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CA P í TU L O

1
2 Las desigualdades:

Desigualdades y Desarrollo Humano


cultura e historia

A
lo largo de la historia, la sociedad paraguaya fue construyendo desi-
gualdades internas, en procesos vividos conflictivamente por sus ha-
bitantes. Estas asimetrías son obra de personas y grupos humanos
que, a través de sus relaciones sociales, les dan origen o fin; que con sus actos,
expresiones e instituciones, las refuerzan o se oponen a ellas. Las sociedades
portan rupturas internas heredadas del pasado y construyen cotidianamente
distancias futuras. En el Paraguay contemporáneo, dividido por desigualdades
viejas, están naciendo asimetrías nuevas.

Existen brechas -que separan campesinos de grandes terratenientes, o elites


urbanas del campesinado guaranihablante- que persisten en el largo plazo, co-
brando nuevas formas o afectando a nuevos grupos. El inmenso territorio de la
empresa “La Industrial Paraguaya” -que entre finales del siglo XIX y mediados
del siglo XX explotó los yerbatales del Alto Paraná, en la Región Oriental del Pa-
raguay- se fraccionó en miles de propiedades y sus explotados mensúes (peones
yerbateros) son ya parte de la historia y de la literatura social. Pero esa misma
región es ocupada hoy por grandes estancias ganaderas y extensos cultivos de
soja; y es allí donde los campesinos protagonizan duros conflictos por la pose-
sión y defensa de sus tierras.

Es en el tiempo donde El proceso de construcción de desigualdades es dinámico: mientras se es-


las sociedades crean tructuran algunas nuevas -como las relativas al uso de tecnología digital- otras
culturas que dan origen, van diluyéndose -como la basada en “pureza de sangre” y linajes familiares de
la Colonia-. La persistencia -y ausencia- de contestación institucionalizó ciertas
refuerzan y reproducen
disparidades, otorgándoles “dureza” y legitimidad social. La exclusión de indí-
las desigualdades. genas o las desfavorables condiciones del empleo doméstico –más grave aún
Éstas tienen su propia en el caso de las criaditas por tratarse de niñas- parecen naturales porque están
continuidad y un peso internalizadas y ocurren desde épocas muy anteriores.
a menudo ignorado,
Es en el tiempo donde las desigualdades se suman y refuerzan en su com-
porque permean toda la plejidad, negando capacidades y oportunidades a diversos grupos sociales. Es
vida cotidiana y actúan también allí donde las sociedades crean culturas que dan origen, refuerzan y
imperceptiblemente. reproducen las desigualdades. Éstas tienen su propia continuidad y un peso a

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Las desigualdades viven, menudo ignorado, porque permean toda la vida cotidiana y actúan imperceptiblemente. No
entonces, una doble vida. por ello su acción es menos intensa: las culturas de la desigualdad inciden negativamente en
Existen en la realidad la estatalidad, en la constitución de la ciudadanía y en la calidad del crecimiento económico.
“objetiva”, cuantificables Afectan con fuerza, desde una dimensión particular, al Desarrollo Humano. Pero como toda

2 en el ingreso o en los cultura, la de la desigualdad es también susceptible de transformarse en el tiempo por la ac-
años de escolaridad; ción colectiva de hombres y mujeres que la cuestionan y rechazan.
pero también están en
la realidad “subjetiva”
Cultura de la desigualdad
Las desigualdades: cultura e historia

de las personas y los


grupos, en su cultura.

Las desigualdades existen y logran persis- considere como tal, la cultura se convierte así
tencia por razones estructurales e históricas, en un factor “objetivo”, estructural.
pero también debido a factores culturales. En el ethos (ñande reko o nuestra forma
Hay culturas “legitimadoras” de las desigualda- de ser) de las desigualdades, algunas de ellas
des, que las producen y reproducen, transfor- son “aceptadas” e internalizadas, mientras
mándolas en desigualdades aceptadas como otras son rechazadas como inaceptables e
naturales. Estas culturas de la desigualdad injustas. En los imaginarios sociales, las
obstaculizan el desarrollo de la ciudadanía personas se perciben de una manera, se je-
(por ejemplo, si desvalorizan la participación rarquizan y dividen según criterios propios,
social o fomentan el clientelismo de personas elaboran sus razones y crean modelos para
y de grupos) y desestimulan el fortalecimien- relacionarse entre ellas. Se ubican como jefe
to de la estatalidad (si toleran ineficiencias o empleado, madre culta o ignorante, obje-
del aparato del Estado o favorecen prácticas tor de conciencia o valiente guerrero, etc. La
corruptas, etc.). cultura de la desigualdad orienta el percibir y
En la vida social, las asimetrías más evi- actuar según ciertos criterios que establecen
dentes están ligadas a los ingresos o al nivel divisiones y desigualdades “naturales” -o na-
educativo. Pero existen otras fronteras sim- turalizadas- entre las personas y los grupos.
bólicas que separan a las personas, según la Este mirar, percibir y actuar en y sobre
ropa que visten, la lengua que hablan o los el mundo con ideas preconcebidas se realiza
giros del lenguaje que emplean. Incluso las desde un determinado lugar, marcado por la
expresiones humorísticas reflejan las distan- edad, el sexo o la posición social de la per-
cias entre grupos sociales y, con frecuencia, sona, y se expresa en un lenguaje cargado
las justifican. de significados. Por ejemplo, para referirse
Las desigualdades viven, entonces, una a sus hijos o hijas, padres y madres guarani-
doble vida. Existen en la realidad “objetiva”, hablantes usan palabras diferentes (el varón
cuantificables en el ingreso o en los años de guaranihablante llama che ra’y al hijo y che
escolaridad; pero también están en la realidad rajy a la hija, y la mujer guaranihablante lla-
“subjetiva” de las personas y los grupos, en su ma che memby kuimba’e al hijo y che memby
cultura. Se expresan a través del lenguaje, de kuña a la hija), mientras que los progenitores
las percepciones, actitudes y mentalidades; es emplean en español un único término (hijo
decir, viven en los imaginarios sociales. Esta o hija independientemente de quien lo diga).
“subjetividad” se vuelve estructural cuando No se trata sólo de la simple percepción de
es interiorizada, aceptada con naturalidad una persona sobre lo que le sucede a ella mis-
por la gente. Aunque usualmente no se la ma o sobre lo que les ocurre a otras personas,

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sino de una mirada cargada de razones que La Reforma Educativa está creando sensi- Estos contenedores
cuestionan o justifican las desigualdades que bilidades ambientalistas en las nuevas gene- definen núcleos de la
orientan la vivencia cotidiana. raciones; del mismo modo que la militancia identidad paraguaya
Aunque la reacción primaria sea de re- de objetores de conciencia y grupos antibe- que pueden ser leídos

2
chazo a las desigualdades (sobre todo las licistas genera nuevas visiones sobre el mi- en términos de
derivadas del ingreso), muchas de éstas son litarismo y las Fuerzas Armadas. Así como desigualdades. Las
legitimadas cotidianamente por el lenguaje, es posible identificar culturas creadoras y personas o grupos que
las actitudes y las conductas. En Asunción reproductoras de la desigualdad, también se perciben a través de

Las desigualdades: cultura e historia


se está acentuando, por ejemplo, la división pueden detectarse demandas y luchas por la estos ajaka, piensan y
geográfica entre zonas residenciales y barrios igualdad que ocurrieron en el pasado o están
actúan en consecuencia.
pobres, con carácter de guetos cerrados, se- sucediendo en el presente.
Y lo hacen “desde abajo”.
paración que era mucho menos perceptible En lo cotidiano, toda persona vive inmer-
hace medio siglo. Los mercados, shoppings, sa en un orden social -la familia, el vecinda-
universidades, medios de transporte y ru- rio, el espacio laboral, el país-, con jerarquías
tinas de movimiento diferentes funcionan o sin ellas, con solidaridades o indiferencias.
distanciando cada vez más a las poblaciones Esta forma de percibir, de ubicarse en el
ricas de las pobres. El contacto entre estos mundo y de actuar -o no- en dicho orden, se
grupos se da esporádicamente, como en las analiza a través del concepto de imaginarios
incursiones de cartoneros que recolectan sociales. En el Paraguay, son escasos los estu-
basura reciclable, o de la mendicidad en las dios sobre el imaginario social referido a las
bocacalles con semáforos. desigualdades. Uno de los más relevantes es
el de Melià (1996), que caracteriza la identi-
Imaginario social de las dad comunitaria paraguaya a través de tres
desigualdades ajaka (canastos):

Este análisis de la cultura de la desigual-


dad excluye la perspectiva determinista, se- Ore mboriahu [somos pobres]
gún la cual ella funciona como explicación Ore (ava) ñe’e [somos guaranihablantes]
primera y última de todo, con carácter esen- y
cialista e inmutable. Las personas, en dicho
Ore koygua [somos campesinos].
enfoque, son prisioneras de marcos cultura-
les inalterables. Por el contrario, se entiende
a la cultura como producto de la historia, Estos contenedores definen núcleos de la
pero también como su creadora y transfor- identidad paraguaya que pueden ser leídos
madora. Paraguay vivió ejemplos de su diná- en términos de desigualdades. Las personas
mica transformadora: en el último cuarto de o grupos que se perciben a través de estos
siglo, la militancia de las mujeres y determi- ajaka, piensan y actúan en consecuencia. Y
nadas acciones positivas del Estado alteraron lo hacen “desde abajo”, identificándose como
viejas percepciones, discursos y actitudes pobres, guaranihablantes y campesinos. En
patriarcales. La emergencia del campesina- contrapartida, este imaginario excluye de la
do como actor social, con reivindicaciones comunidad arquetípica a personas de ma-
propias, provocó sucesivos cambios en las yores recursos, hispanohablantes y urbanas.
percepciones y actitudes de la gente: desde la Quienes se reconozcan portando -o no- estos
solidaridad con sus demandas hasta la visión ajaka, con estos rasgos del imaginario social,
de una progresiva “criminalización” de sus se ubicarán y actuarán en coherencia con la
movilizaciones. identidad asumida. Una vez más, las percep-

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La cultura de la ciones subjetivas de la desigualdad definen taron en contra de las desigualdades (EPH 2006).
desigualdad obstaculiza acciones y relaciones humanas. Los para- Para cinco de ellas las desigualdades constituían
políticas de equidad de guayos –hombres y mujeres- mboriahu - una “vergüenza”, mientras que las cuatro restantes
oportunidades cuando ava ñe’e-koygua tendrán menores capacida- las calificaban como “malas”. [Ver Anexo 2.1].
des y oportunidades, y tenderán a relacionar- Las personas con un entorno cultural más
2 las asimetrías son
internalizadas por las
se con las instituciones públicas y los partidos
políticos a través de una lógica clientelar, más
tradicional (rurales o guaranihablantes) juz-
gan con una leve menor severidad las grandes
personas que las sufren.
que como ciudadanos que exigen derechos. diferencias en el ingreso que las urbanas o his-
La legitimación cultural
Las desigualdades: cultura e historia

panohablantes. Los más pobres, que acumulan


de las desigualdades
Internalización de las desigualdades generalmente ambas condiciones, califican con
resulta útil a las menor dureza las desigualdades que los casti-
por “los de abajo”
estructuras de poder gan. La opinión es más crítica en la población
basadas en ellas. La cultura de la desigualdad obstaculiza po- urbana e hispanohablante, curiosamente la
líticas de equidad de oportunidades cuando las menos afectada por esta desigualdad.
asimetrías son internalizadas por las personas Las percepciones de estas dos comunida-
que las sufren. La legitimación cultural de las des aparecen entonces asociadas a diferentes
desigualdades resulta útil a las estructuras de cosmovisiones culturales: una emergente de
poder basadas en ellas porque la aceptación la experiencia urbana e hispanohablante, y la
social de las desigualdades siempre es un re- otra ligada a la vida rural guaranihablante. La
querimiento imprescindible -una mercadería distinción entre ambas, con culturas políticas
necesaria, escasa y valiosa- para reproducir el diferenciadas, ya fue estudiada hace cuatro
orden social. Y es precisamente en los sectores décadas (Hicks, 1971); y sigue vigente en la
pobres, rurales, más tradicionales, de menor actualidad con algunas variaciones.
escolaridad, donde la cultura de la desigualdad
ofrece, relativamente, una menor resistencia. El lenguaje como práctica
Al indagar específicamente sobre la acepta- discriminatoria
ción o el rechazo de “las grandes diferencias en el
ingreso”, nueve de cada diez personas se manifes- ¿Cómo se viven las relaciones sociales
desde un preciso lugar, a partir de la condi-
ción de joven o adulto mayor, citadino o cam-
pesino, pobre o rico, analfabeto funcional o
Gráfico 2.1 Calificación de las grandes desigualdades de
ingreso (%). con alto nivel de escolaridad, con un apellido
de estatus o sin él? La dimensión subjetiva y
51 50 51 simbólica de la desigualdad es relevante por-
46 que lo que se percibe, desde el lugar especí-
42 fico en el cual las personas se ubican, orienta
39
37 36 conductas destinadas a mantener, afianzar o
combatir las desigualdades vigentes. La cul-
tura de las desigualdades afecta directamente
la forma de relacionarse con las otras perso-
nas y con el Estado.
En el Paraguay, el modo en que ambas
lenguas se designan en guaraní conlleva ya
una clara discriminación, impuesta por el
Área Área Hispano- Guarani-
urbana rural hablante hablante poder. El español es el karaí ñe’e o la lengua
Es mala Es una vergüenza del señor; el guaraní es el ava ñe’e o la lengua
Fuente: PNUD/ODH, EDH 2006 del indio. Otros términos implican actitudes

