Todas las vías urinarias, excepto la uretra, presentan la misma organización general.
Al abandonar los conductos colectores en el área cribosa, la orina ingresa a una serie de
estructuras que no la modifican pero que se especializan en almacenarla y conducirla hacia el
exterior del cuerpo. La orina fluye en forma secuencial a un cáliz menor, un cáliz mayor y la
pelvis renal y abandona cada riñón a través del uréter hacia la vejiga urinaria, donde se
almacena. Por último, la orina se elimina a través de la uretra.
Todos los conductos de excreción de la orina, excepto la uretra, tienen la misma organización
general, a saber: una mucosa (revestida por epitelio de transición), una muscular y una
adventicia (o, en algunas regiones, una serosa).
El epitelio de transición tapiza los cálices, los uréteres, la vejiga y el segmento inicial de la
uretra.
El epitelio de transición (urotelio) tapiza la vía urinaria que se inicia en el riñón y forma la
interfaz entre el espacio urinario y los vasos sanguíneos, nervios, tejido conjuntivo y células
de músculo liso subyacentes (fi g. 20-25 y 20-26). Este epitelio estratifi cado es
esencialmente impermeable a las sales y al agua. Las células en el epitelio de transición están
compuestas por al menos tres capas: