CAPITULO 1
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
La normativa sobre prevención de riesgos laborales está constituida por la presente Ley, sus
Disposiciónes, de desarrollo o complementarias y cuantas otras normás, legales o convencionales,
contengan prescripciones relativas a la adopción de medidas preventivas en el ámbito laboral o
susceptibles de producirlas en dicho ámbito.
COMENTARIO
Precisa este artículo lo que se ha de entender por normativa de prevención de riesgos laborales, de la que
deriva el contenido obligacional especifico que establece esta Ley, a lo largo de su articulado.
La Ley huye, para calificar la normativa como de seguridad e higiene, de todo criterio formalista, para
decantarse por un criterio finalista: integrara la normativa de prevención de riesgos laborales, toda norma
estatal o pactada, que contenga prescripciones relativas a la adopción de medidas preventivas en el
ámbito laboral, cualquiera que sea el texto legal al que se incorporen.
Entran así y son normás de seguridad e higiene, las clausulas de los Convenios Colectivos que incorporen
medidas preventivas, las llamadas «normás juridicotécnicas» que son normás estatales que carecen de la
calificación directa de normativa laboral, en cuanto contengan prescripciones de protección o
prevención (Reglamentos Técnicos de Industria, etc...) o cualquier artículo de un texto legal, que
contenga prescripciones preventivas.
Bien se puede afirmar que la definición que nos proporciona la Ley de Prevención de Riesgos Laborales,
por su vaguedad e indeterminación, está muy lejos de acabar con la tradicional maraña legislativa de la
seguridad e higiene en el trabajo.
Al amparo del concepto legal, se dibujan, como integrantes de la normativa de prevención de riesgos
laborales, tres bloques normativos:
Uno, primero y principal, constituido por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, y "sus
Disposiciónes de desarrollo o complementarias". La Ley de Prevención, que es, insistimos, la norma
fundamental de prevención de riesgos del trabajo, es fuente la que ema
nan una pléyade de normás reglamentarias de desarrollo que constituyen el núcleo básico del nuevo
marco juridico de la prevención laboral que inicia la Ley de 1995.
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Este bloque normativo: "esta Ley y sus Disposiciónes de desarrollo o complementarias" es, sin duda, el más
importante de la legislación de prevención de riesgos laborales, al incorporar las técnicas de prevención de
riesgos más avanzadas, en total simbiosis con las Disposiciónes vigentes en el ámbito comunitario que forman
el acervo juridico europeo relativo a la protección de la salud de los trabajadores.
Con carácter general, podemos sentar que continua vigente y con caracter de "normativa de
prevención de riesgos laborales", numerosa legislación de seguridad e higiene anterior que no está
expresamente derogada por la normativa que se ha promulgado, como derivación de la Ley de Prevención
de Riesgos Laborales de 1995, que constituye el primer y principal bloque normativo antes mencionado.
Entran así en este apartado: Leyes formales, como el Estatuto de los Trabajadores, Ley General de
Sanidad, Ley General del Seguridad Social, etc.: Reglamentos Laborales, ya generales, como el
Reglamento de Jornadas Especiales de Trabajo de 1995, donde se contempla el trabajo con
riesgos ambientales; ya específicos de seguridad y salud, como los Reglamentos publicados a raíz
de la integración de España en la Comunidad Económica Europea en 1986, como son los
Reglamentos relativos al amianto, plomo metalico, ruido, etc.
Pero donde la complejidad de esta "normativa de prevención de riesgos laborales" alcanza su máxima
expresión es con la inclusión, bajo el paraguas del concepto legal de la llamada "normativa juridicotecnica"
que desborda considerablemente el ámbito reglamentario puramente laboral y que se definía en el artículo
41 de la ya derogada Ley 8/88, de 7 de abril, de Infracciones y Sanciones en el orden social, como
"aquellas normás que no teniendo la calificación directa de normativa laboral, ya sea reglamentaria o
paccionada en materia de seguridad, higiene y salud laborales, incida en las condiciones medioambientales
en que se presta el trabajo".
Un tercer bloque normativo, que no se ampara bajo la rúbrica de "norma legal" en sentido material, es el
constituido por las normás "convencionales" a que se refiere el artículo 1° de la Ley, en clara alusión a los
convenios colectivos de trabajo y, siempre, claro está, que estos contengan clausulas que incorporen
medidas preventivas del riesgo laboral.
A diferencia de las normales que componen los dos grupos anteriores (Leyes y Reglamentos laborales y
no laborales) que tienen origen estatal y emanan del poder normativo del Estado, las normás
convencionales tienen origen contractual, resultante de la voluntad concorde de representaciones de
trabajadores y empresarios en un determinado ámbito de aplicación.
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La Ley de Prevención de Riesgos Laborales de 1995 prevé en el punto 2 del artículo 2°, y sentando
previamente que "las Disposiciónes de carácter laboral contenidas en esta Ley y sus normás
reglamentarias tendrán, en todo caso, el carácter de derecho necesario mínimo indisponible", que "pueden
ser mejoradas y desarrolladas en los convenios colectivos".
Si Leyes y Reglamentos de seguridad e higiene imponen medidas de prevención que han de ser
obligatoriamente observadas y aplicadas en todas las empresas y centros de trabajo formando el suelo
común de seguridad, las medidas preventivas que se contengan o puedan pactarse en los convenios colectivos
tienen necesariamente que ser "más y mejores" que las establecidas en leyes y reglamentos.
1. La presente Ley tiene por objeto promover la seguridad y la salud de los trabajadores mediante la
aplicación de medidas y el desarrollo de las actividades necesarias para la prevención de riesgos derivados
del trabajo.
A tales efectos, esta Ley establece los principios generales relativos a la prevención de los riesgos
profesionales para la protección de la seguridad y de la salud, la eliminaci6n o disminuci6n de los riesgos
derivados del trabajo, la información, la consulta, la participaci6n equilibrada y la formaci6n de los
trabajadores en materia preventiva, en los términos señalados en la presente disposición.
Para el cumplimiento de dichos fines, la presente Ley regula las actuaciones a desarrollar por las
Administraciones Públicas, así como por los empresarios, los trabajadores y sus respectivas organizaciones
representativas.
2. Las Disposiciónes de carácter laboral contenidas en esta Ley y en sus normás reglamentarias tendrán en
todo caso el carácter de Derecho necesario mínimo indisponible, pudiendo ser mejoradas y desarrolladas en
los convenios colectivos.
COMENTARIO
1. Como Ley laboral especial acota en este artículo, las materias o es pacio laboral, objeto de su regulación.
Como norma preventiva, objeto inmediato es «el desarrollo de cuantas actividades sean necesarias para la
prevención de los riesgos derivados del trabajo. Su objeto se circunscribe a estas actuaciones preventivas de
riesgos laborales, quedando al margen de su regulación aspectos muy relacionados con la prevención,
como son los reparadores de los siniestros laborales, que pertenecen al campo de la Seguridad Social.
El bien juridico protegido con estas actuaciones es la seguridad y salud de los trabajadores en el trabajo.
La prevención, que implica protección, eliminación o disminución de los riesgos del trabajo es la
idea cardinal que preside los objetos perseguidos por la Ley.
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No son objeto de la norma otros aspectos de las relaciones laborales y condiciones de trabajo, como
jornada, descansos, vacaciones, organizacion del trabajo, que solo adquieren relevancia para la seguridad
e higiene, en tanto en cuanto sean determinantes o influyan o concurran a la creación de los riesgos
laborales.
Con esta esencial finalidad preventiva han de interpretarse las previsiones de la Ley, en materia de
información, consulta, participación y formación de los trabajadores y las actuaciones de las Administraciones
Públicas, empresarios, trabajadores y sus respectivas organizaciones representativas. Todas ellas
han de tener un objeto específico: la prevención de los riesgos del trabajo.
Cierto que no es innovación de la Ley afirmar el carácter de derecho necesario mínimo e indisponible
de la normativa de seguridad e higiene, carácter unánimemente admitido en la doctrina y jurisprudencia
laborales, precisamente porque la vida, integridad física y salud del trabajador; cuya protección está en la
base de la seguridad e higiene, son bienes juridicos radicales del más elevado interés comunitario. Pero la
Ley pone especial énfasis en este carácter de las obligaciones en materia de seguridad e higiene para
dotarlas de la máxima imperatividad y coercibilidad.
La regulación de la seguridad e higiene camina en sentido contrario, al ordenamiento laboral común, que
ha ensanchado con las reformás legislativas de 1994 y sucesivas hasta la más reciente de 2012, el margen de
actuación de la autonomía individual y colectiva de las partes del contrato de trabajo, reduciendo el ámbito del
derecho necesario.
En todo caso, las Disposiciónes preventivas pueden ser "desarrolladas y mejoradas por convenio
colectivo".
Todo convenio colectivo tiene como finalidad "dentro del respeto a la Ley", regular las condiciones de
trabajo en su ámbito de aplicación, que puede ser más o menos extenso: centro de trabajo, una sola
empresa, todas las empresas de determinado sector económico de la provincia, de ámbito superior al
provincial, de Comunidad Autónoma, etc.
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condiciones de seguridad y salud de los trabajadores. Y no solamente resulta vehículo idóneo, lino que
es instrumento juridico mucho más ágil que la norma reglamentaria.
Las técnicas de prevención están muy unidas a la tecnología que evoluciona más rápidamente que la norma
legal, aun reglamentaria, por lo que la medida técnica de prevención incorporada a un Reglamento corre
más peligro de "petrificación" que la contenida en una clausula normativa del convenio colectivo, que,
al renovarse periódicamente en plazos cortos (uno, dos anos) permite perfeccionar y actualizar la
técnica de prevención acordada, acomodándola al progreso técnico.
La contratacion colectiva tiene abierto un ancho horizonte y no debe quedarse en el tratamiento de los
aspectos organizativos de la prevención, ni con la mera incorporación de medidas preventivas ya
establecidas y contenidas en normás reglamentarias, transformando en norma con
vencional la norma estatal, sino que debe dar un paso adelante, estableciendo "más y mejores"
medidas concretas de prevención, proporcionadas a los riesgos específicos de cada empresa, centro
de trabajo o sector de actividad económica de su respectivo ámbito de aplicación, muchas veces
desconocidos por la normativa reglamentaria general.
1. Esta Ley y sus normás de desarrollo serán de aplicación tanto en el ámbito de las relaciones laborales
reguladas en el texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, como en el de las relaciones
de carácter administrativo o estatutario del personal civil al servicio de las Administraciones Públicas,
con las peculiaridades que, en este caso, se contemplan en la presente Ley o en sus normás de desarrollo.
Ello sin perjuicio del cumplimiento de las obligaciones específicas que se establecen para fabricantes,
importadores y suministradores, y de los derechos y obligaciones que puedan derivarse para los
trabajadores autónomos. Igualmente serán aplicables a las sociedades cooperativas, constituidas de
acuerdo con la Legislación que les sea de aplicación, en las que existan socios cuya actividad consista
en la prestación de su trabajo personal, con las particularidades derivadas de su normativa específica.
Cuando en la presente Ley se haga referencia a trabajadores y empresarios, se entenderan también comprendidos
en estos términos, respectivamente, de una parte, el personal civil con relación de carácter administrativo o
estatutario y la Administración Publica para la que presta servicios, en los términos expresados en la
Disposición Adicional Tercera de esta Ley, y, de otra, los socios de las cooperativas a que se refiere el
párrafo anterior y las sociedades cooperativas para las que prestan sus servicios.
Servicios operativos de protección civil y peritaje forense en los casos de grave riesgo, catástrofe y
calamidad pública.
No obstante, esta Ley inspirara la normativa específica que se dicte para regular la protección
de la seguridad y la salud de los trabajadores que prestan sus servicios en las indicadas actividades.
3. En los centros y establecimientos militares será de aplicación lo dispuesto en la presente Ley, con las
particularidades previstas en su normativa específica.
4. La presente Ley tampoco será de aplicación a la relación laboral de carácter especial del servicio del
hogar familiar. No obstante lo anterior, el titular del hogar familiar está obligado a cuidar de que el
trabajo de sus empleados se realice en las debidas condiciones de seguridad e higiene.
COMENTARIO
1. Define este artículo el ámbito de aplicación de la Ley, que pese a su naturaleza eminentemente
laboral, rebasa su ámbito natural para comprender a sectores no laborales o no estrictamente
vinculados por relacion laboral, como funcionarios, fabricantes, importadores y suministradores,
trabajadores autónomos y socios trabajadores de Cooperativas.
La novedad, sin duda, más importante es la extensión del ámbito de aplicación de esta Ley a las
relaciones de carácter administrativo o estatutario del personal civil al servicio de las Administraciones
Públicas. El inveterado regimen administrativo de los funcionarios públicos quiebra con esta Ley, y hay
que entender que a “los exclusivos efectos” de la misma.
El Estatuto de los Trabajadores vigente, excluye del ámbito laboral al personal de las Administraciones
Públicas en los siguientes términos del artículo 1°3a): «Se excluyen del ámbito regulado por la
presente Ley: a) la relación de servicio de los funcionarios públicos, que se regulara por el Estatuto de la
Función Pública, así como la del personal al servicio del Estado, Corporaciones Locales y Entidades
Públicas Autónomás, cuando, al amparo de una Ley, dicha relación se regule por normás
administrativas o estatutarias».
2. Se determinan en este apartado 2, con dudosa redacción, las exclusiones del ámbito de aplicación de
la Ley en el ámbito de las Administraciones Públicas:
Por supuesto, las fuerzas armadas que no son personal civil al servicio de las Administraciones
Públicas.
Las actividades de policía, seguridad y resguardo aduanero. Los servicios operativos de protección
civil y peritaje forense.
Pero nótese que no se trata para estos últimos de una exclusión total e incondicionada, sino solo en los
supuestos "de grave riesgo, catástrofe o calamidad pública, cuyas particularidades impidan la aplicación
de la presente Ley".
A sensu contrario hemos de interpretar que sí será, por el contrario, de aplicación la Ley, cuando
estas circunstancias no se produzcan, en la misma línea que señala el artículo 2 de la DirectivaMarco.
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4. Se excluye, por ultimo «la relación laboral de carácter especial del servicio del hogar familiar», en
términos que no dejan de ser contradictorios. El principio general, es la exclusión del campo de
aplicación de la Ley, para añadir, seguidamente que (,el titular del hogar familiar está obligado...».
En esta exclusión, como en las anteriores, el legislador vacila entre la exclusión y la inclusión; parece decir
“si, pero no. Nos inclinamos, por la exclusión, en cuanto este párrafo 4, comienza con la expresión
“La presente Ley no será de aplicación...” y; por otro lado, ya goza el ámbito de la función pública, de
suficientes excepciones, como veremos, para seguir abundando en ellas. Otra cosa es, que los principios y
criterios que la Ley establece en materia de seguridad y salud de los trabajadores, deben pre
sidir la prestación de servicios en estas actividades cuyas particularida
des, son por otro lado, evidentes y así lo reconoce la propia DirectivaMarco.
Podemos decir, resumiendo el contenido de este artículo, que se excluyen del ámbito de aplicación de esta
Ley:
el personal de las Administraciones Públicas que desempeñen funciones públicas de policía, seguridad y
resguardo aduanero.
los servicios operativos de protección civil y peritaje forense, solamente en caso de riesgo, catástrofe o
calamidad pública, y la relación laboral especial de servicio en el hogar familiar, en el sentido que a
esta relación da el Real Decreto 1424/1985, de 1 de agosto, que regula esta relación especial.
los centros o establecimientos militares (a no confundir con Fuerzas Armadas, por ejemplo, fabricas de
armás), y los establecimientos penitenciarios.
Artículo 4. Definiciones.
1°) Se entenderá por «prevención» el conjunto de actividades o medidas adoptadas o previstas en todas
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las fases de actividad de la empresa con el fin de evitar o disminuir los riesgos derivados del trabajo.
2°) Se entenderá como «riesgo laboral» la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño
derivado del trabajo. Para calificar un riesgo desde el punto de vista de su gravedad, se valoraran
conjuntamente la probabilidad de que se produzca el daño y la severidad del mismo.
3°) Se consideraran como (daños derivados del trabajo) las enfermedades, patologías o lesiones sufridas
con motivo u ocasi6n del trabajo.
4°) Se entenderá como «riesgo laboral grave e inminente» aquel que resulte probable racionalmente que
se materialice en un futuro inmediato y pueda suponer un daño grave para la salud de los trabajadores.
En el caso de exposición a agentes susceptibles de causar daños graves a la salud de los trabajadores, se
considerara que existe un riesgo grave e inminente cuando sea probable racionalmente que se
materialice en un futuro inmediato una exposición a dichos agentes de la que puedan derivarse daños
graves para la salud, aun cuando estos no se manifiesten de forma inmediata.
6°) Se entenderá como “equipo de trabajo” cualquier maquina, aparato, instrumento o instalación
utilizada en el trabajo.
7°) Se entenderá como « condición de trabajo» cualquier característica del mismo que pueda tener una
influencia significativa en la generaci6n de riesgos para la seguridad y la salud del trabajador.
a) Las características generales de los locales, instalaciones, equipos, productos y demás útiles
existentes en el centro de trabajo.
b) La naturaleza de los agentes físicos, químicos y biol6gicos presentes en el ambiente de trabajo y sus
correspondientes intensidades, concentraciones o niveles de presencia.
c) Los procedimientos para la utilizaci6n de los agentes citados anteriormente que influyan en la
generación de los riesgos mencionados.
d) Todas aquellas otras características del trabajo, incluidas las relativas a su organización y
ordenación, que influyan en la magnitud de los riesgos a que este expuesto el trabajador.
8°) Se entenderá por “equipo de protección individual” cualquier equipo destinado a ser llevado o
sujetado por el trabajador para que le proteja de uno o varios riesgos que puedan amenazar su seguridad
o su salud en el trabajo, así como cualquier complemento o accesorio destinado a tal fin.
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COMENTARIO
Artículo complejo, pero muy importante, que constituye un loable esfuerzo definitorio.
Consciente el legislador de la dificultad de acotar y delimitar lo que sea «seguridad e higiene en el trabajo»
o «seguridad y salud de los trabajadores de contornos un tanto indefinidos para cuya regulaci6n la Ley
prevé un regimen especial y distinto del laboral común u ordinario y siguiendo la pauta marcada por la
propia DirectivaMarco, en su artículo 3, se definen, bajo ocho apartados, y uno de ellos, el 7, con cuatro
extensiones, los conceptos más importantes, que se utilizan en la legislaci6n y en la práctica al
tratar de la seguridad e higiene en el trabajo.
Estas definiciones legales son, en todo caso, el punto de partida imprescindible para la
interpretaci6n y aplicación de la Ley, por lo que nos extendemos, a continuaci6n, en un somero
comentario, de todas y cada una de ellas.
Definición clara, por otra parte, sobre la que no ha lugar a insistir. Destacar, únicamente, que, en
el concepto legal de «prevención entran, no solamente las medidas encaminadas a evitar o prevenir el
riesgo profesional sino también las que se adopten para disminuir sus efectos o consecuencias nocivas.
2. La noción de riesgo y riesgo laboral, es el concepto clave de toda la legislación de seguridad e higiene,
de la que esta Ley es su máximo exponente. El riesgo, como posibilidad o probabilidad de siniestro, esta
constantemente presente, en esta clase de legislación, de lo que es buen ejemplo la Ley 5/2000 de 4 de
agosto de Infracciones y Sanciones en el Orden social, modificada y actualizada por la Ley 54/2003 de
12 de diciembre de "reforma del marco normativo de la prevención de riesgos laborales".
Definido el riesgo laboral, como posibilidad de daño derivado del trabajo, la gravedad de este riesgo, que
no del siniestro laboral producido, se califica, en función de dos factores: la «probabilidad» de que se
produzca el daño y la «severidad» del daño, este si ya producido.
«Posibilidad y «probabilidad» son conceptos distintos. «Probabilidad» es más que la mera «posibilidad».
La noción de posibilidad descansa sobre la previsibilidad razonable de un evento dañoso, que debe
tener un hombre medio, conocedor del trabajo que realiza; en tanto que la probabilidad supone la cuasi
certeza de que el daño va a producirse, deducida de la experiencia. El riesgo laboral» sin más, es mera
posibilidad.
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Este nuevo concepto de "daño laboral" o "daños derivados del trabajo", que introduce la Ley,
pretende ser concepto más amplio, que los familiares de "accidente de trabajo", "enfermedad
profesional" y "enfermedad de trabajo", pero abarca y comprende a estos, que, por otra parte,
mantienen y seguirán manteniendo su plena vigencia (y por supuesto, que en el ámbito de la
Seguridad Social).
No podemos dejar de decir que la introducción de este nuevo concepto en la legislación, nos parece
completamente innecesario.
La calificación de un riesgo laboral, como “grave e inminente”, no deja de tener importante consecuencias
jurídicas en el ámbito de la seguridad e higiene en el trabajo.
El Estatuto de los Trabajadores, en el número 5 del artículo 19, que se rubrica como «Seguridad e Higiene
en el Trabajo», utiliza también, distinguiendo sus efectos, los términos de «probabilidad seria y grave de
accidente» y de «riesgo inminente» habilitando medidas coercitivas más enérgicas, para este último supuesto
(paralización de actividades, que también se contemplan en el artículo 44 de esta Ley).
En esta definición de "riesgo grave e inminente", que es el supuesto más extremo y grave del riesgo,
entendemos que ahora se subsumen ambos conceptos estatutarios, como también entendemos que a esta
definición legal de "riesgo laboral grave e inminente" ha de asimilarse la noción de "peligro grave para la vida, salud e
integridad física de los trabajadores" que contiene el artículo 316 del Código Penal aprobado por Ley Orgánica
10/1995 de 23 de noviembre, al tipificarse el delito contra la seguridad en el trabajo, dentro del Titulo XV
"De los delitos contra los derechos de los trabajadores".
El segundo párrafo de este apartado 4, no es sino una aclaración, para comprender dentro del concepto de
«riesgo grave e inminente», no solamente el daño inmediato y directo a la salud del trabajador, que es el
supuesto normal, sino también el mero hecho de la exposición a determinados agentes nocivos,
susceptibles racionalmente de provocar daños graves no inmediatos sino manifestados después de cierto
tiempo. Pensemos en la exposición a radiaciones.
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5. «A sensu contrario», parece que los procesos, actividades, equipos o productos, que cuenten, o en
los que se adopten «las medidas preventivas específicas establecidas, no merecen la calificación legal de
“potencialmente peligrosas”.
El Real Decreto 39/1997 de 17 de enero, que aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención,
contiene como Anexo I del mismo, una relaci6n de actividades, a las que considera legalmente como
peligrosas, en el que se incluyen actividades como obras de construcción, excavaciones, trabajos con
exposición a agentes tóxicos, etc. etc... que aclara y complementa este apartado 5 del artículo 4 de
la Ley.
6. Reproduce exactamente esta definición de lo que se entiende, como «equipo de trabajo>>, la contenida en el
artículo 2a) de la Directiva 89/655 de 30 de Noviembre relativa a «las Disposiciónes mínimás de seguridad y de
salud para la utilización por los trabajadores en el trabajo de los equipos de trabajo», segunda Directiva
específica derivada de la 89/39 1, DirectivaMarco.
No debe confundirse "equipos de trabajo" con otro concepto muy próximo como es el de "equipos de
protección individual", que es objeto de regulación reglamentaria por otro Reglamento el
773/1997, de 30 de mayo, (BOE de 12 de junio) sobre Disposiciónes mínimás de seguridad y
salud relativas a la utilización por los trabajadores de equipos de protección individual, a los que se
define como "cualquier equipo o mecanismo destinado a ser llevado o sujetado por el trabajador para que
le proteja de uno o varios riesgos en el trabajo", como ropa de trabajo, cascos de seguridad, protectores de
oídos, de ojos, etc. y a los que la Ordenanza General de Seguridad e Higiene, llamaba "medios de
protección personal".
Define, en primer lugar genéricamente, lo que se entiende por «condicion de trabajo», a efectos de la
aplicación de la Ley, para específicar, seguidamente, y en un sentido aclaratorio, cuales son realmente,
las condiciones de trabajo, que se toman en cuenta, como condiciones de seguridad e higiene, en el trabajo,
comprendidas, como tales, en su ámbito regulador.
Creemos justificadas las cuatro específicaciones de este apartado 7°, si tenemos en cuenta que el término
«condición» o condiciones de trabajo, que se define a efectos de aplicación de la Ley, ha sido,
precisamente, uno de los caballos de batalla en el largo debate, que, desde 1987, ha precedido a su
promulgación. Basta decir; que el primer Borrador de Anteproyecto manejado llevaba como
título, por supuesto, que provisional, el de Ley de Salud Laboral y Condiciones de Trabajo».
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La expresión «condiciones de trabajo», a secas, tiene en el Derecho del Trabajo, en cuyo ámbito nos
movemos, connotaciones juridicoformales mucho más amplias que las relativas a la seguridad e
higiene. No cabe confundir, y esto es de la mayor importancia, «condiciones de trabajo», que abarca
para el ordenamiento laboral, la extensa gama de los modos o formás, en que se concreta la prestación
de la actividad laboral, básicamente reguladas en el Estatuto de los Trabajadores, con las «condiciones
de seguridad e higiene en el trabajo», de significado más restrictivo, que hace relación a las múltiples
circunstancias medioambientales, de naturaleza física o material, que rodean la prestación del trabajo.
La circunstancia, para que sea condición de trabajo a efectos de la aplicación de esta Ley; debe tener
«influencia significativa» en la generación de riesgos laborales, no siendo suficiente cualquier influencia.
Y así se habla de características generales de los centros de trabajo, equipos, agentes físicos,
químicos y biológicos (se entiende que nocivos) presentes en el ambiente de trabajo, procedimientos
de utilización de estos agentes, etc..., todos ellos, relacionados, como vemos, con las condiciones del
medio físico ambiental en que el trabajo se realiza.
Sin duda, pretende el legislador con estas precisiones ahuyentar el fantasma de que se confundan las
(condiciones de trabajo» reguladas por esta Ley, con las «condiciones de trabajo», en sentido juridico
formal, que regula el Estatuto de los Trabajadores.
La enumeración, puramente ejemplificativa, que hace este número 7 en sus tres primeras
extensiones, a), b) y c), se cierra con el « cajón de sastre», que representa la extensión d) que indica que la
enumeración de características del trabajo anterior no es cerrada, sino que puede haber otras, incluso relativas
a la «organización y ordenación del trabajo>>, que se revelen como “significativas” en la generación de
los riesgos y aquí, entrarían, como fronterizas materias tales como la distribución de la jornada de trabajo.
El último apartado d) del número 7 del artículo 4, incluye "otras caracteristicas del trabajo, incluidas las
relativas a su organización y ordenación que influyan en la magnitud de los riesgos", expresión
imprecisa, cuando lo que se pretende es precisar o definir, como reza el título del artículo 4. En todo caso
no basta cualquier característica organizativa sino que debe estar presidida por la circunstancia de tener una
influencia significativa en la generación de los riesgos que es la rúbrica general que encabeza las cuatro
concreciones, de las letras a) a la d) de este numero 7.
8. Una cosa son los «equipos de trabajo» que se definen en el apartado 6°; y otra el «equipo de
protección individual», que aquí se define, reproduciendo, literalmente, la definición del artículo 2.1 de la
Directiva 89/656 de 30 de Noviembre relativa a «las Disposiciónes mínimás de seguridad y salud
para la utilización de equipos de protección individual (tercera Directiva específica, derivada de la Marco
89/391).
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Muy relacionada con esta materia es la Orden del Ministerio de Trabajo de 17 de Mayo de 1974 (B.O.E.
de 29 Mayo) sobre homologación de medios de protección personal de trabajo», a cuyo amparo se ha
dictado infinidad de normás técnicas reglamentarias sobre las características técnicas, que deben reunir
los distintos medios de protección personal.
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CAPITULO II
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Todo el Capitulo, artículos 5 a 13, ambos inclusive, se dedica a enunciar los principios que deben guiar
la actuación de las Administraciones Públicas en materia de prevención de riesgos laborales en
desarrollo del artículo 402 de la Constitución, que establece que « los poderes públicos velaran por la
seguridad e higiene en el trabajo,,, como uno de los principios rectores de la política social y económica.
Partiendo de la idea de que la seguridad e higiene en el trabajo es una obra colectiva, se señalan las
funciones que corresponden a las Administraciones Públicas, con competencia en materia de prevención
de riesgos, marcando objetivos, que solo ellas, como entes dotados de «imperio», pueden realizar.
1. La política en materia de prevención tendrá por objeto la promoción de la mejora de las condiciones
de trabajo dirigida a elevar el nivel de protección de la seguridad y la salud de los trabajadores en el
trabajo.
Dicha política se llevara a cabo por medio de las normás reglamentarias y de las actuaciones
administrativas que correspondan y, en particular; las que se regulan en este Capítulo, que se orientaran
a la coordinación de las distintas Administraciones Públicas competentes en materia preventiva
y a que se armonicen con ellas las actuaciones que conforme a esta Ley correspondan a sujetos
públicos y privados, a cuyo fin:
a) La Administración General del Estado, las Administraciones de las Comunidades Autónomás y de las
Entidades que integran la Administración Local se prestaran cooperación y asistencia para el eficaz
ejercicio de sus respectivas competencias en el ámbito de lo previsto en este artículo.
b) La elaboración de la política preventiva se llevara a cabo con la participa cion de los empresarios y
de los trabajadores a través de sus Organizaciones Empresariales y Sindicales más representativas.
2. A los fines previstos en el apartado anterior las Administraciones Públicas promoverán la mejora de la
educación en materia preventiva en los diferentes niveles de enseñanza y de manera especial en la oferta
formativa correspondiente al sistema nacional de cualificaciones profesionales, así como la
adecuación de la formacion de los recursos humanos necesarios para la prevención de los riesgos laborales.
En el ámbito de la Administración General del Estado se establecerá una colaboración permanente entre
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el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y los Ministerios que correspondan, en particular los
de Educación y Ciencia y Sanidad y Consumo, al objeto de establecer los niveles formativos y
especializaciones idóneas, así como la revisión permanente de estas enseñanzas, con el fin de
adaptarlas a las necesidades existentes en cada momento.
3. Del mismo modo, las Administraciones Públicas fomentaran aquellas actividades desarrolladas por los
sujetos a que se refiere el apartado 1 del artículo segundo, en orden a la mejora de las condiciones
de seguridad y salud en el trabajo y la reducción de los riesgos laborales, la investigación o fomento
de nuevas formás de protección y la promoción de estructuras eficaces de prevención.
Para ello podrán adoptar programás específicos dirigidos a promover la mejora del ambiente de
trabajo y el perfeccionamiento de los niveles de protección. Los programás podrán instrumentarse a
través de la concesión de los incentivos que reglamentariamente se determinen que se
destinaran especialmente a las pequeñas y medianas empresas.
4. Las Administraciones públicas promoverán la efectividad del principio de igualdad entre mujeres y hombres,
considerando las variables relacionadas con el sexo tanto en los sistemás de recogida y tratamiento de datos como en
el estudio e investigación generales en materia de prevención de riesgos laborales, con el objetivo de detectar y
prevenir posibles situaciones en las que los daños derivados del trabajo puedan aparecer vinculados con el sexo de los
trabajadores. (número 4 introducido por la Ley Orgánica 3/2007, de Igualdad efectiva de mujeres y hombres).
5.La política en materia de prevención de riesgos laborales deberá promover la integración eficaz de la prevención de
riesgos laborales en el sistema de gestión de la empresa.
Igualmente, la política en materia de seguridad y salud en el trabajo tendrá en cuenta las necesidades y dificultades
específicas de las pequeñas y medianas empresas. A tal efecto, en el procedimiento de elaboración de las
Disposiciónes de carácter general en materia de prevención de riesgos laborales deberá incorporarse un informe sobre
su aplicación en las pequeñas y medianas empresas que incluirá, en su caso, las medidas particulares que para éstas se
contemplen. (Número 5 del artículo 5 introducido por el número uno del artículo 8 de la Ley 25/2009, de 22 de
diciembre, de modificación de diversas leyes para su adaptación a la Ley sobre el libre acceso a las actividades de
servicios y su ejercicio («B.O.E.» 23 diciembre).
COMENTARIO
1. El natural objetivo de las actuaciones públicas en esta materia, no puede ser otro que conseguir
mejorar las condiciones de seguridad e higiene en el trabajo, facilitando de este modo, que los sujetos
obligados puedan cumplir con eficacia sus obligaciones.
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Se habla para ello de normás reglamentarias y actuaciones administrativas de la más diversa índole que
pueden ser convenientes, insistiendo en la necesaria cooperaci6n y asistencia entre los distintos 6rganos
administrativos, que deben confluir en el objetivo común, dada la diversidad de órganos de las
Administraciones Públicas que siguen manteniendo competencias en la materia: Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social, Ministerio de Sanidad y Consumo, Ministerio de Industria, Ministerio de
Educaci6n y Ciencia en el ámbito de la Administraci6n General del Estado, a los que se ha de sumar, las
Administraciones Auton6micas y Corporaciones Locales.
En la definición de esta política, deben participar las organizaciones empresariales y sindicales más
representativas en el ámbito nacional y autonómico.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
3. Se asigna a todas las Administraciones Públicas, una actividad de fomento de la seguridad e higiene en los
ámbitos laborales y administrativos.
Como una de estas actividades públicas de fomento y promoción de caracter muy general, se mencionan
específicamente la adopción de programás específicos, que podrán instrumentarse a través de la
concesión de incentivos, «destinados especialmente a las pequeñas y medianas empresas.
La Ley no distingue, al definir su Ámbito de aplicación (artículo 3) entre empresas o centros de trabajo,
con mayores o menores dimensiones o número de trabajadores, además que no existe precepto
legal alguno que diga cuales han de ser consideradas como medianas o pequeñas.
Pero no es menos cierto que una empresa pequeña o mediana, carece, de los recursos necesarios
para cumplir escrupulosamente el cumulo de obligaciones que la Ley les impone, con carácter
general.
Se prevé aquí, y es adición incluida a última hora, en el Pleno del Congreso que esta clase de empresas
(PYMES) pueden ser beneficiarias de incentivos económicos que faciliten el cumplimiento de sus
obligaciones en materia de prevención de riesgos.
Mucho se habla de las pequeñas y medianas empresas, incluso en los instrumentos legislativos
comunitarios, que pocas veces se traduce en previsiones legislativas más benignas o menos
rigurosas. La Ley recoge el principio, que ya es positivo, pero se remite, en su concreción a lo
que reglamentariamente puede determinarse, como uno más de la pléyade de Reglamentos que se
anuncian.
En este sentido, el nuevo apartado 5, no hace otra cosa que reconocer las especialidades que, a
efectos de cumplir eficazmente la normativa de prevención tienen las pequeñas empresas,
derivadas de su falta de etructura y recursos, amén de los conocimientos legales y ténicos que se
requieren.
Podemos ver además un tratamiento más favorable para la pequeña empresa, en algunas clausulas
contenidas en el Reglamento de los Servicios de Prevención:
en cuanto que, cuando se trata de empresas de menos de seis trabajadores, el empresario podrá desarrollar
personalmente la actividad de prevención, excepto la vigilancia de la salud, sin tener que designar
trabajadores que se ocupen de la acción preventiva (artículo 111) y las empresas de hasta seis trabajadores
cuyas actividades no estén incluidas en el Anexo I (actividades peligrosas) se exceptúan de la obligación
de auditoría de prevención, que pueden sustituir por una notificación a la autoridad laboral sobre
concurrencia de las condiciones en modelo que acompaña al Reglamento, como Anexo II.
Se incluye asimismo un nuevo apartado 4, referido a las especialidades que en materia preventiva
pueden existir en función del sexo de los trabajadores, fundamentadas en las distintas
sensibilidades a los riesgos profesionales que se pueden producir en base a las distintas
condiciones físicas de unos y otras, por motivos reproductivos, entre otros.
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a) Requisitos mínimos que deben reunir las condiciones de trabajo para la protección de la seguridad y
la salud de los trabajadores.
b) Limitaciones o prohibiciones que afectaran a las operaciones, los procesos y las exposiciones
laborales a agentes que entrañen riesgos para la seguridad y la salud de los trabajadores.
Específicamente podrá establecerse el sometimiento de estos procesos u operaciones a trámites de control
administrativo, así como, en el caso de agentes peligrosos, la prohibición de su empleo.
2. Las normás reglamentarias indicadas en el apartado anterior se ajustaran, en todo caso, a los
principios de la política preventiva establecidos en esta Ley, mantendrán la debida coordinación de la
normativa sanitaria y de seguridad industrial y serán objeto de evaluación y, en su caso, de revisión
periódica, de acuerdo con la experiencia en su aplicación y el progreso de la técnica.
COMENTARIO
Una de las formás, en que se plasma la política de prevención, es a través de la regulación reglamentaria,
que compete al Gobierno o poder ejecutivo.
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La Ley define un marco legal básico que es el punto de partida de los necesarios Reglamentos, que
completan y desarrollan el contenido de la Ley.
Sabido es que una de las características más importantes de la legislación de seguridad e higiene, es el
elevado componente técnico, que incorporan sus normás, singularmente reglamentarias.
Las medidas técnicas de prevención son absolutamente imprescindibles Para la eficacia de la acción
protectora de la seguridad y salud de los trabajadores y estas técnicas preventivas, adquieren dimensión
jurídica, en cuanto recogidas en el texto legal.
Se prevén hasta siete desarrollos reglamentarios de la Ley, a los que se defiere la concreción de los
aspectos técnicos de la normativa de prevención de riesgos.
A nadie debe extrañar la ausencia en el articulado de la Ley de los aspectos técnicos de la prevención.
El contenido de esta, es, como es natural, eminentemente juridico y es el momento reglamentario, el
idóneo para regular las derivaciones técnicas que de ella se desprenden.
También ha sido derogado pura y simplemente el viejo Reglamento de los Servicios Médicos de Empresa
de 21 de noviembre de 1959, por el Reglamento 39/1997 de 17 de enero, de los Servicios de
Prevención.
Relacionamos, a continuación, algunas (las más significativas) de las normás reglamentarias, dictadas en
desarrollo de la Ley:
Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, que aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención.
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Real Decreto 486/1997, de 14 de abril, por el que se establecen las Disposiciónes mínimás de
seguridad y salud en los lugares de trabajo.
Real Decreto 487/1997, de 14 de abril, sobre Disposiciónes mínimás de seguridad y salud relativas
a la manipulación manual de cargas que entrañe riesgos, en particular dorsolumbares, para los
trabajadores.
Real Decreto 488/1997, de 14 de abril, sobre Disposiciónes mínimás de seguridad y salud relativas
al trabajo con equipos que incluyen pantallas de visualización.
Real Decreto 664/1997, de 12 de mayo, sobre la protección de los trabajadores contra los
riesgos relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo.
Real Decreto 665/1997, de 12 de mayo, sobre la protección de los trabajadores contra los
riesgos relacionados con la exposición a agentes cancerígenos durante el trabajo.
Real Decreto 1215/1997, de 18 de julio, por el que se establecen las Disposiciónes mínimás de
seguridad y salud para la utilización por los trabajadores de los equipos de trabajo.
Real Decreto 1216/1997, de 18 de julio, por el que se establecen las Disposiciónes mínimás de
seguridad y salud en el trabajo a bordo de los buques de pesca.
Real Decreto 1389/1997, de 5 de septiembre, por el que se aprueban las Disposiciónes mínimás
destinadas a proteger la seguridad y salud de los trabajadores en actividades mineras.
Real Decreto 1627/1997, de 24 de octubre, por el que se establecen las Disposiciónes mínimás de
seguridad y salud en las obras de construcción.
Real Decreto 1879/1996, de 2 de agosto, por el que se regula la composición de la Comisión Nacional
de Seguridad y Salud en el Trabajo.
Orden de 22 de abril de 1997, por la que se regula el regimen de funcionamiento de las Mutuas de
Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social en el desarrollo de
actividades de prevención de riesgos laborales.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Orden de 27 de junio de 1997, por la que se desarrolla el Real Decreto 39/1997, de 17 de enero,
por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención, en relación con las
condiciones de acreditación de las entidades especializadas como servicios de pre
vención ajenos a las empresas; de autorización de las personas o entidades especializadas que pretendan
desarrollar la actividad de auditoria del sistema de prevención de las empresas; y de autorización de las
entidades Públicas y privadas para desarrollar y certificar actividades formativas en materia de prevención
de riesgos laborales.
Orden de 25 de marzo de 1998, por la que se adapta en función del progreso técnico el Real
Decreto 664/1997, de 12 de mayo, sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos
relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo.
Ley 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las
personas trabajadoras.
Real Decreto Legislativo 5/2000 de 4 de Agosto, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de
Infracciones y Sanciones en el Orden Social. Deroga los apartados 2, 4 y 5 del artículo 42, y los
artículos 45 a 52 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Real Decreto 374/2001 de 6 de abril, que aprueba el Reglamento sobre "protección de la seguridad
y salud de los trabajadores contra los riesgos relacionados con los agentes químicos durante el trabajo
Real Decreto 614/2001, de 8 de junio, que aprueba el Reglamento sobre "Disposiciónes mínimás
para la protección de la seguridad y la salud de los trabajadores frente al riesgo eléctrico".
Real Decreto 349/2003, de 21 de marzo, que aprueba el Reglamento sobre "protección de la seguridad
y salud de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes cancerígenos
durante el trabajo".
Real Decreto 681/2003, de 12 de junio que aprueba el Reglamento sobre "protección de seguridad y
salud de los trabajadores expuestos a riesgos derivados de atmosferas explosivas en el lugar de trabajo".
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Real Decreto 171/2004 de 30 de Enero (B.O.E. de 31 de Enero) por el que "se desarrolla el artículo
24 de la Ley 31/1995 de 8 de Noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales en materia de coordinación
de actividades empresariales".
Real Decreto 688/2005, de 10 de junio por el que se regula el regimen de funcionamiento de las
Mutuas de Accidentes de Trabajo de la Seguridad Social, como Servicios de Prevención ajenos
(B.O.E: de 11 de junio).
REAL DECRETO 2/2006, de 16 de enero, por el que se establecen normás sobre prevención de riesgos laborales en la actividad de
los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía. BOE nº 14 17/01/2006
REAL DECRETO 286/2006, de 10 de marzo, sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores contra los riesgos
relacionados con la exposición al ruido. BOE nº 60 11/03/2006
REAL DECRETO 396/2006, de 31 de marzo, por el que se establecen las Disposiciónes mínimás de seguridad y salud aplicables a
los trabajos con riesgo de exposición al amianto. BOE nº 86 11/04/2006
Real Decreto 306/2007, de 2 de marzo, por el que se actualizan las cuantías de las sanciones establecidas en el texto
refundido de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social, aprobado por el Real Decreto Legislativo
5/2000, de 4 de agosto.
Real Decreto 1579/2008, de 26 de septiembre, por el que se modifica el Real Decreto 1561/1995, de 21 de septiembre,
sobre jornadas especiales de trabajo, y se regulan determinados aspectos de las condiciones de trabajo de los
trabajadores móviles que realizan servicios de interoperabilidad transfronteriza en el sector del transporte ferroviario.
REAL DECRETO 298/2009, de 6 de marzo, por el que se modifica el Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el
Reglamento de los Servicios de Prevención, en relación con la aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad y de la
salud en el trabajo de la trabajadora embarazada, que haya dado a luz o en período de lactancia BOE nº 57 07/03/2009
REAL DECRETO 67/2010, de 29 de enero, de adaptación de la legislación de Prevención de Riesgos Laborales a la Administración
General del Estado. BOE nº 36 10/02/2010
REAL DECRETO 337/2010, de 19 de marzo, por el que se modifican el Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se
aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención; el Real Decreto 1109/2007, de 24 de agosto, por el que se desarrolla la Ley
32/2006, de 18 de octubre, reguladora de la subcontratación en el sector de la construcción y el Real Decreto 1627/1997, de 24 de
octubre, por el que se establecen Disposiciónes mínimás de seguridad y salud en obras de construcción. BOE nº 71 23/03/2010
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REAL DECRETO 486/2010, de 23 de abril, sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores contra los riesgos
relacionados con la exposición a radiaciones ópticas artificiales. BOE nº 99 24/04/2010
Real Decreto 138/2011, de 4 de febrero, por el que se aprueban el Reglamento de seguridad para instalaciones
frigoríficas y sus instrucciones técnicas complementarias.
REAL DECRETO 568/2011, de 20 de abril, por el que se modifica el Real Decreto 258/1999, de 12 de febrero, por el que se
establecen condiciones mínimás sobre la protección de la salud y la asistencia médica de los trabajadores del mar.
Real Decreto 337/2014, de 9 de mayo, por el que se aprueban el Reglamento sobre condiciones técnicas y garantías de
seguridad en instalaciones eléctricas de alta tensión y sus Instrucciones Técnicas Complementarias ITCRAT 01 a 23.
Orden TAS 4053/2005 de 27 de Diciembre por la que se determinan las actuaciones a desarrollar
por las Mutuas, para su adecuaci6n al Real Decreto 688/2005 de 10 de junio (B.O.E. de 28 de
diciembre).
b) Velando por el cumplimiento de la normativa sobre prevención de riesgos laborales mediante las
actuaciones de vigilancia y control. A estos efectos, prestaran el asesoramiento y la asistencia
técnica necesarios para el mejor cumplimiento de dicha normativa y desarrollaran programás
específicos dirigidos a lograr una mayor eficacia en el control.
2. Las funciones de las Administraciones Públicas competentes en materia laboral que se señalan en el
apartado 1 continuaran siendo desarrolladas, en lo referente a los trabajos en minas, canteras y túneles que
exijan la aplicación de técnica minera, a los que impliquen fabricación, transporte, almacenamiento,
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manipulación y utilización de explosivos o el empleo de energía nuclear, por los órganos específicos
contemplados en su normativa reguladora.
COMENTARIO
Unas y otras Administraciones son Administraciones Públicas con competencias en materia laboral y
quedan comprendidas en las funciones que este artículo señala.
Al ser la Ley una norma netamente laboral, sin perjuicios de su consideración de Norma básica del
régimen estatutario de los funcionarios públicos (ver Disposición Adicional Tercera), es lógico que las
actuaciones administrativas a realizar, en materia de prevención de riesgos laborales correspondan
fundamentalmente a las Administraciones Laborales, en el sentido antes apuntado.
c) De sancion por incumplimiento de esta normativa específica; que competen a las Autoridades
Laborales del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (órganos Provinciales, Director General
de Trabajo, Ministro de Trabajo) y de las Comunidades Autónomás, « con competencias en materia de
ejecución de la legislación laboral» precisión esta última que se reitera en otros artículos de la Ley, como
el 52, que regula las competencias sancionadoras.
La concepción del Estado, como Estado de las autonomías ha alterado radicalmente el tradicional
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Por otra parte, la Administración Laboral Autonómica no tiene estructura y organización uniforme
y varia mucho de unas a otras Comunidades. Generalmente, viene a ser un reflejo o reproducción de la
Administracion Laboral del Estado, aunque cambien las denominaciones de sus órganos (Consejería
por Ministerio, Vice consejero por Subsecretario, etc...). En ocasiones existe un
Departamento o Consejería específica de Trabajo y es aun más frecuente que la Administración
Laboral Autonomica se integre en Consejerias o Departamentos, que engloban otras
Administraciones, como Economia, Justicia, Industria y Trabajo, etc… relegando la
Administracion Laboral Autonomica a una Direccion General de Trabajo o de Empleo, en la que se
incardinan los organos de prevención de riesgos laborales.
2. Este apartado establece una excepción a las actuaciones de las Administraciones Púlblicas
competentes en materia laboral y en materia de prevención de riesgos laborales.
a) Los trabajos en minas, canteras y tuneles, que exijan la aplicación de tecnica minera.
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Inspección de Trabajo y no se hace, sino ratificar la exclusión, que por lo que respecta al trabajo en
minas, canteras y túneles, no es total, sino solamente si se requiere la aplicación de «tecnica minera».
Las actuaciones preventivas de las Administraciones Públicas, corresponden, en estos dos supuestos,
al Ministerio de Industria y Energia, y al Cuerpo de Ingenieros de Minas, como órgano
inspector.
La tercera excepcion es nueva en el campo laboral y hace relacion al empleo y utilización pacifica de la
energia nuclear.
En todo caso, las competencias del apartado 1, se entienden sin perjuicio de otras competencias
administrativas « sobre productos e instalaciones industriales», donde hemos de ver a los Reglamentos
Técnicos de Industria o de otros Departamentos Ministeriales.
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cumplimiento de su funcion de vigilancia y control, prevista en el artículo 9 de la presente Ley, en el ambito de las
Administraciones Públicas.
e) Cualesquiera otras que sean necesarias para el cumplimiento de sus fines y le sean encomendadas en el
ambito de sus competencias, de acuerdo con la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo
regulada en el artículo 13 de esta Ley, con la colaboracion, en su caso, de los organos técnicos de las
Comunidades Autonomás con competencias en la materia.
2. El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, en el marco de sus funciones, velará por la
coordinación, apoyara el intercambio de informacion y las experiencias entre las distintas
Administraciones Públicas y especialmente fomentara y prestara apoyo a la realización de actividades de
promoción de la seguridad y de la salud por las Comunidades Autonomás.
COMENTARIO
Se configura como un órgano de la Administración del Estado para desplegar las actuaciones técnicas
que a la Administración Laboral corresponden en materia de prevención de riesgos, de acuerdo con lo
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Misi6n genérica del Instituto, derivada de su carácter científicotécnico, es el estudio y análisis de las
«condiciones de seguridad y salud en el trabajo (condiciones de seguridad e higiene en el trabajo), asi como
el fomento y apoyo a la mejora de estas condiciones, función genérica que se desglosa en una serie de
funciones más específicas, bajo las letras a) a la e).
Reiteradamente se hace alusión a la «coordinación y «cooperación» con los órganos de las Comunidades
Autónomás con competencias en materia preventiva. El proceso de transferencias de competencias a las
Comunidades
Autónomás en materia de seguridad e higiene en el trabajo, priva a este Instituto de las proyecciones
territoriales, que representaban los Gabinetes Técnicos Provinciales de Seguridad e Higiene en el Trabajo,
reduciendo considerablemente su capacidad operativa para abordar las ambiciosas misiones que se le
asignan en la Ley. Se hace, pues, absolutamente necesario contar con estos órganos técnicos de las
Comunidades Autonomás para acometer cualquier empeño de prevención que pretenda abarcar el ambito
nacional, que, con insistencia, se hace reposar en la “coordinación” y “colaboración”.
En todo caso, es el asesoramiento técnico el cometido fundamental de este Instituto, que deberá
prestarse tanto a la Administración Laboral u otras Administraciones Públicas, como a empresarios y
trabajadores y sus respectivas organizaciones empresariales y sindicales.
A destacar entre las funciones específicas que se enumeran, la comprendida bajo la letra c) que es adición
introducida en la Ley, como enmienda aceptada en su tramitaci6n en el Senado: «apoyo técnico y
colaboracion con la Inspección de Trabajo y Seguridad Social en el cumplimiento de su funcion de
vigilancia y control.
Al contemplar ambos organismos, la Ley trata de deslindar los campos de actuación preferente de uno y
otro, poniendo énfasis este artículo en el caracter técnico (al que precede un tanto pretenciosamente el
calificativo de científico) y asesor del Instituto y de interlocutor en el ambito interna
cional especializado de la seguridad e higiene; pero la “coordinación” que es un principio de la política de
prevención de riesgos que nomina el capítulo II, en el que se inserta este artículo 8, (como el 9
siguiente sobre Inspección de Trabajo y Seguridad Social) se impone entre Instituto e Inspección
de Trabajo, que no pueden seguir y tener actuaciones divergentes.
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industrial, como igualmente, informes y dictamenes periciales que pueden requerir Jueces y
Tribunales, en procedimientos de accidentes y enfermedades, derivadas del trabajo.
Esta clase de colaboración del Instituto con la Inspección de Trabajo se ha venido prestando, por otra
parte, desde su creation en 1971, bajo el nombre de Plan Nacional de Higiene y Seguridad en el Trabajo.
La Ley no hace, sino ratificar esta importante función, omitida en el Proyecto de Ley remitido al órgano
legislativo por el Gobierno.
2. Se específican en este apartado otras funciones del Instituto no demásiado concretas como son la
coordinación e intercambio de información y experiencias de prevención de riesgos laborales con otras
Administraciones Públicas y de fomento y apoyo a iniciativas preventivas de las Comunidades
Autonomás.
3. En la letra d) del apartado 1 de este artículo, se señala como una de las funciones del Instituto
Nacional de Seguridad e Higiene la “colaboración con organismos internacionales y el desarrollo de
programás de cooperación internacional”.
El ámbito internacional se reduce aqui a las Instituciones de la Union Europea, respecto de las que el
Instituto se erige en centro de referencia nacional. Queda fuera de toda duda que el Instituto Nacional
de Seguridad e Higiene es el organismo de la Administración General del Estado, que asume todo tipo
de relaciones con instituciones y organismos internacionales relacionados con la seguridad y salud de los
trabajadores; función suya es transmitir v divulgar la informacion obtenida en estos contactos
internacionales.
En desarrollo del artículo 13 de la Ley, se publica el Real Decreto 1879/ 1996, de 2 de agosto, (B.O.E. de
9 de agosto), por el que se regula la composicion de la Comision Nacional de Seguridad y Salud en el
Trabajo, que asume las funciones del anterior Consejo General del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene
en el Trabajo, establecidas en la Orden de 25 de enero de 1985, que aprueba el Reglamento de funcionamiento
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
del mencionado Consejo. Sobre la Comisión Nacional hablaremos al comentar el artículo 13 de la Ley.
Esta función ya venia desarrollándola el Instituto respecto a la anterior Consejo General de Seguridad
e Higiene en el Trabajo, al que viene a sustituir la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el
Trabajo.
Una de las funciones de mayor interés que viene desarrollando el Instituto Nacional de Seguridad e
Higiene en el Trabajo, a la que no se refiere el artículo 8 de la Ley, es la elaboracion de Guías Técnicas.
