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CapiTuLo 6 GLOBALIZACION Y ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA por Ricarpo MENDEZ, Instituto de Economia y Geografia det CSIC Introduccién. Globalizacién econémica y Geografia Humana Dentro del émbito de la Geograffa Humana, una de las ramas que desde hace décadas suscité mayor interés y ha alcanzado un més amplio desarrollo es la geogra- ffa econémica. Preocupada por identificar las interrelaciones dialécticas existentes entre los procesos econdmicos y la organizacién de los territorios, asf como su evolu- cidn en el tiempo, entre sus aportaciones més destacadas pueden sefialarse los estu- dios sobre fa localizacién de empresas y sectores econémicos a diferentes escalas —desde la mundial a la local—, la caracterizacién de los mercados regionales y loca- les de trabajo, el andlisis del desarrollo desigual y sus causas, o los impactos de las actividades econdmicas sobre el medio ambiente entre otras (Lloyd y Dicken, 1990; Conti et al., 1993; D’Entremont, 1997; Géneau De Lamarliére y Staszak, 2000). Las profundas transformaciones que experimentaron las economias y las socie- dades en la préctica totalidad del mundo desde hace ya dos décadas, con un reflejo también directo sobre sus componentes geogréficos, puso de manifiesto la necesidad de una visin dindmica como elemento central de una geografia econmica renovada. Surgieton asf algunas obras que reinterpretaron los temas clsicos de la disciplina ¢ incorporaron otros nuevos desde una perspectiva diferente a la tradicional (Stroper y Walker, 1989; Dicken, 1991; Benko, 1996; Méndez, 1997; Knox y Agnew, 2002). Se entiende ahora que el sistema econémico capitalista tiene una l6gica intema que favorece determinadas estrategias espaciales y dificulta o impide otras, lo que se refleja de forma directa sobre el territorio. Desde sus orfgenes hace ahora cinco si- glos, ciertos rasgos pueden considerarse permanentes: la multiplicidad de actores con capacidad de decisién, la competencia y la primacta del beneficio privado como mo- tor del funcionamiento empresarial, la generacién de excedentes como objetivo tti- mo, 0 el carécter subsidiario de la intervencién piblica frente al mercado son algunos de Jos fundamentales (Bowles y Edwards, 1985). Pero, al mismo tiempo, el capitalis- mo ha experimentado un desarrollo hist6rico en el que pueden identificarse toda una 222 GEOGRAFIA HUMANA serie de fases o etapas (Boyer, 1987). En cada una de ellas, y junto a una ¢ territorial que hoy le permite abarcar la totalidad del mundo, se produjo la crisi sapariciOn 0 declive de algunos elementos heredados y ya poco funcionales/rentables (desde actividades tradicionales y empleos, a empresas y territorios), frente a la emer- gencia y el dinamismo de otros. Tal como refleja la figura 6.1 (Méndez, 1997: 42), en cada una de esas fases tuvo lugar una revoluci6n tecnolégica que multiplicé los recursos disponibles y favo- reci6 la movilidad, una reorganizacién de Ja producci6n y del modo de funcionamien- to empresarial considerado més eficiente, y un cambio paralelo en el modo de regula~ cién y la presencia institucional del Estado en e] fancionamiento de la economfa, Al mismo tiempo, cada etapa también supuso modificaciones en la localizacién de las empresas y los empleas, en las tedes de flujos 0 selaciones espaciales (de mercancfas, capital, informacién, mano de obra...) que integran unos territorios con otros, asi como en su influencia sobre ios movimientos de poblacién, los procesos de urbaniza- cién, etc. Desde esa perspectiva, los afios ochenta del pasado siglo conocieron la transi- cidn hacia nuevas formas de organizacién econdmicas y espaciales que muchos han identificado con el capitalismo global. Aunque el proceso de globalizacién tiene mail- tiples dimensiones (culturales, geopoliticas, demogréficas, ambientales...) que son CAPITALISMO MERCANTIL, CAPITALISMO INDUSTRIAL, CAPITALISMO MONOPOLISTA CAPITALISMO GLOBAL Sistema | tecnotdgico y | recursos materiales Regulacion social | Organizacién de la 6e la intorvencién | produesién y =| 08 las empresas | aE ‘Organizacion espacial de la actividad econémica e impactos tertorialos FRG. 6.1. Fases de desarrollo capitalista y organizacién espacial. GLOBALIZACION Y ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA — 223 objeto espectfico de otros capftulos, aquf se considerarén las que tienen una implica- cién directa con Ia economfa y el territorio. Por eso, y tras una breve referencia a los origenes del concepto, se analizan las caracteristicas y componentes bésicos de la glo- balizacién econdmica, las nuevas estrategias de los actores, con especial referencia a las empresas transnacionales, y las normas imperantes en la regulacién de este siste- ma, para finalizar considerando algunas de sus consecuencias més significativas en cuanto a relocalizacién de actividades, construccién de un espacio y una economfa de redes, 0 reforzamiento de los procesos de polarizacién a diferentes escalas. Un breve comentario sobre los intensos debates que hoy suscita la globalizacién y las propues- tas surgidas para reorientar un proceso que excluye de sus beneficios potenciales a numerosas actividades y empresas, grupos sociales y territorios, completard el conte~ nido del capitulo. Se trata, pues, de recordar una vez més que el territorio no es un simple escenario inerte donde tienen lugar los fenémenos que identifican la globalizacién de la econo- mfa. Cada territorio cuenta con un patrimonio de recursos (naturales, humanos, cultura- tes, infraestructurales...) que generan un diverso grado de atractivo para la implanta- cién de las empresas, pero que también pueden ser aprovechados por las sooiedades y las instituciones locales para responder a los retos actuales de una forma innovadora. Aunque la globalizaci6n pareefa suponer, para algunos, el final o la muerte de la geo- grafia (O’Brien, 1992), ante la aparente desaparicion de las distancias y las tenden- cias homogeneizadoras, la diversidad de respuestas locales frente a esos procesos glo- bales avanza, de hecho, en direccién contraria. Comprender el verdadero significado de la globalizacién y actuar en consecuencia para aprovechar las oportunidades y re- sistir las amenazas exige incorporar una mirada geografica sobre el proceso. 1. Caracteristicas y significado del proceso de globalizacion DB LA INTERNACIONALIZACION A LA GLOBALIZACION ECONOMICA La globalizacién culmina el proceso hist6rico de construccién de un verdadero sistema mundial integrado. Se trata de un movimiento de unificacidn en el que la in- terdependencia entre los territorios y las sociedades que los habitan, cualquiera que sea la distancia fisica, socioeconémica o cultural, alcanza su maxima expresi6n. Tal como sefialaba un reciente informe sobre las reglas que dirigen este proceso y sus consecuencias, «en el mundo globalizado de comienzos del sigio xxi, las vidas de las personas de los paises ricos y de los paises pobres estén inevitablemente ligadas» (OXFAM, 2002: 21). Ese movimiento se inicié en el siglo xvi con la expansién europea que caracteri- za la Era de los Descubrimientos, Los intereses econémicos (biisqueda de oro, plata, esclavos y especias) y culturales (expansi6n del cristianismo) fueron los cimientos que dieron origen a la creacién de imperios coloniales en ultramar y la creaciGn de rutas, maritimas estables, de especial importancia en el caso dei continente americano. Junto a la difusi6n de la lengua y la cultura, 0 el poblamiento de tierras templadas con colo- 1nos europeos y de dreas litorales tropicales con esclavos africanos, lo més significative fue la creacién de un sistema de intercambio desigual estable, germen de lo que Brau- 224, GEOGRAFIA HUMANA. del (1979) 0 Wallerstein (1974) identificaron como una economia-mundo europea, con centro en las ciudades mercantiles del mar del Norte (Amberes, Brujas, Amsterdam, Londres), que sustituyeron en su anterior primacfa a las del Mediterrdneo. La primera Revoluci6n Industrial supuso un salto cualitativo en esa tendencia, dando origen a la conocida como Era de los Imperios Coloniales. Una nueva revolu- cidn tecnolégica, que facilits los intercambios a grandes distancias (ferrocarril, nave- gacién a vapor, telégrafo) y generé una creciente demanda de materias primas para alimentar la industria de los pafses que lideraban el proceso, junto al deseo de estable- cer dreas de mercado protegidas de la competencia, fueron los detonantes que impul- saron a las grandes potencias a extender