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Material de estudio para los alumnos del Magíster en Derecho Penal y Ciencias Penales PUCV 2017

Prof. Dr. Guillermo Oliver Calderón

PROCEDIMIENTOS SIMPLIFICADO Y MONITORIO

1. PROCEDIMIENTO SIMPLIFICADO

Este procedimiento se encuentra regulado en el Libro IV (“Procedimientos especiales y


ejecución”), Título I (“Procedimiento simplificado”), artículos 388 a 391 y 393 a 399 del
Código Procesal Penal.

a) Ámbito de aplicación

Este procedimiento se aplica a:


i) las faltas (art. 388 inc. 1º), y
ii) los simples delitos por los cuales el Ministerio Público requiere una pena que no exceda
de presidio o reclusión menores en su grado mínimo (art. 388 inc. 2º).

Observaciones

1) El procedimiento simplificado no se aplica a los crímenes.

2) En el caso de los simples delitos, la pena que importa para estos efectos no es la
asignada en abstracto por la ley, sino la que en concreto solicita el Ministerio Público.

3) Hasta antes de la Ley Nº 20.074, se discutía si era obligatorio para el Ministerio Público
utilizar este procedimiento cuando se estaba ante un delito cuyo marco penal abstracto se
ajustaba al artículo 388, o si podía optar por el procedimiento ordinario y formalizar la
investigación. De igual modo, se discutía si, una vez iniciado un procedimiento ordinario,
podía efectuar un requerimiento para procedimiento simplificado, cambiando la tramitación
del proceso.
La citada ley modificó el artículo 390 y puso fin a la discusión. Conforme a lo previsto en
el inciso 1º de esta disposición, en su parte final, “cuando los antecedentes lo ameritaren y
hasta la deducción de la acusación, el fiscal podrá dejar sin efecto la formalización de la
investigación que ya hubiere realizado de acuerdo con lo previsto en el artículo 230, y
proceder conforme a las reglas de este Título.” Además, conforme a su inciso 2º, “si el
fiscal formulare acusación y la pena requerida no excediere de presidio o reclusión menores
en su grado mínimo, la acusación se tendrá como requerimiento, debiendo el juez disponer
la continuación del procedimiento de conformidad a las normas de este Título”. Por lo
tanto, en la actualidad, el Ministerio Público puede perfectamente formalizar la
investigación, a pesar de que el marco penal del simple delito se ajuste al artículo 388, y
con posterioridad dejar sin efecto la formalización, para continuar la tramitación conforme
al procedimiento simplificado. Incluso, en el mismo supuesto anterior, si el fiscal no deja
sin efecto la formalización para cambiar la tramitación, bastará con que cierre la
investigación y acuse pidiendo una pena que no exceda de presidio o reclusión menores en
su grado mínimo, para que tal acusación se considere como un requerimiento para
procedimiento simplificado.
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b) Tramitación

Investigación

La investigación no presenta diferencias con la que se realiza en el procedimiento


ordinario. Comienza y se desarrolla de la misma forma. No obstante, atendido el ámbito de
aplicación de este procedimiento, algunas diligencias de investigación de carácter intrusivo
no pueden tener lugar, como, por ejemplo, la interceptación de comunicaciones telefónicas
(art. 222), por resultar procedente sólo respecto de hechos que merezcan pena de crimen.

Por otro lado, no existe formalización de la investigación, lo que origina problemas


interpretativos importantes, como, por ejemplo, el relativo a determinar si proceden o no la
prisión preventiva y las medidas cautelares del artículo 155.

El asunto es discutido, especialmente en relación con la prisión preventiva. Los defensores


suelen señalar que no procede, porque como hemos dicho, dicho trámite no existe en el
procedimiento simplificado, y porque las disposiciones que permiten restringir derechos del
imputado deben interpretarse restrictivamente y no pueden aplicarse por analogía (art. 5º
inc. 2º)1. Los fiscales, en cambio, señalan que sí procede, esgrimiendo básicamente dos
argumentos. En primer lugar, que las disposiciones que regulan la prisión preventiva se
ubican en el Libro I del Código, sobre disposiciones generales, por lo que serían aplicables
a todo procedimiento. Y en segundo lugar, que la Ley Nº 20.074 modificó el artículo 141,
suprimiendo como supuesto de improcedencia de la prisión preventiva el caso en que el
delito imputado estuviere sancionado con una pena privativa o restrictiva de libertad de
duración no superior a la de presidio o reclusión menor en su grado mínimo, que estaba
contemplado en su texto original, rango de pena que coincide, precisamente, con el de los
delitos cuya persecución se somete a la tramitación del procedimiento simplificado (art.
388), por lo que parecería razonable concluir que en este procedimiento sí se puede decretar
la prisión preventiva.2

En todo caso, en la práctica, la importancia de esta discusión ha decaído


considerablemente, ya que si, como lo hemos visto, el fiscal puede adoptar el
procedimiento ordinario y formalizar la investigación, a pesar de que el marco penal del
simple delito de que se trate se ajuste al artículo 388, para conseguir una medida cautelar
bastará con que formalice la investigación y pida la medida, pudiendo más tarde sustituir el
procedimiento, sea dejando sin efecto la formalización, sea pidiendo en su acusación una
pena que no exceda de presidio o reclusión menores en su grado mínimo.

Al igual que en la investigación del procedimiento ordinario, el fiscal puede hacer uso de
los denominados mecanismos de selección de casos, es decir, archivo provisional, facultad
de no inicio y principio de oportunidad en sentido estricto (art. 390 inc. 1º parte 1ª). Pero a

1
En este sentido, véase la sentencia de la Corte Suprema, de 4 de agosto de 2009, dictada en causa rol N°
5044-2009 (recurso de amparo).
2
En este último sentido, puede verse la sentencia de la Corte de Apelaciones de Temuco, de 29 de octubre de
2009, dictada en causa sobre amparo rol Nº 914-2009.
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diferencia de lo que sucede en aquélla, como no existe la formalización de la investigación,


no hay un plazo máximo de duración de la investigación establecido expresamente por la
ley.

Requerimiento

Al concluir su investigación, el fiscal presenta al juez de garantía un requerimiento, que es


un escrito (en general lo es, salvo el caso del artículo 393 bis) muy similar a la acusación
del procedimiento ordinario. Dicho requerimiento debe contener las siguientes menciones
(art. 391):
a) La individualización del imputado;
b) Una relación sucinta del hecho que se le atribuyere, con indicación del tiempo y lugar de
comisión y demás circunstancias relevantes;
c) La cita de la disposición legal infringida;
d) La exposición de los antecedentes o elementos que fundamentaren la imputación;
e) La pena solicitada por el requirente, y
f) La individualización y firma del requirente.

Audiencia

Presentado el requerimiento, el juez de garantía debe citar a todos los intervinientes a una
audiencia, que tendrá lugar no antes de veinte ni después de cuarenta días contados desde la
fecha de la resolución. El imputado debe ser citado con, a lo menos, diez días de
anticipación a la fecha de la audiencia, acompañándose a la citación copia del
requerimiento y de la querella, si la hubiere. La resolución que dispone la citación ordena
que comparezcan los intervinientes con todos sus medios de prueba. Si alguno requiere la
citación judicial de testigos o peritos, debe pedirlo con una antelación no inferior a cinco
días a la fecha de la audiencia (art. 393). En todo caso, como veremos más adelante, no es
imprescindible que efectivamente se traigan los medios de prueba.

La audiencia tiene el siguiente desarrollo:

1. Relación sintética del requerimiento (art. 394 parte 1ª). Al inicio de la audiencia, el
tribunal efectúa una breve relación del requerimiento y de la querella, en su caso.

2. Posibilidad de acordar salidas alternativas (art. 394 parte 2ª). Se contempla


expresamente la facultad de, en este momento, celebrar un acuerdo reparatorio o solicitar la
suspensión condicional del procedimiento.

3. Pregunta sobre admisión de responsabilidad (art. 395 inc. 1º). Si no tiene lugar una
salida alternativa, el tribunal pregunta al imputado si admite responsabilidad en los hechos
contenidos en el requerimiento, permitiéndose al fiscal modificar la pena requerida para el
evento de que el imputado admita. Éste tiene dos posibilidades:
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a) si admite responsabilidad

En este caso, el juez de garantía dicta sentencia de inmediato, en base a la admisión de


responsabilidad y a los antecedentes en que se ha fundado el requerimiento. De ahí la
importancia de la exposición de antecedentes o elementos que fundamentaren la
imputación, como requisito del requerimiento [art. 391 letra d)].

