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1 Tema 13 – El Mesolítico

1-. LOS PUEBLOS DEL MESOLÍTICO


1.1-. EL CONCEPTO MESOLÍTICO
Desde el Postglaciar, las comunidades cazadoras-recolectoras adoptan modos de vida que se alejan de las
costumbres de sus antepasados, por lo que hay prehistoriadores que consideran a éstos como un nuevo
periodo de la Prehistoria llamado Mesolítico, cuyo significado es “Edad de la Piedra Media”. Es un periodo
considerado transicional entre el Paleolítico y el Neolítico, con comunidades humanas que mantienen
modos de vida cazador-recolector pero que incorporan estrategias dirigidas hacia el control más rentable
de los recursos.

Estas comunidades vienen a ser la culminación de una tendencia de cambio solapado a lo largo del
Epipaleolítico, así hay prehistoriadores que no distinguen entre Epipaleolítico y Mesolítico pero otros
consideran que:
- Las sociedades del Epipaleolítico estaban muy enraizadas en usos y costumbres de tiempos
glaciares mostrando una continuidad cultural respecto al pasado, y
- Las sociedades del Mesolítico poseían una nueva impronta cultural representando una clara ruptura
respecto de las costumbres precedentes.

Los primeros pueblos aparecen en el Próximo Oriente hace 12.000 años con la Cultura Natufiense,
mientras que en Europa lo hacen hacia 8.500 BP en el arco atlántico en un momento cumbre postglaciar
caracterizado por las altas temperaturas y humedad, “óptimo climático”.

1.2-. LOS CAZADORES RECOLECTORES-COMPLEJOS


Las comunidades humanas mesolíticas se pueden asimilar al modelo antropológico llamado “Sociedades
cazadoras-recolectoras complejas”, término aplicado a raíz del Congreso de Chicago “Man the hunter” de
1966, en el que se impuso la idea de que eran pueblos adaptados a la naturaleza, talentosos en la
búsqueda de alimentos y satisfechos con un medio de vida que les ofrecía tiempo libre para sus
inquietudes. En el caso de las sociedades mesolíticas, esta calificación descansa sobre varios argumentos:
a) Tendencia hacia el sedentarismo:
Estas comunidades mantenían unas costumbres mucho más sedentarias que las de sus antepasados,
así, las pruebas apuntan hacia una restricción de los radios de movilidad residencial, hacia la aparición
de campamentos semi-permanentes, en muchos casos al aire libre que sirvieron como lugares
residenciales para parte del año.
Pero esto sólo es posible en entornos privilegiados: zonas de elevada productividad ambiental con
amplia gama de recursos y elevadas condiciones de predicibilidad de esos recursos.
Así, se instalaban en lugares estratégicos con un acceso inmediato a la caza, pesca y recolección, lo que
desembocó en un proceso de concentración demográfica lo que provocó la competencia por los
recursos naturales entre las distintas comunidades y un incremento de la territorialidad que llevaría a
la necesidad de posesión de un territorio en exclusividad. Todo ello, en última instancia pudo provocar
un aumento de los conflictos entre grupos próximos.

b) Diversificación de la dieta:
La subsistencia se cimentó en la búsqueda de todo tipo de recursos alimentarios, en una dieta
diversificada basada en todo tipo de animales y plantas, aunque la caza mayor sigue siendo la principal
parte de la dieta pero no se prescinde de la caza menor representando un suplemento.
No obstante, para ampliar la dieta se intensificaron las prácticas alternativas a la caza, como la recogida
de moluscos marinos, la pesca en ríos y en el mar, y la recolección de vegetales.
Los yacimientos concheros proliferaron por la costa, siendo acumulaciones de restos arqueológicos
entre los que sobresalen los restos de conchas marinas, pero también huesos y piezas líticas.