sus imperios coloniales por Asia, Africa w Oceanfa, y a imponer una dominacién polftico-econdmica en los nuevos Estados in- dependientes de Iberoamérica. Se consolida asf una relacién de intercambio entre me trdpolis y colonias que més tarde serfa formalizada por el conocido como modelo Centro-Periferia: mientras las primeras exportaban manufacturas, capital y tecnolo- gfa, las segundas se especializaron en la explotaciGn y exportacién de sus recursos na- turales y productos agrarios. En un contexto de hegemonia briténica y occidentaliza- cién cultural, acentuada con la emigracidn de 50 millones de europeos entre 1850 y 1914, tuvo lugar un proceso de internacionalizacién de la economéa, al aumentar de forma répida el comercio de mercancfas que atravesaban las fronteras, favoreciendo con ello una progresiva especializacidn de los territorios. La segunda revoluci6n Industrial, ya en las primeras décadas del siglo xx, no hizo sino densificar esas redes de relaciones a medida que Jos nuevos medios téenicos (auto- imévil, aviéa, teléfono, electricidad, hidrocarburos...) y las crecientes exigencias de la produccién en serie impulsaban una ampliacién de los mercados de consumo y trabajo. Junto a Ja sustitucién de Jos antiguos imperios por relaciones neocoloniales en las que la dependencia econémica se acompafia de una independencia politica —al menos formal— que ha elevado a casi 200 el ntimero de Estados soberanos al finalizar el siglo, esta tercera fase puede identificarse como la de transnacionalizactén de la economia mundial. Aunque existen precedentes en la era colonial, la depresién econémica de 1929 fue el detonante que impuls6 a un conjunto de grandes empresas —principalmente de Estados Unidos, que en ese momento era ya Ja primera potencia econémica— a bus- car nuevos mercados de venta fuera de sus fronteras para elevar asf su cifra de nego- cios y sus tasas de beneficio. Consolidado con el perfodo de expansién econémica posterior a Ja Segunda Guerra Mundial, ese movimiento supuso un creciente flujo de inversién internacional y el nacimiento de firmas multinacionales o transnacionales gue instalaron filiales en diversos pafses. Las décadas finales del siglo xx han asistido al proceso de globalizacién, que, si bien debe entenderse como una nueva etapa dentro de un proceso hist6rico de largo alcance, presenta toda una serie de rasgos especfficos que la diferencian significativa- mente de otras anteriores. DEFINIR LA GLOBALIZACION: ALGUNOS RASGOS ESTRUCTURALES. El término globalizacién tiene un origen reciente, pero ha conocido en su breve historia mdltiples definiciones que lo convierten hoy en un concepto confuso ademés GLOBALIZACION Y ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD BCONOMICA 225 de polémico, objeto de filias y fobias como pocos. Referencia obligada para entender y, a menudo, justificar acontecimientos recientes por parte de quienes consideran ine- vitables exigencias fenémenos como la liberalizacién de los mercados, la privatiza- cin del sector piiblico, los procesos de ajuste estructural de las economias, etc., su mencién provoca también un creciente rechazo entre quienes padecen sus efectos mas negativos y de aquellos movimientos sociales que, bajo la genérica bandera de la an- tiglobalizacidn, proponen alternativas diversas en el convencimiento de que otro mundo es posible (Foro Social Mundial, 2001). Lugares como Seattle, Porto Alegre, Génova Barcelona se convierten asi en hitos simbélicos dentro de un proceso de contestacién al sistema, de perfiles atin difusos y origenes diversos, pero que encuen- tran en el rechazo del actual modelo de globalizacién liberal su referencia comin (Amin, 1997; Feméndez Durén, Etxezarreta y Sdez, 2001). Pero cuales son los ras- ‘g0s que definen esta nueva era en la evolucién de las sociedades, sus economfas y sus territorios? El concepto de globalizacién fue propuesio en 1983 por el economista Theodo- re Levitt, en un articulo publicado en la Harvard Business Review, para referirse a la progresiva uniformizacién de los mercados como resultado de las estrategias aplica- das por las grandes empresas globales, que venden los mismos productos, fabricados y promocionados del mismo modo, en todo el mundo. Afios mds tarde, al analizar la creciente hegemonfa econdmica de lo que denominé la Triada del poder (Estados Unidos, Unién Europea y Jap6n), Kenichi Ohmae aplicé el calificativo de global a una forma de gestién plenamente integrada a escala mundial, que aplica un creciente ntimero de empresas transnacionales con origen en esas tres reas, al objeto de apro- vechar al maximo las ventajas comparativas que puede ofrecer cada territorio. En el Ambito francéfono, el término equivalente que se ha generalizado es el de mundializa- cién, aunque autores como Baudrand (2002: 23) consideran que la globalizacion defi- ne s6lo los aspectos econémico-financieros de un proceso mucho més amplio y com- plejo, para el que propone utilizar el calificativo de mundializacion. En una panordmica de conjunto, que se cifie ahora tan slo a sus componentes econémicos y espaciales, la globalizaci6n 0 mundializacién supone una serie de no- vedades, entre las que pueden destacarse las siguientes: 2) Bl mundo alcanza, por vez primera, la unificacién de sistemas econdmicos, pues el capitalismo domina de forma précticamente generalizada y sin competencia tras la crisis de los sistemas de planificacién centralizada y la progresiva desarticula- ci6n de las economias cerradas 0 de autosubsistencia. 6) Aumenta Ia interdependencia entre empresas, sistemas productivos y terri- torios, vinculados mediante redes de flujos materiales (mercancfas, personas) ¢ inma- teriales (capital, informacién, conocimiento), que resultan cada vez mas densas (en cuanto a volumen), extensas (en cuanto a distancia) y complejas (en cuanto a conteni- do y direcci6n), aunque sin afectar al principio de desigualdad en los intercambios, que ahora adopta nuevas formas. ©) Més alld de la profundizaci6n en unas relaciones econdmicas que desbor- dan y atraviesan unas fronteras cada vez mds permeables desde el punto de vista eco- n6mico, crece también la presencia de empresas e instituciones que aplican estrate~ gias globales a la hora de localizar o deslocalizar sus centros de trabajo, dirigir sus 226 GEOGRAFIA HUMANA. inversiones, buscar sus proveedores 0 identificar sus clientes, con los consiguientes cambios en los mapas que reflejan la distribucién espacial de las actividades a distin- tas escalas. @) Lacompresién espacio-temporal asociada a las nuevas tecnologias de in- formaci6n y comunicacién (TIC) y la mejora del transporte, que reduce el obstéculo de Ja distancia medido en tiempo, coste y riesgo, junto a la liberalizacién de los mer- cados de productos y factores (trabajo, capital...), acentéia la competencia entre los tertitorios, Resultado de ello es una divisién espacial del trabajo que refuerza las ya anteriores tendencias en favor de la especializacién y jerarquizacién de los territorios, que propicia nuevas manifestaciones de! desarrollo desigual. e) Elcreciente poder de las grandes empresas y grupos econémicos transna- cionales, junto a la presién de unos mercados financieros y unas instituciones inter- nacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organizacién Mundial del Comercio, etc.) que actiian como impulsores de unos principios neoliberales, re- sumidos en el conocido eslogan de mds mercado y menos Estado, debilitan la capaci- dad de los gobiemnos de muchos paises para impulsar politicas econémicas y sociales alternativas, que pueden verse castigadas por la exclusisn de tos circuitos de inver- sién internacionales. A) La incorporacién al mercado de grandes masas de trabajadores que perci- ben salarios de miseria y sin apenas derechos laborales presiona a la baja sobre las conquistas sociales alcanzadas en otras regiones de! mundo y extiende la precariza- cién laboral mediante formas diversas— como rasgo inherente a esta nueva era. Bajo el eufemismo de empleo flexible, la precariedad en el trabajo se convierte en mo- tor de nuevas formas de exclusién social, acentuando una pugna por el empleo cuyos beneficiarios son a veces ajenos al territorio donde se produce. 