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excluyentes, como los de koygua y ava, que salud; los chistes o términos despectivos que La dimensión subjetiva
traducen una mezcla de prejuicio de clase aluden a los indígenas (los chistes del cacique y simbólica de la
y racismo. El koygua es el campesino tosco, o “cachique”, según se verbaliza para hacerlo desigualdad es relevante
ignorante, inepto para desenvolverse en un más humillante aún) o los que se refieren a porque lo que se percibe,
ambiente urbano. Su origen semántico es el las personas de orientación sexual diferente;
koga gua, originario de un rancherío. El ava
–término que entre los Guaraníes significa
los dichos populares sobre la función de la
mujer, etc., también ejercen discriminacio-
desde el lugar específico
en el cual las personas se 2
ubican, orienta conductas
ser humano, y en el guaraní paraguayo, indio nes permanentes en esa cultura.
destinadas a mantener,

Las desigualdades: cultura e historia


o india- es un adjetivo aplicable a personas Incluso el idioma elegido por personas de
afianzar o combatir las
hoscas, rencorosas, inexpresivas o con difi- desigual condición para comunicarse verbal-
cultades de relacionamiento. mente refleja el sistema de desigualdades. Debi- desigualdades vigentes.
Esta mirada contrasta con la europea: do a su carácter reflejo e inconsciente, “natural”,
allí, expresiones como la France profonde (la esta elección cotidiana pasa desapercibida. Un
Francia profunda) o el Deep country (el país esquema, trabajado hace cuatro décadas, resul-
verdadero) señalan con orgullo el origen ru- ta aún pertinente para ilustrar cómo los usos al-
ral -del “interior”- de la identidad y los valo- ternativos del lenguaje confirman las asimetrías
res de cada nación. El o la koygua equivale en sociales en el Paraguay.
Paraguay a términos discriminatorios usua- La relación con otras personas emplea
les en América Latina, como “cabecitas ne- vínculos de horizontalidad cuando se trata de
gras” en la Argentina para designar a quienes iguales, o de verticalidad cuando las personas
son de las provincias del interior o “recién son desiguales (o se sitúan como tales). Esta
bajados” de la sierra en el Perú. relación puede estar marcada al mismo tiempo
Los usos despectivos del koygua y del ava por la afectividad-solidaridad, o por la indife-
se vinculan con los tres ajaka antes citados, rencia-lejanía. Trabajando ambos criterios, el
que corresponden a la identidad popular y, siguiente esquema señala la lengua normal-
por extensión, a la nacional. El origen cam- mente usada por una persona para dirigirse a
pesino y la lengua indígena (por ende, la otra de nivel igual o diferente, según el tipo de
identidad indígena) son despreciados en la vínculos que mantenga con ella.
cultura de la desigualdad. En una perversa Se trata del resultado -en la acción- de
ambivalencia, el discurso nacionalista para- una percepción. Cuando alguien se ubica
guayo ensalza estos rasgos, mientras las per- en su lugar dentro del sistema estratificado
cepciones y actitudes sociales los denigran y desigual, se dirige a otra persona en el idioma
cotidianamente. El trato verbal que se otor- que refleja esa estratificación y desigualdad.
ga al pobre en los servicios de atención de Un campesino entablará conversación con

Recuadro 2.1 Idioma utilizado según jerarquía social y relaciones de afectividad


Esquema y ejemplos

Jerarquía social de la persona a quien se habla


Superior Igual Inferior

Relación de El campesino al sacerdote, operador El campesino a la esposa, hermanos, La ama de casa a la vendedora del mer-
Hay relación
afectividad político, en guaraní amigos cercanos, en guaraní cado, empleada doméstica, en guaraní
con la persona
a quien se No hay El campesino a la autoridad local, en El campesino a la persona extraña, en La ama de casa a la empleada doméstica
habla relación castellano castellano de otra familia, en castellano

Fuente: Elaboración propia con base en Joan Rubin, Bilingüismo Nacional en el Paraguay (1974)

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Cuando alguien se ubica la autoridad local (superior y no solidaria) blante citadino o burócrata.
en su lugar dentro del en español, idioma ajeno a su cotidianeidad, Además del uso diferenciado de lenguas
sistema estratificado y pero que funciona como dominante por ser según la jerarquía social, existen múltiples
desigual, se dirige a otra la lengua del poder. El mismo campesino, al expresiones verbales orientadas a demarcar
comunicarse con personas de igual jerarquía posiciones y reforzar las desigualdades. A
2 persona en el idioma que
refleja esa estratificación
con las que se vincula solidariamente, como
la esposa, sus familiares o amigos cercanos,
continuación se presenta como ejemplo una
expresión sancionadora de jerarquías y de-
y desigualdad.
utilizará su lengua materna, el guaraní. sigualdades de carácter político, que permite
Las desigualdades: cultura e historia

El mismo campesino, al hablar con alguien el uso de arbitrariedades y, consecuentemen-


de igual condición, sin vínculos de solidaridad, te, debilita la ciudadanía y obstaculiza la esta-
empleará el español (indiferencia-lejanía) antes talidad. En un diálogo, esta expresión marca
de “entrar en confianza”, aunque el proceso de- -señala con fuerza- una asimetría entre los
semboque luego en el uso de la lengua apropia- interlocutores que no es evidente hasta que
da a la relación. Una ama de casa urbana, en ella se formula. Su intención es probar al otro
relación de superioridad con otra persona (su (tratado como inferior) que las normas o re-
empleada doméstica, la vendedora del merca- glas no son iguales para todos.
do) usará el guaraní para facilitar la comuni- En efecto, con la expresión verbal: ¡Us-
cación y reducir distancias (solidaridad). Pero ted no sabe con quién está hablando...!, la
cuando decida mantener distancias, usará el persona quien la formula pretende ubicarse
español (con la empleada doméstica de otro en una posición de superioridad frente a su
hogar). En el exterior, el guaraní es normal- interlocutor. Quien la usa apela al derecho a
mente usado entre paraguayos o paraguayas mandar, al privilegio de situarse por encima
como elemento de solidaridad-identidad, pero de la norma. Se la emplea cuando el tiempo
emplearán el español entre iguales de origen o los argumentos faltan, o la persona con
urbano o si existe intención de mantener las re- poder no está dispuesta a ver frustrada su
laciones jerárquicas originalmente establecidas voluntad. Opera cuando alguien puede pre-
en el Paraguay. sentarse como autoridad, o amparada por el
Estas opciones de uso de los idiomas se poder, con la jerarquía y la arbitrariedad que
reproducen en el vínculo entre la ciudada- ello implica. Puede ser tanto el jefe político,
nía y el Estado. Los líderes de una organiza- policial o militar, como su pariente cercano
ción ciudadana popular, creada entre iguales (hijo, hermana), o ritual (ahijado, recomen-
guaranihablantes, al relacionarse con una dado). Esta expresión verbal, estudiada en
instancia superior, usualmente deben apelar Brasil (Damatta, 1997), era de uso frecuente
al español, lengua en la cual pierden la pre- durante el régimen stronista.
cisión y fluidez que tenían en guaraní. Si el Actualmente esta expresión continúa,
funcionario estatal busca mantener simbóli- en menor medida o se ha mimetizado, re-
camente la superioridad jerárquica, usará el surgiendo como ¡No sabés con quién te estás
español (incluso cuando hable a la perfec- metiendo! Como en el caso anterior, una vez
ción el guaraní), obligando al inferior a ex- establecida la jerarquía, se impone alguna
presar su pedido -o aún peor, su reclamo- en arbitrariedad. La emplean quienes poseen (o
lengua no materna, lo que limita su habilidad creen poseer) algún tipo de poder, político
comunicativa. Sin embargo, la fuerza de sus o social. Esta conducta autoritaria también
convicciones reivindicatorias impulsa a líde- rige en las relaciones con el aparato estatal,
res gremiales campesinos a utilizar su propia señalando jerarquías y desigualdades. Ambas
lengua en sus reclamos, con lo que se preten- expresiones imponen la personalización del
de equilibrar, aunque sea simbólicamente, la poder y debilitan la institucionalidad, signi-
desigual relación de poder con el hispanoha- ficando que: i) la ciudadanía no es igualitaria

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en derechos, ii) las personas deben someter- o nosotros incluyente (ñande), y un “sólo noso- La lógica de pertenencia
se a la arbitrariedad de quien “representa” al tros” o nosotros excluyente (ore). Todos perte- excluyente, aplicada
Estado y iii) entre dos funcionarios estatales necen al grupo, pero quien habla desde el ore en la ciudadanía y en
en conflicto, el atributo de ahijado político excluye a quienes se expresan en ñande. A su el aparato del Estado,
vale más que las reglas internas. vez, el ore puede discriminar internamente, en

Niveles de pertenencia excluyentes:


un tercer par de inclusión-exclusión, cuando
diferencia el “sólo nosotros” (ore) de un “única
genera efectos nocivos.
2
del ha’ekuera al ore-kuete y exclusivamente nosotros” (ore-kuete). El cri-

Las desigualdades: cultura e historia


terio de inclusión, desde quien habla y al inter-
Un elemento cultural demarcador de de- locutor, juega intensamente en este último par,
sigualdades es el uso de determinados pronom- más laxamente en el segundo y aún con menor
bres personales en guaraní, que establece nive- intensidad en el primero.
les graduales de inclusión o exclusión (Bareiro, La lógica de pertenencia excluyente, apli-
2005; Morínigo, 2005). Estos niveles de perte- cada en la ciudadanía y en el aparato del Esta-
nencia excluyentes son aplicados naturalmente do, genera efectos nocivos. Es utilizada entre
en ámbitos familiares, vecinales o de amistades. un partido político y otro; dentro del mismo
Pero las discriminaciones más perniciosas en partido, entre una facción y otra; y dentro de
su impacto colectivo surgen cuando la lógica se la facción, entre el líder y sus seguidores. En
traslada a las relaciones ciudadanas o de las per- la jerga política se habla de “anillos” que ro-
sonas con el Estado. El esquema siguiente ilustra dean al liderazgo o a la conducción, basados
estos niveles, originados en los pueblos guaraníes en lealtades personalistas y no en criterios
y persistentes en la cultura paraguaya. técnico-burocráticos. En ese sentido se ha-
El idioma guaraní posee varias formas de bla de “primer anillo”, “segundo anillo”, etc.
decir “nosotros”, según se incluya o no al inter- Dentro del aparato estatal, esta lógica se la
locutor. Un primer par sirve para fijar la división emplea entre un ministerio y otro, dentro de
entre “nosotros” y “ellos”; ñande y ha’ekuera, cada Secretaría de Estado entre direcciones
definiendo a incluidos (ñande) y excluidos generales, y así sucesivamente.
(ha’ékuera). El segundo par señala distinciones Estas discriminaciones secuenciales (desde
al interior de ese nosotros: un “todos nosotros” el ore-kuete más inclusivo hasta el ha’ekuera

Diagrama 2.1 Niveles de pertenencia

Niveles incrementales de exclusión

Ha’ekuera Ellos

Nosotros Ñande Todos Nosotros

Ore Solamente nosotros

Orekuete Única y
exclusivamente
nosotros

Fuente: PNUD / ODH, elaboración propia.

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Los imaginarios llegan por completo excluyente) impiden la consti- lo explica orientan la conducta -por acción u
a condicionar destinos tución de la ciudadanía y el fortalecimiento omisión- de las personas, en forma desigual se-
porque cada persona de la estatalidad, porque debilitan las organi- gún su condición social, simpatía política, nivel
se ubica en “su” lugar, zaciones (por la primacía del criterio de leal- educativo, sexo, etc.
tad por sobre el de capacidades), bloquean o Las personas situadas del lado negativo
2 marcado por modelos
de comportamiento
entorpecen las oportunidades de las perso-
nas y, sobre todo, corroen el imperio de las
de las desigualdades revelan claramente es-
tas percepciones: “Pe hospital pe reiko teve
propios.
normas. El estímulo de este comportamiento peteî 5.000 oñatende haguâ nderehe; upeva
Las desigualdades: cultura e historia

está dado generalmente por el acceso dife- nderekôiro oñatende vai nderehe hikuai” (En
rencial a privilegios y el reparto prebendario el hospital público necesitás 5.000 guaraníes
de bienes y servicios. para que te atiendan y si no tenés eso, te atien-
den mal). Otras lo resumen simplemente en
Imaginarios sociales y la “Está prohibido enfermarse para los pobres”.
desigualdad como destino El acceso a un servicio tan básico como el de
salud está culturalmente vedado a los pobres:
La condición social no determina en forma “en salud, si uno tiene plata no hay problema:
directa los imaginarios pero ambos están ínti- te atienden, pero con plata. Si no tenés plata,
mamente vinculados. La conciencia de carecer fácilmente te morís…”. “Ya no se va al centro
de recursos económicos conduce a las perso- de salud sino al médico poha ñana (de hierbas
nas, en casos de enfermedad, a no consultar naturales) … si uno no tiene dinero, se va a
al médico para evitar ser maltratado por su ir hacia ahí”. “Hay gran déficit en materia de
condición de pobre o debido a la imposibili- salud, porque muy poca gente es la que puede
dad de comprar los medicamentos recetados. acceder a la salud, primero por el costo... Y la
Si un pleito judicial resulta caro, o se presume atención en los centros de salud del gobierno,
que el juez favorecerá a quienes tienen dine- se privilegia a los sectores políticos. No todos
ro, influencias políticas o amistades, la perso- tienen la misma oportunidad”. (ODH, Gru-
na pobre o sin “padrinos” dudará en iniciar el pos Focales 2006 y 2007)
juicio. En el caso que ya lo haya hecho, dudará Los imaginarios llegan a condicionar des-
en proseguirlo. Si perdió en primera instancia tinos porque cada persona se ubica en “su”
debido a manejos deshonestos -reales o perci- lugar, marcado por modelos de comporta-
bidos como tales- no recurrirá a la Apelación, miento propios. Dada la acumulación de
y así sucesivamente. De esta manera, las per- desigualdades, ese destino no es el mismo
cepciones de lo que ocurre y el imaginario que para el hombre rico, hispanohablante y ur-
bano, que para la mujer campesina guarani-
hablante, pues ambos tienen condiciones de
Recuadro 2.2 Refranes (ñe’enga) sobre la mujer vida que responden a universos culturales
marcadamente distintos.
Esta “imposición” de destinos a personas
Kuña imembynte va’era voi La mujer está destinada a tener hijos
con desiguales capacidades y oportunidades
La mujer - corresponde - al hombre y la carne
es arbitraria, ajena a la voluntad de ellas, y
Kuña kuimba’epe ha so’o mbarakajape al gato reproduce las desigualdades porque ubica a
Karai imba’apópe, tembireko hembiapópe El hombre en su trabajo, la esposa en el suyo
dichas personas, desde el inicio, en una po-
ha mitâ mbo’ehaópe - el trabajo de la casa - y el niño en la escuela sición social -en el sentido amplio del térmi-
La mujer que manda en la casa, hace de
no- consistente con el destino señalado. Vale
Kuña omandáva hógape, ojapo’i iménape menos a su esposo decir, no se nace pobre para volverse rico,
Fuente: Elaboración propia con base en Pompa, Valores tradicionales y Pautas reproductivas. 1996 ni viceversa; se nace y muere en uno u otro
lugar. El destino de la que nace mujer es di-

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ferente del que nace hombre, y quien trans- de cada siete personas identificó al trabajo y Sin trabajo ni expansión
grede el modelo altera el “orden natural”, al estudio como las vías aptas para progresar de capacidades de sus
recibiendo una sanción social (la lideresa es económicamente. [Ver Anexo 2.2]. habitantes (empleo y
“patotera” al ejercer poder; el hombre tole- La superación de las desigualdades de capital humano), ningún
rante es “flojo”; la mujer sin hijos es “huera” origen es obstaculizada por esta percepción
o incompleta, etc.).
Estos imaginarios tienen un componente
mientras que se consolida el imaginario de la
movilidad social ascendente por vía irregu-
país logra desarrollo
económico ni crece en 2
Desarrollo Humano.
de fatalismo que colabora en reproducir las lar. Sin trabajo ni expansión de capacidades

Las desigualdades: cultura e historia


asimetrías existentes (Neufeld, 2006; Vera, S, de sus habitantes (empleo y capital humano),
1992; Vera, H, 1993). Algunos refranes popu- ningún país logra desarrollo económico ni
lares denotan la persistencia de esta visión fa- crece en Desarrollo Humano. Pero incluso las
talista que condiciona la conducta, limitando oportunidades de ascender socialmente por
el esfuerzo y creatividad de sectores sociales vía de irregularidades se distribuyen en forma
mayoritarios. Si el destino está predetermi- desigual: las posibilidades de ser impunemente
nado, en ese imaginario la buena suerte -esa corrupta, o de tener contactos útiles con el go-
otra cara del fatalismo- sirve para escapar de bierno, no están abiertas a todas las personas.
la pobreza. En el Paraguay, como en otras so- Estas percepciones -y las conductas origi-
ciedades, el inusitado auge de juegos de azar nadas por ellas- no estimulan la formación de
(empresas de lotería, sorteos a través de me- capacidades. La expresión: “Añeha’a pero che
dios de prensa, etc.) y de consultas a adivinos
(lectura de las manos, las cartas, etc.), fue pa-
ralelo al crecimiento de la pobreza. Recuadro 2.3 Refranes (ñe’enga) de “El hombre paraguayo
en su cultura”
Movilidad social desigual
Mboriahurã mboriahupáma, santorã santo- El que tiene que ser pobre, ya nace pobre; el
Así como los imaginarios sociales fijan páma que tiene que ser santo ya nace santo
modelos y alimentan actitudes, en una socie- Mboriahu bonanza ha teyu mymba, hasy Es tan improbable que un pobre llegue a
tener bienestar, como que un lagarto se haga
dad de desiguales destinos existe la percep- rejuhu haguã animal doméstico
ción de las escasas probabilidades de movili-
Sobre la cabeza del pobre siempre cae el rayo
dad social ascendente que tienen las personas Mboriahu akã rehente ho’áva rájo (desgracia)
con menos capacidades. Las oportunidades
Jagua ñuguaitĩ ha mboriahu sociedad, ñorai- Sociedad de pobres y reunión de perros, siem-
de enriquecerse se dan, según éstas, más por rõme opava’erã pre terminan en peleas
vías irregulares o de corrupción, que me- Fuente: Gauto, Perfil del Hombre Paraguayo. 1985
diante el desarrollo de capacidades y la ex-
pansión de oportunidades. No valen el traba-
Recuadro 2.4 Mecanismos de acceso a la movilidad social ascendente
jo, el estudio, ni el capital familiar (recursos
del entorno familiar y las redes familiares).
Lo importante es disponer de “buenos con- Capital familiar y
Mecanismos Irregularidades Trabajo y estudio Suerte
oportunidades
tactos con el gobierno”, hacerse “amigo de los
Tener buenos
políticos”, e incluso “hacer trampas”. contactos con el Tener más oportu- Ser más inteli- Tener mu-
nidades gentes cha suerte
Los datos de la serie de estudios sobre cul- ¿Qué se
gobierno
tura política del CIRD (2001 a 2005) corro- necesita para Ser amigo de los Son hijos de ricos Tienen muchos
ser rico? políticos estudios
boran esta percepción. La mitad de las perso-
Trabajan muchas
nas encuestadas entiende que, para ser rico, Hacer trampas horas por día
se precisa contar con relaciones de clientela Pocentaje 48,7% 27,2% 14,2% 6,9%
irregulares; es decir, opta por la versión per-
versa de la red de oportunidades. Sólo una Fuente: Elaboración propia con base en las encuestas del CIRD 2001 - 2005

INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008 81


La mayoría de los puesto kuepe jeynte apyta (me esfuerzo, pero en fuerzan las desigualdades existentes. Los be-
entrevistados evalúa mi puesto de siempre me quedo)” revela la frus- neficiarios más visibles de este sistema son los
negativamente las tración de no obtener los resultados esperados parlamentarios, a quienes se reprocha ocupar
políticas pos-1989, del esfuerzo laboral. En otras palabras, para la la dirección de empresas privadas incompati-
mayoría de las personas, a nada conduce tra- bles con su función legislativa (PNUD, 2003).
2 cuando las compara con
las del periodo stronista.
bajar más o mejor, si el objetivo es mejorar sus
condiciones de vida. También queda la amarga
De acuerdo a la expresión: “Uno tiene dere-
chos pero pobrecito del que se anima y habla”
reflexión: “No se sale más adelante. Ore jaroi- (ODH, Grupos Focales 2005), el sistema legal
Las desigualdades: cultura e historia

ma ore rykuerame ñeha’a pero che puesto kuepe juega a favor de este entramado, visto como
jeynte apyta (“Ya estamos en nuestra sopa”, tra- impermeable a las presiones ciudadanas.
ducción literal; “Ya estamos en el lugar que nos
corresponde”, sentido de la expresión) (Grupos Las diferentes percepciones del
Focales 2005 y 2007). pasado y del futuro del Paraguay
Recapitulando, la primacía de estas vías
irregulares de movilidad social en la percep- Dentro del imaginario social, importa la
ción colectiva impide la construcción de la evaluación del proceso iniciado en 1989 (la
ciudadanía y el fortalecimiento de la estata- “transición a la democracia”), tanto en sí mis-
lidad, porque en ellas los valores y la acción mo -democracia versus autoritarismo- como
se orientan hacia instituciones ilegales y ex- en las políticas destinadas a promover la par-
cluyentes, y la corrupción dentro del Estado ticipación política de las personas y a expan-
se fortalece. La lógica del ore-kuete prevalece dir capacidades y oportunidades, esenciales al
entre quienes hacen trampas o cometen irre- Desarrollo Humano. La comparación hecha
gularidades. por las personas entrevistadas (EDH 2006) de
Esta percepción se articula con otras: el los resultados políticos, sociales y económicos
dinero compra poder político y, a su vez, quie- del régimen stronista y de la transición, arroja
nes tienen el poder político pueden enrique- resultados preocupantes para la democracia.
cerse ilegalmente, logrando impunidad a tra- La mayoría de los entrevistados evalúa ne-
vés del mismo sistema político. La protección gativamente las políticas pos-1989, cuando las
e impunidad otorgadas por el poder o por el compara con las del periodo stronista. Entre
dinero permiten reproducir este sistema y re- las opciones “peores”, “mejores” o “iguales”, las
califica como peores en los tres ámbitos con-
siderados: político, social y económico. Siete
Gráfico 2.2 Evaluación de la transición por “peores” resultados (%) de cada diez personas evaluaron como peores
los resultados políticos que incluyen “eleccio-
89 nes limpias y transparentes, nivel de participa-
81 85 85 81 ción en las elecciones y frecuencia de debates”.
76 78 75 79 79 76
74 Igual cantidad de personas evaluaron como
69 67
65 63 peores los resultados sociales, que compren-
57
54 den “educación, salud y protección social”. Y
esa proporción ascendió a ocho de cada diez
personas, que ven como peores los resultados
económicos, es decir, “ingresos y empleo”.
[Ver Anexo 2.3].
dio
dio
bre

nte

te
m

lan
stu
tu
po

bla
tre

ab
es

ee

Estas opiniones varían según la posición


ex

ha
No

nih
de

sd

o
re

an

ara
b

os

ño
Po

sp

Gu
6a

ocupada por la persona en el sistema de de-


Hi
y+

1-
13

sigualdades: las que sufren pobreza extrema,


Sociales Políticos Económicos
Fuente: PNUD / ODH, EDH 2007 tienen escasa educación (1 a 6 años de estu-