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c) Revolución de amplio espectro:


La ampliación de la base alimenticia permitió un aprovechamiento integral del entorno que tuvo
repercusiones en los modos económicos, Kent Flannery lo resumió como “La Revolución de amplio
espectro”. Un estadio previo necesario en la Historia de la Humanidad para la llegada del modo de
producción del Neolítico, paradigma evolucionista que actualmente resulta muy cuestionable.
La ampliación de la dieta tiene a priori ventajas ya que constituye una “estrategia de reducción de
riesgos”, es decir, es más deseable contar con un amplio repertorio de fuentes de alimentación que
depender de una sola fuente, puesto que si la única fuente sufre una crisis imprevista podría peligrar la
supervivencia del grupo humano.

d) Enterramientos agrupados o necrópolis:


La expresión más representativa de los nuevos códigos ideológicos fue la aparición de las necrópolis,
agrupaciones de enterramientos más o menos numerosas, lo que revela unas nuevas costumbres
culturales de hondas repercusiones a nivel social e ideológico.
En los entornos de sociedades sedentarias con signos de competencia por los recursos naturales, las
prácticas de enterramiento colectivo son un instrumento eficaz para reivindicar un territorio en
propiedad, así, dar sepultura a los propios difuntos permite reforzar la identidad territorial del grupo
pero también asumir el control del mismo, porque las tumbas otorgan derecho sobre el territorio
convirtiéndose en lugares sacralizados.

e) Indicios de una diferenciación social vertical:


En una sociedad igualitaria todos sus miembros son iguales: las diferencias no pasan de ser una
cuestión de destreza personal, edad o sexo, lo que se conoce como sociedad de tipo horizontal.
Por el contrario, en las necrópolis mesolíticas hay indicios que apuntan hacia una sociedad de tipo
vertical debido a la presencia de ajuares de distinta clase que parecen apuntar hacia el germen de
desigualdades más allá de la edad, el sexo o las destrezas personales, donde algunos individuos de la
comunidad podrían haber adquirido cierta relevancia social y algunos clanes dejaban conocer su
especial valía, aunque todavía muy alejados de una sociedad segmentaria.

2-. EL PROXIMO ORIENTE


2.1-. PREAMBULO: EL EPIPALEOLITICO KABERIENSE
Sus raíces se remontan hasta el 19.000 BP con yacimientos caracterizados por industrias microlíticas de
carácter epipaleolítico cuyo mejor representante es la Cultura Kebariense.

La Cultura Kebariense se extiende por Palestina e Israel entre el 19.000 y el 14.500 BP, ocupando cuevas y
lugares al aire libre en sitios de altura pero sobre todo en zonas llanas junto a los wadis, que son valles que
permanecen secos la mayor parte del año pero que recobran el caudal con las lluvias estacionales. Estos
eran los lugares preferidos por su cercanía a los ecosistemas con mayores recursos.

La tecnología industrial se basaba en laminillas, sobre todo micropuntas, laminillas de base truncada y
laminillas de dorso curvo. Mientras que la industria ósea era muy pobre con pocas puntas, punzones y
bruñidores.
Lo más llamativo eran unos artilugios líticos que se han vinculado con las labores de molienda, aunque no
se han detectado restos de cereales o leguminosas silvestres.

La subsistencia se basaba en la caza de gamos, cabras y gacelas, junto con moluscos litorales. En cuanto a
los enterramientos no eran muy comunes.

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Hacia el 14.500 BP aparece el Kebariense geométrico, debido a la aparición de microlítos geométricos, la


mayor parte trapecios aunque también triángulos y segmentos de circulo.
Hasta el 12.500 BP se desarrollan culturas menores con rasgos compartidos que anteceden a la Cultura
Natufiense.

2.2-. LA CULTURA NATUFIENSE


El Natufiense aparece hacia el 12.800 BP en Próximo Oriente (Palestina, Israel, Líbano y parte de Jordania).
La región contempla un mosaico ambiental con pequeñas llanuras litorales alternas con bosques
mediterráneos, bosques húmedos de roble, bosques claros a modo de estepas-arboladas, praderas de
gramíneas y rebordes desérticos, con un variado ecosistema de animales: gacelas, ciervos, equinos y
multitud de pequeños mamíferos.

