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Instrumentos para la evaluación de la disociación: Correa, A. B.

Instrumentos para la evaluación de la disociación

Ana Belén Correa Otal

Universidad de Zaragoza

Notas de Autor:

Ana Belén Correa Otal (NIA 648450). Contacto: 648450@unizar.es

Evaluación y diagnóstico clínico. Curso académico 2015/2016

Máster en Psicología General Sanitaria

Universidad de Zaragoza. Campus de Teruel


Instrumentos para la evaluación de la disociación: Correa, A. B. 1

Instrumentos de evaluación de la disociación - Introducción

De acuerdo con el DSM-5 (American Psychological Association, 2014), la


disociación se define como una “interrupción y/o discontinuidad en la integración normal de
la conciencia, la memoria, la identidad propia y subjetiva, la emoción, la percepción, la
identidad corporal, el control motor y el comportamiento”. No obstante, no existe un
consenso real sobre su actual conceptualización y definición (Montes, Ledesma y Poó, 2011).
Si bien las primeras definiciones del concepto se centraron en describir una disociación más
puramente patológica, actualmente se evalúan los síntomas disociativos en un continuo que
parte desde experiencias normativas a síntomas patológicos (Van Der Hart y Dorahy, 2009).
La investigación con respecto a sintomatología disociativa ha crecido de manera exponencial
en las últimas décadas y se ha observado que los síntomas disociativos y trastornos
relacionados son bastante más comunes de lo que se consideraba anteriormente, en población
no patológica (Cardeña y Weiner, 2004). Aspectos de orientación atencionales y de alerta han
sido también relacionados con estados de disociación (Carleton, Abrams y Asmudson, 2010).

Si bien la sintomatología disociativa se asociaría por excelencia a trastornos


disociativos (APA, 2014) y al trastorno de estrés postraumático (Lensvelt-Mulders et al,
2008), estos pueden aparecer en cierto grado en población general o con otro tipo de
problema psicológico (Mulder, Beautrais, Joyce y Fergusson, 1998; Ross, Joshi y Currie,
1990). Por ello, resulta necesario contar con instrumentos adecuados para su evaluación tanto
a nivel clínico como no clínico.

De todas las medidas que se han configurado a lo largo de los años, la principal
medida para la disociación – la que sería la Gold Standard para este tipo de trastornos es la
escala de experiencias disociativas (DES), según lo recogido por un trabajo de revisión
realizado por Cardeña y Weiner (2004). La escala de experiencias disociativas (DES;
Bernstein y Putnam, 1986) es una escala autoinformada que evalúa la frecuencia de aparición
de sucesos en la vida cotidiana y que se relacionarían con fenómenos disociativos
(desrealización, despersonalización, alteraciones de la identidad, alerta y cognición). Ahora
bien, son numerosos los diferentes instrumentos que nos permiten evaluar la disociación en
población general y clínica (Cardeña y Weiner, 2004). El presente trabajo tiene como objetivo
examinar nuevas medidas, versiones, o validaciones para la disociación que hayan sido
elaboradas desde el año 2010, y comentar brevemente en qué consisten y sus propiedades
psicométricas.
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Método

Para la localización de los trabajos, se realizó una búsqueda a través de las bases de
datos Pubmed, ScienceDirect, WebOfKnowledge y AlcorZe. Los términos de búsqueda
empleados fueron ((Dissociation AND Assessment) AND Validation) y ((Dissociation AND
Assessment) AND Psychometric Properties). Para acotar la búsqueda a los criterios
solicitados, se especificó un rango de fecha de publicación de entre 2010 y 2016.

Resultados

Tras realizar una primera búsqueda, se localizaron 15 trabajos que cumplían el criterio
temporal especificado y examinaban, en apariencia, constructos relacionados con la
disociación, despersonalización, o atención en relación a la disociación. Hasta llegar a la
selección final de cuatro trabajos, se fueron excluyendo de este trabajo: 1) 4 de los
documentos por ser validaciones en otros idiomas de la DES sin ninguna modificación, y
resultar menos interesante al no tratarse de una medida nueva, 2) 2 trabajos que medían
despersonalización pero no disociación como tal, 3) 3 trabajos que finalmente evaluaban más
estrés postraumático que la disociación en sí y 4) 2 trabajos que medían componentes
atencionales no directamente relacionados con los componentes atencionales afectados por
episodios disociativos. Finalmente, se seleccionaron los 4 trabajos restantes que sí evaluaban
diferentes aspectos de la disociación. De estos cuatro trabajos, dos de ellos eran escalas
nuevas (ARAS y Shut-d), uno de ellos era una adaptación de la escala de experiencias
disociativas, si bien incluía importantes modificaciones (frente a los excluidos que
únicamente eran adaptaciones en un idioma concreto) y la validación Sueca SDQ-20 y SDQ-
5, que mide la disociación somatomorfa. A continuación, se comentan en profundidad estos 4
trabajos.

