciones creadas por
las sentencias precedentes a la impugnada”[4]. La creación de un recurso de
casación no parece acertada. Anula la diversidad y riqueza de interpretaciones de los
juzgados de vigilancia penitenciaria, hecho que pasaría a depender de la interpretación
realizada por unos magistrados alejados del terreno penitenciario y, en ocasiones,
determinados políticamente. Por su propia naturaleza esta materia exige respuestas
ágiles y rápidas poco compatibles con la lentitud de la casación. No concuerda bien la
admisibilidad de la casación en estos autos recaídos en ejecución, aunque se acompañen
de la etiqueta “para unificación de doctrina” con las limitadas posibilidades de casación
que existen en el proceso penal y en concreto en su fase de ejecución. No parece muy
lógico que decisiones tan relevantes como una declaración de prescripción de una pena
estén excluidas de la casación y, sin embargo, deba pronunciarse el Tribunal Supremo
en casación sobre una queja de un interno relacionada con una recepción de paquetes o
una comunicación. Solo se permite la casación contra Autos de las Audiencias. Por
tanto, si de la apelación previa conoció un Juzgado de lo Penal (por tratarse de materia
de ejecución de penas impuesta por tal órgano) estará excluida la casación; que, en su
literalidad, tampoco sería factible cuando la resolución provenga de un Tribunal
Superior de Justicia (aforados).
El fiscal Del MORAL afirma que “tratándose de un recurso contra un auto y para
unificación de doctrina” lo lógico es que solo se admitiese el recurso por infracción de
ley al amparo del art. 849.1º. O, en todo caso por infracción de precepto constitucional
si se conviene que el art. 5.4 de la LOPJ (art. 852 LECrim en la actualidad) pero se
introduce un tercer tipo de casación a caballo entre la casación por infracción de ley y la
casación por quebrantamiento de forma. Los motivos por quebrantamiento de forma de
los arts. 850 y 851 están pensados para una sentencia tras la celebración de un juicio
oral, por lo que no son aplicables a los recursos contra autos. Infracciones de carácter
formal que hayan causado indefensión tendrán mejor cobijo en el art. 852 LECrim.
Tampoco el motivo del art. 849.2º parece muy acorde con la naturaleza de estas
resoluciones pues se parte de una valoración probatoria propia de un juicio oral y no en
un expediente de vigilancia. No obstante, la genérica remisión de la disposición
adicional 5ª es terreno poco apto para introducir este tipo de matizaciones y se corre el
riesgo de desvirtuar el carácter de recurso extraordinario de la casación en este
ámbito”[5].

Son Son dos recursos diferentes. Primero tiene que interponerse el de reforma, y cuando
este se resuelva, el de apelación. También puede presentarse en el mismo escrito del
recurso de reforma la interposición del recurso de apelación. La consecuencia es que si
se desestima el de reforma, el propio Juzgado de Vigilancia Penitenciaria remite al Juez
o Tribunal. En este caso, una vez que se notifique que el recurso de apelación se ha
admitido a trámite, darán al preso cinco días para que designe abogado y procurador y
para que redacte e interponga el recurso. Para ello, si no se tienen de libre designación
hay que solicitarlos de oficio y pedir que se suspenda el plazo para interponer el recurso
hasta que los designen. Esta petición tiene que hacerse cuando notifiquen al preso el
Auto resolviendo el recurso de reforma.
El recurso de apelación se tramita por la normas del procedimiento abreviado de los
jueces de Vigilancia).  En principio el recurso de apelación debe admitirse en un solo
efecto. Quiere esto decir que la interposición del recurso de apelación no suspende la
resolución dictada previamente.

5. ¿Qué órganos judiciales son competentes para conocer los recursos?

Para resolver el recurso de reforma es competente el propio Juez de Vigilancia


Penitenciaria que dictó la resolución recurrida. El de casación tiene que se resuelto por
la Sala Segunda del Tribunal Supremo. El de queja, por su parte, tendrá que de ser
resuelto por el órgano competente para conocer de la apelación.
El recurso de apelación presenta más complicaciones. A partir del Acuerdo de la Sala
General de la Sala segunda del Tribunal supremo de 28 de junio de 2002 se creó una
importante polémica doctrinal acerca de la competencia para la resolución de los
recursos de apelación en materia de ejecución de penas. Con anterioridad era la
Audiencia Provincial del territorio en que se encontraba el centro penitenciario; con
posterioridad al acuerdo del Tribunal Supremo se estableció que correspondía al
Juzgado o Tribunal sentenciador. La polémica se ha zanjado con la promulgación de la
Ley 5/2003, de 27 de mayo por la que se modifica la LO 6/1985 de 1 de julio del poder
judicial; la LO 1/79, de 26 de septiembre General penitenciaria y la Ley 38/1988 de 28
de diciembre de demarcación y de Planta judicial.
a.- En materia de ejecución de penas. Las resoluciones del Juez de Vigilancia
penitenciaria serán recurribles en apelación y queja ante el Tribunal sentenciador,
excepto cuando se hayan dictado resolviendo un recurso de apelación contra resolución
administrativa que no se refiera a la clasificación del penado (DA 5ª.2). Son materias de
ejecución de penas: las que conocen los Juzgados de Vigilancia cuando asumen
funciones que corresponderían a los Jueces o Tribunales sentenciadores (art. 76.2.a
LOGP); cuando resuelven sobre las propuestas de libertad condicional de los penados y
las revocaciones que procedan (art. 76.2.b LOGP); cuando aprueban las propuestas
sobre beneficios penitenciarios que puedan suponer un acortamiento de la condena (art.
76.2.c LOGP); cuando acuerdan lo procedente sobre las peticiones o quejas que los
internos formulen en relación al régimen y tratamiento penitenciario en cuanto afecten a
los beneficios (art. 76.2.g LOGP); recursos contra resoluciones administrativas
referentes a la clasificación del penado.
En caso de que el penado se encuentre cumpliendo varias penas, la competencia para
resolver el recurso corresponderá al Juzgado o Tribunal que haya impuesto la pena más
grave y en el supuesto de que coincida que varios Juzgados o Tribunales hubieran
impuesto pena de igual gravedad, la competencia corresponderá al que de ellos la
hubiera impuesto en último lugar.
b.- En materia de régimen penitenciario y demás no comprendidas en la ejecución
de penas. Conocerá de la queja la Audiencia provincial que corresponda por estar
situada dentro de la demarcación territorial del centro penitenciario (DA 5ª 3). Son
materias de régimen penitenciario: las que afecten al  régimen penitenciario y demás
materias que no se refieran a la ejecución de penas, siempre que no se trate de una
resolución del JVP resolviendo recurso administrativo (régimen disciplinario): acordar
lo que proceda sobre peticiones o quejas en relación con el régimen y el tratamiento en
cuanto afecten a derechos fundamentales (art. 76.2. g LOGP); conocer el paso a los
establecimientos de régimen cerrado de los reclusos a propuesta del director del centro
(Art. 76.2.j LOGP); autorizar los permisos de salida cuya duración sea superior a dos
días,   excepto   de   los   clasificados   en   tercer   grado   (art.   76.2.i   LOGHP);   aprobar   las
sanciones de aislamiento en celda de duración superior a 14 días (art. 76.2 LOGP).

