ISBN - 84-9822-182-X
-1–
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
Los siglos XVI y XVII se caracterizan en el ámbito literario, entre otras muchas
cosas, por ser un período de experimentación narrativa, en el que los autores van
indagando en busca de nuevos espacios de ficción que puedan satisfacer las
expectativas de un público lector ávido de novedades.
Los principales géneros o subgéneros de la narrativa del Siglo de Oro son: los
libros de caballerías (iniciados con el Amadís de Gaula, cuyo refundidor fue Garci
Rodríguez de Montalvo), los libros de pastores (con Los siete libros de la Diana a la
cabeza), las novelas bizantinas (siguiendo el modelo de Los amores de Clareo y
Florisea), las moriscas (como la Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa) y las
picarescas (con el primer título, el Lazarillo de Tormes). A los que se sumaría ya en el
XVII (puesto que aquéllas surgieron a mediados del siglo XVI), la llamada novela corta,
que recoge elementos de los anteriores marcos narrativos para construir un molde con
unas nuevas características más acordes con los gustos de los lectores del Barroco.
De todos es sabido que Miguel de Cervantes, aunque escribió teatro y poesía, y
en ambos manifestó un gran interés, sin embargo, donde se movió con mayor soltura
fue precisamente en el campo de la prosa de ficción. Dentro de este ámbito fue donde
adquirió una mayor fama, demostrando conocer no sólo los intereses de los lectores,
sino también las diferentes formas y los distintos moldes de escritura del momento. De
hecho, se puede afirmar que, de una u otra manera, los cultivó todos. Escribió una
novela pastoril: La Galatea (1585); un libro de caballerías: El Quijote (1605 y 1615) –
aunque hay un sector de la crítica que pone en duda su adscripción al género–; una
novela bizantina: Los trabajos de Persiles y Sigismunda; y doce relatos breves bajo el
título de Novelas ejemplares en cuyo prólogo afirma haber sido “el primero en novelar
en lengua castellana”. Bien es verdad que entre su producción narrativa no se
encuentra propiamente dicho una novela morisca, ni tampoco una novela picaresca;
pero bien es cierto que conocía ambos géneros, puesto que hace uso de algunos de
sus elementos o características en obras mayores como El Quijote (en el caso del
morisco Ricote o el interesantísimo personaje de Ginés de Pasamonte), o en algunas
de las Novelas ejemplares (como Rinconete y Cortadillo o El coloquio de los perros),
en donde crea episodios que sí que podrían llevar los adjetivos de picaresco o
morisco.
-2–
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
Aunque nunca escribió una poética como tal, Cervantes manifestó su interés
por el hecho literario como creador, y en ocasiones también casi como si fuese un
teórico o un preceptista. Es más que probable que conociera algunas de las poéticas
más importantes de su época, especialmente la del tratadista aristótelico Alonso López
Pinciano. La evolución y la experimentación que se percibe a lo largo de sus obras es
una clara muestra de ello, desde la Galatea, inicio de su quehacer narrativo, al
Persiles, título publicado de manera póstuma.
Sus ideas acerca de la literatura están dispersas a lo largo de su amplia
producción: se pueden encontrar en las Novelas ejemplares, en los Trabajos de
Persiles y Sigismunda, en el Viaje del Parnaso, en las Ocho comedias y ocho
entremeses... y, por supuesto, también en El Quijote, tanto el de 1605 como el de
1615. En muchos casos, basta con echar un vistazo a los prólogos (aprovecho para
subrayar la gran importancia que estos preliminares adquieren en la literatura de la
Edad Media y del Renacimiento) para poder percibirlas e incluso para conocer algo
más del panorama literario del momento, pero también en el mismo interior del texto
podemos chocar con un Cervantes reflexivo acerca de esta cuestión.
Un único ejemplo voy a poner en el caso concreto de la novela en Cervantes,
puesto que Liceus ya ha dedicado todo un tema al estudio y consideración de este
aspecto. Se trata del final de la primera parte de El Quijote, una triste escena en la que
vemos al protagonista enjaulado. Es en ese momento cuando el canónigo vierte una
crítica hacia los libros de caballería, enumerando las características que tiene que
tener una novela para que adquiera cierta calidad. Éstas se basan fundamentalmente
en la idea de la verosimilitud, con el deseo de que la ficción no escape al
entendimiento del que lee. Así es como lo explica:
Hanse de casar las fábulas mentirosas con el entendimiento de los que las
leyeren, escribiéndose de suerte que, facilitando los imposibles, allanando las
grandezas, suspendiendo los ánimos, admiren, suspendan, alborocen y
entretengan, de modo que anden a un mismo paso la admiración y la alegría
juntas; y todas estas cosas no podrá hacer el que huyere de la verosimilitud y
de la imitación, en quien consiste la perfeción de lo que se escribe.
