Universidad de Zaragoza
Notas de Autor:
De todas las medidas que se han configurado a lo largo de los años, la principal
medida para la disociación – la que sería la Gold Standard para este tipo de trastornos es la
escala de experiencias disociativas (DES), según lo recogido por un trabajo de revisión
realizado por Cardeña y Weiner (2004). La escala de experiencias disociativas (DES;
Bernstein y Putnam, 1986) es una escala autoinformada que evalúa la frecuencia de aparición
de sucesos en la vida cotidiana y que se relacionarían con fenómenos disociativos
(desrealización, despersonalización, alteraciones de la identidad, alerta y cognición). Ahora
bien, son numerosos los diferentes instrumentos que nos permiten evaluar la disociación en
población general y clínica (Cardeña y Weiner, 2004). El presente trabajo tiene como objetivo
examinar nuevas medidas, versiones, o validaciones para la disociación que hayan sido
elaboradas desde el año 2010, y comentar brevemente en qué consisten y sus propiedades
psicométricas.
Instrumentos para la evaluación de la disociación: Correa, A. B. 2
Método
Para la localización de los trabajos, se realizó una búsqueda a través de las bases de
datos Pubmed, ScienceDirect, WebOfKnowledge y AlcorZe. Los términos de búsqueda
empleados fueron ((Dissociation AND Assessment) AND Validation) y ((Dissociation AND
Assessment) AND Psychometric Properties). Para acotar la búsqueda a los criterios
solicitados, se especificó un rango de fecha de publicación de entre 2010 y 2016.
Resultados
Tras realizar una primera búsqueda, se localizaron 15 trabajos que cumplían el criterio
temporal especificado y examinaban, en apariencia, constructos relacionados con la
disociación, despersonalización, o atención en relación a la disociación. Hasta llegar a la
selección final de cuatro trabajos, se fueron excluyendo de este trabajo: 1) 4 de los
documentos por ser validaciones en otros idiomas de la DES sin ninguna modificación, y
resultar menos interesante al no tratarse de una medida nueva, 2) 2 trabajos que medían
despersonalización pero no disociación como tal, 3) 3 trabajos que finalmente evaluaban más
estrés postraumático que la disociación en sí y 4) 2 trabajos que medían componentes
atencionales no directamente relacionados con los componentes atencionales afectados por
episodios disociativos. Finalmente, se seleccionaron los 4 trabajos restantes que sí evaluaban
diferentes aspectos de la disociación. De estos cuatro trabajos, dos de ellos eran escalas
nuevas (ARAS y Shut-d), uno de ellos era una adaptación de la escala de experiencias
disociativas, si bien incluía importantes modificaciones (frente a los excluidos que
únicamente eran adaptaciones en un idioma concreto) y la validación Sueca SDQ-20 y SDQ-
5, que mide la disociación somatomorfa. A continuación, se comentan en profundidad estos 4
trabajos.
tradicionalmente se ha definid, el TAS tendría que ver con esos componentes de absorción
que pretende incluir la nueva medida, ARAS. Al igual que la disociación, se considera la
absorción como método de evitación experiencial frente a sucesos traumáticos. No obstante,
incluye un componente más atencional de lo englobado por el concepto básico de disociación.
Carleton et al (2010) justificaron la creación de una medida conjunta en tanto que observaron
que efectivamente, tal y como sospechaban a nivel teórico, existe un solapamiento entre
ambos constructos.
En primer lugar, todos los autores del presente trabajo realizaron una primera
aproximación para incrementar la validez de contenido, aparente, de la escala. Para ello
acordaron que los ítems que finalmente incluirían en el ARAS, deberían evaluar: 1)
situaciones en las que todos los estímulos quedaban excluidos de la conciencia, sin que
ningún estimulo (o grupo de ellos) estuviese más focalizado que el resto, resultando en una
real o percibida ausencia de atención consciente hacia ningún estímulo (disociación), o 2) un
estímulo recibe toda la atención perceptual en deferencia a una exclusión de todos los demás
estímulos, resultando en una percibida o real ausencia de atención consciente para cualquier
otro estímulo que no sea el que recibe todos los recursos atencionales (absorción). Todos
aquellos ítems que tenían que ver, en apariencia, con proclividad artística, experiencias
religiosas (TAS), no tenían asociación con ningún constructo en apariencia o contenían alta
ambigüedad (TAS y DES) fueron desechados para la generación de la nueva escala.
