afromúsicas del
Pacífico Norte
colombiano
Leonidas Valencia Valencia
© ASINCH
Calle 25 Núm. 4 - 40 oficina 105
E-mail: asinch.choco@gmail.com
www.asinch.com
Michael Berimbaum
Prólogo
Antonio Ferrer
Ilustración de portada
Clementina Grillo
Diseño de portada
ISBN: xxxxxx
Primera edición: 500 ejemplares
Marzo de 2010
Impreso en Colombia
Producción gráfica
Opciones Gráficas Editores Ltda
Teléfonos: 224 1823 - 482 7071 Bogotá D.C.
www.opcionesgraficas.com
Introducción 9
Capítulo 1
Manifestaciones musicales del Pacífico Norte 11
Capítulo 2
Capítulo 3
Consideraciones finales 91
Bibliografía 95
Manifestaciones musicales
del Pacífico Norte
M anifestaciones culturales como la música son inherentes a cual-
quier grupo humano. ¿Cómo y dónde aparecen las primeras mani-
festaciones musicales en el Pacífico Norte? Dejando de lado las manifesta-
ciones de los aborígenes (primeros pobladores de los que nos ocuparemos
más adelante), al virar el espejo retrovisor
histórico tenemos que remontarnos al año
1510, con el primer asentamiento español
en la población denominada Santa María
la Antigua del Darién que fue fundada por
el español y bachiller Fernández de Enciso,
habitada por indígenas y poseída por los
foráneos que vinieron a “conquistar” nue-
vas latitudes. Más adelante, en 1514 arribó
el Gobernador Pedrarias Dávila con una
compañía de 2.000 hombres en la cual ve-
nían personas capacitadas para diferentes
oficios o trabajos como mineros, escribanos, agricultores, médicos, comer-
ciantes, ganaderos, etc., además de personal de los funcionarios del gobier-
no. Arribó también el primer obispo Juan de Quevedo, nombrado en ese
entonces por el papa León XI.
Para precisar, en la cronología histórica del Atrato como eje central del
territorio (en el año 1538 – 1539) el señor Pedro de Heredia efectuó expe-
diciones por el Golfo de Urabá, Jorge Robledo por el Atrato y Gómez Fer-
nández desde Urrao incursiona por el Atrato medio acompañado de los es-
clavos que tenía en Anserma. En el año 1540 Pedro de Heredia asciende el
Río Atrato hasta el Río Bojayá (Medio Atrato) en compañía de esclavizados
comprados en Santo Domingo y Jorge Robledo llega al punto de nacimien-
to del Río Atrato (farallones del Citará). En el año 1566 y 1589 los indígenas
dominados son afectados por epidemia de viruela y en el año de 1648 llega
la primera imagen de San Francisco de Asís y se celebra el día 4 de octubre,
la primera fiesta en honor al Seráfico, con la participación de los indios Ci-
taraes, los sacerdotes franciscanos Fray Matías Abad y el hermano Jacinto
Hurtado. En el año 1654 los misioneros Francisco de Orta y Pedro Cáceres
fundan el poblado de Citará, lugar contiguo al actual Quibdó.
La dinámica de estas músicas por las riberas del Atrato y las zonas sur y
occidente del Departamento del Chocó se consolida con las bandas de mú-
sicas a través de sus retretas y actuaciones en las fiestas de pueblo y el gran
fenómeno de comienzos del siglo XX, el disco, la radio, radiola y en algunos
Para Platón, hay una belleza exterior corporal o de los sentidos y otra in-
terior que él identifica con la virtud. En este caso la música tradicional viene
a ser parte de una belleza exterior, ya que se aprecia lo bello a través de los
sentidos del hombre. El arte es comunicación y la belleza es expresión de
algo; entonces se entiende por la exteriorización de algo (vivencia, senti-
miento, etc.). Pero la música folklórica es algo más que esa simple exteriori-
zación, en ella se encuentran los bancos genéticos de nuestras músicas.
