1
2 Las desigualdades:
A
lo largo de la historia, la sociedad paraguaya fue construyendo desi-
gualdades internas, en procesos vividos conflictivamente por sus ha-
bitantes. Estas asimetrías son obra de personas y grupos humanos
que, a través de sus relaciones sociales, les dan origen o fin; que con sus actos,
expresiones e instituciones, las refuerzan o se oponen a ellas. Las sociedades
portan rupturas internas heredadas del pasado y construyen cotidianamente
distancias futuras. En el Paraguay contemporáneo, dividido por desigualdades
viejas, están naciendo asimetrías nuevas.
2 en el ingreso o en los cultura, la de la desigualdad es también susceptible de transformarse en el tiempo por la ac-
años de escolaridad; ción colectiva de hombres y mujeres que la cuestionan y rechazan.
pero también están en
la realidad “subjetiva”
Cultura de la desigualdad
Las desigualdades: cultura e historia
Las desigualdades existen y logran persis- considere como tal, la cultura se convierte así
tencia por razones estructurales e históricas, en un factor “objetivo”, estructural.
pero también debido a factores culturales. En el ethos (ñande reko o nuestra forma
Hay culturas “legitimadoras” de las desigualda- de ser) de las desigualdades, algunas de ellas
des, que las producen y reproducen, transfor- son “aceptadas” e internalizadas, mientras
mándolas en desigualdades aceptadas como otras son rechazadas como inaceptables e
naturales. Estas culturas de la desigualdad injustas. En los imaginarios sociales, las
obstaculizan el desarrollo de la ciudadanía personas se perciben de una manera, se je-
(por ejemplo, si desvalorizan la participación rarquizan y dividen según criterios propios,
social o fomentan el clientelismo de personas elaboran sus razones y crean modelos para
y de grupos) y desestimulan el fortalecimien- relacionarse entre ellas. Se ubican como jefe
to de la estatalidad (si toleran ineficiencias o empleado, madre culta o ignorante, obje-
del aparato del Estado o favorecen prácticas tor de conciencia o valiente guerrero, etc. La
corruptas, etc.). cultura de la desigualdad orienta el percibir y
En la vida social, las asimetrías más evi- actuar según ciertos criterios que establecen
dentes están ligadas a los ingresos o al nivel divisiones y desigualdades “naturales” -o na-
educativo. Pero existen otras fronteras sim- turalizadas- entre las personas y los grupos.
bólicas que separan a las personas, según la Este mirar, percibir y actuar en y sobre
ropa que visten, la lengua que hablan o los el mundo con ideas preconcebidas se realiza
giros del lenguaje que emplean. Incluso las desde un determinado lugar, marcado por la
expresiones humorísticas reflejan las distan- edad, el sexo o la posición social de la per-
cias entre grupos sociales y, con frecuencia, sona, y se expresa en un lenguaje cargado
las justifican. de significados. Por ejemplo, para referirse
Las desigualdades viven, entonces, una a sus hijos o hijas, padres y madres guarani-
doble vida. Existen en la realidad “objetiva”, hablantes usan palabras diferentes (el varón
cuantificables en el ingreso o en los años de guaranihablante llama che ra’y al hijo y che
escolaridad; pero también están en la realidad rajy a la hija, y la mujer guaranihablante lla-
“subjetiva” de las personas y los grupos, en su ma che memby kuimba’e al hijo y che memby
cultura. Se expresan a través del lenguaje, de kuña a la hija), mientras que los progenitores
las percepciones, actitudes y mentalidades; es emplean en español un único término (hijo
decir, viven en los imaginarios sociales. Esta o hija independientemente de quien lo diga).
