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persona con una visión integral resaltando el papel de la madurez individual. El pensamiento
pionero de Marie Jahoda (1958) acerca de la salud mental positiva, señala lo que podría constituir
salud mental en el verdadero sentido de este término. El movimiento de la psicología humanista
hizo referencia al potencial inherente de los seres humanos. Ahí están los conceptos de Maslow
(1971/1982) de autorrealización, experiencia cumbre y potencial de la naturaleza humana y el
trabajo de Rogers (1961/1977) acerca del funcionamiento pleno de la persona, todos ellos
invocados de alguna manera en la psicología positiva (Linley y Joseph, 2004). Sin embargo, la
diferencia es que en general, estos y otros importantes predecesores no tuvieron un cuerpo de
investigación acumulativo y empírico para apoyar sus ideas (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000) ni
se le había prestado tanta atención a este aspecto, ni tampoco se había intentado organizar
sistemáticamente el conocimiento teórico y práctico para conformar una nueva disciplina
(Duckworth et al., 2005; Seligman, 2002/2003).
Por otro lado, la psicología positiva constituye mucho de lo que los mejores psicólogos
profesionales hacen en la práctica; sin embargo, hasta ahora, esta experiencia, no ha sido
reconocida ni integrada (Linley y Joseph, 2004). La psicología positiva tiene una tradición en
práctica e investigación que lleva décadas atrás. Pero a pesar de esta rica tradición, muchos
tópicos que serían descritos como el panorama de la psicología positiva han permanecido
típicamente aislados unos de otros, carentes de un lenguaje compartido y de una identidad común.
El surgimiento de la psicología positiva ha propiciado temas comunes de muchos trabajos en estas
áreas y ha proveído un espacio conceptual para los investigadores y profesionales practicantes
interesados en todos los aspectos del funcionamiento humano óptimo. La diversidad de temas
desde los cuales la psicología positiva se expresa, y el tener un núcleo común de identidad
compartido, ha propiciado que muchos psicólogos hayan tomado un interés sostenido y serio en el
estudio de la naturaleza humana como un todo (Linley y Joseph, 2004; Snyder y Lopez, 2007).
Es cierto, que la Organización Mundial de la Salud en 1948 definió a la salud como un
estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente como la ausencia de
enfermedad, y que su enunciado implicó un salto cualitativo, ya que desplazó el enfoque centrado
en la enfermedad para pasar a un enfoque que pone su atención en la salud positiva. Pero, los
principales representantes de la psicología positiva se preguntan ¿Cuánto de ello se observa en la
práctica? Piensan que el modelo psicológico basado en la enfermedad mental ha restringido el
trabajo de los profesionales de la salud mental y no ha profundizado lo suficiente en la búsqueda
en sí del bienestar y de la felicidad (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000).
Por ello, la psicología positiva como aproximación basada en las fortalezas, provee un
marco teórico que sugiere una alternativa al modelo médico más tradicional (Kauffman y Scoular,
2004) y ha sido altamente generadora de iniciativas, tanto en lo que toca por sus implicaciones
para la teoría y la investigación básica, como para la investigación de laboratorio y en escenarios
naturales, así como también por sus implicaciones para la práctica (Snyder y Lopez, 2007; Taylor y
Sherman, 2004).
De acuerdo con sus objetivos, la psicología positiva se propone comprender ese
funcionamiento óptimo de las personas en múltiples niveles, incluyendo el de las experiencias
personales, el de las relaciones con los demás, el de las instituciones, el de la sociedad y el global
que supone la relación con el mundo. Para ello, considera necesario estudiar la dinámica de las
relaciones entre estos procesos en los niveles antes mencionados y la capacidad humana de dar
orden y significado al enfrentar la inevitable adversidad, considerando que el significado de la
“buena vida”, en todas sus posibles manifestaciones, puede emerger de estos procesos (Aspinwall,
y Staudinger, 2003/2007). No obstante, la psicología positiva no pretende trasladar el interés de la
investigación de lo negativo a lo positivo, sino abordar el estudio del ser humano desde una
perspectiva integradora bajo la cual el individuo se concibe como un agente activo que construye
su propia realidad (Linley y Joseph, 2004).
Los objetivos de la psicología positiva que se deben mantener más, según Seligman (2004)
son: En primer lugar estimular mejor la prevención mediante la protección. En segundo lugar,
complementar mediante entrenamiento, las técnicas más viables de terapia, para identificar y
construir fortalezas de manera explícita y sistemática. En tercer lugar, reducir el énfasis en la
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victimología que predomina tanto en las ciencias sociales, ya que en el modelo de la enfermedad lo
que subyace en la naturaleza del ser humano, es la patología y la pasividad. El cuarto objetivo,
incluye mover a la psicología de lo egocéntrico a lo filantrópico, que es lo que se ha demostrado
que propicia emociones positivas más duraderas y una aproximación mayor a la felicidad,
escalando desde la vida placentera, a la vida buena, hasta la vida con sentido (Seligman,
2002/2003).
Pero hay que insistir que la psicología positiva no pretende sustituir el modelo de la
enfermedad, sino más bien quiere ser un camino científico complementario y trabaja para el
reconocimiento como el camino viable de ciencia rigurosa en el lado positivo de lo que significa ser
humano (Snyder y López, 2002). Por tanto, de acuerdo con este enfoque, la enfermedad y el
trastorno no se descuidan, sino que se toman como un aspecto más que conforman al individuo
humano integral (Linley y Joseph, 2004). En este sentido, la psicología positiva parte de un
enfoque integral de ser humano, con énfasis en su naturaleza positiva.
