Área: Paleontología
CUSCO- PERÚ
INTRODUCCIÓN
Los isotopos ambientales son uno de los instrumentos más poderosos para las
investigaciones de la variabilidad climática y la respuesta del medio ambiente a dichas
variaciones. Los isotopos han propiciado han permitido el surgimiento de nuevos puntos
de vista sobre la climatología y la palio climatología; de esta forma el papel que
desempeña en la elaboración de datos isotópicos adecuados para la investigación
relacionadas con el clima y su evolución.
Las variaciones de isótopos estables que más suelen aplicarse en las investigaciones
climatológicas son las de los isótopos pesados de hidrógeno y oxígeno, es decir,
hidrógeno 2 (o deuterio) y oxígeno 18, que permiten seguir eficazmente los cambios
inducidos por el clima en el ciclo hidrológico. También el carbono 13, isótopo estable
pesado del carbono, es un excelente indicador del clima (Rozanski & Gonfiantini, 1990)
ISOTOPO.
El descubrimiento del isotopo fue por Thomson (1913) descubrió la existencia de los
isotopos al utilizar campos eléctricos y magnéticos paralelos entre sí, perpendiculares a
un haz de iones positi8vos acelerados de diversos gases.
Al utilizar neón observo que, en vez de detectarse una parábola (lugar geométrico de
impacto de todos los iones con una misma m/e, se generaban dos parábolas
correspondientes a las masas atómicas 20 y 22
ISOTOPOS ESTABLES
Son elementos con número atómicos bajos. Tienen una abundancia variable debido al
fraccionamiento isotópico causado por procesos físico-químicos en la naturaleza.
Existe una diferencia grande entre H/D (debido a la gran diferencia de masa).
D/H Varía hasta 70% en muestras terrestres y aún más en muestras extraterrestres.
H se encuentra en minerales arcillosos, zeolitas, micas, anfíboles, clorita, serpentina.
Los isótopos estables del oxígeno O16 y O18, el más abundante O-16 (8 protones y 8
neutrones) que es el ligero y el más pesado O-18 (8 protones y 10 netrones) y el cálculo
del delta del oxígeno nos da resultados en el que un mayor delta significa que está
enriquecido del isótopo pesado. Niggli, demostró que, en el agua dulce, la proporción
O16 - O18 es constante e igual a 0.002, mientras que la variación de esta proporción en
los carbonatos marinos, es del orden de 0.16% por cada 10oC de temperatura. (Guerra
Velásquez & Afanador Ardila, 2014)
Como saben el agua tiene hidrógeno y oxígeno (H2O) y el agua tiene tres isótopos
principales. la relación de H216O (el ligero) y H218O (el pesado).
La proporción de estos dos isótopos en el agua dulce y, en el carbonato de calcio de las
conchas de animales marinos es muy distinta, y depende directamente de la
temperatura del agua.
En la parte central observamos dónde se calientan las masas líquidas. Vemos la zona
del matraz de destilación donde una fuente de calor, el mechero de gas, está
separando los líquidos del matraz según su punto de evaporación. Los líquidos más
volátiles se evaporan antes que los menos volátiles. En el otro caso vemos la zona
de convección de la atmósfera donde debido a una fuente de calor, el Sol, se produce
la evaporación del agua. Al contrario que con la destilación en el matraz, para que
se evapore el agua no hace falta que hierva a 100ºC como bien. Al evaporarse el
agua, se separan los isótopos del oxígeno; los isótopos ligeros al pesar menos se
evaporan más fácil que los isótopos pesados. En el matraz que recibe el destilado del
tequila, primero llegará el alcohol más puro, el más volátil, en cierto modo el más
ligero. En los polos, a través de la circulación atmosférica, lo que llegan son
sobretodo isótopos ligeros en forma de nieve, la mayoría de los pesados fueron
cayendo por condensación al enfriarse la atmósfera en el camino. El resultado es
que el hielo de los polos tiene en promedio un delta del oxígeno menor que en la
región tropical. Mientras lluvias tropicales tiene un delta de alrededor de -5%o, los
glaciares de Groenlandia llegan a un delta de -30%o. El cero es el Promedio Estándar
del Agua del Océano (SMOW en sus siglas en inglés).
FUENTE: Abella, J. (2016). La destilación del oxígeno y la reconstrucción de la temperatura del planeta.
FUENTE: Abella, J. (2016). La destilación del oxígeno y la reconstrucción de la temperatura del planeta.
Los glaciares se deshielan y liberan el isótopo ligero que tienen atrapado, disminuyendo
la relación O18/O16 en los océanos. Las condiciones cálidas de la atmósfera disminuyen
la destilación del oxígeno, por lo que la nieve que cae en los polos está enriquecida en
el isótopo pesado. En un periodo más frío, el deshielo se detiene y los polos empiezan a
capturar el isótopo ligero, que cada vez es más abundante en la nieve de los polos
porque la atmósfera está más fría y hay una mayor destilación del oxígeno.