Muy probablemente la sentencia será condenatoria, pero no podrá imponer una pena
superior a la solicitada en el requerimiento, permitiéndose en este caso la incorporación de
antecedentes que sirvieren para la determinación de la sanción (art. 395 inc. 2º). Esto
explica que, al igual que lo que sucede en el procedimiento abreviado, en el que existe
idéntico límite para la sentencia condenatoria (art. 412 inc. 1º), en la práctica tenga lugar
una suerte de negociación previa entre acusación y defensa para que se admita
responsabilidad. La ventaja que obtendrá el fiscal será la obtención de una condena sin el
esfuerzo y riesgo de absolución que supone un juicio oral. La que obtendrá el imputado
será que la condena no podrá superar dicho límite. En la práctica, además, en muchas
ocasiones, se ha estimado concurrente, por la sola admisión de responsabilidad, la
circunstancia atenuante de responsabilidad penal del artículo 11 Nº 9 CP (colaboración
sustancial en el esclarecimiento de los hechos), aplicando analógicamente, in bonam
partem, lo dispuesto en el artículo 407 inc. 3º para el procedimiento abreviado.3

En todo caso, no siempre dicha sentencia será condenatoria, ya que podría ocurrir que la
admisión de responsabilidad dijera relación con hechos que no son constitutivos de delito,
caso en el cual se deberá absolver, ya que condenar en este evento vulneraría el principio
de legalidad, explícitamente consagrado en la Constitución (art. 19 Nº 3 inc. 8º).4 Como se
comprenderá, sería extraño que un fiscal presentara un requerimiento por hechos que no
constituyeran delito. Sin embargo, podría suceder (y en la práctica esto se ha visto) que la
relación del hecho incluida en el requerimiento, por defectos en su redacción, no calce con
la descripción contenida en el tipo penal invocado, caso en el cual se debe absolver, ya que
la admisión hecha por el imputado recae sobre ese hecho y no sobre otro. Del mismo modo,
se debe absolver cuando los hechos contenidos en el requerimiento, por los cuales se
admite responsabilidad, calzan con un tipo penal, pero por algún error del legislador, no se
ha previsto una pena, ya que condenar en este caso también violaría el principio de
legalidad.5

b) si no admite responsabilidad

En este caso, el imputado está ejerciendo su derecho a un juicio oral (art. 1º inc. 1º parte
final), pero simplificado: ante el juez de garantía. En tal evento, las eventuales

3
En este sentido, véanse las sentencias de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, de 18 de noviembre de
2009, en causa rol 1149-2009, y de la Corte de Apelaciones de Antofagasta, de 6 de febrero de 2008, en causa
rol 7-2008.
4
En este sentido, véase la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, de 5 de mayo de 2010, dictada en
causa rol Nº 144-2010.
5
Cfr. SALAS ASTRAIN, Jaime, Problemas del proceso penal. Investigación, etapa intermedia y
procedimientos especiales, pp. 232-236.
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modificaciones que el fiscal haya hecho a la pena requerida para el caso en que el imputado
admitiera responsabilidad, se tienen por no efectuadas, y se procede a la preparación del
juicio simplificado (art. 395 bis).

Procedimiento simplificado en caso de falta o simple delito flagrante

En caso de flagrancia, se contempla la posibilidad de que el fiscal pueda ordenar que se


ponga al imputado a disposición del juez de garantía para comunicarle, en la audiencia de
control de la detención, en forma verbal, el requerimiento para proceder conforme al
procedimiento simplificado (art. 393 bis). En nuestra opinión, dado que esto puede tener
lugar en la audiencia de control de la detención, sólo resulta procedente el requerimiento
verbal en los simples delitos y en las faltas en los que procede la detención por flagrancia.