Si la última sentencia fuese dictada por el Tribunal Supremo en base a un recurso de


casación, el Tribunal sentenciador (Audiencia Provincial) será quien conozca del
recurso de apelación. El Tribunal Supremo será el órgano competente para conocer de
estas apelaciones, únicamente, cuando se trate de un proceso contra aforados. Como
podrá serlo también en su caso un Tribunal Superior de Justicia.
Si se trata de un proceso con Jurado la competencia vendrá atribuida bien al
Magistrado-Presidente correspondiente, bien a la Audiencia Provincial en cuyo seno se
constituyó el jurado, según el entendimiento que se tenga de las funciones del
Magistrado-Presidente y la Audiencia en los procesos con Jurado.
En el marco de actuación de los Juzgados Centrales de Vigilancia, la apelación, sea
la materia de régimen o de ejecución y sea cual sea el órgano sentenciador, será
competente siempre la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y no en el Juzgado
Central de lo Penal, aunque la pena haya podido ser impuesta por éste (DA. 5ª.5 LOPJ).
Cuando se trata de una sentencia de conformidad en el ámbito del procedimiento
para el enjuiciamiento rápido de determinados delitos, aunque sea el Juzgado de
Instrucción el órgano sentenciador, dado que la ejecución compete al Juzgado de lo
Penal (art. 801.1 LECrim) será éste el llamado a conocer de eventuales apelaciones
contra las decisiones del Juez de Vigilancia relativas a la ejecución de la pena impuesta.

6. ¿Qué normas de tramitación deben seguirse en estos recursos?

La tramitación de los recursos de reforma y queja no ofrecen peculiaridad alguna


frente al régimen general de recursos contra autos. En cuanto a la apelación la
Disposición Adicional 5ª en su nueva redacción se remite en su párrafo 8 a las normas
previstas en la LECrim para el procedimiento abreviado. La remisión ha de entenderse
hecha a la regulación de la apelación frente a autos y no sentencias, es decir al actual
art. 766 (Ley 38/2002). El recurso de reforma, pues, ha de considerarse facultativo. El
plazo para la interposición de la apelación será de cinco días y la tramitación se lleva a
cabo ante el propio Juzgado de Vigilancia: vista al resto de las partes durante cinco días
para impugnación y remisión al órgano encargado de su decisión (Audiencia Provincial
o Tribunal sentenciador) junto con los particulares que hayan sido designados. En
determinados casos –y teniendo en cuenta la naturaleza del expediente de que se trate-
puede prescindirse de la remisión de particulares y enviar directamente las actuaciones
del expediente que siempre podrán también ser reclamadas por el órgano ad quem
conforme previene el art. 766.3. No está prevista la celebración de vista en
ningún caso. Esta regulación simplifica mucho la tramitación, sobre todo pensando en
que el recurso debe resolverse en lugares físicos (Juzgado o Tribunal sentenciador)
alejados de la demarcación del juzgado de vigilancia penitenciaria, a diferencia de la
anterior normativa en que la Audiencia Provincial de la demarcación territorial también
resolvía los recursos de apelación. El problema surge en los recursos de casación pues
se necesitarán hasta tres profesionales distintos: uno para interponer el recurso de
apelación; otro –en las sede del órgano sentenciador- para recibir la notificación y
preparar en su caso la casación; y un tercero en Madrid para formalizar la casación.
En cuanto al recurso de casación no existen peculiaridades respecto al régimen
ordinario del recurso (DA 5ª.7 LOPJ), a salvo las particularidades que de su finalidad se
deriven. Debiera haberse previsto algo más pues el régimen común del recurso de
casación está pensando en sentencias dictadas por las Audiencias y el hecho de tratarse
de autos recaídos en apelación impone de hecho alguna especialidad. En los autos
normalmente no hay hechos probados; no están siempre bien reflejados los antecedentes
necesarios para la resolución del recurso; es necesario en ocasiones tomar vista de todas
las actuaciones. Esas deficiencias se suplen en la práctica con la habilitación de trámites
inexistentes en la ley (como la reclamación de antecedentes del órgano a quo previa a la
resolución del recurso); o llegando a una resolución declarando la nulidad[6].

7. ¿Se puede conocer quien es el abogado y el procurador que van a defender el


recurso de apelación?
Sí.   El   Juzgado   de   Vigilancia   debería   comunicar   el   nombre   y   la   dirección   del
despacho profesional del abogado. Si pasa el tiempo y se desconoce hay que pedir la
información   para   localizar   al   abogado   al   Juzgado   de   Vigilancia   o   al   Colegio   de
Abogados.   Una   vez   conseguido   hay   que   escribir   al   abogado   y   decirle   que   acuda   a
prisión para que se le puedan dar todos los datos que sirvan para la defensa de los
intereses. Si una vez escrito no acude a la prisión hay que hacer un escrito de denuncia a
la Comisión de Deontología del Colegio de Abogados (modelo número 89).
8. ¿Qué ocurre si el Juzgado de Vigilancia penitenciaria dice que no admite el
recurso de apelación?
Esta situación es muy rara que se dé. Pero si ocurre, hay que hacer un recurso que se
llama de queja. Se interpondrá contra las resoluciones en que se deniegue la admisión
del recurso de apelación y se hará ante el mismo órgano judicial que tenga que resolver
el recurso de apelación: si es materia de ejecución de penas el Tribunal Sentenciador; y
si es materia de régimen, la Audiencia Provincial de la demarcación territorial en que se
encuentre   la   cárcel.   El   órgano   judicial   competente   solicitará   del   JVP   el   informe
correspondiente, se pasará al fiscal para que informe y el Tribunal resolverá lo mas
ajustado a derecho (art. 233 y ss Lecr.).
Es un escrito sencillo que se presenta ante la Audiencia Provincial. Hay que mandar
ese escrito al Juzgado de Vigilancia para que lo dé curso ante la Audiencia Provincial.
Hay que saber que en materia disciplinaria el último recurso posible es el de reforma.
No cabe la apelación.

