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Introducción

Estimado lector

En esta obra encontrarás un conjunto de 50


experiencias relacionadas con el mundo de la
psicología, planteadas de forma que las puedas poner
en práctica por ti mismo y observar los fenómenos
que aparecen descritos en las mismas.

Cuando uno acude a un museo de ciencia, suele


quedar sorprendido por los curiosos efectos que se
pueden ver en este tipo de lugares. Las experiencias
de este documento están inspiradas en las salas de
exposición científicas, para que del mismo modo que
se experimenta allí, puedas hacerlo tú también en
primera persona, pero en esta ocasión para entender
aspectos que tienen que ver con el funcionamiento de
la mente humana.

Si un experimento puede ser sorprendente y nos


enseña cómo funciona el mundo físico, estos juegos,
además de ser muy curiosos (por lo menos algunos de
ellos), seguramente provocarán en ti cierta reflexión
sobre “lo humano”, es decir, sobre ti mismo.

Escrito con los más sinceros deseos de que disfrutes


con la lectura.

Saludos

El autor
Experiencia 1

Coge el reloj que llevas en la muñeca (no lo mires, no


hagas trampa) y ponlo fuera de tu vista. Puedes
meterlo por ejemplo en un cajón. Ahora ve a por papel
y bolígrafo e intenta dibujarlo con la mayor exactitud
posible. Cuando termines compara el dibujo con el
reloj de verdad. ¿Es muy diferente? ¿Más de lo que
pensabas?

Podemos suponer que algo que miramos cada día


varias veces, como puede ser nuestro reloj, lo
recordaremos estupendamente (con todo lujo de
detalles). Sin embargo no suele ser así y la gente
suele quedar sorprendida de que el dibujo que hacen
se parece menos al original de lo que esperaban.

Parece que somos bastante malos a la hora de


recordar todos los detalles, trabajamos con
representaciones del mundo para poder movernos por
él, ¿representaciones simplificadas?
Experiencia 2

¿Tienes un reloj colgado en la cocina de casa o en la


mesa del trabajo? Nos valdrá. No lo mires. De hecho,
¿puedes taparlo si estás cerca? ¡Gírate para no verlo!
Ahora, una vez con el aparato fuera de tu vista
responde a la siguiente pregunta: ¿tenía números
romanos, rayas o números normales el reloj de tu
cocina? ¿Estás segura de tu respuesta? Ve a mirar.

¿Has echado un vistazo y has salido de dudas? Hazlo


antes de seguir leyendo. ¿Hecho? Vale. Puede que no
recordaras cómo era o puede que sí. Puede que
pensaras que estabas en lo cierto, pero al mirarlo te
dieras cuenta de que estabas confundida. En
cualquier caso eso no tiene importancia. Lo
importante es… ¿qué hora marcaba el reloj?

Si no lo sabes a pesar de que lo acabas de ver es


porque tu atención se ha dirigido al aspecto que yo te
he señalado y no te has detenido a mirar la hora. Si lo
sabes y no has caído en la trampa puedes hacer este
pequeño experimento con otra persona y observar el
resultado. ¡Será divertido!

Como experiencia complementaria puedes visualizar


en youtube el vídeo titulado “El truco de la carta que
cambia de color” ideado por el psicólogo Richard
Wiseman en base a los experimentos de Daniel J.
Simons. Échale un ojo antes de seguir con la lectura.

¿Qué tal ha ido la experiencia? Este tipo de juegos


divertidos hacen que nos demos cuenta de cómo
aquello a lo que no prestamos atención puede pasar
totalmente desapercibido.

A diario no nos paramos a observar de forma precisa


las cosas, al igual que no nos paramos a observar
cómo nos sentimos ante los hechos de la vida o qué
nos decimos a nosotros mismos cuando ocurren
determinadas situaciones.

Si conduces mientras hablas por teléfono, ¿verás a


todos los peatones?

Los carteristas y estafadores utilizan también la


distracción para robarnos. Si quieres saber cómo lo
hacen, es muy interesante que veas algunos capítulos
del programa “Los Timadores”. También lo es la
película “Focus”, en la que trabaja Will Smith.
Experiencia 3

Este experimento está pensado para realizar


en grupo. En un taller, aprovechando la ansiedad que
suele suponer hablar delante de otras personas, se
puede pedir a uno de los asistentes que salga delante
del resto.

En lugar de intentar no sentir ansiedad, hay que


pedir al voluntario que intente aceptar la sensación
que tiene en ese momento y que se observe con
curiosidad. Que se fije en cómo reacciona su cuerpo.
Según pasa el tiempo (unos minutos), hay que volver
a pedirle que describa sus sensaciones corporales.
Al final, hay que preguntarle cuándo estaba más
nerviosa, nada más salir o después de un tiempo
frente a la audiencia. La
mayoría suele decir haber sentido más tranquilidad
pasados unos minutos. Este pequeño experimento
sirve para mostrar cómo si aceptamos la ansiedad y
nos exponemos a ella, con el paso del tiempo tiende a
hacerse pequeña.

Además, nos permite tomar conciencia de que las


emociones son hechos pasajeros, ahora
están, pero luego pueden irse. Esto facilita en parte la
aceptación de aquellas que a priori pueden resultar
desagradables. Es más sencilla de aceptar una
emoción que no nos gusta pero que sabemos no
durará.

Se puede repetir con cada uno de los asistentes. Los


psicólogos clínicos emplean técnicas muy parecidas a
ésta en combinación con otras, para la solución de
algunos trastornos.
Experiencia 4
Ilusión de control

Para el siguiente juego necesitarás 4 cartas de una


baraja cualquiera. Una de ellas ha de ser un AS.
Vamos a intentar que una persona crea que ha
elegido una carta cuando no ha sido realmente así, lo
que se traducirá en una reacción de sorpresa por su
parte, ya que mostraremos que sabíamos por
anticipado cuál iba a escoger mediante una
predicción en un papel. Como piensa que la carta que
quedará, lo hará fruto de sus elecciones libres, no
comprenderá luego cómo por anticipado podíamos
conocer qué carta sería. La respuesta es que no elige
nada, simplemente se le hace creer que sí.
Instrucciones
Escribe en un papel la siguiente frase: “Elegirás el
AS”.
Pon cuatro cartas boca abajo sobre la mesa y pide a
una persona voluntaria que señale 2 de esos naipes.
“Señala dos”.
Imaginemos que las cartas estuviesen numeradas del
1 al 4 según están puestas de izquierda a derecha,
siendo la cuarta el as. Al ponerlas sobre la mesa has
de fijarte dónde queda el as. En este caso la ponemos
en el 4º sitio.
Explícale al voluntario, que le vas a hacer un juego de
naipes. Dispón las cartas como se ha comentado y
pídele como hemos dicho que señale 2 de las 4 que
hay. Después de la elección, se retiran 2 cartas. Elija
el par que elija, retira siempre el que no contenga la
carta que aparece en la frase final.
Es decir, que si la persona elige las cartas 2 y 4,
podrías decir algo como: “pues nos quedamos con las
elegidas y retiramos el resto” (y retirar de la mesa la 1
y la 3, quedándote con las mencionadas). Si pide la 2
y la 3 por ejemplo, podrías decir: “bueno, eliminamos
entonces las que has señalado”. Y te quedarías sobre
la mesa con la 1 y la 4. Es decir, que señale las que
señale, siempre te quedas con el AS sobre la mesa. La
clave está en que no dices lo que vas a hacer antes de
pedirle que señale. Una vez señalado decides si las
quitas o las dejas en función de si se encuentra el AS
entre las mencionadas o no.
De esas 2 que quedan se le vuelve a pedir que elija
una. En la segunda ocasión, hay que volver a hacer lo
mismo. De nuevo, mencione la que mencione,
nosotros eliminamos de la mesa la que no sea el as,
de tal manera que sea ésta la única carta que quede
finalmente de las 4 que había inicialmente.
Por ejemplo, si quedan la 1 y la 4 (siendo el as el 4)
decimos: “Bueno, ahora de estas dos elige una.” Si
prefiere la 4, podemos decir: “la que has elegido
quédate con ella”. Si prefiere la 1, podemos decir:
“igual que antes hemos descartado estas dos que has
señalado (señalando la 2 y la 3), ahora descartaremos
ésta también. Y nos queda una carta (la 4).”
Y finalizamos diciendo: “Yo tenía aquí mismo una
predicción en este papel doblado. Ábrelo por favor.” Y
al hacerlo y ver que la predicción coincide con la
carta, la reacción suele ser de sorpresa.
Es recomendable no anticipar qué es lo que vamos a
hacer antes de realizarlo. No anticipar que tenemos
escrita la carta que elegirá, porque si no nuestra
víctima estará pendiente de analizar el rompecabezas
en clave del desenlace desde el comienzo y podría
descubrirlo.
Para mayor efecto, a poder ser, que no se advierta
claramente que nosotros sabemos dónde se
encuentra el AS al disponer los naipes al inicio. Las
cartas estarán boca abajo. Así el voluntario no estará
tan en guardia.
Al finalizar, no retirar las cartas descartadas, ya que
podría pensar el participante sino, que hemos usado
4 iguales (cuatro ases).
Si se realiza correctamente, la mayoría de la gente
suele caer en la ilusión cognitiva, y quedan muy
sorprendidos de ver que la predicción coincide con la
carta final.
Este efecto se produce por varios aspectos, uno de los
principales es la contigüidad entre nuestros actos y el
supuesto efecto que producen. Es decir, señalamos
una carta y parece que eso influye en que se deje o se
quite, aunque en este caso no sea así. Eso nos puede
llevar a pensar que nuestros actos tuvieron un efecto
y por tanto no se entiende bien cómo el mago pudo
anticiparse a las elecciones que se hicieron.
En el día a día, la contigüidad nos sirve para
establecer relaciones causales entre los elementos de
nuestro entorno. Si a A le sigue B, pensamos que A
debe ser la causa de B. Si aprieto el interruptor y se
enciende la luz, debe ser ése el que la enciende y no el
resto.
Usar la contigüidad es adaptativo y útil, pero también
nos puede llevar a la ilusión. En este caso por
ejemplo, la podemos experimentar con este juego.
Pero también se producen en nuestro día a día
ilusiones de este tipo. Gracias a un mecanismo
similar, la gente llega a creer en la eficacia de
medicinas que realmente no funcionan. Si me tomo el
fármaco “A” y me curo, me convenzo a mí mismo de
que la medicina funciona. Igual me hubiera curado
igualmente y el remedio no ha tenido nada que ver,
pero puedo quedar convencido de que la causa fue el
jarabe. Las supersticiones tendrían un origen
parecido. En el ilusionismo, son muchos los efectos
en los que de una u otra forma, nos hacen creer que
la causa de que algo flote en el aire está en un
aspecto, cuando la causa real está en otro. Igual que
las cosas no vuelan, el azúcar no cura.
En la publicidad también intentan convencernos de
que la causa que marca la diferencia entre un antes y
un después, reside en el uso de un producto o una
sustancia en concreto.
Experiencia 5
¿Mis ideas son mías?
¿Eres libre? Seguramente crees que sí, aunque tal vez
esa libertad quede un poco diferente en tu mente
después de hacer juntos el experimento que estoy a
punto de proponerte. ¿Estás listo? Bien porque en
este juego voy a adivinar tu pensamiento. ¿Estás
preparado para algo así?

Para participar lo único que has de hacer es pensar


en lo primero que se te pase por la cabeza, ¿de
acuerdo? Si yo te digo que pienses por ejemplo en la
primera marca de coche que te venga a la mente, la
primera en la que pienses quédate con esa, ¿ok?
Bueno, esto era solamente de prueba. Ahora viene la
buena, ¿lista? Bien, vamos allá.
Piensa en la primera herramienta que te venga a la
cabeza. ¿La has pensado ya?

Ahora piensa en una fecha, ¿ya? Bueno, prepárate


entonces para que lea tu pensamiento. Esta
experiencia te hará entender mejor tu forma de
pensar si reflexionas lo suficiente sobre ello.

Antes que nada me gustaría recordarte que tú estás


ahí donde estés, haciendo lo que estés haciendo, y
mientras (bueno, mucho tiempo antes) yo ya he
escrito estas palabras aquí tirado en la cama con el
portátil una noche de invierno de marzo de 2012.
Veremos si a pesar del tiempo que ha pasado, de que
no nos conocemos de nada y de que nunca hemos
hablado en la vida, yo he sido capaz de adivinar lo
que has pensado en este preciso momento. Sería casi
como ¡brujería! Entonces… ¿estás listo?

Veamos, tu color favorito es el azul, ¿me equivoco? La


herramienta en la que has pensado es el martillo o
puede que hayas cambiado sin saberlo finalmente y
hayas pensado que es mejor la llave inglesa. No lo sé
muy bien, esas son las dos herramientas que me
vienen a la mente ahora. En cuanto a la fecha, deja
que piense. Veo velas, veo una tarta. Veo gente
cantando…”¡cumpleaños feliz!” ¡Has elegido tu fecha
de cumpleaños! ¿Qué tal ha ido la adivinación?
Seguramente he acertado y te estarás preguntando
qué diantres ha pasado. La explicación es sencilla e
inquietante al mismo tiempo. Sencilla por lo intuitivo
de la respuesta, inquietante por las implicaciones del
resultado.

Y seguramente ya habrás imaginado por dónde van


los tiros. La respuesta la encontrarás en el menú de
tu teléfono móvil. ¿Hay una llave inglesa dibujada
como icono de alguno de los apartados? Ahí está la
respuesta.

La explicación tiene que ver con nuestra memoria y


con la forma en la que aprendemos las cosas. Una
forma mediante la cual conseguimos que se nos
queden los conceptos es la repetición. Si queremos
que se nos meta algo en la cabeza lo repetimos una y
otra vez. Hay veces en que repetimos las cosas sin
darnos cuenta. Eso es precisamente lo que ha
ocurrido aquí.

En el caso del martillo y la llave inglesa, han sido


utilizadas con mucha frecuencia como iconos y lo
siguen siendo, para representar las herramientas. Así
que cuando nos piden que pensemos en la primera
herramienta que nos venga a la cabeza, pensamos en
una de esas dos.