Escala de asignación de los recursos atencionales - The attentional resource


allocation scale (ARAS).

La escala de asignación de los recursos atencionales (ARAS) es una escala diseñada


por Carleton, Abrams y Asmundson (2010), cuya creación surge de la necesidad percibida
por los autores de crear una medida compuesta y reducida que incluyese la evaluación los
constructos atencionales de disociación y absorción. Para la construcción de esta nueva
escala, partieron de la escala DES, comentada anteriormente, y la Tellegen Absorption Scale,
TAS. Mientras que el DES como ya se ha comentado evalúa la disociación como
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tradicionalmente se ha definid, el TAS tendría que ver con esos componentes de absorción
que pretende incluir la nueva medida, ARAS. Al igual que la disociación, se considera la
absorción como método de evitación experiencial frente a sucesos traumáticos. No obstante,
incluye un componente más atencional de lo englobado por el concepto básico de disociación.
Carleton et al (2010) justificaron la creación de una medida conjunta en tanto que observaron
que efectivamente, tal y como sospechaban a nivel teórico, existe un solapamiento entre
ambos constructos.

Para la creación de esta escala, Carleton et al (2010) emplearon dos muestras


diferentes de población no clínica, una primera compuesta por 635 estudiantes universitarios
y una segunda compuesta por 233 personas de muestra comunitaria. En primer lugar, se
administraron tanto la DES como la TAS a la primera muestra, para obtener las propiedades
psicométricas de estas escalas y comprobar que en efecto, existe interrelación entre estas
escalas, así como un solapamiento conceptual entre ambas. Posteriormente, y teniendo en
cuenta los datos recogidos, se pasó a construir la medida compuesta que finalmente
denominan ARAS y se examinaron sus propiedades psicométricas tras administrarla también
a los participantes de la segunda muestra recogida.

La nueva medida combinada, incluyó las instrucciones originales de la DES en su


administración (excluye experiencias en las que se haya consumido alcohol u otras drogas), y
opción de respuesta tipo likert de 0 a 4 puntos (nunca, raramente, a veces, a menudo y
siempre).

En primer lugar, todos los autores del presente trabajo realizaron una primera
aproximación para incrementar la validez de contenido, aparente, de la escala. Para ello
acordaron que los ítems que finalmente incluirían en el ARAS, deberían evaluar: 1)
situaciones en las que todos los estímulos quedaban excluidos de la conciencia, sin que
ningún estimulo (o grupo de ellos) estuviese más focalizado que el resto, resultando en una
real o percibida ausencia de atención consciente hacia ningún estímulo (disociación), o 2) un
estímulo recibe toda la atención perceptual en deferencia a una exclusión de todos los demás
estímulos, resultando en una percibida o real ausencia de atención consciente para cualquier
otro estímulo que no sea el que recibe todos los recursos atencionales (absorción). Todos
aquellos ítems que tenían que ver, en apariencia, con proclividad artística, experiencias
religiosas (TAS), no tenían asociación con ningún constructo en apariencia o contenían alta
ambigüedad (TAS y DES) fueron desechados para la generación de la nueva escala.
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Justificando que se enfocaban también a evaluar en población general y no únicamente


clínica, se excluyeron todos los ítems que incluían referencias a sintomatología psicótica
(alucinaciones, errores en la percepción o psicosis). Por la misma justificación, excluyeron
también ítems relacionados con desórdenes neurológicos y problemas psicológicos como el
trastorno de estrés postraumático. Tras todo ello, finalizaron eliminando 38 ítems del pull
inicial de 62 del que se partía al incluir los ítems del TAS y el DES.

