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TRABAJO INDIVIDUAL DEL MASTER EN GESTION DE REDES

PARA EL DESARROLLO SUSTENTABLE

UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

Monitoreo participativo de proyectos de


desarrollo:
Alcances y limitaciones

C A R LO S F I G U E R O A A .

PERÚ - Febrero 15 de 2003


Monitoreo participativo de proyectos de desarrollo: Alcances
y limitaciones
Carlos Figueroa A.

1.- INTRODUCCIÓN

En los últimos años ha cobrado importancia en Latinoamérica la utilización de la


evaluación participativa en los proyectos de desarrollo, especialmente en los proyectos
de desarrollo rural1.

Aceptamos la premisa de la importancia y necesidad de la participación de la


población beneficiaria en la evaluación de los proyectos de los cuales son objeto, pues
ello los convierte de sujetos pasivos a actores2. Sin embargo, la participación
únicamente en el proceso de evaluación implica intervenir como sujeto sólo en la
última etapa o fase del proyecto, lo cual a nuestro juicio es insuficiente3.

Evaluar en función de objetivos, metodologías y planes de acción elaborados por


“otros” (i,e, nivel 1) reduce el acto a calificar cuan bien o mal se implementó un trabajo
(ejecutado por “otros”, i,e nivel 2) más no necesariamente cuan efectivo resultó para la
población supuestamente beneficiaria, y esto es válido tanto para el caso que los
evaluadores sean externos o sea un proceso inclusivo. Téngase en cuenta además
que los “otros” del nivel 1 (Idearon y/o formularon el proyecto) son generalmente
distintos a los “otros” del nivel 2 (equipo ejecutor) lo cual agrava el problema4.

Más reciente, menos común pero más alentador en cuanto a la participación de la


población es la utilización en los proyectos de desarrollo del monitoreo participativo5,
es decir una “aproximación que involucra gente local, agencias de desarrollo y
diseñadores de política decidiendo juntos cómo debe ser medido el progreso y qué
resultados se esperan” (Gujit y Gaventa)6.

1
Ver Pasteur y Blauert .
2
Según palabras de Montañés se trata de propiciar la intervención de los sujetos constructores
de objetos (i.e, actores) sustituyendo al método de conocer la opinión sobre objetos.
3
Se está entendiendo por evaluación a la evaluación de impacto, pues el monitoreo es
entendido también como una evaluación de procesos o actividades.
4
Algo similar es señalado por Román quien manifiesta que al evaluar uno está emitiendo un
juicio de valor de si aquello que se hizo estuvo bien o mal y tal juicio se establece a partir de un
modelo de intervención que otros definieron como apropiado para cambiar realidades (reflejo
de los esquemas de distinción de los observados) y en base a esquemas de distinción propios
de los evaluadores. Por lo tanto al evaluar uno está opinando sobre lo ajustado y adecuado de
los esquemas de distinción de quienes observa ... pero más importante aún se establecen
juicios sobre el efecto y/o impacto que las acciones realizadas tuvieron en los sujetos
involucrados en la intervención. Lo que daría lugar según la autora a un nuevo y distinto
sistema de observadores.
5
Lo de reciente se refiere al uso práctico del monitoreo participativo en nuestra región, pues
según M. Estrella el concepto de monitoreo participativo así como el de autoevaluación no son
nuevos sino que tienen una tradición de 20 años incluyendo la investigación acción participativa
(PAR) y el aprendizaje y acción participativa entre otras.
6
Esta definición nos parece apropiada para los intereses de este artículo aún cuando
reconocemos la dificultad de obtener una definición estándar de monitoreo participativo. Una
discusión acerca de estas dificultades puede verse en M. Estrella.

1
Dada la por ahora poca información o más bien desinformación existente en nuestros
países acerca del monitoreo participativo en los proyectos de desarrollo y dada la
importancia, interés y aplicación creciente que viene teniendo en otras latitudes7, es
que se hace necesario tomar nota de sus alcances y limitaciones, de forma tal que su
aplicación en la región no sea sólo calco o copia sino aplicación creativa y adaptativa.

Es necesario señalar que el artículo discutirá sobre los alcances y limitaciones de


emplear el Monitoreo Participativo en los Proyectos de Desarrollo, no sobre sus
diversas técnicas ni sobre los pasos a seguir para su implementación, lo cual incluye
dejar de lado (por ahora) la reflexión acerca de cuándo es que se debería utilizar un
monitoreo participativo y cuando no, así como establecer cuáles son (si es posible
generalizar) las condiciones mínimas que deben existir previo a su aplicación tanto en
el contexto social, político e institucional8.

