DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
MSc. Ricardo Avendaño Astorga
13 DE NOVIEMBRE DE 2017
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN SUPERIOR IX
UNIDAD DIDÁCTICA UNO
Enfoque teórico-crítico de la Educación Superior
13 de noviembre de 2017
CONTENIDO
EL PARADIGMA SOCIO-CRÍTICO EN LA EDUCACIÓN ............................................... 3
BIBLIOGRAFIA ................................................................................................. 66
Enfoque teórico-crítico de la Educación Superior
13 de noviembre de 2017
“Quizás haya que renunciar a toda una tradición que imagina que sólo puede haber
saber allí donde se hallan suspendidas las relaciones de poder, y que el saber no
puede desarrollarse sino al margen de sus conminaciones, de sus exigencias y de
sus intereses […]. Hay que admitir más bien que el poder produce saber […] que no
existe relación de poder sin constitución correlativa de un campo de saber, ni de
saber que no suponga y no constituya al mismo tiempo unas relaciones de poder”
¿SABÍA UD.QUE…?
El término “paradigma” es un concepto central en la filosofía de Platón
(paradeigma). El paradigma sería un modelo, construido con ideas y
palabras, para llegar a un caso arquetípico en la medida de las
posibilidades humanas. Así, por ejemplo, en el diálogo platónico de la
República, se construye un paradigma o modelo de sociedad, una ciudad
“buena y justa” a partir del diálogo y de las ideas de justicia y bondad
que, según la filosofía platónica, todos los hombres compartiríamos.
Para comprender la importancia que han tenido -y siguen teniendo- las teorías socio-
críticas dentro de las ciencias de la educación y de las prácticas educacionales en su
conjunto, es necesario previamente recordar la noción de paradigma y concentrarnos
en el paradigma socio-crítico.
I. LA NOCIÓN DE PARADIGMA
Si bien el término “paradigma” fue ya utilizado en la antigüedad y ocupó un lugar
central en la filosofía de Platón, es en la segunda mitad del siglo XX que ha vuelto a
cobrar inusual fuerza a partir de los trabajos del epistemólogo Thomas Kuhn. Sin
embargo, la noción de paradigma adquiere en Kuhn una significación precisa y
diferente a las anteriores acepciones del término, y es utilizada para comprender mejor
las características del avance científico.
Kuhn sostiene que, de hecho, esta concepción es incompatible con lo que realmente
sucede, caso por caso, en la historia de la ciencia. Ésta no se desarrolla linealmente,
por revisión y ajuste de sus teorías, sino que los cambios científicos operan por medio
de revoluciones, en los que un antiguo paradigma es reemplazado y destronado por
otro, cuyo entramado teórico es incompatible e incluso inconmensurable con el
anterior. Afirma Kuhn lo siguiente:
No hubo ningún periodo, desde la antigüedad más remota hasta fines del siglo
XVII, en que existiera una opinión única generalmente aceptada sobre la
naturaleza de la luz. Para ser aceptada como paradigma, una teoría debe
parecer mejor que sus competidoras; pero no necesita explicar, y en efecto,
nunca lo hace, todos los hechos que se puedan confrontar con ella (Kuhn, 2004:
44).
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Esto quiere decir, que no son los “hechos” los que modifican las teorías científicas
(pues no existe ninguna teoría que pueda confrontar todos los hechos fácticos), sino
que lo decisivo pasa por los cambios en los fundamentos, los presupuestos y en los
modos de ver que tienen los científicos, es decir, en los cambios de “paradigma”.
5
Todas las “disciplinas científicas” atraviesan por períodos en los cuales, para resolver
una determinado problema científico, se presentan diversas teorías que presentan
distintos modos de solución. Son épocas en que teorías distintas compiten y luchan
entre sí. Si una de ellas logra imponerse y conseguir la aceptación general por parte de
la “comunidad” de los científicos, entonces se establece como paradigma, y por tanto
gobernará por un tiempo indefinido, ofrecerá el marco general para pensar y
problematizar los fenómenos, orientará la dirección de las investigaciones y la
búsqueda de soluciones, proporcionará, en fin, un tipo de lenguaje que uniformice los
términos en los cuales los científicos se comunican.
Al igual que en una comunidad religiosa que se reconoce a través de los dogmas en los
que se cree o un partido político en donde se reúne a partidarios que comparten
finalidades y valores específicos, un paradigma se instituye por una comunidad
científica que compartiendo fundamentos, métodos y valores, llevará a cabo lo que
Kuhn denomina “ciencia normal”:
1. PARADIGMA POSITIVISTA
Este paradigma se asocia, por una parte ideológica, con el crecimiento industrial de las
sociedades y por su consiguiente necesidad de tecnologías. Por otra parte
epistemológica, comparte fundamentos empíricos (conocimiento basado en la
experiencia) y de objetividad, éste último ampliamente discutido, como veremos más
adelante.
2. PARADIGMA NATURISTA
Surge como una crítica al paradigma positivista, en cuanto que proponen una
especificidad en las ciencias sociales, ya que éstas tienen objetos de estudio que no
podrían ser abordadas desde el positivismo, pues estos objetos no podrían gozar de
ninguna objetividad al no ser ajenos al ser humano. De esta manera, se produciría un
cisma o división entre las ciencias sociales respecto a las ciencias naturales, estas
últimas buscarían una explicación, mientras que las primeras buscarían una
comprensión de los fenómenos socio-históricos.
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De esta manera, este paradigma adopta como principal premisa la de una realidad
como resultado de una construcción intersubjetiva que de ninguna manera es
independiente de las subjetividades que la conforman. Así, la producción de
conocimiento incorpora sistemas de referencia culturales, sociales y económicos
propios del sujeto de conocimiento (cf. Rodríguez-Sosa, 2003: 28-29). 9
3. EL PARADIGMA SOCIO-CRÍTICO
El paradigma socio-crítico se inicia como una reacción crítica precisamente hacia los
otros paradigmas reinantes en las ciencias sociales. Rechaza el postulado del
positivismo lógico que concibe al conocimiento científico como el establecimiento de
leyes de carácter universal a partir de procedimientos de experimentación y de
observación supuestamente “neutral” de los hechos. Por el contrario, lo que la
perspectiva socio-crítica enfatiza es que “el conocimiento se construye siempre por
intereses que parten de las necesidades de los grupos humanos” (Cf. Alvarado y
García, 2008: 187), por tanto, si hay intereses que se ponen en juego, no puede
hablarse en ningún caso de “neutralidad”.
Así pues, este paradigma concibe la realidad – y en esto coincide con el paradigma
naturista – como un constructo intersubjetivo dentro de determinados marcos de
referencia. Su aporte radica en la exigencia del carácter crítico y emancipador del
conocimiento. De esta manera, el conocimiento tiene un fin: la transformación de la
1
Recordar el famoso aforismo de Marx: “Los filósofos no han hecho más que
interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.”
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algunas teorías y conceptos principales que conforman este paradigma y, por otra
parte, concentrarnos en las teorías más influyentes de la actual coyuntura educativa
boliviana.
¿SABÍA UD.QUE…?