-3–
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
-4–
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
La Galatea se divide en seis libros y, como en el resto de los títulos que componen
el género, no cuenta una única historia, sino varias que se van entrecruzando
formando un variopinto mosaico con un denominador común: el amor. Un sentimiento
que no sólo se vive y se expresa verbalmente (puesto que los pastores se ven siempre
en la necesidad de exteriorizar la tristeza que les embarga, ya sea a esa naturaleza
idílica que en todo momento les acoge o a algún pastor que, por voluntad y a veces
incluso por casualidad, les escucha); sino que también se discute y se comenta. Así lo
vemos, por ejemplo, en el libro tercero cuando los pastores conversan y dan su
opinión acerca de cuál es el mayor mal para el enamorado: si son los celos, la
ausencia, el desdén o tal vez la muerte, convirtiéndose, con ello, en teóricos del amor,
o en filósofos de este sentimiento.
Por las páginas de esta obra se pasean más de ochenta personajes. Y aunque el
título lleve el nombre de Galatea, no será esta pastora protagonista en solitario. Su
historia de amor se mezclará con la de otros enamorados (pastores o no),
configurando un amplio abanico de casuísticas amorosas que debió de ser de gran
interés para el lector del momento (según se cree, mayoritariamente femenino), que
veía en estas obras modelos de comportamiento en sociedad o incluso manuales de
refinados sentimientos.
-5–
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
sus sentimientos, hasta que un día sus padres deciden casarla con un pastor
desconocido. De hecho, la obra se abre con las quejas de Elicio; es decir, es un
comienzo in medias res, técnica muy habitual en los libros de aventuras bizantinas.
Sobre esta historia inicial, se van tejiendo –de acuerdo a una estructura habitual en el
género– otras tramas (un total de seis) que plantean los más diversos casos de amor,
como el de Lisandro y Leonida, quienes se aman a pesar del enfrentamiento de sus
familias; el de los hermanos gemelos Teolinda y Rosaura, por un lado, y Artidoro y
Galercio, por otro, cuyo parecido da lugar a muchos enredos; el de Rosaura y
Grisaldo, obstaculizado porque ella, no así él, procede de familia humilde; o el de los
dos grandes amigos, Timbrio y Silerio, que anteponen su amistad al amor cuando
conocen a la bella Nísida, de la que ambos se han enamorado. Todo se resolverá
finalmente con la aparición de Blanca, hermana de aquélla.
Este último caso reviste un particular interés, pues se trata de una versión del viejo
cuento folclórico de los dos amigos, procedente del Disciplina clericalis de Pedro
Alfonso, que dentro del ámbito pastoril reelaboró Alonso Pérez en su Diana, y de la
que se pueden encontrar paralelos en la gran obra de Boccaccio, el Decamerón
(jornada 10, VIII), y en la de otros grandes escritores que hicieron versiones de ellas:
Don Juan Manuel en El conde Lucanor, y Juan de Timoneda en El Patrañuelo. Muchos
años más tarde, lo haría José Zorrilla en su Dos hombres generosos. El propio
Cervantes lo recrea, aunque desde diferentes perspectivas, en varias de sus obras: es
el caso de Andrés y Clemente en la Gitanilla o de Anselmo y Lotario en el conocido
relato intercalado de El Quijote: “El curioso impertinente” (Avalle-Arce, 1975).
-6–
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
-7–
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
frecuentar la compañía de Gelasia, caerá en las redes del Amor, de quien tan libre se
había declarado. Lejos queda aquel debate filosófico que había entablado en este
mismo libro IV con el pastor Tirsi, uno en contra y otro a favor del amor, empleando
unos argumentos muy cercanos a los expuestos por León Hebreo en sus Diálogos de
amor (en otras ocasiones tendrá en cuenta Los Asolanos de Pietro Bembo). Así lo
muestra la pintura que ambos dibujan del dios Cupido como apoyo de sus argumentos
y que no son infrecuentes en las novelas pastoriles ni en otros ámbitos de la literatura
del momento. Dice Lenio, cuando se muestra enemigo del Amor:
Píntale niño desnudo, alado, vendados los ojos, con arco y saetas en las
manos, por darnos a entender, entre otras cosas, que en siendo uno
enamorado se vuelve de la condición de un niño simple y antojadizo, que es
ciego en las pretensiones, ligero en los pensamientos, cruel en las obras,
desnudo y pobre de las riquezas del entendimiento. (427)
Porque píntale niño, ciego, desnudo, con alas y saetas; no quiere significar
otra cosa sino que el amante ha de ser niño en no tener condición doblada,
sino pura y sencilla; ha de ser ciego a todo cualquier otro objeto que se le
ofreciere, sino es a aquel a quien ya supo mirar y entregarse; ha de ser
desnudo, porque no ha de tener cosa que no sea de la que ama; ha de tener
alas de ligereza, para estar pronto a todo lo que por su parte se le quisiere
mandar; píntanle con saetas, porque la llaga del enamorado pecho ha de ser
profunda y secreta y que apenas se descubra a la mesma causa que ha de
remediarla. (447-448)
-8–
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
Pero quizá una de las composiciones a las que más atención ha prestado la
crítica haya sido el canto en octavas entonado por Calíope en el libro VI. La presencia
de esta ninfa causa la sorpresa en los pastores mientras celebran el funeral de Meliso.