8. ¿Cuándo el Ministerio Fiscal se interponga recurso de apelación se puede


suspender la resolución del Juez de vigilancia penitenciaria?
Puede ocurrir que el Juez de Vigilancia estime un recurso en materia de clasificación
o de libertad condicional que pueda dar lugar a la excarcelación del interno, siempre que
se trate de delitos graves (pena de prisión superior a cinco años), -estimación de un
recurso de queja contra la clasificación en segundo grado, concediendo el tercero-. En
este caso, la resolución se suspenderá y por tanto la persona no quedará en libertad hasta
que la Audiencia provincial o quien tenga que resolver sobre el recurso no lo resuelva, o
se pronuncie sobre la suspensión. (art. 2º, LO 7/2003 por la que se modifica, entre otras,
la Disposición adicional 5ª de la LO 6/1985, de 1 de julio) Los recursos de apelación se
tramitarán con carácter preferente y urgente. Por ello, no cabe más remedio que además
de realizar una valoración muy negativa de esta norma, efectuar interpretaciones
restrictivas de la misma:
- Una vez interpuesto el recurso y sin necesidad de esperar a su tramitación completa
el Juez de Vigilancia debería dirigirse al órgano competente para conocer de la
apelación remitiéndole los antecedentes necesarios a los únicos efectos de que pueda
pronunciarse sobre la necesidad de mantener o alzar la suspensión que se produce por
ministerio de la ley.
- Únicamente es aplicable cuando el Juez de Vigilancia se haya limitado a desestimar el
recurso interpuesto contra la decisión de la Administración Penitenciaria pues en tales
supuestos la excarcelación no es consecuencia de la resolución judicial, sino de la previa
decisión administrativa.
-Que se trate de delitos graves, lo que exige que tenga una pena superior a cinco años de
prisión.
En cualquier caso es importantísimo presentar un escrito ante el Juzgado o Tribunal
Sentenciador para que ejecute el auto de tercer grado, antes de que decida sobre el
mismo (modelo num.12.b).

En caso de que el auto del Juez de Vigilancia no sea recurrido por el Fiscal, a fin de
que la progresión se haga efectiva tiene que llegar al centro penitenciario el auto de
firmeza de la resolución del Juez de Vigilancia Penitenciaria. Si se retrasa es muy
importante que alguien se acerque al juzgado a solicitarlo o para que lo envíen por Fax a
la cárcel.
9. ¿Qué es el recurso de amparo?
Es el último recurso que existe después de la apelación. Se presenta ante el Tribunal
Constitucional.   Solamente   se   puede   presentar   cuando   se   hayan   vulnerado   derechos
fundamentales (arts. 14 a 29 de la Constitución –señalados en el capítulo 16–) y dicha
vulneración   haya   quedado   manifiesta   en   todos   los   recursos   presentados   desde   el
principio También tienen que haberse agotado todos los recursos posibles. 
Procederá recurso de amparo constitucional si se invoca lesión de alguno de los
derechos fundamentales susceptibles de amparo. En consecuencia quedará abierta la vía
constitucional con el auto resolviendo el recurso de reforma en materia de sanciones
disciplinarias dictado por el Juez de Vigilancia; y, en los demás casos, con el auto
dictado por el órgano ad quem (Audiencia o Juzgado de lo Penal) resolviendo el previo
recurso de apelación contra la resolución del Juez de Vigilancia. Existe ya una
relativamente nutrida jurisprudencia del TC recaída en recursos de amparo en materia
penitenciaria[7]. La cuestión que se abre es si es necesario para agotar la vía ordinaria
y despejar el horizonte hacia la interposición del recurso de amparo, agotar el recurso de
casación para unificación de doctrina. Aunque algún viejo precedente del TC (sentencia
de 26 de enero de 1981) podría servir para sostener una respuesta negativa, tal y como
ha quedado configurado ese recurso en la Ley creo que la jurisprudencia constitucional
optará por considerar necesario acudir previamente al Tribunal Supremo, lo que siempre
podrá hacer por definición (art. 852 LECrim) si estamos ante un auto dictado por una
Audiencia Provincial resolviendo el recurso de apelación contra una decisión de un Juez
de Vigilancia. Solo podrá eludirse la previa casación cuando estemos en materia de
ejecución de penas y el órgano sentenciador sea un juez unipersonal que, en
consecuencia, se haya constituido en órgano ad quem de la apelación frente al acuerdo
del Juez de Vigilancia.[8]. Solamente pueden recurrir el fiscal, el interno o el liberado
condicional (párrafo 8º de la Disposición Adicional). Se excluye a la acusación
particular y popular, siguiendo a la mayoría de la doctrina [9] y la jurisprudencia del
TC que por auto de 3 de julio de 1989 se inadmitió a trámite el recurso de amparo
planteado por una acusación particular contra la resolución de la Audiencia Provincial
que rechazaba su legitimación para recurrir la decisión de conceder a uno de los
penados un permiso de salida. Por otro lado, en materia de régimen penitenciario, surge
la cuestión de si la administración penitenciaria puede o no interponer recurso contra la
resolución administrativa. La solución es claramente negativa. No puede[10].
Cuando el interno manifieste su deseo de recurrir, el juzgado de vigilancia tiene
suspender el plazo y designar un abogado de oficio. No es necesaria la presencia de
procurador para la interposición del recurso de apelación, derivándose la representación
procesal al abogado defensor. Para el recurso de reforma, debido al silencio que
manifiesta la Disposición Adicional en su n.8, no es necesaria la presencia ni de
abogado ni de procurador. En todo caso, siempre tiene que salvaguardarse la defensa de
los internos en sus reclamaciones judiciales.
10 ¿Qué es un recurso extraordinario de revisión?
Cuando   ya   se   han   agotado   todos   los   recursos   y   la   persona   está   cumpliendo   la
condena puede ocurrir que aparezcan nuevas pruebas que evidencien su inocencia. Si
esto es así hay que interponer un recurso de revisión ante la sala segunda del Tribunal
Supremo aportando todas las pruebas nuevas que hayan aparecido (modelo número  98).
11. ¿Qué tramitación deben seguir los escritos que una persona presa quiere
cursar?
Los   escritos   que   una   persona   presa   puede   cursar   deben   seguir   la   siguiente
tramitación:
a) El correo normal que incluye la correspondencia con amigos o familiares (queda
excluida la correspondencia o escritos dirigidos a autoridades). Conforme al art. 46.2ª
RP se registra en el libro correspondiente de cada módulo y no se entrega recibo al
interno.
b) Las peticiones o quejas dirigidas al director, tanto si el interno las presenta en
sobre cerrado (junto a una instancia en la que el interno manifieste hacer entrega de un
sobre cerrado dirigido al director), como si las entrega en el modelo de instancia oficial,
el funcionario correspondiente que recoge la instancia debe entregar recibo de la misma
(en estos casos sirve el recibo de la hoja autocopiativa amarilla de la propia instancia)
(art. 53.1 RP).
c) Las peticiones, quejas y recursos ante autoridades con independencia de que se
cursen en sobre cerrado y de la autoridad a la que vayan dirigidas. El escrito se registra
en el libro existente en la jefatura de centro (art. 339.2 g) RP 1981) y se devuelve al
interno copia sellada (hoja autocopiativa rosa, fechada y con el número de registro que
le haya correspondido). Hasta el momento en que se devuelva al preso esta hoja rosa, el
preso posee a modo de recibo, la hoja autocopiativa amarilla, firmada por el funcionario
que entregó la instancia. 
12. ¿Puede denegarse la recepción de un documento porque el penado no presente
copia para ser sellada?
No. El hecho de denegar la admisión de un documento por falta de copias conculca
el derecho en sí a formular peticiones. Además, la obligación de expedir copia sellada es
de la cárcel si el preso la presenta, al objeto de que la persona presa pueda conservar un
justificante; pero no es obligación del penado presentar la copia (auto del JVP de Sevilla
de 13 de marzo de 1997).
13. ¿Si una persona fallece en prisión puede solicitarse una indemnización a la
Administración del Estado?
Sí. La Administración en caso de muertes violentas (apuñalamientos, sobredosis) es
responsable civil de estas situaciones porque uno de sus deberes es el de velar por la
vida de los presos (modelos números 100 y 101). Los argumentos en los que hay que
fundar la demanda se encuentran en los formularios anteriormente reseñados. 