Tras el examen de la legalidad de la detención, el fiscal puede formular el requerimiento


verbalmente, caso en el cual el juez de garantía preguntará al imputado si admite o no su
responsabilidad en los hechos: si la admite, el juez dictará sentencia de inmediato; si no la
admite, se deberá preparar el juicio simplificado.

Preparación del juicio simplificado

Lo que se buscó con el artículo 395 bis, incorporado por la Ley Nº 20.074, fue solucionar
un problema práctico. Tras la presentación del requerimiento, el juez de garantía citaba a
los intervinientes a una audiencia de juicio simplificado, a la que debían concurrir con
todos los medios de prueba que fuesen a rendir, lo cual muchas veces suponía de parte de
ellos y de terceros un esfuerzo considerable. Sin embargo, si el imputado admitía
responsabilidad, se dictaba sentencia de inmediato, sin que se realizara el juicio, con lo cual
el esfuerzo realizado y el tiempo invertido para que concurrieran a declarar testigos o
peritos quedaban en vano. Tras la modificación, ya no es necesario concurrir con todos los
medios de prueba a la primera audiencia, que ya no es de juicio; sólo se lee el
requerimiento, se evalúan salidas alternativas y se pregunta al imputado si admite o no
responsabilidad. Si admite responsabilidad, se dicta sentencia de inmediato; si no lo hace,
se procede en la misma audiencia a la preparación del juicio simplificado; y el juicio tendrá
lugar inmediatamente, si ello fuere posible o a más tardar dentro de quinto día. Como lo
normal es que los intervinientes no hayan concurrido con sus medios de prueba, no será
posible que el juicio tenga lugar a continuación de la preparación, por lo que será necesario
realizar una posterior audiencia de juicio, a la que sí deberán comparecer con sus medios de
prueba.

El legislador no establece qué significa preparar el juicio simplificado. En la práctica, suele


observarse que los jueces de garantía y los intervinientes actúan de la misma forma que en
la audiencia de preparación del juicio oral. En nuestra opinión, la preparación del juicio
simplificado debería consistir, simplemente, en ofrecer la prueba que se rendirá en el juicio,
dejando constancia de cuál será, para evitar sorpresas futuras. Pero no deberían aplicarse
todas las disposiciones de la audiencia de preparación del juicio oral, a pesar de que el
artículo 389 remite, en lo no previsto en la regulación del procedimiento simplificado, a las
normas del procedimiento ordinario, ya que dicha remisión sólo resulta pertinente en
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cuanto “se adecuen a su brevedad y simpleza”. Por ejemplo, ¿se podría aplicar la regla
sobre exclusión de prueba ilícita? A nuestro juicio no, porque de hacerlo, también habría
que permitir que el Ministerio Público apelara por dicha exclusión, y como se
comprenderá, en tal evento no se podría cumplir lo que perentoriamente establece el
artículo 395 bis, en cuanto a que el juicio tenga lugar, a más tardar, dentro de quinto día,
plazo que se vencería antes de que la Corte de Apelaciones se pronunciara. En este caso, lo
correcto sería que en el juicio mismo el juez negara valor a la prueba que estime ilícita. Sin
embargo, en la praxis, la regla sobre exclusión de prueba ilícita es igualmente aplicada en
la preparación del juicio simplificado6, lo que obliga, cuando el fiscal apela por la
exclusión, a suspender la audiencia de juicio hasta que la Corte resuelva la apelación. Las
demás reglas sobre exclusión de prueba también reciben aplicación en esta preparación,
pero eso no nos merece reparos, en tanto se ajusta a la brevedad y simpleza del
procedimiento en estudio, al no caber apelación cuando se usan7.

Juicio simplificado

El juicio comienza con la lectura del requerimiento y de la querella, si la hubiere. Luego se


oye a los intervinientes y se rinde la prueba, tras lo cual se pregunta al imputado si tiene
algo que agregar. Finalmente, tras la nueva declaración del imputado o sin ella, el juez
pronuncia su decisión de absolución o condena, y fija una nueva audiencia para dar a
conocer el texto escrito de la sentencia, para dentro de los cinco días siguientes (art. 396
inc. 1º). A pesar de que la disposición no alude explícitamente a la eventual declaración del
imputado al inicio del juicio (art. 326 inc. 3º) ni a los alegatos de clausura (art. 338), en la
práctica igualmente estas actuaciones tienen lugar, dada la remisión a las normas del
procedimiento ordinario (art. 389). En todo caso, implícitamente, el precepto parece
reconocer la posibilidad de una declaración inicial del imputado, ya que tras señalar que se
le preguntará si tuviere algo que agregar, alude a “su nueva declaración”.

