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EPÍLOGO:

Este manual intenta ofrecer una panorámica general sobre la evolución de


la intervención con el menor infractor en España. Se analizan las características
básicas del Modelo Tutelar, base para la Ley de Tribunales Tutelares de Menores
de 1948, vigente en España hasta la promulgación de la actual Ley de 5 de Junio
de 1992, fundamentada en la filosofía del Modelo de Justicia. Se exponen
detalladamente cada una de las posibles medidas a adoptar en la actualidad en la
Justicia de Menores: amonestación, breve internamiento, libertad vigilada,
acogimiento familiar, privación del derecho a conducir, prestación de servicios en
beneficio de la comunidad, tratamiento ambulatorio e internamiento en centro de
régimen abierto, semiabierto o cerrado. Se propone, así mismo, la reparación
extrajudicial como alternativa de intervención en medio abierto y por último se
hace una breve reseña de las tendencias legislativas actuales en materia de
menores en España.
El presente manual INTERVENCION POLICIAL CON MENORES NIVEL I, se ha
publicado en colaboración con el Sindicato Independiente de Policía de Andalucía Sip-an, para ser
entregado en su versión Libro a los alumnos de las distintas Acciones Formativas de
perfeccionamiento en ésta materia y en su versión de Publicación Electrónica, ha sido publicada en
el Área de Formación – Biblioteca Virtual - Publicaciones de Interés Policial www.sip-an.es, del
citado sindicato.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 1


Edición:
AUTOEDICIÓN
Autor:

JUAN LORENZO BERMUDEZ DIAZ


Policía Local de Coín (Málaga)

Nº de Expediente

MA-447-15

COLABORA

Este libro se publica con la colaboración de SIP-AN, Sindicato


Independiente de Policía Local de Andalucía, la versión libro se publica con la
intención de reciclar y perfeccionar en esta materia. También se publica
electrónicamente en la página web del sindicato, www.sip-an.es,en la sección
biblioteca virtual, apartado publicaciones de interés policial, como publicación
electrónica.
EJEMPLAR DE DISTRIBUCIÓN GRATUITA
INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 2
INDICE
PAGINAS

UNIDAD I. MENORES………………………………………….. 4

UNIDAD II: INTRODUCCION HISTORICA. APLICACIÓN LEY


5/2000 REGULADORA DE LA RESPONSABILIDAD PENAL DEL
MENOR Y SU REGLAMENTO R.D. 1774/2004…………………… 9

UNIDAD III. INTERVENCION CON MENORES EXTRANJEROS


NO ACOMPAÑADOS……………………………………………….. 44

BIBLIOGRAFIA…………………………………………………….. 63

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 3


UNIDAD I “MENORES”

1.- CONCEPTO.

Legislativamente, menores son los que tienen menos de 18 años. Ni la


normativa nacional ni la internacional ofrece un concepto único de minoría de
edad, ni siquiera existe un término equitativo.

Al menos en nuestro derecho es el término de menor el que debe


priorizarse y el que nosotros emplearemos es este curso, en la línea con la ley
Orgánica 5/2000.

El término menor, como apunta Cruz Blanca, es la diferencia del marcado


carácter asistencial de los términos infancia y niño, únicamente marca una
relación de contraposición respecto al mayor, como por ejemplo, para realizar
ciertos actos jurídicos, para ser sujeto pasivo de determinados delitos o para
designar consecuencias jurídicas diferentes.

El término menor se utiliza tanto para la normativa penal como en la extrapenal.


Se designa a aquellas personas que por razón de su edad se encuentran
especialmente protegidas o exentas de Responsabilidad Penal respecto al Código
Penal.

Según el Código Penal en su art. 19 dice “Los menores de 18 años no serán


responsables criminalmente con arreglo a este código. Cuando un menor de
dicha edad cometa un hecho delictivo podrá ser responsable con arreglo a lo
dispuesto en la ley que regule la responsabilidad penal del menor”

2.- DEFINICION DE MENOR

El menor ha sido conceptuado como aquella persona que por razón de su


edad ostenta una condición o cualidad que es tenida en cuenta por el

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 4


Ordenamiento Jurídico como factor determinante de la situación o posición
dentro de la comunidad y de su ámbito de poder, capacidad y responsabilidad.

Es un término eminentemente sociocultural, dependiente de las creencias o


convicciones de los miembros del grupo humano en relación con la protección
que a determinadas se debe conceder o de la libertad que se debe atribuir. Es una
categoría que se encuentra en función de condicionamientos, económicos,
culturales… vigente en cada momento histórico que los legisladores habrán de
definir en cada caso atendiendo a las circunstancias culturales y sociales de un
tiempo y un país.

Según la Convención sobre los derechos del niño de 1989 en su art. 1, señala
que, “para los efectos de la presente convención se entiende por niño todo ser
humano menor de 18 años de edad, salvo que en virtud de la ley que le sea
aplicable haya alcanzado antes la mayoría de edad”.

El Consejo de Europa, entiende por menor a la persona siempre que su edad sea
inferior a 16 años.

El Convenio de la Haya de 25 de Octubre de 1980 en su art. 4, sobre secuestro


de menores aplica la restitución de los niños secuestrados hasta el límite de 16
años.

En nuestro ordenamiento jurídico, hay un reconocimiento unitario:

-. El art. 12 de la Constitución Española vincula la mayoría de edad a los


18 años.

-. El art. 315 del Código Civil, afirma que la mayoría de edad empieza a
partir de los 18 años.

-. El art. 1 de la Ley Orgánica 1/96 de Protección Jurídica del menor


extiende su ámbito de aplicación a los menores de 18 años que se encuentran en
el territorio español salvo que en virtud de la ley que le sea aplicable hayan
alcanzado con anterioridad la mayoría de edad.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 5


En el ordenamiento penal, en la actualidad se ha evitado la disparidad que ha
existido con el anterior Código Penal y se acota la mayoría de edad en los 18
años.

En la Ley del Menor, tras la reforma de la Ley Orgánica 8/2006, en su artículo 1


afirma que la ley se aplica para exigir la responsabilidad de las personas mayores
de 14 años y menores de 18 años.

Antes se aplicaba también entre los 18 y 21 años.

Habría que apuntar no sólo al límite positivo o superior por debajo del cual el
menor quedaría exento de toda responsabilidad criminal, sino también a otro
negativo o inferior fijado en 14 años y que determina para estos sujetos, los
menores de 14 años, no sólo la responsabilidad penal respecto al derecho penal
de adultos sino también la imposibilidad de que se le exija responsabilidad con
arreglo a la legislación de menores.

En cuanto al derecho comparado las diversas legislaciones también establecen


marcos de mayoría y minoría de edad distintos.

Así por ejemplo;

- la legislación portuguesa, de 16 a 21 años


- la legislación francesa de 13 a 18 años
- y la legislación tanto alemana como italiana de 14 a 18 años.

3.- LA EDAD DEL MENOR

En nuestro Código Civil establece en su artículo 30 que “solo se reputará


nacido el feto que tuviere figura humana y viviere veinticuatro horas enteramente desprendido del
seno materno”. A partir de ese momento será cuando consideremos el nacimiento
de una persona y por lo tanto empezará a contar su edad, puesto que el artículo
29 dice que “el nacimiento determina la personalidad”.

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Nuestra legislación no establece grupos o tramos de edad en función de la
capacidad de razonamiento que va adquiriendo el menor, como podría ser la que
se establece para su educación (Infantil, Primaria, E.S.O. Bachiller...), sino que
considera a una persona menor hasta cumplir los 18 años, aunque conocemos
palabras que nos hacen pensar en determinadas edades, tales como lactante,
bebé, niño, adolescente, joven, etc., y que relacionamos al ser escuchadas.

Sin embargo, cuando se trata de proteger al menor, en nuestro Código Penal


se establecen determinadas edades que castigan en mayor o menor medida al que
comete delito contra un menor, así tenemos por ejemplo el artículo 148.3 como
agravante del delito de lesiones cuando éstas sean producidas a un menor de 12
años o los artículos 180.3 o 189.3.a) sobre delitos sexuales cuando se trata de
víctimas que no han cumplido los 13 años.

- La edad del menor se acredita mediante:

• Pruebas documentales (DNI, pasaporte, libro de familia...)

• Pruebas testificales (declaraciones de testigos, vecinos, referencias personales...)

• Mediante pruebas periciales (prueba oseométrica, huellas dactilares...)

- Cuando no pueda establecerse la minoría de edad, deberemos:

1. Informar al Ministerio Fiscal

2. Por orden del Ministerio Fiscal se recurrirá a las instituciones sanitarias para
realizar las pruebas pertinentes (principalmente oseométricas...)

La actual Ley de Responsabilidad Penal de Menores L.O. 5/2000, establece los


14 años como la edad mínima a la hora de exigir responsabilidad de sus actos a
un menor, es decir, que aquellos que estén por debajo de esa edad no se les
podrán imputar ningún tipo de delito. Además la mencionada ley establece dos
tramos de edad para sancionar en mayor o menor medida un mismo delito, de 14

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a 16 y de 17 a 18 años respectivamente en los relativos a violencia, intimidación o
peligro para las personas o a los recogidos en leyes posteriores como las relativas
a terrorismo en la L.O. 7/2000 y la 8/2000 para delitos patrimoniales.

Como hemos podido ver, existen diferencias en la edad del menor dependiendo
si se trata de proteger o de inculpar a éste de los delitos, también influirá el tramo
de edad en el que se encuentre cuando haya que juzgarlo o lo que alienta
fundamentalmente la Ley 5/2000 con respecto al menor es “EDUCARLE
INTENSAMENTE”.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 8


UNIDAD II.

INTRODUCCION HISTORICA. APLICACIÓN LEY 5/2000


REGULADORA DE LA RESPONSABILIDAD PENAL DEL MENOR Y
SU REGLAMENTO R.D. 1774/2004

1. INTRODUCCIÓN

Tradicionalmente las instituciones y los procedimientos legales han


mantenido un interés básicamente correccional frente al delincuente, no
mostrando preocupación alguna por el porqué los menores cometían actos
delictivos, ni porqué transgredían las normas y patrones sociales o morales que
les eran impuestos; mantuvieron, en cambio, una fuerte represión sobre las
conductas antisociales, olvidando cualquier previsión de prevención y educación.

Pero los cambios en la concepción sobre el origen de la delincuencia y sobre las


pautas de desarrollo en la infancia han conducido a la existencia de una sucesión
de modelos de intervención que han surgido para establecerse como puntos de
referencia de los diferentes ordenamientos jurídicos.

En España hemos asistido en este siglo a una transformación desde la tradición


tutelar, cuyo origen nos remonta a los siglos XVI-XVII y que tiene en la Ley de
Tribunales Tutelares de Menores de 1948 su más reciente manifestación, hasta un
modelo de justicia que subyace en la actual Ley Orgánica 4/92 Reguladora de la
Competencia y el Procedimiento de los Juzgados de Menores. La filosofía del
Modelo Tutelar considera al menor como enfermo al que es necesario curar. Por
tanto, su objetivo es la intervención que tiene como fin último la imposición de
medidas de tratamiento para la corrección del menor; en ningún caso considera
oportuno declararlo culpable de la comisión del delito, antes bien se le considera
inmerso en un grave peligro físico y moral.

Es el modelo que caracteriza a un Estado Social de Derecho y el que ha estado


vigente en España hasta la Ley Orgánica 4/92, constituyendo el fundamento de
la Ley de Tribunales Tutelares de Menores de 1948.

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Es en estos Tribunales Tutelares donde, bajo una actitud paternalista, el Juez
adquiere toda la responsabilidad en las decisiones sobre los menores. Así, asume
funciones de defensor, juzgador e incluso acusador, quedando de este modo
violadas todas las garantías jurídicas. Además, no sólo se limita a juzgar hechos
objetivos cometidos por el menor, sino que tiene capacidad para valorar actitudes
y modos de ser del mismo.

El Juez se convierte en padre, psicólogo y médico, pudiendo elaborar


diagnósticos sobre la racionalidad y las necesidades del menor. De este modo se
corría el peligro de que el Juez confundiera su propia moral (normalmente la de
la clase alta) con las verdaderas necesidades del niño; se llegaba de este modo a
desvalorizar su modo de vida, que en la mayoría de las ocasiones era de pobreza,
marginación y abandono.

Es toda esta actitud paternalista y protectora la que niega toda garantía jurídica al
procedimiento, por no creer oportuna su consideración. El Juez es el único
responsable de la decisión; ni existe Fiscal ni Abogado defensor, tan sólo tiene
lugar un juicio lógico, esto es, de índole técnica acerca del futuro del menor.

Ante la posibilidad de una intervención tan arbitraria, las medidas a adoptar se


convierten en medidas de seguridad de las que se hace eco el Estado para no
poner límites a su intervención y control social.

En definitiva, podemos caracterizar al Modelo Tutelar como inquisitivo, germen


de una intervención represiva y controladora.

El Modelo de Justicia subyace a la mayoría de los ordenamientos jurídicos de


Occidente y en la actualidad caracteriza a la Ley Reguladora de la Competencia y
el Procedimiento de los Juzgados de Menores vigente en España.

