Concepto de psicobiología
39
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
40
Concepto de psicobiología
41
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
Sostiene que los seres vivos están diseñados de manera óptima para maximizar su
eficacia biológica, es decir, los imperativos de sobrevivir y reproducirse. Dicho de
otro modo, el estudio de las características de diseño de un organismo, cualquiera
que fuese el nivel de organización que estuviéramos considerando, desde las molé-
culas hasta los órganos, sistemas de órganos y el organismo completo, debería reve-
lar, siempre que el principio fuera correcto, la existencia de una tendencia hacia las
configuraciones funcionalmente más eficientes. De alguna manera, el principio
42
Concepto de psicobiología
43
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
se ponen de relieve cada vez que los organismos “toman decisiones” acerca de
qué hacer entre varias opciones posibles pero antagónicas. Y los organismos están
permanentemente tomando decisiones (!)
44
Concepto de psicobiología
Una propiedad básica de lo que define una entidad como sistema animado (no
inerte) es que su actividad (y su reproducción) requieren el uso y procesamiento
de energía disponible en el ambiente. En otras palabras, si los recursos energéti-
cos de los que dependen los organismos no son ilimitados, que es siempre el caso,
éstos están condenados a competir por ellos y, por tanto, a actuar sobre otros co-
mo “agentes” de selección natural. Un buen ejemplo ilustrativo de este escenario
45
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
es la competición que se produce entre los árboles y otras plantas del bosque por
la luz, un factor abiótico crítico para su eficacia biológica. Los mejor adaptados
de cada generación en la lucha por el acceso a los limitados recursos vitales serán
los que transmitirán sus características a la siguiente. Este escenario de conflicto
de intereses entre las partes implicadas se exacerbó aún más cuando evoluciona-
ron los diseños en los que la eficacia biológica de los individuos quedó íntima-
mente ligada a sus capacidades para “consumir” o “alimentarse” de otras entida-
des del ambiente biótico: surgió una interdependencia dramática e inexorable. La
heterotrofia fue sin duda el primer paso, puesto que ello implica que la vida de
uno (el depredador, el parásito) depende de su habilidad para quitársela (o en el
mejor de los casos para explotar) a otro (la presa, el hospedador). En este contexto
surge el concepto de “carrera de armamentos” (‘arms race’), que evoca la situa-
ción en la que han quedado atrapados los protagonistas de este drama, la vida de
los depredadores depende de sus habilidades para capturar a sus presas y la vida
de éstas depende de sus capacidades para hacer fracasar a los que necesitan ali-
mentarse de ellas. En este escenario se produce un proceso de coevolución en el
que cada parte intenta ir por delante de la otra, es decir, hacer fracasar las contra-
medidas de la otra y neutralizar así su eficacia. El otro hito evolutivo que hizo a
los organismos esclavos de su dependencia de los demás y, por tanto, los condenó
a coevolucionar en respuesta a conflictos de intereses fue cualquiera de los modos
de vida en los que reproducirse o sobrevivir depende de otros organismos de la
propia especie. Así, la evolución de la sexualidad (frente a la asexualidad), de la
parentalidad (frente a la ausencia de cuidado parental) y de la socialidad (frente a
la asocialidad) produjo conflictos de intereses entre las partes y la consiguiente
presión que da lugar a procesos de coevolución en los que cada parte (machos
frente a hembras, progenitores frente a descendientes y “socios” en una díada de
amigos, aliados o simplemente compañeros de un grupo) intenta maximizar sus
intereses a costa o en detrimento de los de la otra parte.
1.1.8. Adaptación
Este término tiene varios significados, además del más obvio y coloquial de rasgo
que sirve para algo útil. El más sencillo y el menos técnico plantea que una adap-
tación es cualquier atributo que contribuye a incrementar la eficacia biológica del
individuo que lo posea; es decir, es un atributo beneficioso para su eficacia bioló-
gica. Una segunda definición añade a la anterior el criterio de que para que un
atributo se considere una adaptación se deben encontrar indicios de que sus carac-
terísticas, incluso aunque lo posean muchos individuos (o todos los que confor-
man una especie), deben ser variables dentro de la población. Esta segunda defi-
nición permite investigar si el atributo en cuestión es susceptible de evolucionar
46
Concepto de psicobiología
por selección natural, porque sólo los rasgos que son variables pueden ser selec-
cionados. Por último, la definición más estricta de adaptación es la que no sólo
requiere que el atributo sea biológicamente beneficioso y variable dentro de una
población, sino que, además, debe haber sido esculpido por selección natural.
