Anda di halaman 1dari 15

UNIVERSIDAD NACIONAL SAN CRISTÓBAL DE HUAMANGA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS


ESCUELA DE FORMACIÓN PROFESIONAL DE DERECHO

LA CULPABILIDAD
CURSO
DERECHO PENAL
(DE-344)

GRUPO 04

DOCENTE
WALTER FERNANDEZ GÓMEZ

INTEGRANTES
 BORDA MIRANDA, Emerson.
 CASTILLO GUTIÉRREZ, Nino
 CUADROS CANDIA, Elizabeth zindy.
 CURE HUACRE, Deysi.
 CURO TERRANOVO, Roxana.
 CHAVEZ PULIDO, Vanessa.
 CHUCHON PADRO,Jhonny Diogenes.
 GUIZADO GUTIERREZ, Benjamín
 LAURA GALVÁN, Ghiomara Pamela.
 NÚÑEZ CÁCERES, mery angela.
 PERLECHE SUELDO, Nataly Mercedes.
 PRETELL MEDINA, Thais Solanch.

AYACUCHO-PERÚ
2017
INDICE
EVOLUCIÓN DE LA CULPABILIDAD EN LA TEORIA DEL DELITO ............................................................. 3
• Teoría psicológico:.................................................................................................................. 3
• Teoría psicológica normativa .................................................................................................. 4
• Teoría normativa-finalista ...................................................................................................... 4
FUNDAMENTO MATERIAL DE LA CULPABILIDAD ................................................................................. 5
CONTENIDO DE CULPABILIDAD .......................................................................................................... 5
AUSENCIA DE LA CULPABILIDAD ........................................................................................................ 7
A. La inimputabilidad.................................................................................................................. 7
B. Formas de error de prohibición............................................................................................... 8
C. Error de prohibición en delitos culposos................................................................................ 10
SITUACIONES DE INEXIGIBILIDAD ..................................................................................................... 11
A. Exceso en la legitima defensa ............................................................................................... 12
B. Estado de necesidad exculpante ........................................................................................... 12
C. Miedo insuperable: .............................................................................................................. 13
D. Objeción de conciencia ......................................................................................................... 14

2
EVOLUCIÓN DE LA CULPABILIDAD EN LA TEORIA DEL DELITO

El tema de la culpabilidad ha sido y sigue siendo contencioso. No hay acuerdo sobre su naturaleza
jurídica y son diversos los intentos por desentrañar su índole.
Desde los remotos tiempos de un sistema punitivo basado exclusivamente en el resultado dañoso (sin
culpa), pasando por su tratamiento inicial como categoría del delito en Pufendorf en el siglo s. XVII,
inspirador de FEUERBACH para cuándo del entendimiento de la justificación subjetiva de la pena se
trata, y pasando asimismo por los positivistas negadores de la culpabilidad (FERRI, FLORIAN y hasta
BECCARIA) para quienes faltando libertad carece de objeto hablar de culpabilidad pues como dice
MAGGIORE de ellos: “La función penal se resuelve en un mecanismo de defensa, donde la pena tiene
oficio exclusivamente preventivo, el delincuente es un anormal psíquico, la libertad moral se esfuma en
el mito (…) no se puede hablar de derecho penal sino únicamente de antropología, de criminología, de
sociología criminal, como hicieron los primeros y más auténticos positivistas”(MAGGIORE, Citado por
JIMENEZ DE ASÚA, Luis.Tratado. tomo V, Pag.128), hasta, más adelante en que “el positivismo
normativista que introdujo con precisión la categoría de la culpabilidad en la sistemática jurídico penal,
con MERKEL y finalmente, BINGING sería el primer expositor en utilizar el concepto de la culpabilidad
dentro de un sistema penal cerrado” (VELASQUEZ VELASQUEZ, Fernando, Derecho Penal. Parte
General, 2da ed. Temis, Bogota,1995, Pág., 481).
Todos estos momentos en el afronte de la culpabilidad conducen a tres constructores teóricos sobre la
misma: La teoría psicológica, la teoría psicológico- normativo y la teoría normativo-finalista
A. TEORÍA PSICOLÓGICA
Esta teoría cuyo máximo representante lo tenemos en el alemán FRANZ VON LISZT con el desarrollo
de lo que llamo por influencia del positivismo italiano, “La culpabilidad del carácter” por el que se ubica
el concepto de culpabilidad cerca al de peligrosidad, deteniéndose en la personalidad del autor con
todos sus atributos biosociológicos.
La tesis de la culpabilidad del carácter como todas aquellas vinculadas plantea que “en vez de partir del
acto para el reproche en que la culpabilidad consiste, hay que partir de la personalidad del agente. Es
decir, que el carácter del culpable se generaliza a todo juicio y se personaliza en él la culpabilidad.”
(JIMENEZ DE ASUA, Luis. Tratado de Derecho Penal, Pag.92)
Conforme evoluciona en su pensamiento, el profesor de Berlín pasó de un psicologismo puro de la
primera edición de su Lehrbuch, a la responsabilidad por el resultado sobrevenido de su cuarta edición.
El punto central de la teoría psicológica de la culpabilidad «es la relación puramente psicológica entre
el agente y el resultado de su conducta».
Se trata con este modelo de una descripción entre el psiquismo del autor y el resultado querido que
produce su conducta. No hay en la categoría, nada normativo ni valorativo.
El punto de partida psicológico de la culpabilidad «surgió como consecuencia de la consideración
naturalística, pero también del afán, orientado al Derecho público, de expulsar valoraciones imprecisas
fuera del concepto de culpabilidad y de sujetar la culpabilidad a datos verificables con seguridad".
A esta teoría se le acusó de no resolver el problema de la culpa inconsciente, ni resuelve cabalmente
el de la imputabilidad como el caso del enajenado mental, o del menor de edad que actúan de modo
que es posible relacionarlos psicológicamente con el resultado de su conducta, lo que ha hecho decir a
los seguidores de esta teoría que la inimputabilidad causa exclusión de pena, dejando incólume el delito
como tal.

