“Cuando una mujer hace el amor con penes compulsivos y egoístas, que no saben estar
presentes amorosamente dentro de su vientre, está acentuando la herida".
El vientre, el útero femenino, ha sido agredido durante miles de años, por el mundo
masculino y su energía racional que ha dominado la civilización, separándola del
corazón y la Madre Tierra.
Le agrede la propia mujer cuando permite que cualquier hombre entre dentro de ella, y
cuando ella misma copia los patrones sexuales masculinizantes, dirigiéndose a una
sexualidad superficial (clitoridiana) y convirtiéndose en ese tipo de mujer, tan común
hoy en día, que utiliza activamente la sexualidad desligada del sentimiento.
La Diosa es la energía femenina y está ligada al poder de su vientre, que sanado, la une
directamente con la energía del corazón y con la Presencia del Ser, del Todo.
Es necesario que el vientre femenino sea sanado de todo el dolor, de todo el miedo y de
todo el rencor, del karma colectivo, de miles de años de aplastamiento de lo femenino,
de desprecio y de agresión a la Diosa.
Comienza a darle “nueva información”, esta vez desde la consideración, desde el amor.
Por eso es muy importante para cualquier mujer en el camino de sanación consciente,
ser cuidadosa en sus relaciones. No se trata de represión, de negar ahora el derecho de
libertad sexual, tan arduamente conseguido; sino de una toma de consciencia de “lo que
estamos haciendo”
Sanar la mente es sanar el cuerpo, La mujer tiene que “abrazar su dragón”. Hacerse
consciente de su herida y sanarla a través del perdón consciente. No se trata aquí de
establecer culpables. La curación del ser humano exige que comprendamos que nuestra
historia es una historia colectiva, es la historia del despertar de la consciencia, y en esa
historia todos hemos estado implicados en multitud de vidas, unas veces haciendo de
una cosa y otras de otra.
Lo mismo que la curación del planeta requiere que el hombre abra su pecho e integre lo
femenino dentro de él, esa misma curación requiere que la mujer cure su herida a través
de la comprensión de sí misma.
(Keshavananda)