Este modelo se enmarca dentro de la corriente de pensamiento neoliberal, que


acentúa el carácter de peligrosidad social del menor desviado ante el incremento
que paulatinamente se viene observando en el ámbito de la delincuencia juvenil
en Occidente.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 10


En él se acentúan las medidas de represión y de control social y policial,
motivadas, tal vez, por el miedo de la mayoría de los miembros de la sociedad
ante el aumento del delito y por su deseo de protección frente al mismo.

Los principios sustentadores del Modelo de Justicia son:

- La existencia de un proceso con todas las garantías jurídicas.

- Se incrementa la importancia que tradicionalmente se ha dado a la


responsabilidad del menor frente a sus actos, al tiempo que disminuye el acento
otorgado a la personalidad del niño.

- Aparece el interés por la culpa.

- Se concede una mayor importancia a que el menor asuma tanto su


responsabilidad como las consecuencias de sus actos, en lugar de acentuar la
protección y el tratamiento.

Se reduce considerablemente la distancia entre el derecho de los adultos y el de


los menores.

Este modelo opta, por tanto, por el castigo y la sanción antes que por la
protección y la educación.

La prevención de la delincuencia adquiere aquí el carácter de defensa social;


mediante la utilización de un mayor número de policías, alarmas, puertas
blindadas, etc., se establece la protección de los miembros de la sociedad. Este
modelo defiende el aumento de la dureza y de la represión ante la comisión de un
delito.

El Modelo de Justicia propone un Derecho Penal capaz de controlar cualquier


amenaza al orden social vigente. Adoptando un carácter retributivo y
sancionador al que se le suma, el carácter educativo necesario para la reinserción
del menor.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 11


El Modelo de Justicia se caracteriza por dos elementos constitutivos que merecen
señalarse y que lo hacen diferente de los modelos mencionados anteriormente;
éstos son:

**Responsabilidad del menor

El menor se concibe por primera vez como responsable de sus actos, por tanto,
capaz de asumir las consecuencias que se derivan de ellos.

En cuanto al límite de edad para considerar responsable al menor varía según la


legislación de cada país. En España, hasta la entrada en vigor del nuevo Código
Penal el 25 de Mayo de 1996 que eleva la edad penal a dieciocho años, ésta se
situaba en los dieciséis años, lo que suponía considerar imputable a un menor a
partir de esa edad y capaz de ser sometido a un proceso incriminado de carácter
penal. En la práctica, esta elevación de edad todavía no ha entrado en vigor.

Lo hará cuando se apruebe la ley que regule la responsabilidad penal de los


menores de dieciocho años.

**Proceso incriminador

El niño, como decíamos, puede ser sometido a un proceso de carácter punitivo


con las mismas garantías jurídico-penales de los adultos dando entrada a las
figuras del Fiscal y del Abogado defensor.

La pena adquiere el carácter de garantía para el menor, ya que éste pasa a ser
condenado por lo que ha hecho y no por lo que él es. De este modo, la pena
debe estar relacionada con el delito y debe tener límites claros.

Según López Peña la pena debe cumplir los siguientes requisitos:

- Es una reacción frente a la infracción.

- Es garantía frente a la intervención jurídica.

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- Es el factor que posibilita el encuadre para la reacción educativa posterior.

Se olvida de esta forma que el castigo y la pena no tienen eficacia en sí mismos en


la educación del menor, más bien como afirma Bandura "el castigo no varía la
tendencia social de estos delincuentes ni su empleo de medios ilegítimos para
obtener recursos gratificantes".

Para resumir podemos afirmar que este modelo postula la defensa social y la
retribución como objetivos de intervención prioritarios, dejando en segundo
plano las necesidades y los problemas educativos del menor.

2. ANTECEDENTES REMOTOS DE LA JUSTICIA DE MENORES


EN ESPAÑA

Aunque las instituciones de menores tuvieron sus inicios en Europa entre


los siglos XVII-XVIII al tiempo que florecía el capitalismo, el antecedente más
remoto que encontramos en España data del siglo XIV, concretamente del año
1337, en que tuvo lugar la fundación de la figura del Padre de Huérfanos de
Valencia.

La Fuga et Pare d'Orfens fue creada en Valencia por Pedro IV de Aragón. De


ella se puede decir que es el origen de la tradicional figura del Juez Tutelar.

En esta institución se recogían a dos tipos de jóvenes: a menores mendigos,


huérfanos o indigentes y a menores que habían cometido algún tipo de delito, en
cuyo caso funcionaba básicamente como tribunal.

Su función principal era la de recoger a los menores y reeducarlos para la vida


trabajadora. Pronto se extendió a otras ciudades españolas, caracterizándose
siempre por "la máxima defensa social, peligrosidad, asistencia, control,
tratamiento penal de vagabundos, vagos, ociosos".

Pero como decíamos es en los siglos XVII-XVIII cuando empiezan a proliferar


las instituciones y leyes especiales de menores. Este incremento tiene lugar como
consecuencia de la preocupación hacia la infancia en esta época y “por motivos

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que sólo parcialmente tienen que ver con su reconocimiento específico”. Nacen
como parte integrante de la historia de los alienados y los pobres y se originan
como el mecanismo más fuerte de control social, eso sí, en nombre de la caridad
cristiana.

Nace así el hospital especial para mendigos y pobres con carácter asistencial-
correccional, destinado a jóvenes sin casa ni familia sobre los que era necesario
aplicar la guía y el control; es el caso del Fondo Pío Nacional, las Casas de
Misericordia y los hospicios.

Los cambios que se van a ir produciendo de forma paulatina en el tratamiento del


menor tienen su origen en el denominado Movimiento de Protección de
Menores, fruto de profunda transformaciones sociales, consecuencia de la
Revolución Industrial, que lleva consigo la emigración del campo a la ciudad de la
que será una nueva clase social, el proletariado; éste sobrevive en las ciudades en
pésimas condiciones: hacinamiento, miseria, trabajo de hasta dieciocho horas
diarias para mujeres y niños, son las notas características de este periodo
histórico.

A finales del siglo XIX los dueños de las industrias, la beneficencia, la Iglesia y
hasta el propio Estado toman conciencia de la profunda transformación social
que ha llevado consigo la industrialización y dejándose llevar por distintas
motivaciones comienzan a cambiar el estilo de vida del proletariado.

Todo esto provoca el nacimiento del Movimiento de Salvación del Niño, child-
save movement, que surge en E.E.U.U. y cuya finalidad era salvaguardar al
menor de las condiciones infrahumanas en las que sobrevivía.

Pero estas medidas legislativas, sólo sirvieron para crear nuevas formas de
desviación.

Se propuso un Derecho específico de menores, que les privó desde el principio


de las garantías jurídicas procesales. Orientado hacia niños y jóvenes con
problemas familiares, educativos y económicos, el child-save movement "fue en
contra de los derechos de los menores" (Coy, 1990).

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España, donde siempre se ha manifestado una tendencia correccional también
fue receptiva a esta filosofía tutelar; de ella son fruto los distintos códigos que
desde la pasada centuria hasta décadas recientes forman parte de la legislación
española en relación con los menores.

Dos son los principios sobre los que tradicionalmente se basaron la


determinación de la responsabilidad y la imputabilidad del menor: la edad y el
discernimiento.

El Código Penal de 1822, asume que son inimputables los menores de siete años;
siendo sometidos a examen de discernimiento los jóvenes de entre siete y doce
años.

Más tarde, el Código de 1848 considera exentos de responsabilidad a los menores


de nueve años y a los mayores de nueve sin discernimiento. La capacidad de
discernir de los jóvenes situados entre los nueve y los quince años también era
sometida a consideración.

Aquellos situados entre los quince y los dieciocho ven atenuada su


responsabilidad en función igualmente de su discernimiento.

Por último, el Código de 1928 abolió el examen de la capacidad de discernir


como premisa para la imputabilidad, pero siguió considerando la regla de la edad
elevando el límite para el establecimiento de la responsabilidad a los dieciséis
años.

Pero a pesar de esta serie de códigos, es la Ley de Tribunales de Menores de


1948, hija del pensamiento correccional y positivista de la época, propio de un
Modelo Tutelar, la que ha perdurado hasta que fue aprobada la Ley Orgánica
Reguladora de la Competencia y el Procedimiento de los Juzgados de Menores en
1992.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 15


3. LEY DE TRIBUNALES TUTELARES DE MENORES DE 1948

Por Decreto de 11 de Junio de 1948 se aprobó el Texto Refundido de la


legislación sobre Tribunales Tutelares de Menores; así mismo, el 2 de Julio de
1948 se aprobó el Texto Refundido de la legislación sobre Protección de
Menores. La protección del menor que asumían estos decretos se encomendaba a
la Obra de Protección de Menores, un organismo que tenía personalidad jurídica
propia y además un patrimonio independiente para conseguir sus fines.

Este organismo tenía la siguiente estructura:

- Consejo Superior de Protección de Menores, gestor e impulsor de la obra.

- Juntas Provinciales de Protección de Menores, que tenían carácter asistencial.

- Tribunales Tutelares de Menores concebidos como organismos colegiados, con


ámbito provincial, con carácter administrativo pero al tiempo con determinadas
funciones judiciales.

Su ámbito de competencia se extendía a tres facultades diferentes:

1.- Facultad Reformadora, que se extendía a:

a) Acciones u omisiones que se atribuían a menores de dieciséis años, calificadas


como delitos o faltas.

b) Infracciones cometidas por menores de dieciséis años que estuviesen


consignadas en Leyes Municipales y Provinciales.

c) Menores de dieciséis años prostituidos, licenciosos, vagos y vagabundos.

d) Menores indisciplinados que eran denunciados por sus padres.

2.- Enjuiciamiento de Mayores: estos Tribunales eran competentes para conocer


de faltas de los mayores de dieciséis años que estuviesen recogidas en el artículo
584 del Código Penal entonces vigente.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 16


3.- Facultad Protectora: dirigida a dar protección jurídica al menor de dieciséis
años, privando a sus padres del ejercicio de su guarda y educación.

Cabe destacar que la facultad reformadora era mucho más amplia que la facultad
protectora, lo que pone de manifiesto el marcado carácter correctivo y
penalizador de esta ley, dando prioridad a estos criterios sobre los preventivos y
educativos.

- Por último dentro de la Obra de Protección de Menores encontramos los


centros con carácter asistencial.

Como se puede observar, la Ley de 1948 sigue manteniendo el criterio


cronológico, menos de dieciséis años, para delimitar la imputabilidad de los
menores (artículo 8 y artículo 2 del Código Penal anterior al ahora vigente).

Así mismo, merece señalarse que la citada Ley atiende en su facultad reformadora
no sólo las faltas y delitos cometidos por los menores, sino que abarca a las
denominadas conductas irregulares como el ser considerado vago, vagabundo,
etc. (artículo 9 LTTM). La consecuencia jurídica siempre es la protección
correccional, sin distinción entre menores en situación de peligro y menores que
delinquen. Como afirma Cantarero (1988) “El hecho de que a muchos menores
no delincuentes se les trate como si lo fueran constituye un eslabón capital en el
conjunto de un mecanismo de control social”.

En la Ley de Tribunales Tutelares de Menores desaparece el concepto de pena y


en su lugar se da un carácter educativo y tutelar a la legislación (artículo 9 LTTM)
cuyo fin es la corrección moral del menor sometido a ella (González Zorrilla,
1985).

Concretados en programas levantados sobre la idea de peligrosidad, se orienta a


la rehabilitación, la reforma y la tutela.

La Ley de 1948 no admite el derecho de publicidad como garantía frente a los


abusos judiciales (artículo 15 LTTM). Del mismo modo, sostiene que no es
necesario ni el Abogado defensor ni el Ministerio Fiscal (artículo 29 LTTM)
dando lugar a un proceso inquisitivo y no contradictorio.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 17


Según el artículo 17 de la Ley de Tribunales Tutelares de Menores de 1948, el
Tribunal podía adoptar en sus acuerdos las siguientes medidas en el ejercicio de
su facultad reformadora:

- Amonestación o breve internamiento.

- Libertad vigilada.

- Colocación bajo la custodia de otra persona.

- Ingreso en establecimiento oficial o privado, de observación, de educación, de


reforma o de tipo correctivo o de semilibertad.

- Ingreso en un establecimiento especial para menores anormales.

4. LEY ORGÁNICA 4/1992, REGULADORA DE LA COMPETENCIA Y


EL PROCEDIMIENTO DE LOS JUZGADOS DE MENORES.
ANTECEDENTES PRÓXIMOS

La promulgación de la Constitución Española de 1978 supuso la


introducción de una nueva concepción acerca de los derechos de la infancia. Este
hecho unido al impulso de los Servicios Sociales en España como derecho al que
tienen acceso los ciudadanos (lo que supone asumir la responsabilidad pública en
este ámbito), llevaron consigo reformas sucesivas tanto en el Código civil como
en el Código penal en relación a la familia y al menor a partir de 1981.

Además, el 1 de Julio de 1985, la Ley Orgánica del Poder Judicial crea en la


jurisdicción ordinaria los Juzgados de Menores, que asumen las competencias de
los Tribunales Tutelares de Menores.

