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Canguilhem, G. (2015). Lo Normal y lo patológico. México: Siglo Veintiuno.

Kevin Michelle Policarpo Cardenas


Grupo: 1754

Canguilhem trabaja con las ciencias biológicas, abarcando dos tópicos: mostrar el
carácter específico de su objeto, y precisar en la medicina, las atingencias entre
técnicas y conocimientos teóricos. Para el primer punto evoca al vitalismo y en la
segunda parte comprende la importancia de “norma”.
Georges retoma ideas de Bachelard, por ejemplo, el vitalismo como una
filosofía “diurna” de los biólogos. Filosofía que se encuentra constantemente
sometida a modificaciones correlativas a las que experimenta la ciencia biológica
en desarrollo, es decir, una filosofía que trabaja en la práctica científica y cuyas
categorías lejos de ser eternas, se enriquecen al reajustarse constantemente con
relación a su “objeto”. Ahora, respecto a la importancia de “norma” y “patológico” el
pensamiento y la actividad del médico resulta incomprensible sin estos dos
conceptos, ya que la terapéutica se presenta siempre como un intento por restaurar
lo “normal”. También, Canguilhem va contra la idea positivista, donde lo normal es
tomado como un promedio estadístico, entrañando al ser vivo como un sistema de
leyes en lugar de un “orden de propiedades” específicas. Canguilhem (2015) inicia
su obra remarcando en la introducción lo siguiente, “La medicina se nos aparecía,
y todavía se nos aparece, como una técnica o arte situado en la encrucijada de
muchas ciencias, más que como una ciencia propiamente dicha” (p.11) deviniendo
en una relación entre ciencias y técnicas, las normas y lo normal, plantándose para
su elucidación.
Georges marca la historia de cómo los egipcios concebían a la enfermedad
como posesión, esta enfermedad entra y sale del cuerpo. Sin embargo, los griegos,
tienen una idea ya no localizante sino totalizante; la naturaleza en el hombre es
armonía y equilibrio, la enfermedad resulta ser la perturbación de este equilibrio; la
enfermedad no está en una parte específica, está en todo el hombre. Estos dos
pensamientos oscilan en las maneras de representar la enfermedad. Canguilhem
acentúa de este modo “La enfermedad difiere del estado de salud, lo patológico de
lo normal, como una cualidad difiere de otra, ya sea por presencia y ausencia de un
principio definido, ya sea por reelaboración o ausencia de la totalidad orgánica”
(p.19). La presencia de una enfermedad es aceptación de la ausencia del estado de
salud y del mismo modo resulta, lo normal, sí hay normalidad no hay patología. Al
parecer seguir lo “normal” es apegarse a reglas que la especifican, por tanto, al
diferir se convierte en algo patológico, que a su vez también se rige por normas,
pudiendo decir que la norma también atiende estados distintos a los “normales”.
También remite el trabajo de Morgagni, el creador de la anatomía patológica, quien
hizo posible agrupar síntomas estables y relacionarlos con lesiones definidas de
órganos; entrando así la nosología en la composición anatómica del humano,
convergiendo también con la fisiología. Este anclaje de ideas se manifiesta en la
formación de las relaciones entre lo normal y lo patológico, donde lo patológico es
la variación cualitativa en los organismos vivos. Semánticamente, lo patológico es
establecido a partir de lo normal, convirtiéndose la enfermedad no en objeto de
preocupación por el hombre sano, sino en objeto de estudio para el teórico de la
salud y en lo patológico se descifra la enseñanza de la salud.
Por último, referir a qué es normal y qué es patológico, se convierte en un
dogma justificado “científicamente”. Donde los fenómenos vitales normales y
patológicos, son aparentemente diferentes y cargados de valores desfavorables por
la experiencia humana. Depende de la postura que se mire es como toma relevancia
lo normal o lo patológico, es decir, verla del lado de Comte, el interés se orienta de
lo patológico a lo normal, con interés de especificar las leyes de lo normal, en cambio
para Bernard, el interés está en lo normal hacia lo patológico. Un punto distinto es
el de Nietzsche, precisa que lo patológico es homogéneo a lo normal, cito “El valor
de todos los estados mórbidos consiste en que muestran a través de un vidrio de
aumento determinadas condiciones que, aunque normales, son difícilmente visibles
en el estado normal”.
Para concluir Canguilhem distingue la “historia de las ideas” de la “historia de
las ciencias”, reconoce que no son necesariamente congruentes. Esto es porque
los científicos desarrollan su vida en un medio ambiente y un entorno no
exclusivamente científicos, y la historia de las ciencias no puede dejar de lado a la
historia de las ideas, van a ir ambas en conjunto. El pensamiento científico se ve
permeado por eventualidades (historia de ideas) que se reflejan en su trabajo y
encontrar estás ideas que experimenta en el medio ambiente cultural pueden revelar
su significación escencial.

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