2) Asistimos también a una creciente uniformizacién 0 estandarizacién de las pautas y comportamientos en materia de consume, ante el reforzamiento experimen- tado por algunos grandes grupos y cadenas de franquicias que controlan la distriba- cién comercial y el ocio, con masivas campafias publicitarias en los medios de comu- nicacién que generan un efecto demostracién —y una cierta alienacién cultural— en poblaciones y territorios de caracterfsticas muy diversas, Esa homogeneizacién de es- pacios funcionales casi idénticos (aeropuertos, centros comerciales...), desarraigados de su entorno, da otigen a una nueva geografia de los no lugares que resulta na de las sefias distintivas de nuestro tiempo (Augé, 1992). En resumen, el proceso de globalizacién afecta ya de modo intenso a todas las dimensiones de la economia, desde la produecién y la distribuci6n, al consumo o al trabajo. Si bien es cierto que la ampliacién de los mercados es un fenémeno que se re- monta en el tiempo y hoy tan sélo se da un paso mas en una direccién ya trazada, los rasgos que acaban de apuntarse establecen claras diferencias con cualquier época pa- sada y permiten afirmar la personalidad de un capitalismo global que tiene también su propia geografia (Storper y Walker, 1989; Méndez, 1997). La intensificaci6n de los flujos de mercancfas, capitales y tecnologfa que tejen la malla que articula las diferen- tes regiones y ciudades del mundo es uno de los componentes principales de esta nue- va organizacién econémico-espacial. GLOBALIZACION Y ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA 227 2. Principales componentes de la globalizacién econémica EXPANSION DEL COMERCIO INTERNACIONAL: VIEJOS ¥ NUEVOS DESEQUILIBRIOS El intercambio de mercancfas que atraviesan las fronteras estatales constituye el modo mis tradicional de poner en relacién las economias de diferentes paises y re giones del mundo, Si bien su presencia puede rastrearse a lo largo de la Historia y esté en el origen del esplendor alcanzado por determinadas ciudades mercantiles y ratas comerciales, fue a finales del siglo xrx cuando el comercio internacional alcanz6 una importancia significativa en la vida econémica de namerosas sociedades, situacién que continué hasta la gran depresién de 1929 y la Segunda Guerra Mundial, que fre- naron esos intereambios ante la prioridad concedida a la proteceién de las economias nacionales (O'Rourke y Williamson, 2000). Aunque las décadas posteriores, de fuerte crecimiento econémico, volvieron a densificar Jos flujos comerciales entre paises exportadores de materias primas y de pro- ductos manufacturados, ha sido en los veinte diltimos afios cuando su volumen ha creci- do muy por encima del registrado por la produccién mundial. Tal como reflejan el cua- dro 6.1 y la figura 6.2, a partir de 1985 el ritmo de aumento del comercio internacional duplica con creces la tasa media anual de crecimiento del PIB mundial, lo que ha su- puesto que el valor de las exportaciones, que representaba un 15 % de la producci6n to- tal en 1990, alcance ya el 22,5 % slo una década después, Es decir, casi una cuarta parte de todos los bienes y servicios obtenidos en el afio 2000 atraves6 alguna frontera en el camino que separa el lugar donde se produjeron y donde fueron consumidos. La progresiva eliminaciGn de Jas barreras af libre mercado que impuls6 el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), surgido en 1947, se acentué tras la creacién de la Organizacién Mundial del Comercio (OMC) en 1994. Ambas han sido un factor esencial en esa expansisn, pese a las numerosas deficiencias en su fun- cionamiento, que serén comentadas més adelante. La creacién de bloques econémicos bajo la forma de zonas aduaneras, zonas de libre cambio y uniones econémicas (Unién Europea, Tratado de Libre Comercio de América del Norte, Mercosur...), ha acelerado esa tendencia al eliminar 0 reducir los aranceles internos entre sus paises miembros y homogeneizar los existentes frente a terceros. La plena integracién de Rusia, China y otras antiguas economias planificadas en los circuitos comerciales son un apoyo adi- cional al incremento de los flujos comerciales. Finalmente, las mejoras constantes en los transports y, sobre todo, las telecomunicaciones, asf como las propias estrategias ‘CuaDRo 6.1. Evolucién anual del comercio internacional, 1965-2000 A 8 Bvolucion deta EvoluctOn del comercio PERIODO rolucci6n (%) internacional (%) 1965-1974 5 8 1975-1984 25 3 1985-1994 2 35 1995.2000 3 7 Fuente: Organizacién Mundial Gel Comercio, 2001 228 GEOGRAFIA HUMANA 1985-1974 1978-1984 1986-1994 '¥995-2000 Produccion [| Comercio Fis. 6.2. Crecimiento interanual del comercio internacional, 1965-2000 (%). de localizacién de numerosas empresas transnacionales, que disocian espacialmente sus lugares de produccién y venta, convergen con los factores anteriores en un movi- miento de impulso que parece dificil de reorientar en un futuro inmediato. Pero si el volumen de los flujos comerciales crece hoy con rapidez, su geome- tria y contenido conocen también cambios importantes que es preciso sefialar por su significado geografico. Si se considera el origen y destino de esos intercambios, la primacta de los paf- ses desarrollados es todavia evidente, pese a las mayores tasas de crecimiento regis- tradas ahora en algunas otras regiones, sobre todo del Este y Sureste de Asia (cuadro 6.2), Los paises de la Trfada atin concentraron en 2001 el 64,8 % de las exportaciones y el 68,4 % de las importaciones de mercancfas, llegando hasta el 71,4 % y 68,1 % en al caso de los servicios, El superdvit comercial de Europa occidental en ambos aparta- dos contrasta con el fuerte déficit norteamericano en el intercambio de bientes mate- riales y con el de Japén en el caso de los servicios. En el resto del mundo merece des- tacarse el répido crecimiento en el peso relativo representado por los nuevos paises industriales de Asia (NPLAs: Corea del Sur, Taiwan, Singapur, Indonesia, Malasia, Filipinas y Tailandia), que, junto con China, superan ya la exportacién de mercancias, de Estados Unidos: 13,9 y 12,2 % respectivamente, cuando esas cifras eran del 3,9 y 17,0 % en 1963. La ligera recuperacién de América Latina tras la década perdida que supusieron los afios ochenta, junto a la crisis estructural y la desconexidn del conti- nente africano son otros dos rasgos que ponen de manifiesto el desigual impacto de la GLOBALIZACION Y ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA 229 apertura comercial. Asf, por ejemplo, los calificados por el Banco Mundial como pai- ses de baja renta, que albergan al 40 % de la poblacién mundial —principatmente en Asia metidional y Africa subsahariana— apenas realizan el 3 % del comercio interna- cional, lo que equivale a un montante inferior a 100 détares por habitante, frente a los 6.000 de promedio en los paises de alta renta. Ahora bien, si, mds alld de las cifras totales, 1o que se considera son las direc- ciones dominantes en este tréfico de mercancias y servicios, se constata la verdadera dimensién de los desequilibrios, pues dos terceras partes del total se desplaza entre pafses de Ia Trfada, que actéian siempre como principales proveedores y clientes mu- tuos. Los flujos restantes se organizan entre esos tres polos de actividad y los paises del Sut, que configuran una especie de areas de influencia: América Latina respecto a la del Norte, Asia Pacifico con relaci6n a Japén, Africa y Europa Central/Oriental res- pecto a la Unién Europea (cuadro 6.3 y figura 6.3a), Perviven, pues, importantes asi- metrias que reflejan Ia dependencia comercial de una buena parte de unos pafses en desarrollo que, pese a su modesta aportacién al volumen total y la orientacién hacia unos clientes ubicados casi siempre en los paises desarrollados (ante la debilidad del comercio Sur-Sur), tienen a menudo unas economias fuertemente extravertidas y, por tanto, muy dependientes de los precios que alcanzan sus productos de exportacién en los mercados internacionales. ‘CuADRO 6.2. Comercio internacional por regiones del mundo en 2001 Exportaciin —_Importacién —Evolexport Exportactén —Importacién Evol. export de mercancias de mereancias 1990-01 servicios, «~—servicios ~—«1990-01 REGIONES (8) (8) oO (6) (%) () América del Norte 16.6 22,5 6 20,5 139 6 Europa ‘occidental 415 40,3 4 465 44,8 5 Japon 67 56 3 4a 7a 4 América Latina’ 58 61 8 40 49 6 Europa Este 48 43 7 38 4 10 Africa 24 22 3 ea 26 3 Oriente. Medio 40 29 3 22 34 7 China 44 39 l 23 29 y NPIAS 95 85 7 87 92 9 Resto Asia/Ovean, 33 37 6 35 33 7 TOTAL MUNDO 100 i00 5 100 100 6 Fuesre: O.M.C., 2002 002 "WO Nn Lie ee te 90P os ez oannw 8p oe 91 et 1sz amg & ag Sy eu oe sol 91 oipayy 212 rl 1% 8 £0 eis se cu pany 99 8% 99% ss 1 ey Benoa vdoansy st 9% os sis £t COL Pawpre vdomng oot £9 out 09 Duo] woeazuy a soe UON B>ERLIY oannw ‘ NINO og nsy /ONNLSID GLOBALIZACION Y ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA 231 COMERCIO EXTERIOR EN 1999 (V, Baudrand, 2000) Fusnre: OM.C, Wiss dines “03s ] =e i 150.000 “fl enades Nees B sateas 0 3280! Fuente: UNCTAD. Fi. 63, 232 GBOGRAFIA HUMANA Bsa relacién de intercambio, que puede calificarse como poscolonial, cobra su pleno sentido al considerar as modificaciones recientes en su contenido. En una pa- nordmica de conjunto, pueden destacarse los siguientes aspectos: a) Tiene lugar un retroceso casi constante —sdlo atenuado en ocasiones por el aumento en el precio de los hidrocarburos— en el valor generado por el comercio de materias primas (minerales, agrarias, forestales, pesqueras), sometidas a precios con importantes fluctuaciones y tendencia a disminuir a largo plazo, lo que agrava en muchos casos los ya elevados indices de pobreza en aquellos pafses atin muy depen- dientes de su exportaci6n. El exceso estructural de oferta, que provoca periddicas acumulaciones de stocks, junto a la falta de control de los canales de comercializacién estén en la rafz de un problema que se agrava con el tiempo. 