3
B. TEORÍA PSICOLÓGICA NORMATIVA
Gestada por E. VON BELING, este sistema plantea un puente entre la concepción psicológica y la
normativa ya que «después de postular la culpabilidad como parte del tipo subjetivo, la entiende como
un reproche que se formula a alguien por no haber actuado de otro modo». (VELASQUEZ
VELASQUEZ, Fernando, Derecho Penal. Parte General, 2da ed. Temis, Bogota,1995, Pág., 484).
Es con Reinhardt FRANK (1907) donde la teoría se desarrolla pues con el concepto de culpabilidad se
comprende el dolo y la culpa además de la imputabilidad unido todo al criterio de la reprochabilidad en
función de las circunstancias concretas en que actuó el agente, ya que una conducta dolosa o
imprudente puede ser disculpada, si siendo antijurídica concurren con ella causas de exculpación, lo
que da lugar a que el mismo FRANK dijera: «Y es que si el concepto de culpabilidad se reduce a la
suma de dolo e imprudencia, y si éstos consisten sólo en la realización consciente o descuidada del
resultado, no se explica cómo se podría excluir la culpabilidad mediante el estado de necesidad
(disculpante)».(Jakobs,Guinther.Derecho Penal. Parte General. Fundamentos y Teoría de la
Imputación, Madrid,1995, Pag.569)
A FRANK se le une HEGLER (1915) con la teoría primigenia del dominio del hecho, como base de la
reprochabilidad. «Este dominio, en realidad conocimiento o cognoscibilidad del injusto material, unido a
la imputabilidad y a la falta de causa de exculpación, será presupuesto necesario de la pena, porque la
imposición del mal que la pena supone, como tal mal, sólo aparece justificada frente a aquel que ha
dominado por entero su hecho socialmente dañoso»".
Alimenta la concepción psicológico-normativa, el aporte de GOLDSCHMIDT con el tema de los
excluyentes de culpabilidad, al analizar el estado de necesidad. «La culpabilidad es concebida como
puro juicio de reproche compuesto por la exigibilidad (deber de motivarse de conformidad con la
representación del deber, indicado en la norma de derecho), y por la no motivación del sujeto acorde
con la representación del deber jurídico, pasando a ser la imputabilidad, el dolo, la culpa y la motivación
normal, meros presupuestos de ella»". GOLDSCHMIDT sitúa al lado de los elementos psíquicos de dolo
e imprudencia, la categoría «contrariedad al deber», elemento puramente normativo.
El desarrollo posterior de esta teoría mixta la ofrece MEZGER para quien «actúa culpablemente aquel
cuya acción jurídicamente reprobable, es expresión de su personalidad» Para MEZGER culpabilidad
«es el conjunto de aquellos presupuestos de la pena que fundamentan, frente al sujeto, la
reprochabilidad personal de la conducta antijurídica»"

C. TEORÍA NORMATIVA-FINALISTA
Esta teoría deriva de la mixta psicológica-normativa y aporta un desarrollo superior del concepto
normativo de la culpabilidad, se hizo una reformulación de este concepto, merced al aporte de Paul
MERKEL (1922) y su discípulo BERG (1927), que «demostraron cómo el dolo y la culpa no eran formas
de culpabilidad, entendida ésta como juicio de reproche, afirmando que la estructura de dicha categoría
era igual tanto para los hechos dolosos como los culposos concebidos como formas de acción»".
En la Alemania de la década del 30 la culpabilidad se la redujo a la infracción a los sanos sentimientos
del pueblo. Jugaron papel importante los teóricos nazis del Derecho penal; entre ellos H. VON WEBER
(1935), SCHAFFSTEIN y DAHAM.
GRAF ZU DOHNA, plantea que la culpabilidad en esencia contiene la voluntad contraria a la ley pues
«la idea de exigibilidad y de la contrariedad al deber son idénticas en el sentido que la infracción a las
normas de derecho no puede tener validez como contraria al deber cuando ha dejado de ser exigible
un actuar de acuerdo a la norma»

4
. Es con Hans WELZEL que la teoría normativa finalista de la culpabilidad (en la teoría final de acción)
alcanza su máximo desarrollo pues el constructor de la teoría final de la acción excluye de la culpabilidad
al dolo, lo mismo que la imprudencia, asignándoles un lugar en el injusto.
La concepción de WELZEL parte de reconocer que el hombre es libre y dice que “el hombre por su
amplia libertad respecto de los instintos ... en contraste fundamental con caracteriza negativamente por
una amplia libertad respecto a las formas innatas e instintivas de la conducta y positivamente, por la
capacidad y misión de descubrir y establecer por sí mismo la rectitud de la conducta por medio de actos
inteligentes ... sólo el hombre tienen el privilegio, como persona, entre todos los seres vivientes de
atentar por medio de su voluntad contra el círculo de la necesidad, que es indestructible para los simples
seres naturales»( Welzel,Hans. Derecho Penal Alemán traducción de Juan Bustos Ramirez y
Sergio Yañez, Editoria Juridica de Chile, Santiago,1993. Pag 171 y 172)
Conviene WELZEL que la culpabilidad es un juicio de reproche que se hace al autor que debidamente
motivado por la norma obra en contra de lo que ella ordena.
Como quiera que es propio de la conducta humana su orientación en determinado sentido, es decir el
que esta conducta persiga una finalidad, el quebranto de las normas se hace reprochable en la misma
medida en que pudo esa conducta motivarse con arreglo a dichas normas. «La culpabilidad fundamenta
el reproche personal contra el autor, en el sentido que no omitió la acción antijurídica cuando podía
omitirla»
Por lo dicho el reproche sólo cabe si el autor es capaz de ser motivado por la norma dada su salud y
madurez mental y si, además, conoce el contenido prohibitivo de la norma.
A lo anotado debe añadirse que el reproche al capaz (imputable), conocedor de la antijuricidad de su
obra, sólo es posible en tanto le sea exigible la conducta arreglada a la norma.

FUNDAMENTO MATERIAL DE LA CULPABILIDAD

También según la concepción que aquí se defiende, la culpabilidad sigue siendo el presupuesto decisivo
(aunque no el único) de la responsabilidad juridicopenal. El hacer depender la punibilidad de la
culpabilidad del sujeto tiene como finalidad poner un límite al poder punitivo del Estado (en particular: a
las necesidades públicas de prevención). Por qué se ha de preferir esta limitación, por razones
derivadas del Estado de Derecho, a una concepción que atienda a la pura finalidad preventiva ha sido
expuesto al examinar las teorías de la pena.
Si hasta qué punto es capaz el principio de culpabilidad de cumplir esta misión depende sin embargo
de cómo se defina el contenido del concepto de culpabilidad. El concepto normativo de culpabilidad solo
afirma que una conducta culpable ha de ser “reprochable”. Pero el mismo es de naturaleza
completamente formal y no responde la cuestión relativa a de que presupuestos materiales depende la
reprochabilidad. Se trata de la cuestión del concepto material de la culpabilidad. La misma se contesta
de manera diversa incluso por los defensores de un concepto normativo de culpabilidad. (ROXIN, Claus.
“Derecho Penal Parte General. Tomo I”. Edit. Civitas. Segunda Edición Alemana-1991. Pág. 798.)
CONTENIDO DE CULPABILIDAD

En materia de culpabilidad no existe una opinión unánime respecto de cómo definirla, sobre todo en
materia de los elementos que la integran desde la óptica formal y su significado material, propiciado
precisamente por la evolución de la teoría de la culpabilidad a la luz de conceptos causales,
psicologistas, normativistas y finalistas.

