Tabla 1
Diagnóstico Clínico
Algunos factores se han asociado con la mayor posibilidad de que el paciente tenga
síndrome de Dravet:
Pronostico y Complicaciones
Tratamiento
Epidemiología
Su prevalencia es desconocida. El CSWS es una enfermedad rara que afecta a entre un
0,5% y un 1,5% de los niños con epilepsia, y tiene una proporción de varones a hembras
de 3:2.
Descripción clínica
El CSWS es una encefalopatía epiléptica relacionada con la edad en la que el cuadro
clínico evoluciona con el tiempo. Tras un desarrollo basal normal o tan sólo
moderadamente anómalo, las crisis suelen presentarse entre los 2 y los 4 años de edad. A
menudo son unilaterales, tonicoclónicas o clónicas y normalmente se producen durante
el sueño. Aproximadamente entre los 5 y los 6 años de edad, las crisis se hacen más
frecuentes, intensas y resistentes al tratamiento, y se produce un deterioro grave de las
convulsiones, el EEG y los aspectos del desarrollo (como el lenguaje, las interacciones
sociales, la inteligencia global, las habilidades motoras y la conducta). Durante esta etapa
aguda, las crisis (crisis de ausencia, clónicas, tonicoclónicas y otras) y las anomalías de
EEG son difíciles de controlar. Antes de la pubertad se produce una mejoría espontánea
en las crisis y los rasgos del EEG, pero la mayor parte de los pacientes mantienen un
retraso grave del desarrollo.
Etiología
En aproximadamente la mitad de los casos se ha encontrado lesiones del desarrollo
precoz, como lesiones vasculares, que afectan especialmente al tálamo, o malformaciones
del desarrollo cortical. Recientemente se han vinculado factores genéticos al síndrome
CSWS, especialmente mutaciones del gen GRIN2A (16p13.2).
Métodos diagnósticos
El diagnóstico está basado en la evolución clínica característica (con convulsiones y
regresión neurocognitiva en al menos 2 dominios) y los resultados del EEG. El principal
rasgo electroencefalográfico del CSWS es el ESES. Éste se caracteriza por una intensidad
importante de las descargas epileptiformes durante la transición de la vigilia al sueño que
provoca puntas y ondas lentas (casi) continuas, bilaterales u ocasionalmente lateralizadas,
durante una parte significativa del sueño REM. La resonancia magnética nuclear sirve
para identificar posibles lesiones cerebrales. Por el momento, no se efectúan pruebas
genéticas para GRIN2A como práctica clínica rutinaria en el CSWS, pero en algunos
centros especializados están disponibles.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial incluye todos los síndromes epilépticos con intensificación de
la actividad epileptiforme por el sueño, como el síndrome de Landau-Kleffner, los tipos
de epilepsia occipital benigna de la infancia de Panayiotopoulos y Gastaut y la epilepsia
rolándica (véanse estos términos).
Consejo genético
En familias con una mutación en el gen GRIN2A se ha propuesto una herencia autosómica
dominante.
Manejo y tratamiento
El principal objetivo del tratamiento es controlar las crisis. Se desconoce si la mejoría en
las anomalías electroencefalográficas mejora el resultado a largo plazo del desarrollo.
Grandes dosis nocturnas de benzodiazepinas como diazepam o clobazam son eficaces en
la reducción de la actividad epileptiforme aguda y subaguda. Los fármacos antiepilépticos
incluyen casi siempre valproato, levetiracetam, lamotrigina y etosuximida. Los
corticosteroides son útiles, pero están asociados a efectos secundarios a largo plazo. La
cirugía de la epilepsia es una terapia eficaz en casos concretos, incluso cuando las
descargas epileptiformes son bilaterales.
Pronóstico
Aunque las crisis y las anomalías electroencefalográficas tienden a normalizarse en la
adolescencia, el pronóstico para el desarrollo suele ser malo, ya que la regresión
neurocognitiva es permanente en la mayoría de los casos.
Tratamiento
El tratamiento para el SLK suele consistir en la administración de medicamentos, como
antiepilépticos y corticosteroides, y terapia del habla, la cual debe comenzar lo más
pronto posible. Un controvertido tratamiento emplea una técnica quirúrgica llamada
transección subpial múltiple, en la cual se realizan múltiples incisiones a través de la la
parte afectada de la corteza cerebral, seccionando los tractos axón-axonales en la
materia blanca subyacente.