Los yacimientos más importantes son:


- Hayonim  Palestina
- Ain Mallaha  cabecera del rio Jordán
- Jericó  junto al Mar Muerto
- Mureybet  en el curso del río Eúfrates.
Todos con campamentos al aire libre de notable extensión aunque no se abandonaron las cuevas y los
abrigos. El número de cabañas varía y no presentan una organización interna aunque en varios casos se
levantaron calles pavimentadas con piedras circulares y redondeadas. No obstante otros poblados parecen
hacer sido temporales o estacionales.

Las cabañas, con forma circular o elíptica, son de planta próxima a los 10 m. de diámetro máximo, con una
base perimetral de una hilada de altura trazada con piedra seca o con una mezcla de arcilla endurecida y
mortero.

En el repertorio industrial sobresalen las piezas microlíticas, sobre todo los segmentos geométricos que
podrían haber servido como puntas de caza o dientes de hoz para recolectar plantas silvestres. Además
contaba con muescas, denticulados y perforadores.
En el repertorio de hueso se han encontrado punzones, azagayas biapuntadas, anzuelos, arpones de una
hilera de dientes y mangos de hoz.
Pero lo más sorprendente son las piezas macrolíticas realizadas con una técnica desconocida hasta
entonces: el pulimento, que permitió confeccionar morteros, molederas, molinos, alisadores…. que se
usaron para el procesamiento de vegetales, aunque los residuos reconocidos no pertenecen a plantas sino
que son restos de ocre. Esta técnica también se uso para realizar recipientes de piedra de poca
profundidad y superficies pulidas como en los cuencos de piedra para productos o agua.

También se han hallado restos de colecciones de materias primas exóticas, sobre todo piedras de ágata
natural alisadas y los fósiles, y en el adorno personal hay muchos colgantes.

La cultura natufiense recurrió a una economía de amplio espectro con el protagonismo de la caza mayor y
como principal pilar de la dieta, la gacela ya que era muy abundante en la región que permiten pensar en
rutinas especializadas de caza. Además se completaba con la cabra salvaje, caballo, bóvido, jabalí, zorro,
liebre, tortuga y varias especies de aves, con la pesca en agua dulce y el consumo de plantas y semillas,
recolectándose cereales con un alto valor nutritivo, así como frutos.
Esta variedad de fuentes es típica de una económica diversificada pero las pruebas realizadas a partir del
esmalte de los dientes humanos han revelado una serie de deficiencias nutricionales hasta el punto de que
la estatura humana disminuyo con el tiempo.

La existencia de enterramientos es un rasgo típico del Natufiense, se realizaban bajo el suelo de las
viviendas pero también en zonas anexas al poblado a modo de necrópolis o cementerios, con Ain Mahalla
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como ejemplo. En general, el cadáver se encuentra en posición decúbito supino lateral y con la cabeza
orientada al Norte. Así mismo, se les impregnaba de ocre y presentaban como ajuar una serie de figurillas
talladas en piedra y hueso, entre restos de animales de ofrendas alimenticias.

En el arte mobiliar, los natufienses fueron muy pródigos, siendo las imágenes más interesantes ciertos
motivos geométricos grabados en los morteros, los mangos de las hoces cuentan con representaciones
naturalistas de animales esculpidas, y unas esquemáticas cabezas humanas de rasgos anatómicos muy
simples.

3-.LA EUROPA DEL NORTE


3.1-. LA CULTURA ERTEBOLLIENSE
La Cultura Ertebolliense apareció hace 8.000 años en la región de Dinamarca, concretamente le da nombre
el yacimiento de Ertebolle.
La región presentaba condiciones ambientales privilegiadas que propiciaron la densa concentración de
yacimientos al aire libre en sitios costeros con una elevada riqueza de recursos, altas cotas de
productividad ambiental y elevada biodiversidad. Los poblados ocupaban zonas bastante extensas aunque
no ofrecen estructuras de importancia: áreas abiertas con hogares, hoyos o depresiones, donde las áreas
funcionales se establecen a partir de los tipos de desechos que se acumulan.

