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APRENDE A CERRAR CICLOS… Porque no se trata de olvidar, sino de sanar

Cada vez que termina un año, nos proponemos cerrar un ciclo y abrir otro. Deseamos borrar todas
las experiencias desagradables que tuvimos, recordar solo la suerte y los logros que alcanzamos
de ese año que se va. Nos encanta hacer promesas para el nuevo año que vamos a vivir, sin
entender por qué nunca llegamos a concretarlas. Nos gusta volver a saborear las alegrías que
pudimos tener en un determinado momento, la pareja ideal que conseguimos, el carro último
modelo que adquirimos o cierto ascenso profesional que alcanzamos. Pero aquello que nos dejó
una herida tiene que morir dentro de nosotros. Y es que por lo general, para los occidentales, lo
ideal es obtener solo logros y cero fracaso en la vida. Entonces, ¿estamos cerrando ciclos? O más
bien,
¿vivimos una especie de neurosis colectiva? Al no enfrentamos a una sociedad en la que todos
debemos ser hermosos, exitosos y perfectos. Haciendo conciencia de esto, podemos decir que :
Número 1. Nos gusta vivir lo bueno de la vida, pero no lo malo. Número 2. Debemos cerrar ciclos,
cuando en realidad reprimimos aquellas heridas y traumas para que “no se nos noten”.
Adoptar una máscara es mucho mejor y más chévere. ¿Qué irá a decir la familia de mi si no soy el
mejor hijo? ¿Qué dirán mis hijos si me ven en aquello o esto? ¿Qué dirá papa si no cumplo con sus
expectativas? ¿Qué dirá mama, si distinto a ella, yo decido ser soltero toda la vida y dedicarme a
mí? ¿Qué dirán mis amigos si me divorcio? Estas y otras preguntas pasan por las cabezas de
muchos desde la adolescencia, pasando a la adultez y llegando inclusive a la madurez. Habrá
quienes partan de este plano con esas tormentosas preguntas hasta la tumba. ¿Serian de verdad
sana y feliz? Quizás vivieron profundamente heridos, desolados, sin saber cómo pasar la página.
Tú puedes hacerlo, pero hazlo desde la herida
Todo buen psicoanalista sabe que, para sacar algo nocivo de la vida de una persona, primero
debes descubrir cuál es el origen del problema. Solo así podrás sanarte, hacerte consciente de ese
proceso o llevarte como un guía hacia una luz desde aquel túnel. Lo primero que debes hacer
cuando tengas un problema, un conflicto, una angustia, una rabia que no puedas sacar de tu
corazón, es hacerla consciente. ¿Por qué tienes que obligarte a perdonar si no lo sientes así? Ese
perdón debe conseguirse de forma natural, no impuesta. No puedes empeñarte en sonreír
mientras llevas el dolor sin saber qué hacer con ello.
Busca la raíz del asunto que te duele, revívelo, recuerda que fue tanto lo que te molesto, por qué
crees que te hirió tanto. Una vez que te enfrentes a ese dolor, si quieres llorar, llora.
Siente dentro de ti esa herida y reconócela como parte de tu vida. Una vez que hayas quitado esa
venda, que hayas enfrentado esa verdad –tu verdad-, tendrás la batalla ganada. ¿Por qué? Porque
habrás reconocido que no solo eres éxito, triunfos y perfección, sino que también eres emociones,
rabia y dolor. ¿y qué pasa cuando reconocemos esto? Pasa que sientes la vida desde lo humano,
no desde lo divino como nos enseñaron eternamente a vivir. Pasa que nos damos cuenta de que
no somos aún dioses, que debemos aprender a respetar nuestro procesos de duelo para seguir
viviendo sin mascaras. ¿Qué es lo valioso de todo esto? Lo valioso es que puedes aceptarte cómo
eres y que con esa nueva variante puedes cerrar ciclos de angustia y desolación.
¿Cuándo debemos cerrar ciclos?
En caso de perdidas, renuncias, despidos y quiebres económicos. Robos, estafas, muertes físicas,
rupturas sentimentales, rabias y odios que no nos dejan avanzar, resentimientos por
comparaciones absurdas, culpas, miedos, angustias, todo complejo que sea nocivo y que nos deje
vivir en paz.
Porque, al final, ¿de qué nos sirve odiar?
Una vez que hayas reconocido tu propio dolor y te permita sentirlo, tomate tu tiempo para
recuperarte, no desde la derrota, sino desde el aprendizaje. No desde la culpa, sino desde la idea

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de que la vida tiene sus sinsabores y debemos aprender a asimilarlos. Una vez allí, pregúntate si
ese sentimiento que te embargaba te era útil. ¿De qué te sirve odiar? ¿de que te sirve recriminarte
a ti mismo’ ¿Qué beneficios te trae?
¿Vengarse es lo apropiado?
Si decides seguir odiando, te odiaras a ti mismo. Porque ese sentimiento te puede enfermar.
Enfermara tu físico y te afectara a ti, no a la situación, ni al otro. En cuanto a los beneficios, solo
puedes beneficiarte desde el momento en que lo reconoces y lo aceptas para luego superarlo y
dejarlo atrás.
Poco a poco, y en el tiempo que te tome hacerlo, será perfecto. Si quieres, llámalo perdón, pero en
realidad se trata de integrar un proceso donde te darás cuenta que después de una caída, puedes
levantarte. Si piensas en vengarte, será peor. Todo lo que hagas en detrimento de los demás, te
será devuelto por la ley de causa y efecto. Así que eso no es válido en este juego.
CONSEJOS:
1. Ante, una pérdida, un rompimiento sentimental, infidelidad o, tal vez, al ser juzgado por algo, lo
mejor es reflexionar al respecto y entender que ninguno de los seres humanos somos perfectos.
2. Haz conciencia de que eres humano y que los errores son válidos en la vida. Si no, ¿Cómo se
llega a los aciertos?
3. Respeta tu proceso de vida y el de los demás, cada quien vive a su ritmo y de acuerdo a las
circunstancias personales de su destino.
4. Todo dolor debe sacarse, conversarse y reconocerse como parte de la vida. No como algo
negativo, si no como una experiencia más de aprendizaje.
5. Entiende que así como eres humano y cometes errores, lo demás también lo son. En lugar de
odiar, reconócete en el otro. Ponte en sus zapatos.
Para esta navidad es muy importante que decidas explorar en el pasado, reconociendo tus errores,
para luego conquistar tu paz interna desde la aceptación de la vida tal y como es. En este año
nuevo, tomate un tiempo para reflexionar sobre tus heridas, reconócete en ellas y pregúntate,
¿Qué lograste aprender? Deja atrás el papel de víctima. Decide de una vez romper esas cadenas.
¿Hiciste el ejercicio? Seguro ya te sientes mejor. Ahora si puedes pasar la página.
Es muy importante:
No juzgarse ni culparse. Tampoco buscar juzgar y culpar a los demás. Cada evento de vida, sea
malo o bueno, es importante para el desarrollo psíquico y evolutivo del ser humano.
No compararse con nadie. Cada quien es único y maravilloso.
Respetarte como eres para que los demás también lo hagan.
Ir al paso de tu propio ciclo interno. El objetivo es que avances a tu ritmo, no al de los demás.
Toma el control de tu vida. Solo tú debes ser responsable de ella. Disfrútala y vívela desde tu punto
de vista.
Cuando una banda de visionarios se une para empujar los límites del universo conocido, abren de
par en par las puertas atascadas de la evolución para todos….

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