Instrumentos para la evaluación de la disociación: Correa, A. B. 4
Identificados los ítems de esta nueva escala, realizaron un primer análisis factorial de
los ítems seleccionados, tanto con las respuestas de la muestra 1 como con las de la muestra 2.
Tras realizar los análisis pertinentes y excluir aquellos ítems que no puntuaban
adecuadamente, obtuvieron una escala final de 15 ítems. Si bien se planteó una estructura de 2
factores, el análisis factorial reveló que estos tres ítems se repartían en 3 factores diferentes:
absorción, amnesia disociativa y disociación atencional. Al realizar análisis de consistencia
interna de estos factores, para la muestra universitaria, encontraron una baja consistencia para
el factor de absorción (α=0, 53), pero moderada para el caso de la amnesia disociativa
(α=0,80) y la disociación atencional (α=0,77). No obstante, la consistencia interna observada
en conjunto fue aceptable (α=0,85). La correlación entre los tres factores fue alta en todas sus
posibles combinaciones (r=0,83-0,86) lo que sugiere también una posible solución unitaria de
la escala.
Para el caso de los análisis llevados a cabo en la muestra comunitaria (la cual
respondió únicamente los ítems que finalmente compusieron el ARAS y no a todos los de la
DES y la TAS como la muestra universitaria), los valores de consistencia interna para el
constructo de absorción fueron mayores que para la muestra universitaria, llegando a valores
moderados (α=0,74). Los valores correspondientes con amnesia disociativa (α=0,75) y
disociación atencional (α=0,79) fueron similares. No obstante, para este supuesto la
consistencia interna global confirió índices altos. Al haber respondido exclusivamente a los
ítems del ARAS como tal, tiene sentido que estos valores sean algo mayores y se da apoyo
para las conclusiones con respecto a la fiabilidad inicial de la escala.
Finalmente, los autores del presente trabajo concluyen que esta primera aproximación
al ARAS muestra una fiabilidad inicial buena, a expensas de realizar los restantes análisis de
fiabilidad y validez para establecer el buen uso de la escala. A ello, suman que consideran
muy relevante continuar de manera paralela el estudio sobre el marco conceptual subyacente a
este instrumento para mejorar su validez. Además, se comenta la necesidad de emplear otro
Instrumentos para la evaluación de la disociación: Correa, A. B. 5
tipo de muestra, ya que la empleada se recogió por conveniencia, además de estar compuesta
en casi su totalidad por mujeres. Se comenta esto junto con más sugerencias para posibles
futuras investigaciones interesadas en la presente medida.
La escala Shut-d, diseñada por Schalinski, Schauer y Elbert (2015) es una escala
construida a partir de una definición de la disociación muy específica. A continuación, se
comenta brevemente la concepción teórica de la disociación que Schalinski et al (2015)
justifican en su trabajo como base para su escala. Se considera la disociación como una
respuesta inicialmente adaptativa, cuando las respuestas de lucha-huida no son una opción
viable frente al peligro. De este modo, en situaciones que amenazan la vida, los procesos de la
percepción y el comportamiento serían inicialmente interrumpidos y seguidos por una mejora
en la percepción sensorial del estímulo amenazante. Cuando no es posible emitir una
respuesta lucha-huida, se observa en animales una respuesta más paralizante y con
alteraciones sensoriales, de conciencia, y pérdida de percepción. Se observa una respuesta
similar en humanos, y cuando no podemos emplear respuestas de lucha-huida es cuando la
disociación se podría condicionar. La disrupción en la percepción o las experiencias
corporales en un momento dado, fundamentan un proceso de disociación por bloqueo e
interfiere con representaciones integradas ya sean de sí mismo, o del ambiente. Partiendo de
este concepto de disociación, Schalinski et al (2015) proponen la escala de disociación de
bloqueo (The Shutdown Dissociation Scale), Shut-d.
franja de tiempo inferior, se recoge la información a partir de la fecha de la que date el evento
traumático.