Así llegamos hasta un máximo glaciar en el que la atmósfera es más fría a latitudes bajas
y destila mucho más oxígeno, por lo que casi no llega isótopo pesado a la nieve de los
polos. Los glaciares han capturado gran cantidad de isótopo ligero y ahora la proporción
O18/O16 ha aumentado en el mar, a la vez que ha bajado el nivel del mar por el
crecimiento glaciar.
los núcleos de hielo tienen mayor resolución y además son más fiables en la cronología,
pero lo máximo que hay son 800000 años reconstruidos con el isótopo del Hidrógeno
de un núcleo de la Antártida. En cambio, los sedimentos nos permiten ir millones de
años atrás. Algo que os puede llamar la atención son las diferencias en los valores del
delta.
En los mares cálidos, las conchas de los moluscos tienen mayor proporción de argonito
que en los mares fríos, en cambio, el aumento de salinidad produce el efecto contrario.
En consecuencia, la proporción aragonito-calcita en las conchas de los moluscos, resulta
ser directamente proporcional a la temperatura e inversamente proporcional a la
salinidad, lo cual proporciona un importante indicador paleoclimático.
Sin embargo, como en el agua de mar la salinidad aumenta con la temperatura, ambos
efectos se contrarrestaron en cierto grado, y es conveniente contrastar los resultados
obtenidos por este método, con la temperatura calculada por la dosificación de isótopos
de oxígeno. (Guerra Velásquez & Afanador Ardila, 2014)
RELACIÓN DE ISOTOPOS DE MAGNESIO-ESTRONCIO
Cuando se formó el sistema solar, hace 4600 millones de años, la luminosidad solar era
alrededor de un 30% más débil que ahora. La primitiva atmósfera alojaría 1000 veces
más dióxido de carbono que la actual (A principios del siglo XIX, se reconoció que el
dióxido de carbono de la atmósfera producía un efecto de invernadero) Se sugiere, que
un efecto de invernadero intenso pudo haber sido causa del calentamiento
característico de la Mesozoica, el cual ha sido probado con las huellas fósiles de los
dinosaurios que sugieren una tierra con 10 o 15°C por encima de la temperatura actual.
Una prueba directa que relaciona los gases de invernadero con los cambios climáticos
de la edad del hielo la ofrecen las burbujas de las antiguas nevadas que se acumularon
para formar los bancos de hielo. Se ha identificado la composición atmosférica del
pasado remoto gracias a un testigo de hielo perforado por un grupo franco – soviético
en la estación antártica de Vostok. el testigo de Vostok medía 2000 metros de longitud,
suficiente para obtener muestras de hielo que se remontaban a los últimos 160000 años.
Los datos obtenidos por medio del testigo de hielo, revelan la correlación entre la
concentración de ciertos gases y la temperatura de los últimos 160000 años.
A pesar de que hay estrecha relación estadística entre el dióxido de carbono y las
temperaturas a lo largo del registro histórico, las fluctuaciones térmicas son de 5 a 14
veces mayores de lo que se espera dadas las propiedades radiativas del dióxido de
carbono. Esta relación sugiere, aparte de los cambios de la concentración de gases de
invernadero, que intervienen otros procesos que refuerzan la respuesta; entre ellos,
quizás, el hielo marítimo y continental, las nubes o el vapor de agua, que también
absorben calor radiante.
EL OCEANO.
el océano es un medio idóneo para registrar las principales variaciones climáticas a largo
plazo, debido a su gran masa y a la consiguiente inercia térmica, química e isotópica, los
efectos de las fluctuaciones climáticas a corto plazo son limitados y a menudo
insignificantes.
Los grandes casquetes de hielo que existen en las altas latitudes (Groenlandia,
Antártida) resultaron excelentes archivos
del clima del Pleistocene en realidad deriva de estudios sobre la composición isotópica
de la cubierta de hielo polar. Los casquetes de hielo, con temperaturas medias anuales
negativas, conservan la estratificación vertical, aunque el espesor de las capas anuales
disminuye con la profundidad, sobre todo, a causa del proceso de compactación, que
hace que la nieve se transforme primero en hielo granular y luego en hielo compacto.
Las relaciones oxígeno 18/oxígeno 16 e hidrógeno 2/hidrógeno 1 en las precipitaciones
dependen en gran medida de la temperatura de su formación: una menor temperatura
provoca precipitaciones isotópicamente empobrecidas. En latitudes medias y altas,
donde las variaciones estacionales de las temperaturas son considerables, se producen
variaciones estacionales paralelas en la composición isotópica de las precipitaciones,
que se traducen en una concentración de isótopos pesados mayor en verano que en
invierno. El recuento de los ciclos isotópicos anuales a lo largo de un perfil vertical
constituye un método de datación del hielo y de evaluación de la tasa de acumulación.
