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La ecuación de Schrödinger

Desde un principio se supo que el primer gran paso dado por Louis de Broglie con su sugerencia
de que así como la luz manifestaba aspectos tanto de partícula como de onda electromagnética
del mismo modo se podía esperar que la materia también manifestase una dualidad onda-
partícula era tan solo el preludio de algo más grande aún por venir. Si toda la Mecánica
Ondulatoria se hubiese reducido únicamente a la fórmula λ.=.h/mv, posiblemente aún
estaríamos trabajando con la Mecánica Matricial de Heisenberg. El hecho de que la luz se
comportase como una onda electromagnética fue lo que posibilitó a James Clerk Maxwell para
que desarrollase la teoría clásica de la electrodinámica basada en sus cuatro ecuaciones
fundamentales a partir de las cuales se puede obtener la explicación para cualquier fenómeno de
índole eléctrica, magnética, o electromagnética (campos eléctrico y magnético combinados,
como en una onda de luz). Del mismo modo, había razones fundamentadas para suponer que,
así como para la luz había una ecuación de onda electromagnética, una ecuación diferencial de
segundo orden de enorme importancia que fue capaz de predecir la posibilidad de las
transmisiones de radio, televisión y telefonía celular, debía de existir también una ecuación
diferencial que pudiese resumir la dualidad de la materia como onda y como partícula
explicando una gran variedad de fenómenos a nivel sub-microscópico. La relación de De Broglie
es útil para una partícula que se mueve en una región de energía potencial V constante, y al
mantenerse la energía potencial constante la longitud de onda λ de la onda de materia también
se mantiene constante. Pero esto apenas alcanza a cubrir una clase sumamente limitada y
restringida de problemas. En muchos casos, la partícula no se mueve en una región de potencial
constante. Tal es el caso de una partícula con carga eléctrica negativa como el electrón que se
está aproximando a una partícula con carga eléctrica como el protón. Hay una fuerza de
atracción eléctrica entre ambas partículas, y un electrón moviéndose en la cercanía de un protón
experimentará una aceleración adquiriendo más energía cinética de movimiento; por lo tanto su
longitud de onda De Broglie λ no permanecerá constante sino que irá disminuyendo al ir
aumentando la energía, teniéndose una situación en la que la longitud de onda λ de la partícula
debe ser reemplazada por una función como λ(x). Debe de haber alguna ecuación que sea capaz
de describir el comportamiento de partículas que se están moviendo no en una región de energía
potencial constante V sino en una región de potencial variable V(x), ¿pero cuál puede ser esa
ecuación? Tras la propuesta de Louis de Broglie se inició una carrera frenética para tratar de dar
con dicha ecuación, y le tocó al físico vienés Erwin Schrödinger el mérito de ser el primero en
descubrirla en 1926, dándola a conocer al mundo en una serie de cuatro trabajos
titulados Quantisierung als Eigenwertproblem (“Cuantización como problema de
eigenvalores”). Esto suena muy parecido a los autovalores de las matrices usadas en la Mecánica
Matricial para representar valores físicos. Sin embargo, no lo es, empezando por el hecho de que
el trabajo de Schrödinger se sustentó directamente sobre la hipótesis de Louis de Broglie,
llevándolo a trabajar con ecuaciones diferenciales en lugar de trabajar con matrices. Mientras
que la Mecánica Matricial utilizaba matrices como operadores, la Mecánica Ondulatoria de
Schrödinger utilizaba diferenciales como operadores, actuando sobre una función de onda Ψ. La
notación ha cambiado mucho desde que Schrödinger publicó sus primeros trabajos, a grado tal
que un estudiante contemporáneo de Mecánica Cuántica se podrá sentir incómodo al no
reconocer una buena parte de lo expuesto por Schrödinger, pero la idea central sigue siendo
esencialmente la misma.

Hablando en el sentido estricto de la palabra, la ecuación de Schrödinger para ondas de


materia no puede ser derivada de axiomas o postulados más sencillos, sólo se pueden dar
argumentos de plausibilidad para su obtención que pueden ser confundidos con una derivación
formal.

El punto de partida para la obtención de una ecuación que sea capaz de poder describir ondas
de materia es, desde luego, la relación propuesta por Louis de Broglie:

Como un primer postulado para la obtención de la ecuación que estamos buscando, exigimos
que dicha ecuación sea consistente con la fórmula de De Broglie.

Como un segundo postulado que está en cierto modo relacionado con el primero, pediremos
que la función que describe la forma matemática de la onda asociada con una partícula cuya
longitud de onda de De Broglie es λ sea una función trigonométrica sinusoidal, por ejemplo una
función seno, siendo la justificación de este requerimiento el hecho de que una función
sinusoidal es la función oscilatoria más sencilla para la cual es posible definir una longitud de
onda constante. En analogía a las funciones de onda que encontramos en la física clásica
(acústicas, electromagnéticas, etc.), para el caso de ondas de materia postulamos una función
de onda, usualmente simbolizada en la actualidad ya sea como ψ o como Ψ (hay cierta
preferencia al uso de la letra griega psi minúscula para simbolizar funciones de onda que
dependen de una sola variable que generalmente es una de las coordenadas usadas -ψ(x)- y la
letra griega psi mayúscula para simbolizar funciones de onda que dependen de dos o más
variables -Ψ(x,t)-, aunque esta costumbre no es mandatoria y a fin de cuentas ambas
simbolizaciones son igualmente válidas en cualquier caso. Entonces, para una partícula
moviéndose a lo largo de la coordenada-x con una longitud de onda De Broglie λ, podemos
tomar como función de onda la siguiente expresión:

