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PENSAMIENTOS TOXICOS: LA DOCENA SUCIA

¿Alguna vez te has sentido como si alguien hubiera desconectado tu cerebro?


¿Alguna vez te has sentido desalentado, distraído, y abrumado? ¿Existen
patrones que no son saludables en tu vida o en tu familia, que parecieran que
no pueden romperse? Afortunadamente estamos viviendo en una época de
revolución. Ahora entendemos mejor que antes cómo nuestros pensamientos
afectan nuestras emociones y cuerpos.

odemos ver claramente cómo la neurociencia se alínea con las Escrituras—que


tu mente puede ser renovada, que los pensamientos tóxicos y las emociones
pueden ser barridas o removidas, y que tu cerebro pueden ser “re-activado”.

Los pensamientos tóxicos son como veneno; pero las buenas noticias son que
puedes romper el ciclo de pensamiento tóxico. También puedes revertir sus
efectos. Y una vez que ese ciclo ha sido roto, tus pensamientos pueden
empezar a mejorar cada día de tu vida — tus relaciones, tu salud y aun tu éxito.

Un pensamiento puede parecer inofensivo, pero si se transforma en tóxico, aun


un solo un pensamiento puede transformarse en algo peligroso física,
emocional o espiritualmente.

Los pensamientos son medibles y ocupan “lugares” mentales. Los


pensamientos son activos; crecen y cambian. Los pensamientos influencian
cada decisión, palabra, acción y reacción física que hacemos.

Cada vez que tienes un pensamiento, este cambia activamente tu cerebro, y tu


cuerpo — para bien o para mal.
Existen 12 áreas de pensamientos tóxicos—un grupo disruptivo al que llamo “la
docena sucia” —el cual puede ser tan peligroso como el veneno para nuestras
mentes y cuerpos. Los pensamientos tóxicos no sólo arriban a nuestras mentes
como resultado del abuso o de un trauma impactante. Los pensamientos
tóxicos afectan personas todos los días, en todas las etapas de su vida, y en
cada lugar del mundo. Aun algo tan pequeño como una pequeña irritación
puede transformarse en algo tóxico, y esos pensamientos necesitan ser
removidos.

Quiero presentarte la docena sucia: aquellas áreas de nuestra vida que son el
objetivo de una forma de pensar tóxica: Pensamientos tóxicos; emociones
tóxicas; palabras tóxicas; decisiones tóxicas, sueños tóxicos; semillas tóxicas;
fe tóxica; amor tóxico; toques tóxicos; seriedad tóxica; salud tóxica; horarios
tóxicos.

El resultado de los pensamientos tóxicos se traduce como estrés en tu cuerpo,


y este tipo de estrés es mucho más que una emoción pasajera. El estrés es un
término global usado para llamar a una cepa extrema en el sistema corporal
que es el resultado de tener pensamientos tóxicos. Este daña el cuerpo y la
mente en una multitud de formas que va desde memoria irregular hasta
problemas severos de salud mental, problemas en el sistema inmunológico,
problemas del corazón y problemas digestivos.

Ningún sistema del cuerpo se salva cuando el estrés anda suelto. Una
interminable lista de investigaciones demuestran que hasta el 80 por ciento de
los problemas de salud físicos, mentales y emocionales de hoy en día pueden
ser el resultado directo de nuestros pensamientos. Pero hay esperanza. Puedes
romper ese ciclo de pensamientos tóxicos y empezar a construir patrones
saludables que traen paz a una vida de pensamientos tormentosos.

No tenemos que permitir que la docena sucia y sus socios criminales


(enfermedades mentales y físicas) invadan la privacidad de nuestros cerebros y
cuerpos por más tiempo del que le permitiríamos a un intruso invadir la
privacidad de nuestras casas. Estamos equipados para desintoxicarnos y
desarrollar el potencial de nuestros magníficos cerebros.

Las personas frecuentemente me preguntan: ¿Por qué no había escuchado


antes acerca de los pensamientos tóxicos?

