La teoría del capital humano la desarrolló Gary Becker en 1964. Se define como el
conjunto de las capacidades productivas que un individuo adquiere por acumulación de
conocimientos generales o específicos, de savoir faire, etc. La noción de capital expresa la idea
de un stock inmaterial imputado a una persona (i.e. idiosincrásica) que puede ser acumulado,
usarse. Es una opción individual, una inversión. Se evalúa por la diferencia entre gastos
iniciales : el coste de los gastos de educación y los gastos correspondientes(compra de
libros...), el coste de productividad, es decir, el salario que recibiría si estuviera inmerso en la
vida activa, y sus rentas futuras actualizadas. El individuo hace, así, una valoración arbitrage
entre trabajar y continuar una formación que le permita, en el futuro, percibir salarios más
elevados que los actuales. Se toma en cuenta también el mantenimiento de su capital psíquico
(salud, alimentación, etc.). Optimiza sus capacidades evitando no se deprecien demasiado,
bien por la desvalorización de sus conocimientos generales y específicos, bien por la
degradación de su salud física y moral. Invierte con miras a aumentar su productividad
futura y sus rentas.
Como todas las inversiones, el individuo ha de hacer frente a la ley de los rendimientos
decrecientes, y al carácter irreversible de estos gastos.
Gary Stanley Becker (1930). Economista
estadounidense
Adscrito a la Escuela de Chicago, son muy conocidos sus trabajos sobre el capital humano, en
los que desarrolló los fundamentos para algunas decisiones humanas como la inversión, la
educación o la salud. Recibió el premio Nobel de economía en 1992 por sus aportaciones
microeconómicas en torno al comportamiento y las relaciones humanas.
La persona que más sabe vale más y es acreedora de una mayor retribución.
Antes de 1960, la ciencia social y económica acepta la posibilidad de una relación entre
educación y productividad, pero no existe una hipótesis científica que corrobore esa
correlación; y esto es así porque se rechaza el concepto de inversión, porque no se considera
al hombre como bien de capital, sería considerarlo como mercancía.
En 1961 T. W. Schultz subraya que la inversión en capital humano (educación) es el bien más
precioso en todo el Occidente: así inicia la Teoría del Capital Humano, que Becker
desarrollará en El Capital Humano.
La Educación tiene unos costes "Inputs" cuya cuantía depende del PIB, pero también tiene
unos beneficios "Outputs" cuya cuantía es difícil de cuantificar.
A partir de 1960, la Educación gana una nueva dimensión: antes era un bien de consumo,
ahora un bien de inversión. La investigación del valor económico de la Educación llama
capital humano a esos beneficios que reporta la inversión educativa. El capital humano es el
saber incorporado al potencial de la fuerza de trabajo durante un tiempo, medido en función
de los costes educativos y formación profesional y multiplicado por las personas destinatarias
de la inversión educativa.
Capìtal y trabajo no eran los únicos factores determinantes del producto final; constataron un
tercer factor; residual; que era la inversión en recursos humanos, la inversión en Educación.
• Costos: pueden ser de dos formas: los sufragados o no por el estudiante. La suma de
ambos nos da el costo total de la educación. También pueden clasificarse en costos
directos e indirectos, los primeros están constituidos por la suma de los gastos
corrientes (personal, bienes y servicios, financieros y transferencias) y los de capital
(inversiones, terrenos, edificios, maquinaria, muebles; activos financieros, pasivos
financieros y transferencias de capital). Los indirectos, con frecuencia son superiores al
directamente soportado por la familia, su indicador es el sueldo interprofesional.
• Gastos: son todos aquellos desembolsos o inversiones que se realizan sobre todo por
parte del estudiante y de su familia para que éste pueda asistir a la escuela y
desarrollar sus actividades académicas (transporte, vestido, libros, alimentación,
etcétera). También es fundamental considerar aquellos ingresos no percibidos por los
estudiantes mientras asisten a la escuela, pues probablemente sean mayores que los
demás gastos, a esto es a lo que los economistas llaman el costo de oportunidad.
• Con respecto al cálculo de los costos de la educación, existe controversia, pues algunos
autores consideran unos elementos para realizarlo y otros incluyen detalles
secundarios que tienen poco que ver con la instrucción. Lo más importante es
establecer la diferencia entre los costos de los servicios educativos proporcionados por
las escuelas (maestros, bibliotecarios, administradores, costos de mantenimiento y
funcionamiento) y los costos de oportunidad del tiempo de los alumnos mientras
asisten a la escuela.
Las expectativas de esta teoría son optimistas. Debe existir una correlación que se dé en una
época para llegar al año 1973 con una recesión galopante y se empiece a dudar de esta teoría:
se comienza a decir que la Educación puede tener un valor coyuntural pero no estructural.
Empieza a denunciarse el valor relativo de la inversión educativa y la presión que ejerce sobre
los presupuestos del Estado porque la gente piensa que la Universidad es fábrica de pardos y
el INEM fábrica de estudiantes: la Teoría falla: la situación de paro de los titulados superiores
no es coyuntural sino estructural.
