Esta nueva ley incorpora dos artículos al Código Penal. El primero es el delito
de “sicariato” en el artículo 108-C y el segundo, el de “conspiración y
ofrecimiento para el delito de sicariato”, en el artículo 108-D. A diferencia del
primero, como señaló el Presidente Humala en su discurso presidencial de 28 de
julio, el segundo “llena un vacío”, pues hasta su publicación, conspirar para cometer
el sicariato no era delito.
Por mucho tiempo el sicariato ha sido sancionado como delito de homicidio calificado
por lucro, un tipo de homicidio donde el móvil del asesino es obtener dinero u otro
beneficio económico. Por ejemplo, cuando mata para obtener una herencia, un
beneficio patrimonial, opor “encargo” o “acuerdo” a cambio de una ventaja
económica.
Para el penalista Carlos Caro, “no hay ninguna razón para hacerlo autónomo, salvo
agravar las penas en esta modalidad específica”. A diferencia del homicidio por lucro
que sanciona al autor con una pena de entre 15 a 35 años (pena máxima cuando
no es cadena perpetua), el sicariato ahora tiene una pena de 25 a 35 años y cadena
perpetua cuando es agravado. Por ejemplo, si se usan a menores de edad o
inimputables, si la orden que se cumple es de una organización criminal, si se usan
armas de guerra, si hay más de dos víctimas, etc.
Además de agravar las penas, esta nueva ley señala que quien mata, ordena,
encarga, acuerda el sicariato o actúa como intermediario, será sancionado con la
misma pena. Según el penalista César Nakazaki, esto significa un cambio
respecto del homicidio por lucro, ya que bajo esta figura se sanciona al
instigador–quien contrata al sicario- con una pena menor a la del sicario, aunque
dentro del rango establecido por ley (15 a 35 años).
Para Caro, esto no es una novedad, ya que el artículo 24 del Código Penal indica
que el instigador recibe la misma pena que el autor.
CONSPIRACIÓN
Cuando una persona delinque pasa por varias etapas que van desde que tiene la
idea de cometer un delito hasta su ejecución. A este proceso se le llama iter
criminis o camino al delito. Antes de que una persona ejecute un delito –y por tanto,
empiece a poner en peligro un bien jurídico-, existen dos etapas previas que, salvo
contadas excepciones, no son sancionadas por la ley penal.
La primera es la fase interna, es decir, los actos que están dentro del fuero interno
de una persona, por ejemplo, los pensamientos, las ideas, la deliberación o
determinación de cometer un delito. Y la segunda, es la fase externa que son
aquellos actos que preparan el terreno del delito sin ser lo suficientemente peligrosos
como para ser sancionados, es decir, los actos preparatorios, como por ejemplo,
comprar una pistola.
Por regla general, el solo acuerdo entre dos personas para delinquir, o en este caso,
para matar a alguien no sería delito. Sin embargo, con esta nueva ley, no importa
si no se ejecuta el homicidio. Para que alguien reciba una pena de cinco a ocho
años, bastará probar que contrató a alguien para matar a otro. Y si utilizó a menores
o inimputables para conspirar, la pena será de seis a diez años.
¿PROBLEMAS?
Para el Dr. Carlos Caro, el primer problema que presenta la norma es que ahora
existe un conflicto entre dos figuras penales que sancionan la misma conducta:
homicidio por lucro y sicariato. Agrega que el legislador olvidó eliminar el artículo
sobre homicidio “por lucro”, como así lo planteaba el proyecto de ley presentado por
el congresista Norman Lewis.
Cuando dos normas penales son aplicables al mismo supuesto, los jueces tienen
que preferir aquella que sea más favorable para el reo. En este caso, aplicaría el
“homicidio por lucro” que tiene una pena menor, mas no el “sicariato”. Por eso,
Caro recomienda que el Ejecutivo elimine esta última figura.
No obstante, esto depende de la interpretación que haga el juez. Por eso, el Dr.
Nakazaki explica que podría tratarse de un conflicto aparente. Es decir, que dos
normas dan la impresión de entrar en un conflicto que, en realidad puede
resolverse aplicando el principio de especialidad.
Es decir que se prefiera aplicar una norma especial por sobre una norma general.
No importa que ambas modalidades de homicidio tengan un móvil económico, ya
que si existe un “encargo, orden o acuerdo”, deberá aplicarse la figura del
sicariato por ser una conducta más específica.
SOLUCIÓN SIMBÓLICA
Más allá de la interpretación, hay otro problema que radica en la emisión de leyes
como solución al sicariato, y la ausencia de una política criminal.
Para el Dr. Caro, no existía un vacío en la ley respecto al sicariato, sino que, para la
sociedad “la pena no reflejaba la gravedad de los hechos”. Lamentó, sin embargo,
que la ley termine siendo un saludo a la bandera porque no ataca la base del
problema que está en detectar y procesar adecuadamente a las organizaciones
criminales.