Esta última definición incorpora un criterio histórico acerca del origen del rasgo.
47
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
reducibles a las causas que las explican provocó una confrontación histórica entre
estas dos categorías de ciencias naturales, las que pretenden explicar el mundo
inanimado (la física y la química) y la que busca explicaciones del mundo anima-
do (la biología). Dos fueron los elementos nucleares de la confrontación; la tesis
de que los seres vivos poseen algunas propiedades esencialmente distintas de las
que caracterizan a los elementos del mundo inanimado, y la consideración de la
biología como ciencia con un estatus equiparable al de la física (Mayr, 1982,
1996, 1997, 2004).
A la explicación de los fenómenos naturales basada en la invocación de cau-
sas sobrenaturales (la acción de un dios) o de fuerzas ocultas o mágicas, le suce-
dió el paradigma conocido como fisicalismo, que enfatizaba el carácter mecani-
cista de las causas que regían el comportamiento de los seres vivos, concebidos
literalmente como máquinas. (No obstante, no hay que olvidar que la mayoría de
las grandes figuras del fisicalismo fueron profundamente religiosas. De hecho,
muchos de ellos aceptaron la existencia de un Dios como responsable último y
creador de las causas secundarias que gobernaban el funcionamiento del mundo
natural.) Descartes (1596-1650) fue uno de sus insignes portavoces, aunque mu-
chos otros científicos igualmente portentosos se sumaron a esta visión reduccio-
nista-fisicalista del mundo natural, como Galileo (1564-1642), Kepler (1571-
1630), Newton (1642-1727) y Leibniz (1646-1716). Las explicaciones articuladas
por muchas de estos gigantes de la física fueron de extraordinario valor para
comprender el comportamiento de sistemas inanimados (p.ej., el movimiento de
los cuerpos celestes, de los objetos en general), pero su aplicación al mundo de
los seres vivos resultó claramente insatisfactoria y fue rechazada. La tesis de que
la vida se puede reducir a un mero movimiento de partículas fue inaceptable para
muchos científicos especializados en el estudio de los seres vivos.
Identificar y explicar lo que se postulaba como idiosincrásico de los seres vi-
vos se convirtió en el desafío de los que suscribieron un nuevo paradigma conoci-
do como vitalismo. El principal escollo del modelo fisicalista no fue tanto la ex-
plicación mecanicista de los procesos fisiológicos que operan en un ser vivo,
cuanto la explicación del patrón de desarrollo de un organismo, desde la fertiliza-
ción hasta el estadio adulto, que sigue una trayectoria extraordinariamente orde-
nada. Para algunos vitalistas, lo que distinguía a un ser vivo de un objeto del
mundo inanimado era la posesión de una propiedad o esencia, que recibió diferen-
tes nombres: protoplasma, estado coloidal, fuerza vital, fuerza psicológica o men-
tal. Esta tesis no fue la única debilidad del vitalismo; hubo otra quizá más impor-
tante. Muchos vitalistas tenían una clara inclinación teleológica o finalista; es
decir, sostenían la creencia de que el comportamiento del universo y, por tanto, de
los seres vivos tenía un propósito, un fin. El vitalismo reinó durante un periodo
sorprendentemente prolongado (desde mediados del siglo dieciocho hasta la dé-
cada de 1920-1930) y, además, tuvo un impacto importante en varios países euro-
48
Concepto de psicobiología
49
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
50
Concepto de psicobiología
51
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
52
Concepto de psicobiología
No cabe ninguna duda de que todas son importantes, aunque sólo sea porque
todas ellas abordan problemas complementarios del máximo interés (Scheiner
2010; Sadava et al., 2011); no obstante, una diferencia notable entre ellas que es
muy pertinente para la articulación del concepto de psicobiología que vamos a
proponer más adelante es que mientras que los biólogos moleculares y celulares
se suelen centrar en el estudio de fenómenos definidos en esos dos niveles ele-
53
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
54
Concepto de psicobiología
Figura 1.4. Relaciones causales promovidas de forma prioritaria por las posturas
reduccionistas y organicistas que definen las biologías provincialista
y autonomista, respectivamente.
