Directora General del Centro para el Desarrollo Infantil LEARN & PLAY, Lima, Perú
I. CONSIDERACIONES PREVIAS:
En muchos centros educativos de los diferentes países, podemos observar dos errores en
común en primer lugar, está el de separar mente y cuerpo, asignando a la mente- o al
cerebro- la capacidad de pensamiento y al cuerpo la capacidad de acción y percepción, dando
mayor énfasis a las actividades que desarrollen la mente y descuidando el desarrollo motor.
En segundo lugar, está el de separar las capacidades cognitivas de la información sensorial,
esperando que se formen conceptos sin seguir el correcto camino que va de la información
concreta captada por los sentidos a la capacidad o concepto a nivel abstracto.
Sin embargo, hoy en día, con el ingreso de las Neurociencias al mundo pedagógico, es más
fácil, para los educadores de la primera infancia, entender la gran responsabilidad que
tenemos con relación al desarrollo de nuestros alumnos y alumnas y por ello, debemos
corregir los errores anteriormente mencionados, al dar el debido énfasis a la educación de los
sentidos y a la realización de ejercicios que estimulan el desarrollo tanto del cuerpo como del
cerebro. Investigadores como Delacato (1963) Glenn Doman, Douglas Doman, Bruce Hagy
(1996), Jean Massion (2000), Richard Magill (1984, 1998) Eric Jensen (1995, 2000) entre
muchos otros, reconocen la importancia del trabajo en equipo que realizan cuerpo y cerebro
en el proceso de desarrollo y aprendizaje, y otros especialistas como Gimeno, Rico, Vicente
(1986), Soler (1992) y Cohen (1979, 1986) recalcan que la educación de los sentidos es
elemento fundamental del conocimiento y que la fase perceptiva es la primera de las fases del
pensamiento y de la expresión.
La propuesta de este taller es dar una breve mirada en las bases neurofisiológicas del
desarrollo, para tener la comprensión necesaria para organizar un trabajo en aula, donde los
niños y niñas vivirán diferentes experiencias que contribuirán a la educación de sus sentidos y
de su cuerpo, desarrollando capacidades y habilidades del pensamiento y habilidades
motoras, frutos de un cerebro en constante desarrollo.
II. INTRODUCCIÓN:
En estos últimos años estamos presenciando avances notorios en el campo educativo. Nuevas
filosofías, nuevas metodologías, e innovadores programas o propuestas pedagógicas vienen
siendo implementados en los Centros Educativos de diferentes países, con el fin de
proporcionar mayores oportunidades de desarrollo a sus alumnos y alumnas.
Sin embargo, de una manera casi contradictoria, estamos presenciando el olvido de dos de las
actividades más esenciales para la educación infantil: la educación sensorial y la educación del
cuerpo. La educación de los sentidos, como afirma Soler, “es escasamente atendida en
nuestras escuelas, cuando, paradójicamente, la información sensorial es la puerta del pensar
humano”. La educación del cuerpo, que se quedó limitada a unos cuantos ejercicios de
psicomotricidad, que en muchos centros educativos no están sistematizados y, que cada año
que pasa, están siendo remplazados por actividades de “aprestamiento” en hojas de trabajo.
Glenn Doman, quien por años, junto a su gran equipo, viene estudiando el desarrollo del
potencial humano y cerebral, afirma que “toda la mitad posterior del cerebro y de la médula
espinal está compuesta por cinco vías de entrada sensorial, mientras que la mitad anterior del
cerebro y de la médula espinal está compuesta por las vías motrices de salida, por las que
reaccionamos ante aquella información sensorial de entrada” (Doman, 1994,1999).
Con esta afirmación en mente, se nos hace más fácil entender que, siendo la educación infantil
la primera etapa formal de escolarización, nada más lógico que enriquecer esta etapa con un
serio programa de educación sensorial y con una serie de ejercicios neuromotores, que por su
incalculable valor, harán sostenibles los saberes más complejos. Sin embargo, como primer
paso, haremos un breve viaje al Sistema Nervioso, para conocer aspectos fundamentales que
conformarán los cimentos de la educación de los sentidos y de los ejercicios neuromotores, a
la vez que aprovecharemos para hacer una revisión de conocimientos con relación a las bases
neurofisiológicas del desarrollo humano.