5
En lo que sí resulta coincidente la doctrina es respecto de que “mientras la anti juridicidad constituye un
juicio despersonalizado de desaprobación sobre el hecho, la culpabilidad requiere, además, la
posibilidad de atribución de ese hecho desvalorado a su autor”.
Así BRAMONT ARIAS nos dice que: “La responsabilidad o culpabilidad es la posibilidad de atribuir un
hecho desvalorado a su autor” (BRAMONT ARIAS TORRES, Luis Miguel. Manual de Derecho Penal
Parte General. Edit. Eddili. Tercera edición. Perú. p.297).
Una concepción de culpabilidad orientada a limitar al poder penal debe surgir a partir de las garantías
del principio de culpabilidad para obtener legitimación democrática. Se trata de una culpabilidad por el
hecho y no por la conducta de vida o por el carácter o por el ánimo. Para ello la doctrina moderna insiste
en identificar un aspecto formal y material del concepto de culpabilidad.
El aspecto formal y material de dicho concepto son desarrollados por JESCHEK que dice, primero,
respecto al aspecto formal que: “equivale al conjunto de elementos contemplados como presupuestos
subjetivos de la imputación en un sistema de Derecho penal históricamente dado”. Pero no basta señalar
a la culpabilidad como un juicio de reproche, se requiere identificar el contenido de los presupuestos en
que se fundamenta, a esto se denomina el aspecto material de la culpabilidad. Así se descubre el porqué
de la imputación personal. Es en este último aspecto donde la dogmática penal ha construido diferentes
fórmulas en su labor de brindar fundamento a la culpabilidad.( JESCHEK, Hans Heinrich. Tratado de
Derecho Penal. Parte General, Tratado de José Luis Manzanares Samaniego. Edit.Comares.
Granada. 1993, p.380)
Además en opinión de VILLAVICENCIO TERREROS cree que el fundamento de la culpabilidad se
orienta a los fines preventivos de la pena, pero no sobre la base de un libre albedrío indemostrable
empíricamente, sino un concepto de libertad, no en un sentido abstracto, sino una especial ubicación
de la persona frente al cúmulo de condicionamientos, es decir su capacidad de poder dirigir la conducta
hacia objetos de referencia y actuar conforme a la norma. En este sentido, es evidente que la situación
de desventaja que la persona tiene frente al estado u, de éste frente a la situación personal del sujeto y
su diversidad de condicionamientos. La culpabilidad no debe ser un exclusivo instrumento de
convalidación del poder penal, sino que debe tender a proteger a la persona de dicho poder, otorgándole
al individuo la oportunidad de mostrar su situación personal de desventaja. (VILLAVICENCIO
TERREROS, Felipe. Derecho Penal- Parte General.Edit.Grijley.Lima-Perú.2013. p.564).
Otro de los conceptos es el del Prof. Mir. Puig que dice al referirse a la responsabilidad penal-
culpabilidad, que: “(…) no basta cualquier posibilidad de acceder a la norma, sino que dicho acceso
tenga lugar en condiciones de normatividad” (MIR PUIG, Santiago. Derecho Penal, Parte General. 5º
edición. Edit. TECFOTO. Barcelona. 1998, p.549) lo que se integra con lo manifestado por el profesor
MAURACH: “una acción típicamente antijurídica tan solo es relevante para el derecho penal si el juicio
de desvalor sobre el acto se extiende también al autor. Cometido del derecho penal es, primeramente
castigar, y en segundo lugar poner bajo seguro al autor peligroso. Ambas reacciones presuponen que
la acción típicamente antijurídica puede ser atribuida al sujeto como obra de su voluntad. (MAURACH,
Reinhart. Tratado de Derecho Penal, traducción y notas de Derecho Español por Juan Córdoba
Roda. Edit. Ariel. Barcelona. 1992, pp. 11-13).
Además debemos señalar que no es necesario que el agente de la conducta se sienta culpable sino si
se han cumplido las exigencias para atribuirle la culpabilidad que impone el derecho.

6
AUSENCIA DE LA CULPABILIDAD

La ausencia de culpabilidad significa la falta de reprochabilidad ante el derecho penal, por faltar la
voluntad o el conocimiento del hecho. Esto tiene una relación estrecha con la imputabilidad; así, no
puede ser culpable de un delito quien no es imputable.
Se entiende por causas o circunstancias que excluyen la culpabilidad aquellas "situaciones o estados
que concurren en la ejecución del hecho realizado por un sujeto imputable eliminando su culpabilidad.
El agente es imputable, pero a causa del concurso de tales circunstancias extrañas a su capacidad de
conocer y de querer, no es culpable" (ARANGO DURLING, Virginia. Las causa de inculpabilidad,
Edit, Panamá viejo. Panamá 1998. Pag, 22).
Ahora bien, algunos autores, en particular TERRAGN distinguen y elaboran un concepto de ausencia
de culpabilidad a partir de las distintas concepciones de culpabilidad. Así, para la concepción
psicológica, “son aquellas circunstancias que eliminan el dolo y la culpa, y también la preterintención
como tercera forma de culpabilidad o como mixtura dedolo y culpa”; mientras que para la concepción
normativa "las causas de inculpabilidad son aquellas que imposibilitan la formulación del juicio de
reproche y finalmente,“conforme al finalismo, y teniendo en cuenta que los elementos subjetivos están
contenidos en el tipo, los caminos por los cuales se arriba a la declaración de inculpabilidad, son
exclusivamente un reproche”. (TERRAGNI, Marco Antonio, Culpabilidad penal y responsabilidad
civil, Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 1981, p. 186):
En conclusión son las que excluyen la culpabilidad del autor del delito, y por ser personalísimos no
pueden transferirse a otros.
Por otro lado la inculpabilidad es la ausencia de la culpabilidad, La inculpabilidad opera al hallarse
ausentes los elementos esenciales de la culpabilidad: conocimiento y voluntad. Al hablar de
inculpabilidad, o de las causas que excluyen la culpabilidad, se hacer referencia a la eliminación de este
elemento del delito, supuesta una conducta típica y antijurídica de un sujeto imputable.

