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Doctora en Derecho y Ciencias Sociales. Directora del Doctorado en Ciencia Política.
Profesora Titular de Teoría Política ETS. Fac. de D y Cs Ss. Docente Investigadora Cate-
goría 1. Posee publicaciones y trabajos de investigación en el ámbito nacional e inter-
nacional.
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regionales, fuera de los marcos teóricos generados por las ciencias so-
ciales desde el centro.
Desde este enfoque, se relata otra historia que permite com-
prender las huellas de los procesos pasados y sus efectos en las cons-
trucciones político-económicas latinoamericanas. Siguiendo a Dussel
(2001) podemos decir que la modernidad es un fenómeno europeo
pero constituido en una relación dialéctica con una alteridad no euro-
pea (América) que permitió que Europa se afirme como el centro del
Sistema Mundo.
Mignolo (1999) a partir de la idea de Sistema Mundo de Wa-
llerstein (1974-1989), introduce el concepto de colonialidad como el
otro lado de la modernidad. América Latina se constituye como el pri-
mer espacio-tiempo de un nuevo patrón de poder de vocación mun-
dial, es la otra cara, la alteridad esencial de la modernidad. En esta
perspectiva, la relación entre la conquista de América y la formación de
la Europa Moderna permite una nueva interpretación de la moderni-
dad que muestra, no sólo su faz emancipadora, sino también su costa-
do destructivo y genocida.
Dos procesos históricos se constituyen en los ejes fundamen-
tales del nuevo patrón de poder. Por una parte la codificación de las
diferencias entre conquistadores y conquistados en la idea de raza, que
constituía a los segundos en una natural situación de inferioridad res-
pecto a los primeros, y por otra parte la expansión de la perspectiva
eurocéntrica del conocimiento, constituyó esta concepción racial en la
base legitimante de las relaciones de dominación propias de la con-
quista. Por otra parte, las nuevas identidades históricas producidas
articuladas a la raza se asociaron a los roles y lugares en la nueva estruc-
tura global de control del trabajo, elemento fundamental del nuevo
patrón de poder. (Quijano 1999) Como sostiene el autor citado, como
centro del capitalismo mundial, Europa pudo imponer su dominio
colonial sobre las otras regiones del planeta. Esto constituye un proce-
so de reidentificación histórica ya que desde Europa le fueron atribui-
das nuevas identidades culturales, en cuya producción, la colonialidad
del poder fue una de las más activas determinaciones.
Constituida Europa Occidental en el centro hegemónico del
proceso histórico, el centro de elaboración intelectual del mismo se
localiza allí y su versión logra hegemonía. Se produce una operación
clasificatoria que impuso una epistemología con una cara visible y otra
invisible. La primera, la cara de la modernidad desde donde se comen-
zó a clasificar, describir y conocer el mundo y la otra, la invisible: la
colonialidad en donde se ejerció el poder y se impuso la concepción de
matriz hegeliana que Europa era el centro del mundo y la encarnación
de la racionalidad.
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Conclusión
Bibliografía:
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