“subjetividad” se vuelve estructural cuando No se trata sólo de la simple percepción de
es interiorizada, aceptada con naturalidad una persona sobre lo que le sucede a ella mis-
por la gente. Aunque usualmente no se la ma o sobre lo que les ocurre a otras personas,
2
chazo a las desigualdades (sobre todo las licistas genera nuevas visiones sobre el mi- en términos de
derivadas del ingreso), muchas de éstas son litarismo y las Fuerzas Armadas. Así como desigualdades. Las
legitimadas cotidianamente por el lenguaje, es posible identificar culturas creadoras y personas o grupos que
las actitudes y las conductas. En Asunción reproductoras de la desigualdad, también se perciben a través de
Relación de El campesino al sacerdote, operador El campesino a la esposa, hermanos, La ama de casa a la vendedora del mer-
Hay relación
afectividad político, en guaraní amigos cercanos, en guaraní cado, empleada doméstica, en guaraní
con la persona
a quien se No hay El campesino a la autoridad local, en El campesino a la persona extraña, en La ama de casa a la empleada doméstica
habla relación castellano castellano de otra familia, en castellano
Fuente: Elaboración propia con base en Joan Rubin, Bilingüismo Nacional en el Paraguay (1974)
Ha’ekuera Ellos
Orekuete Única y
exclusivamente
nosotros
está dado generalmente por el acceso dife- nderekôiro oñatende vai nderehe hikuai” (En
rencial a privilegios y el reparto prebendario el hospital público necesitás 5.000 guaraníes
de bienes y servicios. para que te atiendan y si no tenés eso, te atien-
den mal). Otras lo resumen simplemente en
Imaginarios sociales y la “Está prohibido enfermarse para los pobres”.
desigualdad como destino El acceso a un servicio tan básico como el de
salud está culturalmente vedado a los pobres:
La condición social no determina en forma “en salud, si uno tiene plata no hay problema:
directa los imaginarios pero ambos están ínti- te atienden, pero con plata. Si no tenés plata,
mamente vinculados. La conciencia de carecer fácilmente te morís…”. “Ya no se va al centro
de recursos económicos conduce a las perso- de salud sino al médico poha ñana (de hierbas
nas, en casos de enfermedad, a no consultar naturales) … si uno no tiene dinero, se va a
al médico para evitar ser maltratado por su ir hacia ahí”. “Hay gran déficit en materia de
condición de pobre o debido a la imposibili- salud, porque muy poca gente es la que puede
dad de comprar los medicamentos recetados. acceder a la salud, primero por el costo... Y la
Si un pleito judicial resulta caro, o se presume atención en los centros de salud del gobierno,
que el juez favorecerá a quienes tienen dine- se privilegia a los sectores políticos. No todos
ro, influencias políticas o amistades, la perso- tienen la misma oportunidad”. (ODH, Gru-
na pobre o sin “padrinos” dudará en iniciar el pos Focales 2006 y 2007)
juicio. En el caso que ya lo haya hecho, dudará Los imaginarios llegan a condicionar des-
en proseguirlo. Si perdió en primera instancia tinos porque cada persona se ubica en “su”
debido a manejos deshonestos -reales o perci- lugar, marcado por modelos de comporta-
bidos como tales- no recurrirá a la Apelación, miento propios. Dada la acumulación de
y así sucesivamente. De esta manera, las per- desigualdades, ese destino no es el mismo
cepciones de lo que ocurre y el imaginario que para el hombre rico, hispanohablante y ur-
bano, que para la mujer campesina guarani-
hablante, pues ambos tienen condiciones de
Recuadro 2.2 Refranes (ñe’enga) sobre la mujer vida que responden a universos culturales
marcadamente distintos.
Esta “imposición” de destinos a personas
Kuña imembynte va’era voi La mujer está destinada a tener hijos
con desiguales capacidades y oportunidades
La mujer - corresponde - al hombre y la carne
es arbitraria, ajena a la voluntad de ellas, y
Kuña kuimba’epe ha so’o mbarakajape al gato reproduce las desigualdades porque ubica a
Karai imba’apópe, tembireko hembiapópe El hombre en su trabajo, la esposa en el suyo
dichas personas, desde el inicio, en una po-
ha mitâ mbo’ehaópe - el trabajo de la casa - y el niño en la escuela sición social -en el sentido amplio del térmi-
La mujer que manda en la casa, hace de
no- consistente con el destino señalado. Vale
Kuña omandáva hógape, ojapo’i iménape menos a su esposo decir, no se nace pobre para volverse rico,
Fuente: Elaboración propia con base en Pompa, Valores tradicionales y Pautas reproductivas. 1996 ni viceversa; se nace y muere en uno u otro
lugar. El destino de la que nace mujer es di-
ma ore rykuerame ñeha’a pero che puesto kuepe juega a favor de este entramado, visto como
jeynte apyta (“Ya estamos en nuestra sopa”, tra- impermeable a las presiones ciudadanas.