A. LA INIMPUTABILIDAD
Las causas de inimputabilidad que señala nuestro código penal en su artículo 20 son la anomalía
psíquica, la grave alteración de la conciencia, la alteración de la percepción (numeral 1). El código penal
en el artículo 20, numeral 1, se funda en un criterio mixto (biológico-normativo), no solo es necesaria la
presencia de una anomalía psíquica, sino que esta anomalía incapacite al sujeto de comprender la
antijurídicad de su acción y su comportarse de acuerdo a la misma.
En realidad, lo que importa no es tanto la causa científica de la anormalidad (y la difícil diferenciación
con la normalidad). De lo que se trata es de determinar el efecto que produce dicha anormalidad sobre
el sujeto por ello, el juez y el perito psiquiátrico deberán de analizar, en el caso concreto, tanto la base
orgánica (también puede ser psicológica) como el ulterior juicio acerca de la capacidad de comprensión
y de inhibición del individuo.
• Anomalía psíquica
Se explica por la presencia de procesos psíquicos y patológicos corporales, producidos tanto en el
ámbito emocional como intelectual, que escapan al marco de un contexto vivencial y responden a una
lesión al cerebro, como: psicosis traumáticas, psicosis tóxicamente condicionadas, psicosis infecciosas
y otras.

7
En los “principios para la protección de los enfermos mentales y para el mejoramiento de la atención de
la salud mental” de la naciones unidas se han establecido cinco criterios delimitantes tanto del concepto
de enfermedad mental como garantías para el ciudadano calificado como enfermedad mental.
• Grave alteración de la conciencia y actio libera in causa
La inimputabilidad puede ser consecuencia no solo de ciertos estados patológicos permanentes
(anomalía psíquica) sino también de ciertos estados anormales pasajeros. El numeral 1 del artículo 20
del código penal el que por una grave alteración de la conciencia no posee la facultad de comprender
el carácter delictuoso de su acto o para determinarse según esta comprensión. En la ciencia española
a esta causal e le denominara trastorno mental transitorio, que origina una plena anormalidad en el
conocimiento de la situación o en las condiciones de autocontrol del sujeto.
• Grave alteración de la percepción
Se fundamenta en el criterio biológico natural, que se evalúa las dimensiones biológicas de los sentidos.
En un primer momento se limitó al habla y a la audición, ahora se admite la alteración de la percepción
de todos los sentidos. Esta criticada la fórmula de la alteración de la percepción en el sentido del uso
del término “realidad inequívoca”, pues cada uno tiene su propia realidad, y esa ciertamente no está
alterada. Lo que interesa es una realidad valorativa, que puede ser jurídica, pero también eso es
insuficiente. Admitido que esta alteración de la percepción se refiere a todos los sentidos, esta puede
tener su origen en el nacimiento o incluso desde la infancia, que hacen que el individuo tenga una
percepción parcial de la realidad. Sin embargo, incluso esta reforma seguirá teniendo una base biológica
naturalista y quizá lo que debería intentarse es una fórmula que destaque el efecto y no las causas que
la han producido.

B. FORMAS DE ERROR DE PROHIBICIÓN


Todos los errores de prohibición son iguales en que el sujeto se equivoca sobre la prohibición específica
del tipo. Pero las razones en las que se basan los errores de prohibición pueden ser diversas y permiten
hablar de formas específicas de manifestación del error de prohibición.
• El error sobre la existencia de una prohibición
“(…). Hay que tener en cuenta que existe un error de prohibición no sólo cuando el sujeto se representa
positivamente que no actúa de modo antijurídico, sino ya cuando le falta la conciencia de la
antijuridicidad sin que hubiera reflexionado nunca sobre tal posibilidad. Sin embargo el P1962 había
pretendido apreciar sólo un error de prohibición en quien "erróneamente supone no hacer algo injusto".
La sola falta de comprensión de que se hace algo injusto no debería descargar de responsabilidad:
"Quien no hace examen en modo alguno de su hecho, y por ello no se percata de que hace algo injusto,
no actúa aún por ello sin culpabilidad o con culpabilidad disminuida." Pero esto es falso, porque
precisamente la persona que no tiene ni la menor idea no empleará ni un pensamiento en la cuestión
de si actúa conforme a Derecho o antijurídicamente; no es culpable, si tampoco en el caso de "haber
hecho examen" interior habría podido tener conciencia de la antijuridicidad de su hecho. Por eso, la
Comisión especial para la Reforma del Derecho Penal corrigió con razón el P 1962 e hizo suficiente
para el error de prohibición la falta de "comprensión de que se hace algo injusto.” (ROXIN, Claus.
“Derecho Penal: Parte General, Fundamentos. La estructura de la teoría del delito”. Tomo I. 2º
edición. Edit: Civitas. España. Madrid. Pág. 871).

8
• El error sobre la existencia o los límites de una causa de justificación
“Este error no es infrecuente incluso en tipos más importantes del Derecho penal nuclear. Cuando (…)
parte de la suposición de que también las medidas defensivas que sobrepasan la medida de lo necesario
o que se dirigen contra agresiones futuras están amparadas por legítima defensa (…); u opina que el
estado de necesidad justificante (…) autoriza la injerencia en los derechos de personas no implicadas
ya en caso de equivalencia de los intereses en conflicto, que el derecho de detención (…) permite a los
particulares la utilización de armas de fuego, etc. No se puede delimitar de modo lógico el error sobre
los límites de una causa de justificación (error sobre el límite de la permisión) de la suposición errónea
de una causa de justificación inexistente (error de permisión), pues quien fija los límites de una causa
de justificación de manera distinta que el legislador también supone en esa medida una causa de
justificación que no existe. La distinción admite por tanto a lo sumo extraer conclusiones sobre cuánto
se han alejado las representaciones del sujeto respecto de una situación real de justificación.” (ROXIN,
Claus. “Derecho Penal: Parte General, Fundamentos. La estructura de la teoría del delito”. Tomo
I. 2º edición. Edit: Civitas. España. Madrid. Pág. 871-872).

• El error de subsunción
“Un error de subsunción es un error de interpretación. El sujeto interpreta equivocadamente un elemento
típico de modo que llega a la conclusión de que no se realizará mediante su conducta. Tal error puede
ser un error de tipo o un error de prohibición o incluso sólo un error irrelevante de punibilidad, según
que oculte al sujeto el contenido de significado social de un elemento o sólo la prohibición específica
del tipo o sólo la punibilidad de su actuación (…).
Por tanto, un error de subsunción no es necesariamente un error de prohibición. Sin embargo sí lo es la
mayoría de las veces, porque se produce principalmente en supuestos de conceptos normativos
complicados, en los que la interpretación decide sobre el carácter permitido o prohibido de una conducta.
(…). Los errores de subsunción son incluso no pocas veces errores de prohibición invencibles, v.gr.
cuando alguien se fía de informaciones de abogados o de decisiones judiciales que posteriormente
resultan equivocadas (…).”(ROXIN, Claus. “Derecho Penal: Parte General, Fundamentos. La
estructura de la teoría del delito”. Tomo I. 2º edición. Edit: Civitas. España. Madrid. Pág. 872-873).
• El error de validez
“Una forma menos frecuente de error de prohibición es el error de validez (…). En él el sujeto conoce la
norma prohibitiva y por regla general incluso la norma penal, pero la considera nula (…). Otra cosa
sucede cuando el sujeto considera válida una ley conforme a los parámetros del ordenamiento jurídico,
pero no la estima vinculante para sí por razones políticas, ideológicas, religiosas o de conciencia. Las
razones de esa índole no modifican en nada la conciencia del carácter prohibido de la propia acción,
que es lo único decisivo.
Además, en la medida en que un delincuente puede discutir la validez de una ley por razones jurídicas,
o sea puede invocar en principio un error de prohibición, hay que ser sin embargo cuidadoso a la hora
de admitir tal error in concreto. Pues la situación jurídica rara vez está tan clara como para que alguien
pueda estar seguro de la nulidad de una ley. La mayoría de las veces el caso es discutible, de modo
que el sujeto considera entonces dudosa la validez de la ley y sólo posible o probable su invalidez. No
existe en tal caso un simple error de prohibición, sino una "conciencia eventual de la antijuridicidad",
que precisa de un tratamiento aparte (…).”(ROXIN, Claus. “Derecho Penal: Parte General,
Fundamentos. La estructura de la teoría del delito”. Tomo I. 2º edición. Edit: Civitas. España.
Madrid. Pág. 873).

9
C. ERROR DE PROHIBICIÓN EN DELITOS CULPOSOS
Según los tratadistas Arzt y Donatsch, el error de tipo y el error de prohibición se encuentran
“confundidos” en los delitos imprudentes, de tal forma que resulta más viable predicar solamente la
existencia de un error sobre el carácter prohibido del hecho, que recae en el deber objetivo de cuidado.
(Arzt, Zum, Citado por Percy García Cavero. Derecho penal económico, parte general, 2ª ed.,
Lima, Grijley, 2007.)
Velásquez observa que la posibilidad de conocer el deber de cuidado, como conocimiento potencial de
la antijuridicidad, constituye un problema de culpabilidad, y el error que sobre ella recaiga es de
prohibición. ( Fernando Velásquez. Manual de derecho penal, parte general, cit., p. 343.)
Así, tenemos que, según esta primera tesis: 1. No hay tipo subjetivo en el tipzo de injusto imprudente.
2. El error recae sobre el deber objetivo de cuidado como elemento normativo del tipo objetivo. Sobre
todo en la imprudencia inconsciente son frecuentes los errores de prohibición que consisten en que “el
sujeto no conoce normas jurídicas de las que se deriva el carácter no permitido del peligro”. (Reinhart
Maurach. Tratado de derecho penal, cit., p. 253.)
3. La posibilidad de conocer dicho deber objetivo hace parte de la “conciencia de la antijuridicidad”, este
último elemento de la culpabilidad. En sede de esta categoría dogmática, se requiere que el autor haya
tenido la posibilidad de conocer el injusto de su hacer: “es necesario y suficiente el potencial
conocimiento del injusto” (Reinhart Maurach. Tratado de derecho penal, cit., p. 253.)
4. El único error posible en el delito culposo, por tanto, es un error de prohibición invencible que en sí
descarta la culpabilidad. El error de prohibición se limita a la creencia equivocada de que el hecho no
se encuentra prohibido (es decir, versa en esencia sobre el conocimiento de la antijuridicidad), sea
porque el autor no conoce la norma jurídica, o porque la conoce mal32. (Carlos Fontán Balestra.
Tratado de derecho penal, t. II, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1966, p. 304.)
5. En el típico caso del cambio de señalización en la avenida principal, que le permite al conductor
maniobrar de determinada forma generando como resultado una lesión; aquí podría predicarse la
existencia de un error de prohibición invencible, en la medida en que el autor no estaba en condiciones
de comprender la antijuridicidad de su obrar, es decir, no existía de ninguna manera la posibilidad de
conocer el deber de cuidado objetivo (que en este caso se concreta en la señal de tránsito que prohíbe
el curso en determinado sentido), de tal manera que, sin posibilidades de conocer el injusto de su hacer,
se excluye el juicio de culpabilidad y la responsabilidad penal. Aquí se configura un desconocimiento
del deber de cuidado, de forma abstracta33. ( Eugenio Zaffaroni. Tratado de derecho penal, cit., p.
411.)
6. Por último, siguiendo a Zaffaroni, se debe distinguir el conocimiento efectivo o potencial del peligro
que la conducta crea para bienes jurídicos, del conocimiento abstracto del deber objetivo de cuidado36;
por otro lado, en la culpa consciente o con representación el conocimiento del peligro o amenaza es
actual, mientras que en la culpa inconsciente es potencial. Por ende, así el sujeto tenga un conocimiento
potencial o actual del peligro no permitido, si desconoce directamente su deber de cuidado de forma
abstracta, no puede considerarse su obrar como antijurídico y, por tanto, serle reprochado37. En todo
caso habrá un error, y deberá examinarse el tema de la vencibilidad o invencibilidad. Por último, se debe
tener en cuenta que, si bien en la imprudencia inconsciente, en principio, el sujeto no puede tener
conciencia de la antijuridicidad, el error de prohibición se hace visible si se parte de la idea de que “el
sujeto hubiera percibido la posibilidad de la realización del tipo” (Claus Roxin. Derecho penal, cit., p.
1036)

10
Ejemplo de error directo de prohibición en la imprudencia consciente o con representación: el
profesional que dirige una obra, a cuyo cargo pone el Concejo Municipal el cuidado en la seguridad de
los andamios, puede ordenar a los operarios que los coloquen a su entender, sabiendo con ello el peligro
que introduce, pero ignorando que su conducta es antijurídica por creer que es incumbencia ajena la
vigilancia de la seguridad de los mismos39. (Eugenio Zaffaroni. Tratado de derecho penal, tomo IV,
cit., p. 195.)
ClausRoxin: “Concurre un error de prohibición cuando el sujeto (sin dolus eventualis) advierte que
sobrepasa la medida del riesgo permitido y que podría realizar el tipo, pero se cree erróneamente
amparado por una causa de justificación”.( Claus Roxin. Derecho penal, cit., pp. 1035-1036.)