La respuesta es simple: estamos viviendo en una época revolucionaria para la


ciencia del pensamiento. Cuando empecé a investigar por primera vez el
cerebro hace más de 20 años, la comunidad científica no aceptaba la conexión
directa que existe entre la ciencia de los pensamientos y el efecto que producen
en el cuerpo. Si los doctores no podían encontrar una causa específica para la
enfermedad, muchas veces la respuesta que daban por defecto era: “todo está
en tu mente”. Y esta frase incluía un estigma social, debido a que cuando se
miraba desde la perspectiva física, no era vista como una enfermedad ya que la
mayoría de las enfermedades mentales no eran vistas como una enfermedad
con base biológica.

La sabiduría establecida de ese tiempo representaba al cerebro como una


máquina; y si una parte se rompía, no podía repararse. Se creía que el cerebro
estaba cableado desde el nacimiento con un destino establecido, el cual se
desgastaría con los años. Cuando se le agregaba esta creencia a la asunción
de que estábamos unidos a un destino ordenado por nuestro genes, el
horizonte lucía desesperanzador.

Como puedes imaginarte, estas asunciones guiaron a muchas personas a


conclusiones acerca de cuál era la mejor manera de sobreponerse a las
circunstancias más difíciles, conclusiones que estaban basadas en el
funcionamiento cerebral. Pero hoy, ya no estamos más atados a esas
interpretaciones equivocadas. Tú no eres una víctima de la biología. Dios nos
ha dado un diseño de esperanza: podemos cambiar nuestros cerebros, renovar
nuestras mentes, cambiar y sanar.

Debido a que desde muy temprana edad se me enseñó que mejorar siempre es
una posibilidad, cuando me uní a la comunidad científica, me fue muy difícil
entender esta manera negativa de mirar las cosas. Pensé que debía haber algo
más que podríamos hacer para alcanzar niños con dificultades de aprendizaje,
pacientes con heridas en la cabeza y gente que estaba desesperada por
obtener paz en sus mentes.

Luego, mientras exploraba los archivos de investigaciones del cerebro, empecé


a encontrar estudios de científicos respetados que sugerían que el cerebro
realmente puede cambiar, crecer y mejorar — que esta distinción limitada de
mente-cuerpo no era una forma exacta de entender el poderoso cerebro. Yo
arribé a las mismas conclusiones a medida que hice mis propios estudios: la
ciencia realmente prueba que los pensamientos pueden ser medidos, que éstos
afectan cada área de nuestra vida, y mejor aún, el cerebro realmente puede
cambiar.
Hoy en día como nunca antes una revolución está barriendo a través del campo
de la neurociencia. Y la parte más maravillosa para mí como científica es que
se alínea con los preceptos de Dios. Estoy tan emocionada de que podemos
ser parte de una de las más extraordinarias aventuras de la ciencia de la
humanidad — entender el “verdadero yo”. Quiero animarte a través de ojos
científicos con temor de Dios y avivar tus esperanzas en lugar de quebrantarlas:
tienes un cerebro maravilloso, lleno de pensamientos reales, que ocupan un
lugar “físico”, y que puedes controlar.

¿Qué es un pensamiento tóxico?

¿Qué son “los pensamientos tóxicos”, y cómo se distinguen de los


pensamientos saludables?

Los pensamientos tóxicos son pensamientos que provocan emociones


negativas y de ansiedad, las cuales producen reacciones bioquímicas que
causan que el cuerpo se estrese. Estos se almacenan en tu mente, y también
en las células de tu cuerpo.

Existen 12 áreas de pensamiento tóxico—también llamados “la docena sucia”.


Este grupo diverso está siempre listo para causar el mal y puede causar daños
serios; por esta razón necesitan ser removidos, o barridos. He desarrollado una
“escoba cerebral” que te ayudará a hacerlo. Consiste en una serie de preguntas
que llevarán tu cerebro a través de un proceso de desintoxicación. ¡El proceso
es muy simple, porque está basado en la forma real en la que tu cerebro
funciona!