82 INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008


dio) y hablan guaraní evalúan más crítica- menor optimismo. El guaranihablante cuenta Mediante las luchas
mente los resultados de la transición que las con menor escolaridad y es probablemente de organizaciones
no pobres, con mayor educación (13 y más pobre, en el caso de unir estas características. feministas y algunas
años de estudio) y son hispanohablantes. Por otra parte, las expectativas de personas innovaciones en el
En menor medida, también impactan más adultas de 30 años de edad o más, son peores
críticamente en la evaluación el área de resi-
dencia rural y la edad: población de 60 y más
que las de jóvenes de 18 a 29 años, lo cual se
debería a que las personas adultas poseen un
aparato del Estado,
la expansión de los 2
derechos de la mujer y
años. El presente Informe identificó al idio- mayor conocimiento de los riesgos del futuro
la cuestión de género

Las desigualdades: cultura e historia


ma hablado, el nivel educativo y la condición y serían más conscientes de las limitaciones de
se integran al discurso
de pobreza como las variables que estructu- su descendencia para encarar el tiempo veni-
raban con mayor fuerza, las percepciones so- dero. Por esta razón, por ejemplo, una persona político, los programas
ciales sobre las desigualdades. de Asunción (Grupos focales 2007) expresó: gubernamentales y los
Estas evaluaciones negativas erosionan la “¿Sabés cuál es el futuro”. Agarrá a tu hijo... y proyectos de las ONGs.
legitimidad del régimen democrático y esti- mandale a España, a Buenos Aires.”
mulan el rechazo a sus instituciones. El de- En todos los casos, la conciencia de estas
sarrollo de la ciudadanía y de la estatalidad limitaciones estructurales -es decir, menores
resulta igualmente perjudicado, en razón de capacidades y oportunidades- contribuye a
que se entiende que la democracia, con re- una percepción más pesimista. La mayor asi-
lación a la dictadura, es el sistema apto para metría se registra según la lengua hablada, en
lograr buenos resultados socioeconómicos y donde quienes se expresan en la lengua subor-
políticos. dinada saben que cuentan con menores recur-
Tampoco sorprende el escepticismo en las sos para enfrentar los riesgos del futuro.
expectativas sobre la situación socioeconómi-
ca que espera a las nuevas generaciones. Sin Señales esperanzadoras de cambio
embargo, la esperanza persiste tenazmente. En
palabras de un poblador rural: “Tenemos que No obstante la persistencia de desigualda-
probar con gente nueva. Tenemos que mante- des nocivas para la ciudadanía o la estatalidad,
ner la esperanza” (Grupos Focales 2007). En y el marcado escepticismo respecto al futuro,
efecto, 35% de las personas encuestadas pien- se detectan procesos auspiciosos de cambio.
sa que el futuro socioeconómico de sus hijos
e hijas será mejor y 36% peor que la situación
actual. Pero existen marcadas diferencias por
Gráfico 2.3
idioma hablado en el hogar, nivel educativo Visión sobre futuro socioeconómico “peor” de los hijos (%)
y condición de pobreza. El futuro será peor
según las personas pobres, con menor educa-
ción y guaranihablantes en comparación a los 43 43
45
no pobres, con mayor educación e hispanoha-
blantes. Asimismo y en menor grado, quienes 32 31
residen en el área rural y las personas de 30 29
y más años de edad también poseen menores
expectativas con respecto al futuro socioeco-
nómico de sus hijos e hijas.(EDH 2007). [Ver
Anexo 2.4].
bre

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dio

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Es que, en este caso al igual que en el an-


tu

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po

bla
tre

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ex

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terior, se anudan idioma, educación y pobre-


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1-
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za, a los que se agregan lugar de residencia


13

y edad para visualizar el futuro con mayor o Fuente: PNUD / ODH, EDH 2007

INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008 83


Las desigualdades Sus protagonistas son actores sociales nuevos No debe sobreestimarse, sin embargo, la
basadas en el origen desde el punto de vista histórico, o con mayor amplitud de estas transformaciones. Muchos
étnico son primordiales visibilidad y capacidad de incidencia en el pre- factores que refuerzan desigualdades siguen
y resultan persistentes, sente. Mediante las luchas de organizaciones aislando a las poblaciones pobres o empobre-

2 haciendo de fundamento feministas y algunas innovaciones en el aparato cidas, lo que se hace evidente, por ejemplo, en
del Estado, la expansión de los derechos de la el acceso a la información y a las tecnologías
a muchas otras. Ellas
mujer y la cuestión de género se integran al dis-
fueron producto de comunicación. Según la encuesta de 2002,
curso político, los programas gubernamentales
intencional de una un 44,4% de la población de mayores ingresos,
Las desigualdades: cultura e historia

y los proyectos de las ONGs.


conquista que trasladó de 15 años de edad o más, no lee periódicos,
Pese a que los programas resultan todavía in-
la lógica estamental del porcentaje que salta al 83,5% entre la carente de
suficientes y no todo este discurso se concreta en
feudalismo a América. políticas públicas, existen avances notables en ma- recursos económicos (20% de la población más
teria de género. En el aspecto educativo, por ejem- pobre). Esta exclusión también funciona en lo
plo, el porcentaje de mujeres de 15 años de edad o que respecta a ver televisión (13,1% de las per-
más, que contaba con siete años de escolaridad o sonas más ricas y 43,6% de las más pobres) y se
más se elevó del 29,9% al 42,2% en el breve lapso torna abismal en el acceso a tecnologías de in-
de una década (1992-2002). formación y comunicación (TICs), tenencia de
Por otra parte, una nueva cultura antimi- computadoras personales y acceso a internet.
litarista surge con el Movimiento de Objeción El caso de las TICs, muestra la envergadu-
de Conciencia, fenómeno posible recién a ra y complejidad de un proceso que pretenda
partir de 1989 y presentado, más adelante democratizar las oportunidades. No sólo se
en la sección sobre Ciudadanía Civil, como requiere la posesión del recurso material tec-
un estudio de caso. Sin considerar a los que
nológico (computadoras, acceso a líneas fijas
evaden el Servicio Militar, la cantidad de
y servidores, etc.), sino también capacidad y
objetores en 1999 alcanza la de los conscrip-
formación para utilizarlo en toda su potencia-
tos, y a partir de esa fecha los primeros son
lidad. La falta de estos recursos y capacidades
ya mayoría. La afianzada cultura militarista
-con sus rasgos de violencia y sexismo- está se traduce en lo que hoy se conoce como “anal-
siendo progresivamente cuestionada por la fabetismo digital”, fenómeno que está abriendo
expansión de este movimiento que ya provo- brechas crecientes de significativo impacto so-
có cambios de mentalidades en la población bre el presente y el futuro de las generaciones
juvenil. Ambos casos -el de mujeres y el de paraguayas, tanto al interior del país, como
objetores- constituyen “buenas prácticas” de fuera del país en el contexto mundial más de-
articulación de organizaciones de la sociedad sarrollado.
civil y de relaciones de éstas con algunas ins-
tituciones públicas.

Construcción histórica de las desigualdades

La desigualdad como proyecto el simple acceso diferencial a activos, capaci-


colonial dades y oportunidades. Se emplea aquí el tér-
mino desigualdad a efectos prácticos, ya que
Las disparidades contemporáneas se ori- definir como tal el exterminio de naciones
ginaron en procesos que exceden -en nivel de indígenas, el secuestro y violación de muje-
exclusión, grado de violencia o explotación- res nativas, la esclavitud y/o servidumbre de

84 INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008


indígenas y afroamericanos es anacrónico y explotar la tierra se dieron a explotar al El doble sometimiento
carece de rigor. Se trata más bien de rastrear, indio. El resultado fue la anarquía, el des- de la mujer indígena
en procesos históricos de destrucción, sobre- amparo, la despoblación, el exterminio. -como reproductora
explotación y exclusión, las lejanas raíces de Surgió el espíritu del encomendero que y sierva (serviha) del
las desigualdades contemporáneas. todo lo fincó en la explotación y el sacrifi-
Las desigualdades basadas en el origen
étnico son primordiales y resultan persisten-
co del natural…”.
J. C. Cháves, 1968
conquistador- introdujo
complejas brechas 2
de género, étnicas,
tes, haciendo de fundamento a muchas otras.
de estatus social y de

Las desigualdades: cultura e historia


Ellas fueron producto intencional de una
Ligada a la diferenciación étnica, la con- servidumbre económica
conquista que trasladó la lógica estamental
quista supuso graves desigualdades de géne- en el seno de la unidad
del feudalismo a América, con elementos de
ro: las indígenas eran entregadas como botín familiar paraguaya.
cruzada contra nativos infieles. Las diferen-
de guerra a los conquistadores y capturadas
cias entre españoles peninsulares, criollos,
en frecuentes ataques (rancheadas) a pobla-
mestizos, indios y otras “gentes de color” -de
dos nativos. Esto agravó la alta mortalidad
carácter socioeconómico, político, cultural-
de las poblaciones guaraníes, cuya sobrevi-
gozaron de soporte legal e ideológico duran-
vencia dependía del trabajo femenino. Sobre
te más de tres siglos.
las indígenas, incorporadas con violencia a la
Sobre la base de la encomienda -que
sociedad colonial, recayó gran parte del tra-
otorgaba a los conquistadores y a su des-
bajo agrícola y la producción de yardas de al-
cendencia la posesión de tierras e indígenas
godón, producto de exportación de la época.
- se constituyó la elite paraguaya, dueña de
El doble sometimiento de la mujer indígena
medios de producción, de la mano de obra
-como reproductora y sierva (serviha) del
y, progresivamente, también del poder políti-
conquistador- introdujo complejas brechas
co. Se estructuraron así las desigualdades de
de género, étnicas, de estatus social y de ser-
origen económico que refuerzan las demás y
vidumbre económica en el seno de la unidad
persisten a lo largo del tiempo.
familiar paraguaya.
La explotación de los nativos incluyó en
el Paraguay -como en otras colonias- inten-
sos niveles de violencia: las ordenanzas reales “Le han quitado por fuerza los españoles
intentaron frenar prácticas usuales de enco- a los naturales más de cien mil mujeres
menderos como las de azotar y engrillar a los e hijas y cuando yo salí <de Asunción>
indígenas, o usarlos como bestias de carga quedarían vivas cuarenta mil de ellas y
o tracción. La servilización de la población las demás han muerto por los malos tra-
guaraní y la apropiación de sus tierras y bie- tamientos que le han hecho”.
nes fueron paralelas al exterminio de nacio- Informe del clérigo Martín González,
nes “hostiles” a la conquista como los paya- 1575
guá, mbayá, agaces o guaycurú. A falta de
estimaciones fidedignas, algunos datos indi- La lengua guaraní, trasmitida por las in-
can el volumen del exterminio indígena: en dígenas a sus descendientes mestizos, religa
1647, un censo registró apenas un 14% de la ambas asimetrías históricas -la étnica y la de
población guaraní misionera (Paranáes, Gu- género- y persiste hasta nuestros días como
yráes, Uruguayenses y Tapés) que existía en indicador de la mayor negación de recursos y
esa región un siglo antes (Susnik, 1979/80). oportunidades. La acumulación de desigual-
dades civiles, políticas, sociales y económicas
“Los cristianos que llegaron ávidos de oro llega hoy a sus máximos niveles en la pobla-
y plata -que no encontraron-, en vez de ción femenina indígena y en la de campesi-
nas guaranihablantes, como sucedía entre

INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008 85


“Los españoles y sus ancestros precolombinos. tasa de supervivencia fue más alta, al estar
encomenderos están Pese a la ausencia de grandes plantaciones los indígenas exentos de encomienda. Desde
tan apoderados y o minas, las condiciones de vida y de trabajo la expulsión de la orden jesuítica (1767) has-
enseñoreados de los de los indígenas en los obrajes de madera y ta mediados del XIX, lo que restaba de esta
yerba mate y las explotaciones agropecua- población se convirtió en “paraguaya”, que de
2
indios, que no hay
esclavitud ni cautiverio rias eran extremadamente duras, como en allí en más sufriría -como peonaje y campesi-
en Berbería ni en galeras toda la América colonial. En particular, la nado pobre- nuevas formas de desigualdad.
de turcos, de más recolección de yerba mate (principal rubro Contrariamente a lo que sostiene la his-
Las desigualdades: cultura e historia

sujeción. de exportación del Paraguay en la época) en toria tradicional, las rancheadas, saqueos y
los montes generaba una alta mortandad de explotación encomendera sí generaron resis-
hombres indígenas. tencia de los nativos hasta el siglo XVII. El
levantamiento de Pablo y Nazario, el de Ove-
rá, la rebelión de Arecayá, los alzamientos del
“Los españoles y encomenderos están tan
Guairá, del área circundante a Asunción, de
apoderados y enseñoreados de los indios,
Caazapá y de Yuty, prueban que la instala-
que no hay esclavitud ni cautiverio en
ción de desigualdades no se dio sin cruentos
Berbería ni en galeras de turcos, de más
conflictos.
sujeción, porque desde que nacen hasta
que mueren, padres e hijos, hombres y
mujeres, chicos y grandes sirven perso- “…los Carios del Paraguay ensayaron
nalmente en granjerías (…) de los amos, simultáneamente distintas vías de aco-
sin alcanzar los pobres indios una cami- modamiento y de resistencia. A los in-
seta de que se vestir, ni a veces un puñado tercambios pacíficos de bienes y mujeres,
de maíz que comer, y así se van muriendo a la amistad fomentada en la ilusión de
a gran priesa”. combatir los mismos enemigos, se suma-
Padre Angulo (S.J.) a Toribio de Mogro- ron las deserciones y los conflictos (...)
bejo, Asunción, 1592 ‘Levantamientos’ de grupos enteros que
implicaban el abandono de las aldeas y
la re-localización posterior en zonas más
alejadas (...); ejecuciones aisladas de cris-
“Tiene la labor de aquella yerba consumi- tianos que caían por asalto en los tekoá
dos muchos millares de indios, testigo soy <aldeas> indígenas; negativa a acceder
de haber visto por aquellos montes osa- a las demandas europeas de guías y car-
rios bien grandes de indios, que lastima gadores, de bienes, de mujeres o de ser-
la vista al verlos (...) los indios los aca- vicios; hostilidad hacia los indios colabo-
rrean, llevando a cuesta cada uno cinco racionistas e insurrección armada contra
o seis arrobas <una arroba: 11,502 kg.>, los invasores; o bien tácticas adoptadas
10, 15, 20 o más leguas <una legua: 5,5 individualmente, como la huida al mon-
km.>, pesando el indio mucho menos que te, el trabajo a desgano (...) fueron las
su carga, sin darle cosa alguna para su modalidades más frecuentes de rechazo a
sustento. Cuántos se han quedado muer- la situación colonial...”
tos recostados sobre sus cargas, y sentir Florencia Roulet, 1993
más el español no tener quien se la lleve
que la muerte del pobre indio!”
Otra fuente de desigualdad -tras la étni-
A. Ruiz de Montoya, 1639
ca, la económica y la de género- se delinea
a fines del período colonial: el área de resi-
En ese otro Paraguay fronterizo al de los
dencia. La provincia del Paraguay tuvo un
criollos, el de las Reducciones Jesuíticas, la

86 INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008


carácter bien urbano durante casi tres siglos: de un modo bárbaro que jamás da de co- “Surge así un nuevo
salvo los indígenas no reducidos, toda la po- mer ni de vestir a los peones (...) y como tipo social, de status
blación -del estamento que fuera- habitaba jamás salen ni pueden de trampas, se de español, pero
en algunas ciudades criollas, en una veintena abandonan”. desvinculado de modo
de “pueblos de indios” o en las reducciones Félix de Azara, 1904
jesuíticas. Pero desde mediados del XVIII,
con las reformas borbónicas, la crisis de- En sus postrimerías, la sociedad colonial
permanente de la ciudad
y absorbido por las 2
faenas rurales, con lo
mográfica indígena y el fin de las misiones continuaba dividida en estamentos cerrados,
que pierde influencia

Las desigualdades: cultura e historia


jesuíticas, surgen obrajeros o yerbateros asa- con diferentes derechos, privilegios y obliga-
y figuración: son los
lariados, campesinos tabacaleros, pequeños ciones, y con acceso no igualitario a bienes
y servicios. Esos grupos tenían lenguas pro- llamados (…) “gente rei”,
hacendados y trabajadores con oficios en el
interior. pias, usaban ropas definitorias de rango, y o “coygua, cada vez más
Una población mestiza o de origen euro- hasta rezaban en templos distintos. numerosos y extendidos”
peo ejerce ahora trabajos manuales o produ- Los dos primeros estamentos (los españo-
ce para el mercado en ámbitos rurales, ale- les peninsulares, y en menor grado, los crio-
jándose de la actividad política de Asunción. llos americanos y sus descendientes mestizos)
“Surge así un nuevo tipo social, de status de monopolizaban cargos políticos y militares,
español, pero desvinculado de modo perma- las encomiendas, la explotación ganadera, de
nente de la ciudad y absorbido por las faenas obrajes, yerbales y el gran comercio. Goza-
rurales, con lo que pierde influencia y figura- ban de libertades y derechos civiles propios
ción: son los llamados (…) “gente rei”, o “coy- de súbditos del reino español, muy disminui-
gua, cada vez más numerosos y extendidos”. dos para las mujeres que, salvo excepciones
(R.E.Velásquez, 1995) (las hubo titulares de encomienda), eran ex-
Se extiende el espacio poblado a lo largo cluidas hasta del sistema educativo.
del Río Paraguay, en los valles del interior y
en los yerbales del nordeste. La asalarización
Los “constantes roces entre los nacidos en
fomentada por el auge mercantil incluye for-
España y los criollos, y entre los criollos
mas semiserviles: el sistema de enganche por
y mestizos, nos pueden dar una idea del
deudas se instala para el peonaje de explo-
desprecio que unos sentían por los otros
taciones rurales, buscando retener coacti-
en escala descendente. Pero, mientras los
vamente una mano de obra escasa y aún no
nacidos en España y los criollos podían
sujeta a la disciplina laboral. En este sistema
detentar los cargos públicos y de respon-
(tienda de raya o enganche por deudas) los
sabilidad, los mestizos se encontraban
patrones adelantan dinero o mercancías al
siempre en estado muy similar al de los
futuro peón, cuyo trabajo pagan luego con
indios, aunque legalmente (…) fuesen es-
“vales”. Forzados a comprar provistas e ins-
pañoles.”
trumentos sobrefacturados del almacén de la
José L. Mora Mérida,1973
empresa, los trabajadores no pueden saldar
su deuda ni librarse de las duras condiciones
laborales. Pero la población indígena, mayoritaria,
oscilaba entre condiciones de esclavitud (ya-
“Si el comercio conociese sus utilidades naconas) y servidumbre (mitayos). Carentes
se dedicaría a beneficiar la yerba mate y de libertades y de derechos civiles o políticos,
pagaría los peones con plata sin hacerles hombres y mujeres servían de por vida a sus
adelantamientos, con esto (…) la peona- señores. Su condición humana era apenas re-
da enriquecería; lo que no puede suceder conocida: los documentos de la época llaman
en el día, porque se maneja este negocio a los yanaconas “piezas” o “siervos perpetuos”

INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008 87


La dictadura de Francia y el trato dado a mitayos frecuentemente lin- de vecinos -requisición del trabajo y bienes
y el gobierno de los daba con el de bestias de carga. de parte del Estado- y la explotación servil de
López atacaron los En un nivel aún más bajo, estaban los es- comunidades indígenas.
privilegios de españoles clavos negros dedicados al cuidado del gana-

2 peninsulares, pero sus do, al servicio doméstico o a oficios artesana- “El dictador (…) había permitido que
políticas mantuvieron o les. Pese a su importancia numérica -negros permaneciese en vigor una vieja cos-
agravaron desigualdades y mulatos constituían, a inicios del siglo XIX, tumbre española, la leva (...) según la
coloniales derivadas de más del 10% de la población- resta poca me- cual todo trabajador, ganado, carretas e
Las desigualdades: cultura e historia

la esclavitud, las levas moria de este grupo que sufrió la sumatoria instrumentos (...) podía ser tomado por
de las desigualdades, y resultó prácticamente la fuerza y puesto en requisición para
o auxilios de vecinos
exterminado en la Guerra de la Triple Alian- los trabajos del Gobierno. Los militares
-requisición del trabajo
za (1865/70). hacían uso personal de estas levas, y los
y bienes de parte del
campesinos no venían a la capital a ven-
Estado- y la explotación
Libertad, igualdad, fraternidad: la der sus productos por miedo a ellas”.
servil de comunidades
Independencia Rengger y Longchamps, 1838
indígenas
En consonancia con principios repu- Una crónica de 1820 revela la persistencia
blicanos, la emancipación de España tuvo de una sociedad estamental y jerarquizada
inicialmente medidas que implicaban el según el origen étnico, el estatus y el rol eco-
reconocimiento de algunas desigualdades, nómico. Ella describe estamentos basados en
como la educación general (para varones) y el poder político y en el área de residencia,
la liberación del trabajo servil del indígena. pero no incluye a los esclavos ni considera
Pero pronto el conflicto exterior con las Pro- -según el espíritu de la época- la condición
vincias Unidas del Plata colocó la cuestión diferente de las mujeres al interior de los gru-
de la independencia por sobre la igualdad o pos.
la libertad, y los derechos civiles y políticos El aislamiento comercial de 1820 a 1840
fueron postergados en nombre de la nación forzó la re-campesinización de trabajadores
amenazada. Durante la dictadura de Rodrí- asalariados o con oficios, que retornaron a la
guez de Francia (1813-1840), el principio producción de autoconsumo ante el cierre del
republicano de igualdad no generó un orden comercio exterior. El paso de Colonia a Re-
jurídico diferente, y más bien se restringie- pública tampoco supuso políticas de distri-
ron varios derechos civiles y políticos. bución de tierras: las heredadas de la Corona,
secularizadas a la Iglesia o expropiadas a los
“En toda sociedad debe haber precisa- “enemigos de la libertad” pasaron al patri-
mente una jerarquía en que cada uno se monio del Estado, por lo que el campesinado
contenga sin salir de la esfera y facultades debía producir arrendando lotes fiscales.
que les señalan sus puestos y el lugar a El auge mercantil de las reformas borbó-
que está destinado”. nicas (último tercio del siglo XVIII) sufrió
Rodríguez de Francia al Cabildo, un corte con la independencia, de importan-
3.IX.1811 tes secuelas sobre el desarrollo tecnológico, la
formación de los grupos empresariales y de
La dictadura de Francia y el gobierno de las clases trabajadoras, y la pérdida de merca-
los López atacaron los privilegios de españo- do externo. Algunos autores (Williams, 1979)
les peninsulares, pero sus políticas mantu- señalan los efectos en el largo plazo sobre la
vieron o agravaron desigualdades coloniales economía y la sociedad (path dependency o
derivadas de la esclavitud, las levas o auxilios sendero de la dependencia) de la trayectoria

88 INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008


elegida por el Paraguay al inicio de su exis- yerbales, o al campesinado sometido a apar- En 1848 los nativos
tencia independiente. cería, sistema por el cual el agricultor pagaba de veintiún pueblos
Si algunas políticas del Dr. Francia tuvie- al latifundista un arriendo que podía alcan- de indios sufrieron la
ron efectos igualadores “por lo bajo”, con la zar la mitad de su cosecha. expropiación de sus

