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Las virtudes éticas son para Aristóteles aquellas que se desenvuelven en la práctica y que van

encaminadas a la consecución de un fin, en tanto que las dianoéticas son las virtudes
propiamente intelectuales. A las primeras pertenecen las virtudes que sirven para la
realización del orden dela vida del Estado —la justicia, la amistad, el valor, etc.— y tienen su
origen directo en las costumbres y en el hábito, por lo cual pueden llamarse virtudes de hábito
o tendencia.A las segundas, en cambio, pertenecen las virtudes fundamentales, las que son
como los principios de las éticas, las virtudes de la inteligencia o de la razón: sabiduría, σοφία,
y prudencia, φρόνησις.

problema que se plantea a la historia de la filosofía, a saber, el de averiguar si es justo limitar


tal historia a Occidente y de si no deberían también introducirse capítulos sobre la ética
filosófica de varios pueblos orientales, especialmente de los de la China y la India, en los que
parecen haberse suscitado cuestiones filosóficas análogas a las que han existido en Occidente
y, por consiguiente, problemas éticos susceptibles de ser descritos e historiados
filosóficamente. la consideración de la ética como disciplina filosófica especial ha surgido
solamente en su madurez dentro del Occidente, de modo que una historia de la ética filosófica
coincide con una historia de la ética occidental. De hecho, esta historia comenzó solamente de
un modo formal con Aristóteles.

Primero, el de considerar la ética como ética de los bienes, es decir, el establecer una jerarquía
de bienes concretos hacia los cuales aspira el hombre y por los cuales se mide la moralidad de
sus actos. Segundo: el buscar la tranquilidad de ánimo, que según algunos (los estoicos) se
halla en la impasibilidad, según otros (los cínicos) en el desprecio a las convenciones, y según
otros (los epicúreos) en el placer moderado o, mejor dicho, en el equilibrio racional entre las
pasiones y su satisfacción.Por otro lado, los pensadores cristianos tuvieron, cuando menos en
los comienzos, una doble actitud frente a la ética. En un sentido, absorbieron lo ético en lo
religioso, y de ello nació una tendencia a edificar el tipo de ética que luego seha llamado
heterónoma o, más propiamente, teónoma, es decir, la que

fundamenta en Dios los principios de la moral. En otro sentido, en cambio, aprovecharon


muchas de las ideas de la ética griega —principalmente las platónicas y estoicas—, de tal modo
que partes de la ética tales como la doctrina de las virtudes y su clasificación se insertaron casi
enteramente dentro del cuerpo de la ética cristiana. Muy corriente fue el adoptar ciertas
normas éticas de algunas escuelas (como la estoica), negando sus fundamentos naturalistas y
suprimiendo aquellas porciones (por ejemplo, la justificación del suicidio)

que eran incompatibles con las ideas morales cristianas.

De hecho, en la última época de la escolástica clásica se llegó a la formulación de una teoría


ética que logró fundir la mayor parte de los principios fundamentales éticos griegos con las
normas cristianas.
La historia de la ética se complica a partir del Renacimiento. Por un lado, resurgieron muchas
tendencias éticas que, aunque no totalmente abandonadas, habían sido atenuadas
considerablemente: es el caso del estoicismo.

De hecho, en la última época de la escolástica clásica se llegó a la formulación de una teoría


ética que logró fundir la mayor parte de los principios fundamentales éticos griegos con las
normas cristianas.

La historia de la ética se complica a partir del Renacimiento. Por un lado, resurgieron muchas
tendencias éticas que, aunque no totalmente abandonadas, habían sido atenuadas
considerablemente: es el caso del estoicismo.

Un cambio radical experimentó la ética con la filosofía de Kant. Según hemos expuesto en
varios artículos ( véase BUENA VOLUNTAD, CONCIENCIA MORAL, DEBER, INTENCIÓN, KANT),
Kant rechazó toda ética de los bienes (véase BIEN), y procuró en su lugar fundamentar una
ética formal, autónoma(V. AUTONOMÍA) y, en cierta

medida, penetrada de rigorismo. Lameditación de ,Kant al respecto influyó grandemente sobre


muchas teorías posteriores de la ética. Es cierto que en el curso del siglo XIX dominaron otras
corrientes además de la kantiana y de la desarrollada por el idealismo alemán (especialmente
por Fichte). Mencionamos entre ellas la prosecución de las corrientes adscritas a la filosofía del
sentido común (v.), la tendencia a examinar las cuestiones éticas desde el punto de vista
psicológico, el desarrollo del utilitarismo (v.), el intuicionismo inglés, el evolucionismo ético, la
tesis de la absoluta diferencia entre la ética y la religión (v.).

Lo común en todas estas investigaciones ha sido el hecho de haberse reconocido que hay un
lenguaje propio de la ética, que este lenguaje es de naturaleza prescriptiva, que se expresa
mediante mandatos o mediante juicios de valor y que no es posible en general un estudio de la
ética sin un previo estudio de su lenguaje

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