Es decir, que al igual que hacíamos en el colegio para


aprendernos la lección, repetir una y otra vez, hay
lecciones que hemos aprendido sin pretenderlo, por
repetición. Y lo curioso es que esas ideas aprendidas
sin darnos cuenta aparecen inocentemente en
nuestras cabezas como si de ocurrencias nuestras se
tratasen. Pensamos que se nos ha ocurrido a
nosotros, y no es más que una idea aprendida del
entorno.

Y eso da lugar a la siguiente pregunta. ¿Se puede


llegar a cambiar nuestra forma de pensar
manipulando nuestro entorno, pueden conseguir que
tomemos por ideas y decisiones propias las que
realmente no lo son? ¿Puede convertirse así nuestro
propio pensamiento en un enemigo de nuestra
libertad? Y lo que es más importante, ¿hay gente que
conoce cómo funciona nuestra mente y lo usa para su
propio beneficio?

Cuando planificamos el futuro en nuestro cerebro se


activan casi las mismas zonas que cuando
recordamos el pasado. No sería raro que usáramos el
pasado para imaginar nuestro futuro, y que por lo
tanto nuestro futuro estuviera condicionado por
nuestro entorno del pasado.

Por cierto, casi se me olvidaba. Con la fecha suele


ocurrir algo similar. El de nuestro nacimiento es un
momento importante para nosotros y la fecha está
muy presente en nuestras vidas, así que pensamos en
ella enseguida.

En cuanto al color, es simplemente estadística, casi la


mitad de las personas tienen como color preferido el
azul, seguido del verde y después el rojo por ese
orden. ¡Y yo que me sentía muy especial por tener de
colores favoritos el azul y el verde!
Experiencia 6
Un segundo experimento
Ahora vamos con un segundo experimento sobre algo
relacionado y que complementa éste de forma
bastante interesante. Puede que esta segunda parte
no funcione al ser presentada por escrito, cosa que sí
sucede al enseñarlo de forma hablada. Si no te
funciona, existe la posibilidad de que lo pruebes con
personas de tu entorno, presentándolo del mismo
modo en que aquí se hace pero de viva voz. Vamos
allá… ¿Está bien dicha y escrita la frase “aré lo que
pude”? Piensa en ello y antes de seguir leyendo da
una respuesta.

Si eres como la mayoría de la gente habrás


respondido que está mal dicho, que la forma correcta
de decirlo sería “hice lo que pude”. Bueno, cambiemos
un poco la frase. ¿Está correcta la expresión “aré la
tierra lo que pude”?

Ahora te habrás dado cuenta de forma rápida de que


el verbo que acabo de usar es el verbo arar y no
hacer, y que por lo tanto está bien dicha la frase,
tanto ésta como la de arriba. Pero sin embargo, al
principio no te diste cuenta de que el verbo utilizado
era el verbo arar. ¿Por qué el error? ¿Por qué se
produce antes un despiste y después con la palabra
tierra de por medio ya no?

El verbo hacer lo usamos con mucha más frecuencia


que el verbo arar y lo usamos además asociado a la
expresión “hice lo que pude” mucho más que el otro
verbo. Así que nos ha pasado igual que antes con el
martillo, que es lo primero que nos viene a la mente,
pensamos mucho antes en el verbo hacer que en el
verbo arar. Sobre todo con la expresión utilizada.
Aquello que aparece en nuestra memoria, nos ayuda
a entender la frase de una manera u otra, en el caso
que nos ocupa conduciéndonos al error.

Cuando hemos mencionado la palabra tierra, el error


desaparece, ¿por qué? Porque está relacionada dicha
palabra con el verbo arar, al mencionarla en la frase
consigue traer rápidamente a nuestra mente
consciente dicho verbo y propicia que interpretemos
la frase de la forma correcta desde el principio.
Así que no solamente nuestro entorno influye en
nuestros pensamientos sino que además esos
pensamientos pueden hacer que entendamos la
realidad de una forma o de otra dependiendo de
cuales sean. Usamos nuestro conocimiento del
mundo para entender la realidad y ese conocimiento
lo adquirimos del entorno, aunque sin ser conscientes
de ello muchas veces. Y lo aprendemos de una
determinada forma, de tal modo que eso hará que
nuestra forma de pensar dependerá en parte no
solamente de qué aprendimos, sino de la forma en la
que lo hicimos.

¿Aprendimos siempre dos hechos de


nuestra vida como inseparables sin darnos cuenta
por ejemplo? ¿Hemos aprendido a entender
determinados aspectos de nuestras vidas con las
mismas ideas? ¿Y si a unas situaciones que
entendemos siempre con unas ideas les aplicamos
otras que corresponden con situaciones muy
distintas?

Si utilizamos las ideas de nuestra mente consciente


en un momento dado no parece raro que un mismo
estímulo nos cause sensaciones e impresiones muy
diferentes en función de nuestro aprendizaje previo.
¿Alguna vez has leído un libro y al hacerlo por
segunda vez todo te pareció diferente? ¿Las cosas del
libro tenían un sentido muy distinto de la que
tuvieron durante la primera lectura? Tal vez sea
porque el lector no era exactamente el mismo la
segunda vez, hubo un aprendizaje en medio.

El sistema educativo se basa en esto mismo. Un niño


chico no podrá entender la filosofía que hace de la
vida un físico teórico. Le falta un largo camino interior
de enlazar ideas hasta llegar a sentir y comprender al
físico.

Todo lo comentado es lo que lleva también a la gente


a encontrar una cara en una roca de Marte o a ver
platillos volantes en una mancha de una foto, o a
tener prejuicio contra el diferente. Es lo que hace que
“en ocasiones” la frase “cree el ladrón que todos son
de su condición” tenga razón. De cualquier forma, si
algo nos caracteriza como especie es nuestra
capacidad para el aprendizaje. Estamos a tiempo de
aprender.””
Experiencia 7
Vea este texto…
“Estimados señores
Dejen que les diga que estoy muy unido a su producto
sentimentalmente, ya que lo usaba cuando era niño y
me trae buenos recuerdos. Hay gente que cuando llega
a la adultez deja de consumirlas. Yo no.

Claro que estoy satisfecho con su producto. Lo uso


sobre todo por la mañana, aunque a veces por la tarde
después de merendar. Cuando se me acaban, utilizo
pan de molde. Me resulta más suave, pero no aguanta
igual de bien cuando lo meto en el cacao. Y eso que
suelo utilizar el que viene cortado en rebanadas
gruesas.

Me encanta untarlas en el chocolate que hago yo


mismo y acercármelas a la cara. Hay quien dice que no
le gusta el olor, que le parece muy fuerte. A mí me
resulta adictivo. De hecho creo que deberían sacar ya
un ambientador con un olor así. Es inhalar un poco de
ese aroma y me entra un hambre que da gusto.
El otro día saqué unas cuantas y las estuvimos
disfrutando toda la familia. Ya sabe, después de comer
es costumbre darse un gusto.

Mi hijo se llevó un paquete a clase. Le vienen muy bien


para el recreo. Lo malo es que a veces se las quitan
sus compañeros. Son un bien codiciado cuando la
necesidad aprieta.

Le parecerá una tontería, pero a mí me encanta tirarlas


desde arriba a la taza, para ver cómo salpican.
Siempre tengo en casa, nunca se sabe cuándo van a
venir visitas. Siempre que viene alguien las saco y las
pongo encima de la mesa. Así cada uno va sirviéndose
a voluntad. La gente al principio es tímida y no coge,
pero luego se van animando y acabamos gastando
toda la caja.

Me gusta obsequiarle a mi mujer con el paquete


especial que venden cuando celebramos algo
romántico. Se pone muy contenta cada vez que se las
regalo.

Al que le encantan es al abuelo, siempre se pasa por


casa y se lleva un par para el camino.
Y nada más, simplemente decirles que soy un fan de
su marca.””

¿Le pareció gracioso o cuando menos simpático?


Bien, volvamos ahora a leerlo pero añadiendo una
pequeña parte al comienzo…

Una empresa de toallitas de bebé tiene un nombre


muy parecido al de una marca de galletas, así
que cuando a John le enviaron la encuesta de
satisfacción por internet no dudó en responder.
Le pidieron también que diera opinión en forma
de un texto breve. Y todo esto porque él había
rellenado sus datos para recibir un regalo gratis.
Claro que lo que consume John en realidad son
las galletas, y de eso se pensaba él que le pedían
opinar. Así que esto es lo que escribió…

“”Estimados señores
Dejen que les diga que estoy muy unido a su producto
sentimentalmente, ya que lo usaba cuando era niño y
me trae buenos recuerdos. Hay gente que cuando llega
a la adultez deja de consumirlas. Yo no.

Claro que estoy satisfecho con su producto. Lo uso


sobre todo por la mañana, aunque a veces por la tarde
después de merendar. Cuando se me acaban, utilizo
pan de molde. Me resulta más suave, pero no aguanta
igual de bien cuando lo meto en el cacao. Y eso que
suelo utilizar el que viene cortado en rebanadas
gruesas.

Me encanta untarlas en el chocolate que hago yo


mismo y acercármelas a la cara. Hay quien dice que no
le gusta el olor, que le parece muy fuerte. A mí me
resulta adictivo. De hecho creo que deberían sacar ya
un ambientador con un olor así. Es inhalar un poco de
ese aroma y me entra un hambre que da gusto.
El otro día saqué unas cuantas y las estuvimos
disfrutando toda la familia. Ya sabe, después de comer
es costumbre darse un gusto.

Mi hijo se llevó un paquete a clase. Le vienen muy bien


para el recreo. Lo malo es que a veces se las quitan
sus compañeros. Son un bien codiciado cuando la
necesidad aprieta.

Le parecerá una tontería, pero a mí me encanta tirarlas


desde arriba a la taza, para ver cómo salpican.
Siempre tengo en casa, nunca se sabe cuándo van a
venir visitas. Siempre que viene alguien las saco y las
pongo encima de la mesa. Así cada uno va sirviéndose
a voluntad. La gente al principio es tímida y no coge,
pero luego se van animando y acabamos gastando
toda la caja.

Me gusta obsequiarle a mi mujer con el paquete


especial que venden cuando celebramos algo
romántico. Se pone muy contenta cada vez que se las
regalo.

Al que le encantan es al abuelo, siempre se pasa por


casa y se lleva un par para el camino.
Y nada más, simplemente decirles que soy un fan de
su marca””

Espero que esta segunda vez haya resultado más


simpático el texto. Hay otros más divertidos en
internet, pero este es de cosecha propia para este
ejercicio (aunque las conclusiones son las mismas
para otros chistes). Si te ha resultado más gracioso en
la segunda ocasión es porque la interpretación que
hiciste de cada parte era diferente, gracias a esas
líneas que hemos añadido al comienzo y que lo
cambian todo. El resto del texto es igual. La
interpretación que nosotros hacemos de ello no. Es
esa interpretación distinta lo que nos hace sonreír.
En la vida pasa un poco lo mismo, muchas veces es la
interpretación que hacemos de la realidad lo que nos
lleva sentir una u otra emoción. En nuestro día a día
lo que nos decimos a nosotros mismos equivaldría a
ese párrafo que añadimos y que todo lo cambia.
Volviendo a los juegos anteriores, veamos cómo
funciona la cosa.

Podemos aprender ideas mediante el repaso. Esas


ideas estarán más disponibles en nuestra
memoria y nos llevarán a interpretar la realidad
de una determinada manera. En última instancia
harán que nos emocionemos o no según esa
interpretación.

Repasa estos juegos y haz una reflexión profunda


sobre ellos. Piensa en las enormes implicaciones que
tiene el mensaje implícito en los mismos, en todo lo
que dicen de forma sencilla sobre el funcionamiento
de nuestra mente y en cómo se manifiesta esto cada
día en nuestra vida cotidiana. Todos nosotros, de
forma más o menos consciente vamos aprendiendo
ideas, que luego podrán influir en nuestro
pensamiento y nuestros actos.

En el mundo en que vivimos, la televisión, la radio o


internet, forman parte de nuestro entorno al igual que
nuestras experiencias directas. Se crea así un
ambiente cultural común, compartido por millones de
seres humanos, de tal modo que el mismo aprendizaje
que he desarrollado yo aquí, lo puede haber realizado
alguien más en la otra parte del mundo. ¡Por eso
funcionan estos juegos! Tal vez con el paso del tiempo
queden obsoletos, cuando la llave inglesa deje de
estar en el imaginario colectivo por ejemplo. O tal vez
tú no pertenezcas al grupo que lo ha aprendido. En
cualquiera de los casos, si estás atento a cómo
funciona tu mente y la de los demás, verás que el
mensaje que contienen es muy real y con numerosas
implicaciones en nuestra vida cotidiana.

Los publicistas conocen bien cómo funciona nuestra


mente y lo utilizan. Si os pregunto cuál es la primera
marca de refrescos de cola que os viene a la cabeza,
imagino en cuál estáis pensando. Cuando esta prueba
se realiza con marcas de productos, estamos
haciendo lo que los profesionales del marketing
llaman un “test de notoriedad”.

De la misma forma, el cine puede impactar de forma


asombrosa en nuestra psique, y no nos damos a
menudo ni cuenta. La mayoría de la gente piensa que
si uno dispara a un bidón de gasolina éste explotará.
En la realidad no ocurre así, pero como ha salido
tantas veces en películas, gran parte del público
piensa que efectivamente sucede.

El cine comercial tiene un potencial enorme de


influencia, tanto en la forma de concebir nuestras
vidas como en nuestros actos. Pensemos por ejemplo
en la decisión de elegir el destino de nuestras
próximas vacaciones. Los americanos han convertido
la ciudad de Nueva York en un enorme plató de
televisión donde se ruedan gran cantidad de series.
¿Sabéis a dónde quiere ir la gente de viaje? ¡Pues a
Nueva York! Times Square figura como el primer
destino turístico a nivel mundial a día de hoy,
acompañado de otros emplazamientos
cinematográficos como París o Los Ángeles. El cine no
es la única forma de fomentar el turismo, pero lo que
es seguro es que puede ser un medio eficaz para la
promoción de un destino si se utiliza de la forma
adecuada.

Y no solamente el cine. Hace poco estuve en la


presentación de una novela y la autora contó que
desde la publicación de su libro, los lugares que
aparecen en el mismo son más visitados. Y no
solamente eso. Un pastelillo de la región que hacía
tiempo que no se vendía, desde que apareció en la
historia, tuvieron que volver a prepararlo. Y todo
porque los “nuevos visitantes” que rondaban por el
pueblo lo comenzaron a pedir de nuevo en las
pastelerías del lugar.