ducción literal; “Ya estamos en el lugar que nos
corresponde”, sentido de la expresión) (Grupos Las diferentes percepciones del
Focales 2005 y 2007). pasado y del futuro del Paraguay
Recapitulando, la primacía de estas vías
irregulares de movilidad social en la percep- Dentro del imaginario social, importa la
ción colectiva impide la construcción de la evaluación del proceso iniciado en 1989 (la
ciudadanía y el fortalecimiento de la estata- “transición a la democracia”), tanto en sí mis-
lidad, porque en ellas los valores y la acción mo -democracia versus autoritarismo- como
se orientan hacia instituciones ilegales y ex- en las políticas destinadas a promover la par-
cluyentes, y la corrupción dentro del Estado ticipación política de las personas y a expan-
se fortalece. La lógica del ore-kuete prevalece dir capacidades y oportunidades, esenciales al
entre quienes hacen trampas o cometen irre- Desarrollo Humano. La comparación hecha
gularidades. por las personas entrevistadas (EDH 2006) de
Esta percepción se articula con otras: el los resultados políticos, sociales y económicos
dinero compra poder político y, a su vez, quie- del régimen stronista y de la transición, arroja
nes tienen el poder político pueden enrique- resultados preocupantes para la democracia.
cerse ilegalmente, logrando impunidad a tra- La mayoría de los entrevistados evalúa ne-
vés del mismo sistema político. La protección gativamente las políticas pos-1989, cuando las
e impunidad otorgadas por el poder o por el compara con las del periodo stronista. Entre
dinero permiten reproducir este sistema y re- las opciones “peores”, “mejores” o “iguales”, las
califica como peores en los tres ámbitos con-
siderados: político, social y económico. Siete
Gráfico 2.2 Evaluación de la transición por “peores” resultados (%) de cada diez personas evaluaron como peores
los resultados políticos que incluyen “eleccio-
89 nes limpias y transparentes, nivel de participa-
81 85 85 81 ción en las elecciones y frecuencia de debates”.
76 78 75 79 79 76
74 Igual cantidad de personas evaluaron como
69 67
65 63 peores los resultados sociales, que compren-
57
54 den “educación, salud y protección social”. Y
esa proporción ascendió a ocho de cada diez
personas, que ven como peores los resultados
económicos, es decir, “ingresos y empleo”.
[Ver Anexo 2.3].
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1-
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y edad para visualizar el futuro con mayor o Fuente: PNUD / ODH, EDH 2007
2 haciendo de fundamento feministas y algunas innovaciones en el aparato cidas, lo que se hace evidente, por ejemplo, en
del Estado, la expansión de los derechos de la el acceso a la información y a las tecnologías
a muchas otras. Ellas
mujer y la cuestión de género se integran al dis-
fueron producto de comunicación. Según la encuesta de 2002,
curso político, los programas gubernamentales
intencional de una un 44,4% de la población de mayores ingresos,
Las desigualdades: cultura e historia
sujeción. de exportación del Paraguay en la época) en toria tradicional, las rancheadas, saqueos y
los montes generaba una alta mortandad de explotación encomendera sí generaron resis-
hombres indígenas. tencia de los nativos hasta el siglo XVII. El
levantamiento de Pablo y Nazario, el de Ove-
rá, la rebelión de Arecayá, los alzamientos del
“Los españoles y encomenderos están tan
Guairá, del área circundante a Asunción, de
apoderados y enseñoreados de los indios,
Caazapá y de Yuty, prueban que la instala-
que no hay esclavitud ni cautiverio en
ción de desigualdades no se dio sin cruentos
Berbería ni en galeras de turcos, de más
conflictos.
sujeción, porque desde que nacen hasta
que mueren, padres e hijos, hombres y
mujeres, chicos y grandes sirven perso- “…los Carios del Paraguay ensayaron
nalmente en granjerías (…) de los amos, simultáneamente distintas vías de aco-
sin alcanzar los pobres indios una cami- modamiento y de resistencia. A los in-
seta de que se vestir, ni a veces un puñado tercambios pacíficos de bienes y mujeres,
de maíz que comer, y así se van muriendo a la amistad fomentada en la ilusión de
a gran priesa”. combatir los mismos enemigos, se suma-
Padre Angulo (S.J.) a Toribio de Mogro- ron las deserciones y los conflictos (...)
