Resumen:
Las reformas neoliberales en Chile de los años 80 mutaron la organización
del trabajo en la región, surgiendo modalidades nuevas y perdiendo su
relevancia otras, con el denominador común de que quienes se insertan las
relaciones sociales de producción propias de esta forma de acumulación
tienden a hacerlo en modalidades más precarias de trabajo.
Palabras clave:
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Bienestar, abriendo el paso al neoliberalismo. La crisis económica forzó a
replantear el modelo fordista de empresa, predominante en la época
(grandes productoras en masa de un solo producto altamente especializado,
tales como la misma Ford, General Motors, etc.), puesto que demostró ser
demasiado rígido como para reaccionar adecuadamente a los vaivenes de la
economía. La respuesta a ello sería lo que Harvey denomina el modelo de
acumulación flexible, caracterizado por “un enfrentamiento directo con la
rigidez del fordismo. Ella se apoya en la flexibilidad de los procesos de
trabajo, de los mercados de trabajo, los productos y los patrones de
consumo” (Harvey, 1998). En definitiva, era un impulso por crear una
empresa capaz de adaptarse a las variaciones cualitativas y cuantitativas de
la demanda con rapidez, produciendo de manera acotada, según las
exigencias de determinados segmentos de la población. La organización del
trabajo se adaptó a esta flexibilización de modo que pudieran ajustarse
rápidamente el volumen y las calificaciones de los empleados para bajar los
costos de producción, adentrarse en nuevos mercados y producir acorde a
los vaivenes económicos.
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quedado subsumido bajo la libertad de empresa. Las principales
herramientas de los trabajadores para mejorar sus condiciones laborales y
de vida (huelga, sindicalización y negociación colectiva (Fundación SOL,
2014)) se han disuelto en trabas burocráticas que las hacen imposibles de
utilizar en la práctica, o bien se ha desarticulado totalmente su capacidad de
presión, como es el caso de las federaciones y confederaciones de
trabajadores o las agrupaciones por rama de la economía. Al mismo tiempo,
la flexibilización laboral y la caída de las protecciones sociales de los
trabajadores han disparado los índices de fatiga, falta de tiempo libre,
tensión y preocupación por temas laborales, a la vez que la percepción
sobre la propia salud empeora mientras más precarias sean las condiciones
laborales (MINSAL, DT e ISL, 2011). La ola neoliberalizadora ha aumentado
los ya notablemente altos niveles de desigualdad salarial en todo el
continente, y especialmente el Chile (Centeno & Hoffman, 1996).
Considerando lo anterior, cabe preguntarse cuáles son las características
que ha adoptado la organización del trabajo tras las reformas neoliberales,
considerando con ello las modalidades específicas así como también las
continuidades que puedan existir con otros modelos de acumulación
anteriores.
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Pregunta de Investigación
¿Cómo se estructuran las desigualdades en la organización del trabajo en el
panorama laboral chileno del neoliberalismo avanzado, desde las reformas
laborales de los años 80?
Objetivos:
Objetivo General
Conocer cómo se estructuran las desigualdades en la organización del
trabajo en el panorama laboral chileno del neoliberalismo avanzado,
posterior a las reformas laborales de los años 80.
Objetivos Específicos
Establecer tipologías que permitan caracterizar las principales
formas de organización del trabajo que se expresan en el Chile del
neoliberalismo avanzado.
Identificar los principales ejes que estructuran las desigualdades en
la organización del trabajo en el Chile del neoliberalismo avanzado.
Hipótesis:
H1: Los cambios producidos por la ola neoliberal en Chile, relacionados con
la flexibilidad laboral, la forma y la organización del trabajo, han implicado
formas más precarias de inserción en la economía (Tókman, 2007). Frente a
ello se puede hipotetizar que la desigualdad en la organización del trabajo
se relaciona con las nuevas modalidades del empleo flexible, poco
autónomo, y de baja remuneración.
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Contexto de investigación: Las reformas neoliberales de los 80 y sus
consecuencias en la organización del trabajo:
Como se planteó anteriormente, Según Harvey (1998), el origen de las
transformaciones en la organización del trabajo debe rastrearse hasta los
años 70, cuando la crisis económica del petróleo fue respondida con un
ajuste económico tendiente a liberalizar los mercados. Los países pioneros
(Inglaterra y EE.UU.) reestructuraron abruptamente los sistemas
productivos articulados por el Estado de Bienestar, abriendo el paso al
neoliberalismo. La crisis económica junto a los aumentos en las tensiones
entre trabajadores y empresa, donde los primeros habían alcanzado formas
de acción colectiva capaces de presionar gracias a las condiciones que
permitía y necesitaba el Estado de Bienestar, que incluían cierto equilibrio
en la relación capital-trabajo para mantener la estabilidad que requería la
producción en la fábrica, forzaron a replantear el modelo fordista de
empresa, que demostró ser demasiado rígido como para reaccionar
adecuadamente a los vaivenes de la economía y no era capaz de responder
frente al quiebre de grandes empresas o paralizaciones sostenidas de la
producción. La respuesta a ello sería lo que Harvey denomina el modelo de
acumulación flexible, bajo el impulso de crear empresas capaces de
adaptarse a las variaciones cualitativas y cuantitativas de la demanda con
rapidez, produciendo acotadamente según las exigencias de determinados
segmentos de la población, que no dependiese en exclusiva de un gran
bloque de producción y de trabajadores ubicados en el mismo espacio,
trabajando al mismo tiempo, sino que fuese capaz de extender “brazos”
múltiples en los que se separase la cadena de producción, una empresa
capaz de externalizar sus funciones sin dispersar sus utilidades. La
organización del trabajo se adaptó a esta flexibilización de modo que
pudieran ajustarse rápidamente el volumen y las calificaciones de los
empleados para bajar los costos de producción, adentrarse en nuevos
mercados y producir acorde a los vaivenes económicos, generando el
modelo de empresa multinacional que conocemos hoy, con diversas
locaciones para la producción, la distribución y la venta, disgregada en sus
funciones y el espacio, elementos que en Chile se expresan, por ejemplo, en
las múltiples razones sociales y el multirut.
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asemejan a la fase pretérita del capitalismo" (Antunes, 2007) mientras que,
en su aspecto de súper fluidez, refiere a que cada vez se encuentra menos
trabajo, y por tanto se expande la búsqueda de los trabajos flexibles y
temporarios. Además, el autor señala la importancia que tiene la
racionalidad de la “empresa moderna” y los idearios que de ella se
desprenden. En la medida en que, mediante “la implantación de las
‘competencias’, la ‘calificación’ y la ‘gestión del conocimiento’, más intensos
parecen tornarse los niveles de degradación del trabajo” (Antunes, 2007).
De ese modo, se prepondera la dimensión tecno-científica, cuyo resultado
no es otro que el aumento de la informalidad, tercerización, precarización
del trabajo y desempleo estructural a escala global.
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Si se conjuga el proceso de neoliberalización con el arrasamiento de los
actores sindicales, el resultado es que el mundo del trabajo ha quedado
subordinado a la libertad de empresa. Las principales herramientas de los
trabajadores para mejorar sus condiciones laborales y de vida (huelga,
sindicalización y negociación colectiva (Fundación SOL, 2014)) se han
disuelto en trabas burocráticas que las hacen imposibles de utilizar en la
práctica, o bien se ha desarticulado totalmente su capacidad de presión,
como es el caso de las federaciones y confederaciones de trabajadores o las
agrupaciones por rama de la economía. Al mismo tiempo, la flexibilización
laboral y la caída de las protecciones sociales de los trabajadores han
disparado los índices de fatiga, falta de tiempo libre, tensión y preocupación
por temas laborales, a la vez que la percepción sobre la propia salud
empeora mientras más precarias sean las condiciones laborales (MINSAL,
DT e ISL, 2011).
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de incorporación de trabajo en empresas mediante la incorporación de
una tercera empresa mediadora. La “independencia contractual” implica
que los trabajadores no mantienen una relación contractual directa con la
empresa usuaria de los servicios, sino que con la empresa que los recluta y
contrata. La “subordinación organizativa”, implica que los trabajadores se
encuentran supeditados a la empresa usuaria. Así, se llega a una “doble
sujeción”, ya que los trabajadores están bajo las órdenes organizacionales
de una empresa y a la vez dependientes contractualmente de otra, pero
relativamente autónomos en términos de subordinación organizativa. Una
consecuencia importante de la subcontratación es la desregulación de las
relaciones de trabajo: según Echeverría (2009), los trabajadores de
empresas externas casi siempre son reclutados con salarios y condiciones
de trabajo inferiores a aquellos de la empresa principal, aunque ejecuten
tareas similares o equivalentes. Y por lo general, no gozan de estabilidad en
el empleo, en la medida en que la empresa subcontratista normalmente está
limitada por un contrato de duración determinada con la empresa principal.
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ciertas actividades, como los servicios personales y el comercio”. (Weller,
2004, pág. 160). Como se mencionó, la tercerización se vincula con la
mayoría de los fenómenos antes mencionados, pues este sector ha sido el
“más afectado por la flexibilización y externalización. Allí, en relación a
normalidad y regularidad, los trabajos creados en las últimas décadas en
este sector se caracterizan por ser esporádicos, desprotegidos, de baja
intensidad horaria, no calificados y, por lo tanto, con bajas remuneraciones
asociadas.” (CIPER Chile, 2011). Por tanto, la tesis que se desprende es que,
las políticas neoliberales implantadas implicaron un paulatino proceso de:
flexibilización, desregulación, externalización de la fuerza laboral y
tercerización que se observa, según Silva (2007), en la concentración
económica que toma la figura de grandes holdings en el sector de servicios.
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la necesidad de adaptarse a los vaivenes de los mercados; estos elementos
también se adaptarían al contexto económico local en que se insertan.
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y establecen relaciones con otros. Aguiar destaca que las transformaciones
en la organización del tiempo son de las más palpables en este aspecto: el
neoliberalismo ha reducido sistemáticamente el tiempo de trabajo
necesario, ha extendido el tiempo de trabajo excedente y eliminado el
tiempo muerto a través de la mecanización rigurosa de las tareas; siguiendo
la línea expuesta más arriba, estas modificaciones se vinculan fuertemente
con el modelo productivo, puesto que “el resultado total actual es una
transformación brutal de las condiciones sociales de extracción del
plustrabajo, produciendo un aumento inédito de la explotación del trabajo”
(Aguiar, 2008, pág. 8).
Dimensión 2: Autonomía/subordinación
Una segunda dimensión a incluir en el análisis de la organización del
trabajo es la condición de autonomía o subordinación, es decir, la capacidad
de administrar e influir en las condiciones del trabajo propio o de otros
sujetos. Palominos (2000) distingue entre la posibilidad de autorregulación
del proceso de trabajo individual, a lo cual denomina autonomía, de la
posición relativa del trabajador dentro de la empresa que lo condiciona a
recibir órdenes o bien a administrar el trabajo de sujetos bajo su mando,
que llama subordinación. Cabe aclarar que ambos conceptos actualmente
no suponen necesariamente una relación despótica o coercitiva entre el
capitalista y el trabajador, como se describen distintos autores el
capitalismo de finales del siglo XIX y principios del XX, sino que, siguiendo
la propuesta weberiana, debe entenderse una dominación legitimada tanto
por jefes como por subordinados a través de distintos mecanismos políticos
y sociales que permiten mantener el orden social en el tiempo (Palominos,
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2000). En este marco, el autor observa que ambos aspectos han sufrido
transformaciones a causa de las reformas neoliberales implementadas en
América Latina en las décadas recientes que han tendido a flexibilizar las
formas tradicionales de trabajo dependiente, dando lugar a modalidades en
que legalmente se tiene una relación subordinada a un empleador, pero
organizacionalmente se deja libertad de acción al trabajador para que
realice la tarea por sí mismo, subordinado sólo a ciertos aspectos básicos de
la producción (como tiempos y controles de calidad); ello abre una serie de
dudas respecto a la responsabilidad del empleador frente a la seguridad
social del trabajador, que suele quedar en segundo plano en estas
relaciones de independencia relativa.
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Resultados:
La investigación permitió establecer cómo se estructuran las desigualdades
en la organización del trabajo en la población chilena en su conjunto, y en
cada sexo por separado. Así, se consideran cumplidos los objetivos tanto
generales como específicos del estudio. En particular, el AC arrojó factores
(o ejes del mapa) muy consistentes y altamente explicativos, uno
fuertemente relacionado con las variables de autonomía de los
trabajadores, y otro con el ingreso y el nivel educacional. Se denominaron
“autonomía” (eje X) y “capital socioeconómico” (eje Y), lo cual permitió
caracterizar cada plano del mapa como se muestra en el mapa:
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Sector
Calificado
Sector Directivo
Sector
Sector Informal
Subordinado
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Quienes gozan de alta autonomía son gerentes con los salarios más altos o
bien trabajadores informales, que ganan el mínimo o inferior. Mientras
tanto, los sectores de menos ingresos parecen establecer vínculos laborales
sólo por boleta o informalmente, por plazos fijos u obra realizada, y con
poco poder de decisión en el trabajo. Este último grupo, el sector
subordinado, muestra que existe un conjunto de asalariados con
condiciones laborales altamente flexibles, bajos salarios, pocos años de
educación, y mínima autonomía en el trabajo; es decir, el tener un trabajo
formal no asegura dejar las condiciones precarias de trabajo. Así, queda
demostrada la pertinencia de la primera hipótesis de investigación: hay una
relación entre la desigualdad laboral y las nuevas modalidades de empleo
flexible y poco autónomo. Sin embargo, cabe agregar que las categorías
laborales “tradicionales” también son una fuente relevante de inequidad,
puesto que quedan marcadamente diferenciados los directivos y
trabajadores informales (no necesariamente vinculados a las nuevas formas
de empleo características del modelo neoliberal).
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Conclusiones:
Las conclusiones aquí presentadas buscarán abordar cuatro temáticas: en
primer lugar, la respuesta que el proceso ofreció a la pregunta de
investigación, en segundo término una contrastación con las hipótesis de
trabajo, las reflexiones que surgen del vínculo entre los resultados y el
marco teórico, y finalmente las preguntas que quedan abiertas al finalizar la
investigación. Todos estos elementos, íntimamente relacionados entre sí, se
pretenden mostrar como un todo coherente antes que apartados
diferenciados.
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partir de estos ejes, se pueden describir cuatro modalidades distintivas de
organización del trabajo: el sector directivo, subordinado, informal y
calificado.
+ Capital socioeconómico
Sector Sector
calificado directivo
+ Autonomía
- Autonomía
Sector Sector
subordinado informal
- Capital socioeconómico
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generando otros que son producto directo de las especificidades del modelo
económico de acumulación flexible.
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otra parte, que al ser tan precarizados los puestos laborales a los cuales
podrían acceder los sectores de bajos recursos (podría hipotetizarse que la
alternativa es el sector subordinado), es más conveniente trabajar en la
informalidad, antes que sujetarse a condiciones laborales agobiantes y con
salarios equivalentes (Villanueva, 2005).
La investigación abre más preguntas de las que cierra, y ello no por sus
propias falencias, sino en tanto se trata de proceso de construcción de un
conocimiento complejo que no tiene respuestas únicas, sino
aproximaciones posibles a un objeto de estudio socialmente construido. Así
por ejemplo, queda pendiente profundizar en las características del
panorama general de la organización del trabajo, agregando más variables e
investigando en otros posibles ejes estructurantes; a su vez, sería
pertinente conocer con más detalle cada una de las modalidades
organizativas (o cuadrantes del mapa) a través de metodologías cualitativas
que arrojen resultados más profundos, o bien que permitan integrar
dimensiones subjetivas al análisis., tales como la identidad de cada grupo,
las diferencias internas y posibilidades de constitución de actores sociales,
o la salud psicosocial de los trabajadores. Finalmente, queda todavía por
responder la siempre eterna pregunta respecto a las desigualdades de
género en el trabajo, puesto que su origen, significado y formas de atacarla
son un tema aún por resolver.
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83
Anexo Metodológico
Base de datos
Para llevar a cabo la investigación se utilizará la “Primera Encuesta
Nacional de Condiciones de Empleo, Trabajo, Salud y Calidad de Vida de los
Trabajadores y Trabajadoras en Chile, ENETS”, que surge del trabajo
conjunto Ministerio de Salud, la Dirección del Trabajo y el Instituto de
Seguridad Laboral. La encuesta incluye todo tipo de trabajadores y
trabajadoras del país, incluyendo informales y desempleados. Se realizó
entre el 2009 y el 2010, considerando como unidad de análisis corresponde
a los trabajadores(as) chilenos mayores de 15 años, y la población objetivo
“la población mayor de 15 años que tuvo algún trabajo remunerado durante
los 12 meses anteriores a la fecha de actualización del marco muestral
secundario (empadronamiento de hogares), residente tanto en áreas
urbanas como rurales de las quince regiones del país.” (MINSAL, DT e ISL,
2011, pág. 32). El diseño de la muestra es probabilístico en todas sus etapas,
multietápico, estratificado por área geográfica y tamaño de la población
urbana o rural, tiene un “n” de 9503 casos. Las unidades muestrales son las
comunas en cada región, dentro de éstas las manzanas, y finalmente los
hogares, de los cuales se seleccionó un trabajador al azar.