“Nos encontramos ante uno de los aspectos más perturbadores de la civilización
industrial avanzada: el carácter racional de su irracionalidad. Su productividad y
eficiencia, su capacidad de incrementar y difundir las comodidades, de convertir
lo superfluo en necesidad y la destrucción en construcción, el grado en que esta
civilización transforma el mundo-objeto en extensión de la mente y el cuerpo del
hombre hace cuestionable hasta la noción misma de alienación. La gente se
reconoce en sus mercancías; encuentra su alma en su automóvil, en su aparato
de alta fidelidad, su casa, su equipo de cocina. El mecanismo que une el
individuo a su sociedad ha cambiado, y el control social se ha incrustado en las
nuevas necesidades que ha producido…” (Marcuse, 1972: 39).
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Distingue así dos tipos de racionalidad humana: 1) una razón instrumental, y 2) una
razón comunicativa. Mientras la primera promueve un tipo de interacción social cuyo
interés es alcanzar el adecuado cálculo para satisfacer las necesidades prácticas, la
segunda
12
promueve una interacción basada en procesos cooperativos de interpretación
para que los individuos afectados por una situación común realicen una
comprensión compartida de la misma y generen el consenso entre ellos con el
fin de alcanzar soluciones satisfactorias para el grupo (Alvarado y García,
2008:194).
¿SABÍA UD.QUE…?
que subyace bajo los poderes ideológicos (Cf. Audi, 2004: 313-314).
Puesto que todos los individuos y grupos humanos que comparten una situación común
necesitan deliberar, discutir y dialogar sobre las diversas problemáticas que les
conciernen, se hace inevitable la instancia del conflicto. Lo que hace la “racionalidad
comunicativa” es ofrecer principios dialógicos que permitan resolver los conflictos de la
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[…] para asumir los roles de diálogo, los participantes deben estar libres de
limitaciones; debe existir una distribución simétrica de oportunidades para la
selección y empleo de los actos de habla, que puedan generar igualdad efectiva 13
de oportunidades para todos los participantes de un determinado grupo
(Alvarado y García, 2008: 194).
En suma, lo que buscó Habermas fue diseñar las condiciones para un diálogo ideal,
donde cada participante se halle en igualdad de condiciones, de oportunidades y de
2
poder, frente a cualquier otro participante.
3. HABERMAS Y LA EDUCACIÓN
2
En su libro Teoría de la acción comunicativa (1982), Jürgen Habermas elabora ciertas
reglas a las que debería someterse todo aquel que quiera participar, sin contradecirse,
dentro del “juego de la argumentación”: 1) Todos los sujetos que son capaces de
lenguaje pueden participar de la argumentación; 2) Cualquiera puede cuestionar las
argumentaciones en juego (introducir otros argumentos y expresar sus ideas,
emociones, deseos u opiniones); 3) Nadie debe impedir las dos anteriores
presuposiciones. Tales condiciones, o reglas, permitirían aproximarse a una
“comunidad ideal” del habla.
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dimensiones que no se pueden pasar por alto. Desde el momento en que se origina
una organización o institución, invariablemente se produce en ellas un cierto tipo de
hegemonía, y por tanto, un orden del poder. Fernández Enguita (1992) ha afirmado
que “las escuelas son sedes de conflictos propios de la sociedad en general.”
Pero no se trata solamente de que las instituciones educativas sean sede de conflictos
por ser en esencia organizaciones sociales, ni únicamente porque en ellas se efectúen
“actos de habla” o comunicación (Habermas), sino porque la familia y la escuela son
las principales depositarias de los valores predominantes de una sociedad. En realidad,
no se trata de “valores abstractos o universales”, sino más propiamente de aquellos
valores que representan de manera hegemónica a las clases dominantes. Es este un
aspecto crítico que han subrayado los diversos cientistas sociales que se adhieren al
paradigma del “materialismo histórico” o marxismo. Leistikov afirma que la familia y la
escuela, además de ser las primeras instancias de la represión sexual, se han
convertido en “la principal fábrica ideológica de la clase dominante. Entendemos ahora
por qué los reaccionarios de todos los frentes se preocupan tanto por defender esta
institución [la escuela], que es en realidad una edición de bolsillo del estado
3
autoritario” (Leistikov, 1936: 153).
3
El paradigma socio-crítico ha recurrido innumerables veces a los aportes teóricos del
psicoanálisis. Ahora bien, para Freud la función principal de la familia, condensada en
la “tríada edípica”, consiste en conducir, reprimir, domesticar, educar, frenar los
instintos o pulsiones sexuales del niño.
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REFLEXIONE... Giroux afirma que frente a todas aquellas teorías, sobre todo tecnocráticas,
la teoría crítica se impone como tarea: “defender las escuelas como
instituciones esenciales para el mantenimiento y el desarrollo de una
democracia crítica y también, para defender a los profesores como
intelectuales transformativos que combinan la reflexión y la práctica
académicas con el fin de educar a los estudiantes para que sean ciudadanos
reflexivos y activos” (1980, 172).
importante, para lo que veamos más adelante, ver cómo la pedagógica se sustenta en
la política para fundamentar sus proyectos.
Freire (1987) se sitúa justamente en esta “interpelación del oprimido” para realizar su
proyecto educativo. En efecto, dicho proyecto pretende ser un sistema de liberación no
17
solamente para los oprimidos, sino también para los opresores (que también necesitan
ser liberados). Cabe mencionar que, como veremos más adelante, este proyecto tiene
como fin la producción de una visión crítica de la realidad a través de una pedagogía
conjunta entre educadores y educandos.
Como podemos observar, los tres textos remarcan la importancia que debe tener para
las ciencias en descender siempre a la historicidad y situacionalidad del lugar desde
donde se produce el conocimiento. Así, una “educación para la liberación” pretende ser
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Entre estos prejuicios se puede destacar uno que pretende ver en la ciencia un
conocimiento que se sustraería de su lugar de producción y enunciación. Ante este
prejuicio, es pertinente defender la importancia del definir el lugar geopolítico y
epistemológico de enunciación de cualquier conocimiento.
Por ahora cabe remarcar uno de los enunciados centrales de estas teorías críticas: la
existencia de un centro y una periferia que se constituyen en relaciones de dominación
no solamente a nivel sociológico y político, sino también a nivel epistemológico y, por
tanto, educativo, ante lo cual son pertinentes teorías que se piensen desde la periferia.
los miembros de una clase social particular” (cf. Audi, 2004: 527)4. Sin embargo, el
término de ideología tuvo en sus orígenes una significación distinta. Desarrollaremos el
concepto mencionado en tres momentos: 1) sus orígenes históricos; 2) la significación
que adquiere en el paradigma socio-crítico; y 3) algunos enfoques teóricos
contemporáneos relacionados con el análisis del discurso y la psicología cognitiva que 19
Fue la filosofía francesa del siglo XIX la que acuñó el término de “ideología”; esta
aparece por primera vez en el libro Idéologie (1802) de Destutt de Tracy, a quien
puede considerarse el “fundador” de la ideología. A partir de Destutt de Tracy los
ideólogos franceses del siglo XIX (como Roederer, Lakanal, Jean-François de Saint-
Lambert e incluso Condorcet) concebían a la ideología como una disciplina del
conocimiento cuyo objeto era el análisis de las facultades humanas que permiten la
generación de “ideas”. La ideología era, según Destutt de Tracy, una ciencia
fundamental cuyo objeto son "los conocimientos y las ideas" (cf. Ferrater Mora, 1964:
906).
