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Periodismo Internacional I Alba Zafra

Práctica 8: Guerras climáticas

1. ¿Qué sucedió en la Isla de Pascua y por qué la pone como ejemplo?

Welzer, el autor de la obra Guerras Climáticas, utiliza la historia acontecida en la Isla de Pascua
como ejemplo de la idea fundamental de su texto: la degradación ecológica como causante del
exterminio de una sociedad.

Según expone, la Isla de Pascua fue habitada en sus orígenes por más de 20 mil polinesios. Estos
utilizaban las diferentes especies de palmeras para construir casas y canoas, y se alimentaban
de aves, delfines, ratas y lo que eran capaces de cultivar en una tierra con unas condiciones
ecológicas no demasiado óptimas. Se intuye que esta sociedad alcanzó su periodo de máximo
esplendor alrededor de 1500, y que, a partir de ahí, el número de habitantes empezó a decrecer.
De hecho, cuando llegaron los primeros europeos sobre 1780, encontraron una isla desértica,
casi sin ningún habitante, y con muy pocos animales.

ESTATUAS

Según los estudios arqueológicos, se ha llegado a la conclusión de que, durante este periodo, se
produjo una expoliación mortal de recursos ecológicos, debido, entre otras cosas, a la
sobrepoblación. Consideran a la Isla de Pascua como el ejemplo máximo de desforestación del
Pacífico, que desencadenó terribles consecuencias por la tala completa de vegetación, la pérdida
de materia prima, la pérdida de alimento y la disminución de rendimiento de los cultivos.

Esta escasez de recursos hizo aumentar la competencia entre las tribus de la isla en todos los
planos: alimentario, de construcción, de técnica, e incluso de representación simbólica,
afectando incluso en tradiciones funerarias. El autor añade también al hecho de la
desforestación el bloqueo mental que debieron sentir los polinesios, ya que, aún viendo lo que
estaba sucediendo, no conseguían encontrar una solución que les salvara, sino que continuaron
talando árboles y peleándose los unos con los otros. La sensación de no saber cómo solventar
un problema puede derivar en problemas muy reales que instan a la violencia, y en el caso de la
Isla de Pascua, la terrible guerra terminó en canibalismo. Según el texto, en 1872 la isla apenas
tenía 111 habitantes.

NOMBRE DEL LOCOTROQUI

Por lo tanto, el autor utiliza esta isla como ejemplo para explicar como de una guerra se puede
llegar a la destrucción política, luego cultural, y finalmente, la destrucción de la vida.

2. ¿Cuál considera la primera guerra climática y qué pasó?

La primera guerra climática según Kaldor fue la guerra de Darfur, un territorio en el oeste de
Sudán, que empezó en el año 2003. El conflicto, que se origina alrededor de 70 años antes
(aunque sin denominarse guerra) y que aún permanece, ha llegado a considerarse dentro de la
categoría de guerra permanente, y se caracteriza en que, a pesar de tener un origen ecológico,
los propios involucrados los perciben como una confrontación étnica.

Desde el punto de vista étnico, Darfur está formado por tribus “árabes”, que a la vez pueden ser
árabes nativas e inmigrantes (donde se incluyen traficantes de esclavos y de marfil) y africanas.
Las tribus árabes se asocian a un estilo de vida nómada, mientras que los africanos son
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sedentarios y campesinos. El conflicto entre agricultores sedentarios y los pastores nómadas


lleva ya más de setenta años, pero se ha intensificado en las últimas décadas debido a la erosión
del suelo (causada por la falta de lluvias por el calentamiento global) y a un incremento
ininterrumpido de la población ganadera.

Una catastrófica sequía en 1984 hizo que las regiones del norte ya no fueran útiles para la cría
de ganado, lo que empujó a muchos pastores – que hasta este momento habían sido sedentarios
- hacia el sur, ocupando terreno que había pertenecido a los agricultores. EL drástico crecimiento
de habitantes de las regiones sureñas llevó a la sobreutilización de las praderas y campos e
incrementó el conflicto. Muchos de los agricultores no permitían a los pastores atravesar sus
terrenos y las rutas de pastoreo quedaron bloqueadas, lo que incitó a la violencia.

