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[La Zona]

Película soviética de ciencia ficción


dirigida por Andréi Tarkovski
1979
Película, inspirada en el libro de los hermanos
Arkady y Boris Strugatski,
Picnic al borde del camino.

«La Zona exige ser respetada. No sé qué sucede aquí


cuando no hay nadie, pero basta que entre alguien para que
todo se ponga en movimiento de inmediato». Tal vez se
pudiera pensar aquí: que esta zona, representa la
destrucción apocalíptica más grande producida por
causa humana: error, temor, horror…
En la Zona hay una casa abandonada, en donde
hay un cuarto, en el que se cumplen los deseos de la
gente que logra llegar hasta ahí, y la mayoría de la
gente que va, es gente desesperada, que busca la
felicidad…
Pero ahora, siguiendo la lógica de la estética de
Tarkovski, vemos que: las imágenes —para quien así
las ve y escribe—, me atrevo a decir que: casi todas
ellas, pertenecen, por su propia naturaleza, a un
discurso poético y filosófico del elemento Agua:
principio de vida y resurrección. Las imágenes
cinematográficas en su despliegue, se describen a
través de planos contemplativos: largos, lentos,
minuciosos y, a veces, aparecen en tomas fijas las
imágenes. Asimismo, vemos que el elemento agua
está siempre presente. Pero estas imágenes, de
manera perenne, están diluyéndose… Y, quién
pudiera imaginarlas y pensarlas; puede, muy bien, de
la misma forma, dudar también de ellas. Mientras que
la función que desempeñan los filtros de color y los
altos contrastes en la imagen; también, tienden a
cambiar, transformar y diluir en las imágenes; tanto
los objetos, las cosas, como también la propia
naturaleza. Esto es, como si los colores y sus tonos,
fueran el deseo sumario de alguien que así las desea
ver… Mientras tanto, el «espectador», —digamos, yo
mismo—: me voy acostumbrando a estas imágenes…
Y de esta forma, puedan ellas, por fin, tomar
presencia y claridad en mi mente para así poder
asimilar su lógica. Pero, súbitamente —y casi sin
darme cuenta—, ahora yo soy quién desde mi propia
mente: dirige y controla las imágenes…
Simultáneamente, percibo la presencia de la poesía y
la filosofía. Y más adelante, me doy cuenta de que
ambas formas discursivas, en imágenes, se nos
develan de una manera confesa… Ora dialogan
silenciosas en su fuero interno. Cifran un diálogo
profundo. Es una confesión sumaria; plagada por
ambivalencias, contradicciones y cosas secretas:
imágenes que ver y diálogos que escuchar. Y por fin,
todo ello se junta ahora —sincrónica y
oportunamente— para que, acto seguido, surja un
novedoso y liberador hecho —que desde las imágenes
y las entrañas del propio espectador— construye,
finalmente: «el despertar propio de uno mismo…».

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Este el motivo por el cual, se ha propuesto
seleccionar un solo diálogo en particular: aquel y
único «diálogo» temporal que inicia en: 1:40:57 y
termina en: 1:47:08.

1:40:57
Stalker —Esa es tu tubería

Profesor —¿Por qué?

Stalker —Deberías de haber ido tú primero…

(Refiriéndose al Escritor).
Stalker —Él estaba tan asustado que se había
equivocado de camino…

(El Escritor toma una piedra en la mano y la lanza dentro de


un pozo de apariencia metálica —es parte de la llamada
tubería de la Zona—; la piedra cae con la fuerza de la
gravedad, aunque tarda un poco en caer, —su duración es
larga y siniestra—; finalmente, toca el fondo…).

(Diálogo del Escritor consigo mismo)


Escritor — —Un experimento más…
—Experimentos, hechos, verdad de la
más alta instancia.
—No existe más que los hechos.
Especialmente aquí.
—Todo esto es un invento idiota de
alguien.

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—¿No os parce?
¿Pero vosotros, celosos, debéis
descubrir de quién es este invento?…
—¿Y por qué?
—¿Qué cosas positivas pueden
aportar nuestros conocimientos?
—¿Quién se convertirá en una
conciencia culpable debido a esto?
¿Yo?
—Yo no tengo conciencia, solo tengo
nervios.
—Algunos bastardos me criticarían,
me golpearían.
—Otros me gritarían, volvería a ser
golpeado.
—Pondría el corazón y mi alma en
ello, pero ellos engullirían ambos.
—Descargaría mi alma, de basura, lo
devorarían también.
—Son todos tan intelectuales.
—A todos se les atrofiaron los
sentidos.
—Y todos andan por todas partes
pululando; periodistas,…
—…editores, críticos, algunos
infinitamente vulgares.
—Y todos ellos exigen:
¡más, más!
—¿Cómo diablos voy a ser escritor si
odio escribir?

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—Si es un constante tormento para
mí, una ocupación dolorosa y
vergonzosa,…
—…algo así como si me estuvieran
quitando unas hemorroides.
—Solía pensar que alguien mejoraría
al leer mis libros.
—No.
¡Nadie me necesita!
—Dos días después de mi muerte,
habrán alcanzado a devorar otra presa.
—Quise cambiarlos, pero son ellos los
que me han cambiado…
—…haciéndome a su propia imagen y
semejanza.
—El futuro solía ser solo una
continuación del presente…
—…pero con todos los cambios
vislumbrándose lejos en el
horizonte,…
—…ahora el presente y el futuro son
uno.
—¿Estás preparado para eso?
—¡Pero si no quieren saber nada, solo
quieren saber cómo engullir!

Stalker —¡Dios qué afortunado!


—Dios mío, ahora…
¡Vivirás hasta cien años!

Escritor —Sí, Pero…


¿Por qué no para siempre?

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—Como el judío eterno.

Stalker —Probablemente seas un buen


hombre.
—Casi nunca lo dudé.
—Puedo imaginar qué tortura ha sido
para ti estar ahí.
—¡Esta tubería es un lugar terrible!
—¡El más espantoso de la Zona!
—Se le ha llamado “la picadora de
carne”, pero es peor que cualquier
picadora.
1:47:08 —¡Cuantos murieron ahí!...

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