[1]
Así lo declaró el TC en su sentencia 54/1992, de 8 de abril, dejando sin efecto la resolución de
un Juez de Vigilancia que había inadmitido a trámite el recurso de apelación por entender que se
trataba de una decisión resolviendo un recurso previo contra decisión no referente a la clasificación
del penado.
[2]
En idéntico sentido, ROIG BUSTOS, Procedimiento Sancionador en el ámbito penitenciario, en
"Fiscales de Vigilancia Penitenciaria"; Centro de Estudios Judiciales, Madrid, 1988; pág. 151.

[4]Estamos ante una mala copia del art. 80 del Proyecto de 1997 en que se regulaba ese
recurso frente a los Autos de las Salas de lo Civil y Penal de los Tribunales Superiores
de Justicia pero se atribuía la legitimación exclusivamente al Ministerio Fiscal[4] y se
precisaba con claridad que el único valor de la sentencia que recayese sería el de formar
“doctrina jurisprudencial”. Esos matices han desaparecido en el trasvase que se ha
hecho de esa novedad a la reforma de 2003, lo que va a ser un semillero de problemas.
No parece además que esa previsible “avalancha” de recursos de casación sea muy
operativa a los fines de unificar doctrina
[5] DEL MORAL, A, Recursos frente a decisiones en materia de ejecución de
penas privativas de libertad, Curso de formación en derecho penitenciario,
septiembre 2003. CGPJ.
[6] Vid. por ejemplo la sentencia 504/1998, de 13 de abril.

[8]En el campo laboral el TC no ha vacilado al considerar que el recurso para


unificación de doctrina cuando procede debe interponerse antes de acudir al amparo
(por todos, Auto 206/1993, de 28 de junio).
[9]
En ese sentido, BUENO ARÚS, Los permisos de salida y las competencias de los jueces de
vigilancia en "Poder Judicial", 2ª época, nº 2, junio de 1986, pág. 29; ASENCIO CANTISÁN,
Recursos contra las Resoluciones del juez de vigilancia penitenciaria en la Ley Orgánica del Poder
Judicial, en "Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales", Tomo XL, fascículo I, enero-abril de
1987, págs. 158 a 160.

16. RECURSO CONTRA LA PROPUESTA DE MANTENIMIENTO DE


GRADO POR EL CENTRO DIRECTIVO A LA DIRECCION
GENERAL DE INSTITUCIONES PENITENCIARIAS

16. RECURSO CONTRA LA PROPUESTA DE MANTENIMIENTO DE GRADO


POR EL CENTRO DIRECTIVO
A LA DIRECCION GENERAL DE INSTITUCIONES PENITENCIARIAS
D/Dña......., interno/a en el Centro Penitenciario de .........., y cuyas demás circunstancias personales ya
constan en mi expediente penitenciario, ante la Dirección General comparezco y como mejor proceda en
Derecho 
DIGO
Que tras la última clasificación por la que se me mantiene en segundo grado y en base a lo previsto en
el artículo 105.1 y 2 del Reglamento Penitenciario, vengo a instar de esta Dirección General  que se
pronuncie acerca del mantenimiento en segundo grado o la progresión al tercero.
En su virtud,
SUPLICO a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, que tenga por presentado este
escrito y tras el estudio de mi expediente y situación, se pronuncie a los efectos prevenidos en el artículo
105.1 y 2 del Reglamento Penitenciario.
En.......... a....... de...... de......

17.a. ESCRITO AL JUEZ DE VIGILANCIA PENITENCIARIA


SOLICITANDO ACUDIR A UN CENTRO EXTERNO DE
REHABILITACIÓN DURANTE UNAS HORAS DIARIAS (PARA
PRESOS CLASIFICADOS EN SEGUNDO GRADO)

17.a. ESCRITO AL JUEZ DE VIGILANCIA PENITENCIARIA SOLICITANDO


ACUDIR A UN CENTRO EXTERNO DE REHABILITACIÓN DURANTE UNAS
HORAS DIARIAS (PARA PRESOS CLASIFICADOS EN SEGUNDO GRADO)
Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.
AL JUZGADO
D/Dña........ interno/a en el Centro Penitenciario de ..... y cuyas demás circunstancias personales ya
constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado comparezco y como mejor proceda en Derecho 
DIGO
Que   por   medio   del   presente   escrito   vengo   a   solicitar   que   se   me   autorice   a   realizar   (mantener­
iniciar.retomar)   un   programa   de   rehabilitación   en   un   centro   externo   y   que,   por   las   razones   que
posteriormente se expondrán, entiendo que me ha sido denegado por la administración penitenciaria sin
motivo alguno. Todo ello con base en las siguientes
ALEGACIONES
PRIMERA.  Que me encuentro  interno en el  Centro Penitenciario  de..... y clasificado  en segundo
grado desde .... (fecha).
SEGUNDA.  Que   el   día   .....   se   solicitó   a   la   Junta   de   Tratamiento   del   Centro   Penitenciario   la
posibilidad de continuar/empezar el programa de rehabilitación de toxicomanía/reinserción social elegido
y tal  solicitud fue denegada,  a mi  entender, arbitrariamente  ya que cumplía con todos los requisitos
legales necesarios para ello (relatar circunstancias sociales, personales, familiares adjuntando un escrito
del centro que se comprometa a realizar el tratamiento o curso, o adjuntando informes terapéuticos de
seguimiento si el programa ya se ha iniciado; hay que exponer bajo la custodia de quien se encuentra –
familiar, amigos, piso de acogida– ). 
TERCERA. Que mi intención es acudir regularmente al centro... (explicar el tipo de centro del que se
trata, su ubicación, el programa, curso o taller elegido y todas las circunstancias que se consideren
relevantes). Al tratarse de una decisión voluntaria me comprometo a observar el régimen de vida del
centro y las medidas que se establezcan en el programa. 
CUARTA.  Que   el   art.   117.1   RP   establece   que   los   internos   clasificados   en   segundo   grado   de
tratamiento que presenten un perfil de baja peligrosidad social y no ofrezcan riesgos de quebrantamiento
de condena, podrán acudir regularmente a una institución exterior para la realización de un programa
concreto  de atención especializada,  siempre que  éste sea necesario  para su tratamiento y reinserción
social.
En su virtud,
SUPLICO  al Juzgado  tenga   por   presentado   este   escrito,   con   sus   copias   y   documentos   que   lo
acompañan, lo admita y se sirva practicar las diligencias que considere convenientes a fin de acreditar los
motivos que se exponen, autorizándome la salida al centro externo de rehabilitación de (citar el Centro)
ordenando al director de la cárcel que facilite los medios necesarios para que el tratamiento sea efectivo. 
En .......... a...... de ..... de .....

