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1
Centro de Estudios Avanzados (CEA). Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
2
Universidad de Murcia, España.
3
I. Morant y M. Boiufer (1998), Amor, matrimonio y familia, Madrid, p. 98.
Mónica Ghirardi / Antonio Irigoyen López
4
Un buen estado de la cuestión se puede consultar en: J. R. Watt (2002), “El impacto de la Reforma y la
Contrarreforma”. En D. I. Ketrzer y M. Barbagli (comps.), Historia de la familia europea, I: La vida
familiar a principios de la era moderna (1500-1789), Barcelona, pp. 206-230.
540
Familia, Iglesia y Estado
5
J. Casey (1990), Historia de la familia, Madrid, pp. 142-143; J. Gaudemet (1993), El matrimonio en
Occidente, Madrid, pp. 328329.
6
Gaudemet, El matrimonio, p. 329.
7
E. Montero Gutiérrez (1945), El matrimonio y las causas matrimoniales, Madrid, pp. 298-299;
H. Jedin (1981), Historia del Concilio de Trento, IV-2: Tercer periodo de sesiones y conclusión.
Superación de la crisis gradas a Morone. Conclusión y ratificación. Pamplona, pp. 238-242.
8
Morant y Bolufer, Amor, p. 79.
9
M. J. Campo Guinea (1998), Comportamientos matrimoniales en Navarra (siglos XVI- XVII),
Pamplona; ibídem (2005), “Evolución del matrimonio en Navarra en los siglos XVI y XVII. El
matrimonio clandestino”, en L Arellano y J. M. Usunáriz (eds.), El matrimonio en Europa y el mundo
hispánico. Siglos XVI y XVII, Madrid, pp. 197-210; M. L Candau Chacón (2006), “El matrimonio
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Historia de España, 8, pp. 175-202; M. J. de la Pascua Sánchez (2000), “Una aproximación a la Historia
de la familia como espacio de afectos y desafectos: el mundo hispánico del setecientos”, Chronica Nova,
27, pp. 131-166.
10
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Córdoba; P. Seed (1991), Amar, honrar y obedecer en el México colonial. Conflictos en tomo a la
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abandono en la Colonia, Bogotá; C. Castañeda (1989), Violación, estupro y sexualidad. Nueva Galicia,
1790-1821, Guadalajara.
541
Mónica Ghirardi / Antonio Irigoyen López
2. La Pragmática de 1776
La Pragmática de 1776 es uno de esos temas fundamental sobre el
que los especialistas -de historia de la familia, pero también de derecho-
vuelven una y otra vez. De hecho, este trabajo también lo hace. Se han
formulado numerosas hipótesis sobre sus orígenes pero, sobre todo, se han
estudiado sus consecuencias, más en América Latina que en la propia
España11. No obstante, no está todo dicho. La hipótesis que se defiende en
este trabajo es que la Pragmática es consecuencia del progresivo desarrollo
estatal, en el que la familia no es sino una parcela más en la que el Estado
debía intervenir. Y si no logra evitar que este espacio sea compartido con
otras instancias sociales, al menos sí consiguió ocupar una posición
preeminente. Queda por dilucidar si este intervencionismo estatal
contribuyó al establecimiento de una nueva realidad familiar, en la que el
núcleo conyugal fuera ganando terreno en detrimento de los grupos de
parentesco, en un proceso similar al descrito por Lawrence Stone para el
caso inglés. En otras palabras, ¿el intervencionismo estatal facilitó la
implantación de la familia burguesa en el ámbito hispanoamericano?
¿Por qué la Pragmática, por qué en 1776? Éstas son las preguntas
claves; pero su respuesta está lejos de ser única: por el contrario, esta
legislación muestra realidades distintas según el punto de vista que se
adopte para su análisis. En la suma, en la síntesis de las diferentes respuestas
que se han dado, quizás sea posible encontrar su trascendencia histórica.
Son muchas, por lo tanto, las posibilidades de análisis con las que se puede
afrontar la Pragmática de 1776. A continuación, se van a ofrecer algunas de
ellas, advirtiendo que, en realidad, son todas caras de una misma moneda; y
sabiendo, en todo caso, que no son únicas, ni definitivas.