Pero habría que esperar hasta el 5 de Junio de 1992 para la promulgación de la


Ley Reguladora de la Competencia y el Procedimiento de los Juzgados de

Menores, que nace a partir del dictamen del Tribunal Constitucional de 14 de


Febrero de 1991, que declaraba inconstitucional parte de la Ley de Tribunales
Tutelares de Menores de 1948.
INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 18
La Ley Orgánica 4/92 es fruto del movimiento reformador que en los últimos
años ha llevado a Occidente a impulsar nuevas formas legislativas y nuevos
modos de intervención psicosocial en todo lo referente al tratamiento jurídico del
menor.

Esta evolución en la forma de intervención ha tenido lugar en la última década


tras la aparición de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la
Administración de la Justicia de Menores de 1986, también denominadas Reglas
Beijing, que propugnan la promoción integral del menor, recomendando la
pluralidad de medidas resolutorias, estableciendo de forma prioritaria los sistemas
intermedios y reservando como último recurso el internamiento en centro
cerrado.

Así mismo, otros marcos e instancias normativas han influido en esta evolución,
como la Convención de Derechos del Niño de 1989 o el Comité de Ministros del
Consejo de Europa de 1987, que en su recomendación número R(87)20 habla de
las reacciones sociales a la delincuencia juvenil contemplando las siguientes
medidas:

Aquellas que implican vigilancia y asistencia probatoria.


El tratamiento intermediario.
La reparación del daño.
Trabajo en beneficio de la Comunidad.

5. LEY ORGÁNICA 4/1992 DE 5 DE JUNIO REGULADORA DE LA


COMPETENCIA Y EL PROCEDIMIENTO DE LOS JUZGADOS DE
MENORES. MEDIDAS DE INTERVENCIÓN CON MENORES
INFRACTORES

En España, como hemos dicho, es la Ley Orgánica 4/1992 Reguladora


de la Competencia y el Procedimiento de los Juzgados de Menores la que se
refiere a la delincuencia de menores.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 19


Al ser los imputados menores de edad penal, las sanciones de las que son objeto
se denominan medidas, diferenciándose de las penas, propias de un derecho
penal.

Las medidas aplicables por el Juez pueden ser las siguientes (artículo 17 LTTM):

Amonestación o internamiento por tiempo de uno a tres fines de semana.


Libertad vigilada.
Acogimiento por otra persona o núcleo familiar.
Privación del derecho a conducir ciclomotores o vehículos a motor.
Prestación de servicios en beneficio de la comunidad.
Tratamiento ambulatorio o ingreso en un centro de carácter terapéutico.
Ingreso en un centro en régimen abierto, semiabierto o cerrado.

A) Amonestación o internamiento por tiempo de uno a tres fines de


semana

La amonestación es posiblemente la más frecuente pero también la más


leve de las medidas aplicables al menor infractor. Consiste en una conversación
que sostienen el Juez y el menor de manera aislada, cuyo contenido va dirigido a
advertir al menor sobre las consecuencias de su conducta, de lo incorrecto de
ésta y de las posibles medidas aplicables frente a un futuro comportamiento
delictivo. Es ante todo una medida con un claro componente preventivo, aunque
en la mayoría de las ocasiones resulta ineficaz por numerosas razones: en primer
lugar su marcado talante paternalista deja sin efectos a la propia medida; en
segundo lugar, la diferencia en la formación, ética y clase social entre ambos
participantes lleva en la mayoría de las ocasiones a que el niño no entienda lo que
el Juez quiere decirle; por último, el carácter represor que el menor atribuye al
Juez acaba con la naturaleza pedagógica de la medida.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 20


Por su parte el breve internamiento, que junto a la amonestación se denominan
medidas aisladas, supone la posibilidad de que según lo dispuesto en la Ley
Orgánica 4/92, el Juez decrete el ingreso del menor en centros de detención,
observación o en el propio domicilio del menor durante un periodo que puede
oscilar entre uno y tres fines de semana.

Establece la necesidad de cumplir un programa socioeducativo , siendo obligados


a incorporarse a las actividades que durante los fines de semana tengan lugar en
el centro elegido, dirigidas principalmente a fomentar sus recursos normalizados
y la utilización de su tiempo libre, procurando el desarrollo de su autonomía y
responsabilidad. Al mismo tiempo se establece la necesidad de un seguimiento
del menor durante el periodo semanal, estando obligados los responsables a
mantener contacto tanto con el menor como con su familia.

A pesar de ser una medida breve y de que puede ser revocada por el Juez previos
los oportunos informes, en la Ley de Tribunales Tutelares de Menores de 1948
no se determinaba de antemano el periodo de tiempo máximo o mínimo en el
que podía tener lugar la ejecución de la medida, que se convertía, por tanto, en
una medida de privación de libertad. Lo cierto es que en ambos casos lleva
consigo la exclusión del menor de su propio medio familiar y social, al tiempo
que puede ser el origen de estigmatizaciones negativas, lo que supone atribuir al
menor una situación social específica, un status y un rol que desarrollan
consecuencias desestructuradoras en la personalización. El sujeto sufre una crisis
de identidad puesto que “el instituto resuelve confiriendo al menor una clara
identidad, aquella del individuo diverso de los otros, incapaz de éxito, destinado
antes o después al fracaso social”.

La medida deba ser aplicada en un centro cerrado le hace desprenderse de todo


carácter educativo, por la imposibilidad de que tenga lugar una educación dirigida
a la reinserción en medio abierto y en un lugar donde se hace imposible su
resocialización, debido en parte a su carácter sancionador y represivo.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 21


B) Libertad vigilada

La aplicación de esta medida supone dejar al niño en libertad en el seno


de su familia, pero bajo la vigilancia y supervisión de una persona o institución, lo
que supone la creación de un cuerpo especializado encargado de su aplicación.

Si bien tiene un origen estadounidense, “probation”, es una medida tradicional en


los códigos españoles y europeos, aunque en estos últimos con una entidad
psicosocial de la que se carece en la legislación española.

Al igual que el breve internamiento, la libertad vigilada puede cesar en función de


la evolución del menor, pero también puede ser sustituida por una medida
alternativa después de su propia corrección.

Como afirma Ríos esta medida encierra en sí misma el deseo de "enderezamiento


moral" del menor.

A pesar de ello, la libertad vigilada tiene frente al internamiento numerosas


ventajas, entre ellas el que sea más posible poner en práctica su carácter
pedagógico, no en vano, permite un tratamiento individualizado, al tiempo que
posibilita al menor seguir en su propio núcleo familiar y social, lo que evita la
estigmatización del internamiento.

La familia suele sufrir menos, pues no se ven rotos los lazos de cohesión entre
sus miembros.

Como hemos dicho, esta medida exige la existencia de un cuerpo especializado


que según la Ley de 1948, Ley de Tribunales Tutelares de Menores, eran los
Delegados Profesionales a los que no se les pedía preparación ni titulación
alguna. Su escasa formación y la escasez de personal existente hacían ineficaz esta
medida.

La Ley Orgánica 4/1992, en su disposición adicional 5ª deroga esta figura, con lo


que queda indeterminado el responsable de la aplicación de la medida. Pero al

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 22


mismo tiempo ha permitido impregnar esta medida del carácter psicosocial del
que carecía. Así los objetivos que se persiguen en su aplicación son:

- Favorecer la integración del menor en la comunidad.

- Intervenir sobre la situación personal y sociofamiliar del menor de forma


individual y globalizada.

- Favorecer la evolución personal y social del menor, incidiendo en la adquisición


de conductas adaptativa.

Además estos menores pueden acogerse a programas de post-medida una vez


finalizada la intervención, lo que supondría la posibilidad de seguir en el
programa educativo iniciado.

C) Acogimiento por otra persona o grupo familiar

Esta medida parece más propia de la protección de menores, ya que la


colocación en familia tiene por objeto prestar al menor asistencia mediante
personas que actúan como guardadores cuando sus padres o tutores son indignos
de serlo o carecen de esa aptitud necesaria para ser tales, moralmente, en sus
relaciones de convivencia con sus hijos.

Aun así, en el ámbito de reforma tiene un carácter positivo; consiste básicamente


en la colocación del menor en una familia diferente a la suya, sin perder el
contacto con ésta, pero confiando la educación y el cuidado del menor a la
primera.

Para poner en marcha esta medida se debe contar con el consentimiento de todas
las partes implicadas: familia de origen, familia acogedora y el propio joven.

Los objetivos generales que pretende esta medida son:

- Ofrecer una atención individualizada al menor infractor, procurándole un


ambiente y un contexto social normalizado.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 23


- Procurarles suficientes recursos personales al menor para facilitar su integración
en el clima familiar.

- Orientar la acción socioeducativa en el menor en ambos núcleos familiares,


procurando facilitar el retorno a la familia de origen.

A pesar de que su aplicación pueda tener un carácter pedagógico, lo cierto es que


es muy difícil de aplicar por las siguientes razones:

- Falta de apoyo económico a las familias de acogida.

- Dificultad de encontrar familias, personas o sociedades que presenten las


condiciones necesarias para este fin.

- Problemática integración del menor en la familia de acogida.

- Relaciones tensas entre la familia de acogida y la de origen.

D) Privación del derecho a conducir ciclomotores o vehículos a motor.

Esta medida contiene en sí misma un marcado carácter sancionador,


aunque plantea el problema del control administrativo, siendo necesario que el
Juzgado comunique su resolución al organismo competente a tal efecto.

Al mismo tiempo la Ley Orgánica 4/1992 se contradice al proponer una sanción


de privación del derecho a conducir vehículo a motor para menores que carecen
de tal capacidad.

E) Prestación de servicios en beneficio de la comunidad

Con esta medida la Ley Orgánica 4/1992 consigue ir más allá de la mera
intervención administrativa implicando a toda la comunidad y a todas las
instancias sociales en ella.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 24


La prestación de servicios en la comunidad permite a toda la sociedad participar
en la intervención con el delincuente juvenil, pues participa activamente en las
sanciones que se le han impuesto. Su origen se halla en la "Young Offender Act"
inglesa, que permitía a los jóvenes anglosajones saldar su deuda mediante trabajos
o pagos de los daños que habían ocasionado.

Calificado como experimental por el Consejo de Europa, tiene un desarrollo muy


limitado en el Viejo Continente; actualmente, en España, es posible su aplicación
gracias a convenios con RENFE a nivel nacional y con la Compañía
Metropolitana en Madrid.

Otras instituciones están siguiendo los pasos de las citadas.

F) Tratamiento ambulatorio o ingreso en centro de carácter terapéutico

Esta medida, al igual que el acogimiento en familia, parece más propia del
ámbito de protección, pues no en vano hace pensar en menores afectados por
algún tipo de toxicomanía u otro tipo de trastorno.

G) Ingreso en un centro en régimen abierto, semiabierto o cerrado.

En la Ley de Tribunales Tutelares de Menores de 1948, se preveían varios


tipos diferentes de internamiento para menores:

En centros de observación.
En centros de educación.
En centros de reforma.
Con carácter educativo.
Con carácter correctivo.
De semilibertad.
Establecimientos especiales para menores anormales.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 25


*Internamiento en establecimiento oficial o privado de observación:

Su objetivo principal era elaborar un informe exhaustivo de la personalidad y del


estado general del menor internado, con el objetivo de pronosticar la peligrosidad
posterior del menor, pudiendo ser objeto de tratamiento individualizado si así lo
creían conveniente los técnicos competentes.

*Internamiento en establecimiento oficial o privado de educación:

Su orientación pedagógica se dirige fundamentalmente a la formación profesional


de los menores para su posterior integración en el mundo laboral como medio de
readaptación social.

*Internamiento de reforma de tipo educativo:

Sobre la base de la peligrosidad y de la defensa social se mantiene la idea de la


necesaria implicación del menor en la terapia, olvidando que todo tratamiento en
reformatorio es tan ineficaz como estigmatizante para el sujeto internado
favoreciendo una integración posterior en los estratos más bajos de cualificación
profesional.

*Internamiento de reforma de tipo correctivo:

Tan sólo en el caso en el que el resto de medidas aplicables al menor no hayan


dado los resultados esperados será posible este tipo de internamientos.

*Internamiento en régimen de semilibertad:

Una vez finalizado el internamiento en establecimientos de tipo correctivo se


ofrecía la posibilidad de intervención en casas de familia (artículo 128,
Reglamento de Tribunales Tutelares de Menores).

*Internamiento especial para menores anormales:

Según el art. 130 del Reglamento de Tribunales Tutelares de Menores, esta


medida se orientaba básicamente a la intervención terapéutica y curativa.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 26


Con la entrada en vigor de la Ley Orgánica 4/92 la medida de internamiento
puede llevarse a cabo en centros abiertos, semiabiertos o cerrados. Al igual que
en la Ley de Tribunales Tutelares de Menores de 1948 esta medida supondrá
siempre una aplicación excepcional.

Los objetivos que en la actualidad se persiguen con esta medida son:

- Cumplimiento de la medida judicial impuesta.

- Separación de su medio familiar y social por un periodo de tiempo que se


intentará sea el menor posible.

- Elaboración de un Proyecto Educativo Individualizado a nivel familiar, social e


individual.

- Participación del menor en dicho proyecto.

- Toma de conciencia del menor de su situación social, familiar y personal.