55
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
56
Concepto de psicobiología
57
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
El Cuadro 1.2. recoge las principales señas de identidad de las dos concepcio-
nes de psicobiología mencionadas, la amplia (‘broad sense’) y la restringida (‘na-
rrow sense’). Los términos y la correspondiente clasificación dicotómica fueron
originalmente utilizados por Dewsbury (1991) y Colmenares ha continuado ela-
borando sus características (Colmenares 1996b, 2009a). El análisis que se presen-
ta aquí compara las dos concepciones en función de siete dimensiones: (1) los
niveles de organización abordados; (2) la postura con respecto al reduccionismo;
(3) el tipo de relaciones causales que se plantean, tanto en relación con los niveles
de organización, como con la relación temporal entre las variables causa y las
variables efecto; (4) la concepción de la relación entre el organismo y su ambien-
te; (5) la concepción del desarrollo, en relación con la herencia, la relación entre
el desarrollo y la evolución (Evo-Devo) y la postura adoptada con respecto a la
epigénesis; (6) la perspectiva evolutiva adoptada; y, finalmente, (7) la postura que
se suscribe en relación con la perspectiva comparada y la concepción de modelo.
El objetivo de la clasificación dicotómica que se describe en el Cuadro 1.2 es
58
Concepto de psicobiología
producir un retrato caricaturizado de las señas de identidad de cada una de las dos
concepciones de la psicobiología, la amplia frente a la restringida. No obstante,
hay que ser consciente de que lo más probable es que los casos puros en los que
un psicobiólogo suscriba todas y cada una de las características de cada “síndro-
me” serán muy infrecuentes. Los casos “híbridos” serán mucho más comunes.
1.3.2. Reduccionismo
Los psicobiólogos que adoptan una concepción amplia suscriben sólo el reduc-
cionismo constitutivo, mientras que los que adoptan una versión restringida de
psicobiología se muestran más inclinados a suscribir las tres clases de reduccio-
nismo (apartado 1.1.10). Estas diferencias hacen que la perspectiva de los prime-
ros sea más cercana a la de la biología autonomista y que la de los segundos resul-
te más compatible con los de la biología provincialista.
Aquí hay que considerar dos tipos de relaciones causales distintos (Figura 1.4.).
En primer lugar, la relación causa-efecto entre variables ubicadas en distintos
niveles de organización. La visión amplia de psicobiología tendería a proponer
relaciones causales verticales descendentes y recíprocas, mientras que la concep-
ción restringida de psicobiología se mostraría más inclinada por la identificación
de relaciones causales verticales ascendentes, que son más propias de la postura
reduccionista. En segundo lugar, la relación causa-efecto según la escala temporal
que plantea la distinción entre las causas próximas y la causas últimas.
59
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
Las causas próximas se denominan así porque guardan una relación temporal
relativamente cercana con sus efectos y, en cualquier caso, siempre dentro de la
historia de vida del individuo cuya conducta se pretende explicar.
Las causas próximas se denominan así porque guardan una relación temporal
relativamente cercana con sus efectos y, en cualquier caso, siempre dentro de la
60
Concepto de psicobiología
historia de vida del individuo cuya conducta se pretende explicar. Por ejemplo, la
conducta agresiva de un individuo en un determinado instante puede explicarse
como respuesta a la presencia de un rival y a niveles elevados de testosterona o
reducidos de serotonina, por una parte, y a la experiencia previa, favorable o des-
favorable, que ese individuo haya podido tener ante otros rivales durante el curso
de su vida.