17.b. MODELO DE CONSENTIMIENTO PERSONAL Y


COMPROMISO FORMAL PARA EL PROGRAMA
ESPECIALIZADO DEL ART. 117 RP

17.b. MODELO DE CONSENTIMIENTO PERSONAL Y COMPROMISO


FORMAL PARA EL PROGRAMA ESPECIALIZADO DEL ART. 117 RP

CONSENTIMIENTO PERSONAL Y COMPROMISO FORMAL DEL


SEÑOR/SEÑORA … REFERENTE A LA OBSERVACION DEL REGIMEN DEL
PROGRAMA ESPECIALIZADO DEL ART. 117 RP

El abajo firmante, D/Dña……. Interno/a en estos momentos en el Centro Penitenciario


de ….., clasificado en segundo grado, accede de forma voluntaria y con interés
particular, en participar en el programa de tratamiento especializado, establecido y
planificado por la Junta de tratamiento del CP de ………………. En coordinación con
el Programa de ….. y que consiste en la observación de las siguientes condiciones:

Primera. Participación diaria en el plan ocupacional desarrollado por el


programa de atención a …. Y que supone una actividad formativo laboral a realizar
durante un período de 6 meses.

Segunda. Reingreso diario en el CP de ……. Con acompañamiento y


observancia de cuantas directrices y medidas de seguimiento se establezcan por parte de
la Junta de tratamiento durante el desarrollo del presente programa.

Y firmo la presente conformidad, y en compromiso formal a los efectos del


requisito establecido en el art. 117 RP.

En …..a……de…….de……

18. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA


PENITENCIARIA POR ESTAR CLASIFICADO EN TERCER
GRADO Y VIVIR EN UN MODULO DE REGIMEN
ORDINARIO

18. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA PENITENCIARIA POR


ESTAR CLASIFICADO EN TERCER GRADO Y VIVIR EN UN MODULO DE
REGIMEN ORDINARIO
Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.
AL JUZGADO
D/Dña.........., interno/a en el Centro Penitenciario de ...... y cuyas demás circunstancias
personales ya constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado comparezco y
como mejor proceda en Derecho
DIGO
Que por medio del presente escrito vengo a interponer escrito de Queja por las
condiciones en las que me encuentro viviendo ya que estoy clasificado en tercer grado y
estoy destinado en un modulo de régimen ordinario. Esta situación es abiertamente
ilegal. Todo ello con base en las siguientes
ALEGACIONES
PRIMERA. Que me encuentro interno en el Centro Penitenciario de.... y estoy
clasificado en tercer grado desde el día ..... (relatar las condiciones en las que se halla
viviendo –horarios, recuentos, cacheos, registro de celdas, y demás circunstancias que
se vayan sucediendo).
SEGUNDA. Resulta obvio que desde el momento en que se está clasificado en tercer
grado se debe aplicar el régimen abierto (art.101.2 RP) a fin de que se pueda empezar o
continuar el tratamiento en régimen de semilibertad (art.74.2 RP) para facilitar el logro
de objetivos específicos de tratamiento penitenciario: se trata de fomentar la
responsabilidad, ayudarme a que inicie la búsqueda de un medio de subsistencia para el
futuro, y para que potencie las capacidades de inserción social, (arts. 81, 82, 83 RP). De
lo contrario se produce, como es este caso, una situación totalmente ilegal (atenta contra
el principio de legalidad de la fase de ejecución de condena).
Por tanto, al estar clasificado en tercer grado no debo encontrarme destinado en un
modulo de régimen ordinario, sino en uno adecuado a las características de los
establecimientos de régimen abierto (art.80.1 RP), y si es posible en un centro de
Inserción Social.
En su virtud,
SUPLICO al Juzgado, tenga por presentado este escrito, lo admita y se sirva practicar
las diligencias que considere convenientes a fin de acreditar los motivos que se
exponen, ordenando a la dirección de la cárcel que proceda a mi traslado de forma
inmediata a un Centro de Inserción Social o (a otra institución reglamentariamente
establecida).
En ...... a....de ..... de ....

19. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA


PENITENCIARIA SOLICITANDO EL CUMPLIMIENTO DE
LAS HORAS DE ACTIVIDADES DURANTE LOS FINES DE
SEMANA PARA LOS INTERNOS DE REGIMEN CERRADO

19. ESCRITO DE QUEJA AL JUEZ DE VIGILANCIA PENITENCIARIA


SOLICITANDO EL CUMPLIMIENTO DE LAS HORAS DE ACTIVIDADES
DURANTE LOS FINES DE SEMANA PARA LOS INTERNOS DE REGIMEN
CERRADO
Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.
AL JUZGADO
D/Dña........ interno en el Centro Penitenciario de ..... y cuyas demás circunstancias personales ya
constan en el expediente penitenciario, ante el Juzgado comparezco y como mejor proceda en Derecho
DIGO
Que por medio del presente escrito viene a interponer escrito de Queja solicitando el cumplimiento de
las horas de actividades durante los fines de semana. Todo ello con base en las siguientes
ALEGACIONES
PRIMERA.  Que   me   encuentro   interno   en   el   Centro  Penitenciario   de....   y  clasificado   en   régimen
cerrado.   (Relatar las condiciones en las que se encuentra: actividades, frecuencia semanal y horario
diario) y actividades que se paralizan durante el fin de semana.
SEGUNDA. El horario de actividades para las personas que estamos en este régimen cerrado no
puede   suspenderse   los   fines   de   semana.   El   reglamento   no   hace   restricción   de   horarios   los   fines   de
semana; es más, el art. 93.1.6ª RP señala que «se designará el personal necesario a tal fin» (Auto del JVP
de Oviedo de 25 de junio de 1996). 
En su virtud,
SUPLICO al Juzgado, tenga por presentado este escrito, lo admita y se sirva practicar las diligencias
que considere convenientes a fin de acreditar los motivos que se exponen, ordenando a la dirección de la
cárcel que no paralice las actividades que diariamente vengo realizando.
En ......... a..... de ..... de .....

20.a. -SOLICITUD DE DISEÑO DE TRATAMIENTO


INDIVIDUALIZADO, AMPLIACIÓN DE LAS HORAS DE
PATIO

20.a. -SOLICITUD DE DISEÑO DE TRATAMIENTO INDIVIDUALIZADO,


AMPLIACIÓN DE LAS HORAS DE PATIO
AL SUBDIRECTOR DE TRATAMIENTO
D.   interno   ......................   en   el   Centro   Penitenciario   de..............   clasificado   en   primer   grado   y
encontrándome en el módulo de ................. 
EXPONGO
PRIMERO. Que estoy clasificado en primer grado desde hace aproximadamente ..........
años/meses. Llevo de condena (poner los años) y he pasado en primer grado (poner los
años).
SEGUNDO. Que paso veintiuna horas en la celda (adaptar a cada caso), que no se
me ha realizado ningún diseño de tratamiento, y en consecuencia no tengo ninguna
actividad de tratamiento; que la única que se ofrece es la escuela y ésta solamente tiene
que ver con lo educativo; además sólo dispongo de (poner horas y días en que se ve al
maestro).   Además,   como   usted   bien   sabe   estoy   sometido   a   numerosas   medidas   de
control   (cacheos   con   desnudo   integral   indiscriminados,   requisas   en   las   celdas,
recuentos nocturnos, traslados de celda y de cárcel, no tengo relación con otros presos
y .......–poner y relatar circunstancias concretas de cada caso–.
Sr. Subdirector, estoy seguro que usted sabe el deterioro psicológico y físico que supone estar en este
régimen de vida; también usted sabe que tiene posibilidades de evitarlo, por ello le presento este escrito
con una serie  de peticiones  que como  profesional, no sólo de  la Administración penitenciaria,  sino
experto   en   psicología,   podría   admitir   y   llevar   a   cabo.   Usted   tiene   unas   normas   deontológicas
expresamente determinadas como funcionario y como psicólogo que no debe obviar; además claro está,
supongo que usted tendrá capacidad de sentir como ser humano.
Desde estos dos ámbitos le hablo a usted: como persona humana que siente y como profesional. Mire: 
– Sufro una alteración en mi capacidad de concentrarme para leer, incluso para ver una película.
– Llevo un tiempo que confundo lo real con lo imaginario. Me explico, mis recuerdos respecto de las
personas   queridas   están   distorsionados,   creo   que   los   he   visto   hace   un   tiempo   y   no   es   así;   apenas
recuerdo sus palabras y si me decían cosas o no. Lo mismo me ocurre cuando trato de recordar algunos
hechos de mi vida, los percibo y siento absolutamente distorsionados. Dicen los psicólogos que si las
personas «normales» se adaptan a la realidad o a lo que un mayor número de personas cree que es real,
es   porque   continuamente   contrastamos   la   información   proveniente   de   nuestro   interior   (recuerdos,
imágenes de la imaginación) con los estímulos que provienen del entorno. De manera que cuando sólo se
cuenta con la producción interna porque no existen estímulos del exterior llegará un momento en que la
persona encerrada «alucinará» (confundirá la imaginación con la realidad) y podrá sufrir delirios.
– Tengo alterada la noción del tiempo. A veces siento cómo avanza rápidamente y otras cómo parece no
correr.
– Siento que no tengo ningún control sobre mi vida. Que todo depende de otras personas, cada minuto,
cada acto, cada sentimiento. No tengo ninguna convicción en la eficacia de mi propia conducta para
salir de donde me encuentro, o para alcanzar los objetivos que se desean debido a la falta de control de
mi vida (ustedes me dicen  qué debo hacer a cada momento).  Esto me hace  sentirme absolutamente
indefenso;   hasta   tal   punto   que   siento   incapacidad   para   iniciar   nuevas   conductas,   incluso   nuevos
aprendizajes. No sé que va  pasar con mi vida hacia el futuro, casi desconozco qué pasará mañana.
–  Tengo   alteraciones   en   el   ánimo.   De   pronto   me   encuentro   algo   alegre,   y   al   momento   me   siento
realmente fracasado e impotente, sin ánimo.
–  Me   resulta   realmente   difícil   escribir   cartas,   describir   sentimientos   y   explicar   lo   que   me   está
ocurriendo.
–  No siento ningún estímulo gratificante, nada bueno me ocurre; pero en cambio todo lo que pasa es
absolutamente negativo; desde los cacheos, los registros, los traslados, los recuentos, el pasar todo el
día en la celda, la soledad no deseada, el no poder relacionarme.
– Todo lo que me llega es que no soy válido para vivir con otros. Es verdad que en ocasiones mis
comportamientos así lo demuestran, pero he decidido cambiar y necesito que ustedes me den los medios
técnicos y profesionales para ello.
TERCERO. Que   por   medio   del   presente   escrito   vengo   a   solicitar   que   se   me   realice   un   diseño   de
tratamiento individualizado para evitar la caída en la locura y para dar solución a mi situación. Este
tratamiento debería tener las siguientes características tal y como señala la Ley penitenciaria (art. 62
LOGP):
a) Guardará relación directa con un diagnóstico de la personalidad criminal y con un juicio pronóstico
inicial que serán emitidos tomando como base los datos recogidos en el apartado anterior. También se
tendrá   en   cuenta   un   resumen   de   su   actividad   delictiva   y   de   todos   los   datos   ambientales   ya   sean
individuales, familiares o sociales. 
b)  Será   individualizado,   aplicando   métodos   médico­biológicos,   psiquiátricos,   psicológicos,
pedagógicos y sociales.
c) Será complejo, al consistir en la integración de todos los métodos anteriores.
d) Será programado, fijándose el plan general que deberá seguirse en su ejecución.
e)  Será continuo y dinámico, dependiendo de la evolución de la personalidad del interno durante el
cumplimiento de la condena.
CUARTO. La intervención de la Administración en este tema no es potestativa, sino imperativa toda vez
que el mandato del art. 25.2 CE, cuyo contenido se concreta en el art. 1 de la LOGP, determina que las
instituciones penitenciarias reguladas en la presente ley tienen como fin primordial la reeducación y la
reinserción social de los sentenciados a penas y medidas privativas de libertad.  Para garantizar este
derecho el art. 4 RP establece como derecho al tratamiento   penitenciario y a las medidas que se
programen   con   el   fin   de   asegurar   el   éxito   del   mismo.   El   tratamiento   penitenciario,   según   viene
definido en la Ley Orgánica General Penitenciaria, es el conjunto de actividades culturales, educativas,
deportivas   y   terapéuticas   encaminadas   a   la   consecución   de   los   fines   de   reeducación   y   reinserción
establecidos constitucionalmente para las penas privativas de libertad (arts. 59 y ss. LOGP). Según la Ley
Orgánica General Penitenciaria, «el tratamiento pretende hacer del preso una persona con la intención y
capacidad de vivir respetando a la sociedad. Para ello, se procurará desarrollar y potenciar en las personas
presas actitudes de respeto a sí mismos y de responsabilidad individual y social respecto de su familia, el
prójimo y la sociedad en general» (art. 59 LOGP).