4) Aumenta, en cambio, la importancia del comercio mundial de manufactu- ras, reflejo de la nueva divisin internacional del trabajo, con Ja deslocalizaci6n de aquellas producciones intensivas en recursos naturales y mano de obra (textil-confec- cién, calzado, material eléctrico...) hacia pafses de bajos costes y una legislacién poco restrictiva desde el punto de vista laboral o ambiental. Los paises desarrollados conser- van, no obstante, una acusada primacfa en la exportaci6n de bienes industriales perte- necientes a sectores de alta intensidad tecnoldgica y, sobre todo, en la exportacién de servicios, que ya representan algo mas de una quinta parte del valor total registrado. c) Pero la novedad més importante de los ‘timos afios tal vez sea la impor- tancia alcanzada por el comercio intrasectorial e, incluso, por el comercio intraempre- sarial, entre las distintas filiales de una misma firma repartidas por el mundo, que ya representa una tercera parte del total, Eso supone que, a menudo, se produce una coincidencia entre los principales sectores exportadores e importadores de un mismo pais, Jo que atenta contra las teorfas clisicas del comercio internacional gue explica- ban su existencia en funcién de la desigual dotaci6n de recursos en cada caso y las consiguientes ventajas comparativas. Son ahora las estrategias de segmentacién de la produccién que Hevan a cabo numerosas transnacionales las que explican tal situa- cién, como habré ocasién de precisar mas adelante. En resumen, la apertura de los mercados y la répida expansi6n del comercio in- ternacional representan un componente de primer orden én el actual proceso de glo- balizacién y uno de los que suele suscitar mayores esperanzas de prosperidad entre Jos partidarios de una liberalizaci6n sin fisuras. No obstante, el enorme incremento de riqueza generado por ese impulso comercial no ha ido acompafiado de un progreso paralelo en la reduccién de la pobreza y en el avance hacia un mas efectivo desarrollo. hhumano, tal como los sucesivos informes del Programa de Naciones Unidas para et Desarrollo (PNUD) vienen a confirmar anualmente. LAS DIVERSAS CARAS DE LA GLOBALIZACION FINANCIERA Mucho mas répido atin ha sido el crecimiento experimentado por las inversio- nes de capital, que al ser el factor de produccién que goza de mayor movilidad poten cial, ha sido también el que ha registrado una verdadera mutacién en los dhtimos afios. GLOBALIZACION Y ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA 233 E] resultado ha sido la creacién de un mercado de capitales tnico, que opera en tiempo real, de forma ininterrumpida y a escala planetaria, en el que se estima que a diario se producen operaciones cambiarias por un valor superior a 1,5 billones de d6- lares (casi 80 veces el volumen diario de exportaciones), de las que apenas un 5-8 % guardan relacién directa con transacciones de bienes reales. El concepto de globaliza- cién financiera define, pues, la interconexidn entre los mercados financieros naciona- les y los sistemas monetarios, sustentada técnicamente en las redes telematicas, pero cuyo verdadero origen debe buscarse en las medidas liberalizadoras aprobadas por los gobiemnos conservadores de Reagan y Thatcher a partir de 1979, seguidas més tarde por la desregulacién de los mercados de acciones en 1986, 0 la liberalizacién plena de los movimientos de capital sancionada por la entonces Comunidad Europea en 1990 (Chesnais, 1994; Hopenhayn y Vanoli, 2002). Se trata, segtin Harvey (2003: 88), de «un proyecto geopolitico explicito», que provoca una disociacién oreciente entre el capital financiero —-que opera siempre a corto plazo y con fines especulativos— y un capital productivo cada vez mas sometido a sus dictados, al igual que ocurre con jas politicas econémicas de unos gobiernos que se enfrentan a la tirania de los merca- dos (Bourguinat, 1995). En palabras de Barea y Billén (2002: 81), «quien actualmen- te Ileva las riendas es la economia financiera frente a la economia real, el delirio co- Jectivo frente a la objetividad>. La globalizacién de los mercados de capital, al margen de la existencia de auto- ridades con capacidad de ejercer una cierta supervisi6n o control, ha multiplicado en {os tiltimos afios las burbujas especulativas y las crisis financieras subsiguientes, que han amenazado economfas como la mexicana, la brasilefia, la argentina, la indonesia e, incluso, la de un gigante econémico como Japon, dotando de mayor inestabilidad al sistema. Incluso un conocido especulador internacional como Georges Soros ha sefia- lado los riesgos que pueden derivarse del ingente stock de activos financieros que se mueven sin control en los mercados y el premio Nobel de Economfa, James Tobin, propuso hace ya tres décadas la creacién de una tasa o impuesto que gravase las tran- sacciones financieras internacionales a corto plazo para asf desincentivar esos movi- mientos especulativos (Martin y Schuman, 1996). La organizacién espacial de estos flujos de capital es muy dificil de establecer, aunque si en los afios sesenta y setenta su direccién predominante era Norte-Sur, tras la crisis de la deuda en los ochenta experimenté una brusca reorientacién en favor de los movimientos entre paises del Norte, con Estados Unidos como principal érea de atraccién. No obstante, el significado geogréfico de unos movimientos de capital muy volatiles y en gran parte deslocalizados, que apenas tienen reflejo sobre los territorios, es bastante escaso. Algo muy diferente es lo que ocurre con la inversion exterior directa (IED), aquella realizada por una empresa en otro pais con objeto de abrir una filial, o bien de comprar empresas u otros activos locales (suelo, inmuebles...) ¢ implantarse en ese territorio. En las dos tiltimas décadas también se han difundido con rapidez las deno- minadas nuevas formas de inversién, en donde la aportacién prioritaria de capital se sustituye ahora por alianzas estratégicas con empresas locales para realizar proyectos conjuntos, controlar mercados, etc. A diferencia del comercio exterior o la inversién en cartera, la IED se traduce en un trasvase de capacidad productiva y empleo, es ori- gen de diversos flujos espaciales (mercancias, capitales, trabajadores, tecnologia, 6r- 234 GEOGRAFIA HUMANA denes, informacion...) y tiene cierta permanencia temporal, aspectos que la dotan de una mayor consistencia desde el punto de vista territorial, Mas alla de las oscilaciones ciclicas inherentes al cambiante dinamismo de la economia mundial, la IED crece en las tiltimas décadas a un ritmo muy superior al re~ gistrado por la produccién y el comercio internacionales. Segtn la UNCTAD (Confe- rencia de Naciones Unidas para e] Comercio y el Desarrollo), mientras en 1980 su vo- lumen total fue de 54.945 millones de délares, esa cifra se elevs a 202.782 en 1990 y hasta 1.491.934 en 2000. El constante aumento en el nimero de firmas que optan por una estrategia de transnacionalizacién, junto con los importantes movimientos de ca- pital protagonizados por las fusiones y absorciones en determinados sectores (banca, medios de comunicacién, electrénica e informédtica, automévil, compafifas aéreas, distribucién comercial, telecomunicaciones...), que a menudo afectan a empresas de paises diversos empefiadas en aleanzar una escala mundial y un control oligopolfstico del mercado, estan en la raiz de ese espectacular incremento. Baste sefialar, por ejem- plo, que