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Triangulaciones en la Familia y Psicopatología.

Posted on July 22, 2014 at 1:25 PM

Juan Gálvez.
CEPSI
¿Qué son las triangulaciones? ¿Qué papel juegan en las relaciones de familia y cómo el
comprenderlas puede prevenir una psicopatología?

En este artículo repasaremos brevemente estas cuestiones fundamentales para conocer un poco más
un enfoque sistémico de las relaciones familiares y su conexión con la enfermedad mental.

Para comprender qué son las triangulaciones y cuál es su relación con la psicopatología es necesario
advertir que el desarrollo de una condición mental patológica en un individuo obedece a la
interacción de varios factores. Está por ejemplo la dimensión biológica (genes), o también la
experiencia e historia vital o el contexto cultural. Las condiciones pre mórbidas que se encuentren en
cada factor pueden influenciar en mayor o menor medida el aparecimiento de la psicopatología. Pero
sin duda el factor más influyente en cuanto a lo relacional es la familia. En la familia, el individuo en
desarrollo encuentra la principal referencia de sí mismo y de la relación que mantendrá con el
mundo, nutriéndose de dos dimensiones relacionales indispensables que generalmente estructuran
los padres. Estas dos dimensiones son la parentalidad y la conyugalidad (Linares, 1996).

En primer lugar la parentalidad se refiere a las funciones que desempeña un padre en la crianza de
sus hijos, y se compone de dos grandes elementos: la socialización y la nutrición emocional.

La socialización a su vez se conforma de dos funciones: a) la normativa, que enseña los límites y
normas para el contacto social y b) la protección, que es ofrecer un ambiente de abrigo y seguridad
contra riesgos externos. Por otro lado la nutrición emocional se trata de brindar a los hijos el
reconocimiento de que existen para los demás como individuos con sus propias características y
necesidades (distintas de las de los padres); brindar también el aprecio de sus cualidades, es decir, su
valoración y finalmente se le debe ofrecer la seguridad de que se le quiere, que es amado por los
padres y de que es digno de recibir ese amor.

La conyugalidad en cambio es el término que se refiere a la relación de pareja en la familia, se


fundamentará sobre un intercambio recíproco de componentes emocionales (cariño y ternura),
cognitivos (reconocimiento y valoración) y pragmáticos (deseo y sexo) (Roizblatt, 2006) , el cual
servirá para negociar razonablemente acuerdos fundamentados en el intercambio equilibrado,
independientemente de su estado civil, es decir, no es necesario que los padres permanezcan o hayan
estado casados para tener una conyugalidad adecuada. Ambas dimensiones (parentalidad y
conyugalidad) son independientes entre sí, pero se influencian mutuamente en cierto grado.Y según
se logre un cumplimiento satisfactorio de las funciones mencionadas en cada dimensión se puede
tener en tanto a parentalidad: una parentalidad primariamente conservada o una primariamente
deteriorada; y en cuanto a conyugalidad: una conyugalidad armoniosa o una conyugalidad
disarmónica. (Linares, 1996)

Hablando ahora de las triangulaciones y la psicopatología, las triangulaciones tienen lugar cuando
existe una parentalidad primariamente conservada junto con una conyugalidad disarmónica. Es decir
cuando existe un interés genuino por el bienestar y la crianza de los hijos, pero con una incapacidad
para negociar y resolver los conflictos de pareja razonablemente que a su vez puede ser nociva para
la parentalidad en segunda instancia. En esta circunstancia es cuando se forma una triangulación,
incluyendo al hijo para de esta forma equilibrar la pareja. De esta manera se perjudica en gran
medida al sistema, restando autonomía y aumentando la amenaza de conflictos, sobre todo para el
hijo. Ahora, desde las triangulaciones, según propone Linares (1996), se explican en parte dos de las
principales áreas de psicopatología humana: la neurosis, con la triangulación manipulatoria y la
psicosis, con la triangulación desconfirmatoria.

Los trastornos neuróticos se conforman cuando se triangula al hijo, al mantener una alianza
relacional con un progenitor y una relación conflictiva con el otro, esta es la triangulación
manipulatoria y está asociada a trastornos de personalidad caracterizados por la ansiedad, la
irritabilidad y la inseguridad (por ejemplo el obsesivo-compulsivo, el de evitación, etc). En la otra
mano, los trastornos psicóticos se explican desde el enfoque relacional como un producto de la
desconfirmación que es un “fenómeno comunicacional consistente en la experiencia subjetiva de la
negación de la propia existencia por parte de figuras relevantes de las que se depende” (Roizblatt,
2006). Aunque la desconfirmación, la modalidad de comunicación más dañina, ocurre con mayor
frecuencia y con una mayor intensidad en la triangulación, también puede ocurrir en otras variantes
de conyugalidad y parentalidad que no se ampliarán aquí, pero que su comprensión y estudio es de
igual importancia, estas son las caotizaciones y las deprivaciones.

La triangulación desconfirmatoria entonces sucede cuando la pareja no habla directamente de su


conyugalidad disarmónica y sino de una manera ambigua y camuflada incluyendo al hijo en la
triangulación relacional. Sin embargo no se especifica en qué calidad participa el hijo (no es aliado
ni “opositor” y de esta manera se produce un detrimento importante en la nutrición relacional del
hijo en cuanto a valoración, cariño e incluso reconocimiento. Los trastornos de personalidad
producto de este tipo de triangulación son los trastornos esquizoide, el esquizotípico o el
esquizotímico.

Con este conocimiento ¿qué podemos hacer al respecto?

Una valoración individual y familiar de las dimensiones familiares puede permitir atisbar
parcialmente en qué estado están las relaciones familiares. Pero el auto examen, fuera de un contexto
terapéutico, siempre va a estar sesgado por la subjetividad y conflictos de cada individuo de la
familia. Es por esta razón la terapia familiar con un manejo profesional y objetivo de las relaciones
viene a ser un requisito para identificar y modificar las pautas relacionales que, sin intención y sin
plena consciencia, pueden interferir con una vida familiar plena y dichosa.

Bibliografía
Linares, J. L. (1996). Identidad y Narrativa. La terapia Familiar en la práctica. Barcelona: Paidós.
Roizblatt, A. c. (2006). Terapia familiar y de pareja. Santiago de Chile: Mediterráneo.

http://www.cepsi.com.ec/apps/blog/show/42510446-triangulaciones-en-la-familia-y-
psicopatolog%C3%ADa-

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