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VALORES EN EL EQUIPO DE TRABAJO

Trabajar en equipo es coordinar e integrar esfuerzos entre varias personas que se necesitan entre sí para lograr un
resultado; es embarcarse en una misma causa. No obstante, para que haya trabajo en equipo no es suficiente con que
nos identifiquemos con los objetivos, las metas y las normas acordadas; es preciso, además, que compartamos unos
valores y principios éticos mínimos. El trabajo en equipo necesariamente exige solidaridad, vocación de servicio,
equidad, autonomía, respeto, responsabilidad, participación, diálogo, concertación y autodesarrollo.

Con el trabajo en equipo se alcanzan mejores y más óptimos resultados, y el aprendizaje individual deviene colectivo e
institucional. Se facilita así la búsqueda conjunta de soluciones y la superación mancomunada de los obstáculos. Para
que haya trabajo en equipo, todos y todas debemos disponer de oportunidades para aportar nuestros conocimientos y
experiencias, y para enriquecernos con la ayuda de los y las demás. El intercambio de ideas, opiniones, maneras de
ver y de sentir, nos permite adquirir una visión más amplia del mundo y reconocer los diversos ángulos y matices de
cada una de las situaciones o sucesos. El trabajo en equipo fomenta la creatividad, la motivación y el liderazgo colectivo.
En él, la responsabilidad personal se transforma en responsabilidad compartida. Trabajando en equipo se avanza en la
humanización de la administración, se obtienen mayores niveles de productividad y se mejora la prestación del servicio.

LOS SEIS GRANDES VALORES FUNDAMENTALES:


Respeto. “Trabajar para el equipo es trabajar para uno mismo”. El talento individual, una vez, si no contribuye al equipo
difícilmente se le considera como tal.
Actitud. Que es lo que permite la superación y que un jugador se esfuerce. Mencionó una cita de Al Capone en tono
de broma: “Se consigue más con una pistola y una sonrisa, que sólo con una pistola” (está claro que parece que hasta
en la mafia son importantes las formas).
Confianza. Para él el liderazgo es una mezcla entre la estrategia y la confianza, y esta última es incluso más importante
que la primera.
Profesionalidad. Un buen profesional no se mide por su capacidad técnica, sino por sus comportamientos. Mencionó
el caso de Petrovik, uno de los jugadores más extraordinarios europeos. Cuando terminaba los partidos, no se iba a los
vestuarios, sino que se quedaba treinta minutos más tirando para mejorar su tiro, su punto débil.
Comunicación. Mencionó una cita de Aristóteles: “La habilidad de comunicar una idea es tan importante como la misma
idea”.
Compromiso. Con el trabajo y con los compañeros, que le ayuda a mejorar y a dar lo mejor de sí mismo. Concluyó en
que “nadie es tan bueno que no pueda mejorar”.

TRABAJAR Y PRACTICAR LA HONESTIDAD

Honestidad Es la conducta recta, honrada que lleva a observar normas y compromisos así como actuar con la verdad,
lo que denota sinceridad y correspondencia entre lo que hace, lo que piensa, lo que dice o que ha dicho.
Esta cualidad se observa en las personas que actúa con justicia, con apego a la moral y según la ley; se comporta
rectamente y de acuerdo con la verdad, distinguida porque muestra el recto proceder.
Exige actuar teniendo en cuenta siempre que los fines públicos excluyen cualquier comportamiento que atente
directamente contra el interés colectivo.

