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El presente artículo tuvo como objetivo ser publicado en el libro del

Congreso Mundial de Salud Mental realizado en Buenos Aires en agosto


del 2013. En ese congreso el IAAB hizo además dos presentaciones
teóricas y un taller vivencial.

PSICOCORPOPORALIDAD: EL CUERPO NUNCA ESTA


AFUERA

Lic. Ana Krsul

El objetivo de esta comunicación es dar cuenta de un modo de abordaje que

toma al cuerpo como epicentro del trabajo terapéutico. Nuestros consultorios

psicológicos están cada día más atravesados por problemáticas que toman el

cuerpo del paciente. En tiempos en los que la identidad está profundamente

fragilizada, el cuerpo puede presentarse como un reemplazo concreto de la

identidad de las personas. O puede aparecer como sede dolorosa del impacto

de una realidad traumática y traumatizante. O como la expresión de

enfermedades de todo tipo, desde las autoinmunes hasta el enorme abanico de

las manifestaciones psicosomáticas

En Análisis Bioenergético los terapeutas trabajamos tanto con la dimensión de

la palabra como con la dimensión del cuerpo del paciente que se presenta

como escenario, o como “vía regia” para la transformación posible de la

problemática a tratar. El Análisis Bioenergético es un campo teórico y técnico

desarrollado por Alexander Lowen, quien en la década del „50 tomó como base

desarrollos teóricos de Wilhem Reich que todavía hoy mantenemos en nuestro

enfoque. Entre estos conceptos aun actuales están: la existencia de una

energía única, biológica, bioenergía (Reich la llamó energía orgónica). La idea


que existe una unidad funcional y antitética entre psique y soma. Y una

correlación entre defensas psíquicas y defensas somáticas, organizadas a la

manera de estasis energética en zonas corporales determinadas, que

comparten la misma función represiva. Descubre la relación estrecha entre

restricción respiratoria e inhibición de la respuesta emocional y la convierte en

un gran eje de trabajo clínico. Y sostiene hasta el final de su vida que la

genitalidad es el regulador energético del organismo adulto.

Para Reich existe una única energía que toma dos direcciones: del centro a la

periferia y de la periferia al centro. Reich asocia a estos movimientos

plasmáticos dos estados antitéticos de la materia: en su movimiento hacia

afuera, hacia el entorno hay un estado de expansión. En su movimiento hacia

el centro el estado es de contracción. Placer y angustia como dos expresiones

de la energía. Búsqueda y retracción como dos reacciones posibles a las

respuestas del entorno. Dos manifestaciones biológicas del organismo

considerado como un todo.

Para Reich, el yo está expuesto a la lucha permanente entre búsqueda y

frustración del mundo exterior. Y en esta relación dialéctica el yo modifica su

estructura psico-corporal. Para poder sobreponerse a las respuestas de

rechazo del entorno, el yo sufre cierta rigidización, un modo de reacción

crónico, automático que Reich llama “carácter”. Este proceso de

“acorazamiento muscular” se convierte en el modo neurótico de regular la

economía energética. La coraza caracterológica, en su aspecto muscular y

conductual, consume energía vegetativa que si estuviera libre produciría

angustia. Además, observando a pacientes que entraban en proceso de

transferencia negativa, Reich describió la relación entre contener la respiración


y suprimir emociones “inadecuadas”. Y sostuvo que la energía retenida en la

coraza caracterológica podía movilizarse en el trabajo terapéutico

convirtiéndola en energía libre y disponible para el placer y la realización.

Sesenta años después, Robert Hilton (1999), miembro del Instituto

Internacional de Análisis Bioenergético, retoma estos conceptos reichianos

organizándolos de acuerdo a una mirada más winnicottiana. El siguiente

gráfico muestra su pensamiento:

Energía vital y entorno están en un diálogo permanente. Cuando en su

búsqueda de contacto el bebé dirige su energía al objeto mamá, puede que la

respuesta no sea del todo adecuada o que directamente sea inadecuada. En el

esquema de Hilton, una parte de esa energía vital se vuelve sobre sí misma y

se organiza como contracción muscular, que paulatinamente se va a convertir

en inconsciente y crónica. Otra parte de esa energía se re-direcciona hacia el

entorno como self adaptativo o falso self (lo que Reich llamó rasgo de carácter).

En cada situación de repetición de este desencuentro, la energía va a seguir

este trazo inicial de frustración, repliegue energético y respuesta adaptativa,

como-si. En cada situación posterior de frustración, este desencuentro puede


re actualizarse movilizando el sistema defensivo o poniéndolo en jaque, como

vemos que sucede ante situaciones traumáticas personales o colectivas.