11
D. Marre (1997); “La aplicación de la Pragmática Sanción de Carlos III en América latina: una
revisión”, Quaderns de l'Institut Catalá d Antropología, 10, pp. 217- 249.
542
Familia, Iglesia y Estado
12
J. Sarrailh (1985), La España ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII, México
13
J. Lynch (2005), La España del siglo XVIII, Barcelona, p. 317.
14
A. Domínguez Ortiz (1996), Carlos III y la España de la Ilustración, Barcelona, pp. 95-96.
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15
Diccionario de Autoridades, Madrid, Gredos, 1984 (facsímil de la edición de 1732), vol. II, p. 717.
16
Novísima Recopilación, Ley IV, Título V, Libro X, diciembre de 1713.
544
Familia, Iglesia y Estado
esta intervención estatal: “se sigue notorio perjuicio” debido a “los daños y
malas consecuencias que de tales actos se siguen a la utilidad y bien público
del Estado”. Pero, ¿por qué perjudican al Estado? Porque amenazan con
quebrar el buen funcionamiento de las familias, dado que entorpecen las
relaciones entre sus componentesy crean conflictos entre ellos, con el
peligro de saltar los límites familiares. Al fin y al cabo, el orden social
dependía del orden familiar. Según el texto legal, lo que solía suceder es que
los hijos emancipados recibían la mayor parte del patrimonio familiar y
luego se despreocupaban de su familia (¿síntoma de individualismo?):
“resulta que, por mala educación, muchos de ellos no suelen después cuidar
del socorro de los padres, y totalmente se niegan a los hermanos, habiendo
sido éstos defraudados así en la emancipación como en la donación”17.
La mala educación, que es lo mismo que decir el abandono de
funciones del padre, y su falta de autoridad: he aquí la causa por la que el
Estado se arroga el derecho a intervenir, juzgando la actuación del padre.
Aunque, según avance la Edad Moderna, se vayan separando las esferas
públicas y privadas, lo curioso es que lo que acontezca en cada una de ellas
repercutirá, cada vez más, en la otra, debido al creciente intervencionismo
estatal.
El desarrollo del Estado implicaba, por un lado, la eliminación o,
cuando menos la sumisión, de cualquier otra instancia de poder, y, por otro,
la ocupación e invasión de un creciente número de espacios y ámbitos
vitales. Así lo declara Carlos III: “que siendo propio de mi real autoridad
contener con saludables providencias los desórdenes que se introducen con
el transcurso del tiempo”18.
La familia era uno de esos espacios. El Estado se constituye en el
árbitro de la situación, se posiciona en medio del grupo familiar y, lo que es
más importante, por encima de él. De esta manera, es el Estado el que da
vigor al permiso paterno: “bien entendido que prestando los expresados
parientes, tutores o curadores su consentimiento, deberán executarlo con
aprobación del Juez Real”19.
Y, al mismo tiempo, se erige en defensor de los hijos ante las
17
Ibidem.
18
Novísima Recopilación, Ley IX de Carlos III, 23 de marzo de 1776 (en adelante se citará como
Pragmática), Principio.
19
Pragmática, I
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posibles arbitrariedades:
Y así, contra el irracional disenso de los padres, abuelos, pa-
rientes, tutores o curadores, en los casos y forma que queda ex-
plicada respecto a los menores de edad y a los maiores de veinte y
cinco años, debe haber y admitirse libremente recurso sumario a la
Justicia Real ordinaria, el cual se haya de terminar y resolver en el
preciso término de ocho días; y por recurso en el Consejo,
Chancillería o Audiencia del respectivo territorio20.
En consecuencia, la Pragmática debe contemplarse, por encima de
cualquier consideración, como una manifestación más del inevitable
crecimiento del Estado.
20
Pragmática, IX.
21
T. Egido (1979), “El regalismo y las relaciones Iglesia-Estado en el siglo XVIII”, en A. Mestre
Sanchis (dir.), La Iglesia en la España de los siglos XVII y XVIII, tomo IV de R. García Villoslada (dir.),
Historia de la Iglesia en España, Madrid, pp. 122-249; Domínguez Ortiz, Carlos III, pp. 141-160.