Como puede verse, la ideología, en sus inicios, fue considerada una ciencia particular
cuya finalidad era examinar los diversos modos de ideas. Todos sus representantes
fueron ampliando el campo de la “ciencia ideológica” y con el tiempo cada generación
de ideólogos fue manifestado opiniones muy diversas. Es interesante tomar en cuenta
que fue la actitud política de algunos ideólogos, que se declararon primero partidarios
de Napoleón Bonaparte y luego opositores suyos, lo que suscitó en el Emperador
ásperos comentarios sobre la ideología contribuyendo a darle un sentido peyorativo. A
partir de ese hecho fue corriente considerar a los ideólogos como “doctrinarios”.
4
Por ejemplo, cuando los miembros de la clase capitalista comparten una misma
ideología, según la cual las leyes del libre mercado y el derecho a la propiedad privada
son “leyes naturales” que provienen de la misma condición humana.
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semejantes respecto a la realidad que vive, puede decirse que ese grupo comparte una
ideología. No se trata simplemente de las ideas u opiniones de un individuo en
particular, sino que esas ideas son comunes al grupo social del que aquel individuo es
parte. Por eso, para el enfoque socio-crítico, toda ideología es una manifestación y
producto social. 20
Por otra parte, las ideas que comparte un grupo social no son simples “opiniones” o
conjeturas, sino que para cada grupo social sus ideas representan verdaderamente la
realidad existente. Por tanto, una característica esencial de cualquier ideología es la
convicción de que expresa la realidad. Es por ello que la ideología -o las ideologías- no
están compuestas por cualquier idea, sino más propiamente por creencias, es decir por
ideas a las que se atribuye un valor de verdad. Cuando un individuo expresa “yo creo
que esto es realmente así o asá”, está manifestando su ideología. Como dice Van Dijk,
la ideología son “sistemas de creencias sociales compartidas por grupos sociales
específicos.” (Van Dijk, 2006: 38). 5 Las ideologías son un conjunto de creencias
fuertemente arraigadas en cada grupo social; la fuerza de la ideología reside
precisamente en que resiste a cualquier cambio.
Los teóricos socio-críticos han observado atinadamente que si bien las ideologías
expresan lo que piensa un grupo, no se trata de cualquier grupo social sino de aquel
cuyos integrantes pertenecen a la misma clase. De ahí la importancia del concepto de
“clase social”, pues es la clase social la que agrupa y cohesiona a los diferentes tipos
de individuos. La ideología representa, entontes, el conjunto de creencias de cada
clase social.
Ahora bien, del mismo modo a como en cada disciplina científica hay distintas teorías,
representadas por “escuelas”, que compiten entre sí hasta que una de ellas vence y se
convierte en paradigma, las diferentes ideologías coexistentes en una sociedad
compiten igualmente entre sí, pero hay alguna que logra imponerse sobre las otras y
se convierte, entonces, en la “ideología dominante” de una sociedad. La ideología que
establece su hegemonía sobre las otras, pertenece por lo común, de acuerdo al
5
De nada sirve indicarle a un individuo que las ideas de su grupo social pueden ser
discutibles o dudosas, y de que otros individuos tienen ideas diferentes, en seguida
expresará que esos individuos pueden opinar distinto, pero, sea como fuere, esos
individuos “están equivocados”.
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enfoque socio-crítico, a la “clase social dominante”. Es por ello que para Marx la
ideología de una sociedad no es sino la expresión de aquella clase que vence a las
otras en la “lucha de clases”. Marx consideraba, además, que la clase social triunfante,
junto con su ideología, es aquella que posee los medios económicos de producción,
que en la época en que vivió Marx estaba representada por la “burguesía” europea. 6 21
6
Baste recordar las vibrantes arengas con las que inicia su escrito Manifiesto del
partido comunista: “Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es
una historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y
siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente
a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida veladas unas veces, y otras
franca y abierta (…) Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo.
Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja
Europa, el Papa y el zar, los radicales franceses y los polizontes alemanes (…) Los
comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones.
Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la
violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes,
ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen
nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que
ganar. ¡Proletarios de todos los Países, uníos!”. En este manifiesto, dirigido a los
proletarios, Marx y Engels proponían la abolición del Estado, como máxima
superestructura de todas las ideologías conformadas por los intereses burgueses, la
supresión de la religión como ideología de la clase dominante y “promesa de un
paraíso de ficción”. Para Marx la única clase social capaz de vencer a la burguesía era
el proletariado, pues solamente esta poseía las fuerzas productivas para generar otro
tipo de orden social.
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Maquiavelo fue uno de los primeros pensadores que consideró que las
“ideas políticas” imperantes en una sociedad podían significar un
importante “desvío” o falseamiento de las realidades sociales.
22
Luego Hegel señaló que en el proceso dialéctico de la historia la
¿SABÍA UD.QUE…?
conciencia humana podía apartarse de la verdad al negarse a sí misma,
es decir, afirmarse como “falsa conciencia”. La idea en la “conciencia
infeliz” o “conciencia desgarrada” desconoce las leyes dialécticas de la
historia. Por el contrario, la autoconciencia es el momento en que el
espíritu humano vuelve a reconocerse. Marx adoptó la dialéctica de
Hegel, bajo su peculiar perspectiva, y consideró que el momento
“negativo” en que la idea se aparta de sí misma es el momento en que
se convierte en “ideología”. La ideología sería lo que Hegel designó
como el momento negativo en que “la conciencia no sea lo que es y
sea lo que no es”.
7
La ideología dominante ha convertido a la razón en mera “razón instrumental”. Quien
llegó más lejos en sus planteamientos fue Theodor Adorno al afirmar que las ciencias
modernas y la razón misma ya son órgano del poder. Por eso Adorno consideró al arte
como el único dominio que escapa al “orden de lo racional”, por ello el ámbito artístico
es el único lugar donde la verdad humana se manifiesta plenamente.
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las tareas que les fija la estructura social”. La ideología, por tanto, cumple una función
esencial en la vida histórica. Es imposible una sociedad sin ideologías; como dice
Althusser: “sólo una concepción ideológica del mundo puede imaginar sociedades sin
ideología.” (Bolívar, 1985: 119) Sin embargo, en las sociedades divididas, como es el
caso de las sociedades modernas, la ideología se pone al servicio de la clase 23
dominante.
El cientista social Van Dijk propone una teoría multidisciplinaria de la ideología a la que
concibe como un “triángulo” que relaciona tres elementos: la sociedad, el discurso y la
cognición social. Las ideologías son ciertamente, como lo subrayó el enfoque socio-
crítico, sistemas de creencias socialmente compartidas por grupos sociales. Pero no
cualquier creencia es parte de una ideología, pues hay creencias que son parte del
mundo cultural al que pertenecen los grupos. Lo que caracteriza a la ideología es que
cumple un conjunto de funciones específicas:
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Las ideologías no deben confundirse con las representaciones sociales o culturales, sino
que se definen para grupos sociales específicos: del mismo modo en que cada grupo
social constituye su ideología, cada ideología constituye a su grupo. “Las ideologías son
especialmente relevantes para el manejo de las relaciones sociales de grupo como las
de dominación y conflicto, pero también las de competencias y cooperación.” (Van
Dijk, 2006: 398). Tampoco debe confundirse la ideología con el discurso, puesto que el
discurso es una esfera más amplia (una dimensión que atraviesa a toda una sociedad),
en cambio la ideología está en estricta relación con cada grupo específico.