Se ha registrado un amplio abanico de instrumentos líticos como raederas, buriles, muescas, denticulados,
perforadores y varios microlítos geométricos, sobre todo trapecios, pero también instrumentos de mayor
tamaño como azuelas o tajadores para tallar madera y hachas para cortar árboles y desbrozar terrenos
muy comunes en el Báltico meridional como objetos de intercambio.

En cuanto a los instrumentos en hueso y asta se han encontrado punzones, espátulas, puntas, arpones,
anzuelos y unos peculiares peines dotados de mango. La diversidad de arpones es tal que se da cuenta de
una variabilidad funcional relacionada con tácticas específicas de captura de presas, e incluso la forma de
cada arpón varía en cada territorio.

Pero las piezas más llamativas están hechas en materias vegetales, existiendo una rica artesanía en madera
y vegetal para elaborar instrumentos de caza, pero sobre todo artilugios muy diversos para la navegación y
la pesca. Entre ellos sobresalen unos arcos en madera de olmo, unos trenzados vegetales de Olelyst, restos
de trampas de pesca y dos barcas casi completas de laterales lisos y redondeados, popa cuadrada, 10 m. de
eslora y 0.5 m. de anchura, suficientes para 6/8 personas con sus aparejos, que sirvieron para el transporte
pero muy probablemente también para la pesca de la anguila.

En cuanto a la subsistencia, es una cultura de economía de amplio espectro, con recursos alimenticios
identificados de casi 80 especies de animales. La caza se centraba en el ciervo y en menor medida en el
jabalí, corzo, alce, uro, gato montés, lince, zorro y lobo, mientras que la caza menor se centró sobre todo
en las aves, muchas de las cuales presentaban hábitos migratorios por lo que resultaría muy necesario
contar con experiencia en los ciclos estacionales y los ritmos de la naturaleza para su captura.
Además también se han hallado restos de vegetales, peces y moluscos, cuya relevancia podría haber sido
sobre todo estratégica ya que son recursos seguros y fáciles de recolectar en momentos críticos.
Pero la fuente alimenticia más importante era el pescado, reconociéndose más de 30 especies tanto de
agua salada como salobre y dulce. La pesca seria una actividad estacional y muy compleja a tenor de los
aparejos que han aparecido: anzuelos, redes, nasas, lanzas, arpones, trampas y empalizadas marinas para
la pesca masiva aprovechando la marea baja. En los estudios de paleodietas se muestra que el 70/90 % de
los alimentos procedían del pescado, por lo que los pueblos ertebollienses fueron ante todo pescadores y
vivieron en su mayoría de la mar.

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En las costumbres funerarias, el ritual habitual fue la inhumación individual en decúbito supino, con un
ajuar modesto y un leve recubrimiento de ocre. Esto no impidió otros ritos como las cremaciones, los
cenotafios y las construcciones simulando barcas de madera. En ciertas tumbas se han hallado ajuares
ricos, llenos de colgantes, útiles, astas, y huesos de mamíferos o peces, que por regla general no parecen
representar más allá de rasgos individuales relativos a la edad o sexo, pero hay expertos que vinculan con
personajes de singular relevancia social.

Las expresiones artísticas no eran muy abundantes en el Ertebolliense, el objeto más relevante es un asta
de ciervo pulimentada y cortada en forma de Y, que presenta una decoración grabada a base de rombos y
hexágonos, enmarcando dos figuras de peces alargadas y esbeltas, del que hoy se desconoce su función.
Pero la prueba más importante de los patrones de intercambio fue la presencia de restos cerámicos en el
último periodo de esta cultura.

3.2-. LA CULTURA DE NIZHNEYE VERETYE


Mientras la colonización de los bosques rusos se realizó hace 8.500 años, la población se consolida hacia el
7.000 BP con poblados estables muy bien organizados. Son campamentos al aire libre de gran extensión en
torno a terrazas de ríos, lagos y lagunas. El yacimiento de Nizhneye Veretye junto a un lago contaba con
cabañas de planta rectangular y con hogares tanto en el interior como en el exterior.