Cuando vamos de vacaciones o elegimos una opción


de ocio, ¿hemos sido “influidos” en nuestra decisión?
Lo que nos gusta pensar es que no, porque eso de ser
“influidos” por otros no encaja bien con el concepto
que solemos tener de nosotros mismos, como
personas maduras, libres, inteligentes e
independientes. Así que puede no ser sencillo de
aceptar lo expuesto. Pero lo cierto es que yo no estaría
tan seguro si fuese tú.
¿Muchas ideas que consideramos nuestras lo son
realmente, o simplemente nos convencieron de ellas
en un momento temprano de nuestra existencia?
¿Pensarías igual si hubieras nacido en otro país? ¿Te
sentarían de la misma forma las cosas que te pasan o
te tomarías aspectos de tu vida de manera distinta a
causa de tu educación?

Me estoy acordando ahora del libro “Las gafas de la


felicidad” de Rafael Santandreu. En uno de los
capítulos menciona “la bastantidad”, un concepto que
el autor toma prestado de otros psicólogos y que viene
a decir que el ser humano necesita muy poco para ser
feliz: comida, agua, refugio… y poco más. Es decir,
que “poco es bastante”. ¿Nos han convencido de que
hay que tener más cosas de las que realmente son
necesarias para ser feliz?

¿Algunos de nuestros hábitos alimenticios también


nos han venido dados, aunque no sean muy
saludables? Hay gente por ejemplo que es asidua a
los fritos, y muchos de ellos los consumen porque es
lo que se ha hecho en sus casas desde la niñez, sin
otra razón de mayor trascendencia. Se puede tener la
falsa impresión de que si no se fríe la comida no
estará sabrosa, cosa nada más alejada de la verdad.
Alternativas hay. La más sencilla: hierve y luego rocía
con una cucharada de aceite crudo virgen extra de
oliva. ¡Igual te sorprende el resultado!

¿Te pasas todo el día fijándote en lo mal que están las


cosas? ¿Te repites continuamente que todo va mal?
¿Cómo puedes acabar viendo la vida con ese repaso
continuo de ideas tan negativas?
¿Ves amenazas en todas partes y eso te genera
ansiedad?
Al final, el cristal con el que vemos el mundo y que se
va construyendo día a día, nos puede llegar a afectar
emocionalmente también…
Experiencia 8

Investiga…

La próxima vez que acudas a un hipermercado en


compañía de un amigo, pregúntale qué piensa
adquirir antes de entrar (siempre que no sean
muchas cosas, que si no te vas a hacer un lío).
Compara lo que inicialmente tenía pensado llevarse,
con lo que compra finalmente. Si ves en la cesta
algún artículo que no mencionó en un principio,
pregunta cómo es que lo ha cogido a ver qué dice.

Según los datos, un importante porcentaje de las


compras que se hacen en una superficie de libre
servicio, no están pensadas de antemano. La
principal causa de las compras que no están
planificadas es el recuerdo, es decir, ves un producto
en una estantería y “te das cuenta de que lo
necesitabas”, así que ya aprovechas y te lo llevas.
Otras veces, simplemente te apetece probar algo
nuevo o se actúa de forma más impulsiva.

No es raro que los responsables de las superficies


comerciales intenten que hagamos el mayor recorrido
posible dentro del hipermercado, así veremos más
productos y con frecuencia los acabaremos metiendo
en el carrito.
Experiencia 9
Os propongo un interesante y sorprendente
experimento. Para llevar a la práctica el ejercicio que
estoy a punto de explicar necesitáis estar en una
habitación totalmente a oscuras y tener un pequeño
objeto luminoso. Luminoso sí, pero que no haga
visible con su luz los objetos sobre los que descansa
dicho objeto. Es decir, una bombilla no vale, porque
la luz hace que si coloco una lámpara sobre la mesa,
al encenderla podamos ver la mesa sobre la que está.
Me estoy refiriendo más bien a uno de esos objetos
luminiscentes de pequeño tamaño, un piloto de un
electrodoméstico podría servir también. Es decir,
cualquier fuente de luz que sea visible en la
oscuridad, pero que no haga visible nada más de lo
que tiene alrededor. Algo como lo de la foto…

¿Qué hay que hacer? Colocar el objeto sobre una


mesa, ponerse uno mismo luego a la mayor distancia
posible dentro del cuarto y apagar la luz. Hecho esto,
hay que mirar fijamente al objeto en cuestión.
Quedarse quieto y mirar. Sencillo de hacer. ¿Qué
ocurre? ¿Algo especial? Al poco tiempo, es posible que
os parezca que el objeto que acabáis de soltar
empieza a ¡¿moverse solo?! Sí, pero tranquilos,
solamente lo parece. Lo que acabáis de experimentar
es un efecto que se conoce por el nombre de “ilusión
de movimiento autocinético”. Parece ser, que si
eliminamos toda referencia del entorno, nos cuesta
percibir de forma adecuada si un objeto se mueve o
por el contrario está quieto en las condiciones
mencionadas. ¡Os animo a probar!
Experiencia 10
En este juego os propongo que probéis con un
ejercicio de sugestión. A mí personalmente me parece
bastante curioso. Puede servir para animar cenas
navideñas. Aquí va……

Primero mostrad a la persona que hayáis escogido


para la prueba que no pasa nada si se echan hacia
atrás y se dejan caer. Que podéis cogerles con
facilidad. Una persona de pie, pedidle que se deje caer
hacia atrás, y sin que se balancee más que un poco
de nada sujetadla. Se le dice algo así…

“Ves que te dejas caer hacia atrás y te cojo sin


problema, ¿no? Es para que veas que no hay ningún
peligro”

Dejarse caer significa que la persona está de pie y


permaneciendo rígida, se deja llevar por el balanceo
hacia atrás (es decir, nada de doblar las rodillas ni
nada similar, sigue de pie pero se balancea). Es igual
que se hace en el típico juego de confianza, pero sin
dejar que se llegue a inclinar tanto, solamente un
poco. Una vez hecho esto comienza el ejercicio.

Poneos delante de la persona en cuestión con voz


muy seria, y metidos ya en el papel, ponéis el dedo
pulgar sobre la frente de vuestra víctima (entre los
ojos pero un poco más arriba) y comenzáis a decir las
siguientes palabras:

“Tú y yo estamos unidos por este pulgar. Tú y yo


estamos unidos por el pulgar. Tu mente y la mía
están unidas por el pulgar (repetid un par de veces y
seguimos).
Estamos fuertemente unidos por ese punto. Voy a
mover el pulgar y tú y yo vamos a seguir unidos por
este punto.”

En ese momento, sin despegar el pulgar de la piel, lo


deslizáis hacia la derecha poco a poco. Pasando por
encima de las orejas, seguís deslizándolo hasta
situarlo en mitad de la nuca. Y seguís diciendo…

“Tú y yo estamos unidos por el pulgar. Voy a quitar el


dedo y tú y yo vamos a seguir unidos por este punto.
Quitaré el pulgar y tú y yo seguiremos unidos por el
punto del pulgar”

Quitamos el dedo despacio y seguimos diciendo…

“Tú y yo estamos unidos por el punto del pulgar. Tiro


de ti hacia atrás por el punto del pulgar. Estoy
tirando de ti hacia atrás. Tiro de ti hacia atrás por el
punto donde estaba el pulgar. Tiro de ti…”

Si os ha salido como a mí, hay gente que ni se mueve.


Otros se caen hacia atrás y en ese momento los
sujetáis para que no caigan al suelo. Habrá quien
además de caer hacia tras, pensarán que les habéis
tirado de la chaqueta o algo parecido. Otros, cuando
hayáis intentado mover el dedo hacia la parte de
detrás de la cabeza, harán como si estuviesen
pegados y seguirán con la frente al dedo.
No todos somos igual de sugestionables ni
reaccionamos del mismo modo ante el ejercicio.
Mucho cuidado con que no se os caiga la persona,
vale con que se empiece a inclinar un poco hacia
atrás para sujetarla, no esperéis a que caiga al suelo.
Probadlo varias veces y observad las reacciones...
Experiencia 11
¿Alguna vez has visto una demostración de
mnemotecnia? Hay artistas que se dedican a
practicar técnicas para memorizar en público,
realizando impresionantes ejercicios. Uno muy típico
consiste en el aprendizaje, casi al instante, de una
lista de palabras en orden, que logran luego replicar
con gran exactitud. En la red, hay vídeos que
muestran a personas haciendo este tipo de
demostraciones.

Aprender una lista de 30 palabras casi al momento


puede parecer una prueba nada fácil de superar,
sobre todo teniendo en cuenta que quienes lo ponen
en práctica muchas veces quieren dar la impresión de
que están realizando algo muy complicado.
La realidad es bien distinta. Memorizar 30 palabras
rápidamente es algo que puede hacer la mayoría de la
gente y el esfuerzo para conseguirlo es bastante bajo.

No hace falta practicar ejercicios durante toda una


vida ni nada parecido. Sirve simplemente con
dedicarle un rato, y en un par de días puede estar ya
listo. Lo único que hay que saber es el cómo.
Sabiendo cómo hacerlo y poniéndolo en práctica, uno
se da cuenta de lo sencillo que puede resultar. Yo, por
ejemplo, lo he hecho en numerosas ocasiones.
Es decir, que usando esta técnica, nos pueden dar 30
palabras y casi al momento nosotros podremos
memorizar dicha lista. Luego nos podrán preguntar
por una palabra y podremos decir qué lugar ocupaba,
o mencionando el número en que se encontraba,
podremos decir qué palabra estaba en dicho sitio.

Como podéis imaginar, esto puede venir bien en un


examen. Esta técnica permite aprender de forma muy
rápida y eficaz, lo cual puede salvarnos en más de un
apuro.

Pero, ¿en qué consiste? o ¿cómo se hace para


memorizar 30 palabras casi al instante?

Consiste en asociar la información nueva que


queremos asimilar a una estructura de pensamiento
que ya tengamos. Literalmente “colgamos” la
información nueva en la vieja (supongo que de ahí el
nombre de “técnica de las perchas”, que es como se
llama).

Un problema con la información que acabamos de


aprender suele consistir en que nos resulta
complicado recuperarla. Eso es algo que no ocurre
con la información vieja y que usamos
frecuentemente. Si os pido que recordéis el trayecto
de vuestra casa al trabajo, seguramente recuperaréis
el camino en vuestra mente con bastante sencillez.
Esto se debe a que es un recorrido que hacéis todos
los días.

Lo que hacemos en la técnica de las perchas es


asociar la información nueva que nos dan a la vieja
que ya tenemos, mediante el uso de historias
llamativas. Así podremos recuperar la información
nueva con mucha más facilidad, haciéndolo a través
de la información vieja.

Hay que tener una lista de conceptos aprendidos


previamente sobre los que se colgarán las palabras
nuevas. Podemos tener 30 imágenes ordenadas del 1
al 30 (o las que queramos) y a cada una de ellas le
asociaremos la nueva palabra mediante una historia.
Veamos cómo funciona con una lista de ejemplo de 3
elementos. Nosotros podemos tener aprendida esta
lista en nuestra mente de forma permanente, para
usarla de perchero…

1- Pez
2- Casa
3- Ordenador

Imaginemos que nos piden que memoricemos 3


palabras nuevas en orden, como por ejemplo…

1- Teléfono
2- Chupete
3- Cerillas

Lo que haremos cuando queramos memorizar 3


palabras nuevas será colgarlas en nuestro perchero.
Para eso asociaremos la palabra nueva a la vieja.
Quedaría algo así…

1- Pez-teléfono
2- Casa-chupete
3- Ordenador-cerillas

Y para que quede bien colgado, lo uniremos con una


historia que le dé sentido a la unión. Algo así como
una soldadura mental, en la que en vez de calor
utilizaremos un poco de humor y el uso de “lo raro”
(como se hace en publicidad). Podría quedar por
ejemplo algo como…
1- Tengo un pez en mi casa que me ha pedido que le
compre un teléfono porque hace negocios con gente con
la que necesita estar en contacto.
2- Al administrador de mi comunidad de vecinos (de mi
casa) le ha parecido buena idea cambiar la fachada de
mi edificio para darle forma de chupete.
3- El nuevo ordenador de mi amigo tiene una pantalla
que funciona mediante el encendido de cerillas, lo malo
es que solamente dura unos segundos encendida.

Así, cuando me pregunten por la palabra número


uno, yo recordaré de forma sencilla mi pez como
siempre, y con la historia loca del teléfono será
sencillo que nos acordemos de la palabra nueva con
rapidez. Sabremos por lo tanto que la número “1” es
“teléfono”. De esta forma funciona la “técnica de las
perchas”.

¡Probadlo!, os aseguro que es más sencillo de lo que


parece. Podéis empezar con 5 palabras y luego ir
añadiendo nuevas. Vuestros amigos y conocidos
quedarán muy sorprendidos cuando vean que sois
capaces de memorizar a gran velocidad.
Experiencia 12
¡Solicita ayuda!
Sal a la calle y pide a alguien que te indique cómo
llegar a un punto de la ciudad. Hazlo de dos maneras.
En una, vístete con un chándal. Si tienes uno viejo,
mucho mejor. Si eres un chico, déjate barba de varios
días. Si eres una chica no te maquilles o hazlo mal. Si
tienes valor de no ducharte para conseguir ese dulce
hedor que tira para atrás a cualquiera, ¡adelante con
ello! Un gorro de lana en la cabeza puede ser perfecto
para poner el toque final a tu look zarrapastrero. Pero
no te cortes, cualquier idea buena para dar una mala
imagen, ¡bienvenida sea!
La segunda vez que lo hagas, ponte de punta en
blanco. Vístete lo mejor que puedas. Formal, limpio y
elegante.
Pide ayuda a varias personas en las dos condiciones.
¿Cómo reacciona la gente? ¿Notas alguna diferencia?
¡Busca en la red!
Entra en internet y escribe en el buscador “bien
vestido te ayudan más”. Mira a ver qué vídeos
encuentras. ¿Sorprendido de la reacción de la gente?
Experiencia 13
Suelen decir que mente y cuerpo no son
independientes, sino que están conectados. Lo que le
pasa al cuerpo afecta a la mente y lo que le pasa a la
mente al cuerpo.
Nuestras vivencias, o lo que nos decimos a nosotros
mismos, produce reacciones biológicas en nuestro
organismo.
¿Alguna vez te ha pasado algo que ha hecho que se te
erizara la piel? ¿En alguna ocasión estabas viendo
una película y acabaste llorando? Estos son dos
ejemplos de reacciones fisiológicas que son causadas
por experiencias a las que somos expuestos y cuyos
efectos son apreciables a simple vista.
Otro muy conocido es el del estrés, una reacción que
tenemos ante hechos que nos resultan amenazantes.
A veces, los pequeños percances de la vida diaria,
pueden hacer que nuestro organismo se ponga en
guardia.
Es curioso pensar que en ocasiones la reacción, la
pueda provocar un pensamiento, creencia o forma de
ver las cosas. He aquí un breve relato que sirve para
ilustrar estas afirmaciones…
A Sara le gustaba la quiromancia, así que allí estaba
sentada escuchando lo que Fátima, que todos
llamaban "la adivina", estaba a punto de decirle sobre
su personalidad y su futuro.
-¿Ves estas líneas de aquí?-comenzó la quiromante-no
se juntan, eso significa que no te casarás...
-¿Y si se juntasen, significaría eso que sí que me
casaría?-apremió Sara
-Eso es-respondió la adivina
En ese preciso instante, Sara recordó las palmas de su
novio Carlos. Las de él sí que se juntaban en sus
manos. Así que de pronto se sintió muy triste y
comenzó a llorar.
Este relato me lo acabo de inventar, pero es más o
menos lo que le pasó a una amiga. Lo interesante y el
motivo de que lo mencione, es que sirve para
comprobar cómo una creencia puede acabar
provocando una reacción fisiológica. Es decir, en
última instancia es lo que percibimos y pensamos
sobre la realidad lo que nos genera el disgusto y el
lloro en este caso.
Ella cree que las líneas de la mano realmente
predicen que no se casará y su novio sí, así que eso
quiere decir que en el futuro no estarán juntos (si la
quiromancia sirviese para predecir hechos futuros).
Es la creencia en un hecho futuro lo que lleva
finalmente al llanto (una reacción fisiológica).
¡Obsérvate!
Busca un ejemplo en la vida cotidiana donde pase
esto mismo: que una experiencia, un pensamiento o
una percepción, lleguen a causar una reacción en el
organismo.
¡Juega a ser científico!
¿Tienes un pulsiómetro para medir la tasa cardiaca
(TC)? ¡Perfecto! La TC no es muy sensible a los
cambios en nuestro estado de ánimo, sin embargo, un
pulsiómetro es fácil de obtener en casi cualquier
tienda de deportes. La próxima vez que tengas que
hacer un una exposición en público o cualquier otra
actividad que sospeches que podrá alterarte de forma
importante, ponte el aparato y observa cómo varía la
frecuencia de los latidos de tu corazón. ¿Notas
diferencias? ¿Qué sientes en el cuerpo? ¿En qué
parte? ¿Varía también la forma en la que respiras?
Experiencia 14
¿Cómo pierde dinero el supermercado de mi barrio?
Vas al supermercado y una cosa claramente visible es
que los productos están agrupados por categorías.
Las alubias en bote con el resto de legumbres en bote.
El tomate junto a la mostaza y otras salsas. Pero,
¿dónde están las alubias con tomate? ¡He aquí la
“madre del cordero”! Hay supermercados en que las
ponen junto a las alubias. En otros junto a las salsas.
En algunos, en un lugar aparte diferente de los dos
anteriores.
Si yo acudo como consumidor a la superficie
comercial y busco un producto, ¿dónde lo haré? Si es
en un lugar distinto de aquel en el que lo han
colocado los empleados del establecimiento, ¿me
marcharé sin comprarlo?
Es decir, que me puede pasar que acuda a comprar
alubias con tomate y las busque entre las alubias, y
al no estar allí colocadas (sino en otra sección
específica de productos preparados), me crea que no
hay y me marche sin ellas.
Actualmente suelo tomar un zumo diario. Hace poco
que lo bebo, aunque podría haberlo consumido desde
hace mucho más tiempo. ¿Por qué no he empezado
antes? Simplemente, yo acudía a la sección de zumos
y entre los que me ofrecían no había ninguno que me
llamase la atención. Alguno me gustaba algo, sí, pero
no como para consumirlo a diario. El que tomo en la
actualidad no se encontraba en la sección de zumos,
así que durante mucho tiempo no sabía ni que
existía.
Un día lo vi en casa de otra persona y lo busqué en la
tienda. No lo encontré. Visité un par de
supermercados y nada. Finalmente me di cuenta de
que la bebida que me gustaba, era un zumo que
llevaba un poco de leche y por este motivo no estaba
colocado con el resto, sino en un lugar aparte junto a
los lácteos.
Durante el último verano no estaba yo muy ágil que
se diga por motivos de salud y otra persona se ofreció
para ir a buscarme mis zumos favoritos. Las primeras
veces no los encontró. De hecho, preguntó a un
empleado en el primer establecimiento que entró y
éste no supo darle razón del producto (ni el propio
trabajador se libraba de la confusión). En el segundo
no lo localizaba tampoco, pero sí supieron decirle
dónde buscarlo cuando preguntó. Si no encuentras lo
que buscas, puede que no lo compres.
Así es como el supermercado de mi barrio está
perdiendo dinero, dejando sin vender probablemente
muchas “bebidas multifrutas”, por no colocarlas allí
donde el cliente espera encontrarlas y por lo tanto
donde va a buscarlas.
Sería caótico que no hubiera ningún orden en una
superficie comercial de libre servicio. Los técnicos en
merchandising se cuidan mucho de que las cosas
guarden cierta disposición para que el cliente dé con
ellas de forma sencilla. Estudian bien la colocación,
otra cosa es que a veces se cometan errores. Las
empleadas de la superficie tienen estipulado dónde
deben colocar los productos. Reciben instrucciones de
hasta la longitud que ha de tener en el lineal cada
marca y cada artículo.
Por cierto, ya que lo acabo de mencionar, el término
merchandising hace referencia a las técnicas de
marketing aplicadas en el punto de venta.
Normalmente la gente confunde la publicidad en bolis
y camisetas (que no es realmente merchandising) con
lo que realmente significa el palabro.
Haz la prueba
Intenta pensar en qué productos son más
complicados de encontrar. Puedes usar lo comentado
de los zumos. Busca algunos que estén puestos en
otro lugar. Compra una caja. Enséñale a alguien el
envase y pídele que mire a ver si hay en el
establecimiento. Si sale diciendo que no, es que ha
fallado la colocación del producto.
También puedes hacerlo de otra forma. Que alguien
se meta a comprar un brik de leche y otra persona el
brik de zumos mencionado. ¿Quién tardará más
tiempo en localizar el producto? Imagino que aquel
que tiene que encontrar el que peor está situado.
¿Se basan en lo mismo la usabilidad de una web y el
orden en un supermercado?
¿Qué tienen en común una Web y un comercio físico?
Empecemos por el segundo.
Si queremos montar un super, será recomendable
como hemos comentado, que tengamos en cuenta
algunos aspectos relativos al marketing aplicado en el
punto de venta. Una de esas cosas que tenemos que
tener presentes, es el saber cómo hemos de organizar
nuestro género en la superficie comercial. Y es que el
orden es importante.
Pero lo realmente necesario aquí, es disponer la
mercancía en función de la organización que existe en
la mente de la mayoría de los consumidores. Es decir,
¿en la sesera de un comprador típico, dónde estarán
las alubias con tomate, con el resto de legumbres o en
la sección de comida preparada? Para que el cliente
encuentre de forma sencilla los productos, es
necesario saber dónde los buscará. Si entras en una
tienda y no localizas nada, es posible que te vayas sin
comprar.
Imagina que vas a hacer los recados de la semana.
Después de adquirir garbanzos en conserva, se te
antojan unas ricas alubias con tomate en bote,
preparadas al más puro estilo inglés. Miras junto al
resto de las legumbres y no las encuentras, así que
puede que pienses que no hay y te marches sin ellas.
¿Por qué? Porque has ido a buscarlas donde
pensabas que deberían estar, ¡y allí no estan!
Aquellos productos que pongamos donde la mayoría
no vayan a buscarlos, puede que no sean encontrados
y no vendidos.
Esto que es aplicable en el merchandising tradicional,
se usa también al crear una página Web. En concreto,
si hablamos de la usabilidad, podemos preguntarnos
dónde buscarán los usuarios la información de
nuestro sitio. Es decir, dentro del menú, ¿dónde
creerán que está la etiqueta “contacta” por ejemplo?
Si nuestra página es de una tienda online y
enseñamos el producto, la cosa podría llegar a
parecerse bastante en muchos casos al ejemplo de
una superficie comercial. En la página de la tienda
“X”, ¿dónde buscaremos la lámpara blanca que
hemos visto? ¿En “iluminación”? ¿En “cosas de sala”?
Es recomendable saber dónde espera la mayoría
encontrarlo, para colocar el producto clave en ese
lugar.
¿Y cómo sé qué es lo que lleva la gente en la cabeza?
Como muchas veces se hace, preguntando y haciendo
estadística. Hay empresas en la red que ofrecen
servicios para la mejora de la usabilidad. Hacen
estudios (similares a investigaciones de mercado)
donde, se pueden mandar a una base de datos de
usuarios listas de productos o conceptos, que estos
ordenarán en las categorías que ellos meterían según
un hipotético menú de nuestra página (al igual que en
un estudio de mercado convencional responderían
preguntas, aquí ordenan productos por categorías).
Esto permite conocer en qué apartado colocaría la
mayoría un determinado artículo o en qué sección en
el menú de una Web un concepto, y por lo tanto,
donde irán los usuarios a buscar dicha información
normalmente cuando la Web sea pública. La
herramienta recibe el nombre de Optimal Workshop.
En definitiva, se trata de crear modelos mentales (de
hecho así lo llaman quienes venden la herramienta)
sobre las categorías con las que se mueve casi todo el
mundo, con la intención de usar esa información al
construir nuestro sitio, para que ya sea en una
página no comercial, comercial o en un e-
marketplace, el usuario encuentre lo que busca
fácilmente. ¿Por qué? Porque el sitio estará pensado
para que se adapte a lo que las personas han
aprendido.
Es decir, tanto en el supermercado como en la web,
se trata de organizar las cosas de la mejor forma
posible, para que el usuario encuentre con sencillez lo
que está buscando.
Experiencia 15
¿Quién vive mejor?
Lee esta breve historia… ¿qué opinas?
“Iker cobra 33.000 € al año. Tiene una lujosa casa en
las afueras y un todoterreno que parece sacado de una
película. Víctor no tiene nada de eso. Apenas cobra
18.000 euros al año. Vive en una casa pequeña y
conduce un viejo utilitario que tiene ya sus años.”
¡Para un momento a pensar! ¿Quién de los dos es
más afortunado? Volvamos a la historia, pero
completemos esta vez con algunos datos extra que no
hemos incluido en la primera ocasión.
“Iker cobra 33.000 € al año. Tiene una lujosa casa en
las afueras y un todoterreno que parece sacado de una
película. Su jefe directo lo insulta a diario como método
de presión. No se lo dice de forma explícita, pero
continuamente le insinúa de forma sutil que es un
inútil. Iker, a cuenta de eso, hay momentos en que no
puede más. En alguna ocasión, ha llegado a llorar
como un niño a escondidas. Cada mañana se siente
fatal cuando piensa que le tocan 8 horas igual que el
día anterior. Víctor apenas cobra 18.000 euros al año.
Vive en una casa pequeña y conduce un viejo utilitario
que tiene ya sus años. El ambiente en su trabajo es
estupendo. De hecho, sus compañeros son una de las
cosas que más echaría de menos si tuviera algún día
que marcharse. Va todos los días contento a trabajar,
con ganas de verlos a todos y de charlar con ellos en el
café de media mañana.”
Después de leer el relato completo, ¿quién te parece
más afortunado de los dos? ¿Has cambiado de
opinión? ¿Por qué?
Puedes pensar que te he hecho trampa, que sin tener
toda la información no podías hacer un juicio de valor
adecuado. Es cierto. Pero en la vida real, ¿no pasa
exactamente igual?
Casi nunca tenemos toda la información necesaria
para hacer determinados juicios y sin embargo los
hacemos constantemente.
Puede venir el vecino y decirnos que cobra un dineral
y ya de paso nos enseña su fabuloso coche nuevo. Es
más raro hablar del ambiente laboral que uno vive a
diario por ejemplo, y sin embargo puede llegar a ser
más importante en nuestro bienestar personal. Y
quien dice el clima laboral, dice otros muchos detalles
que podemos desconocer de la vida de los otros.
Normalmente, en el mundo real siempre nos falta
información.
Esto no nos impide comparar y hacernos sufrir
muchas veces a nosotros mismos de forma
innecesaria. Comparamos nuestras vidas en función
de algunos aspectos más visibles y nos olvidamos de
todo lo que no se ve. ¡Deja de comparar si te hace
sufrir! O mejor todavía… ¡usa la comparación en tu
beneficio!
Reflexiona
Intenta recordar un ejemplo concreto de alguna vez
que te comparaste con alguien, te sentiste mal por la
comparación y luego te diste cuenta de que las cosas
no estaban tan mal para ti. ¿Puedes usar este hecho
para tomar las cosas de otro modo en un futuro?
Experiencia 16
Distorsión del recuerdo y rumores
En las clases de psicología de la memoria de las
universidades, suele practicarse de manera informal
un experimento clásico, para que la gente entienda
mediante la experiencia práctica cómo se distorsionan
los recuerdos.
La dinámica consiste en lo siguiente. Lo primero de
todo, se manda salir a un grupo de estudiantes (unos
seis) fuera de la clase. Luego, el profesor muestra un
texto que contiene bastantes detalles de los que
acordarse al resto de alumnos. Entra una de las
personas que había salido, y los demás de los que van
a participar en la prueba siguen esperando fuera. El
primero lo lee, y entra el segundo de los que aguardan
en el exterior. Es en ese momento, cuando el que lo
ha leído en primer lugar, cuenta al segundo el
contenido del escrito (de viva voz y sin mirar). Es
decir, que el segundo que entra no mira el relato para
nada, simplemente recibe la información del que
entró antes que él. Una vez termina de contárselo,
pasa el siguiente dentro de la clase (de los que
esperan fuera), y el que acaba de escuchar la historia
se la relata al siguiente. Así sucesivamente.
Se consigue de este modo observar cómo se pierde y
distorsiona la información de forma muy rápida de
una persona a otra, quedando al final de la cadena el
relato casi irreconocible muchas veces. Cuantos más
detalles contenga la historia, más distorsión de
producirá.
Es muy interesante hacerlo por uno mismo y ver en
directo cómo llega a cambiar a veces lo dicho en muy
pocos pasos.
Experiencia 17
¿Utilizan los pájaros del parque el tamaño del pan
como característica discriminativa?
Primero, antes de nada, ¿qué es un estímulo
discriminativo? Es una clave de nuestro entorno que
nos sirve para predecir qué consecuencias tendrán
nuestras acciones. Tanto personas como animales,
nos servimos de estímulos discriminativos a diario. Si
veo el semáforo en verde, sé que puedo circular con
seguridad. Si está en rojo he de parar. El semáforo me
sirve para distinguir cuándo puedo circular sin ser
atropellado. Las luces del semáforo son los estímulos
discriminativos.
El otro día, mientras daba de comer a los pájaros en
el parque, me di cuenta de una cosa curiosa. Cuando
uno echa un pedazo de pan a un grupo de gorriones,
si el tamaño de la miga es grande (más de lo que
pueden tragar), el pájaro que lo consigue lo agarra
con el pico y sale volando para comérselo
tranquilamente en otro lugar. Si el pedazo es
pequeño, se lo comen allí mismo donde les cae, sin
moverse del sitio.
Parece que han aprendido, que si se quedan a comer
el pedazo grande allí, rodeados de otras aves, lo más
seguro es que se lo acaben quitando. Así que el
tamaño del pedazo de pan seguramente sea la
característica del estímulo que usan los gorriones que
acuden en grupo al parque, para según lo grande que
sea el trozo, ejecutar una de estas dos acciones…
Pedazo pequeño: comerlo en el sitio según cae.
Pedazo grande: nada más cogerlo, salir volando a
otro lugar donde poder comerlo tranquilo.
Al percatarme de que esto pasaba, me dio por ir
variando el tamaño del pan y aparentemente se
cumplía.
Si vais al parque y tenéis un mendrugo a mano...
podéis probar y pasar de paso un rato agradable.
¿Se puede usar la forma en la que aprendemos para
influir en nosotros?
Si actuamos en función de los estímulos
discriminativos que nos encontramos, manipulando
los mismos, ¿se puede conseguir influir en nuestras
acciones? La respuesta es que sí. En animales de
laboratorio, mediante el uso de estímulos
discriminativos, se consigue un cierto control sobre la
conducta del animal. Si le enseñamos que solamente
se le recompensará con comida si aprieta la palanca
cuando una luz esté encendida, una vez aprendido
esto, mediante el encendido y apagado de la luz
podemos controlar cuándo el animal intentará
conseguir la comida.
Si hablamos de seres humanos, es exactamente igual.
De hecho, muchas estafas se basan en esto mismo,
en hackear nuestro aprendizaje mediante el uso de
estímulos discriminativos.
Pongamos un par de ejemplos. En internet, cuando
los estafadores crean una página idéntica a la real
para conseguir nuestras claves personales, lo que
hacen es copiar todas las señales ante las cuales
normalmente nosotros sabemos que escribir nuestros
números es seguro y que nos permitirá acceder al
servicio que demandamos en la red. Es decir, que el
psicólogo del laboratorio enciende la luz para que la
rata apriete la palanca y el estafador usa señales
visuales idénticas a las que hay en la página real para
que escribamos las cifras secretas. En definitiva, usa
los estímulos discriminativos por los que
normalmente nos guiamos para que emitamos la
conducta que quiere que realicemos.
En un conocido programa de televisión sobre timos,
mostraban cómo conseguían que un dependiente les
diera la recaudación disfrazándose igual que los
agentes de seguridad que solían acudir semanalmente
a recoger el dinero. Un comerciante no le da las
ganancias a un desconocido. Sin embargo, a alguien
con un uniforme idéntico que llega en un furgón
idéntico, 10 minutos antes que el verdadero agente, sí
que se lo entrega. Todas las señales, tanto visuales
como temporales, le indican al empleado de la tienda
que depositar el dinero tendrá como resultado que
éste sea llevado al banco (y no que se lo roben). Por
eso realiza la conducta de entregarlo.
Ocurre algo parecido en los juegos de magia. Cuando
un ilusionista genera señales para hacernos creer que
no conoce por ejemplo cuál es nuestra carta, cuando
nuestra acción de elegirla y ocultarla
concienzudamente no consigue que el profesional no
la adivine o que incluso la utilice luego de forma
sorprendente, nos quedamos perplejos. Parece
imposible, pero realmente nos llevaron a pensar algo
que no estaba sucediendo en realidad, al igual que no
era real la página en internet o los agentes de
seguridad.
Experiencia 18
Consiguiendo la magia de la tele...o imitando a nuestro
cerebro
Cuando hablamos con un amigo, no prestamos
atención de la misma forma a los sonidos que vienen
del exterior (ruido ambiente) que a lo que nuestro
confidente nos dice. Hacemos mucho más caso a lo
que cuenta quien conversa con nosotros (por lo
menos normalmente). Así, los ruidos de fondo quedan
disminuidos a un pequeño murmullo. Sabemos que
están ahí, pero nuestra atención está en la
conversación.
Si grabásemos lo que ocurre en un momento dado y
luego lo reprodujéramos (con una cámara doméstica),
nos daríamos cuenta de todo el ruido que muchas
veces hay a nuestro alrededor y no nos damos ni
cuenta. Más del que nos parecía cuando hicimos la
grabación allí mismo. La diferencia está en que ahora
le prestamos la debida atención.
Haz la prueba
Puedes hacer un pequeño experimento y realizar una
grabación con una cámara doméstica para poder
apreciar el ruido luego al reproducirlo. ¿Hay tanto
como esperabas? ¿Tanto como recordabas en la
situación real?
Haz una segunda prueba
En una situación cotidiana, ¡para! y presta atención a
todos los sonidos que llegan hasta ti. ¿Qué escuchas?
¿Hay más de los que pensabas?
Pero, ¿por qué con la cámara doméstica se escuchan
todos esos ruidos y con otras no? Si cuando veo mis
series favoritas todo parece tan natural… ¿Cómo
consiguen que quede tan bien en las cintas
profesionales? ¿Cómo solucionan esto los que se
dedican a hacer tele?
La práctica habitual consiste en utilizar dos vías
independientes para el sonido con dos micros
diferentes. Una para lo que prestamos atención
normalmente (conversaciones) y otra para el ruido
ambiente. El micro que capta el ambiente es
omnidireccional, un tipo de micrófono que sirve para
eso, para pillar el ruido que viene de todas partes. El
micro que se dedica a recoger “lo importante” suele
ser un micro unidireccional, que sirve para captar
solamente el sonido que viene justo de delante.
Así al grabar, se puede además poner un volumen
alto para el sonido al que prestamos atención
(conversación) y un volumen bajo para el sonido
ambiente, imitando lo que hace nuestro cerebro de
forma natural en nuestra vida a nivel perceptivo. En
las series, los sonidos de fondo solamente se
escuchan de pasada y si uno está atento (eso si no
son prefabricados).
Haz la prueba
Pon tu serie favorita, e igual que hiciste en la
situación cotidiana, presta atención a todo lo que
escuches en segundo plano. ¿Se oye el tráfico de
forma muy tenue aunque los protagonistas estén en
un apartamento? ¿Hay ruidos de cucharas pegando
contra tazas que casi ni se aprecian cuando los
personajes se encuentran tomando algo en una
cafetería?
Sin estos sonidos, la situación nos resultaría poco
natural, así que cuando se graba en un estudio se
añaden a bajo volumen (prefabricados). A nivel
inconsciente, facilitan seguramente que nos sintamos
como si estuviéramos en el lugar.
Los reporteros que trabajan para las teles también
usan dos canales para el sonido. Las cámaras
portátiles llevan dos controles para volumen, uno
para los que vienen del micro cardioide que lleva la
reportera y otro para el micro omnidireccional
acoplado a la cámara. También aquí se graba con
volumen bajo para el sonido ambiente y alto para lo
que dice el entrevistado.
Así una vez más, se consigue la magia de la tele, que
nos resulte todo tan natural como en la vida misma.
Experiencia 19
¿Cómo puedo hacer para recordar lo que sueño?
Todos soñamos a diario, aunque muchas veces no
sabemos qué. Si queréis recordar vuestras aventuras
nocturnas, os comento aquí una forma sencilla de
hacerlo: dejad papel y lápiz en vuestra mesilla de
noche al ir a dormir y nada más despertaros apuntad
todo lo que podáis (hay que tener intención de hacerlo
realmente).
Leí sobre este pequeño truco en un libro, lo puse en
práctica y en mi caso funcionó bastante bien
(aparentemente por lo menos).
Incluso en una misma semana usando la técnica
todos los días, el número de sueños recordados
aumentó de forma progresiva. Llegó el viernes y me
desperté en varias ocasiones durante la noche, de tal
forma que por la mañana pude apuntar en un mismo
día 7 sueños diferentes.
Hace tiempo hice una pequeña prueba no controlada
para ver qué tal iba esta técnica. Les pedí a unas
estudiantes que pusieran en práctica este sencillo
método de un día para otro. Parece ser que aumentó
el número de personas que recordaban lo soñado en
un 20 %.
El día que les pregunté la primera vez (sin haber
hecho nada ellas esa noche) solamente un 20 % de
las alumnas recordaban sus sueños. Les enseñé la
técnica y les pedí que la pusieran en práctica ese
mismo día, indicándoles que pasaría a la mañana
siguiente para preguntar por los resultados. El
segundo día recordaban lo soñado un 40 % de las
alumnas, es decir, un 20 % más.
Podéis probar por vosotros mismos…
Experiencia 20
¿Crees que serías capaz de saber cuánto alumbra una
bombilla? Si una fuente de luz produce 10 veces más
que otra, ¿podrías calcular exactamente cuánta da
una más que la otra simplemente viendo las lámparas
en funcionamiento? Seguramente piensas que por lo
menos te acercarías, pero, probablemente no
sospeches lo desencaminado que estarías en realidad
a la hora de hacer una valoración adecuada. Para que
percibamos un aumento del doble en la sensación de
la iluminación, hemos de modificar la energía física
empleada en 10 veces. Es decir, si multiplicamos una
luz x10, percibiremos un aumento de x2. La
psicofísica estudia la relación que existe entre los
estímulos físicos y nuestra percepción, es decir, cómo
experimentamos a nivel subjetivo los cambios en
nuestro entorno. No vemos una modificación en la
estimulación de forma proporcional a la que se
produce realmente. La que nosotros pensamos que se
produce a nivel subjetivo es mucho menor.
¿Se te ocurre para qué puede ser necesario tener esto
en cuenta? Si vamos a diseñar un equipo de música,
¿no será conveniente saber qué percibe el consumidor
en función de la subida de volumen que se produce
en nuestro equipo? Es decir, si aumento en tres el
sonido y no noto cambio alguno, ¿para qué disponer
así el escalamiento del volumen? ¿No será mejor que
cada aumento en una unidad sea percibida como tal
por quien disfruta del equipo?
Haz la prueba
Consigue una linterna que tenga leds, una de esas
que permiten encender una bombillita y luego tres y
luego todas. Ve encendiendo y comparando la
diferencia que hay entre la luz que emite una sola y la
que dan 10. ¿Dirías que es mucho mayor?
Experiencia 21:
Distancia y tamaño
Hay ocasiones en que no vemos las cosas tal y como
son, como ocurre en los efectos ópticos. ¿Alguna vez
has visto ilusiones en las que los objetos no eran del
tamaño que parecían en un comienzo? Muchas de
ellas se producen a través de una distorsión en la
distancia percibida. Es decir, haciendo creer al
cerebro que las cosas se encuentran más lejos o más
cerca de lo que realmente están, se consigue también
al mismo tiempo una distorsión en la percepción del
tamaño del objeto en cuestión.
Las dimensiones de "distancia percibida" y "tamaño
percibido" no son independientes y guardan cierta
relación. Valoramos el tamaño en parte en función de
la distancia. Si percibimos mal la distancia a la que
se encuentra algo, podemos tener distorsiones en la
percepción de su tamaño.
Haz la prueba
Entra en internet y busca imágenes o vídeos de
“ilusiones de tamaño”. Piensa en lo que acabas de leer
y en cómo puede aplicarse lo explicado en una ilusión
en concreto. Muchas usan la perspectiva para que, de
dos objetos iguales, el que aparenta estar más alejado
parezca más grande también. En otras ocasiones, nos
llevan a creer que un objeto está más lejos de lo que
se encuentra en realidad mediante técnicas distintas.
Busca algún vídeo del “cuarto de Ames”
La habitación de Ames es una ilusión de tamaño muy
conocida. En el cuarto que se utiliza para crear el
efecto perceptivo, una de las esquinas se encuentra
más alejada de lo que aparenta en realidad, lo que
produce una ilusión de tamaño. Entra en internet y
visualiza un par de vídeos sobre este efecto.
Sorprendente, ¿no?
Experiencia 22
Haz la prueba
Pon tu dedo pulgar delante de tus ojos, con cosas
detrás del mismo que sirvan como referencia. Enfoca
con la vista tu dedo y cierra un ojo. Luego abre el ojo
cerrado y cierra el otro. Hazlo varias veces seguidas.
Da la impresión de que el dedo se mueve hacia los
lados, ¿no? Esto es debido a que la imagen que vemos
con un ojo es ligeramente diferente a la que vemos
con el otro, es decir, a la disparidad binocular.
Experiencia 23
Haz la prueba
Pon tus dos dedos índices o dos objetos cualquiera
(dos bolígrafos por ejemplo) uno detrás del otro a
cierta distancia. Has de ponerlos de tal forma que
queden en fila uno casi detrás del otro, pero que se
vean ambos. Míralos fijamente y cierra un ojo. Vuelve
a abrirlo. Vuelve a cerrarlo y a abrirlo otra vez. Y así
todas las veces que quieras. ¿Notas cómo el hecho de
ver con dos ojos da mucha más sensación de
profundidad? ¿Notas que con dos ojos se aprecia
mucho mejor la distancia que hay entre un objeto y
otro?
A nivel perceptivo, el cerebro utiliza la diferencia de
ángulo entre la visión del ojo izquierdo y del derecho
como una fuente de información fundamental para
crear la sensación de tridimensionalidad, es decir, de
3D (a partir de las imágenes planas de la retina). De
hecho, el cine en 3D es una ilusión óptica y una
aplicación de la psicología de la percepción a la
tecnología. Cuando vemos una película en 3D, todo el
trabajo lo realiza nuestro cerebro en realidad. Con las
gafas, lo único que hacemos es proporcionar
imágenes ligeramente distintas a cada ojo (por el
ángulo desde el que están tomadas), como las que
recibiríamos si hubiese un objeto real delante.
Nuestro cerebro al final, recibe exactamente la misma
información o muy parecida a la que recibiría si
hubiese algo real cerca, así que acabamos percibiendo
“de forma muy real”.
Experiencia 24
¿Cómo ver imágenes en 3D con fotos normales?
¡Haz la prueba! Mira una foto cualquiera que tenga
un poco de perspectiva. Pero hazlo de dos formas
distintas. Primero con un ojo cerrado y luego con los
dos abiertos. Con el ojo cerrado tendrás mayor
sensación de profundidad. Abre y cierra uno de los
dos ojos y ¡nota la diferencia!
¿Por qué sucede esto? Si cuando mirábamos la
realidad (los dos dedos) y cerrábamos un ojo
perdíamos en profundidad, si observamos una
imagen plana y hacemos lo mismo, ocurre justo lo
contrario: ¡ganamos en sensación de 3D! Esto sucede
porque con dos ojos abiertos somos mucho más
capaces de valorar perceptivamente lo que hay en
verdad, que la imagen es plana y el mundo real en
3D. Con la información de un solo ojo, nuestro
cerebro se las arregla algo peor para interpretar la
información que recibe y al ver una foto asume que
ha de haber profundidad. Sin la información de
ambos ojos tendemos a distorsionar lo que vemos,
perdiendo información espacial donde realmente
existe (en el mundo real) y generando una falsa
sensación de tridimensionalidad extra donde no
existe en realidad (una foto).
Experiencia 25
Pide a alguien que se ponga frente a ti, y mueva su
dedo índice de atrás adelante (con el dedo en vertical
de modo que podríamos colocar un aro encima).
Estando tú de frente, intenta tocar su dedo en
movimiento desde un lateral con un bolígrafo
teniendo un ojo cerrado. Luego hazlo con los dos ojos
abiertos. ¿Notas diferencia? ¿Notas que cuando usas
los dos ojos eres mucho más preciso?
Tener dos ojos nos ayuda a calcular mucho mejor la
distancia a la que están exactamente las cosas
cuando los objetos se encuentran cerca nuestro, así
que nos resulta más sencillo tocar el dedo con ambos
abiertos.
Experiencia 26:
¿Unas risas?
¿Alguna vez te ha dado un ataque de risa o has visto
a alguien que le haya ocurrido? ¿Cómo reaccionó la
gente que se encontraba alrededor? ¿Riendo también?
Deja que te cuente lo que me pasó una vez. Volvíamos
en autobús en una excursión, después de pasar todo
un día al aire libre. A un amigo y a mí se nos ocurrió
de repente una gracia y empezamos a reírnos a más
no poder. No podíamos parar. Pronto, la gente de
nuestro alrededor comenzó a hacerlo también.
Primero los que más cerca estaban. Al final acabaron
sonriendo hasta los del extremo opuesto (y era un
autobús grande). Los únicos que sabíamos de qué nos
reíamos éramos nosotros dos. ¿Por qué lo hacían los
demás?
La risa es un acto social, lo hacemos mucho más en
presencia de otras personas, y aunque no siempre
suceda, en numerosas ocasiones la risa parece
contagiarse de forma que cuando uno ríe facilita que
rían los demás. Si además, la carcajada tiene un
cierto matiz cómico, todavía peor.
Si quieres reírte más y mejor, puedes pasar tiempo
acompañado de otras personas. Si estás solo reirás
menos.
Otro tanto pasa con las cosquillas. ¿Puedes hacerte
cosquillas tú solo o necesitas la ayuda de alguien
más?
Haz la prueba
Intenta hacerte cosquillas a ti mismo. El único sitio
donde conseguirás como mucho sentirlas, será
seguramente en la planta del pie.
Si ves que no tienes éxito pide ayuda, que alguien te
las haga. Con la colaboración de otra persona mucho
más fácil, ¿verdad?
Cómo utilizan la risa en las series…
¿Te has fijado que en las series de televisión
introducen risas enlatadas para facilitar que nos
hagan gracia los chistes? Conscientes del efecto social
de las risas de otros, en muchas telecomedias
introducen carcajadas de fondo acompañando a los
momentos cómicos.
Observa
Un día que tengas ganas, ponte una buena serie de
comedia. Mientras la disfrutas, presta atención a si
ponen o no risas enlatadas. De ser así, ¿te habías
dado cuenta antes?
Experiencia 27
El número mágico 7+-2 o por qué la gente suele
fracasar alrededor de la 7ª luz jugando al SIMON
¿Alguna vez te han dado un grupo de números y has
intentado memorizarlos? ¿Qué tal se te dio? ¿Cuántos
conseguiste reproducir?
Cuando intentamos retener una lista de elementos
nuevos para nosotros, nos suele costar aprender más
de 7. Bueno, entre 5 y 9 en realidad. De ahí lo del
mágico número 7+-2.
¡Observa esta limitación de nuestra memoria!
¿Recuerdas el “SIMON”, ese juego tan conocido?
Busca algún video en la red donde aparezca gente
jugando. La tarea de los participantes consiste en
repetir una secuencia de encendido de luces en el
mismo orden en el que se ha producido justo unos
momentos antes. A la secuencia se le van añadiendo
nuevas luces y llega un momento en que los
jugadores fallan y tienen que volver a empezar. Este
entretenimiento permite observar muy bien donde se
pierde la mayor parte de la gente. ¿Adivinas? Cuando
llegan a completar alrededor de una secuencia de 7
fallan (entre 5 y 9).
Este divertimento y otros similares, dejan que
observemos esta pequeña limitación cuantitativa de
nuestro rendimiento en este tipo de tareas. Probad
vosotros mismos con éste u otros, o jugad con otras
personas y observad hasta dónde llegan, ¿en qué
número se quedan? Normalmente serán capaces de
aprender como mucho una serie de 5 a 9 elementos.
Podéis también ver vídeos en la red en la que
aparezca gente jugando.
Tenemos problemas con las nuevas unidades de
información, siempre eso sí, que no la empaquetemos
en bloques.
En el SIMON, los jugadores a veces llegan a realizar
algunas secuencias más largas. Por ejemplo, cuando
aparecen 3 luces seguidas iguales, la secuencia que
se suele conseguir en estos casos puede llegar a tener
entre 8 y 12 elementos en lugar de 5 a 9. ¿Por qué?
Por el “chunking”. Para la memoria, la luz que se
repite varias veces, cuenta como un único elemento
en vez de como 3.
Por ejemplo, si aprendemos un número de teléfono
que tiene 9 cifras, podremos memorizarlo si las
recordamos de 3 en 3 en lugar de memorizar cada
uno de los dígitos de forma independiente. Es lo que
se conoce como “chunking” o empaquetamiento de la
información y es algo que hacemos todos nosotros de
forma intuitiva cada día, para superar esa limitación
de nuestra memoria a corto plazo de entre 5 y 9
unidades de información.
¡Observa!
Puedes fijarte en cómo memoriza la gente los
números de teléfono. ¿Qué hacen? ¿Son capaces de
trabajar con ellos sin problema? Lo más común en
móviles es agrupar los dígitos de 3 en 3 para facilitar
la labor. Es decir, hacer “chunking”. Hay quien los
dispone por pares. Los teléfonos fijos se suelen
memorizar así de hecho, por pares (por lo menos en
España). Incluso cuando aparecen escritos, se suelen
presentar con frecuencia agrupados por parejas o
tríos de cifras, facilitando así su lectura para su
memorización.
Experiencia 28
¿Cómo atraer a un chico en un pub?
Una pregunta que se pueden hacer muchas mujeres
es… ¿cuál es la mejor forma de ligar con un chico en
un Pub? ¿Cuál puede ser una manera adecuada?
¿Cómo puedo hacer para que se acerque a mí ese
posible pretendiente que tanto me ha gustado? ¿Qué
dirá si soy yo la que me acerco?
Según Cary (citado en Caballo, pag 281), el mejor
predictor de que un hombre se acerque a una mujer
en un Pub es que ella se le quede mirando. Es la
mejor forma de predecir una conversación entre
extraños de sexo diferente.
Así que entre las estrategias posibles, una que parece
funcionar bastante bien es la de quedarse mirando a
ese chico que ha llamado nuestra atención. Esto es
posible que muchas mujeres ya lo sospecharan. Otras
seguramente no lo tenían tan claro.
De todos modos no es una táctica infalible. Puede
haber algunos que no se acerquen por motivos de lo
más variado. Si a una mujer no le importa que la
rechacen (que puede ocurrir y puede ser doloroso),
ellos suelen ver con buenos ojos que sea ella la que se
acerque a hablar directamente. Claro que, esto
requiere de mayor habilidad y un cierto aplomo.
Una experiencia interesante para ver qué pasa, podría
ser la de quedarse mirando a un chico si pensamos
que nos puede interesar y ver qué ocurre.
Experiencia 29
Música y emociones
La música es capaz de influirnos emocionalmente. Es
algo que todos conocemos de experiencias cotidianas.
Haz la prueba
Puedes hacer un sencillo experimento y ese día que
estés un poco más desanimada, poner una canción
que te guste, ¿cómo te sientes mientras la escuchas?
Este poder que llega a tener una melodía sobre cómo
nos sentimos, puede sernos útil de forma práctica. La
manera más evidente puede suponerse fácilmente. La
música es utilizada para pasar buenos ratos,
disfrutarla con amigos, para levantarnos el ánimo o
tener un momento de relax. Existen otros posibles
usos, también hasta cierto punto evidentes.
Por ejemplo, aquellos comercios que ponen música
ambiente son percibidos como de mayor calidad,
siempre que ésta vaya en consonancia con el
establecimiento. Así que sirve también para hacer
merchandising de forma sencilla en nuestro negocio.
En el cine, cuando quieren que nos emocionemos,
acompañan la acción de notas musicales o una
determinada banda sonora. Muchas veces, no somos
del todo conscientes de que la música está ahí, pero
sirve para introducirnos en el estado psicológico que
la situación del film requiere. Otras, la banda sonora
llega a ser más conocida que la película misma,
quedando incluso para la posteridad como icono de la
obra audiovisual.
¿Se te ocurre alguna otra aplicación?
Vuelve a ver esa escena que tanto te gusta de una
película, pero esta vez, ¡fíjate en la música que la
acompaña!
Experiencia 30
Flujo en la vida cotidiana
¿Viajas habitualmente en trasporte público? Si es así
deja que te proponga un sencillo experimento. La
próxima vez que vayas al trabajo llévate contigo algo
para hacer. Pero no cualquier cosa, llévate preparada
alguna actividad que puedas realizar con normalidad
durante el viaje y que sea algo que te encante y que
absorba completamente tu atención. Un ejemplo
podría ser un videojuego que tengas en tu teléfono
móvil. Uno de esos juegos que hace que quedes
ensimismado y pierdas la noción del tiempo. Puede
valer esa u otra actividad cualquiera con la que te
distraigas de la misma forma. Un buen libro puede
servir también.
El viaje de ida hazlo disfrutando de la actividad, el de
vuelta sin hacer nada. Al volver a tu casa del trabajo,
simplemente quédate mirando cómo van llegando las
paradas hasta que toque la tuya. Repite la prueba si
quieres varios días. ¿Qué viaje se te hace más largo,
el de ida o el de vuelta? ¿Cuál de los dos te parece
más tedioso?
Experiencia 31
¿Quién es más solicitado, él o ella?
Esta es una experiencia para realizar cuando estés
con una amiga o un amigo. Entrad los dos en un chat
en internet e identificaos con un Nick que deje claro
que ella es una chica y él un chico. Algo como “chico
majo” para él y “chica maja” para ella (o similar).
Es importante que en el sitio en el que lo hagáis haya
bastante gente hablando (unas 300 personas puede
ser suficiente). Que entre uno primero en la
conversación y diga “hola” en el general, con su Nick
visible para el resto. Esperad 5 minutos a ver qué
ocurre. Luego que haga el otro lo mismo.
¿A quién lo solicitaron más? ¿A quién le abrieron más
conversaciones privadas para hablar un rato?
Si has apreciado diferencias entre el resultado de uno
y de otro, ¿a qué crees que se debe cuando todo el
mundo es libre de entrar en internet a charlar, sea
hombre o mujer? Las diferencias que has encontrado
(si es que las hay), ¿podrían darse también en parte
en los pubs? ¿Quién tiene más posibilidades de ser
abordado por un desconocido para hablar durante
una noche en un bar, un hombre o una mujer?
Experiencia 32
Holofonía: 3D con sonido, ¡todo cosa de tu cerebro!
Supongo que conoces lo que es el cine en 3D, pero
¿sabes lo que es el sonido en 3D?
El cine tridimensional es una ilusión óptica en
movimiento. La sensación de estar viendo en 3
dimensiones la crea nuestro cerebro si le
suministramos a través de los sentidos las mismas
señales que recibiría si “realmente” hubiese objetos
reales ahí, delante de nosotros.
Con los sonidos pasa algo parecido. Si facilitamos a
nuestros oídos unas señales acústicas similares a las
que recibiríamos si hubiera un objeto “real”, creamos
ilusión de tridimensionalidad. Si te fijas, somos
capaces de saber dónde están más o menos las cosas
que escuchamos si mantenemos los ojos cerrados.
Haz la prueba
Cierra los ojos y que alguien chasquee los dedos a tu
alrededor. ¿Sabes de dónde viene el ruido?
Imagino que no habrás tenido problema en localizarlo
(a menos que seas sordo de un lado). Esto es gracias
en parte a que tenemos dos oídos, y la señal que llega
a uno y otro no es exactamente la misma.
Tener dos receptores, uno a cada lado de la cabeza,
nos permite localizar la fuente de los sonidos con
bastante facilidad.
¿Podríamos entonces generar una ilusión auditiva de
tridimensionalidad? Es decir, ¿podemos inducir en
una persona la sensación de que algo que está
escuchando se encuentra por ejemplo a su derecha,
aunque realmente no sea así? Lo cierto es que sí,
simulando los sonidos que se recibirían si el objeto
fuese “real”.
Pero nada mejor que una demostración del efecto.
Haz la prueba
Para que este experimento funcione, necesitas utilizar
unos cascos, que servirán para llevar el sonido
exactamente hasta tus orejas. Entra en internet y
busca vídeos o audios de “holofonía”. Para hacer esta
prueba vete a un lugar tranquilo, apaga la luz, cierra
los ojos y dale al play cuando tengas preparado el
audio… Especialmente interesante es la holofonía
“virtual barber shop”. ¡Escúchala!
El estéreo de los equipos funciona de forma parecida
Hace ya mucho que en los aparatos de música se
utiliza sonido estéreo en vez de mono. La ventaja que
supone el estereo frente al mono se basa en lo mismo,
en la sensación más envolvente que provoca el estéreo
al existir una ligera diferencia entre lo que se escucha
por un auricular y el otro (al igual que con el 3D de
imágenes). Esa diferencia la emplea el cerebro para
crear sensación de 3D sonoro. Lo que percibimos nos
parece un poco más real, más “como si estuviésemos
allí”. Es decir, es una ilusión auditiva.
Lo que acabas de escuchar hace nada recibe el
nombre de holofonía. La holofonía, a diferencia del
estéreo, está grabada con mayor precisión, para que
lo que se oiga sea exactamente lo que escucharía
alguien que está realmente allí. Por eso la sensación
de 3D está tan conseguida.
Experiencia 33
Ilusión horizontal-vertical
A veces las cosas no son lo que parecen. Un ejemplo
de ello es una ilusión muy simple llamada ilusión
horizontal-vertical. Consta solamente de dos líneas,
una vertical y otra horizontal. La podemos encontrar
en la red buscando “Ilusión horizontal-vertical”. Como
se puede apreciar, la línea vertical parece más grande
que la línea horizontal, sin embargo son iguales.
Experiencia
Haz la prueba. Fabrícate la tuya en un folio y observa
la impresión que te da. ¿Parece más larga la vertical?
Sin embargo, "¡sabes que son iguales!". Las has
dibujado tú mismo...
Los vasos
Este efecto se acentúa aún más, si la línea horizontal,
además de ser horizontal, es una línea curva
formando una circunferencia. Y es que muchos de
nosotros no calculamos adecuadamente la longitud
de los círculos. Podemos hacer una sencilla
comprobación comparando la altura de un vaso con
la longitud de su borde superior.
Experiencia
Haz la prueba. Coge un folio y rodea la circunferencia
de los bordes superiores de un vaso. Haz una marca y
comprueba cómo al estirar el papel y compararlo con
la altura, su longitud es mayor de lo que parecía al
principio.
Los camareros también son víctimas de esta ilusión, e
incluso aquellos con experiencia, acabarán echándote
más bebida si pides que te sirvan en recipiente bajo y
ancho.
Experiencia 34
Las comparaciones…
Comparar es algo muy natural. ¿Quién no lo ha
hecho alguna vez? Lo cierto es que nos gusta
comparar. Quién lo hace mejor, quién llega el
primero, cómo de grande es mi coche más que el de
mi vecino…
Comparar tiene cierto sentido. No es lo mismo sacar
un ocho en un examen si el resto de la clase
suspendió, que si el resto sacó sobresaliente.
Hacerlo nos puede dar información valiosa. En este
caso por ejemplo, sobre nuestro rendimiento en
relación al resto. La nota en sí tiene un cierto valor,
que se ve influenciada por la comparación con los
demás. La interpretación que se puede hacer en un
caso y en otro es ligeramente diferente. Si sacamos
buena nota y el resto también, el mérito puede no ser
tan importante como si no fuera así, ya que eso nos
puede estar indicando que la tarea no era muy dura.
Comparar puede modificar incluso nuestra percepción
Consigue un tarro de crema de cacao, un yogur
azucarado y uno natural. Come una cucharada de
yogur natural y luego una de azucarado. ¿Sabe dulce
el yogur azucarado?
Ahora come una cucharada de crema de cacao. Justo
después come una cucharada de yogur azucarado.
¿Te sigue pareciéndote igual de dulce?
Prueba con el tacto
Puedes hacer la siguiente prueba con 3 recipientes.
En uno pon agua caliente, en otro agua con hielos y
en el tercero agua a temperatura ambiente. Mete la
mano en el agua caliente y luego en el agua a
temperatura ambiente. ¿Parece que está fría?
Ahora mete la mano en el recipiente de agua con
hielos y justo después vuelve a meterla en el
recipiente con agua a temperatura ambiente. ¿Parece
ahora tan fría como antes?
Los vendedores
En el mundo de las ventas se conoce cómo nos
influye hacer comparaciones, así que existe la
posibilidad de que si quieren vendernos un producto,
utilicen la comparación para hacernos creer que lo
que nos ofrecen es mejor de lo que realmente es. Por
ejemplo, un vendedor de pisos puede enseñarnos
unas cuantas casas malas y caras, para que la que
nos quiere vender nos parezca “una ganga”.
Experiencia 35
¿Qué es la comunicación no verbal?
Es toda comunicación interpersonal que no se
corresponde con el uso del idioma. Serían los gestos,
la postura del cuerpo, mensajes químicos, incluso la
forma en que vamos vestidos o el tono de nuestra voz.
Es algo natural, que está presente constantemente.
Algo tan común como hablar y que en muchas
ocasiones cambia o modula nuestra comunicación.
Vamos a poner un ejemplo. Utilicemos una frase
cualquiera, como puede ser esta: "¡Ven aquí!"
Imagina
Cierra los ojos y visualiza a una persona diciendo
“¡Ven aquí!”. Pero vamos a hacerlo de dos maneras.
En la primera, con los brazos abiertos como para
darte un abrazo y una sonrisa en la boca. En la
segunda, con gesto de enfado y un dedo señalando
hacia el suelo justo delante de quien lo dice. En la
primera imaginemos que lo manifiesta con un tono
agradable, con cierto énfasis, pero con tono amigable.
En la segunda, que el tono es bastante más fuerte y
cortante. ¿El mensaje es el mismo? ¿Qué es lo que
cambia entre una y otra situación?
La respuesta ya la conocemos. Lo que cambia es la
"comunicación no verbal". Esto hace, como podemos
apreciar, que lo trasmitido sea completamente
distinto.
De muchas de estas señales somos, por lo menos en
cierta medida, conscientes. Sin embargo, de otras no
lo somos tanto. E incluso algunas se nos escapan
completamente.
¡Observa!
¿Alguna vez te has dado cuenta de lo que hacen dos
personas al conversar? ¿Has observado como cuando
una habla, la que escucha asiente constantemente?
¡Fíjate! E incluso presta atención cuando mantengas
una charla con un amigo. Muy posiblemente,
descubras que siempre que escuchas a alguien, estás
asintiendo constantemente sin darte ni cuenta…
¡hasta ahora!
Si es así, la próxima vez deja de hacerlo durante un
buen rato y advierte qué ocurre.
¡Usa señales de turno!
Ya que estamos metidos en conversaciones, otra
maniobra bastante común suele darse cuando uno de
los conversadores quiere decir algo, pero el que está
hablando en ese momento no le deja.
¿Os suena? El que quiere hablar levanta el dedo y da
una inspiración e intenta apenas pronunciar palabra.
Y la persona que está hablando, para mantener su
turno de conversación, eleva el tono de voz
ligeramente...
¡Observa y experimenta!
Podemos apreciar estos detalles en nuestra vida
diaria. Otra cosa que puedes hacer es, la próxima vez
que estés en medio de una conversación, dar una
inspiración audible y levantar el dedo como si fueras
a decir algo. Será divertido ver cómo los demás
esperan que lo digas. Sin embargo, ¡que ni una
palabra salga de tus labios! ¿Qué cara se les queda a
los que te rodean?
Es decir, que las señales no verbales sirven a diario
también para ayudar a regular los turnos de palabra
en las conversaciones. Podemos observar cómo
sucede y experimentar con ello.
Experiencia 36
¿Alguna vez te has fijado en cuánta distancia deja la
gente para hablar contigo? El espacio interpersonal
forma parte de nuestra comunicación no verbal. No
dejamos el mismo con quien conocemos bien, que con
quien acaban de presentarnos. Con nuestra pareja
por ejemplo, el espacio es mucho menor.
¡Observa!
Fíjate en el hueco entre personas que deja la gente
cuando se relaciona con los demás. ¿Con quién dejan
más? ¿Con quién menos? ¿En qué situaciones?
¿Cuánto dejas tú?
Hay quien, debido a que deja muy poco, resulta
molesto y es rechazado porque crea sensación
agobiante. A menudo, quienes tienen un problema de
este tipo, no son conscientes del motivo por el que
son rechazados siquiera. Una adecuada
comunicación no verbal facilita las relaciones
interpersonales. Recibir un feedback por parte de un
psicólogo, de aquellos aspectos de nuestra conducta
que pueden resultar molestos para los demás, puede
ser muy ilustrativo. Además, puede ser muy práctico
de cara a futuras relaciones personales o laborales.
Haz la prueba
Acércate mucho a alguien al hablar (sin pasarte).
¿Cómo reacciona?
Experiencia 37
Balance de blancos
¿Alguna vez te has dado cuenta de que la cámara de
fotos ajusta los colores en función de la luz? Es decir,
si estás en la calle en un día soleado, no hay la
misma luminosidad que si te encuentras en tu casa a
las 12 de la noche viendo la televisión. ¿Qué
consecuencia tiene que al sacar una fotografía
podamos encontrarnos con condiciones lumínicas tan
distintas? Pues que los colores pueden verse
alterados y salir muy distorsionados en la imagen. De
hecho, así ocurriría si las cámaras no ajustaran los
colores de forma automática en función de la luz
ambiente de donde se obtiene la imagen. Es lo que se
conoce como “balance de blancos”.
Haz la prueba
Saca una foto de un folio en blanco, pero en lugar de
dejarlo en automático, elige la opción que suelen
tener las cámaras para día soleado. Fotografíalo en tu
casa de noche, a la luz artificial de las bombillas. Es
decir, que lo que estamos haciendo es una foto de un
folio en blanco, con la cámara preparada para la luz
de un día soleado, estando bajo la de unas bombillas.
¿De qué color aparece la hoja en la imagen?
¿Totalmente blanca o de otro ligeramente distinto,
como amarillo o rojo?
Ahora vuelve a hacerlo, pero esta vez deja en
automático el balance de blancos. ¿Sale de color
blanco?
Somos igual que la cámara
¿Y las personas? ¿Cómo es que conseguimos
mantener la sensación de que los colores no son
alterados, sino que son siempre los mismos?
Nuestro cerebro mantiene "cierta" constancia de color
también, tal y como lo haría la máquina. Usa la luz
como fuente de información para modificarlo de forma
automática.
Haciéndole creer a nuestro cerebro que la iluminación
es diferente, podemos llegar a ver los colores de forma
muy distinta. De hecho, algunas ilusiones ópticas de
color, se basan en esto en parte o en efectos muy
similares.
Experiencia
Busca en la red la ilusión del tablero de ajedrez de
Adelson. En dicho efecto, aparecen dos casillas de un
tablero de juego marcadas con las letras A y B. Una
parece ser negra y la otra blanca, pero lo cierto es que
son del mismo tono de gris.
En este caso, al ver una en sombra y la otra
iluminada, tendemos a pensar que la que se
encuentra sin luz debe ser más clara de lo que
realmente parece. Digamos que la mente corrige
automáticamente el color en función de la luz como lo
haría la cámara, modificando así lo que acabamos
viendo. Todo lo contrario ocurre con la “A”, que
siendo gris parece bien iluminada.
Algo similar sucede con la ilusión del vestido, que ha
sido tan conocida alrededor de este marzo de 2015.
Se trata de un traje, que al ser captado por una
cámara, al aparecer luego retratado y verlo, unos
perciben que es azul y negro y otros dorado y blanco.
Este ejemplo es curioso, porque la fuente de
iluminación en la foto es ambigua. Tal es así, que
quienes interpretan que la luz debía de ser muy
blanca, ven el vestido de color azul. Quienes lo ven
blanco, piensan que la luz era azulada o sombría. Al
decir “pensar”, no me refiero a que lo supusieran
conscientemente, sino más bien a un nivel
inconsciente y automático.
Haz la prueba
Busca la foto del famoso vestido en la red. ¿De qué
color lo ves? ¿Y la gente con la que estás?
Experiencia 38
Buscando a Wally
¿Has jugado en alguna ocasión a “Buscando a Wally”?
Si no lo has hecho nunca, puedes probar. ¿Cómo
crees que te resultaría más sencillo encontrarlo, tal y
como lo suelen presentar, rodeado de otros
personajes o si estuviera él solo en un folio en blanco?
Si tienes un libro viejo, puedes hacer la prueba,
recortarlo y pegarlo en soledad sobre una lámina
limpia. Aunque no creo que te haga falta, el resultado
es sencillo de adivinar. Si queremos esconder algo, a
veces una buena forma puede ser rodearlo de otros
objetos, porque nos veremos sobrecargados e
incapaces de encontrar lo que buscamos de forma
eficiente.
En este caso, conocer esto nos puede servir para
generar entretenimiento. Pero no es el único uso que
le podemos encontrar. Por ejemplo, al señalizar
carreteras, los avisos de aquellos aspectos de riesgo e
importantes que haya que tener muy en cuenta, es
conveniente que no vayan acompañados de señales
informando de otras cosas poco relevantes, ya que así
solamente conseguiremos perder aquello que es más
apremiante y que serviría para circular con
seguridad. En un supermercado, los productos que
no sepamos bien donde ubicarlos y que además
ocupen poca longitud en la balda, serán mucho más
difíciles de encontrar que aquellos que ocupan media
estantería gigante.
Las aplicaciones pueden ser infinitas. Otro ejemplo:
podría ser útil a la hora de diseñar puestos de trabajo
en el mundo laboral. También para mejorar la
usabilidad de herramientas informáticas. De hecho,
una característica de muchas de las que más triunfan
en un gran número de usuarios de la red es la
sencillez (véase Google por ejemplo).
Experiencia 39
Orientación espacial en la tele: salto del eje
Al hacer televisión, hay aspectos sobre la psicología
humana que son importantes y que hay que tener en
cuenta. Uno de ellos es que el espectador sea capaz
de orientarse en el espacio, que no se pierda y se
desoriente, vamos. Es decir, que sepa en todo
momento dónde están las cosas. Por este motivo, los
cámaras nunca deben saltarse una línea imaginaria
que une a dos personas que se encuentran hablando
una frente a la otra a la hora de tomar los planos, por
lo menos no si no se le enseña de forma explícita al
espectador.
Hacerlo, no cumplir esta norma, se llama “salto de
eje” en jerga audiovisual. Si los profesionales que
realizan el vídeo se saltan el eje, el resultado final de
la obra audiovisual puede ser muy extraño.
Entra en la red
Métete en internet y busca algún vídeo utilizando
“salto de eje” en el buscador y verás de lo que te estoy
hablando. ¿Te encuentras totalmente perdido al
verlo?
Experiencia 40
En el trabajo
La carga de trabajo genera tensión psicosocial, es
decir, si estás muy estresado, eso favorece que trates
peor a tus compañeros. De hecho, puede favorecer la
aparición de comportamientos de acoso incluso.
¡Observa!
Echa un vistazo a algún programa de cocina de esos
que echan por la televisión. ¿Qué ocurre en las
situaciones en que se trabaja a un ritmo muy
exigente, cuando casi no dan abasto para conseguir
sacar los pedidos? ¿Suelen aumentar las tensiones
que ya existen de por sí?
¿Y en tu día a día?
Obsérvate a ti mismo. ¿Cómo reaccionas cuando
tienes prisa? ¿Con más o menos paciencia? ¿Cómo
crees que percibe la gente el trato que recibe de ti?
¡Observa a los demás! En tu entorno de trabajo, con
el incremento de la carga laboral, ¿qué pasa?
Experiencia 41
¿Alguna vez te has fijado en cuánto dura cada plano
en una película? ¿Cuánto dirías?
¡Escribe!
Antes de seguir leyendo, apunta la duración que
piensas que pueden tener. STOP, DILO ANTES DE
SEGUIR.
El tiempo empleado en cada uno suele ser más corto
de lo que tendemos a pensar la mayoría antes de
fijarnos en ello. De forma muy frecuente, suele ser de
tan solo unos 5 segundos aproximadamente. Aunque
no siempre es así, depende del tipo de espacio
televisivo.
¡Fíjate!
¿Cuánto duran? Pon un film que te guste y cuenta los
segundos… ¿Es menos de lo que esperabas?
¿Por qué los planos son tan cortos normalmente? A
mí me da qué pensar la siguiente reflexión: ¿qué
hacen con la mirada los seres humanos de forma
habitual? Si te paras un poco a observar a los demás
y a ti mismo, verás que tus ojos van de un lugar a
otro a gran velocidad. Cada pocos segundos ya estás
mirando un sitio nuevo.
¡Para y mira!
Detente un momento y comprueba lo que hace la
gente. ¿Cómo mueven los ojos?
Si cada pocos segundos miramos a otro lugar, la
cámara de la tele, cada pocos segundos, ¡nos dará un
nuevo plano! Es lógico suponer, que en el lenguaje
audiovisual se estile esta duración frente a otras
opciones. Seguramente nos parecerá la más natural,
por cómo imita lo que hacemos nosotros a diario.
Algunos planos son más largos, pero por otros
motivos. Por ejemplo, si alguien está diciendo algo
importante y se requiere mostrarlo, o en aquellos
aspectos que en la vida real mostraríamos una
atención sostenida, la duración suele ser mayor.
El tiempo que se da a las distintas partes, también
puede emplearse para aumentar o restar en
dinamismo a la obra.
Experiencia 42
¡Juega con el tacto!
Coge dos palillos. Toca con la punta de uno de ellos
los labios y con el otro pincha también cerca, en esa
misma zona. ¿Qué notas? ¿Sientes claramente cada
uno de los dos?
Pide ayuda a alguien y que te hagan eso mismo pero
en la espalda. ¿Notas algo raro? ¿Cuántos palillos te
parece que hay en contacto con la piel? ¿Solamente
uno?
La espalda tiene menos terminaciones nerviosas por
superficie, lo que hace que no podamos diferenciar
ambos si se encuentran muy próximos uno del otro
en esa zona corporal.
Experiencia 43
Cruza los brazos
Sí, crúzate de brazos. Pero que sea en el menor
tiempo posible. ¿Qué brazo es el que pasa por encima
y cual por debajo?
Vuelve a intentarlo. Hazlo igual de rápido que la
primera vez, pero en ésta, el que ha pasado por
encima mételo por debajo.
¿Has tardado más? Seguramente sí, y es porque una
de las dos maneras que hay de hacerlo la tendrás
más automatizada que la otra.
Si te encuentras con ánimo, puedes hacer un sencillo
experimento y practicar esta nueva forma de cruce.
Repítelo por ejemplo 25 veces seguidas. ¿Cómo te fue
después de este pequeño entrenamiento? ¿Lo
conseguiste realizar con más soltura?
Otra pequeña prueba sobre hábitos
Si usas reloj, quítatelo. ¿Qué pasa? Es posible que te
sorprendas a ti mismo mirando la hora cada dos por
tres, aunque no lo lleves puesto. Con el tiempo, esta
costumbre se extinguirá. Si vuelves a usarlo, la
volverás a adquirir.
Cambia de sitio
¿Tienes algo en la mesilla que sueles coger todos los
días? ¡Muévelo de lugar! ¿Sabes a dónde iras a
buscarlo casi sin pensar? ¡A donde siempre! Si lo
empiezas a dejar en esta nueva ubicación, con el
tiempo irás a por ello al nuevo lugar.
Si estás acostumbrado a reaccionar de una
determinada manera ante ciertas situaciones sociales,
¿puedes aprender a hacerlo de otra con un poco de
práctica? ¿Puede ser interesante si el cambio te trae
beneficios a ti o a los que te rodean? ¿La forma de
actuar que tienes en la actualidad se debe a tu
carácter o la has aprendido también?
Experiencia 44
Dime lo que haces y te diré lo que piensas
Hay un juego con cartas que es interesante, porque se
basa en algo que se pone en práctica muchas veces
en psicología, y que es el hecho de deducir procesos
mentales en base a lo que la persona hace. En este
caso, nos fijamos en el tiempo que se tarda en escribir
el nombre de un naipe para descubrir cuál es el
elegido. Hay que exponer lo siguiente (pongo en
cursiva lo que habría que decirle a la persona tal cual
durante el juego).
Instrucciones
1 Piensa en una carta de la baraja y repítela
mentalmente. ¿Ya? Repítela mentalmente un par de
veces más…
2 Divide el papel en 5 casillas (Se le da un folio en
blanco y se le pide que las pinte).
3 Escribe el nombre de 5 cartas, entre ellas el naipe en
que has pensado. Un nombre en cada casilla.
Aquí nos fijaremos. Normalmente, aquella que pare
menos a pensar antes de escribirla, será la que había
escogido en el paso primero. Tardamos más
normalmente en elegir una carta, que en escribir una
que ya teníamos seleccionada. Hará una pequeña
pausa antes de apuntar cada uno de los nombres. En
el caso de la que tiene en mente, ese tiempo será
menor.
Es entonces, después de ver qué carta ha tardado
menos, cuando escribimos nosotros la predicción.
Apuntamos en un papel el nombre de la que
pensamos es la suya. Si dudamos entre dos, podemos
hacer trampa y apuntar por una cara del papel una y
por el reverso la otra. Así luego podemos enseñar la
que nos interese.
4 Escribo una predicción en este papel y la guardo
aquí (no se le enseña lo que pone).
5 Tacha las que no son la tuya de las que has
apuntado.
Después de que tache todas menos la suya,
enseñamos la predicción que habíamos hecho, que
suele coincidir con la única que ha quedado sin
tachar.
Este juego sirve para mostrar como he comentado,
cómo variables conductuales como la latencia de la
respuesta (tiempo que se tarda en dar una respuesta)
pueden servir para inferir conductas privadas (en este
caso la elección de una carta). Sabemos qué naipe ha
pensado porque normalmente es el que menos tiempo
tarda en escribir. Los demás tiene que meditarlos un
poco más. La diferencia es pequeña pero suficiente
para ser percibida a simple vista.
Experiencia 45
Números por letras