Es cierto que las elites gozan de mayor poder para que sus ideologías influyan
grandemente sobre el discurso público general, gracias a la educación y a los “medios
de comunicación”, pero no es cierto que la ideología esté limitada a la clase
dominante, ya que existen ideologías de “resistencia, desafío, disidencia y cambio”
(Van Dijk, 2006: 402). Lo que principalmente hace una ideología es definir la identidad
social de un grupo y de proporcionales modelos cognitivos en los cuáles se reconozcan.
Define su identidad social así como la de sus intereses, pero también permite
diferenciarse de otros grupos.
Freire (1987) se sitúa justamente en esta “interpelación del oprimido” para realizar su
proyecto educativo. En efecto, dicho proyecto pretende ser un sistema de liberación no
solamente para los oprimidos, sino también para los opresores (que también necesitan
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ser liberados). Cabe mencionar que, como veremos más adelante, este proyecto tiene
como fin la producción de una visión crítica de la realidad a través de una pedagogía
conjunta entre educadores y educandos.
Como podemos observar, los tres textos remarcan la importancia que debe tener para
las ciencias en descender siempre a la historicidad y situacionalidad del lugar desde
donde se produce el conocimiento. Así, una “educación para la liberación” pretende ser
un pensamiento “desde” y “para” la periferia con la condición de fundarse en una ética
y praxis que surge a partir de la interpelación del subalterno. Sólo así podrá denunciar
prácticas “científicas” y “pedagógicas” de enajenación y de dominación.
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Entre estos prejuicios se puede destacar uno que pretende ver en la ciencia un
conocimiento que se sustraería de su lugar de producción y enunciación. Ante este
prejuicio, es pertinente defender la importancia del definir el lugar geopolítico y
epistemológico de enunciación de cualquier conocimiento.
27
Por ahora cabe remarcar uno de los enunciados centrales de estas teorías críticas: la
existencia de un “centro” y una “periferia” que se constituyen en relaciones de
dominación no solamente a nivel sociológico y político, sino también a nivel
epistemológico y, por tanto, educativo, ante lo cual son pertinentes teorías que se
piensen desde la periferia.
¿SABÍA UD.QUE…?
Paulo Freire, pensador y educador brasileño, antes del golpe militar de 1964
fue encargado por el Ministerio de Educación y Cultura de Brasil del sector de
alfabetización de adultos. Fue creador de “círculos de cultura” y “centros de
cultura popular” en todo Brasil. Con el golpe militar, fue imposible que
continuara sus novedosas prácticas educativas, y fue exiliado. Entonces
emigra a Chile, dando cátedra en la Universidad y asesora múltiples
programas de concienciación. Desde 1968 fue consultor de la UNESCO. El
gobierno del Perú le invitó expresamente para que elaborara la reforma
educativa del país. El documento del CELAM (Consejo Episcopal
Latinoamericano) sobre la “educación liberadora” se inspiró casi totalmente
en sus ideas. Durante toda su vida Freire fue una insignia de trabajo por la
liberación de los pueblos. Sus libros “Pedagogía del Oprimido” y “Educación
como práctica de la libertad” continúan siendo una fuente imprescindible
para la educación especialmente en los países “periféricos”.
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Ernani María Fiori dice en el prólogo a la “Pedagogía del oprimido” que “la práctica de
la libertad sólo encontrará adecuada expresión en una pedagogía en que el Oprimido
tenga condiciones de descubrirse y conquistarse, reflexivamente, como sujeto de su
propio destino histórico” (Freire 1969:6). Al establecer su propia pedagogía, el
Oprimido no solamente descubre las condiciones de su alienación, sino que por el 29
En sus dos grandes libros (Educación como práctica de la libertad y Pedagogía del
Oprimido), Freire se presenta no solamente como un educador de vocación humanista,
sino que inventa nuevas técnicas pedagógicas que permiten redescubrir el proceso
histórico en que se constituye la conciencia humana. Sus técnicas logran:
Una dinámica interna y grupal que unifica todos sus momentos como método y
conduce ampliamente a un humanismo pedagógico.
Tercero: los posibles rumbos de ese proceso son proyectos posibles y, por
tanto, la concienciación no sólo es conocimiento o reconocimiento, sino opción,
decisión y compromiso.
“¿Quién mejor que los oprimidos se encontrará preparado para entender el significado
terrible de una sociedad opresora?” –Freire.
Por supuesto que para el diseño de una pedagogía del oprimido, es necesario describir
previamente todo lo que implica la opresión misma. Se trata de un fenómeno que
abarca todas las dimensiones de la existencia humana y no obstante, curiosamente, se
desliza invisiblemente en las relaciones sociales cotidianas. Es un manto que cubre
tanto a los oprimidos como a los opresores, que escapa hábilmente al reconocimiento
de la conciencia pero que, sutilmente, se instala insidiosamente en las relaciones entre
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los hombres. En una palabra, la opresión no es nada más que el ejercicio del poder de
unos sobre los otros.8
8
Nos referimos, claro está, al poder en su forma negativa, al poder que controla, prohíbe,
inhibe, obliga, vigila y reprime, al poder opresivo.
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¿SABÍA UD.QUE…?
En un interesante capítulo del libro El laberinto de la soledad, “Los
hijos de la Malinche”, Octavio Paz muestra cómo la cultura machista
mexicana se identifica con el conquistador por antonomasia, Hernán
Cortés. De esta manera, en gran medida, el comportamiento del 31
“macho” es el comportamiento del conquistador español frente al
pueblo mexica.
2. UN CAMINO DE LIBERTAD
Pero el obstáculo mayor para liberarse de las estructuras opresivas reside en lo que
Freire llama “el miedo a la libertad”. La situación opresiva dispone de una fuerza de
inmersión de las conciencias, mediante la cual los oprimidos aceptan vivir en una
“realidad domesticadora”. El opresor prescribe contenidos de conciencia, modos de
vida y comportamiento, sobre el oprimido. El opresor impone su propia conciencia y
niega toda otra conciencia. “Amoldados” históricamente a vivir en una falsa realidad,
los oprimidos llegan a rechazar toda opción otra, por el miedo precisamente a
quedarse sin nada. Prefieren “acomodarse” a una estructura inhumana a luchar por un
proyecto propio y autónomo, ya que ello implicaría forzosamente el arriesgar la propia
vida en la lucha.
Sin duda que este temor a la libertad, esta “desesperanza aprendida”, es el correlato
de un modo de educación que esencialmente conserva, reproduce y mediatiza las
relaciones entre opresores/oprimidos. Una educación que sigue las pautas del opresor.
Los métodos de opresión no pueden, contradictoriamente, servir a la liberación del
oprimido. La educación libertadora es incompatible con una pedagogía que, manera
consciente o mistificada, ha sido práctica de dominación. Pero para poder des-alienarse
de esas prácticas y de esos métodos, los oprimidos deben primeramente reconocer al
opresor que “alojan” en su “falsa conciencia”.9 Ahí reside el poder crítico de la razón
de la pedagogía libertaria de Freire.
9
Hegel: “[…] Una es la conciencia independiente que tiene por esencia el ser para sí, otra la
conciencia dependiente cuya esencia es la vida o el ser para otro. La primera es el señor, la
segunda es el siervo” (Fenomenología del espíritu, 112).
