Nosotros no lo creemos, porque los deseos del niño son influenciados por
todo lo que existe en el entorno.
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En la metodología de la Educación Alternativa de la École Nouvelle Querbes en
Montreal (Québec), la formación de los niños durante los seis años de la escuela
primaria, se hace a través de proyectos que cada niño elige desarrollar. En esa
elección es apoyado mediante preguntas y sugerencias, tanto por el docente como
por el grupo.
Documento traducido por Laura Sampson para uso de formación, investigación e
intervención del Grupo Cultura y Desarrollo Humano. Universidad del Valle.
Octubre 2017
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Todos los niños tienen un proyecto de vida, aun los que manifiestan ciertas
dificultades para expresarlo de manera consciente y coherente.
Depende del colegio y del hogar de poner a disposición los medios para que
el niño se movilice. En efecto, el contexto del colegio es en sí artificial y uno
lo concibe de esta manera, tanto que se siente agobiado por las
restricciones institucionales. A nosotros nos toca el reto de encontrar los
medios de no restringir la escuela al papel tradicional que separa y frena
sistemática y continuamente la motivación interior del niño.
Para analizar y comprender, hay que tener siempre una mirada renovada y
diferente. A menudo nuestras “medidas” o nuestra necesidad de verificar
tienen que ver más con nuestra necesidad de control que con los objetivos
que el niño estableció.
Para tener una mirada honesta sobre el niño, es necesario volver sobre sí, es
casi esencial. Hay que mirar al niño por él mismo y no en función de nosotros
y de nuestros gustos.
Hay que ser conscientes, y la Secundaria está ahí para recordárnoslo, que el
niño no vive en una isla desierta, sino que su proceso se inserta en un
sistema escolar preestablecido, con sus esperas y exigencias definidas.
Por una parte, nos enfrentamos a la respuesta que debemos dar a las
exigencias y esperas del sistema escolar, y por otra parte, a la preocupación
nuestra por favorecer la aparición y desarrollo de la estructura interna de
cada uno de los niños. Debemos buscar en primer lugar el equilibrio.
Entre los 6 y los 9 años el niño vive un período privilegiado durante el cual
forma su estructura interna. Es el momento en que tiene lugar el paso a una
función simbólica más elaborada, más concertada, y esto se da en gran parte
gracias a las relaciones que tiene el niño con los demás.
La vida colectiva en la cual se implica el niño abre, de por sí, un gran lugar
para los padres que pueden encontrar ahí un lugar de intercambios. De
hecho, esta vida colectiva pertenece también a los adultos que la han
escogido inicialmente para sus niños.
Los padres así como los profesores se sienten a menudo aislados en tanto
educadores. Es importante que se encuentren, que intercambien y se pongan
de acuerdo acerca del recorrido de cada uno de los niños, y también del
recorrido de la colectividad de niños.
Estamos conscientes de que al decir que es importante que niño vaya hasta
el final de su proyecto… estamos frente a un escollo… que este final lo
apoye su profesor.
La concepción de la sociedad
por esto: él mismo tiene actitudes inéditas, basadas en las maneras de ser,
de ver y de hacer de nuestra sociedad.
Es importante que los niños estén convencidos del valor de sus proyectos y
de lo bien-fundado de enfrentar decididamente los obstáculos inherentes a
sus procesos, que sean capaces de ser enérgicos, activos ahora, para poder
serlo también más tarde.
Los valores
Los valores son condiciones para la aparición de la estructura del niño, son
útiles de trabajo más o menos eficaces.
Democracia
Es un horario hecho por la escuela al principio del año que fija todos estos
tiempos, dejando poco lugar e iniciativa para los niños y los profesores. Este
horario se convierte rápidamente en un peso al regir de manera
inconsiderada gran parte de las actividades de los niños durante la semana.
Estas actividades los demandan demasiado, provocando a veces una
desmotivación para retomar un proyecto dejado de lado debido a una
actividad programada. Este funcionamiento congestiona también la vida al
interior de la clase, donde es arduo para el profesor controlar todos estos
desplazamientos y reagrupar el grupo-clase.
Cualquiera sea la elección del niño, hay que asegurar un cuestionamiento del
interventor y hasta del grupo-clase. En ciertos casos habrá que cuestionar
los miedos y temores del niño y ayudarle a reconocer sus motivaciones.
Por otra parte, en tanto adulto, uno podría explicarle la elección implícita en
lo que uno propone. Uno podría hacerle conocer sus intenciones y pedirle
implicarse en consecuencia.
Uno concibe que un niño pueda hacer una actividad en “esgrima” por fuera
de la escuela y que esto podría ser considerado como un proyecto sin que
sea necesario hacer un proyecto en educación física en la escuela.