En pocas palabras, el Sistema Nervioso es el sistema del cuerpo humano responsable por el
envío, recepción y procesamiento de impulsos nerviosos. Se encarga de mantener el cuerpo
totalmente interconectado para que pueda realizar todas las funciones que tiene que realizar.
Como está encargado de controlar todas las funciones de los músculos y órganos, trabaja en
conjunto con tres sistemas: el central, el periférico y el autónomo. El sistema nervioso central
es responsable de recoger la información, emitir impulsos nerviosos y analizar los datos
sensoriales y está compuesto por el encéfalo y la médula espinal. El sistema nervioso
periférico tiene que transportar los impulsos nerviosos a y desde las numerosas estructuras
del cuerpo, formado por nervios craneales (12 pares) y espinales (31 pares), que unen el
sistema nervioso central con el resto del cuerpo. El sistema autónomo, formado por sistemas
simpático y parasimpático, se encarga de regular y coordinar las funciones vitales del cuerpo.
El sistema nervioso es conocido como el rey, el jefe supremo de todos los demás sistemas del
cuerpo humano.
Médula espinal: La médula es una de las partes más importantes del SNC, pues actúa
como un cable que envía mensajes desde el encéfalo y recibe información de las otras
zonas del cuerpo. Posee conductos nerviosos aferentes y eferentes, lo que significa
que puede recibir y transmitir información y se encuentra rodeada de un líquido
espinal que la protege y la nutre. Si por alguna razón se lesiona, no podrá transmitir
o recibir información a las áreas que cubren la zona dañada y tampoco de las que se
encuentran por debajo de la misma.
Bulbo Raquídeo: el bulbo es la poción más baja del cerebro humano, ubicado sobre la
médula y debajo de la protuberancia anular, conectando a encéfalo y médula espinal.
Desempeña un importante papel en la transmisión de impulsos nerviosos entre la
médula y el encéfalo y es el centro de las funciones cardíacas y respiratorias.
Protuberancia Anular: la protuberancia se encuentra, verticalmente, sobre el bulbo
raquídeo y debajo del encéfalo y sagitalmente entre el cerebelo y la glándula
pituitaria. Sirve como puente entre cerebelo, bulbo y cerebro.
Cerebelo: el cerebelo se encuentra sobre la protuberancia anular, debajo de la corteza
cerebral y en la parte posterior del encéfalo. Se encarga de coordinar y modificar la
actividad resultante de impulsos y órdenes enviados desde el cerebro.
Cerebro: es la parte más voluminosa del encéfalo (que es el principal componente del
SN) y se encuentra protegido en la cavidad craneal. Está formado por una gran masa
de fibras nerviosas de color gris y de color blanco, en su parte superior. Es
responsable de gran parte de los procesos mentales superiores así como del
procesamiento de datos sensoriales y de procesos motores iniciales. Está compuesto
por dos hemisferios y dividido en cuatro secciones o lóbulos (frontal, parietal, occipital
y temporal). Las funciones de cada lóbulo están coordinadas por las fibras de
asociación (la más larga y densa de estas fibras forman el cuerpo calloso, que une los
dos hemisferios).
Corteza cerebral: es la zona externa del cerebro. En su parte media se encuentra el
surco central. A partir de él, se pueden describir dos zonas: una anterior y motora, y
otra posterior y sensitiva. Es responsable, entre tantas cosas, de las habilidades más
nobles y refinadas, únicas del ser humano.
1. Las células gliales: las interneuronas, células más pequeñas que tienen como función
sostener, proteger y nutrir las neuronas.
2. Las células nerviosas: las neuronas. De los miles de millones de células que componen
nuestro cerebro, se calcula que, en el cerebro adulto, hay 100.000 millones de neuronas y
aproximadamente 10 veces más de células gliales que las acompañan
Las conjunciones o conexiones que vinculan una neurona con otra se llaman
sinapsis.
Para entender qué pasa en el cerebro cuando las vías sensoriales reciben una información,
haremos una breve descripción de los órganos receptores de estímulos, basándonos en los
estudios realizados por J. R. Gimeno y otros.