Los instrumentos habituales de esta cultura son raspadores, buriles, cuchillos y microlitos, siendo
particularmente interesantes unas puntas pedunculadas talladas con técnica de retoque por presión, pero
también se usaron piezas de mayor tamaño como hachas y azuelas con filos anchos, lados redondeados y
empuñadura corta.
El utillaje en hueso y asta presenta arpones, puntas barbeladas, puntas dentadas o arpones de pequeños
dientes, aunque los útiles más llamativos son los tallados en madera como por ejemplo los tres arcos de
conífera bastante avanzados, tanto de curvatura sencilla como compleja que superan los 2 m. de longitud.

Lo más fascinante de esta cultura fueron sus ritos funerarios existiendo mucha diferencia entre los ajuares,
hay tumbas que carecen de objetos y otras que presentan el cadáver rodeado de uno o varios centenares
de elementos.
Así, los hombres podían enterrarse con collares hechos de dientes de animales, puntas, alfileres de hueso y
cuchillos de pizarra, mientras que las mujeres se enterraban con collares de incisivos de castor. Aunque
parece que la acumulación de objetos variaba en función de prestigio y la relevancia social del individuo.

4-. LA EUROPA ATLÁNTICA


4.1-. LOS CONCHEROS ASTURIENSES
La Cultura de Concheros Asturienses surgió hace 9.000/8.500 años, en cuevas y abrigos, limitados a una
franja litoral de 40 kms de longitud pero sólo 5 kms de anchura. La intensa acumulación revela una elevada
concentración de población y un aprovechamiento notable del territorio, pero distan mucho de las
sociedades mesolíticas avanzadas ya que mantuvieron su modo de vida tradicional en cuevas y no
desarrollaron rasgos complejos, asentamientos avanzados a manera de poblados ni enterramientos
colectivos en necrópolis.

La mayoría de sus instrumentos son piezas macrolíticas, lo que les convierte en componentes muy pesados
tallados habitualmente sobre núcleos y grandes lascas. El útil más representativo de la cultura es el pico
asturiense, tallado toscamente sobre cantos rodados de cuarcita, con un extremo distal terminado en
punta roma y un extremo proximal sin tallar, que podría haber servido para desprender las latas de las
rocas o desenterrar tubérculos.
Por su parte, el utillaje microlitico es mínimo y el óseo es muy pobre.

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En cuanto a la subsistencia, hay testimonios de caza de ciervos, corzos, rebecos, jabalíes….y prácticas
intensas de recolección de moluscos litorales, sobre todo una variedad pequeña de lapa que se recogía con
bastante comodidad, y en menor medida un pequeño caracolillo marino del tipo bígaro.
La contribución de otras fuentes de alimentación es incierta, no obstante, la presencia de restos de
lenguado indica la pesca esporádica en alta mar, mientras que la recolección de vegetales pudo ser notable
pero no existen pruebas de ello.

La elevada densidad de concheros apunta hacia un poblamiento denso en las áreas más productivas del
territorio, pero no hay más datos sobre territorialidad y sociedad. Así, los asentamientos no aparecen junto
a necrópolis, de hecho, los enterramientos asturienses conocidos son muy pocos, siendo inhumaciones
simples con algunos adornos personales, instrumentos y huesos.

4.2-. LOS CONCHEROS PORTUGUESES


Las costas portuguesas fueron ocupadas hacia el 10.000 BP por la cultura de los concheros portugueses:
cazadores-recolectores complejos con una economía de amplio espectro y costumbres de enterramiento
en necrópolis.

Estos grupos se instalaron en parajes llanos y arenosos de las llanuras aluviales que cubren el tramo final
del río Tajo y la comarca del Sado, con poblados de carácter semi-permanentes con alta productividad,
gran riqueza de recursos naturales y elevada biodiversidad

El instrumental lítico incluía muescas, denticulados y raederas para las actividades de carácter doméstico,
aunque las piezas más numerosas son los microlitos geométricos (trapecios y triángulos).
El instrumental en hueso y asta era muy limitado y simple, que podría ser debido al uso de la madera.