Este canto, construido a imitación del “Canto de Orfeo” de la Diana de Montemayor y
semejante también al “Canto de Erión” de El pastor de Fílida, reviste especial
importancia al estar destinado a la alabanza de varios poetas contemporáneos, entre
los que se encuentran: Alonso de Ercilla, Francisco de Mendoza, Liñán de Riaza, Lope
de Vega, Góngora, fray Luis de León o Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola,
entre otros.
3.5. Novedades
-9–
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
El fin deste amoroso cuento y historia, con los sucesos de Galercio, Lenio
y Gelasia, Arsindo y Maurisa, Grisaldo, Artandro y Rosaura, Marsilio y Belisa,
con otras cosas sucedidas a los pastores hasta aquí nombrados, en la
segunda parte desta historia se prometen, la cual, si con apacibles
voluntades esta primera viere rescibida, tendrá atrevimiento de salir con
brevedad a ser vista y juzgada de los ojos y entendimiento de las gentes
Lo cierto es que nunca llegó a escribirla, sin embargo, sí parece ser que tenía
interés en ello, a juzgar por las reiteradas veces en las que se refiere a ella tanto en el
Quijote de 1605 (cap. VI), como en la dedicatoria de las Ocho comedias y ocho
entremeses..., en el prólogo al Quijote de 1615, o en la dedicatoria al Persiles. La
temática pastoril debió de atraerle en gran medida, puesto que tanto en la primera
parte de El Quijote como en la segunda la retoma para enfocarla desde diferentes
puntos de vista. El ejemplo más claro es el del episodio intercalado de Grisóstomo y
Marcela (caps. XI-XIV) que tantas reminiscencias presenta del personaje de Gelasia
trazado en la Galatea. Y es que, como afirma Avalle-Arce este tema pastoril “no
constituye un ensayo juvenil abandonado en épocas de madurez, sino que se inserta
con tenacidad en la médula de casi todas sus obras” (1974, p. 229).
El éxito de La Galatea fue inmediato según se puede deducir de las varias
ediciones y reediciones que se realizaron: en 1590, en Lisboa; en 1611, en París; en
1618, en Barcelona, entre otras. Incluso en el siglo XVIII hallamos reminiscencias de
su influencia. El francés Jean Pierre Claris de Florian, sobrino de Voltaire, hizo una
adaptación en 1783. Compendió la obra de Cervantes en 4 libros y los adaptó al
- 10 –
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
contexto y la estética del XVIII. Poco tiempo después, en 1798, un español, Cándido
María Trigueros, haría algo semejante.
Si la novela La Galatea fue el primer texto con el que Cervantes se estrenó como
profesional de las letras tras su regreso a España, el último que dio a las prensas,
aunque hacía tiempo que había iniciado su escritura, fue también una obra narrativa:
Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Historia septentrional.
- 11 –
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
...con todo cuanto mal había dicho de tales libros, hallaba en ellos una
cosa buena: que era el sujeto que ofrecían para que un buen entendimiento
pudiese mostrarse en ellos, porque daban largo y espacioso campo por donde
sin empacho alguno pudiese correr la pluma, descubriendo naufragios,
tormentas, rencuentros y batallas; pintando un capitán valeroso con todas las
partes que para ser tal se requieren, [...] pintando ora un lamentable y trágico
suceso, ahora un alegre y no pensado acontecimiento; allí una hermosísima
dama, honesta, discreta y recatada; aquí un caballero cristiano, valiente y
comedido; acullá un desaforado bárbaro fanfarrón; acá un príncipe cortés,
valeroso y bien mirado...