2.- MONITOREO PARTICIPATIVO (MP)

A pesar de la importancia y uso creciente de los instrumentos participativos, son


todavía mayoritarios los proyectos que recurren a técnicas “formales” para el diseño
de sus planes de monitoreo9. Ello reduce la posibilidad de una participación activa en
el desarrollo de parte de la población objeto u objetivo de los proyectos.

La participación activa en el desarrollo implicaría que todos los agentes involucrados


en los proyectos –quienes lo formulan, quienes lo analizan, quienes lo implementan,
quienes lo ejecutan, quienes lo monitorean y quienes lo evalúan- debieran tener una
participación activa y equitativa, lo cual requeriría que aquellos agentes con menos
conocimientos o en desventaja frente a los otros sean empoderados “para aumentar
su nivel de conocimiento, influencia y control sobre sus propios medios de vida,
incluyendo las iniciativas de desarrollo que los afectan” (FAO10). A lo anterior habría
que añadir que la población objetivo debería participar necesariamente en todas las
fases del proceso.

Siendo así, el MP se convierte (junto a otras) en una actividad relacionada con un


cambio de actitud de la población que permite facilitar un “desarrollo participativo más
equitativo y demandante en su dirección” (FAO). En términos prácticos consideramos
que el MP contribuye a que la población beneficiaria se comprometa con los objetivos
y resultados del proyecto, lo que implica a su vez que comparta el activo y pasivo del
mismo11.

7
Una revisión de experiencias sobre monitoreo y evaluación participativa alrededor del mundo
a través de 12 estudios de caso, puede verse en M. Estrella.
8
A este nivel el supuesto es que siempre es posible utilizar un monitoreo participativo y que no
existen limitaciones con respecto al marco social, político e institucional
9
Por ejemplo el Marco Lógico, de amplia difusión especialmente a nivel de organismos
internacionales de desarrollo.
10
WEB de la FAO.
11
Nos estamos refiriendo al caso más general (o usual) de los proyectos de desarrollo, es decir
aquellos que tienen participación de agentes internos y externos. Por otro lado, la validez de la
premisa se mantiene aún en el caso que el MP se implemente luego de iniciado el proyecto.

2
Monitoreo participativo vs el método tradicional

¿Los métodos tradicionales de monitoreo impiden la participación de la población?,


¿No es posible que con un buen entrenamiento en las técnicas necesarias la propia
población se organice para monitorear el proyecto?, ¿si fuera así no estaríamos
hablando también de un monitoreo participativo?.

El cuadro siguiente resume las diferencias (de manera general) de lo que sería un MP
frente a un método tradicional:

Monitoreo de Proyectos: Característica Generales

Método Tradicional Monitoreo Participativo

Quién planifica y Administradores seniors o Población local, equipo


administra el proceso expertos foráneos. ejecutor y otros
beneficiarios.
Frecuentemente ayudados
por un facilitador.

Rol de los beneficiarios Sólo proveen información. Diseñan y adaptan la


metodología, recolectan y
analizan los datos,
comparten los hallazgos y
los relacionan a la acción.

Cómo se mide el Se define externamente, Indicadores definidos


progreso/exíto principalmente indicadores internamente, incluyendo
cuantitativos. juicios más cualitativos.

Enfoque Predeterminado. Adaptativo.

Fuente: Guijt y Gaventa.

Las técnicas “formales” o tradicionales de monitoreo incluyen, en la mayoría de casos,


la participación de la población objetivo como proveedora de información, más en el
qué y cómo medir así como en el qué hacer con la información obtenida sólo
interviene el equipo ejecutor del proyecto (o una parte) formado casi siempre por
expertos externos.

Creemos que aún en el caso que la población beneficiaria sea entrenada en las
técnicas tradicionales de monitoreo y tengan un rol mayor en las acciones a
desarrollar, no convertiría ello en un monitoreo participativo pues la lógica detrás es
distinta, el enfoque y la conceptualización también.

El MP busca dar un giro desde las evaluaciones con búsqueda de data controladas
externamente hacia procesos basados en el reconocimiento de los involucrados para
obtener, analizar y usar información12. A diferencia del método de monitoreo
12
Las aplicaciones prácticas del MP son muchas. Van desde la alternativa que los gobiernos
le dan a sus pueblos para manifestarse e involucrarse en los procesos de desarrollo local

3
convencional que incorpora a los beneficiarios únicamente en la recolección de data
y/o para la obtención de la misma.

En los métodos de monitoreo tradicional los beneficiarios son de manera directa o


indirecta sujetos de monitoreo o estudio mientras que en el monitoreo participativo la
población se convierte en actor, en monitoreador, participa activamente en vigilar que
los resultados planeados se logren pero al mismo tiempo tienen, como se mencionó
anteriormente, un compromiso para que ello sea posible, la responsabilidad en la
gestión por tanto se vuelve (o debiera volverse) compartida, inscribiéndose dentro de
una lógica de Gestión Social13.

Consecuentemente “El MP no es sólo un asunto de usar técnicas participativas dentro


de un esquema de monitoreo convencional, sino que implica radicalmente repensar
quien inicia y continua el proceso y quien aprende o se beneficia de los hallazgos”
(Guijt y Gaventa)14.

Consideramos que el MP y su consecuente Plan de Acción debería ser parte integral


del ciclo completo del proyecto, delineado a la par que se formula el mismo y
ejecutado a la par con el avance del proyecto. La idea de que el MP pueda ser
introducido en cualquier etapa del ciclo del proyecto, dependiendo de las prioridades y
objetivos de los involucrados y de la disponibilidad de recursos para establecer el
sistema debe ser analizada en cada caso concreto.15

Finalmente, es importante señalar que aún cuando el monitoreo tradicional es


caracterizado y señalado como orientado a las necesidades de las agencias
financieras y para los policy-makers, es cierto también que las agencias de
cooperación para el desarrollo muestran creciente interés por el monitoreo y la
evaluación participativa a partir de los resultados y experiencias positivas mostradas
especialmente por ONG´s en los procesos de desarrollo (Ver Estrella y Gaventa y Guijt
y Gaventa).

Limitaciones del MP

No obstante lo positivo que el MP tiene y trae, pueden mencionarse debilidades en


este enfoque desde diversos ángulos, los que van desde la falta de rigor científico y la

(descentralización, etc.), hasta las iniciativas locales para administrar conflictos sociales. Las
buenas prácticas de un MP establecen que junto a la participación son importantes el
aprendizaje, la negociación y la flexibilidad (Sobre esto último ver Estrella y Gaventa).
13
Ello va de la mano necesariamente con una Gerencia Social moderna con rasgos
participativos, adaptativa de resultados y enfocada siempre en la mejora (o cambios) de las
condiciones de vida de un grupo objetivo específico. Esta modalidad de Gerencia Social es
promovida incluso por miembros del Instituto Interamericano para el Desarrollo Social del BID.
14
Hay autores que consideran que en la práctica no es del todo clara la dicotomía entre
monitoreo participativo y monitoreo convencional, pues argumentan que el MP podría recurrir a
expertos externos para colaborar en su administración o utilizar indicadores predeterminados
(Para una discusión al respecto ver M. Estrella). Creemos sin embargo que la importancia está
en quien conduce el proceso más que en la existencia o no de agentes externos, que de hecho
siempre van a estar presentes de una u otra manera.
15
El caso de los conflictos sociales originados en las comunidades donde actúan las empresas
mineras podría relativizarse si es que se implementa un Plan de Monitoreo Participativo
conducido y dirigido por la propia comunidad y cuyas conclusiones y recomendaciones sean
acatadas por las empresas. El Plan de Monitoreo surge en este caso como consecuencia de un
proyecto empresarial (extractivo) en ejecución.

4
validez de su data hasta preocupaciones acerca de su superficialidad y sobre-
simplificación.

Un argumento mencionado con frecuencia es que los enfoques tradicionales producen


información objetiva y cuantificable16, mientras que los enfoques participativos
obtienen información más cualitativa y de significancia local para un contexto
específico.

Tal parece que el punto aquí sería establecer si existe una relación directa entre
mayor participación y menor rigor científico, dado que los enfoques de MP, de hecho
más innovativos, buscan incluir un amplio rango de involucrados (stakeholders) en
cada etapa del proceso.

Es evidente que incluir un mayor número de beneficiarios en el proceso de MP (así


como en el de evaluación) puede incrementar o desarrollar conflictos acerca de qué es
lo más importante a tratar, cómo debería conducirse el proceso o si los objetivos están
siendo logrados. Lo cual si es mal manejado puede conducir a frustración o a que se
considere el método como inapropiado o inválido. Por el contrario, si el proceso es
conducido bien el MP puede permitir reducir conflictos o brechas entre los
beneficiarios contribuyendo a lograr consensos sobre las principales prioridades.

Una de las principales prioridades a ser consensuadas es evidentemente la


identificación de los indicadores a medir. Más aún cuando casi siempre están
involucrados beneficiarios con diferentes prioridades, necesidades y grados de interés.
Ligado a ello (y al mayor o menor rigor científico) está el hecho de si la necesaria
flexibilidad del enfoque participativo no es un obstáculo para obtener información que
permita medir cambios a lo largo del tiempo y hacer por tanto generalizaciones
“especialmente cuando se monitoree en escalas más grandes o se cubra un área
mayor” (M. Estrella).17

De otro lado está la importancia del hecho de quién mide los cambios dados y quién
se beneficia del aprendizaje de estos cambios, dado que medir el cambio puede ser
usado para varios propósitos, dependiendo de las diferentes necesidades de
información y objetivos de los beneficiarios. De donde, las características o perfil de
las personas encargadas de iniciar procesos de MP cobran vital importancia: abiertas,
con voluntad de escuchar diferentes puntos de vista, reconocer la valía y rol de los
diferentes participantes y una habilidad para dar crédito cuando es debido no son
características que se encuentren fácilmente.

3.- ALGUNAS REFLEXIONES

La sección final de este artículo más que conclusiones, más que ideas que pretenden
cerrar la discusión nos conduce por el contrario a señalar lo que está aún por definirse,
conocerse e investigarse acerca de la aplicación del Monitoreo Participativo en los
16
Dado que lo que se busca en esta sección es revisar las limitaciones del MP, asumiremos
como cierto que el enfoque tradicional conduce a obtener efectivamente información objetiva y
cuantificable. Si bien en la práctica dicha objetividad es relativa (está en juego la subjetividad
del investigador) no puede negarse los esfuerzos técnicos y científicos para que la objetividad
sea cada vez mayor.
17
Es cierto que no existen reglas del todo claras para definir los indicadores, no obstante una
guía práctica es el recurrir a las siglas SMART: Specific, Measurable, Action-oriented, Relevant
y Time bound, o a uno más reciente y supuestamente ajustado a enfoque participativos
SPICED: Subjective, Participatory, Interpreted, Communicable, Empowering y Dissaggregated.

5
proyectos de desarrollo para avanzar hacia un uso mayor pero efectivo del mismo,
especialmente en la poblaciones de menores condiciones de vida y mayor exclusión
de nuestra región.

A la luz de lo descrito en las secciones anteriores son dos los puntos que deberían
trabajarse en mayor profundidad en lo que a la aplicación del MP se refiere, cuyo
punto de partida son las preguntas siguientes: ¿La información obtenida de un MP es
lo suficientemente buena para las tareas a mano?, y ¿El MP puede ser aplicado en
esfuerzos de desarrollo de gran escala, por cuanto no solo incluye un gran área
geográfica sino también un gran número de participantes?.

Al respecto consideramos que debe aceptarse que la utilización del MP en los


proyectos de desarrollo implica aceptar nuevos y, tal vez, menos rígidos estándares de
credibilidad, así como una nueva apreciación de cúando algo es bueno o no, más que
en buscar la perfección o máxima objetividad que muchas veces no se da, no existe o
está en constante evolución y evaluación. Mucho dependerá de los objetivos que el
propio Plan de MP tenga y de dónde, por quién y a qué nivel se use la información.

Creemos sin embargo y por lo mismo que el punto de discusión e investigación


debería centrarse en si una mayor participación va acompañada de mayores o
menores consensos prácticos y útiles para la población objetivo, determinando bajo
que condiciones se da cada caso e identificando que tan participativo debe ser el MP
al inicio del proceso de acuerdo a las situaciones diversas.

El camino consiste en sistematizar las experiencias que se vayan dando en la región,


lo que tomará un tiempo todavía, no obstante es necesario incentivar desde ahora el
debate intelectual y metodológico pero a partir de una praxis reflexiva continua.

4.- BIBLIOGRAFÍA

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OESP Handbook Series. Editorial Board: Sharon Capeling-Alakija, Carlos
Lopes, Abdenour Benbouali and Djibril Diallo. Managing Editor: Janet Donnelly.
© OESP, 1997 Office of Evaluation and Strategic Planning United Nations
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One United Nations Plaza, New York, NY 10017

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