Las prácticas de caza se centraron en el ciervo, jabalí y corzo, pero también se incluían animales de mayor
talla, carnívoros de talla media, pequeños lagomorfos y aves. Las conchas prueban la recolección de
moluscos de aguas salada, dulce y salobre.
Mientras que la pesca incluía especies de río y estuario, e incluso de aguas marinas, en cuanto a los
vegetales resulta complicado discernir su importancia.
Se puede resumir que poseían una dieta amplia, mixta con una proporción equilibrada de recursos marinos
y terrestres.

En cuanto a las prácticas funerarias, las fosas se abrían en el mismo campamento con la inhumación
individual aprovechando depresiones naturales o excavando unas pequeñas fosas en las que se depositaba
el cadáver en posición de decúbito supino o lateral, aunque hay posturas tan forzadas que parecen revelar
antiguas ligaduras.
Los ajuares contenían conchas perforadas, pocos útiles, restos de ocre y desechos de animales y moluscos,
no existiendo diferencias notables entre los ajuares.

4.3-. LOS CONCHEROS BRETONES


Las costas francesas de Bretaña contaban con bosques templados y abundantes ríos por lo que los
asentamientos eran al aire libre con cabañas levantadas a base de materiales poco consistentes en los que
se han hallado pequeños hogares hoyos en el suelo, tal vez para almacenar.

El pilar de la dieta procedía en tres herbívoros: ciervo, corzo y jabalí, pero para completar la dieta se
recurría a la pesca de salmones, focas, rayas o tiburones. Las aves representaban otra notable fuente de
recursos aunque la proximidad de la costa facilitaba la recogida de una amplia variedad de moluscos
marinos como lapas, mejillones, caracoles de mar, ostras y almejas. Sin embargo, de lo que no tenemos
muchas pruebas es de la recogida de vegetales.

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Las prácticas funerarias se basaban en la costumbre del enterramiento agrupado, así el ritual habitual
consistía en la inhumación en pequeñas depresiones u hoyos, donde se ocultaba un cadáver, y de manera
ocasional dos, en decúbito lateral, con las piernas replegadas y la espalda algo sobreelevada, con cierta
cantidad de adornos como collares y brazaletes, astas de ciervo, algunos útiles y restos de ocre.
Lo más llamativo son las diferencias de riqueza que presentan los ajuares, los niños se enterraban con
ajuares más sencillos que los adultos, en los que los varones se depositaban con ciertas conchas y las
mujeres con otras conchas diferentes. Pero hay tumbas que según los prehistoriadores presentan indicios
de desigualdad social más compleja.

Las pruebas sugieren que hombres y mujeres tuvieron formas de alimentación muy distintas, así las
mujeres consumían menos recursos marinos que los hombres.

4.4-. LOS CONCHEROS ESCOCESES


Se ha constatado la presencia de concheros en las costas de Gran Bretaña, Irlanda e islas menores
próximas, por lo que esta proliferación en regiones insulares rubrica la colonización a través de la
navegación.

El yacimiento más conocido en Escocia es el conchero de Morton, que es un campamento estacional


visitado por mariscadores de manera asidua, donde se levantaban eventuales parapetos precarios.

En Oronsay existen 5 concheros con pruebas de la explotación sistemática de peces marinos cuya
contribución a la dieta pudo ser incluso superior a los moluscos.

5-. LA EUROPA DANUBIANA


Hacia el 8.000 BP todavía sobrevivían en el interior del continente algunas comunidades mesolíticas al
amparo de entorno con una notable productividad, riqueza de recursos y elevada biodiversidad. Así, las
orillas del río Danubio a la altura de las Puertas de Hierro fue un refugio ideal para los cazadores-
recolectores mesolíticos enraizados en el Epipaleolíticos local. El yacimiento más importante es Lepenski
Vir que da nombre a una cultura.

Las cabañas de los poblados eran muy variables, de entre 5 y 30 m2, pero todas presentan la entrada
orientada hacia el río, con planta trapezoidal con un frente curvo y alzadas sobre un zócalo de piedra. El
suelo se cubría de tierra apelmazada encima del originario y se usaron vigas de madera hincadas para
soportar la estructura de la cubierta.
En el interior se excavaron pozos grandes y alargados junto a hogares delimitados por bloques de piedras
calizas.