· Vista: los ojos son los órganos receptivos y codificadores del estímulo, el cual es llevado al
centro de decodificación, el cerebro, donde se analiza y se compara la información con las
demás almacenadas en la memoria.
· Oído: el oído es el órgano de la audición. Los receptores del oído interno captan las
vibraciones sonoras en impulsos nerviosos, que mediante fibras sensibles, ascienden hasta
llegar al córtex cerebral auditivo. También cabe recalcar que las estructuras vestibulares del
oído interno son responsables de la función del equilibrio.
· Tacto: las diferentes sensaciones recibidas por la piel (de textura, vibración, temperatura,
consistencia, forma, peso, etc.) son recibidas por terminaciones nerviosas específicas para
cada sensación, y viajan, en cuestión de segundos, por las sendas nerviosas hasta la médula
espinal, y desde allí hasta el cerebro. Cada parte del cuerpo tiene su representación, casi
exclusivamente en el hemisferio opuesto, ocupando una zona proporcional al número de
receptores de la misma zona (con excepción de algunas partes de la cara). Labios, cara y
pulgar cuentan con un número muy alto de receptores.
· Olfato y gusto: son conocidos como los sentidos químicos, puesto que sus estímulos
dependen del contacto de sus receptores con sustancias químicas. La membrana olfatoria
recibe los estímulos y los transmite mediante las fibras del nervio olfatorio hasta el cerebro,
mientras que los estímulos gustativos son captados por los botones gustativos de la boca y
transmitidos por las neuronas que siguen diferentes vías hasta llegar al cerebro.
Los órganos receptores de estímulos envían la información a diferentes áreas del cerebro para
que sea decodificada, analizada y /o almacenada. El proceso empieza de la siguiente manera:
el órgano del sentido capta la información, o el estímulo, por medio de las vías receptoras, los
transmisores se encargan de llevar el mensaje a la zona del cerebro que le corresponda, y es
en el cerebro, que la información es interpretada.
Para ejemplificar este proceso, les invito a observar parte de un modelo sugerido por Rico
(1986):
Para entender un poco más sobre este “trabajo en equipo”, tenemos que recordar que nuestro
cerebro crea movimientos enviando una explosión de impulsos nerviosos a cualquier músculo
o a la laringe. Según las investigaciones de William Calvin (Calvin y Ojemann- 1994), existe
un código cerebral para la creación de los movimientos. Él afirma que, movimientos tan
simples como masticar un chicle, por ejemplo, son controlados por circuitos cerebrales
próximos a la médula espinal, mientras que movimientos más complejos requieren de amplias
áreas del cerebro como por ejemplo, la corteza prefrontal y las dos terceras partes posteriores
del lóbulo frontal, las mismas áreas del cerebro que también se encargan de habilidades
cognitivas como la resolución de problemas y el planeamiento. A la vez que el cerebro crea
diferentes movimientos, también está siendo activado cuando nuevos movimientos o nuevas
combinaciones de movimientos son iniciadas.
1. Médula espinal y bulbo raquídeo: son los puntos de partida de la organización neurológica
(ON). Son responsables de los reflejos antiguos y primitivos, cuya contribución básica es el
tono muscular, el movimiento reflejo y la preservación de la vida. En esta etapa hay
movimiento pero no hay movilidad. Hay reflejo prensil y movimiento de brazos y piernas pero
sin mover el cuerpo.
2. Protuberancia anular: es el siguiente nivel de la ON, responsable del reflejo tónico del
cuello. Facilita la coordinación de las funciones de los dos lados del cuerpo, cara y mandíbula.
El reflejo tónico, presente desde la etapa intrauterina, permitirá al niño moverse y
desplazarse: es la etapa del arrastre. El arrastre es el primer acto de movilidad que resulta en
desplazamiento de un punto a otro. La ON a nivel de protuberancia es caracterizada por el
primero movimiento funcional y por el aumento general de movimientos.
El hecho que un niño o niña llegue a desarrollar estas habilidades a los seis o siete años de
edad, aproximadamente, está directamente relacionado con la oportunidad de ejercitación
sensorial y neuromotora a las cuales estuvo expuesto desde temprana edad.