Identificados los ítems de esta nueva escala, realizaron un primer análisis factorial de
los ítems seleccionados, tanto con las respuestas de la muestra 1 como con las de la muestra 2.
Tras realizar los análisis pertinentes y excluir aquellos ítems que no puntuaban
adecuadamente, obtuvieron una escala final de 15 ítems. Si bien se planteó una estructura de 2
factores, el análisis factorial reveló que estos tres ítems se repartían en 3 factores diferentes:
absorción, amnesia disociativa y disociación atencional. Al realizar análisis de consistencia
interna de estos factores, para la muestra universitaria, encontraron una baja consistencia para
el factor de absorción (α=0, 53), pero moderada para el caso de la amnesia disociativa
(α=0,80) y la disociación atencional (α=0,77). No obstante, la consistencia interna observada
en conjunto fue aceptable (α=0,85). La correlación entre los tres factores fue alta en todas sus
posibles combinaciones (r=0,83-0,86) lo que sugiere también una posible solución unitaria de
la escala.

Para el caso de los análisis llevados a cabo en la muestra comunitaria (la cual
respondió únicamente los ítems que finalmente compusieron el ARAS y no a todos los de la
DES y la TAS como la muestra universitaria), los valores de consistencia interna para el
constructo de absorción fueron mayores que para la muestra universitaria, llegando a valores
moderados (α=0,74). Los valores correspondientes con amnesia disociativa (α=0,75) y
disociación atencional (α=0,79) fueron similares. No obstante, para este supuesto la
consistencia interna global confirió índices altos. Al haber respondido exclusivamente a los
ítems del ARAS como tal, tiene sentido que estos valores sean algo mayores y se da apoyo
para las conclusiones con respecto a la fiabilidad inicial de la escala.

Finalmente, los autores del presente trabajo concluyen que esta primera aproximación
al ARAS muestra una fiabilidad inicial buena, a expensas de realizar los restantes análisis de
fiabilidad y validez para establecer el buen uso de la escala. A ello, suman que consideran
muy relevante continuar de manera paralela el estudio sobre el marco conceptual subyacente a
este instrumento para mejorar su validez. Además, se comenta la necesidad de emplear otro
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tipo de muestra, ya que la empleada se recogió por conveniencia, además de estar compuesta
en casi su totalidad por mujeres. Se comenta esto junto con más sugerencias para posibles
futuras investigaciones interesadas en la presente medida.

El presente trabajo fue incluido en la revista “Depression and Anxiety”, la cual


aparece en el JCR con un factor de impacto en 2014 de: 4,407 y para el año de publicación
del trabajo de: 3,065.

La escala de disociación de bloqueo – The Shutdown Dissociation Scale Shut-d

La escala Shut-d, diseñada por Schalinski, Schauer y Elbert (2015) es una escala
construida a partir de una definición de la disociación muy específica. A continuación, se
comenta brevemente la concepción teórica de la disociación que Schalinski et al (2015)
justifican en su trabajo como base para su escala. Se considera la disociación como una
respuesta inicialmente adaptativa, cuando las respuestas de lucha-huida no son una opción
viable frente al peligro. De este modo, en situaciones que amenazan la vida, los procesos de la
percepción y el comportamiento serían inicialmente interrumpidos y seguidos por una mejora
en la percepción sensorial del estímulo amenazante. Cuando no es posible emitir una
respuesta lucha-huida, se observa en animales una respuesta más paralizante y con
alteraciones sensoriales, de conciencia, y pérdida de percepción. Se observa una respuesta
similar en humanos, y cuando no podemos emplear respuestas de lucha-huida es cuando la
disociación se podría condicionar. La disrupción en la percepción o las experiencias
corporales en un momento dado, fundamentan un proceso de disociación por bloqueo e
interfiere con representaciones integradas ya sean de sí mismo, o del ambiente. Partiendo de
este concepto de disociación, Schalinski et al (2015) proponen la escala de disociación de
bloqueo (The Shutdown Dissociation Scale), Shut-d.

Para la creación de los ítems de la Shut-d, Schalinski et al (2015) se basaron en: 1)


descripciones de los propios pacientes de sus síntomas, 2) observaciones clínicas y 3) lo que
denominaron su juicio experto.

Con respecto a la estructura del instrumento, se trataba de una escala de 13 ítems a


contestar por el clínico tras su administración al paciente, vía entrevista. Las respuestas van en
una escala de 0 (en absoluto) a 3 (5 o más veces a la semana), pudiendo llegar a una
puntuación total de 39. Se preguntaba sobre la presencia de los síntomas en una franja de los
últimos 6 meses. No obstante, en caso de que se haya sufrido un evento traumático en una
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franja de tiempo inferior, se recoge la información a partir de la fecha de la que date el evento
traumático.

Para el proceso de análisis psicométrico de esta nueva medida emplearon cuatro


muestras diferentes: una primera muestra compuesta por mujeres refugiadas con múltiples
experiencias traumáticas y controles sanos. Una segunda muestra compuesta de pacientes
psiquiátricos alemanes y controles sanos. Una tercera muestra compuesta por pacientes de un
psiquiátrico local alemán con patologías del espectro psicótico, depresión mayor y trastorno
límite de la personalidad. Y una última compuesta por pacientes con trastorno disociativo de
la identidad.

Para la información recogida mediante las cuatro muestras, realizaron un análisis


factorial para obtener los valores de fiabilidad pertinentes. De acuerdo con los valores de α de
Cronbach obtenidos (α =0,89), puede afirmarse que la consistencia interna de la escala fue
alta. Por otro lado, las correlaciones ínter-ítem oscilaron en valores de entre 0,44 y 0,72.
Respecto a la fiabilidad test-retest, se testó únicamente con participantes de la muestra
recogida como muestra 1, empleando un total de 50 participantes con estrés postraumático,
depresión o controles sanos. Tras realizar los análisis pertinentes, obtuvieron valores de 0,87,
lo que indica altos niveles de fiabilidad test-retest. Por tanto, pudieron concluir con respecto a
la fiabilidad que los valores calculados indican una fiabilidad alta. No obstante, faltarían datos
relativos a la fiabilidad inter-jueces.

Junto con los análisis de fiabilidad, realizaron diferentes análisis para obtener
información en lo referente a la validez de la escala. En primer lugar, se examinó la capacidad
de validez predictiva de la escala en respuesta a imágenes potencialmente activadoras
emocionalmente y presentadas serial y rápidamente. Para ello, plantearon una correlación
entre la fuerza del bloqueo disociativo que sufría la persona frente a las imágenes y las
puntuaciones en la escala Shut-d, con valores de correlación r=0.79. Por tanto podemos
considerar que existe una validez predictiva moderadamente alta, si bien solo se incluyeron 50
participantes. La validez convergente fue calculada mediante el establecimiento de
correlaciones entre las puntuaciones de la DES y la Shut-d para los participantes. Tanto la
correlación con las puntuaciones totales (r=0,86) como con las subescalas de la DES
(amnesia, r=0,70; absorción, r=0,72; desrealización, r=0,74) fueron altas, si bien mayores para
la puntuación total. La validez concurrente en base a criterio la obtuvieron mediante la
comparación en puntuaciones en la Shut-d entre los diferentes diagnósticos de los
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participantes en el estudio de cada muestra. Observaron que pertenecer a un grupo


diagnóstico u otro afectaba a las puntuaciones en la Shut-d, ya que se encontraron diferencias
de media significativas en las puntuaciones para cada trastorno. En pacientes de TEPT, el tipo
de evento traumático se relacionaba de manera moderada con las puntuaciones en la escala
(r=0,31). Con respecto a esto, para la muestra tres recogieron datos sobre maltrato en la
infancia y el grado en que se sufrió, lo que también correlacionó y en mayor medida con las
puntuaciones en la escala (r=0,42). Para finalizar con los hallazgos referentes a la validez
concurrente en base a criterio, encontraron para los pacientes de la muestra 1 una relación
moderada-alta entre las puntuaciones en la escala y la severidad del TEPT (r=0,67) y una
relación moderada-baja con puntuaciones en la escala de depresión de Hamilton (r=0,33).
Cuando para los pacientes con TEPT se incluía como variable moderadora valores en la
escala de depresión, la correlación se mantenía moderada r=0,51 mientras que al incluir como
variable moderadora la severidad del TEPT para aquellas personas con depresión la relación
previamente observada se perdía.

Por todo lo anterior, podemos concluir con respecto a la validez de la escala, que los
índices de validez son buenos, moderados-altos. A ello, sumar unos niveles de fiabilidad muy
elevados. Además, tal y como los propios autores del trabajo comentan, un punto fuerte del
trabajo para establecer la fiabilidad y validez de la escala es el haber empleado diferentes
muestras con y sin patología, y realizado los análisis convenientes con cada una de ellas.
Concluyen que gracias a eso se ha podido establecer la validez tanto para personas que han
estado expuestas a un trauma, como frente a quienes no. No obstante, convendría realizar más
análisis en lo referente a fiabilidad inter-jueces y con respecto a las capacidades de
sensibilidad, especificidad, y fiabilidad al cambio de la escala.

El presente trabajo fue incluido en la revista “European Journal of


Psychotraumatology”, la cual aparece en el JCR con un factor de impacto de 1,602 en 2014.

Escala de experiencias disociativas modificada- DES-M

La creación y validación de la escala de experiencias disociativas modificada (DES-


M), fue realizada por Montes, Ledesma y Poó (2011) a partir de la escala de experiencias
disociativas (DES). A la hora de generar un nuevo instrumento para medir la disociación,
Montes et al (2011) parten de una observada deficiencia en la DES en lo que respecta a su
formato y modalidad de respuesta. Si bien la DES se construye en un formato de respuesta
del 0% al 100% para sus diferentes ítems, lo que se propone aquí es un formato de respuesta
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en escala (desde nunca/casi nunca hasta siempre/casi siempre). A su vez, se critica el formato
original de los ítems del DES: en la escala original, se comienza del modo “algunas personas
tienen la experiencia de…” mientras que la DES-M propone enunciar los ítems del siguiente
modo: “indica en qué porcentaje del tiempo esto te pasa”. Montes et al (2011) consideran que
la formulación inicial en el DES resultaba confusa para su contestación, y que además
conseguía que los ítems tuviesen una extensión demasiado larga. Por ello, se propone el
DES-M como adaptación del instrumento introduciendo cambios en los aspectos anteriores,
creando un nuevo instrumento de medición para la disociación.

Junto con los cambios en el formato de respuesta (en la DES-M, escala tipo likert de 1
– nunca o casi nunca – a 5 – siempre o casi siempre) y en la formulación más sencilla de los
ítems, introdujeron un cambio en el ítem 16 por motivos de validez aparente, ya que
consideraban que el ítem original se relacionaba más con despersonalización que con
absorción (factor en el que se supone que se incluía este ítem).

Para testar la fiabilidad y validez de la medida, invitaron a un número (no


especificado en el trabajo de validación) de personas a participar en el estudio de manera
completamente voluntaria. En primer lugar, se realizaron análisis factorial exploratorio, de
ítems y de consistencia interna. En relación con la consistencia interna, los valores para la
escala total (α=0,83) y sus subescalas (amnesia, α=0,77; absorción, α=0,70;
despersonalización, α=0,73) fueron satisfactorios. No realizaron análisis en referencia a la
fiabilidad test-retes ni inter-jueces para la presente escala.

En lo referente a validez, únicamente midieron en profundidad aspectos de validez de


criterio para la escala. Para ello, examinaron si las puntuaciones en la DES-M correlacionaban
con puntuaciones en la escala de errores cognitivos relacionados con la atención (ARCES) y
la escala de atención y conciencia plena (MAAS). Para ambos casos, obtuvieron relaciones
moderadas-altas (con ARCES, r=0,58; con MAAS, r=0,60). Con respecto a la validez
aparente, realizaron un pequeño comentario que justificó el cambio en el ítem 16 en la DES-
M con respecto a la DES original por motivos de validez aparente, afirmando que no
concordaba de manera lógica con lo que en teoría medía.

De acuerdo con todo lo anterior, se puede afirmar que la escala DES-M tiene buenos
niveles de fiabilidad (considerando sus valores α para consistencia interna), si bien habría que
completar información en lo referente a fiabilidad temporal y e inter-jueces. Sería necesario
también realizar análisis más profundos en lo referente a la validez, con diferentes tipos de
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poblaciones o muestras; los mismos autores afirman que en este trabajo se ha podido ver
comprometida la validez externa, por las características de su muestra (si bien no comenta
cuáles son estas características). Por último, habría que examinar la capacidad de sensibilidad
y especificidad de la escala. Los autores concluyen que este trabajo supondría un ejercicio
preliminar de confiabilidad y validez para la DES-M.

El presente trabajo fue incluido en la revista “Revista Argentina de Clínica


Psicológica”, la cual aparece en el JCR con un factor de impacto en 2014 de: 0,098 y para el
año de publicación del trabajo de: 0,356.