2
clausura del mercado exterior sobrevino el En el ámbito urbano, la industrialización tierras y ganados.
empobrecimiento de las elites y una masiva desde el Estado (astilleros, ferrocarriles, fun-
re-campesinización. El modelo mercantilista dición de hierro, etc.) creó un mundo laboral
de “crecimiento hacia fuera” promovido pos- heterogéneo, que reunía en los mismos sitios

Las desigualdades: cultura e historia


teriormente por los gobiernos de Don Car- de trabajo a técnicos ingleses, obreros asala-
los y Francisco S. López (1841-1870) tuvo riados y mano de obra esclava o bajo coacción
efectos más complejos. Se recreó una nueva extraeconómica, como soldados, presidiarios
elite detentadora de bienes y de privilegios, y vecinos en “auxilios”. Esto, sumado al carác-
mientras se expropiaban tierras y ganados de ter despótico del Estado-patrimonial, poster-
la población indígena y se anulaban sus ins- gó la lucha por derechos laborales ya existen-
tituciones comunitarias. tes en otras naciones del Río de la Plata.
En 1844, la ley de administración polí-
tica reconoce por primera vez el principio
de igualdad: “Los hombres son de tal mane-
ra iguales ante la ley, que (…) debe ser una
Recuadro 2.5 Clasificación de la población (asuncena) en 1820
misma para todos, y favorecer igualmente
al poderoso que al miserable”, y garantiza 1º: Miembros del cuerpo político, incluyendo 6º: Almaceneros, tenderos;
como derecho político el que ya existía en oficiales del Ejército;
la Colonia, el de “ser oídos en sus quejas por 7º: Pequeños propietarios rurales o campesinos
2º: El clero, secular, y regular; de las vecindades de la ciudad;
el Supremo Gobierno”. En los años siguientes 8º: Trabajadores libres (incluyendo hombres
el derecho al voto (activo y pasivo) se tornó 3º: Abogados, médicos, curanderos y notarios; que trabajan en la navegación fluvial y en los
yerbales) y;
exclusivo de los hombres propietarios.
4º: Comerciantes; 9º: Indios domesticados
Pero estos postulados legales –de por sí 5º: Hombres de posición importante;
muy limitados en términos democráticos- Tomando como promedio cuatro personas por familia, estas clases, desde el punto de vista del
no encontraron eco en las políticas redistri- número, conforman la siguiente proporción:
butivas. La inexistencia de un órgano judicial Clase 1ª a 6ª, inclusive 300 familias
independiente vació de contenido la igual- 7ª clase 500 familias
8ª clase 1.000 familias
dad ante la ley, ella misma no reformada en
9ª clase 700 familias
favor de indígenas o esclavos, que siguieron
2.500 familias, o 10.000 habitantes
excluidos de sus beneficios. Bajo el gobierno
Fuente: Robertson, J.P. & W.P., Letters on Paraguay. 1.838/9
de los López, el Estado paraguayo reforzó el
carácter patrimonial que caracterizara a la
dictadura de Francia, aumentando sus bienes
Cuadro 2.1 Caída del comercio exterior, 1800 - 1840
y atribuciones.
En 1848 los nativos de veintiún pueblos
Años
de indios sufrieron la expropiación de sus Rubros
1800 1816 1820 1832 1839
tierras y ganados. Un decreto del presidente
Yerba Mate (toneladas) 2.739 3.624 529 325 113
Carlos A. López extinguió el sistema de co-
Cuero (unidades) 4.831 5.644 608 -- 918
munidades, permitiendo a los nuevos ciuda-
Tabaco (toneladas) 414 339 359 77 25
danos ingresar al ejército. La población indí-
Maderas (yardas) 19.084 -- -- -- --
gena, desapropiada de bienes comunitarios,
se agregó al peonaje endeudado de obrajes o Fuente: Elaboración propia con base en R.A. White, La primera Revolución radical de América. 1.984

INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008 89


El fin de los monopolios La prohibición del casamiento inter-étni- El orden liberal
estatales y la co e inter-estamental agravó la ya expandida
privatización de tierras ilegitimidad y el número de hogares man- En la inmediata posguerra, los principios
fiscales, intrínseca al tenidos por mujeres, fenómenos sociode- liberales inspiraron la Constitución de 1870,

2 liberalismo económico, mográficos de origen colonial que persisten que establecía por primera vez libertades y
profundizó las hasta la actualidad. La carga productiva y derechos clásicos como los de “comerciar,
desigualdades sociales reproductiva siguió recayendo sobre ellas, ya de trabajar y ejercer toda industria lícita, de
proyectándolas en el que la mayoría de los hombres trabajaba en reunirse (...), de entrar, permanecer, transitar
Las desigualdades: cultura e historia

lejanos obrajes o yerbales, en el tráfico fluvial y salir del territorio paraguayo (…), de publi-
largo plazo.
o estaba sirviendo en los cuarteles. car sus ideas por la prensa sin censura previa
(…), de disponer de su propiedad y asociarse
“Por lo menos la mitad de la producción con fines útiles”.
agrícola (exceptuada la cría de ganado y Esta Constitución prohibió la esclavitud y
la recolección de yerba) estaba en manos la servidumbre, derogando los privilegios de
de las mujeres. Éstas, por cierto, producían sangre legalmente vigentes hasta entonces.
para el propio consumo, pero vendían los Sus principios liberales empezaron a inspi-
excedentes en el mercado o al ejército…” rar el discurso político y el imaginario social,
(B. Potthast-Jutkeit, 1997). pero la élite terrateniente prohibió el ejerci-
cio de algunos derechos civiles -como el del
Los derechos políticos se restringieron: a libre tránsito- al peonaje rural.
la arbitrariedad del poder autocrático y a la La debacle demográfica de la guerra
ausencia de un poder representativo perma-
potenció el rol productivo agrícola de las
nente (Cabildo o Congreso), se sumaron la
mujeres y multiplicó su participación en
falta de libertades civiles y un sistema elec-
los mercados y en la estiba de frutas en los
toral en el que sólo los propietarios tenían
puertos. La generación de posguerra careció
derecho al voto. La ciudadanía política difí-
de hogares con jefatura masculina, en lo que
cilmente pudo desarrollarse en las primeras
cronistas de época denominan ya “el país de
seis décadas de existencia independiente,
las mujeres”. Pero las campesinas no fueron
cuando la participación política -en consti-
beneficiarias de la colonización agrícola y la
tuir, apoyar o cuestionar el poder- era episó-
participación pública de las mujeres –aquí,
dica y adoptaba necesariamente formas pre-
como en casi todo el mundo- fue censurada
republicanas (conspiraciones, delaciones,
por el orden conservador y patriarcal.
panfletos anónimos, etc.)
El fin de los monopolios estatales y la priva-
La familia presidencial y los altos oficia-
les del gobierno detentaban privilegios que tización de tierras fiscales, intrínseca al libera-
les permitían, entre otras cosas, usar discre- lismo económico, profundizó las desigualdades
cionalmente los bienes públicos, con lo que sociales proyectándolas en el largo plazo. Entre
nuevas asimetrías se adicionaron a la esta- 1883 y 1885 se vendieron estancias de la patria
mental, aún vigente. La derrota paraguaya en y montes y yerbales del Estado, dando origen
la Guerra de la Triple Alianza provocó el fin a latifundios y enclaves agroexportadores en
de este período, del desarrollo mercantilista los que se expandió el sistema de enganche por
desde el Estado y de parte de las desigualda- deudas. Ocho consorcios acapararon más de
des que perduraban desde la colonia, abrien- un tercio del territorio paraguayo, en detrimen-
do camino a la era liberal. to del campesinado que hasta entonces había
cultivado en parcelas arrendadas al Estado. Se
dio así soporte legal a la grave asimetría entre

90 INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008


campesinos sin tierras y grandes propietarios, y obrajes de madera. Durante la primera En 1921 sólo el 6% de
que persiste hasta nuestros días. guerra mundial y en la década de 1920, los habitantes tenía
Carlos Casado del Alisal detentaba en el este modelo generó un auge económico, título sobre sus parcelas,
Paraguay una superficie superior a la de Cos- pero con escasos efectos redistributivos y mientras 163 latifundios

2
ta Rica, de 5.625.000 Has. El segundo lati- en términos de creación de empleo. detentaban en conjunto
fundio era el de la Industrial Paraguaya, con La industrialización urbana fue tardía, li- 15 millones de Has. de
2.647.727 Has. Le seguían los de Domingo derada por inmigrantes (en 1886 el 64% de tierras agropecuarias o
Barthe (1.875.000 Has.); The Paraguay Land las empresas estaba en manos extranjeras), forestales, de un total de

Las desigualdades: cultura e historia


& Cattle Company (1.687.500 Has.); la Mate con un carácter manufacturero o artesanal 32 millones censadas.
Larangeira (800.000 Has.); Liebig’s Extract (una media de sólo 2,2 empleados/obreros
of Meat (562.326 Has.); Societé La Foncière por empresa) que perdura hasta nuestros
(502.500 Has.) y la Sociedad Rural Belga días. Su desarrollo estuvo coartado por la es-
Sudamericana (300.000 Has). trechez del mercado interno y el aislamiento
geográfico, y el gran transporte (ferrocarril
y navieras fluviales) era controlado por con-
Las privatizaciones de tierras ejercieron
sorcios europeos, americanos o argentinos.
“una dolorosa influencia sobre el espíri-
En las vísperas de la guerra del Chaco
tu de los agricultores. Los propietarios les
(1932/5) la población obrera ascendía a
dejan cultivar sus terrenos y construir en
unas 80.000 personas, concentradas en la
ellos sus ranchos, pero esos favores están
explotación de tanino, carne y yerba mate.
siempre acompañados de restricciones
Si las condiciones laborales del personal
que les perjudican horriblemente. El dice:
calificado eran mejores en los enclaves (ur-
si cuando termine de desmontar el terre-
bes industriales con millares de habitantes)
no y construir una casa, se disgusta el
y entre obreros calificados urbanos, las
propietario, me expulsará; de este modo,
de peones de obrajes, yerbales y estancias
cuando decide construir un rancho, lo
mantenían elementos semiserviles propios
hace lo más pequeño posible (…) Tal es la
del siglo XVIII.
causa de la hambruna de finales de 1886.
La legislación laboral beneficiaba en
Si los montes no produjeran naranjas en
Asunción a trabajadores del ferrocarril, los
abundancia, mucha gente hubiera muer-
tranvías, los teléfonos y la usina de electri-
to de hambre”.
cidad, asegurando el descanso dominical y la
Norbert Truquin, 1977
jornada de 8 horas. En tiempos del “Estado
mínimo”, renuente a asumir funciones regu-
Los intentos posteriores de fomentar la ladoras en lo social, los conflictos laborales
pequeña propiedad rural dieron resultados eran tratados usualmente como problemas
exiguos y se mantuvo la concentración de de orden policial.
tierras: en 1921 sólo el 6% de los habitantes El número de escuelas privadas y públicas
tenía título sobre sus parcelas, mientras 163 pasó de 290 a fines del siglo XIX a unas 810
latifundios detentaban en conjunto 15 mi- en la inmediata preguerra del Chaco, y el de
llones de Has. de tierras agropecuarias o fo- alumnos y alumnas de 20.000 a 110.000 en
restales, de un total de 32 millones censadas. el mismo lapso (Archivos del Liberalismo,
(M. Rivarola, 1993) 1987). Pero dos terceras partes de la pobla-
El crecimiento económico se basó en ción continuaba siendo analfabeta y el siste-
enclaves agro-exportadores de capital ma educativo prohibía -sin mucho éxito- el
anglo-argentino o anglo-americano: tani- uso del guaraní. La desigualdad del sistema
neras, empaquetadoras de carne, yerbales educativo afectaba negativamente sobre todo

INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008 91


El clima de libertades a la población rural y a la femenina. permitió tanto la organización de diversos
individuales permitió A inicios del siglo XX se estimaba la mor- sectores (trabajadores, estudiantes, mujeres)
tanto la organización talidad infantil en 250 a 280 por mil nacidos que lucharon activamente por sus derechos
de diversos sectores vivos y las desigualdades de los servicios de sa- políticos, civiles y sociales, como el desarrollo