Las causas últimas, en cambio, son aquellas en las que la relación temporal
con respecto a sus efectos es más remota y, en cualquier caso, se remontan a ge-
neraciones anteriores. Por ejemplo, un individuo puede mostrarse agresivo en
respuesta a los factores proximales que he mencionado hace un momento porque
dicha respuesta pudo conferir una ventaja adaptativa a sus antepasados. Como
consecuencia de ello, en la actualidad los individuos responden de la forma que lo
hacen porque tanto la conducta, agresiva en este caso, como los factores fisiológi-
cos y psicológicos que la sustentan han sido favorecidos por la actuación de la
selección natural en poblaciones ancestrales.
En etología, las causas próximas del comportamiento fueron subdivididas en
causación o control y ontogenia o desarrollo, mientras que las causas últimas
fueron subdivididas en función o valor adaptativo y filogenia o evolución (véase
el capítulo 2). El sistema teórico de las cuatro causas o porqués del comporta-
miento propuesto por los etólogos es el más completo que puede uno plantearse
puesto que no deja ninguna posible pregunta, ni respuesta, fuera de su diana de
intereses (p.ej., Tinbergen, 1963; Hinde, 1982; Hogan, 1989; Manning, 2005;
Bateson y Laland, 2013). El sistema teórico de las cuatro causas de Tinbergen se
considera una de las señas de identidad más idiosincrásicas de la etología, cono-
cida y reconocida por científicos dentro y fuera de la disciplina (Blumstein et al.,
2010; Gibson y Kamil, 2009; MacDougall-Shackleton, 2011).
Los psicobiólogos con una orientación más amplia es fácil que tengan en
cuenta la existencia de las cuatro causas o al menos de las dos grandes categorías,
i.e., causas próximas y causas últimas, mientras que los que trabajan con una
orientación más restringida se centran fundamentalmente en las causas próximas.
Ya sabemos que esta distinción se corresponde también con la que se establece
entre la biología evolutiva, que investiga las causas últimas, y la biología funcio-
nal, que analiza las causas próximas. No cabe duda de que se trata de causas
complementarias que en la medida de lo posible deberían integrarse, como de-
fienden los psicobiólogos que suscriben una visión más amplia (Figura 1.5.).
61
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
En este apartado hay que examinar tres aspectos muy importantes: la herencia (la
transmisión de información entre individuos de la misma o de distintas genera-
ciones); la relación entre el desarrollo y la evolución; y la concepción de epigéne-
sis. En cuanto a los modos de herencia, hay que señalar que la asignatura pen-
diente en la teoría darwiniana de la evolución. En cuanto a los modos de herencia,
hay que señalar que la asignatura pendiente en la teoría darwiniana de la evolu-
62
Concepto de psicobiología
ción que, según los críticos, fue mal resuelta por los responsables de la síntesis
moderna, i.e., la transmisión de la información entre generaciones, ha sido objeto
de renovado interés en las últimas décadas. De la herencia genética y el dogma
clásico de la biología que blinda los genes frente a influencias externas se ha pa-
sado a un paradigma en el que factores diversos, que operan en distintos niveles
de organización, participan en la regulación de la expresión génica y en la trans-
misión de información entre generaciones y dentro de una misma generación
(Danchin et al., 2011; Mameli, 2005; Lipton, 2008). La propuesta plural de Ja-
blonka y Lamb (2005), que sintoniza naturalmente con otras concepciones mo-
dernas de la relación entre el organismo y su ambiente que ya hemos mencionado,
establece de forma meridiana la diversidad de modos en los que la información
fluye de forma vertical, oblicua y horizontal entre individuos, y que incluyen,
además de la herencia genética, la herencia epigenética, los efectos maternales, la
herencia ecológica y la herencia cultural (véase los Capítulos 7 y 9).