Versión Sueca del cuestionario de disociación somatomorfa - Somatoform


dissociation questionnaire, SDQ-20 y SDQ-5

El presente trabajo, realizado por Nilsson, Lejoncou, Svedin, Jonson y Holmqvist


(2014) tenía como finalidad investigar la fiabilidad y validez de la versión sueca del
cuestionario de disociación somatomorfa (SDQ-20) y su versión reducida de 5 ítems (SDQ-
5). El objetivo de esta escala era el de identificar las expresiones de la disociación a nivel
corporal (expresiones somatomorfas) frente a otras formas de disociación ya establecidas
mediante escalas como la DES (Nijenhuis, 2004 Citado en Nilsson et al., 2014). Este
concepto de disociación sería el subyacente al SDQ-20 y SDQ-5.

Para la realización de los pertinentes análisis para establecer la fiabilidad y validez de


esta versión sueca del instrumento, Nilsson et al (2014) emplearon dos muestras
diferenciadas: una primera muestra compuesta por población ni clínica, y una segunda
compuesta por mujeres jóvenes que padecían algún tipo de trastorno de la alimentación.

Con respecto a la fiabilidad de las escalas, Nilsson et al (2014) examinaron los valores
de consistencia interna tanto la SDQ-20 como para la SDQ-5. Con respecto a la primera,
obtuvieron una buena consistencia tanto para la muestra no clínica (α=0,83) como para la
clínica (α=0,84). En contraposición, para el caso de la SDQ-5 estos valores son reducidos
(muestra no clínica, α=0,50; muestra clínica, α=0,64). No obstante, ambas medidas
correlacionaron de manera moderada-alta (r=0,64). Si bien para un grupo reducido de
participantes se administró un test-retest, no se realizaron los análisis pertinentes (por ejemplo,
Kappa de Cohen) para establecer si hay o no fiabilidad test-retest. Únicamente se compararon
de manera descriptiva las puntuaciones entre la primera y la segunda administración.
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En lo que concierne a la validez de las escalas, realizaron análisis para examinar la


validez de criterio y de constructo. En primer lugar, para establecer la validez de constructo,
analizaron la validez convergente y discriminante analizando las correlaciones entre el SDQ-
20 y SDQ-5 con el cuestionario de disociación sueco (Dis-Q-Sweden) y la escala Linköping
de experiencias vitales en la juventud (LYLES). Esto fue realizado tanto para la muestra de
población clínica como no clínica y se encontraron moderadas-altas correlaciones entre
valores de las dos versiones de la SDQ con la Dis-Q-Sweden y bajas-moderadas correlaciones
con la LYLES. Las correlaciones obtenidas con respecto a la LYLES se tuvieron en cuenta
para establecer la validez de criterio, la cual sería, como se comenta, moderada-baja.

Finalmente, los autores concluyeron con que las características psicométricas del
SDQ-20 en lo que conlleva a adolescentes son aceptables mientras que para el SDQ-5 serían
más débiles. A ello añadieron que dado que el SDQ-20 no es excesivamente largo y que el
SDQ-5 no obtiene el suficiente apoyo considerando sus propiedades psicométricas, no habría
apoyo no necesidad de una versión más corta que el SDQ-20 que sí tiene características más
deseables.

El presente trabajo fue incluido en la revista “Nordic Journal of Psychiatry”, la cual


aparece en el JCR con un factor de impacto en 2014 de 1,339.

Discusión

El presente trabajo recoge un breve resumen de 4 trabajos de validación de escalas