Es un hecho que cada simple pensamiento —ya sea positivo o negativo— es


procesado de la misma manera cuando se forma. Los pensamientos son
básicamente impulsos eléctricos, químicos y neuronales. Lucen como las ramas
de un árbol. A medida que los pensamientos crecen, se transforman en algo
permanente, más ramas crecen y las conexiones se fortalecen.

A medida que cambiamos nuestra manera de pensar, algunas ramas


desaparecen, otras nuevas se forman, la fortaleza de las conexiones cambia, y
las memorias forman una red con otros pensamientos. ¡Qué capacidad tan
increíble para cambiar el cerebro, re-cablearlo y hacerlo crecer! Espiritualmente
hablando, esta es la renovación de la mente.

Mientras piensas, tus pensamientos se activan, los cuales después activan tu


actitud, ya que tu actitud es la combinación de tu forma de pensar, y refleja el
estado de tu mente. Esta actitud se refleja en las secreciones químicas
liberadas como consecuencia de ese proceso. Una actitud positiva causa la
secreción de la cantidad correcta de químicos, y una actitud negativa
distorsiona las secreciones químicas de una manera que interrumpe el flujo
natural. Los químicos son como pequeñas señales que trasladan la información
de tus pensamientos a una realidad física en tu cuerpo y mente, creando una
emoción. La combinación de pensamientos, emociones y las actitudes
resultantes, impactan tu cuerpo de una manera positiva o negativa.

Esto significa que la mente y el cuerpo realmente están intrínsecamente


vinculados, y este enlace comienza con tus pensamientos.

La ciencia del pensamiento es muy emocionante. Tenemos que reconocer cómo


el proceso puede ser interrumpido o trastornado por pensamientos tóxicos en el
cerebro si vamos a entender cómo somos afectados negativamente en nuestra
vida mental y comportamiento. A medida que empezamos a entender cómo un
pensamiento se forma e impacta nuestras emociones y cuerpos, tenemos dos
cosas para elegir. Podemos permitir que nuestros pensamientos se hagan
tóxicos y venosos, o podemos desintoxicarnos de nuestros pensamientos
negativos, lo cual mejorará nuestra integridad emocional, e incluso recobrará
nuestra salud física.

¿Te suena familiar? «Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre
bendiciones y maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra como testigos de la
decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú y tus descendientes
puedan vivir!» (Deuteronomio 30:19, Nueva Traducción Viviente).

¡Haz experimentado el efecto de tus pensamientos toda tu vida y es probable


que no lo supieras! Por ejemplo: ¿Alguna vez te has enfermado después de
algún momento difícil o traumático en tu vida? A lo mejor no hiciste la conexión,
tomándolo solo como una coincidencia, cuando lo más probable es que haya
sido el resultado de que los pensamientos tóxicos, cobrándote el peaje en tu
vida.

Los pensamientos no solamente son medibles científicamente, sino que


podemos verificar cómo afectan nuestros cuerpos. Realmente podemos sentir
nuestros pensamientos a través de nuestras emociones.

Las emociones están envueltas en cada pensamiento que construimos, que


alguna vez hemos construido y que alguna vez construiremos.

En realidad, cada memoria que formas, tiene una emoción correspondiente


unida a ella, la cual es almacenada en tu cerebro, y como una fotocopia en las
células de tu cuerpo.
La clave es entender que las emociones están ligadas a los pensamientos.
Estas emociones son llamadas red psicosomática. Las mismas pueden
expresarse en la superficie al recordar la memoria de un evento aun años
después de que éste haya ocurrido.

Para demostrarte cómo funciona, toma un minuto y focalízate en un evento


molesto reciente que hayas experimentado. A medida que piensas
profundamente acerca de ese evento, reconoce cómo te estas sintiendo y cómo
tu cuerpo está reaccionando a esos pensamientos y emociones. Una cascada
de químicos se ha activado al pensar e imaginar este evento. Mientras más
reflexionas en ellos, más fuerte y vívida se hará la cascada.

