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EL RAV SOBRE TERREMOTOS

BY BILLY PHILIPS · 27 SEPTIEMBRE, 2011


En 1992, yo vivía en Toronto con mi esposa y cuatro hijos. Para ese entonces, yo
había estado estudiando Kabbalah durante unos tres años. Hablaba mucho con el
Rav todos los días acerca de la vida, las enseñanzas, cómo cambiar el mundo, el
poder del Zóhar, etc. Durante la semana de la porción de la Torah conocida como
Koraj (lectura de esta semana para el 25 de junio de 2011), el Rav me llamó a
Toronto para charlar. Eso fue el miércoles antes de Shabbat. Ahora presten
atención y escuchen esto con cuidado:

El Rav estaba en el auto con Karen dando un paseo. El Rav me dijo que le
encantaba ir al desierto. Luego el Rav dijo que en ese momento estaba en la
región de Joshua Tree. (“El Árbol de Joshua”). El Rav me dijo: “Sabes, hay una
razón para que Karen y yo estemos aquí en Joshua Tree. Nada sucede por
casualidad. “Le respondí:” Sí, lo entiendo “, a pesar de que no tenía ni idea de lo
que el Rav estaba tratando de decirme. Quiero decir, ¿por qué tenía que
importarme que el Rav estuviese en Joshua Tree, un lugar desértico a unos treinta
minutos de Palm Springs y aproximadamente a tres horas de Los Ángeles. Claro,
sí me pregunté por qué el Rav conduciría unas tres horas en la mitad de la
semana a una región del desierto llamada Joshua Tree. Pero no le di mayor
importancia. De todos modos, tuvimos una gran charla y eso fue todo.
Después de ese Shabbat, el 29 de junio de 1992, llevé a mi familia a la ciudad
natal de mi esposa, la ciudad de Kitchener, a pasar el resto del fin de semana
disfrutando del verano y la piscina en la casa de sus padres.

Recibí una llamada de uno de los maestros en la mañana del domingo. Me dijo
que el Rav se levantó en la mañana del sábado, durante la charla y habló sobre
terremotos. El Rav le había explicado que la porción de esa semana de la Torah
contenía el secreto y el misterio que se esconde tras los terremotos. ¿Por qué? En
la Torah, nos enteramos que una de las grandes almas de esa generación, un
hombre con el nombre de Koraj, se alzó contra Moisés por celos. El Zóhar
explica que este tipo de comportamiento crea “repulsión” y “distanciamiento” y
es por eso que en la historia de la Torah, la tierra de hecho se abrió y se tragó a
Koraj y a sus seguidores.

El Rav le dijo al Centro de Kabbalah de Los Ángeles que la lectura de la Torah


de esa mañana ayudaría a eliminar esa parte de nuestro ego que nos lleva a tener
mal de ojo y celos hacia los demás. A su vez, eso también ayudaría a prevenir la
tragedia de los terremotos. El Rav afirmó entonces frente a toda la congregación
de Los Ángeles que no habría ningún terremoto trágico en el sur de California
gracias a esa lectura específica de la Torah, si todo el mundo meditaba.
El Rav explicó que la Torah no se trata de recordar los acontecimientos de hace
miles de años. Por el contrario, la Torah es un antídoto, una vacuna, una fuerza
poderosa que utilizamos en el momento presente para cambiar nuestras vidas y
cambiar nuestro mundo, para acercarnos cada vez más a la llegada de la paz
mundial y la existencia inmortal, que son la verdadera realidad y nuestra destino
final. Con esto en mente, el Rav aseguró a la congregación que no habría “uno
grande”, no habría un monstruoso terremoto en California que destruiría el
Estado como todos los expertos pronosticaban.
Adivinen qué pasó ese día. Un enorme terremoto de 7.2 sacudió a California. Se
le llamó “el mayor terremoto ocurrido en los Estados Unidos en 40

años”.
Un terremoto de esa magnitud debería haber sido devastador. Pero,
milagrosamente, no hubo prácticamente ningún daño. ¡Toda una locura! Pero
hubo un montón de dudas entre los estudiantes de Kabbalah. Después de todo,
¿cómo pudo el kabbalista, Rav Berg, ponerse de pie frente a cientos de
estudiantes de Kabbalah y decir que no habría terremoto, y luego un monstruo de
7.2 se presenta? ¿Un terremoto que sacudió la tierra durante cerca de tres
minutos, casi al mismo tiempo que se daba la clase del Rav? ¡Y, además, sucedió
durante “la” porción de la Torah que los kabbalistas dicen que detiene a los
terremotos!
La respuesta es muy profunda.

Resulta que el gigantesco terremoto que azotó fue provocado por un terremoto
que ocurrió antes en Joshua Tree. Así es, el mismo lugar que el kabbalista, Rav
Berg, “casualmente” acababa de visitar tres días antes.
Si un terremoto de esa magnitud hubiera golpeado cerca de Los Ángeles, la
ciudad habría sido arrasada. Sin embargo, debido a que el epicentro fue en esta
región desértica alejada, los daños fueron prácticamente cero.

Fue ahí cuando me di cuenta. La porción de la Torah UNA SEMANA ANTES


trataba de Joshua, la mano derecha de Moisés. En la historia, Moisés envió a
doce espías en una misión secreta para darle un vistazo a la tierra de Israel. El
Zóhar explica que Moisés en realidad envío a los diez espías para averiguar si el
Árbol de la Vida se encontraba en la Tierra de Israel.