La audiencia de juicio simplificado no puede suspenderse, ni aun por falta de


comparecencia de alguno de los intervinientes o por no haberse rendido prueba en la misma
(art. 396 inc. 2º), salvo que no haya comparecido un testigo o perito cuya citación judicial
se haya solicitado y el tribunal considere su declaración como indispensable para la
adecuada resolución de la causa, caso en el cual se podrá suspender sólo hasta cinco días,
transcurridos los cuales deberá continuarse con el juicio, aun a falta del testigo o perito (art.
396 inc. 3º).
Esta imposibilidad general de suspender la audiencia del juicio ocasiona importantes
consecuencias prácticas, algunas muy criticables, cuando no comparece alguno de los
intervinientes.
a) Si quien no asiste es el fiscal, se debería absolver, siendo respetuoso del principio
acusatorio, por no haber acusador que rinda prueba de cargo. En tal caso no procedería
acoger un recurso de nulidad fundado en el artículo 374 letra b), como lo demuestra el
6
Así, entre muchas otras sentencias, la de la Corte de Apelaciones de La Serena, de 13 de junio de 2008,
dictada en causa rol N° 130-2008.
7
Cfr. PEÑA WASAFF, Silvia, “Comentario de fallo de la Corte de Copiapó sobre exclusión de pruebas en
procedimiento simplificado”, en Boletín del Ministerio Público, N° 32, septiembre 2007, p. 212, quien de
modo incluso más radical, afirma que “en el juicio simplificado no procede la exclusión de pruebas”.
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hecho de que el artículo 399 permite al fiscal recurrir de nulidad contra la sentencia
definitiva sólo si ha concurrido al juicio.8
b) Si quien no comparece es el imputado, en principio, sólo correspondería que se hiciera
efectivo el apercibimiento bajo el cual se le citó (art. 393 inc. 1º parte final). Si el juicio
pudiera tener lugar en su ausencia, no tendría sentido el apercibimiento bajo el cual el
Código ordena citar al imputado y se vulneraría su derecho a no ser juzgado en ausencia
[art. 93 inc. 2º letra i)].9 Sin embargo, si fuera la segunda ocasión en que el imputado no
compareciera, el tribunal podría recibir la prueba testimonial y pericial en carácter de
prueba anticipada, salvo que considere que ello vulnera su derecho de defensa (art. 396 inc.
final).
c) Si quien no asiste es el defensor, la disposición parece obligar a la continuación del
juicio, sin que se pueda suspender la audiencia para sustituir al defensor o para traerlo
arrestado. Por lo tanto, la sentencia sólo se basaría en la prueba rendida por el fiscal o el
querellante, lo que, como se advertirá, vulnera el derecho del imputado a contar con
defensa técnica en el juicio. Esto resulta muy criticable e infringe lo dispuesto en el artículo
19 N° 3 inciso cuarto CPR, según el cual “[t]oda persona imputada de delito tiene derecho
irrenunciable a ser asistida por un abogado defensor proporcionado por el Estado si no
nombrare uno en la oportunidad establecida por la ley”.
d) Si quien no comparece es el querellante, se declarará abandonada la querella (arts. 288 y
389).

Sentencia

Si el juez dicta sentencia condenatoria por una falta, pero a su juicio existen antecedentes
favorables que no hacen aconsejable la imposición de la pena, puede suspender la
imposición de la pena y sus efectos por un plazo de seis meses. Esta suspensión no es
acumulable con alguna de las penas sustitutivas a las penas privativas o restrictivas de
libertad previstas en la Ley Nº 18.216 (art. 398 inc. 1º). Vencido dicho plazo sin que el
imputado hubiere sido objeto de un nuevo requerimiento o de una formalización de la
investigación, el tribunal dejará sin efecto la sentencia y decretará en su lugar el
sobreseimiento definitivo de la causa (art. 398 inc. 2º). Esto no afecta la responsabilidad
civil derivada del delito (art. 398 inc. 3º).