En una cultura concreta, tanto los hechos musicales como los lingüís-
ticos son identificados por el rol que juegan en el funcionamiento de un
sistema y no en virtud de su realidad acústica. Podemos entender que las
unidades musicales son formalmente unidades discretas o diferenciales.
Por lo general, en las músicas de tradición oral, en donde la improvisación
ocupa un lugar importante, la gran cantidad de variaciones muy a menudo
Si analizamos las músicas del Chocó encontramos que existen unos prin-
cipios que sostienen su organización formal y vemos ciertas características
esenciales:
Óyeme Chocó
Oye por favor
Tú no tienes por qué estar
Sufriendo así
1. Abosao (sainete)
2. Tamborito
3. Aguabajo
4. Bunde (gualí)
6. Porro chocoano
8. Alabao (coral)
9. Bunde
• La polka
• La mazurca
• Jota chocoana
• Danza
• Contradanza
Guitarra Desbaratada
Abosao - Folk tradicional del Chocó
ASINCH
A A1 A1
M. Consecuente M. Antecedente M. Consecuente
Obsérvese que las células conclusivas de los tres esquemas son total-
mente diferentes.
Periodo B
M. Antecedente M. Consecuente
Guitarra desbaratada
I II
1.
2.
3.
El Tamborito
El tamborito es un aire musical típico chocoano. Existe la hipótesis de
que éste tiene su origen en la danza española pandereta; otra hipótesis afir-
ma que nace de una danza de vientre africana; pero en el Chocó son los
negros baudoseños quienes en el afán de comercializar la tagua atraviesan
ASINCH
Antecedente
1.
Consecuente
2.
Antecedente
1.
Variación
Consecuente
2.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
1.
2.
Pregon - y no lo rebajaís
Coro - ese es su precio
Tumba hombre
Tamborito
Nikoska Salamandra
ASINCH
Al igual que muchos de los aires musicales, el tamborito cuenta con dos
secciones. En la primera encontramos una disgresión o variación rítmica
en la melodía que estructuralmente es igual al motivo inicial, en donde el
antecedente cuenta con dos células rítmicas que presentan síncopas regu-
lares internas –en donde el antecedente es variable y el consecuente se
mantiene rítmicamente con un cierre que difiere del antecedente con mo-
vimientos melódicos o desplazamientos interválicos de segundas y terce-
ras continuas y un cierre melódico descendente–.
de A
Antecedente
A1
Contracción rítmica
Consecuente A Consecuente A1
Sección B
Antecedente Consecuente
1. 2.
A. A1.
B. B.
(A y B) consecuentes (A1 y B)
(A y B) consecuentes A1 y B
A. A1.
B. B.
Tumba hombre
Tumba hombre
Tumba hombre
Ae, mi pollera
Que es tumba hombre
Tumba hombre
Mi pollera
Esta es mi pollera
Tumba hombre
Se deja – se deja
El hombre que no da se deja.
El Aguabajo
Es un aire tradicional chocoano que en sus textos evoca con humor el
ambiente de los ríos Atrato, San Juan y Baudó. Su basamento literario está
soportado en estrofas de cuatro versos octosilábicos (rima) y encontramos
otro tipo de aguabajo sencillo y simple con dos pequeñas secciones o pe-
ríodos de estructuración binaria (A, B) en el primer período y (C, D, D1) de es-
tructuración ternaria y que se repiten. Veamos el aguabajo “Parió la luna”.
Parió la luna
Aguabajo - Folk Chocoano
ASINCH
Antenoche y anoche
Antenoche y anoche
Parió la luna, parió la luna
Parió la luna ‘e
II antecedente consecuente
1. 2.
2.
2.
variación
El Bunde
Bajo esta denominación se distinguen en el Litoral Pacífico dos hechos cul-
turales que, aunque relacionados entre sí, presentan un contenido diferente.