bejo, Asunción, 1592 ‘Levantamientos’ de grupos enteros que
implicaban el abandono de las aldeas y
la re-localización posterior en zonas más
alejadas (...); ejecuciones aisladas de cris-
“Tiene la labor de aquella yerba consumi- tianos que caían por asalto en los tekoá
dos muchos millares de indios, testigo soy <aldeas> indígenas; negativa a acceder
de haber visto por aquellos montes osa- a las demandas europeas de guías y car-
rios bien grandes de indios, que lastima gadores, de bienes, de mujeres o de ser-
la vista al verlos (...) los indios los aca- vicios; hostilidad hacia los indios colabo-
rrean, llevando a cuesta cada uno cinco racionistas e insurrección armada contra
o seis arrobas <una arroba: 11,502 kg.>, los invasores; o bien tácticas adoptadas
10, 15, 20 o más leguas <una legua: 5,5 individualmente, como la huida al mon-
km.>, pesando el indio mucho menos que te, el trabajo a desgano (...) fueron las
su carga, sin darle cosa alguna para su modalidades más frecuentes de rechazo a
sustento. Cuántos se han quedado muer- la situación colonial...”
tos recostados sobre sus cargas, y sentir Florencia Roulet, 1993
más el español no tener quien se la lleve
que la muerte del pobre indio!”
Otra fuente de desigualdad -tras la étni-
A. Ruiz de Montoya, 1639
ca, la económica y la de género- se delinea
a fines del período colonial: el área de resi-
En ese otro Paraguay fronterizo al de los
dencia. La provincia del Paraguay tuvo un
criollos, el de las Reducciones Jesuíticas, la
2 peninsulares, pero sus do, al servicio doméstico o a oficios artesana- “El dictador (…) había permitido que
políticas mantuvieron o les. Pese a su importancia numérica -negros permaneciese en vigor una vieja cos-
agravaron desigualdades y mulatos constituían, a inicios del siglo XIX, tumbre española, la leva (...) según la
coloniales derivadas de más del 10% de la población- resta poca me- cual todo trabajador, ganado, carretas e
Las desigualdades: cultura e historia
la esclavitud, las levas moria de este grupo que sufrió la sumatoria instrumentos (...) podía ser tomado por
de las desigualdades, y resultó prácticamente la fuerza y puesto en requisición para
o auxilios de vecinos
exterminado en la Guerra de la Triple Alian- los trabajos del Gobierno. Los militares
-requisición del trabajo
za (1865/70). hacían uso personal de estas levas, y los
y bienes de parte del
campesinos no venían a la capital a ven-
Estado- y la explotación
Libertad, igualdad, fraternidad: la der sus productos por miedo a ellas”.
servil de comunidades
Independencia Rengger y Longchamps, 1838
indígenas
En consonancia con principios repu- Una crónica de 1820 revela la persistencia
blicanos, la emancipación de España tuvo de una sociedad estamental y jerarquizada
inicialmente medidas que implicaban el según el origen étnico, el estatus y el rol eco-
reconocimiento de algunas desigualdades, nómico. Ella describe estamentos basados en
como la educación general (para varones) y el poder político y en el área de residencia,
la liberación del trabajo servil del indígena. pero no incluye a los esclavos ni considera
Pero pronto el conflicto exterior con las Pro- -según el espíritu de la época- la condición
vincias Unidas del Plata colocó la cuestión diferente de las mujeres al interior de los gru-
de la independencia por sobre la igualdad o pos.
la libertad, y los derechos civiles y políticos El aislamiento comercial de 1820 a 1840
fueron postergados en nombre de la nación forzó la re-campesinización de trabajadores
amenazada. Durante la dictadura de Rodrí- asalariados o con oficios, que retornaron a la
guez de Francia (1813-1840), el principio producción de autoconsumo ante el cierre del
republicano de igualdad no generó un orden comercio exterior. El paso de Colonia a Re-
jurídico diferente, y más bien se restringie- pública tampoco supuso políticas de distri-
ron varios derechos civiles y políticos. bución de tierras: las heredadas de la Corona,
secularizadas a la Iglesia o expropiadas a los
“En toda sociedad debe haber precisa- “enemigos de la libertad” pasaron al patri-
mente una jerarquía en que cada uno se monio del Estado, por lo que el campesinado
contenga sin salir de la esfera y facultades debía producir arrendando lotes fiscales.