2 (trabajadores, lud eran graves según el área de residencia: de de corrientes políticas opuestas al liberalismo
estudiantes, mujeres) que los 150 médicos existentes hacia 1930, sólo una tales como el anarquismo, el socialismo, el
lucharon activamente por veintena trabajaba fuera de la capital. La tuber- comunismo, el nacionalismo y el catolicismo
sus derechos políticos, culosis y los parásitos intestinales generaban conservador. Las centrales obreras apelaban
Las desigualdades: cultura e historia

alta mortandad en el interior, cuya población a manifestaciones, a huelgas y al boicot para


civiles y sociales, como el
sólo accedía a los “médicos ñana” (de hierbas conseguir o defender sus derechos laborales.
desarrollo de corrientes
naturales) y a la farmacopea nativa. El más excluido de los grupos siguió sien-
políticas opuestas al
Sin grandes cambios de los hábitos repro- do el indígena -unas cien mil personas, a ini-
liberalismo.
ductivos (escasas uniones legales, alta tasa de cios del siglo XX-, que continuaba careciendo
ilegitimidad, etc.), las mujeres trabajaban en de derechos propios y era considerada infantil
tareas extensivas de las domésticas: docencia, o semi-humano. El Estado los dejó a cargo de
enfermería, tejidos, perfumería, floristería, diversas misiones cristianas y los nativos “mon-
mercadeo y estiba de naranjas en los puertos teses” (Kaynguá, Ayoreo, Axé) seguían siendo
sobre el Río Paraguay. Las expresiones femi- perseguidos como animales salvajes.
nistas de inicios de siglo -la obra de Serafina
Dávalos, periódicos feministas, etc.- se res- El populismo nacionalista
tringían a las clases ilustradas urbanas y no
lograron ampliar los derechos civiles, econó- La crisis del liberalismo coincidió en Pa-
micos ni políticos de las mujeres. raguay con la guerra del Chaco (1932-1935),
Paraguay compartió con otros países cuyos jefes y oficiales impusieron un régi-
del Río de la Plata la experiencia de “de- men “nacional-revolucionario” inspirado en
mocracias oligárquicas” durante las pri- el fascismo europeo en 1936. Derogada la
meras décadas del siglo XX, aunque ella Constitución liberal del 1870, clausurado el
fuera a menudo interrumpida por golpes Parlamento, prohibidos los partidos políticos
de estado y guerras civiles. Desde 1916, el y sindicatos, las siguientes dictaduras mili-
voto pasa a ser secreto y universal para la tares reprimieron toda oposición, logrando
población masculina y algunas elecciones cooptar diversos movimientos sociales con
(las de 1917, 1927 y 1928) lograron incluso políticas populistas.
un carácter competitivo. Además de la negación de libertades civi-
Este sistema socio-político generaba les, se impuso un nuevo orden jurídico que,
también desigualdades: la población urbana reconociendo la existencia de desigualdades
(incluso los trabajadores organizados) parti- entre las personas (trabajadores, campesi-
cipaba de comicios y el Congreso tuvo en al- nos, mujeres), daba al Estado funciones in-
gunos períodos bancadas opositoras. Sin em- terventoras de la economía y la sociedad. La
bargo, los derechos civiles y políticos vigentes “tregua política y sindical” establecida por
en las ciudades no regían en los hechos para estos gobiernos durante más de una década
el campesinado, ni para los peones de obrajes coartaba derechos sociales y políticos. En la
y yerbales. El voto controlado por caudillos misma época, la economía de enclaves entró
y el reclutamiento forzoso en las revolucio- en decadencia por cambios tecnológicos y de
nes, eran las prácticas políticas reservadas mercado: las tanineras y empaquetadoras de
a estos grupos. carne liquidaron paulatinamente sus intere-
Pero el clima de libertades individuales ses en el país.

92 INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008


Decreto Nº 152 “A veces no hay tiempo ni oportunidad de Se reinstauró el
“Art. 3º. Toda actividad de carácter polí- deliberar…El nuevo Estado tiene que ser Estado patrimonial
tico, de organización partidista, sindical de un nacionalismo más neto, dotado de (multiplicación de
o de intereses creados o por crear, de na- mayor capacidad para realizar la justi- entes estatales,

2
turaleza política dentro de la Nación, que cia social y para servir de regulador de la cooptación de sindicatos,
no emane explícitamente del Estado o de vida nacional…” distribución de lotes
la Revolución identificada con el Estado, José F. Estigarribia,1940. agrarios, crecimiento
se prohíbe, por el término de un año. de la burocracia), sin el

Las desigualdades: cultura e historia


Art. 4º.Quedan bajo la jurisdicción del Mi- Los gobiernos del Cnel. Rafael Fran- correlato del proceso
nisterio del Interior todas las cuestiones re- co (1936-7), el Gral. José Félix Estigarribia
de industrialización
lacionadas con la política social del Estado (1939-40) y el Gral. Higinio Morínigo (1940-
por sustitución de
(…) comprendiéndose en ellas las relacio- 48) fomentaron la creación de colonias agrí-
importaciones que
nes y conflictos entre el trabajo y el capital, colas, pero debido a su limitada escala, esta
acompañó el auge del
las organizaciones y necesidades de obreros política redistributiva no alteró significativa-
populismo en otros
y trabajadores, como igualmente de los pa- mente la concentración de tierras. Se reins-
países de la región.
tronos, en forma definitiva”. tauró el Estado patrimonial (multiplicación
10 de marzo de 1936 de entes estatales, cooptación de sindicatos,
distribución de lotes agrarios, crecimiento de
Se dio aquí otra fase de movilización la burocracia), sin el correlato del proceso de
femenina, cuyas demandas de igualdad industrialización por sustitución de importa-
fueron recogidas formalmente en la nueva ciones que acompañó el auge del populismo
Constitución de 1940, según la cual “Los en otros países de la región.
derechos civiles de la mujer serán regula- A mediados del siglo XX, en una nación
dos en la ley, atendiendo (…) la igualdad de 1.330.000 habitantes, el sector industrial
de la mujer y el hombre y la diversidad de contaba con apenas 35.000 trabajadores. Pese
sus respectivas funciones en la sociedad”. a la decadencia de los enclaves, la gran indus-
Pero durante varias décadas continuó ne- tria seguía centrada en carne, madera o tani-
gándose derechos civiles y políticos a las no y controlada por el capital extranjero, al
mujeres, alegando sus “funciones” sociales que pertenecían todas las empresas privadas
específicas. El reconocimiento de la des- de más de 50 obreros y empleados.
igualdad de género se anulaba así en su Como políticas redistributivas, se estable-
misma expresión jurídica. cieron legalmente la seguridad social y el salario
Reconociendo ciertas desigualdades so- mínimo, cuyo pago en especie quedó prohibido.
ciales, la Constitución proscribía la “explo- Pero no se aseguró los mismos derechos a las em-
tación del hombre por el hombre”, declaraba pleadas domésticas, cuyas condiciones laborales
obligatoria y gratuita la educación primaria, apenas han variado hasta el presente. Los precios
asumiendo como deberes estatales la “re- y salarios fueron regulados mientras se instalaban
gulación de la vida económica y social” y el nuevos Ministerios sectoriales de Salud Pública,
“cuidado de la salud y la asistencia social”. Un Economía, Agricultura, y entes como el Instituto
artículo resume el espíritu del nuevo orden de Previsión Social y el Departamento Nacio-
jurídico: “Todos los habitantes de la Repúbli- nal de Trabajo. Nacionalizadas las empresas
ca están obligados a ganarse la vida con un de energía, comunicaciones y transporte, el
trabajo lícito. Todo hogar paraguayo debe Estado multiplicó el número de las empresas
asentarse sobre un pedazo de tierra propia”. públicas o mixtas (Flota Mercante del Estado,
Compañía Paraguaya de Carnes, Administra-
ción Nacional de Electricidad, etc.).

INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008 93


En esta etapa de Este crecimiento estatal supuso otras asi- El stronismo abarcó al menos tres etapas
consolidación del metrías sociales. Surgieron nuevas fortunas de distintas. La primera, de “afirmación del ré-
stronismo hubo escasa administradores de entes, personas ligadas a gimen” (1954-1966), desarrolló intensas ex-
preocupación por reducir licitaciones y contratos públicos y a la arbitra- clusiones políticas. Se reprimió la disidencia

2 las desigualdades riedad en la regulación de precios de produc- dentro del Partido Colorado y la oposición
socioeconómicas y tos (por ejemplo, azúcar y carne). Además, el en el ejército, los sindicatos, el movimiento
étnicas, y más bien se progresivo crecimiento del empleo público be- estudiantil y a los otros partidos políticos. La
agravaron aquellas nefició sólo a partidarios del gobierno, en una destrucción de focos guerrilleros completó
Las desigualdades: cultura e historia

derivadas de la opinión lógica clientelista que fue perfeccionada y ex- esta fase represiva, en la que se anuló, con-
pandida en las décadas siguientes. troló o cooptó a grupos sociales, partidos e
y militancia política. La
También resurgieron las desigualdades instituciones críticas al régimen.
lucha de las sufragistas
políticas, ya que el ejercicio de los derechos En esta etapa de consolidación del stro-
condujo, sin embargo, a
cívicos fue vedado a los opositores. La gue- nismo hubo escasa preocupación por reducir
cambios legislativos que
rra civil del 1947 convirtió estas asimetrías las desigualdades socioeconómicas y étnicas,
permitieron votar a las
en violenta exclusión, con el apresamiento, y más bien se agravaron aquellas derivadas
mujeres desde 1961.
deportación o exilio de decenas de miles de de la opinión y militancia política. La lucha
personas. Contrariando el modelo “acumula- de las sufragistas condujo, sin embargo, a
tivo” (Marshall, 2005) -las sociedades logran cambios legislativos que permitieron votar a
primero derechos civiles, luego los políticos las mujeres desde 1961.
y posteriormente, los sociales-, la legislación La segunda fase, de “auge” del régimen
laboral y agraria paraguaya se instaló mien- (1967-1982), tuvo una política de coloniza-
tras se restringían o anulaban derechos civi- ción para descomprimir la presión campesi-
les y políticos anteriormente asegurados. na en la región central del país. En la llamada
En términos de estratificación social, desde “marcha hacia el Este” (décadas de 1960 y
mediados del siglo XX la antigua élite econó- 1970) se crearon nuevas colonias con miles
mica fue relativamente desplazada por nuevos de lotes agrícolas y el régimen aseguró bases
sectores empresariales y terratenientes, benefi- políticas entre el campesinado.
ciarios del proteccionismo estatal, de contratos La concentración de tierras disminuyó,
gubernamentales y de la distribución de tierras aunque no en la medida en que hubiesen
fiscales, mientras surgía una incipiente clase permitido los ingentes recursos estatales.
media urbana, expandida con el crecimiento Dada la inclusión –ilegal- de jefes partidarios
de la burocracia estatal. y militares como beneficiarios del programa
de reparto de tierras para colonización admi-
Desigualdades en la era stronista nistrado por el Instituto de Bienestar Rural,
se agotaron las tierras fiscales aptas para la
Aunque durante un breve lapso el Para- agricultura, perjudicando las posibilidades
guay fue beneficiado por muy altas tasas de de las siguientes generaciones campesinas de
crecimiento, durante el tercio de siglo del acceder a una parcela propia.
gobierno del Gral. Alfredo Stroessner (1954- Según el censo agropecuario de 1956,
1989) se agravaron algunas desigualdades, algo menos de la mitad de las explotaciones
mientras otras se tornaban sistémicas. Las agropecuarias estaba constituido por lotes de
libertades públicas siguieron coartadas y el menos de 5 hectáreas, categoría que deten-
Estado patrimonial y clientelista se fortale- taba el 1% del total de tierras agropecuarias.
ció, con la subsiguiente desestructuración de En el otro extremo, las de más de 1.000 Has.
la sociedad civil y de la iniciativa privada. controlaban el 86,7% del total de ese territo-

94 INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008


rio. El censo de 1991 registró un leve descen- entre propietarios de grandes fortunas -sur- La expansión de la
so (8 puntos porcentuales) en la cantidad de gidas del auge del capitalismo agrario, de frontera agrícola supuso
minifundios que detentaban igual superficie. licitaciones de obras hidroeléctricas, de con- nuevas violencias
Tras un tercio de siglo de reforma agraria tratos públicos y de la corrupción y el tráfico contra la población

