Trabajar en equipo es coordinar e integrar esfuerzos entre varias personas que se necesitan entre sí para lograr un
resultado; es embarcarse en una misma causa. No obstante, para que haya trabajo en equipo no es suficiente con que
nos identifiquemos con los objetivos, las metas y las normas acordadas; es preciso, además, que compartamos unos
valores y principios éticos mínimos. El trabajo en equipo necesariamente exige solidaridad, vocación de servicio,
equidad, autonomía, respeto, responsabilidad, participación, diálogo, concertación y autodesarrollo.
Con el trabajo en equipo se alcanzan mejores y más óptimos resultados, y el aprendizaje individual deviene colectivo e
institucional. Se facilita así la búsqueda conjunta de soluciones y la superación mancomunada de los obstáculos. Para
que haya trabajo en equipo, todos y todas debemos disponer de oportunidades para aportar nuestros conocimientos y
experiencias, y para enriquecernos con la ayuda de los y las demás. El intercambio de ideas, opiniones, maneras de
ver y de sentir, nos permite adquirir una visión más amplia del mundo y reconocer los diversos ángulos y matices de
cada una de las situaciones o sucesos. El trabajo en equipo fomenta la creatividad, la motivación y el liderazgo colectivo.
En él, la responsabilidad personal se transforma en responsabilidad compartida. Trabajando en equipo se avanza en la
humanización de la administración, se obtienen mayores niveles de productividad y se mejora la prestación del servicio.
Honestidad Es la conducta recta, honrada que lleva a observar normas y compromisos así como actuar con la verdad,
lo que denota sinceridad y correspondencia entre lo que hace, lo que piensa, lo que dice o que ha dicho.
Esta cualidad se observa en las personas que actúa con justicia, con apego a la moral y según la ley; se comporta
rectamente y de acuerdo con la verdad, distinguida porque muestra el recto proceder.
Exige actuar teniendo en cuenta siempre que los fines públicos excluyen cualquier comportamiento que atente
directamente contra el interés colectivo.
Nadie es perfecto. Todos cometemos errores, ya sea por querer intentar cosas nuevas o por un descuido. Y la sensación
que se desprende de este tipo de situación no es agradable, por lo que hay que aprender a actuar correctamente ante
los errores cometidos.
1. La honestidad es la mejor política: Si bien nadie espera la perfección, todo el mundo supone la honestidad en el
lugar de trabajo. Al no reconocer un error, sólo se añade combustible a una chispa que encenderá un problema
que será más difícil de controlar en un tiempo. Por lo tanto, cuando se cometa un fallo, lo mejor es no poner excusas
y menos negarlo.
2. Crea un plan de acción: Antes de salir corriendo para admitir un error a la primera persona que se aparezca en el
colegio, es mejor tomarse un momento para respirar profundamente, poner la situación en perspectiva y pensar
una solución factible para que se solucione el error. Posteriormente, se tiene que decidir la persona más adecuada
para contar el problema. Esto amortiguará el golpe, protegerá la reputación y restaurará la confianza con los
compañeros de trabajo. Eso sí, no es conveniente tomarse demasiado tiempo en admitir el error, de lo contrario se
corre el riesgo de dar la impresión de que no existe preocupación frente a los colegas.
3. Aprender de los errores: Una vez que se comete un error, lo mejor es analizar lo que salió mal y cómo evitar una
situación similar en el futuro. ¿Por qué se olvida la fecha límite? ¿Cómo asegurarse de que no vuelva a suceder?
Al reflexionar y cambiar las formas o la adopción de un enfoque diferente, se está demostrando un enfoque
constructivo y proactivo.
4. Perdónate a ti mismo y sigue adelante: Lo último que se tiene que hacer es rendirse, todo el mundo comete
errores. No eres el primero, y sin duda no serás la última persona en cometer un error en el trabajo. Se recomienda
no estresarse durante demasiado tiempo, tomar algún tiempo para reflexionar y lo más importante, perdonarse a
sí mismo. Pasar vuelta de hoja y tener clara la mente con otros temas relevantes.
5. Que un error no destruya la confianza: Lo más importante es no permitir que un error deteriore la confianza y
desinfle la pasión que se siente por el trabajo. Si la persona ha sido responsable, honesta, proactiva y abierta a
cambiar la forma de hacer las cosas, es el momento de seguir adelante. Los errores suceden; la clave es no dejar
que manche la vida laboral futura.
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