Veamos el bunde
San Antonio
Bunde tradicional del Pacífico
ASINCH
San Antonio
Esquemas Rítmicos
Ant. Cons.
1. 2.
2. 2.
Periodo B
Antecedente
Consecuente
ASINCH
Esta pieza presenta dos grandes períodos con una estructuración repeti-
tiva melódicamente (AAB) ternaria y en la sección B (C – D). El primer periodo
es ternario y el segundo binario y la función armónica es simple en el primer
periodo (I – I – V7 I) auténtica y en el segundo periodo presenta (I – V7 – I -
V7 – I) auténtica con una anticipación en la melodía, ya que en el régimen
acentual se apoya en los primeros tiempos de compás. La marcha melódica
se desarrolla en el primer periodo de la pieza musical a través de sextas, ter-
ceras y segundas, y en el segundo período se desplaza a través de segundas,
terceras y cuartas. El rango de las alturas sonoras está comprendido entre el
Re grave (tónica) y Fa (10ª). Es una melodía tonal en modo menor que expresa
ese carácter sentimental con jocosidad. Observemos los esquemas rítmicos.
A. antecedente consecuente
Antecedentes
Variación
ASINCH
Porro Chocoano
Es un híbrido que se produce con la llegada de algunos aires de la costa
caribe colombiana, como derivado de la cumbia. En él están inmersas super-
vivencias africanas, europeas e indoamericanas. El porro chocoano difiere del
caribeño en ciertos aspectos como el formato musical, regímenes acentuales
en lo ritmo percusivo, texto literario (temáticas). En el Chocó se han compues-
to muchos porros que gozan de buen texto literario con temáticas alusivas a
elementos naturales de su ambiente o contexto, desaparición o muerte de un
amigo, historias de amor, etc., basadas en vivencias cotidianas con terminolo-
gía sencilla y clara. El porro es usado en los bailes de chirimía (porro instrumen-
tal) y cantado con los formatos de cuerdas (timba, tríos, sexteto, murgas, etc.).
ASINCH
Texto literario
Esquema “B”
Ant. Cons.
Vemos pues un esquema sencillo, con acento métrico definido y sin tras-
toques o acentos secundarios.
La vaca loca es una imitación de las fiestas de San Fermín (España). Esta
es una supervivencia dramática europea, en la cual se torea bailando al son
de un estribillo (“si la vaca fuera de oro y los cachos de aguardiente”). La
vaca loca es un artefacto elaborado con madero que en uno de sus extre-
mos posee un par de cachos de vaca, cubiertos de brea (naftalina) y pedazos
de costal para ser encendidos, y en el extremo posterior una rama de árbol
para dar juetes en cada bandazo o giros del conductor al torero o toreador.
Hoy día esta actividad que se realiza en las verbenas barriales nocturnas se
encuentra en riesgo de extinción por el peligro que representan al producir
quemaduras. Veamos un fragmento del texto literario.