Recursos

Contra la sentencia definitiva sólo procede el recurso de nulidad. El fiscal requirente y el


querellante, en su caso, sólo podrán recurrir si hubieren concurrido al juicio (art. 399).

8
En contra, puede verse la sentencia de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, de 8 de abril de 2010, dictada
en causa rol Nº 201-2010, que declara procedente el recurso de nulidad fundado en el artículo 374 letra b)
CPP, por no asistir el fiscal a la audiencia de juicio oral simplificado.
9
En sentido contrario, véase la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, de 12 de septiembre de
2006, dictada en causa rol Nº 1656-2006, que acepta la posibilidad de que el juicio oral simplificado se realice
en ausencia del imputado, en un caso en que se encontraba presente su defensor, argumentando que tal
ausencia era sólo física, pero no jurídica.
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2. PROCEDIMIENTO MONITORIO

Este procedimiento especial se encuentra regulado en el artículo 392, dentro del Título I
(“Procedimiento simplificado”) del Libro IV (“Procedimientos especiales y ejecución”) del
Código Procesal Penal.

a) Ámbito de aplicación

El procedimiento monitorio se aplica en el juzgamiento de las faltas respecto de las cuales


el fiscal pidiere sólo pena de multa (art. 392 inc. 1º parte 1ª) Como en Chile lo usual es que
las faltas tengan únicamente una pena de multa, en la práctica es éste el procedimiento que
se suele observar en la persecución de dichos delitos.

b) Tramitación

El fiscal presenta un requerimiento, con las menciones ya indicadas (art. 391), pero
señalando el monto de la multa que solicita imponer (art. 392 inc. 1º parte final). El juez de
garantía examina el requerimiento y existen dos posibilidades:
a) Si estima suficientemente fundado el requerimiento y la proposición relativa a la multa:
lo acoge. En tal evento, dicta una resolución que así lo declara, señalando el monto de la
multa a pagar. Dentro de los quince días siguientes a la notificación, el imputado puede
oponerse al requerimiento y a la imposición de la sanción, caso en el cual el juez de
garantía debe citar a audiencia conforme a la tramitación del procedimiento simplificado.
Si el imputado no se opone dentro del plazo señalado, se entiende que acepta la imposición
de la multa, y la resolución queda ejecutoriada. También puede pagar la multa dentro de
dicho plazo, caso en el cual ésta es rebajada en 25 %.
b) Si no estima suficientemente fundado el requerimiento o la multa propuesta por el fiscal:
cita a los intervinientes a audiencia de procedimiento simplificado.

En este examen del requerimiento, que puede conducir a cualquiera de las dos
posibilidades señaladas, lo que el juez de garantía analiza es si los antecedentes
efectivamente dan cuenta de la falta atribuida al imputado y si el monto de la multa se
ajusta a la ley. Si así lo considera, lo acoge. Si no lo estima así, no recalifica la falta
imputada ni tampoco modifica el monto de la multa, sino que simplemente cita a audiencia
de procedimiento simplificado,

c) Suspensión de la prescripción de la acción penal

En el procedimiento monitorio, como no resulta aplicable el artículo 233 letra a) CPP, sino
el artículo 96 CP, conforme al cual la prescripción de la acción penal se suspende cuando el
procedimiento se dirige contra el imputado, se han observado distintos criterios en la
práctica para determinar el momento en el que dicha suspensión se produce:
i) Criterio de la primera actuación del procedimiento: Esta posición aprecia una
concordancia entre el artículo 96 CP y el artículo 7º CPP, ya que esta última disposición
establece que las facultades, derechos y garantías que se reconocen al imputado pueden
hacerse valer por la persona a quien se atribuyere participación en un hecho punible “desde
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la primera actuación del procedimiento dirigido en su contra”, entendiéndose por ésta