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Los oprimidos sufren de una ‘conciencia dual’ (no de una conciencia auténtica que los
conduciría a la libertad), que los arrastra a la contradicción: quisieran la libertad pero
la temen, dudan entre desalinearse o seguir alienados, entre seguir prescripciones
ajenas o tener opciones propias, ser espectadores o actores de la historia, tener
palabra propia o no tener voz… Freire: “Por eso la liberación es un parto. Es un parto 33
10
El “objetivismo” es el dogma que afirma que la “realidad es como es” y que nadie puede
modificarla. El “subjetivismo” es el dogma que establece que uno no es libre por dificultades
subjetivas, internas o “psicológicas”.
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11
Aunque fácil sería identificar rápidamente los “modelos bancarios” con las pedagogías
occidentales, centrales, cuyos paradigmas gobiernan los universos educativos, y los modelos
libertarios con las pedagogías postergadas, periféricas, propias de las culturas del Tercer Mundo,
no siempre ocurre así: existen modelos educativos occidentales, “alternativos” o
“deconstructivos”, firmemente arraigados en una inspiración liberadora, así como modelos
tercermundistas, fuertemente impregnados de colonialismo, que “temen a la libertad”. Una vez
más, como aconseja Freire, es necesario recurrir al dispositivo de la razón crítica para evaluar
cada modelo en su contextura social, cultural, política e histórica.
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¿SABÍA UD.QUE…?
37
12
Cuán diferente a la postura de Sócrates, quien se situaba a sí mismo en una posición de
ignorancia, la cual era precisamente la posición del hombre que desea conocer, que tiene amor
por el saber y que se dispone a filosofar. En la Unidad II examinamos algo sobre ello, cuando
contrastábamos la posición del filósofo Sócrates con la del sofista Protágoras (“maestro en el
arte de gobernar”), quien asumía una postura quizás muy parecida a la de la educación
“bancaria”.
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13
En esta concepción el educando es verdaderamente un alumno. Recordemos que la palabra
“alumno” (a-lumno) etimológicamente significa “sin –luz”.
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Asistencial Crítica
Reafirma la permanencia
Tener conciencia de uno es tener conciencia del mundo, y tener conciencia del mundo
es tener conciencia de los otros. Existir en el mundo es pronunciarse, y volver a
encontrarse en la palabra de los otros, para dialógicamente transformar las realidades
opresivas. El diálogo es fundamentalmente un encuentro entre Yo –Tú. Un encuentro
que considera al otro como un acontecimiento decisivamente humano. 14 “Es así como
no hay diálogo si no hay profundo amor al mundo y a los hombres. No es posible la
pronunciación del mundo, que es un acto de creación y recreación, si no existe amor
que lo infunda” (Freire, 72). El diálogo nunca es dominación.
No hay diálogo sin humildad, en el diálogo “en este lugar de encuentro, no hay
ignorantes ni sabios absolutos: hay los que, en comunicación, buscan saber más”
(Freire, 73). Tampoco hay diálogo sin confianza ni fe en los hombres, en su capacidad
de hacer, de crear, de dar.
14
De ahí la imposibilidad del diálogo con el opresor, quien sistemáticamente silencia la
pronunciación del oprimido.
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desesperanzas de ambos. De ahí que el contenido de este tipo de diálogo sean siempre
temas significativos para la existencia.15
41
Dialéctica.- El término "dialéctica",
propiamente la expresión’ arte dialéctico', estuvo entre
y más
GLOSARIO…
los filósofos griegos en estrecha relación con el
vocablo 'diálogo': "arte dialéctico" puede definirse
primariamente como "arte del diálogo". Como en el
diálogo hay (por lo menos) dos logoi (razones) que se
contraponen entre sí, en la dialéctica hay asimismo
dos "razones" o "posiciones" entre las cuales se
establece precisamente un diálogo, hay una especie de
acuerdo en el desacuerdo —sin lo cual no habría
diálogo—, pero también una especie de sucesivos
cambios de posiciones inducidos por cada una de
las posiciones "contrarias".
15
En la concepción bancaria existe un humanismo “ingenuo” según el cual se pretende enseñar
valores a los educandos haciéndoles aprender la biografía de “hombres ilustres o notables”, es
decir, mera abstracción o “palabrería”. En la pedagogía crítica los educadores-educandos
dialogan sobre situaciones concretas, decisivas, del acontecer existencial de ambos.
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producto histórico, “sino la propia historización (…) conciencia del mundo, se busca ella
misma en un mundo que es común; porque este mundo es común, buscarse a sí
misma es comunicarse con el otro”.
El diálogo compromete a los hombres, los responsabiliza y los resuelve a actuar. “En la
42
objetivación aparece la responsabilidad histórica del sujeto, al reproducirla
críticamente, el hombre se reconoce como sujeto que elabora el mundo; en él, en el
mundo, se lleva a cabo la necesaria mediación del autorreconocimiento que lo
personaliza y le hace cobrar conciencia, como autor responsable de su propia historia.
El mundo se vuelve proyecto humano: el hombre se hace libre” (Freire 1969:13).
Tomar la palabra equivale a asumir conscientemente la función de su-jeto de la
historia, en colaboración con los otros, con el pueblo. Es la búsqueda conjunta,
dialógica, entre el pueblo y sus educadores la que instaura la práctica de la libertad.
No fue casualidad que este método de concienciación se haya iniciado como método de
alfabetización. Alfabetizarse es aprender a leer esa palabra escrita en que la cultura se
dice, y diciéndose críticamente, deja de ser repetición intemporal de lo que pasó, para
temporalizarse, para concienciar su temporalidad constituyente, que es anuncio y
promesa de lo que ha de venir. El destino, críticamente, se recupera como proyecto.
pueblo no puede ser hecha sin el pueblo, sino con él, como sujeto de su pensamiento”
(Freire, 1969: 91).
copia palabras, sino que expresa juicios. El alfabetizando, al darles forma escrita, va
asumiendo gradualmente la conciencia de testigo de una historia de que se sabe autor.
En la medida en que se percibe testigo de su historia, su conciencia se hace
reflexivamente más responsable de esa historia” (Freire, 1969: 9). Alfabetizar es
permitir que los actores escriban su propia historia.
www.youtube.com/watch?v=03l0BOMJxMs
1. ASUNTOS METODOLÓGICOS
16
Ante una situación presentada en un cuadro una mujer dijo: “Me gusta discutir sobre esto, porque vivo así.
Mientras vivo no veo. Ahora sí, observo cómo vivo”.
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Así vistas las cosas, la educación en tanto que institución regularizada y normalizada
sufrirá – por supuesto – cambios en cuanto las estructuras de poder sean removidas,
y viceversa. Por tanto, para la filosofía de Foucault, no encontraremos cambios
significativos en las estructuras educativas a partir de revoluciones en el conocimiento
en general, antes bien los encontraremos en la discordia, en la lucha de fuerzas que
se da en la sociedad.
17
En efecto, muchas de nuestras prácticas se nos muestran como universales y
necesarias, cuando en realidad responden a prácticas discursivas y no discursivas que
han conformado un dispositivo que controla no solamente la conformación del sujeto y
de las sociedades, sino de subjetividades. Es decir que el individuo no se encuentra
cara a cara con el poder; él es uno de los efectos primeros del poder (cf. Foucault,
2001c: 24).