1. En al ámbito sensorial:
“No hay nada en la mente que antes no haya estado en los sentidos”, afirmó Comenio hace
muchos y muchos años. ¿Habrá cambiado nuestra mente, desde esta época, la manera de
conocer y percibir al mundo? Obviamente que no. Muy por el contrario, con el avance de las
Neurociencias, estamos entendiendo de manera más clara cómo se da el proceso de desarrollo
cerebral y la importancia de la información sensorial para la construcción del conocimiento.
Todos los niños y niñas tienen conocimiento de sí mismos y del mundo que los rodea
utilizando sus sentidos. Los órganos responsables de captar la información del medio donde
crecen y se desarrollan nuestros pequeños, son bombardeados, segundo tras segundo por
diferentes estímulos. El cerebro, quien se encarga de seleccionar la información, limita la
entrada de las sensaciones, elige, decodifica y transmite a diferentes zonas cerebrales y al
cuerpo en sí, aquello que potencialmente le es más útil, valorando las informaciones más
importantes o más llamativas, o más olorosas, o que involucren más emociones, etc.
Como simple ejemplo, imagínate sentado en el Teatro Municipal de su ciudad, y al frente tuyo
la espectacular Orquesta Sinfónica de Moscú. A esta escena, suma el hecho de que tienes los
oídos totalmente sordos. O que te encuentres preparando el agua de la tina para que se bañe
un bebé, y sumado a esto, el hecho de que no puedas percibir la temperatura del agua. No
necesitamos más ejemplos para demostrar que lo que realmente sabemos fue construido por
las más diversas informaciones recibidas a través de nuestros canales sensoriales, que no solo
nos permiten tener un conocimiento específico (como la temperatura) sino también nos
permiten sensibilizarnos ante diferentes fenómenos o situaciones de la vida diaria, dando
sentido a lo sentido (escuchar y sentir la belleza de una sinfonía).
Muchos podrían pensar que la información sensorial de todas maneras llega al cerebro y
cumple su función, siguiendo un curso casi natural, en la construcción del conocimiento; lo
que no exige de un educador planificar u organizar un programa formal de educación
sensorial. Sin embargo, si tenemos conciencia de que la información sensorial sustenta
saberes más complejos, que el Sistema Nervioso madura de forma gradual, y que el despertar
de los sentidos es procesal, fácilmente podremos concluir que la educación sensorial
proporcionará una mayor organización de los estímulos sensoriales, controlará y velará por su
correcta recepción y por los órganos responsables de ella, además de ayudar a los niños y
niñas a interpretar y analizar las sensaciones que reciben, a ser sensible, y que a través de
esta sensibilidad, puedan entender el significado más profundo de lo que observan.
Los niños y niñas son altamente sensoriales, gracias a una sabia naturaleza que les facilita el
conocimiento del entorno y de sí mismos, y como según afirma Delgado, “la información
sensorial es absolutamente esencial para el comienzo y desarrollo de las funciones mentales
en el niño, porque la actividad cerebral depende esencialmente de los estímulos sensoriales,
no sólo al nacer, sino también toda su vida”.
Por lo tanto, la propuesta de estimulación sensorial se enmarca en un Programa de Educación
Sensorial, que empezará desde la más temprana edad, sin límite para terminar, ya que la
exploración sistemática por medio de los sentidos se hace necesaria hasta la adolescencia,
cuando investigamos en un laboratorio de física o química en el colegio.
2. Material sensorial: muy variado, que atienda a los diversos sentidos. Debe ser seleccionado
de antemano, recolectando materiales del medio natural y de medios específicos.
4. Los contenidos: dentro de cada ámbito sensorial se debe establecer los contenidos a ser
considerados en cada una de las etapas del desarrollo, según la edad del niño. Como por
ejemplo, con relación al desarrollo visual, los contenidos van desde la escala de movimientos
oculares, percepción de formas, colores, semejanzas, diferencias, hasta la agudeza visual,
diferenciación figura y fondo, memoria visual y estabilidad perceptiva. A modo de ejemplo,
observen el cuadro que está a continuación en lo que se refiere a movimientos oculares, en
gradación, desde los 3 hasta los 24 meses de edad:
- circular - circular
hacia la hacia la
izquierda izquierda
- circular
hacia la
derecha
5. Los grados: considerando el conocimiento del alumno, la etapa del desarrollo y el dominio
del sentido respectivo, los ejercicios sensoriales deberán ser categorizados en grados para
permitir no solamente la adquisición de la habilidad o capacidad sino también la comprensión
de lo sentido. Gimeno, Rico y Vicente enumeran los siguientes grados:
· Grado Uno: es el del dominio, de la ejercitación, puesto que la cualidad ya fue conocida e
identificada. Es el momento de hacer nuevos descubrimientos, de ejercitar las capacidades
cognitivas de clasificar, diferenciar, discriminar. Es repetir, ejercitar, dominar para aprender.