La elaboración de estas Guias Técnicas, que constituyen la referencia técnica más segura para la
aplicación de los numerosos Reglamentos de desarrollo de la Ley, sobre todo al hacer la evaluación de
riesgos, es funcion que se atribuye al Instituto Nacional reglamentariamente, y no esta
contemplada en el artículo 8 de la Ley.
a) Vigilar el cumplimiento de la normativa sobre prevención de riesgos laborales, así como de las normás
juridicotécnicas que incidan en las condiciones de trabajo en materia de prevención, aunque no tuvieran la
calificación directa de normativa laboral, proponiendo a la autoridad laboral
competente la sanción correspondiente, cuando comprobase una infracción a la normativa sobre
prevención de riesgos laborales, de acuerdo con lo previsto en el Capitulo VII de la presente Ley.
b) Asesorar e informar a las empresas y a los trabajadores sobre la manera más efectiva de cumplir las
Disposiciónes cuya vigilancia tiene encomendada.
c) Elaborar los informes solicitados por los Juzgados de lo Social en las demandas deducidas ante los
mismos en los procedimientos de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.
d) Informar a la Autoridad Laboral sobre los accidentes de trabajo mortales, muy graves o graves, y
sobre aquellos otros en que, por sus características o por los sujetos afectados, se considere necesario
dicho informe, asi como sobre las enfermedades profesionales en las que concurran dichas calificaciones y, en
general, en los supuestos en que aquella to solicite respecto del cumplimiento de la normativa legal en
materia de prevención de riesgos laborales.
e) Comprobar y favorecer el cumplimiento de las obligaciones asumidas por los Servicios de Prevención
establecidos en la presente Ley.
f) Ordenar la paralizaci6n inmediata de trabajos cuando, a juicio del Inspector, se advierta la existencia de
riesgo grave e inminente para la seguridad o salud de los trabajadores.
2. Las Administraciones General del Estado y de las Comunidades Autónomás adoptaran, en sus
respectivos ámbitos de competencia, las medidas necesarias para garantizar la colaboración pericial y el
asesoramiento técnico necesarios a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social que, en el ambito
de la Administración General del Estado serán prestados por el Instituto Nacional de Seguridad e
Higiene en el Trabajo.
En el ejercicio de tales cometidos, los funcionarios públicos de las citadas Administraciones que
ejerzan labores técnicas en materia de prevención de riesgos laborales a que se refiere el párrafo
anterior, podran desempeñar funciones de asesoramiento, información y comprobatorias de las
condiciones de seguridad y salud en las empresas y centros de trabajo, con el alcance señalado en el
apartado 3 de este artículo y con la capacidad de requerimiento a que se refiere el artículo 43 de esta ley,
todo ello en la forma que se determine reglamentariamente.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
A estos efectos, los hechos relativos a las actuaciones de comprobación de las condiciones materiales o
técnicas de seguridad y salud recogidos en tales informes gozaran de la presunción de certeza a que
se refiere la disposición adicional cuarta, apartado 2, de la Ley 42/1997, de 14 de noviembre.
Ordenadora de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
4. Las actuaciones previstas en los dos apartados anteriores, estarán sujetas a los plazos
establecidos en el artículo 14, apartado 2, de la Ley 42/1997, de 14 de noviembre. Ordenadora
de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
COMENTARIO
Este artículo 9 es de los más afectados por la Ley 54/2003, de 12 de diciembre, de reforma del
marco normativo de la prevención de riesgos laborales.
Es, sin duda, y en nuestra opinion, la modificación más importante de la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales de 1995, que determina, a su vez, la modificación de la redaccion del artículo 43, sobre
"Requerimientos de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social" y la adición de la Disposición Adicional
decimoquinta sobre "Habilitación de funcionarios públicos".
La modificación de este artículo 9 es realmente sustancial y podemos decir que el cambio sustancial
más importante de toda la reforma del marco normativo de la prevención de riesgos laborales, que se
pretende con la nueva Ley; tanto en cuanto al fondo de su contenido, como en cuanto a la forma, ya
que se da nueva redacción al apartado 2 del artículo 9 y se añaden al mismo dos nuevos apartados, el 3 y 4.
1. El apartado 1 de este artículo, que se respeta íntegramente y que no resulta afectado por la
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reforma, sienta como hemos visto, el principio básico de que "corresponde a la Inspección de
Trabajo y Seguridad Social, la función de la vigilancia y control de la normativa sobre prevención de
riesgos laborales", tajante pronunciamiento, reiterado en otras Disposiciónes vigentes con rango de ley
formal, como la Ley Ordenadora de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social de 14 de
noviembre de 1997 o la Ley de Infracciones y Sanciones del Orden Social, aprobada por Real Decreto
Legislativo 5/2000, de 4 de agosto.
Es este principio básico firmemente asentado en el ordenamiento laboral, el que parece tambalearse con
las modificaciones del número 2 del artículo 9 y las adiciones de los números 3 y 4, pese a los evidentes
esfuerzos del legislador para adecuar el aserto del número 1 del precepto, con las modificaciones
introducidas por la reforma.
A diferencia del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, creado bajo otra denominación
(Plan Nacional de Higiene y Seguridad del Trabajo), y distinta naturaleza jurídica (Servicio Social de la
Seguridad Social) en 1971, la Inspección de Trabajo y Seguridad Social tiene una larga tradición que
se remonta al ano 1906 (General Marva) con funciones muy parecidas a los que actualmente
desempeña principalmente en el campo de la seguridad e higiene.
Por si no hubiera quedado suficientemente claro en el artículo 1, este pronunciamiento, viene a ratificar,
la calificación de las normás juridicotécnicas, como integrantes de la «normativa sobre prevención de
riesgos laborales».
Bajo la cobertura de esta denominación, utilizada por primera vez, en la Ley 8/88, se comprende la
prolífica regulación reglamentaria de ordenación tecnica industrial, dictada, fundamentalmente,
por el Ministerio de Industria y Energía (Reglamentos técnicos de Industria), u otros
Ministerios, como Obras Públicas, Transporte y Comunicaciones (normás técnicas de
edificación) o Agricultura (homologación de maquinaria agrícola).
Si la vigilancia y control, es la funcion principal de la Inspección de Trabajo, esto no es óbice, para que
desempeñe otras funciones complementarias, como la de asesoramiento e información a empresas y
trabajadores, y elaboración de informe a Juzgados de to Social y Autoridades Laborales sobre accidentes y
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
No deja de ser significativo, el cambio terminológico que se produce en el apartado e), at hacer referencia
al «cumplimiento de las obligaciones asumidas por los Servicios de Prevención», cuando dice «comprobar
y favorecer», en lugar de «vigilar» y «controlar».
Queremos ver en esta puntualización, del apartado e), que el cumplimiento de las obligaciones sobre el
funcionamiento los Servicios de Prevención, extensamente regulados en el Capitulo IV artículos 30 a
32, no esta sometido a la función fiscalizadora ordinaria de la Inspección de Trabajo.
2. El primer parrafo del apartado 2 modificado del artículo 9, resume los dos parrafos de que constaba el
apartado 2 anterior, sin afectar a su contenido. Son los parrafos 3 y 4, incorporados por la reforma
legislativa y singularmente el parrafo 3, los realmente innovadores al establecer que "en el ejercicio de tales
cometidos, los funcionarios públicos de las citadas Administraciones que ejerzan labores técnicas en materia de
prevención de riesgos laborales podran desempeñar funciones de asesoramiento y compro
batorios de las condiciones de seguridad y salud en las empresas y centros de trabajo, con el alcance señalado en el
apartado 3 (namero 3) de este artículo y con la capacidad de requerimiento a que se refiere el artículo 43 de la presente
Ley, todo ello en la forma que se determine reglamentariamente".
La redacción de este parrafo numero 3 del artículo 9 trascrito, introduce un término harto expresivo y
definitorio, cual es el de "comprobación de las condiciones de seguridad y salud en las empresas y centros
de trabajo", tipica funci6n inspectora y cometido que se pretende amparar subrepticiamente en las
funciones de colaboracion pericial y asesoramiento técnico, reconocidas sin contradicci6n en el texto anterior
de la Ley 31/ 1995 y en el apartado 1 apenas modificado del artículo 9.
Se atribuye a estos funcionarios técnicos de las Administraciones Generales del Estado y Autonómicas, una
función de comprobaci6n de condiciones de seguridad y salud de la que antes carecían y que rebasa con
mucho y cuesta trabajo enmarcar en las funciones de "colaboración pericial" y "asesoramiento
técnico" en las que se sigue insistiendo, para convertirse en realidad, en una competencia inspectora
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
La naturaleza inspectora de esta competencia se ratifica en el parrafo 3 de este apartado 2 del artículo 9, al
otorgar a estos "funcionarios técnicos" la capacidad de requerimiento a que se refiere el artículo 43 de la
presente Ley.
Este artículo 43, cuya rubrica, que se mantiene, no puede ser más expresiva, "Requerimientos de la
Inspección de Trabajo y Seguridad Social", resulta afectado por la reforma legislativa, incorporando un
nuevo apartado 3 a los dos antes existentes para instrumentalizar esta nueva competencia de los
funcionarios técnicos "colaboradores" de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
De la redacción del nuevo apartado 3 del artículo 9, se deduce que los funcionarios técnicos a que se refiere
el artículo, deben de tener relacion funcionarial de carácter administrativo con sus respectivas
Administraciones, que excluye cualquier otra relación, laboral, estatutaria, etc. Pueden ejercer su facultad
comprobatoria de las condiciones materiales o técnicas de seguridad y salud, por si mismos, y sin el auxilio o
acompañamiento de los Inspectores de Trabajo y Seguridad Social.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
La Ley guarda silencio, sin embargo, sobre la extensión o no a estos funcionarios, de una facultad
inspectora estrechamente relacionada con el ejercicio de la facultad comprobatoria que es el poder que se
reconoce a los Inspectores de Trabajo y Seguridad Social de "entrar libremente, en cualquier momento y
sin previo aviso" en todo centro de trabajo o establecimiento sujeto a inspección y permanecer en el
mismo (artículo 5.1 de la Ley 42/1997, de 14 de noviembre, Ordenadora de la Inspección de
Trabajo y Seguridad Social), precepto literalmente calcado del Convenio 81 de la O.I.T, relativo a la
Inspección de Trabajo.
Estimamos que esta facultad, que se omite, no cabe extenderla a estos "funcionarios públicos", con lo que
se resta eficacia a la actividad comprobatoria reconocida.
Solamente en el caso de que el requerimiento no fuera atendido por el empresario, persistiendo los
hechos infractores, el funcionario técnico elaborara un informe, que remitirá a la Inspección de
Trabajo y Seguridad Social, en el que se recogerán los "hechos comprobados" a efectos de que se
levante la correspondiente Acta de Infracci6n, "si asi procediera".
Son de suma importancia las precisiones que sobre esta facultad de comprobación establece el nuevo
apartado 3.
Comienza el segundo parrafo del apartado 2 por señalar que "las funciones comprobatorias de seguridad y
salud en empresas y centros de trabajo se realizaran con el alcance señalado en el apartado 3 de este
artículo" y este apartado 3 habla de "comprobación de las condiciones materiales o técnicas de
seguridad y salud".
Con esta precisión, parece claro que no todas las infracciones a la normativa de prevención de riesgos
laborales que puedan comprobar estos funcionarios públicos colaboradores de la Inspecci6n de Trabajo,
pueden ser objeto de requerimientos, ni ser recogidos en los informes a remitir a la Inspección, sino
únicamente los hechos infractores que hagan relación a las condiciones materiales o técnicas de
seguridad y salud, con to que quedan fuera de su competencia infracciones tales como todas las de
caracter documental y en general infracciones a obligaciones jurídico formales, como la no constitución
de Comité de Seguridad y Salud o falta de convocatoria de este, incumplimientos en materia de formaci6n,
etc.
En todo caso, al ser la nueva facultad comprobatoria excepcional ha de interpretarse con carácter
restrictivo.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
El requerimiento no deja de ser una medida sancionadora y, como tal se reconoce en el Capitulo VII de
la Ley 31/1995, bajo el titulo de "Responsabilidades y sanciones" y es la unica medida sancionadora
directa que se atribuye a los funcionarios técnicos de las Administraciones General y Autonómica.
La mayor innovación que este artículo 9 reformado introduce es que se dota a los "hechos comprobados"
y reflejados en el informe de la "presunción de certeza" a que se refiere la Disposición Adicional cuarta
apartado 2, de la Ley 42/1997, de 14 de noviembre, Ordenadora de la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social.
Entendemos que la "presunción de certeza" no se otorga, sin más, a todo los "hechos
comprobados", sino a los "hechos relativos a las actuaciones de comprobación de las condiciones
materiales o técnicas de seguridad y salud", como precisa y matiza el segundo párrafo del nuevo apartado
3 del artículo 9 reformado de la Ley, y hay que entender que esta "presunción de certeza" de los
hechos materiales o técnicos, reflejados en el informe, opera tanto frente al empresario incumplidor,
como frente a la propia Inspección de Trabajo supervisora del informe, a efectos de extender la
correspondiente Acta de Infracción, "si asi procediera".
La redacción literal del precepto, da pábulo a otra interpretación: que solamente gocen de presunción
de certeza los hechos comprobados y reflejados en el informe que haga relación a las condiciones
materiales o técnicas de seguridad y salud.
La presuncion legal es "juris tantum", no "juris et de jure" y admite, como tal, prueba en
contrario.
Esta presunción legal de veracidad, desplaza la carga de la prueba al administrado, de suerte que es
este quien debe acreditar con las pruebas precisas que no se ajustan a la realidad, los hechos descritos
por la Inspección.
La presunción de certeza, que la Ley 54/2003, de reforma del marco normativo atribuye ahora a
los hechos comprobados que se recogen en el informe de los funcionarios técnicos remitido a la Inspección
de Trabajo y Seguridad Social, se reconoce para las Actas de la Inspección de Trabajo en la Ley
Ordenadora de la Inspección de Trabajo de 1997, en el número 2 de la Disposición Adicional cuarta
en los siguientes términos: "Los hechos constatados por los funcionarios de la Inspección de Trabajo y
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Seguridad Social, que se formalicen en las actas de infraccion y de liquidacion observando los requisitos legales
pertinentes, tendrán "presuncion de certeza", sin perjuicio de las pruebas que, en defensa de los respectivos derechos e
intereses, puedan aportar los interesados".
La presunción no es extensible, con carácter general, a los hechos contenidos en informes, que pueda
realizar la Inspección de Trabajo en cumplimiento de sus numerosos cometidos.
en estos) a que se refieren los numeros 5, 6, 7 8 y 11 del artículo 7 de la presente Ley, consecuentes a
comprobaciones efectuadas por la misma, sin perjuicio de su contradicción por los interesados, en la forma que
determinen las normás procedimentales aplicables".
Identicos terminos se contienen en el segundo parrafo del apartado 2 del artículo 53 del Real Decreto
Legislativo 5/2000, que aprueba la Ley de Infracciones y Sanciones en el orden social.
La conclusion que cabe extraer de este somero examen de la normativa inspectora vigente, es que se
atribuye presuncion de certeza a los informes de estos funcionarios técnicos, de la que no gozan los
informes de la propia Inspección de Trabajo y Seguridad Social, lo que no deja de abrir un grave
interrogante.
Prescindiendo de precisiones juridicas, la reforma del artículo 9, se traduce en la práctica, para las
empresas, en un considerable incremento de la presion inspectora en el ambito específico de la
prevención de riesgos laborales, al aumentarse considerablemente el numero de funcionarios con
facultades de intervencion sancionadora. A los Inspectores de Trabajo, numero ciertamente escaso para
las amplísimás funciones de vigilancia y control que legalmente tiene atribuidas en el campo laboral, se
suman ahora, los funcionarios publicos que vienen ejerciendo labores técnicas, en materia de
prevención de riesgos laborales (art. 9.2), tanto de la Administración General del Estado (Instituto
Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo con sus cuatro Centros Nacionales: Madrid, Barce
lona, Sevilla y Bilbao, como los Centros, Institutos u organismos equivalentes de seguridad y salud en el
trabajo, existentes en todas y cada una de las Comunidades Autónomás (antiguos Gabinetes
Técnicos Provinciales).
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Estos funcionarios deberán pertenecer a los grupos de titulaciones A o B (de titulo superior o medio) y
acreditar formación específica en materia de prevención de riesgos laborales y contar, además con una
habilitación específica expedida por su propia Comunidad Autónoma, "en los términos que se
determinan reglamentariamente". Habrá de esperarse, en todo caso, al desarrollo reglamentario
anunciado.
Consideramos que las exigencias de titulaci6n de los grupos A o B y de formación específicas en materia de
prevención de riesgos laborales, son igualmente predicables de los funcionarios públicos de la Administración
General del Estado (Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo).
4. Con la modificación que introduce en este artículo 9 la reforma del marco normativo de la prevención
de riesgos laborales, se hace necesario hablar de plazos para realizar el nuevo cometido de comprobación que se
atribuye a los funcionarios públicos de las Comunidades Autónomás, que antes no eran necesarios para las
funciones pericial y de puro asesoramiento técnico.
En este aspecto, la Ley reformada se remite a cuanto está establecido en el artículo 14, apartado 2 de la
Ley 42/1997 de, 14 de noviembre, Ordenadora de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
De acuerdo con este precepto, las actuaciones comprobatorias no se dilataran por el espacio de
más de nueve meses, salvo que la dilación sea imputable al sujeto a inspección, y asimismo, no
podrán interrumpirse por más de tres meses.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
funcionamiento de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social de un cuarto Titulo, que se nomina "Del
régimen de colaboración con la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, de los fun
cionarios públicos dependientes de las Administraciones Públicas que ejerzan labores técnicas en
materia de prevención de riesgos laborales"; y en añadir un Capitulo VIII final al Reglamento
General sobre procedimientos para la imposición de sanciones por infracciones de orden social.
Con mayor detalle y extensión, ver el Comentario a la Disposición Adicional Decimoquinta sobre
"Habilitación de funcionarios publicos", que fue introducida también por la Ley 54/2003, de 12 de
diciembre "de reforma del marco normativo de la prevención de riesgos laborales".
Las actuaciones de las Administraciones Públicas competentes en materia sanitaria referentes a la salud
laboral se llevaran a cabo a través de las acciones y en relación con los aspectos señalados en el Capitulo IV
del Titulo 1 de la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad, y Disposiciónes dictadas para su
desarrollo.
COMENTARIO
Al igual que el titulo que encabeza el artículo 7 («Actuaciones de las Administraciones Públicas
competentes en materia laboral») y recogiendo el parecer del Dictamen del Consejo de Estado de 15 de
Diciembre de 1994 (pag. 17), se comprenden en este artículo, no solamente las actuaciones
sanitarias del Ministerio de Sanidad y Consumo, sino también las actuaciones de otras Administraciones
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Públicas, singularmente las Autonómicas, a los que se han transferido competencias en la materia.
Se determinan en este artículo las actuaciones que compete desarrollar a las Administraciones Públicas
sanitarias en el campo de la prevención de riesgos laborales, cuyo ámbito se define en esta Ley, todas ellas
referidas a la «salud laboral», expresión que se utiliza reiteradamente, por lo que se hace preciso
delimitar su contenido.
Este concepto de «salud laboral», es el que recoge la propia Ley General de Sanidad cuyo artículo
211 hace relación a la “actuación sanitaria en el ambito de la salud laboral”.
Desde este planteamiento, hemos de interpretar las concretas acciones que a los Administraciones
Públicas sanitarias, se señalan bajo las letras a), b), c) y d).
La evaluación y control de las actuaciones que se realicen por los Servicios de Prevención (letra a))
creados por esta Ley y regulados en el Capitulo IV, can carácter multidisciplinar, se ha de entender
referida exclusivamente a las actuaciones sanitarias de estas servicios, en el que se integran los
tradicionales “Servicios Médicos de Empresa”, junto a otras posibles profesionales de la prevención, no
sanitarios. Es decir, se mantiene el control de las Administraciones sanitarias sobre el personal sanitario
de los Servicios de Prevención.
La evaluación y control de los Servicios Médicos de Empresa, ahora integrados en los Servicios de
Prevención, la venia realizando la Organización de los Servicios Medicos de Empresa (O.S.M.E.),
que ahora se extingue (Disposición Adicional Segunda), pero sus funciones pasarán a ser
desempeñadas por la Administración Sanitaria Competente».
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Del total articulado reglamentario (39 artículos) solamente hacen referencia a los aspectos sanitarios
de la prevención: los artículos37.3, que ciertamente y bajo las letras a) a la h) de este apartado 3 del
artículo 37, se extiende en aspectos relativos a la evaluación de la salud y vigilancia de la salud de los
trabajadores y los artículos 38 y 39, que integran el Capitulo VII del Reglamento, bajo la
denominación de "colaboración de los Servicios de Prevención con el Sistema Nacional de Salud".
El escaso contenido preventivo sanitario de estos tres artículos reglamentarios, con los que se pretende
sustituir al vetusto Reglamento de los Servicios Medicos de Empresa con una vigencia, pese a su
evidente desfase, de cuarenta anos, abre un vacio normativo que tampoco es suficiente a llenar el
Capitulo IV, nominado "De la salud laboral" (dos artículos) de la Ley 14/1986 de 25 de abril, General de
Sanidad (B.O.E. de 29 de abril), que expresamente invoca, para presidir las actuaciones de las
Administraciones Públicas competentes en materia sanitaria, el primer parrafo del artículo 10 que
comentamos.
Con independencia de las anteriores observaciones de carácter general, el Reglamento de los Servicios
de Prevención, contiene varias menciones, relativas a los aspectos sanitarios preventivos o a la
actuación de las Administraciones Sanitarias, de las que destacamos:
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
La Medicina del trabajo (antes Medicina de Empresa) es una de las disciplinas preventivas que
menciona el Reglamento 39/1997 en su artículo 34, como función de nivel superior.
La Medicina del Trabajo es la unica de las cuatro disciplinas preventivas que el Reglamento no somete a los
niveles formativos mínimos que establece en los Anexos III a VI, to que se traduce en que reconoce
las especialidades o diplomaturas en Medicina de Empresa anteriores y la exclusiva competencia de la
Universidad, para impartir la especialidad de Medicina del Trabajo existente, en virtud de la Ley de
Especialidades Medicas (artículo 37.2.a)).
El Servicio de Prevención, ya propio, ya ajeno, tiene carácter multidisciplinar, pero "sin perjuicio
de la necesaria coordinación, la actividad sanitaria, que, en su caso, exista, contara para el desarrollo de
su función, dentro del Servicio de Prevención, con la estructura y medios adecuados a su naturaleza
específica y la confidencialidad de los datos medicos personates ", lo que implica una cierta autonomia
dentro de la organizaci6n unica (artículo 15).
La Administración Sanitaria debe dar su aprobaci6n en los aspectos de carácter sanitario a las
entidades especializadas para que puedan actuar como Servicios de Prevención (artículo 17 d)), y
para la acreditacion, "la autoridad laboral tomara su decision, a la vista de la decision de la autoridad
sanitaria" (artículo 25.3) obviamente circunscrita la decision a los aspectos sanitarios preventivos.
Y lo que es muy significativo: "Dicha actividad sanitaria incluirá las funciones específicas recogidas en el
apartado 3 del artículo 37, de la presente disposición, las actividades atribuidas por la Ley General de
Sanidad, asi como aquellas otras que en materia de prevención de riesgos laborales le correspondan, en
función de la especialización" (artículo 15.2).
El Consejo Interterritorial viene elaborando una serie de Protocolos de actuación médica, relativos a
riesgos diversos entre los que podemos citar, los relacionados con:
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
amianto
asma laboral
dermatosis laboral
movimientos repetitivos
Estos Protocolos no se publican en el B.O.E., por lo que para su conocimiento debe acudirse a la
página Web de Internet del Ministerio de Sanidad y contienen criterios técnicos de actuación sanitaria, en
el campo de la prevención de riesgos laborales, contrastados y autorizados.
COMENTARIO
Otra cosa es que en la práctica, la coordinaci6n de acciones públicas preventivas, que se extiende
expresamente a las Administraciones de Industria, no deja de ser, en ocasiones más formal que real y
efectiva.
La mención del Ministerio o Administraciones Públicas de Industria y Energía no deja de ser afortunada y
necesaria, sobre todo en el plano normativo, ya que le corresponde la elaboraci6n de normás
(Reglamentos Técnicos de Industria) a las que se califican como normás jurídico técnicas en diversos
artículos de la Ley que «inciden en las condiciones de trabajo en materia de prevención y que se
asimilan legalmente a normativa laboral de prevención (ver, por ejemplo, artículo 91, a)
anterior).
Nunca se insistirá bastante en la necesidad de coordinación, en una materia donde confluyen, por el
caracter multidisciplinar de la seguridad e higiene en el trabajo, varias Administraciones Públicas, tanto
en su vertiente Central, como Auton6mica. En esta confluencia ordenadora de la prevención de riesgos
laborales, tienen más intervención unas Administraciones que otras; y, así, destacan y se mencionan
expresamente en el articulado de la Ley, además de las Administraciones laborales, las Administraciones
sanitarias (artículo 10 anterior); de Industria, fuente principal, que no exclusiva, de la creciente
normativa juridicotecnica y Educaci6n y Ciencia, titular originario para la expedici6n de títulos
profesionales de carácter oficial.
La política en prevención de riesgos laborales, título que encabeza este Capitulo se define, por ello, en el
número 4 de la Exposici6n de Motivos de la Ley, como "conjunto de actuaciones de los poderes públicos,
que engloban a todas las Administraciones Públicas, dirigidas a la promoción de la mejora de las
condiciones de trabajo para elevar el nivel de protección de la salud y seguridad de los trabajadores,
que ha de apoyarse en los principios de eficacia, coordinación y participación".
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
COMENTARIO
Se limita este artículo a enunciar como principio básico de la política de prevención de riesgos laborales,
la participación de empresarios y trabajadores, canalizada a través de las organizaciones empresariales y
sindicales más representativas.
Por lo que respecta a los Sindicatos también se distingue el nivel estatal y de Comunidad Autónoma.
Los que acrediten una especial audiencia, expresada, por la obtención en dicho ámbito, del 10 por ciento
o más de los delegados de personal, de los miembros de los comités de empresa y de los correspondientes
órganos de las Administraciones Públicas (art. 62 de la Ley Orgánica de Libertad Sindical).
Serán «más representativos», a nivel de Comunidad Autónoma, los que acrediten una especial audiencia,
expresada en la obtención de al menos del 15 por ciento de los representantes de los trabajadores en las
empresas y en los correspondientes órganos de las Administraciones Públicas, siempre que cuenten con
un mínimo de 1.500 representantes (art. 71).
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
1. Se crea la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo como órgano colegiado asesor de las
Administraciones Públicas en la formulación de las políticas de prevención y órgano de
participación institucional en materia de seguridad y salud en el trabajo.
2. La Comisión estará integrada por un representante de cada una de las Comunidades Autónomás y
por igual número de miembros de la Administración General del Estado y, paritariamente con todos
los anteriores, por representantes de las organizaciones empresariales y sindicales más representativas.
3. La Comisión conocerá las actuaciones que desarrollen las Administraciones Públicas competentes
en materia de promoción de la prevención de riesgos laborales, de asesoramiento técnico y de vigilancia
y control a que se refieren los artículos 7, 8, 9 y 11 de esta Ley y podrá informar y formular
propuestas en relación con dichas actuaciones, específicamente en lo referente a:
4. La Comisión adoptara sus acuerdos por mayoría. A tal fin, los representantes de las
Administraciones Públicas tendrán cada uno un voto y dos los de las organizaciones empresariales y
sindicales.
5. La Comisión contara con un Presidente y cuatro Vicepresidentes, uno por cada uno de los
grupos que la integran. La Presidencia de la Comisión corresponderá al Secretario General de Empleo
y Relaciones Laborales, recayendo la Vicepresidencia atribuida a la Administración General del Estado
en el Subsecretario de Sanidad y Consumo.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
COMENTARIO
Acertada, sin duda, es la incorporación a esta Comisión Nacional, que ha de fijar los criterios y
programás de actuación generales, de un representante de cada una de las Comunidades Autónomás, junto
a igual número de miembros de la Administración General del Estado. El generalizado traspaso de
competencias en materia de seguridad e higiene en el trabajo
Nada dice el artículo del número de componentes de esta Comisión Nacional, pero que es
perfectamente deducible del contenido del artículo al establecer su composición.
En total, integran esta Comisión Nacional 68 miembros, número sin duda excesivo, que hace
prever al legislador su funcionamiento, en Pleno, en Comisión permanente, y en Grupos de Trabajo
a resultas claro está, del Reglamento interno, que se dará la propia Comisión Nacional.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
En todo caso, sus funciones y actuaciones no van a diferir, sustancialmente de los que ha venido
ejerciendo el extinguido Consejo General de Seguridad e Higiene en el Trabajo.
Abundando en cuanto hemos apuntado en comentarios a algún artículo anterior de la Ley, podemos
afirmar, después de varios años de funcionamiento de esta Comisi6n Nacional, que constituye la
máxima expresión orgánica de la constantemente invocada coordinación de las actuaciones de las
Administraciones Públicas en materia preventiva (artículo 11) y de la participación institucional de
empresarios y trabajadores en la planificaci6n, organización y control de la gestión de la política de
prevención de riesgos laborales.
En desarrollo de este artículo 13, se dicta, antes de que se inicie el desarrollo reglamentario de la Ley
en 1997, el Real Decreto 1879/1996 de 2 de agosto (B.O.E. de 9 de agosto) por el que se regula la
composici6n de la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
Este Real Decreto no entra en las funciones a desarrollar por la Comisión Nacional, que quedan
suficientemente explicitas de la lectura del extenso artículo 13 de la Ley; únicamente se extiende y detalla su
composición.
Así se concreta que los diecisiete Vocales del ámbito de la Administración General del Estado, tendrán
rango de Director General o equivalente y los Vocales sustitutos de Subdirector General o equivalente y
corresponderán (téngase en cuenta las variaciones orgánicas de los distintos Departametos Ministeriales,
así como sus denominaciones):
y uno, a cada uno de los Ministerios de: Administraciones Públicas, Fomento, Medio Ambiente,
Educaci6n y Cultura, Economía y Hacienda, Agricultura, Pesca y Alimentación, Interior y Gabinete
de Presidencia del Gobierno.
diecisiete Vocales, en representaci6n de las Comunidades Autónomás, asi como un Vocal por cada una de las
ciudades de Ceuta y Melilla.
Cada uno de estos estamentos representados en la Comisión, tiene un Vicepresidente que, por la
Administración General del Estado es el Subsecretario de Sanidad y Consumo.
Con esta aclaración del Real Decreto 1879/1996 sobre la composición de la Comisión, se
compone esta de 79 miembros, que ciertamente es un número elevado, pero al poder actuar, en
pleno, en Comisión Permanente y en Grupos de Trabajo, no resta operatividad y eficacia al
funcionamiento de la Comisión.
De la Comisión han emanado importantes documentos, entre los que, ejemplificativamente podemos
mencionar el "Plan de Accion sobre la Siniestralidad Laboral", elaborado en octubre de 1998, para el
año 1999, señalando áreas de actuación preferente; o el documento sobre "Limites de exposición
profesional para Agentes Quimicos en España", elaborado por el Instituto Nacional de
Seguridad e Higiene en el Trabajo, por mandato de la Comisión Nacional en 1999.
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CAPITULO III
DERECHOS Y OBLIGACIONES
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Constituye este capitulo III, el núcleo obligacional básico del contenido de la Ley; señalando derechos y
deberes recíprocos para las dos partes de la relación laboral: empresario y trabajador, individualmente
considerados.
Son derechos y obligaciones que recaen fundamentalmente sobre el empresario, pero que no son ajenos
al trabajador, por el carácter bilateral y sinalagmático de este contrato.
Se puede decir, que todo el capitulo es ampliación o desarrollo del contenido contractual de la seguridad e
higiene y más en concreto del artículo 19 estatutario.
1. Los trabajadores tienen derecho a una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo.
El citado derecho supone la existencia de un correlativo deber del empresario de protección de los
trabajadores frente a los riesgos laborales.
Este deber de protección constituye, igualmente, un deber de las Administraciones Públicas respecto del
personal a su servicio.
El empresario desarrollara una acción permanente de seguimiento de la actividad preventiva con el fin
de perfeccionar de manera continua las actividades de identificación, evaluación y control de los
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riesgos que no se hayan podido evitar y los niveles de protección existentes y dispondrá lo necesario
para la adaptación de las medidas de prevención señaladas en el párrafo anterior a las modificaciones
que puedan experimentar las circunstancias que incidan en la realización del trabajo.
4. Las obligaciones de los trabajadores establecidas en esta Ley, la atribución de funciones en materia de
protección y prevención a trabajadores o Servicios de la empresa y el recurso al concierto con entidades
especializadas para el desarrollo de actividades de prevención complementaran las acciones del
empresario, sin que por ello le eximan del cumplimiento de su deber en esta materia, sin perjuicio de
las acciones que pueda ejercitar, en su caso, contra cualquier otra persona.
5. El coste de las medidas relativas a la seguridad y la salud en el trabajo no deberá recaer en modo
alguno sobre los trabajadores.
COMENTARIO
En sintonía con el artículo 19 estatutario y en los mismos términos de este, arranca el artículo, reiterando
el derecho del trabajador a una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo», derecho
del trabajador; correlativo al deber del empresario, de protección frente a los riesgos laborales.
Decíamos antes que todo el Capitulo, contempla los derechos y obligaciones contractuales de seguridad e
higiene, tanto del empresario como del trabajador y de tal naturaleza contractual deriva la necesaria
reciprocidad de estos derechos y obligaciones que expresamente se establece en el artículo.
Derecho y deber son dos caras de la misma moneda. El derecho conlleva deber y el deber implica derecho.
La reciprocidad de las obligaciones contractuales afecta a las dos partes del contrato.
Se configura un amplio deber general de protección del empresario para la prevención de los riesgos
laborales de sus trabajadores, que no es otro que la clásica «deuda de seguridad», que, desde siempre, en
el derecho histórico español (Código del Trabajo de 1926) Ley de Contrato de
La protección eficaz, en materia de seguridad y salud en el trabajo, de que habla este artículo, como el
191 del Estatuto, así como garantizar la seguridad y salud de los trabajadores a su servicio en todos los
aspectos relacionados con el trabajo», expresión tomada de la Directiva Marco 89/391 que se recoge
en el apartado 2, de este mismo artículo, son términos omnicomprensivos de múltiples y rigurosas
obligaciones y medidas preventivas concretas.
De la amplitud de este deber general de prevención de riesgos laborales del empresario, se ha hecho
abundante eco la jurisprudencia y así, entre otras muchas que cabe citar, la Sentencia del Tribunal
Supremo de 7 de Febrero de 1986, sala 3a que se manifiesta en los siguientes terminos: la
obligación generica del empresario, es emplear todos los medios de seguridad, en beneficio del trabajo
y de los trabajadores, proporcionando medios adecuados para evitar los riesgos, instrucciones
suficientes para su uso y exigencias al trabajador de su empleo... (La infracción a este deber genérico,
aparece, desde el momento en que no se han adoptado, todos los medios técnicamente exigibles para
prevenir, o no se ha extremado, hasta el ultimo cuidado, si se quiere, la vigilancia y advertencia hacia los
trabajadores, incluso, cuando concurre imprudencia profesional por parte de estos, a pesar de lo
establecido en el artículo 192 del Estatuto de los Trabajadores, pero no puede apreciarse más allá de
estos limites)). Sentencia, bien expresiva, entendemos de la apreciación jurisprudencial del deber
general de prevención.
Obvio es, que si el personal de las Administraciones Públicas, se comprende en el ámbito de aplicación de
la Ley, el deber de protección, alcance, con la misma amplitud a las Administraciones Públicas respecto
del personal a su servicio.
Sin embargo, toda obligación genérica de contornos indefinidos, debe ser precisada en la medida de lo
posible, en aras de la seguridad jurídica, que debe presidir su cumplimiento. La obligación de prevención
no puede ser ilimitada y sin condicionamiento alguno.
Desciende el artículo a concretar una serie de obligaciones más específicas, como integrantes del deber
general de protección y de la protección eficaz, a que tiene derecho el trabajador. Y así, forman parte de la
indeterminada «protección eficaz en materia de seguridad y salud, los derechos de información,
consulta y participación, formación en materia preventiva, paralización de la actividad en caso de riesgo
grave e inminente y vigilancia de su estado de salud, que se tratan con mayor concreción en artículos
posteriores de la Ley.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Y asi se establece que "el empresario realizará la prevención mediante la adopción de medidas en materia de
evaluación de riesgos, información, consulta y participación, formación de los trabajadores, actuación en caso de
emergencia, riesgo grave e inminente, vigilancia de la salud, etc...".
Como se pretende evitar y es uno de los objetivos expresos de la nueva Ley, el cumplimiento meramente
formal o documental de las obligaciones preventivas, obliga al empresario en el Segundo párrafo del
número 2 del artículo 16 a "desarrollar una acción permanente de seguimiento de la actividad preventiva,
con el fin de perfeccionar de manera continua, las actividades de identificación, ordenación y control de los
riesgos que no se hayan podido evitar", términos en que consiste la modificación de la redacción del
apartado 2 del artículo 14 por la Ley 54/2003 de 12 de diciembre.
Su objetivo, que también se reconoce de modo expreso, es resaltar y destacar esta obligación
empresarial, que se concretara en la implantación y aplicación de un "plan de prevención de riesgos
laborales" cuyo contenido se determina en el artículo 16, también reformado.
3. La obligación del empresario, en materia de seguridad e higiene, comprende, como no podria ser
menos, cumplir la normativa de prevención de riesgos laborales, a la que se define en el artículo 1° de la
Ley con expresa inclusión en esta clase de normativa, de las llamadas en la Ley 8/88 normás
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
«juridicotécnicas», (art. 41) a los que ya nos hemos referido y generalmente Reglamentos de
Ordenacion Industrial», siempre que estos contengan reglas relativas «a la realizacion de trabajos en
condiciones de seguridad, es decir, medidas preventivas de riesgos.
4. Viene a decir este apartado, abundando, en la intensidad que se otorga a los deberes del empresario
en esta materia, que las obligaciones que se le imponen, ha de cumplirlas íntegramente sin que su
inobservancia, pueda ampararse en el posible incumplimiento de otros sujetos igual
mente obligados, como son los propios trabajadores, cuyas obligaciones se señalan en el artículo 29, o
de los trabajadores designados por el empresario con funciones específicas en la prevención de riesgos
laborales (artículo 30) o Servicios de Prevención propios o concertados (art. 31).
5. Precepto claro, que reproduce lo que establece la DirectivaMarco, al hablar de las obligaciones
de los empresarios, «Las medidas relativas a la seguridad, la higiene y la salud en el trabajo, no deberan
suponer en ningun caso, una carga financiera para los trabajadores» (artículo 65).
Sin duda que es en este artículo 14 de la Ley, donde más resuenan los ecos de los sumarios
pronunciamientos del Estatuto de los Trabajadores sobre seguridad e higiene en el trabajo: art°s. 4, 5 y 19,
que ahora se desarrollan ampliamente, a lo largo y ancho del articulado de la Ley.
Para el artículo 4 estatutario la seguridad e higiene se configura como un "derecho laboral básico" del
trabajador (artículo 4.2.d).
Para el siguiente artículo 5, el reciproco deber del trabajador se califica como "deber laboral básico"
(artículo 5.b). La calificación estatutaria del derecho del trabajador y reciproca obligación del
empresario; y del deber del trabajador y reciproco derecho del empresario como derechos y deberes
básicos, categoriza a estos, como más importantes que otros derechos y obligaciones, también derivados
del contrato de trabajo, que no gozan de esta calificación de básicos.
Todos los derechos y deberes, a los que el Estatuto de los Trabajadores da el carácter de "básicos" son
reflejo de preceptos constitucionales, que, de esta forma proyectan su influencia sobre el ámbito laboral;
en nuestro caso del artículo 40.2 de la Constitution de 1978, que sienta como principio rector de la
politica social y económica que "los poderes públicos velaran por la seguridad e higiene en el trabajo ".
Por otra parte, el artículo 19 del Estatuto, singularmente sus apartados 1 y 2, ubicados en el
Capitulo II "contenido del contrato de trabajo" y dentro de su section II "Derechos y deberes derivados del
contrato", ratifica la naturaleza contractual de la prevención de riesgos laborales, como una condición de
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trabajo más entre las que integran el contenido del contrato y como derecho y obligación que en el
contrato tiene su origen y fundamento.
1. El empresario aplicara las medidas que integran el deber general de prevención previsto en el
artículo anterior, con arreglo a los siguientes principios generales:
3. El empresario adoptara las medidas necesarias a fin de garantizar que solo los trabajadores que hayan
recibido información suficiente y adecuada puedan acceder a las zonas de riesgo grave y específico.
5. Podran concertar operaciones de seguro que tengan como fin garantizar como ámbito de
cobertura la previsión de riesgos derivados del trabajo, la empresa respecto de sus trabajadores, los
trabajadores autónomos respecto a ellos mismos y las sociedades cooperativas respecto a sus socios cuya
actividad consista en la prestaci6n de su trabajo personal.
COMENTARIO
1. Reproducción literal del artículo 62 de la DirectivaMarco no hay que olvidar que la transposición de
esta Directiva 89/391 al derecho español es una de las finalidades de la Ley.
Son principios generales que deben inspirar la actuación preventiva del empresario para cumplir
su deber general de prevención con el alcance que le impone el artículo 14 anterior.
Los principios que enumera este apartado (hasta 9) son reglas que tratan de explicar, en términos
no jurídicos, lo que sea la prevención de riesgos laborales, lo que se pretende conseguir con cualquier
medida preventiva que se adopte: «evitar los riesgos», « combatir los riesgos en su origen», «sustituir lo
peligroso por lo que entrañe poco o ningún peligro», “anteponer la protección colectiva a la
individual”, etc.etc. no son, sino máximás de experiencia, sobradamente conocidas y contrastadas, por los
especialistas en la organización de la prevención en la empresa.
El principio de dar las debidas instrucciones a los trabajadores, consignado en la letra i) se integra en el
deber de formación, a que se refiere el artículo 19 de la Ley, y en el mismo artículo 194 del Estatuto de
los Trabajadores.
seguridad e higiene.
Queremos ver en esta obligación la adecuación personal al trabajo, a la que se refiere el artículo 123 del
vigente Texto Refundido de la Ley General de Seguridad Social de 20 de Junio de 1994 (BOE de 29 de
Junio) por el que entran en el campo de la seguridad e higiene, las reglas de la ergonomía que cobraran, de
futuro, mayor importancia.
Encomendar a un trabajador tareas distintas a las de su profesión habitual, que entrañen riesgos, sin
una previa información e instrucción, genera responsabilidad en el empresario, de lo que es un buen
ejemplo la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de La Rioja, de 27 de septiembre de 1994;
"ha quedado acreditado, en el presente caso, que el trabajador sufrió el accidente laboral sin adoptar las
medidas tendentes a evitar el riesgo, porque es obvio que su categoría era la de conductor y se le asignó
una tarea distinta a la de su categoría, y la empresa omitió las medidas de prevención, especialmente la de instruir
al operario de los riesgos que implicaba la tarea y las medidas a adoptar para evitarlos, siendo este trabajo distinto
al de su profesión habitual, lo que la convierte en responsable de la falta de medidas de seguridad".
Hace relación este punto 3 a lo que en el campo penal se conoce como culpa in eligendo, como
elemento determinante de responsabilidad empresarial, en este caso, laboral.
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Por supuesto, que la negligencia o imprudencia profesional» que puede cometer el trabajador, no
exime al empresario de cumplir rigurosamente las obligaciones comprendidas en el deber general de
protección. En términos del artículo 152a) del Texto Refundido de la Ley General de Seguridad Social
de 1994 es imprudencia profesional «la que es consecuencia del ejercicio habitual de un trabajo y se
deriva de la confianza que este inspira». La adopción de las medidas de prevención exigidas por la Ley
y que deben contenerse en el plan de prevención» de la empresa, deben prever para su efectividad, los
posibles descuidos o distracciones del trabajador que merezcan la calificaci6n de imprudencia
profesional y, el concepto, distinto de la anterior; de la imprudencia simple.
En otras palabras el deber de prevención alcanza hasta proteger al trabajador de sus propias negligencias
simples, y, o, imprudencias profesionales.
No asi de las imprudencias calificadas de graves o temerarias. "No se estima el recargo de prestaciones,
considerando la imprudencia del trabajador, quien se desplazo de su situation ordinaria en el trabajo, sin
que conste que mediara orden alguna; se encaramó en la parte delantera de la máquina para llevar a cabo
su limpieza, no obstante hallarse en marcha y, por ello, funcionando sus mecanismos de propulsión y
arrastre de plantas, con lo cual, asumió un riesgo que, ni le fue impuesto por decisión de la empleadora, ni era
exigido por su quehacer profesional, actuación descuidada que se erige en causa de las lesiones que sufrió y que
no puede desplazarse sobre la ausencia de unos mecanismos de protección inexigibles" (Sentencia
Tribunal Superior de Justicia de Castilla y Leon, de 15 de noviembre de 1994).
Cuando las medidas de prevención a adoptar para combatir determinados riesgos, impliquen, a su vez,
y como tales medidas preventivas, otros riesgos o incomodidades para el trabajador, solo serán de
aplicación cuando la magnitud del riesgo laboral que se pretende evitar sea sustancialmente inferior a los
riesgos que conlleva la utilización de la medida de prevención. En palabras de uso vulgar; «que no sea
peor el remedio que la enfermedad», supuestos que puedan presentarse sobre todo, en materia de
prendas de protección personal.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Los términos de la redacción que se utiliza no dejan de ser ambiguos. Se habla, no de «seguro de
previsión de riesgos laborales» sino de <operaciones de seguro» que tengan como fin garantizar como
ámbito de cobertura la previsión de riesgos derivados del trabajo,,, circunloquio que suscita serios
interrogantes.
Para delimitar el objeto de estas «operaciones de seguro>>, conviene hacer algunas precisiones:
El artículo 22 de esta Ley establece categóricamente, y sin asomo de duda alguna, que <<las
Disposiciónes de caracter laboral contenidas en esta Ley y en sus normás reglamentarias tendran, en todo
caso, el caracter de Derecho necesario, mínimo indisponible...»
Las «operaciones de seguro» deberán limitarse, por ello a la cobertura de las consecuencias económicas
negativas, que la inobservancia pueda llevar aparejada, singularmente, indemnizaciones de daños y
perjuicios, derivados de responsabilidad civil. Claramente, no puede alcanzar al pago del recargo de
prestaciones económicas en caso de accidente de trabajo y enfermedad profesional por falta de medidas de
seguridad e higiene en el trabajo, (al que no se menciona) por virtud de lo dispuesto en el numero 2 del
artículo 123 del Texto refundido de la Ley General de Seguridad Social de 20 de Junio de 1994: <<La
responsabilidad del pago del recargo establecido en el apartado anterior recaerá directamente sobre el
empresario infractor y no podrá ser objeto de seguro alguno, siendo nulo de pleno derecho cualquier pacto o
contrato que se realice para cubrirla, compensarla o transmitirla».
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Este plan de prevención de riesgos laborales deberá incluir la estructura organizativa, las
responsabilidades, las funciones, las practicas, los procedimientos, los procesos y los recursos
necesarios para realizar la acción de prevención de riesgos en la empresa, en los términos que
reglamentariamente se establezcan.
2. Los instrumentos esenciales para la gestión y aplicación del plan de prevención de riesgos,
que podrán ser llevados a cabo por fases de forma programada, son la evaluación de riesgos laborales y
la planificación de la actividad preventiva a que se refieren los párrafos siguientes:
a) El empresario deberá realizar una evaluación inicial de los riesgos para la seguridad y salud de los
trabajadores, teniendo en cuenta, con carácter general, la naturaleza de la actividad, las características
de los puestos de trabajo existentes y de los trabajadores que deban desempeñarlos. Igual evaluación
deberá hacerse con ocasión de la elección de los equipos de trabajo, de las sustancias o preparados
químicos y del acondicionamiento de los lugares de trabajo. La evaluación inicial tendrá en cuenta
aquellas otras actuaciones que deban desarrollarse de conformidad con lo dispuesto en la normativa
sobre protección de riesgos específicos y actividades de especial peligrosidad. La evaluación será
actualizada cuando cambien las condiciones de trabajo y, en todo caso, se someterá a consideración y se
revisara, si fuera necesario, con ocasión de los daños para la salud que se hayan producido.
Dichas actividades serán objeto de planificación por el empresario, incluyendo para cada actividad
preventiva el plazo para llevarla a cabo, la designacion de responsables y los recursos humanos y
materiales necesarios para su ejecución.
Las actividades de prevención deberán ser modificadas cuando se aprecie por el empresario,
como consecuencia de los controles periódicos previstos en el párrafo a) anterior, su inadecuación
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3. Cuando se haya producido un daño para la salud de los trabajadores o cuando, con ocasión de la
vigilancia de la salud prevista en el artículo 22, aparezcan indicios de que las medidas de prevención
resultan insuficientes, el empresario llevará a cabo una investigación al respecto, a fin de detectar las
causas de estos hechos.
COMENTARIO
1. Este artículo 16, antes rubricado como "Evaluación de riesgos", experimenta con la reforma de 2003,
una sustancial modificación en sus apartados 1 y 2, manteniéndose el apartado 3 inalterado.
Se contemplan ahora en el mismo, tres actividades preventivas que se pretenden distintas: el plan de
prevención de riesgos laborales (apartado 1), la evaluación de riesgos (apartado 2.a) y la planificación de
la actividad preventiva (apartado 2.b).
Tratar de distinguir como hace esta Ley entre "plan de prevención" y "planificación de la
prevención" es juego semántico que solo puede introducir confusión en una materia, que, por su
complejidad, necesita perentoriamente claridad.
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prevención, incluidas las relacionadas con los métodos de trabajo que garanticen un mayor nivel de protección en la
seguridad y salud de los trabajadores, y estas actuaciones deberán integrarse en el con junto de las actividades de la
empresa y en todos los niveles jerárquicos de la misma. Por si esto fuera poco, esta planificación debera y debe
documentarse, en virtud de lo establecido en el anterior apartado a) (actual c)), del artículo 23 de la Ley
31)1995 que rezaba del siguiente tenor: "El empresario deberá elaborar y conservar a disposición de la
autoridad laboral, la siguiente documentación: a) evaluación de los riesgos para la seguridad y salud en el trabajo y
planificación de la actividad preventiva conforme a lo previsto en el artículo 16 de la presente Ley".
enero (B.O.E de 31 de enero) que aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención y bajo el
título de "Integración de la actividad preventiva", establece que la prevención de riesgos laborales, como actuación
a desarrollar en el seno de la empresa deberá integrarse en el conjunto de sus activida
des y decisiones, tanto en los procesos técnicos, en la organización del tra
bajo y en las condiciones en que este se presta, como en la línea jerárquica de la empresa, incluidos todos los niveles de la
misma.
La integración de la prevención en todos los niveles jerárquicos de la empresa implica la atribución a todos ellos y la asunción
por estos de la obligación de incluir la prevención de riesgos en cualquier actividad que realicen u ordenen y en todas las
decisiones que adopten (art. 1, Real Decreto 39/1997).
No resulta fácil en el lenguaje corriente, distinguir entre "plan" y "planificacion" a la vista de las
redacciones anteriores y actuales del artículo 16 de la Ley y estimamos que es una distinción
innecesaria y artificiosa.
Tampoco nos parece acertado el orden que se establece en el encabezamiento que preside el artículo 16:
plan de prevención, evaluación de riesgos, planificación de la acción preventiva. Todo plan de
prevención debe venir precedido de una previa evaluación de riesgos. Solamente identificando y
conociendo los riesgos, que en el centro de trabajo, amenazan la seguridad y salud de los trabajadores,
pueden adoptarse las medidas de prevención necesarias para eliminar o reducir estos riesgos "que
no se hayan podido evitar"; la evaluación de riesgos desemboca en la planificación de las medidas
preventivas a adoptar o plan de prevención.
La precisión que se hace en el párrafo segundo del numero 1 del artículo 16, sobre elementos que debe
incluir este Plan de prevención, adolece de la ambiciosa pretensión que caracteriza a todas las
obligaciones en materia de prevención de riesgos, y dificulta, por ello, su elaboración por el pequeño
empresario. Así y todo, se prevé una regulación reglamentaria.
Las precisiones que prevé la Ley en el Segundo párrafo del apartado 1 sobre los elementos
fundamentales que debe contener este nuevo "plan de prevención de riesgos laborales", suponen una
mejora evidente del contenido no ya y solo del plan de prevención, sino de toda la planificación de la
actividad preventiva, al mencionar como contenido mínimo de esta: estructura organizativa,
responsabilidades (se entiende que de los distintos niveles jerárquicos de la empresa), las funciones (de
cada uno de estos niveles), practicas, procedimientos, procesos y recursos necesarios para la acción
preventiva en la empresa, esquema básico del plan de prevención de riesgos laborales que se completara,
"en los términos que reglamentariamente se establezcan".
2. El apartado 2 del artículo 16, modificado por la reforma legislativa, considera instrumentos
esenciales para la gestión y aplicación del plan de prevención de riesgos, la evaluación de riesgos y la
planificación de la actividad preventiva, contemplando, obviamente, a esta ultima como algo distinto
del plan de prevención, al considerarla instrumento de este.
2. Evaluación de riesgos
Una de las novedades más importantes de la Ley de 1995, dentro del contenido obligacional del
empresario, que desarrolla todo el capitulo III (Derechos y Obligaciones) es la obligación general de
realizar una evaluación de los riesgos del trabajo, como primera manifestación concreta del deber
general de prevención.