La vaca loca
Torbellino Chocoano
Transc: Leo Valencia
ASINCH
La pieza musical “la vaca loca”, en su primer momento presenta una frase
monótona en donde lo importante es la función armónica que aplica (Im
– III); luego en la frase siguiente aparece un tipo de pregunta y respuesta
que está encadenada armónicamente con la primera frase completando
un círculo armónico (Im – III – VI – V7 – Im) y en la tercera frase al igual que la
primera con una frase monótona ejerce la función armónica auténtica de
estas músicas folklóricas (V7-I). Esta melodía presenta un tipo rítmico acé-
falo en su inicio, los desplazamientos melódicos están soportandos en 2ª
consecutivas haciéndola una melodía compacta e interesante. El rango está
comprendido entre la nota (Mi grave) y Fa (9ª) es de tipo tonal en modo
menor con círculo armónico a bordo, con una estructuración ternaria y si-
métrica. Veamos los esquemas rítmicos:
Los Alabaos
La Costa Pacífica colombiana presenta manifestaciones musicales con
marcada ascendencia africana (caso concreto son los estilos fúnebres del
bunde y el chigualo o gualí), y conserva supervivencias musicales hispá-
nicas como elementos del canto gregoriano, los romances, pregones a ca-
pella, traídos por las misiones religiosas en el siglo XVI. . Dichas supervi-
vencias las podemos encontrar actualmente en los alabaos o alabanzas, en
las salves, arrullos y villancicos. El canto alabao esencialmente es un canto
coral dedicado a los Santos y se ha hecho extensivo al contexto fúnebre (ve-
lorio de adultos). Dentro de las principales características encontramos el
acento salmodiano propio de las exaltaciones cristianas y la escala musical
que evoca el canto llano. Se mantiene armonía a distintas voces, sin variar
la melodía, introduciendo modulaciones e inflexiones vocales propias de
ese tipo de música colectiva de tradición africana. Por lo general los textos
literarios son extraídos o tomados del cantoral y escritos religiosos como
pasajes bíblicos, aunque en algunos casos se apartan del contexto religioso
y resaltan aspectos profanos. En otros casos combinan pasajes que hacen
referencia a la vida del difunto y exhortaciones místicas. En el Departamen-
to del Chocó el alabao tiene un gran arraigo en las comunidades rurales.
Hemos observado hoy día la fuerza nueva del alabao en la vida religiosa
y social del pueblo como símbolo de identidad cultural; así, toma mayor
posicionamiento cuando la iglesia permite que se cante el alabao en las
ceremonias litúrgicas, como acompañamiento de la Santa Misa, en los se-
pelios, las salves, en las fiestas de pueblo (Santo) en fiestas de navidad en
los pesebres. Esta participación activa revitaliza de alguna forma una mayor
activación de esta práctica, aunque uno de sus soportes estables sea el can-
to en las velaciones de muerto, alumbrados a sus Santos patrones, etc.
Al observar las peculiaridades del alabao, vemos que el solista canta con
tono nostálgico constantes inflexiones vocales que aseguran una estilística
(florituras) y patenta una expresión lastimera, asegurándose esa superviven-
cia hispánica de Andalucía y Extremadura (España). A su vez estos españoles
fueron influenciados por los Árabes que proceden del norte de África y en
esa supervivencia africana el alabao tiene una participación comunitaria con
terminaciones a coro, en forma de dúo espontáneo; a veces con coro e imbri-
camientos (arrebatándose la voz) y otras veces con terminaciones disonantes
que ofrecen un color especial. Se aproxima a las formas litúrgicas venidas a
América con la cristianización, las cuales comienzan con la conquista y se con-
solidan en la colonia, conocidas como litánica (solista – coro). El alabao goza
de saber popular, su estructura es bastante simple, con versos elementales
centrados en un tema específico, con apoyo de coro al cierre o conclusión
de cada párrafo, estrofa, etc. El cantaor de alabao es valorado por el pueblo,
ya que este tipo de canto es una vocación especial que se da por “selección
natural”. El contenido religioso de los alabaos ha permitido mantener, refor-
zar y profundizar la fe cristiana del pueblo; la celebración de la muerte le ha
proporcionado al alabao un ambiente propicio para que viva y se desarrolle
acompañado de la complacencia de la iglesia en la liturgia cristiana. Pode-
mos afirmar que en gran parte la pervivencia del alabao ha dependido de la
celebración comunitaria de la muerte y sus festividades patronales.
Urrurru arra yá
Que venga el coco
Que venga acá
Las madres chocoanas lo usan para dormir a sus niños para contentar-
los, entretenerlos; calmar algún dolor, etc.
ASINCH
Hoy en día la jota se interpreta en los bailes rurales como una música
importante para el campesino, como símbolo de originalidad y de saber
bailar al igual que la danza, la contradanza, pasillo, mazurca, etc. Además
es un baile que frecuentemente se pone en escena por los grupos de baile
folklóricos de todo el Chocó. Vamos a estudiar “la jota chocoana”, pieza muy
conocida en la región y sitios donde los grupos folklóricos exponen nues-
tros bailes.