En este momento, podemos observar destrezas del tipo rapidez y seguridad al ejecutar las
tareas.
· Grado Dos: es el recordar lo aprendido, evocar lo que fue memorizado para lograr
habilidades superiores a nivel cognitivo y sensorial. Es el momento de practicar o ejercitar la
memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo, algo que se relaciona directamente con el
proceso de aprendizaje.
· Grado Cuatro: es la fase de aplicar todo lo aprendido en el día a día, según las necesidades
o deseo del alumno. Es el momento en que lo aprendido toma cuerpo, en la práctica, en la
vida cotidiana, donde se aplican los conocimientos, destrezas y habilidades sensoriales
desarrolladas en los grados anteriores.
EDAD 12 a 18 18 a 21 21 a 27 27 a 30
DIVERSIFICACIÓN 1. Sonidos del cuerpo: 1. Sonidos del 1. Sonidos del 1. Sonidos del cuerpo:
AUDITIVA cuerpo: cuerpo:
· Grado 0: escuchar por · Grado 0 al grado 3.
escuchar. · Grado 0 al grado · Grado 0 al grado
1. 2.
2. Sonidos emitidos
2. Sonidos emitidos por por animales:
animales: 2. Sonidos emitidos 2. Sonidos emitidos
por animales: por animales:
· Grado 0: al grado 3.
· Grado 0: escuchar por
escuchar e identificar · Grado 0 al grado · Grado 0 al grado
3. Sonidos de
señalando. 1. 2.
instrumentos
musicales:
3. Sonidos de 3. Sonidos de 3. Sonidos de
instrumentos musicales: instrumentos instrumentos
· Grado 0 al grado 3
musicales: musicales:
· Grado 0: escuchar por
4. Sonidos de la
escuchar e identificar · Grado 0 al grado · Grado 0 al grado
naturaleza:
señalando. 1. 2.
4. Sonidos de la · Grado 0 al grado 3.
naturaleza:
· Grado 0 al grado 1
6. La programación: para todo el trabajo sensorial, el profesor debe tener una programación
como para cualquier otro programa. Las unidades de aprendizaje sensorial deben seguir el
mismo camino que las demás propuestas de aprendizaje, empezando por la motivación,
pasando a la presentación o exploración del material, la manipulación del mismo, la
ejercitación en los grados que correspondan para terminar con la evaluación.
2. En el ámbito neuromotor:
Toda la información que recibe el cerebro llega por medio de las vías sensoriales. La
información es almacenada por un corto periodo de tiempo en el sistema sensorio-perceptivo,
enseguida el cerebro la decodifica y en un lapso de segundos emite la respuesta motora.
¿Qué vías sensoriales son consideradas muy importantes para la práctica de los ejercicios
neuromotores?
VISIÓN: es una vía sensorial extremadamente importante. Sería muy difícil jugar tenis,
básquet o fútbol sin el uso de la visión. Además sería imposible leer el lenguaje visual.
AUDICIÓN: es otra vía muy importante que también está involucrada en las habilidades
motoras. Para los jugadores de tenis, por ejemplo, el sonido que escuchan del golpe dado por
su adversario en la pelota, lo advierte cómo debe recibir la jugada. Es a través de la audición
que podemos escuchar, comprender, razonar y más aún, es por medio de la audición que el
ser humano llega al lenguaje, a hablar y expresarse oralmente en uno o más idiomas.