segiin datos de la propia UNCTAD, el volumen de capital invertido en proce- 80s de fusidn/absorcién de compafifas fue de 150,000 millones de délares en 1990, de 186.000 millones en 1995 y de 1.136.000 millones en 2000. Si en Ia primera fecha e] sector més afectado fue el industrial (53 % de la inversién total), seguido por el de servicios (45 %), al finalizar et siglo se habfa producido ya una inversién en la jerar- quia, siendo mucho més importantes las fusiones y absorciones dentro del sector ter- ciario (73 % de la inversién total) que del industrial (26 %), en tanto el sector prima- rio s6lo mantiene unas cifras residuales (1%) ‘Como en los casos anteriores, Ia distribucién espacial no ha quedado al margen de todo ese conjunto de transformaciones, reforzando también en este caso la secular hegemonfa ejercida por Europa occidental, América del Norte y Japdn, que en 2000 concentraron un 80 % de las Ilegadas de capital asociadas a la IED y hasta un 90 % de Jas salidas registradas (cuadro 6.4) Los densos flujos de capital en el interior de una Unién Europea sin fronteras que limiten su circulacién explican su primacfa actual sobre cualquier otra regién. Frente al cardcter netamente exportador que presentan tanto ésta como Japén destaca la situacién inversa de Estados Unidos —y, en consecuencia, de toda América del Norte— que desde Jos aiios ochenta se convirtis en principal destino de la IED proce- dente del resto del mundo, con un ritmo anual de incremento en cuanto a la recepcién de capitales slo superado por el de China en fa tiitima década. El mapa de ta figura 6.3b refleja con nitidez esos desequilibrios espaciales en los movimientos de capital, poniendo una vez mds de manifiesto la exclusién de casi todo el continente africano, Ja modesta insercién atin de la ex Unidn Soviética y la Europa oriental, 0 el escaso ‘volumen proporcional recibido por América Latina y el Asia Sudoccidental. Ese desigual interés del capital internacional por los paises y regiones del tercer Mundo se acompajia por una valoracién también muy desigual respecto a los benefi- cios y riesgos potenciales que pueden derivarse de su presencia. Los defensores de incentivar Ja inversién extranjera suelen destacar que esa in yeccién de capitales en economfas con escasos excedentes internos pueden promover nuevas actividades, crear empleos directos e inducidos y generar nuevas fuentes de ingresos, difundir tecnologias y buenas prdcticas de gestion entre el empresariado lo- cal, aumentar las exportaciones y acceder a nuevos mercados. No obstante, también GLOBALIZACION Y ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA 235, Cuapao 6.4, Evolucidn de la inversiGn exterior directa por regiones del mundo, 1970-2000 Biltones de délares REGIONES 1970 1980 1980 MUNDO — Enirades 12.586 34.945 202.782 1.491.934 = Salidas 14141 53.674 233315 1.379493 EUROPA OCCIDENTAL — Entradas 5.207 21.427 96.803 332.067 — Salidas S104 24.065 29531 1.018391 ‘AMERICA DEL NORTE — Entradas 3.083 2.78 36.004 367.529 = Salidas 8521 23.328 36.219 212/868 JAPON — Entradas 94 28 1.753 8.322 — Salidas 355 2.385 48.024 31.358 ‘OTROS P. DESARROLLADOS — Entradas 1.093 2.099 10.014 19.558 — Salidas 130 565 2.788 8.856 AFRICA — Entradas 47 380 2.483 8.694 = Salidas 2 1119 2103 1481 AMERICA LATINA — Entradas 1.438 7.485 10.28 95.405 — Salidas 29 1129 3.163 21.748 ASIA CENTRAL y ‘OCCIDENTAL — Entradas 168, “3.162 2.145 2.583 = Salidas = 586 "496 1285 ‘ASIA ORIENTAL y MBRIDIONAL — Entradas 370 2791 15344 28.420 Salidas - 376 86631 19367 CHINA — Entradas 50 761 6.762 102.703, — Salidas _ 82 3.218 60:290 vewre. UNCTAD, 2002. existen contrapartidas que, en ocasiones, pueden ser muy elevadas. Por un lado, las entradas netas de capital se ven atenuadas por la repatriacién de beneficios (un 30 % de la inversi6n realizada en promedio) y las ayudas concedidas a menudo por los go- biernos para atraer a las empresas (subvenciones y exenciones fiscales, cesién de sue- lo...). Al tiempo, existe el riesgo de utilizar algunos territorios de estos pafses como simple plataforma de exportacién, con plantas de ensamblaje que generan escasos efectos multiplicadores sobre e] entorno, ademas de provocar un aumento de las im- portaciones (de componentes, servicios, etc.) que moderan el saldo positive de la ba- Janza comercial. La explotacién de una mano de obra sin apenas derechos, cuando lo 236 GEOGRAFIA HUMANA que se busca es un simple abaratamiento de costes, o Jos dafios ambientales derivados de una explotacién intensiva y con escasas restriceiones de los recursos naturales, re- sultan consecuencias también visibies en bastantes ocasiones. S6lo un andlisis indivi- dualizado de los impactos ocasionados por la IED sobre cada territorio podré, pues, petmitir un diagnéstico cuyo balance final —positivo 0 negativo— no estd determina~ do de antemano. LA POLARIZACION DE LOS FLUJOS DE TECNOLOGIA La informacién y el conocimiento se han convertido en factores estratégicos para elevar la competitividad de las empresas y los territorios, pero también para avanzar hacia formas de desarrollo territorial donde resulten compatibles un cierto rit- mo de crecimiento econdmico con el bienestar social y la sostenibilidad ambiental. La noci6n de terrizorios que aprenden o regiones inteligentes (learning regions), def- nidas por Florida como aquellas «depositarias y generadoras de conocimientos e ideas, que poseen el ambiente y Jas infraestructuras que facilitan los flujos de conocimien- tos, ideas y practicas de aprendizaje» Florida, 1995: 527), ha cobrado creciente inte- rés, tanto a la hora de diagnosticar las claves de ciertos fenémenos de dinamizacién territorial, como en las propuestas para avanzar hacia un desarrollo territorial de ma- yor calidad. ‘Aunque la innovaci6n y el aprendizaje colectivo pueden presentar formas muy diversas, es a la innovaci6n tecnol6gica, definida por la OCDE como la «aplicacién productiva de una invencién», que permite mejorar los procesos de trabajo (calidad, productividad...), los productos (disefto, diferenciacién y cortificacién...), su comer- cializacién o la gestidn de las empresas, a Ja que mayor importancia suele concederse. Desde esa perspectiva, la brecha tecnolégica existente entre unos cuantos pafses de la Trfada que concentran el esfuerzo de investigacién y desarrollo tecnolégico (ID) con relacidn al resto del mundo no ha hecho sino ahondarse con e! paso del tiempo. Ast, por ejemplo, en el afio 2000 los paises de la OCDE concentraron casi un 85 % de las inversiones en T+D realizadas en ef mundo, equivalentes a 602.899 millones de déla- res. En su interior, sélo Estados Unidos, Japén y Alemania reunieron el 72,4 % de esa cifra, proporeién que se eleva al 92,7 % de incluir a los seis que Jes siguen en orden de importancia (Francia, Reino Unido, Corea del Sur, Italia, Canadé y Pafses Bajos), frente al escaso peso relativo de los otros veinte miembros. Fuera de ese Ambito, tan s6lo China, Rusia y Taiwan muestran inversiones significativas en este aspecto. Debido a esa intensa concentracién espacial de la capacidad para generar inno- vaciones, la transferencia tecnolégica entre paises y regiones se constituye en estrate- gia clave para atenuar los contrastes, bien mediante su adguisicién como tecnologta incorporada en los productos importados —sobre todo los pertenecientes a los secto- res considerados como de alta tecnologia— 0 mediante la compra de patentes y servicios de asistencia técnica a las empresas 0 centros piblicos de investigacién del mundo desarrollado que son sus propietarios. Segiin Archibugi y Lundvall (2001), uno de los componentes menos conocidos aunque de importancia creciente— del proceso de globalizacién es el referido a 80s flujos de tecnologfa que, con importantes restricciones en determinados casos, GLOBALIZACION Y ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA 237, atraviesan el mundo, Sefialan asf la existencia de un cierto tecnoglobalismo, reflejado en Ja explotacién internacional de la tecnologta producida nacionalmente por un cre- ciente nimero de empresas transnacionales que obtienen importantes ventajas com- petitivas de un esfuerzo tecnoldgico realizado mayoritariamente en su pafs de origen 'y que se exporta a sus filiales 0 se vende a otras empresas. Pero también, y de modo ya significativo, en la cooperacién teenoldgica internacional realizada entre empresas, universidades y centros de I+D que realizan proyectos y publicaciones conjuntos, in- tercambian profesionales, etc. La medicién de estos flujos tecnolégicos es