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Bitcoin si o bitcoin no, esa es la cuestión

Por Horacio R. Granero


Al momento de escribir estas líneas el Bitcoin está a una cotización de u$s 18.000, y todo indica
que seguirá subiendo, lo que hace de por sí una inversión por demás interesante, pero no
necesariamente segura en cuanto al retorno de lo invertido, obviamente si la intención que
tenemos es tomar a esta criptomoneda como una inversión. Pensemos que en la primera
quincena del 2017 el bitcoin cotizaba a u$s 738,7….

Pero, para muchos, el bitcoin es algo más que una inversión: es una forma de pago, una
moneda, o dicho de otra manera ello es producto de la disrupción económica que, sin darle
mucha importancia a las formas y las leyes vigentes, se impone con una regla que para muchos
se presenta como agresivamente insolente: lo que funciona sirve, se llame Uber para el
transporte de personas, Airbnb para el alojamiento, o… bitcoins para abonar bienes y servicios.

El bitcoin es una moneda digital descentralizada que había sido ideada por Satoshi Nakamoto en
2008, si bien no se sabe a ciencia cierta si este personaje realmente existió o es un
sobrenombre. Lo único cierto es que cuando hablamos de bitcoin, nos referimos a 3 realidades:
el software, el protocolo y la moneda. El software se encuentra en código abierto. El protocolo,
(llamado comúnmente “blockchain”), es el corazón de Bitcoin y la razón de su éxito. El protocolo
actúa como un registro donde queda constancia de todas las operaciones que se hacen en la red
Bitcoin. No solo se indica el origen y destino de las operaciones, así como su monto, sino que
además se consigna el momento exacto en que dicha operación tuvo lugar.
Por último, cabe preguntarse si el bitcoin puede ser comprendido como una moneda, y allí se
presentan las dudas.

Algunos consideran al bitcoin como una “moneda privada”, pero para ser moneda se exige la
característica de tener curso legal, o sea aceptación obligatoria para la cancelación de
obligaciones. En este caso podríamos hablar de moneda de "curso voluntario", que valdría solo
si las partes lo aceptan libre y voluntariamente como pago y reconocen efecto liberatorio a aquel.

En otros casos se consideró al bitcoin como un mero instrumento financiero, sujeto a la


normativa propia del mercado de capitales, lo que obligaría a aplicar los controles financieros
para la operativa con bitcoins.

Finalmente están quienes consideran a los bitcoins como “bienes” en cuyo caso estaríamos
frente a “commodities electrónicos”, con ciertas particularidades. En concreto, el objeto de toda
operación jurídica con bitcoins seria la llave privada que permite a uno firmar la transferencia de
los bitcoins a otra dirección pública. Esa llave privada es un bien, o sea “un objeto inmaterial
susceptible de valor e integrante del patrimonio de una persona”. En ese caso se trataría de un
trueque en los términos del artículo 1172 del Código Civil y Comercial que indica que “hay
permuta si las partes se obligan recíprocamente a transferirse el dominio de cosas que no son
dinero”. De aceptarse esta postura se trataría de un contrato bilateral (art. 966 CCyC), puesto
que ambas partes se obligan a transferir a la otra la propiedad de una cosa, oneroso (art. 967
CCyC) en tanto que el contrato representa ventajas y sacrificios económicos para todas las
partes, conmutativo (art. 968 CCyC), ya que las ventajas y pérdidas para ambas partes son
conocidas por las partes aunque también se podría considerar aleatorio si las partes en ejercicio
de la autonomía de la voluntad reconocen qué acontecimientos inciertos (como es la cotización)
hacen que dependan las ventajas o sacrificios para una o ambas partes, no formal (art. 969
CCyC), por tratarse de bienes muebles, y por último nominado (art. 970 CCyC), por contar con
una regulación legal completa y específica.

Lo que no cabe duda es que para nuestro país el bitcoin no es moneda, ni nacional ni extranjera
dado que no se cumplen los recaudos exigidos por el art. 30 de la Carta Orgánica del BCRA que
exige dos requisitos para considerar a un instrumento como moneda: que el emisor del
instrumento imponga el curso legal respecto del instrumento y la existencia de un valor nominal
fijado al instrumento.