TACTO: la información táctil nos permite sentir, de tal manera que podamos identificar un
objeto sin olerlo, mirarlo o probarlo. Un tenista confía en la información táctil cuando agarra la
raqueta al prepararse para un saque, o la manera como el jugador de golf cierra las manos en
el palo es vital para el resultado de su jugada. La información táctil de las manos (jugador de
golf), pies (jugador de fútbol), cabeza ( jugador de fútbol), cuerpo ( jugador de fútbol
americano) es vital fuente de información que “manipula” el desarrollo de la habilidad motora.
Para que exista comprensión del proceso de aprendizaje motor, es necesario que se entienda
algunos términos esenciales como:
EL MOVIMIENTO: El movimiento es la base del ámbito neuromotor, ya que existe una relación
muy íntima entre desarrollo cerebral, movimiento corporal y habilidades motoras. Los
movimientos que realizamos, desde la etapa prenatal, están directamente relacionadas con el
desarrollo de las capas esenciales del cerebro y de otras zonas del SN.
Ej.: el patrón de movimiento de patear es el mismo para patear una pelota al arco, patear
una pelota en caída libre o patear una botellita que encontramos tirada en la calle.
El “patrón cruzado” es el patrón más complejo y completo, pues además de exigir de los dos
hemisferios que trabajen juntos, es el patrón que está presente en muchas habilidades
motoras: arrastre, gateo, marcha, corrida, etc.
Como sabemos, el aprendizaje de una habilidad ocurre en varias etapas. Según el modelo de
Paul Fitts y Michael Posner (1967), este aprendizaje envuelve 3 etapas para aprender una
habilidad nueva:
1ª) Etapa Cognitiva: cuando un aprendiz empieza a adquirir una nueva habilidad, está
preocupado con muchas cosas, tiene muchas inquietudes y necesita información para realizar
su hazaña y por ello se equivoca muchísimas veces. (¿Cómo se agarra la raqueta? ¿Qué debo
hacer cuando me devuelvan la pelota? ¿Cómo se computan los puntos? ¿Cómo debo
arrastrarme?)
2ª) Etapa Asociativa: cuando el aprendiz ya aprendió, hasta cierto punto, los mecanismos
básicos de la habilidad, la empieza a refinar, a ubicar sus errores e intentar corregirlos,
perfeccionando así su propia práctica. (Ya puedo mejorar mi saque pero ¿dónde debo “clavar”
la pelota?)
Además, la evolución de las tres etapas está relacionada con la madurez neurológica y con el
entrenamiento que resultó en la conformación de una nueva estructura.
Considerando los conceptos mencionados anteriormente nos falta ahora considerar cuales
serían los ejercicios a ser realizados en un programa neuromotor y las reglas a ser seguidas
para el éxito del programa.
5. La vestimenta debe ser cómoda y permitir a los niños y niñas moverse y desplazarse de un
punto a otro con facilidad.
6. El aula debe contar con espacios amplios, escalera de braquiación, pista de arrastre (para
los más pequeños), colchonetas, pelotas gigantes, cilindros, balancines, barritas de madera, y
todos los materiales que juzgue necesario la maestra. Cabe resaltar que para la mayoría de
los ejercicios neurotróficos, el recurso más importante es el SUELO.
· salto
· balanceo
· giros
· rotaciones
· braquiación
· volantines
· lanzamiento
· etc.
Todos los ejercicios deben abarcar los diferentes tipos de patrones, con miras siempre en la
organización neurológica del niño y niña. Desarrollar habilidades neuromotoras es abrir
puertas a diferentes habilidades cognitivas, como lectura y escritura, las cuales exigen un alto
nivel de organización neurológica en el ser humano.
V. CONCLUSIONES:
Estimular o educar los sentidos, entre muchas cosas, permitirá al niño o niña agilizar las vías
aferentes, de información sensorial, así como las vías eferentes, de respuesta motora; mejorar
la capacidad intelectual en general, debido a la estimulación de diferentes zonas del SNC y
áreas especializadas de la corteza cerebral (Gimeno, 1986) proporcionando un aumento de las
conexiones neuronales y por ende un incremento en el aprendizaje y en la construcción de
conocimientos. De la misma manera, practicar ejercicios neuromotores contribuirá con el
desenvolvimiento adecuado de todos los niveles subcorticales y corticales del SNC,
responsables de las más diferentes y refinadas habilidades motoras, las cuales están
directamente relacionadas con capacidades y habilidades cognitivas y con el aprendizaje.