546
Familia, Iglesia y Estado
22
R. Olaechea (2000), Las relaciones hispano-romanas en la segunda mitad del siglo XVIII,
Zaragoza (facsímil de la edición de 1965), pp. 291-292.
23
L. Sierra Nava (1963), El episcopado español ante los decretos de matrimonios del ministro Urquijo
de 1799. Seiscientos tálamos inquietos, Madrid; Sierra Nava, L. (1964), La reacción del episcopado
español ante los decretos de matrimonios del ministro Urquijo de 1799a 1813, Bilbao; Olaechea, Las
relaciones, pp. 401-402,463- 464 y 581-594.
547
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24
Pragmática, XVII.
25
L Stone (1989), Familia, sexo y matrimonio en Inglaterra, 1500-1800, México, p. 26. Véase también:
R. Probert (2005), “The impact of the Marriage Act oí 1753: Was it really 'A most cruel law íor the fair
sex'?”, Eighteen-Century Stud ies, vol 38, n° 2, pp. 247-262.
26
Stone, Familia, pp. 26-27; Bonfield, “Avances”, pp. 177-178.
27
D. Sabean (1990), Property, production an family in Neckarhaasen, 1700-1870, Cambridge, p. 329.
28
L Bonfield. “Avances en la legislación familiar europea”, en Ketrzer y Ba rbagli (comps.), Historia,
p. 176.
548
Familia, Iglesia y Estado
29
Gaudemet, El matrimonio, pp. 353-369.
30
J . F. Muñoz García (1982), El matrimonio, misterio y signo. Siglos XVII y XVIII, Pamplona, pp. 480-
483
31
Gaudemet, El matrimonio, pp. 370-371.
32
Pragmática, Preámbulo.
33
Pragmática, Principio.
34
Pragmática, Principio.
35
L. A. Pollock, “Las relaciones paterno-filiales”, en Ketrzer y Barbagli (comps.), Historia, pp. 303-304.
36
Pragmática, III
549
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37
Stone, Familia, p. 174.
38
C. Martín Gaite (1988), Usos amorosos del dieciocho en España, Madrid, pp. 139- 168
39
Morant y Bolufer, Amor, pp. 77-129.
40
Pragmática, II.
550
Familia, Iglesia y Estado
41
Pragmática, Principio.
42
A. Twinam (2001), “Las reformas sociales de los Borbones: una interpretación revisionista”,
Montalbán, 34, pp. 219-244; S. A. Saether, “Bourbon Absolutism and Marriage Reform in Late
Colonial Spanish America”, The Americas, 59-4, (2003), pp. 475-509.
43
Lorandi AJI. (2000), “Constitución de un nuevo perfil social de Tucumán en el siglo XVIII”, en
Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana. Dr. Emilio Ravignani, n° 21, pp. 99-114.
551
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44
Eduardo Saguier afirma que los fallos de los tribunales de la Iglesia contribuyeron tanto a los ca
samientos entre distintos subtipos étnicos como al mestizaje,. Cfr. “Church and State in Buenos Aires
in the seventeenth century”, en Journal of Church and State, 1984, pp. 588 y siguientes.
552
Familia, Iglesia y Estado
45
Ricardo Cicerchia interpreta el fortalecimiento de la autoridad paterna evidenciado a fínes del siglo
XVIII como un resultado de la secularización de las relaciones familiares, fruto de una alianza entre el
Estado y jefe de familia en procura de garantizar el orden social: Historia de la vida privada en la
Argentina, 1998, Vol I, p. 65.
46
Pragmática, Archivo del Arzobispado de Córdoba (en adelante AAC) Legajo 15, Años 1701-1820.
553
Mónica Ghirardi / Antonio Irigoyen López
47
Cfr. Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba, (en adelante, AHPC) Crimen, Año 1795, Leg. 67,
exp. 31.
48
AHPC, Escribanía 2, Año 1795, Leg. 86, exp. 19 y AAC Leg. 34, Tomo II, Años 1795- 1804.
49
En el análisis y tratamiento de los pleitos de disenso en Córdoba expuesto en el texto se sigue a M.
Ghirardi, Matrimonios, pp. 76-109, de la misma autora “Aunque pardo y pobre soy honrado. Valores
sociales desde los discursos y las prácticas en Córdoba, 1781-1850” en Junta Provincial de Historia de
Córdoba V Jomadas de Historia de Córdoba, siglos XVI al XX, I (2005) pp. 203-223.