- Intentar incluir voluntaria y responsablemente al menor en el Proyecto


Educativo.

- Favorecer la integración del menor en su medio familiar y social o plantear


posibles alternativas cuando esto no sea posible.

*Centros de régimen abierto:

Aunque las actividades escolares y/o laborales se llevaran a cabo fuera de las
instalaciones, el joven se ve obligado a residir en dicho centro.

*Centro de régimen semiabierto:

La realización de las actividades escolares y laborales se realizan fuera, aunque


algunas de ellas se realizan dentro del propio centro.

*Centro de régimen cerrado:

En este caso el menor se halla en una situación de privación total de libertad,


todas las actividades se llevan a cabo dentro del centro.
INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 27
El internamiento supone una clara medida de privación de libertad,
especialmente aquel que tiene lugar en centros de régimen cerrado (también
denominados centros de menores difíciles).

En estos centros rigen dos principios, las garantías del menor y el derecho a la
educación. Pero como se puede deducir, no es posible educación alguna en un
medio extraño y artificial al menor. En su lugar, es el rechazo lo que suele
aparecer en la mayoría de los jóvenes.

Parece difícil cualquier posibilidad de socialización e integración de un menor


alejado de su familia y de su ambiente natural de origen, siendo sustituidos éstos
en la mayoría de los casos por un espacio donde escasean las líneas de
comunicación entre el menor y los responsables del centro y donde el principio
de seguridad prima sobre el de tratamiento.

En la mayoría de las ocasiones la personalidad de los menores internados suele


presentar problemas en su desarrollo, produciendo "esfuerzos negativos
subculturales, estigmatización imborrable, neutralización de la autoridad" (Segura
Morales, 1975) y "situación de poder y dominio de unos menores sobre otros"
(David, 1968). Los reformatorios son centros de delincuencia, llegando a adoptar
el menor fuerte dosis de violencia y dureza sobre el medio.

Al tiempo hay que sumar un problema adicional: estos centros suelen presentar
deficiencias tanto de personal como de infraestructura; por ello, en Comunidades
Autónomas pequeñas suele recurrirse a centros compartidos, ya sea entre
diferentes comunidades o entre diferentes menores con diversas calificaciones.

Todo ello, sin duda, ayuda al desarrollo del propio proceso de inadaptación en el
menor.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 28


6. LA REPARACIÓN EXTRAJUDICIAL COMO ALTERNATIVA EN
MEDIO ABIERTO PARA MENORES INFRACTORES

La reparación extrajudicial surge como fruto de los esfuerzos que desde


diferentes ámbitos se han hecho para mejorar el sistema tradicional de sanciones
aplicables a menores que delinquen.

La Ley Orgánica 4/92, como vimos con anterioridad, contempla la posibilidad


del trabajo en beneficio de la comunidad como medida susceptible de ser
aplicada al menor infractor, así mismo, prevé la finalización del proceso cuando
“el menor haya reparado o se comprometa a reparar el daño causado a la
víctima…” (Artículo 15). Además es posible la suspensión del fallo, por tiempo
determinado y máximo de dos años, en atención al propio menor, los actos
cometidos por él y el carácter pedagógico de la reparación. (Artículo 16.3)

Se aplicó por primera vez en EEUU y Canadá durante la década de los años
setenta, llegando a Europa en los ochenta, siendo el programa VORP alemán y el
programa HALT holandés sus máximos exponentes en el Viejo Continente.

A pesar de la falta de precisión terminológica, (algunos también la denominan


conciliación víctima-infractor, restitución financiera o regulación de conflictos),
podemos definir la reparación o mediación como aquella "intervención educativa
a instancias judiciales que implica la confrontación del sujeto infractor con la
propia conducta y sus consecuencias, la responsabilización de las propias
acciones y la compensación posterior a la víctima o en su caso la realización de
una actividad en beneficio suyo" .

Existen varias formas de llevar a cabo la reparación

- La conciliación: Implica el encuentro de ambas partes, infractor y víctima, con un


mediador profesional; este último debe favorecer el encuentro entre ambas
partes.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 29


- La reparación: supone la realización por parte del menor de una serie de
actividades encaminadas a reparar el daño causado a la víctima, previa entrevista
de mediación entre ambas partes.

- Servicio en beneficio de la comunidad: tiene lugar en aquellos casos en los que la


víctima no es conocida, en la que no puede ser reparada personalmente o cuando
los derechos lesionados son los de la comunidad.

La reparación y el trabajo en beneficio de la comunidad forman parte de lo que


Trenczeck llama programas de restitución, destinados a hacer responsable civil al
menor de los daños causados, asumiendo un carácter penal, pues lo importante
es la propia compensación material.

En Europa el programa HALT, puesto en marcha por el Ayuntamiento de


Rotterdam para la prevención del vandalismo en 1981, supone uno de los
máximos exponentes dentro de este tipo de programas de restitución. Destinado
a jóvenes de entre 12 y 16 años, que habían cometido algún tipo de actos
vandálicos, el programa consiste en la posibilidad de que estos jóvenes asuman su
responsabilidad y reparen los daños cometidos, en cuyo supuesto el menor
carecerá de antecedentes penales y el caso será cerrado. Los principios en los que
se basa su efectividad son “celeridad de ejecución, relación delito-castigo y
compensación” .

La conciliación forma parte de los programas de reconciliación víctima-infractor,


en los que la restitución sólo consistiría en un acuerdo de carácter simbólico
entre ambas partes, dando prioridad al proceso de reconciliación en sí mismo.

El programa VORP alemán estaría dentro de esta línea, su actuación va dirigida a


la confrontación de las partes implicadas con el objetivo de hablar de los hechos
acontecidos y negociar una posible restitución.

La idea central es la propia reconciliación, una orientación global al problema, en


la que tengan cabida víctima e infractor.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 30


La mediación es un proceso que nace en el seno de la consideración de la
víctima, puesto que tiene como objetivo poner en relación en un proceso
dinámico a víctima e infractor, protegiendo a ambos del conflicto.

El fin de estos programas es "humanizar el proceso de la justicia penal; aumentar


la responsabilidad personal del infractor; aportar a las víctimas roles significativos
y restitución; castigar al infractor; ayudar al infractor a que se mantenga alejado
de los problemas; crear medidas alternativas al encarcelamiento; disminuir el flujo
de casos del servicio de libertad vigilada; aumentar en la comunidad la
comprensión sobre los delitos y la justicia penal, proporcionar una oportunidad
para la reconciliación".

Como hemos dicho anteriormente, supone una visión global del delito, pues
tiene en cuenta a todas las partes implicadas en él; favoreciendo la participación
de la víctima, frente a planteamientos anteriores que parecían dejarla abandonada,
permitiéndole solucionar el atentado contra sus pertenencias materiales, morales,
psicológicas y/o sociales, sintiendo que sus derechos son defendidos al tiempo
que le permite acercarse al menor infractor como tal, como una persona normal,
alejándola de estereotipos y prejuicios.

Las condiciones que básicamente se tienen que dar para que tenga lugar la
mediación son las siguientes:

- Voluntariedad de ambas partes, infractor y víctima.

- El menor infractor debe reconocer la responsabilidad de sus hechos.

- El tiempo transcurrido entre el delito y la respuesta penal debe ser el mínimo


posible.

Así mismo, el programa de mediación debe ajustarse a la edad del menor,


favoreciendo su integración y promoción, al tiempo que debe procurar no
intervenir en las actividades formativas que lleve a cabo el menor.

Otras condiciones específicas para que se pueda aplicar esta medida son:

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 31


- Atender a la naturaleza de los hechos, excluyendo tanto los delitos de escasa
importancia como los de extrema gravedad.

- En cuanto a las características del menor quedan excluidos en primer lugar los
que no se sientan responsables de sus actos, los que incumplan en reiteradas
ocasiones los compromisos adquiridos en estos programas y los que presenten
algún tipo de trastorno o minusvalía.

- Las víctimas deben estar ante todo dispuestas a participar en un proceso


dinámico entre ella y el infractor.

La medida puede ser aplicada por el Juez de Menores, con carácter previo a la
Resolución o dentro de otra medida, comúnmente de la libertad vigilada,
quedando incluida en la acción educativa global que ésta conlleva y siendo
dirigida fundamentalmente a jóvenes reincidentes.

En España, Cataluña se ha convertido en pionera en la puesta en marcha de este


programa, siendo los encargados de llevarla a cabo los servicios comunitarios, así
como entidades y asociaciones no gubernamentales, consiguiendo hacer más
operativa la intervención.

El fundamento de esta medida está en ofrecer una alternativa más al


internamiento, evitando no sólo el ingreso de éste en centros privativos de
libertad, sino también el etiquetado y la estigmatización propia de los procesos
penales.

Aferrada en profundos principios educativos, deben ofrecer al menor alternativas


de conducta que propicien elecciones acertadas en sus actuaciones.

La implantación de este tipo de programas supone un esfuerzo para todo el


sistema judicial, principalmente de cambio de mentalidad, pues como afirma
Trenzeck: “El núcleo que subyace en la idea de la resolución de conflictos
amenaza la visión tradicional del sistema de justicia penal…el entender
seriamente el principio de que el derecho penal se encuentra en un continuo de
medidas para el control social significa en consecuencia que el resto de medidas
formales ha de ser subsidiario” .

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 32


7. PERSPECTIVAS LEGISLATIVAS.

Recientemente estamos asistiendo a la elevación de nuevas propuestas


legislativas en la Jurisdicción de Menores que intentan ofrecer una perspectiva
más adecuada al problema que nos ocupa.

En la mayoría de ellas se mantiene la continuidad con normas de códigos


anteriores cuando establece franjas de edad para su aplicación; sin embargo
merece destacarse que se intenta equiparar edad penal y edad civil, ampliando su
ámbito de aplicación a aquellos jóvenes que, habiendo cometido un hecho
tipificado en las leyes penales, no hayan cumplido los dieciocho años. Al mismo
tiempo, la edad a partir de la cual un menor puede ser imputado asciende a los
trece años (frente a los doce establecidos en la Ley Orgánica 4/92).

Una novedad es la inclusión de las medidas de reparación extrajudicial como


prioritarias respecto a cualquier otro tipo. Es destacable, en cuanto a la
intervención, la multiplicidad de las posibles medidas a aplicar, así como el interés
por aquellas con carácter eminentemente educativo.

Las posibles medidas a aplicar son las siguientes:

a) Internamiento en centro cerrado:

Con el objetivo expreso de dotar al menor “de los suficientes recursos de


competencia social para permitir un comportamiento responsable en la
comunidad, mediante una gestión de control en un ambiente restrictivo y
progresivamente autónomo”.

b) Internamiento en centro semiabierto:

Aunque se dispone que el menor tenga la obligación de residir en el centro,


también se le instruye en un proyecto educativo, que es llevado a cabo en la
propia comunidad.

c) Internamiento en centro terapeútico:

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 33


En ellos tendrán cabida aquellos menores y jóvenes que presenten algún grado de
trastorno psíquico o que se hallen envueltos en un proceso de adición a drogas.

d) Asistencia a un centro de día:

Integrado plenamente en la comunidad.

e) Tratamiento ambulatorio:

Destinado también a aquellos menores con disfunciones psíquicas o adictos a


drogas, pero que presentan unas condiciones de vida adecuadas.

f) Arresto de fin de semana:

El menor será obligado a permanecer en su domicilio todo el fin de semana sin


perjuicio de intervenir en la tarea socioeducativa asignada por el Juez en su
Resolución.

g) Libertad vigilada con supervisión intensiva:

Destinada a menores que presentan un gran número de necesidades y que están


rodeados de una gran cantidad de factores de riesgo. Se establece la necesidad de
personal especializado en la ejecución de la medida que acompañará al menor en
el ejercicio de las tareas educativas específicas propuestas.

h) Libertad vigilada con tareas socioeducativas:

Respecto a la anterior supone la incorporación de un programa educativo


orientado a la neutralización de los factores de riesgo concretos que afectan al
menor. Así mismo, el vínculo establecido con el profesional responsable deberá
ser más estrecho, la interacción entre ambos deberá ir encaminada a la
adquisición de las habilidades y capacidades ofertadas en las tareas
socioeducativas.

i) Libertad vigilada simple:

No se aplican tareas educativas ni supervisión estrecha. El menor estará obligado


a asistir a la escuela, taller de formación profesional o a un lugar de trabajo. La

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 34


medida va encaminada básicamente a eliminar aquellos factores implicados en la
aparición de la infracción.

j) Acogimiento por una persona o grupo educativo:

Obligación del menor de vivir un periodo de tiempo determinado por el Juez en


una familia o grupo educativo diferente al suyo, con la finalidad de ofrecerle un
ambiente de socialización positivo.

k) Servicios en beneficio de la comunidad:

La actividad a realizar por el menor irá dirigida a la comunidad en su conjunto o a


personas en situación de precariedad. Se intentará que la actividad a realizar esté
directamente relacionada con los hechos cometidos.

l) Realización de tareas socioeducativas:

Orientada al desarrollo integral del menor, buscará satisfacer necesidades


concretas del repertorio de competencia social del menor.

m) Reparación a la víctima:

Implica la realización de actividades adaptadas a las capacidades de los menores


con el objetivo de llevar a cabo la restitución a la víctima previo compromiso con
ella.

n) Conciliación con la víctima:

Consiste en un encuentro entre víctima e infractor con la finalidad de ofrecer


satisfacción psicológica a la primera y obtener el arrepentimiento y la disculpa
por el daño causado por el menor.