Jota Chocoana
Jota
Transc: Leo Valencia
ASINCH
Esquema rítmico
A. Primer periodo
B. Segundo periodo
C. Tercer periodo
Pasillo (vals)
Esta música llega en tiempos de la colonia a América a través de los eu-
ropeos y se conoce como un baile de salón en las fiestas de los amos y
es tomada por los esclavizados. Hasta hoy el pasillo es considerado como
pieza clásica o de baile de invitación. En el sector rural aparecen grandes
bailarines de pasillos con la interpretación del formato de chirimía. En su
mayoría carecen de texto literario, con coreografías libres y se utilizan para
empezar un baile de chirimía (sector rural y campesino) como también para
aflojar el salón cuando la sala del baile está muy llena.
ASINCH
Presenta esta pieza dos secciones con una estructura que concluye cada
periodo con un remate clásico de pasillo, con una función armónica simple
que además de la tónica y la dominante, cuenta con la subdominante pla-
gal (I, IV, V7) en donde cada frase de cada periodo toma cuatro compases,
presentando dentro de cada período una variación rítmica en sus conclu-
siones. En el primer período presenta un inicio tético en la primera y en la
segunda frase con una fluctuación (ascendente - descendente) y conclu-
siones en tónica definiéndose su base melódica como tonal. La letra de la
pieza musical es simple y relata un accidente facial. En la sección B no hay
texto literario, siendo pues muy corta la letra, que consta de cuatro versos.
Quiere decir esto que con esta melodía se construye otras letras en don-
de se recrean otros episodios cotidianos diferentes al plasmado en la pieza
musical. El movimiento interválico comprende 2ª, 3ª, 4ª, la nota más grave
de la pieza es do, su tónica en modo mayor y la más aguda la nota domi-
nante, en una escala heptatónica usada.
ASINCH
La Danza
Supervivencia europea que se asienta en América en tiempos de la co-
lonia; baile de salón reposado, de sutil y refinado estilo, música y danza. La
ASINCH
A. 1.
2.
2.
La variación
1.
2.
1.
Célula común
2.
3.
Variación
4.
Contracción
Conclusión A
Conclusión B Idénticos
La Contradanza
Estas danzas son motivo de alegría actualmente en los bailes rurales. Pa-
rientes, compadres y amigos se divierten con su coreografía adicionándoles
Contradanza 4
Folk Chocoano
Transc: Leo Valencia
ASINCH
Esta contradanza No. 4, al igual que la danza, presenta dos grandes pe-
riodos simétricos de cuatro compases con repeticiones. En cada periodo se
elaboran dos motivos de cuatro compases en donde el antecedente man-
tiene la función armónica tónica y concluye con el quinto grado y en don-
de la frase siguiente mantiene el quinto grado y concluye con tónica para
completar el periodo o sección. Con una cadencia auténtica (I – V7 – I) en el
segundo periodo B observamos que la función armónica se enriquece con
la participación del cuarto grado, enriqueciéndose la pieza así (I – V7 – I – I7
– IV – V7 – I). En el primer período encontramos células rítmicas propias y
características con un inicio anacrúsico así:
Y en la conclusión encontramos
Anacrusa
En B
Simplificación
= 3 Tiempos
Variación
= 3 Tiempos
El rango de la melodía está comprendido entre “re” grave y “la” (13ª). Los
intervalos se movilizan por lo general a través de terceras, cuartas y segun-
das y la fluctuación melódica es descendente con un pequeño rasgo as-
cendente en la frase conclusiva de B, diseñada en la escala heptatónica. Su
base es tonal y se encuentra en modo mayor, con variación de compás que
la hace interesante. Guarda simetría entre sus bloques o períodos. El primer
periodo expresa un orden pausado y moderado, a diferencia de la libertad
que ofrece el bloque B tanto en lo melódico como en la función armónica,
y el enriquecimiento en los esquemas que son más elaborados y complejos
que los del periodo A.