La evaluación de riesgos, expresión legal de lo que se conoce en las áreas técnicas de prevención
como "auditorias de seguridad", no es sino un estudio y análisis de los potenciales riesgos y
peligros, que pueda amenazar a los trabajadores como consecuencia del concreto proceso productivo
que se desarrolla en el centro de trabajo.
Este análisis, permite conocer y detectar los puntos críticos, (generadores de los riesgos
laborales), y debe abarcar; dependiendo de la naturaleza de la actividad, tanto las condiciones generales
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de los locales de trabajo, como de las instalaciones, maquinaria, equipos de trabajo y hasta las materias
primás utilizadas en el proceso de producción (sustancias o preparados quimicos) que pueden
resultar nocivas o peligrosas para la salud o seguridad.
La evaluación debe tener en cuenta, la exposición, aun transitoria o excepcional de los trabajadores a
riesgos especiales, y resulta obvio, que las previsiones normativas sobre protección de riesgos
especificos y actividades de especial peligrosidad, como empresas, en cuyo proceso de produc
ción entren sustancias tales como asbesto, amianto, plomo metalico, etc..., a los que son aplicables
Reglamentos de Seguridad especiales.
Entendemos que la evaluación inicial es obligatoria siempre y en todo caso, en tanto que las evaluaciones
posteriores, revisión de la inicial, solo devienen obligatorias en dos supuestos: cuando cambien
significativamente las condiciones de trabajo, en la interpretación que de estas se da en el punto 7, del
artículo 14 ("Definiciones"); o cuando se hubieren producido accidentes o enfermedades de trabajo, cuya
investigación, obligatoria, ex apartado 3, de este mismo artículo, acredite fallos o insuficiencias en la
evaluacion inicial.
El resultado que arroje la evaluacion debe incorporarse, como elemento esencial al plan de prevención,
que, documentalmente (por escrito) debe elaborar y conservar la empresa, a Disposición de la
Autoridad Laboral (art. 23).
Este punto 2 contiene otra obligación del empresario, no menos importante; la obligación de
vigilancia y control, tanto de las condiciones de trabajo, y hay que entender que las condiciones de
seguridad e higiene en el trabajo (nueva remisión al punto 7 del artículo 4) como del comportamiento y
actividad de los trabajadores en la realización de su trabajo que pueden dar lugar a "situaciones
potencialmente peligrosas".
El abandono o dejación de este especifico deber de control periódico dará lugar a lo que, en el ámbito
penal se conoce como, "culpa in vigilando".
No es ciertamente nueva, esta obligación y son numerosas las Sentencias del Tribunal Supremo,
que consagran y matizan el deber empresarial de vigilancia en materia de seguridad e higiene en el
trabajo, aplicando la legislation anterior.
El control de "la actividad de los trabajadores en la prestacion de sus servicios", desde una óptica
preventiva, ha de realizarse con una periodicidad razonable y ejercitando, si fuera necesario, el poder
disciplinario.
En general, "la responsabilidad de la empresa no acaba con la puesta a disposición de los trabajadores, de las
instrucciones y medios precautorios adecuados, sino que exige la vigilancia en el cumplimiento de las normás" (STS
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de Vizcaya, de 10 de octubre de 1987). "No sirve, a efectos exculpatorios de la empresa, que los trabajadores se
nieguen a usar medidas de protección, pues la empresa tiene medios coercitivos para imponerlos, incidiendo aquella en
"culpa in vigilando", si no se preocupa de que los medios de protección se empleen" (STS Sala Social, de 14 de diciembre
de 1987).
La culpa "in vigilando" la hallamos cada vez con mayor frecuencia en las Resoluciones de los Tribunales
y así: "el nivel de vigilancia que a los empleadores impone el artículo 7 de la Ordenanza de 9 de marzo de
1971 (hoy derogado y sustituido por los pertinentes de la Ley de Prevención) pares prevenir riesgos que
afecten a la integridad física de los trabajadores, ha de valorarse según máximás de diligencia ordinaria
exigibles a un empresario normal, cooperador a los fines de la convivencia industrial, principios estos
que coincides con los recogidos en el artículo 16 del Convenio 155 de la O.I.T en cuanto impone a los
empleadores, en la medida que sea razonable y factible, garantizar que los lugares de trabajo,
operaciones y procesos, sean seguros y no entrañen riesgos para la salud y seguridad de los
trabajadores, no bastando, sin embargo, con poner a disposición de estos los distintos medios e
instrumentos que puedan evitar el riesgo, dejando a su arbitrio la utilización de los mismos, sino que tal
obligación implica la de dar órdenes e instrucciones concretas para su utilización y vigilar y controlar que por los
operarios se ponen las mismás en practica...".
Sin embargo, este deber general, como toda obligación, debe matizarse, y así "no significa que la
vigilancia tenga que ejercitarse de manera permanente y fija sobre cada operario, ni cada vez que se hace
una pequeña variacion de las tareas cotidianas o normales" (STCT. De 30 de junio de 1984).
"Razonablemente, no puede exigirse al empresario que desarrolle una vigilancia policial y de control
indesmallable sobre la persona del trabajador, que, debiendo observar las medidas de seguridad, es, sin embargo,
libre de respetarlas" (STSJ de Andalucia de 28 de enero de1991).
La obligación es del empresario y de quienes por su delegación, ostenten poderes directivos o de mando de
la empresa. La Ordenanza General de Seguridad e Higiene de 1971, ya decía, en su artículo 10, hoy
derogado, que es obligación del personal directivo, técnico y mandos intermedios: "Cumplir personalmente y
hacer cumplir al personal a sus órdenes, lo dispuesto en esta Ordenanza, as[ como las normás, instrucciones y cuanto
específicamente estuviere establecido en la empresa en materia de seguridad e higiene en el trabajo" (punto 1 del artículo 10).
La finalidad de "la evaluación de riesgos" es, como hemos visto, la deteccion y constatación de los que
puedan estar presentes en el proceso productivo y su mayor o menor gravedad. La prevención tiene
dos momentos elementales: conocimiento de los riesgos laborales, y la adopción de medidas preventivas
para evitarlos o disminuir sus consecuencias nocivas, si actualizados. La evaluación nos da el
conocimiento de estos riesgos, o estado de situación de la empresa o centro de trabajo. Conocidos
estos, es obvio que se impone la adopción de las medidas preventivas oportunas, medidas que deben
abarcar si es necesario, la revisión de los métodos de trabajo y de producción, para garantizar un
mayor nivel de protección de la seguridad y salud de los trabajadores, que es el objetivo que se
persigue, en todo el articulado de la ley.
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Tanto los riesgos detectados, como las medidas de prevención, que su conocimiento aconseje, debe
reflejarse en el plan de prevención, documentado, que, realizado con arreglo a los criterios o
principios generales que se enuncian en el artículo 15.1, dara lugar a la integracion de la prevención
en todas las actividades y niveles jerarquicos de la empresa.
Este artículo 16.2 de la Ley, sobre evaluación de riesgos se desarrolla por el Reglamento 39/1997, de
17 de enero, de los Servicios de Prevención y en su Capítulo II, artículos 3 al 8 inclusive, que
pese a su denominación que solo alude a los Servicios de Prevención (a los que dedica la ma
yor parte de su articulado) es un doble Reglamento, por ser tambien y simultaneamente Reglamento
de la evaluacion de riesgos, respondiendo, sin ningun genero de dudas, a la prevision contenida en la letra
d) del artículo 6.1 de la Ley 31/1995, para desarrollar reglamentariamente: "los procedimientos
de evaluacion de riesgos, normalización de metodologias y guias de actuación preventiva".
El Reglamento regula con mayor extensión y detalle los Servicios de Prevención y sobre todo la
formacion de los componentes de estas organizaciones preventivas, en detrimento de la evaluacion de
riesgos, a la que apenas dedica cinco artículos, por lo que podemos hablar, por lo que respecta a la
evaluación de riesgos, (que no olvidemos es el punto de partida, del que arranca toda la acción
preventiva en la empresa), que es un Reglamento escasamente reglamentario, que se limita a definir la
evaluación, con pocas menciones más, en lo relativo al contenido y procedimiento de la evaluación.
Se define la evaluación de los riesgos laborales, en el artículo 3 del Reglamento 39/1997 como
"proceso dirigido a estimar la magnitud de aquellos riesgos que no hayan podido evitarse, obteniendo
la informacion necesaria para que el empresario este en condiciones de tomar una decision apropiada
sobre la necesidad de adoptar medidas preventivas, y, en tal caso, sobre el tipo de medidas que deben
adoptarse".
Bien poco es lo que se puede avanzar con este Reglamento para la realización de la evaluacion de
riesgos, si bien es cierto, que en el procedimiento a que se refiere el artículo 5, se dice que, "en
cualquier caso, si existiera normativa específica de aplicación, el procedimiento de evaluacion debera
ajustarse a las condiciones concretas establecidas en la misma"; y esta normativa específica a que se
remite el artículo 5 reglamentario es la que habra de tenerse en cuenta en la realización de la
evaluación, segun la actividad productiva que desarrolla la empresa.
Si evaluamos los riesgos de una empresa constructora, es obvio que habrá que tener presente el
Reglamento 1627/1997, de 24 de octubre por el que se establecen "las Disposiciónes mínimás de
seguridad y salud en las obras de construcción", como si hacemos la evaluacion de una empresa
minera, no cabe prescindir del Reglamento 1389/1997, de 5 de septiembre por el que se
aprueban las "Disposiciónes minimás destinadas a proteger la seguridad y salud de los trabajadores de
actividades mineras".
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abril, por el que se establecen las "Disposiciónes minimás de seguridad y salud en los lugares de
trabajo"; y el Reglamento 485/ 1997, de 14 de abril, sobre Disposiciónes minimás en materia de señaliza
ción de seguridad y salud en el trabajo" u otros que resulten de aplicación.
La evaluación a la que se refiere tanto la Ley, como el Reglamento es una "evaluación inicial", que
debera volverse a efectuar cuando se den determinadas circunstancias y ha de extenderse a cada uno de los
puestos de trabajo en la empresa (art. 4.1).
La introducción del término "puestos de trabajo" por el Reglamento frente al de "empresa o centro de
trabajo" que utiliza la Ley de Prevención al hablar de la evaluación, o el término "lugar de trabajo" de
los Reglamentos derivados de las Directivas comunitarias, no ha dejado de suscitar dudas interpretativas
sobre el ámbito de la evaluación.
Sin duda que, una de las declaraciones de mayor repercusión de estas Sentencias se contiene en la
siguiente: "al referirse a la participación de los sindicatos en la elaboración del "método de evaluación",
no se invoca precepto alguno en que se reconozca a los sindicatos (como entidades supraempresariales)
derecho a participar en actividad, cuando como aquí sucede, no sobrepasa el ámbito de la empresa y
de otra, porque el artículo 1.2 del Real Decreto 39/97 de 17 de enero, dispone que los
trabajadores tendrán derecho a participar en el diseño, la adopción y el cumplimiento de las medidas
preventivas, atribuyendo los artículos 38 y 39 de dicha Ley al Comité de Seguridad y Salud, funciones de
participación y consulta en las actuaciones de la empresa, en materia de prevención de riesgos, y es
hecho probado que en el seno del Comité se trató en dos ocasiones del modelo de evaluación de riesgos
laborales para las oficinas de la empresa demandada, de suerte que la voluntad de la Ley en este punto quedo
plenamente satisfecha, en cuanto no exige acuerdo previo entre la empresa y los representantes de los trabajadores para
la puesta en práctica de actuación en materia de prevención de riesgos, bastando a tal fin con la consulta y
participación".
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La letra b) se refiere a la planificación de las actividades preventivas necesarias para eliminar, reducir
y controlar los riesgos, resultado de la evaluación. Se concreta en la nueva redacción, que la
planificación, incluira para cada actividad preventiva, "el plazo para llevar a cabo, la de
signacion del responsable y los recursos humanos y materiales necesarios para su ejecución", así como
la obligación del empresario de efectuar un seguimiento continuo de la misma.
Las precisiones sobre la planificación son, sin duda alguna, positivas, pero no se despeja la confusión
entre plan de prevención y planificación de la actividad preventiva, que tienden a confundirse e
identificarse, como antes hemos apuntado, a la espera de la regulation reglamentaria anunciada.
3. Una de las prácticas más comunes de la prevención, viene siendo la investigación de las causas que
han provocado los accidentes de trabajo y enfermedades de trabajo, que es una de las principales
funciones de los técnicos de seguridad y médicos de trabajo, ahora integrados en el Servicio de
Prevención.
En todo caso, se establece como obligación del empresario, por sí, o a través de sus servicios técnicos
especializados, realizar una investigación de las causas de todo accidente o enfermedad de trabajo que se
produzca en la empresa. Poniendo en relación este punto 3 con el artículo 23.1 e), entendemos
que la obligación de investigar los accidentes y enfermedades de trabajo se circunscribe a aquellos que
causan al trabajador "una incapacidad laboral superior a un día de trabajo".
Esta investigación de accidentes y enfermedades de trabajo, que debe llevar a cabo el empresario, es
obligación distinta y además, de la obligacion de notificar por escrito a la Autoridad Laboral, los "daños
para la salud de los trabajadores" (accidentes y enfermedades) que se hubieran producido en la empresa
(art. 23.3).
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1.El empresario adoptara las medidas necesarias con el fin de que los equipos de trabajo sean adecuados
para el trabajo que deba realizarse y convenientemente adaptados a tal efecto, de forma que garanticen
la seguridad y la salud de los trabajadores al utilizarlos.
Cuando la utilizaci6n de un equipo de trabajo pueda presentar un riesgo específico para la seguridad y
la salud de los trabajadores, el empresario adoptara las medidas necesarias con el fin de que:
a) La utilización del equipo de trabajo quede reservada a los encargados de dicha utilización.
Los equipos de protección individual deberán utilizarse cuando los riesgos no se puedan evitar o no
puedan limitarse suficientemente por medios técnicos de protección colectiva o mediante medidas,
métodos o procedimientos de organización del trabajo.
COMENTARIO
1. Este primer apartado, establece obligaciones para el empresario, en relación con los
«equipos de trabajo» utilizados en el proceso de producción de la empresa o centro de trabajo, en tanto
que el apartado 2, hace relación a los «equipos de protección individual.
No debemos confundir «equipos de trabajo» con «equipos de proteccion individual», que son
nociones distintas, y como tales, objeto de dos distintas Directivas específicas, derivadas de la
Marco: La Directiva 89/ 655, de 30 de Noviembre de 1989, para «equipos de trabajo», y la Direc
tiva 89/656, de la misma fecha, para los «equipos de protección individual.
Este artículo 17, viene a introducir como obligación del empresario, lo más importante de los
pronunciamientos de estas dos Directivas.
Para la Directiva 89/655, «relativa a las Disposiciónes mínimás de seguridad y salud para la
utilización por los trabajadores de los equipos de trabajo» (segunda Directiva específica con arreglo al
apartado 1 del art. 16 de la Directiva 89/391), es «equipo de trabajo», «cualquier maquina, aparato,
instrumento o instalación utilizado en el trabajo» (art. 2a).
Con carácter general, el empresario, debe adoptar las medidas necesarias Para que estos equipos de
trabajo sean adecuados al trabajo que debe realizarse; y más en concreto, cuando la utilización de estas
maquinas, instrumentos, etc... presente riesgos específicos, o cuyo manejo sea manifiestamente
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-No dejan de ser estos deberes empresariales específicos, manifestación o concreción del más amplio
deber del empresario de tomar en consideración las capacidades profesionales de los trabajadores al
encomendarles sus tareas, a que se refiere el artículo 152 de esta Ley.
En virtud de este precepto y con independencia de las obligaciones, que para los fabricantes,
importadores y suministradores de maquinaria, equipos, productos y útiles de trabajo, señala esta
Ley en su Capítulo VI, no puede ampararse el empresario y eludir su responsabilidad, por el hecho de
que haya adquirido maquinaria o aparatos nuevos. “La simple compra de una maquina que
tenga su patente debidamente aprobada, no exonera al empresario de su obligación, sino que, en
cada caso, ha de comprobar que el utensilio tiene las protecciónes adecuadas”. (S.T.C.T. de 13 de Marzo
de 1986).
Higiene de 1971, en su Capitulo XIII del Titulo II, con el nombre de «medios de protección personal».
El empresario no solo deberá proporcionar estos medios de protección personal a sus trabajadores, sino
que debe procurar que sean los adecuados y que se usen efectivamente.
Para el cumplimiento de esta obligación debe tenerse presente la Orden del Ministerio de Trabajo de
17 de Mayo de 1974 sobre «homologacion de medios de protección personal del trabajo>>, a cuyo
amparo se han dictado innumerables Normás Técnicas reglamentarias, homologando los más diversos
medios de protección, como cascos de seguridad, protectores auditivos, guantes aislantes de electricidad,
adaptadores faciales, etc., etc.
Se impone el use efectivo, se entiende por los trabajadores, pues la responsabilidad de la empresa no
acaba con la puesta a disposición de los trabajadores de los medios precautorios adecuados, sino que
exige la vigilancia en el cumplimiento de las normás» (A.T. Bilbao de 10 de Octubre de 1987).
Recogiendo uno de los principios generales que deben inspirar la actuación preventiva del empresario,
que se consigna en el artículo 151h): «adoptar medidas que antepongan la protección colectiva a la
individual, se establece, finalmente, que los equipos de protección individual, solo se utilizarán cuando
los riesgos no se puedan evitar o disminuir, con la adopci6n de medios técnicos de protección colectiva, o
métodos o procedimientos de organizaci6n del trabajo.
La Ley opta claramente por las medidas de protección colectiva o cambios en los métodos de trabajo,
relegando a un segundo plano los medios de protección individual.
En 1997, ven la luz del B.O.E. los Reales Decretos: 773/1997 de 30 de mayo "sobre Disposiciónes
mínimás de seguridad y salud relativas a la utilizaci6n por los trabajadores de equipos de protección
individual"; y 1215/1997 de 18 de julio "por el que se establecen las Disposiciónes mínimás de
seguridad y salud para la utilización por los trabajadores de los equipos de trabajo", ambos de idéntica
denominación, como vemos que las Directivas, a que antes nos hemos referido, de las que, por otra
parte, son transcripción cuasi literal. Estos Reales Decretos, al mismo tiempo, que son
Reglamentos de desarrollo de la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales y de este
artículo 17, son adaptación al derecho interno español de las Directivas mencionadas de la Unión
Europea 89/656, para equipos de protección individual y 89/655 para equipos de trabajo, ambas de la misma
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fecha de 30 de noviembre.
Estos dos Reglamentos vinieron a derogar respectivamente: el de equipos de trabajo los Capítulos:
VIII "motores, transmisiones maquinas"; IX "herramientas portátiles"; X "elevación y
transportes"; XI "aparatos que generen calor o frio y recipientes a presión"; y XII "trabajos
con riesgos especiales" del Título II de la Ordenanza General de Seguridad e Higiene de 1971.
El de equipos de protección individual el Capitulo XIII del Título II de la misma Ordenanza, que se
titula "Protección Personal".
Estos dos Reglamentos, por la amplitud de sus respectivas clausulas derogatorias, serán los que, en su
mayor medida, desguazan el contenido normativo de la ya entonces residual Ordenanza General de 1971.
1. A fin de dar cumplimiento al deber de protección establecido en la presente Ley, el empresario adoptara
las medidas adecuadas para que los trabajadores reciban todas las informaciones necesarias en relación
con:
b) Las medidas y actividades de protección y prevención aplicables a los riesgos señalados en el apartado
anterior.
En las empresas que cuenten con representantes de los trabajadores, la información a que se refiere el
presente apartado se facilitara por el empresario a los trabajadores a través de dichos representantes; no
obstante, deberá informarse directamente a cada trabajador de los riesgos específicos que afecten a su puesto
de trabajo o función y de las medidas de protección y prevención aplicables a dichos riesgos.
Los trabajadores tendrán derecho a efectuar propuestas al empresario, así como a los órganos de
participación y representación previstos en el Capitulo V de esta Ley, dirigidas a la mejora de los
niveles de protección de la seguridad y la salud en la empresa.
COMENTARIO
Se contemplan en este artículo, tres distintos deberes del empresario (el artículo se incardina dentro del
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Capítulo III ((Derechos y obligaciones,,) que, a su vez, representan tres derechos de los trabajadores:
información, consulta y participación; y los tres se comprenden en el deber genérico de protección
empresarial.
Lo que realmente se desarrolla en este artículo, es el deber de información, al que se dedica el párrafo 10,
el deber de consultar y el deber de participación, se enuncian en el párrafo 2, pero su desarrollo se remite
al Capitulo V de la Ley.
a) información sobre los riesgos, tanto de los generales del centro detrabajo, como de los específicos de
cada puesto de trabajo o función concreta a desempeñar;
c) información sobre las medidas de precaución, previstas para caso de emergencia, que se señala
expresamente, como deber en el artículo 20.
Traducido el deber del empresario, a derecho del trabajador; significa, pura y simplemente que este debe
conocer los riesgos para su seguridad y salud, que presenta el medio donde realiza su prestación laboral y
las medidas que debe seguir para evitarlas.
Las dos clases de información integran el deber del empresario y ambas deben realizarse para cumplir el
precepto legal.
El párrafo 2 como decíamos antes, consigna el deber de consultar con los trabajadores «todas las
cuestiones que afecten a la seguridad y salud en el trabajo» y de permitir su participación en esta
materia pero la forma y condiciones en que debe cumplir este deber el empresario, se remite a lo
establecido en el Capitulo V que desarrolla ampliamente la «consulta y participación de los
trabajadores».
La consulta, sobre todo si ha de hacerse con caracter previo a la adopcion de cualquier decision
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empresarial, supone ya una forma o modalidad de participación, al igual que el derecho a efectuar
propuestas al empresario y a los órganos de participación y representacion, que tambien se
contemplan en el mencionado Capitulo V, a cuyo comentario nos remitimos.
La verdad es que no alcanzamos a comprender las razones de rubricar este artículo 18, añadiendo a
"información", los términos "consulta" y "participación", que simplemente se enuncian en el número 2
del artículo. La "consulta de los trabajadores" rubrica y se desarrolla en el artículo 33, pri
mero del Capitulo V, que se denomina precisamente "Consulta y participa
tion de los trabajadores". Este artículo debería titularse simplemente "dere
cho de información de los trabajadores", respondiendo a su real contenido.
1. En cumplimiento del deber de protección, el empresario deberá garantizar que cada trabajador reciba una
formación teórica y práctica, suficiente y adecuada, en materia preventiva, tanto en el momento de su
contratación, cualquiera que sea la modalidad o duración de esta, como cuando se produzcan cambios en
las funciones que desempeñe o se introduzcan nuevas tecnologías o cambios en los equipos de trabajo.
La formación deberá estar centrada específicamente en el puesto de trabajo o función de cada trabajador,
adaptarse a la evolución de los riesgos y a la aparici6n de otros nuevos y repetirse periódicamente, si
fuera necesario.
1. La formación a que se refiere el apartado anterior deberá impartirse, siempre que sea posible, dentro de
la jornada de trabajo o, en su defecto, en otras horas pero con el descuento en aquella del tiempo invertido
en la misma. La formacion se podrá impartir por la empresa mediante medios propios o concertándola con
servicios ajenos, y su coste no recaerá en ningún caso sobre los trabajadores.
COMENTARIO
Hemos visto al comentar artículos anteriores, y veremos en los sucesivos, que el deber genérico de
protección se despliega y traduce en múltiples deberes empresariales específicos y el deber de formación en
materia de seguridad e higiene en el trabajo, es tal vez, el más importante de estos específicos deberes.
Tanto la DirectivaMarco comunitaria (art. 12) como la Ordenanza General de Seguridad e Higiene
de 1971 (art. 710 y 11) hacen especial hincapie en el deber de formación, que deberá estar centrada
específicamente en los riesgos del puesto de trabajo o función desarrollada por el trabajador y
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adaptarse a la evolución de estos riesgos, y repetirse periodicamente si fuera necesario». Es una formación
no general, sino específica en materia de seguridad e higiene, por más que una completa formación
profesional, debe integrar esta formación específica.
El contenido mínimo del deber de formación debe alcanzar al menos tres momentos cronológicos: en
el momento de la contratacion, cualquiera que sea la modalidad de esta; cuando el trabajador cambie de
puesto de trabajo o funciones; y cuando se introduzcan nuevas técnicas o métodos de trabajo o se
cambien los equipos de trabajo, reiterando en este aspecto, lo preceptuado en el artículo 193 estatutario.
Lo que está claro es que no pueden encomendarse al trabajador tareas peligrosas, sin que este conozca los
riesgos y tenga la preparación suficiente para afrontarlo. El incumplimiento de este deber puede acarrear, de
producirse siniestro laboral, graves responsabilidades para el empresario infractor con posibles repercusiones
en el ambito penal, por <culpa in eligendo».
La doctrina judicial insiste, cada día más, en la formación e instruccion del trabajador en materia de
prevención de riesgos, hasta estimar la falta de formación como una infracción de medidas de
seguridad, para aplicar el recargo de prestaciones del artículo 123 de la Ley General de Seguridad
Social. Buen ejemplo de cuanto decimos, es la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de
Extremadura, de 11 de febrero de 1998, de la que entresacamos los siguientes párrafos: "la empresa
demandada no había instruido al trabajador del funcionamiento de la máquina de cuya limpieza estaba
encargado con lo que la citada patronal incumplio diversas Disposiciónes sobre seguridad en el trabajo;
así la establecida en el artículo 19.4 del Estatuto de los Trabajadores que, impone al empresario facilitar una
formación práctica y adecuada en materia de seguridad e higiene a los trabajadores obligación reiterada despuése
n la vigente Ley de Prevención de Riesgos Laborales, de 8 de noviembre de 1995, en los artículos 14.2,
15.1 y 19. Sentado que la empresa incumplió una obligación en materia de seguridad en el trabajo,
reglamentariamente impuesta, se hace acreedora a la imposición de recargo previsto en el artículo 123 de
la Ley General de la Seguridad Social, porque no cabe duda que el incumplimiento fue la causa del
accidente y, a la vez, de susgraves consecuencias para el trabajador accidentado".
No hemos de confundir la formación en materia preventiva a que se refiere este artículo, que es obligación
del empresario respecto de cada uno de sus trabajadores con los distintos niveles de formación, de nivel
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básico, intermedio y superior, que regula detalladamente el Capítulo VI del Reglamento 39/1997 de los
Servicios de Prevención. Esta formación que contempla el Reglamento es la exigida para aquellos
trabajadores que desarrollen una específica actividad preventiva en la empresa, en cualquiera de las
modalidades de los Servicios de Prevención, en su más amplio sentido: asuncion personal de la actividad
preventiva, trabajadores designados o pertenecientes a Servicios de Prevención propios o ajenos; y es
formación reglamentariamente reglada; no ocurre lo mismo con la formación a que se refiere este artículo 19,
que es formación no reglada y que se limita a indicar los tres momentos en que, al menos, debe ser
instruido el trabajador sobre los riesgos de su trabajo y las medidas de prevención oportunas.
2. El tiempo invertido en esta formación específica de los trabajadores, se computa como tiempo de
trabajo, ya se realice en el jornada ordinaria o fuera de ella, que es facultad del empresario, como
facultad es también impartirla con medios y personal propios de la empresa, o concertándola con servicios
ajenos o externos, sin que, en este último caso, el coste pueda recaer sobre el trabajador.
El trabajador está obligado a asistir a los cursos de formación, aun cuando se realicen fuera de la
jornada laboral y no faltan precisiones jurisdiccionales en este sentido. <<El concepto de cursillo de
seguridad e higiene no ha de ser entendido estrictamente, en el sentido de que los trabajadores están
obligados a asistir fuera de la jornada, únicamente a reuniones específicas sobre materia de
seguridad e higiene, sino que se debe ampliar a todos aquellos que tengan una relación directa o indirecta
con la seguridad e higiene propia o de terceros» (S.T.S.J. de Cataluña, de 25 de septiembre de 1991).
El tiempo empleado en la asistencia a cursillos de seguridad e higiene debe ser descontado de la jornada
ordinaria, en cómputo anual; y «no del mismo día en que se celebra la reunión, cuando esta sea fuera de la
jornada laboral» (pronunciamiento de la misma Sentencia).
El empresario, teniendo en cuenta el tamaño y la actividad de la empresa, así como la posible presencia de
personas ajenas a la misma, deberá analizar las posibles situaciones de emergencia y adoptar las medidas
necesarias en materias de primeros auxilios, lucha contra incendios y evacuación de los trabajadores,
designando para ello al personal encargado de poner en práctica estas medidas y comprobando
periódicamente, en su caso, su correcto funcionamiento. El citado personal deberá poseer la formación
necesaria, ser suficiente en número y disponer del material adecuado, en función de las circunstancias antes
señaladas.
Para la aplicación de las medidas adoptadas, el empresario deberá organizar las relaciones que sean necesarias
con servicios externos a la empresa, en particular en materia de primeros auxilios, asistencia médica de urgencia,
asalvamento y lucha contra incendios, de forma que quede garantizada la rapidez y eficacia de las mismás.
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COMENTARIO
El empresario y como una manifestación concreta más del deber general de protección debe prever cualquier
situación de emergencia.
Se trata de una obligación preventiva de carácter general, obviamente proporcionada y en función del
tamaño y actividad de la empresa y de la posible presencia de personas ajenas a la misma (pensemos en
locales comerciales con gran afluencia de público).
El plan de prevención o planificación de la prevención, que debe realizar el empresario (artículo 151g),
debe contener, de modo expreso, las medidas previstas para situaciones de emergencia.
Las medidas de emergencia han de contemplar cuatro actuaciones concretas: medidas de primeros
auxilios, prevención y extinción de incendios, evacuación de trabajadores y designación del personal
encargado de poner en práctica estas medidas, si la emergencia se produce.
El personal designado debe poseer la formación y adiestramiento necesario, ser suficiente su número y
disponer del material adecuado para ejercer su función, habida cuenta del tamaño, actividad, etc...
También ha de comprobarse periódicamente el correcto funcionamiento de estas medidas.
Si el empresario no está en condiciones con sus propios medios, de garantizar no solo la eficacia,
sino la rapidez de estas medidas, deberá concertar con servicios externos la previsión de emergencia,
lo que será especialmente necesario en materia de asistencia médica de urgencia (clínicas) y salvamento
y lucha contra incendios (bomberos). El concierto con esta clase de servicios externos para
situaciones de emergencia es ya practica común en empresas y actividades de alto riesgo o muy
reglamentadas, como industrias químicas, centrales nucleares, etc...
Primeros auxilios, asistencia médica de urgencia y el salvamento y lucha contra incendios, son acciones
susceptibles de concierto con servicios externos, en tanto que la evacuación de trabajadores es medida
de emergencia, que deberá proveer directamente el empresario.
Adoptar y tener previstas medidas de prevención ante posibles situaciones de emergencia, es obligación
laboral del empresario y obligación de naturaleza preventiva, de carácter general, cuya complejidad será
mayor o menor, en función de las características y condiciones del centro de trabajo y de la mayor o
menor peligrosidad del proceso productivo que desarrolle la empresa.
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Las previsiones de este artículo 20 sobre las medidas de emergencia son bastante parcas; pero se han
de entender completadas y desarrolladas por el Reglamento 486/1997, de 14 de abril, "por el que
se establecen las Disposiciónes mínimás de seguridad y salud en los lugares de trabajo"
singularmente los Anexos I "condiciones generales de seguridad en los lugares de trabajo"; y VI
"Material y locales de primeros auxilios".
Por otro lado, es esta una materia sobre la que tienen mucho que decir y adquieren especial relieve las
"normás juridicotécnicas", como pueden ser:
-El Real Decreto 2177/1996, de 4 de octubre (B.O.E. de 29 de octubre) sobre condiciones de protección
contra incendios de los edificios.
1. Cuando los trabajadores estén o puedan estar expuestos a un riesgo grave e inminente con
ocasión de su trabajo, el empresario estará obligado a:
a) Informar lo antes posible a todos los trabajadores afectados acerca de la existencia de dicho riesgo y
de las medidas adoptadas o que, en su caso, deban adoptarse en materia de protección.
b) Adoptar las medidas y dar las instrucciones necesarias para que, en caso de peligro grave, inminente e
inevitable, los trabajadores puedan interrumpir su actividad y, si fuera necesario, abandonar de inmediato
el lugar de trabajo. En este supuesto no podrá exigirse a los trabajadores que reanuden su
actividad mientras persista el peligro, salvo excepción debidamente justificada por razones de seguridad y
determinada reglamentariamente.
c) Disponer lo necesario para que el trabajador que no pudiera ponerse en contacto con su
superior jerárquico, ante una situación de peligro grave e inminente para su seguridad, la de
otros trabajadores o la de terceros a la Empresa, esté en condiciones, habida cuenta de sus
conocimientos y de los medios técnicos puestos a su disposici6n, de adoptar las medidas necesarias
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2. De acuerdo con lo previsto en el apartado 1 del artículo 14 de la presente Ley, el trabajador tendrá
derecho a interrumpir su actividad y abandonar el lugar de trabajo, en caso necesario, cuando
considere que dicha actividad entraña un riesgo grave e inminente para su vida o su salud.
El acuerdo a que se refiere el parrafo anterior podra ser adoptado por decisión mayoritaria de los
Delegados de Prevención cuando no resulte posible reunir con la urgencia requerida al 6rgano de
representación del personal.
COMENTARIO
Partiendo del concepto genérico de "riesgo laboral", se construye el cualitativamente distinto "riesgo
laboral grave e inminente" al que se define como "aquel que resulte probable racionalmente que se
materialice en un futuro inmediato y pueda suponer un daño grave para la salud del trabajador" (primer
párrafo del no 4 del art. 4. Definiciones) y que es el supuesto más extremo del riesgo del trabajo.
La Ley descarta en la definición de "riesgo grave e inminente", la mera "posibilidad" de daño a la salud
del trabajador, común al riesgo laboral genérico, para descansar sobre la concurrencia de tres factores:
-"Probabilidad racional".
-Previsible estimación de daños graves para la salud del trabajador o trabajadores como directa
consecuencia de la actualización del riesgo.
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Entendemos que para el supuesto de "riesgo laboral grave e inminente" no basta la "probabilidad" del
evento dañoso; la Ley introduce aquí, significativamente, el término "racional" o "probable
racionalmente", tratando de despojar a la probabilidad de apreciaciones subjetivas irracionales o claramente
infundadas, buscando, en la medida de lo posible, su objetivación, como equivalente a "justificadamente
previsible", a la vista de las circunstancias, en que se desarrolla el trabajo peligroso.
La "inminencia" del riesgo que ha de concurrir con la "probabilidad racional" hace relación a cierta
inexorabilidad del daño y a su inmediatez en periodo de tiempo corto, en relación de causaefecto.
Los daños a la salud del trabajador han de estimarse racionalmente previsibles como graves, lo que
descarta la previsión de accidentes o enfermedades de trabajo leves o sin graves consecuencias.
Conviene precisar que estos tres factores que configuran, en la definición legal, la situación de "riesgo
grave e inminente" conllevan una considerable carga de apreciación subjetiva, pese a los esfuerzos
definitorios del legislador y no dejan de constituir puntos críticos dotados de gran inseguridad objetiva.
Todos ellos se mueven en la esfera de la previsibilidad, al no ser necesario, para constituir la "situación
peligrosa" que se proyecten en la realidad.
Y es que, por definición, el riesgo o peligro es algo potencial, que puede o no traducirse en algo real
y la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, al adelantar la protección del trabajador al momento en que
el riesgo surge, sin traducción real en siniestro, persigue, precisamente, la eliminación de estos riesgos,
causa ultima del posible siniestro. Protege la seguridad del trabajo haciendo a este exento de riesgos.
Es, pues, bastante y suficiente, la peligrosa potencialidad de los tres factores que configuran la
"situación de riesgo grave e inminente", para que nos hallemos ante el supuesto, que como tal,
define la Ley en su artículo 4.4.
Para la Ley, el "riesgo grave e inminente" representa el más elevado grado de riesgo laboral y su
presencia previa, condiciona y abre la puerta al ejercicio de las especiales obligaciones del empresario y
excepcionales derechos del trabajador que establece el artículo 21.
1. Obligaciones del empresario y derechos del trabajador en caso de"riesgo grave e inminente"
El contenido del artículo 21 de la Ley tiene una doble vertiente: de un lado (apartado 1) señala las
especiales obligaciones del empresario para supuestos de "riesgo grave e inminente", y de otro
(apartados 2, 3 y 4) establece excepcionales derechos individuales y colectivos de los
trabajadores.mismos supuestos.
Entendemos que la interpretación del este artículo 21, debe integrar unitariamente los dos aspectos de
su contenido: las obligaciones del empresario y los derechos individuales y colectivos del trabajador,
que se consignan simultáneamente en el mismo precepto legal y para el mismo y supuesto contemplado:
"el riesgo grave e inminente". No cabe desligar el derecho de los trabajadores de las obligaciones del
empresario, que se entrelazan de forma que el incumplimiento de una parte, genera el derecho de la otra y
viceversa, en perfecta coherencia con la reciprocidad de los derechos y obligaciones laborales.
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El art. 21, establece, en primer lugar, las obligaciones del empresario "cuando los trabajadores estén o
puedan estar expuestos a un riesgo grave e inminente, con ocasión de su trabajo" (apartado 1), obligación
extensiva a sus representantes legales o personas, que por su delegación, actúen en las esferas
directivas de la empresa.
Ante una situación de estas características, se imponen al empresario, tres concretas obligaciones,
que deberá cumplir con la mayor diligencia:
-Informar "lo antes posible" a todos los trabajadores afectados por este riesgo "grave e inminente", tanto
de su existencia, como de las medidas adoptadas o que, en su caso, deban adoptarse en materia de
protección. Estas medidas pueden estar ya previstas, como pueden ser las tomadas para la
aplicación del preceptivo "plan de emergencia" a que se refiere el art. 20 de la Ley, o las que, sin
estar previstas, resulten necesarias, en función de las circunstancias que se presenten.
-Adoptar las medidas y dar las instrucciones necesarias, para que en caso de "peligro grave, inminente o
inevitable" los trabajadores puedan interrumpir su actividad, y, si fuera necesario, abandonar de
inmediato el lugar de trabajo" (letra b) del art. 2.1.).
El empresario o persona que lo represente, en su caso, debe asumir y hacerse cargo, como
responsable de la situación de peligro, ordenando e1 mismo, y sin requerimiento previo, la interrupción
de la actividad peligrosa e incluso el abandono del lugar de trabajo de los trabajadores afectados. La
Ley reserva la obligatoriedad de esta decisión empresarial a situaciones de extremada
peligrosidad, al hablar, no ya de "riesgo grave e inminente", sino de "peligro grave, inminente e
inevitable".
El abandono del lugar de trabajo acordado por el empresario o sus representantes se mantendrá
"mientras persista el peligro" salvo excepción debidamente justificada por razones de seguridad y
"determinada reglamentariamente".
Al decir el precepto legal que la excepción justificada por razones de seguridad ha de estar determinada
o prevista "reglamentariamente", no cabe su invocación discrecional por el empresario. Parece pensar el
legislador en actividades que, de suyo, conllevan la prestación del trabajo en condiciones de evidente
riesgo, como el trabajo de bomberos, equipos de salvamento en minas, tareas de protección civil, o
grupos de trabajo especiales creados en sectores o actividades de alto riesgo para intervenir,
precisamente ante esta clase de situaciones y en los que se presumen una especial preparación y
adiestramiento.
Llamamos la atención sobre los términos, que el precepto legal utiliza al señalar cada una de estas tres
obligaciones empresariales, que enuncia bajo las letras a), b) y c) del número 1 del art. 21:
-Para la obligación de ordenar el abandono del lugar de trabajo, habla de "peligro grave, inminente e
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inevitable".
El termino de "peligro (no de riesgo) grave e inminente" se reitera para la obligación consignada
bajo la letra c), permitir que el trabajador adopte por sí mismo la decisión de abandonar el Lugar de
trabajo peligroso.
Los puntos 2 y 3 del mismo precepto legal hacen relación a los derechos de los trabajadores ante
situaciones de "riesgo grave e inminente" que son correlativos a las obligaciones del empresario
señalados en el punto 1.
El ejercicio de ambos derechos, individual y colectivo, esta íntimamente relacionado con la obligación del
empresario establecida en el punto 1. Podemos decir que la situación de "riesgo grave e inminente", que
es el presupuesto básico, se contempla en el art. 21, desde una doble perspectiva, desde el empresario, y
desde el trabajador, y en este último caso, en su dimensión individual y colectiva.
El derecho del trabajador a negar su prestación laboral, o, en los terminos del art. 21, "interrumpir su
actividad laboral y abandonar el lugar de trabajo", en supuestos de manifiesta peligrosidad para su vida y
salud, no es otra cosa que el llamado en la doctrina laboral jus resistentiae, que ciertamente no es
innovación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
El derecho del trabajador a rehusar su prestación laboral en condiciones de inminente peligro para su vida
y salud ha estado reconocido de una u otra forma en los textos positivos de seguridad e higiene en el
trabajo.
La Ley, abandonando las cautelas de textos legales anteriores, reconoce paladinamente el jus resistentiae
del trabajador individual en los siguientes términos: "El trabajador tendrá derecho a interrumpir su
actividad y abandonar el lugar de trabajo, en caso necesario, cuando considere que dicha actividad
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El derecho se reconoce sin matizaciones y descansa sobre la apreciación personal del propio trabajador,
al que corresponde contractualmente, Como mero sujeto del contrato de trabajo y correlativo, tanto del
deber genérico del empresario de proteger a los trabajadores frente a los riesgos laborales (art. 14.1.),
como, y sobre todo, de las especiales obligaciones empresariales, que para el mismo supuesto de
"riesgo grave e inminente", establece el inmediato anterior apartado 1 del mismo art. 21.
La interpretación integradora del art. 21, en los términos en que esta redactado, nos lleva a
considerar que este derecho del trabajador individual se fundamenta en la estricta reciprocidad de los
derechos y obligaciones del empresario y trabajador. Ya vimos antes, al analizar las obligaciones del
empresario, que es obligación de este ordenar el abandono del lugar de trabajo y disponer lo necesario
para que el trabajador pueda adoptar por si mismo esta decisión; el ejercicio de este derecho por el
trabajador, nace del incumplimiento de la obligación empresarial y se configura condicionado a la previa
inactividad y falta de la obligada diligencia por parte del empresario, salvo supuestos extremos de
urgencia, que, se presenten súbita e inopinadamente, que, en todo caso, siempre encontraran, a
posteriori, algún punto de apoyo o fundamento objetivo, en función de las circunstancias concurrentes.
Podemos decir, que el derecho del trabajador a abandonar el lugar de trabajo peligroso, o negar su
prestación en condiciones de peligro inminente, se condiciona al previo incumplimiento por el
empresario de ordenar o permitir el abandono en las mismás condiciones.
Sin embargo, el ejercicio de este derecho presenta incuestionables dificultades en la práctica. No resulta
fácil hallar un punto de apoyo objetivo, en un terreno impregnado de apreciaciones subjetivas, como
es la percepción individual del riesgo, Tanto por el trabajador, como por el empresario. No cabe obviar
que se trata de situaciones excepcionales, que pueden presentarse de improviso, en un momento
dado, incluso, en ejecución de una orden empresarial de realizar una determinada tarea, que, en principio,
no presenta grandes riesgos. En estos casos que no admiten dilación alguna, mínimamente comprobados,
la presunción de legalidad juega claramente a favor del trabajador que ejercita este derecho.
Só1o la mala fe o negligencia grave en la conducta del trabajador acreditada, de contrario, por el
empresario rompe la presunción de legalidad, no bastando la mera o simple negligencia, que habrán de
apreciarse con arreglo a los principios y criterios del derecho común.
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El apartado 3 del art. 21, pasa, para idénticos supuestos de "riesgo grave e inminente", del plano
contractual, al plano colectivo, que compete a órganos de representación colectiva.
El derecho colectivo de paralización de actividades "si el riesgo de accidente fuera inminente", estaba y
está contemplado en el número 5 del art. 19 del Estatuto de los Trabajadores, que distingue dos
supuestos para habilitar medidas de defensa colectiva: "probabilidad seria y grave de accidente"; y
"riesgo inminente de accidente", reservando para esta ultima situación, la facultad de paralizar las
actividades peligrosas.
El régimen jurídico vigente para el ejercicio de este derecho colectivo se resuelve en los siguientes y
fundamentales puntos:
La representación legal de los trabajadores es el autentico y ordinario titular del derecho, facultado para
adoptar el acuerdo de "paralizacion de actividades". Excepcionalmente, y por razones de urgen
cia, la facultad se transfiere legalmente a los Delegados de Prevención, "cuando no sea posible
reunir con la urgencia requerida al órgano de representación del personal" (Segundo párrafo del art.
21.3).
Esta transferencia del ejercicio del derecho, que no del derecho mismo, es cautela legislativa
justificada por la perentoriedad que entraña la propia noción de "riesgo grave e inminente" y en
ocasiones extremás "inevitable", que de otra forma vaciaría de contenido el derecho que reconoce.
No es necesario insistir en que en muchos casos no caben convocatorias y reuniones previas y hay que
adoptar medidas que no admiten dilación alguna, ante la inexorabilidad de la traducción del riesgo en
siniestro laboral grave; pero solo situaciones de perentoriedad legitiman la intervención aislada del
Delegado de Prevención que, de ser varios, actuaran mancomunadamente, tomando el acuerdo por
mayoría.
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-El acuerdo se supedita a que el empresario o sus representantes "no adopten o no permitan la
adopción de las medidas necesarias para garantizar la seguridad y salud de los trabajadores" afectados,
y
Los términos en que está redactado este punto 3 del art. 21, acreditan, en nuestra opinión, que no
se trata tanto del deber de obedecer las órdenes e instrucciones del empresario, cuanto de la estricta
reciprocidad de obligaciones y derechos de trabajadores y empresarios.
El derecho colectivo de los representantes de los trabajadores, al igual que el derecho individual del
trabajador, se fundamenta en la reciprocidad de obligaciones de ambas partes, que se establecen, para su
puestos de riesgo grave e inminente con total simetría. El empresario es el primer obligado a tomar
el acuerdo de paralización de las tareas peligrosas y el incumplimiento de esta obligación por el
empresario, genera el derecho de los representantes legales de los trabajadores. El derecho nace de la
propia conducta empresarial de no adoptar, o permitir que se adopten, las medidas necesarias para
garantizar la seguridad y salud, por lo que parece necesario, antes de tomar tal acuerdo, requerir al
empresario, o de quien, en su caso, le represente, la toma de decisiones oportunas. La pasividad o
inactividad empresarial legitima de actuación colectiva de los representantes de los trabajadores.
La excepcionalidad del derecho ha llevado al Tribunal Supremo a sentar que "supuesta la efectiva
existencia del "riesgo grave e inminente", la paralización de actividades no puede extenderse más allá del
tiempo que dure esta situación, sin que lean validas para prolongarla razones o argumentos ajenos
o no estrictamente relacionados con la situación del riesgo de esta naturaleza" (STS, Sala 6a, de 20 de
enero de 1989).
Para la Ley, "los trabajadores o sus representantes no podrán sufrir perjuicio alguno derivado de la
adopción de las medidas a que se refieren los apartados anteriores, a menos que hubiera obrado de mala
fe, o cometido negligencia grave" (art. 21.4.); precepto de similar factura al que se consigna en
el art. 8.4 de la Directiva Marco 391/1989 de 12 de junio).
El derecho queda reconocido, sin paliativos, pero su ejercicio, insistimos, no deja de presentar serias
dificultades en la práctica, derivados de la propia inseguridad objetiva de los conceptos legales que se utilizan,
inseguridad que se traslada al trabajador o sus representantes, a los que se atribuye su ejercicio, que han de
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moverse en el terreno de la previsibilidad del riesgo o peligro, sin proyección externa, que es precisamente el
bien jurídico protegido.
Pese a estos inconvenientes, no cabe vaciar el contenido al derecho y la Ley rodea su ejercicio de unas
garantías especiales, sin los que este derecho resultaría vano e ilusorio.
Se admiten, implícitamente, márgenes de error del trabajador y de sus representantes legales al ejercitar
estos derechos, al reservarse la posible reacción disciplinaria del empresario a dos supuestos concretos:
la actuacion de mala fe o la comisión de negligencia grave, que, a sensu contra
rio, excluye cualquier otra conducta, que aún constituyendo incumplimientos laborales, carezca de
las connotaciones de la mala fe o de las características de grave negligencia.
La presunción legal juris tantum de que el ejercicio del derecho es correcto y ajustado a derecho juega, a
favor del trabajador y de los representantes legales y ampara posibles errores de apreciación del riesgo
"grave e inminente" de estos.
La pertinente prueba en contrario, corresponde al empresario, pero este solo queda legitimado
para reaccionar disciplinariamente ante acciones y conductas del trabajador en las que haya indicios
suficientes de mala fe o grave negligencia.
Esta vigilancia solo podrá llevarse a cabo cuando el trabajador preste su consentimiento. De este carácter
voluntario solo se exceptuaran, previo informe de los representantes de los trabajadores, los supuestos en
los que la realización de los reconocimientos sea imprescindible para evaluar los efectos de las
condiciones de trabajo sobre la salud de los trabajadores o para verificar si el estado de salud del
trabajador puede constituir un peligro para él mismo, para los demás trabajadores o para otras personas
relacionadas con la empresa o cuando así este establecido en una disposición legal en relación con la
protección de riesgos específicos y actividades de especial peligrosidad.
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DERECHOS Y OBLIGACIONES
En todo caso se deberá optar por la realización de aquellos reconocimientos o pruebas que causen las
menores molestias al trabajador y que sean proporcionales al riesgo.
2. Las medidas de vigilancia y control de la salud de los trabajadores se llevaran a cabo respetando
siempre el derecho a la intimidad y a la dignidad de la persona del trabajador y la confidencialidad de
toda la información relacionada con su estado de salud.
3. Los resultados de la vigilancia a que se refiere el apartado anterior serán comunicados a los
trabajadores afectados.
4. Los datos relativos a la vigilancia de la salud de los trabajadores no podrán ser usados con fines
discriminatorios ni en perjuicio del trabajador.
5. En los supuestos en que la naturaleza de los riesgos inherentes al trabajo lo haga necesario, el derecho
de los trabajadores a la vigilancia periódica de su estado de salud deberá ser prolongado más allá de la
finalizaci6n de la relación laboral, en los términos que reglamentariamente se determinen.
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6. Las medidas de vigilancia y control de la salud de los trabajadores se llevarán a cabo por personal
sanitario con competencia técnica, formación y capacidad acreditada.
COMENTARIO
1. Se trata de una obligación del empresario de carácter sanitario, a la que se ha de dar respuesta con
medidas medicas. El deber no se extiende a la seguridad y salud, como decían Borradores de
Anteproyecto anteriores, sino solamente a la salud.
Este precepto legal no deja de ser contradictorio en sus términos y rompe la reciprocidad de
obligaciones, que deriva de la naturaleza contractual de la seguridad e higiene, lo que dificultara su
aplicación.
Se establece una obligación incondicionada del empresario, al decir que el empresario «garantizara a
los trabajadores a su servicio la vigilancia de su estado de salud>>, en función, como es natural, de los
riesgos inherentes al trabajo que desempeñe; obligación que decae, cuando el trabajador no presta su
consentimiento.
El artículo elude hablar de los tradicionales reconocimientos médicos, que se vienen realizando por los
Servicios Médicos de Empresa desde su creación en 1959 y que son el principal, sino único,
instrumento para vigilar el estado de salud del trabajador; pues no se nos alcanza otro distinto
procedimiento que permita conseguir este objetivo.
El aspecto contradictorio lo vemos en que se establece una obligación general, con una excepción
general, que a su vez, tiene sus excepciones o excepciones de la excepción.
La vigilancia del estado de salud es obligación sin condicionamientos para el empresario, pero es de
carácter voluntario para el trabajador el someterse a los reconocimientos médicos necesarios y este es el
criterio o principio general del que hay que partir.
Sin embargo, del carácter voluntario de los reconocimientos médicos para el trabajador se exceptúan los
supuestos en que la realizaci6n de reconocimientos sean imprescindibles para evaluar los efectos de las
condiciones de trabajo sobre la salud de los trabajadores, o para verificar si el estado de salud del
trabajador pueda constituir un peligro para el mismo, para los demás trabajadores o para otras personas
relacionadas con la empresa o cuando así este establecido en una disposici6n legal; y todos estos
supuestos, condicionados al previo informe de los representantes de los trabajadores.
Las dificultades para la aplicación en la práctica de este precepto son evidentes. La obligación
empresarial es, como decíamos antes, eminentemente sanitaria y para cumplirla el empresario debe
disponer de medios y personal sanitario, pero la actuación médica de estos puede quedar vacía de
contenido, por el carácter voluntario general que tienen los reconocimientos para el trabajador.
Pero es que las excepciones a la voluntariedad de los reconocimientos, salvo la ultima de ellas, «cuando
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asi este establecido por una Disposición legal)) distan mucho de la necesaria concreción. La
determinación de cuando los reconocimientos resulten imprescindibles para evaluar el estado de salud
o verificar el peligro que el estado de salud del trabajador tiene para el mismo u otros trabajadores o
personas, requiere el concurso de profesionales médicos, y no puede deferirse al puro criterio
empresarial sobre el que recae la obligación.
El dictamen médico, solo puede emitirse por un profesional de la medicina, que además, en este caso,
actúa por cuenta del empresario, que es el obligado a la vigilancia del estado de salud del trabajador.
Todo el artículo se impregna de un garantismo excesivo del trabajador, sin aliviar la obligacion empresarial y
olvidando que es obligacion del trabajador «cooperar con el empresario para que este pueda
garantizar unas condiciones de trabajo que sean seguras y no entrañen riesgos para la seguridad y
salud de los trabajadores» (artículo 2926° de la Ley).
En la práctica, se establece, con carácter general, el carácter voluntario de los reconocimientos médicos para
el trabajador. Acordar excepciones a este principio, en una materia que requiere conocimientos muy
especializados, siempre resultara problemática. La obligación del empresario queda a merced de la
voluntad del trabajador y, o, de sus representantes».