ñ) Amonestación:

Donde el Juez en conversación con el menor le manifiesta lo intolerable del acto


cometido, las consecuencias que tanto para él como para la víctima ha tenido y le
da recomendaciones para el futuro.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 35


o) Privación del derecho de conducir ciclomotores, vehículos a motor, licencias administrativas
para caza o cualquier otro tipo de armas.

Como se puede observar la mayoría de las medidas expuestas no difieren


significativamente de las ya vistas a propósito de la Ley orgánica 4/92. Aparecen
expresamente tipificadas las medidas alternativas al internamiento, entre las que
cabe destacar aquellas orientadas a la reparación extrajudicial del daño. Quizás su
aportación fundamental, respecto de legislaciones anteriores, es la de ofrecer una
participación más activa del menor en la comunidad, al tiempo que implica a ésta
en el trabajo y la reinserción de aquél.

8.- APLICACIÓN LEY 5/2000 REGULADORA DE LA


RESPONSABILIDAD PENAL DEL MENOR Y SU REGLAMENTO
R.D. 1774/2004

Con la reforma operada por la L.O. 5/2.000, se abandonó el modelo


originario de la Ley Orgánica reguladora de la Responsabilidad Penal de los
Menores, basada esencialmente en la Prevención Especial, optándose por uno
mixto, donde se distinguen dos supuestos:
Mayores de 16 años que hayan cometido hechos con violencia o intimidación en
la persona o con grave riesgo para la vida o integridad física de las mismas, la
regla quinta del artículo 9 obliga a imponer el internamiento en régimen cerrado
en casos de extrema gravedad, habiéndose de apreciar ésta por expresa
disposición legal.

En hechos cometidos que sean constitutivos de delito de homicidio, asesinato,


agresiones sexuales agravadas, terrorismo, o cualquier otro castigado con penas
de prisión de 15 o más años, se establece la obligatoriedad de internamiento en
régimen cerrado de hasta 9 ó 10 años, para mayores de 16 años; y de hasta 4 ó 5
años, para los menores de esa edad.
Se podría aplicar el internamiento a cualquier delito castigado con pena grave, sea
o no privativa de libertad. En segundo lugar, a cualquier delito menos grave en el
que haya intervenido violencia, intimidación o grave riesgo para la vida o
integridad de las personas con independencia de la edad del menor.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 36


Finalmente, es de aplicación a los restantes delitos menos graves si éstos se
ejecutan en grupo o por menores que pertenezcan a una organización o actúan a
su servicio. La gran preocupación social por el aumento de la delincuencia de
menores, así como la pérdida de confianza en la ley por la sensación de
impunidad de las infracciones más cotidianas y frecuentemente cometidas por
esos menores, como son los delitos y faltas patrimoniales.
Otro eje del proyecto está constituido, como se indicó por la potenciación de la
privación de libertad, y por tanto del carácter aflictivo de las sanciones, busca
como se dice en la Exposición de Motivos una mayor proporcionalidad entre la
respuesta sancionadora y la gravedad del hecho.

*******Fundamento de la intervención penal. *****

-.Según la Exposición de Motivos de la Ley Orgánica 5/2.000, de 12 de enero,


reguladora de la Responsabilidad de Menores, en su párrafo número cuatro, se
determina que, si bien, la edad mínima de aplicación del Código Penal es a los 18
años, el propio Código establece que para la exigencia de responsabilidad penal a
los menores de esa edad es necesario establecer una edad mínima a partir de la
cual se aplique una ley específica para este fin, fijándose a los 14 años.

-.Cuando el menor está por debajo de los 14 años, se deriva hacia el Sistema de
Protección de Menores, del Sistema de Asistencia Social, (en otros países se
consideran inimputables). En las actuaciones de los menores de 14 años se debe
considerar la presunción absoluta de inimputabilidad.

8.1.- Naturaleza de la intervención.

Igualmente, en la Exposición de Motivos de la L.O. 5/2.000, en su apartado


número 6, se señala: “naturaleza formalmente penal pero materialmente sancionadora-
educativa del procedimiento y de las medidas aplicables a los infractores menores de edad”.
En el número 7, así mismo, se determina: “La presente Ley Orgánica tiene
ciertamente la naturaleza de disposición sancionadora, pues desarrolla la exigencia de una
verdadera responsabilidad jurídica a los menores infractores, aunque referida específicamente a la
comisión de hechos tipificados como delitos o faltas por el Código Penal, y las restantes leyes
especiales. Al pretender ser la reacción jurídica dirigida al menor infractor una intervención de
naturaleza educativa, aunque desde luego de especial intensidad,…”. Por lo tanto se resalta
INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 37
la función de la educación como función de la pena, por consiguiente, establece
la función preventiva especial de la sanción. Te priva de libertad para educarte.
Privación de un Derecho Fundamental por la comisión de un delito, igual que un
adulto, en vez de pena hablamos de reeducación (fin de la sanción penal) o
prevención especial.
*Resocializar al delincuente. ¡El fin que se persigue con la sanción penal
es educar!
*Represión. La sanción penal es igual que el ingreso en un Centro de
menores. Actuar sobre el sujeto que cometió un delito para evitar que vuelva a
hacerlo.
En realidad, los menores nunca salieron del Derecho Penal. Se sanciona
gravemente para dar ejemplo a los demás y no para educar el menor, con la
medida de internamiento. Por el miedo. La Ley Penal del Menor no es educativa,
es igual que el Derecho penal, que no es educativo. Son textos punitivos
adaptados a otros fines, igual que para los adultos.

8.2.-EL PRINCIPIO DEL SUPERIOR INTERÉS DEL MENOR.

Es un aspecto básico de la Ley. Tanto en el procedimiento como en la


adopción de medidas rige este principio. Crítica: ‘Principio de Subsidiariedad’,
por la peligrosidad criminal e ineficacia de otras respuestas. Se establece la
primacía de las medidas ambulatorias. La ley no tolera la comisión de los delitos y
defiende la sociedad con medidas para que no se realicen nuevamente.
El Principio del superior interés del menor no existe realmente, sí existe el interés
de la sociedad primero, como ley de protección de los ciudadanos. La ley trata de
evitar la reincidencia en la comisión del delito.
El principio de subsidiariedad se debiera haber incluido en la ley, en actuaciones
sobre el grupo que comete más de una vez el delito. Con respecto a la medida de
conciliación, el sujeto se desmorona ante la situación, neutralizando la técnica de
no sentir dolor el delincuente ante la víctima, al ponerse aquél en lugar de ésta.
La conciliación está prevista para la comisión de las faltas y de los delitos
menores, conciliación es igual a mediación. Cada parte libera cosas negativas,
ofrece soluciones constructivas y disculpas. Le sirve a ambas partes para su vida.
Las penas son un sistema de desatención con las víctimas. La víctima nunca
recupera lo perdido, el delincuente lo paga en internamiento muy gustoso porque
sigue teniendo el botín. El Derecho Penal no tiene que servir sólo para encarcelar
al delincuente, también debe servir para reparar el daño.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 38


8.3.-LA DISTINCIÓN DE FRANJAS DE EDADES.

La propia Exposición de Motivos de la Ley Orgánica 5/2.000 señala, en el


número 10, lo siguiente:
“… se establece, inequívocamente, el límite de los catorce años de edad para exigir este tipo de
responsabilidad sancionadora a los menores de edad penal y se diferencian, en el ámbito de
aplicación de la Ley y de la graduación de las consecuencias por los hechos cometidos, dos
tramos, de catorce a dieciséis y de diecisiete a dieciocho años, por presentar uno y otro grupo
diferencias características que requieren, desde un punto de vista científico y jurídico, un
tratamiento diferenciado, constituyendo una agravación específica en el tramo de mayores de
dieciséis años la comisión de delitos que se caracterizan por la violencia, intimidación o peligro
para las personas”.
Y el artículo 1º de esta Ley, determina:
1. Esta Ley se aplicará para exigir la responsabilidad de las personas mayores de catorce años y
menores de dieciocho por la comisión de hechos tipificados como delitos o faltas en el Código
Penal o las leyes penales especiales.

8.3.1.-La franja de hasta 14 años.

Cuando el autor de los hechos mencionados en los artículos anteriores sea menor de catorce años,
no se le exigirá responsabilidad con arreglo a la presente Ley, sino que se le aplicará lo dispuesto
en las normas sobre protección de menores previstas en el Código Civil y demás disposiciones
vigentes. El Ministerio Fiscal deberá remitir a la entidad pública de protección de menores
testimonio de los particulares que considere precisos respecto al menor, a fin de valorar su
situación, y dicha entidad habrá de promover las medidas de protección adecuadas a las
circunstancias de aquél conforme a lo dispuesto en la Ley Orgánica 1/1.996, de 15 de enero..
El régimen de los menores de 14 años de edad viene recogido en el artículo 3 de
la L.O. 5/2.000, que dice:

-.No pueden ser sancionados penalmente por hechos delictivos.


-.Nada de lo que hagan antes de cumplir los 14 años puede tenerse en cuenta.
-.Pueden quedar sujetos a formas de responsabilidad menos lesivas como la civil.
No obstante, el artículo 1.903º del Código Civil, establece que los padres, tutores
y los responsables de centros en los que se hallen acogidos, responderán de los
hechos cometidos por los menores, salvo que demuestren que han mantenido
diligencia de buen padre.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 39


Por lo demás sólo cabe adoptar medidas de protección previstas en el Código
Civil y en la L.P.J.M.
El artículo 3 parece establecer la obligatoriedad de la actuación de las entidades
de protección. El objeto de obligación consiste en ver si hay una situación de
riesgo o desamparo.
La comisión de un delito no es sinónimo de ello.

8.3.2.-La franja de los 14 a los 18 años.

Representa el ámbito natural de aplicación de la Ley. Es necesario tener presente


que los menores de 14 años no quedan en desamparo.
Se discute si no sería conveniente bajar la edad mínima, hasta los 13 años ó,
incluso, a los 12 años, y dirigido a mitigar la ineficacia de los Sistemas de
Protección de Menores, aunque se debería obligar a la administración pública a
atenderlos a los menores y no dejarlos en manos del Código Penal.
Se distinguen dos grupos:

-.El grupo que contiene de 14 y 15 años, y


-.El que contiene a los de 16 y 17 años.

Es relevante esta subdivisión porque, dependiendo de la edad, en según qué


infracciones, les corresponderá una medida más o menos grave. Nuestra
legislación ha optado por la franja de 14 a 18 años, como en Alemania.
La duración de las medidas será como sigue:
Artículo 9. Régimen general de aplicación y duración de las medidas. No obstante lo establecido
en el apartado 3 y 4 del artículo 7, la aplicación de las medidas se atendrá a las siguientes
reglas: … … … 3ª La duración de las medidas no podrá exceder de dos años, computándose,
en su caso, a estos efectos el tiempo ya cumplido por el menor en medida cautelar, conforme a lo
dispuesto en el artículo 28º.5 de la presente Ley. La medida de prestaciones en beneficio de la
comunidad no podrá superar las cien horas. La medida de permanencia de fin de semana no
podrá superar los ocho fines de semana. … … …
Con las siguientes excepciones:
Artículo 10. Reglas especiales de aplicación y duración de las medidas.
1. Cuando se trate de los hechos previstos en el apartado 2 del artículo anterior, el Juez, oído el
Ministerio Fiscal, las partes personadas y el equipo técnico, actuará conforme a las reglas
siguientes:
A) Si al tiempo de cometer los hechos el menor tuviere catorce o quince años de edad, la medida
podrá alcanzar tres años de duración. Si se trata de prestaciones en beneficio de la comunidad,

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 40


dicho máximo será de ciento cincuenta horas, y de doce fines de semana si la medida impuesta
fuere la de permanencia de fin de semana.
B) Si al tiempo de cometer los hechos el menor tuviere dieciséis o diecisiete años de edad, la
duración máxima de la medida será de seis años; o, en sus respectivos casos, de doscientas horas
de prestaciones en beneficio de la comunidad o permanencia de dieciséis fines de semana.

En este supuesto, cuando el hecho revista extrema gravedad, el Juez deberá imponer una medida
de internamiento en régimen cerrado de uno a seis años, complementada sucesivamente con otra
medida de libertad vigilada con asistencia educativa hasta un máximo de cinco años. Sólo podrá
hacerse uso de lo dispuesto en los artículos 13 y 51.1 de esta Ley Orgánica una vez
transcurrido el primer año de cumplimiento efectivo de la medida de internamiento. A los efectos
previstos en el párrafo anterior, se entenderán siempre supuestos de extrema gravedad aquellos
en los que se apreciara reincidencia.

8.4.-EL DELITO Y SUS CARACTERÍSTICAS: CRITERIOS COMUNES


A LOS ADULTOS.