Obsérvese que λ es realmente la longitud de onda de esta onda sinusoidal, ya que si el valor
de x se incrementa en una cantidad λ (a x+λ ) entonces el argumento de la función seno se
incrementa en 2π de modo tal que el seno recorrerá un ciclo completo de la onda. Obsérvese
también que esta función es válida únicamente para una partícula que se mueve a una velocidad
constante para todas las posiciones a lo largo de la coordenada-x en donde está definida, o sea
para una partícula con una longitud de onda λ constante, ya que no es consistente hablar de una
longitud de onda que varía significativamente con la posición al no estar definido dicho
concepto (si hay duda alguna en esto, hágase un bosquejo en un papel de una función oscilatoria
en la cual las oscilaciones se vayan acercando más y más en cierta dirección positiva o negativa a
lo largo del eje horizontal, y trátese de definir un valor para λ sobre dicha función oscilatoria).

Como un tercer postulado, echaremos mano de uno de los preceptos más fundamentales de la
ciencia, el principio de la conservación de la materia y la energía. Exigimos que la ecuación de
onda que estamos buscando para ondas de materia obedezca la ley de la conservación de la
energía, esto es, que la suma de la energía cinética o energía de movimiento K de la partícula y
su energía potencial V sea igual a la energía total E de la partícula:

K+V=E

Puesto que la energía cinética de la partícula, expresada en términos de su masa y su velocidad,


está dada por la relación:

podemos escribir el postulado para la conservación de la energía de la siguiente manera:


De la relación de De Broglie dada arriba, puesto que la velocidad de la partícula es igual a:

tenemos entonces lo siguiente:

que podemos escribir de la siguiente manera:

Si estamos tratando de obtener una ecuación diferencial que tenga como solución una función
de onda sinusoidal como la expresión dada arriba para ψ(x), lo primero que tenemos que hacer
es generar algunas derivadas. La derivada de primer orden viene siendo:

mientras que la derivada de segundo orden viene siendo:

Por lo tanto, substituyendo en el lado derecho la expresión para la función matemática ψ(x):

Substituyendo aquí lo que habíamos obtenido arriba del principio de la conservación de la


energía para 1/λ², obtenemos la ecuación de onda tentativa que estamos buscando:
Esta ecuación es válida para una partícula que se mueve en una región en la cual su
potencial V es constante.

Formularemos ahora un cuarto postulado. Daremos un “salto de fé” y supondremos que la


ecuación que hemos obtenido es válida no sólo en una región en donde el potencial V es
constante, sino en una región en donde el potencial V varía a lo largo de la coordenada-x, esto
es, el potencial es una función V(x). Al hacer esto, obtenemos lo que esencialmente podemos
considerar como la ecuación de Schrodinger independiente del tiempo:

Podemos simplificar esto un poco más si recurrimos a la h reducida de Dirac, ħ = h/2:

Vale la pena repasar lo que ha ocurrido aquí. Antes de que Schrödinger llevara a cabo la
formulación de su ecuación de onda para ondas de materia, se sabía ya gracias a los
experimentos de Davisson y Germer que la relación de De Broglie λ.=.h/mv era
cuantitativamente correcta para describir el comportamiento de una partícula sub-microscópica
moviéndose a una velocidad constante en una región de potencial aproximadamente constante.
Lo que quería Schrödinger realmente era tratar el caso de partículas moviéndose a una
velocidad variable. No podía hacerlo limitándose simplemente a la relación λ.=.h/mv puesto
que esta relación carece de sentido para una partícula cuya velocidad (y por lo tanto su longitud
de onda λ) no se mantiene constante. Pero en la ecuación diferencial para un potencial
constante V que obtuvimos arriba no aparece en lo absoluto la velocidad de la partícula, sólo
aparece la cantidad relacionada V. Era por lo tanto consistente para él generalizar dicha
ecuación diferencial reemplazando el potencial constante Vcon un potencial variable V(x) que
supuestamente debe corresponder al caso de una partícula moviéndose no a una velocidad
constante sino a una velocidad variable. La única justificación que se le podía dar este “salto de
fé” era la corroboración experimental. Resta decir que en las más de ocho décadas que han
transcurrido desde que Schrödinger adoptó esta generalización, millares de experimentos
conducidos bajo todo tipo de condiciones rigurosas y extenuantes han confirmado la validez del
“cuarto postulado”.

Sin embargo, el desarrollo que se ha dado arriba está incompleto, en virtud de que en las
ecuaciones utilizadas para describir los fenómenos ondulatorios aparecen como variables
independientes tanto la posición como el tiempo, lo cual significa que la ecuación de onda
estática ψ(x) no es más que un caso especial de una ecuación de onda más generalizada Ψ(x,t)
que describe a una onda dinámica, y nuestra búsqueda se debe encausar ahora a tratar de
encontrar esta ecuación generalizada

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