SITUACIONES DE INEXIGIBILIDAD

 La inexigibilidad por condicionamiento cultural y costumbres que no provienen de error.


Nuestro Código Penal también considera el supuesto del error de comprensión culturalmente
condicionado (articulo15), sin embargo, para los casos en que el condicionamiento cultural o la
costumbre no provenga de un error de parte del sujeto sino como especial motivación, creemos que
también sería posible fundamentar la inexigibilidad en base al artículo 45 numeral 2 del Código Penal.
No obstante ello, este artículo 45 no establece una expresa posibilidad de exención de pena sino que
se deja a la discrecionalidad jurídicamente vinculada del juez sobre la base del principio de
determinación de la pena. También en el Anteproyecto de Ley del Código Penal Parte General del 2004
establece que al momento de individualizar la pena deberá tenerse en cuenta la cultura del autor o
participe (artículo 48, numeral 2). (VILLAVICENCIO T. Felipe. “Derecho Penal. Parte General”. Edit.
Librería Jurídica Grijley. Primera edición. Pág. 647)
 Inexigibilidad por carencias sociales
Es posible que el autor tenga condicionamiento originados por carencias sociales que hubiere sufrido,
y a ello suele denominarse co-responsabilidad o co-culpabilidad. El Estado es el que determina que
conducta está prohibida; es el quien criminaliza la conducta, quien establece lo que es delito; además,
siendo el quien prescribe la pena, es coherente afirmar que tanto pena como delito son su producto. Si
bien es cierto, el sujeto es el que ha realizado el delito, no es su producto; “el delito” es “una
construcción”. Siendo el Estado el que determina lo que es el delito, él es, por ende, co-responsable,
debiendo preocuparse de establecer las condiciones más favorables para que el individuo particular no
delinca. Esta es la idea de co-culpablidad del Estado. Si se parte del criterio, como hace nuestro Código
Penal, que para imponer una pena el sujeto debe ser responsable, esto es que el sujeto debe ser
responsable, esto es que el sujeto pueda responder frente a tareas concretas que les exige el sistema,
se entiende que el sistema no puede exigir si no ha proporcionado o no se dan las condiciones
necesarias para que la persona pueda asumir una tarea determinada.
La co-responsabilidad o co-culpabilidad es la que debe cargar la sociedad, y se le descarga al autor, en
razón de no haberle brindado las posibilidades para responder frente a las tareas que exige el sistema,
para comportarse según las normas de convivencia social. La punibilidad deberá determinarse en
función al artículo 45, numeral 1, del Código Penal que, sin embargo no expresa una expresa exención.
(VILLAVICENCIO T. Felipe. “Derecho Penal. Parte General”. Edit. Librería Jurídica Grijley.
Primera edición. Pág. 648)

11
A. EXCESO EN LA LEGITIMA DEFENSA
El exceso fue definido por Soler como “la intensificación innecesaria de la acción judicialmente
justificada”, o también como la situación que concurre “cuando el sujeto en las condiciones en que
concretamente se halló, pudo emplear un medio menos ofensivo e igualmente eficaz”. (Soler
Sebastián, “Derecho Penal Argentino” Tomo I, Pág. 387.)
González Roura consideró que el exceso tiene en el código una atenuación calificada a título de culpa.
En efecto, sostuvo que “No se trata del exceso intencional, como es el abuso de autoridad, sino el
exceso culposo, por error de cálculo o de apreciación de la necesaria y justa proporción entre el medio
y fin legítimo que el sujeto se propone alcanzar, debido a su estado de espíritu, a su temperamento
imprevisible o nervioso, etcétera” (González Roura Octavio “Derecho Penal, Parte General”. Tomo
II, Pág. 92.)
Siguiendo una tesitura similar a la del autor precedente, se encuentra la posición de Eusebio Gómez
quien consideraba que “no es posible apartarse de las enseñanzas de Carrara en lo que al exceso en
la defensa legítima se refiere. Es necesario no olvidar entonces, que, como aquel autor dice, no se trata
de exceso de defensa, propiamente dicho, sino de exceso de legítima defensa. El primero es siempre
doloso, el segundo es culposo. Este pone de manifiesto un error de cálculo en cuanto a la gravedad e
inevitabilidad del peligro. Es indispensable, sin embargo, que concurran todos los elementos de la
defensa legítima”. (Gómez, Eusebio “Tratado de Derecho Penal”. Tomo I. Pág. 565 y siguientes)
Sebastián Soler, al abordar el tratamiento del tema enseña que el fundamento en que radica la
disminución de pena prevista para los casos de exceso en el ejercicio de una causa de justificación,
consiste en el temor que suscita en el necesitado la situación misma de peligro, situación en la cual “no
es justo ni humano exigir un discernimiento preciso de los medios de salvación. El temor, la sorpresa,
la agitación del ánimo pueden determinar un error de cálculo, error que quita al hecho excesivo el
carácter de doloso, para hacerlo imputable a título de culpa”. (Soler Sebastián, “Derecho Penal
Argentino” Tomo I, Pág. 387.)
Como sostuvo Edgardo Donna respecto de la opinión de Soler, “esta doctrina no hace una mera
equiparación de la escala penal correspondiente al exceso con la que corresponde a la figura culposa,
sino que afirma que el elemento subjetivo del exceso es culposo y no doloso”. (Donna, Edgardo
Alberto “Teoría del delito y de la pena”. Tomo II, pág. 203)
Por su parte, García Zavalía sostuvo que “el hombre que se defiende no se encuentra en la situación
del juez en su gabinete, de poder apreciar con exactitud el peligro del ataque y la naturaleza de los
medios que se le deben oponer. Su ánimo se encuentra forzosamente turbado por el temor, por la
exaltación propia de quien lucha y, por lo tanto, se hace muy difícil no exagerar el peligro y los medios
empleados”; más adelante agrega que “la conciencia de la ilicitud descarta el dolo y se acomoda mucho
más a la figura de la culpa”. (García Zavalía. “Exceso en los límites de la legítima defensa”. La Ley.
Tomo IV. Pág. 412 y siguientes.)