que les señalan sus puestos y el lugar a El auge mercantil de las reformas borbó-
que está destinado”. nicas (último tercio del siglo XVIII) sufrió
Rodríguez de Francia al Cabildo, un corte con la independencia, de importan-
3.IX.1811 tes secuelas sobre el desarrollo tecnológico, la
formación de los grupos empresariales y de
La dictadura de Francia y el gobierno de las clases trabajadoras, y la pérdida de merca-
los López atacaron los privilegios de españo- do externo. Algunos autores (Williams, 1979)
les peninsulares, pero sus políticas mantu- señalan los efectos en el largo plazo sobre la
vieron o agravaron desigualdades coloniales economía y la sociedad (path dependency o
derivadas de la esclavitud, las levas o auxilios sendero de la dependencia) de la trayectoria
2
clausura del mercado exterior sobrevino el En el ámbito urbano, la industrialización tierras y ganados.
empobrecimiento de las elites y una masiva desde el Estado (astilleros, ferrocarriles, fun-
re-campesinización. El modelo mercantilista dición de hierro, etc.) creó un mundo laboral
de “crecimiento hacia fuera” promovido pos- heterogéneo, que reunía en los mismos sitios
2 liberalismo económico, mográficos de origen colonial que persisten que establecía por primera vez libertades y
profundizó las hasta la actualidad. La carga productiva y derechos clásicos como los de “comerciar,
desigualdades sociales reproductiva siguió recayendo sobre ellas, ya de trabajar y ejercer toda industria lícita, de
proyectándolas en el que la mayoría de los hombres trabajaba en reunirse (...), de entrar, permanecer, transitar
Las desigualdades: cultura e historia
lejanos obrajes o yerbales, en el tráfico fluvial y salir del territorio paraguayo (…), de publi-
largo plazo.
o estaba sirviendo en los cuarteles. car sus ideas por la prensa sin censura previa
(…), de disponer de su propiedad y asociarse
“Por lo menos la mitad de la producción con fines útiles”.
agrícola (exceptuada la cría de ganado y Esta Constitución prohibió la esclavitud y
la recolección de yerba) estaba en manos la servidumbre, derogando los privilegios de
de las mujeres. Éstas, por cierto, producían sangre legalmente vigentes hasta entonces.
para el propio consumo, pero vendían los Sus principios liberales empezaron a inspi-
excedentes en el mercado o al ejército…” rar el discurso político y el imaginario social,
(B. Potthast-Jutkeit, 1997). pero la élite terrateniente prohibió el ejerci-
cio de algunos derechos civiles -como el del
Los derechos políticos se restringieron: a libre tránsito- al peonaje rural.
la arbitrariedad del poder autocrático y a la La debacle demográfica de la guerra
ausencia de un poder representativo perma-
potenció el rol productivo agrícola de las
nente (Cabildo o Congreso), se sumaron la
mujeres y multiplicó su participación en
falta de libertades civiles y un sistema elec-
los mercados y en la estiba de frutas en los
toral en el que sólo los propietarios tenían
puertos. La generación de posguerra careció
derecho al voto. La ciudadanía política difí-
de hogares con jefatura masculina, en lo que
cilmente pudo desarrollarse en las primeras
cronistas de época denominan ya “el país de
seis décadas de existencia independiente,
las mujeres”. Pero las campesinas no fueron
cuando la participación política -en consti-
beneficiarias de la colonización agrícola y la
tuir, apoyar o cuestionar el poder- era episó-
participación pública de las mujeres –aquí,
dica y adoptaba necesariamente formas pre-
como en casi todo el mundo- fue censurada
republicanas (conspiraciones, delaciones,
por el orden conservador y patriarcal.
panfletos anónimos, etc.)