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2. SABER
ciencia futura (cf. Foucault, 1969:235) – pues el saber no mantiene ninguna relación
cronológica con la ciencia ni se constituye en una alternativa de ésta (cf. Foucault,
1969:236).
(b) El espacio en el cual el sujeto puede ubicarse para hablar de los objetos de dicho
saber. Así por ejemplo, en un ritual religioso, existe un espacio desde donde el sujeto
puede enunciar los misterios del ritual y, por el contrario, existen espacios donde no es
permitido hacerlo.
18
En general, el discurso en Foucault hace referencia al conjunto de enunciados que
obedecen a reglas de funcionamiento comunes. Estas reglas no son solamente
formales o lingüísticas, sino que reproducen grandes sistemas de exclusión, como por
ejemplo el binomio racional/irracional. En otras palabras, hay un orden del discurso
propio a cada época constituido por una serie de normas que pone en funcionamiento
mecanismos de organización de lo real a través de producción de saberes, técnicas,
estrategias y prácticas discursivas (cf. Revel: 22). De esta manera, las prácticas
discursivas no son sino las regularidades de carácter sistemático que han conformado
lo que los hombres hacen (Castro, Edgardo: 302).
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(d) Las posibilidades de apropiación y utilización del discurso (Foucault, 1969: 238).
Así por ejemplo, en una universidad, para apropiarse del discurso del derecho civil
habrá que realizar una serie de cursos, seminarios, trabajos, tener una serie de títulos,
etc.
Nótese que esta concepción de saber excluye al saber entendido como un conjunto de
conocimientos, porque de éstos debe siempre decirse si son verdaderos o falsos,
exactos o inexactos, contradictorios o coherentes, etc. Tampoco las distinciones entre
científico y no-científico o racional y no-racional, como hemos visto, son aquí
pertinentes, pues, como hemos dicho, aquí no nos interesa saber si un saber es
verdadero o falso, sino qué es lo que hace que este conocimiento sea considerado más
verdadero que otros más allá de su formación interna, es decir, a la parte externa que
determina la formación discursiva.
A partir de esto, podemos indicar que un saber se constituye a partir del conjunto de
elementos (objetos, tipos de formulación, conceptos y elecciones teóricas) formados
por una misma positividad, 20 en el campo de una práctica discursiva (cf. Foucault,
1994ª: 723).
3. SABER-PODER
19
En la filosofía de Foucault no se trata de saber según qué reglas es posible construir
nuevos enunciados, sino cómo es que sólo tales enunciados hayan existido y no otros.
Es decir, no se busca descubrir la instancia fundadora de los enunciados, sino
remitirlos a otros enunciados, ver su correlación o su exclusión (cf. Castro, E.: 113).
20
“La positividad de un saber es el régimen discursivo al que pertenece” (Castro, E.:
301). “Así la positividad juega un rol de lo que se podría llamar un a priori histórico”
(Foucault, 1969: 167) (La traducción es nuestra). Es decir, la positividad es el conjunto
de reglas ya dadas de antemano que existe antes de enunciar el discurso, sea éste
escrito u oral.
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Acabamos de ver cómo Foucault excluye las distinciones que por lo general se utiliza
para valorar un saber: racionalidad-irracionalidad, verdad-falsedad, científico-
acientífico, etc. Estas distinciones no son, como dijimos más arriba, para la filosofía de
Foucault, leyes de inteligibilidad, como normalmente se piensa; sino que se trata de
dispositivos que rigen la formación, la exclusión y la validez de los saberes. Dicho en 49
El poder en la filosofía de Foucault trata más bien de una teoría de las dominaciones
antes que una teoría de la soberanía. Por tanto, respectivamente a las anteriores
relaciones: 1) Se trata de mostrar cómo las relaciones de dominación fabrican sujetos;
2) Se trata de estudiar a las dominaciones a partir de sus particularidades, sin creer
que todo nace de un solo núcleo, sino que se trata de un entramado complejo (red) de
relaciones de dominación:
El poder sería poder de Estado […]. Foucault muestra, por el contrario, que el
Estado aparece como un efecto de conjunto o una resultante de una
multiplicidad de engranajes […] y que constituyen de por sí una “microfísica del
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poder”21 […] piezas explícitas del aparato de Estado tienen a la vez un origen,
métodos y ejercicios que el Estado, más que instituir, ratifica, controla o
incluso se contenta con garantizar (Deleuze, 1987: 51).
[el poder] no es tanto una propiedad como una estrategia, y sus efectos no son
atribuibles a una apropiación, “sino a disposiciones, maniobras, tácticas,
21
La microfísica del poder no debe entenderse como una miniaturización de las formas
visibles o enunciables, sino más bien como un tipo de relaciones que no pueden
reducirse al ámbito del saber. Es la relación del poder con el cuerpo, el poder produce
cuerpos dóciles y útiles, aumentar la fuerza económica del cuerpo y, al mismo tiempo,
reducir o neutralizar su fuerza política. De esta manera, la microfísica del poder pone
en evidencia que el poder, lejos de ser una propiedad, es un conjunto de estrategias,
técnicas y funcionamientos.
22
« Concrètement, on peut bien sûr décrire l’appareil scolaire ou l’ensemble des
appareils d’apprentissage dans une société donnée, mais je crois qu’on ne peut les
analyser efficacement que si on ne les prend pas comme une unité globale, que si on
n’essaie pas de les dériver directement de quelque chose qui serait l’unité étatique de
souveraineté, mais si on essaie de voir comment ils jouent, comment ils s’appuient,
comment cet appareil définit un certain nombre de stratégies globales, à partir d’une
multiplicité d’assujettissements (celui de l’enfant à l’adulte, de la progéniture aux
parents, de l’ignorant au savant, de l’apprenti au maître, de la famille à
l’administration, etc.) » (Foucault, 2012: 549 ).
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B) Asimismo hace falta ampliar la concepción marxista del poder, más específicamente
en lo que se ha denominado “funcionalidad económica” del poder. Se trata de una
concepción que no ve en el poder otra cosa que mantener las relaciones de producción
y de reconducir una dominación de clases que el desarrollo y las modalidades propias
de la apropiación de fuerzas productivas hicieron posible. En esta concepción marxista,
la economía no solamente juega un rol preponderante, sino que coloca al poder en una
posición segunda con respecto a ella (cf. Foucault, 2001c: 15):
Aquí debemos entender el poder no como el lugar específico desde donde el poder
emana, sino como un juego de relaciones más o menos organizado (cf. Foucault,
2001b: 302) . Si las relaciones de poder están intrincadas en todo tipo de relaciones
(de producción, familia, sexualidad, etc.), entonces tenemos que abandonar la idea
monárquica de poder (donde el poder se ejerce y emana desde un solo lugar) y
concebir la idea heterárquica de poder donde el poder es una red de elementos que
determinan – ejercen poder – y son determinados por otros elementos (cf. Foucualt,
2001b: 425).