EL RENDIMIENTO
El fundamento es el siguiente: El responsable de todo el proceso educativo no es el maestro ni
es el sistema, es cada individuo. Los individuos somos los propios responsables de nuestro
destino y principalmente a nivel educativo independientemente del contexto en que esté
inmerso. No tiene en cuenta los aspectos estructurales,cada cual es responsable de su propia
historia: de su destino y nivel económico.
El individuo que tome con responsabilidad su proceso educativo será el que salga adelante.
Así lo explica Parsons, no responsabiliza al maestro como lo hacía Durkheim y no
responsabiliza al sistema como lo hace el paradigma crítico. Este postulado va de la mano con
el pensamiento funcionalista tradicional, que encima agrega el mérito de un individuo, que
es: primero tener credencial educativa (es decir tener un Título), el rendimiento (cantidad de
horas de trabajo y productividad en el trabajo), tengo que trabajar la máxima cantidad de
horas y cualitativamente de la mejor manera, eso es ser un individuo productivo. Esta
sociedad está presente desde la década de los 40 del S XX en nuestra sociedad, aún sigue
vigente.
ESTA TEORÍA TIENE BENEFICIOS SOCIALES: cuando una nación aplica la Teoría del
Capital Humano se da una reducción de la criminalidad, la gente comienza a mejorar sus
vínculos, porque como estudia es más culta, la relaciones sociales son más fluidas, la gente
que hay un efecto salarial redistributivo más equitativo.
Este cuarto postulado tiene que ver con consecuencias previstas en lo social de la Teoría del
Capital Humano. Ninguna nación que lo haya aplicado ha tenido estos resultados. Pero
teóricamente este es el que justifica la implementación de la teoría del capital humano.
Uruguay está aplicando la Teoría del Capital Humano a través de los préstamos de los
organismos internacionales desde la década de los 80 del siglo XX. En Uruguay, y según
cifras de 2008 del Instituto Nacional de Estadística , el 21,7% de la población están por debajo
de la línea de pobreza, establecida según el costo de la Canasta Básica Total. De acuerdo al
informe “Situación de la Educación en Uruguay” (2006) existe una clara correlación entre la
tasa de repetición escolar y el nivel socioeconómico de los alumnos.
Con el paso del tiempo, los estudios efectuados en la década de los cincuenta fueron
complementados con nuevos estudios cuyos resultados mostraron de manera evidente la
existencia de diversos factores que incidían en la compleja relación mundo de la educación-
mundo del trabajo, mismos que no habían sido adecuadamente considerados en la TCH;
entre los factores más importantes estaban aspectos tales como la edad, la condición
socioeconómica, las relaciones familiares e inclusive, la raza. Así Becker, al llevar a cabo una
comparación entre la tasa de rendimiento de costo de educación universitaria encontró que
los hombres blancos que habitaban zonas urbanas y que habían recibido una educación
universitaria alcanzaban una tasa del 9% en contraste con la tasa del 7% que alcanzaban
hombres de otras razas; estos resultados pusieron en entredicho la relación proporcional entre
educación e ingresos tan defendida por la TCH (Navarro, 1998).
En este mismo tiempo, Carnoy (citado por Navarro, 1998) hace alusión a dos estudios
importantes que contribuyeron a mostrar de manera clara la insuficiencia de la TCH; el
primero, efectuado por Blaug y Ducan en el cual se observó que la preparación académica
que poseían los padres constituía una variable con gran significación, pues todo parecía
indicar que los padres con algún tipo de educación proporcionaban educación adicional a sus
hijos, encontrándose una alta correlación entre las variables posición socioeconómica de los
padres y educación que reciben los hijos. En el segundo estudio, Thurow y Lucas, mostraron
evidencias de que la educación y capacitación escolar poco contribuían en la productividad
potencial de los trabajadores, afirmaron que la productividad es una característica del empleo
o puesto que existe en una organización, concluyendo que los sistemas de trabajo con equipo
moderno y alta tecnología traían consigo una alta tasa de productividad, mientras que la
forma de trabajo mecanizada o manual originaba una tasa de productividad baja; en el
estudio, todo parecía indicar que la formación recibida en la escuela no dotaba a los
individuos de las destrezas y habilidades para incorporarse al mundo del trabajo, sino más
bien, dichas destrezas y habilidades las desarrollaba una vez que este se incorporaba al
trabajo a través del entrenamiento y la capacitación. Se concluyó que los conocimientos
adquiridos en la escuela no impactaban en la productividad, más bien éstos ayudaban a los
empleadores en una actividad discriminatoria, pues al momento del reclutamiento y
selección, el empleador prefería a los futuros trabajadores con habilidades mínimas que
facilitaban su entrenabilidad en un área específica con un costo mínimo para la empresa.
A continuación se exponen las principales críticas a la Teoría del Capital Humano:
En particular, una corriente que se enfrenta a la teoría neoclásica del capital humano,
cuestiona la asociación positiva postulada por ésta entre educación y productividad. El
argumento central es que no sería el capital acumulado a través de la educación sino las
habilidades y las instituciones las que realmente explicarían la distribución en los ingresos.