50
Según María del Carmen Ferreyra, de 1450 matrimonios de españoles celebrados en el ámbito de la
ciudad de Córdoba entre 1700 y 1779, sólo 24, es decir, 1,65% correspondió a uniones mixtas, cfr. “El
matrimonio de las castas en Córdoba, 1700-1779” en Junta Provincial de Historia de Córdoba, III
Jornadas de Historia de Córdoba (1997) pp. 285-321. Por su parte, Dora Celton observa que entre 1780
y 1840 sólo el 1% de los matrimonios de españoles se efectuó con cónyuge perteneciente al sector de
castas, cfr. “Selección matrimonial y mestizaje en Córdoba”, en Junta Provincial de Historia de Córdoba,
554
Familia, Iglesia y Estado
como sí parecía estar ocurriendo a fines del siglo XVIII en otros lugares de
la América colonial, como el caso de México51. En el análisis de las
sentencias de las querellas intrafamiliares que provocó la mencionada
legislación, puede apreciarse que la prohibición de la efectivización de los
matrimonios propuestos por los jóvenes a los cuales sus familiares se opo-
nían alcanzó sólo al 15 % de los fallos entre 1781 -año de la primera causa
conservada en los repositorios cordobeses- y 1850. Las causas inconclusas
fueron las más abundantes -43.5 %- seguidas de las que finalizaron en
autorización para contraer casamiento -41.4 %-. Con el tiempo, ya en el
período independiente, aumentaron más de un 100%. Este gran incremento
de juicios truncos puede asociarse con la crisis político militar ocasionada
por las guerras de emancipación, que impactaría fuertemente en el normal
funcionamiento de la institución judicial. Aunque en casos aislados, la
firmeza manifestada por algunos jueces al prohibir la concreción de uniones
matrimoniales por razones fundadas en la desigualdad de los contrayentes
se constata en Córdoba todavía en fecha tan tardía como el año 1842. Entre
los juicios que finalizaron con prohibición para contraer hasta 1810, en un
74 % de las causas el motivo del disenso se relacionaba con la sangre, el
linaje y la diferencia social de la persona tomadas en su conjunto; a partir de
esa fecha las prohibiciones para el casamiento fundadas en esas razones
descendieron al 55%; en el resto la denegación del permiso no se explícito o
se fundó simplemente, en la menor edad de los contrayentes. Aunque en
contados casos, como se dijo, la justicia del Estado, en contradicción con las
prácticas tradicionales de la Iglesia, negó el permiso para contraer enlace en
casos en los que se ventilaban cuestiones relativas a diferencias de sangre
entre los contrayentes; en los que existió ocultamiento de la verdadera
calidad social del individuo; ilegitimidad de nacimiento de uno de los
novios; o en los que se comprobó una notoria desigualdad social. En
algunos pleitos, luego de recibida la causa en la justicia civil, las actuaciones
fueron derivadas al tribunal eclesiástico cuando existía también demanda
por incumplimiento de palabra de matrimonio52. En ese sentido, puede
observarse que a partir de la sanción de la legislación sobre matrimonios
puesta en vigor a fines del siglo XVIII, el desenvolvimiento de los juicios
por esponsales -de tradicional jurisdicción de la Iglesia- se vio entorpecido
por las cuestiones de disenso paterno, ya que según la nueva legislación,
555
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53
Según ya señalara Susan Socolow, a diferencia de la facilidad con que apelaban los porteños desde la
instalación de la Audiencia en esa ciudad, los cordobeses utilizaron poco ese recurso, cfr. “Parejas bien
constituidas: la elección matrimonial en la Argentina colonial, 1778-1810” en Anuario del Instituto de
Estudios Históricos y Sociales de Tandil, V (1990) p.133.
54
AHPC, Escribanía 4, Año 1813, Leg. 46, exp. 42.