Así tenemos una concepción de poder que más allá de encarnarse en una forma,
constituye una fuerza que no existe sino en relación con otras fuerzas. De esta manera
el poder se materializa en aquello sobre lo cual actúa, y se dinamiza en su capacidad
de afectar o someter:
[…] el poder es una relación de fuerzas, o más bien toda relación de fuerzas es
una “relación de poder”. Eso quiere decir […] que el poder no es una forma, por
ejemplo la forma-Estado; […] que la fuerza nunca está en singular, que su
característica fundamental es estar en relación con otras fuerzas, de suerte que
toda fuerza ya es relación, es decir, poder […] el único objeto de la fuerza son
otras fuerzas, y su único ser la relación. […] Cada fuerza tiene a su vez un
poder de afectar (a otras) y de ser afectada (por otras), por eso implica
relaciones de poder El poder de ser afectado es como una materia de la fuerza,
y el poder de afectar es como una función de la fuerza […] (Deleuze, 1987: 99-
101).
Si bien saber y poder suponen dos ámbitos esencialmente distintos, esto no impide
que ambos se impliquen mutuamente, es más, uno es esencial al otro; y, lo más
importante, la (re)producción de conocimientos no se da nunca a través de personas
liberadas de un ámbito de poder y de saber que lo (re)actualiza constantemente:
El saber está ligado al poder en la medida en que es a través del discurso que se
implanta un orden general del mundo y de los sujetos que se traduce, entonces, en un
gobierno con sus respectivos procesos disciplinarios. No puede existir poder, es decir,
una disciplinarización de los individuos, sin la respectiva producción discursiva, es
decir, saber. Asimismo, no puede existir saber sin un poder que lo valide, lo
(re)produzca, lo legitime y le otorgue su estatus de “verdad” (cf. Revel: 56):
No hay modelo de verdad que no remita a un tipo de poder que se ejerce, que
no exprese o implique un acto de poder ,ni saber, ni siquiera ciencia, que no
exprese o implique un acto un poder que se ejerce (Deleuze, 1987: 65).
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El estudio acerca de la formación de los saberes requiere, pues, como dijimos más
arriba, que se tome en consideración las prácticas no-discursivas, estas son, las
prácticas de poder. Estas últimas se encargan de establecer lo que puede y lo que no
puede ser dicho; quién puede decirlo y quién no; dónde se lo puede decir y dónde no,
etc. Así por ejemplo, Foucault, en su lección inaugural en el Collège de France, se 53
4 SABER-PODER-VERDAD
23
« Il n’y a pas d’exercice du pouvoir sans une certaine économie des discours de
vérité fonctionnant dans, à partir de et à travers ce pouvoir. Nous sommes soumis par
le pouvoir à la production de la vérité et nous ne pouvons exercer le pouvoir que par la
production de la vérité. » (Foucault, 2001 :21) (La trad. es nuestra).
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Lo más importante de esta teorización del saber-poder es que cada sociedad tendría su
régimen-economía de verdad y, por tanto, dispositivos de poder que delimitan y
forman el saber:
Este régimen de verdad podría ser entendido como el conjunto de dispositivos que
producen sujetos, es decir, personas cuyo comportamiento se halla sujeto a
determinadas prácticas discursivas y no discursivas que lo (re)produce, vigila y regula.
Lo que la filosofía de Foucault busca es el estudio de estas prácticas mediante las
cuales el sujeto se constituye en la inmanencia de los dispositivos. Estas prácticas son,
a fin de cuentas, en un ámbito epistemológico, los moldeadores tanto del objeto a ser
conocido como del sujeto que podrá conocerlo e intervenir sobre él. De esta manera,
no existe una relación unidireccional del sujeto hacia el objeto, sino una relación mutua
donde tanto sujeto y objeto se forman y se transforman.
de lo que se halla detrás de todo discurso: los juegos de poder: “[…] en la voluntad de
decir ese discurso verdadero, ¿qué es por tanto lo que está en juego sino el deseo y el
poder?” (Foucault, 2004: 24). He aquí que saber y poder son indisociables:
De esta manera, podemos indicar que todo “campo de experiencia” pone en juego un
conjunto de verdades que se ejercen, se ejecutan como tales. Estos “juegos”
determinan no solamente una gobernabilidad, sino modalidades de relación del sujeto
consigo mismo, en cuanto sujeto, y con los otros. No existe, pues, un sujeto de
conocimiento previo, sino que éste es construido a partir de relaciones de poder, es
pertinente, entonces, realizar una historia política del conocimiento, pues las
condiciones políticas, sociales y económicas de existencia, lejos de obstaculizar el
conocimiento, lo producen (cf. Foucault, 2001a: 1406, y ss.).
El régimen de verdad es inherente a todo discurso de toda sociedad. Por otro lado, se
56
llama régimen de verdad en virtud del poder que despliega en la vida de los individuos,
pues es según lo que recibe el estatuto de verdad, que los individuos reviven su
función, su estatus, sus atribuciones, etc., en una sociedad dada:
No hay ejercicio del poder posible sin una cierta economía de los discursos de
verdad que funcione en, a partir de, y a través de, este círculo: estamos
sometidos a la producción de la verdad del poder y no podemos ejercer el
poder sino a través de la producción de la verdad. Esto vale para toda sociedad.
Del otro lado, estamos sometidos a la verdad también en el sentido de que la
verdad hace la ley, produce el discurso verdadero que al menos en parte
decide, transmite, lleva adelante él mismo efectos de poder. Después de todo,
somos juzgados, condenados, clasificados, obligados a deberes, destinados a
cierto modo de vivir o morir, en función de los discursos verdaderos que
comportan efectos específicos de poder (Foucault, 1993: 188).
Pero esta dimensión política del saber afecta también, según la filosofía de Foucault,
los cuerpos de los individuos, pues serán los discursos mismos quienes determinarán:
(a) las personas “aptas” para recibir e impartir la “verdad” o “cierto tipo de verdad”, y
(b) las formas de producción y reproducción de estos discursos que estarían entonces
también regularizados y reglamentados por el poder a través de sus distintas
instituciones:
La educación, por más que sea legalmente el instrumento gracias al cual todo
individuo en una sociedad como la nuestra puede acceder a cualquier tipo de
discurso, se sabe que sigue en su distribución, en lo que permite y en lo que
impide, las líneas que le vienen marcadas por las distancias, las oposiciones y
las luchas sociales. Todo sistema de educación es una forma política de
mantener o de modificar la adecuación de los discursos, con los saberes y los
poderes que implican (Foucault, 2004: 45). 57
5 SABERES SOMETIDOS
(1) Si los saberes se hallan sometidos a reglas de formación tanto discursivas como
no-discursivas; y, (2) en razón de la mismas reglas de formación de saberes que no
buscan sino conjurar el qué y el cómo de lo que se dice, entonces todos los saberes se
hallan atravesados por el poder; (3) no es sino el poder quien hace jugar a los saberes
en cuanto que los ordena, los separa, los excluye, los acalla y los hace resurgir a
través justamente de los dispositivos de formación discursiva, y; (4) finalmente, si
aceptamos la existencia de saberes que son rechazados en virtud de las reglas de
formación, debemos aceptar entonces necesariamente la existencia de saberes
sometidos por sistemas de poder.
Foucault entiende por saberes sometidos a: (1) aquellos saberes que fueron
sometidos, sepultados o enmascarados por las reglas de formación discursiva, y; (2)
aquellos saberes que fueron directamente descalificados por ciertos sistemas de
exclusión:
Cuando digo “saberes sometidos” entiendo dos cosas. En primer lugar, quiero
designar contenidos históricos que fueron sepultados o enmascarados dentro de
coherencias funcionales o sistematizaciones formales […]. En segundo lugar,
cuando hablo de saberes sometidos entiendo toda una serie de saberes que
habían sido descalificados como no competentes o insuficientemente
elaborados: saberes ingenuos, jerárquicamente inferiores, por debajo del nivel
de conocimiento o cientificidad requerido (Foucault, 1992: 21).