La correlación entre temperatura y composición isotópica también permite identificar
el hielo depositado durante los períodos glaciales, debido a que tiene una concentración
muy reducida de isótopos pesados en relación con la precipitación de épocas más
recientes. De hecho, esto ha sido observado en todas las perforaciones profundas
realizadas en los casquetes de hielo hasta la fecha. Las variaciones en el contenido de
oxígeno 18 y de deuterio conservado en el hielo han hecho posible la reconstrucción
detallada de las paleotemperaturas de altas latitudes durante el último ciclo
glacial/interglacial.
Los grandes casquetes de hielo que existen en las altas latitudes (Groenlandia,
Antártida) resultaron excelentes archivos del clima del Pleistocene. Gran parte de lo que
conocemos sobre las variaciones climáticas del Cuaternario se deriva de estudios sobre
la composición isotópica de la cubierta de hielo polar.
Las relaciones oxígeno 18/oxígeno 16 e hidrógeno 2/hidrógeno 1 en las precipitaciones
dependen en gran medida de la temperatura de su formación: una menor temperatura
de formación provoca precipitaciones isotópicamente empobrecidas. En latitudes
medias y altas, donde las variaciones estacionales de las temperaturas son
considerables. Se producen variaciones estacionales paralelas en la composición
isotópica de las precipitaciones, que se traducen en una concentración de isótopos
pesados mayor en verano que en invierno.
Los sedimentos lacustres son uno de los materiales continentales más valiosos para
efectuar reconstrucciones paleoclimáticas. Estos materiales suelen contener
carbonatos, cuya composición isotópica de oxígeno está controlada por la del agua del
lago. En lagos "abiertos" con una rápida renovación de agua, la composición isotópica
de ésta coincide con la precipitación sobre la cuenca del lago, la cual, a su vez, depende
de la temperatura. Así, los valores mínimo y máximo en el contenido de oxígeno 18 del
carbonato depositado reflejan los períodos de clima frío y templado. En lagos serrados
los períodos secos se caracterizan por el alto contenido de oxígeno 18 debido al
aumento de la evaporación, proceso esté en el que el agua isotópicamente más ligera
escapa, preferentemente, del lago.
Los estudios isotópicos realizados hasta la fecha han permitido reconstruir en detalle las
condiciones climáticas e hidrológicas reinantes durante la última transición glacial/
interglacial y el Holoceno temprano en Europa Central, Africa Septentrional y América
del Norte, regiones entre las que se hallaron diferencias sustanciales en cuanto a la
estructura de esta transición y el momento en que se produjo. Por ejemplo, en los
depósitos lacustres del Sahara y el Sahel se han registrado varias oscilaciones de
períodos húmedos y secos. En el Sahara, los últimos episodios húmedos importantes
tuvieron lugar entre 14 500 y 11 000, y entre 9300 y 7500 años atrás. Los datos isotópicos
muestran que, probablemente, la mayor parte de las aguas subterráneas almacenadas
en los acuíferos del Sahara se recargaron en esos períodos.
CONCLUSIÓN:
Para el análisis del clima se elaboran modelos matemáticos que ayuden a predecir el
clima futuro basándose en el clima pasado, sin embargo estos modelos están en pleno
desarrollo y no son lo suficientemente confiables como para hacer predicciones
certeras, por lo tanto los modelos climáticos no producen predicciones definitivas
acerca de lo que el futuro nos deparará; se limitan a fabricar una bola de cristal sucia
donde pueden vislumbrarse cierto número de posibilidades. Con ello plantean un
dilema: hemos de decidir hasta cuando continuar limpiando el cristal antes de tomar
medidas relacionadas con lo que nos parece ver en su interior.
BIBLIOGRAFÍA:
Abella, J. (31 de Octubre del 2016). La destilación del oxígeno y la reconstrucción de la
temperatura del planeta. [Un blog de ciencia para entender el funcionamiento del planeta y su
relación con la historia de la humanidad]. PALEOCIENCIA. Recuperado de
http://paleociencia.weebly.com/blog/la-destilacion-del-oxigeno-y-la-reconstruccion-de-la-
temperatura-del-planeta
Guerra Velásquez, J., & Afanador Ardila, A. M. (17 de marzo de 2014). fluidos.eia.edu.co.
Obtenido de fluidos.eia.edu.cohidrologiaii:
http://fluidos.eia.edu.co/hidrologiaii/articuloseshii/temasvariados/paleoclima/paleocli
ma.html
Rozanski, K., & Gonfiantini, R. (1990). Isótopos en estudios climatológicos. BOLETIN DEL OIEA,
9-15.