En las legislaciones anteriores no se aclaraba si para la imposición de una medida


bastaba la concurrencia de un hecho típico o si, además, era preciso que no se
diera ninguna causa excluyente de la antijuridicidad, culpabilidad o punibilidad.
Ahora, el artículo 5 de la L.O. 5/2.000, establece que la aplicación de una sanción
exige la realización de un hecho típico, antijurídico, culpable y punible. Por ello la
presencia de causas de justificación, de exculpación, excluyentes de la punibilidad
o de extinción de la responsabilidad criminal, eximen de la sanción.
Artículo 5. Bases de la responsabilidad de los menores.
1.- Los menores serán responsables con arreglo a esta Ley cuando hayan cometido los hechos a
los que se refiere el artículo 1º y no concurra en ellos ninguna de las causas de exención o
extinción de la responsabilidad criminal previstas en el vigente Código Penal.

2.- No obstante lo anterior, a los menores en quienes concurran las circunstancias previstas en
los números 1º, 2º y 3º del artículo 20º del vigente Código Penal les serán aplicables, en caso
necesario, las medidas terapéuticas a las que se refiere el artículo 7º.1, letras d) y e), de la
presente Ley.

3.- Las edades indicadas en el articulado de esta Ley se han de entender siempre referidas al
momento de la comisión de los hechos, sin que el haberse rebasado las mismas antes del

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 41


comienzo del procedimiento o durante la tramitación del mismo tenga incidencia alguna sobre la
competencia atribuida por esta misma Ley a los Jueces y Fiscales de Menores.

No cabrá medida cuando concurra causa de justificación, causa de exculpación,


error de prohibición o causa de exclusión de la punibilidad. Para la identificación
de estas circunstancias, así como para la determinación de su contenido, alcance y
consecuencias hay que estar en principio a lo dispuesto por el Código Penal. En
primer término, hay que destacar que los criterios generales del Código Penal
sólo rigen supletoriamente para la justicia de menores en la medida en que no se
opongan a los fines de ésta.
Por otra parte, no hace falta acudir al Código penal en los supuestos en los que la
propia Ley ofrece una regulación específica para algunos de los aspectos del
hecho delictivo.

8.5.- PRESCRIPCIÓN.
La L.O. 5/2.000, regulaba en el artículo 10.1 y 2 los plazos de prescripción de
delitos y medidas de seguridad, pero ha sido modificada por la Ley 8/2006
quedando de la siguiente manera:

Artículo 15. De la prescripción.


1. Los hechos delictivos cometidos por los menores prescriben:

1º Con arreglo a las normas contenidas en el Código Penal, cuando se trate de los hechos
delictivos tipificados en los artículos 138, 139, 179, 180, 571 y 580 del Código Penal o
cualquier otro sancionado en el Código Penal o en las leyes penales especiales con pena de prisión
igual o superior a quince años
2º A los cinco años, cuando se trate de un delito grave sancionado en el Código Penal con pena
superior a diez años.
3º A los tres años, cuando se trate de cualquier otro delito grave.
4º Al año, cuando se trate de un delito menos grave.
5º A los tres meses, cuando se trate de una falta.

2. Las medidas que tengan una duración superior a los dos años prescribirán a los tres años.
Las restantes medidas prescribirán a los dos años, excepto la amonestación, las prestaciones en
beneficio de la comunidad y la permanencia de fin de semana, que prescribirán al año.

Si se comparan con los previstos en el Código Penal se puede ver que en general
en este ámbito los plazos son más cortos.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 42


Es coherente con el fundamento de las sanciones en el plano juvenil. La eficacia
preventivo-especial de las sanciones penales es inversamente proporcional al
tiempo que transcurre desde la comisión del hecho delictivo. Cuanto más tiempo
pasa entre la comisión del delito y la aplicación o ejecución de la sanción, tanto
menor es su eficacia.
Por ello, transcurrido un tiempo considerable desde la realización del hecho, la
imposición de una sanción no se experimenta por el infractor como una reacción
justa, perdiéndose su efecto educativo o resocializador. En el caso de los
menores, dada la diferente percepción del tiempo que tienen y que se caracteriza
por un transcurso más lento de éste, es lógico que para ellos se acorten los
plazos.
Esta regulación se ha visto profundamente afectada por la Ley 7/2000 que
introduce la Disposición adicional cuarta en la 5/2000. En ésta se ha dispuesto,
en relación al homicidio, asesinato, violación, agresiones sexuales agravadas del
artículo 180, los delitos de terrorismo y cualquier otro delito castigado con pena
igual o superior a 15 años, que los delitos y las medidas prescriban en los plazos
fijados en el Código Penal; es decir, igual que para los adultos.

En materia de cómputo de los plazos de prescripción, dado que la Ley no se ha


ocupado de esta cuestión, hay que acudir supletoriamente a lo dispuesto en el
Código Penal para esta materia.

Es importante esclarecer que algunos aspectos de la regulación del Código Penal


en relación al cómputo de la prescripción no parecen compatibles con la
orientación preventivo-especial de la Ley. Así sucede con el principio sentado por
el nuevo Código Penal de la imprescriptibilidad del delito de genocidio y las
penas impuestas por su comisión.

En referencia a los delitos de tentativa de homicidio y en los de aborto no


consentido, lesiones, contra la libertad, de torturas y contra la integridad moral, la
libertad e indemnidad sexuales, la intimidad, el derecho a la propia imagen y la
inviolabilidad del domicilio, cuando la víctima fuere menor de edad, los términos
se computarán desde el día en que ésta haya alcanzado la mayoría de edad, y si
falleciere antes de alcanzarla, a partir de la fecha del fallecimiento.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 43


UNIDAD III: MENORES EXTRANJEROS

NO ACOMPAÑADOS

3.1.- INTRODUCCION. MENORES EXTRANJEROS NO


ACOMPAÑADOS.

La inmigración ilegal de menores extranjeros no acompañados constituye


un fenómeno social que se ha generalizado en los últimos tiempos, pudiendo
considerarse una manifestación más, en este caso muy negativa, de la
denominada globalización.

Constituye una realidad impactante de mayor repercusión en determinados países


por su posición geográfica así, España pero ello no debe llamarnos a engaño
acerca de su dimensión real planetaria, asociable a múltiples causas.

En efecto, para la explicación del desplazamiento internacional de menores no


acompañados no podemos acudir a un reduccionismo simplificador que limite a
una sola causa ese movimiento migratorio, sino que debemos recurrir a una
visión multifactorial, por más que según la posición geográfica de cada Estado
puedan resultar prevalentes causas individualizadas, específicas y determinadas.

Entre estos factores condicionantes del desplazamiento internacional de menores


no acompañados podemos reseñar los siguientes:

a) Persecución del propio menor, de sus padres o guardadores.

b) Existencia de un conflicto bélico internacional o de una guerra civil.

c) Trata de personas en diversas manifestaciones –sexual, laboral, o servidumbre


o esclavitud, e incluso su venta por los propios padres o guardadores.

d) Lo más usual, búsqueda de mejores oportunidades económicas, en el caso de


España sin duda el supuesto más generalizado, en especial tratándose de menores
magrebíes y subsaharianos.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 44


3.1.1. Definición de MENOR.

El primer problema que se ocasiona es el propio concepto de menor. Por


tal debe entenderse, conforme a lo dispuesto en el art. 1 de la LO 1/1996

LOPJM-, “todos los menores de dieciocho años que se encuentren en territorio español, salvo
que en virtud de la ley que les sea aplicable hayan alcanzado anteriormente la mayoría de
edad”, disposición concordante con el art. 1 Convención de los Derechos del/a
niño/a, que dispone que “para los efectos de la presente Convención, se entiende por niño
todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea
aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad.”

Así, menor, menor de edad y niño son términos a los efectos que ahora interesan
sinónimos en la normativa internacional y en nuestra legislación estatal.

3.1.2. Definición de NO ACOMPAÑAMIENTO.

Consiste fundamentalmente en que una vez localizado el menor


extranjero, se constate no solamente que no existen familiares, sino incluso
tampoco guardadores que legítimamente los tengan en su compañía.

Por el contrario, si el menor extranjero se encuentra acompañado de un familiar


o de un guardador que le tiene legítimamente en su compañía, no tiene la
condición de menor extranjero no acompañado, y ello con absoluta
independencia de la situación administrativa de sus parientes, que sean o no
residentes legales en España, o incluso que estén sometidos a expedientes
sancionadores de expulsión, durante la tramitación de los mismos, o tras haberse
decretado respecto de dichos adultos una medida repatriativa.

Esta definición dada coincide con el establecido por la Observación General del
Comité del Derecho del Niño, que en su Regla 7 señala que se entiende por "niños no
acompañados" (llamados también "menores no acompañados") de acuerdo con la definición del
artículo 1 de la Convención, los menores que están separados de ambos padres y otros parientes
y no están al cuidado de un adulto al que, por ley o costumbre, incumbe esa responsabilidad.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 45


Se diferencian conceptualmente de los denominados “niños separados”, pues en
la Regla 8 dispone que se entiende por niños separados, en el sentido del artículo 1 de la
Convención, los menores separados de ambos padres o de sus tutores legales o habituales, pero no
necesariamente de otros parientes. Por tanto, puede tratarse de menores acompañados por otros
miembros adultos de la familiar”.

Igualmente coincide con la concepción del menor no acompañado de la


Resolución del Consejo de la Unión Europea de 26 de junio de 1997 relativa a los
menores no acompañados nacionales de países terceros, que en su art. 1.1 viene a
considerar como tales a los menores de 18 años nacionales de países terceros que lleguen al
territorio de los Estados miembros sin ir acompañados de un adulto responsable de los mismos,
ya sea legalmente o con arreglo a los usos y costumbres, en tanto en cuanto no estén efectivamente
bajo el cuidado de un adulto responsable de ellos, así como a aquellos menores nacionales de
países terceros que, después de haber entrado en el territorio de los Estados miembros, sean
dejados solos; este concepto pasa sustancialmente al artículo 2 f) de la Directiva
2003/86/CE del Consejo, de 22 de septiembre de 2003, sobre el derecho a la
reagrupación familiar, por menor extranjero no acompañado se entiende el nacional de un
tercer país o el apátrida menor de 18 años que llegue al territorio de los Estados miembros sin
ir acompañado de un adulto responsable de él, ya sea legalmente o con arreglo a la costumbre,
mientras tal adulto responsable no se haya hecho cargo efectivamente del menor, o cualquier
menor al que se deje solo tras su entrada en el territorio de los Estados miembros.

Existen varias excepciones en las que no se encuentran en la situación de menor


extranjero no acompañado:

a) Los menores extranjeros que, aun no encontrándose acompañados, se


encuentren en España por razones de estudio, durante el periodo al que se
contrae su estancia por este motivo, que deben disponer del correspondiente
visado artículo 86.c) RLOE. (Real Decreto 864/2001, de 20 de julio, por el que se
aprueba el Reglamento de ejecución de la Ley Orgánica 4/2000)

b) Los menores extranjeros desplazados a España en programas promovidos y


financiados por las Administraciones públicas, asociaciones sin ánimo de lucro o
fundaciones u otras entidades o personas ajenas a quienes ejercen su patria
potestad o tutela, para estancias temporales con fines de escolarización,

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 46


tratamiento médico o disfrute de vacaciones, supuestos comprendidos en el
artículo 93 RLOE, que contempla incluso que puedan estar acogidos por familias
o personas individuales artículo 95.4 RLOE.

3.2.- TRATAMIENTO JURÍDICO DE LOS MENORES


EXTRANJEROS INMIGRANTES NO ACOMPAÑADOS.

La situación del menor Extranjero cuando SUS PADRES O


ACOMPAÑANTES SON DETENIDOS.

Cuando éstos resultaran detenidos (progenitores, familiares o guardadores) por la


presunta comisión de hechos que revistan caracteres de infracción penal o en el
desenvolvimiento de expedientes sancionadores administrativos de expulsión.

Esta detención situará al menor en la misma situación objetiva de desamparo


similar a la del menor no acompañado, exigiendo su puesta a disposición de la
entidad de protección de menores si se quedan sin compañía del progenitor o
guardador, pero la normativa contempla la posibilidad de su internamiento con
autorización del Juez de Menores en compañía de sus progenitores y tutores –
pero no simplemente guardadores-, lo que se aborda explícitamente en el artículo
62.3 de la LOE y en el artículo 153.8 RLOE, que dispone que “los menores en los
que concurran los supuestos previstos para el internamiento serán puestos a disposición de los
servicios competentes de protección de menores. El Juez de Menores, previo informe favorable del
Ministerio Fiscal, podrá autorizar su ingreso en los centros de internamiento de extranjeros
cuando también lo estén sus padres o tutores, lo soliciten éstos y existan módulos que garanticen
la intimidad familiar”.

Conviene precisar que la normativa de extranjería caso de expulsión del


progenitor o tutor debería contemplar la repatriación simultánea del menor con aquél, previa
comprobación de no oponerse a ello el superior interés del menor, lo que ahora no se garantiza.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 47


3.2.1.- LA ENTIDAD PÚBLICA COMPETENTE
TERRITORIALMENTE.