556
Familia, Iglesia y Estado
55
R. Cicerchia, Historia de la Vida, pág. 73.
56
Tulio Halperín Donghi (2005) Revolución y guerra. Formación de una elite dirigente en la Argentina
557
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criolla, Buenos Aires, pp. 394-404. Por otra parte, diversos trabajos han resaltado la incidencia de los
lazos familiares en la conformación de la élite dirigente posrevoluclonaria, fenómeno muy conocido
también en la época colonial. En Córdoba, por ejemplo, según Ana Inés Ferreyra, en el período que
estudia, comprendido entre 1835 y 1852, gran parte de los miembros del grupo dirigente estaban
emparentados entre sí. Según la autora un 57% de ellos tuvo al menos un pariente en el sector político;
ejerciendo un 42% de ellos las funciones simultáneamente con otro pariente. Estas redes produjeron
solidaridades, asegurando la permanencia de ciertos grupos de parientes en el poder. Ello no descartó el
enfrentamiento puntual entre miembros de una misma familia y entre grupos (amillares diferentes. Entre
las solidaridades políticas remarcables de la primera mitad del siglo XIX pueden mencionarse por
ejemplo las establecidas entre los Funes, los Acosta, los Arredondo, cfr. Ana Inés Ferreyra (1994) Elite
dirigente y vida cotidiana en Córdoba, 1835-1852, Córdoba, spp.58-60.
57
Registro Oficial de la Nación. Tomo I:1810-1821; Tomo II:1822-1852. Compilación de Leyes,
Decretos, Acuerdos de la Excma. Cámara de Justicia y demás disposiciones de carácter público dictados
en la Provincia de Córdoba desde 1810 a 1870, Tomos I y II.
58
Así lo afirma por ejemplo Ricardo Cicerchia, cfr. Historia de la vida privada, p. 74.
59
Registro Oficial de la Nación, Tomo I, decreto 1059, pág. 414. Un análisis del tema puede consultarse
558
Familia, Iglesia y Estado
559
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61
Registro Oficial de la Nación, Tomo I. Se decretan honores postumos al sargento de dragones don
Nicasio Varela y pensión a su familia, 996, p. 383; 1813 pensión a doña Martina Warnes, decreto 562,
pág. 235; 1813 se retira la pensión a doña Francisca Quintana y sus hijas: es un decreto de la Asamblea
General ante la asignación de pensiones a los que participaron en la Reconquista y defensa de la ciudad
de Buenos Aires, se le priva de la que disfrutaba por no hallarse en el caso, 577, p. 238; 1816 Auxilios a
la familia del Coronel don Manuel Dorrego en atención a los servidos que brindó a la Revolución y a
pesar de la indocilidad de su genio que lo ha llevado a estar expatriado de las Provincias Unidas, se
declara a la esposa doña Angela Baudrixe hijo dignos de compasión y amparo, se establece que
disfruten del sueldo que por su clase tenia cuando residía en el territorio de las Prov. Unidas y de morir
uno de ellos goce el superviviente de la tercera parte del total en distinción y beneficio que la Patria le
reconoce a los servidos de sus hijos aun siendo eclipsados por los mismos con los crímenes que la
consternan Firma Martín de Pueyrredón, 1010, p. 387; 1818 asignación de pensión a la viuda del Tte.
don Pedro Pablo Torres 1189, pig. 465; 1818 pensión a los hijos del Gral. Balcarce 1206, pág. 470.
62
Registro Oficial de la Nación, Tomo I, decreto 1001, pág. 385. Decreto del Departamento de
Gobierno firmado por Pueyrredón en 1816. Se ordena a los curas párrocos y a sus tenientes de todo el
territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata no bautizar criatura alguna hasta los nueve días de
nacida dados los casos de muerte por pasmo ocasionada por el agua fría.
63
Registro Oficial de la Nación, Tomo I, decreto 1306, p. 511, año 1819.
560
Familia, Iglesia y Estado
64
Entre otras medidas, dicha ley confiscó bienes de órdenes regulares, reguló el funcionamiento de
conventos y monasterios, declaró abolidos el fuero eclesiástico y los diezmos, suprimió las casas de
regulares betlemitas, desconoció la autoridad de los provinciales, fijó requisitos para profesar. Sobre el
tema se ha consultado. A. Levaggi, “La Iglesia y sus relaciones con el Estado” en Nueva Historia de la
Nación Argentina, V (2000) pp. 313-344.