Después de su misión de reconocer la tierra, diez de los espías conspiraron contra


Moisés y deliberadamente trajeron consigo malas noticias. Ellos dijeron que no
había Árbol de la Vida y que en absoluto había manera alguna para que Moisés y
los israelitas pudieran entrar en la tierra.

Sin embargo, Joshua no actuó así.

En esencia, Joshua dijo que sí había un Árbol de la Vida en esa Tierra y le


advirtió a los israelitas que no se rebelarán contra Moisés.
Los israelitas ahora tenían una elección: ¿creerle a los diez espías que trajeron
noticias negativas o creer en Joshua que dijo que era posible entrar en la tierra?
Los Kabbalistas explican que el Árbol de la Vida que Moisés estaba buscando se
trataba de conciencia. Moisés en realidad estaba poniendo a prueba la conciencia
de los propios israelitas. ¿Le creerían ellos a los diez espías negativos o le
creerían a Joshua?
No hay Árbol de la Vida físico creciendo del suelo. El término Árbol de la
Vida es un término código para conciencia. Así es, la conciencia crea la realidad
y hay dos tipos de conciencia. Existe la conciencia del Árbol de la Vida en la que
sólo se puede ver el bien, percibir la verdad y crear un mundo de paraíso a través
de nuestros pensamientos. Y luego está la conciencia egocéntrica, que es nuestra
mente racional y lógica, la conciencia con la que nacemos. Se le conoce con el
término código Árbol del Conocimiento. O en términos más simples, conciencia
reactiva o conciencia del ego, que es gobernada por el Oponente, o la palabra
hebrea “Satán”.
No se equivoquen, Satán no es un demonio o un diablo. Esa es una corrupción de
la palabra. Esta palabra significa “adversario”, que se refiere a la conciencia
antagónica que lucha contra nosotros bombardeando nuestras cabezas con
pensamientos negativos, dudas y pensamientos escépticos y egoístas 24 horas al
día.

Esta conciencia negativa y pesimista oculta a nuestro verdadero yo, a nuestra


alma a nuestra auténtica conciencia de Árbol de la Vida. Esta es nuestra
verdadera identidad, que está libre de todo miedo, ego, egoísmo, duda,
preocupación y ansiedad. Nuestro propósito en la vida es arrancar esa forma de
conciencia antagónica para liberar nuestra verdadera identidad.

Ahora presten atención a esto: Exactamente una semana después de esta porción
de la Torah acerca de Joshua y el Árbol de la Vida, nos encontramos con la
historia de Koraj y la apertura de la tierra.

¿Ven la conexión?

Joshua.

Árbol de la Vida.

Koraj y el terremoto
Joshua Tree y el terremoto en California.

Entonces, ¿por qué ocurrió el terremoto justo después de haber dicho el Rav que
no sucedería? El Rav dijo que un terremoto masivo tenía que sacudir California
para que la gente viera que no habían ocurrido daños y destrucción masivos a
consecuencia de un terremoto. En otras palabras, ¿era la tierra segura de habitar o
no lo era? Ese fue exactamente el mismo dilema al que se enfrentaron los
israelitas en la historia de la Torah con respecto a la Tierra de Israel. Depende de
nosotros decidir. ¿Hubo un terremoto? Sí. ¿Hubo daños causados por el
terremoto que hicieron que la tierra de California fuese insegura en ese
momento? No.

Depende de nuestra conciencia decidir lo que pasó. El Rav explicó que si no


hubiese pasado absolutamente nada, si no hubiese habido terremoto en
California, las palabras del Rav habrían sido inútiles. Habría sido como si una
persona le dijera a otra persona que en los próximos 30 segundos no iba a haber
terremoto alguno y, luego, al no pasar nada en los próximos 30 segundos, esa
persona afirmase que ésa era la prueba de la veracidad de su declaración. ¡Lo
cual es completamente ridículo! Si no hubiera pasado nada después de ese
Shabbat, la conciencia de la gente les habría hecho simplemente dudar la
afirmación del Zóhar de que la Torah impediría un terremoto. A fin de fortalecer
nuestra conciencia y, al mismo tiempo darnos libre albedrío, como los antiguos
israelitas, nosotros tuvimos que experimentar un devastador terremoto el mismo
día, ¡pero sin daño alguno!
La pregunta y el desafío que se nos presentó era el siguiente: ¿íbamos a ser
nosotros como Joshua y ver realmente la protección del Árbol de la Vida en la
tierra de California? ¿O íbamos a ser como los diez espías y sólo veríamos la
negatividad?
Ese domingo por la mañana después del terremoto, finalmente entendí por qué el
Rav me dijo tres días antes del terremoto: “Hay una razón para que yo esté hoy
aquí en Joshua Tree”. Sabemos que un Kabbbbalista viaja a diferentes lugares
para alterar los acontecimientos y prevenir la negatividad. Esta es una enseñanza
fundamental de la Kabalah. El Rav fue a Joshua Tree con el Zóhar para controlar
acontecimientos.
Como verán, el terremoto tenía que suceder. Eso ya estaba pre-determinado por
causa de las acciones egoístas y llenas de celos de la gente, que a la larga se
acumulan en gran negatividad. Pero gracias al poder de la Torah y el Zóhar y la
conciencia de la gente en ese Shabbat, en Los Ángeles sucedió de tal manera que
no hubo daños.

Desde el punto de vista de vidas humanas, ¡no hubo terremoto!

Todo porque el epicentro del terremoto estaba conectado a la región física


conocida como Joshua Tree.

El lugar en el que el Kabbalista, Rav Berg, Karen Berg, y el Zóhar estuvieron tres
días antes del sismo.

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