- 12 –
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
- 13 –
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
de los relatos más interesantes a este respecto es aquel en el que habla del patinaje o
del esquí, una práctica que Periandro pudo presenciar cuando la nave en la que
viajaba se quedó aprisionada en el hielo:
Como sucede con las novelas griegas y en los citados libros de viajes,
Cervantes habla también de animales fabulosos, como el pájaro-pez barnaclas, la
rémora y el pez náufrago, que cuadraban perfectamente en esas desconocidas tierras
del norte y aportaban buenas dosis de exotismo a la narración, algo que, en principio,
podría ir en desmedro de la verosimilitud buscada por el alcalaíno, pero que trató de
tal manera que resulta creíble. Para evitar el problema de la verosimilitud, lo que hace
es situar la acción en lugares poco conocidos, y no mostrar los hechos directamente,
sino a través de la narración de algún personaje que fue testigo o que, a su vez lo oyó,
tal y como aconsejaban las poéticas del momento.
Se ha discutido mucho acerca del sentido del Persiles. Se ha dicho que se trata
de una obra realista, y sobre todo se ha insistido mucho en otorgarle una
interpretación alegórica o religiosa, concibiendo a Periandro y Auristela como
personajes ejemplares, cifrados de acuerdo a la ideología de la Contrarreforma. Es
decir, el autor alcalaíno habría asumido los parámetros del género bizantino, pero no
se habría quedado en la mera anécdota de la separación de los amantes, ni en la
problemática amorosa suscitada por ello; sino que habría convertido la obra en una
peregrinación, en el sentido religioso del término, pues según dice la Biblia “omnes
sumus peregrini super terram”. Y un continuo peregrinar es precisamente la vida de
estos personajes, en especial la de Periandro, a quien descubrimos al comienzo de la
- 14 –
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
- 15 –
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
de Cervantes. Lo que sí está claro es que el Persiles fue escrito en distintos momentos
de la vida del autor, pues es fácilmente perceptible en la narración una progresión
deshilvanada cuyos signos permite observa una lectura atenta.
Son varias las hipótesis planteadas en torno a esta cuestión: la que más
fortuna obtuvo durante mucho tiempo fue la de los cervantistas Rudolph Schevill y
Adolfo Bonilla, quienes en su edición del Persiles de 1914, planteaban una posible
influencia de los Comentarios reales del Inca Garcilaso de la Vega en el libro primer
del Persiles, lo que les llevó a concluir que esta obra no podía haber sido escrito con
anterioridad a las fechas de 1608-1609. Tiempo después Viljo Tarkiainen (1921)
modificó esta fecha, a partir de la referencia que Cervantes hace a la Historia natural
de Plinio en el capítulo XVIII de la primera parte, y que hasta 1599 no apareció en
español. Fue Tarkiainen también el primero en afirmar que la obra fue ejecutada en
dos momentos distintos. Y Mark Singleton afirmó que el Persiles era la obra de un
amateur, y por tanto, anterior incluso a la Galatea.
Sobre estos trabajos, otros investigadores han ido matizando fechas,
subrayando algunas otras alusiones a obras en el interior del texto, así como al
conocimiento de la vida del propio Cervantes. Es el caso de Rafael Osuna, quien
apoyándose en estas referencias internas, así como teniendo en cuenta también el
contexto histórico, postula la posibilidad de que los dos primeros libros pudieran haber
sido escritos como muy pronto en 1580. El libro tercero, entre 1606 y 1609, mientras
que el cuarto lo pudo ser meses antes de que el autor muriera. No podemos olvidar
que algún personaje responde a la realidad de su época y permite establecer
conjeturas sobre la fecha de elaboración del texto.
En opinión de Avalle-Arce, pudo haber empezado a escribirla en torno a 1599.
y antes de 1605 ya tenía los dos primeros libros. Mientras que los dos últimos los
habría escrito entre 1612 y 1616.
Carlos Romero, a partir de todas estas teorías, pone como fecha posible de
inicio de la redacción el año de 1596. Fue entonces cuando apareció la Filosofía
antigua poética de Alonso López Pinciano, que tan en cuenta tuvo Cervantes (Lozano
Renieblas, pp. 19-37).
Cervantes debió de sentir un especial atractivo por esta temática puesto que la
trata también en algunas de sus Novelas ejemplares como La española inglesa y El
amante liberal.
Aunque hoy se trate de una de las obras menos conocidas de Cervantes, lo
cierto es que sólo en 1617 fue publicada seis veces. En 1618 conoció otra edición
española y fue traducida en el mismo siglo XVII al francés, inglés e italiano, y en el
XVIII al portugués y al alemán.
- 16 –
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM
Cristina Castillo Martínez – Cervantes y los Géneros narrativos Aúreos: De la Galatea al Persiles
5. Bibliografía
- 17 –
© 2005, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM