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Lograron establecer innovación y crueldad de las armas utilizadas

por el Estado Islámico

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Desminadores kurdos posan junto a artefactos desactivados en zonas de combate

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Lanzadores sin retrocesos fabricados por el EI, mostrados con una variedad de
proyectiles reutilizados.

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Un cinturón suicida producido en masa por el Estado Islámico. NYT

Por John Ismay, Thomas Gibbons Neff y C.J. Chivers, The New York
Times News Service

Hacia el final de la primavera pasada, las fuerzas iraquíes que combatían


al Estado Islámico en Mosul descubrieron tres lanzagranadas con una
característica inusual: dentro de las ojivas se escuchaba el movimiento
de un líquido espeso.

Las pruebas que se realizaron posteriormente mostraron que las ojivas


contenían una sustancia parecida al gas mostaza, un arma química
prohibida que quema la piel y el tracto respiratorio de las víctimas.

Los cohetes químicos improvisados son una de las armas que desarrolló
el Estado Islámico (EI) durante un proceso masivo de fabricación de
armamento que bien podría ser el mayor por parte de un grupo
yihadista.

Debido a que tienen un acceso limitado a mercados mundiales de


armamento, las milicias y fuerzas combatientes irregulares, usualmente
fabrican sus propias armas.

Sin embargo, el EI llevó la práctica a otro nivel, con producciones "nunca


antes vistas" por parte de una fuerza no estatal, según explicó Solomon
H. Black, un funcionario del Departamento de Estado estadounidense
que rastrea y analiza armas.

El personal que se dedica al desminado humanitario, extécnicos


del ejército encargados del desecho de artillería explosiva y analistas de
armas que trabajan en zonas que fueron capturadas por el EI a partir de
2014 dieron decenas de informes a The New York Times, y una cantidad
aún mayor de fotografías y dibujos en los que se detalla el arsenal que
desarrolló la organización desde que estableció su autoproclamado
califato en Siria e Irak.

Los documentos dan cuenta de todo el trabajo de un equipo yihadista: un


sistema de producción de armamento en el que se combinaban la
investigación y el desarrollo, la producción en masa y la distribución
organizada.

Un informe detalla que antes de que fueran expulsados de Ramadí, Irak,


los combatientes del EI enterraron una enorme carga explosiva debajo
de varias casas antes de conectar la carga al sistema eléctrico de uno de
los edificios.

Se creía que las casas eran seguras. No obstante, cuando una familia
regresó y conectó un generador, su hogar voló por los aires a causa de
una inmensa explosión, de acuerdo con Snoor Tofiq, jefe de operaciones
en Irak de Ayuda Popular Noruega, organización que está quitando
armas improvisadas de zonas que abandonó el EI.

Craig McInally, otro jefe de operaciones de la organización noruega de


desminado, señaló que había una cantidad indiscriminada de dispositivos
explosivos por todas partes.

Algunos componentes de las armas, por ejemplo, eran en esencia


estandarizados. Muchas de las armas se produjeron en cantidades
industriales.

Los hallazgos también incluían los que al parecer eran prototipos de


armas que no fueron seleccionadas para la producción en masa o que
fueron abandonadas en el desarrollo, entre ellas proyectiles llenos de
soda cáustica, y municiones para lanzamisiles de hombro.
A pesar de que el EI fue expulsado de casi todos los territorios que ocupó
en Irak y Siria, los funcionarios afirman que sus avances en materia
armamentista presentan riesgos para otras zonas conforme los miembros
del grupo se trasladan a otros países, sus integrantes extranjeros
vuelven a sus países de origen y los veteranos de su red de producción
de armas se reúnen en línea y comparten conocimiento y técnicas por la
web.

"Están diseminando este conocimiento por todo el mundo", aseguró


Ernest Barajas Jr., un extécnico de infantería de la Marina
estadounidense especializado en el desecho de artillería explosiva.

El EI se basó en la industria letal de sus predecesores de Al Qaeda.


Cuando tomó el control de partes del territorio sirio e iraquí en 2014,
tomó el control de tiendas y fábricas, maquinaria dirigida vía
computadoras, lo que facilitó su producción armamentista.

El Estado Islámico también hizo una recolección organizada de bombas


hechas en EEUU, arrojadas desde los aviones de caza de la coalición
antiyihadista pero que no estallaron– para reutilizar su poder explosivo.

Barajas afirmó que el EI utilizó lo que había recolectado para darle un


uso prioritario: los ataques suicidas.

Sesenta por ciento

De las bajas de soldados kurdos peshmerga que combatían al EI en Irak


fueron atribuidas a los artefactos explosivos improvisados de los
yihadistas, según la Fundación Suiza para el Desminado.

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