Puede que hasta empieces a sentirte enojado, frustrado o disgustado.

Empezarás a reaccionar a los pensamientos mentalmente y físicamente como


si todo estuviera sucediendo nuevamente. Lo que pienses acerca de esto
crecerá y se expandirá, tomando vida por sí mismo. La dirección que tome
puede ser positiva o negativa — tú debes decidir (Isaías 7:15). Lo que eliges
pensar puede albergar gozo, paz, alegría o completamente lo opuesto.

En realidad, tus pensamientos producen cambios tan profundos que impactan


hasta los niveles genéticos, restructurando la misma constitución celular.
Científicos han demostrado que estas restructuraciones son como
enfermedades que pueden invadir el cuerpo completamente. Por el otro lado,
cuando elegimos pensamientos no tóxicos, nos trasladamos hacia una nueva
realidad del funcionamiento cerebral y corporal. Liberamos químicos “de
sentirse bien” que nos hacen sentir paz y que también promueven la sanidad, la
formación de memoria y pensamiento profundo, incrementando la inteligencia
cuando se combinan.

Los pensamientos no tóxicos, sanos, ayudan a nutrir y crear una base positiva
en las redes neuronales de la mente. Estos pensamientos positivos fortalecen
reacciones en cadena positivas y liberan bioquímicos, tales como endorfinas y
serotonina, desde la farmacia natural del cerebro. Dentro de estos ambientes
positivos, florece el intelecto, y con éste, la salud mentad y la salud física.

«Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en


todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de
alabanza»(Filipenses 4:8, NTV).

Hablo frecuentemente frente a grupos acerca de la ciencia del pensamiento, y a


través de los años muchísimas veces me han preguntado cómo puede
romperse el ciclo del pensamiento tóxico.

Basada en dos décadas de investigación del cerebro, he identificado la docena


sucia y áreas de desintoxicación basada en la ciencia y el funcionamiento
cerebral. Debido a que la ciencia es poderosa, quiero revelarte exactamente
cómo este proceso trabaja, de una manera simple de entender.

Así, después tendrás las herramientas que necesitas para desintoxicar tu


cerebro y para desarrollar un estilo de vida libre de tu pasado, que te ayudará a
no hundirte por debajo de tu maravilloso potencial.

Para cada principio, he diseñado una serie de preguntas para barrer el cerebro.
Créelo o no, estas preguntas provocan más que una simple reflexión. Estan
diseñadas para llevar el pensamiento de tu cerebro a una secuencia especifica
basada en la ciencia del pensamiento. Investigué y desarrollé este proceso para
mi maestría, y ha sido usado para ayudar a las personas a aprender, pensar,
entender y mejorar sus vidas con un éxito grandioso.

Si te mueves a través de este proceso, en esta secuencia, puedes encontrar


libertad del pensamiento tóxico. A medida que los pensamientos tóxicos son
barridos o eliminados, serán remplazados con una base para la salud y la paz.

Tus pensamientos pueden barrer el estrés, haciéndote más inteligente, calmado


y en control de tus emociones, ¡o pueden hacer totalmente lo contrario! Tú
haces la elección. Cada pensamiento que pensamos debería ser
cuidadosamente sopesado, porque tal como pensamos, somos: «Porque cual
es su pensamiento en su alma, tal es él»(Proverbios 23:7, RVA).

Las noticias que son realmente buenas es que la desintoxicación de tus


pensamientos es posible. No tienes que viajar más para encontrar algún
terapista mágico o alguna técnica mágica, y no cuesta una fortuna. Comienza
con tus pensamientos y tu reacción a esos pensamientos. ¡La clave eres tú!

¡Puedes tomar control de tu cuerpo y mente! Es posible llegar a un estilo de


vida emocionalmente feliz y físicamente saludable, tan solo aprendiendo a
controlar tu vida del pensamiento

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