Este recorrido energético-somático-sensorio-emocional repetido en el tiempo

va a ir dando forma a un modo de respuesta defensiva del yo, alimentada por el

mecanismo de retención energética alojada tanto en los tejidos superficiales

(músculos y piel) como en los más profundos (vísceras, fascias, glándulas). La

alteración defensiva del yo de la que hablaba Reich es también alteración

energética del organismo como un todo. Esta idea de estasis energético, de

predominio de la contracción sistemática, gradual y sostenida del organismo

por sobre el ritmo biológico normal (contracción-expansión) fue la hipótesis

fundamental sobre la cual Reich organizó su trabajo teórico “La biopatía del

cáncer” (1948) en donde demostró que el cáncer resulta de un estado crónico

de encogimiento que afecta a todo el sistema: tejidos, sistema sanguíneo,

sistema endócrino, así como la estructura de carácter (manifestación

energético-somático-sensorio-emocional de la persona). Profundizar sobre

esta teoría en este escrito es imposible, dada su complejidad y profundidad.

Pero es importante mencionar estos pilares teóricos que hasta hoy organizan y

direccionan nuestra práctica.

En nuestra modalidad terapéutica, la restitución de un flujo respiratorio más

expansivo es un objetivo muy fuerte. Sabemos que detrás de una respiración

corta y restringida hay historias de dolor y frustración, alojadas en zonas de

tensión muscular crónica. Cuando ponemos a un paciente a respirar sabemos

que toda su carga sensorio-motora y emocional reprimida puede abrirse y

llenar nuestros consultorios de dolor, furia, vergüenza, terror. Tenemos como

objetivo que esas emociones retenidas en el cuerpo puedan transformarse en


movimiento, circulación, expresión, capacidad creativa y construcción de

modos de respuesta en los que la persona pueda manifestarse en su

integridad. ¿Es suficiente con la respiración en este modelo terapéutico? En

realidad no. Esta es una herramienta importantísima, pero necesitamos de

muchas otras para el trabajo terapéutico.

Durante los últimos 35 años, colegas del Instituto Internacional (Robert Hilton,

Robert Lewis, Guy Tonella y otros) han desarrollado miradas más actuales que

incluyen a nuestra teoría desarrollos sobre el vínculo temprano y las relaciones

objetales, dándonos herramientas para responder a una clínica psicológica

cada día más compleja. Esta mirada incluye como herramienta fundamental el

vínculo terapeuta-paciente como una vía de transformación resiliente.

Cuando nos enfrentamos a estas zonas de dolor alojadas en el cuerpo del

paciente y lo acompañamos a revivirlas y expresarlas, estamos aportando una

presencia conectada y disponible que hace esa reviviscencia tolerable. La

presencia de un terapeuta empáticamente conectado; la existencia de un

vínculo terapéutico confiable para el paciente; un terapeuta que tolere la

intensidad emocional que pueda abrirse, logrando manejar sus propios

sentimientos; que sea capaz de traducir las sensaciones o las emociones

somáticas en palabras, poniéndolas en consonancia con la historia del

paciente. En donde pueda “prestar” su propia emocionalidad regulada para

que el otro pueda “sentirse” en ese reconocimiento externo.

Modos de la clínica bioenergética en los que la intención es que en ese nuevo

encuentro no se repita la secuencia original: frustración, repliegue energético y

respuesta adaptativa. Una nueva experiencia que pueda aportar una nueva
célula de experiencia vital, que se divida y se multiplique dando paso a una

transformación profunda.

El movimiento corporal acompaña todo el tiempo este trabajo de

sensibilización, de apertura y de construcción. En el comienzo del trabajo

reichiano los cuerpos eran duros y rígidos, hipertónicos, como reflejo de una

sociedad en la que prevalecían valores y preceptos rígidos y en donde los

cuerpos respondían al mecanismo de represión rigidizándose. El Análisis

Bioenergético en sus comienzos utilizó fuertes herramientas de movilización

corporal, como un modo de conmover esas estructuraciones rígidas.

En los últimos 30 años, debido a los cambios sociales que produjeron nuevos

modos de padecimientos subjetivos y formas de estructuración más lábiles,

transformamos la técnica para adaptarla a los requerimientos de esta nueva

clínica. Así fue que incluimos en el trabajo de movilización corporal conceptos

como regulación emocional, movilización dentro de un nivel de tolerancia

adecuado para cada paciente, construcción muscular de zonas del cuerpo que

aparecen en estado hipotónico, vínculo terapéutico seguro, así como una

mirada clínica creativa en continua búsqueda de co- construir herramientas con

cada paciente.

El análisis bioenergético es hoy un cuerpo teórico y técnico en continuo

movimiento, en búsqueda de generar herramientas que nos permitan abordar

la dificultad de una clínica muy compleja y en la que el cuerpo nunca está

afuera. Creemos que en la práctica de repensarnos y transformarnos todo el

tiempo, estamos haciendo honor a los valientes pioneros que vieron en el

cuerpo un campo de trabajo terapéutico profundamente fértil.


anakrsul@bioenergetica.org.ar

Bibliografía:

Reich Wilhem La función del orgasmo - Ed. Paidós , 1955.

La biopatía del cáncer - Ed. Nueva visión, 1985

Lowen Alexander Bioenergética - Ed. Diana, 1985

Hilton Robert Relational somatic psychotherapy –Michael Sieck Ed 2007

Tonella Guy El sí-mismo interactivo - Artículo no publicado aún. 1999

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