La LOGP configura el tratamiento como un derecho del interno al ordenar que se fomente y estimule la
colaboración de los internos en el tratamiento y planificación (4.2 y 61 LOGP). En idéntico sentido, para
la   consecución   de   la   finalidad   resocializadora   de   la   pena   privativa   de   libertad,   la   Administración
penitenciara (art. 110 RP):
A) Diseñará  programas formativos orientados a desarrollar las aptitudes de los internos, enriquecer sus
conocimientos, mejorar sus capacidades técnicas o profesionales y compensar sus carencias.
B) Utilizará  los   programas   y   técnicas   de   carácter   psicosocial   que   vayan   orientadas   a   mejorar   las
capacidades de los internos y a abordar aquellas problemáticas específicas que puedan haber influido en
su comportamiento delictivo anterior.
C) Potenciará y facilitará los contactos del interno con el exterior contando, siempre que sea posible, con
los recursos de la comunidad como instrumentos fundamentales en la tarea de reinserción. 
El hecho de estar clasificado en primer grado no impide el acceso al tratamiento toda vez que el art. 10
LOGP solamente establece que se caracterizará por una limitación de las actividades en común de los
internos y por un mayor control y vigilancia sobre los mismos en la forma que reglamentariamente se
determine.
QUINTO. A estos efectos solicito a la mayor brevedad posible ser entrevistado por los miembros de ese
Equipo de Tratamiento (psicólogo, educador, trabajador social) a fin de que detecten las áreas carenciales
necesitadas de tratamiento y en base al mismo se formule diseño de tratamiento individualizado. Su
actuación debe ir encaminada al estudio científico de la constitución, temperamento, carácter, aptitudes,
actitudes, sistema dinámico­motivacional y aspecto evolutivo de la personalidad. Estos datos se recogerán
en el protocolo de personalidad. 
Esta tarea es obligación de los servicios encargados de tratamiento que, según la Ley penitenciaria, se
esforzarán por conocer y tratar las peculiaridades de la personalidad y ambiente del penado que puedan
ser obstáculo para las finalidades indicadas en el art. 59 LOGP». Para ello deberán utilizarse, en tanto
que sea posible, todos los métodos de tratamiento y los medios que, respetando siempre los derechos
constitucionales no afectados por la condena, puedan facilitar la obtención de dichas finalidades.
En esta misma línea, las funciones de estos profesionales en relación al tratamiento, que los responsables
de este Centro Penitenciario deben conocer son la siguientes:
1) Funciones del Equipo Técnico (art. 275 RP): 
• «Ejecutar los programas de tratamiento o los modelos individualizados de intervención penitenciarios
que se establezcan para cada interno por la Junta de Tratamiento».
• «Proponer a la Junta de Tratamiento la adopción de las medidas necesarias para superar las carencias
que presenten los internos».
• «Atender las peticiones y quejas que formulen los internos respecto su clasificación, tratamiento o
programa de intervención».
2) Funciones de psicólogo (Art. 282 RP):
• «Estudiar la personalidad de los internos desde la perspectiva de la ciencia de la psicología y conforme a
sus métodos, calificando y evaluando sus rasgos temperamentales...»
• «Dirigir la aplicación y corrección de los métodos psicológicos más adecuados para el estudio de cada
interno ...».
• «Ejecutar los métodos de tratamiento de naturaleza psicológica señalados para cada interno, en especial
el   asesoramiento   psicológico   individual   y   en   grupo,   las   técnicas   de   modificación   de   aptitudes   y   las
terapias de comportamiento».
3) Funciones de pedagogo (art. 283 RP): 
• «Estudiar  a   cada   interno  desde  el  punto  de   vista   de  su  historial   escolar,  grado   cultural   y  nivel   de
instrucción».
• «Ejecutar los métodos de tratamiento de naturaleza pedagógica».
4) Funciones de psiquiatra (art. 284 RP) : 
• «Vigilar todo aquello que redunde en la salud mental de la población reclusa   en el establecimiento,
tomando las medidas adecuadas para dicho fin con la colaboración del médico». 
• «Realizar tratamiento médico­psiquiátrico de las personas que presenten anomalías o trastornos de esa
naturaleza.
• «Ejecutar   los   métodos   de   tratamiento   penitenciario   de   naturaleza   preferentemente   psiquiátrica,   en
especial la psicoterapia individual o de grupo de los internos  cuyo programa así lo exija».
Por su parte, el Auto del JVP de Málaga de 4 de noviembre de 1993, señala que «el funcionamiento del
Equipo de Tratamiento debe ser efectivo, debiendo visitar todos los miembros a los internos, no sólo el
educador, para facilitar la progresión penitenciaria y lograr la reinserción social». En este mismo sentido,
el art. 273.f) RP dispone que los Equipos de Observación y Tratamiento tienen como cometido, además,
oír las peticiones y quejas que formulen los internos respecto de la clasificación y tratamiento y adoptar
los acuerdos que estimen pertinentes sobre las mismas... así como mediante las técnicas adecuadas, la
integración personal y colectiva de los internos en el trabajo y en la organización laboral (art. 273.i) RP)
(ver   Auto   de   JVP   Oviedo,   de   24   de   febrero   de   1995).   Se   estimulará   a   la   persona   condenada   a   la
participación en su planificación y ejecución. La persona presa podrá colaborar «para que en el futuro sea
capaz de llevar, con conciencia social, una vida sin delitos» (art. 61.1 LOGP). 
En este sentido, el Auto del Juzgado de Vigilancia de A Coruña de 13 de marzo de
2000 señala: «la Junta de Tratamiento deberá programar más actividades
culturales, deportivas, recreativas o formativas, laborales u ocupacionales que se
someterán a la aprobación del Consejo de Dirección. Igualmente se deben
incrementar el número de horas para la realización de actividades programadas de
los internos de los departamentos especiales y de módulos o centros cerrados por
considerarse insuficientes las existentes actualmente. Conforme al art. 77 del
Reglamento penitenciario, elévese propuesta a la Dirección General de
Instituciones Penitenciarias instando que se cubran las plazas vacantes de
funcionarios del Centro Penitenciario de Texeiro, especialmente las de monitores, al
repercutir en el tratamiento de los internos, en concreto, los que cumplen primer
grado.
SEXTO. El régimen de vida que tengo y que viene determinado reglamentariamente y por las normas de
Dirección, y en su caso por la Instrucción 21/96, impiden la realización de cualquier tratamiento, impide
que asuma el control de mi comportamiento al encontrarme  en una situación absolutamente cerrada,
absolutamente controlada, violenta, en la que la única salida que me dejan es el ejercicio de la violencia.
¿Usted sería capaz de controlar su comportamiento y asumir las normas, y ser respetuoso consigo mismo
y con los demás en un entorno así?, ¿usted sería capaz de mantener la cordura y la responsabilización de
su vida? 