Honestidad: Conductas que lo demuestran en el desempeño laboral


 Al actuar siempre con rectitud y veracidad; cumplir con el correcto proceder en el desempeño de su cargo y
en todos sus actos: servicial, oportuno, amable, culto, esmerado, escrupuloso, disciplinado, intachable,
pertinente y considerado, cabal, justo, moral y no generando dudas respecto a lo que se espera de este (a).
 Al cumplir siempre con el trabajo, utilizar el tiempo laboral para realizar las tareas propias del cargo con el
mejor esfuerzo y esmero, haciendo buen uso de los recursos y evitando el desperdicio y con el cuidado debido.
 Al actuar con rectitud y en el uso, manejo, y protección de los bienes de la institución contra cualquier pérdida,
despilfarro, uso indebido, irregularidad o acto ilegal.
 Al hacer un escrupuloso en el manejo de los recursos económicos, entregando siempre cuentas claras y sin
dar lugar a malos entendidos.
 Al emitir criterios, apreciaciones u opiniones siempre veraces y objetivos sobre asuntos inherentes a sus
funciones, evitando la influencia de criterios subjetivos o de terceros no autorizados que pueda afectar su deber
de objetividad.
 Al actuar siempre de forma veraz y honrada en el trato, en la relación y en la comunicación con los demás en
ambiente laboral: no mentir, no actuar con hipocresía, no promover el chisme y relaciones de desconfianza;
evitar y rechazar la crítica negativa. Al no utilizar la jornada laboral o cualquier tiempo de la misma para realizar
trabajos personales u otros ajenos a sus deberes y responsabilidades.
 Al comenzar a trabajo inmediatamente que inicia cada día la jornada laboral, sin perder el tiempo, procurando
tener al alcance todo lo necesario para empezar el trabajo y para evitar interrupciones.
 Al no interrumpir, distraer o atrasar las tareas de sus compañeros (as), con conductas o acciones indebidas o
inoportunas, que llevan perder tiempo conversando sobre asuntos que no conciernen a la actividad laboral.

ASUMIR LAS EQUIVOCACIONES

Nadie es perfecto. Todos cometemos errores, ya sea por querer intentar cosas nuevas o por un descuido. Y la sensación
que se desprende de este tipo de situación no es agradable, por lo que hay que aprender a actuar correctamente ante
los errores cometidos.

Cinco técnicas para enfrentarse correctamente a los fallos en el entorno laboral:

1. La honestidad es la mejor política: Si bien nadie espera la perfección, todo el mundo supone la honestidad en el
lugar de trabajo. Al no reconocer un error, sólo se añade combustible a una chispa que encenderá un problema
que será más difícil de controlar en un tiempo. Por lo tanto, cuando se cometa un fallo, lo mejor es no poner excusas
y menos negarlo.
2. Crea un plan de acción: Antes de salir corriendo para admitir un error a la primera persona que se aparezca en el
colegio, es mejor tomarse un momento para respirar profundamente, poner la situación en perspectiva y pensar
una solución factible para que se solucione el error. Posteriormente, se tiene que decidir la persona más adecuada
para contar el problema. Esto amortiguará el golpe, protegerá la reputación y restaurará la confianza con los
compañeros de trabajo. Eso sí, no es conveniente tomarse demasiado tiempo en admitir el error, de lo contrario se
corre el riesgo de dar la impresión de que no existe preocupación frente a los colegas.
3. Aprender de los errores: Una vez que se comete un error, lo mejor es analizar lo que salió mal y cómo evitar una
situación similar en el futuro. ¿Por qué se olvida la fecha límite? ¿Cómo asegurarse de que no vuelva a suceder?
Al reflexionar y cambiar las formas o la adopción de un enfoque diferente, se está demostrando un enfoque
constructivo y proactivo.
4. Perdónate a ti mismo y sigue adelante: Lo último que se tiene que hacer es rendirse, todo el mundo comete
errores. No eres el primero, y sin duda no serás la última persona en cometer un error en el trabajo. Se recomienda
no estresarse durante demasiado tiempo, tomar algún tiempo para reflexionar y lo más importante, perdonarse a
sí mismo. Pasar vuelta de hoja y tener clara la mente con otros temas relevantes.
5. Que un error no destruya la confianza: Lo más importante es no permitir que un error deteriore la confianza y
desinfle la pasión que se siente por el trabajo. Si la persona ha sido responsable, honesta, proactiva y abierta a
cambiar la forma de hacer las cosas, es el momento de seguir adelante. Los errores suceden; la clave es no dejar
que manche la vida laboral futura.

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