Ya se ha comentado que la disciplina conocida como EvoDevo ha irrumpido
con fuerza en el escenario en el que descifrar las claves del diálogo existente entre
la historia evolutiva y la historia individual u ontogénica de un organismo es fun-
damental (Carroll, 2005; Gilbert y Epel, 2009). Las experiencias que los organis-
mos tienen durante su trayectoria vital, desde la etapa prenatal hasta la post-
reproductiva, dejan marcas con niveles de reversibilidad variables. La EvoDevo
intenta determinar si la plasticidad fenotípica generada por tales experiencias
puede tener trascendencia evolutiva, lo que se conoce como “evolucionabilidad”
(‘evolvability’; Gerhart y Kirschner, 1997; Ridley, 2004). Ello implica que la
información epigenética adquirida durante la historia individual puede no sólo
afectar al fenotipo del individuo durante su existencia, sino que puede cambiar el
epigenoma y transmitirse a lo largo de varias generaciones. Las últimas propues-
tas sugieren incluso que el ambiente puede franquear la barrera de Weismann que
presuntamente blinda el código genético (el genotipo) de las células germinales
frente al ambiente y alterarlo. Según esta perspectiva, la tinta supuestamente inde-
leble con el que está escrito el libro de instrucciones o ADN de las células respon-
sables de transmitir la información genética de los progenitores a sus descendien-
tes puede ser alterada por la actividad de elementos genéticos móviles (los
retrotransposones y los transposones) y por la actividad de los retrovirus (Lipton,
2008; Sadava et al., 2011; Villarreal, 2005; véase la Parte III).
Por último, en lo que concierne al concepto de epigénesis, hay que recordar
que los procesos que controlan el desarrollo del individuo desde su concepción
hasta su muerte han sido objeto de especial atención en diversas disciplinas,
entre ellas la biología y la psicología. De hecho, una parte importante de la con-
frontación histórica entre la biología y la psicología ha tenido que ver con las
posturas dualistas sobre el desarrollo, tan persistentes y reiterativas, como son
las de naturaleza frente a educación (‘nature versus nurture’), genes frente a
63
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
64
Concepto de psicobiología
65
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
66
Concepto de psicobiología
67
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
68
Concepto de psicobiología
1.4.4. Neuropsicología
69
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
1.4.5. Psicofisiología
1.4.6. Psicofarmacología
Esta disciplina estudia el efecto de los fármacos sobre el sistema nervioso central
en general y, en consecuencia, sobre la conducta. Aunque muchos de sus esfuer-
zos están dirigidos hacia objetivos relacionados con el conocimiento básico, la
psicofarmacología tiene una vertiente aplicada tremendamente importante, ya que
contribuye decisivamente al descubrimiento de fármacos que pueden ser incorpo-
rados al tratamiento de trastornos mentales. Como cabría esperar, teniendo en
cuenta sus intereses y los niveles de organización abordados, su aproximación
encaja sin dificultad en la concepción restringida de psicobiología.
Aunque algunos la incorporan como disciplina dentro de esta área que hemos
denominado psicobiología, el estatus de la neurociencia conductual y cognitiva se
valora como una disciplina o incluso como un área autónoma (Redolar, 2014;
Enríquez, 2014). En principio, cualquiera de las ciencias del cerebro, o neuro-
ciencias, que investigue la conducta y los procesos cognitivos podría formar parte
de esta macro-disciplina. Algunos autores enfatizan la utilización de las técnicas
de neuroimagen funcional como una de sus señas de identidad más características.
En cuanto a la distinción referida a la variable dependiente, conductual o cogniti-
va, la clave reside en si lo que se estudia es una variable conductual observable
que realiza un sujeto de forma espontánea en un contexto relativamente natural,
por ejemplo, el comportamiento sexual o social, o si la variable es en última ins-
70
Concepto de psicobiología
71
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
Figura 1.6. Los intereses de la psicobiología convergen con los de las otras disci-
plinas de la psicología. Sin duda, la naturaleza de la interacción y la contribución
potencial que pueda hacer dependerá mucho de cuál sea la concepción de psico-
biología que se adopte en esa aproximación interdisciplinar.
En este apartado vamos a explorar algunas de las sinergias que existen entre la
psicobiología (sentido amplio) y las psicologías que se presentan en la Figura 1.6.