La Polka
Es una danza de origen polaco que llega a América a finales del siglo
XIX. Alegre y efusiva, mantiene su acento original por lo simple y estricto de
su estructura. El hombre chocoano ha compuesto diversas polkas que son
exhibidas en las presentaciones de los grupos de bailes folklóricos y en los
bailes de chirimía. La banda, en sus momentos de divertimentos y retretas,
interpreta las polkas chocoanas. Las polkas son en su mayoría anónimas y
carecen de nombres; por eso las hemos codificado con números. Observe-
mos la polka chocoana No. 2.
ASINCH
Esquemas rítmicos
A.
1.
2.
B.
Acento trastocado
A.
Variación Variación
B.
Célula conclusiva
La Mazurka
Esta danza y música europea nace en Polonia; fue muy popular en los
grandes salones y en festividades públicas. La mazurka aparece en el siglo
XVI y en América es conocida en los tiempos de la colonia. Este aire presen-
ta un compás ternario; al igual que el giro dado al pasillo, se acompaña con
tiempo de vals pero con aire vivo y con mucha fuerza. En el Chocó se recrea-
ron y se compusieron diversidades de mazurcas, observaremos la “Mazurca
del Chocó” anónima, no posee texto literario y su divulgación comercial no
existe. Sólo se conoce este aire por tradición fiestera, procesos educativos y
la puesta en escena de los grupos de bailes. Para ir creando un criterio técni-
co y característico de esas supervivencias europeas, esta danza y música es
simétrica, presenta tres bloques de 8 compases y se reitera completamente.
Veamos:
ASINCH
Esquema rítmico
Tético Consecuentes
A.
anacrusa
B.
anacrusa
Veamos la variación B
Variación
El Son Chocoano
Es una hibridación que se consolida en el Chocó por la interfluencia de
los aires que provienen de Cuba a través de los braceros de los barcos que
atraviesan el Caribe y navegan por el río Atrato. Al llegar este repertorio es
apropiado y denominado “son chocoano”. Este aire difiere del son cubano
en algunos aspectos como la clave, el régimen acentual en el bajo y, el sello
más importante de identificación, el dejo regional. Se acompaña de idio-
tismos, doble sentido, etc. El son cubano es producto de la hibridación de
esas supervivencias hispánicas (trovadores, decimeros, copleros) en donde
su formato inicial es incipiente o sea los formatos llamados “Bungas” como
son la guitarra española, tres y voces. Se consolida con el bongó, la clave,
las maracas y la marímbula como bajo. Además de ese son que llega en
los barcos, con la industria del disco nos llegan las grabaciones con sones,
danzones, bombas, chachachá, etc. Así, se consolida el proceso con muchas
letras que nacieron como cantos de boga, de estribillos de los decimeros y
de los compositores o creadores espontáneos del Chocó (juglares del can-
to) con temáticas variadas. Este son trasciende en el Chocó en la década
de los 60 con agrupaciones como “los negritos del ritmo”, “los ocho del San
Juan”, “los tremenditos”.
De Cuba llegaron para quedarse piezas tales como “la máquina”, “mi tía”,
“punto boli bola”, que fueron recreadas por los creadores o compositores
chocoanos, manteniendo la forma y melodía, mas utilizando vocablos de la
región, sitios, situaciones, etc.
El Chingo
Son Chocoano
Transc: Leo Valencia
ASINCH
A. 1. 2.
B. 3. 4.
1.
2.
Las ideas progresistas del hombre son como la onda sonora, que no po-
demos ver ni palpar pero de la que sentimos su expresión y respondemos
a su estimulo positiva o negativamente. Estas ideas son y deben ser objeto
de revalidación en el tiempo.