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Discurso en Nájera

Juan José Meneu Muñoz


A nadie sorprendo si digo que la política y todo lo que está asociado a ella, así como cosas
que no son política pero que hacen los políticos, están de actualidad. Pero claro, en contra de esa
frase hecha tan conocida que dice que es preferible que se hable de uno aunque sea mal, yo soy de
la opinión de que no quiero que hablen de mi por lo malo; quiero que hablen de mí -de nosotros (de
UPyD, de los políticos)- porque hemos hecho algo bien. Pero no es eso lo que está sucediendo con
la política. Se habla constantemente de ella pero siempre para despreciarla y para situarla como el
foco de todos nuestros males. Lo más triste, como todos somos conscientes, es que muchas veces la
gente tiene toda la razón del mundo para abominar de la política y de los políticos.
Nos encontramos con muchos casos de corrupción. Algunos casos impactantes y famosos
como los de Bárcenas, los de los EREs o los de la financiación ilegal de CiU relacionada con el
Palau. Otros son casos de, digamos, andar por casa. Que si esta recalificación de yo qué sé que
terrenos, que si está oposición cuyo resultado es, cuanto menos, sospechoso, que si esta diputación
siempre contrata con esta empresa que, casualmente, es del hijo de no se quien... Es cierto, como
insisten una y otra vez desde los partidos tradicionales, no son todos los políticos los que están
manchados, sólo algunos. Pero no por ello dejan de ser muchos y no por ello hay que dejar de
combatirlos. Porque este constante goteo de pequeños y grandes casos de corrupción acaban
consiguiendo transmitir la sensación de que la corrupción nos está cercando miremos por donde
miremos.
Además, no es sólo la corrupción. Son, por ejemplo, las mentiras. Presentar un programa
electoral con total ligereza e indiferencia a lo que allí está escrito. Podrían intercambiarse los
programas del PP y del PSOE que ninguno de sus líderes se daría cuenta. Pues no los miran, no los
leen y no los respetan en absoluto. Y eso es mentir a los ciudadanos. Quizá suene un poco duro,
pero es así. Y hay otras cosas que distancian a los ciudadanos de la política: la evidente
contaminación entre los políticos y los jueces; las obras faraónicas con nuestro dinero que se
emprenden para mayor gloria del presidente del terruño pero que luego se mueren de asco, como
nuestro aeropuerto aquí en La Rioja; la perpetuación de los mismos políticos en los cargos, como
aquí en La Rioja también; las peleas ridículas basadas en el “y tú más” y no en propuestas concretas
que se puedan debatir y sobre las que se puedan opinar; que muchos cambios imprescindibles no se
hacen hasta que no se ven forzados a ellos y aún así mal, como cuando ahora hablan de
transparencia o de reformar la ley electoral aquí en La Rioja...
Casi cualquier faceta de la política a la que miremos parece estar necesitando un cambio
profundo y total. Y, como no se hacen, como los políticos de los partidos viejos se han aferrado al
status quo con uñas y dientes y se han mostrado satisfechos con sus cuotas de poder y con la
alternancia que mantienen, los ciudadanos cada día están más cansados. ¿Y qué responden esos
ciudadanos cuando se les pregunta por la política? No sé a ustedes, pero a mi lo que me responden
habitualmente es que “yo paso de la política”.
¿Paso de la política? ¿Cómo se puede pasar de la política? Cuando escucho esa frase
siempre me acuerdo, mis asociaciones de ideas son así, de Aristóteles. Recuerdo que estudié algo de
la filosofía de Aristóteles y soy consciente de que recuerdo muy poco de lo que mis profesores se
esforzaron por enseñarme. Pero recuerdo que para Aristóteles, como para la mayoría de los griegos,
el hombre se definía como un animal político. Un animal, un ser, que no se limitaba a vivir en una
sociedad sino que vivía en una sociedad políticamente organizada. De hecho, Aristóteles decía que:
“quien no puede entrar a formar parte de una comunidad, quien no tenga necesidad de nada y se
baste a sí mismo, no es parte de la ciudad, es una fiera o un dios”.
No creo que ninguno de nosotros sea una fiera ni un dios. Somos animales políticos,
vivimos en una sociedad donde la política lo decide absolutamente todo. Y debemos aprender a ser
ciudadanos responsables, adultos, maduros, e implicarnos en esa sociedad pues su rumbo también
depende de nosotros.
Y aunque parezca que no, aunque parezca que yo estoy aquí describiendo un paisaje
apocalíptico, hay síntomas evidentes de cambio. Y hay síntomas de que las cosas no están tan mal
como algunas veces pensamos. Podríamos hablar, parafraseando a esa Vicepresidenta, de que hay
brotes verdes en la política.