2. Los reconocimientos o cualquier otra prueba de vigilancia de la salud del trabajador, ya se realicen con
su consentimiento, (voluntarios) ya resulten obligatorias (excepciones), deben respetar siempre y en todo
caso la intimidad y dignidad de su persona y ser confidenciales, lo que excluye toda divulgación innecesaria.
El mandato de este apartado va dirigido fundamentalmente al personal facultativo sanitario, que realiza,
por cuenta del empresario, los reconocimientos médicos de los trabajadores, al que se le imponen unas
obligaciones, que vienen a ser una suerte de « sigilo profesional».
En primer lugar; el conocimiento por el personal facultativo de los datos resultantes de la vigilancia del
estado de salud del trabajador (reconocimientos médicos) no puede utilizarse con fines discriminatorios ni
en perjuicio del trabajador, sino a los exclusivos efectos de la prevención y protección de su salud.
medie el expreso consentimiento del trabajador, que excluye todo consentimiento tácito o implícito.
La prohibición recae sobre el personal facultativo propio o externamente concertado.
Por información médica de carácter personal hemos de entender los datos relativos a la salud del
trabajador que hubieran podido detectarse en un reconocimiento médico y que ninguna relación guardan
con la actividad laboral que desempeña o el riesgo que su trabajo comporta, como defectos congénitos o
enfermedades comunes, que deben quedar confinados a la esfera de intimidad del trabajador. La
detección de estos datos por el personal médico preventivo solo cabe facilitarse al personal médico
asistencial que atienda al trabajador o Autoridades Sanitarias competentes y este es el criterio general de
la Ley.
La prohibición no afecta, sin embargo, a la información médica, carente de este «carácter personal que
puede y debe facilitarse el «empresario y personas u órganos con responsabilidades en materia de
prevención», cuando guarden relación con la aptitud del trabajador para el desempeño de su puesto
de trabajo o con la necesidad de introducir o mejorar medidas de protección o prevención, única forma
de que tanto el empresario obligado, como estas personas u órganos con responsabilida
des preventivas pueden desarrollar correctamente sus deberes y funciones.
5. Se prevén supuestos, cierto que excepcionales, en que la vigilancia periódica del estado de
salud, deba continuar una vez finalizada la relacion laboral, como pueden ser casos de enfermedad
profesional o de trabajo, cuando por agotamiento de los periodos de incapacidad temporal, el trabajador
cause baja en la empresa. Cabe en estos supuestos, extender en el tiempo, la obligación de salud del
empresario, cuando la causa de la enfermedad, traiga su origen de la actividad desarrollada en la
empresa (riesgos inherentes al trabajo).
6. Naturalmente que las actuaciones medicas preventivas deben realizarse por personal sanitario que
retina las debidas condiciones de competencia técnica, formación y capacidad.
Apunta aquí la Ley, a que estas condiciones deben estar acreditadas para lo que deberán someterse a los
requisitos que la Administración, singularmente sanitaria, pueda reglamentariamente acordar o
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d) de la Ley.
El Reglamento 39/1997 de 17 de enero, de los Servicios de Prevención, aclara y desarrolla, bien que
someramente, este artículo de la Ley.
Para empezar, deroga pura y simplemente las viejas Disposiciónes que eran el Real Decreto
1036/1959, de 10 de junio, sobre Servicios Médicos de Empresa y la Orden de 21 de noviembre
de 1959, por la que se aprueba el Reglamento de los Servicios Médicos de Empresa, que durante
casi medio siglo han regulado los aspectos sanitarios de la seguridad e higiene, y a cuyo amparo se han
constituido miles de Servicios Médicos de Empresa propios y sobre todo mancomunados (llegaron a
existir más de tres mil).
Este Reglamento constantemente invocado es, como al comentar otros artículos hemos manifestado, un
doble Reglamento de desarrollo de la Ley de: la evaluación de riesgos y de los Servicios de Prevención;
pero al derogar el mencionado Reglamento de los Servicios Médicos de Empresa y contener menciones
relativas a la vigilancia de la salud, es también Reglamento abreviado de los aspectos sanitarios de la
prevención.
Son menciones sanitarias de esta norma reglamentaria las contenidas en los artículos 37.3 y
en el Capítulo VII, que se titula como "Colaboracion de los Servicios de Prevención con el Sistema
Nacional de Salud".
Singularmente, la actividad sanitaria que debe abarcar la vigilancia de la salud en las condiciones fijadas por este
artículo 22, comprende:
3°) Una vigilancia de la salud a intervalos periódicos (artículo 37.3 b) del Reglamento)
El mero enunciado de estas actividades sanitarias, que se comprenden dentro del concepto de vigilancia
de la salud de los trabajadores, no son otra cosa que las funciones que debe realizar el Médico del
Trabajo, por supuesto, que por cuenta del empresario, en materia de prevención de riesgos
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laborales, funciones eminentemente sanitarias, sobre las que se sigue abundando con lo que se establece
en las letras c) a la h) posteriores del artículo 37, y de las que, por su expresión especialmente
clarificadora a los fines que pretendemos, solo reproducimos el siguiente párrafo, Segundo bajo la letra
c): "los exámenes de salud (reconocimientos o evaluaciones) incluirán, en todo caso, una historia clínica
laboral, en la que, además de los datos de anamnesis, exploración clínica y control biológico y estudios
complementarios, en función de los riesgos inherentes al trabajo, se hará constar una descripción
detallada del puesto de trabajo, el tiempo de permanencia en el mismo, los riesgos detectados en el
análisis de las condiciones de trabajo, y las medidas de prevención adoptadas".
A la vista de las aludidas clausulas que contiene el artículo 37 del Reglamento 39/1997, de los
Servicios de Prevención y otras de semejante tenor, que nos abstenemos de reproducir, no puede,
entendemos, afirmarse que no hay una reglamentación general por breve y parca que esta sea, de
los aspectos sanitarios de la prevención o salud laboral, por utilizar los términos que usa la Ley
General de Sanidad de 1985.
Con todo, y para terminar, creemos que la mayor repercusión en el campo de la prevención
laboral que encierra los pronunciamientos de este artículo 22 de la Ley, radica en que la vigilancia de la
salud o evaluación de la salud, se extiende, como un derecho del trabajador, de cada trabajador, a toda la
población laboral, cualquiera que sea la dimensión o características de la empresa en que presta sus
servicios; situaci6n radicalmente distinta a la inmediatamente anterior a la Ley de 1995.
El artículo 22 de la Ley, no hace, como vemos, distinci6n alguna por lo que el derecho a la salud laboral, o
mejor, a la protección sanitaria de la salud, se generaliza y extiende a ultimo trabajador de la empresa más
pequeña.
a) Plan de prevención de riesgos laborales, conforme a lo previsto en el apartado 1 del artículo 16 de esta
ley.
b) Evaluacion de los riesgos para la seguridad y la salud en el trabajo, incluido el resultado de los
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3. El empresario estará obligado a notificar por escrito a la Autoridad Laboral los daños para la salud de
los trabajadores a su servicio que se hubieran producido con motivo del desarrollo de su trabajo,
conforme al procedimiento que se determine reglamentariamente.
4. La documentación a que se hace referencia en el presente artículo deberá también ser puesta a
disposición de las Autoridades Sanitarias al objeto de que estas puedan cumplir con lo dispuesto en el
artículo 10 de la presente Ley y en el artículo 21 de la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad.
COMENTARIO
La modificación que experimenta este artículo, por la Ley 54/2003 de reforma del marco
normativo de la prevención de riesgos laborales afecta solamente a las letras a), b) y c) del apartado 1 de
este artículo, permaneciendo inalteradas las letras d) y e) de este apartado 1 y los apartados 2, 3 y 4 del
mismo artículo.
1. Se relacionan aquí los documentos que el empresario debe elaborar y conservar a disposición de las
Autoridades Laborales competentes.
Muchas de las obligaciones del empresario que se reflejan en todo el Capítulo III "Derechos y
obligaciones" han de tener reflejo documental o escrito y son obligaciones formales específicas en
materia de seguridad e higiene.
Ahora, dentro de las obligaciones empresariales, con soporte documental, se pone en primer lugar al
"Plan de prevención de riesgos laborales", conforme a lo previsto en el apartado 1 del artículo 16 de la
presente Ley (letra a)).
La letra b) modificada, hace referencia a la "evaluación de los riesgos para la seguridad y salud en el
trabajo, que antes se amparaba en la letra a), adicionando que el documento de evaluación debe incluir el
resultado de los controles periódicos de las condiciones de trabajo y de la actividad de los trabajadores,
de acuerdo con lo dispuesto en la letra a) del apartado 2 del artículo 16 de esta Ley".
Si se pretende implantar un nuevo plan de prevención de riesgos laborales, mucho más perfeccionado que
la mera planificación anterior, debería suprimirse esta última, evitando la confusión terminológica.
El resultado de los reconocimientos o pruebas medicas que se realicen a los trabajadores en virtud de la
obligación que establece el artículo 22 y «no basta registrar y documentar los datos obtenidos en los
reconocimientos médicos, sino que también deben tener reflejo documental las conclusiones que se
desprendan de estos, en cuanto a la aptitud del trabajador para el desempeño de su trabajo o a la necesidad
de adoptar o mejorar medidas de protección y prevención.
El criterio de la Directiva Marco es bastante menos riguroso, la incapacidad laboral del trabajador debe
ser superior a tres días (art. 91d).
2. En los casos en que la empresa cese en su actividad, toda la documentaci6n relativa a la seguridad y
salud de los trabajadores antes señalada, deberá remitirse a la Autoridad Laboral, que la conservara y
archivara.
Nada dice el artículo sobre el tiempo que esos datos deben mantenerse archivados por la empresa y a
disposición de las Autoridades Laborales. Reglamentos especiales de seguridad e higiene recientes, y
dictados en aplicación de Directivas comunitarias, como los de asbesto, amianto, cloruro de vinilo
monómero, plomo metálico, etc, fijan la obligación de archivo de esta clase de datos en treinta años,
manteniendo también la obligación de transmitir esta documentación a la Autoridad Laboral, en caso de
desaparici6n de la empresa, antes de este periodo de tiempo.
Entendemos que no cabe aplicar sin más, por analogía, el periodo de treinta años que fijan estos
Reglamentos, que no son generales, sino de caracter especial, y que regulan, por añadidura,
procesos productivos especialmente peligrosos para la seguridad y salud de los trabajadores. Reglamenta
riamente ha de precisarse este importante extremo, teniendo en cuenta la previsión de la Directiva Marco
(art. 9.2) de que los Estados definirán las "obligaciones documentales que deben cumplir las diferentes
categorías de empresas, según el carácter de sus actividades y el tamaño de las mismás.
3. La notificación por escrito a la Autoridad Laboral de los daños a la salud (accidentes y enfermedades
de trabajo) de los trabajadores a su servicio, no es sino el tradicional « parte de accidente» para cuya
formalización prevé un procedimiento reglamentario.
La obligación de notificación alcanza a cualquier accidente de trabajo o enfermedad profesional, por leve
que sea, y aunque la incapacidad laboral del trabajador no sea superior a un día de trabajo.
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4. El apartado 1 de este artículo 23, relaciona las obligaciones empresariales que deben
documentarse y conservar a disposici6n de las Autoridades Laborales. Esta obligación se extiende, en este
apartado 4, a las Autoridades Sanitarias, a las que se reconocen en el artículo 10 de la Ley,
determinadas competencias en materia de prevención de riesgos laborales, con expresa invocación del
artículo 21 de la Ley General de Sanidad de 25 de Abril de 1986, inserto en el Capítulo IV, nominado
“De la salud laboral”.
El artículo 21 de la Ley 141/1986, de 25 de Abril, General de Sanidad establece las material, objeto
de actuación sanitaria en el ámbito de la salud laboral, que bajo las letras a) a g), ejercerá en «estrecha
coordinación con las autoridades laborales» (art. 213).
Concretamente, y bajo la letra f) del número 1 del artículo 21 de la Ley de Sanidad, se dice, como
actuación sanitaria en el ámbito de la salud laboral: "elaborar junto a las autoridades laborales
competentes, un mapa de riesgos para la salud de los trabajadores. A estos efectos, las empresas tienen
obligación de comunicar a las autoridades sanitarias pertinentes las sustancias utilizadas en el ciclo productivo.
Asimismo, se establece un sistema de información sanitaria que permita el control epidemiológico y
el registro de morbilidad y mortalidad por patología profesional".
Prescindiendo de todo criterio de valoraci6n, queda claro que la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales deja intacta y respeta escrupulosamente el contenido de la Ley General de Sanidad de
1986, en todo lo relativo a los aspectos sanitarios de la prevención, que son propiamente y en
sentido estricto los comprendidos bajo la expresión de « salud laboral».
El apartado 4, no hace, sino ratificar una vez más este inequívoco espíritu de la Ley de
Prevención.
1. Cuando en un mismo centro de trabajo desarrollen actividades trabajadores de dos o más empresas,
estas deberán cooperar en la aplicación de la normativa sobre prevención de riesgos laborales. A tal fin,
establecerán los medios de coordinación que sean necesarios en cuanto a la protección y prevención de
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riesgos laborales y la información sobre los mismos a sus respectivos trabajadores, en los términos
previstos en el apartado 1 del artículo 18 de esta Ley.
2. El empresario titular del centro de trabajo adoptara las medidas necesarias para que aquellos otros
empresarios que desarrollen actividades en su centro de trabajo reciban la información y las
instrucciones adecuadas, en relación con los riesgos existentes en el centro de trabajo y con las medidas
de protección y prevención correspondientes, así como sobre las medidas de emergencia a aplicar, para
su traslado a sus respectivos trabajadores.
3. Las empresas que contraten o subcontraten con otras la realización de obras o servicios correspondientes
a la propia actividad de aquellas y que se desarrollen en sus propios centros de trabajo deberán vigilar el
cumplimiento por dichos contratistas y subcontratistas de la normativa de prevención de riesgos laborales.
COMENTARIO
El contenido de este artículo viene a actuar, modificándolo, sobre una Previa normativa anterior;
singularmente el artículo 40 de la Ley 8/88 de Infracciones y Sanciones de Orden Social y mereció
determinadas precisiones en el primer Dictamen del Consejo de Estado que sobre la Ley se
emiti6 en 31 de Marzo de 1992.
Se contempla el supuesto de hecho consistente en que dos o más empresas, con sus respectivos
trabajadores, desarrollen simultáneamente actividades en el mismo centro o lugar de trabajo.
Este apartado reproduce sustancialmente los terminos de la Directiva Marco (art. 64) y el deber afecta,
por igual, a todas las empresas concurrentes.
Sentado este principio general, se regulan en realidad en este artículo, tres supuestos bien diferentes: el
primero (apartado 2) caracterizado por la mera concurrencia fisica de trabajadores de dos o más
empresas en el mismo lugar de trabajo; un segundo, cuando a la concurrencia fisica de trabajadores
de varias empresas, se superpone una relación preexistente de contratación de obras o
servicios (apartado 3); y un tercer supuesto, cuando existiendo relación contractual entre las
empresas, no hay sin embargo, presencia fisica simultanea de trabajadores pertenecientes a varias
empresas en el mismo lugar de trabajo (apart. 4).
Obvia la Ley utilizar el termino de empresario “principal”, que para casos identicos o similares se
consigna en el Estatuto de los Trabajadores (artículo 42), en la Ley 8/88 (artículo 40) o en la derogada
Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el Trabajo de 1971 (artículo 153), a más, que si no existe
relaci6n contractual interempresarial no cabe la figura de empresario principal.
El empresario principal se identifica, sin lugar a dudas con el titular del centro de trabajo o de la
explotación del negocio, que se realiza en el centro de trabajo, ya lo sea a título de propietario,
arrendatario, usufructuario etc., eliminando la inseguridad de un concepto con amplio eco doctrinal y
jurisprudencial como es el de empresa principal.
Si todas las empresas están obligadas, la iniciativa recae sobre el empresario “titular del centro de
trabajo”, en los términos de la Ley.
Lo realmente importante para la seguridad e higiene son las características materiales de las instalaciones y
las condiciones medioambientales del lugar donde los trabajadores prestan sus servicios, y solo el titular de
la explotación o negocio tiene los poderes de disposición y control sobre aquellas.
Este apartado 3 del artículo 24, guarda íntima relación con el apartado 3 del artículo 42 de la Ley de
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El supuesto de ambos apartados es idéntico: "empresas que contraten o subcontraten con otras la
realización de obras o servicios correspondientes a la propia actividad de aquellos" (artículo
24.3); "La empresa principal responderá solidariamente con los contratistas y subcontratistas a que
se refiere el apartado 3 del artículo 24 de esta Ley". (art. 423).
En el apartado 3 de este artículo, parece imponer solamente al empresario principal la obligación de vigilar
que contratistas y subcontratistas que desarrollan su actividad en sus propios centros de trabajo, cumplan la
normativa de prevención de riesgos laborales; en el apartado 2 del artículo 42, se establece, de modo contundente, la
responsabilidad solidaria de la empresa principal con contratistas y subcontratistas de las obligaciones
impuestas por esta Ley en relación con los trabajadores que aquellos ocupen en los centros de trabajo de
la empresa principal..." (artículo 42.3).
Este apartado 2 del artículo 42, reproduce sustancialmente la redacción del artículo 40 de la Ley 8/88,
de 7 de abril, que deroga, por cierto esta Ley de Prevención (Disposición derogatoria unica), con el solo y
nada despreciable cambio, de sustituir la responsabilidad directa (artículo 40) de la empresa principal, por la
responsabilidad solidaria (artículo 42.2).
Muchas otras, niegan su aplicación: "la jurisprudencia declara que no puede existir la responsabilidad
solidaria de una empresa por las infracciones de la Ordenanza de Seguridad e Higiene cometidas por el
contratista, solo es dable una exigencia individualizada y personal de responsabilidad, no siendo el pago de
una multa una obligación respecto de los trabajadores, sino respecto del Estado sancionador" (S.T.
Supremo, Sala 3a de 1.12.1990).
En el mismo sentido "el recargo establecido en el artículo 93 de la Ley de Seguridad Social sobre las
prestaciones económicas derivadas de accidentes de trabajo por falta de medidas de seguridad
solamente afecta al empresario del trabajador accidentado, quedan exentos de responsabilidad los demás
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que intervienen en la obra que se realiza, aunque se trate de un contratista principal que subcontrata el
servicio que da lugar al accidente" (S.C.T. de 10.12.85).
No conocemos doctrina judicial que se haya pronunciado, interpretando este apartado 3, del
artículo 24; siendo por el contrario, abundante, la producida en turno a la aplicación del apartado 2 del
artículo 42 sobre responsabilidad del empresario principal respecto de los trabajadores del contratista o
subcontratista; y nos inclinamos por entender que el deber de vigilar el cumplimiento por contratistas y
subcontratistas de la normativa de prevención de riesgos laborales, no agota, ni mucho menos, las
obligaciones del empresario principal en materia de seguridad e higiene hasta el punto de responder
solidariamente del cumplimiento de todas las obligaciones preventivas cuando la infraccion se cometa
en el centro de trabajo del empresario principal.
Son ya muchas las Sentencias condenatorias del empresario principal, limitandonos a citar la Sentencia
de la Sala 2ª del Tribunal Constitucional 81/1995 de 5 dejunio, que sostiene:
"Es perfectamente posible que una actuación negligente o incorrecta del empresario principal
cause daños o perjuicios al empleado de la contrata; no parece correcto excluir, por sistema y en todo
caso, de responsabilidad a la empresa principal".
Podemos concluir el comentario de este apartado 3 diciendo que la concurrencia simultanea de tres
elementos: obras o servicios correspondientes a la propia actividad de la principal; centro de trabajo o
lugar de trabajo sometido al control del principal; y vigencia de la contrata concertada, son
presupuesto o "conditio sine qua non" para que surja esta especial responsabilidad del empresario
principal según doctrina judicial consolidada.
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que, sin constituir una empresa, son trabajadores por cuenta propia o autónomos. Al desarrollar estos su
actividad en el centro de trabajo están expuestos a los mismos riesgos laborales que los demás
trabajadores por cuenta ajena. El deber de cooperación y sobre todo el deber de información sobre
riesgos y medidas de prevención del empresario principal se hace extensivo a estos trabajadores
autónomos, carentes de relación laboral.
6. La modificación de este artículo por la Ley 54/2003 de reforma del marco normativo de la prevención
de riesgos laborales es puramente formal y sin contenido alguno. Consiste en añadir, al final del texto
del artículo, un nuevo apartado 6, que dice simplemente "Las obligaciones previstas en este artículo, serán
desarrolladas reglamentariamente".
Apenas un mes después de esta ligerísima modificación legislativa de Diciembre de 2003, ve las páginas
del B.O.E., el Real Decreto 171/2004 de 30 de Enero (BOE de 31 de Enero) que "desarrolla
reglamentariamente el artículo 24 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de "Prevención de Riesgos
Laborales en materia de coordinación de actividades empresariales", primero de los cinco anunciados en
la Ley 54/2003, de 12 de diciembre y cuyo contenido constituye la autentica modificación de este
artículo 24.
Se define al empresario titular del centro de trabajo, como "aquella persona (física o jurídica) que tiene
capacidad para gestionar el centro de trabajo" (por cualquier titulo), al que no cabe identificar por este
solo hecho con empresario principal".
La condición de empresario principal solamente se identifica con el empresario titular del centro de
trabajo, cuando trabajadores de este desarrollen actividades en el centro de trabajo, en concurrencia con
trabajadores de otros empresarios.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Esta definición coincide exactamente con el concepto que de "lugar de trabajo" da el Reglamento
486/1997, de 14 de abril sobre Disposiciónes mínimás de seguridad y salud en los lugares de
trabajo (B.O.E. de 23 de abril) y la Directiva 89/654C.E.E. de 30 de noviembre de la misma
denominación, en la que este se inspira.
1. El empresario garantizara de manera específica la protección de los trabajadores que, por sus propias
características personales o estado biológico conocido, incluidos aquellos que tengan reconocida la
situación de discapacidad física, psiquica o sensorial, sean especialmente sensibles a los riesgos derivados
del trabajo. A tal fin, deberá tener en cuenta dichos aspectos en las evaluaciones de los riesgos y, en función
de estas, adoptara las medidas preventivas y de protección necesarias.
Los trabajadores no serán empleados en aquellos puestos de trabajo en los que, a causa de sus
características personales, estado biológico o por su discapacidad física, psíquica o sensorial
debidamente reconocida, puedan ellos, los demás trabajadores u otras personas relacionadas con la
empresa ponerse en situación de peligro o, en general, cuando se encuentren manifiestamente en
estados o situaciones transitorias que no respondan a las exigencias psicofísicas de los respectivos
puestos de trabajo.
2. Igualmente, el empresario deberá tener en cuenta en las evaluaciones los factores de riesgo que
puedan incidir en la función de procreación de los trabajadores y trabajadoras, en particular por la
exposición a agentes físicos, químicos y biológicos que puedan ejercer efectos muta génicos o de
toxicidad para la procreación, tanto en los aspectos de la fertilidad, como del desarrollo de la
descendencia, con objeto de adoptar las medidas preventivas necesarias.
COMENTARIO
1. Se reconoce y admite que pueda haber trabajadores, que por sus caracteristicas personales o
(estado biológico conocido>> Sean especialmente sensibles a los riesgos del trabajo y estén especialmente
predispuestos a sufrir accidentes de trabajo o contraer enfermedades de trabajo.
Se mencionan de modo expreso los trabajadores que tengan reconocida oficialmente discapacidades
físicas, psíquicas o sensoriales; que por definición y en función del tipo de incapacidad, carecen de
aptitudes para realizar determinados trabajos.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
a) Tener en cuenta esta circunstancia al realizar la evaluación de los riesgos, que puede determinar
medidas preventivas y de protección específicas para esta clase de trabajadores.
b) Sobre todo, no emplear a estos trabajadores en puestos de trabajo incompatibles, por su riesgo
con sus características personales (pensemos en un trabajador epiléptico y un trabajo en
altura).
Esta obligación está directamente relacionada y es derivación de cuanto establece el artículo 15.2
"Principios de la acción preventiva", que dice:
"El empresario tomara en consideración las capacidades profesionales de los trabajadores en materia
de seguridad y de salud en el momento de encomendarles las tareas".
Son obligaciones que adolecen de inconcreción pero que realmente no son nuevas en nuestro derecho
positivo. En especial, hallan eco en las Leyes de Seguridad Social. El artículo 123 sobre recargo de
prestaciones de la Ley de Seguridad Social vigente de 20 de Junio de 1994 equipara a falta de medidas
de seguridad en el trabajo el no observar las medidas de adecuación personal a cada trabajo, habida cuenta de
sus características y de la edad, sexo y demás condiciones de trabajo». Más explícitamente, el artículo 189 de la
anteriormente vigente Ley de Seguridad Social de 30 de Mayo de 1974, establecía, como precepto de
seguridad e higiene que, sin perjuicio de las normás específicas sobre trabajos prohibidos a mujeres y
menores, las personas que sufran defectos o dolencias físicas, tales como epilepsia, calambres, vértigos,
sordera, vista defectuosa o cualquier otra debilidad o enfermedad de efectos análogos, no serán empleados en
maquinas, y trabajos, en los cuales puedan ellos o sus compañeros de trabajo ponerse en especial peligro».
Este ultimo artículo 189 de la Ley de Seguridad Social de 1974 que se comprende en la Sección 2a
del Capítulo XI, bajo la rúbrica de «Disposiciones sobre seguridad e higiene en el Régimen General», queda
suprimido en el texto articulado vigente de la Ley de Seguridad Social de 1994. Creemos, por ello, que este
artículo 25 no es, sino la traslación al ámbito de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales de este precepto
de clara naturaleza preventiva, que, en todo caso, ayuda considerablemente a su interpretación.
Importa destacar que las características personales o estado biológico del trabajador han de ser conocidas
por el empresario, bien como consecuencia de reconocimientos o pruebas médicas practicadas, bien por
manifestación fundada del propio trabajador; de no ser así, decae la obligación empresarial.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
2. El empresario, al realizar la preceptiva evaluaci6n de riesgos, deberá tener en cuenta también factores
de riesgo, que puedan incidir negativamente en la función de procreaci6n de trabajadores y
trabajadoras, en la fertilidad y en el desarrollo de la descendencia.
Tradicionalmente, estos aspectos de la capacidad reproductora, han venido siendo protegidos, respecto de la
mujer trabajadora, protección que ahora alcanza también al trabajador varón, que indudablemente, también
pueda verse afectado por la exposición a estos específicos agentes nocivos. La Ley deroga el Reglamento
de 26 de Julio de 1957, sobre trabajos prohibidos a mujeres y menores, en los aspectos de su
normativa relativas al trabajo de la mujer (Disposición Derogatoria b) que contenía el régimen
especifico de prevención de riesgos laborales de la mujer trabajadora.
La propia Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el Trabajo de 1971, decía en su artículo 1403
que ,se prohíbe a los varones menores de dieciocho años, a las mujeres menores de veintiuno, a las
mujeres casadas en edad de procrear; y a las solteras, tres meses antes de contraer matrimonio, realizar
trabajos expuestos a radiaciones, en dosis superiores a 1,5 Rems al ano»; prohibición en la que
abundan tanto la Directiva 80/ 836 comunitaria que fija las «normás básicas relativas a la
protección sanitaria de la población y de los trabajadores contra los peligros de las ra
diaciones ionizantes», como su adaptación al derecho interno, que repre
senta el Reglamento sobre «protección sanitaria contra las radiaciones ionizantes» de 24 de Enero de
1992 (BOE. de 12 de Febrero).
Para este ultimo Reglamento, <<las mujeres en edad de procrear; y las mujeres menores de dieciocho
años no podrán ser admitidas a tales operaciones>>.
Admitiendo el desfase y obsolescencia de muchas de las reglas prohibitivas del trabajo de la mujer;
contenidas en el mentado Rgto. de 1957 (que continua transitoriamente vigente respecto del trabajador
menor), resulta difícil aceptar la eliminación pura y simple de toda norma específica de protección de la
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
condición femenina, especialmente vulnerable a determinados riesgos, consignados, por otra parte, en
numerosos Convenios de la OIT ratificados por España (Convenios números 45, 89 y 111, entre
otros).
Sin embargo, lo establecido en este apartado 2, y extensible también y por las mismás causas al
trabajador varón, es la única referencia legal, que se estima subsistente sobre protección específica de la
mujer en materia de seguridad e higiene.
La inconcreción de las obligaciones empresariales que se establecen en este artículo, sobre todo, las
establecidas en el numero 2 de este, desaparecen o quedan difuminadas con la promulgación de los
Reglamentos 664/1997 de 12 de mayo, sobre "protección de los trabajadores contra los riesgos
relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo" (B.O.E. de 24 de mayo) y
665/1997, de 12 de mayo, sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con
la exposición a agentes carcinógenos durante el trabajo" (B.O.E. de 24 de mayo).
Ni que decir tiene, que estos dos Reglamentos y principalmente el primero de ellos, son, a la par
que desarrollo de la Ley 31/1995 y en concreto de este artículo 25, traducción al derecho interno de
Directivas de la Unión Europea y, la verdad es que las Directivas Comunitarias han dedicado gran
numero de instrumentos a los riesgos de la exposición de los trabajadores a la exposición a agentes
físicos, químicos y fisiológicos durante el trabajo, por la elevada peligrosidad que encierran para la salud.
Basta decir que la primera Directiva sobre la materia se adopta el 27 de noviembre de 1980
(80/1107CEE) y se modifica por Directiva de 16 de diciembre de 1988 (88/364CEE).
Se dicta la Directiva del Consejo de 26 de noviembre de 1990 sobre "la protección de los trabajadores
contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo"
(90/679CEE) (séptima Directiva específica con arreglo al apartado 1 del artículo 16 de la Direc
tiva Marco 89/391CEE) y desde esta fecha, se han producido hasta tres Directivas del Consejo, por
las que se adaptan al progreso técnico la Directiva anterior (90/679CEE): en 30 de junio de
1995; en 7 de octubre de 1997 yen 26 de noviembre de 1997).
Esto demuestra que la preocupación por los graves riesgos que lleva consigo la exposición a
estos agentes físicos, químicos y sobre todo biológicos, es permanente en las Autoridades de la Unión
Europea.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
2. Cuando la adaptación de las condiciones o del tiempo de trabajo no resultase posible o, a pesar de tal adaptación,
las condiciones de un puesto de trabajo pudieran influir negativamente en la salud de la trabajadora embarazada o del
feto, y así lo certifiquen los Servicios Médicos del Instituto Nacional de la Seguridad Social o de las Mutuas, en
función de la Entidad con la que la empresa tenga concertada la cobertura de los riesgos profesionales, con el informe
del médico del Servicio Nacional de Salud que asista facultativamente a la trabajadora, ésta deberá desempeñar un
puesto de trabajo o función diferente y compatible con su estado. El empresario deberá determinar, previa consulta con
los representantes de los trabajadores, la relación de los puestos de trabajo exentos de riesgos a estos efectos.
El cambio de puesto o función se llevara a cabo de conformidad con las reglas y criterios que se apliquen
en los supuestos de movilidad funcional y tendrá efectos hasta el momento en que el estado de salud
de la trabajadora permita su reincorporación al anterior puesto.
En el supuesto de que, aun aplicando las reglas señaladas en el párrafo anterior, no existiese puesto de
trabajo o función compatible, la trabajadora podrá ser destinada a un puesto no correspondiente a
su grupo o categoría equivalente, si bien conservara el derecho al conjunto de retribuciones de su
puesto de origen.
4. Lo dispuesto en los números 1 y 2 de este artículo será también de aplicación durante el período de lactancia
natural, si las condiciones de trabajo pudieran influir negativamente en la salud de la mujer o del hijo y así lo
certifiquen los Servicios Médicos del Instituto Nacional de la Seguridad Social o de las Mutuas, en función de la
Entidad con la que la empresa tenga concertada la cobertura de los riesgos profesionales, con el informe del médico
del Servicio Nacional de Salud que asista facultativamente a la trabajadora o a su hijo. Podrá, asimismo, declararse el
pase de la trabajadora afectada a la situación de suspensión del contrato por riesgo durante la lactancia natural de hijos
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menores de nueve meses contemplada en el artículo 45.1.d) del Estatuto de los Trabajadores, si se dan las
circunstancias previstas en el número 3 de este artículo.
5. Las trabajadoras embarazadas tendrán derecho a ausentarse del trabajo, con derecho a
remuneración, para la realización de exámenes prenatales y técnicas de preparación al parto, previo aviso
al empresario y justificación de la necesidad de su realización dentro de la jornada de trabajo".
COMENTARIO
Este artículo está redactado, incorporando las modificaciones introducidas por la Ley 39/1999 de 5 de
noviembre, para "promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras".
(B.O.E. de 6 de noviembre).
1. Vuelve la evaluación de riesgos, a ser el punto de partida de las múltiples obligaciones concretas del
empresario, que integran el genérico deber de protección. No dudamos en considerar al deber de
evaluación de riesgos, come, el más importante entre los que establece la Ley.
Toda evaluación deberá tener en cuenta en general, la situación de los trabajadores que estén
expuestos a riesgos especiales, y la trabajadora embarazada o que haya dado a luz recientemente
que pueda estar expuesta a agentes, procedimientos y condiciones de trabajo que influyan
negativamente en su salud o la del feto.
La protección de la maternidad se articula sobre una serie de medidas, que sucesivamente está obligado
a adoptar el empresario y que se concretan de forma progresiva, en los distintos apartados de este
artículo:
La primera medida es adaptar las condiciones del puesto de trabajo que ocupe la trabajadora embarazada o
su tiempo de trabajo, de forma que se elimine la exposición de esta al riesgo especifico; medidas que puede
comprender; cuando fuere necesario, la no realizaci6n de trabajo nocturno o trabajo en régimen de
turnos.
2. De no ser posible o resultar insuficientes las anteriores medidas para eliminar el riesgo, deberá
cambiar a la trabajadora embarazada de su puesto de trabajo habitual a otro compatible con su estado, o
que no represente riesgo para su estado. El cambio de puesto de trabajo no es preceptivo, si no se
certifica la incompatibilidad del estado de embarazo con el puesto de trabajo habitual por los Servicios
Médicos del Instituto Nacional de la Seguridad Social o de las Mutuas, con el informe del médico del
Servicio Nacional de la Salud que asista facultativamente a las trabajadoras. Hay que entender que el
médico de la Seguridad Social puede ser, ya el médico de cabecera, o el ginecólogo especialista.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
La consulta con los representantes de los trabajadores para la determinación de los puestos de trabajo
exentos de riesgo, que pueda ocupar la trabajadora embarazada es «previa» pero no «vinculante». La
decisión compete al empresario, que en caso de desacuerdo, cumplirá proporcionando información
razonada y justificada, sobre todo de carácter médico.
Rigen para estos cambios de puesto de trabajo o funci6n las mismás reglas y criterios que para la
movilidad funcional establece el artículo 39 del Estatuto de los Trabajadores, que ha de realizarse dentro
del grupo profesional o categorías equivalentes. De no existir puesto de trabajo compatible dentro
del grupo profesional, la trabajadora embarazada puede ser destinada por el empresario a cualquier
otro puesto de trabajo, extramuros del grupo profesional o categorías equivalentes, conservando en todo
caso la retribución correspondiente a su puesto de trabajo de origen.
El cambio de puesto de trabajo es provisional y durara hasta el momento en que el estado de salud de
la trabajadora lo requiera.
Se crea la situación de "riesgo durante el embarazo", como causa habilitante de la suspensión del contrato de
trabajo, entre las previstas en el artículo 451 del estatuto de los Trabajadores, para aquellos casos en que
el cambio de puesto de trabajo "no resultara técnica u objetivamente posible, o no pueda
razonablemente exigirse por motivos justificados.
La modificación de 1999, introduce una medida más, cuando no fuera técnica u objetivamente posible
adoptar las anteriores, que es declarar el paso de la trabajadora afectada (se entiende que por el
empresario) a la situación de suspensión del contrato por "riesgo durante el embarazo" que ya prevé la
letra d) del artículo 451 del Estatuto de los Trabajadores, también modificado por la Ley 39/1999.
La suspensión del contrato por esta causa durara el periodo necesario para la protección de su seguridad
y su salud y mientras persista "la imposibilidad de reincorporarse a su puesto anterior o a otro puesto
compatible con su estado".
Es decir, la "suspensión por riesgo durante el embarazo", no puede adoptarse discrecionalmente y sin
más, sino una vez acreditada la imposibilidad técnica y objetiva de que no pueden adoptarse las otras
medidas, en todo caso, preferentes, que se contemplan en el apartado 2 anterior.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Viene el legislador con esta nueva situación de "riesgo durante el embarazo" a dar solución al problema
real de que no en todas las empresas era posible aplicar las reglas de movilidad funcional que prevé y
preveía este artículo 26 de la Ley, por sus pequeñas dimensiones o escasez de puestos de trabajo idóneos
para la salud de la trabajadora en situación de embarazo.
Pocas veces se pone de manifiesto la integración del ordenamiento juridicolaboral, con más claridad que
en este caso, en que la modificación introducida por la Ley 39/1999 en la Ley 31/1995 de
Prevención de Riesgos Laborales, lleva aparejada la simultánea modificación de otras seis Leyes
formales, cuales son:
-Ley del Estatuto de los Trabajadores, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo
(arts. 37, 45, 48, 52, 53 y 55).
-Ley de Procedimiento Laboral, aprobada por real Decreto Legislativo 2/1995 de 7 de abril (arts. 108 y
122).
-Ley General de Seguridad Social, aprobada por Real Decreto Legislativo 1/1994 de 20 de junio
(arts. 38, 106 y nuevo Capítulo IVTER).
-Ley de Funcionarios Civiles del Estado, texto articulado aprobado por Decreto 315/1964 de 7 de
febrero, y
-Ley 28/1975 de 27 de junio, sobre Seguridad Social de las FuerzasArmadas y en la Ley 29/1975
de 27 de junio, de Seguridad Social de los Funcionarios Civiles del Estado.
Importa destacar, de entre todas estas Leyes el nuevo Capítulo IVTER, nominado "Riesgo durante el
embarazo", que incluye la Ley General de Seguridad Social, al considerar, "situación o contingencia protegida"
el periodo de suspensión del contrato, cuando se den las circunstancias del artículo 263, asignándole una
prestación económica en los mismos términos y condiciones de la incapacidad temporal derivada de enfermedad
común, que consistira en subsidio equivalente al 75% de la base reguladora correspondiente.
5. Concede este apartado derecho a un permiso retribuido a la trabajadora embarazada para la realización
de exámenes prenatales y técnicas de preparación al parto, con previo aviso al empresario, y siempre que
se justifique que no pueda realizarse fuera de la jornada de trabajo.
Este derecho a ausentarse del centro de trabajo, sin pérdida de remuneración, lo es además y con
independencia de los que relaciona el artículo 37 del Estatuto de los Trabajadores, entre los que menciona el
permiso por lactancia de hijo menor de nueve meses (artículo 374), y es derecho específico de la
trabajadora en estado de gravidez.
La Ley protege con especial rigor estas medidas de protección de la maternidad, al considerar
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
como falta «muy grave» el <<no observar las normás específicas de protección de la seguridad y salud de
los trabajadores durante los periodos de embarazo y lactancia (artículo 131 de la Ley de Infracciones y
Sanciones vigente).
A tal fin, la evaluación tendrá especialmente en cuenta los riesgos específicos para la seguridad, la salud y
el desarrollo de los jóvenes derivados de su falta de experiencia, de su inmadurez para evaluar los riesgos
existentes o potenciales y de su desarrollo todavía incompleto.
En todo caso, el empresario informara a dichos jóvenes y a sus padres o tutores que hayan intervenido en
la contratación, conforme a lo dispuesto en la letra b) del artículo 7 del texto refundido de la Ley del
Estatuto de los Trabajadores aprobado por el Real Decreto Legislativo 111995, de 24 de marzo,
de los posibles riesgos y de todas las medidas adoptadas para la protección de su seguridad y salud.
2. Teniendo en cuenta los factores anteriormente señalados, el Gobierno establecerá las limitaciones a la
contratación de jóvenes menores de dieciocho años en trabajos que presenten riesgos específicos.
COMENTARIO
1. Se reitera una vez más que la evaluaci6n de riesgos debe tomar en consideraci6n los riesgos
específicos que para la seguridad y la salud de los trabajadores menores de dieciocho años puedan
presentar determinados puestos de trabajo, derivados de su falta de experiencia, inmadurez para
evaluar los riesgos existentes y potenciales y de su desarrollo incompleto.
En los términos en que está redactado este punto 1 del artículo, parece que cada vez que se incorpora al
trabajo un trabajador menor de dieciocho años, el empresario está obligado a efectuar una evaluación del
puesto o puestos de trabajo que vaya a desempeñar el menor y que esta evaluación es independiente
de la evaluación inicial y general del centro o lugar de trabajo a que está obligado por el artículo 16 de la
Ley.
Se insiste mucho en este punto 1 en la expresión de "riesgos específicos", por lo que bien puede tratarse de una
evaluación específica, reducida, por supuesto, al puesto o puestos de trabajo que desempeñen los
menores, que ha de realizarse antes de la incorporaci6n al trabajo y reiterarse, también con carácter
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
previo, cuando se produzca cualquier modificación importante de sus condiciones de trabajo. Esto se
traduce en que el empresario debe prestar una atenci6n muy especial a las condiciones de seguridad e
higiene, en que desarrollan su actividad, los trabajadores menores de dieciocho anos, sean varones o
mujeres.
Tradicionalmente mujeres y menores, como categorías especiales de trabajadores han ido unidas en un
tratamiento jurídico muy próximo.
A raíz de la promulgación del Estatuto de los Trabajadores en 1980, la regulación del trabajo de
mujeres y menores diverge sustancialmente y buena prueba de ello en el ámbito de la seguridad e
higiene, es, como antes se apuntaba (art. 25) que el Reglamento de 26 de Julio de 1957 sobre
trabajos prohibidos a mujeres y menores, se deroga en la Ley, en cuanto los trabajos prohibidos a
la mujer; en tanto que se mantiene como vigente para los menores.
La verdad es que este artículo 27 no desciende a establecer medidas preventivas concretas para los menores.
Se salda, con establecer el deber del empresario de informar a los jóvenes trabajadores y a sus padres o tutores
de los posibles riesgos y de las medidas adoptadas para la protección de seguridad y salud; información,
entendemos, que antes de la incorporación al trabajo.
Y sin embargo, son muchas las medidas preventivas específicas aplicables a los trabajadores menores de
dieciocho años.
Mencionamos de entre estos preceptos estatutarios al artículo 6, que contiene tres terminantes
prohibiciones:
2) Los menores de dieciocho años no podrán realizar trabajos nocturnos, ni aquellas actividades o puestos
de trabajo, que el Gobierno, a propuesta del Ministerio de Trabajo, previa consulta con las organi
zaciones sindicales más representativas, declare insalubres, penosas, nocivas o peligrosas, tanto para su
salud, como para su formación profesional y humana (art. 63). Por el momento hay que
entender como actividades o puestos de trabajo prohibidos a los menores, las que se relacionan en los
Anexos del Dcto. de 26 de Julio de 1957.
3) Se prohíbe realizar horas extraordinarias a los menores de dieciocho años (art. 63).
También el artículo 34 del Estatuto sobre "jornada", contiene una doble prohibici6n:
1) Los trabajadores menores de dieciocho años no podrán realizar más de ocho horas diarias de
trabajo efectivo, incluyendo, en su caso, el tiempo dedicado a la formación; y si trabajasen para varios
empleadores, las horas realizadas en cada uno de ellos" (art. 343).
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
2) Cuando la jornada diaria sea continuada y exceda de seis horas, debera haber un periodo de descanso
durante la misma, de duraci6n no inferior a quince minutos.
En el caso de trabajadores menores de dieciocho años, el periodo de descanso tendrá una duración
mínima de treinta minutos y deberá establecerse, siempre que la duración de la jornada diaria continuada
exceda de cuatro horas y media (art. 344).
No hace falta decir que dentro del concepto legal de trabajador menor», entra tanto el varón, como la
mujer; esta ultima en cuanto menor; no en cuanto mujer.
Nos encontramos, a la vista del contenido de este artículo, con que las medidas específicas de protección
del menor trabajador se prevé en otros textos legales, a los que ni siquiera se hace remisión.
Con todo, el no observar las normás específicas en materia de protección y salud de los menores» se
tipifica como falta muy grave en el orden administrativo sancionador (art. 132 de la Ley de Infracciones y
Sanciones vigente).
No se trata aquí y ya, tanto de adaptar al derecho interno, una Directiva comunitaria previamente
dictada, que es lo que ocurre con la mayor parte de los Reglamentos de desarrollo de la Ley, cuanto de
adaptar a la realidad social y al progreso técnico las clausulas prohibitivas del trabajo de los menores,
que, obviamente, encierra mayor dificultad.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
1. Los trabajadores con relaciones de trabajo temporales o de duración determinada, así como los
contratados por empresas de trabajo temporal, deberán disfrutar del mismo nivel de protección en
materia de seguridad y salud que los restantes trabajadores de la empresa en la que prestan sus servicios.
La existencia de una relación de trabajo de las señaladas en el párrafo anterior no justificara en ningún
caso una diferencia de trato por lo que respecta a las condiciones de trabajo, en lo relativo a cualquiera
de los aspectos de la protección de la seguridad y la salud de los trabajadores.
2. El empresario adoptara las medidas necesarias para garantizar que, con carácter previo al
inicio de su actividad, los trabajadores a que se refiere el apartado anterior reciban información acerca
de los riesgos a los que vayan a estar expuestos, en particular en lo relativo a la necesidad de
cualificaciones o aptitudes profesionales determinadas, la exigencia de controles médicos especiales o la
existencia de riesgos específicos del puesto de trabajo a cubrir, así como sobre las medidas de
protección y prevención frente a los mismos.
Dichos trabajadores recibirán, en todo caso, una formación suficiente y adecuada a las características del
puesto de trabajo a cubrir, teniendo en cuenta su cualificación y experiencia profesional y los riesgos a los
que vayan a estar expuestos.
3. Los trabajadores a que se refiere el presente artículo tendrán derecho a una vigilancia periódica de
su estado de salud, en los términos establecidos en el artículo 22 de esta Ley y en sus normás de
desarrollo.
4. El empresario deberá informar a los trabajadores designados para ocuparse de las actividades de
protección y prevención o, en su caso, al Servicio de Prevención previsto en el artículo 31 de esta Ley de
la incorporación de los trabajadores a que se refiere el presente artículo, en la medida necesaria
para que puedan desarrollar de forma adecuada sus funciones respecto de todos los trabajadores de la
empresa.
5. En las relaciones de trabajo a través de empresas de trabajo temporal, la empresa usuaria será
responsable de las condiciones de ejecución del trabajo en todo lo relacionado con la protección de la
seguridad y la salud de los trabajadores. Correspondera, además, a la empresa usuaria el cumplimiento de
las obligaciones en materia de información previstas en los apartados 2 y 4 del presente artículo.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
acerca de las características propias de los puestos de trabajo a desempeñar y de las cualificaciones
requeridas.
COMENTARIO
1. Hace relación este artículo a dos categorías de trabajadores bien diferentes: trabajadores de la
empresa con relación de trabajo temporal o de duraci6n determinada; y de trabajadores ajenos a la
empresa o sin relación laboral con ella, que prestan sus servicios, en su centro de trabajo, en virtud de un
contrato de puesta a disposición, con una empresa de trabajo temporal autorizada.
Los primeros son trabajadores de la empresa, caracterizados por la duración temporal de sus
contratos, frente a la duración indefinida de los contratos de otros, a los que se acostumbra a llamar fijos
o de plantilla.
-Contratos temporales de fomento de empleo que puedan subsistir (Disposici6n Transitoria tercera del
texto refundido del Estatuto de 24 de Marzo de 1995).
Podemos decir que contrato de trabajo temporal o de duración determinada es todo aquel que, en el
momento de la contrataci6n tiene señalado un término final, ya sea «certus an et certus quando», como el
contrato de trabajo eventual o de fomento de empleo, va sea «certus an et incertus quando» como el
concertado para obra o servicio determinado.
La temporalidad o transitoriedad del trabajo que caracteriza a esta clase de trabajadores, los hace
especialmente vulnerables a los riesgos laborales y sin duda, por ello, la Ley los menciona expresamente.
Las estadísticas de la siniestralidad laboral acreditan que la precariedad en el empleo, como se conoce la
temporalidad de los contratos es uno de los factores que inciden de modo muy importante en la
producción de accidentes.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Las empresas de trabajo temporal, anteriormente prohibidas, se autorizan y regulan por la Ley
14/1994 de 1 de Junio, una de las tres que integran la Reforma laboral de Junio de 1994, y se
reglamenta por Real Decreto 4/1,995, 13 de Enero (B.O.E. de 1 de Febrero).
La relación laboral de esta clase de trabajadores lo es con la empresa de trabajo temporal que es su
verdadero empresario: carecen, por tanto de todo vínculo laboral con la empresa, en que
temporalmente, prestan sus servicios, que es la empresa usuaria.
La presencia de esta clase de trabajadores en el centro de trabajo del empresario usuario con la
consiguiente exposición a los riesgos de este, se produce en virtud del contrato de puesta a
disposición, que se celebra entre la empresa de trabajo temporal y la empresa usuaria y que
consiste precisamente en la cesión del trabajador para prestar servicios en la empresa usuaria a cuyo
poder de dirección queda sometido aquel (art. 6 de la Ley 14/1994).
Definidos los trabajadores, afectados por las prescripciones de este artículo, se limita este apartado a
consagrar el derecho de ambas clases de trabajadores que pudieran existir en la empresa, a ,disfrutar»
del mismo nivel de protección en materia de seguridad y salud, que los restantes trabajadores de la
empresa que no tengan esta cualidad, como es el supuesto tipo de trabajadores con contrato de trabajo
indefinido, afirmación tal vez innecesaria para los trabajadores temporales, en virtud del principio de
igualdad y no discriminación (art. 17 del Estatuto).
2. Es obligación del empresario, respecto de ambas categorías, de trabajadores garantizar con carácter
previo a la realización de su trabajo: informarles sobre los riesgos a que van a estar expuestos, las
cualificaciones personales requeridas, la exigencia de controles médicos especiales o posible existencia de
riesgos especiales en el puesto de trabajo que vayan a desempeñar; y de las medidas de protección o prevención
que deben de adoptar.
Por el artículo 18 de la Ley (ver comentario) es esta una obligación general del empresario respecto de
todos los trabajadores a su servicio, cualquiera que sea la modalidad de su contratacion; pero la
obligación se enfatiza, respecto de estos trabajadores temporales y de empresas de trabajo temporal, que
tienen como característica común, la transitoriedad de su permanencia en las instalaciones de la
empresa.
Otro tanto cabe decir de la obligación de formación, ya establecida en el artículo 19 (ver comentario).
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actividades de proteccion y prevención (art. 30) o el Servicio de Prevención, propio o concertado que se
haya constituido en su caso (art. 31).
5. Este apartado solo es de aplicación a una de las dos clases de trabajadores comprendidas en el
artículo: a los trabajadores pertenecientes a empresas de trabajo temporal, de recientísima aparición en
el firmamento laboral (Ley 14/1994 de 1 de Junio).
La empresa usuaria responde de las condiciones de ejecución en todo lo relacionado con la prevención de
riesgos laborales de estos trabajadores, pero hace un desglose de obligaciones muy esclarecedor:
A la empresa usuaria le corresponde la vigilancia y control de la ejecucion del trabajo en las debidas
condiciones de seguridad e higiene y la información a los trabajadores, a que se refieren los apartados 2 y
3 anteriores.
La empresa de trabajo temporal por su parte, que es el auténtico empresario, responde del
cumplimiento de las obligaciones de seguridad e higiene, en materia de formación y vigilancia de la
salud.
Las obligaciones empresariales de seguridad y salud se dividen o reparten entre la empresa usuaria y
la empresa de trabajo temporal y entendemos que este desglose de obligaciones proporciona un
criterio que aclara y es aplicable a otros supuestos de concurrencia de obligaciones como es el caso a
que se refiere el artículo 23 (y 40 de la Ley 8/88) Para las obligaciones del empresario principal o
titular del centro de trabajo, respecto de los trabajadores del contratista o subcontratista, en materia de
seguridad e higiene.
La formación y vigilancia periódica del estado de salud, que competen a la empresa de trabajo temporal lo
será en función de la información que debe facilitarla la empresa usuaria sobre las características del
puesto de trabajo y cualificaciones requeridas para desempeñarlo.
Uno de los Reglamentos de Prevención de Riesgos Laborales, que se han dictado en desarrollo de la
Ley 31/1995 es el Real Decreto 216/1999 de 5 de febrero, (B.O.E. de 24 de febrero) sobre
"Disposiciónes mínimás de seguridad y salud en el trabajo en el ámbito de las empresas de trabajo
temporal", que complementa el apartado 5 de este artículo 28.
Solo afecta este Reglamento a los trabajadores de empresas de trabajo temporal y no a las relaciones de
trabajo temporales y de duración determinada y el espíritu de la norma se refleja con gran claridad en su
Exposicion de Motivos: "En el caso de empresas de trabajo temporal, los modos específicos de
integración en la empresa, supone valorar la peculiar relacion triangular que genera el contrato de puesta
a disposición de forma que el trabajador contratado por una empresa de trabajo temporal, presta sus
servicios en el ámbito organizativo de una empresa distinta, la empresa usuaria, con sus
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-No podrán celebrarse contratos de puesta a disposición entre empresa de trabajo temporal y empresa
usuaria Para la realización de una serie de trabajos en actividades de especial peligrosidad que se
relacionan en el artículo 8 de este Reglamento 216/1999, en cuyo listado entran trabajos en obras
de construcción, en minería, tanto a cielo abierto, como en el interior, trabajos directamente relacionados
con la fabricaci6n, manipulaci6n y utilización de explosivos, exposición a radiaciones ionizantes, etc, etc.
Con carácter general, la celebración de un contrato de puesta a disposición solo será posible para la
cobertura de un puesto de trabajo, respecto del que se haya realizado previamente la preceptiva
evaluacion de riesgos laborales, conforme a lo dispuesto en los artículos 151b) y 16, de la Ley de Prevención
de Riesgos Laborales.
1. Corresponde a cada trabajador velar, según sus posibilidades y mediante el cumplimiento de las
medidas de prevención que en cada caso sean adoptadas, por su propia seguridad y salud en el trabajo y
por la de aquellas otras personas a las que pueda afectar su actividad profesional, a causa de sus actos y
omisiones en el trabajo, de conformidad con su formación y las instrucciones del empresario.
2. Los trabajadores, con arreglo a su formación y siguiendo las instrucciones del empresario, deberán en
particular:
1.° Usar adecuadamente, de acuerdo con su naturaleza y los riesgos previsi bles, las maquinas, aparatos,
herramientas, sustancias peligrosas, equipos de transporte y, en general, cualesquiera otros medios con
los que desarrollen su actividad.
2.° Utilizar correctamente los medios y equipos de protección facilitados por el empresario, de acuerdo
con las instrucciones recibidas de este.
3.° No poner fuera de funcionamiento y utilizar correctamente los dispositi vos de seguridad existentes
o que se instalen en los medios relacionados con su actividad o en los lugares de trabajo en los que
esta tenga lugar.
4.º Informar de inmediato a su superior jerárquico directo, y a los trabajadores designados para
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5.º Contribuir al cumplimiento de las obligaciones establecidas por la autoridad competente con el fin de
proteger la seguridad y la salud de los trabajadores en el trabajo.
6.° Cooperar con el empresario para que este pueda garantizar unas condiciones de trabajo que
sean seguras y no entrañen riesgos para la seguridad y la salud de los trabajadores.
COMENTARIO
1. Es evidente que las obligaciones legales de seguridad e higiene en el trabajo recaen principal y
fundamentalmente sobre el empresario y personas, que en la empresa ejercen poderes de dirección y
organización derivados de aquel. Es el empresario quien tiene el poder de disposici6n sobre el centro de
trabajo y sus instalaciones y la facultad de organizar el modo de ejecutar el trabajo, pero no cabe
considerarlas exclusivamente de este.
La Ley configura una amplia y rigurosa obligación empresarial de seguridad y salud con
innumerables manifestaciones detalladas y específicas, que contrasta con la parquedad con que trata las
obligaciones del trabajador en materia de prevención de riesgos.
Eludiendo toda concreci6n, se limita este artículo a reproducir sustancialmente lo que al respecto dice el
artículo 13 de la DirectivaMarco.
Es un deber general contractual e individual de todo trabajador que se gradúa en función de dos factores:
su formaci6n profesional y específica en materia de seguridad e higiene y las instrucciones recibidas del
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empresario.
No cabe exigir el mismo grado de cumplimiento a todos los trabajadores: a mayor formación, mayor
exigencia de cumplimiento; el nivel jerárquico en el organigrama de la empresa, así como la
cualificaci6n o categoría profesional juegan papel importante para determinar el alcance del deber.
Las órdenes e instrucciones del empresario en materia de prevención de riesgos influye también
cualitativamente en el deber del trabajador en cuanto el trabajador está obligado, de forma específica a
observar en su trabajo las medidas legales y reglamentarias de seguridad e higiene (artículo 192 del
Estatuto) como manifestación del deber genérico de obediencia (art. 20 estatutario).
La posición subordinada del trabajador por el contrato de trabajo, refuerza su deber de velar por la
seguridad y salud en virtud de su formación, y entra en los dominios del deber de obediencia.
El Estatuto de los Trabajadores categoriza este deber del trabajador; al considerar <<deber laboral
básico>> <<observar las medidas de seguridad e higiene que se adopten>> (artículo 5b) y a este deber del
trabajador, alude, como antes hemos visto, el artículo 192, dentro del contenido contractual del contrato
de trabajo.
2. Son manifestaciones concretas del deber genérico anterior; que son obligatorias para el trabajador, en
función de su formación y de la obediencia a las instrucciones del empresario. Estas obligaciones
sustituyen a los que se configuran en el artículo 11 de la Ordenanza General de Seguridad e Higiene,
que incardinada en el Titulo 1, se deroga por esta Ley (Disposición Derogatoria d)).
Destacamos de las enumeradas en seis apartados, los que se señalan bajo los números 5° y 6°, por
entender; que, pese a la similitud de la redacción utilizada (<<contribuir y cooperar>>) entrañan dos
distintas obligaciones.
El sentido de esta obligación, es más claro en la redacción del artículo 132e) de la DirectivaMarco:
«Contribuir... junto con el empresario y/o los trabajadores que tengan una función específica en
materia de protección de la seguridad y salud de los trabajadores a que puedan cumplirse todas las
tareas o exigencias impuestas por la Autoridad competente con el fin de proteger la seguridad y salud de
los trabajadores en el trabajo>>.
La obligación del apartado 6°, hace relación más específicamente a las órdenes e instrucciones del
empresario con el que debe cooperar para que este pueda garantizar unas condiciones de trabajo que
sean seguras y no entrañen riesgos para la seguridad y salud de los trabajadores, obligación basada en
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Este número 6°, viene a ratificar el carácter reciproco de las obligaciones de seguridad e higiene, más
explicito en el Estatuto de los Trabajadores.
El contrato de trabajo genera, por su carácter bilateral y sinalagmático obligaciones reciprocas para las
dos partes de la relación laboral: empresario y trabajador, y en esta reciprocidad de obligaciones se
fundamentan las obligaciones de los trabajadores en materia de seguridad e higiene.
Para el Estatuto de los Trabajadores, si el trabajador tiene como derecho básico su integridad física y una
adecuada política de seguridad e higiene (art. 42c)), tiene también como deber básico, «observar las
medidas de seguridad e higiene que se adopten» en la empresa (art. 5b)). Si el trabajador tiene derecho a
una protección eficaz en materia de seguridad e higiene (art. 191), tiene igualmente el deber de «observar
en su trabajo las medidas legales y reglamentarias de seguridad e higiene».
La reciprocidad se recoge, como no podía ser menos en este punto 6° del artículo 292, con cierta
timidez y términos más dulcificados que anteriores redacciones pre legislativas, que establecían esta
obligación del trabajador «en la medida necesaria para permitir la ejecución por el empresario de sus
obligaciones en esta materia» (Borrador de Anteproyecto de 2 de Noviembre de 1992).
Esta obligación del trabajador cierra la protección de la seguridad y salud laborales objetivo
fundamental de la Ley; sin ella no serian comprensibles jurídicamente las obligaciones del
empresario en esta materia.
El régimen disciplinario aplicable es el general que para las faltas laborales establece este artículo 58, y
de acuerdo con la graduación de faltas y sanciones establecida <<en las Disposiciónes legales o convenio
colectivo de aplicación».
Ajustándose, por supuesto, a estas previsiones legales o convencionales, cabe recordar que el
deber de seguridad e higiene es deber laboral básico y su incumplimiento tiene más entidad infractora,
que el de otros deberes laborales ordinarios, que no se califican legalmente como básicos.
La Ley es de aplicación a las Sociedades Cooperativas respecto de sus socios cuya actividad consista en
la prestaci6n de su trabajo personal (artículo 3) por lo que cabe sancionar laboralmente a los socios
trabajadores de aquellas que incumplen las obligaciones que para los trabajadores establece el artículo.
En ningún momento, el texto del artículo, como vemos, menciona el deber del trabajador en materia de
prevención de riesgos laborales como deber laboral básico, como dice el Estatuto de los Trabajadores, en su
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artículo 5b), reiterado este deber en el artículo 192 estatutario: "el trabajador estará obligado a observar
en su trabajo las medidas legales y reglamentarias de seguridad e higiene en el trabajo".
Como tampoco contiene la menor referencia al deber de obediencia, que fundamenta estos deberes
específicos y en concreto al artículo 20 del Estatuto: "En el cumplimiento de la obligación de trabajar
asumida en el contrato, el trabajador debe al empresario la diligencia y la colaboración en el trabajo que
marquen las Disposiciónes legales, los convenios colectivos y las órdenes e instrucciones adoptadas por
aquel en el ejercicio regular de sus facultades de dirección " (art. 202).
Pese a estas omisiones del texto del artículo 29, las anteriores menciones estatutarias, que están en
perfecta concordancia con la obligación del trabajador en materia de prevención de riesgos laborales,
son completamente vigentes y de entera aplicación, y así está reconocido por la doctrina jurisprudencial.
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CAPITULO IV
SERVICIOS DE PREVENCIÓN
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Bajo el termino global de Servicios de Prevención dedica este Capitulo la Ley a regular las distintas formás
con que el empresario ha de cumplir su deber de prevención, organizando servicios específicos más o
menos complejos de seguridad e higiene, en el ámbito interno de la empresa. La rúbrica de Servicios de
Prevención que encabeza el Capitulo, no debe confundirse con el especifico y propiamente dicho
Servicio de Prevención, que contempla el artículo 31.
2. Los trabajadores designados deberán tener la capacidad necesaria, disponer del tiempo y de los
medios precisos y ser suficientes en número, teniendo en cuenta el tamaño de la empresa, así como los
riesgos a que están expuestos los trabajadores y su distribuci6n en la misma, con el alcance que se
determine en las Disposiciónes a que se refiere la letra e) del apartado 1 del artículo 6 de la presente
Ley.
Los trabajadores a que se refiere el párrafo anterior colaboraran entre si y, en su caso, con los Servicios
de Prevención.
4. Los trabajadores designados no podrán sufrir ningún perjuicio derivado de sus actividades de
protección y prevención de los riesgos profesionales en la empresa. En ejercicio de esta función, dichos
trabajadores gozaran, en particular, de las garantías que para los representantes de los trabajadores
establecen las letras a), b) y c) del artículo 68 y el apartado 4 del artículo 56 del texto refundido de la Ley
del Estatuto de los Trabajadores.
Esta garantía alcanzara también a los trabajadores integrantes del Servicio de Prevención, cuando la
empresa decida constituirlo de acuerdo con lo dispuesto en el artículo siguiente.
Los trabajadores a que se refieren los párrafos anteriores deberán guardar sigilo profesional sobre la
información relativa a la empresa a la que tuvieran acceso como consecuencia del desempeño de sus
funciones.
5. En las empresas de hasta diez trabajadores, el empresario podrá asumir personalmente las funciones señaladas en el
apartado 1, siempre que desarrolle de forma habitual su actividad en el centro de trabajo y tenga la capacidad
necesaria, en función de los riesgos a que estén expuestos los trabajadores y la peligrosidad de las actividades, con el
alcance que se determine en las Disposiciónes a que se refiere el artículo 6.1.e) de esta Ley. La misma posibilidad se
reconoce al empresario que, cumpliendo tales requisitos, ocupe hasta 25 trabajadores, siempre y cuando la empresa
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disponga de un único centro de trabajo. (Número 5 del artículo 30 redactado por el apartado uno del artículo 39 de la
Ley 14/2013, de 27 de septiembre, de apoyo a los emprendedores y su internacionalización («B.O.E.» 28 septiembre)
7. Las personas o entidades especializadas que pretendan desarrollar la actividad de auditoría del sistema de
prevención habrán de contar con una única autorización de la autoridad laboral, que tendrá validez en todo el territorio
español. El vencimiento del plazo máximo del procedimiento de autorización sin haberse notificado resolución
expresa al interesado permitirá entender desestimada la solicitud por silencio administrativo, con el objeto de
garantizar una adecuada protección de los trabajadores. (Número 7 del artículo 30 introducido por el número cuatro
del artículo 8 de la Ley 25/2009, de 22 de diciembre, de modificación de diversas leyes para su adaptación a la Ley
sobre el libre acceso a las actividades de servicios y su ejercicio).
COMENTARIO
La organización preventiva del empresario puede adoptar diversas modalidades, todas ellas
bastantes y suficientes para cumplir esta obligación.
El artículo 30 comienza diciendo que el empresario designara uno o varios trabajadores para
ocuparse de la protección y prevención de riesgos profesionales, constituirá un Servicio de
Prevención propio al que se refiere en el artículo 31 siguiente o concertara dicho Servicio, con una en
tidad especializada ajena a la empresa (apartado 1). Más adelante, y en el apartado 5, admite que en
empresas de menos de seis trabajadores el empresario podrá asumir personalmente las funciones de
protección y prevención de riesgos laborales, "siempre que desarrolle de forma habitual su actividad en
el centro de trabajo, y tenga la capacidad necesaria...
Son, pues cuatro las modalidades de organización de la prevención que constituyen otras tantas vías
que se abren al empresario para cumplir esta obligación específica:
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a) Que se trate de empresas de menos de seis trabajadores (condición también prevista en el n° 5 de este
artículo).
b) Que las actividades desarrolladas en la empresa no estén incluidas en el Anexo I del Reglamento.
Este Anexo I relaciona los trabajos y actividades calificadas como más peligrosas y de mayor nivel
de riesgo.
c) Que el empresario, persona física desarrolle de forma habitual su actividad profesional en el centro
de trabajo. Es decir, que efectivamente trabaje personalmente en su propio centro de trabajo
(circunstancia también consignada en el n° 5 de este artículo).
d) Que tenga la capacidad correspondiente a las funciones preventivas que asume desarrollar.
En todo caso, el empresario que, reuniendo todas las anteriores circunstancias, decida asumir
personalmente la actividad preventiva, no podrá realizar las "actividades relativas, a la vigilancia de la
salud de los trabajadores" (apartado 1 del artículo 11 del Reglamento).
No parece fácil que con estos condicionamientos, opte el pequeño empresario por la asunción
personal de la actividad preventiva, fundamentalmente por dos circunstancias introducidas
reglamentariamente.
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a) La exclusión, por otra parte perfectamente lógica y justificada, de las actividades preventivas
"relativas a la vigilancia de la salud de los trabajadores", que le obliga a concertar con personal
sanitario externo este capital aspecto de la prevención.
b) Otra circunstancia que puede dificultar la asunción personal de actividad preventiva por el pequeño
empresario, es la que se consigna en la letra d) del apartado 1 del artículo 11 del Reglamento "que tenga la
capacidad correspondiente a las funciones preventivas que va a desarrollar, de acuerdo con lo
establecido en el Capítulo VI".
El apartado 5 de este artículo 30 de la Ley 31/1995 ya prevé, para esta modalidad organizativa de
la prevención que este pequeño empresario tenga la lógica "capacidad necesaria, en función de los
riesgos a que estén expuestos los trabajadores y la peligrosidad de las actividades", remitien
dose en cuanto a la determinación de esta capacidad al desarrollo regla
mentario, "previsto en la letra e) del apartado 1 del artículo 6 de la Ley".
El Reglamento hace realidad esta previsión legal, y dedica todo el Capítulo VI, que se titula "Funciones y
Niveles de cualificación" a determinar las capacidades y aptitudes necesarias para el desarrollo de la
actividad preventiva.
Clasifica, en primer lugar, las funciones a desempeñar por las distintas modalidades organizativas de la
prevención en tres niveles: funciones de nivel básico, funciones de nivel intermedio y funciones de nivel
superior, para cada uno de cuyos niveles establece seguidamente la formación específica mínima que
deben tener las personas o trabajadores que se ocupen de la actividad preventiva en la empresa, y en
función de la complejidad de los riesgos.
Parece claro que una pequeña empresa no incluida en el Anexo I de trabajos o actividades
peligrosas, no debe presentar en general, gran complejidad de riesgos en su proceso productivo, por lo
que es suficiente la realización de las funciones de nivel básico, que se específican en el artículo 35 del
Reglamento, a las que corresponde la formación mínima, con el contenido que se específica en el Anexo
IV del mismo de desarrollo no inferior a 30 horas.
Esta formación mínima no sería necesaria, en los casos en que el empresario individual posea formación
profesional o académica que le capacite para llevar a cabo responsabilidades profesionales equivalentes o
similares a los que precisan las funciones señaladas como de nivel básico; o acredite una experiencia no
inferior a dos años en empresas o Administraciones Públicas que lleven consigo el desempeño de niveles
profesionales de responsabilidad equivalente o similares.
La formación mínima exigida debe acreditarse ante las Autoridades Laborales mediante certificación
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
En todo caso, la asunción personal de la prevención por el empresario persona física que reúne las
condiciones, es opción voluntaria de este que, de no acogerse a esta modalidad preventiva, deberá
acudir a una de las tres modalidades restantes: designar uno o varios trabajadores que se ocupen de
esta actividad, constituir Servicio de Prevención propio, supuesto no vedado, pero claramente
descartable, o concertar con un Servicio de Prevención externo.
El apartado 6 de este artículo, establece, con carácter general que todo y cualquiera sistema de
prevención adoptado por el empresario, excepto el concierto con Servicio de Prevención externo, debe
someterse al control de una auditoria o evaluación externa, a cargo de personas o entidades
especializadas debidamente autorizadas por la Autoridad Laboral para desarrollar esta actividad.
Sin embargo, la asunción personal de la actividad preventiva, como sistema de prevención, se excluye de la
obligación de auditoría o evaluación externa cuando por el limitado número de trabajadores o escasa
complejidad de las actividades preventivas, la eficacia del sistema preventivo resulte evidente, sustituyéndose
la obligación en estos casos, por la mera notificación a la Autoridad Laboral sobre la concurrencia de las
condiciones que hacen innecesario acudir a la misma, a cumplimentar en el modelo de documento que
se establece en el Anexo II del Reglamento (art.293).
La Autoridad Laboral competente es la del lugar donde radique el centro de trabajo o empresa, que
completado el proceso de transferencias, será la de la respectiva Comunidad Autónoma.
El deber de prevención es del empresario o titular de la empresa, y en cumplimiento de este deber deberá
designar a los trabajadores, que, en su nombre, y por su cuenta, hagan efectiva esta obligación. Se
comprende fácilmente que el empresario por sí solo, y sobre todo si este es una persona jurídica, no
puede desarrollar la amplia gama de acciones de prevención legalmente exigidas, por lo que
requiere necesariamente el concurso de personas físicas.
Salvo las empresas obligadas a constituir Servicio de Prevención propio, en los términos establecidos en el
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artículo 14 reglamentario, toda empresa, cualquier empresa, puede cumplir su deber de prevención,
acudiendo a esta modalidad organizativa. La opción que se atribuye al empresario por las otras dos
modalidades: concierto del Servicio de Prevención con entidad especializada ajena a la empresa, o
asunción personal de la actividad preventiva y que permiten sustituir la designación de trabajadores,
es siempre y en todo caso voluntaria. De no ejercitar esta libre opción alternativa, deberá ineludiblemente
implantar en su empresa este sistema de prevención.
Por ello nos hallamos ante la modalidad previsiblemente más generalizada, cuya implantación carece
de condicionamiento alguno. En rigor, es el único de los varios sistemás de prevención
previstos en la Ley y Reglamento, que se desprende directamente del contenido de la directiva Marco
89/391 CEE en su artículo 7.
Los artículos 12 y 13 del Reglamento 39/1997 de los Servicios de Prevención se limitan a reiterar
las previsiones de la Ley en este artículo:
-Los trabajadores designados por el empresario deberán tener la capacidad necesaria, disponer del
tiempo y de los medios precisos y ser suficientes en número, teniendo en cuenta el tamaño de la
empresa y los riesgos a que estén expuestos los trabajadores y su distribución en la misma.
-No será obligatoria la designación de trabajadores, cuando el empresario haya asumido personalmente
la actividad preventiva, supuesto considerado bajo el apartado 1 anterior o haya recurrido a un Servicio
de Prevención externo.
Los riesgos laborales difieren considerablemente de unas empresas a otras, según la complejidad y
peligrosidad del proceso productivo, como difiere la atención necesaria a la prevención de riesgos, según
que la empresa tenga uno o varios centros de trabajo geográficamente dispersos.
Estos factores deben ser tenidos en cuenta, tanto por el empresario al adoptar este sistema de
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prevención, como por la persona o entidad auditora autorizada que haya de realizar la evaluaci6n. No
caben, ciertamente reglas generales: "el tiempo necesario", los "medios precisos" y el "numero suficiente"
han de determinarse, en función de las circunstancias concretas de cada empresa, desde la óptica de los
riesgos laborales existentes en la misma. La suficiencia o insuficiencia de esta modalidad de
organización preventiva es forzosamente casuística.
Se fijan ciertamente, las funciones a realizar correspondientes a cada uno de los niveles básico,
intermedio y superior y la formación mínima necesaria para el desempeño de las funciones de cada uno
de estos niveles; que pueden estar suficientemente claras para las modalidades de asunción personal
por el empresario (nivel básico) ; o constitución de Servicio de Prevención propio (nivel superior)
pero no para determinar claramente las funciones y formación de los trabajadores designados, en esta
modalidad organizativa de la prevención.
La complejidad y peligrosidad del proceso productivo, en empresas de menos de 500 trabajadores (no
obligadas a constituir Servicio de Prevención propio) puede requerir desarrollar ciertas funciones
correspondientes al nivel superior. Los trabajadores designados, en este supuesto, deberán poseer la
formación mínima de nivel superior que se establece en el artículo 37 del Reglamento.
Cabe, de contrario, el supuesto de empresas en que sea bastante y suficiente la realizaci6n de las solas funciones
de nivel básico por la escasa complejidad de sus riesgos (empresas de servicios comerciales o administrativas).
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El Reglamento no da terminante respuesta a este interrogante, que es, sin duda, dificultad de
Orden práctico para el empresario, al afrontar su sistema de prevención bajo esta modalidad
organizativa, que se deja a la ponderación empresarial, contrastada, entiendo, por el dictamen de la
auditoria o evaluaci6n externa obligatoria.
Estos trabajadores, que son órganos del empresario, deben tener acceso a toda la información que prevé
en materia de seguridad e higiene el artículo 18, y a toda la documentación que, relacionada con esta
materia, el empresario debe elaborar por imperativo del artículo 20.
El apartado no deja de ser redundante porque normalmente son estos trabajadores designados los que
facilitan la información y confeccionan la documentación, en representación del empresario. En todo
caso, y previendo cualquier otro supuesto, es obligación del empresario facilitarles el acceso a esta
información y documentación.
No cabe confundir las garantías que la Ley 31/1995 consagra para los Delegados de Prevención en
su artículo 37, que son todas las que se enumeran en el art. 68 del ET, con las garantías que la Ley
otorga a los trabajadores designados para hacerse cargo de la organización preventiva del empresario;
ya sea en la modalidad de "trabajadores designados" o en la de Servicio de Prevención propio; pese a
sus coincidencias.
La designación de uno o varios trabajadores para que se ocupen de la acción preventiva a la empresa, es
atribuci6n ultima del empresario, aunque debe "consultar", con la antelaci6n debida con los
representantes de los trabajadores, la organización y desarrollo de las actividades de proteccion de la salud
y prevención de los riesgos profesionales incluida la designacion de los trabajadores encargados de estas
actividades (art.33 1 b) de la Ley.
Sin embargo, una vez hecha la designación de estos trabajadores por el empresario, el ejercicio por estos
de sus funciones preventivas, se rodea de una serie de garantías frente al propio empresario, que por su
semejanza con las reconocidas en el art. 37 de la Ley no deja de comportar una cierta sindicalización.
Salvo la garantía del crédito horario, son de aplicación a los "trabajadores designados", todas las
garantías que enumera el antes mencionado artículo 68 estatutario.
a) Apertura de expediente contradictorio en el supuesto de faltas gra ves y muy graves, en el que serán
oídos, aparte del interesado, el Comite de Empresa o restantes Delegados de Personal (art. 68 a) del
Estatuto).
b) Prioridad de permanencia en la empresa o centro de trabajo, res pecto de los demás trabajadores, en
los supuestos de suspensión o extinción por causas económicas, técnicas, organizativas o de
produccion (art.68 b)).
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c) No ser despedido ni sancionado durante el ejercicio de sus funcio nes, ni dentro del año siguiente,
siempre que el despido o sanción se base en la acción del trabajador en el ejercicio de su función... ni ser
discriminado en su promoción econ6mica o profesional, en razón del desempeño de su función
(art.68 c)).
Son garantías que pretender salvaguardar la independencia del ejercicio de la función de estos
trabajadores, respecto del empresario y se extienden a los profesionales integrantes del Servicio de
Prevención, propio de la empresa, cuando estuvieren constituidos.
Para conseguir el objetivo, también señalado por la Directiva Marco (art.72), de que los
trabajadores designados para cumplir esta función específica no sufran perjuicio alguno derivados de
sus actividades de protección y prevención, el legislador ha optado por extender a estos trabajadores la
mayor parte (no todas) de la garantías sindicales antes señaladas.
Sin embargo, no se ha de perder de vista que son precisamente estos trabajadores, los que han de
materializar el cumplimiento del deber de prevención del empresario, que en la gran mayoría de los
casos, no puede por sí solo cumplir la amplia gama de obligaciones en materia preventiva. La posición
jurídica de estos trabajadores, como la de los integrantes del Servicio de Prevención se traduce en un
equilibrio inestable. De una parte, han de cumplir las órdenes e instrucciones del empresario, que no so
lamente puede, sino que debe darlas en materia de seguridad e higiene en el trabajo; y de otra cumplir las
funciones que reglamentariamente se determinen, de cuyo incumplimiento responde el empresario.
Podría haberse previsto, sin duda, otro sistema garante de la independencia funcional de estos
trabajadores, que no consistiera en la pura y simple extensión de las garantías sindicales, que
desequilibran el fiel de la balanza, en perjuicio del empresario, responsable directo y último de la
seguridad y salud de los trabajadores.
Parece excesivo cuasi igualar las garantías de los trabajadores designados por el empresario, de relación
laboral común, con los representantes legales y sindicales de los trabajadores. Tanto estos últimos como los
representantes específicos: miembros trabajadores del Comité de Seguridad y Salud, y Delegados de
Prevención, tienen como función velar por la defensa de los intereses preventivos de los trabajadores frente
al empresario, en tanto que los trabajadores designados y componentes del Servicio de Prevención
propio, actuan en nombre y por cuenta del empresario y constituyen el necesario medio instrumental
de este, para cumplir sus obligaciones empresariales en materia de prevención de riesgos laborales.
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Respetando, en todo caso, la independencia de criterio profesional de los trabajadores que integran
esos servicios de protección y prevención, las garantías que se establecen, comprensibles y
justificables, respecto de los representantes de los trabajadores (art. 37 de la Ley), resultan escasa
mente comprensibles, si se extienden a los representantes del empresario, a ejercitar frente al propio
empresario.
b) La evaluación de los factores de riesgo que puedan afectar a la seguridad y la salud de los
trabajadores en los términos previstos en el artículo 16 de esta Ley.
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f) La vigilancia de la salud de los trabajadores en relación con los riesgos derivados del trabajo.
Si la empresa no llevara a cabo las actividades preventivas con recursos propios, la asunción de las funciones respecto
de las materias descritas en este apartado sólo podrá hacerse por un servicio de prevención ajeno. Lo anterior se
entenderá sin perjuicio de cualquiera otra atribución legal o reglamentaria de competencia a otras entidades u
organismos respecto de las materias indicadas. (Número 3 del artículo 31 redactado por el número cinco del artículo 8
de la Ley 25/2009, de 22 de diciembre, de modificación de diversas leyes para su adaptación a la Ley sobre el libre
acceso a las actividades de servicios y su ejercicio («B.O.E.» 23 diciembre)
4. El servicio de prevención tendrá carácter interdisciplinario, debiendo sus medios ser apropiados para
cumplir sus funciones. Para ello, la formación, especialidad, capacitación, dedicación y número de
componentes de estos servicios, así como sus recursos técnicos, deberán ser suficientes y adecuados a
las actividades preventivas a desarrollar, en función de las siguientes circunstancias:
a. Tamaño de la empresa.
5. Para poder actuar como servicios de prevención, las entidades especializadas deberán ser objeto de
acreditación por la Administración laboral, mediante la comprobación de que reúnen los requisitos que
se establezcan reglamentariamente y previa aprobación de la Administración sanitaria en cuanto a los
aspectos de carácter sanitario. Entre estos requisitos, las entidades especializadas deberán suscribir una póliza de
seguro que cubra su responsabilidad en la cuantía que se determine reglamentariamente y sin que aquella constituya el
límite de la responsabilidad del servicio. (Número 5 del artículo 31 redactado por el número seis del artículo 8 de la
Ley 25/2009, de 22 de diciembre, de modificación de diversas leyes para su adaptación a la Ley sobre el libre acceso a
las actividades de servicios y su ejercicio («B.O.E.» 23 diciembre).
6. El vencimiento del plazo máximo del procedimiento de acreditación sin haberse notificado resolución expresa al
interesado permitirá entender desestimada la solicitud por silencio administrativo, con el objeto de garantizar una
adecuada protección de los trabajadores. (Número 6 del artículo 31 introducido por el número siete del artículo 8 de la
Ley 25/2009, de 22 de diciembre, de modificación de diversas leyes para su adaptación a la Ley sobre el libre acceso a
las actividades de servicios y su ejercicio («B.O.E.» 23 diciembre).
COMENTARIO
La reforma legislativa de 2003 afecta exclusivamente a las letras a) y c) del apartado 3 del artículo 31, al
hablar de las funciones de los Servicios de Prevención, propios o ajenos.
Son modificaciones necesarias para poner las funciones de los Servicios de Prevención en consonancia
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
con la implantación del "plan de prevención de riesgos laborales", que reiteradamente, en la reforma
legislativa, pasa a ser la clave del arco para conseguir mejorar las condiciones de seguridad y salud de los
trabajadores y reducir la siniestralidad laboral.
Si esto es así, es lógico que la primera funci6n de los Servicios de Prevención, que es el instrumento
técnico del empresario para poder cumplir sus obligaciones en materia de prevención de riesgos
laborales, sea la de implantar (mejor podríamos decir elaborar) y aplicar el plan de prevención a que se
refiere la nueva letra a) del artículo 31.1.
En el afán insistente del legislador por distinguir "plan de prevención" de "planificación de la actividad
preventiva", la letra c) del mismo apartado y titulo considera también función de los Servicios de Prevención,
la planificación a la que reserva, como contenido, la "determinación de las prioridades en la adopción de las
medidas preventivas y la vigilancia de su eficacia".
Entiendo que los llamados Servicios de Prevención, propios o concertados, a los que se refiere
este artículo, entrañan una organización de la prevención más compleja y tecnificada que la mera
asunción personal o designación de trabajadores, modalidades que también se comprenden bajo la
rúbrica general de Servicios de Protección y Prevención, que encabeza el Capítulo IV.
2. Se define legalmente lo que haya de entenderse como Servicio de Prevención propio o concertado,
en el apartado 2, para los que no son suficientes los elementos personales, especializados, sino que
también deben contar con los medios materiales precisos que aquellos necesiten para realizar las actividades
preventivas y que en el supuesto de Servicio de Prevención propio deberá dotar adecuadamente el
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Tienen como función principal realizar en nombre y por cuenta del empresario, todas las actividades
preventivas, que son obligación de este, en función de los riesgos existentes en la empresa y además
funciones de asesoramiento, no solamente al empresario, sino a los trabajadores, sus representantes y
singularmente a los órganos especializados de representaci6n: Comités de Seguridad y Salud y
Delegados de Prevención.
Se resalta el carácter interdisciplinar de estos servicios, que, en una organización única integran
profesionales muy cualificados en las diversas áreas técnicas de la prevención: medicina del trabajo,
ingeniería de seguridad, higiene industrial, etc...
La configuración que apunta la Ley de estos Servicios de Prevención en sentido estricto y que
posteriormente se desarrolla reglamentariamente, como más adelante veremos, no derivan, en rigor de la
Directiva Marco 89/ 391 CEE, sino que son más bien creación del legislador nacional, sin duda
influido por la preexistencia en nuestra legislación de una organización preventiva de características
ciertamente parecidas, como son los Servicios Medicos de la empresa, cuyo nacimiento legislativo se remonta
al año 1956.
Es, en este sentido, como se puede afirmar que los Servicios de Prevención, a los que se refiere este
artículo, más que creación de la Ley, vienen a ser ratificaci6n de la existencia de estas anteriores
organizaciones preventivas con regulación unitaria y distinta.
El empresario está obligado a constituir Servicio de Prevención propio cuando concurra alguno de
los tres siguientes supuestos:
a) que se trate de "empresas" con más de 500 trabajadores. Se debe parar mientes en que se trata
de "empresas" y no de "centros de trabajo", conceptos muy distintos, como todos conocemos.
El centro de trabajo como "unidad productiva con organización especifica que sea dada de alta, como tal,
ante la Autoridad Laboral" (art. 15 ETT) es el modulo o punto de referencia determinante de las
diversas obligaciones preventivas en la Ley y concepto más restringido que el de empresa.
Sin embargo, el Reglamento 39/1997 apartándose del criterio seguido por la Ley, fundamenta la
obligación de constituir Servicios de Prevención propios sobre el concepto de empresa, y no sobre el
concepto de Centro de trabajo. Es el número total de trabajadores de la empresa, que puede tener una
multiplicidad de centros de trabajo (supuesto típico, bancos de ámbito nacional) con pequeño número de
trabajadores, el criterio general que reglamentariamente se establece para la constituci6n de un Servicio
de Prevención propio.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
b) que tratándose de "empresas" de entre 250 a 500 trabajadores desarrollen alguna de las
actividades incluidas en el Anexo I del Reglamento. Este Anexo I relaciona una serie de trabajos y
actividades, hasta doce, que se consideran peligrosos o de alto nivel de riesgo.
c)que, tratándose de empresas no incluidas en los dos apartados anteriores, así lo decida la Autoridad
Laboral. En este último supuesto, el empresario no está obligado, en principio e inicialmente a constituir
Servicio de Prevención propio. Su obligación nace posteriormente, cuando la Autoridad Laboral lo
acuerde, en función de la peligrosidad de la actividad desarrollada o de la frecuencia y gravedad de la
siniestralidad en la empresa, previa la instrucción de expediente, con informe preceptivo de la
Inspecci6n de Trabajo y Seguridad Social y, en su caso, de los órganos técnicos en materia
preventiva de las Comunidades Autónomás.
Al empresario, en este tercer supuesto, se le concede la opción, bien de constituir Servicios de Prevención
propio o concertar con una entidad especializada ajena a la empresa (Servicios de Prevención
ajeno). Es decir, el acuerdo de la Autoridad Laboral, en estos casos, no obliga estrictamente a la
constitución del Servicio de Prevención propio, sino que puede, a su eleccion, sustituir la
obligación acordada por la Autoridad Laboral, por el concierto con su Servicio de Prevención
exterior.
La empresa obligada a constituir Servicio de Prevención propio, en los términos reglamentarios anteriores,
puede constituir un solo Servicio de Prevención para todo el ámbito de la empresa o varios servicios de
Prevención, igualmente propios (apartado I del art. 31 de la Ley). Pensemos en empresas de gran
dispersión geográfica de centros de trabajo, que hacen virtualmente imposible la atención preventiva a
todos ellos. Del mismo modo, cabe la constitución de Servicio o Servicios de Prevención propios,
coexistentes con uno o varios Servicios de Prevención concertados; supuesto este ultimo más fácilmente
previsible que el anterior, en empresas con muchos centros de trabajo geográficamente alejados,
obligadas a constituir, en todo caso, Servicio de Prevención propio.
Los Servicios de Prevención propios deben organizarse como una unidad organizativa específica
dentro de la empresa y los profesionales que lo integran deben dedicarse de "forma exclusiva" a las
actividades de prevención (art. 151 del Reglamento). Esta unidad organizativa específica que
deben tener los servicios de Prevención debe estructurarse, no obstante, de forma que la actividad
sanitaria del Servicio, tenga la autonomía suficiente para garantizar la confidencialidad de los datos
médicos personales, a que se refiere el art. 22 de la Ley.
Deben contar estos Servicios propios con las instalaciones y medios humanos y materiales precisos
para la realización de las actividades de prevención que se vayan a desarrollar en la empresa y
comprender como mínimo dos especialidades o disciplinas preventivas de entre los cuatro que señala
el artículo 34 del Reglamento 39/1995: medicina del trabajo, seguridad en el trabajo, higiene industrial y
ergonomía y psicosociología aplicada.
Es fácil prever como más generalizada la opción por las disciplinas de medicina del trabajo y seguridad
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
No parece ofrecer duda, a la vista de las previsiones reglamentarias (art. 15) que las funciones
preventivas que deben realizar estos Servicios de Prevención propios, como unidad organizativa
específica abarcan a los tres niveles: básico, intermedio y superior, que se enumeran en los artículos 35,
36 y 37 del Reglamento. No basta, pues, la incorporación a estos Servicios de expertos superiores
especializados en dos de las áreas técnicas de prevención que se indican; el Servicio "habrá de contar
con el personal necesario que tenga la capacidad requerida para desarrollar, además, las funciones de
los niveles básico e intermedio" (art. 152 del Reglamento) lo que implica la incorporaci6n adicional, de
trabajadores, de niveles formativos o académicos inferiores.
Todos ellos se entenderán calificados para el desempeño de las funciones de los distintos niveles, por la
posesión acreditada de las respectivas formaciones mínimás que establece el Reglamento en los
Anexos IV, apartados I y 2, V y VI.
Señaladamente, y para los expertos de nivel superior será preciso contar con titulación universitaria, y
adicionalmente haber seguido un Curso de especialización con el contenido que se específica en el
propio Anexo VI, de duración no inferior a 600 horas lectivas.
Por consiguiente, y en el supuesto de que la Autoridad educativa competente establezca en los futuros
planes de estudio universitarios esta clase de especialidades: seguridad en el trabajo, higiene industrial y
ergonomia y psicosociología, perderán vigencia los niveles formativos con los contenidos que
ahora se señalan, de carácter transitorio, como decimos.
El nivel de la formación mínima exigida, tanto en contenidos, como en duración, es, en mi opinión,
excesivamente ambicioso y poco adaptado a la realidad social actual. Sin embargo, la Disposición
Adicional Quinta del Reglamento prevé la convalidación de funciones para los niveles intermedio y
superior, para aquellas personas que viniesen desarrollando estas funciones en la empresa, siempre que
reúnan un doble requisito: contar con una experiencia no inferior a "tres años", a partir de 1985,
para "las funciones de nivel intermedio", en una empresa, instituci6n o Administraciones Públicas; o
de "un ano", cuando posean titulación universitaria de grado superior o experiencia de "cinco años", si
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
carecen de ella para las funciones de nivel superior y adicionalmente, acreditar una formación específica
en materia preventiva no inferior a "cien horas", en la que se contempla tanto la formación recibida,
como impartida, cursada en algún organismo público o privado de reconocido prestigio.
Con lo dispuesto en esta Disposición Adicional se atenúa considerablemente el rigor formativo del
Reglamento y se facilita la consolidación de gran número de profesionales, que, en muchos casos, sin
titulación académica alguna, han venido desarrollando de hecho y eficazmente tareas preventivas, en
los Servicios Técnicos de Seguridad e Higiene de las empresas, cualquiera que fuese la denominación
que adopten, y que son una realidad bastante generalizada en empresas de ciertas dimensiones.
Se posibilita, de esta forma, la integración en el Servicio de Prevención propio, cuando la empresa este
obligada o decida libremente constituirlo, de no venir obligada, de los trabajadores cualificados que
prestan sus servicios profesionales en organizaciones más o menos complejas de seguridad e
higiene en el trabajo.
Pero cabe la posibilidad de que empresas que cuentan con estos servicios preventivos, ya Servicios
Médicos de Empresa, ya Servicios Técnicos de Seguridad en el Trabajo, o ambos, no vengan
obligados a la constitucion de Servicio de Prevención propio. En este supuesto, estas
organizaciones de prevención continuaran desempeñando las funciones preventivas que venían
realizando antes de la publicaci6n de la Ley, no estando sometidos a las prescripciones que se
establecen en el Reglamento para los Servicios de Prevención propios.
Es fácil prever, en estos casos, que el empresario acogiéndose a la modalidad general de organización
preventiva de "designación de uno o varios trabajadores" (art. 30 de la Ley) utilice a estos trabajadores
especializados para llenar el cumplimiento de su obligación.
Parece, incluso, (Disposición Adicional tercera del Reglamento) que la integración del médico de empresa
en el Servicio de Prevención propio, de constituirse, no implica que dejen de prestarse actividades
sanitarias, no necesariamente preventivas, que anteriormente se venían realizando, como las de carácter
medico asistencial, que en muchos casos realizaban, simultáneamente a las preventivas, ciertos Servicios
Médicos de la Empresa.
Los que el Reglamento llama "Servicios de Prevención ajenos" (art. 16 del Reglamento) son las
"entidades especializadas ajenas a la empresa" a que se refiere la Ley en el apartado 5 de este artículo,
coro el número 1 del artículo 30 anterior.
Es una de las modalidades de organizaci6n preventiva a que puede acogerse el empresario para
cumplir, es este aspecto, su deber genérico de prevención y que menciona el artículo 101 d)
reglamentario; y modalidad, sin duda, previsiblemente frecuente y ordinaria, en cuanto sustitu
tiva sin apenas condicionamientos, de las otras tres modalidades de organización preventiva.
Para que estas "entidades especializadas" en la prevención de riesgos, puedan actuar, como Servicios de
Prevención, respecto de una o más empresas, "deberán ser objeto de acreditación por la Administración
Laboral mediante la comprobación de que reúnen los requisitos que establece el Reglamento, y
previa aprobación de la Administración Sanitaria, en cuanto a los aspectos de carácter sanitario"
(apartado 5 del art. 31 la Ley).
Son estas las dos únicas menciones de la Ley a esta clase de Servicios de Prevención, a caballo, como
vemos, de los artículos 30 y 31, cuya regulación es por lo demás, fundamentalmente reglamentaria.
Salvo que el empresario constituya Servicio de Prevención propio, por venir obligado a ello, en los
términos del artículo 14 del Reglamento al que nos hemos referido, al tratar de estos Servicios, el concierto
con entidades de prevención especializadas ajenas a la empresa, es solución organizativa de la prevención
en la empresa que se abre al empresario, incondicionadamente. La actuación preventiva de estas entidades
especializadas se somete reglamentariamente a múltiples requisitos y condiciones; pero todas ellas hacen
referencia a estas, pero no al empresario que concierta sus servicios preventivos.
El deber de prevención no se desplaza, por el mero hecho del concierto, del empresario al Servicio de
Prevención ajeno, sino que sigue residiendo en aquel. El concierto se resuelve en un contrato de
prestación de servicios de la entidad especializada ajena con el empresario contratante, de carácter
puramente civil y enteramente sujeto a la legislación de esta naturaleza.
El Servicio de Prevención ajeno, es, en realidad un medio instrumental del empresario, que facilita el
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
La cobertura de los riesgos laborales que realice el empresario, bajo esta modalidad organizativa de la
prevención, puede concertarse con uno o varios Servicios de Prevención ajenos.
Cabe, perfectamente, que estas entidades especializadas, no lo lean en todas las áreas o aspectos técnicos
de la prevención sino solamente en algunas de ellas, para las que han obtenido la preceptiva
acreditación. La obligación empresarial abarca todas las áreas de la prevención, en función de los
riesgos existentes en la empresa, pero no así el Servicio de Prevención ajeno al que acude
instrumentalmente el empresario, que puede estar especializado solo en una o varias de estas áreas, en
cuyo caso concertara, con otros Servicios de Prevención la cobertura de las áreas especializadas
restantes.
Sin estar previstos en la Ley, son creación reglamentaria y en esta prevision reglamentaria, se
aprecia la influencia del derogado Reglamento de Servicios Médicos de Empresa de 1959, que
establecía Servicios Médicos de empresa mancomunados para empresas de más de cien y menos de
mil trabajadores.
Constituyen una variante de los Servicios de Prevención propios; y en este caso, propios de todas
y cada una de las empresas que decidan actuar mancomunadamente.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
acojan, para cumplir sus obligaciones a esta variante de Servicios de Prevención propios. artículo 32.
Actuación preventiva de las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales.
Las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social no podrán desarrollar
directamente las funciones correspondientes a los servicios de prevención ajenos. Ello sin perjuicio de que puedan
participar con cargo a su patrimonio histórico en las sociedades mercantiles de prevención constituidas a este único
fin, en los términos y condiciones que se establezcan en las Disposiciónes de aplicación y desarrollo.
(Artículo 32 redactado por la disposición final sexta de la Ley 32/2010, de 5 de agosto, por la que se establece un
sistema específico de protección por cese de actividad de los trabajadores autónomos («B.O.E.» 6 agosto).
COMENTARIO
Se reconoce a las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales la facultad de actuar como
Servicio de prevención para sus empresas asociadas, en las mismás condiciones que las entidades
especializadas externas contempladas en el apartado 5 del artículo 31 anterior.
Estas Mutuas, más conocidas como Mutuas Patronales, son entidades colaboradoras de la Seguridad
Social para la gestión del Seguro de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales, uno de los
varios Seguros Sociales que integran el Sistema de Seguridad Social.
Como tales entidades aseguradoras, su regulación compete al ordenamiento de la Seguridad Social, al ser
sus funciones esencialmente reparadoras y no preventivas y así se contemplan en el Texto Refundido de
la Ley de Seguridad Social de 20 de junio de 1994 (Subsunción 2' de la Sección 4' del Capítulo III, arts.
68 a 76).
La novedad de la Ley radica en que, sin perder su condición prevalente de entidades aseguradoras y
colaboradoras de la Seguridad Social, las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades
Profesionales se convierten simultáneamente, y a la vez, en instituciones preventivas, en un campo que,
precisamente por esta Ley, se segrega totalmente de la ordenación de la Seguridad Social.
La verdad es que, sin apoyo legal muy explicito, la labor desarrollada por las antes llamadas Mutuas
Patronales en el campo de la prevención de riesgos laborales ha sido muy importante, convirtiéndose de
hecho, y en la práctica, en uno de los escasos núcleos de asistencia técnica preventiva existentes, a la
sazón, en España.
Si no todas, son muy numerosas las Mutuas de Accidentes que debidamente autorizadas por el Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social han venido realizando funciones de prevención de riesgos, a través de sus
propios Servicios de prevención, llenando un vacío existente, por carecer la gran mayoría de empresas
de pequeñas dimensiones de los más elementales medios de prevención técnica y médica.
La Mutua «podrá», no deberá asumir las funciones del Servicio de prevención para sus empresas
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
asociadas, lo que requiere un previo concierto con la empresa asociada obligada. Este concierto es
voluntario o facultativo, tanto para el empresario como para la Mutua, que en modo alguno podrá
extender esta función preventiva a empresas no asociadas.
El apartado 5 del artículo 31 de la Ley exige a «toda entidad especializada ajena a la empresa, para
poder actuar como Servicios de prevención externos o concertados, la previa acreditación por la
autoridad laboral; y las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales que concierten
con sus empresas asociadas no dejan de ser Servicios de Prevención ajenos a la empresa, y como tales,
sometidos a esta acreditación.
Sin embargo, la Disposición Adicional 2' de la propia Ley releva provisionalmente a las Mutuas de
la acreditación que establece el mencionado apartado 5 del artículo 31 de la Ley para actuar como
Servicios de prevención ajenos, «en tanto se aprueba el Reglamento regulador de servicios de
Prevención de Riesgos Laborales».
Este Reglamento ha visto las páginas del BOE en 31197 y en su artículo 22, nominado Actuación
de las Mutuas de Accidentes de Trabajo Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social como
Servicios de Prevención», se limita simplemente a extender a la actuación preventiva de estas «las
mismás condiciones aplicables a los Servicios de Prevención ajenos», teniendo en cuenta las
prescripciones contenidas al respecto en la normativa específica de aplicación a estas entidades,
constituida a la sazón por el Reglamento 199/1995, de 7 de diciembre.
Conjugando Ley y Reglamento cabe concluir que la provisional acreditacion que establece la
Disposición Adicional 2a de la Ley ha perdido eficacia una vez publicado el Reglamento y que después de
la promulgación de este, las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales quedan
sometidas en su posible y previsible actuación como Servicios de Prevención ajenos, respecto de sus
empresas asociadas, a las mismás condiciones y requisitos reglamentarios de esta clase de Servicios de
prevención. No hay, pues, ninguna previsión especial para la actuación preventiva de estas
entidades colaboradoras de la Seguridad Social.
El Segundo párrafo de este artículo 32 la Ley establece el derecho de los representantes de los
empresarios y de los trabajadores a participar en el control y seguimiento de la gesti6n preventiva que
puedan desarrollar estas entidades, remitiéndose al artículo 39.5 de la Ley 42/1994, precepto que
contempla la participación institucional en el control y seguimiento de las funciones que desarrollan.
de Orden social, se lleva a cabo a través de una llamada Comisión de Control y Seguimiento, que deberá
existir en cada una de las Mutuas, que está integrada por el número de miembros que fije el Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social, con un máximo de diez, atendiendo a la dimensión y características de cada
Mutua.
Este apartado ultimo del artículo 32 de la Ley, que consideramos, lo que hace es extender las funciones
de control y seguimiento de la actuación de las Mutuas, que con carácter general atribuye a esta
Comisión el artículo 32 del Reglamento de colaboración 1993/1995, a las actuaciones de
prevención de riesgos laborales que puedan realizar las Mutuas al amparo de lo establecido en este
artículo, que se reserva exclusivamente las empresas asociadas a cada una de ellas.
El concierto a establecer en estos supuestos entre la Mutua y la respectiva empresa asociada es autónomo e
independiente de la preexistente relaci6n de aseguramiento de accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales y ha de someterse a los requisitos y menciones mínimos que señala el artículo 20 del
Reglamento 1993/1995.
La actuación de las Mutuas de Accidentes de Trabajo, coma servicios de prevención ajenos respecto de
sus empresas asociadas, experimenta un cambio sustancial a raíz de la publicación del Real Decreto
688/2005, de 10 de junio, por el que se regula el "régimen de funcionamiento de las mutuas de accidentes de
trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social, como servicio de prevención ajeno"
(B.O.E. de 11 de junio).
Este Real Decreto que se presenta como desarrollo reglamentario del artículo 32 de la Ley 31/1995,
de Prevención de Riesgos Laborales (Exposicion de motivos) modifica dos Reglamentos: el
"Reglamento General sobre la colaboración en la gestión de las mutuas de accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales de la Seguridad Social"; aprobado por Real Decreto 1993/1995, de 7 de
diciembre (artículos 13y 37); y el "Reglamento de los Servicios de Prevención", aprobado por
Real Decreto 39/1997, de 17 de enero (artículo 22).
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Las Mutuas de Accidentes han venido desde 1996 actuando en el campo de la prevención laboral, en una
doble condición y al amparo del artículo 32 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales: como entidades
colaboradoras en la gestión de la Seguridad Social; y como servicios de prevención ajenos, respecto de
sus empresas asociadas.
En esta doble condición han venido desarrollando actividades preventivas, que han llevado a una
"utilización compartida de medios" que "dificulta considerablemente las tareas de control de dichas
entidades en su condición de colaboradoras de la gestión de la Seguridad Social" al tiempo que supone
"una restricción de la libre competencia, en relación con los restantes servicios de prevención ajenos"
(Exposición de motivos).
El nuevo Reglamento pretende precisar la diferencia entre la actividad preventiva que desarrollan las
mutuas dentro del ámbito de la Seguridad Social y la que corresponde a su actuación voluntaria, como
servicios de prevención ajenos.
De estas actividades preventivas se excluyen las obligaciones que los empresarios deban desarrollar a través
de cualquier modalidad de organizacion de la actividad preventiva (designación de trabajadores,
servicios de prevención propio o mancomunado o servicio de prevención ajeno).
Las mutuas podrán establecer centros e instalaciones para la dispensación de estas actividades
preventivas, que requerirán, en todo caso, autorizaci6n previa del Ministerio de Trabajo.
Se trata de las actividades de prevención que ya venían desempeñando las mutuas al amparo de la Ley
General de Seguridad Social, antes de la promulgación de la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos
Laborales.
Las funciones que las mutuas puedan desarrollar como servicios de prevención ajenos para sus
empresas asociadas, que se insiste, son distintas e independientes de las actividades preventivas antes
mencionadas, se regirán enteramente por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y normás
reglamentarias de aplicación en idéntico régimen que los demás servicios de prevención ajenos.
Las actividades que las mutuas puedan realizar, como servicios de prevención ajenos, deberán
desarrollarse a través de una de estas dos modalidades:
b) Directamente por la Mutua, sin constituir esta "sociedad de prevención", a través de una
organización específica e independiente de la correspondiente a las funciones y actividades de
colaboración en la gestión de la Seguridad Social.
La opción por una u otra fórmula, corresponde a cada mutua, aprobada por la Junta General.
En todo caso, la actividad de las "sociedades de prevención" se desarrollara con total independencia y
autonomía de los servicios de que disponga la mutua para la prevención de accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales como colaboradoras en la gestión de la Seguridad Social.
En cierto modo, con la nueva regulación se vuelve a la situación anterior a la publicación de la Ley
31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales. La tradicional naturaleza jurídica de las mutuas como
colaboradoras en la gestión de la Seguridad Social y más en concreto en la gestión del Seguro de
Accidentes de trabajo y enfermedades profesionales (Ley General de Seguridad Social) se diluía al
otorgársele la función preventiva de riesgos laborales (Ley de Prevención de Riesgos Laborales), que
venía a quebrar la tendencia legislativa y doctrinal a favor de una nítida separación de prevención y
reparación, cuando de siniestralidad laboral se trata.
El tránsito de las mutuas, como Servicios de prevención ajenos a las "sociedades de prevención" u
organizaciones específicas se regula minuciosamente en el Real Decreto 688/2005, de 10 de junio, y
Orden de desarrollo 4053/2005 de 27 de diciembre, a las que nos remitimos.
a) Cuando los riesgos puedan verse agravados o modificados en el desarrollo del proceso o la
actividad, por la concurrencia de operaciones diversas que se desarrollan sucesiva o
simultáneamente y que hagan preciso el control de la correcta aplicación de los métodos de
trabajo.
2. Se consideran recursos preventivos, a los que el empresario podrá asignar la presencia, los
siguientes:
c) Uno o varios miembros del o los servicios de Prevención ajenos concertados por la empresa.
Cuando la presencia sea realizada por diferentes recursos preventivos estos deberán colaborar
entre sí.
3. Los recursos preventivos a que se refiere el apartado anterior deberán tener la capacidad
suficiente, disponer de los medios necesarios y ser suficientes en numero para vigilar el
cumplimiento de las actividades preventivas, debiendo permanecer en el centro de trabajo
durante el tiempo en que se mantenga la situación que determine su presencia.
En este supuesto, tales trabajadores deberán mantener la necesaria colaboración con los
recursos preventivos del empresario.
COMENTARIO
Dentro del Capítulo IV de la Ley, nominado como "Servicios de Prevención" y como último
artículo de este Capítulo, la Ley 54/2003, de reforma del marco normativo de la Prevención de
riesgos laborales añade un nuevo artículo 32.bis) que se intitula "Presencia de los recursos
preventivos".
Se establece en este precepto una nueva obligación no prevista anteriormente, que recae sobre el
empresario e indirectamente sobre los Servicios de Prevención, y, no en vano, el nuevo artículo
se incardina en el Capitulo de la Ley referido a estos Servicios.
Decimos que la nueva obligación recae sobre el empresario, porque los Servicios de Prevención
actúan en nombre y por cuenta de aquel, en tanto que a las funciones propias de estos Servicios
que enumera el artículo 31.3, se suma ahora la "presencia de los recursos preventivos" en el
centro de trabajo en determinadas situaciones y es más que evidente que los Servicios de
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Prevención entran dentro del concepto de lo que la Ley llama "recursos preventivos".
Recursos preventivos pueden ser tanto personales como materiales, pero nos inclinamos más por
estimar, a la vista de la redacción del precepto, que la Ley se refiere a los elementos personales o
personas que puedan existir en la empresa, que, de un modo u otro, estén relacionados o se
ocupen de la actividad preventiva.
Con toda claridad, el apartado 2 señala lo que son "recursos preventivos", a los que el
empresario podrá asignar la presencia:
3. Uno o varios miembros del o de los Servicios de Prevención ajenos concertados por la
empresa, que responden, como vemos, a las distintas modalidades de organizar el Servicio de
Prevención que establecen los artículo 30 y 31 de la Ley.
En efecto, nada se opone a que puedan existir en la empresa otras figuras técnicas relacionadas
con la Prevención de riesgos (creadas y acordadas, en ocasiones en la contratacion colectiva) o
profesionales muy cualificados en la actividad peligrosa que se esté realizando, perfectamente
idóneos para desempeñar con su presencia, la vigilancia del cumplimiento de las medidas de
Prevención apropiadas.
De las tres circunstancias que para esta presencia se prevén, dos de ellas no ofrecen duda y dejan
escaso margen a la interpretación: "cuando la necesidad de la presencia sea requerida por la
Inspección de Trabajo y Seguridad Social" (letra c)) y "cuando se realicen actividades o
procesos que reglamentariamente sean considerados como peligrosos o con riesgos especiales"
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
(letra b)).
Con carácter general, nos da una pauta sobre lo que debemos entender como actividades
peligrosas o con riesgos especiales que exigen la presencia en el centro de trabajo de los
"recursos preventivos" (durante el tiempo en que se mantenga la situación peligrosa) las
actividades relacionadas en el Anexo I del Real Decreto 39/1997, de 17 de enero (B.O.E. de 31
de enero) por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención, al que nos
remitimos, que comprende de las letras a) a la 1), doce actividades estimadas como peligrosas.
Específicamente y para el sector de la construcción, el Anexo II del Real Decreto 1627/1997 por
el que se "establecen disposiciones mínimás de seguridad y salud en las obras de construcción",
contiene una "Relación no exhaustiva de los trabajos que implican riesgos especiales para la
seguridad y salud de los trabajadores". Hay que acudir, en todo caso, a la norma reglamentaria,
laboral o técnica, que sea de aplicación.
Esta circunstancia, tal como se describe, adolece de una gran indeterminación y es susceptible
de estimaciones subjetivas con valoraciones fundadamente distintas. La agravación o
modificación de los riesgos en el desarrollo de cualquier actividad debe ser razonada y
racionalmente previsible y hay que relacionarla con la obligación de realizar una acción
permanente de manera continua de la actividad preventiva, de lo que habla el artículo 14.2
reformado.
"La Ley quiere referirse aqui a actividades tales como las obras de construcción o la
construcción naval, en las que la investigation de accidentes ha demostrado que un gran número
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CAPITULO V
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Bastaba como rubrica del Capitulo la sola mención a la «participación de los trabajadores», por
cuanto la consulta no deja de ser una forma o modalidad de participación; pero la Ley sigue en
esto demásiado fielmente a la Directiva-Marco, que titula el artículo 11 dedicado a esta materia
como Consulta y participación de los trabajadores. De aquí, que de forma asistemática,
comience el Capitulo, regulando la consulta de los trabajadores.
1. El empresario deberá consultar a los trabajadores, con la debida antelación, la adopción de las
decisiones relativas a:
f) Cualquier otra acci6n que pueda tener efectos sustanciales sobre la seguridad y la salud de los
trabajadores.
2. En las empresas que cuenten con representantes de los trabajadores, las consultas a que se
refiere el apartado anterior se llevaran a cabo con dichos representantes.
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COMENTARIO
1. Se relacionan una serie de materias relacionadas con la seguridad e higiene en el trabajo que
el empresario debe consultar previamente con los trabajadores antes de tomar cualquier decisión
al respecto.
La decisión compete al empresario, que es el titular del poder de organización y dirección, pero
antes de adoptarla y con la antelación debida, debe someterla a consulta de los trabajadores.
La consulta no es mera información; es una forma de participación que implica una postura
activa de los trabajadores en el debate, contrastando las propuestas del empresario y formulando
iniciativas que contribuyen a la conformación de la decisión empresarial.
De la consulta puede salir enriquecida la decisión del empresario, a quien corresponde, en todo
caso, la última palabra.
El apartado b) final, precisa no obstante que esta clase de decisiones de contornos indefinidos
han de tener (efectos sustanciales» sobre la seguridad y salud de los trabajadores y en su
interpretación se ha de acudir a las «definiciones» del artículo 4 de la Ley (ver Comentario a este
artículo).
De la relación de materias que se han de someter a consulta con los trabajadores, con la debida
antelación, si exceptuamos las comprendidas bajo las letras a) y f) del numero 1, que ciertamente
tienen perfiles difusos, el resto de ellos, son lo suficientemente concretos (los comprendidos bajo
las letras b), c), d) y c) ) para que no susciten problemás interpretativos.
Por supuesto, que el acuerdo entre empresario y trabajadores no es preceptivo en las materias
preventivas que se someten a consulta previa en este artículo y así lo ha interpretado la doctrina
jurisdiccional, que reconociendo el derecho de participación y consulta de los trabajadores en las
actuaciones de la empresa en materia de Prevención de riesgos, y dando como hecho probado
que en el seno del Comité se trato en dos ocasiones el modelo de evaluación de riesgos, entiende
que la voluntad de la ley en este asunto quedo plenamente satisfecha, en cuanto no se exige
acuerdo entre la empresa y los representantes de los trabajadores, bastando a tal fin con la
consulta y participación (S.T.S. de 12 de mayo de 1999).
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2. Es obvio que el empresario no pueda consultar con todos y cada uno de los trabajadores las
decisiones que pueda adoptar; relativas a las materias que se relacionan.
El derecho a ser consultados se otorga a los representantes de los trabajadores, sin mayor
concreción, pero nos inclinamos por considerar que se trata de los representantes específicos:
Comité de Seguridad y Salud y Delegados de Prevención. La materia objeto de consulta está
claramente relacionada con la seguridad e higiene y no entra en el objeto de la Ley ampliar las
competencias de los Comités de Empresa y Delegados de Personal, previstas en el Estatuto de
los Trabajadores; y mucho menos de los Delegados Sindicales que se contemplan en la Ley
Orgánica de Libertad Sindical.
La consulta con todos y cada uno de los trabajadores, se reserva a los supuestos, en que no haya
representantes de los trabajadores ni generales, ni específicos: empresas de menos de seis
trabajadores (art. 62 Estatuto).
1. Los trabajadores tienen derecho a participar en la empresa en las cuestiones relacionadas con
la Prevención de riesgos en el trabajo.
En las empresas o centros de trabajo que cuenten con seis o más trabajadores, la participación de
estos se canalizara a través de sus representantes y de la representación especializada que se
regula en este Capítulo.
2. A los Comités de empresa, a los Delegados de personal y a los representantes sindicales les
corresponde, en los términos que, respectivamente, les reconocen el Estatuto de los
Trabajadores, la Ley de Órganos de Representaci6n del Personal al Servicio de las
Administraciones Públicas y la Ley Orgánica de Libertad Sindical, la defensa de los intereses de
los trabajadores en materia de Prevención de riesgos en el trabajo. Para ello, los representantes
del personal ejercerán las competencias que dichas normás establecen en materia de
información, consulta y negociación, vigilancia y control y ejercicio de acciones ante las
empresas y los órganos y tribunales competentes.
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Para llevar a cabo la indicada adaptación en el ámbito de la Administración General del Estado,
el Gobierno tendrá en cuenta los siguientes criterios:
a) En ningún caso dicha adaptación podrá afectar a las competencias, facultades y garantías que
se reconocen en esta Ley a los Delegados de Prevención y a los Comités de Seguridad y Salud.
b) Se deberá establecer el ámbito especifico que resulte adecuado en cada caso para el ejercicio
de la función de participación en materia preventiva dentro de la estructura organizativa de la
Administración. Con carácter general, dicho ámbito será el de los órganos de representación de
personal al servicio de las Administraciones Publicas, si bien podrán establecerse otros distintos
en función de las características de la actividad y frecuencia de los riesgos a que puedan
encontrarse expuestos los trabajadores.
c) Cuando en el indicado ámbito existan diferentes órganos de representa ción del personal, se
deberá garantizar una actuación coordinada de todos ellos en materia de Prevención y protección
de la seguridad y la salud en el trabajo, posibilitando que la participación se realice de forma
conjunta entre unos y otros, en el ámbito especifico establecido al efecto.
d) Con carácter general, se constituirá un único Comité de Seguridad y Salud en el ámbito de los
órganos de representación previstos en la Ley de Organos de Representación del Personal al
Servicio de las Administraciones Publicas, que estará integrado por los Delegados de Prevención
designados en dicho ámbito, tanto para el personal con relación de carácter administrativo o
estatutario como para el personal laboral, y por representantes de la Administración en número
no superior al de Delegados. Ello no obstante, podrán constituirse Comités de Seguridad y Salud
en otros ámbitos cuando las razones de la actividad y el tipo de frecuencia de los riesgos así lo
aconsejen.
COMENTARIO
La participación es, junto a la eficacia y coordinaci6n, uno de los principios que informan el
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Este principio informador se concreta positivamente en el numero 1 de este artículo 34, que lo
configura como un derecho de los trabajadores y que hay que entender que el derecho es de
todos y cada uno de los trabajadores de la empresa.
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3. Se prevé que la aplicación del derecho de participación de los trabajadores, en este caso,
funcionarios y personal estatutario, comprendidos en el ámbito de aplicación de la Ley no sea el
establecido con carácter general, sino que tendrá un régimen de participación especial,
atendiendo a las peculiaridades de la actividad administrativa.
Pendiente de elaborar este régimen especial de participación, se avanzan las bases, en que
deberá apoyarse y los limites que, en ningún caso, podrá rebasar, so pena de desnaturalizar este
derecho.
En cada ámbito de los 6rganos de representación del personal, se constituirá con carácter general
un único Comité de Seguridad y Salud, que tiene como única especialidad que integra a los
Delegados de Prevención, tanto representantes del personal administrativo o estatutario como
representantes del personal de régimen laboral al servicio de la Administración (punto d)).
Principio y limite al mismo tiempo del régimen especial de participación que se elabore es que
no podrá afectar a las competencias, facultades y garantías que se reconocen en la Ley a los
órganos de representación y participación especializados, como son Delegados de Prevención y
Comités de Seguridad y Salud, que son intangibles.
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Este punto 3 del artículo 34 contiene las bases para la aplicación del derecho de participación y
representación de los trabajadores en el ambito de la Administración General del Estado,
concepto que utiliza la Ley y que implica la exclusión de la pretensión reguladora de otras
Administraciones Publicas, como las Administraciones Autonómicas y Municipales. Por ello, y
en consonancia con la Ley, el Reglamento 1488/1998, menciona en su titulo solamente a la
Administración General o Central del Estado.
- Los delegados de Prevención serán designados por los representantes del personal, entre, por
una parte aquellos funcionarios que sean miembros de la Junta de Personal correspondiente; y
por otra, los representantes del personal laboral, miembros del Comité de Empresa o Delegados
de Personal, pudiendo acordarse otro sistema de designación conforme a lo previsto en el
artículo 35-4 de la Ley 31/1995.(art.4-1).
- Con carácter general, en cada provincia se constituirá un Comité de Seguridad y Salud, que
dependerá de la Subdelegación del Gobierno y estará formado por los delegados de Prevención
designados (la escala es la general) y por representantes de la Administración en número
superior al de los delegados (artículo 5-2).
- No difiere apenas del régimen general, la constitución de los Servicios de Prevención, en sus
diversas modalidades en el ámbito de esta Administración Pública. Señalar en este aspecto, que
las auditorias de Prevención que establece el artículo 29 de la Ley de Prevención de Riesgos
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1. Los Delegados de Prevención son los representantes de los trabajadores con funciones
específicas en materia de prevención de riesgos en el trabajo.
2. Los Delegados de Prevención serán designados por y entre los representantes del personal, en
el ámbito de los 6rganos de representaci6n previstos en las normás a que se refiere el artículo
anterior; con arreglo a la siguiente escala:
De 50 a 100: 2
De 101 a 500: 3
De 501 a 1.000: 4
De 1.001 a 2.000: 5
De 2.001 a 3.000: 6
De 3.001 a 4.000: 7
De 4.001 en adelante: 8
b) Los contratados por término de hasta un año se computaran según el número de días
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Asimismo, en la negociación colectiva o mediante los acuerdos a que se refiere el artículo 83,
apartado 3, del Estatuto de los Trabajadores podrá acordarse que las competencias reconocidas
en esta Ley a los Delegados de Prevención sean ejercidas por órganos específicos creados en el
propio convenio o en los acuerdos citados. Dichos órganos podrán asumir, en los términos y
conforme a las modalidades que se acuerden, competencias generales respecto del conjunto de
los centros de trabajo incluidos en el ámbito de aplicación del convenio o del acuerdo, en orden
a fomentar el mejor cumplimiento en los mismos de la normativa sobre Prevención de riesgos
laborales.
COMENTARIO
Autentico precedente de esta figura preventiva es el Delegado Minero de Seguridad que crea el
Real Decreto 3255/1983, de 21 de diciembre, que aprueba el Estatuto del Minero. El Delegado
Minero de Seguridad (que subsiste en las explotaciones mineras) "es elegido por mayoría del
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personal de la explotación, mediante votación secreta, entre una terna de candidatos propuesta
por el Comité de Empresa" (artículo 37 del Estatuto del Minero). Junto al Delegado Minero, ya
establece este Estatuto de 1983 la composición paritaria del Comité de Seguridad e Higiene, de
exclusiva aplicación entonces a las explotaciones mineras.
Bien podemos decir, que el Estatuto del Minero se adelanta a implantar en la minería, desde
1983, un régimen de participaci6n de los trabajadores en materia de seguridad e higiene, similar
o muy pr6ximo al que la Ley de Prevención de Riesgos Laborales establece con carácter general
en 1995, para los ámbitos laboral y administrativo.
Tanto los Delegados de Prevención como los Comités de Seguridad y Salud (de los que después
se hablara) son órganos de representación colectiva y se identifican con los que la Directiva
Marco comunitaria 89/391 llama "representantes de los trabajadores con funci6n especifica en
materia de protección de la seguridad y salud de los trabajadores".
El Estatuto de los Trabajadores de 1980 por su parte, los denomina "órganos internos de la
empresa competentes en materia de seguridad e higiene" (artículo 19.5), expresi6n que ampara,
entendemos, tanto a los Delegados de Prevención, como a los Comités de Seguridad y Salud. La
cualidad representativa de los trabajadores es más genuina en los Delegados de Prevención que
en los Comités de Seguridad y Salud que, por su carácter paritario, integra a representantes del
empresario, en número igual al de representantes de los trabajadores (Delegados de Prevención).
Por "representantes del personal" en el centro de trabajo hay que entender tanto a Comités de
Empresa como a Delegados de Personal, en su caso, de no existir Comité. Estos designaran a los
Delegados de Prevencion de entre sus miembros. Nada se dice sobre la participación de los
"representantes sindicales" o Delegados de Secciones Sindicales en la designacion, en aquellos
centros de trabajo donde estén constituidos, cuyas competencias en esta materia no van más allá
de lo que al respecto, establece la Ley Orgánica de Libertad Sindical de 1985 (artículo 10.2).
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El número de Delegados está en función del número de trabajadores del centro de trabajo; y
parte, desde un mínimo de un Delegado de Prevención en empresas o centros de trabajo de
menos de cincuenta trabajadores, hasta un máximo de ocho Delegados en grandes centros de
trabajo que rebasen el numero de cuatro mil trabajadores, con arreglo a la escala establecida
4. El supuesto normal es que los Delegados de Prevención se designan por acuerdo mayoritario
del Comité de Empresa o Delegados de Personal. Sin embargo la contratacion colectiva puede
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arbitrar otros sistemás de designación distintos, siempre que, en todo caso se respete
escrupulosamente (garantice, dice la Ley) que la facultad de designación corresponde a los
representantes del personal (Comités de Empresa y Delegados de Personal) o a los propios
trabajadores».
Este inciso final abre la puerta a la posibilidad de que Sean directamente los trabajadores y no
sus representantes legales, los que designen a los Delegados de Prevención, por votaci6n
mayoritaria de todos ellos, por supuesto, con voto personal, libre, directo y secreto, a semejanza
de las decisiones tomadas en Asambleas de trabajadores (art. 80 del Estatuto).
Se presume que esta clase de acuerdos a los que pudiera llegarse en la contratación colectiva
mejoran y desarrollan las disposiciones de esta Ley, pues de no ser así pugnarían con el taxativo
pronunciamiento del artículo 2-2 de la Ley: «Las disposiciones de carácter laboral contenidas en
esta Ley y en sus normás reglamentarias tendrán, en todo caso, el carácter de derecho necesario,
mínimo indisponible.
Los acuerdos a que se refiere el artículo 83-3 del Estatuto, que se asimilan, a estos efectos, a lo
acordado en la contratacion colectiva, son acuerdos colectivos reservados a las organizaciones
sindicales y asociaciones empresariales más representativas de carácter estatal o de Comunidad
Aut6noma, que podrían elaborar acuerdos sobre esta materia concreta y a los que, sin ser
convenios colectivos, se les da el tratamiento legal de estos.
Parece que cuando se hable de órganos específicos creados por la contratacion colectiva, para
asumir en todo o en parte las competencias de los Delegados de Prevención, está pensando el
legislador en una suerte de Comité Interceptaos de Prevención, con competencias que rebasan el
ámbito definido por el centro de trabajo, y de aplicación también en el ámbito de las
Administraciones Publicas.
c) Ser consultados por el empresario, con carácter previo a su ejecución, acerca de las decisiones
a que se refiere el artículo 33 de la presente Ley.
En las empresas que, de acuerdo con lo dispuesto en el apartado 2 del artículo 38 de esta Ley,
con cuenten con Comité de Seguridad y Salud por no alcanzar el numero mínimo de
trabajadores establecido al efecto, las competencias atribuidas a aquel en la presente Ley serán
ejercidas por los Delegados de Prevención.
a) Acompañar a los técnicos en las evaluaciones de carácter preventivo del medio ambiente de
trabajo, así Como, en los términos previstos en el artículo 40 de esta Ley, a los Inspectores de
Trabajo y Seguridad Social en las visitas y verificaciones que realicen en los centros de trabajo
para comprobar el cumplimiento de la normativa sobre Prevención de riesgos laborales,
pudiendo formular ante ellos las observaciones que estimen oportunas.
b) Tener acceso, con las limitaciones previstas en el apartado 4 del artículo 22 de esta Ley, a la
información y documentación relativa a las condiciones de trabajo que sean necesarias para el
ejercicio de sus funciones y, en particular, a la prevista en los artículos 18 y 23 de esta Ley.
Cuando la información esté sujeta a las limitaciones reseñadas, solo podrá ser suministrada de
manera que se garantice el respeto de la confidencialidad
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c) Ser informados por el empresario sobre los daños producidos en la salud de los trabajadores
una vez que aquel hubiese tenido conocimiento de ellos, pudiendo presentarse, aun fuera de su
jornada laboral, en el lugar de los hechos para conocer las circunstancias de los mismos.
d) Recibir del empresario las informaciones obtenidas por éste, procedentes de las personas u
órganos encargados de las actividades de proteccion y Prevención en la empresa, así Como de
los organismos competentes para la seguridad y la salud de los trabajadores, sin perjuicio de lo
dispuesto en el artículo 40 de esta Ley en materia de colaboración con la Inspección de Trabajo
y Seguridad Social.
e) Realizar visitas a los lugares de trabajo para ejercer una labor de vigilancia y control del
estado de las condiciones de trabajo, pudiendo, a tal fin, acceder a cualquier zona de los mismos
y comunicarse durante la jornada con los trabajadores, de manera que no se altere el normal
desarrollo del proceso productivo.
f) Recabar del empresario la adopción de medidas de carácter preventivo y para la mejora de los
niveles de proteccion de la seguridad y la salud de los trabajadores, pudiendo a tal fin efectuar
propuestas al empresario, así como al Comité de Seguridad y Salud para su discusión en el
mismo.
3. Los informes que deban emitir los Delegados de Prevención a tenor de lo dispuesto en la letra
c) del apartado 1 de este artículo deberán elaborarse en un plazo de quince días, o en el tiempo
imprescindible cuando se trate de adoptar medidas dirigidas a prevenir riesgos inminentes.
Transcurrido el plazo sin haberse emitido el informe, el empresario podrá poner en práctica su
decisión.
4. La decisión negativa del empresario a la adopción de las medidas propuestas por el Delegado
de Prevención a tenor de lo dispuesto en la letra f) del apartado 2 de este artículo deberá ser
motivada.
COMENTARIO
Muchas son las competencias y sobre todo, facultades que se reconocen en el artículo 36 de la
Ley a los Delegados de Prevención, que hacen de este órgano especifico la clave del arco sobre
el que reposa la participación de los trabajadores en materia de seguridad e higiene en el trabajo.
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El Comité de Seguridad y Salud, potencia la participación con su estructura paritaria, pero sus
funciones quedan oscurecidas en beneficio de los Delegados de Prevención, y sin duda no faltan
razones para ello. Su carácter de órgano colegiado, le resta en la práctica operatividad y eficacia,
en tanto que el carácter unipersonal del Delegado de Prevención otorga a estos más agilidad y
capacidad de respuesta.
Distingue la Ley entre competencias y facultades, conceptos que entrañan distintos significados.
Las competencias delimitan la esfera de actúación de estos Delegados en la empresa o centro de
trabajo, acotando el ámbito especifico de seguridad e higiene, al que han de circunscribir su
participación, lo que permite distinguirlo de otros ámbitos de actuación que competen a otros
6rganos representativos que coexisten en la empresa o centro de trabajo: Comités de Empresa,
Delegados de Personal y Delegados Sindicales, que se mueven en el ámbito laboral general de
Prevención interno o externo, cuando existan, como de la Inspección de Trabajo o Instituto
Nacional de Seguridad e Higiene. Parece que el Delegado de Prevención debe compartir con el
empresario esta clase de información.
e) Realizar visitas a los lugares de trabajo para comprobar el estado de las condiciones de
trabajo, derecho de gran amplitud que le permite acceder a cualquier zona del centro de trabajo y
comunicarse durante la jornada con los trabajadores, con la única limitación de que no se altere
el "normal desarrollo del proceso productivo".
Se trata de una facultad finalista: "comprobar el estado de las condiciones de trabajo" que
impide al Delegado de Prevención hacer use de este derecho con fines distintas a los
propiamente preventivos; condiciones de trabajo en el sentido que define el artículo 4.7 de la
Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
f) La Ley no se pronuncia sobre si tanto la propuesta como la decisión negativa del empresario
han de adoptar forma escrita o es suficiente el intercambio verbal. Nos inclinamos por la forma
escrita, a la vista sobre todo de lo establecido en el artículo 39-3-g) de la Ley de Infracciones y
Sanciones, cuyo apartado 1.g) considera a la inobservancia de las propuestas formuladas por los
Delegados de Prevención, como uno de los criterios a tomar en cuenta por la Inspección de
Trabajo y Seguridad Social a la hora de proponer, y de la Autoridad Laboral a la hora de
imponer la sanción, en sus grados mínimo, medio o máximo por infracciones en materia de
seguridad e higiene en el trabajo.
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3. Parece que la consulta previa del empresario, a que se refiere la Tetra e) del apartado 1, se
traduce en la obligación del o de los Delegados de Prevención de emitir un informe, lógicamente
escrito, con su parecer sobre la medida del empresario sometida a consulta. La verdad es que del
examen aislado de la letra c) no parece derivarse esta conclusión. Sin embargo, entendemos que
este apartado 3, completa lo establecido en esta letra c) del apartado 1.
Pues bien, estos informes o cualquier otro que deban emitir los Delegados de Prevención,
deberán elaborarse en el término de quince días, o el imprescindible en casos de riesgos graves e
inminentes. El mero transcurso del plazo sin realizar el informe, exonera al empresario, que
puede libremente adoptar la decisión propuesta.
4. Realizando el informe dentro del plazo señalado, puede este coincidir o no con la medida
propuesta por el empresario.
Los informes de los Delegados de Prevención no son vinculantes para el empresario. Si este
discrepa, su negativa deberá ser motivada, lo que equivale a decir que deberá expresar los
motivos o razones, que le llevan a desestimar la propuesta de los Delegados de Prevención, y
parece que también por escrito.
Nada se opone a que tanto los informes de los Delegados de Prevención, como la oposición del
empresario se manifiesten en reuniones del Comité de Seguridad y Salud, de los que se levanta
Acta escrita.
Del examen de competencias y facultades que a los Delegados de Prevención, reconoce este
artículo 36, emerge la figura del Delegado de Prevención, como la clave del arco de la
participación de los trabajadores en materia de seguridad e higiene en el trabajo.
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El tiempo utilizado por los Delegados de Prevención para el desempeño de las funciones
previstas en esta ley será considerado como de ejercicio de funciones de representaci6n a efectos
de la utilizaci6n del crédito de horas mensuales retribuidas previsto en la letra e) del citado
artículo 68 del Estatuto de los Trabajadores.
No obstante lo anterior, será considerado en todo caso como tiempo de trabajo efectivo, sin
imputaci6n al citado crédito horario, el correspondiente a las reuniones del Comité de Seguridad
y Salud y a cualesquiera otras convocadas por el empresario en materia de prevención de
riesgos, así como el destinado a las visitas previstas en las letras a) y c) del número 2 del artículo
anterior.
La formación se deberá facilitar por el empresario por sus propios medios o mediante concierto
con organismos o entidades especializadas en la materia y deberá adaptarse a la evoluci6n de los
riesgos y a la aparición de otros nuevos, repitiéndose periódicamente si fuera necesario.
El tiempo dedicado a la formación será considerado como tiempo de trabajo a todos los efectos
y su coste no podrá recaer en ningún caso sobre los Delegados de Prevención.
3. A los Delegados de Prevención les será de aplicación lo dispuesto en el apartado 2 del artículo
65 del Estatuto de los Trabajadores en cuanto al sigilo profesional debido respecto de las
informaciones a que tuviesen acceso como consecuencia de su actuación en la empresa.
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COMENTARIO
1. Se extiende a los Delegados de Prevención el régimen de garantías que para los miembros de
Comités de Empresa y Delegados de Personal (representantes legales de los trabajadores)
establece el artículo 68 del Estatuto de los Trabajadores, con reservas respecto de la garantía
consignada en la letra e) del artículo 21, sobre créditos horarios.
Los Delegados de Prevención han de designarse preceptivamente "por y entre los representantes
de Personal" (artículo 35.2), por lo que la representación especializada que se instituye en la
Ley, es órgano representativo de segundo grado, cuya composición se vincula a los preexistentes
órganos de representación legal. Como integrantes del Comite de Empresa o Delegados de
Personal en su caso, gozan del crédito horario que para estos señala el artículo 68 del Estatuto de
los Trabajadores, en función del número de trabajadores de la empresa o centro de trabajo.
Los Delegados de Prevención reúnen pues, una doble condición: representantes legales de los
trabajadores y Delegados de Prevención con funciones distintas. Pero esta doble condición no
supone duplicación del crédito horario para el ejercicio de ambas y distintas funciones.
Sin embargo, se considera tiempo de trabajo efectivo, sin imputación al crédito horario, el
invertido en:
- Reuniones del Comité de Seguridad y Salud o cualesquiera otras que convoque el empresario
para cuestiones de seguridad e higiene, y
- El empleado en realizar las visitas a los lugares de trabajo para ejercitar las facultades que se le
reconocen en el artículo 36 anterior, letras a) y c): acompañar a los técnicos en las evaluaciones
de riesgos y a los Inspectores de Trabajo y Seguridad Social en sus visitas preventivas; y el
empleado en acudir al lugar de los hechos para conocer las circunstancias de accidentes y
enfermedades (daños a la salud).
La expresa concreción de las letras a) y c) del artículo 36-2, parece excluir el tiempo invertido
para ejercitar otras facultades, y singularmente la consignada en la letra e), cuyo tiempo debe ser
imputado al crédito horario.
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Esta formación, no puede ser la general y ordinaria que en la materia debe recibir el trabajador,
todo trabajador, a la que se refiere el artículo 19 de la Ley, sino que debe ser una formación
especializada, en función de los riesgos del centro de trabajo.
A esta clase de formación alude también la Directiva-Marco, sin demásiado detalle al distinguir
la formación general de cada trabajador (artículo 12-1) de la formación de los "representantes de
los trabajadores que tengan una función específica en la proteccion de la seguridad y salud de
los trabajadores" (artículo 12-3).
e) Realizar visitas a los lugares de trabajo para ejercer una labor de vigilancia y control del
estado de las condiciones de trabajo, pudiendo, a tal fin, acceder a cualquier zona de los mismos
y comunicarse durante la jornada con los trabajadores, de manera que no se altere el normal
desarrollo del proceso productivo.
En el tenor de este artículo, "los miembros del Comité de Empresa y este en su conjunto,
observaran sigilo profesional en todo lo referente a los números 1,2,3 y 4 del apartado 1 del
artículo anterior, aun después de dejar de pertenecer al Comité de Empresa y, en especial a todas
aquellas materias sobre las que la Dirección señale expresamente su carácter reservado. En todo
caso, ningún tipo de documento entregado por la empresa al Comité podrá ser utilizado fuera del
estricto ámbito de aquella, y para distintos fines de los que motivaron su entrega".
Absoluta es también la prohibición de que cualquier tipo de documento que está obligado a
entregar el empresario se utilice fuera del "estricto ambito de la empresa" o "para fines distintos
a los que motivaron su entrega".
Los términos del precepto estatutario no pueden ser más contundentes, y dejan escaso margen a
la interpretación.
El régimen laboral especial que toda Ley representa en el especifico ámbito de la Prevención de
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riesgos laborales, obliga a tomar en cuenta que los fines de Prevención no pueden encubrir otros
fines laborales aun legítimos, para los que hay abiertos otros cauces legales.
Tanto las garantías de los Delegados de Prevención, Como la obligación de sigilo profesional, se
extiende, en igualdad de condiciones, en los casos de relaciones de carácter administrativo o
estatutario del personal al servicio de las Administraciones Publicas; garantías y obligaciones
que reitera el Real Decreto 1488/1998, de 10 de julio, de "adaptación de la legislaci6n de riesgos
laborales a la Administración General del Estado" (artículo 4.3).
2. Se constituirá un Comité de Seguridad y Salud en todas las empresas o centros de trabajo que
cuenten con 50 o más trabajadores.
El Comité estará formado por los Delegados de Prevención, de una parte, y por el empresario y
por sus representantes en número igual al de los Delegados de Prevención, de la otra.
En las reuniones del Comité de Seguridad y Salud participaran, con voz pero sin voto, los
Delegados Sindicales y los responsables técnicos de la Prevención en la empresa que no estén
incluidos en la composición a la que se refiere el párrafo anterior. En las mismás condiciones
podrán participar trabajadores de la empresa que cuenten con una especial cualificación o
información respecto de concretas cuestiones que se debatan en este órgano y técnicos en
Prevención ajenos a la empresa, siempre que así lo solicite alguna de las representaciones en el
Comité.
Las empresas que cuenten con varios centros de trabajo dotados de Comité de Seguridad y Salud
podrán acordar con sus trabajadores la creación de un Comité Intercentros, con las funciones que
el acuerdo le atribuya.
COMENTARIO
punto que requiere para su constitución, la previa designación de los Delegados de Prevención.
Su carácter paritario conlleva que en su composición haya igual numero de representantes de los
trabajadores, (que son los Delegados de Prevención) y del empresario; y su condición de órgano
colegiado supone que las decisiones a adoptar, han de acordarse por mayoría simple de sus
integrantes.
2. Son miembros del Comité de Seguridad y Salud: Por parte de los trabajadores, los Delegados
de Prevención designados por la representación legal de los trabajadores, pudiendo oscilar entre
un mínimo de dos y un máximo de ocho.
Por parte de la empresa, las personas que designe el empresario, en número igual al de
Delegados de Prevención.
Pueden participar en las reuniones del Comité de Seguridad y Salud, con voz, pero sin voto:
- Cualquier trabajador de la empresa que cuente con una especial cualificación o información
respecto de concretas cuestiones que se debatan en el Comité, y
Las previsiones de la Ley sobre asistencia a las reuniones del Comité de Seguridad y Salud,
lleva a la doctrina jurisprudencial a hablar del "carácter abierto de este, facilitando la
participación de personas que en rigor, no son componentes del mismo" (Sentencia del Tribunal
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Se constituirá un Comité de Seguridad y Salud en todas las empresas o centros de trabajo que
cuenten con cincuenta o más trabajadores (artículo 38.2). El criterio base para su constitución es
el centro de trabajo y no el ámbito de la empresa, que naturalmente puede contar con varios
centros de trabajo dotados cada uno de ellos de su propio Comité. Se permite en estos casos
(artículo 38.3), la constitución de un Comité Intercentros de Seguridad y Salud, siempre que así
lo acuerden empresa y trabajadores, con las funciones concretas que se le atribuyan en el
acuerdo.
Claramente, tiene aquí la contratacion colectiva y los acuerdos colectivos a los que se refiere el
artículo 83 del Estatuto de los Trabajadores amplio horizonte para adaptar los órganos de
participaci6n específicos de Prevención, a las características de empresas que tengan
multiplicidad de pequeños centros de trabajo, y que no tienen que limitarse exclusivamente al
Comité Intercentros de Seguridad y Salud a que se refiere en concreto el artículo 38.3 de la Ley
31/1995.
Basta, sin entrar en detalles, comparar las competencias y facultades del Comité de Seguridad y
Salud que se relacionan en el artículo 39, con las competencias y facultades que para los
Delegados de Prevención se enumeran en el artículo 36 de la Ley, para que pueda apreciarse la
devaluación de funciones y el papel secundario a que se relega al Comité respecto de los
Delegados de Prevención en materia preventiva. Su supremacia es puramente formal, ya que sus
competencias son muy escasas y acomodadas a una función fundamentalmente consultiva.
Facultad tan importante como la paralizaci6n de actividades en caso de riesgo grave e inminente
(artículo21) se sustrae por completo al Comité de Seguridad y Salud, para otorgársela a la
representación legal de los trabajadores (Comités de Empresa o Delegados de Personal) y, en su
defecto, a los Delegados de Prevención quc, a diferencia del Comité de Seguridad y Salud, son
órganos exclusivamente representativos de los trabajadores.
Podemos concluir este apartado, diciendo que este Comité se configura en la Ley de Prevención
de Riesgos Laborales:
3. El Comité de Seguridad y Salud debe, y parece preceptivo, establecer sus propias normás de
funcionamiento y este Reglamento interno podrá prever la forma de proveer la Presidencia y
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
b) Conocer cuántos documentos e informes relativos a las condiciones de trabajo sean necesarios
para el cumplimiento de sus funciones, así como los procedentes de la actividad del servicio de
prevención, en su caso.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
COMENTARIO
El artículo 16 reformado, hace relación como vimos, al plan de Prevención de riesgos laborales
como actividad preventiva distinta de la planificación de la actividad preventiva y se trata de
poner en consonancia las competencias reconocidas al Comité de Seguridad y Salud, con la
novedad que supone el nuevo "plan de Prevención de riesgos laborales" que el legislador
enfatiza en esta reforma del marco legislativo como la principal obligación del empresario en
materia preventiva y que, como tal, no puede escapar al conocimiento, participación y debate de
este 6rgano especializado de participación de los trabajadores en materia de Prevención laboral.
Se omite, por el contrario en la reforma, toda alusión a los Delegados de Prevención, que
también tienen competencias participativas en este ámbito.
2. Las facultades que se otorgan al Comité de Seguridad y Salud son correspondientes a sus
competencias, muy recortadas como hemos visto.
Por parte de los trabajadores, los Delegados de Prevención, que, a su vez, son miembros del
Comité, están facultados para realizar estas visitas; y por parte de la empresa, es obvio que la
pueden realizar cualquiera de los miembros designados por el empresario para formar parte del
Comité.
b) El conocimiento de documentos e informes hace relación a los que por imperativo legal, ha de
elaborar el empresario (art. 23) conocimiento que se extiende a las actividades que realice el
Servicio de Prevención interno o externo, cuando exista; «a sensu contrario», el Servicio de
Prevención debe rendir cuenta de sus acciones preventivas al Comité de Seguridad y Salud.
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Parece que el Comité de Seguridad y Salud competente para adoptar esta clase de decisiones,
debe ser el Comité del empresario principal o titular del centro de trabajo.
Se puede concluir que el Comité de Seguridad y Salud pierde protagonismo a favor del nuevo
6rgano de representaci6n especializada, que son los Delegados de Prevención, figura más
dinámica que el estático Comité de Seguridad y Salud.
2. En las visitas a los centros de trabajo para la comprobación del cumplimiento de la normativa
sobre Prevención de riesgos laborales, el Inspector de Trabajo y Seguridad Social comunicara su
presencia al empresario o a su representante o a la persona inspeccionada, al Comité de
Seguridad y Salud, al Delegado de Prevención o, en su ausencia, a los representantes legales de
los trabajadores, a fin de que puedan acompañarle durante el desarrollo de su visita y formularle
las observaciones que estimen oportunas, a menos que considere que dichas comunicaciones
puedan perjudicar el éxito de sus funciones.
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COMENTARIO
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Por lo que respecta a los representantes de los trabajadores, la comunicación de presencia debe
entenderse sucesiva, siguiendo el Orden establecido: Comité de Seguridad y Salud, de no existir
este, y en su defecto, Delegado o Delegados de Prevención, y solo en ausencia de ambos
órganos específicos, a los representantes legales de los trabajadores (Comités de Empresa y, o,
Delegados de Personal). Basta la comunicación a cualquiera de los órganos representativos
mencionados, de clara preferencia por los órganos específicos de representación (Comités de
Seguridad y Salud y Delegados de Prevención).
- «entrar libremente y sin previa notificación, a cualquier hora del día o de la noche, en cualquier
establecimiento sujeto a inspección» (artículo 12-1-a) del Convenio 81 de la OIT).
La contradicci6n con estos textos legales se salva, con la cautela que se consigna al final del
apartado: «a menos que considere que dichas comunicaciones puedan perjudicar el éxito de sus
funciones». La estimación de esta salvedad es apreciaci6n personal exclusiva del Inspector
actuante; que de ejercer esta facultad hace decaer el derecho del empresario y de los
representantes específicos y generales de los trabajadores.
El Proyecto de Ley que se remitió al Congreso de los Diputados, circunscribia los derechos de
comunicación de presencia y acompañamiento a los representantes de los trabajadores. La
enmienda aceptada en sede parlamentaria, hace extensivos estos derechos al «empresario o su
representante o persona inspeccionada, restableciendo el equilibrio entre ambas partes. Este
derecho compartido ahora por empresario y trabajadores, junto a la salvedad que se establece al
final del apartado, garantiza la proverbial independencia y libertad de actuaci6n de la Inspección
de Trabajo y Seguridad Social.
La rúbrica que encabeza este artículo 40, "Colaboraci6n con la Inspección de Trabajo y
Seguridad Social", no responde a su contenido; más que colaborar "con" la Inspección, es
colaboración "de" la Inspección, pues es a esta a la que se imponen una serie de requisitos
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
- La Administraci6n Tributaria y
La información al empresario basta con que se consigne mediante diligencia del Inspector en el
Libro de Visitas de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, que preceptivamente ha de
existir en cada centro de trabajo (art. 6-1 de la Ley 8/88 de 7 de Abril).
Cuando estos planes de actuación que pueden ser programás específicos para empresas o centros
de trabajo de menos de seis trabajadores que carecen de representantes generales y específicos,
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Las organizaciones sindicales y empresariales más representativas están presentes, junto a las
Administraciones General y Autonómicas en la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el
Trabajo, que es el órgano colegiado y asesor Para la formulación de las políticas de prevención,
así como órgano que tiene encomendadas la elaboración de criterios y directrices de actuación
del Instituto e información al Ministerio de Trabajo sobre los planes nacionales de actuación en
materia de seguridad e higiene en el trabajo.
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CAPITULO VI
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
El capítulo VI y su único artículo se nominan bajo idéntica rubrica, para contemplar las
obligaciones de fabricantes, importadores y suministradores a los que, al igual que a los
funcionarios y Administraciones Publicas, se extiende el ámbito de aplicación de esta Ley más
allí del ámbito laboral definido por el Estatuto de los Trabajadores (art. 1-1)
Los sujetos mencionados en los dos párrafos anteriores deberán suministrar la información que
indique la forma correcta de utilización por los trabajadores, las medidas preventivas adicionales
que deban tomarse y los riesgos laborales que conlleven tanto su use normal, como su
manipulación o empleo inadecuado.
2. El empresario deberá garantizar que las informaciones a que se refiere el apartado anterior
sean facilitadas a los trabajadores en términos que resulten comprensibles para los mismos.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
COMENTARIO
1. Surgen, como sujetos obligados y sometidos al ámbito de aplicación de la Ley, tres categorías
de personas físicas o jurídicas del todo ajenas a la relación jurídico-laboral: los titulares de
actividades de fabricación, importación y suministro de «maquinaria, equipos, productos o útiles
de trabajo» y «elementos de proteccion de los trabajadores», que hayan de ser utilizados en las
empresas o centros de trabajo.
Son tres actividades bien distintas, sobre las que pesan idénticas obligaciones: «asegurar que el
material fabricado, importado o suministrado a la empresa, no constituye fuente de peligro para
el usuario», en nuestro caso, los trabajadores, siempre que se instalen o utilicen en la forma y
condiciones recomendadas.
La obligación se impone, aisladamente, a los titulares de cada una de las actividades señaladas,
que no tienen que ser necesariamente sucesivas. Nada se opone a que el fabricante sea, al mismo
tiempo, suministrador directo del empresario, y otro tanto Cabe decir del importador. La
obligación es del fabricante, como tal, que debe producir la maquinaria y útiles de trabajo en las
debidas condiciones técnicas y de seguridad; del importador, aunque simplemente introduzca en
el mercado nacional y almacene la maquinaria o equipos defectuosos; y, en todo caso, del último
eslabón, que es el suministrador.
La ausencia de base contractual-laboral determina que estemos ante una obligación de seguridad
o higiene de carácter público, que, por otra parte, no libera al empresario de sus obligaciones en
la materia.
El empresario debe garantizar la seguridad y salud de los trabajadores en todos los aspectos
relacionados con el trabajo (art. 11 de la Ley) y uno de estos aspectos es que los equipos de
trabajo puestos a disposici6n de los trabajadores Sean adecuados, de forma que su utilización
garantice la seguridad y salud de estos.
Por si fuera poco, la Directiva especifica 89/655 relativa a "disposiciones mínimás de seguridad
y salud para la utilización por los trabajadores de equipos de trabajo", adoptada en 30 de
noviembre de 1989, dice que "el empresario deberá obtener equipos de trabajo que satisfagan las
disposiciones de cualquier Directiva pertinente aplicable" (artículo 4); y el Real Decreto
1215/1997, que aprueba el Reglamento de igual denominación que la anterior Directiva,
establece que "en cualquier caso, el empresario deberá utilizar únicamente equipos que
satisfagan:
Por su parte, la tercera Directiva especifica derivada de la Marco 89/656, relativa a equipos de
protección individual y el Reglamento del mismo nombre de ella derivado, aprobado por Real
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Decreto 773/1997, de 30 de mayo, sostiene que el empresario deberá informar a los trabajadores,
previamente al use de los equipos, de los riesgos contra los que les protege, así como de las
actividades u ocasiones en los que deben utilizarse. Asimismo deberá proporcionarles
instrucciones, preferentemente por escrito, sobre la forma correcta de utilizarlos y mantenerlos
(artículo 8).
La doctrina jurisdiccional sobre la materia no es uniforme, sin duda porque los supuestos de
hecho enjuiciados son necesariamente casuísticos.
Frente a Sentencias que sostienen que "no puede exonerar de la responsabilidad sobre las
medidas de seguridad en el trabajo el hecho de que la maquina estuviera homologada, porque lo
relevante es determinar si en el momento concreto de producirse el accidente, cumplía todos los
requisitos de seguridad exigibles... ". (Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de
30 de septiembre de 1994), no faltan otras que exoneran de responsabilidad por el estado de la
maquinaria, y así la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco de 7 de enero de
1997, se pronuncio del siguiente tenor: " para que pudiera achacarse el accidente a una culpa in
eligendo, hubiera sido necesario probar: 1) que la maquina adolecía de dispositivos obligatorios
de seguridad y que la empresa no los hubiere protegido (la maquinaria era revisada anualmente);
2) que no cumpliera alguno de los requisitos a que se refiere el Reglamento de seguridad en las
maquinas de 26 de mayo de 1986, en cuyo Capítulo VII se especifican las reglas de seguridad en
las maquinas y no consta que se hubiera incumplido por la empresa cuestión alguna de las que
ordena este Reglamento... De tal suerte que, desde esta perspectiva, no existe una negligencia
sobre los sistemás de seguridad que se encargaba a la empresa suministradora que las revisaba
anualmente".
El empresario tiene derecho a recabar y ampliar esta información, para aquellas obligaciones de
información respecto de los trabajadores.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
La obligación de este apartado 2, lo es del empresario, respecto de sus trabajadores, a los que
deberá trasmitir la información recibida del fabricante, importador o suministrador y en términos
que resulten comprensibles a los mismos. No basta la mera transmisión, se ha de expresar esta
en forma que sea inteligible para el trabajador, en función de su formación y cultura.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
CAPITULO VII
RESPONSABILIDADES Y SANCIONES
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Las secuencias negativas o «carga» derivada del incumplimiento, pueden revestir diversas
formás: sanciones económicas (multas), resarcimiento de daños, o privación de libertad,
dependiendo de la naturaleza de la obligación incumplida.
En materia de seguridad e higiene en el trabajo, las obligaciones que la Ley impone a las
personas obligadas, son especialmente intensas y extensas, dado el valor comunitario de los
bienes jurídicos a proteger: fundamentalmente, la vida, la integridad física y la salud de los
trabajadores, bienes, que por otro lado, son también objeto de protección por otros órdenes o
parcelas del ordenamiento juridico, no laborales.
Si muchas y de especial intensidad son las obligaciones que legalmente se imponen, importantes
y rigurosas son también las sanciones que se prevén para caso de incumplimiento en el ámbito
laboral. La normativa de seguridad e higiene en el trabajo, se califica como de derecho necesario
absoluto, lo que se traduce en el grado más elevado de imperatividad y coercibilidad, y
totalmente sustraída a la voluntad individual y colectiva de las partes de la relación de trabajo;
pero las obligaciones o deuda de seguridad del empresario sobrepasan el ámbito puramente
laboral para ser también obligaciones exigidas por otros ordenamientos, como el civil y el penal,
en principio compatibles entre sí.
En este tejer y destejer legislativo, este Capítulo VII de la Ley de Prevención queda mutilado y
cuasi-vacio de contenido sancionador, al quedar derogados, por la Disposici6n Derogatoria
Única del Real Decreto Legislativo 5/2000, los apartados 2, 4 y 5 del artículo 42, nominado
"Responsabilidades y su compatibilidad" y los artículos 45 a 52 de este texto legal.
Sin embargo, no podemos considerar derogado todo el contenido sancionador de este Capítulo
VII, por cuanto permanecen vigentes:
Los apartados 1 y 3 del artículo 42 y los artículos 43, 44, 53 y 54, relativos, respectivamente a:
De modo sumario, podemos sentar, a propósito de esta modificación legislativa que entro en
vigor el 1 de enero de 2001:
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Los antiguos números 2,4 y 5 fueron derogados por el número 2 de la disposición derogatoria
única del R.D. Leg. 5/2000, 4 agosto, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre
Infracciones y Sanciones en el Orden Social («B.O.E.» 8 agosto)
COMENTARIO
1. Cabe distinguir, al abordar esta delicada materia de las responsabilidades, entre "obligación"
y "responsabilidad", distinción que realiza la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que trata
las obligaciones en su Capítulo III, "Derechos y obligaciones"; y las responsabilidades en su
Capítulo VII, "Responsabilidades y Sanciones", y que son materias indisolublemente unidas.
Las responsabilidades laborales, que derivan del incumplimiento de toda normativa de esta
naturaleza, ya sea legal, reglamentaria o convencional, se regulan' en la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales de 1995, Capítulo VII, y en el texto refundido de la Ley de Infracciones y
Sanciones sobre el Orden Social de 2000.
Pero ni la Ley de Prevención, ni la Ley de 5/2000 por su naturaleza laboral, entran como es
natural, en la regulación de otras responsabilidades extralaborales que, como las de carácter
penal o civil, se rigen por los respectivos Códigos Penal y Civil: se limita, como hemos visto
(artículo 42-1) a mencionar la existencia de estas otras clases de responsabilidad que pueden
darse en supuestos de grave incumplimiento de las obligaciones de seguridad e higiene y su
compatibilidad o incompatibilidad, para centrarse exclusivamente en la contemplación de la
responsabilidad laboral. La invasión del Ordenamiento Penal en el ámbito laboral de prevención
puede producirse a través de tres vías: los artículos 142 (homicidio por imprudencia grave), 152
(lesiones por imprudencia grave) y 316, 317 y 318 (delito contra la seguridad en el trabajo)
cuando se trata de delitos y el artículo 621 cuando se trata de faltas.
La responsabilidad civil por daños y perjuicios tiene su apoyo en dos artículos del Código Civil:
1091, para responsabilidad contractual y 1902 y siguientes para la responsabilidad
extracontractual.
Con carácter general, cabe decir que la regulación que de las responsabilidades laborales se
contiene en la Ley de Prevención y en la Ley de Infracciones y Sanciones de 2000, se
caracteriza por su excepcional rigor coercitivo, que se manifiesta en una doble dirección:
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
- Ampliando el elenco de infracciones, singularmente de las graves y muy graves sobre las
anteriormente tipificadas en la Ley 8/1988, de Infracciones y Sanciones, e
Durante mucho tiempo, y hasta 1988, en que entra en vigor la Ley 8/1988, de Infracciones y
Sanciones, se ha mantenido en el ámbito sancionador de seguridad e higiene en el trabajo, la
compatibilidad de responsabilidades, consignada en el artículo 155 de la Ordenanza General de
Seguridad e Higiene en Trabajo de 9 de marzo de 1971, en cuyo tenor literal: "salvo precepto
legal en contrario, las responsabilidades que exijan las Autoridades del Ministerio de Trabajo o
que declare la jurisdicción laboral, serán independientes y compatibles con cualesquiera otras de
índole civil, penal o administrativa, cuya determinación corresponda a otras jurisdicciones o a
otros órganos de la Administración Pública".
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Carácter sancionatorio tienen claramente, tanto la condena penal como la sanción administrativa,
que son manifestaciones del "ius puniendi' del Estado, en su actuaci6n de velar por los intereses
públicos. Por el contrario, en la indemnización por daños y perjuicios, en que se traduce la
responsabilidad civil, está ausente el carácter sancionador, al compensar intereses privados que
pueden resultar lesionados. Más discutible es el carácter sancionador o indemnizatorio del
recargo en las prestaciones económicas del sistema de Seguridad Social.
Desde este criterio que sienta la Ley de Prevención, se declara la compatibilidad de la sanción
administrativa con la indemnización por daños y perjuicios derivados del incumplimiento de las
obligaciones establecidas en materia de prevención de riesgos laborales (responsabilidad civil) y
con el recargo de prestaciones económicas de la Seguridad Social en supuestos de accidentes de
trabajo o enfermedad profesional, con infracci6n de medidas de seguridad e higiene.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
2. El requerimiento formulado por el Inspector de Trabajo y Seguridad Social se hará saber por
escrito al empresario presuntamente responsable señalando las anomalías o deficiencias
apreciadas con indicación del plazo para su subsanación. Dicho requerimiento se pondrá,
asimismo, en conocimiento de los Delegados de Prevención.