El instrumental básico no contaba con muchas piezas líticas retocadas, mientras que en la industria sobre
hueso resulta abundante y diversa, sobre todo puntas y picos tallados en los que algunos presentan
decoración.

Su dieta responde a las economías de amplio espectro, así se han encontrado pruebas de la caza de corzo,
jabalí, auroch, zorro y aves, pero el pilar más importante era la pesca de río. A través de los análisis se ha
encontrado que el 60/88 % de la dieta se corresponde con recursos acuáticos y que las caries indican una
dieta baja en carbohidratos y alta en proteínas.

El ritual de inhumación era muy sencillo, por lo general, se realizaba en simples fosas con el cuerpo
depositado en posición decúbito supino aunque se han hallado huellas de un proceso de descarnado
previo e incluso hay cadáveres donde se intervino para la separación postmortem del cráneo.
No existen pruebas de diferencias de privilegio, de hecho los ajuares son muy modestos.
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Los poblados consistentes y sus necrópolis anexas revelan unas comunidades muy estables en el territorio,
con un rango de movilidad reducido y una estabilidad sedentaria o semi-sedentaria.

En la cueva de Franchti, alrededor del 8.000 BP se intensifica la recolección de vegetales y la pesca marina
que lo implica una pericia técnica, habilidades notables y capacidad para tallar barcas adecuadas a tales
fines.
En torno al 7.200 BP se produce un cambio radical con la presencia de restos de trigo y cebada, de huesos
de oveja y cabra, de objetos de piedra pulimentada y de cerámica muy simple, signos de nuevos tiempos
vinculados al Neolítico, concretamente al Starcevo.

6-. EPILOGO DE UNA FORMA DE VIDA. LA CONVERSIÓN DE LOS CAZADORES-RECOLECTORES


MOSOLÍTICOS EN CAMPESINOS.
El Mesolítico no fue un periodo estable debido a la concentración de comunidades cazadores-recolectoras
en las costas atlánticas alrededor de los poblados y concheros y la notoria despoblación de las regiones
continentales interiores donde sobrevivieron pueblos residuales. Este es el panorama que se encontraron
las primeras comunidades neolíticas en su avance hacia Europa. Su llegada a los Balcanes resultó
transcendental, así, en Lepenski Vir no tardaron en adoptar artículos de sus nuevos vecinos. La presencia
de restos cerámicos en las cabañas de Lepenski Vir demuestra la rápida aculturación de sus gentes y el
importante papel que los intercambios económicos. Esta aculturación se produce muy rápido y llevo
pronto a la adopción de la agricultura, la ganadería y buena parte del paquete neolítico acabando con las
culturas de los cazadores-recolectores.

La neolitización en el Atlántico fue más problemática, cuando los neolíticos llegaron se hallaron con
poblaciones de cazadores-recolectores muy consolidadas, con hábitos muy estables y raíces muy fuertes.
Así la alta concentración de cazadores-recolectores en la costa impidió el avance de las comunidades
neolíticas hasta el mar, fijando una especie de frontera entre dos modos de vida pero el paso de tiempo
relajo tales costumbres y se inició un periodo de contactos culturales de hondas repercusiones.

En el 6.000 BP hay pruebas de intercambio entre pueblos costeros mesolíticos y los pueblos neolíticos
interiores. Estos trueques acabaron configurando una trama singular de relaciones culturales: los
cazadores-recolectores aceptaron cerámicas, penes, hachas….mientras que los neolíticos apenas arcos y
flechas. Fue un modelo de “intercambio asimétrico”. No obstante, es posible que grupos de cazadores
proporcionaran productos de importancia para la subsistencia como la caza.

El proceso de intercambio cultural se acentuó hacia el 5.000 BP con los primeros indicios de la adopción de
técnicas agrícolas, pastoriles y ganaderas entre los pueblos mesolíticos de la región. Los motivos apuntan
hacia un desequilibrio en las condiciones de vida de los cazadores-recolectores, quizás un incremento de la
población o un desabastecimiento y las hambrunas correspondientes.

PREHISTORIA I – Las primeras etapas de la humanidad

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