En el sentido político también se han llevado a cabo medidas que han hecho incrementar el
problema. Debido al intento de globalización y ruptura de muchas costumbres de estos antiguos
pueblos, se ha intentado establecer un proceso de modernización con la judicialización de estos
pequeños altercados que ha destruido sus estrategias tradicionales para suavizar estos
conflictos, pero no se ha impuesto nuevas normas con este mismo fin que funcionaran bien.
Además, y desde el propio gobierno, en 1989 hubo un golpe de estado que apoyó la intervención
de las milicias – los yanyauid (árabes), famosos por su brutalidad – en el conflicto, haciendo las
luchas aún más violentas.

Por tanto, en esta guerra, tenemos por un lado las tropas y milicias del gobierno, y por otro a
organizaciones rebeldes. Mientras que estos luchan entre ellos a base de destruir aldeas y matar
civiles, las tribus árabes nómadas se apropian de las tierras y del ganado, lo que incita a más
conflictos con los agricultores. Tristemente, el Programa de Naciones Unidas por el Medio
Ambiente se ha limitado a constatar que la paz en Sudán solo será posible cuando mejoren las
condiciones ambientales, lo cual, queda bastante lejos de las expectativas actuales.

3. ¿Cuáles son para Kaldor los actores de la violencia en las guerras permanentes?

Según Maru Kaldor, en las guerras permanentes existen cinco grupos deferentes de actores de
la violencia:

1. Las fuerzas armadas regulares. Debido a sus puntos débiles, pueden ser perjudiciales
para los estados frágiles. Al tener una deficiente formación, estar mal remunerados, mal
equipados y desmotivados, estos soldados suelen ser un blanco fácil para los
empresarios privados de la violencia, que los reclutan con mejores condiciones y dejar
de ser fieles al estado. Además, por la falta de disciplina e incentivos, suelen ser muy
difíciles de controlar.
2. Los grupos paramilitares. Son soldados despedidos, disidentes, opositores armados del
gobierno de turno, bandas juveniles, criminales y aventureros, y muchas veces hasta
niños y jóvenes.
3. Las unidades de autodefensa. Se forman en reacción a agresiones por parte del ejército
o de los paramilitares, pero por lo general carecen de potencial de violencia efectivo y
tampoco duran mucho tiempo.
4. Las compañías militares privadas y los mercenarios extranjeros. Son normalmente
veteranos de guerra o compañías de seguridad privadas, compuestas a menudo por
soldado británicos o estadounidenses retirados, contratadas tanto por gobiernos como
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por empresas multinacionales. Suelen ser especialistas en violencia altamente


profesionales (torturas, vigilancia, extorsión).
5. Los ejércitos externos regulares. Son los pertenecientes a la ONU, la Unión Africana o a
la OTAN, que impiden genocidios, limpiezas étnicas, garantizan elecciones, gestionan
altos de fuego. Sin embargo, no cuentan con un permiso muy amplio para ejercer la
violencia, encontrándose normalmente en desventaja numérica y con el desprecio de la
población.

4. ¿En qué criterios se basa el Failed State Index (Índice de Estados Fallidos) y por qué
esos países según Welzer son más vulnerables a las guerras en general, y a las guerras
climáticas en particular?

El índice distingue entre indicadores sociales (presión demográfica en aumento, conflictos entre
grupos, migración crónica, refugiados), económicos (desigualdades drásticas, problemas
económicos) y políticos (deslegitimación del Estado, déficit de servicios públicos, violaciones a
los derechos humanos, aparatos de seguridad criminales, élites que compiten entre sí, actores
políticos externos).