B. ESTADO DE NECESIDAD EXCULPANTE


Para PEÑA CABRERA, “Esta forma de estado de necesidad (art. 20, numeral 5, Código penal) se
presenta cuando existe un conflicto entre bienes jurídicos equivalentes o cuando se afecta uno de mayor
valor. El sujeto está en un estado de alteración motivacional que hace inexigible una conducta distintita
a la realizada que lesiona el bien jurídico”. (PEÑA CABRERA, tratado de derecho penal. Estudio
programático de la parte general 3a edición, Griljley, Lima, 1997. Pág. 500).

12
Según VILLA STEIN, JAVIER, “Este estado es uno que, conforme el principio de ponderación de bienes
nos coloca en la hipótesis de la colisión de bienes de igual valor y aunque no la justifica, disculpa la
acción por la cual el titular de uno de esos bienes, y en salvaguarda del propio, sacrifica el del otro”.
(VILLA STEIN, Javier, derecho penal. Parte general. Edit. Ara. Lima – Perú. Pág. 520-521).
“Las personas allegadas son aquellas cuyo bienestar le importa al autor realmente tanto como por lo
general el suyo propio o, idealmente, el de sus parientes. Generalmente, esta relación se apoyará en
un vínculo informal que puede estar constituido por la amistad, el amor, entre otros. No hace falta
tampoco que la relación exista recíprocamente, aunque la otra persona debe haber dado motivo para
una vinculación personalísima”. (JAKOBS, Gunther Derecho penal. Parte general fundamentos y
teoría de la imputación. Edit. Jurídicas. 2da ed. Madrid – España, 1997).
Según el enfoque finalista, “Cuando por evitar un mal se causa otro igual. Si bien es la misma situación
del estado de necesidad justificante, la diferencia el bien amenazado o defendido es el mismo valor
jurídico que aquel que se lesiona, asi mismo esta misma teoría también hace mención que: “Como la
colisión es entre dos bienes del mismo valor, la lesión de cualquiera de ellos no se puede justificar (no
hay causa de justificación como el estado de necesidad justificante) pero si disculpar, por ende en vez
de excluir la antijuridicidad excluye la culpabilidad”, y también menciona “En esta causal de
inculpabilidad, al igual que en las dos anteriores (coacción y obediencia debida) vemos que el autor no
se le puede exigir en el momento del hecho que actué de otra forma” . (GUÍA DE ESTUDIO. “Penal
parte general - Enfoque Finalista”. Edit. Estudio. Argentina. 2010. Pág.145).
C. MIEDO INSUPERABLE
Está regulado en el art. 20° núm. 7 y surge cuando, el sujeto obra compelido por miedo “insuperable de
un mal igual o mayor”. En este caso la capacidad de actuación del agente gira en torno al miedo que
genera una determinada situación, es decir, si bien el sujeto sabe que el acto que realiza es sancionable,
lo ejecuta porque quiere evitar un determinado mal. Justamente, es esta la principal diferencia con la
fuerza física irresistible donde el sujeto actúa sin voluntad alguna. BERDUGO GOMEZ citado por
BRAMONT ARIAS señala: “el miedo insuperable se ha considerado tradicionalmente como un supuesto
de exclusión de culpabilidad, basándose en la no exigibilidad de otra conducta. Nos encontramos ante
un supuesto en el que el sujeto no se puede motivar con normalidad, porque padece miedo”. (ARIAS
TORRES, Bramont. “Manual de Derecho Penal. Parte General”. Edit. Vilock S.A. Lima. 2006.
Tercera edición. Pág. 332)
Para que se opere esta causa exculpante deben darse ciertos requisitos:
 “Obrar compelido” por miedo.- El actuar (comportamiento por acción u omisión) del sujeto
debe estar motivado en el medio que ha surgido en él. La exigencia de obrar compelido une en
su arranque el miedo y el estado de necesidad (la amenaza igual o mayor), pero no es así,
porque el estado de necesidad se basa objetivamente en la idea de colisión de intereses, y el
miedo insuperable parte de la contemplación de una situación motivacional, como lo es el miedo,
característica de la culpabilidad, esto es, en donde falta al autor la capacidad de adoptar la
decisión con arreglo a las leyes de una motivación normal. (ARIAS TORRES, Bramont.
“Manual de Derecho Penal. Parte General”. Edit. Vilock S.A. Lima. 2006. Tercera edición.
Pág. 333)

 El miedo debe ser insuperable.- El miedo debe dejarle al sujeto un margen de opción entre
soportar el mal que lo amenaza o eludirlo realizando un acto punible.

13
Debemos tener en claro que el miedo insuperable no se debe confundir con el estado de
inimputabilidad, porque el miedo insuperable se refiere al actuar del sujeto coaccionando en una
determinada situación, mientras que la inimputabilidad se refiere a las facultades mentales de
la persona en su desarrollo diario. (ARIAS TORRES, Bramont. “Manual de Derecho Penal.
Parte General”. Edit. Vilock S.A. Lima. 2006. Tercera edición. Pág. 334)