Para los defensores de la cultura bitcoin el concepto de moneda previsto en la Carta Orgánica
del BCRA responde a una “visión anticuada de la economía”, donde solo se concibe una emisión
centralizada, de imposición del instrumento de cambio y de fijación del valor por el emisor y lo
que bitcoin busca es justamente quebrar ese esquema.

Es importante resaltar lo resuelto en junio de 2014 por el Banco Central, donde en el comunicado
de prensa se reconoce la existencia y uso de los bitcoins; en ningún lugar del mismo se dispone
la prohibición del uso ni se considera que el uso de bitcoins es una conducta ilegal. La única
advertencia que da el BCRA es "que las llamadas "monedas virtuales" no son emitidas por este
Banco Central ni por otras autoridades monetarias internacionales, por ende, no tienen curso
legal ni poseen respaldo alguno".

Un elemento a tener en cuenta es la reforma tributaria presentada recientemente por el


Ejecutivo, que ha generado críticas de parte de los tenedores de bitcoin y otras monedas
digitales, quienes aseguran que el proyecto “equivocadamente asimila el tratamiento de estos
activos al que se aplica a bonos, títulos públicos y otros títulos valores” y califica, en este sentido
a la propuesta de tener metas "recaudatorias y cortoplacistas". En un documento elaborado por
la ONG Bitcoin Argentina se critica que en el proyecto "se gravan las ganancias obtenidas por la
enajenación de 'monedas digitales' a la alícuota del 15% (arts. 2 inc. 4, 90 bis, IV y 90, 3er par.)
ya sea que se trate de ganancias de fuente argentina (impuesto cedular) o extranjera (2da.
Categoría)." "Al tomar como costo de adquisición el valor histórico, el proyecto pretende capturar
la apreciación obtenida por los tenedores de 'monedas digitales' antes de la entrada en vigencia
de la reforma, lo que implica una forma de imposición retroactiva", señaló el documento
preparado por la entidad.

Por último, CME Group, Inc. anunció recientemente que está abriendo "futuros de bitcoin", una
operación bursátil de inversión para la criptomoneda, para fines de 2017, luego de que adquiera
los permisos regulatorios necesarios de la Comisión de Comercio de Commodities Futuros de los
Estados Unidos (CFTC). La compañía, una de las empresas líderes de activos y futuros
financieros, ha difundido por sus redes sociales la futura implementación de intercambios
regulados de futuros de bitcoin, llevando el precio del criptoactivo a un nuevo máximo histórico.
Al igual que en el mercado general de futuros, -por lo general enfocado a las materias primas-,
los futuros de bitcoin permiten a los clientes fijar un precio en el que les gustaría vender o
comprar una cierta cantidad de la criptomoneda en un tiempo fijo en el futuro. Los futuros de
bitcoin son ideales para aquellos que ya han invertido en grandes sumas de bitcoin. En lugar de
vender sus bitcoins por dinero fiduciario, estos mismos titulares de bitcoin pueden acortar los
futuros de bitcoin y obtener ganancias de la volatilidad del precio.
En nuestro país, Rofex (Mercado de Futuros de Rosario) por su parte anunciaría también antes
de fin de año un servicio de custodia de bitcoins y, junto a la Caja de Valores, ya viene usando la
tecnología blockchain. De a poco, los mercados locales están dando los primeros pasos para
incorporar dentro de sus operatorias y procesos al bitcoin y la tecnología sobre la cadena de
bloques. De esta forma los inversores deben ceder la custodia de la ‘wallet’ (billetera virtual de
bitcoins) a un tercero (brokers de exchange) o construirla ellos mismos si tienen muchos
conocimientos informáticos, con la iniciativa del Rofex podrían tener sus criptomonedas seguras
en un mercado regulado, con lo que los usuarios estarían protegidos si hay algún problema de
seguridad o fraude con el bróker, como ocurriera más de una vez.

El desafío está planteado, estará en nosotros aceptarlo o no. En definitiva, deberemos decidirnos
en vivir en una sociedad “disruptiva” o “convencional”.

La respuesta no es sencilla.

Citar: elDial DC2488


Publicado el: 20/12/2017
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