que evalúan la disociación en diferentes de sus posibles manifestaciones. Dos de las escalas
consistieron escalas de nueva creación (Shut-d y ARAS). Una de ellas suponía una
adaptación del que podría considerarse “gold standard”, el DES en la evaluación de síntomas
disociativos para población no clínica (DES-M). Y finalmente, una de ellas era la validación
en Suecia de una escala preexistente (SDQ-20 y SDQ-5). Por lo que se puede observar en el
comentario correspondiente con las escalas (sub-apartado de resultados), ninguno de los
trabajos incluía absolutamente todos los datos de validez y fiabilidad que podrían examinarse,
y cada uno tiene sus puntos fuertes y débiles. En el caso del ARAS (Carleton et al., 2010), se
trata de una primera aproximación psicométrica, únicamente se tiene en cuenta la consistencia
interna de esta nueva medida, y se comenta algo acerca de su validez aparente con respecto al
proceso de construcción de la escala. Los resultados de este índice de fiabilidad (consistencia)
son buenos, lo que incita a continuar investigando sus propiedades para poder emplearlo
como instrumento habitual en la práctica clínica. El resto de instrumentos incluidos sí
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realizan, en algún grado, análisis de fiabilidad y validez. No obstante, la calidad entre unos y
otros análisis difiere de manera importante. Para el caso de la validación del DES-M (Montes
et al, 2011), considero que el trabajo de validación del cuestionario ha sido más bien pobre. Se
ha empleado una muestra sobre la cual no se comentan siquiera las características o el número
que la componía, y no se han recogido muestras diferenciadas (clínica y no clínica). Además
de ello, se extienden en poca profundidad en la explicación de los hallazgos de consistencia
interna y correlación con otras medidas para establecer criterios de validez. Con respecto a
esto último, no considero que las medidas empleadas para ello sean las más adecuadas
(ARCES y MAAS), ya que podrían emplearse algunas medidas que sí han reportado buenas
propiedades psicométricas para la disociación como tal como serían Curious Experiences
Survey (CES) o el Multiscale Dissociation Inventory (MDI) (Cardeña y Weiner, 2004). Los
trabajos realizados con la Shut-d (Schalinski et al., 2015) y la validación sueca del SDQ
(Nilsson et al., 2014) me parecen mucho más completos en tanto que: 1) recogen información
tanto para fiabilidad como para validez, 2) explicitan y explican todo el proceso de validación
de los cuestionarios de manera más extensa y precisa que el DES-M, 3) emplean tanto
población clínica como población no clínica y 4) realizan el proceso con una finalidad de
validación de estos cuestionarios y no tanto como una “evidencia preliminar” como ocurre
para el DES-M (Montes et al., 2011).

Conclusión

Tras la realización del presente trabajo se ha podido recoger información acerca de


nuevas escalas, adaptaciones de escalas preexistentes y validaciones a población concreta de
medidas para la disociación en los últimos años. No obstante, por lo que he podido observar,
todas estas medidas señalaban basarse en gran medida en la escala de experiencias
disociativas, DES (Bernstein y Putnam, 1986). Esta escala data de 1986, y se basa en un
concepto de la disociación no actualizado. Se ha observado que el concepto de disociación en
las últimas décadas, sobre todo gracias a los avances en la investigación actual, ha ido
cambiando en gran medida (Cardeña y Weiner, 2004) y considero que basar las mediciones
en esta medida antigua como es el DES supone perder información y no evaluar de la manera
más adecuada a los pacientes. En este sentido, considero que la escala Shut-d (Schalinski et
al., 2015) comentada anteriormente supone un soplo de aire fresco al estado de la evaluación
de la disociación actualmente, enmarcando la construcción de la escala en un modelo teórico
sobre la disociación. Del mismo modo, la escala ARAS (Carleton et al., 2010) pretende
realizar una evaluación unificada de dos constructos relacionados con la disociación, si bien
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partiendo del DES, incluyendo componentes relevantes de otra escala, en este caso la TAS y
acercándose en mayor medida a conceptos más completos de la disociación.

A la hora de buscar nuevos instrumentos de medición de la disociación en los últimos


años, he podido llegar a bastantes validaciones en otros idiomas y países, si bien a escasos
instrumentos nuevos ni a conceptos novedosos. Esto significaría que actualmente existe un
inmovilismo en lo que respecta al estado de la evaluación de los estados disociativos no
puramente patológicos (trastorno disociativo de la identidad), mientras que como se comenta,
el concepto no está del todo definido y ha sufrido múltiples transformaciones en las últimas
décadas. Es por ello, que como conclusión me gustaría comentar que en lo que respecta a la
evaluación de la disociación, considero que debería promoverse un importante ejercicio de
conciencia acerca de si cómo medimos la disociación realmente se adecua al concepto actual
de ella y actuar en consecuencia.

Referencias

American Psychiatric Association. (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de


los trastornos mentales (versión española, 5ª ed.). Madrid, España: Médica
Panamericana.

Bernstein, E. M. Y Putnam, F. W. (1986). Development, reliability, and validity of a


dissociation scale. Journal of Nervous and Mental Disease, 174, 727-735.

Cardeña, E. & Weiner, L. A. (2004). Evaluation of dissociation throughout the lifespan.


Psychoterapy theory research & practice, 4, 496-508.

Carleton, R. N., Abrams, M. P. & Asmudson, G. J. G. (2010). The attentional resource


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