atin bastante deficiente ante la esca- sez de estadisticas disponibles, pero permite apuntar algunas tendencias significati- vas. Es el caso del registro de patentes, que sdlo entre 1991-1997 crecié un 93,6 % en el seno de la OCDE, o de las ventas internacionales de tecnologia no incorporada (pa- tentes y servicios), que en los afios noventa también se elevaron a un ritmo superior al de las Variables consideradas hasta ahora, con Estados Unidos como principal pats exportador, atin a considerable distancia del resto. Su potencial cientifico-técnico, pero también el poder de penetraci6n de sus empresas en los mercados, se alian para justificar tal primacia, Muy distinta, en cambio, es la imagen que ofrece hoy el comercio de manufac- turas pertenecientes a los sectores industriales calificados como de alta intensidad tec- nolégica (electrOnica ¢ informatica, telecomunicaciones, éptica ¢ instrumentos de precisiGn, aerondutica y aeroespacial, quimico-farmacéutica, biotecnologia...). En el transcurso de la iiltima década, las estrategias descentralizadoras aplicadas por nume- rosas transnacionales, que han desplazado aquellos segmentos de menor valor afiadi- do y ciertas tareas de ensambiaje a pafses de bajos costes (India, China, México...), con mercados en expansién, una mano de obra flexible con cierta formacién y/o una buena accesibilidad a los mercados finales, han transformado con rapidez la imagen también muy polarizada dominante hasta entonces (cuadro 6.5). ‘Asf, pese a que Estados Unidos, Japén y Alemania atin contindian siendo los principales exportadores mundiales en productos de alta tecnologia, a cierta distancia del resto, los pafses desarrollados en conjunto vieron disminuida su presencia relativa en las ventas desde el 82 % que detentaban en 1990, al 66 % correspondiente al afio 2000. Sdlo paises como Canadé 0 Irlanda, destino preferido para muchas filiales de compafifas estadounidenses, registraron tasas de crecimiento proximas a las del mun- do en desarrollo, que duplicé su proporcién en las exportaciones totales durante esa década. Junto al espectacular aumento registrado por la industria maquiladora ubica- da en Ja frontera norte y la region central de México tras la firma det Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadé, que atrajo a multitud de filiales de empresas estadounidenses, japonesas 0 europeas, junto a unos pocos proveedores locales, des- taca igualmente el dinamismo de algunos paises del Asia Pacifico, donde ja relacién entre empresas transnacionales y de origen local muestra, a menudo, un mayor equi- librio. Esta nueva constatacién del diferente comportamiento de los territorios frente al nuevo marco de relaciones que supone la globalizacién hace necesario prestar una atencién especial a los que, con sus decisiones y estrategias de localizacién, pueden considerarse responsables principales de tal heterogeneidad. 238 GBOGRAFIA HUMANA Cuapno 6.5. Exportaciones de productos manufacturados de alta tecnologia, 1990-2000 1990(millones _% 2000 (millones % Evolucién REGIONES délares) Total ——ddlares)—“Total ‘1990-2000 (%) MUNDO 491.005.0 100 1.381.502 100 1814 PAISES DESARROLLADOS —402.076.9 319 913.1225 66,1 1221 — Estados Unidos 99.6491 225.9034 126.7 — Japén 71.6389 152.1207 959 — Alemania 55.877.0 103.213,1 847 — Reino Unido 36.310,5 86.281,5, 137.6 — Francia 31,983,2 71.602.9 1242 — Paises Bajos 17.3944 51.2006 394.3 — Canadé 10.655,4 32.2947 232.9 — Irlanda 6.640,2 271 386.3 — Italia 16841,1 39.4677 64.6 — Suecia 8.4545 21.2055 1508 — Resto paises desarrollados 40.682,6 106.1143 1608 PA{SES EN DESARROLLO 71.8005 158 4475245 324 4752 — Singapur 19.1285, 81.1249 3241 — Corea del Sur 13457 61.8227 359,4 — China (Hong Kong) 9.1105 62.083,7 580.9 — Malesia 7.688,2 51.685.6 5723 — México 1183.1 46.928.1 3,866.5 — Resto América Lavina 2452.0 11.2488 358.8 — Resto paises en desarrollo 24.781,0 132.680,7 4354 PAISES EN TRANSICION (Ex URSS+ Europe Este) 11,1276 23 208482 15 874 Fuewre: UNCTAD, 2002, 3. Las protagonistas de la globalizacién econémica Los actores que protagonizan e| conjunto de transformaciones que venimos identificando son, sin duda, multiples. No obstante, las grandes empresas y grupos econdmicos de cardcter transnacional, junto con los organismos e instituciones inter- nacionales que establecen el sistema de normas que regula los mercados de productos y factores, pueden considerarse los de mayor relevancia en el momento actual, ganan~ do en importancia relativa frente al anterior protagonismo de los Estados-nacién. De ahi la necesidad de conocer las claves de su actuacién, 0 algunos de los efectos mas evidentes que se derivan para los territorios. GLOBALIZACION Y ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA 239 CRECIMIENTO Y ESTRATEGIAS DE LAS MULTINACIONALES: UNA NUEVA GEOGRAFIA EMPRESARIAL En un ensayo sobre Las compaitias multinacionales y la ley del desarrollo desi- gual, publicado originariamente en 1971, Stephen Hymer afirmaba: «Desde el inicio de la revoluciGn industrial ha existido una tendencia al incremento del tamafio de la empresa, pasando del taller a la factorfa, a la compafiia nacional y a la compaiifa multidivisional, basta llegar, en la actaalidad, a la compaftia multinacional. Este cre- cimiento ha sido cualitativo a la vez que cuantitativo. Con cada uno de estos pasos, la empresa ha ido adquiriendo una estructura administrativa més compleja para coordi- nar sus actividades, as{ como una mayor capacidad de control para planificar su su- pervivencia y su crecimiento». Segtin su prondstico, el proceso tendia a incrementar- se en las décadas siguientes y podria conducir a situaciones de oligopolio en las que unas pocas empresas tendrian capacidad para controlar los mercados de ciertos pro- ductos en todo el mundo. Y conclufa afirmando: «En ese instante, habré nacido una nueva estructura de Ia organizacién industrial internacional y una nueva divisién in- ternacional del trabajo» (Hymer, 1982: 92-93). Lo ocurrido desde entonces parece confit mar plenamente tales previsiones, tal como demuestran algunos indicadores bé- sicos que exigen, previamente, definir con claridad ciertos conceptos. Las empresas multinacionales son aquellas que han superado fa simple estrate- gia exportadora y cuentan con centros de trabajo implantados en més de un pafs. Se definen también a menudo como transnacionales, por generar densos flujos materia- les e inmateriales que superan las fronteras interestatales y contribuyen a desnaciona- lizar las economfas. Tienen, por tanto, un cardcter multilocalizado, con diversos esta- blecimientos que organizan su actividad en funcién de una estrategia de conjunto decidida desde su sede central —aunque en ocasiones el grado de descentralizacién sea elevado—, por Io que pueden entenderse como verdaderas empresas red. Desarrolladas, sobre todo, a partir de la depresin de 1929, que impuls6 a dete sminadas grandes empresas de Estados Unidos a buscar nuevos mercados, su cre miento en las dos dltimas décadas ha resultado espectacular, generalizéndose su pre- sencia en la mayoria de actividades econémicas y afectando a empresas de dimensiones cada vez menores. Segin datos de la UNCTAD, en el afio 2000 su nd- mero total se estima en unas 63,000 firmas, que cuentan con més de 800.000 filiales repartidas por e! mundo hasta representar un tercio de la produccién total obtenida al finalizar el siglo. Buena muestra de su dinamismo puede ser la comprobacién de que el valor afiadido de la produccin generada por las filiales de estas empresas, estima do en el 5,7 % del total mundial en 1982, alcanz6 ya el 10,0 % en 2000, con un volu- men de empleo directo que también crecié de 17,4 a 45,6 millones de trabajadores durante ese periodo (Martinez Estévez, 2002). Otra manera de medir su potencial econémico es comparar su cifra de negocios con el PIB de los diferentes paises, aunque se trata de indicadores que miden varia- bles no homogéneas (valor total de las ventas en el primer caso; valor afiadido bruto en el segundo), sf permiten considerar su peso econdmico relativo y, por tanto, su ca- pacidad de negociacién o su poder, Segtin De Grauwe y Camerman (2002), si en 1980, entre las 100 mayores unidades econémicas del mundo se contabilizaban 57 Estados por s6lo 43 empresas, veinte afios después esas cifras se equilibran, con 51 y 240 GEOGRAFIA HUMANA 49 respectivamente. Colocados en orden decreciente, la primera empresa del mundo por su cifra de negocios, General Motors, ocuparia el puesto 23, con unas ventas de 176.500 millones de