“cualquiera diligencia o gestión, sea de investigación, de carácter cautelar o de otra especie,
que se realizare por o ante un tribunal con competencia en lo criminal, el ministerio público
o la policía, en la que se atribuyere a una persona responsabilidad en un hecho punible”.
Consecuentemente, se afirma que es en el momento de la primera actuación del
procedimiento cuando se produce la suspensión de la prescripción de la acción penal. Sin
embargo, este criterio presenta un problema de falta de certeza, ya que a diferencia de lo
que sucede en el procedimiento ordinario, en el que la ley ha señalado un momento muy
preciso para dicha suspensión (la formalización de la investigación), en el monitorio habría
incertidumbre y sería cada tribunal el que caso a caso determine cuándo tal suspensión
tiene lugar. Además, como el propio artículo 7º CPP lo establece, el criterio allí sentado
sólo tiene por fin determinar el momento en que se adquiere la calidad de imputado (así se
desprende de la frase inicial: “Para este efecto,…”).
ii) Criterio de la notificación de la sentencia: Esta tesis afirma que la suspensión de la
prescripción de la acción penal en el procedimiento monitorio se produce cuando la
sentencia condenatoria dictada contra el requerido le es notificada legalmente. Sin
embargo, también presenta problemas, ya que confundiría el momento de suspensión de la
prescripción de la acción penal con el momento de inicio de la prescripción de la pena.
iii) Criterio de la recepción del requerimiento: Esta posición sostiene que la mencionada
suspensión tiene lugar cuando el requerimiento del fiscal es recibido en el juzgado de
garantía. Esta tesis parece superar los problemas de falta de certeza del criterio de la
primera actuación del procedimiento, ya que establece un momento muy preciso para que
opere dicha suspensión, y también los del criterio de la notificación de la sentencia, porque
distingue claramente el momento en que tiene lugar tal suspensión y el momento en que
comienza a correr el plazo de prescripción de la pena.10

d) Recursos

Aun cuando un sector de la doctrina11 y de la jurisprudencia12 han señalado, a partir de lo


dispuesto en el artículo 399 CPP, que resulta procedente interponer un recurso de nulidad
contra la sentencia en el procedimiento monitorio, según nuestra opinión, ello no es así,
porque creemos que lo que en dicho precepto se prevé sólo es aplicable al procedimiento
simplificado, frente al cual el monitorio, como rito de tramitación breve y sumaria, guarda
cierta autonomía13. En este último procedimiento, el efecto de la manifestación de
cualquier disconformidad del imputado con la imposición de la multa o su monto es sólo
que la tramitación continúa conforme a las normas del procedimiento simplificado. Sería

10
SALAS ASTRAIN, Jaime, Problemas del proceso penal. Investigación, etapa intermedia y procedimientos
especiales, pp. 326-332. En la jurisprudencia, adhiriendo a este planteamiento, puede verse, entre otras, las
sentencias de la Corte de Apelaciones de Concepción, de 15 de octubre de 2010, dictada en causa rol Nº 490-
2010, y de la Corte de Apelaciones de Copiapó, de 50 de marzo de 2010, dictada en causa rol N° 39-2010.
11
HORVITZ LENNON / LÓPEZ MASLE, Derecho Procesal Penal Chileno, tomo II, p. 494.
12
Véase, por ejemplo, la sentencia de la Corte de Apelaciones de Antofagasta, de 30 de septiembre de 2010,
dictada en causa rol N° 119-2010.
13
DELGADO, Jordi, “Problemas y tensiones entre el diseño y funcionamiento del procedimiento monitorio
penal”, en Política Criminal, vol. 10, N° 19, julio 2015, p. 18.
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absurdo que esta tramitación de un procedimiento simplificado se siguiera en forma


paralela a un recurso dentro de un procedimiento monitorio.

e) Juicio crítico

Como puede advertirse, en el procedimiento monitorio no existe audiencia. Y tampoco


existe un juicio. Es cierto que se trata de un procedimiento aplicable a faltas para las cuales
el fiscal solicita sólo una pena de multa, sanción pecuniaria que normalmente será de baja
cuantía, pero ello no salva la crítica que se formula desde la doctrina: se permite la
imposición de una sanción penal sin que el imputado haya sido oído; se resuelve con el
solo mérito de lo señalado por el Ministerio Público, lo que parece pugnar con el derecho
de defensa del imputado.

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