Mire, el fin primordial del régimen del establecimiento penitenciario es lograr en los mismos el ambiente
adecuado   para   el   éxito   del   tratamiento:   en   consecuencia   «las   funciones   regimentales   deben   ser
consideradas como medios y no como finalidades en sí mismas (art. 71 LOGP).  Este precepto nos sirve
para solicitar que se modifique el régimen del primer grado que venimos sufriendo, toda vez que la Ley
Orgánica General Penitenciaria, norma de superior rango y a la cual el reglamento debe subordinarse,
solamente establece una limitación de actividades en común. Por ello, toda vez que la ley no lo impide,
sino todo lo contrario en relación con la finalidad del tratamiento (normas reseñadas anteriormente) puede
realizarse  modificaciones del régimen de vida en base al art. 100 RP: «no obstante, con el fin de
hacer  el sistema de clasificación más flexible, el Equipo Técnico podrá proponer a la Junta de
Tratamiento que, respecto de cada penado, se adopte un modelo de ejecución en grados en el que
puedan combinarse  aspectos característicos  de cada uno de los mencionados grados, siempre y
cuando dicha medida se fundamente en un programa específico de tratamiento que de otra forma
no   podrá   ser   ejecutado.   Una   vez   diseñado   se   necesita   la   aprobación   del   Juez   de   Vigilancia
Penitenciaria».
Visto lo anteriormente expuesto, vengo a solicitar, además del tratamiento ya referido anteriormente:
1) Que se amplíe el horario de patio hasta tres horas por la mañana y otras tres por la tarde, más las
correspondientes para las actividades terapéuticas, ocupacionales y formativas que se me designen. Para
apoyar esta fundamentación quiero resaltar lo siguiente: el artículo 93.1 RP establece que los internos en
departamentos especiales disfrutarán como mínimo de 3 horas de patio (el artículo 94.1 RP establece un
mínimo de 4 para los ingresados en módulos cerrados) que podrán ampliarse hasta tres horas más para la
realización de actividades programadas. 
El Reglamento realiza una mera recomendación que las Juntas de Régimen pueden no acatar, toda vez
que no establece un límite máximo de horas de patio, tan sólo establece un mínimo. En consecuencia,
si la Junta es competente para fijar esa duración, y la misma no viene contradicha por ninguna norma
legal o reglamentaria que imponga un número de horas de patio concreto, es preciso hacer una serie de
consideraciones respecto de la ampliación del horario fuera de la celda:
– Consideración humanitaria. 3­4 horas de «libertad» en el patio, frente a las 21­20 de encierro, se traduce
en un claro trato inhumano. 
– Consideración constitucional: el aislamiento priva de todos los sentidos y anula cualquier posibilidad de
estructuración   personal   y   psicológica.   Por   ello,   un   régimen   de   vida   basado   exclusivamente   en   el
aislamiento   es   abiertamente   contrario   a   la   Constitución   –art.   25–   y   a   la   Ley   Orgánica   General
Penitenciaria –art. 1– que señalan la reeducación como fin principal de las penas privativas de libertad.
En cambio, un régimen de vida como el descrito, solamente atiende a fines exclusivamente retributivos. 
– Consideración   legal.   «En   modo   alguno   puede   aceptarse   ni   desde   el   punto   de   vista   jurídico­
constitucional ni penitenciario, la equiparación de un régimen de vida restringido con el régimen de vida
de sanción en aislamiento; son cuestiones con causa y, sobre todo, con fines diferentes. Lo cierto es que
para la sanción en celda la norma prevé 1 hora de paseo. Esta sanción ha sido calificada por el Tribunal
Constitucional como «no una más de las que están a disposición de las autoridades penitenciarias, sino
que sólo debe ser autorizada en casos extremos...», restricciones que la Ley y el Reglamento establecen
para la aceptación residual de este tipo de sanción... sólo con las garantías que para su imposición y
aplicación establece la legislación penitenciaria vigente no puede ser considerada como una pena o trato
inhumano o degradante (STC de 21 de enero de 1987). En consecuencia, si para los así sancionados se
establece sólo 1 hora de patio, no parece suficiente que para un régimen de vida de no sancionado, por
muy restrictivo y controlado que sea ese régimen, se establezca sólo dos horas» (vid. Auto del JVP núm.
3 de Madrid, de 27 de diciembre de 1993). Esta misma argumentación valdría para valorar la actual
legislación que aumentó de dos a tres y cuatro horas el tiempo de patio.
– Consideración   de   seguridad   y   orden   penitenciario.   La   ampliación   de   hasta   seis   horas   de   patio   no
compromete en modo alguno la seguridad de la cárcel. Por lo que no se pueden aducir estas razones para
no ampliar el horario de patio, más cuando el derecho constitucional a la reeducación es preferente dado
el rango constitucional de la norma que lo sustenta. El Auto del JVP de Oviedo de 25 de junio de 1996,
amplía el horario de patio.
SÉPTIMO. Solicito que la infraestructura de este módulo se adapte a las necesidades de tratamiento: que se
pongan los medios materiales para el gimnasio, que se pongan bancos para poder sentarse, un techo para
los días de lluvia, y en base al tratamiento que se diseñe, se organice una sala con los medios materiales
suficientes para que aquél se pueda realizar. En este sentido, algunos Juzgados de Vigilancia Penitenciaria
obligan   a   los   responsables   de   las   cárceles   a   hacer   algunas   modificaciones   de   infraestructura   y   de
programación de actividades.  En este sentido se manifiesta el Auto de 13 de marzo de 2000, del
Juzgado de Vigilancia de A Coruña. También, el Juzgado de Vigilancia núm. 1 de Madrid, obliga a los
responsables de la cárcel de Madrid V «a que habiliten el recinto cubierto e instalen material adecuado
para que los internos puedan utilizarlo como gimnasio pues el departamento carece de dicha dependencia
y no cabe considerar que las espalderas y las colchonetas que hay en la sala de día doten a esta habitación
del carácter propio de un gimnasio... Por otra parte, el centro DEBE programar actividades culturales y de
ocio,   con   la   participación   de   internos   hasta   un   máximo   de   cinco;   mensualmente   deberá   informar   al
Juzgado de las actividades programadas y de los presos que participarán en las mismas» (Auto de 1 de
octubre de 1997); con similar fundamentación los Autos del JVP de Oviedo de 16 de marzo de 1995 y de
17 de abril de 1996.
Por todo ello, 
SOLICITO,  que a la mayor brevedad sea entrevistado por los miembros del Equipo Técnico, que se
diseñe un programa de tratamiento individualizado con todos los detalles que establece el art. 62 de la
Ley   Orgánica   General   Penitenciaria,   haciendo   uso,   en   su   caso,   de   las   posibilidades   de   régimen   y
tratamiento que ofrece el art. 100 RP, así como que se me amplíe el horario de patio y se adapte la
infraestructura del módulo de aislamiento.
En .....a ...... de......... de..............

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