En la actualidad, hay un total de alrededor de 30 países que corren el riesgo de desintegrarse en


un futuro cercano. Destaca Welzer que entre la pobreza y la violencia existe una
proporcionalidad directa, y que las perspectivas son aún más sombrías si nos vamos a los países
que cuentan con recursos naturales tales como diamantes, maderas nobles o petróleo. Estos
materiales los vuelven mucho más atractivos para el saqueo, crimen organizado, terrorismo.

Las sociedades particularmente vulnerables en materia social (sobre todo las poscoloniales o
sociedades marcadas por las consecuencias de la guerra, que aún no han logrado construir
sociedades civiles de estructura estable) son mucho más propensas a los conflictos violentos
originados por los cambios ambientales por el hecho de que, en estos casos, el monopolio de la
violencia no está en manos del estado, sino que es ejercida por monopolios y oligopolios
privados. Otro hecho que constituye una amenaza acuciante a la seguridad de estos países es
que su grado de pobreza es máximo y los costos de violencia, mínimos.

Por tanto, el cambio acentúa las desigualdades tanto en el plano internacional como en el
interior de cada país, entre el centro y la periferia o bien entre las regiones mas y menos
desarrolladas, lo que trae como consecuencia inevitable un aumento de los movimientos
migratorios y de refugiados, donde, al ser la tierra y el agua más escasos, se vuelven focos de
potencial violencia.

5. Enumera las características de los llamados mercados de la violencia.

Según el antropólogo Georg Elwert, los mercados de la violencia, es decir, la privatización y


economización de las relaciones violentas, son el elemento central de las guerras permanentes.
Define este mercado como un conjunto de “estrategias económicas de acción violenta, que,
desde la perspectiva de las fuerzas ejecutoras, los empresarios de la violencia aparecen
absolutamente rentables. En estos casos, la apelación a la cultura, a tradiciones étnicas y a la
religión son algunos e los recursos para avivar y mantener encendido el conflicto violento”.

Para ser más concretos, Elwert explica que este mercado de violencia es un campo de acción
caracterizado principalmente por sus fines de lucro en el que se llevan a cabo tanto el
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intercambio de mercancías como el robo y diversas combinaciones de ambos, tales como el


secuestro, el cobro de rescates, el pago de peajes, dinero de protección, etc. Los bienes que se
comercian son armas, drogas, alimentos, yacimientos de materias primas locales o rehenes.

También la producción de la misma violencia se guía por criterios económicos. Si los


combatientes roban y saquean, se reduce los gastos corrientes de los señores de la guerra y, al
mismo tiempo, contribuye a la estrategia de empleo de la violencia para azuzar el miedo,
generar movimientos de refugiados o reclutar nuevos combatientes o mano de obra.

El mercado de violencia se establece como sistema parasitario de otras economías. Representa


una forma de economía de mercado radicalmente libre, en la que los bienes se apropian, se usan
y se entregan con arreglo a las mayores potencias de violencia. La expansión de esta forma de
economía suele tener como consecuencia un retroceso en las otras ramas tradicionales de las
economías de la región en cuestión: el comercio, la industria, la agricultura entran en crisis
porque los envíos desde el exterior no pueden ingresar ni pueden accederse a los mercados
externos para la venta de productos.

De acuerdo con Elwert, los mercados de violencia tienden fuertemente a autoestabilizarse, ya


que a causa de la violencia y de la amenaza de violencia permanentes se pierden otras
posibilidades de reproducción.

El surgimiento de este mercado, por tanto, se vuelve posible en virtud de la falta o del colapso
del monopolio de la violencia estatal, lo cual a su vez lleva a que justamente en condiciones de
escasez o de perdida de recursos, los eventuales conflictos que surgen en torno de las tierras, el
agua, etc., no se regulen de manera estatal, sino a través de la violencia directa.

SE GUIA POR PARAMETROS ECONOMICOS

SON BARATOS

SE DIRIGEN A LA POBLACION CIVIL

LOS RECURSOS DE MISIONES DE LA PAZ HACEN QUE LOS SEÑORES DE LA GUERRA SI

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