Junto con los análisis de fiabilidad, realizaron diferentes análisis para obtener
información en lo referente a la validez de la escala. En primer lugar, se examinó la capacidad
de validez predictiva de la escala en respuesta a imágenes potencialmente activadoras
emocionalmente y presentadas serial y rápidamente. Para ello, plantearon una correlación
entre la fuerza del bloqueo disociativo que sufría la persona frente a las imágenes y las
puntuaciones en la escala Shut-d, con valores de correlación r=0.79. Por tanto podemos
considerar que existe una validez predictiva moderadamente alta, si bien solo se incluyeron 50
participantes. La validez convergente fue calculada mediante el establecimiento de
correlaciones entre las puntuaciones de la DES y la Shut-d para los participantes. Tanto la
correlación con las puntuaciones totales (r=0,86) como con las subescalas de la DES
(amnesia, r=0,70; absorción, r=0,72; desrealización, r=0,74) fueron altas, si bien mayores para
la puntuación total. La validez concurrente en base a criterio la obtuvieron mediante la
comparación en puntuaciones en la Shut-d entre los diferentes diagnósticos de los
Instrumentos para la evaluación de la disociación: Correa, A. B. 7
Por todo lo anterior, podemos concluir con respecto a la validez de la escala, que los
índices de validez son buenos, moderados-altos. A ello, sumar unos niveles de fiabilidad muy
elevados. Además, tal y como los propios autores del trabajo comentan, un punto fuerte del
trabajo para establecer la fiabilidad y validez de la escala es el haber empleado diferentes
muestras con y sin patología, y realizado los análisis convenientes con cada una de ellas.
Concluyen que gracias a eso se ha podido establecer la validez tanto para personas que han
estado expuestas a un trauma, como frente a quienes no. No obstante, convendría realizar más
análisis en lo referente a fiabilidad inter-jueces y con respecto a las capacidades de
sensibilidad, especificidad, y fiabilidad al cambio de la escala.
en escala (desde nunca/casi nunca hasta siempre/casi siempre). A su vez, se critica el formato
original de los ítems del DES: en la escala original, se comienza del modo “algunas personas
tienen la experiencia de…” mientras que la DES-M propone enunciar los ítems del siguiente
modo: “indica en qué porcentaje del tiempo esto te pasa”. Montes et al (2011) consideran que
la formulación inicial en el DES resultaba confusa para su contestación, y que además
conseguía que los ítems tuviesen una extensión demasiado larga. Por ello, se propone el
DES-M como adaptación del instrumento introduciendo cambios en los aspectos anteriores,
creando un nuevo instrumento de medición para la disociación.
Junto con los cambios en el formato de respuesta (en la DES-M, escala tipo likert de 1
– nunca o casi nunca – a 5 – siempre o casi siempre) y en la formulación más sencilla de los
ítems, introdujeron un cambio en el ítem 16 por motivos de validez aparente, ya que
consideraban que el ítem original se relacionaba más con despersonalización que con
absorción (factor en el que se supone que se incluía este ítem).
De acuerdo con todo lo anterior, se puede afirmar que la escala DES-M tiene buenos
niveles de fiabilidad (considerando sus valores α para consistencia interna), si bien habría que
completar información en lo referente a fiabilidad temporal y e inter-jueces. Sería necesario
también realizar análisis más profundos en lo referente a la validez, con diferentes tipos de
Instrumentos para la evaluación de la disociación: Correa, A. B. 9
poblaciones o muestras; los mismos autores afirman que en este trabajo se ha podido ver
comprometida la validez externa, por las características de su muestra (si bien no comenta
cuáles son estas características). Por último, habría que examinar la capacidad de sensibilidad
y especificidad de la escala. Los autores concluyen que este trabajo supondría un ejercicio
preliminar de confiabilidad y validez para la DES-M.