Y algunos parecerán de escaso valor y relevancia pero ninguno lo es. Por ejemplo, España
es una sociedad mucho más madura democráticamente de lo que creemos. Con la que está cayendo,
con la crisis galopante y con los nefastos políticos que padecemos, la sociedad se está comportando
de forma ciertamente ejemplar. Ha habido huelgas, ha habido manifestaciones, ha habido actos
reprobables como los escraches pero, en realidad, no ha habido excesos en la protesta más allá de,
en algunas manifestaciones, los actos violentos de cuatro cafres que la van a montar de todas
formas. Tipos que si no lo hacen aquí lo harán con la excusa de un Madrid-Barça. En España no
hemos vivido acontecimientos de violencia gratuita y descontrolada como los que sucedieron en
Londres hace un par de años cuando a los jóvenes les dio el arrebato de salir a destrozar la ciudad
porque sí. O pensemos por ejemplo en la reciente aprobación del matrimonio homosexual en
Francia, la gran Francia cuna de los derechos humanos y todo eso. La gran Francia que ha mostrado
que tiene el germen de intolerancia y del desprecio por el diferente y que ha reaccionado con odio.
Los acontecimientos de Francia no se parecen en nada a la oposición moderada que hubo en España
respecto a esa decisión. Aquí hubo gente que protestó, que se manifestó incluso. Hubo encendidos
debates en las tertulias y la iglesia salió a intentar defender su opinión. Pero no pasó más. Cuando se
aprobó la ley y la primera pareja se quiso casar, lo hizo sin más. Sin necesidad de que la policía
estuviera en la puerta para evitar males mayores. Siempre creemos que al compararnos con nuestros
vecinos europeos salimos perdiendo y esto no siempre es así. Y no por haber aprobado el
matrimonio homosexual antes o después. Sino por como en España unos y otros canalizarón su
alegría y su descontento por esta decisión.
Y la misma aparición de UPyD es un síntoma. En mi opinión positivo, desde luego. UPyD
es hijo del país en el que ha nacido. Somos un partido español que ha nacido en España. Somos un
partido que ha nacido con la vocación de reformar a conciencia la sociedad en la que vive pero que
quiere hacerlo desde el respeto máximo a las instituciones y las leyes. No queremos demagogos, ni
líderes mediáticos, ni salvadores de la patria. Y que la sociedad española llevara en su seno el
germen para que un partido como UPyD naciera y se desarrollara en tan poco tiempo, piensen que
sólo tenemos seis años de vida, habla también, desde mi punto de vista, a favor de la sociedad
española.
Porque el proyecto de UPyD es diferente.
Queremos cambiarlo todo, sí.
Pero comenzamos cambiándonos a nosotros mismos.
Queremos transparencia, democracia, respeto institucional, imperio de las leyes. Y ¿cómo
se hace eso? Empezando con uno mismo. Si antes he citado a Aristóteles, ahora lo haré con Sócrates
y una cita mucho más conocida: “Conócete a ti mismo”.
¿Qué somos? Un partido político. ¿Y los partidos políticos qué problemas tienen? Muchos.
Pues a remediarlos.
Así UPyD parte de que la mejor forma de comenzar a cambiar la sociedad es cambiar el
instrumento con el que queremos hacerlo. El partido.
UPyD defiende la transparencia. UPyD es transparente. Es el único partido transparente,
diga lo que diga el PP sobre sus cuentas ahora que está en el ojo del huracán a cuenta del caso
Bárcenas. Las cuentas de los cinco últimos años están colgadas en nuestra web. Están colgadas y
son de fácil acceso. No es necesario volverse loco en nuestra web para encontrarlas. Hay que
pinchar un banner donde pone, somos muy originales, Transparencia. Pero no es sólo esto. Las
nóminas de nuestros diputados. También públicas. En nuestra web y en la del Congreso. Y hemos
tenido que pelear para que se publicaran en la del Congreso porque el resto de las fuerzas no
querían. No es que no quisieran publicar las suyas, que no quieren. Es que no querían que nosotros
publicáramos las nuestras en la web del Congreso, que también es nuestra como miembros del
mismo, porque les afeaba a ellos la conducta. Y no lo hacemos por demagogia. Publicar las nóminas
es un riesgo. Son nóminas, y esto no es popular decirlo, escasas para el trabajo que desempeñan
nuestros cinco diputados. Deberían cobrar más. Pero son nóminas altísimas si las comparamos con
las del resto de los españolitos. Y son inevitables las comparaciones. Todos las hacemos. Yo veo la
nómina de cualquier de ellos, que son siete veces superior a la mía, y me llevo las manos a la
cabeza. Pero lo que es justo es que los ciudadanos conozcan esos datos. Y por ello los publicamos.
La transparencia es esto y es mucho más. Es tener la información del partido (Informe de gestión
del Primer Congreso, Programas electorales...) accesible en la web y es seguir pidiendo
transparencia cuando llegamos a las instituciones, sean esta el Congreso de los Diputados o el
Ayuntamiento de Calahorra.
¿Qué más defectos tienen los partidos políticos? ¿Que no son democráticos en su fuero
interno? Pues primarias para todos. Aquí, en UPyD, las primarias no son una opción. Son una
obligación. Y cuando digo obligación, digo obligación.
En primer lugar aquí no hace falta avales para presentarse a ninguna elección primaria. Si
yo quiero ser candidato lo único que necesito es estar al corriente de los pagos de mi cuota de
afiliado. Si quiero dirigir el Consejo Territorial, que ya les digo yo que no, lo único que preciso es
presentar un equipo de afiliados que quieran formar parte de ese Consejo. Si quisiera competir en
las próximas elecciones generales contra Rosa (si se presenta que supongo que sí) puedo hacerlo.
