Anda di halaman 1dari 3

UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS


ESCUELA DE SOCIOLOGÍA
TEORÍA DE LA CULTURA II
Nombre: Luis Andrés Pallasco
Curso: Séptimo Semestre de Sociología
Ruth Benedict- El crisantemo y la espada

Este texto se encuentra contextualizado en la Guerra del Pacifico que se produjo entre
1937-1945, guerra dicho sea de paso que enfrentaba a dos enemigos formidables, por un
lado, tenemos a Japón y por el otro a los Estados Unidos, la autora se refiere a que Japón
es un enemigo formidable porque es una nación muy bien armada y por no pertenecer a
la tradición cultural de Occidente es muy poco lo que se conoce acerca de esta cultura.
Este texto está compuesto de alguna manera con una carga metodológica, ésta la
explicaremos más adelante, es de gran importancia recordar que para el Japón las
convenciones bélicas no existían o no se las interpretaba de la misma manera que en
Occidente, lo cual hacía notar para la autora que este conflicto se convertiría en algo más
que en una serie de desembarcos en las playas isleñas, de lo que se trataba entonces: “en
realidad, el problema principal estaba en la propia naturaleza del enemigo. Debíamos,
ante todo, entender du comportamiento para enfrentarnos con él.” (Benedict, 2006: 9).
De esta manera la autora empieza a desarrollar su argumento diciéndonos que las
descripciones que se han hecho de la cultura japonesa vienen acompañadas de la palabra
“también son” esto nos da muestra que muchos de los observadores competentes han
hecho un análisis de la realidad, pero solamente desde su propia mirada, no se han
concentrado en la dualidad a la que una cultura de cualquier parte del mundo está
arraigada, por ejemplo: “Cuando algún observador competente escribe sobre cualquier
otra nación y dice que sus habitantes son corteses en grado sumo, no se le ocurre añadir
<<pero también son insolentes y autoritarios>>” (Benedict, 2006: 9).
Por lo tanto, en esta dualidad la autora nos explica que es cierto que los textos, sobre el
Japón son certeras. “Los japoneses son, a la vez, y en sumo grado, agresivos y apacibles,
militaristas y estetas, insolentes y corteses, rígidos y adaptables, dóciles y propensos al
resentimiento cuando se les hostiga…” (Benedict, 2006; 10).
La autora se plantea varias interrogantes que deben ser resueltas, pero como podrían ser
resueltas, no solamente era necesario conocer la historia del Japón, o hasta qué punto el
Gobierno podría contar con su pueblo, lo necesario era conocer la mentalidad de los
japoneses, era necesario conocer sus emociones, así como sus líneas de conducta, para
esto la autora nos dirá que: “Había que conocer las motivaciones que se ocultaban tras
sus actos y opiniones. (…) y evitar por todos los medios el suponer que, en una situación
determinada, ellos reaccionarían del mismo modo que nosotros.” (Benedict, 2006: 11), es
decir de ninguna manera los patrones de comportamiento de una cultura se asemejan a
otra, todas las reacciones suelen ser diferentes, entonces es imposible esperar una misma
reacción a un igual estimulo, nada esta predeterminado, al no conocer nada sobre una
cultura y creer que se está por encima en una gradación jerárquica, las reacciones en otras
culturas van a ser necesariamente las mismas en un marco donde se acude a una situación
determinada.
Una frase muy interesante de la autora que nos dice: “Mi tarea era difícil Los Estados
Unidos y el Japón estaban en guerra y en tiempo de guerra resulta fácil condenar las
actitudes del enemigo, pero difícil tratar de ver cómo percibe el enemigo las cosas a través
de sus propios ojos.” (Benedict, 2006: 11), esta frase es de gran importancia porque por
un lado nos permite pensar en que una de las herramientas si se quiere más factibles de
los antropólogos que es el estudio de campo en este contexto es imposible de realizar, y
por otro lado se vuelve a insistir en la idea de que para estudiar una cultura es imposible
hacer una interpretación de la realidad desde la mirada de uno mismo, sino más bien hay
que encontrar la manera de conocer a fondo cómo se comporta el otro y como es que llega
a percibir esa misma realidad.
De alguna manera la autora adquiere estudios antropológicos previos, sobre el Japón, en
específico de una aldea japonesa llamada Suye Mura de John Embree, que fue de gran
envergadura para la autora, aunque muchos de los problemas que sucedían en ese
momento no se encontraran incluidos allí.
La autora no pierde la esperanza y se aferra a uno de los instrumentos del antropólogo, el
contacto directo de las personas que está estudiando. Ya para esta época la presencia de
migrantes japoneses en los Estados Unidos era un hecho de gran magnitud ya que estos
habían tenido formación en su país de origen, se les podía interrogar acerca de sus propias
experiencias, determinar cómo los juzgaban y así poder llenar muchas lagunas, en
síntesis, la respuesta que se le podía dar a varias interrogantes, se hallaban ocultas en las
normas y valores de la cultura japonesa y podían ser más satisfactorias justamente allí en
contacto con las personas que ya lo habían vivido.
Los estudios antropológicos de buenos observadores suponen para la autora una fuente
de ventaja, en relación a otras culturas de las cuales se habían hecho estudios, pero que
dichas culturas carecieran de lenguaje escrito, por lo tanto, al no poder reflejar su
personalidad sobre el papel los comentarios de los occidentales eran escasos y
superficiales.
“En sus trabajos de campo, el antropólogo debe descubrir sin ayuda alguna de estudios
anteriores el funcionamiento de su vida económica, hasta qué punto está estratificada su
sociedad, cuáles son los valores más altos de su vida religiosa.” (Benedict, 2006: 13).
A los japoneses les gusta escribir acerca de ellos mismos, claro que esta que no a tal
magnitud para que se convierta en información tan reveladora, es decir hay temas o
cuestiones que a los propios japoneses se les pasa por alto, al igual que los americanos
que escriben acerca de los Estado Unidos, para concluir la autora sugiere que como otra
herramienta antropológica fue a ver películas japonesas escritas, filmadas y producidas
en este lugar, películas de varios tipos: históricas, de propaganda sobre la vida
contemporánea en Tokio y en los pueblos rurales.

Anda mungkin juga menyukai