3. Los requerimientos efectuados por los funcionarios públicos a que se refiere el artículo 9.2 de
esta ley, en ejercicio de sus funciones de apoyo y colaboración con la Inspección de Trabajo y
Seguridad Social, se practicarán con los requisitos y efectos establecidos en el apartado anterior,
pudiendo reflejarse en el Libro de Visitas de la inspecci6n de Trabajo y Seguridad Social, en la
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
COMENTARIO
El supuesto normal es optar por una de las dos vías: Acta de Infracción o Requerimiento, pero la
redacción del precepto parece admitir la simultaneidad de ambas: Acta de Infracción y
Requerimiento, que no tiene mucho sentido porque el propio hecho de levantar Acta de
Infracción es ya requerimiento mucho más conminatorio.
En los casos, como dijimos no comunes, de que se hubiese practicado simultáneamente Acta de
Infracción y Requerimiento, por los mismos hechos infractores, la oposición a este ultimo
deberá formularse en la impugnación del Acta de Infracción.
Del campo general se desciende al terreno específico de la prevención de riesgos laborales y así,
entre las medidas derivadas de la actividad inspectora, la Ley señala en su artículo 7.3, la de
requerir al empresario a fin de que, en un plazo determinado lleve a efecto las modificaciones
que Sean precisas en sus instalaciones, en el montaje o en los métodos de trabajo que garanticen
el cumplimiento de las disposiciones relativas a la salad o la seguridad de los trabajadores.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
General del Estado y de las Comunidades Autónomás, que ejerzan labores técnicas en materia
de prevención de riesgos laborales, el desempeño de funciones comprobatorias de seguridad y
salud en las empresas y centros de trabajo.
El nuevo apartado 3, que se adiciona a los dos anteriores, con redacción inalterada, establece que
los requerimientos efectuados por estos funcionarios públicos en ejercicio de sus funciones, que
siguen llamándose "de apoyo y colaboración" con la Inspección de Trabajo y Seguridad Social,
se practicarán "con los requisitos y efectos ya establecidos para la Inspección de Trabajo en el
apartado 2 del artículo 43, pudiendo reflejarse en el Libro de Visitas de la Inspección de
Trabajo".
El requerimiento se formalizará y se hará saber al empresario por escrito, tanto por el Inspector
de Trabajo actuante, como por los funcionarios públicos a que se refiere el artículo 2 de la Ley.
El requisito exigido es la forma escrita, que puede o no reflejarse en el Libro de Visitas de la
Inspeccion. El requerimiento señalara las anomalías o deficiencias apreciadas, con indicación
del plazo que se concede para su subsanación y se pondrá en conocimiento de los Delegados de
Prevención.
Los requerimientos, siempre por escrito, tienen los mismos requisitos que los que puede
formular la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, inclusive la posibilidad de hacerlas
constar, mediante diligencia, en el Libro de Visitas de la Inspección.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
La paralizaci6n de los trabajos se levantara por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social que
la hubiera decretado, o por el empresario tan pronto como se subsanen las causas que la
motivaron, debiendo, en este último caso, comunicarlos inmediatamente a la inspecci6n de
Trabajo y Seguridad Social.
2. Los supuestos de paralizaci6n regulados en este artículo, así como los que se contemplen en la
normativa reguladora de las actividades previstas en el apartado 2 del artículo 7 de la presente
Ley, se entenderán, en todo caso, sin perjuicio del pago del salario o de las indemnizaciones que
procedan y de las medidas que puedan arbitrarse para su garantía.
COMENTARIO
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Debe distinguirse la paralización de trabajos que regula este artículo, de la suspensión o cierre
del centro de trabajo, a que se refiere el artículo 53 de la Ley. La suspensión o cierre del centro
de trabajo es facultad y competencia del Gobierno Central, o en su caso, de los órganos de
gobierno de las Comunidades Autónomás y tiene una dimensión colectiva, y general, afectando
a todos los trabajos y a todos los trabajadores del centro de trabajo. La paralización que aquí se
contempla, es facultad personal del Inspector como dijimos, y afecta a concretos y determinados
trabajos o tareas que pueden ser una secci6n del centro de trabajo, determinadas tareas realizadas
por un grupo de trabajadores o puesto de trabajo desempeñado por un solo trabajador.
La orden de paralizaci6n inmediata, que es una medida extrema y sanción atípica y excepcional,
puede impugnarse por el empresario en un procedimiento administrativo especial, breve y
sumario ante la Autoridad Laboral, territorialmente competente, que se detalla en este apartado.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
“El incumplimiento por parte de las empresas de las decisiones de la Inspecci6n de Trabajo y
Seguridad Social y de las resoluciones de la Autoridad Laboral en materia de paralización de
trabajos que no cumplan las normás de seguridad e higiene, se equiparara, respecto de los
accidentes de trabajo, que, en tal caso, pudieran producirse, a falta de formalización de la
protección, por dicha contingencia de los trabajadores afectados, con independencia de cualquier
otra responsabilidad o sanción a que hubiere lugar”.
La identidad de redacción, cuasi literal de este artículo 44.1, con lo establecido en el artículo 11,
apartados 3 y 4 del Reglamento mencionado, hace innecesario entrar en su examen.
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Artículo expresamente derogado por la Disposición derogatoria del Real Decreto Legislativo
5/2000 de 4 de Agosto, que aprueba el texto articulado de la Ley de Infracciones y Sanciones en
el orden social, que deja únicamente vigentes los cinco párrafos que se transcriben del apartado
1, que dice:
No obstante lo anterior, en el ámbito de las relaciones del personal civil al servicio de las
Administraciones Publicas, las infracciones serán objeto de responsabilidades a través de la
imposición, por resolución de la autoridad competente, de la realización de las medidas
correctoras de los correspondientes incumplimientos, conforme al procedimiento que al efecto
se establezca.
COMENTARIO
1. El contenido del primer párrafo del apartado 1 de este artículo 45 de la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales, que ahora se deroga, queda incorporado al artículo 5-2 del Real Decreto
Legislativo 5/2000 de 4 de agosto, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre
Infracciones y Sanciones en el Orden Social y se recoge literalmente, sin variación alguna, por
lo que se hace innecesario su reproducción; y es una manifestación más del carácter puramente
formal de gran parte de las modificaciones legales de 2000 que afectan a la Ley de Prevención
de Riesgos Laborales.
En todo caso, y ateniéndonos a las prescripciones de los párrafos no derogados de este artículo
45-1, cabe decir:
En el ámbito de las relaciones del personal civil al servicio de las Administraciones Publicas, las
infracciones no serán objeto de sanción» en el orden administrativo, sino que la responsabilidad
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
En los eufemísticos términos del artículo parece deducirse que los procedimientos sancionadores
pueden ser varios y distintos, según que se trate del ámbito de la Administraci6n General del
Estado o de otras Administraciones Públicas, Comunidades Aut6nomás, Administraciones
Locales, etc.
Para la Administración General del Estado cuya elaboración compete al Gobierno, se enuncian
tres principios a que el procedimiento deberá ajustarse.
Entendemos que se descarta la iniciativa propia del Inspector o del “órgano competente” para
hacer residir la iniciativa de la intervención inspectora en la Autoridad Superior o en la petición
de los representantes del personal.
c) Las discrepancias entre los Ministros competentes; Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
y el Ministerio al que pertenezca la Unidad Administrativa inspeccionada, se resolverán en el
seno del Consejo de Ministros.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
El procedimiento administrativo especial que este artículo remite a la Ley 8/1988, de 7 de abril,
de Infracciones y Sanciones en el Orden Social, hay que entenderlo sustituido hoy por el
Reglamento 928/1998, de 14 de mayo, sobre "procedimiento para la imposición de sanciones
por infracciones de Orden Social y para los expedientes liquidadores de cuotas de Seguridad
Social" (B.O.E. de 3 de junio).
En todo caso, este vigente Reglamento de procedimiento no deja de decir en su artículo 3.4
nominado como "sujetos responsables" que "queda excluido del ámbito de aplicación de este
Reglamento la corrección de las in fracciones en materia de prevención de riesgos laborales en
el ámbito de las Administraciones Públicas, que se sujetara al procedimiento y regimen previsto
en el artículo 45 de la Ley 3 1/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales y
en su normativa de desarrollo".
Destacamos de su regulación:
3. Solo es órgano competente para iniciar este procedimiento especial, el Jefe de la Inspección
de Trabajo y Seguridad Social, respecto de la organizaci6n territorial de la Administración
General del Estado o el Director especial de la Inspección de Trabajo adscrita a la Autoridad
Central (Dirección General de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social) si se trata de
órganos centrales de la Administración General del Estado o de sus Organismos Autónomos.
El procedimiento culmina con un requerimiento que recoja las irregularidades detectadas por el
Inspector y las medidas y el plazo que deban adoptarse para su subsanaci6n, de laborioso
trámite. En ningún caso puede practicarse Acta de Infracción.
Artículo derogado por el Real Decreto Legislativa 5/2000 de 4 de Agosto, que aprueba el texto
articulado de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social, y cuyo contenido inalterado
pasa al artículo 11 de este texto legal.
Artículo expresamente derogado por el Real Decreto Legislativo 5/2000 de 4 de Agosto que
aprueba el texto articulado de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social y cuyo
contenido se recoge ahora en el artículo 12 de este texto legal.
Artículo derogado por el Real Decreto Legislativo 5/2000 de 4 de Agosto, que aprueba el texto
refundido de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social, cuyo contenido se recoge
ahora, en el artículo 13 de este texto legal.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Artículo derogado por el Real Decreto Legislativo 5/2000 de 4 de Agosto, que aprueba el texto
refundido de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social y cuyo contenido se recoge
ahora, en los artículo 39 y 40 de este texto legal.
Artículo enteramente derogado por el Real Decreto Legislativo 5/2000 de 4 de Agosto que
aprueba el texto articulado de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social y cuyo
contenido se recoge ahora en los apartados 1 y 2 del artículo 41 de este texto legal.
Artículo derogado por el Real Decreto Legislativo 5/2000 de 4 de Agosto que aprueba el texto
articulado de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social y cuyo contenido se recoge
ahora en el apartado 3 del artículo 4 de este texto legal.
Artículo derogado por el Real Decreto Legislativo 5/2000 de 4 de Agosto que aprueba el texto
articulado de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social y cuyo contenido se recoge
ahora en el artículo 48 de este texto legal.
COMENTARIO
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Esta sanción se prevé para casos extremos, de autentica resistencia al cumplimiento de la Ley; y
cuando la aplicación de todas las demás medidas sancionadoras se hayan revelado ineficaces
para corregir la gravísima conducta infractora del empresario, que con su reiterada actitud pone
en peligro grave e inminente la vida y salud de los trabajadores de todo un centro de trabajo.
La medida puede consistir en la suspensión temporal de todas las actividades del centro de
trabajo o en el cierre definitivo del mismo, siendo de aplicación en ambos casos, lo dispuesto en
el artículo 30 del Estatuto de los Trabajadores, (imposibilidad de la prestación) "los trabajadores
afectados conservaran su derecho al salario, por el tiempo que dure la suspensión de actividades,
o percibirán las indemnizaciones que procedan, en caso de cierre definitivo del Centro de
trabajo, pudiendo arbitrarse las garantías precisas para su efectividad".
No cabe confundir esta medida sancionadora excepcional que compete al Gobierno, con
supuestos que podemos considerar parecidos, contemplados en otros artículos de la Ley:
«paralización de trabajos» del artículo 44-1 acordada por la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social; y «paralización de la actividad>>, como competencia de los representantes legales de los
trabajadores, a que se refiere el artículo 21-3. En el primer supuesto, se trata de paralización de
«trabajos», de determinados trabajos o tareas, no de suspensión de actividades de todo un centro
de trabajo, y mucho menos del cierre de este. En el Segundo, la decisión mayoritaria de los
representantes legales de los trabajadores, además de no constituir sanción, ha de ratificarse o
anularse por la Autoridad Laboral en el término de veinticuatro horas.
Es, en todo caso, medida sancionadora extrema, accesoria de las sanciones económicas por
infracciones muy graves que puedan corresponder, cuya regulación se completa, con lo que
establece el Reglamento 928/1998 "sobre procedimiento para la imposición de sanciones ", en
su artículo 26, bajo la rúbrica de "normás específicas", que "cuando concurran circunstancias de
excepcional gravedad en las infracciones referidas a la seguridad, higiene y salud laborales, el
Jefe de la Inspección Provincial de Trabajo lo pondrá en conocimiento del órgano
correspondiente de la Comunidad Autónoma, o de la Administración del Estado, si no se hubiere
transferido la competencia y, en su caso, de la autoridad central de la Inspección, al objeto de
que se someta la suspensión temporal o el cierre del establecimiento a la aprobación del
Gobierno o del órgano competente de la Comunidad Autónoma, de conformidad con lo previsto
en el artículo 53 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (artículo 26 del Reglamento
aludido).
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Las limitaciones a la facultad de contratar con la Administración por la comision de delitos o por
infracciones administrativas muy graves en materia de seguridad y salud en el trabajo, se regirán
por lo establecido en la Ley 13/1995, de 18 de mayo, de Contratos de las Administraciones
Publicas.
COMENTARIO
Las limitaciones a la facultad de contratar con las Administraciones Publicas, son obviamente
medidas sancionadoras administrativas, de gran onerosidad para personas y empresas afectadas,
para cuya aplicación se remite este artículo a la Ley 13/1995 de 18 de mayo, de Contratos de las
Administraciones Publicas en su integridad.
Bien pudiera parecer que la Ley de Prevención toma y traslada a su texto estas rigurosas
medidas sancionadoras de la invocada Ley de Contratos de las Administraciones Publicas,
cuando lo cierto es, y es de interes consignar lo, que esta clase de sanciones han estado presentes
en todos y cada uno de los varios Borradores de Anteproyecto, que como material prelegislativo
se han manejado en el laborioso proceso de gestación de esta Ley desde los últimos anos 80.
Las limitaciones a la facultad de contratar con las Administraciones Publicas se traducen en dos
medidas punitivas distintas: prohibición absoluta de contratación y suspensión de la «
clasificación que habilita para contratar con estas Administraciones. La primera afecta a
personas, y la segunda a empresas (artículos 20 y 34 de la Ley 13/1995.
Ambas son sanciones de carácter administrativo; pero son sanciones accesorias de otras previas
y principales, bien penales, bien administrativas.
Para el artículo 20 de la Ley 13/1995, titulado <<Prohibiciones de contratar: <<En ningún caso,
podrán contratar con la Administración, las personas, en quienes concurra alguna de las
circunstancias siguientes:
-haber sido condenadas por sentencia firme por delitos contra la seguridad e higiene en el
trabajo..., o sancionadas con carácter firme por infracción muy grave en materia social de
acuerdo con lo dispuesto en la Ley 8/88 de 7 de Abril sobre infracciones y sanciones en el Orden
social.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Para el artículo 34, nominado <<Suspensión de la clasificación» en lo que a nosotros nos afecta:
(<Serán causas de suspensión por tiempo no superior a cinco anos, las siguientes:... d) haber
sido sancionado con carácter firme, por infracción muy grave, que haya ocasionado daños a la
salud de los trabajadores, como consecuencia del incumplimiento de obligaciones en materia de
seguridad y salud laboral, previstas en la normativa sobre prevención de riesgos laborales.
Sin embargo, el artículo 34 de la misma Ley, al enunciar las causas de suspensión de las
clasificaciones para contratar, se refiere explícitamente a «infracciones muy graves, que hayan
ocasionado daños a la salud de los trabajadores, incumpliendo las obligaciones en materia de
seguridad y salud laboral, previstas en la <<normativa sobre prevención de riesgos laborales,
que no pueden ser otras que los que se relacionan en el artículo 13 de la Ley de Infracciones y
Sanciones vigente.
La confusión o aparente contradicción deriva de las diferencias cronologicas entre una y otra
Ley, por lo que parece razonable optar por la interpretación de la Ley 13/1995 de Contratos de
las Administraciones Públicas en el mismo sentido de la redacción que del artículo 54, salió del
Congreso de los Diputados para el Senado, en cuyo trámite se acordó la pura y simple remisión
en bloque a la Ley 13/1995:
La prohibición de contratar alcanza, en todo caso, a las personas» que hayan sido condenadas
por sentencia firme por delitos contra la seguridad e higiene en el trabajo, que se resuelve en la
órbita penal y ante los órganos jurisdiccionales de esta clase.
El empresario, persona jurídica o empresas societarias actúan en el mundo del derecho, a través
de personas físicas, que encarnan y asumen la representación de la empresa, por cuya cuenta
actúan. La sanción penal, en su caso, se impone a las empresas, personas jurídicas, en la persona
física de sus administradores o representantes, con lo que no dejan de ser siempre personas las
condenadas en el orden jurisdiccional penal.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
artículo 20-a)).
Son tres los comportamientos delictivos relacionados con la prevención de riesgos laborales,
susceptibles de condena penal: los tipificados como tales en los artículos: 152, relativo a lesiones
por imprudencia; 142, homicidio por imprudencia y 316, 317 y 318, que configuran un delito,
directamente relacionado con la seguridad en el trabajo; todos del Código Penal Común vigente.
Los dos primeros artículos 142 y 152 otorgan a la prevención de riesgos laborales, una
protección penal genérica, en tanto que es protección penal específica el delito que se contempla
en los artículos 316, 317 y 318 del Código Penal, aprobado por Ley Orgánica 10/1995 de 23 de
noviembre.
Son siempre las «personas» condenadas por sentencia firme por cualquiera de estos delitos sobre
las que pesa como sanción accesoria, la prohibición de contratar con la Administración. En el
caso de empresas societarias, la prohibición afecta a las personas que administran o representan
a la empresa, persona jurídica; la remoci6n de estos 6rganos de gobierno exonera a la empresa
de esta prohibición.
Prohibición y suspensión, por este carácter accesorio, no son susceptibles de aplicación directa,
sino que siempre han de acompañar y derivar, o de condena penal firme por delitos contra la
seguridad e higiene, (prohibición), o de sanción administrativa firme por infracciones legalmente
tipificadas como muy graves en la Ley 5/2000 de Infracciones y Sanciones.
Cierto que estas medidas sancionadoras no son privativas de las condenas penales o sanciones
por infracciones muy graves en materia de seguridad e higiene en el trabajo. La reciente Ley de
Contratos de las Administraciones Públicas convierte estas sanciones accesorias en generales
para multitud de supuestos de delito o sanciones administrativas «muy graves>> que no guardan
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
No en todas las empresas ni siquiera en la mayoría, entra como objeto del negocio, celebrar
contratos con las Administraciones Publicas, pero hay otras, en las que la contratación pública
(empresas de construcción y otras) constituye su principal, cuando no exclusivo objeto social y a
las que la aplicación de estas medidas puede hacer inviable su propia supervivencia como
empresa.
La aplicación efectiva de las medidas sancionadoras previstas en los dos apartados anteriores, se
regirán «a todos los efectos» por la Ley de Contratos de las Administraciones Publicas de 18 de
Mayo de 1995, a la que reiteradamente hemos hecho alusión. Contiene esta Ley cumplida
regulación de aspectos tales como procedimientos para la declaración de la prohibición y sus
efectos (art. 26); supuestos de clasificación y competencia Para otorgarla y suspenderla etc. etc...
a la que nos remitimos.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
DISPOSICIONES ADICIONALES
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COMENTARIO
La Ley ha optado, sin variar sustancialmente los conceptos, por introducir una terminología que
difiere de la tradicionalmente utilizada por los textos legales laborales históricos y vigentes. Es
el caso del afincado termino de seguridad e higiene en el trabajo, al que se rehúye
sistemáticamente en el articulado de la Ley para hablar de seguridad y salud en el trabajo,
cuando no del menos comprensivo de salud laboral».
Los ahora llamados «daños a la salud de los trabajadores», no son sino los clásicos accidentes de
trabajo y enfermedades profesionales, cuya denominación sigue respetando la normativa de
Seguridad Social. Para no crear una innecesaria confusión terminológica, obscurecedora de los
conceptos sustantivos, se ve obligado el legislador a precisar en esta Disposición Transitoria
Primera la plena vigencia de las definiciones de los conceptos de accidentes de trabajo,
enfermedad profesional accidente no laboral y enfermedad común que continuaran siendo de
plena aplicación en el ámbito de la Seguridad Social.
Los "daños derivados del trabajo" se definen en el artículo 4-3°, como "las enfermedades,
patologías o lesiones sufridas con motivo u ocasión del trabajo".
Desde el punto de vista de la salud (otro termino perturbador) que tiene un carácter sobre
indefinido, expansivo, parece clara la intención del legislador de estimar los "daños derivados
del trabajo" como concepto de mayor amplitud que los familiares de accidente de trabajo y
enfermedad profesional o de trabajo, en los que sigue apoyándose, sin fisuras, la Ley General de
Seguridad Social vigente. Tal vez, es la introducción del término "patologías", (del trabajo, se
entiende) la verdadera novedad de la definición, en cuanto comprenda cualquier alteración de la
salud del trabajador, que posiblemente no entre en el concepto de enfermedad o lesión.
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La evaluación de la salud del trabajador, sin duda, que es concepto más amplio que el de
reconocimiento "strictu sensu", porque puede comprender varias determinaciones medicas
concretas, pero no es menos cierto que los reconocimientos médicos antes regulados por el
derogado Reglamento de los Servicios Médicos de Empresa de 1959, también abarcaban
múltiples pruebas medicas concretas, que, incluso preveía la propia norma, y no dejaban de ser,
por ello, verdaderas evaluaciones de la salud del trabajador.
Podíamos concluir aquí, diciendo, que, pese a todos los cambios semánticos: "nihil novum sub
sole".
Los recursos y funciones que actualmente tienen atribuidos el Instituto Nacional de Medicina y
Seguridad del Trabajo y la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo se adscriben y serán
desarrollados por las unidades, organismos o entidades del Ministerio de Sanidad y Consumo
conforme a su organización y distribución interna de competencias.
COMENTARIO
Los organismos que aquí se mencionan han desempeñado, desde su creación en el año 1959,
importantes funciones en el campo de la seguridad e higiene en el trabajo, que han decaído
considerablemente en los últimos tiempos, por la mayor pujanza del Instituto Nacional de
Seguridad e Higiene en el Trabajo (artículo 8) creado en 1971, bajo la denominación de Plan
Nacional de Higiene y Seguridad del Trabajo.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
En síntesis, los organismos se declaran formalmente extinguidos, pero sus funciones las asume
la Administración Sanitaria que las ejercerá con y a través de los órganos que pueda prever su
organización interna.
1. Para empezar, deroga sin más, el viejo Reglamento de los Servicios Médicos de Empresa, de
21 de noviembre de 1959, que habría que dado transitoriamente vigente, tras la promulgación de
la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales.
La interpretación del precepto nos lleva a estimar que los antiguos Servicios Médicos de
Empresa se integraran, ciertamente, en los modernos Servicios de Prevención, siempre que estos
existan o se constituyan, porque la empresa venga obligada, por reunir las condiciones que
señala el artículo 14 del Reglamento 39/1997, con las excepciones del artículo 21 para los
Servicios de Prevención Mancomunados. Pero si estos Servicios de Prevención no se
constituyen por una u otra causa legalmente valida (tener menos de quinientos trabajadores, por
ejemplo), los Servicios Médicos de Empresa, al no poder integrarse, no se extinguen, sino que
continuaran realizando las actividades preventivas (de carácter sanitario) que tenían asignadas
anteriormente.
Parece muy lejos de la intención del legislador, suprimir estas organizaciones sanitarias, cuyo
origen se remonta a 1956.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
En todo caso, los Servicios Médicos de Empresa constituidos antes de entrar en vigor la Ley de
Prevención de Riesgos Laborales, tanto integrados en los Servicios de Prevención, como no
integrados, continuaran desempeñando aquellas funciones que tuvieren atribuidas, (sanitarias,
por supuesto) distintas de las propias del Servicio de Prevención; clara referencia a posibles
actividades sanitarias asistenciales, que en la práctica, venían desarrollando muchos Servicios
Médicos de Empresa, sobre todo en la modalidad de Servicios de Prevención propios.
4. El diploma de Medicina de Empresa que Expedia la Escuela Nacio nal de Medicina del
Trabajo, es titulo suficiente para desempeñar las funciones de la disciplina preventiva de
Medicina del Trabajo en los Servicios de Prevención, junto, naturalmente, al título de espe
cialista en Medicina del Trabajo, que otorgaba y sigue otorgando la Universidad, al amparo de
la Ley de Especialidades Médicos.
5. Se mantiene aun la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo, que sigue impartiendo
acciones formativas para ATS-DUE de Empresa, en tanto que ha desaparecido definitivamente
la Organización de Servicios Médicos de Empresa (O.S.M.E) siendo, de acuerdo con el artículo
21 de la Ley 14/1986 General de Sanidad "las unidades responsables de salud pública del Área
de Salud, las competentes para la coordinación entre los Servicios de Prevención que actúen en
esa área y el sistema sanitario" (art. 38-1 del Reglamento de los Servicios de Prevención).
1. Esta Ley, así Como las normás reglamentarias que dicte el Gobierno en virtud de lo
establecido en el artículo 6, constituyen legislación laboral, dictada al amparo del artículo
149.1.7a. de la Constitución.
2. Respecto del personal civil con relación de carácter administrativo o estatutario al servicio de
las Administraciones Publicas, la presente Ley será de aplicación en los siguientes términos:
a) Los artículos que a continuaci6n se relacionan constituyen normás bási cas en el sentido
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
2.
5, apartado 1.
12.
15.
16.
17.
20.
21.
22.
23.
24, apartados 1, 2 y 3.
25.
26.
29.
33.
34, apartados 1, párrafo primero, 2 y 3, excepto párrafo segundo. 35, apartados 1, 2, párrafo
primero, 4, párrafo tercero.
37, apartados 2 y 4.
42, apartado 1.
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Tendrán este mismo carácter básico, en lo que corresponda, las normás reglamentarias que dicte
el Gobierno en virtud de lo establecido en el artículo 6 de esta Ley.
b) En el ámbito de las Comunidades Autónomás y las Entidades Locales, las funciones que la
Ley atribuye a las Autoridades Laborales y a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social
podrán ser atribuidas a órganos diferentes.
c) Los restantes preceptos serán de aplicación general en defecto de normativa especifica dictada
por las Administraciones Publicas, a excepción de lo que resulte inaplicable a las mismás por su
propia naturaleza juridico-laboral.
COMENTARIO
1. Se otorga el carácter de «normativa básica» en el ámbito laboral tanto a la Ley; como a las
normás reglamentarias de desarrollo, invocando la base 7a, del artículo 149-1 de la Constitución.
El artículo 149-1 constitucional enumera las materias, cuya regulación es competencia exclusiva
del Estado, y como tal menciona en la base 7a “la legislaci6n laboral sin perjuicio de su
ejecución por los 6rganos de las Comunidades Autónomás”. Se garantiza de esta manera la
aplicación general y uniforme de la normativa de seguridad e higiene en todo el territorio del
Estado.
La aplicación o ejecuci6n de esta normativa puede ser ejercida por los órganos administrativos
de las Comunidades Autónomás, en virtud y en los términos de sus respectivos Estatutos
autonómicos. Lo que se excluye es la facultad normativa, tanto legal, como reglamentaria, que
reside exclusivamente en el poder legislativo y Gobierno del Estado.
Reitera en este punto la Ley, el carácter de <<básico» de los preceptos contenidos en una
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Al ampararse en bases distintas, la 7a y la 18a del mismo precepto constitucional, según que se
trate de ámbito laboral (base 7a) o ámbito administrativo (base 18a) se está reconociendo a la
Ley de Prevención de Riesgos Laborales, como un hibrido de norma laboral y norma
administrativa. Más que extender al ámbito administrativo, tradicionalmente excluido, la
aplicación de una Ley laboral, parece otorgarse a esta y además, el carácter y naturaleza de
norma administrativa, frenando el proceso de « laborización>) de las Administraciones y
funcionarios públicos.
El mero enunciado de las materias concretas a que se refieren los artículos y apartados que se
enumeran haría interminable este comentario, por lo que remitimos a su puntual consulta.
También el Reglamento 39/1997 de los Servicios de Prevención otorga carácter básico, con
amparo en los mismos preceptos constitucionales, a una serie de artículos, que enumera, del
propio Reglamento en su Disposición Adicional Primera.
Del examen de los artículos, que tanto la Ley 31/1995, como el Reglamento 39/1997 exime del
carácter de básicos, podemos afirmar que, en general, solo se excluyen preceptos que apenas o
nada tienen que ver con la función pública".
Se abre la puerta para que estas funciones, que se mantienen respecto de la Administración
General del Estado, puedan ser ejercidas en el ambito autonómico o local por órganos
administrativos diferentes de la respectiva Comunidad Autónoma o entidad local
(Ayuntamientos y Diputaciones); es decir, por Departamentos de estas Administraciones, que no
sean específicamente laborales.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
laborales, que son funciones de ejecución de esta clase de normativa, puedan ser encomendadas
a cualquiera de los órganos administrativos que integran la Administración autonómica o local
en el exclusivo ámbito administrativo.
c)Por si no fuera suficiente el gran numero de excepciones y reglas especiales que se prevén en
el articulado de la Ley y en esta Disposición Adicional para su aplicación a las Administraciones
Publicas, la letra c) final es la máxima expresión de excepcionalidad.
Si los demás preceptos no consignados en la letra a), carentes, por ello, del carácter de
«básicos», solo serán de aplicación general en el ámbito administrativo en defecto de normativa
específica dictada por las propias Administraciones Públicas, la inclusión de estas en el ámbito
de aplicación de la Ley, que, sin embargo establece el artículo 3, es más formal que real.
Sin duda, que se habrá de esperar a la normativa específica anunciada, pero esta aparentemente
inocua letra c), representa una autentica inmunidad a la aplicación de la Ley en el ámbito
administrativo.
Cuando cabía esperar de esta "adaptación de la legislación de riesgos laborales" que este
Reglamento de desarrollo de la Ley, despejara y concretara todas las especialidades de
aplicación de la Ley 31/1995 con las Administraciones Publicas, simplemente enunciadas en la
misma, nos encontramos que se reduce a desarrollar la legislación preventiva, en materia de
participación y representaci6n especializada y de organizaci6n de Servicios de Prevención.
En los centros de trabajo que carezcan de representantes de los trabajadores por no existir
trabajadores con la antigüedad suficiente para ser electores o elegibles en las elecciones para
representantes del personal, los trabajadores podrán elegir por mayoría a un trabajador que
ejerza las competencias del Delegado de Prevención, quien tendrá las facultades, garantías y
obligaciones de sigilo profesional de tales Delegados. La actuación de estos cesara en el
momento en que se reúnan los requisitos de antigüedad necesarios para poder celebrar la
elección de representantes del personal, prorrogándose por el tierno indispensable para la
efectiva celebración de la elección.
COMENTARIO
La regla general es que los Delegados de Prevención se designan por y entre los representantes
del personal, que surgen de la previa celebración de elecciones sindicales.
Son electores todos los trabajadores de la empresa o centro de trabajo, mayores de dieciséis
años, con una antigüedad en la empresa de, al menos, un mes; y elegibles los trabajadores que
tengan dieciocho años cumplidos y una antigüedad en la empresa de, al menos, seis meses. (art.
69-2 del Estatuto de los Trabajadores).
Sólo la carencia de representación legal por estas causas, habilita la elección directa por los
trabajadores del centro de trabajo de un Delegado de Prevención; elección no obligatoria, sino
facultativa del colectivo de trabajadores.
Esta Disposición Adicional no pretende, como pudiera parecer, garantizar que todo centro de
trabajo, donde no haya, por una u otra causa, representantes de los trabajadores (a quienes
corresponde la designación de los Delegados), cuenten, al menos, con un Delegado de
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Prevención.
De conformidad con el artículo 62 del Estatuto de los Trabajadores, en los centros de trabajo que
tengan menos de 50 y más de 10 trabajadores, la representación corresponde a los delegados de
personal y que podrá haber un delegado de personal en aquellas empresas o centros que cuenten
entre 6 y 10 trabajadores, si así lo decidieran estos por mayoría".
Este pronunciamiento se traduce en que en las empresas o centros de trabajo de menos de seis
trabajadores, en todo caso, no hay representantes del personal que puedan asumir la condici6n
de Delegados de Prevención, situación igualmente posible en las empresas o centros de entre 6 y
10 trabajadores.
La vía excepcional que abre esta Disposición es puramente temporal y transitoria, al cesar en el
momento en que se den los requisitos de antigüedad necesarios para celebrar elecciones
sindicales.
Quinta. Fundación.
Para el cumplimiento de sus fines se dotará a la Fundación de un patrimonio con cargo al Fondo
de Prevención y Rehabilitación procedente del exceso de excedentes de la gestión realizada por
las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social. La
cuantía total de dicho patrimonio no excederá del 20 por 100 del mencionado Fondo,
determinada en la fecha de entrada en vigor de esta Ley.
Los Estatutos de la Fundación serán aprobados por la Comisión Nacional de Seguridad y Salud
en el Trabajo, con el voto favorable de dos tercios de sus miembros.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
siniestralidad laboral. Los presupuestos que la Fundacion asigne a los ámbitos territoriales
autonómicos que tengan asumidas compe-tencias de ejecución de la legislación laboral en
materia de Seguridad e Higiene en el Trabajo, serán atribuidos para su gestión a los órganos
tripartitos y de par-ticipacion institucional que existan en dichos ámbitos y tengan naturaleza
similar a la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
En los sectores de actividad en los que existan Fundaciones de ámbito sectorial, constituidas por
empresarios y trabajadores, que tengan entre sus fines la promoción de actividades destinadas a
la mejora de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo, el desarrollo de los objetivos y
fines de la Fundación se llevara a cabo, en todo caso, en coordinación con aquellas.
COMENTARIO
No deja de ser cierto que las funciones que se encomiendan a esta Fundación: promoción,
información, asistencia técnica, y formación son sustancialmente iguales a los que ha venido
desempeñando y desempeña en las previsiones de esta ley (artículo 8) el Instituto Nacional de
Seguridad e Higiene en el Trabajo, órgano técnico especializado de la Administración General
del Estado, creado, precisamente para desarrollar estas funciones y también, respecto de las
pequeñas empresas, en 1971. Sus proyecciones territoriales, (Gabinetes Técnicos Provinciales)
con funciones traspasadas a las respectivas Comunidades Autónomás garantizan el desempeño
de estas funciones en los ámbitos autonómicos.
La Fundación duplica las Funciones del Instituto y solo una decisión política, parece justificarla,
cuando no faltan además Fundaciones sectoriales con misiones parecidas. (Fundación para la
prevención de accidentes en la Construcción y otras) y el propio Instituto Nacional de Seguridad
e Higiene es el órgano de trabajo de la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
COMENTARIO
El Gobierno se da un plazo de tres meses a partir de la vigencia de la Ley, que, a su vez entrara
en vigor tres meses después de su publicación el B.O.E. (Disposición Final, Segunda).
Rebasando ligeramente los plazos que señala esta Adicional, el Real Decreto 1879/1996 de 2 de
agosto, (B.O.E. de 9 de agosto) regula la composición de la Comisi6n Nacional de Seguridad y
Salud en el Trabajo, en desarrollo del artículo 13 de la Ley.
La verdad es que este Real Decreto 1879/1996, poco aporta a cuanto establece el artículo 13 de
la Ley, que se nomina precisamente "Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo", ni
siquiera, en cuanto a su composicion que se matiza ligeramente, cuando era buena ocasión para
abundar en las actuaciones de esta Comisión Nacional, en lugar de remitirse (art. 4) a la
elaboración de un Reglamento interno que se dará la propia Comisión, que especificara el
regimen de adopci6n de acuerdos y su funcionamiento en pleno, Comisión Permanente y Grupos
de Trabajo (ver comentario al artículo 13).
Si en rigor, esta Disposici6n (el Real Decreto 1879/1996) es uno más de los Reglamentos que
desarrollan la Ley 31/1995, lo menos que podemos decir es que es un Reglamento poco
reglamentario: cuatro breves artículos, desarrollan un extenso artículo de la Ley (el 13), cuando
esta Comisión nacional se ha convertido en el órgano de coordinación más importante para
acordar políticas de prevención y para hacer realidad la participaci6n institucional en materia de
seguridad y salud en el trabajo.
Consideramos que es uno de los órganos más valiosos de los creados per la Ley de Prevención
de Riesgos Laborales, que habrá de potenciarse, pues ni siquiera se configura con claridad como
"órgano consultivo", al limitarse la Ley a decir que: "podrá informar y formular propuestas, en
lugar de deberá, aunque carecieran de carácter vinculante.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Lo dispuesto en la presente Ley se entiende sin perjuicio del cumplimiento de las obligaciones
derivadas de la regulación en materia de transporte de mercancias peligrosas.
COMENTARIO
Los Reglamentos que regulan el transporte de mercancías peligrosas son normás juridico-
técnicas, a las que se refiere el artículo 41 de la Ley 8/88 de Infracciones y Sanciones, que, no en
vano queda vigente y no se deroga, como se hace con los artículos 39-2 y 40 del mismo texto
legal en la Disposición Derogatoria de la Ley (apartado a).
Este Reglamento, exactamente igual que los numerosos Reglamentos Técnicos de Industria o de
otros Departamentos Ministeriales, entra en el concepto de norma juridico-técnica que da el
mencionado artículo 41 de la Ley 8/88: <<Las que sin tener la calificación directa de normativa
laboral reglamentaria o paccionada en materia de seguridad, higiene y salud laborales, inciden
en las condiciones de la prestación del trabajo.
No vemos, por ello sentido a la invocaci6n expresa de las normás reguladoras del transporte de
mercancías peligrosas.
Ciertamente, que son muy numerosas las disposiciones, incluidas en el concepto de "normativa
juridico-técnica" que da el artículo 41 de la Ley 8/88 de Infracciones y Sanciones en el Orden
Social, relativas al transporte de mercancías peligrosas, para cuya sistematización hay que
clasificarlas en:
Pero no creemos que el riesgo del transporte de mercancías peligrosas por cualquier medio, sea
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Cada Departamento Ministerial, en el plazo de seis meses desde la entrada en vigor de esta Ley
y previa consulta con las organizaciones sindicales más representativas, elevara al Consejo de
Ministros una propuesta de acuerdo en la que se establezca un plan de organización de las
actividades preventivas en el Departamento correspondiente y en los Centros, Organismos y
establecimientos de todo tipo dependientes del mismo.
COMENTARIO
Previsión para la aplicación de la ley en el ámbito de las Administraciones Publicas que se dilata
en el tiempo (seis meses).
Nos hallamos ante un supuesto más de incumplimiento de los plazos legislativos, a que la
Administración nos tiene acostumbrados.
No es que hayan pasado seis meses, sino casi cinco anos. Dos disposiciones, dictadas con
posterioridad a la vigencia de la Ley de 1995 como son: la Instrucción de 26 de febrero de 1996,
de la Secretaria de Estado para la Administración Pública para la aplicación de la Ley 31/1995
de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales en la Administración del Estado
(B.O.E. de 8 de marzo); y el Real Decreto 1488/1998 de 10 de julio, de "adaptación de la
legislación de riesgos laborales a la Administración General del Estado", guardan silencio sobre
el compromiso que adquiere la Administración del Estado, en esta Disposición Adicional.
1. El Gobierno, en el plazo de seis meses, previa consulta con las organizaciones sindicales más
representativas y a propuesta de los Ministros de Defensa y Trabajo y Seguridad Social, adaptara
las normás de los Capítulos III y V de esta Ley a las exigencias de la defensa nacional, a las
peculiaridades orgánicas y al regimen vigente de representación del personal en los
establecimientos militares.
COMENTARIO
Se prevé en esta Adicional novena, la adaptación de las normás de los Capítulos III, «Derechos
y obligaciones»; y V, «Consulta y participaci6n de los trabajadores», a las peculiaridades y
exigencias de la defensa nacional, para lo que se da un plazo de seis meses, y hay que entender
que a partir de la entrada en vigor de la Ley.
Por lo que respecta a la Inspección de Trabajo se establece en el artículo 77-3 del aludido
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Decreto que «la Inspección de Trabajo en los establecimientos militares se llevara a cabo
conforme a lo dispuesto en el artículo 75-4>>; y en este artículo 75 se dice que «corresponde a
la Sección Laboral de los Cuarteles Generales, (que estarán a cargo del personal del Cuerpo
juridico respectivo); la inspección respecto a la aplicación y cumplimiento de las disposiciones
legales en materia de condiciones de trabajo e higiene y seguridad en el mismo... dando cuenta a
la superioridad de las infracciones que observe», lo que equivale a excluir del ámbito de
actuaci6n de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social a estos establecimientos militares, en
los que las secciones laborales de cada uno de los Cuarteles Generales del Ejército, Armada y
Aire, sumen las funciones de la Inspección de Trabajo.
La Ley no hace, sino respetar íntegramente el contenido del Real Decreto 2205/1980,
despejando cualquier duda interpretativa.
Lo previsto en los capítulos III, V y VII de esta Ley se aplicará de acuerdo con la normativa
específica militar.
Cuando, además de los socios que prestan su trabajo personal, existan asalariados se computaran
ambos colectivos a efectos de lo dispuesto en el número 2 del artículo 35. En este caso, la
designación de los Delegados de Prevención se realizara conjuntamente por los socios que
prestan trabajo y los trabajadores asalariados o, en su caso, los representantes de estos.
COMENTARIO
Conviene matizar en todo caso. La sociedad cooperativa puede estar integrada por socios que no
prestan su trabajo personal en la cooperativa, en los que únicamente concurra a la condición de
copropietarios, o por socios, que a la condición de copropietarios unen la de socios-trabajadores,
que prestan su trabajo personal en la Cooperativa. A su vez, la Cooperativa, como empresa que
actúa en el trafico juridico, puede contar con trabajadores asalariados; en este último caso, la
Cooperativa, es una empresa más, sometida al regimen juridico laboral general.
Esta Disposición Adicional y a los efectos de designación de los Delegados de Prevención que
prevé la Ley en su artículo 35, prevé dos supuestos:
- Que la Cooperativa solo cuente con socios trabajadores; en este caso, la ley es de aplicación y
los Estatutos o la Asamblea General de Socios, deberán prever el sistema de designación de los
Delegados de Prevención.
La solución que arbitra esta Adicional, es similar a la que establece el artículo 34-3 de la Ley y 4
del Reglamento de adaptación de la legislación de riesgos laborales a la Administraci6n General
del Estado que en los supuestos en que concurran en un centro de trabajo administrativo,
personal funcionario y personal de regimen laboral, se computan ambos colectivos, a los efectos
de la designación de los Delegados de Prevención.
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Se añade una letra f) al apartado del artículo 37 del texto refundido de la Ley del Estatuto de los
Trabajadores aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/ 1995, de 24 de marzo, del siguiente
tenor:
COMENTARIO
El Estatuto de los Trabajadores, en su ú1tima versión del Texto Refundido, aprobado por Real
Decreto Legislativo de 24 de Marzo de 1995, experimenta una modificación con la adición de
esta letra f) al n° 3 del artículo 37.
"6. La concreción horaria y la determinación del periodo de disfrute del permiso de lactancia y
de la reducción de jornada, previstos en los apartados 4 y 5 de este artículo corresponderá al
trabajador dentro de su jornada ordinaria. El trabajador deberá preavisar al empresario, con
quince días de antelación, la fecha en que se reincorporara a su jornada ordinaria.
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determinación de los periodos de disfrute previstos en los apartados 4 y 5 de este artículo, serán
resueltos por la jurisdicción competente a través del procedimiento establecido en el artículo
138-bis) de la Ley de Procedimiento Laboral".
- el artículo 48 sobre suspensión con reserva de puesto de trabajo, incorpora un nuevo apartado
5, que dice: "en el supuesto de riesgo durante el embarazo, en los términos previstos en el
artículo 26, apartados 2 y 3 de la Ley 31/1995 de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos
Laborales, la suspensión del contrato finalizara el día en que se inicie la suspensión del contrato
por maternidad biológica, o desaparezca la imposibilidad de la trabajadora de reincorporarse a
su puesto anterior o a otro compatible con su estado".
- No faltan otras ligeras modificaciones en otros artículos del Estatuto, concretamente en los
artículos 52-d); 53, apartado 4 y 55, apartado 5, que introducen en sus respectivas regulaciones
la nueva situación de riesgo durante el embarazo (ver Comentario a artículo 26 de la Ley).
COMENTARIO
Al hacerse expresa referencia a < <su estructura y organización» se excluyen otras funciones,
como son señaladamente los que menciona el numero 3 del artículo 13: que se concretan en:
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Parece que, en ningún caso, los órganos de participación institucional autonómicas pueden
rebasar estas funciones.
La participación institucional puede darse, dentro del ámbito de las Comunidades Autónomás, a
imagen y semejanza de la que se produce, en el ambito nacional con la Comisión Nacional de
Seguridad y Salud en el Trabajo.
paro de esta Disposici6n Adicional han surgido Consejos o Comisiones de Seguridad y Salud
Laboral en la mayor parte de las Autonomías, como la Comisi6n Valenciana de Seguridad y
Salud en el Trabajo (por poner un ejemplo), creada en 1996 y muchas más de la misma
naturaleza, donde se materializó la participación institucional autonómica, y de la que formarian
parte los sindicatos y organizaciones empresariales que tengan la condición de más
representativos a nivel autonómico, de acuerdo con el artículo 7-1 de la Ley Orgánica de
Libertad Sindical de 1985.
Los recursos del Fondo de Prevención y Rehabilitación procedentes del exceso de excedentes de
la gestión realizada por las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de
la Seguridad Social a que se refiere el artículo 73 del Texto Refundido de la Ley General de la
Seguridad Social se destinaran en la cuantía que se determine reglamentariamente, a las
actividades que puedan desarrollar como Servicios de Prevención las Mutuas de Accidentes de
Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social, de acuerdo con lo previsto en el
artículo 32de esta Ley.
COMENTARIO
del Fondo de Prevención y Rehabilitación. Este Fondo se nutre de los excedentes anuales
obtenidos por las Mutuas en su gestión y sus fines generales son los de prevención y
rehabilitación (artículo 73 de la Ley General de Seguridad Social).
A la espera de la concreción reglamentaria anunciada, cabe pensar que los recursos económicos
del Fondo de Prevención y Rehabilitación no son ilimitados. El mismo Fondo dota también el
patrimonio de la Fundaci6n, creada en la Disposici6n Adicional Quinta de la Ley, por lo que la
vía que se abre a las Mutuas de Accidentes y Enfermedades Profesionales, para asumir las
funciones que se atribuyen a los Servicios de Prevención no van a resultar solución general e
indiscriminada para todas sus empresas asociadas.
Sin poder entrar en el detalle de todo el contenido de esta Disposición, lo más importante es
señalar que en la actuación de las Mutuas en el Campo de la prevención, se distinguen y regulan
dos tipos de actividades preventivas:
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Quiere esto decir, que hay muchas actuaciones de prevención que realizan las Mutuas y que se
relacionan en el artículo 5 de esta Orden de 1997, de la a) a la h) que no implican coste
económico adicional alguno para sus empresas asociadas, tales, como investigación de
accidentes, asesoramiento en materia preventiva, planes y programás formativos para
trabajadores y empresarios, etc. etc... Esta clase de actividades entran por el mero hecho de
concertar el Seguro de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales y el pago de la
consiguiente prima.
Otra cosa bien distinta, es que la Mutua, haciendo use de la facultad que se le reconoce en la
Ley, acuerde con una empresa asociada prestar a esta servicios preventivos, en calidad de
Servicio de Prevención ajeno o externo.
En este supuesto y, con independencia de estar sometida a las condiciones generales que se
establecen para esta clase de entidades especializadas en el Reglamento de los Servicios de
Prevención, "deberá suscribir previamente con el empresario asociado un concierto o contrato,
donde se hará constar la contraprestación económica aplicable por la prestaci6n de los servicios"
(art. 1) de la Orden).
Esta segunda clase de actividades preventivas no entran en la cobertura del Seguro e implican,
como vemos, un coste económico adicional para la empresa asociada.
b) En el supuesto previsto en el apartado 1, párrafo a), del artículo 32 bis, la presencia de los
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recursos preventivos de cada contratista será necesaria cuando, durante la obra, se desarrollen
trabajos con riesgos especiales, tal y como se definen en el citado real decreto.
COMENTARIO
Lo establecido, con carácter general en el nuevo artículo 32-bis sobre la presencia en el centro
de trabajo de los "recursos preventivos" en determinadas circunstancias, presenta especialidades
en su aplicación a las obras de construcción, que se regulan en el Real Decreto 1627/1997, de 24
de octubre, por el que se "establecen las disposiciones mínimás de seguridad y salud en las obras
de construcci6n", y que se recogen en esta Disposici6n Adicional Decimocuarta.
Como empresario, cada contratista o subcontratista debe tener su propia organizaci6n preventiva
o "recursos preventivos". Sin perjuicio de la coordinaci6n necesaria en cuanto a la protección y
prevención de riesgos laborales, que establece el artículo 24 de la Ley cuando en un mismo
centro de trabajo, desarrollen actividades trabajadores de dos o más empresas, la nueva
Disposición Adicional establece tres precisiones para los contratistas o subcontratistas:
a) Que la preceptiva presencia de los recursos preventivos se aplicara y cumplirá por todos y
cada uno de los contratistas, cualquiera que fuere su número. Aunque el trabajador autónomo,
frecuente en las obras de construcción, tendrá también "la consideración de contra tista" respecto
del promotor, como dice el apartado 3 del artículo 2 del Real Decreto 1627/1997 y le es de
aplicación la normativa de prevención de riesgos laborales, "en cuanto le afecte", es claro que,
al no contar con organización preventiva, no le es aplicable este precepto.
Este Real Decreto que aprueba el Reglamento sobre "disposiciones mínimás de seguridad y
salud en las obras de construcción" contiene un Anexo II, bajo el título de "Relación no
exhaustiva de trabajos que implican riesgos especiales para la seguridad y salud de los
trabajadores".
En rigor y por su redacción, por un lado se establece con carácter general, la presencia de los
recursos preventivos de cada contratista (letra a)), y por otro lado, se reduce esta presencia a
"trabajos que implican riesgos especiales", precisión que, para otras actividades, no se hace en el
apartado 1.a) del artículo 32-bis.
El coordinador de seguridad y salud, en sus dos modalidades: de coordinador durante la fase del
proyecto de obra y de coordinador durante la ejecución de la obra, es figura preventiva típica y
exclusiva del sector de la construcción creada y regulada por el Reglamento 1627/1997
específico para este sector de actividad, a los que se define en el artículo 2 de esta norma.
Coordinador durante la ejecución del proyecto de obra es el técnico competente designado por el
promotor para coordinar durante la fase del proyecto de obra, los principios que se mencionan
en el artículo 8 de este Reglamento, en tanto que el coordinador de seguridad y salud durante la
ejecución de la obra, es el técnico competente, integrado en la dirección facultativa, designado
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por el promotor, para llevar a cabo las tareas que se mencionan en el artículo 9 del mismo
Reglamento.
- "La de aprobar el plan de seguridad y salud elaborado por el contratista y, en su caso, las
modificaciones introducidas en el mismo (artículo 9.1.c))".
En todo caso, bastaría con adaptar tanto el estudio como el plan de seguridad y salud a las
previsiones del párrafo segundo del reformado artículo 16.1 de la Ley.
Para poder ejercer las funciones establecidas en el apartado 2 del artículo 9 de esta ley, los
funcionarios públicos de las comunidades aut6nomás deberán contar con una habilitación
especifica expedida por su propia comunidad autónoma, en los términos que se determinen
reglamentariamente.
En todo caso, tales funcionarios deberán pertenecer a los grupos de titulación A o B y acreditar
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COMENTARIO
Los términos reglamentarios a que alude esta nueva Disposición Adicional se contienen en el
Real Decreto 698/2005, de 10 de junio, "por el que se modifica el Reglamento de organización y
funcionamiento de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social aprobado por Real Decreto
138/2000, de 4 de febrero; y el Reglamento General sobre procedimientos para la imposición de
sanciones por infracciones de Orden social y para los expedientes liquidatorios de cuotas de
Seguridad Social, aprobado por Real Decreto 928/1998 de 14 de mayo, para regular la actuación
de los técnicos habilitados en materia de prevención de riesgos laborales.
Destacamos, como rasgos más esenciales del contenido de este Reglamento, imprescindible para
la adecuada interpretación del artículo 9 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, los
siguientes:
Para despejar cualquier duda acerca de a qué clase de funcionarios técnicos de las Comunidades
Aut6nomás nos estamos refiriendo, diremos que, se trata de los Técnicos de Prevención de los
antiguos Gabinetes Provinciales de Higiene y Seguridad en el Trabajo, que, al producirse el
traspaso de competencias del Estado a las Comunidades Aut6nomás, se integraron,
generalmente con otra denominación (Centros, Institutos, etc... de Seguridad y Salud) en
organismos especializados de prevención de riesgos laborales, o que se hayan incorporado
posteriormente a ellos.
Son requisitos para desempeñar las funciones que regula este Reglamento:
a) Contar con la habilitación que corresponde a las respectivas Comunidades Autónomás con
arreglo al procedimiento y condiciones que establezca la propia Comunidad Autónoma. Esto
supone que, mientras esta habilitación no se produzca, estos técnicos no pueden ejercer las
funciones que se regulan en este Reglamento.
Pero dentro de este ámbito especifico de la prevención de riesgos laborales, tanto la Ley
54/2003, que modifica el artículo 9 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, como el
propio Reglamento de Junio de 2005, hacen una precisión nada desdeñable: las funciones de
comprobación y control de los técnicos habilitados estarán referidas, no a cualquiera condiciones
de seguridad y salud, sino "a las condiciones de trabajo materiales o técnicas de seguridad y
salud".
Con esta precisión parecen quedar fuera de su competencia, infacciones tales como las de
carácter documental, y, en general, infracciones u obligaciones juridico formales, como la no
constitución del Comité de seguridad y Salud o falta de convocatoria de este, incumplimientos
en materia de formación, etc...
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
atribuidas la Inspección de Trabajo y Seguridad Social con carácter general para todo el ámbito
social y laboral.