El fin de los monopolios estatales y la priva-
La familia presidencial y los altos oficia-
les del gobierno detentaban privilegios que tización de tierras fiscales, intrínseca al libera-
les permitían, entre otras cosas, usar discre- lismo económico, profundizó las desigualdades
cionalmente los bienes públicos, con lo que sociales proyectándolas en el largo plazo. Entre
nuevas asimetrías se adicionaron a la esta- 1883 y 1885 se vendieron estancias de la patria
mental, aún vigente. La derrota paraguaya en y montes y yerbales del Estado, dando origen
la Guerra de la Triple Alianza provocó el fin a latifundios y enclaves agroexportadores en
de este período, del desarrollo mercantilista los que se expandió el sistema de enganche por
desde el Estado y de parte de las desigualda- deudas. Ocho consorcios acapararon más de
des que perduraban desde la colonia, abrien- un tercio del territorio paraguayo, en detrimen-
do camino a la era liberal. to del campesinado que hasta entonces había
cultivado en parcelas arrendadas al Estado. Se
dio así soporte legal a la grave asimetría entre
2
ta Rica, de 5.625.000 Has. El segundo lati- en términos de creación de empleo. detentaban en conjunto
fundio era el de la Industrial Paraguaya, con La industrialización urbana fue tardía, li- 15 millones de Has. de
2.647.727 Has. Le seguían los de Domingo derada por inmigrantes (en 1886 el 64% de tierras agropecuarias o
Barthe (1.875.000 Has.); The Paraguay Land las empresas estaba en manos extranjeras), forestales, de un total de
2 (trabajadores, lud eran graves según el área de residencia: de de corrientes políticas opuestas al liberalismo
estudiantes, mujeres) que los 150 médicos existentes hacia 1930, sólo una tales como el anarquismo, el socialismo, el
lucharon activamente por veintena trabajaba fuera de la capital. La tuber- comunismo, el nacionalismo y el catolicismo
sus derechos políticos, culosis y los parásitos intestinales generaban conservador. Las centrales obreras apelaban
Las desigualdades: cultura e historia
2
turaleza política dentro de la Nación, que cia social y para servir de regulador de la cooptación de sindicatos,
no emane explícitamente del Estado o de vida nacional…” distribución de lotes
la Revolución identificada con el Estado, José F. Estigarribia,1940. agrarios, crecimiento
se prohíbe, por el término de un año. de la burocracia), sin el
2 las desigualdades riedad en la regulación de precios de produc- dentro del Partido Colorado y la oposición
socioeconómicas y tos (por ejemplo, azúcar y carne). Además, el en el ejército, los sindicatos, el movimiento
étnicas, y más bien se progresivo crecimiento del empleo público be- estudiantil y a los otros partidos políticos. La
agravaron aquellas nefició sólo a partidarios del gobierno, en una destrucción de focos guerrilleros completó
Las desigualdades: cultura e historia
derivadas de la opinión lógica clientelista que fue perfeccionada y ex- esta fase represiva, en la que se anuló, con-
pandida en las décadas siguientes. troló o cooptó a grupos sociales, partidos e
y militancia política. La
También resurgieron las desigualdades instituciones críticas al régimen.
lucha de las sufragistas
políticas, ya que el ejercicio de los derechos En esta etapa de consolidación del stro-
condujo, sin embargo, a
cívicos fue vedado a los opositores. La gue- nismo hubo escasa preocupación por reducir
cambios legislativos que
rra civil del 1947 convirtió estas asimetrías las desigualdades socioeconómicas y étnicas,
permitieron votar a las
en violenta exclusión, con el apresamiento, y más bien se agravaron aquellas derivadas
mujeres desde 1961.
deportación o exilio de decenas de miles de de la opinión y militancia política. La lucha
personas. Contrariando el modelo “acumula- de las sufragistas condujo, sin embargo, a
tivo” (Marshall, 2005) -las sociedades logran cambios legislativos que permitieron votar a
primero derechos civiles, luego los políticos las mujeres desde 1961.
y posteriormente, los sociales-, la legislación La segunda fase, de “auge” del régimen
laboral y agraria paraguaya se instaló mien- (1967-1982), tuvo una política de coloniza-
tras se restringían o anulaban derechos civi- ción para descomprimir la presión campesi-
les y políticos anteriormente asegurados. na en la región central del país. En la llamada
En términos de estratificación social, desde “marcha hacia el Este” (décadas de 1960 y
mediados del siglo XX la antigua élite econó- 1970) se crearon nuevas colonias con miles
mica fue relativamente desplazada por nuevos de lotes agrícolas y el régimen aseguró bases
sectores empresariales y terratenientes, benefi- políticas entre el campesinado.
ciarios del proteccionismo estatal, de contratos La concentración de tierras disminuyó,
gubernamentales y de la distribución de tierras aunque no en la medida en que hubiesen
fiscales, mientras surgía una incipiente clase permitido los ingentes recursos estatales.
media urbana, expandida con el crecimiento Dada la inclusión –ilegal- de jefes partidarios
de la burocracia estatal. y militares como beneficiarios del programa
de reparto de tierras para colonización admi-
Desigualdades en la era stronista nistrado por el Instituto de Bienestar Rural,
se agotaron las tierras fiscales aptas para la
Aunque durante un breve lapso el Para- agricultura, perjudicando las posibilidades
guay fue beneficiado por muy altas tasas de de las siguientes generaciones campesinas de
crecimiento, durante el tercio de siglo del acceder a una parcela propia.