58
Una de los mayores desafíos del futuro, tiene que ver con superar la parcelación del
conocimiento, esta parcelación no consiste en otra cosa más que en la imposibilidad
del conocimiento a acceder a un panorama más amplio de la realidad que canalice una
transformación profunda:
A este problema universal está enfrentada la educación del futuro porque hay
una inadecuación cada vez más amplia, profunda y grave por un lado entre
nuestros saberes desunidos, divididos, compartimentados y por el otro,
realidades o problemas cada vez más poli-disciplinarios, transversales,
multidimensionales, transnacionales, globales, planetarios (Morin, 1999: 14).
Como bien se sabe, “La disciplina es una categoría organizacional en el seno del
conocimiento científico” (Morin, 1990) 24 . Si continuamos el análisis comenzado por
Foucault, en el orden del saber, encontraremos a las disciplinas entre una serie de
dispositivos internos de formación discursiva: “La disciplina es un principio de control
de la producción del discurso” (Foucault, 2004: 38). En efecto, en el Orden del discurso
24
Texto original: « La discipline est une catégorie organisationnelle au sein de la connaissance scientifique »
(La traducción de este texto y las siguientes son mías).
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En resumen, una proposición debe cumplir complejas y graves exigencias para poder
pertenecer al conjunto de una disciplina; antes de poder ser llamada verdadera o falsa,
debe estar, como diría Canguilhen, «en la verdad» (Foucault: 2004, 36).
Existía ciertamente una pugna económico-política por el saber, sobre todo técnico, en
una sociedad donde la posesión del secreto del saber significaba riqueza. De esta
manera, el Estado intervendrá aquí para disciplinar el conocimiento con cuatro
operaciones estratégicas: a) eliminación y descalificación de los saberes inútiles, es
decir, económicamente costosos o ideológicamente incómodos; b) normalización de los
saberes: ajustarlos unos a otros, permitir que se comuniquen entre ellos; c)
clasificación jerárquica: de los más particulares a los más generales. d) centralización
piramidal, que permite tanto el control como la posibilidad de transmisión de
contenidos de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo. Es en esta lucha económico-
25
“Una disciplina tiende naturalmente a la autonomía, por la delimitación de sus fronteras, el lenguaje que
ella se constituye, las técnicas que ella trae a elaborar o a utilizar, y eventualmente por sus teorías que le son
propias” (Morin, 1990); texto original:« une discipline tend naturellement à l'autonomie, par la délimitation de
ses frontières, le langage qu'elle se constitue, les techniques qu'elle est amenée à élaborer ou à utiliser, et
éventuellement par les théories qui lui sont propres ».
26
“Es decir que las disciplinas tienen una historia: nacimiento, institucionalización, evolución, proceso de
desaparición, etc.” (Morin, 1990). « c’est-à-dire que les disciplines ont une histoire : naissance,
institutionnalisation, évolution, dépérissement etc ».
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política en torno a los saberes donde debemos situar la emergencia del saber
disciplinario. Asimismo, es aquí donde nacen proyectos epistemológicos como el
proyecto de la Enciclopedia y la creación de las grandes escuelas (de minas, de
puentes, de caminos). Se puede decir lo mismo del saber médico, alrededor del cual se
desarrollaron una serie de procesos de homogeneización, clasificación, centralización, 60
etc.
27
« La organización disciplinaria se ha instituido en el siglo XIX, sobretodo con la formación de
universidades modernas » (Morin, 1990). « L'organisation disciplinaire s'est instituée au 19ème siècle,
notamment avec la formation des universités modernes ».
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De este olvido – del carácter histórico de toda disciplina y de todo objeto de estudio –
procede el hermetismo propio de toda disciplina. De esta manera: a.1) “El espíritu
hiperdisciplinario se convierte en un espíritu de propietario que prohíbe toda incursión
extranjera en su parcela de saber” (Morin, 1990c),29 y; a.2) toda disciplina puebla sus
fronteras de elementos “insuficientes”, rechazados:
Sin embargo, la historia misma disciplinaria nos muestra que muchas veces una visión
científicamente “inocente”, es decir, que no conoce estas imposiciones disciplinarias,
28
“[…] d'une part, elle opère la circonscription d'un domaine de compétence sans laquelle la connaissance se
fluidifierait et deviendrait vague ; d'autre part, elle dévoile, extrait ou construit un objet non trivial pour
l'étude scientifique […] Cependant l'institution disciplinaire entraîne à la fois un risque d'hyperspécialisation
du chercheur et un risque de "chosification" de l'objet étudié dont on risque d'oublier qu'il est extrait ou
construit. L'objet de la discipline sera alors perçu comme une chose en soi ; les liaisons et solidarité de cet
objet avec d'autres objet, traités par d'autres disciplines, seront négligées ainsi que les liaisons et solidarités
avec l'univers dont l'objet fait partie. La frontière disciplinaire, son langage et ses concepts propres vont isoler
la discipline par rapport aux autres”.
29
“L'esprit hyperdisciplinaire va devenir un esprit de propriétaire qui interdit toute incursion étrangère dans
sa parcelle de savoir ».
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propone teorías de revolución mundial. Tal es el caso, propone como ejemplo Morin
(1990c), de Darwin, quien no tenía la más mínima formación universitaria, salvo en
tanto que coleccionista amateur de coleópteros.
Como hemos visto, ocurre con frecuencia que los saberes rechazados son rechazados
62
no en virtud de su falsedad o error, sino en virtud de que el saber en cuestión no
cumple con postulados, métodos, requisitos, condiciones y otros dispositivos impuestos
por las disciplinas.
convencionales (cf. Morin, 1990c); ii) migraciones de una disciplina a otra. En efecto,
ocurre frecuentemente que un conjunto de esquemas cognitivos de una disciplina son
trasladados a otra. Quizás el ejemplo más conocido sea del antropólogo Claude Lévi-
Strauss, quien no hubiera podido elaborar los avances en el ámbito antropológico sin
los aportes lingüísticos de Saussure y de Jakobson (cf. Morin, 1990c); iii) 63
30
“Ces quelques exemples […] veulent insister sur l'étonnante variété des circonstances qui font progresser les
sciences en brisant l'isolement des disciplines, soit par la circulation des concepts ou des schèmes cognitifs,
soit par des empiètements et des interférences, soit par des complexifications de disciplines en champs
polycompétents, soit par l'émergence de nouveaux schèmes cognitifs et de nouvelles hypothèses explicatives,
soit enfin par la constitution de conceptions organisatrices qui permettent d'articuler les domaines
disciplinaires dans un système théorique commun”.
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ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE
Relato de Vida
65
TAREA ADICIONAL
FORO DE APREDIZAJE
A partir de la lectura, responda a la pregunta siguiente: ¿En qué medida las teorías y
conceptos socio-críticos abordados han influido en la actual educación boliviana?
BIBLIOGRAFIA
66
ALVARADO Lusmidia y GARCIA Margarita (2008). “Características más relevantes del
paradigma socio-crítico: su aplicación en investigaciones de educación ambiental y de
enseñanza de las ciencias realizadas en el Doctorado de Educación del Instituto
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Caracas.
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