2
stronista, las grandes fincas constituían de narcóticos- y sectores sociales carentes de indígena “silvícola” o no
siempre el 1% del total de explotaciones y tierra o pobres excluidos del sistema de edu- aculturada.
seguían controlando el 77,1% de las tierras cación, salud pública y servicios básicos.
agropecuarias. Con ayuda técnica y crediticia externa,

Las desigualdades: cultura e historia


La expansión de la frontera agrícola su- se expandieron la educación pública y algu-
puso nuevas violencias contra la población nos servicios básicos -agua corriente, energía
indígena “silvícola” o no aculturada. Si por eléctrica, saneamiento-, con fuerte sesgos a
una parte los nativos se beneficiaron de una favor de la población urbana sobre la rural.
incipiente legislación protectora y un primer Aunque las estadísticas de esos años no con-
censo indígena registró la población y con- sideraban las desigualdades debidas al ingre-
diciones de vida de sus pueblos, prácticas so, lengua hablada o género, es lícito deducir
como la captura de Axé, el asesinato de Ayo- que también éstas condicionaron el acceso a
reo chaqueños y el secuestro “misionaliza- los servicios públicos.
dor” de Totobiegosode silvícolas persistieron La economía campesina incrementó la
hasta fines de este gobierno autoritario. superficie de rubros de renta -algodón, taba-
Desde la Asamblea Constituyente de 1967, co- pero también se expandieron la agroin-
gran parte de la oposición se sumó al sistema dustria (trigo, soja) y la producción ganadera
parlamentario, en la llamada “democracia sin intensiva, beneficiadas con el ingreso masivo
comunismo”. Las mujeres ocuparon un espacio de capitales extranjeros y el apoyo estatal. En
testimonial en el Congreso, pero siguieron ex-
cluidas de los otros poderes como el gabinete
del Ejecutivo o la Corte Suprema de Justicia. Cuadro 2.2 Efectos de la política del IBR* sobre la concentración
Disminuyeron algo las asimetrías políticas de la propiedad rural, 1956 - 1991
que afectaban a los partidos opositores tradicio-
% de explotaciones % de explotaciones
nales o a las mujeres, pero se agravaron las que Años agropecuarias de % de tierras agropecuarias de % de tierras
detentadas detentadas
castigaban al campesinado y a grupos urbanos menos de 5 Has 1.000 o más Has
de izquierda: las Ligas Agrarias, los comunistas y 1956 45,5 1,0 1,0 86,7
miembros de grupos insurreccionales sufrieron 1981 33,1 0,8 0,9 78,6
severas represiones en esta segunda etapa. El ac-
1991 37,4 1,0 1,0 77,1
ceso al empleo público, al ejército y a los contratos
estatales estuvo ya sistemáticamente condiciona- * IBR: Instituto de Bienestar Rural 
Fuente: Elaboración propia con base en MAG, Censos agropecuarios 1956, 1981 y 1991.
do a la afiliación al Partido Colorado.
La construcción de las hidroeléctricas de Itai-
pú y Yacyretá coincidió con grandes inversiones Cuadro 2.3 Inversión en salud y educación, sobre gasto total
en la agroindustria y la construcción, y con el ejecutado, 1972 - 1980 (%)
incremento de la “triangulación comercial”, ge- Años
Sectores
nerando altas tasas de crecimiento del PIB en la 1972 1974 1976 1978 1980
década de 1970. Este auge no se invirtió en la in- Educación 13,3 15,0 13,5 14,5 11,0
dustrialización ni generó una expansión correlati-
Salud 3,9 3,4 3,2 3,0 3,6
va de gastos sociales por parte del Estado.
Al contrario, se ampliaron las brechas Fuente: Elaboración propia con base en datos del Ministerio de Hacienda.

INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008 95


ausencia de políticas ambientales, en estas madas o policiales o ser proveedor del Estado y
décadas se dio una intensa deforestación del facilitaba la obtención de servicios públicos, lo
área boscosa nacional. que coadyuvó a cimentar complejas desigual-
El estatismo se reforzó con nuevos entes pú- dades económico-políticas.
La tercera etapa del stronismo fue de “crisis”
2
blicos (ferrocarril, acero, refinería de petróleo,
compañías aéreas) que tenían por función se- (1983-1989), que empezó con la culminación
cundaria alimentar el clientelismo, asegurando de las obras de Itaipú y los cambios del ámbito
el apoyo político a través de beneficios econó- internacional (el ocaso de la guerra fría y del
Las desigualdades: cultura e historia

micos. La afiliación al partido gubernamental apoyo norteamericano a las dictaduras antico-


se tornó condición sine qua non para acceder al munistas). Crisis que fue, en primera instancia,
empleo estatal, a la membresía de las fuerzas ar- económica. Atrapado en su lógica y acompa-
ñando al crecimiento vegetativo de la pobla-
ción, el Estado continuó adicionando funciones
Cuadro 2.4 Niveles educativos de la población de 7 años y más
y empleados, mientras caían los ingresos fisca-
de edad, 1972 - 1982 (%)
les y los créditos internacionales disminuían.
Años Entre 1982 y 1992, aumentó de 9 a 16% el
Nivel/Área
1972 1982 porcentaje de la Población Económicamen-
Sin instrucción te Activa dedicada a actividades terciarias
Total país 15,3 10,4
(muchas de ellas, precarias e informales) en
Área urbana 8,7 5,9
detrimento de la inserta en actividades pri-
Área rural 19,7 14,0
Primario
marias (cayó de 47 a 37,4% la PEA en acti-
Total país 72,5 68,5 vidades agropecuarias). Dada la inexistencia
Área urbana 66,5 57,7 de una industrialización importante, estos
Área rural 76,4 77,2 cambios supusieron mayores desigualdades
Secundario de condiciones laborales e ingresos para am-
Total país 10,5 16,9 plios sectores de la población.
Área urbana 21,3 29,5 El modelo de crecimiento del stronismo
Área rural 3,4 6,8
no favoreció a las mujeres, en términos de ac-
Universitario
ceso a recursos productivos (tierra, créditos)
Total país 1,3 2,3
Área urbana 3,0 4,9
ni de empleo, agravado por su bajo nivel de
Área rural 0,1 0,2 capital humano y la inexistencia de políticas
Fuente: Elaboración propia con base en DGEEC, Demografía y Sociedad. Análisis de resultados del Censo 1992. de equidad (restricciones laborales y de ma-
nejo de bienes en el Código Civil, exclusión
de las políticas agrarias, etc.).
Cuadro 2.5 Hogares con servicios básicos, 1972 - 1982 (%) Si las tres etapas del stronismo estuvieron mar-
Años cadas por la ausencia de libertades y niveles varia-
Tipo de servicio en los hogares bles de represión, cada una de ellas tuvo sus focos
1972 1982
Agua por cañería* (total país) 11,1 20,5 de resistencia, organizados en la lucha por dere-
Área urbana 27,6 43,3 chos civiles, políticos o sociales. A la contestación
Área rural 0,0 1,1 política, obrera y estudiantil de los ’50, sucedieron
Energía Eléctrica (total país) 17,5 38,8 las movilizaciones de las Ligas Agrarias, la contes-
Área urbana 41,7 75,2 tación de la Iglesia y del sindicalismo cristiano, y
Área rural 1,2 8,0 el movimiento universitario independiente de las
Pozo ciego o desagüe (total país) 14,3 26,3
décadas de 1960 y 1970.
Área urbana 33,6 51,3
A mediados de los ’80 estalló la disidencia
Área rural 1,3 5,0
de importantes fracciones coloradas y resur-
* Red privada y pública
Fuente: Elaboración propia con base en DGEEC,Demografía y Sociedad. Análisis de resultados del Censo 1992.

96 INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008


gió el sindicalismo autónomo (Clínicas, Mo- aún de manera incipiente o insuficiente en la
vimiento Intersindical de Trabajadores, etc). agenda de las instituciones públicas.
También el movimiento de mujeres ligó su re-
novada lucha por la igualdad a reivindicaciones
democráticas, y la dictadura tuvo nuevamente Gráfico 2.4 Estructura sectorial del empleo*, 1982 - 2002 (%)
la contestación política de la Iglesia Católica, de
gran poder de convocatoria. 47
2
La transición democrática iniciada en fe- 37,4
33,7

Las desigualdades: cultura e historia


brero de 1989 heredó de los regímenes políti-
25,4
cos anteriores una economía estancada y una 23,4 28
sociedad dividida por complejas y agudas 15,9 19,1
13
13 10,9
desigualdades. Como ya se señaló anterior- 9
7,4
7,1 6,9
mente, con la recuperación de las libertades
y la expansión de los derechos cívicos, políti- 1982 1992 2002

cos y sociales, el principio de equidad se in- Agropecuario Servicios Industria Comercio Construcción

corporó al nuevo orden jurídico, emergió en * Empleo de la población de 12 años y más


Fuente: Elaboración propia con base en DGEEC, Censo Nacional de Población y Viviendas 2002 y Robles, 2002.
las demandas ciudadanas, pero se encuentra

Conclusiones y desafíos
Las estructuras de desigualdad vigentes Cuando los imaginarios sociales pres- eran escasas o por completo inexistentes.
surgen y se reproducen en la cultura y en criben un destino desigual o entienden Los protagonistas de la historia para-
la historia, ámbitos donde intervienen los la corrupción como la vía más apta para guaya -hombres y mujeres- construyeron
actores sociales para mantener o trasfor- el progreso económico individual, no se a lo largo de cinco siglos un complejo sis-
mar dichas estructuras. Entre las múltiples constituye una ciudadanía con capacidades tema de desigualdades, en el que se ubi-
expresiones de la cultura, los imaginarios para ejercer sus derechos y cumplir con sus caron y relacionaron entre sí, individual o
y las percepciones sociales conducen a obligaciones, porque, o el origen de una institucionalmente. Cada período histórico
las personas a ubicarse en posiciones de- persona determina culturalmente su desti- tuvo reordenamientos, reducción de viejas
terminadas, con funciones e inhibiciones no, o no existe imperio de la ley. Tampoco desigualdades y surgimiento de otras nue-
propias, y a actuar en consecuencia. Los se fortalece a la estatalidad cuando las per- vas. Este sistema se prolonga en el tiempo a
imaginarios producen modelos a seguir, y sonas no participan políticamente como través de símbolos, lenguajes, percepciones
llegan a imponer destinos no elegidos. Los ciudadanos y ciudadanas, o cuando ellas y actitudes, y es sancionado socialmente a
ajaka (o canastos simbólicos) ubican a las fortalecen, con acciones u omisiones, la co- través de una cultura de la desigualdad.
personas y prescriben sus conductas como rrupción del Estado. Los desafíos de la sociedad y el Esta-
pobre, guaranihablante y campesino (ore En su devenir, algunas sociedades reco- do paraguayo frente a esta cultura de la
mboriahu, ore (ava) ñe’e, ore koygua). Esa nocen y enfrentan sus desigualdades, mien- desigualdad implica, por una parte, enten-
cultura impone a menudo el idioma con tras otras tienden a negar su existencia, der su historia y mecanismos de funciona-
que una persona debe dirigirse a otras de pese a su evidente visibilidad. La escasez de miento, y por la otra, desarrollar la capa-
igual o diferente condición. Las percepcio- registros históricos dificulta reconstruir es- cidad de formular políticas especialmente
nes generan comportamientos específicos. tos procesos. Recién después de 1989 algu- orientadas a erradicar, de forma gradual
Aquellas que señalan a las vías irregula- nas de las asimetrías más agudas son per- pero sostenida, dicha cultura.
res como los mecanismos más idóneos de cibidas como problemas, diagnosticadas e Los siguientes capítulos analizan las
movilidad social impactan negativamente “historizadas” en el Paraguay. Antes de la formas y mecanismos que asume el sistema
sobre la participación ciudadana y el fun- transición, las interrogantes sobre la exis- de desigualdades en el Estado, la ciudada-
cionamiento del Estado. tencia y el desarrollo de las desigualdades nía y la economía.

INFORME NACIONAL SOBRE DESARROLLO HUMANO PARAGUAY 2008 97

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