encaminadas a la consecución de un fin, en tanto que las dianoéticas son las virtudes
propiamente intelectuales. A las primeras pertenecen las virtudes que sirven para la
realización del orden dela vida del Estado —la justicia, la amistad, el valor, etc.— y tienen su
origen directo en las costumbres y en el hábito, por lo cual pueden llamarse virtudes de hábito
o tendencia.A las segundas, en cambio, pertenecen las virtudes fundamentales, las que son
como los principios de las éticas, las virtudes de la inteligencia o de la razón: sabiduría, σοφία,
y prudencia, φρόνησις.
Primero, el de considerar la ética como ética de los bienes, es decir, el establecer una jerarquía
de bienes concretos hacia los cuales aspira el hombre y por los cuales se mide la moralidad de
sus actos. Segundo: el buscar la tranquilidad de ánimo, que según algunos (los estoicos) se
halla en la impasibilidad, según otros (los cínicos) en el desprecio a las convenciones, y según
otros (los epicúreos) en el placer moderado o, mejor dicho, en el equilibrio racional entre las
pasiones y su satisfacción.Por otro lado, los pensadores cristianos tuvieron, cuando menos en
los comienzos, una doble actitud frente a la ética. En un sentido, absorbieron lo ético en lo
religioso, y de ello nació una tendencia a edificar el tipo de ética que luego seha llamado
heterónoma o, más propiamente, teónoma, es decir, la que
La historia de la ética se complica a partir del Renacimiento. Por un lado, resurgieron muchas
tendencias éticas que, aunque no totalmente abandonadas, habían sido atenuadas
considerablemente: es el caso del estoicismo.
Un cambio radical experimentó la ética con la filosofía de Kant. Según hemos expuesto en
varios artículos ( véase BUENA VOLUNTAD, CONCIENCIA MORAL, DEBER, INTENCIÓN, KANT),
Kant rechazó toda ética de los bienes (véase BIEN), y procuró en su lugar fundamentar una
ética formal, autónoma(V. AUTONOMÍA) y, en cierta
Lo común en todas estas investigaciones ha sido el hecho de haberse reconocido que hay un
lenguaje propio de la ética, que este lenguaje es de naturaleza prescriptiva, que se expresa
mediante mandatos o mediante juicios de valor y que no es posible en general un estudio de la
ética sin un previo estudio de su lenguaje