LA GUARDA Y PROTECCIÓN DEL MENOR

La presencia de un menor extranjero no acompañado le sitúa ante una


objetiva situación de desamparo, conforme al párrafo segundo del artículo 172.1 del
Código Civil -redacción introducida por la disposición final quinta de la LO
1/1996- que señala que “se considera como situación de desamparo la que se produce de
hecho a causa del incumplimiento, o del imposible o inadecuado ejercicio de los deberes de
protección establecidos por las leyes para la guarda de los menores, cuando éstos queden privados
de la necesaria asistencia moral o material.”

Ante esta situación de desamparo del menor extranjero no acompañado,


contemplación hecha de la condición nacional del menor, procede la inmediata
entrega de su persona a la Administración que ostenta en razón al territorio la competencia
ejecutiva en materia de protección de menores, comunicándose este hecho al Ministerio Fiscal.

Así lo dispuesto en el artículo 13.1 LOPJM, conforme al cual “toda persona o


autoridad, y especialmente aquellos que por su profesión o función, detecten una situación de
riesgo o posible desamparo de un menor, lo comunicarán a la autoridad o sus agentes más
próximos, sin perjuicio de prestarle el auxilio inmediato que precise”, lo que se
complementa con lo establecido en el artículo 14 LOPJM, que señala que “las
autoridades y servicios públicos tienen obligación de prestar la atención inmediata que precise
cualquier menor, de actuar si corresponde a su ámbito de competencias o de dar traslado en otro
caso al órgano competente y de poner los hechos en conocimiento de los representantes legales del
menor, o cuando sea necesario, del Ministerio Fiscal.”

3.2.2.-LA ADMISIÓN AL TERRITORIO NACIONAL DEL MENOR


EXTRANJERO NO ACOMPAÑADO.-

La situación jurídica del menor extranjero no acompañado se regula en el


artículo 35 LOE, que establece “que la localización del menor extranjero no acompañado
determina, una vez acreditada su condición de tal, su acogida por el sistema de protección de

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 48


menores”, lo que se acomoda a los principios antes citados, y además al establecido
en la Regla 12.2 de la Observación General precitada, que dispone que “las obligaciones
del Estado de acuerdo con la Convención se aplican dentro de las fronteras de ese Estado,
incluso con respecto a los menores que queden sometidos a la jurisdicción del Estado al tratar de
penetrar en el territorio nacional”.

Y de forma más contundente en la Regla 20, que señala que “la determinación del
interés superior del niño exige una evaluación clara y a fondo de la identidad de éste y, en
particular, de su nacionalidad, crianza, antecedentes étnicos, culturales y lingüísticos, así como
las vulnerabilidades y necesidades especiales de protección. Así pues, permitir el acceso del menor
al territorio es condición previa de este proceso de evaluación inicial, el cual debe efectuarse en un
ambiente de amistad y seguridad y a cargo de profesionales competentes formados en técnicas de
entrevistas que tengan en cuenta la edad y el género.”

En consecuencia, no procedían mecanismos repatriativos extramuros del artículo


35 LOE respecto de estos menores, y mucho menos la medida cautelar de
internamiento. Establecida su minoría de edad, se deberían proporcionar al
MENA (Menor Extranjero No Acompañado), las mismas medidas de protección
y asistencia aplicable a cualquier menor residente en nuestro territorio, sea
español o extranjero.

3.3.- PROTOCOLO DE ACTUACION POLICIAL CON MENORES


EXTRANJEROS NO ACOMPAÑADOS.

La solución de la IFGE 6/2004 es plenamente acertada en su


interpretación de la situación jurídica del menor, ya que en los términos actuales
de los artículos 35, 57, 58 y 60 de la LOE, se excluye al menor extranjero no
acompañado de los mecanismos generales de las denegaciones de entrada,
retorno y expulsiones, limitadas así a adultos, garantizando la guarda y custodia
del menor por los servicios de protección de menores comunitarios, y
restringiendo su repatriación a los supuestos de localización de su familia y
subsidiariamente a la asunción de su protección por los servicios sociales de su
país de origen.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 49


Ciertamente, la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades
de los extranjeros en España y su integración social, modificada por Ley
Orgánica 8/2000, de 22 de diciembre, y el Reglamento de ejecución de la citada
Ley Orgánica, aprobado por el Real Decreto 864/2001, de 20 de julio, regulan
determinados aspectos sobre los menores extranjeros, como su residencia, su
atención por los servicios competentes de protección de menores, el
procedimiento para determinar la edad de aquéllos que estén indocumentados, el
procedimiento para su repatriación y el procedimiento para su identificación.

En este sentido el artículo 35 de la Ley Orgánica, señalado como Residencia de


menores, dice lo siguiente:

“1. En los supuestos en que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado
localicen a un extranjero indocumentado cuya minoría de edad no pueda ser
establecida con seguridad, se le dará, por los servicios competentes de protección
de menores, la atención inmediata que precise, de acuerdo en lo establecido en la
legislación de protección jurídica del menor, poniéndose el hecho en
conocimiento inmediato del Ministerio Fiscal, que dispondrá la determinación de
su edad, para lo que colaborarán las instituciones sanitarias oportunas que, con
carácter prioritario, realizarán las pruebas necesarias.

2. Determinada la edad, si se tratase de un menor, el Ministerio Fiscal lo pondrá a


disposición de los servicios competentes de protección de menores.

3. La Administración del Estado, conforme al principio de reagrupación familiar


del menor y previo informe de los servicios de protección de menores, resolverá
lo que proceda sobre el retorno a su país de origen o aquél donde se encontrasen
sus familiares o, en su defecto, sobre su permanencia en España.

4. Se considera regular a todos los efectos la residencia de los menores que sean
tutelados por una Administración pública. A instancia del organismo que ejerza la
tutela y una vez que haya quedado acreditada la imposibilidad de retorno con su
familia o al país de origen, se le otorgará un permiso de residencia, cuyos efectos
se retrotraerán al momento en que el menor hubiere sido puesto a disposición de
los servicios de protección de menores.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 50


5. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado adoptarán las medidas técnicas
necesarias para la identificación de los menores extranjeros indocumentados, con
el fin de conocer las posibles referencias que sobre ellos pudieran existir en
alguna institución pública nacional o extranjera encargada de su protección. Estos
datos no podrán ser usados para una finalidad distinta a la prevista en este
apartado.”

Este precepto ha sido desarrollado en el artículo 62 del Reglamento de ejecución


de la citada Ley Orgánica.

Estas normas han supuesto la atribución de competencias al Ministerio Fiscal.


Por ello la Fiscalía General del Estado ha dictado la Instrucción 2/2001, de 28 de
junio, en la que se establecen determinadas reglas sobre el procedimiento para
determinar la edad de los extranjeros indocumentados.

Dicha Instrucción concluye en la conveniencia de que todos los agentes


implicados en el procedimiento, desarrollen los necesarios protocolos de
actuación encaminados a garantizar una absoluta coordinación entre ellos, de
forma que permitan determinar con la mayor celeridad posible la edad del
extranjero indocumentado.

Para ello la Fiscalía General del Estado parte de las siguientes premisas:

La consideración como una situación de privación de libertad, la


conducción del extranjero indocumentado al centro sanitario y la
permanencia en el mismo mientras que no haya sido determinada su
edad, por lo que constitucionalmente esta situación no puede durar más
del tiempo estrictamente necesario.
La necesidad de evitar que el posible menor, una vez localizado por la
policía, sea trasladado a un centro de protección de menores mientras no
esté determinada mediante las pruebas médicas su minoría de edad, salvo
que el posible menor necesite una atención inmediata que sólo puede ser
prestada en un centro de esta naturaleza.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 51


La necesidad de proceder a la inmediata determinación de la edad de los
menores extranjeros indocumentados, sin que la preceptiva comunicación
al Fiscal y la orden de éste supongan una dilación del procedimiento.
La necesidad de que los centros sanitarios dispongan de un servicio de
urgencias radiológicas operativo durante las veinticuatro horas del día.

3.3.1.-PROTOCOLO DE ACTUACIÓN:

MENOR LOCALIZADO POR LAS FUERZAS Y CUERPOS DE


SEGURIDAD DEL ESTADO (CUERPO NACIONAL DE POLICÍA Y
GUARDIA CIVIL) O POR LA UNIDAD DEL CUERPO NACIONAL
DE POLICÍA ADSCRITA A LA JUNTA DE ANDALUCÍA O POR EL
CUERPO DE LAS POLICÍAS LOCALES DE ANDALUCIA.

1. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Cuerpo Nacional de Policía y


Guardia Civil) o la Unidad del Cuerpo Nacional de Policía adscrita a la Junta de
Andalucía o los Cuerpos de la Policía Local de Andalucía, realizarán las
actuaciones descritas en estos apartados, cuando localicen a un menor extranjero no
acompañado o a un extranjero indocumentado cuya minoría de edad no pueda ser establecida
con seguridad, cuya situación requiera de una atención protectora de la
Administración Pública.

2. Si existe certeza sobre la minoría de edad del menor, bien porque el mismo
está documentado o bien porque tiene rasgos físicos que evidencien que no tiene
cumplidos los 18 años de edad, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, tras la
realización de los trámites de identificación que procedan, pondrán al menor a disposición de
la Consejería de Igualdad y de Bienestar Social, trasladándolo de forma inmediata al Centro de
Acogida previamente determinada, según su ámbito provincial y en función de la edad
del menor extranjero.

3. Si existen dudas sobre la minoría de edad, al no estar el posible menor


documentado y tener rasgos físicos de ser un adolescente o joven, las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad, simultáneamente a la realización de los trámites de
identificación que procedan, lo pondrán en conocimiento del Ministerio Fiscal, a

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 52


los efectos previstos en el artículo 35 de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero,
modificada por Ley Orgánica 8/2000, de 22 de diciembre, y procederán a
trasladar al extranjero indocumentado al Servicio de Radiodiagnóstico del centro
sanitario que corresponda, previo contacto telefónico con el mismo (Dirección
del Centro o radiólogo de guardia), con el fin de que los servicios médicos
practiquen de forma inmediata la prueba radiológica de exploración de la
muñeca, para determinar la edad de maduración ósea del posible menor, sin
perjuicio de que puedan realizarse otro tipo de pruebas.

La comunicación al Ministerio Fiscal se realizará en la forma que deje constancia del hecho
bien mediante fax, correo electrónico, e incluso teléfono, sin perjuicio de presentar
o remitir más adelante la documentación debida.

Con la simple comunicación al Ministerio Fiscal, y con el fin de agilizar el


procedimiento, se entenderá que este órgano ha dispuesto la determinación de la
edad del extranjero indocumentado, en los términos exigidos en la legislación
vigente.

Las pruebas radiológicas se realizarán en los Servicios de Radiodiagnóstico del


centro sanitario que corresponda, según su ámbito provincial, que serán
realizadas con carácter prioritario. En caso de que no se pueda realizar en el
centro que corresponde, se ha dispuesto de un centro en cada provincia donde
pueden practicarse las pruebas durante las 24 horas del día.

Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que hayan trasladado al extranjero


indocumentado, permanecerán en el centro hospitalario hasta que se obtenga el resultado de
las pruebas.

Asimismo y conforme a las consideraciones establecidas en la Instrucción


2/2001, de 28 de junio, y la Circular 3/2001, de 21 de diciembre, ambas de la
Fiscalía General del Estado, sobre la específica situación en la que se encuentra
un menor extranjero indocumentado que es conducido a un centro sanitario y
permanece en él para proceder a determinar su edad, el menor habrá de ser
informado de forma inmediata y de modo que le sea comprensible, de las razones
de esta específica situación y de sus derechos.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 53


Durante el procedimiento de determinación de la edad, las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad podrán solicitar a la Consejería de Igualdad y de Bienestar Social que
preste al extranjero indocumentado una atención inmediata y puntual en centro
de protección, si ésta sólo puede ser prestada por un centro de estas
características, debiendo procurar que ello no dilate dicho procedimiento.

4. El resultado de las pruebas hospitalarias será comunicado inmediatamente por las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad, en la misma forma descrita en el punto anterior, al
Ministerio Fiscal. Si el resultado confirma que el joven no tiene cumplidos los 18
años de edad, el Ministerio Fiscal pondrá al menor a disposición de la Consejería
de Igualdad y Bienestar Social, trasladándolo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
a las dependencias del centro de acogida, documento que acredite el resultado de
las pruebas radiológicas realizadas y demás documentación pertinente. Se
entenderá que con la simple comunicación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
citada al Ministerio Fiscal, este órgano ha determinado poner a disposición de la
Consejería de Bienestar Social al menor extranjero.

5. Si tras la realización de la prueba radiológica se confirma que el joven tiene 18 o más


años de edad, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, actuarán conforme a lo
dispuesto en la legislación sobre derechos y libertades de los extranjeros en
España y su integración social, sin que en ningún caso el joven pueda ser puesto
a disposición de la Consejería de Bienestar Social para su ingreso en centro de
atención a menores.

6. Todas las actuaciones descritas en este protocolo, se realizarán con inmediatez


y de forma sucesiva, procurando que desde que el extranjero indocumentado
fuere localizado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad hasta que éste, si
finalmente se concluye en su minoría de edad, es puesto a disposición de la Consejería
de Bienestar Social, transcurra el mínimo tiempo posible.