Estas teorías sostienen que la relación entre educación e ingresos está mediada por las
condiciones reinantes en el mercado de trabajo, por lo cuál se hace imprescindible analizar su
estructura para comprender los resultados de la educación.
Siguiendo a Sahota (1978), es posible distinguir dos vertientes entre estas teorías críticas: por
un lado, aquellas versiones que atacan principalmente a los desarrollos en torno a la
escolarización; por el otro, aquellas que enfatizan el lado de la demanda y enfocan el tema del
entrenamiento en el trabajo más que la educación formal.
En la primera vertiente encontramos la llamada hipótesis del credencialismo, o del
procedimiento oculto de selección, cuyos principales exponentes son M. Spence (1972) y K.
Arrow (1973). La tesis principal de estos autores es que la educación no tiene como fin el
capacitar o socializar a los individuos, no expande la productividad laboral. Su función es
simplemente permitirle al empleador “filtrar” o identificar a los individuos con más
habilidad, diferenciándolos por su inversión de tiempo y recursos en educación. Ambos
caracterizan a la decisión de un empleador al contratar trabajo como una inversión en un
contexto de incertidumbre. Como no puede conocer a priori la productividad marginal del
trabajador, basa su decisión en una serie de características observables, que le permite
construir un perfil para cada postulante. A partir de su experiencia previa en el mercado,
asigna probabilidades de productividad condicionales a las distintas combinaciones de
atributos personales de los postulantes. Se supone que cada individuo tiene una
productividad predeterminada, y para que la señalización sea efectiva, los costos de invertir
en ella deben estar negativamente correlacionados con esta productividad. Así,individuos
menos productivos tendrán costos mayores para mejorar sus señales, y esto es lo que
permitirá al empleador identificarlos. El nivel educativo, entonces, funciona principalmente
para solucionar un problema de información. Desde el punto de vista
individual, sin embargo, la educación sí es productiva ya que permite acceder a salarios más
altos. Se supone que los individuos “invertirán en señalización” para maximizar la diferencia
entre los salarios esperados y los costos (los cuales incluyen costos monetarios y psíquicos).
En este esquema, es posible la existencia de equilibrios múltiples, de sobreinversión en
educación, y de equilibrios ineficientes en el sentido de Pareto, a pesar de que todos los
individuos actúen de forma racional. Las diferencias en señalización y en niveles salariales,
resultan de la estructura de información del mercado. Al existir externalidades en el modelo,
algunos grupos pueden encontrarse en desventaja, e incluso caer en una trampa de bajo
equilibrio.
Adicionalmente, una fuerte crítica a la Teoría del Capital Humano proviene de autores como
Bowles y Gintis (1975), quienes desde una perspectiva marxista cuestionan los fundamentos
mismos de la teoría. Sostienen que su mayor deficiencia es la ignorancia de la “clase” como
concepto económico central, y consecuentemente,del elemento clave de los sistemas
capitalistas: el dominio del capital sobre el trabajo. Una adecuada teoría de los recursos
humanos debería comprender tanto una teoría de la producción como una teoría de la
reproducción social. Para esto, es imposible sostener una abstracción de las relaciones sociales
en el proceso de producción y de adquisición de conocimientos y habilidades. No puede
omitirse el rol que juega el sistema educativo en la legitimación de las desigualdades
económicas. Así, consideran que la teoría neoclásica no ofrece un marco analítico adecuado
para comprender a este sistema y al nivel de escolarización alcanzado por la población.
Dentro de la segunda vertiente de la corriente que se opone a la Teoría del Capital Humano,
se encuentran las teorías de la segmentación del mercado laboral. El ensayo de Thurow (1972)
plantea que en un mercado de trabajo en el que existe exceso de oferta y los salarios son
inflexibles a la baja, los empleadores clasifican a los trabajadores en función de ciertas
características, entre las cuales se destaca el nivel educativo. En este sentido, la educación no
necesariamente garantiza el acceso a un puesto bien remunerado, pero en un contexto
competitivo, permite posicionarse en la “fila” de trabajadores de forma más ventajosa. Así,
habrá puestos fijos de trabajo que se distribuyen según el nivel educativo de los postulantes,
siendo la mayor escolarización representativa para el empleador de un menor costo de
entrenamiento. En resumen, la educación no permite reducir el desequilibrio en el mercado
de trabajo, sino que es sólo un mecanismo de racionamiento y un instrumento para competir.
Es factible, como consecuencia, que se observe el fenómeno de sobreeducación, dado que los
empleadores van elevando los requisitos para los puestos disponibles a medida que el
desempleo persiste.
En una línea de pensamiento similar, Gordon, Edwards y Reich (1982)desarrollaron el modelo
de la segmentación. En este esquema, el mercado de trabajo no es un todo unificado, sino que
está compuesto por diferentes segmentos a los que acceden los trabajadores según
características personales como la clase, sexo, raza y educación. Los salarios pagados en cada
segmento no son un reflejo de la productividad marginal del trabajo, sino más bien de las
estrategias de los empresarios con poder de mercado. Si bien la educación es un determinante
importante de la distribución de los trabajadores entre los segmentos, no es el único. Otros
factores pueden implicar que un alto nivel educativo no se corresponda con mayores salarios.