Pronóstico
El pronóstico varía. Algunos niños pueden presentar un trastorno lingüístico severo
permanente, mientras que otros pueden recobrar muchas de sus capacidades (aunque
ello puede llevar meses o años). En algunos casos, puede sobrevenir una remisión y
posterior recaída. El pronóstico mejora cuando el trastorno comienza a partir de los 6
años de edad y cuando se empieza pronto la terapia de habla. Los ataques suelen
desaparecer al llegar a la edad adulta
ANEXOS
La epilepsia puede deberse a un trastorno de salud o a una lesión que afecte el cerebro o la causa
puede ser desconocida (idiopática).
Lesión cerebral que ocurre durante o cerca del momento del nacimiento
Las crisis epilépticas por lo general empiezan entre los 5 y 20 años. También hay una mayor
probabilidad de convulsiones en adultos mayores de 60. Pero las convulsiones epilépticas pueden
suceder a cualquier edad. Puede haber un antecedente familiar de convulsiones o epilepsia.
Consecuencias cognitivas de la
epilepsia
¿Cuales son las consecuencias cognitivas de la epilepsia?
Albert P. Aldenkamp * - Profesor del Máster Internacional online en
Neuropsicología del IAEU Universidad Europea Miguel de Cervantes
Las consecuencias cognitivas de la epilepsia con frecuencia son tan serias como el
hecho de padecer el trastorno. Una consecuencia particularmente importante es el
deterioro de la función cognitiva. El enorme cúmulo de investigaciones que se han
realizado durante un período de más de un siglo (los estudios de Reynolds en 1861
y de Gowers en 1885 generalmente son considerados como un punto de partida
importante) contiene amplias evidencias que ilustran que las personas con epilepsia,
como grupo, tienen serios problemas cognitivos. Algunas veces, los pacientes
individuales consideran que estas consecuencias cognitivas son más debilitantes que
las crisis propiamente dichas.
La función cognitiva puede definirse como la capacidad del cerebro para procesar la
información de manera precisa y para programar la conducta adaptativa. Implica la
capacidad para resolver problemas, comunicarse, memorizar información o
concentrar la atención. La epilepsia es un síntoma de disfunción ictal e interictal del
cerebro. La etiología subyacente y el tratamiento de la epilepsia también pueden
afectar la cognición. Por lo tanto, parece obvio que se desarrolle un deterioro
cognitivo como síntoma secundario de la epilepsia.
El deterioro cognitivo se define aquí sobre una base clínica como un estado no
progresivo para diferenciarlo de la demencia. La mayoría de los tipos de deterioro
cognitivo en la epilepsia se encuentran dentro de la categoría TCL, Trastorno
Neurocognitivo Leve, en el DSM-IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales).
Existe un considerable número de investigaciones respecto del tipo de deterioro
cognitivo en la epilepsia. La lentitud en tareas aceleradas, que involucran tareas que
requieren un procesamiento complejo de la información (‘lentitud mental’), el
deterioro de la memoria y las dificultades en la atención y en la concentración son
los trastornos más frecuentes asociados con la epilepsia. Aunque la causa exacta de
dicho deterioro cognitivo en la epilepsia no ha sido totalmente explorado, es claro
que hay tres factores involucrados: el síndrome que a menudo también incluye la
etiología, las crisis y los efectos colaterales “centrales” del tratamiento.
En esta aproximación el énfasis se ha puesto en las crisis (y las alteraciones conexas
que se encuentran en el electroencefalograma -EEG-, es decir, los efectos de las
descargas epileptiformes registradas en el EEG) y en los efectos colaterales del
tratamiento. Esto es así porque el síndrome es un fenómeno determinado que tiene
consecuencias o no. Aunque importantes para hacer pronósticos, en la práctica diaria
el énfasis se encuentra en aquellos factores que pueden tener cambios: las crisis y
los medicamentos.
Al evaluar estos factores, debemos darnos cuenta de que en la práctica, la mayoría
de los problemas cognitivos tienen un origen multifactorial y que los tres factores
mencionados anteriormente, combinados, son responsables de la “configuración” de
los problemas cognitivos en la mayoría de los pacientes. Es más, estos tres factores
están relacionados. Esto puede causar dilemas terapéuticos cuando el control de las
crisis sólo se puede lograr con tratamientos que se asocian con efectos colaterales
cognitivos. No obstante, estos factores se tratan aquí en forma separada y secuencial.
También se destaca el impacto general de estos factores.