Tan es así, que el artículo 61 del Reglamento que enumera estas facultades, bajo las Tetra a) a la
h) es literal reproducción del artículo 5 de la Ley 42/1997, de 14 de Noviembre, Ordenadora de
la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
El número 1 del artículo 63, primero del Capítulo III del Reglamento, reitera, una vez más, el
carácter programado de las actuaciones de los Técnicos habilitados, cuyas actuaciones se
desarrollaran siempre en "el marco de los programás establecidos por la respectiva Comisión
Territorial de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social", por lo que su actúacion se limitará
al servicio encomendado en la programación sin realizar ninguna otra actuación comprobatoria,
"salvo evidencia manifiesta de un riesgo grave inminente para la seguridad y salud de los
trabajadores".
La actuación del técnico se realizara mediante su personación en los centros y lugares de trabajo,
sin necesidad de auxilio o acompañamiento de los Inspectores de Trabajo y Seguridad Social; la
visita puede realizarla un único técnico habilitado o conjuntamente por más de uno, "en función
de la planificación establecida".
La visita al centro de trabajo o empresa es preceptiva, y solo en el caso de que "iniciadas las
actuaciones, mediante visita, no sea posible o no tenga objeto su continuidad en el propio centro
visitado, por ser necesaria la realización de determinadas comprobaciones de carácter
documental", podrá requerirse a los sujetos obligados a comparecer ante el técnico actuante en
las oficinas públicas donde aquel este adscrito (normalmente las oficinas de la Inspección).
Solamente en el caso de que el Requerimiento del técnico no fuera atendido, por el empresario o
sujeto obligado, persistiendo los hechos infractores, el funcionario elaborara un informe que
remitirá a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, en cuyo informe se recogerán los hechos
comprobados, a efectos de que se practique Acta de infracción por la Inspección de Trabajo, "si
así procediera", como dice el artículo 9.3 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales de
1995, modificada por la ley 54/2003 de "reforma del marco normativo...".
El artículo 64.2 del Reglamento establece los datos que, preceptivamente deben contener estos
informes, resaltando que los hechos reflejados en el informe, gozaran de "presunción de
certeza", presunci6n "juris tantum", que admite, por consiguiente, prueba en contrario.
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Si el Inspector de trabajo y Seguridad Social (que recibe el informe del técnico, a efectos de
levantar Acta de Infracción) considera que el relato de los hechos contenidos en el informe no se
constitutivo de infracción o es insuficiente a los efectos sancionadores o apreciara ausencia o
deficiencia de algún otro extremo, en el plazo máximo de veinte días a partir de la recepción del
informe, recabara del funcionario actuante, su subsanación o ampliaci6n. Si el informe
complementario de subsanación o ampliación no se remite por el técnico, en el plazo de quince
días hábiles desde la recepción, la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, procederá al
archivo del expediente.
Las entidades públicas o privadas que pretendan desarrollar actividades formativas en materia de
prevención de riesgos laborales de las previstas en la Disposición transitoria tercera del Real
Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de
Prevención, deberán acreditar su capacidad mediante una declaración responsable ante la
autoridad laboral competente sobre el cumplimiento de los requisitos que se determinen
reglamentariamente.
Disposición adicional decimosexta introducida por el número nueve del artículo 8 de la Ley
25/2009, de 22 de diciembre, de modificación de diversas leyes para su adaptación a la Ley
sobre el libre acceso a las actividades de servicios y su ejercicio («B.O.E.» 23 diciembre).
En cumplimiento del apartado 5 del artículo 5 y de los artículos 7 y 8 de esta Ley, el Ministerio
de Empleo y Seguridad Social y el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, en
colaboración con las Comunidades Autónomás y los agentes sociales, prestarán un
asesoramiento técnico específico en materia de seguridad y salud en el trabajo a las empresas de
hasta veinticinco trabajadores.
Disposición adicional decimoséptima introducida por el apartado dos del artículo 39 de la Ley
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DISPOSICIONES TRANSITORIAS
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3. Lo dispuesto en los apartados anteriores será también de aplicación a los acuerdos concluidos
en el ámbito de la Función Pública al amparo de lo dispuesto en la Ley 7/1990, de 19 de julio,
sobre negociación colectiva y participación en la determinación de las condiciones de trabajo y
de los empleados públicos.
COMENTARIO
Los artículos 36 y 37, a que se hace referencia son relativos, respectivamente, a las
competencias y facultades (artículo 36) y garantías (artículo 37) de los Delegados de Prevención
y fijan el contenido mínimo de unas y otras. En aquellos casos en que la contratación colectiva,
contenga disposiciones más favorables, por prever más o mayores competencias, facultades o
garantías que las señaladas en los dos artículos mencionados, prevalecen estas sobre las
establecidas en la Ley, respetándose lo convenido colectivamente.
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Con todo, se prevé que podrán ser objeto de negociación medidas sobre salud laboral, (artículo
32-i)) por lo que Cabe que hayan podido arbitrarse en alguno de los ámbitos negociables de las
Administraciones Publicas condiciones más favorables u órganos específicos de representación
de los funcionarios en materia de seguridad e higiene. En este supuesto, es igualmente de
aplicación lo establecido en los números 1 y 2 de esta Disposición Transitoria.
En cambio, en los términos en que esta redactado el apartado 3 de esta Disposición Adicional,
para la aplicación de los establecido en los dos apartados anteriores en el ámbito de la función
pública, parecen aceptarse los acuerdos colectivos concluidos al amparo de lo dispuesto en la
Ley 7/1990 de 19 de Julio, comprensible si tenemos en cuenta que los funcionarios y
Administraciones Publicas no están sometidos al Estatuto de los Trabajadores.
Segunda.
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COMENTARIO
De otra parte, el artículo 31-5 dispone que para poder actuar como Servicios de Prevención
externos, las entidades especializadas deberán ser objeto de acreditación por la Administración
Laboral y Administración Sanitaria en cuanto a los aspectos de carácter sanitario>>, que
equivale a una autorización previa para desempeñar esta función preventiva.
Los requisitos que deben reunir estas «entidades especializadas», para obtener la autorización
administrativa se determinaran reglamentariamente, mediante un Reglamento regulador de los
Servicios de Prevención de Riesgos Laborales, que se anuncia, uno de los muchos en desarrollo
de la Ley.
En este contexto, se establece por esta Transitoria, que las Mutuas de Accidentes de Trabajo y
Enfermedades Profesionales, no han de esperar, a diferencia del resto de «entidades
especializadas», a la aprobación del previsto Reglamento, para poder ejercer como Servicios de
Prevención respecto de sus empresas asociadas; gozan así, las Mutuas, de la presunción legal, de
que reúnen los requisitos, si bien, de modo transitorio, a cuyas prescripciones habrán de
ajustarse, una vez publicadas.
Pocas veces queda más manifiesta la transitoriedad connatural a una norma transitoria, como en
este caso.
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DISPOSICIONES FINALES
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La cuantía de las sanciones a que se refiere el apartado 4 del artículo 49, podra ser actualizada
por el Gobierno a propuesta del Ministro de Trabajo y Seguridad Social, adaptando a la misma
la atribución de competencias prevista en el apartado 1 del artículo 52, de esta Ley.
La presente Ley entrara en vigor tres meses después de su publicación en el Boletín Oficial del
Estado.
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DISPOSICION DEROGATORIA
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a) Los artículos 9, 10, 11, 36, apartado 2, 39 y 40, párrafo segundo, de la Ley 8/1988, de 7 de
abril, sobre infracciones y sanciones en el Orden Social.
b) El Decreto de 26 de julio de 1957, por el que se fijan los trabajos prohibidos a mujeres y
menores, en los aspectos de su normativa relativos al trabajo de las mujeres, manteniéndose en
vigor las relativas al trabajo de los menores hasta que el Gobierno desarrolle las previsiones
contenidas en el apartado 2 del artículo 27.
En lo que no se oponga a lo previsto en esta Ley, y hasta que se dicten los Reglamentos a los
que se hace referencia en el artículo 6, continuara siendo de aplicación la regulación de las
materias comprendidas en dicho artículo que se contienen en el Titulo II de la Ordenanza
General de Seguridad e Higiene en el Trabajo o en otras normás que contengan previsiones
específicas sobre tales materias, así como la Orden del Ministerio de Trabajo de 16 de diciembre
de 1987, que establece los modelos para la notificación de los accidentes de trabajo. Igualmente,
continuaran vigentes las disposiciones reguladoras de los Servicios Médicos de empresa hasta
tanto se desarrollen reglamentariamente las previsiones de esta Ley sobre Servicios de
Prevención. El personal perteneciente a dichos Servicios en la fecha de entrada en vigor de esta
Ley se integrara en los Servicios de Prevención de las correspondientes empresas, cuando estos
se constituyan, sin perjuicio de que continúen efectuando aquellas funciones que tuvieren
atribuidas distintas de las propias del Servicio de Prevención.
COMENTARIO
Es clausula de estilo la formula derogatoria utilizada, que contiene una derogación de carácter
general: «cuantas disposiciones, se opongan a la presente Ley>>, y una derogación especifica,
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comprensiva de los artículos y disposiciones que expresamente se mencionan bajo las letras a) a
la d).
Casi todos los Reglamentos que preveía este artículo 6, han sido ya promulgados y cada uno de
ellos ha ido derogando determinados Capítulos o concretos artículos del Título II de la
Ordenanza General de Seguridad e Higiene de 1971, que en la actualidad está definitivamente
derogada.
También ha sido derogado por completo el Reglamento de los Servicios Médicos de Empresa de
21 de noviembre de 1959, por el Reglamento de los Servicios de Prevención de 17 de enero de
1997.
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II.
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INTRODUCCIÓN
De una parte, se acomoda esta Ley sancionadora en el Orden administrativo, a las nuevas
obligaciones establecidas por la modificación de determinados artículos de la Ley de
Prevención de Riesgos Laborales, antes analizados, y de otra, se acentúa y agrava el régimen
sancionador, incrementando el número de infracciones tipificadas como graves o muy
graves.
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COMENTARIO
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2. En los supuestos en que las infracciones pudieran ser constitutivas de ilícito penal, la
Administración pasara el tanto de culpa al órgano judicial competente o al Ministerio
Fiscal y se abstendrá de seguir el procedimiento sancionador mientras la autoridad
judicial no dicte sentencia firme o resolución que ponga fin al procedimiento o
mientras el Ministerio Fiscal no comunique la improcedencia de iniciar o proseguir
actuaciones.
COMENTARIO
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La aplicación de este criterio informador del ordenamiento jurídico, ya había dado lugar
a ciertas matizaciones, de las que se hizo eco la primera y derogada Ley 8/88 de 7 de abril
de Infracciones y Sanciones en el Orden Social, cuyo artículo 3 decía que: "en aquellos
supuestos en que las infracciones de Seguridad e Higiene comprobados por la Inspección de
Trabajo y Seguridad Social, pudieran ser constitutivos de delito, la Administración Laboral pasara el
tanto de culpa al órgano judicial competente o al Ministerio Fiscal y se abstendrá de seguir el
procedimiento administrativo sancionador; hasta que la Autoridad Judicial dicte sentencia firme o
resolución que ponga fin al procedimiento" (art. 3.1).
La intervención judicial, no afecta "en todo caso, (como decía el artículo 3.3 de la derogada
Ley 8/88) a las medidas administrativas adoptadas para salvaguardar la seguridad e
higiene de riesgo inminente, que deberán cumplirse de modo inmediato".
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COMENTARIO
El Estatuto de los Trabajadores señala que «las infracciones cometidas por el empresario
prescribirán a los tres años, salvo en materia de Seguridad Social>> (artículo 60-1). La
Ley 8/88 de Infracciones y Sanciones reiteraba en su artículo 4 que: «las infracciones
en el Orden social a que se refiere la presente Ley prescriben a los tres anos, contados
desde la fecha de la infracción, salvo en materia de Seguridad Social y de protección
por desempleo, en que el plazo de prescripción es de cinco años.
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Por supuesto, que se trata de infracciones cometidas por los empresarios; únicos
que se comprenden bajo el concepto legal de «infracción administrativa» del artículo
45-1 y Administraciones Publicas comprendidas en el ámbito de aplicación de la Ley
(art. 3-1). Las infracciones cometidas por los trabajadores, que se mantienen en el
ámbito del poder disciplinario del empresario, continúan sometidas al régimen general
de prescripción, que para los trabajadores señala el artículo 60-2 del Estatuto de los
Trabajadores.
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COMENTARIO
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Sin embargo, la más moderna línea jurisprudencial imbuida por la doctrina del
Tribunal Constitucional, se muestra contraria a la objetivación pura y simple de la
responsabilidad administrativa. En Sentencia 18/ 81, de 8 de junio, ya sentó el Tribunal
Constitucional que son de aplicación con ciertos matices, al orden administrativo
sancionador los principios que inspiran la aplicación del Derecho Penal, para el que es
esencial la imputabilidad. Derecho Penal y Derecho Administrativo sancionador son
manifestaciones del mismo y único "ius puniendi" del Estado.
La jurisprudencia más reciente recoge decididamente esta tendencia. Por todas, la STS
de 22 de febrero de 1992 contiene el siguiente pronunciamiento esclarecedor: "En todo
acto sancionador se requiere para ser conforme a derecho, que en la conducta del sujeto
pasivo se den los elementos esenciales para que Sean sancionables, siendo uno de estos
elementos, en aplicación de la teoría del delito, la culpabilidad dolosa o culposa
desplegada por el sujeto, que sea contraria a la norma y antijurídica, para efectuar
correctamente el reproche administrativo".
Así, de entre los criterios que enumera el artículo 39-3 para la imposición de la
sanción en sus distintos grados, pondera la conducta del empresario en los
siguientes:
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Los criterios de graduación del artículo 39-3 de la Ley 5/2000 llegan hasta el
propio procedimiento sancionador, al establecer que el Acta de la Inspección de
Trabajo que da inicio al expediente sancionador, y la resolución administrativa que
recaiga, deberán explicitar los criterios tenidos en cuenta, de entre los señalados en el
apartado 1 de este artículo, para la graduación de la sanción ("cuando no se considere relevante
a estos efectos ninguna de las circunstancias enumeradas, la sanción se impondrá en el grado
mínimo en su tramo inferior") (artículo 39-6).
Creemos, que la graduación de sanciones del artículo 39-3, más que suponer
una atenuación de la responsabilidad objetiva que se establece con carácter general,
evidencia una preocupación del legislador por reducir la discrecionalidad
administrativa, dada la magnitud de las sanciones que se prevén en la Ley.
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COMENTARIO
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De las cinco infracciones leves que se tipifican, las cuatro primeras descritas bajo los
números 1,2, 3 y 4 son trascripción literal de las consignadas en el derogado artículo
9 de la Ley 8/88 de 7 de Abril de Infracciones y Sanciones en el Orden Social, a los que
la Ley añade una quinta, bajo el número 5, para calificar como leve, con carácter
general, el incumplimiento de obligaciones de carácter formal o documental que vengan
exigidas no solo en la Ley, sino en cualquier disposición que integre la normativa
de prevención de riesgos laborales, conforme se define en el artículo 10 de la Ley, y
salvo que estén tipificadas como graves o muy graves en los siguientes artículos 12 y
13 de lo que no faltan abundantes ejemplos como veremos y nuevos números 6 y 7
debido a la promulgación de la Ley 32/2006, de 18 de octubre, reguladora de la
subcontratación en el Sector de la Construcción.
Es uno de los artículos más afectados por la reforma legislativa de la Ley 54/2003 de 12
de diciembre.
Este artículo 12, relaciona y tipifica las infracciones graves en materia de prevención de
riesgos laborales.
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materia de seguridad y salud en el trabajo, salvo que se trate de infracción muy grave
conforme al artículo siguiente.
14. No adoptar el empresario titular del centro de trabajo las medidas necesarias para
garantizar que aquellos otros que desarrollen actividades en el mismo, reciban la
información y las instrucciones adecuadas sobre los riesgos existentes y las medidas de
protección, prevención y emergencia en la forma y con el contenido establecidos en la
normativa de prevención de riesgos laborales.
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17. La falta de limpieza del centro o lugar de trabajo cuando sea habitual o de ello
deriven riesgos para la seguridad o salud de los trabajadores.
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24. En el ámbito de aplicación del Real Decreto 1627/1997 de 24 de octubre, por el que
se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras de
construcción, el incumplimiento de las siguientes obligaciones correspondientes al
promotor:
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b) No comunicar los datos que permitan al contratista llevar en orden y al día el Libro de
Subcontratación exigido en la Ley Reguladora de la subcontratación en el sector de la
construcción.
28. Se consideran infracciones graves del contratista, de conformidad con lo previsto en la Ley
Reguladora de la subcontratación en el sector de la construcción:
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COMENTARIO
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Se mantiene en cambio inalterada, la redacci6n anterior bajo la nueva letra b) que hace
relaci6n a "no llevar a cabo las actualizaciones y revisiones, así como los controles
periódicos de las condiciones de trabajo y de la actividad de los trabajadores, etc...".
En ambos casos, letras a) y b), la redacción termina con la coletilla de "con el alcance y
contenido establecidos en la normativa sobre prevención de riesgos laborales".
Esta expresión que se reitera en casi todas las infracciones afectadas por la reforma,
tanto modificadas en la redacción como de nueva creación, viene a ser cláusula de
estilo superflua, porque es innecesario decir que la conducta incumplidora no se ajusta
al alcance y contenido de la normativa preventiva, pues de lo contrario no sería
infracción, y sobre todo, no responde a una autentica tipificación del concreto
comportamiento infractor, que exige la seguridad jurídica del administrado, a la vista de
dos factores sobre los que insiste reiteradamente el Dictamen del Consejo Económico-
Social: la extensión y complejidad, ahora más acentuada, de la normativa de prevención
de riesgos laborales y la estructura productiva española, con abrumador
predominio de empresas, no ya pequeñas, sino pequeñísimas, carentes de
conocimientos y calificaciones técnicas suficientes para moverse en este terreno.
3. Infracción que se corresponde con las obligaciones a que se refieren los artículo 23.3
de la Ley sobre notificación a la Autoridad Laboral (generalmente autoridad laboral
autonómica) de todo accidente de trabajo y enfermedad profesional en el modelo
oficial de parte de accidente establecido; y el artículo 16.3 de la Ley, que establece la
obligación del empresario de llevar a cabo una investigación cuando se haya
producido un daño para la salud de los trabajadores. En el supuesto que contempla el
artículo 23.3 (falta de notificación) la infracción será considerada leve, cuando el
accidente o la enfermedad profesional tengan la calificación de leve.
5. Esta infracción es cuasi-trascripción literal de la que venía consignada como falta grave
en el número 3 del artículo 10 de la Ley 8/88 y no guarda directa relación con las
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10. Infracción correspondiente a las obligaciones que, en las materias que se indican, se
establecen en el artículo 20 sobre medidas de emergencia.
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13. El texto de este apartado, ha sido ligeramente modificado por la Ley 50/1998, de
30 de diciembre, de "medidas fiscales, administrativas y de orden social". La
modificación ha consistido en la expresa inclusión de los trabajadores por cuenta
propia (autónomos) en el campo de aplicación de la infracción que aquí se tipifica,
en correspondencia con las obligaciones que sobre coordinación de actividades
empresariales se establecen en el artículo 24 de la Ley.
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14. Ligera modificación de redacción que no cambia el sentido del párrafo 14 anterior.
Antes se mencionaba al "promotor o el empresario titular del centro de trabajo" y ahora se
menciona solamente el empresario titular del centro de trabajo, y se elimina como sujeto
activo de la infracción al promotor, figura típica y exclusiva de las obras de construcción.
15. Se bifurca en dos letras a) y b), que antes no existían y se tipifican dos infracciones
ciertamente muy relacionadas.
12. Debería, por ello cerrar la enumeración de infracciones graves, como hacia el
artículo 10 de la Ley 8/88, en lugar de ocupar un lugar intermedio al que siguen nueve
infracciones más.
Se trata en todo caso, de una infracción de infracciones, que reposa sobre el concepto de
riesgo grave para la integridad física o salud de los trabajadores. La noci6n de riesgo
grave es "conditio sine qua non" de la infracción, para lo que se hace preciso acudir a las
definiciones del artículo 4 de la Ley, que en su apartado 2° define al "riesgo laboral" y los
elementos a tener en cuenta para calificarlo "desde el punto de vista de su gravedad".
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Todo ello nos confirma que estamos en presencia de una infracción grave de "amplio
espectro".
17. Es evidente que la suciedad y la falta de limpieza de los centros de trabajo puede ser
de mayores o menores dimensiones, y provocar riesgos o no a los trabajadores; esta
infracción, de contornos bastante imprecisos, se califica como "leve" en el
inmediatamente anterior artículo 11.1, siempre que de ella no se derive riesgo para la
integridad física y salud de los trabajadores; pero si la falta de limpieza genera este riesgo
(pensemos en resbalones o tropezones) la infracción se califica ahora como grave.
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que no deja de ser una "organización preventiva" más rudimentaria, con los
Servicios de prevención, más perfeccionados en cuanto a la obligación empresarial
sobre "información, consulta y participación de los trabajadores" del artículo 18.1 y el
acceso a la documentación que se señala en el número 1 del artículo 23, sobre
"Documentación", ambos de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Estos términos reglamentarios no son otros que los que contiene el Real
Decreto 39/1997, que aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención, cuyo
Capitulo V, artículos 29 a 33 inclusive, se dedican a regular las auditorias o
evaluaciones externas, para las diversas modalidades de Servicios de Prevención
propios.
Solamente puede ser sujetos de la infracción aquí tipificada, las entidades preventivas que
se mencionan: Servicios de Prevención ajenos, empresas de auditoría y entidades de
formación en materia de prevención de riesgos.
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23. La infracción descrita bajo este numero 23, solamente puede darse en el
Ámbito de aplicación del Real Decreto 1627/1997 de 24 de octubre, por el que se
establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras de
construcción.
No es, por consiguiente, una infracción común y general, como son la mayoría de
las tipificadas como graves en el artículo 12, sino una obligación especifica del régimen
jurídico de la construcción.
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Por otra lado, en el artículo 5 del mismo Reglamento, se establece que el "estudio de seguridad
y salud" o "estudio básico" de seguridad y salud, será elaborado por el técnico competente
designado por el promotor.
Parece claro que la letra b) se refiere a este supuesto: plan en aplicación del estudio de
seguridad y salud, como parece también que la letra a) se refiere al "plan de prevención
de riesgos laborales", de nueva creación en los artículos 14 y 16 modificados de la Ley
de Prevención, pero, en este caso, debería especificarse e identificarse con la
denominación de "plan de prevención de seguridad y salud". La tipificación es aquí
notoriamente insuficiente e induce, inevitablemente a confusión si, además, contiene la
nada aclaratoria expresión de "con el alcance y contenido establecidos en la normativa
de prevención de riesgos laborales".
Al encabezar el numero con la expresión: "En el ámbito de aplicación del Real Decreto
1627/1997", nos inclinamos a creer que se refiere a los estudios y planes de seguridad
y salud previstos en este Real Decreto, no a los mencionados en los artículos 14 y 16
de la Ley de Prevención.
24. Infracción de nueva planta e infracción específica, como la anterior, del régimen
jurídico preventivo de la construcción; es decir, solamente aplicable "en el ámbito
de aplicación del Real Decreto 1627/1997, por el que se establecen las
disposiciones mínimas de seguridad y salud en la construcción".
Se tipifican en este párrafo, cinco infracciones bajo las letras a) a la e), como
incumplimientos propios de la figura del promotor, que viene a sustituir en el ámbito
especifico de la construcci6n, a la generalizada de empresario titular del centro de
trabajo.
Para esta última Ley 39/1999, "será considerado promotor cualquier persona física o
jurídica, pública o privada que, individual o colectivamente, decide, impulsa, programa o
financia con recursos propios o ajenos las obras de edificaciones para sí o para su posterior
enajenación, entrega o cesión a terceros, bajo cualquier titulo".
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El promotor debe ostentar sobre el solar la titularidad de un derecho que le faculte para
construir en 61.
El artículo 4 del Reglamento mencionado dice que el promotor estaría obligado a que en
la fase de redacción del proyecto se elabore, por técnico competente, un estudio de
seguridad y salud cuyo contenido, se expresa en el artículo 5.2 del Reglamento; y en los
proyectos de obra incluidos en los supuestos previstos, el promotor estará obligado a que
se elabore un estudio básico de seguridad y salud, que es documento distinto y más
somero que el estudio anterior. Su contenido se explicita en el artículo 6.1 del
Reglamento.
Sin duda, por error material, parece referirse el precepto a los "coordinadores de seguridad
y salud durante la ejecuci6n de obra", cuyas obligaciones se establecen en el artículo 9 del
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Real Decreto 1627/1997, en tanto que para nada se cita a los coordinadores en
materia de seguridad y salud durante la elaboración del proyecto de obra, cuyas
obligaciones se enumeran en el artículo 8 del mismo Reglamento.
25. Tampoco se expresa aquí una concreta conducta infractora en la que puedan
incurrir "las personas o entidades (personas físicas o jurídicas) que desarrollen la
actividad de auditoría del sistema de prevención de las empresas".
Ante la indefinición del epígrafe 25, que se limita a poner en relación el incumplimiento
con la "normativa aplicable", tan genérica como la más repetida expresión de "con el
alcance y contenido establecidos en la normativa de prevención de riesgos laborales", se
impone acudir al Capitulo y Reglamento antes citado, que contiene la "normativa
aplicable a las auditorias de prevención: ámbito de aplicación (artículo 29);
concepto y objetivos (artículo 30); documentación (artículo 31); Requisitos
(artículo 32); y autorización (artículo 33), a los que nos remitimos.
26. Son validas para este párrafo de nueva planta, las reflexiones que hemos realizado al
comentar el párrafo 25 anterior sobre inconcreción de la tipificación pretendida.
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o privada capacitada que cuente con autorización de la autoridad laboral competente, previa
comprobación de que se ha cursado un programa con el contenido establecido en los Anexos
V y VI (nivel intermedio y superior) y se ha superado una prueba de evaluación sobre este
programa.
En la situación actual, para desempeñar las funciones de nivel superior será preciso contar con
una titulación universitaria oficial y poseer una formación mínima acreditada por una universidad
con el contenido especificado en el programa a que se refiere el anexo VI, cuyo desarrollo tendrá
una duración no inferior a seiscientas horas y una distribución horaria adecuada a cada proyecto
formativo, respetando la establecida en el anexo citado.
27. Establece las infracciones que, en el ámbito del sector de la construcción, y dentro
de él de la subcontratación, puede cometer el subcontratista, señalándose como tales:
a)El incumplimiento del deber de acreditar, en la forma establecida legal o reglamentariamente, que
dispone de recursos humanos, tanto en su nivel directivo como productivo, que cuentan con la
formación necesaria en prevención de riesgos laborales, y que dispone de una organización
preventiva adecuada, y la inscripción en el registro correspondiente, o del deber de verificar dicha
acreditación y registro por los subcontratistas con los que contrate, salvo que proceda su calificación
como infracción muy grave, de acuerdo con el artículo siguiente.
b) No comunicar los datos que permitan al contratista llevar en orden y al día el Libro de
Subcontratación exigido en la Ley Reguladora de la subcontratación en el sector de la construcción.
c) Proceder a subcontratar con otro u otros subcontratistas o trabajadores autónomos superando los
niveles de subcontratación permitidos legalmente, sin disponer de la expresa aprobación de la
dirección facultativa, o permitir que en el ámbito de ejecución de su subcontrato otros
subcontratistas o trabajadores autónomos incurran en el supuesto anterior y sin que concurran en
este caso las circunstancias previstas en la letra c) del apartado 15 del artículo siguiente, salvo que
proceda su calificación como infracción muy grave, de acuerdo con el mismo artículo siguiente.
Se trata por tanto de asegurar que las obligaciones establecidas para regular la
subcontratación, con el objetivo de disminuir la siniestralidad en el sector, sean
efectivamente cumplidas mediante la exigencia de una conducta activa del
subcontratista, no solamente en lo que a él mismo respecta sino también en cuanto a
otros posibles subcontratistas suyos, bajo el peligro de ser sancionado.
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28. Recoge las infracciones del contratista, de conformidad con lo previsto en la Ley Reguladora de
la subcontratación en el sector de la construcción:
Los apartados 28 y 29 son la traslación de lo más arriba dicho para los subcontratistas respecto de os
contratistas y promotores.
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La reforma legislativa modifica la redacción del párrafo 8, que se desglosa en las letras a)
y b), e incorpora dos nuevas infracciones muy graves, bajo los párrafos 13 y 14, que se
añaden a los doce anteriormente existentes.
6. Superar los límites de exposición a los agentes nocivos que, conforme a la normativa
sobre prevención de riesgos laborales, originen riesgos de daños para la salud de los
trabajadores sin adoptar las medidas preventivas adecuadas, cuando se trate de
riesgos graves e inminentes.
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sobre los riesgos y las medidas de protección, prevención y emergencia cuando se trate
de actividades reglamentariamente consignadas como peligrosas o con riesgos
especiales.
9. Las acciones u omisiones que impidan el ejercicio del derecho de los trabajadores a
paralizar su actividad en los casos de riesgo grave e inminente, en los términos
previstos en el artículo 21 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
11. Ejercer sus actividades los Servicios de Prevención ajenos a las empresas, las
personas o Entidades especializadas en la actividad de auditoría del sistema de
prevención de riesgos laborales, sin la preceptiva autorización o acreditación, cuando
esta hubiera sido suspendida o extinguida, cuando hubiera caducado la autorización
provisional, así como cuando se excedan en su actuación del alcance de la autorización
concedida.
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COMENTARIO
Esta Ley crea una nueva contingencia protegida por la Seguridad Social, que es la
de "riesgo durante el embarazo" directamente relacionada con la protección de la
maternidad del artículo 26.
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7 del artículo 12 anterior, con la calificación de infracción grave, <<salvo que merezca la
calificación de «muy grave» conforme al artículo siguiente», en el que nos encontramos.
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8. Comprende dos letras, que tipifican dos infracciones distintas. La letra a), con la
modificación de la redacción que se introduce, aclara y perfecciona a una infracción ya
considerada muy grave en el texto anterior de este párrafo 8.
La determinación reglamentaria en este sentido es, "condición sine qua non" para
que exista la infracción muy grave prevista en este párrafo 8.a).
La letra b), que es de nueva creación, tipifica como infracción muy grave "la falta de
presencia de los recursos preventivos, cuando sea preceptivo o el incumplimiento de las
obligaciones derivadas de su presencia, cuando se trata de actividades
reglamentariamente consideradas como peligrosas o con riesgos especiales".
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Reconoce este artículo, tanto al trabajador individualmente considerado (art. 21.2), como
a los órganos colectivos de representación de estos, el derecho a abandonar el trabajo e
interrumpir su actividad laboral en supuestos de "riesgo grave e inminente para su vida o
salud", lo que se conoce en la doctrina jurídica como "jus resistentiae". En consonancia con
esta obligación, toda acci6n u omisión que impida, desconozca o perturbe este derecho,
en los términos que este artículo 21 establece, entra en la infracción muy grave que aquí
se tipifica. La Ley protege enérgicamente este derecho del trabajador y de sus
representantes legales, que desemboca en una patente colisi6n "obediencia-jus
resistentiae", de difícil apreciación objetiva en la práctica.
Tanto el artículo 11, "Infracciones leves", como el artículo 12, "Infracciones graves",
contienen una infracción genérica en sus números 5 y 16 respectivamente, y
otro tanto ocurre con este número 10 del artículo 13, que enumera las
infracciones muy graves, que son auténticos "cajones de sastre".
Apoyar cualquier vulneración de esta compleja normativa sobre el riesgo que de ella
puede derivarse: riesgo leve = infracción leve, riesgo grave = infracción grave y
riesgo grave e inminente = infracción muy grave, no es bastante, en nuestra
opinión para estimar suficientemente tipificadas las infracciones, máxime si se
trata de infracciones graves y muy graves.
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12. Infracción reservada como la descrita bajo el número once anterior, a las Entidades
preventivas que surgen, como Entidades especializadas, como consecuencia de la
normativa instaurada por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales de 1995, y
Reglamentos de desarrollo posteriores.
13. Infracción nueva, contenida bajo el párrafo 13 del artículo 13, que afecta, de
modo exclusivo a las personas o entidades que desarrollen la actividad de auditoría del
sistema de prevención en las empresas.
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El incumplimiento de las obligaciones que a las personas (la auditoria puede realizarse
por una sola persona física, aunque resulta excepcional) o entidades acreditadas
como auditoras señala el Reglamento de los Servicios de Prevención, se considera
infracción grave en el párrafo 25 de la reformada Ley de Infracciones y Sanciones, pero
si la conducta infractora consiste en la alteración o falseamiento del informe de la
empresa auditada, se tipifica como muy grave en este nuevo párrafo 13 del artículo 13.
No se indica quienes son los sujetos responsables de esta infracción, que han de
suscribir estos pactos, que por definición suponen la existencia de dos partes o
empresarios distintos. Hemos de entender que el legislador piensa en la concurrencia de
varias empresas, desarrollando actividades en el mismo centro de trabajo (contrata
y subcontrata) con responsabilidad solidaria del empresario principal, a que se refiere
el artículo 24.3 de la Ley de Prevención y el artículo 42.3 de la Ley de
Infracciones y Sanciones.
Por supuesto que estos pactos, que pretender eludir, en fraude de ley, las
responsabilidades establecidas en materia de prevención de riesgos laborales, son nulos
de pleno derecho, en cuanto esta normativa preventiva contenida en la ley y en sus
normas reglamentarias, tiene, en todo caso, el carácter de Derecho necesario mínimo
indisponible, según reza el artículo 2.2 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Los pactos, de existir, se tienen por no puestos, sin perjuicio de que su mera
existencia se estime como infracci6n muy grave, a efectos de sanción administrativa.
El pacto, ya entre empresarios, ya entre empresario y trabajador comprende
cualquier maquinación para eludir el cumplimiento de las responsabilidades
establecidas en materia preventiva, que es lo que entraña el concepto de "fraude de ley".
15, 16 y 17. Se trata de infracciones muy graves, paralelas a las contenidas como graves en
el artículo anterior, y que vienen calificadas por la presencia de trabajos con riesgos
especiales, lo cual califica a priori la mayor peligrosidad de los mismos, así como la
comisión de acciones específicamente dirigidas a incumplir dolosamente la normativa
preventiva.
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COMENTARIO
La reforma legislativa añade un nuevo apartado f), cuya conducta incumplidora consiste
en "permitir que comience la prestación de servicios en sus centros de trabajo e
instalaciones, de los trabajadores puestos a disposición por empresas de trabajo
temporal, sin que previamente, tenga constancia documental de que estos
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trabajadores han recibido las informaciones sobre los riesgos y medidas preventivas,
poseen la formaci6n especifica necesaria y cuentan con un estado de salud compatible
con el puesto de trabajo a desempeñar".
Hacemos esta precisión para señalar que, tanto la Sección Cuarta, como el
artículo 19, no contemplan infracciones especificas de prevención de riesgos laborales,
sino infracciones de todo tipo, que pueden darse como consecuencia de incumplimientos
del régimen jurídico y relaciones de la empresa de trabajo temporal y la empresa usuaria.
Sin embargo, la reforma legislativa de 2003 tipifica como grave, dentro de este
artículo 19.2 y bajo la letra f) esta infracción directamente relacionada con la prevención
de riesgos laborales, que hemos de entender relacionada, a su vez, con el artículo 28 de la
Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que muestra una especial atención a esta clase
de trabajadores y que gozan de una Reglamento Preventivo especifico, que es el Real
Decreto 216/1999, de 5 de febrero (BOE de 24 de febrero) sobre "disposiciones de
seguridad y salud en el ámbito de las empresas de trabajo temporal".
La Ley 35/2010, de 17 de septiembre, de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo
(«B.O.E.» 18 septiembre) introdujo una nueva redacción a la letra b) del artículo 19.3, con la
siguiente dicción: “la formalización de contratos de puesta a disposición para la realización de
trabajos u ocupaciones de especial peligrosidad para la seguridad o la salud en el trabajo o
formalizarlos sin haber cumplido los requisitos previstos para ello conforme a lo establecido legal o
convencionalmente, entendiéndose cometida una infracción por cada contrato en estas
circunstancias”. Téngase en cuenta que, conforme establece el número 2 de la disposición final
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cuarta de dicha Ley, las disposiciones sobre agencias de colocación establecidas en el Capítulo IV
de la misma no serán de aplicación hasta tanto no entre en vigor la normativa de desarrollo a que se
refiere su disposición final tercera, apartado 3.
1. Las sanciones por las infracciones tipificadas en los artículos anteriores podrán
imponerse en los grados de mínimo y máximo, atendiendo a los criterios establecidos en
los apartados siguientes.
2. Calificadas las infracciones, en la forma dispuesta por esta Ley, las sanciones se
graduaran en atención a la negligencia e intencionalidad del sujeto infractor,
fraude o connivencia, incumplimiento de las advertencias previas y requerimientos de
la Inspección, cifra de negocios de la empresa, numero de trabajadores o de
beneficiarios afectados en su caso, perjuicio causado y cantidad defraudada, como
circunstancias que puedan agravar o atenuar la graduación a aplicar a la
infracción cometida.
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COMENTARIO
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El artículo 39 mencionado, enumera en este apartado 3, los criterios que deben tenerse
en cuenta para graduar las sanciones a imponer en materia de prevención de riesgos
laborales. El párrafo f) anterior decía: "El incumplimiento de las advertencias o
requerimientos previos de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social" y ahora queda redactado
del siguiente tenor: "El incumplimiento de las advertencias o requerimientos previos a que se
refiere el artículo 43 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre de Prevención de Riesgos
Laborales".
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a) Las leves, en su grado mínimo con multa de 40 a 405 euros; en su grado medio, de
406 a 815 euros; y en su grado máximo, de 816 a 2.045 euros.
b) Las graves con multa, en su grado mínimo, de 2.046 a 8.195 euros; en su grado medio, de 8.196 a
20.490 euros; y en su grado máximo, de 20.491 a 40.985 euros.
c) Las muy graves con multa, en su grado mínimo, de 40.986 a 163.955 euros; en su grado medio,
de 163.956 a 409.890 euros; y en su grado máximo, de 409.891 a 819.780 euros. (Cuantías
modificadas conforme establece el número 2 del artículo único del R.D. 306/2007, de 2 de marzo,
por el que se actualizan las cuantías de las sanciones establecidas en el texto refundido de la Ley
sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social).
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Las sanciones impuestas por infracciones muy graves, una vez firmes, se
harán públicas en la forma que se determine reglamentariamente.
Las infracciones por faltas graves y muy graves de las entidades especializadas que
actúen como servicios de prevención ajenos a las empresas, de las personas o entidades
que desarrollen la actividad de auditoría del sistema de prevención de las empresas y
de las entidades acreditadas para desarrollar o certificar la formación en materia de
prevención de riesgos laborales, podrán dar lugar, además de las multas previstas en
este artículo, a la cancelación de la acreditación otorgada por la Autoridad Laboral.
COMENTARIO
Las sanciones se califican también, como vemos, al igual que las infracciones, en leves,
graves y muy graves, y cada una de ellas, a su vez, en grado mínimo, medio o máximo, en
función de la cuantía económica de la multa, dentro de los límites previstos.
Las tres clases de sanción se graduaran en tres niveles económicos: mínimo, medio y
máximo, cuyas cuantías se especifican en el artículo.
A cada grado se le señala un tramo económico inferior y un tramo superior: de... a ...; y
entre ambos tramos, inferior y superior, es donde juega la discrecionalidad administrativa,
a la hora de concretar la sanción, tanto en la propuesta (Inspección de Trabajo y
Seguridad Social) como en la Resolución sancionadora, que corresponde a la
Autoridad Laboral competente.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
En cuanto a la publicación de las sanciones por infracciones muy graves, se trata de una
sanción administrativa atípica, sobreañadida a la sanción económica, prevista para
infracciones muy graves. La sanción radica aquí en el estigma social que la
publicación conlleva para el sujeto infractor, con evidentes fines de ejemplaridad.
La sanción muy grave ha de ser firme, sin que el texto legal aclare, si es suficiente su
firmeza en vía administrativa, una vez agotados los recursos administrativos pertinentes;
o se ha de esperar a la Resolución de la jurisdicción social revisora. Nos inclinamos por
el carácter firme de la sanción en vía administrativa. El considerable retraso que se viene
dando de los pronunciamientos de la jurisdicción social, harían de lo contrario,
completamente inoperante esta sanción sobreañadida, que, por otro lado, no se ha
desarrollado reglamentariamente más que en alguna Comunidad Autónoma.
Es por ello, que entendemos que, en rigor y de aplicarse, se traduce en una doble
sanción; debería reservarse para las infracciones calificadas como muy graves, y no
hacerla extensiva como expresamente dice este apartado, a las infracciones calificadas
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como graves, sobre todo cuando la prevista sanción adicional es única: la cancelación
de la acreditación para los dos supuestos, graves o muy graves.
1. Existe reincidencia cuando se comete una infracción del mismo tipo y calificación
que la que motivó una sanción anterior en el plazo de los 365 días siguientes a
la notificación de esta; en tal supuesto se requerirá que la resoluci6n sancionadora
hubiere adquirido firmeza.
COMENTARIO
"el término de un año desde la comisión de esta", que decía el artículo 50, es ahora "el plazo
de 365 días siguientes a la notificación de esta", en el artículo 41 de la Ley de Infracciones y
Sanciones (artículo 41-1).
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
La cuantía de la sanción, que para el artículo 50 de la Ley "no podía exceder, en ningún
caso, del total máximo previsto para las infrac-
ciones muy graves en el artículo 49 de esta Ley", ahora, para el nuevo artículo 41
"no podrá exceder, en ningún caso, de las cuantías máximás previstas en el artículo
anterior para cada clase de infracción".
Para que haya reincidencia la infracción ha de ser del mismo tipo y calificación; la
calificación no presenta duda alguna; hace relación exclusivamente al carácter de
leve, grave o muy grave de la infracción, no afectando a la graduación de las sanciones en
sus grados mínimo, medio y máximo.
Por su carácter punitivo, al igual que en el ámbito del Derecho Penal, todos los
elementos que integran legalmente el concepto de reincidencia han de ser interpretados
restrictivamente.
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5. La declaración de hechos probados que contenga una sentencia firme del orden
jurisdiccional contencioso administrativo, relativa a la existencia de infracción a la
normativa de prevención de riesgos laborales, vinculara al orden social de la
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COMENTARIO
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El apartado 1 del artículo 45 que se menciona fue parcialmente derogado por el Real
Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto, pero dejó vigentes cuatro párrafos de
este apartado 1, que son los que hacen relación a las infracciones en materia de
prevención de riesgos laborales "en el ámbito de las relaciones del personal civil al
servicio de las Administraciones Publicas" con la enigmática frase de que "serán objeto de
responsabilidades a través de la imposición, por resolución de la actividad competente de la
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Por lo demás, estos párrafos no derogados por el Real Decreto Legislativo 5/2000 y que
permanecen en la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, se limitan a
establecer los principios a que debe ajustarse el procedimiento para la corrección de las
infracciones preventivas en el ámbito de las Administraciones Publicas, que deberá
establecer el Gobierno.
1. Ámbito de aplicación.
2. Actuación inspectora.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Lo que queda claro, de lo establecido en los párrafos no derogados del apartado 1 del
artículo 45 por el Real Decreto Legislativo 5/2000 de la Ley 31/1995 de
Prevención de Riesgos Laborales y del procedimiento administrativo especial
aprobado por Real Decreto 707/2002 de 19 de julio, es que el régimen
sancionador administrativo, de extremado rigor, hoy fundamentalmente contenido en el
tantas veces mencionado Real Decreto Legislativo 5/2000, que aprueba el texto
refundido de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social, no es de aplicación
en el ámbito de las relaciones del personal civil al servicio de las Administraciones
Publicas, en cuanto sus incumplimientos no pueden ser objeto de propuesta de sanciones
económicas (multas) por Actas de Infracción de la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social.
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5. La declaración de hechos probados que contenga una sentencia firme del Orden
jurisdiccional contencioso-administrativo relativa a la existencia de infracción a la
normativa de prevención de riesgos laborales, vinculara al orden social de la
jurisdicción, en lo que se refiere al recargo, en su caso, de la prestación económica
de la Seguridad Social".
Sabido es que las sanciones administrativas en la actualidad, una vez firmes en el campo
administrativo, son recurribles ante el orden jurisdiccional social, si bien
anteriormente lo eran en el ámbito contencioso-administrativo, en tanto que las
resoluciones, también administrativas declarando el recargo en las prestaciones
económicas de la Seguridad Social, lo son ante el orden jurisdiccional laboral, cuya
cúspide son, respectivamente, las Salas de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal
Supremo y la Sala de lo Social del mismo Alto Tribunal. El recurso de estas sanciones
seguía vías distintas y acababan en distintas instancias jurisdiccionales. El riesgo de
Sentencias contradictorias, acreditado en la práctica, es evidente, «y unos mismo
hechos no pueden a la vez, ser o/y no ser para el derecho» (S. T. Constitucional
158/85 de 26 de Noviembre).
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123.000 euros ; por el Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, hasta 409.900 euros; y
por el Consejo de Ministros, a propuesta del de Trabajo y Asuntos Sociales,
hasta 819.780 euros.
COMENTARIO
Se transcribe solo el texto legal de este artículo, que guarda relación con la prevención
de riesgos laborales.
Todas y cada una de las Autoridades Laborales competentes para sancionar infracciones
laborales, incrementan considerablemente sus atribuciones punitivas. Así, en el
Ministerio de Trabajo, la autoridad laboral competente a nivel provincial, puede
imponer sanciones, de hasta 40.985 euros, frente a 31.000 euros, en el régimen sancionador
general.
El Director General de Trabajo, hasta 123.000 euros, frente a los 62.500 euros del régimen
sancionador general; el Ministro de Trabajo hasta 409.900 euros (125.000 en el régimen
sancionador de la Ley 5/2000) y, finalmente, el Consejo de Ministros puede llegar a
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sancionar con hasta 819.780 euros las infracciones muy graves de seguridad e higiene en
el trabajo, frente a los 187.515 euros que constituyen el tope máximo de la cuantía de las
sanciones económicas, de conformidad con la Ley 5/2000.
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Con mayor claridad se pronuncia sobre esta materia el Reglamento 928/1998, sobre
"procedimiento para la imposición de sanciones por infracciones de orden social...",
que dice al respecto:
"En el caso de que en la misma actuación inspectora, se estimasen varias presuntas infracciones,
deberán acumularse en una sola Acta las correspondientes a una misma materia, entendiéndose por tales,
las infracciones en materia de relación laboral, de prevención de riesgos laborales, de Seguridad Social, en
materia de colocación y empleo, en materia de emigración y de trabajo de extranjeros y las motivadas por
obstrucción... No procederá la acumulación, cuando concurran supuestos de responsabilidad solidaria y
subsidiaria o en las infracciones relacionadas causalmente con un accidente de trabajo o enfermedad
profesional... (artículo 16 del Reglamento 92 8/1998)".
1. Las infracciones por obstrucción a la labor inspectora se califican como leves, graves y
muy graves, en atenci6n a la naturaleza del deber de colaboraci6n infringido y de la
entidad y consecuencias de la acci6n u omisi6n obstructora sobre la actuación de la
Inspección de Trabajo y Seguridad Social, conforme se describe en los números
siguientes.
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COMENTARIO
Se define como obstrucción, como vemos, las "acciones u omisiones que perturben, retrasen o
impidan el ejercicio de la función, que, en orden a la vigilancia del cumplimiento de las disposiciones
legales, reglamentarias y clausulas normativas de los convenios colectivos, tiene encomendada la
Inspección de Trabajo y Seguridad Social y de los Subinspectores de Empleo y Seguridad
Social..." (apartado 2).
El nuevo apartado final que se añade a este apartado da la misma consideración a "las
conductas señaladas en el párrafo anterior (perturbar, retrasar o impedir) que afecten al ejercicio de
los cometidos asignados a los funcionarios públicos a que se refiere el artículo 9.2 de la Ley
31/1995 de 8 de noviembre de Prevención de Riesgos Laborales, en sus actuaciones de
comprobación en apoyo de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social".
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dar razón de su presencia sobre las personas que se encuentran en dicho centro realizando cualquier
actividad".
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COMENTARIO
Pues bien, la Ley de Infracciones y Sanciones de 2000, establece en este artículo 52,
los principios que deben presidir esta tramitación del procedimiento
sancionador administrativo, que es de aplicación general a todas las infracciones
de orden social y por consiguiente no es propio o exclusivo de las infracciones en
materia de prevención de riesgos laborales. El procedimiento es común a todas ellas.
Se añade, pues, un nuevo apartado 3 a los dos antes existentes para establecer que
"el Ministerio Fiscal deberá notificar, en todo caso, a la autoridad laboral y a la Inspección
de Trabajo y Seguridad Social, la existencia de un procedimiento penal sobre hechos que
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Tal como está redactado este apartado 3 y artículo 52, en que se incardinan los
"Principios de tramitación" del procedimiento administrativo sancionador, no es
tramite especifico de los procedimientos sancionadores en materia de prevención de
riesgos laborales, sino que resulta de aplicación a todos los supuestos en los que
puede darse concurrencia de ilícitos penales y administrativos laborales.
Sin embargo, los puntos de conexión entre derecho penal y derecho del trabajo se dan
fundamentalmente en materia de prevención de riesgos laborales, que determinan la
intervención de autoridades judiciales y laborales.
Con más detalle el artículo 5 del Real Decreto 928/1998, de 14 de mayo, por el
que se aprueba el "Reglamento General sobre procedimientos para la imposición de
sanciones por infracciones de Orden social y para los expedientes liquidatorios de
cuotas de Seguridad Social", con el mismo título de "Concurrencia de sanciones con el
Orden jurisdiccional penal" prevé el procedimiento a seguir en estos casos.
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El Código Penal vigente contiene una figura delictiva, directamente relacionada con la
prevención de riesgos laborales, que se contiene en los artículos 316, 317 y 318: "Los
que con infracción de las normas de prevención de riesgos laborales, y estando legalmente
obligados no faciliten los medios necesarios para que los trabajadores desempeñen su actividad con
las medidas de seguridad e higiene adecuadas, de forma que pongan as en peligro grave su vida,
salud y su integridad física, serán castigados con las penas de prisión de seis meses a tres anos y multas
de seis a doce meses (artículo 316)".
"Cuando el delito a que se refiere el artículo anterior, se cometa por imprudencia grave, será castigado
con la pena inferior en grado (artículo 317)".
"Cuando los hechos previstos en los dos artículos anteriores se atribuyeran a personas jurídicas, se
impondrá la pena señalada a los administradores o encargados del servicio que hayan sido responsables
de los mismos y a quienes conociéndolos y pudiendo remediarlo, no hubiesen adoptado medidas para
ello (artículo 318)".
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d) En los supuestos en que exista posible responsable solidario, se hará constar tal
circunstancia, la fundamentación jurídica de dicha responsabilidad y los mismos datos
exigidos para el responsable principal.
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COMENTARIO
Son de aplicación al contenido de este artículo, las reflexiones que hemos realizado
anteriormente al comentar el artículo 52 de la Ley de Infracciones y Sanciones del Orden
Social, nominado "Principios de tramitación" (del procedimiento administrativo
sancionador), pero ahora referido al contenido de las Actas de la Inspección de Trabajo
y Seguridad Social, que inician siempre de oficio el procedimiento y que
tampoco es especifico de las infracciones en materia de prevención de riesgos labora-
les, sino de aplicación general a todas las infracciones del orden social.
Se añade con la reforma, un nuevo apartado 5 a este artículo 53, para poner en
consonancia el contenido de las Actas de la Inspección de trabajo con las modificaciones
introducidas en el artículo 9.2 de la Ley 31/1995,de 8 de noviembre, de Prevención
de Riesgos Laborales, a las que nos hemos referido.
Pues bien, el apartado 5 que se adiciona, viene a establecer que "cuando el Acta de
Infracción se practique como consecuencia del informe emitido por los funcionarios
técnicos a que se refiere el artículo 9.2 de la Ley 31/1995 de 8 de noviembre, de
Prevención de Riesgos Laborales, se incorporara a su texto (del Acta), el relato de
hechos del correspondiente informe, así como los demás datos relevantes del mismo, con
el carácter señalado en el artículo 9.3 de la citada ley", carácter que no es otro que la
"presunción de certeza" que se atribuye a los hechos reflejados en el informe de estos
funcionarios técnicos. Nos remitimos al Comentario sobre el artículo 9 de Prevención de
Riesgos Laborales).
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
En todo caso, al hacer use de esta facultad supervisora, la Inspección de Trabajo deberá,
antes de incorporar el contenido de estos informes al Acta de Infracción, verificar que los
hechos hacen relación a las condiciones materiales o técnicas de seguridad y salud a que
se refiere el nuevo apartado 3 del artículo 9.3, a las que se circunscribe la facultad
comprobatoria de estos funcionarios técnicos; y sobre todo, tener en cuenta los
criterios de la extensa y consolidada jurisprudencia de nuestro Alto Tribunal, sobre la
"presunción de certeza" de los hechos reflejados en las propias Actas de la Inspección
de Trabajo.
No vamos a entrar en el examen de esta rica jurisprudencia, nos limitamos a citar aquí la
Sentencia de 19 de enero de 1996 de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del
Tribunal Supremo, que contiene un exhaustivo examen-resumen de los criterios
jurisprudenciales de aplicación.
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Máster en Prevención de Riesgos Laborales Autor: Leodegario Fernández Sánchez
Ante esta contradicción, nos inclinamos a estimar que, puede referirse a la anterior
"planificación de la actividad preventiva", que establecía el anterior artículo 16 de la
Ley de Prevención de Riesgos Laborales y artículo 2.1 del Real Decreto 39/1997 que
aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención, y que debe documentarse
según el artículo 23.a), de la misma Ley.
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