 El mal debe ser igual o mayor.- En este caso debemos ver el mal en relación con los efectos
que produce en el sujeto, no desde un punto de vista de comparación objetiva de males, por
ejemplo, mientras entre la vida, el cuerpo y la salud el sujeto objetivamente ha de estimar con
mayor valor la primera; puede sentir como más grave para él perder una extremidad que dar
muerte a un semejante. El aspecto subjetivo del miedo insuperable está dado por la conciencia
del sujeto que de no realizar el comportamiento, al que es obligado, sufrirá un mal igual o mayor.
(ARIAS TORRES, Bramont, . “Manual de Derecho Penal. Parte General”. Edit. Vilock S.A.
Lima. 2006. Tercera edición. Pág. 334)
D. OBJECIÓN DE CONCIENCIA
El Tribunal Constitucional alemán definió la objeción de conciencia como "toda decisión sería de
carácter moral, es decir, orientada en las categorías del 'Bien' y del 'Mal', que el individuo experimenta
internamente en una determinada situación como algo vinculante e incondicionalmente obligatorio, de
tal forma que no puede actuar contra ella sin violentar seriamente su conciencia". (MUÑOZ CONDE,
Francisco. “La objeción de conciencia en Derecho Penal, en Política Criminal y Nuevo Derecho
Penal”, (Libro homenaje a Claus Roxin) José María Bosch, Barcelona.1997. pág. 643).
En primer lugar, conviene señalar que el Estado de Derecho sólo puede sancionar legítimamente un
hecho realizado por razón de conciencia, cuando no puede alcanzar sus fines con alternativas que
respeten esa conciencia. (Roxin, Claus, pág. 644. También del mismo autor: Die Gewissenstat als
Strafbefreiungsgrund, en Festschrift für Maihofer, 1988, pág. 397.)
Así, por ejemplo, si en el famoso caso de los Testigos de Jehová que se niegan, por motivos religiosos,
a que su hijo reciba una transfusión de sangre, ésta objetivamente no es necesaria o puede ser
sustituida por otros sistemas de regeneración sanguínea o cualquier otro tipo de tratamiento médico con
más o menos posibilidades, pero siempre dentro de lo admisible científicamente, es evidente que no
hay ni siquiera un hecho típico de omisión del socorro y menos aún de homicidio, cualquiera que sea
después el resultado que se produzca.
Por las mismas razones, tampoco hay inconveniente en admitir la objeción de conciencia del médico
que se niega a participar en un aborto legal, siempre que, naturalmente, ello no impida el derecho de la
mujer legalmente reconocido y que el aborto pueda ser realizado por otro médico. (García Arán, “La
objeción de conciencia en la interrupción voluntaria del embarazo”, "Revista Jurídica de
Cataluña", 1987, pág. 253 y siguientes.)
Igual solución habría que darle al caso del sacerdote que se opone a testificar ante un Tribunal de
Justicia sobre hechos conocidos por él en secreto de confesión, siempre que el Tribunal pueda llegar al
conocimiento de esos hechos de otro modo.
Por eso, y con mucha mayor razón, ha de admitirse la objeción de conciencia al servicio militar, cuando
se presta voluntariamente un servicio civil social sustitutorio en la forma prevista legalmente. El problema
de la "insumisión total", tanto al servicio militar, como al sustitutorio, no debe, por tanto, ser tratado en
este apartado, por más que ya advirtamos que la fórmula alternativa que prevé la actual ley española
para estos casos no sea la más conveniente para solucionarlos, y, por tanto, no esté exenta de

14
objeciones. Precisamente, y no está de más decirlo ya en este momento, la imposición obligatoria del
servicio militar, sin alternativas civiles o sociales al mismo, característica del sistema de la dictadura
franquista, motivó en nuestro país las primeras condenas por estos hechos, que revelaban más las
peculiaridades de un Estado totalitario que el carácter delictivo de los hechos en sí. (MUÑOZ CONDE,
Francisco. “Funktion der Strafnorm und Strafrechtsreform”. Edit. Madlener, Papenfuss y Shone.
Colonia, 1974, pág. 328 y ss. Hay versión española publicada en "Nuevo Pensamiento Penal",
Buenos Aires, Nº 4, 1973).
El que las leyes no prevean alternativas que respeten la libertad de conciencia, puede deberse, sin
embargo, a que la importancia del bien jurídico conculcado por decisión de conciencia es de tal magnitud
que no quepa ninguna otra forma de evitar la lesión del mismo que no sea la de prohibir y sancionar en
consecuencia la conducta que pueda lesionarlo. Cuando respetar la libertad de conciencia supone tanto
como admitir la lesión de bienes jurídicos para la existencia del propio Estado o de su sistema político
u orden constitucional, parece lógico que el Estado no conceda ninguna alternativa y sancione el ataque
a los mismos. Sería absurdo que el Estado admitiera su propia disolución. Sin embargo, conviene hacer
alguna matización, tanto respecto al tipo de ataque, como al tipo de Estado o sistema político que puede
atacarse por una decisión de conciencia.
Los casos analizados anteriormente en los que la conciencia puede llevar a la comisión de un delito no
tienen, sin embargo, el mismo tratamiento sistemático, ni pueden ser reconducidos a la misma categoría
dentro de la teoría del delito, ni, por supuesto, producir las mismas consecuencias jurídicas. Aun
admitiendo que muchos de estos supuestos deben quedar excluidos de la sanción penal, no es, desde
luego, igual que la exclusión de la misma se deba a la ausencia de tipicidad del comportamiento
realizado, a que el hecho esté amparado por una causa de justificación o a que, a pesar de su tipicidad
y antijuridicidad, falte en el autor del hecho la culpabilidad. El carácter secuencial de la teoría del delito
obliga a tratar y ubicar sistemáticamente el problema en alguna de las categorías donde él mismo se
plantee, no pudiéndose, en consecuencia, resolver en sede de culpabilidad lo que ya puede quedar
exento de responsabilidad penal por estar el hecho justificado o ser atípico. La irrelevancia penal de un
hecho por no estar previsto como delito en los correspondientes tipos penales es, por supuesto, la causa
de exención más evidente. Pero también puede ser perfectamente legítimo realizar un hecho, cuando
el mismo, a pesar de su tipicidad, está amparado por una causa de justificación. Finalmente, queda la
constatación de la culpabilidad y, excepcionalmente, la de alguna condición objetiva de penalidad,
excusa absolutoria, etc., cuando el autor del hecho típico y antijurídico actúa en alguna situación que
excluye o anula su culpabilidad, o el legislador concede, por razones de carácter extrapenal, la
impunidad o condiciona, por las mismas razones, la penalidad del hecho realizado. (HASSEMER,
Winfried. “Fundamentos del Derecho penal”, traducción de Arroyo Zapatero y Muñoz Conde,
Barcelona, 1984, pág. 305)
Aplicando estas ideas elementales de la teoría general del delito a la solución del problema de la
delincuencia de conciencia, podemos dar por sentado que, desde luego, no habrá ni siquiera un hecho
típico cuando el individuo opta por cumplir la alternativa que el propio Estado prevé para el caso de
incumplimiento, motivado por conciencia, de la obligación originaria. (MUÑOZ CONDE, Francisco. “La
objeción de conciencia en Derecho Penal, en Política Criminal y Nuevo Derecho Penal”, (Libro
homenaje a Claus Roxin), Barcelona.1997. pág. 644).

15

Anda mungkin juga menyukai