FUNDAMENTOS PRINCIPALES
De acuerdo con su propuesta, la Psicología Positiva se basa en tres pilares (Seligman,
2003; Seligman y Csikszentmihalyi, 2000; Seligman, Steen, Park y Peterson, 2005):
I. El estudio de la “experiencia positiva” que está a cargo del Dr. Ed Diener, de la Universidad
de Illinois, EU, experto en el área del bienestar subjetivo. Algunas de las cuestiones que
abarca este ámbito de trabajo se refieren a las emociones positivas generales y la
afectividad, así como también la diferencia entre distintos estados subjetivos positivos
como bienestar subjetivo y felicidad, flow y placer. Se hace énfasis en las emociones
positivas, las cuales pueden centrarse en el pasado, presente o futuro. Las relacionadas
con el presente son por ejemplo, la alegría, el éxtasis, la tranquilidad, el entusiasmo, la
euforia, el placer y la fluidez. Las emociones positivas sobre el pasado incluyen la
satisfacción, la complacencia, la realización personal, el orgullo y la serenidad y entre las
emociones positivas respecto al futuro están el optimismo, la esperanza, la fe y la
confianza (Fredrickson, 2000).
II. El estudio de la “personalidad positiva” que está en manos del Dr. Mihaly Csikszentmihalyi,
de la Universidad de Chicago, EU, quien dio nombre e investigó el concepto de fluidez
(flow). Aquí se abordan temas implicados en la “buena vida” y se estudian los rasgos
individuales positivos, y habilidades para la vida. En este campo, se propone un sistema
clasificatorio como eje central de la Psicología Positiva para alcanzar la “buena vida” y su
publicación marca el lanzamiento formal de la Psicología Positiva como una nueva
disciplina científica. Se parte de la idea que así como en patología existen reconocidos
sistemas de clasificación y diagnóstico de las enfermedades mentales, por ejemplo, el
DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) y el CIE (Clasificación
Internacional de Enfermedades), Peterson y Seligman (2004) desarrollan una Clasificación
de las Fortalezas y Virtudes Humanas (Character Strengths and Virtues). Esta clasificación
describe veinticuatro fortalezas que se encuentran dentro de seis virtudes consideradas
universales. Entre ellas están, la capacidad para amar y ser amado, el coraje, la
inteligencia emocional, la sensibilidad estética, el autocontrol, la vitalidad, el sentido del
humor, la empatía, la perseverancia, el perdón, la creatividad, la gratitud, la espiritualidad y
la sabiduría.
III. El estudio de las “instituciones positivas” que está encabezado por Kathleen Hall Jamieson,
decana de la Escuela de Comunicación Annenberg, de la Universidad de Pensilvania.
Puesto que también en el área social, muchas ideas y prácticas están muy ligadas a los
aspectos negativos o de déficit como por ejemplo, el racismo o el sexismo que son, sin
duda, perjudiciales para la comunidad, en este pilar se apunta a aspectos sociales más
positivos y se abordan aquellas cuestiones, como las distintas visiones respecto a una
buena sociedad, justicia, equidad, logros culturales, salud, cooperación y relaciones
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interpersonales, entorno o ambiente físico, que permiten que las comunidades prosperen y
mejoren el desarrollo de las fortalezas y virtudes personales. Se estudian instituciones
como la democracia, las familias y las comunidades unidas, la libertad de información, las
redes de apoyo social, que sustentan las virtudes y a su vez sostienen las emociones
positivas. Se estudian también las virtudes cívicas que mueven a los individuos a ser
mejores ciudadanos como la responsabilidad, la educación, el altruismo, la civilidad, la
moderación, la tolerancia, y el trabajo ético entre otros. Está dentro de los planes de la
Psicología Positiva poder expandir sus principios a otros campos y así lograr una
integración de la economía, sociología, política, antropología, y el derecho, y en un futuro,
conformar algo así como las ciencias sociales positivas.
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lo bueno acerca de la naturaleza humana? Se podría decir, que en cierto sentido, tiene el papel
que tuvo la revolución cognitiva en la psicología, la cual hizo surgir la cuestión de cómo el
pensamiento guía la conducta. La psicología positiva toma esto, pero acerca de la naturaleza
humana positiva (Snyder y López, 2002). Además, es una ciencia que tiene aplicación positiva
tanto para la persona que practica la psicología como también para las personas para quienes
nosotros como psicólogos la ejercemos (Linley y Joseph, 2004). “Se propone ayudar a las
personas a vivir en plenitud más bien que a solamente existir” (Keyes y Haidt, 2003, p. 3).
www.psicologia-positiva.com
http://www.authentichappiness.sas.upenn.edu,
REFERENCIAS
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Seligman, M. E. P. (2003). Foreword: The past and future of positive pscychology. En: C. L. M.
Keyes, & J. Haidt (Eds.). Flourishing. Positive Psychology and the life well-lived (pp. xi-xx).
E. U.: APA.
Seligman, M. E. P. & Csikszentmihalyi, M. (2000). Positive Psychology. An Introduction. American
Psychologist. Vol. 55, 1, 5-14.
Seligman, M. E. P., Steen, T. A., Park, N. & Peterson, Ch. (2005). Positive Psychology Progress.
American Psychologist, Vol., 60, 5, 410-421.
Snyder, C. R. & Lopez, S. J. (2002). The Future of Positive Psychology. En C. R. Snyder & S. J.
Lopez (Eds.). Handbook of Positive Psychology (751-767). U. S.: Oxford University.
Snyder, C. R. & Lopez, S. J. (Eds.). (2007). Positive Psychology. The Scientific and Practical
Explorations of Human Strengths. U. S.: Sage.
Taylor, S. E. & Sherman, D. K. (2004). Positive Psychology and Health psychology: A fruitful
Liaison. En: P. A Linley, & S. Joseph (Eds.). Positive Psychology in Practice (pp. 305- 319).
E. U.: Wiley & Sons.