délares en 2000, superiores al PIB de casi un 90 % de los Esta- dos independientes del mundo, incluyendo algunos de la Unién Europea de los 15 (inamarca, Finlandia, Grecia, Irlanda, Portugal, Luxemburgo), junto con todos los nuevos socios incorporados en 2004 (cuadro 6.6). Una ditima cifra a considerar puede ser Ia de que sdlo las 100 mayores empresas controlaban en esa fecha un 7 % de todos Jos bienes y servicios obtenidos en el mundo, asf como una cuarta parte del comercio intemacional. Con todo, estas cifras estén atin lejos de medir el verdadero poder de grupos econdmicos que controlan numerosas empresas mediante participaciones mayorita~ rias en su capital y sus consejos de administracién, tomando asf decisiones que pue- den afectar de modo directo la vida de millones de personas. Més atin cuando su pre- sencia resulta especialmente destacada en aquellos sectores intensivos en capital y/o tecnologia (automévil, aerondutica, peiréleo, informatica y telecomunicaciones, ban- a...) 0 ligados al consumo final (distribuci6n comercial, ocio, medios de comunica- cidn....) que ejercen fuertes efectos de arrastre sobre el conjunto de la economia, Esa imparable tendencia en favor de la transnacionalizacion debe relacionarse con las numerosas ventajas comparativas que pueden derivarse de esa estrategia para los que estén en condiciones de asumirla. Por una parte, permite obtener economias de escala al ampliar los mercados de venta, compensar la atonfa de unos mediante la incorporacién de otros nuevos y prolongar el ciclo de vida de ciertos productos. Por otra, también posibilita aprovechar las ventajas comparativas de cada territorio en re~ lacién con los recursos que pueda ofrecer: materias primas abundantes, mano de obra barata, servicios técnicos e infraestructuras de calidad, ayudas piiblicas o exenciones fiscales, buena accesibilidad, etc. Finalmente, localizarse en diversos paises también permite sortear con mayor facilidad cualquier tipo de restricciones impuestas por un Estado a Ja circulaci6n de capitales o la transferencia de beneficios mediante la com- praventa de productos entre filiales de la misma empresa, a precios que se sitdan al margen del mercado, lo que supone la posibilidad de trasladar espacialmente los be- neficios. Mayor importancia ain tienen aqui los componentes espaciales de ese creci- miento, que pueden analizarse desde una doble perspectiva: considerando Ja ubica- ciGn de las sedes centrales de esas grandes firmas, desde donde se dirige su actividad diaria y se concentra el poder de decisién, o bien las estrategias que gufan ta localiza- cign de sus filiales y los cambios acaecidos en ios criterios de distribucién espacial, consecuencia y causa a la vez del proceso de globalizacién. Con relacién al primero de estos aspectos (figura 6.4, la primera posicién ejerci- da por las compaiifas con origen y capital mayoritario procedente de Estados Unidos a Jo largo de todo el siglo xx atin se mantiene a su finalizaci6n, hasta representar 37 de las, 100 mayores en el afio 2000, Pero su proporeién sobre el total tiende a reducirse desde Jos afios sesenta, por lo que las originarias de la Unién Europea (31) y Japon (22) com- piten ya en numerosos sectores, dejando apenas una décima parte del total para las que tienen su sede en otros pafses, con Suiza, Corea del Sur y China a la cabeza. Las transformaciones recientes en sus estrategias espaciales son atin mas im- portantes desde la perspectiva que aqui interesa destacar, con una progresiva diversifi- GLOBALIZACION ¥ ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA Cuapao 6.6. Mayores unidades econdmicas det mundo en 1980 y 2000 (miles mitlones délares) Paises / Empresas 2000 PlBNenas Paises / Empresas 1980 PIBNentas L. Bstados Unidos 9.882,8 1. Bstados Unidos 2.5825 2. Iapén 4677.1 2. Unidn Soviética 12120 3. Alemania 1.8701 3. Japén 1.1529 4. Francia 14134 4. RF Alena 8278 5. Reino Unido 1.2863 5. Francia 627.7 6 China 10769 6. Reino Unido 4428 7. Talia 1.068,5 7. tlie 368.9 8. Canada 6895 8. China 283.2 9. Brasil 595.5 9. Brasil 243.2 10. México 5745 10. Canadé 225 IL. Espaiia 555.0 UL Espafia 199.8 12. India 4743 12. Pafses Bajos 1614 13, Corea Sur 4572 13. India 1594 14. Australia 3940 14. México 1440 15. Paises Bajos 364.9 15. Australia 142.2 16. Argentina 2850 16. Polonia 1398 17. Rusia 2511 17. R.D. Alemana 1209 18, Suiza 2403 18. Bélgica 119.8 19. Bélgica 2310 19. Suecia 1g 20, Suecia 214 20. Suiza 1063 21. Turquia 19,9 21. Exxon 103, 22. Austria 191.0 22. Checostovaquia 100.9 23. General Motors 1766 23. Nigeria 85.5, 24. Wal Mart 166.8 2A. Royal Dutch Shell TA 28, Exton 163.9 25, Austria 76,5 26. Hong Kong 1633 26. Sudifrica 670 27. Ford Motor 1626 27. Argentina 66,4 28. Polonia 1622 28. Dinamarca 66.3, 29. Dinamarea 160.8 29. Turquie 65.0 30. Daimler Chrysler 160.0 30. Indonesia 618 31. Indonesia 153,3 31, Mobil 39,5 32. Noruega 149.3, 32. Corea del Sur 58.6 33. Arabia Saud 1394 33. Yugoslavia 5855 34, Sudafirica 1289 34. General Motors 317 35, Tailandia 1219 35. Venezuela 54,2 36, Venezuela 1203 36. Rumanfa 52.0 37. Finlandia 1198 37. Texaco 31.2 38. Mitsul 118.6 38. Noruega 516 39, Mitsubishi 1178 39. British Petroleum 48.0 40. Toyota 15,7 40. Finlandia 4713 41. Grecia 1120 41, Hungrfa 450 42. Generat Electric 1116 42. Grecia 422 43, Israel 1103 43. Standard Oil California 405 44. Htochu 109.1 44. Irak 395 45. Royal Dutch Shell 1054 43. Bulgaria 374 46. Portugal 103.9 46. Ford Motor 371 47. fein 99.0 47. Argelia 364 48. Egipto 98,7 48, Filipinas 34 49. Sumitomo 95,7 49. Colombia 316 50, Ielanda 944 50. Tailandia 311 Fuente: Banco Mundial, Fortune y elaboracisn propia 242 GEOGRAFIA HUMANA numero de empresas + 10.0 69 299 Furnre: Fortune, FG. 64, Localizacion de las sedes sociales de las 500 mayores empresas del mundo en 2000. cacién de comportamientos que hace mucho més compleja la geograffa empresarial y puede favorecer, segtin los casos, una tendencia hacia la estandarizacién o la especia- Hizacién de los territorios (Dicken, 1998), tal como intenta reflejar de modo sintético Ja figura 6.5. Ante todo, hay que tener presente que la mayorfa de firmas transnacionales pa- rece seguir un proceso de decisién espacialmente jerarquizado, en el que «la empresa elige primero una gran zona geogréfica (un continente de la Triada, por ejemplo Eu- ropa), después un pais en esa zona (por ejemplo Francia en Europa), y finalmente una regiOn y una ciudad dentro de ese pais» (Mayer y Mucchielli, 1999: 160). Durante dé- cadas, los Jugares elegidos en cada pafs para levar a cabo su actividad mantuvieron escasas relaciones entre sf, pues Ja funcién prioritaria que justificaba su instalacién era la de abastecer en bienes 0 servicios un mercado nacional considerado rentable mediante la reproduccién de la organizaci6n y actividades desempefiadas en su pais de origen. A esa estrategia, que Porter (1986) calificé como multidoméstica, en la que las filiales actuaban como simples réplicas de la firma matriz.con un tamafio adaptado al metcado de acogida, le correspondia una ubicacién prioritaria en las grandes ciuda- des y Jos nodos de comunicacién bien situados para abastecer a los consumidores de cada uno de esos paises y, en su caso, fecibir las materias primas, escaseando en cam- bio las exportaciones. En la actualidad, ese comportamiento cldnico contintia dominando las estrate- gias de implantacidn de la mayorfa de firmas transnacionales que centran su atencién en el servicio directo al cliente y reproducen el mismo tipo de establecimiento en to- dos los lugares, contribuyendo asf a esa progresiva homogeneizacién que muchos asocian con el proceso de globalizacién y que alcanza su mejor exponente en los es- pacios del consumo y ocio de masas. Los hipermercados y supermercados, las cade- nas de franquicias en sectores como la comida répida o la moda, las grandes cadenas hoteleras, etc., son ejemplo paradigmético de esta situacién, que alcanza un valor GLOBALIZACION Y ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA 243 Pais B Pas D 1. Estrategia exportadora 2. Estrategia de mutiiocalizacién (muttidoméstica): {(produccién para el mercado mundial) eslablecimientos no especializados 3. Estategia global filles eapeciaizades por! 4, Esategla global: filals egpeciaizades en producto (itegracién horizontal) fases y ensamblaje certrekeadr (rt vertcal) Establocimientos empresa transnacional Empresas subcontratadas (oR Flujos de componentes y/o productos acabados yer Purnre: Adaptado de P. Dicken, J. Savary y J. Chesnais, Fic. 6.5. Estrategias espaciales de las empresas transnacionales. 