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1 Subterris

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari
a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−
revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram
iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la
Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
Catalunya. Ver todas las entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari
a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−
revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram
iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la
Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
Catalunya. Ver todas las entradas de INA →

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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
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Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram

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Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari
a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−
revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram
iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la
Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
Catalunya. Ver todas las entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram

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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
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fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram

iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la


Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
Catalunya. Ver todas las entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari
a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−
revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram
iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la
Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
Catalunya. Ver todas las entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram

iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la


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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
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fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram

iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la


Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
Catalunya. Ver todas las entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari
a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−
revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram
iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la
Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
Catalunya. Ver todas las entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram

iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la


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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
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fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram

iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la


Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
Catalunya. Ver todas las entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari
a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−
revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram
iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la
Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
Catalunya. Ver todas las entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram

iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la


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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
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en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram

iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la


Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
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Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari
a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−
revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram
iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la
Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
Catalunya. Ver todas las entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram

iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la


Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
Catalunya. Ver todas las entradas de INA →
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari

a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−


revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram

iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la


Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
Catalunya. Ver todas las entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari
a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−
revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram
iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la
Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari
a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−
revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram
iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la
Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad


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Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece

haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por

el mismo. O, en el supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la


original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, espe


cíficamente una violación a la paternidad de la obra, contemplada dentro del
marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en funció

n del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law

(www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte, inversores, galeristas, museos,


marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas, fundaciones, asociaciones y
entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta en este sector, está
profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus servicios legales
incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y formación. Miembro
del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del
Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no
citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la

obra, contemplada dentro del marco de los


derechos morales.

Sin emb argo, hay que


tener presente que el derecho de autor no cubre las ideas en sí, sino
únicamente la expresión de las mismas. Por lo que, por ejemplo, no constituiría
plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel de Paris por mucho que otros
pintores hayan pintado la misma Torre y siempre y cuando el cuadro no sea
idéntico (en color, posición de los objetos, estilo, movimiento artístico,..) a uno
anterior. Es decir, que no se produzca una práctica identidad entre la creación
original y la plagiaria, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los
peritajes técnicos− revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de
obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento

humanos, aunque manifieste cierto ingenio,


dándose, por tanto, plagio en las situaciones de identidad y en aquellas otras
que, aunque encubiertas, descubren similitud con la creación original, una vez
despojadas de ardides y disfraces, produciendo un estado de apropiación y
aprovechamiento de la labor creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas
no procede confusión con todo aquello que es común, integra el acervo cultural
generalizado o ya está anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de
exigirse en todo caso la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada
para no confundir los derechos de autor con la utilización de lo que ya se
encontraba anticipado y al alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no
citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño
El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la
acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay


Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación −

para la que resultan ineludibles los peritajes


técnicos− revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de
que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no
citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo

, se comete plagio al no citar en la invitación el nombre del comisario o artista


cuando se inserta algún párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el
supuesto de obras de arte, cuando una obra es similar a la original o contiene
alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiari
a, cuya comprobación −para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos−
revestirá mayor o menor complejidad en función del tipo de obra de que se
trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoram
iento jurídico, litigios y formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la
Asociación de Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de
Catalunya. Ver todas las entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay


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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no
citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño
El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la
acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no
citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay


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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no
citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
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creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no
citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
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fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño
El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la
acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no
citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
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servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la
acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay


Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
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creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no
citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicio

s que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
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Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
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creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño
El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la
acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no
citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no
citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
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creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay


Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no
citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

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Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.
Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro
Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.
En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no
citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.
Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.
Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la
obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
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en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
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creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →
EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.
Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

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M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
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fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.

Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de


autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay


Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
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obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
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El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
entradas de INA →

EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
formación. Miembro del IAC y de PAIAM. Abogada de la Asociación de
Coleccionistas Privados 9915 y del Gremi de Galeries d'Art de Catalunya. Ver todas las
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EL PLAGIO EN EL ARTE
2
22 febrero 2011Derechos de autorcopiar, delito, derechos autor, paternidad
obra,peritaje, plagiar, plagio, propiedad intelectualINA
Por Isabel Niño

El plagio es definido por el Diccionario de la Real Academia Española como la


acción de “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”.
Desde el punto de vista legal, el plagio es una infracción del derecho de
autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce
cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Así pues, una
persona comete plagio cuando copia o imita algo que no le pertenece
haciéndose pasar por el autor de ello.

En el caso de invitaciones a exposiciones, por ejemplo, se comete plagio al no


citar en la invitación el nombre del comisario o artista cuando se inserta algún
párrafo o frase manifestado por el mismo. O, en el supuesto de obras de arte,
cuando una obra es similar a la original o contiene alguna pieza del original.

Estos casos constituirían, específicamente una violación a la paternidad de la


obra, contemplada dentro del marco de los derechos morales.
Sin embargo, hay que tener presente que el derecho de
autor no cubre las ideas en sí, sino únicamente la expresión de las mismas. Por
lo que, por ejemplo, no constituiría plagio el realizar una pintura de la Tour Eiffel
de Paris por mucho que otros pintores hayan pintado la misma Torre y siempre
y cuando el cuadro no sea idéntico (en color, posición de los objetos, estilo,
movimiento artístico,..) a uno anterior. Es decir, que no se produzca una
práctica identidad entre la creación original y la plagiaria, cuya comprobación
−para la que resultan ineludibles los peritajes técnicos− revestirá mayor o
menor complejidad en función del tipo de obra de que se trate.

Según nuestra legislación, el castigo por este tipo de infracción puede ser una
sanción penal o una sanción económica y la obligación de indemnizar al autor
por los daños y perjuicios que se le han ocasionado.

Por último, una curiosidad para acabar de clarificar el concepto: Plagio deriva
del latín plagiārius, “secuestrador”, equivalente a plagium, “secuestro”.

Y para los más osados a continuación os transcribo lo que entiende nuestro


Tribunal Supremo por plagio: “por tal hay que entender, en su acepción más
simplista, todo aquello que supone copiar obras ajenas en lo sustancial, por lo
que se presenta como una actividad mecanizada, muy poco intelectual y
creativa, carente de toda originalidad y concurrencia de genio o talento
humanos, aunque manifieste cierto ingenio, dándose, por tanto, plagio en las
situaciones de identidad y en aquellas otras que, aunque encubiertas,
descubren similitud con la creación original, una vez despojadas de ardides y
disfraces, produciendo un estado de apropiación y aprovechamiento de la labor
creativa y esfuerzo ideario o intelectivo ajeno; mas no procede confusión con
todo aquello que es común, integra el acervo cultural generalizado o ya está
anticipado y al alcance de todos, de tal modo que ha de exigirse en todo caso
la originalidad en la ideación de la obra ajena plagiada para no confundir los
derechos de autor con la utilización de lo que ya se encontraba anticipado y al
alcance de todos”.

Foto: Street View of La Tour Eiffel de Davidson Clay

Acerca de INA
M.Isabel Niño. Abogada especialista en el Mercado del Arte. Socia fundadora y co-
directora de NIAL Art Law (www.nial-artlaw.com). Asesora a coleccionistas de arte,
inversores, galeristas, museos, marchantes, casas de subastes, anticuarios, artistas,
fundaciones, asociaciones y entidades relacionadas con el arte. Como abogada experta
en este sector, está profundamente involucrada en asuntos relacionados con el arte. Sus
servicios legales incluyen consultoría y proyectos, asesoramiento jurídico, litigios y
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