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COMO VIVIR ANTES DEL FIN DE LA HISTORIA

COMO VIVIR ANTES DEL FIN DE LA HISTORIA


(1 Pedro 4:7-11)

INTRODUCCIÓN: Alguien le preguntó a San Agustín (teólogo


del siglo 4): “¿Qué harías si supieras que Jesús volverá
dentro de 15 minutos?” El contestó: “Seguiría haciendo lo que
hago ahora”. Estaba tan seguro de estar cumpliendo la
voluntad de Dios que no veía por qué cambiar su curso de
acción. “El fin de todas las cosas se acerca” (v.7). Este pasaje
indica que la historia humana se está acercando al final. Dios
está listo para bajar el telón. La sociedad se está
derrumbando y los imperios están cayendo. Y cuando llegue
el fin, Jesús volverá. El cristiano fiel está preparado para
cualquier acontecimiento.

PROPOSICIÓN: En este pasaje Pedro nos da sugerencias


prácticas para la vida a medida que se acerca el fin de los
tiempos. Nos dice que estemos alerta, que oremos, que
practiquemos el amor de Dios, que mostremos hospitalidad y
que usemos sabiamente los dones y talentos que Dios nos ha
dado. Todos deben cumplir con estos pasos, tan bien
delineados, a la luz de la culminación de la historia.

1.- ESTEMOS ALERTAS

“Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues,


sobrios...” (v.7a). El llamado a la sobriedad equivale a estar
alertas y sensibles. Como la historia no durará para siempre,
todos debemos estar despiertos para el retorno de Cristo.
Pedro dice que debemos estar espiritualmente despiertos,
manteniéndonos lejos del emocionalismo que nos hace
actuar alocadamente. Por otra parte debemos cuidar de no
caer en un estado de letargo. Sigamos estando sensibles y
alerta al esperar el regreso del Rey de Gloria.

2.- VELEMOS EN ORACIÓN

“... y velad en oración” (v.7b). Esto quiere decir que debemos


mantener nuestra comunicación con Aquel que sabe cuándo
terminará la historia. El que tiene una vida de oración
disciplinada, está preparado para cualquier clímax en el
drama de la vida. Estar velando en oración demuestra ser un
terreno seguro para el que debe enfrentar los vientos de la
historia mientras llega la aurora del tiempo de Dios. Jesús
habló a menudo de la oración (Lc.18:1). Pablo nos dice:
“Orad sin cesar” (1Tes.5:17).

3.- PRACTIQUEMOS EL AMOR DE DIOS

El pasaje dice: “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente


amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados” (v.8). El
amor que menciona Pedro es el amor de Dios. Ese amor está
en el corazón del pueblo de Dios. ¿Cómo puede ser puesto
en práctica este amor? Primero, debe estar por encima de
todo. Es más importante que cualquier otra cualidad en la
vida. En segundo lugar, debe alcanzar a otros. La palabra
“ferviente” significa “que se extiende”. Debe propagarse y
contagiar a otros. En tercer lugar, debe experimentarse
dentro de la comunidad de los creyentes. El amor empieza
por casa. Jesús dijo: “En esto conocerán todos...” (Jn.13:35).
En cuarto lugar, el amor de Dios perdona los pecados. El
remedio para el pecado es el amor. Finalmente, el amor no
hace públicas las faltas o pecados de los demás. El amor
genuino cubre el mal que ha sido hecho. Dios perdona y
borra los pecados de toda alma que se arrepiente. En la cruz
vemos ese amor manifestado.

4.- PRACTIQUEMOS LA HOSPITALIDAD

En el v.9 leemos: “Hospedaos los unos a los otros sin


murmuraciones”. El corazón hospitalario alienta al solitario y
desalentado, así como al extraño. En los tiempos del N.T. no
había hoteles como los tenemos hoy. Los cristianos
practicaron el hábito de quedarse en la casa de otros cuando
viajaban. Los predicadores como Pedro, Pablo y otros, con
frecuencia se alojaban en las casas de quienes se habían
convertido en su ministerio. Los cristianos que huían de sus
hogares a causa de la persecución o que viajaban por
razones comerciales a menudo disfrutaban de la generosa
hospitalidad de sus hermanos creyentes que les abrían las
puertas. Se debe ser hospitalario, pero “sin murmuraciones”.
¿Alguna vez hemos hecho un favor a una persona y después
nos hemos quejado por ello? Si es así, la hospitalidad pierde
su valor si quien la provee rezonga por haberlo hecho.

5.- USEMOS SABIAMENTE LOS DONES Y TALENTOS QUE


DIOS NOS HA DADO

Los v.10,11 dicen: “Cada uno según el don que ha recibido,


minístrelo a los otros, como buenos administradores de la
multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a
las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al
poder que Dios da...”. Cuando uno se da cuenta de que hay
un juicio pendiente sobre el mundo, debe llegar a ser buen
administrador de las capacidades que Dios le ha confiado.

Los dones son para beneficio del Cuerpo de Cristo. Llegará


un tiempo en que se pedirán cuentas a todos los que han
recibido talentos y dones de parte del Señor (v.10). Los
cristianos deben ser buenos administradores. El cristiano
tiene un tesoro espiritual que debe ser utilizado nada menos
que de acuerdo con la “multiforme gracia de Dios”. Todo
cristiano debe testificar de Cristo (v.11ª). Cada cristiano debe
ser un canal para transmitir la verdad. Todo cristiano tiene la
fuerza para servir a otros (v.11b). El Señor provee a Su
pueblo con la capacidad del poder para que su servicio pueda
ser cumplido.

CONCLUSIÓN: El propósito de la vida a la luz del regreso de


Cristo es hacer todas las cosas para la gloria de Dios. Pedro
dice: “... para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo,
a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los
siglos. Amén”. ¿Por qué hacemos lo que hacemos? El
apóstol dice que el móvil de la conducta cristiana es el de
glorificar a Dios. La gloria corresponde a Aquel que ha de
reinar por siempre “cuando el tiempo no sea más”

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