3s p0s1b13 qu3 41
pr1nc1p10 n0 s3p4s qu3
s1gn1f1c4 l0 qu3 3st4s
l3y3ndo, p3r0 3n cu4nt0
t3 d3s cu3nt4 d3 qu3 h3
sust1tu1d0 41gun4s
l3tr4s p0r núm3r0s, tu
c3r3br0 s3r4 c4p4z d3
l33r c0n c13rt4 flu1d3z.
Experiencia 46
¡No mires a desconocidos!
Es curioso observar a las personas cuando viajan en
el metro. Es una situación social en la que has de
sentarte frente o junto a un completo desconocido y
has de hacerlo además durante un periodo de tiempo
lo suficientemente largo como para llegar a ser
incómodo. Nada que ver con los 30 segundos de
ascensor.
¿Es incómodo? Para mucha gente probablemente lo
sea a juzgar por lo que hacen.
¡Observa!
¿Cómo se comportan los viajeros del metro o del tren?
La clave es que, a pesar de estar pegado a otros, las
personas se aíslan. Todo menos mirar al que tenemos
en el asiento de enfrente. Podemos usar un libro, tal
vez unos auriculares con música. Y verás que
aquellos que vienen desprotegidos, no saben muy
bien a dónde mirar. A veces lo harán de frente, pero
solamente un momento de nada. Luego pueden
cambiar y dirigir la vista a lo lejos, o a la ventanilla.
Van moviendo la mirada con tal de no encontrarse
con la de desconocidos.
Luego están los que llegan en grupo y mantienen
animadas conversaciones entre ellos. Eso sí, con
cuidado de no echar un ojo fuera del círculo. Es como
si hubiera un concurso de a ver quién es el primero
que mira fuera, y el que lo hiciera perdiese.
Experiencia 47
¿Hay algo de lo que necesites acordarte? Te propongo
probar un sencillo método para conseguirlo. ¡Mueve
un objeto de su lugar habitual! Hazlo en un sitio que
sepas que vas a mirar cuando necesites acordarte del
detalle que pretendes retener. Por ejemplo, si nada
más levantarte quieres recordar que tienes que ir a
hacer un pequeño recado, puedes mover algo en la
mesilla de noche. Si siempre pones la funda de las
gafas arriba a la derecha, cámbialas de lado y ponlas
abajo a la izquierda. Cuando te levantes y veas que no
está colocada donde siempre, recodarás la tarea que
tenías programada. ¡Haz la prueba!
Experiencia 48
¿Alguna vez han leído las características de tu signo
astral y te ha parecido que te describían
perfectamente, que acertaban de pleno contigo?
Antes de creer ciegamente en los signos zodiacales, es
interesante conocer el “Efecto Forer”. Consiste en que
solemos asumir como propias características
generales de la personalidad, que valdrían para casi
cualquiera. Es decir, que podría alguien decirte: “Eres
una persona inteligente con un gran potencial. A
veces te sientes inseguro, pero a pesar de eso te
esfuerzas por seguir adelante”. Dicho esto, puedes
pensar que te describe perfectamente a ti y solamente
a ti, pero lo cierto es vale para la mayoría.
El hecho de que nuestra personalidad se describa
mejor mediante modelos dimensionales; es decir, que
todos solemos tener un poquito de cada característica
en mayor o menor medida, hace que ciertas
afirmaciones sean asumibles por casi cualquier
persona y lleguen a parecer tremendamente acertadas
sin embargo.
El Efecto Forer es una ilusión cognitiva que puede
llegar a ser muy potente, e incluso habiéndola
explicado, podemos llegar a sentirnos identificados
con aquellas descripciones generales que pretendan
ser solamente nuestras.
La mejor manera de deshacer la ilusión, es probar
con la descripción de una persona en otra diferente y
ver cómo parece acertada igualmente.
¡Busca vídeos en la red!
Visualiza algún vídeo en internet sobre el Efecto
Forer. Puedes introducir en Google “Efecto Forer
Randi” o “Efecto Forer Derren Brown” y así
encontrarás dos que te resultarán muy interesantes.
Experiencia 49
Stroop
Nombra rápido el color en el que están escritas cada
una de estas palabras.
Amarillo anaranjado azul gris morado negro rojo
rosado verde
Ahora vuelve a hacerlo con estas otras. Y recuerda
que has de nombrar el color en el que están escritas.
Es decir, el color de la primera palabra es azul,
aunque se lea amarillo.
Amarillo anaranjado azul gris morado negro rojo
rosado verde
¿Cuándo ha sido más difícil? Suele costar más tiempo
con la segunda lista de palabras, debido a que el
hábito automático que tenemos de lectura interfiere
con la pronunciación del color de la tinta. Puedes
probar con vídeos en internet, en los que se presentan
palabras de colores de modo similar a las que
aparecen aquí. Esta curiosidad se llama “Efecto
Stroop.” Introduciéndolo en el buscador encontrarás
material para practicar.
Experiencia 50
Mira fijamente al centro de la cruz que separa los 4
cuadros de colores durante 30 segundos. Luego mira
al centro de la imagen en blanco que es exactamente
igual de debajo. ¿Qué ves?
Seguramente amarillo en el lugar donde estaba el
azul, rojo en el del verde, azul en el del amarillo y
verde en el del rojo. Sorprendente, ¿no?
Citas
Vicente, E. Caballo. (2005). Manual de evaluación y
entrenamiento de las habilidades sociales. Siglo XXI.

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