561
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65
Registro Oficial de la Nación, Tomo I, decreto 1527, pág. 590.
66
Registro Oficial de la Nación, Tomo I, decreto 1527, pág. 590.
67
M. Ghirardi, Matrimonios, p. 117.
68
Registro Oficial de la Nación, Tomo II, decreto 2518, pág. 307. Casamiento en el mencionado
562
Familia, Iglesia y Estado
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564
Familia, Iglesia y Estado
75
Registro oficial de la Nación, Años 1822-1852, tomo II, decreto 2148.
76
El decreto del 29 de abril de 1830 considera como pobladores a quienes tengan casas,
residencia y haciendas en torno al fuerte, hasta diez leguas en todas direcciones.
Compilación de Leyes, decretos, acuerdos, Tomo I, año 1830, pp. 56/7.
77
Compilación de Leyes, decretos, acuerdos, la reglamentación sobre el uso del luto
corresponde al 27 de septiembre de 1849 y lleva la firma de Manuel López, p. 146.
78
“Reglamento de administración de justicia para la Campaña de Córdoba” en Compilación
de Leyes, decretos, acuerdos, cap. VI, arts. 3 y 5.
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79
“Reglamento de administración de justicia para la Campaña de Córdoba” sancionado el
15 de septiembre de 1856 en Compilación de Leyes, decretos, acuerdos, tomo II, p. 21, cap. 3,
arts. 1 y 2. El remarcado es nuestro.
80
Disposiciones del Marqués de Sobremonte durante su gobernación intendencia,
consultado en Instituto de Estudios Americanistas, Año 1785, documento 4.032.
81
“Reglamento de administración... en Compilación de Leyes, decretos, acuerdos, tomo D, pág.
23, cap. 4 referido a vagos en su artículo 6.
566
Familia, Iglesia y Estado
Conclusiones
Se ha visto cómo hacia fines del siglo XVIII se evidenció en España
una creciente intromisión de la Monarquía borbónica sobre temas atinentes a
la jurisdicción eclesiástica como era el matrimonio, y cómo esas tendencias
fueron trasladadas a Hispanoamérica en procura de la preservación del
orden social que fundamentaba la dominación colonial.
Frente a lo que podría suponerse, teniendo en cuenta los profundos
cambios políticos introducidos a partir de 1810, en el Río de la Plata no
hubo inmediatas transformaciones legales de fondo, vinculadas a la cuestión
familiar. El Derecho castellano continuó en vigor, aunque en coexistencia
con el patrio, de reciente sanción, hasta bien avanzado el siglo XIX.
En el proceso de organización del nuevo Estado, la familia cons-
tituyó sin embargo significativo motivo de interés público. En la
documentación consultada pudo apreciarse una preocupación hacia la
institución familiar en las medidas adoptadas por los sucesivos gobiernos.
Como se ha visto, en su accionar, la política gubernamental de la flamante
República implementó medidas sociales de tinte progresista, democratizante
e innovador, acordes con los aires revolucionarios, aunque también se
observaron persistencias de actitudes más tradicionales, propias de los
tiempos coloniales.
Pudo observarse una tendencia creciente de desclerización social
como política de un Estado que se proponía avanzar sobre jurisdicciones
tradicionalmente en manos de la Iglesia, al disponer sobre cuestiones
vinculadas al terreno de los impedimentos matrimoniales, los aranceles
82
Véase un análisis sobre pleitos de restitución de menores para el caso de Buenos Aires en Ricardo
Cicerchia Historia de la vida privada en la Argentina, 1998, pp. 75-86, y anteriormente del mismo
autor: “Familia: La Historia de una idea. L.s desórdenes domésticos de la plebe urbana porteña. Buenos
Aires, 1776 - 1850” en Vivir en Familia, 1996, Catalina Wainerman (comp.), pp. 49-72. Para el mismo
fenómeno en Córdoba puede consultarse M. Ghirardi Matrimonios, 2004, p. 530-537.
567
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83
El dictado de las leyes laicas tendrán que esperar en Argentina hasta fines del siglo XIX, la ley de
matrimonio civil corresponde en nuestro país a 1888 y el divorcio vincular fue autorizado en Argentina
recién un siglo después.
568
Familia, Iglesia y Estado
Bibliografía
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