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Los cuatro pilares de la educación y la importancia de fortalecerlos desde la primera

infancia1

En pleno siglo XXI la educación, desde la primera infancia, se ve obligada a proporcionar


a la población demandante un servicio que le permita mejorar su calidad de vida.

En la atención a los adultos que brinda el programa deben tomarse en cuenta los cuatro
pilares de la educación que plantea Jacques Delors y uno final que menciona Mayor
Zaragoza.

En el documento “La Educación encierra un tesoro” que es un informe a la UNESCO de la


Comisión Internacional sobre Educación para el Siglo XXI, presidida por Jacques Delors,
se propone que los cuatro pilares de la educación que sustentan una adecuada y
completa labor son:

• Aprender a conocer.
• Aprender a hacer.
• Aprender a vivir.
• Aprender a ser.

Aprender a conocer

Puesto que el conocimiento es múltiple, resulta cada vez más inalcanzable pretender
conocerlo todo y se apuesta por la especialización, pero ésta no debe excluir una cultura
general. Una formación mental adecuada requiere una amplia cultura general y además
tener la posibilidad de conocer a fondo un pequeño número de materias. En la enseñanza
se debe favorecer que se den ambas tendencias simultáneamente.

Ello supone además, aprender a aprender, ejercitando la memoria y el pensamiento.


Ejercitar la memoria es cada vez más necesario ante la invasión de las informaciones
instantáneas que difunden los medios de comunicación. Hay que ser selectivos en los
datos que aprendemos “de memoria” y es necesario entrenar la memoria desde la
infancia.

Puede considerarse que la enseñanza en la primera infancia será eficaz y exitosa si


aporta el impulso y las bases que permitirán seguir aprendiendo durante toda la vida, no
sólo en el empleo, sino también al margen de él.

Se aprenderá a aprovechar las posibilidades que ofrece la educación a lo largo de este


modo de la vida.

1
Casanueva, Patricio, Pilares de la acción orientadora, en http://www.ilustrados.com/publicaciones/EpyuyppuzvhbyQQFJx.php y Escanero,
Ignacio, Comunicación: igualdad en las diferencias, la atención a la diversidad en los centros, en:
http://64.233.179.104/search?q=cache:GOeatrcjh40J:www.mec.es/cesces/ignacio.html+ignacio+escanero+martinez+igualdad+en+las+diferen
cias&hl=es&lr=lang_es
Aprender a hacer

Aprender a conocer y aprender a hacer no se pueden separar puesto que hay que
enseñar al alumno a poner en práctica sus conocimientos y adaptar las enseñanzas
recibidas al futuro mercado de trabajo, cuyo camino, como todos sabemos, no es
previsible.

En estos tiempos no puede darse a la expresión “aprender a hacer” el significado que


tenía cuando se trataba de preparar a alguien para una tarea material definida. En la
actualidad para el desempeño laboral no sólo es necesaria una calificación determinada
adquirida mediante la formación técnica y profesional, sino que además se requiere un
comportamiento social determinado, aptitud para trabajar en equipo, capacidad de
iniciativa, capacidad de comunicación, así como capacidad para afrontar y solucionar
conflictos. Estas capacidades se fortalecen desde los primeros meses de vida del ser
humano impulsando desde la familia y la escuela actividades que permitan a los niños
descubrir nuevas formas de hacer las cosas.

En resumen: se trata de adquirir no sólo una calificación profesional sino una competencia
que capacite al individuo para hacer frente a gran número de situaciones y a trabajar en
equipo.

Aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás

La educación tiene una doble misión: enseñar la diversidad de la especie humana y


contribuir a una toma de conciencia de las semejanzas y la interdependencia entre todos
los seres humanos.

El descubrimiento del otro pasa forzosamente por el conocimiento de uno mismo. Para
desarrollar en el ser humano desde sus primeros meses de vida una visión cabal del
mundo, la educación de la familia, la comunidad o la escuela, primero debe hacerle
descubrir quién es. Sólo entonces podrá realmente el educando ponerse en el lugar de los
demás y comprender sus necesidades y reacciones.

Lo más deseable es que los programas de educación inicien desde muy temprano a los
participantes en proyectos cooperativos en el marco de actividades deportivas y
culturales; actividades sociales, servicios de solidaridad, entre otros.

Aprender a vivir juntos exige desarrollar la comprensión del otro y la percepción de las
formas de interdependencia -realizar proyectos comunes y prepararse para tratar los
conflictos- respetando los valores de diversidad, tolerancia, pluralidad, comprensión
mutua y paz.

Aprender a ser

Gracias a la educación recibida desde la primera infancia, todos los seres humanos deben
estar en condiciones, de dotarse de un pensamiento autónomo y crítico que les permita
elaborar juicios propios, para determinar por sí mismos qué deben hacer en las diferentes
circunstancias de la vida.

La función esencial de la educación es conferir a todos los seres humanos la libertad de


pensamiento, de juicio, de sentimientos y de imaginación que necesitan para que sus
talentos alcancen la plenitud y así, en la medida de lo posible, seguir siendo autores de su
destino.

El desarrollo del ser humano, desde el nacimiento al fin de la vida, es un proceso


complementario: comienza por el conocimiento de sí mismo y se abre después a las
relaciones con los demás.

Aprender a ser para que florezca mejor la propia personalidad y se esté en condiciones de
obrar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal.

“Mientras los sistemas educativos formales se inclinan por dar prioridad a la adquisición
de conocimientos, en detrimento de otras formas de aprendizaje, importa concebir la
educación como un todo. En esa concepción deben buscar inspiración y orientación las
reformas educativas, tanto en la elaboración de los programas como en la definición de
las nuevas políticas pedagógicas”. J. Delors2

A estos pilares, el Sr. Federico Mayor Zaragoza, Director General de la UNESCO, en la


última reunión internacional de educación celebrada en Ginebra recientemente, añadió
otro que tituló:

Aprender a emprender

Se trata de regular toda acción educativa dirigida a las personas con discapacidades. Las
administraciones y comunidades educativas deben asumir y consolidar la nueva
dimensión de la educación especial, teniendo en cuenta que ésta ya no se concibe como
la educación de un tipo de alumnos, sino como el conjunto de recursos personales y
materiales puestos a disposición del sistema educativo para que éste pueda responder
adecuadamente a las necesidades que de forma transitoria o permanente, presentan
algunos de sus educandos, para que puedan alcanzar, dentro del mismo sistema, los
objetivos establecidos con carácter general para todos los alumnos.

2
Delors, Jaques. La educación encierra un tesoro, Informe de la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI,
UNESCO, 1996

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