gobierno del Gral. Alfredo Stroessner (1954- Según el censo agropecuario de 1956,
1989) se agravaron algunas desigualdades, algo menos de la mitad de las explotaciones
mientras otras se tornaban sistémicas. Las agropecuarias estaba constituido por lotes de
libertades públicas siguieron coartadas y el menos de 5 hectáreas, categoría que deten-
Estado patrimonial y clientelista se fortale- taba el 1% del total de tierras agropecuarias.
ció, con la subsiguiente desestructuración de En el otro extremo, las de más de 1.000 Has.
la sociedad civil y de la iniciativa privada. controlaban el 86,7% del total de ese territo-
2
stronista, las grandes fincas constituían de narcóticos- y sectores sociales carentes de indígena “silvícola” o no
siempre el 1% del total de explotaciones y tierra o pobres excluidos del sistema de edu- aculturada.
seguían controlando el 77,1% de las tierras cación, salud pública y servicios básicos.
agropecuarias. Con ayuda técnica y crediticia externa,
cos y sociales, el principio de equidad se in- Agropecuario Servicios Industria Comercio Construcción
Conclusiones y desafíos
Las estructuras de desigualdad vigentes Cuando los imaginarios sociales pres- eran escasas o por completo inexistentes.
surgen y se reproducen en la cultura y en criben un destino desigual o entienden Los protagonistas de la historia para-
la historia, ámbitos donde intervienen los la corrupción como la vía más apta para guaya -hombres y mujeres- construyeron
actores sociales para mantener o trasfor- el progreso económico individual, no se a lo largo de cinco siglos un complejo sis-
mar dichas estructuras. Entre las múltiples constituye una ciudadanía con capacidades tema de desigualdades, en el que se ubi-
expresiones de la cultura, los imaginarios para ejercer sus derechos y cumplir con sus caron y relacionaron entre sí, individual o
y las percepciones sociales conducen a obligaciones, porque, o el origen de una institucionalmente. Cada período histórico
las personas a ubicarse en posiciones de- persona determina culturalmente su desti- tuvo reordenamientos, reducción de viejas
terminadas, con funciones e inhibiciones no, o no existe imperio de la ley. Tampoco desigualdades y surgimiento de otras nue-
propias, y a actuar en consecuencia. Los se fortalece a la estatalidad cuando las per- vas. Este sistema se prolonga en el tiempo a
imaginarios producen modelos a seguir, y sonas no participan políticamente como través de símbolos, lenguajes, percepciones
llegan a imponer destinos no elegidos. Los ciudadanos y ciudadanas, o cuando ellas y actitudes, y es sancionado socialmente a
ajaka (o canastos simbólicos) ubican a las fortalecen, con acciones u omisiones, la co- través de una cultura de la desigualdad.
personas y prescriben sus conductas como rrupción del Estado. Los desafíos de la sociedad y el Esta-
pobre, guaranihablante y campesino (ore En su devenir, algunas sociedades reco- do paraguayo frente a esta cultura de la
mboriahu, ore (ava) ñe’e, ore koygua). Esa nocen y enfrentan sus desigualdades, mien- desigualdad implica, por una parte, enten-
cultura impone a menudo el idioma con tras otras tienden a negar su existencia, der su historia y mecanismos de funciona-
que una persona debe dirigirse a otras de pese a su evidente visibilidad. La escasez de miento, y por la otra, desarrollar la capa-
igual o diferente condición. Las percepcio- registros históricos dificulta reconstruir es- cidad de formular políticas especialmente
nes generan comportamientos específicos. tos procesos. Recién después de 1989 algu- orientadas a erradicar, de forma gradual
Aquellas que señalan a las vías irregula- nas de las asimetrías más agudas son per- pero sostenida, dicha cultura.
res como los mecanismos más idóneos de cibidas como problemas, diagnosticadas e Los siguientes capítulos analizan las
movilidad social impactan negativamente “historizadas” en el Paraguay. Antes de la formas y mecanismos que asume el sistema
sobre la participación ciudadana y el fun- transición, las interrogantes sobre la exis- de desigualdades en el Estado, la ciudada-
cionamiento del Estado. tencia y el desarrollo de las desigualdades nía y la economía.