Cada componente de un sistema influye sobre el resto, de una manera tácita. Por ende, es
necesario entender un sistema como un todo, y no evaluar sus elementos por separado.
Desde niños nos imparten pautas y metodologías para analizar las situaciones y problemas a
nuestro alrededor: fragmentándolo por partes. Al desmenuzar el todo en pequeñas partes, se
facilita la resolución del problema, pero, posteriormente, genera un enorme coste hacia nosotros
mismos. La conexión con la totalidad de las cosas se desvanece poco a poco, se pierde el sentido
de las consecuencias y repercusiones que podría generar nuestro actuar. Al momento de querer
ver una perspectiva general tratamos de encajar todas las piezas en su orden, pero no se cumple
el objetivo, igual que tratar de juntar los vidrios rotos de un espejo buscando encontrar la imagen
perfecta.
El pensamiento sistémico
Las empresas y negocios son sistemas. Están relacionados por actores interrelacionados, que
mayormente, tardan mucho tiempo en mostrar sus efectos compartidos. Como nosotros también
formamos parte de esa urdimbre, resulta complicado detectar el patrón de cambios.
- Visión Compartida. – Es aquella idea simultánea en cada uno de los integrantes acerca
de la empresa, generando así un compromiso a largo plazo
Su práctica se inicia en la retroalimentación, que nos muestra cómo las acciones pueden
modificarse en favor del equilibrio de ellas.
Metanoia
El través del aprendizaje nos capacitamos para alcanzar metas que no lográbamos
obtener. Gestamos una nueva visión acerca del mundo, se amplía la capacidad de crear,
organizar y formar parte del proceso de la vida.