Porque aquí todos somos iguales. Todos somos afiliados. No hay afiliados de primera ni afiliados de
segunda.
Pero es que si aquí pasará como ha sucedido en Andalucía que sólo hubiera un candidato,
también habría primarias. Y para ganarlas el candidato debería obtener la mitad más uno de todos
aquellos que voten. Porque, como digo, las primarias no son una opción, son una obligación. ¿Y
esto porqué? Porque no queremos un partido anquilosado donde los cuatro que están en la cúspide
son los que reparten el bacalao y el resto está para aplaudir en los mítines. Aquí también queremos
que nos aplaudan, pero sobre todo queremos que el afiliado esté comprometido con el partido. Y no
hay mejor forma de que uno se comprometa que haciéndole sentir útil y necesario. El afiliado debe
ser el centro de la vida del partido.
Relacionado con esto UPyD tiene otras características distintivas. Como queremos que los
mandatos de los cargos públicos estén limitados, en el partido también lo están, a tres periodos
congresuales, es decir, doce años. Más que suficientes para realizar un gran labor pero no
demasiados para que el partido sea el modo de vida. Como nos parece inaceptable la acumulación
de cargos públicos que algunos políticos realizan sin ningún pudor, en UPyD existe un exigente
régimen de incompatibilidades de los cargos internos. Así evitamos la creación de una oligarquía
partidaria.
¿Y qué me dicen de la corrupción? ¿Qué nos suelen decir a los de UPyD desde el resto de
los partidos? Que lo que pasa es que nosotros no tenemos poder y por eso no hay corrupción en
nuestras filas. Vale. Aceptamos pulpo. Lamentablemente la naturaleza humana es como es y cuando
UPyD gobierne en municipios, en Comunidades Autónomas o cuando UPyD sea una opción seria
de gobierno en el Congreso de los Diputados quizá aparezcan algunas manzanas podridas. Pero si
eso es inevitable, que yo creo que no pero bueno, la diferencia entre UPyD y el resto de los partidos
es como reaccionar. Aquí existe un Código de Buenas Prácticas Públicas al que todos los cargos
públicos deben someterse para garantizar su ética y su responsabilidad. Bueno, alguno dirá que es
un papel vacío pero sin más. Que son palabra que se puede llevar el viento. Vale. En las pasadas
elecciones municipales y autonómicas UPyD propuso que ningún partido llevase a imputados en
sus listas. Ningún partido aceptó. Resultado: UPyD fue el único partido de ámbito nacional sin
imputados en sus listas. El único. Ni PP, ni PSOE, ni IU. Todos llevaban un concejal de aquí, un
alcalde de allá, que estaba imputado. ¿Qué partido, por tanto, mandaba un señal clara para combatir
la corrupción y de querer que sus cargos electos fueran íntegros y honestos? Sólo UPyD.
No quiero mentir. UPyD no es la panacea. UPyD no salvará a España de todos sus
problemas. UPyD es sólo parte de su solución. Pero a fe que estamos implicándonos para ser una
parte importante de esa solución. Y no voy a aburrirles. Pero UPyD llevó el caso Bankia a la
Audiencia Nacional porque nadie hacia nada. UPyD ha llevado también a los tribunales lo de las
preferentes, muy relacionado con el caso Bankia, nuevamente porque nadie hacia nada. UPyD ha
pedido que las personas acusadas de delitos de corrupción no puedan ser elegidos; que la
financiación ilegal de los partidos sea un delito; que falsear las cuentas de un partido, lo que ha
hecho Bárcenas, sea un delito pues ahora no lo es; que el enriquecimiento ilícito de un cargo
público sea un delito pues, nuevamente, ahora no lo es. Defendemos la igualdad entre los españoles
al pedir que se pueda estudiar en el idioma oficial que los padres quieran y no en el que decida el
gobierno regional de turno. Defendemos que el Cupo Vasco o los fueros navarros son injustos y que
deben desaparecer. Pero lo defendemos aquí en La Rioja, donde es muy fácil, y en el País Vasco y
en Navarra donde les juro que mis compañeros lo tienen muy complicado pero a voluntad, a
convicción y a ánimo no les gana nadie. Defendemos muchas cosas, algunas fáciles de defender y
otras complicadas. Y también defendemos que nosotros mismos debemos ser ejemplares y exigirnos
más que a los demás. Porque UPyD no sólo es diferente. Quiere ser diferente.
Para terminar un ejemplo último. Como ustedes saben el Tribunal de Cuentas emite unos
sesudos y detallados informes sobre las cuentas de los partidos políticos. Respecto a las elecciones
municipales y autonómicas, las últimas sobre las que hay un informe, ¿saben ustedes cual fue el
único partido a nivel nacional que no cometió ninguna irregularidad según el Tribunal de Cuentas?
Efectivamente. UPyD. Porque somos exigentes. Con nosotros para empezar.

Muchas gracias.

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