Con respecto a la fiabilidad de las escalas, Nilsson et al (2014) examinaron los valores
de consistencia interna tanto la SDQ-20 como para la SDQ-5. Con respecto a la primera,
obtuvieron una buena consistencia tanto para la muestra no clínica (α=0,83) como para la
clínica (α=0,84). En contraposición, para el caso de la SDQ-5 estos valores son reducidos
(muestra no clínica, α=0,50; muestra clínica, α=0,64). No obstante, ambas medidas
correlacionaron de manera moderada-alta (r=0,64). Si bien para un grupo reducido de
participantes se administró un test-retest, no se realizaron los análisis pertinentes (por ejemplo,
Kappa de Cohen) para establecer si hay o no fiabilidad test-retest. Únicamente se compararon
de manera descriptiva las puntuaciones entre la primera y la segunda administración.
Instrumentos para la evaluación de la disociación: Correa, A. B. 10
Finalmente, los autores concluyeron con que las características psicométricas del
SDQ-20 en lo que conlleva a adolescentes son aceptables mientras que para el SDQ-5 serían
más débiles. A ello añadieron que dado que el SDQ-20 no es excesivamente largo y que el
SDQ-5 no obtiene el suficiente apoyo considerando sus propiedades psicométricas, no habría
apoyo no necesidad de una versión más corta que el SDQ-20 que sí tiene características más
deseables.
Discusión
realizan, en algún grado, análisis de fiabilidad y validez. No obstante, la calidad entre unos y
otros análisis difiere de manera importante. Para el caso de la validación del DES-M (Montes
et al, 2011), considero que el trabajo de validación del cuestionario ha sido más bien pobre. Se
ha empleado una muestra sobre la cual no se comentan siquiera las características o el número
que la componía, y no se han recogido muestras diferenciadas (clínica y no clínica). Además
de ello, se extienden en poca profundidad en la explicación de los hallazgos de consistencia
interna y correlación con otras medidas para establecer criterios de validez. Con respecto a
esto último, no considero que las medidas empleadas para ello sean las más adecuadas
(ARCES y MAAS), ya que podrían emplearse algunas medidas que sí han reportado buenas
propiedades psicométricas para la disociación como tal como serían Curious Experiences
Survey (CES) o el Multiscale Dissociation Inventory (MDI) (Cardeña y Weiner, 2004). Los
trabajos realizados con la Shut-d (Schalinski et al., 2015) y la validación sueca del SDQ
(Nilsson et al., 2014) me parecen mucho más completos en tanto que: 1) recogen información
tanto para fiabilidad como para validez, 2) explicitan y explican todo el proceso de validación
de los cuestionarios de manera más extensa y precisa que el DES-M, 3) emplean tanto
población clínica como población no clínica y 4) realizan el proceso con una finalidad de
validación de estos cuestionarios y no tanto como una “evidencia preliminar” como ocurre
para el DES-M (Montes et al., 2011).
Conclusión
partiendo del DES, incluyendo componentes relevantes de otra escala, en este caso la TAS y
acercándose en mayor medida a conceptos más completos de la disociación.
Referencias
Lensvelt-Mulders, G., Van Der Hart, O., Van Ochten, J. M., Van Son, M. J. M., Steele, K. y
Breeman, L. (2008). Relations among peritraumatic dissociation and posttraumatic
stress: A meta-analysis. Clinical Psychology Review, 28, 1138-1151.
Montes, S. A., Ledesma, R. D. & Poó, F. M. (2011). Evaluación psicométrica de una versión
modificada de la escala de experiencias disociativas (DES-M). Revista argentina de
clínica psicológica, 20, 67-77.
Nilsson, D., Lejonclou, A., Svedin, C. G., Jonsson, M. & Holmqvist, R. (2014). Somatoform
dissociation among Swedish adolescents and young adults: the psychometric
properties of the Swedish versions of the SDQ-20 and SDQ-5. Nordic journal of
psychiatry, 69, 152-160.
Ross, C. A., Joshi, S. Y currie, R. (1990). Dissociative experiences in the general population.
American Journal of Psychiatry, 147(11), 1547-1552.
Schalinski, I., Schauer, M. & Elbert, T. (2015). The shutdown dissociation scale (Shut-D).
European Journal of psychotraumatology, 6; 25652.
Van Der Hart, O. & Dorahy, M. J. (2009). Dissociation: an overview. En P. F. Dell & O’neill,
J. A. (Eds.) Dissociation and de dissociative disorders. DSM-V and beyond. New
York: Routledge.