7. A los efectos previstos en el presente protocolo, se consideran como trámites de


identificación a realizar por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, aquellos que implican la
apertura de ficha o expediente en la que pueda contenerse la descripción física
del menor con datos de tipo antropométrico, la fotografía frontal y de semiperfil,
las huellas dactilares, los diferentes alias, nacionalidades y referentes familiares

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 54


utilizados por el menor o posible menor en anteriores presentaciones, así como
cualquier otro dato que sirva para su identificación.

Estos datos tienen como única finalidad la protección del menor, y por tanto, no
podrán ser utilizados para ninguna otra finalidad que la estrictamente
identificativa en relación a la actuación protectora de la Administración.

8. Si el extranjero indocumentado manifiesta, aunque sea de forma verbal, su oposición


a someterse a la realización de las pruebas radiológicas para determinar su edad,
los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, comunicarán tal incidencia al Ministerio
Fiscal. En tal caso las pruebas no se realizarán hasta que no se resuelva la
situación de oposición.

Mientras no esté resuelta la situación de oposición, si el extranjero


indocumentado precisa de una atención inmediata que solo puede ser prestada en
centro de protección, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, trasladarán al mismo a
las dependencias del Centro de Acogida de Protección predeterminado.

Cuando la situación de oposición esté resuelta, si el extranjero indocumentado se


encuentra en alguna de las dependencias citadas en el párrafo anterior,
corresponderá a la Unidad del Cuerpo Nacional de Policía adscrita a la Junta de
Andalucía realizar el traslado del mismo al centro hospitalario, al efecto de que se
practiquen las actuaciones descritas anteriormente.

MENOR LOCALIZADO POR EL CUERPO DE LA POLICÍA LOCAL

Si el menor o posible menor fuere localizado por la Policía Local, ésta realizará las
actuaciones previstas en los apartados anteriores, en la medida en que puedan practicarlas
en su ámbito territorial de actuación.

Si ello no fuera posible, la Policía Local pondrá al menor o posible menor a disposición de la
Unidad del Cuerpo Nacional de Policía adscrita a la Junta de Andalucía, para que realice
o continúe la realización de dichas actuaciones.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 55


En las zonas portuarias, aparece un problema que se suscita con la posibilidad de
menores extranjeros no acompañados en buques de pabellón extranjero que
arriben a puertos españoles.

La actuación policial en estos casos se sujeta a una Instrucción de la Delegación del


Gobierno para la Extranjería y la Inmigración de 9 de abril de 2002, que no contempla
especificidades para los menores extranjeros no acompañados, y que de hecho
vienen dando lugar a diferentes modos de proceder por parte la policía.

En algunos lugares “no se permite el desembarco”, y en consecuencia cuando se


encuentran en buque de pabellón extranjero se estima que no han llegado a
entrar en territorio español, por lo que no se aplica el artículo 35 LOE.

En otros lugares se requiere la intervención del Fiscal con soluciones caso a caso.

En aplicación del artículo 35 LOE, a menos que el menor manifieste su voluntad


de no entrar en España y se considere que la continuación del viaje no perjudica
al interés del menor porque se garantiza su repatriación y reagrupación familiar,
puesto que el hecho de que el buque se encuentre bajo pabellón extranjero no es
obstáculo para que exista una intervención activa de la policía española, que
realiza actuaciones de control según dicha Instrucción.

3.4.-REPATRIACION DEL MENOR

1. La Administración General del Estado es la competente para llevar a cabo los


trámites relativos a la repatriación desde España de un menor extranjero en
situación de desamparo, actuando a través de las Delegaciones y
Subdelegaciones del Gobierno, y éstas por medio de las Brigadas
Provinciales de Extranjería y Documentación, que se pondrán en contacto
con la Comisaría General de Extranjería y Documentación para que realice
las gestiones necesarias ante las Embajadas y Consulados correspondientes,
con el fin de localizar a los familiares de los menores o, en su defecto, los
servicios de protección de menores de su país de origen que se hicieren

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 56


responsables de ellos. Si no existiera representación diplomática en España,
estas gestiones se canalizarán a través del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Una vez localizada la familia del menor o, en su defecto, los servicios de


protección de menores de su país, se procederá a la repatriación tras la
verificación de que no existe riesgo o peligro para la integridad del menor, de
su persecución o la de sus familiares. No obstante, previamente a que se
acuerde la procedencia o no de la repatriación, se recabará la opinión de la
Consejería de Bienestar Social, conforme a lo dispuesto en el punto 3 de este
apartado.

En el caso de que el menor se encontrase incurso en un proceso judicial, la


repatriación quedará condicionada a la autorización judicial. En todo caso
deberá constar en el expediente la audiencia previa al Ministerio Fiscal.

La repatriación del menor será acordada por el Delegado del Gobierno o por
el Subdelegado del Gobierno, cuando tuvieren la competencia delegada para
ello, y ejecutada por los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía.

La repatriación se efectuará a costa de la familia del menor o de los servicios


de protección de menores de su país. En caso contrario, se comunicará al
representante diplomático o consular de su país a estos efectos.
Subsidiariamente, la Administración General del Estado se hará cargo del
coste de la repatriación.

2. Durante el tiempo que duren las gestiones procedentes en orden a la


repatriación del menor, la Junta de Andalucía prestará al mismo la atención y
protección necesaria a través de cualquiera de los recursos existentes,
asumiendo la representación del menor como entidad pública que ejerce su
tutela.

3. Una vez realizadas todas las actuaciones previas y antes de resolver sobre la
repatriación, la Delegación o Subdelegación del Gobierno comunicará a los
servicios territoriales de la Consejería de Bienestar Social, el resultado de las
gestiones realizadas conforme al presente Protocolo, correspondiendo a la
Administración Autonómica valorar la capacidad de protección de los

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 57


servicios de menores del país reclamante o de la familia del menor, y ello por
tratarse de una materia especializada atribuida a la Junta de Andalucía como
entidad pública competente en materia de protección de menores, sin
perjuicio de que en esa valoración participen o manifiesten su opinión la
Fiscalía de Menores o las entidades privadas sin ánimo de lucro que realicen,
en el ámbito de la Junta de Andalucía, programas de inserción de
extranjeros.

En cualquier caso, en la valoración también deberán tenerse en cuenta las


expectativas de integración e inserción sociolaboral del menor y la propia
opinión del mismo, que deberá ser oído necesariamente.

Si la Consejería de Bienestar Social, a través de sus servicios territoriales, no


valora positivamente la repatriación del menor, la Delegación o
Subdelegación del Gobierno podrá no ejecutarla, archivando el expediente
de repatriación que hubiere iniciado.

A tal efecto los servicios territoriales de la Consejería de Bienestar Social


comunicarán su valoración conforme a los Documentos (conformidad) y
(disconformidad).

4. Si finalmente el menor es repatriado, los servicios territoriales de la Consejería


de Bienestar Social declararán, mediante resolución administrativa, el cese del
desamparo y de la tutela, comunicándolo a la Fiscalía de Menores.

5. Como complemento a lo dispuesto en el presente Protocolo en materia de


repatriación, se observará lo dispuesto en la Resolución de 11 de noviembre
de 1998, por la que se dictan Instrucciones Generales sobre la Repatriación
de Menores Extranjeros en situación de Desamparo en España, del
Ministerio de Asuntos Exteriores y del Ministerio del Interior.

6. De las actuaciones realizadas en el procedimiento de repatriación de un menor,


se dará comunicación al Ministerio Fiscal.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 58


3.5.- MENORES SOLICITANTES DE ASILO

Señala el artículo 92.6 de la RLOE que “si se trata de menores solicitantes de


asilo, se estará a lo dispuesto en el artículo 15.4 del Reglamento de ejecución de la Ley 5/1984
de 26 de Marzo, Reguladora del Derecho de Asilo y de la Condición de Refugiado, aprobado
por el Real Decreto 203/1995, de 10 de febrero”.

Este artículo establece que “los solicitantes menores de 18 años en situación de desamparo
serán remitidos a los servicios competentes en materia de protección de menores, poniéndolo en
conocimiento, asimismo, del Ministerio Fiscal. El autor que legalmente se asigne al menor, le
representará durante la tramitación del expediente. Las solicitudes de asilo se tramitarán
conforme a los criterios contenidos en los convenios y recomendaciones internacionales aplicables
al menor solicitante de asilo”.

3.6.-DERECHOS DE LOS MENORES EXTRANJEROS

1. Derecho a la educación. Los menores extranjeros que se encuentren en España


y que no tengan cumplidos los 16 años, tienen derecho a la educación en las
mismas condiciones que los españoles. A tal efecto los servicios territoriales
de la Consejería de Bienestar Social realizarán las actuaciones pertinentes
para la escolarización del menor tutelado, en los términos previstos en la
legislación vigente.

Los menores entre 16 y 18 años, se escolarizarán en función de sus


capacidades, en caso de ser posible su acceso a la formación reglada. Si ello
no es posible, se procederá a facilitar, en colaboración con otras entidades
públicas o privadas, la formación prelaboral para su integración en el
mercado de trabajo.

Este derecho primará con independencia de la situación documental del


menor.

2. Derecho a la asistencia sanitaria. Los extranjeros menores de 18 años que se


encuentren en España tienen derecho a la asistencia sanitaria en las mismas
condiciones que los españoles.
INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 59
3. Derecho a la inserción social.

3.1. Los servicios territoriales de la Consejería de Bienestar Social realizarán


las actuaciones pertinentes para lograr la inserción social de los
menores extranjeros, adoptando las medidas de protección
establecidas legalmente. Para ello podrá contar con la participación y
colaboración de ONGs, asociaciones, entidades privadas y
Ayuntamientos.

3.2. Las medidas propuestas se desarrollarán en tres ámbitos:

a) Acogimiento familiar. La Consejería de Bienestar Social deberá


promover la formación del colectivo de familias educadoras que
acojan a menores extranjeros, atendiendo a las peculiaridades de
este colectivo.

b) Residencias y pisos de menores, públicas o privadas debidamente


autorizadas. En las residencias donde se realice el acogimiento
residencial, deberán tener en cuenta las características de los
menores extranjeros acogidos, respetando sus costumbres y sus
creencias religiosas y culturales.

c) Pisos de continuidad para menores extranjeros extutelados. Se


promoverá la adecuación y creación de alojamientos en los que
los menores puedan vivir con personas de sus mismas
características, disponiendo de aquellos recursos especializados,
bien a través de ONGs u otras entidades, con capacidad de
ofrecer un plan de inserción adecuado y de prestar una especial
atención a la conveniente continuidad de la educación del menor,
su origen étnico, religioso, cultural y lingüístico.

3.3. La Consejería de Bienestar Social dispondrá de los recursos necesarios


para facilitar la formación específica del personal que intervenga en el
proceso de inserción de los menores extranjeros.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 60


4. Derecho a los demás servicios públicos.

4.1. Atención psicológica. Dadas las características de los menores


extranjeros tutelados, las consecuencias de la adaptación a otra cultura
distinta a la suya así como las posibles experiencias traumáticas
sufridas, sobre todo por menores peticionarios de asilo y refugio
(muertes, guerras, violencia, etc.), determinan que la Consejería de
Bienestar Social deba garantizar la prestación de un apoyo psicológico
especializado, con el fin de ayudar al menor a superar esas vivencias y
favorecer el proceso de integración.

4.2. No discriminación. La Consejería de Bienestar Social velará para que el


menor extranjero tutelado no sufra un trato discriminatorio, y que
reciba en igualdad de condiciones que los menores españoles, las
prestaciones relativas al alojamiento, sanitaria, farmacológica,
vestimenta y alimentación, entre otras.

4.3. Asistencia de intérpretes. La Consejería de Bienestar Social facilitará el


apoyo de personal interprete/traductor en todas las actuaciones y
trámites en que sea necesaria su intervención, permitiendo en todo
caso que el menor pueda expresarse en su lengua materna o de uso
habitual.

4.4. La Consejería de Bienestar Social arbitrará los recursos necesarios para


que los menores extranjeros puedan adquirir los conocimientos
necesarios en lengua castellana así como nociones sobre las
características y costumbres de la sociedad española.

4.5. La Consejería de Bienestar Social promoverá la realización de programas


de ocio y tiempo libre de los menores extranjeros.

4.6. Acompañamiento y asesoramiento especializado. Con el fin de actuar de


forma eficaz en la resolución de la problemática que afecta a estos
menores, tanto desde el punto de vista legal, sanitario, etc., como en

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 61


las actuaciones ante las diferentes Administraciones Públicas actuantes,
la Consejería de Bienestar Social facilitará los recursos adecuados para
que los menores estén acompañados y asesorados por profesionales
cualificados.

4.7. En todos estos casos la Consejería de Bienestar Social podrá contar con
la participación y colaboración de ONGs, asociaciones, entidades
privadas y Ayuntamientos.

5. Derechos y libertades. Los menores extranjeros gozarán en España, en


igualdad de condiciones que los españoles, de los derechos y libertades
reconocidos en el Título I de la Constitución y en su leyes de desarrollo, en
los términos establecidos en la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre
derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social,
modificada por Ley Orgánica 8/2000, de 22 de diciembre.

INTERVENCION POLICIAL CON MENORES. NIVEL I (2.015) 62


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