72
Concepto de psicobiología
Para bien y para mal, las relaciones interpersonales son una parte fundamental de
nuestra existencia. En una especie social como la nuestra (y tantas otras), lo espe-
rable es que la selección natural haya promovido la evolución de mecanismos
fisiológicos, conductuales y psicológicos específicamente diseñados para gestio-
nar adecuadamente las redes sociales que formamos, que mantenemos y que di-
solvemos a lo largo de nuestra trayectoria de vida y que resultan funcionales en
ámbitos tan diversos como son el de la familia, la escuela, el trabajo, las amista-
des o la pareja. La panoplia de temas abordados por los psicólogos sociales inclu-
ye, entre otros, el estudio de las coaliciones y alianzas, de la amistad, de las rela-
73
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
74
Concepto de psicobiología
Las últimas décadas han producido mucha información sobre la relación existente
entre el estilo de vida de un individuo, en muchos casos un reflejo de su persona-
lidad, y su eficacia biológica. No olvidemos que ésta se define en función de dos
componentes, el éxito reproductivo y la capacidad de supervivencia. En realidad,
la supervivencia no tiene que ver sólo con la longevidad, sino también con la
calidad de vida o salud que el individuo muestre mientras está con vida. La salud
comprende dos dimensiones que al menos en la especie humana deben tenerse
muy en cuenta, la salud física y la salud mental. La medicina tradicional no presta
atención a las causas últimas y si cruza los niveles de análisis, como en el caso de
la psiquiatría, la noción de relación causal recíproca no adquiere un estatus parti-
cularmente notorio. Como ocurre con el resto de las psicologías, la psicobiología
también puede hacer aportaciones importantes en esta área. Una de esas aporta-
ciones tiene que ver efectivamente con las relaciones recíprocas entre variables
ubicadas en diferentes niveles de análisis. Por ejemplo, nuestra esperanza de vida,
nuestro bienestar psicológico y nuestra calidad de vida pueden depender significa-
tivamente del estilo de vida que hayamos adoptado (Friedman, 2008). Por estilo
de vida se entiende el conjunto de hábitos alimentarios, de ejercicio, de sueño, de
socialización, de ocio, etc., que tenemos y que se ha demostrado que inciden so-
bre diversos indicadores de la salud física y psicológica. Por supuesto, el estilo de
vida de un individuo con frecuencia refleja decisiones realizadas en condiciones
que escapan a su control, o basadas en el desconocimiento de sus consecuencias.
La mera actividad mental, incluso en ausencia de su expresión conductual, tiene
un efecto igualmente importante sobre el estado psicológico y el perfil fisiológico
del individuo. Esta relación causal vertical-descendente es de gran importancia y
desde luego es enfatizada desde la psicobiología (véase el capítulo 10).
Un principio constatado tanto en la especie humana como en otras especies
sociales es que las relaciones sociales y las redes de amistad tienen un efecto dual
sobre la salud física y mental. En efecto, las relaciones sociales ayudan a amorti-
guar el impacto de acontecimientos estresantes diversos y, por tanto, contribuyen
a elevar la calidad de vida del individuo, pero al mismo tiempo constituyen una
fuente importante de estrés con los efectos inmunosupresores que ello provoca,
especialmente si la activación de la respuesta de estrés se hace crónica (Cohen,
2004; Kiecolt et al., 2010; Roach et al., 2009; Segestrom, 2008; Silk et al., 2009).
En cuanto a la inclusión del estudio de las causas últimas, hay que señalar que
el pensamiento evolucionista está teniendo por fin un importante eco dentro de la
medicina, de la psiquiatría y de la psicología de la salud (p.ej., Brüne, 2008; Glu-
ckman et al., 2009; Nesse y Williams, 1994; Schaller, 2011; Segerstrom y
O’Connor, 2012; Stearn, 2012). La perspectiva evolucionista contribuye a revisar
y a enriquecer concepciones tradicionales, pero incompletas, acerca de la salud y
75
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
76
Concepto de psicobiología
77
Parte I: Concepto y método de la psicobiología
1. La biología de psicobiología
Preguntas de auto-evaluación
78