244 GEOGRAFIA HUMANA simbélico en casos como el de la empresa McDonaid’s, que con sus més de 40.000 restaurantes de comida répida en 148 paises (més de 300 en Espafia en 2001) y sus 46 millones de clientes diarios, se convirtis en un fenémeno no slo econémico sino también cultural, reflejo de los éxitos pero también de Jos riesgos de este proceso, hasta convertirla a menudo en blanco de las iras de los militantes antiglobalizaci6n (figura 6.6). Idéntica estrategia mulzidoméstica muestran atin actividades industriales que fabrican bienes simples y de diffcil segmentaci6n para el consumo de la pobla- cién, desde bebidas 0 comida envasada, a calzado deportivo, etc. Pero el rasgo distintivo de los tiltimos tiempos es la generalizaci6n de estrate- gias globales en la mayorfa de sectores industriales, donde las filiales existentes en cada pafs ya no reproducen el mismo tipo de actividad y obtienen los mismos produc- tos, sino que se especializan en la fabricacidn de ciertos componentes que luego pue- den ensamblarse en otro lugar, o en modelos especificos dentro de Ja gama total que oferta la empresa, con una escala de produccién adaptada ya en todos os casos al mercado mundial. En unos easos, los flujos que se establecen tienen un sentido hori- zontal, entre establecimientos que se intercambian productos semielaborados y fabri- can también algunos bienes acabados. En otros, el ensamblaje final se concentra en unos pocos centros de trabajo, mientras el resto s6lo produce componentes 0 semiela- botados, lo que da origen a flujos mas jerarquizados en sentido vertical, que a menu- do desbordan la propia empresa y se prolongan en la red de proveedores y firmas sub- contratadas que suelen localizarse en su entorno préximo. La distribucién territorial de la industria automovilistica en Europa a mediados de los aiftos 90 era fiel reflejo de esa forma de organizaci6n, con una clara division espacial del trabajo que propiciaba Ja fragmentacién de la cadena productiva y la especializacién de los territorios en fun- cién de sus condiciones especificas: concentracidn de la produccin de vehiculos de gama alta —que compiten en calidad y diferenciacién del producto— en pafses cen- trales como Alemania o Francia, sede también de algunas grandes firmas, frente ala dispersién de los vehiculos de gama baja —-que compiten prioritariamente en cos- tes— por los pafses de la periferia europea, en donde productores como Espafia se en- frentan a Ja creciente competencia de Ja Europa oriental (figura 6.7). En todos los casos, este tipo de estrategia multiplica los intercambios comercia- les, financieros y tecnolégicos intraempresariales e intrasectoriales, al tiempo que también refuerza una divisién internacional del trabajo que jerarquiza cada vez més los tertitorios segtin Jas funciones que estas empresas red les asignan. Eso tiene un re- fiejo directo en aspectos tan concretos como la cantidad, calidad y estabilidad del em- pleo generado en cada caso, fa mayor o menor vinculacién con las empresas locales, © su impacto ambiental. E! abstracto espacio de los flujos y el mucho mas conereto de los lugares demuestran en estos casos ser indisociables a la hora de entender e] desi- gual dinamismo de los territorios. También se pone asf en evidencia la creciente capa- cidad negociadora de unas grandes empresas que, al poder optar entre localizaciones alternativas, estén en condiciones de exigir contrapartidas a los gobiemnos locales, re gionales ¢, incluso, estatales para asentarse o mantenerse en un drea. Se entienden de este modo afirmaciones como las de Ramonet (1999: 29), para quien «asistimos a un espectéculo insdlito: el de un ascenso de Ia potencia de las empresas planetarias fren- te al que los contrapoderes tradicionales parecen cada vez mas impotentes. Por vez primera, el fenémeno principal de nuestra época, la globalizaciGn, no esté siendo pi- GLOBALIZACION Y ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD BCONOMICA 245, Locatizacién de restaurantes McDonald’ (2000) _ FIG. 6.6. Locaticacién de restaurantes McDonald's en el mundo y en Espafa. Ensambie do vehiculos: EBB vosels se gama ata Noles de goma be EBB eros BS _Vericvos tostororo Escala: miles de empleos (establecimientos > 10.000) 60 98. Afto de inicio de actividad (21981) 40 220 Fupyti: G. Bordenave-Y. Lung, «L’internationalisation de Pindustrie automobile dans espace éuro- péerm, en M, Savy-P. Veltz dirs., Economie globale et reinvention du local, Paris, DATAI Aube, 1995, p. 62 ditions de Fis. 6.7. Geografia de ta industria awtomotriz en Europa. a mediados de los alo noventa, Jotado por los Estados que, frente a las empresas gigantes, pierden progresivamente sus prerrogativas». No obstante, frente a esa simple contraposicién entre Estado y empresas, 0 en- tre actores piblicos y privados, la verdadera comprensién de las claves que impulsan el modelo de globalizacién liberal hoy imperante exige considerar la actuaci6n de un tercer actor, cuya influencia efectiva sobre la evoluci6n reciente de Ja economia y los tertitorios no puede ser desdefiada en absoluto. GLOBALIZACION Y ORGANIZACION ESPACIAL DE LA ACTIVIDAD ECONOMICA 247 LA GLOBALIZACION Y SUS REGLAS: LA INTERVENCION DE 10S ORGANISMOS INTERNACIONALES Tal como se afirma en el reciente informe elaborado por una organizacién no gubemmamental sobre los efectos de la globalizacién, que ya fue mencionado en pagi- nas precedentes, «la interacci6n global, ms que el aislamiento, ha sido Ia base del progreso econémico mundial. El comercio —junto con las migraciones, la comunica- cin y difusién del conocimiento cientifico y tecnolégico— ha ayudado a vencer el dominio de una pobreza lacerante y la generalizacién de los desagradables, embrute- cidos y breves modos de vida que caracterizaron este mundo. Y, aun asf, pese a todo el progteso, la vida todavia resulta desagradable, embrutecida y breve para una gran parte de la poblacién mundial» (OXFAM, 2002: 17). Opinidn no muy distante a la del premio Nobel de Economia, Joseph Stiglitz, quien a este respecto sefiala: «Creo que Ja globalizacién —Ia supresi6n de barreras al libre comercio y la mayor integracién de las economfas nacionales— puede ser una fuerza benéfica y su potencial es el enri- quecimiento de todos, particularmente los pobres; pero también creo que para que esto suceda es necesario replantearse profundamente el modo en que la globalizacion ha sido gestionada, incluyendo los acuerdos comerciales internacionales que tan im- portante papel han desempefiado en Ja eliminacién de dichas barreras y las politicas impuestas a los paises en desarrollo en el transcurso de la globalizacién» (Stiglitz, 2002: 11). Las supuestas ventanas de oportunidad que, para sus defensores, puede abrir el proceso de integracién econémica y Ia evolucién hacia un verdadero mundo sin fronte~ +as —lejos atin de la situacién presente— no se han materializado ain para buena par- te de los tertitorios y Jas sociedades, que ven cémo se ahonda el foso de las desigual- dades, tanto a escala mundial como en el interior de las regiones 0 las ciudades. Pese a afirmaciones como la expuesta en el Informe sobre el Desarrollo Mundial 2002, publi- cado por el Banco Mundial, en el sentido de que «las tasas de crecimiento més répido se han registrado en aquellas partes del mundo en desarrollo que eran extremadamente pobres hace 20 afios, pero que han hecho grandes esfuerzos por integrarse en el merca- do mundial» (Banco Mundial, 2002: 15), algunos de los indicadores estadisticos que se comentarén més adelante discuten frontalmente tal diagnéstico. Las reglas que gufan este proceso globalizador estén en la rafz de tal controver- sia, por lo que una breve referencia a la actuacién de las instituciones internacionales ayudard no sdlo a entender la actual situacidn, sino también sus posibilidades de transformaciGn en un futuro préximo, Una referencia a las normas y el trato desigual que rigen el comercio internacional, a algunos efectos derivados de la desregulacion financiera como el relativo a la proliferacién de paratsos fiscales, o a los devastadores efectos en muchos pafses de las politicas ultraliberales exigidas por el Fondo Moneta- rio Internacional para renegociar la deuda o la concesién de nuevos créditos, serén los aspectos a considerat. La regulacién del comercio internacional y el establecimiento de normas comu- nes que deben respetar los diferentes Estados y empresas del mundo se rigié durante

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