Plan de análisis:
Análisis de Correspondencias
La metodología central de la investigación es el Análisis de
Correspondencias (AC), una técnica que permite establecer relaciones
estadísticas entre variables cualitativas a través de sus categorías de
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respuesta. Éstas son distribuidas en un mapa cartesiano según si existe o no
un vínculo entre ellas; la cercanía de los puntos se interpreta como relación
positiva, y la lejanía implica no asociación. A partir de estos datos es posible
constituir analíticamente grupos, jerarquías, similitudes, o cualquier otra
estructura que sugiera la posición de las categorías de respuesta. Por otra
parte, el AC permite conocer dimensiones subyacentes al conjunto de
variables ingresadas en el análisis, las cuales se construyen a través de la
varianza compartida del conjunto, tal como el Análisis Factorial. Estas
dimensiones sirven de ejes X e Y del mapa de correspondencias, y su
composición (vale decir, cuáles son las variables más explicativas de su
varianza) facilita la interpretación del mapa y aporta nueva información
respecto a cuáles son los criterios de discriminación más relevantes entre
las categorías (Anderson, Heir, & Tatham, 2001).
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C1g. ¿Puede elegir o cambiar el método o la forma en que realiza su
trabajo?
C1h. ¿Puede decidir cuándo tomar un descanso?
Las alternativas de respuesta son en todos los casos Nunca (1), Rara vez (2),
Algunas veces (3), Casi siempre (4) y Siempre (5). Así, la función de la
escala es como sigue:
Escala de Autonom a
Variables en estudio
A continuación se presentan cada una de las variables a incluir en el
estudio, con una breve explicación de lo que en ellas se mide, su definición
estadística en términos de unidad de medida, categorías de respuesta,
recodificación y datos perdidos, y la especificación de las transformaciones
que se realizaron en las variables originales. Cabe recalcar que este paso es
de gran importancia para la posterior aplicación del Análisis de
Correspondencias, puesto que los puntos del mapa corresponden a las
categorías de respuesta de cada variable, por lo tanto es esencial la
parsimonia en la cantidad de éstas (pocas pero que expresen información
relevante), y estén denominadas de forma clara.
Salario
86
de agrupar los tramos de ingresos similares. Por otra parte, al momento de
la encuesta el salario mínimo legal era de $136.000, lo cual justifica realizar
el primer corte en esa cifra.
Salario
9="$851.000 a $1.050.000"
10="$1.051.000 a
$1.250.000"
11="$1.251.000 o más"
Nivel educacional
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facilitar así su lectura. Las categorías “Educación preescolar o Educación
Parvularia” y “Educación Diferencial” se eliminan por tener muy pocos
casos (ver Tabla 1 de Anexos), y no ser fusionables de forma teóricamente
coherente con otras categorías.
Salario
27
Se muestran entre paréntesis las categorías de respuesta originales
88
(sin título)
13=Educación Universitaria
incompleta (sin título)
15=Universitaria de Postgrado
16=Ninguno
89
Dimensione Sub- Variables Categorías de
Organización del trabajo s dimensiones respuesta
Modalidad Honorarios,
de contrato Contrata, Planta
Duración del
Condiciones Por obra, A plazo
contrato o
de fijo, Indefinido
acuerdo
contratación
Contrato escrito,
Formalidad
Contrato verbal,
del contrato
Sin contrato
En su
trabajo, ¿Ud.
recibe
órdenes
regularment
Condición de
e de alguna Recibe órdenes,
subordinació
persona, No recibe órdenes
n
como jefe,
supervisor,
capataz,
familiar u
otro?
90
Dentro de la
empresa u
organización
donde Ud.
Posición Subordinado,
trabaja, ¿qué
dentro de la Directivo/Gerente
frase
empresa , Mandos medios
describe
mejor la
posición que
tiene Ud.?
91